Professional Documents
Culture Documents
Taborda y Arcila en su trabajo de grado de licenciatura “La oralitura: un espacio para pensar
con el corazón” realizan una recopilación de una gran variedad de fuentes para describir en
profundidad la oralitura, sus orígenes y características. Las autoras parten de una base histórica
para explicar el origen de la oralitura y justificar que, según ellas, en el contexto colombiano, este
deba ser un tema de interés en el ámbito educativo. Una vez desarrollado este tema, una detallada
explicación al respecto de la oralidad y la escritura, y de cómo estas tienen elementos en común y
aportan matices a la oralitura, sus principales diferencias y cómo existe una dependencia entre
estas literaturas.
Porque si bien es cierto que las poblaciones pertenecientes a ciertas etnias culturales (pueblos
indígenas, afrodescendientes, mestizos, etc.) tienen arraigada una fuerte oralitura, se entiende,
cuando las autoras mencionan que “el paradigma occidental y eurocéntrico transversaliza la
educación” la idea de que la oralitura está completamente desarraigada de esta cultura, para lo que
se proponen “diseñar una propuesta pedagógica a partir de la Oralitura para un contexto
educativo y que tenga como eje transversal la valoración de la diversidad cultural” olvidándose
de prácticas de oralitura características de esta cultura como el verso alejandrino, muy similar a
algunas prácticas de las diferentes etnias nacionales como una forma de expresar historias,
emociones o sentimientos, y crear un mundo posible con sus propios recursos literarios, de forma
oral.
Por otra parte, y tal como mencioné anteriormente, para mí es un acierto cómo tras la
diferenciación que hacen las autoras al respecto de la literatura oral y escrita, se resalta que “la
escritura y la lectura han llegado a internalizarse a tal punto en la psique humana que se han
transformado en componentes indispensables de la vida cotidiana” y que “el discurso oral y
escrito albergan interdependencias y no resultan radicales oposiciones conceptuales”. Estas
afirmaciones, claro, se realizan con base a una documentación de referencia bastante amplia, y
permiten concebir una –unión- de ambos conceptos en uno conocido como oralitura.
Como una muestra del poder de la oralidad, las autoras del texto: “Somos artistas y somos
profetas en el parque”: estrategias de autorrepresentación de cuentachistes y predicadores en el
Parque Centenario. Realizan un estudio profundo sobre aquellas personas que, en el Parque
Centenario de la ciudad de Cartagena, a través del uso del lenguaje, logran constituir su actuar en
una práctica cultural a la que las autoras legitiman basadas en la autorrepresentación. Para ellas,
prácticas como la de los cuentachistes, se diferencias de otras similares por, entre otras cosas, el
manejo del público que existe, lo que resulta crucial para constituir esta performance en práctica
cultural.
En mi concepto, las autoras tratan este tema desde una profesionalidad altamente admirable,
pues, como mencionan en su mismo escrito, en otros estudios solo se busca “ofendé a la gente.”
como dicen los cuentachistes. Para mí, la descripción que hacen de la autorepresentación según la
definición de otro autor y cómo los escenarios que se ven en el parque centenario encajan
exactamente en esta definición es sorprendente, pues solo puedo pensar en toda la creatividad que
debieron tener para pensar en ello. El lenguaje, la organización y la construcción del texto, en mi
opinión son impecables. Y deben serlo, al fin y al cabo, es un artículo publicado en una reviste y
esto exige seriedad.
Entonces toma importancia el manejo espacial que toman ambos personajes, pues la prosa
poética que Don Juan empieza a declarar magnifica su efecto debido a la ubicación que toma para
hablarle a Inés. Este aspecto es importante, mas, el ritmo constante, el tono seguro, el volumen
adecuado, y el registro elegante que utiliza para tratar de convencer a Inés de que acepte su amor,
mientras, anafóricamente le dice, refiriéndose a los objetos de alrededor “¿No están respirando
amor?”. Inés corresponde su amor en un monólogo de las mismas características que el que Juan
acaba de darle.
Mas ahora, un discurso diferente comienza Don Juan, quien en un monólogo de reflexión logra
superar sus incertidumbres, y decide luchar por su amor con Inés, culminando en el clímax “Sí, iré
mi orgullo a postrar ante el buen comendador, y habrá de darme tu amor, o me tendrá que matar”.
Vemos en una misma escena como a través del uso de la palabra, se desarrollan monólogos
referentes al amor que permiten decidir y convencer sobre la voluntad de ambas personas.