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Fue

Abril
Por Greymar Hernández

Abril 23

Estela 25

Hombre 27
Se escucha el ruido de una alarma en la Plaza Punto Información, del centro
comercial Isla Azul. Poco después, aparece entre la gente Abril, cargando con un
equipo de sonido. Se ubica en un lugar alto, para poder ser observada por todos, y
grita.

Abril: ¡Atención aquí! ¡Atención! ¡Necesito la atención de todos, por favor!

Estela: (Nerviosa) ¡Abril!, ¡Baja de ahí, inmediatamente! ¡No vamos a hacer esto! ¡Es
un absurdo! ¡La mitad del centro comercial nos mira como si fuésemos un par de
desequilibradas!

Abril: ¡Pues, que la otra mitad también se entere! ¡Nada me va a detener! ¡Que nos
miren todos!

Estela: ¡Abril no voy a prestarme para esto!

Abril: (Ignorándola) (Al público) ¡Hola! Si, si, fui yo quien activó la alarma. ¡No se
asusten! No hay ningún peligro. ¡Todo lo contrario! Hoy, usted, señora (señala a
alguien del público), usted, señor (señala a alguien más), que me miran con los ojos
salientes y con la boca tiesa; están a punto de presenciar la mayor prueba de amor que
se haya visto en la historia de este centro comercial.

Estela: ¡Abril, para ya!

Abril: ¡Les advierto! ¡Esto es lo más grande que he hecho en mis 23 años de vida!

Estela: ¡Abril, estás asustando a los niños!

Abril: (A Estela) ¡Calla, Estela! ¡Los niños están emocionados! ¡Mírales! Quieren saber
más. ¡Mira a ese de ahí! ¡Y aquella señora!

Estela: Abril…

Abril: (Al público) Esta tarde voy a cantar hasta que se me seque la garganta, si es
necesario. ¡Voy a cantar hasta que él aparezca! Hasta que se entere de que estoy aquí.

Estela: ¡Abril, van a llamar a seguridad!

Abril: ¡Ya te dije que no me importa nada, Estela! Yo necesito cumplir con este acto de
amor. Ambos los necesitamos ¡Y él necesita despertar! ¡Necesita darse cuenta de que
le amo! ¡Nosotros debemos estar juntos!

Estela: Bueno, pues muy bien. Si vas en serio con esto, entonces yo me voy.

Abril: (Sujetándola) ¡Tú no vas a ninguna parte! ¡Tú vas a estar conmigo hasta el final!

Estela: ¡Esto es una estupidez!


Abril: Si no canto, voy a quedar como una cobarde. Y ya sabes que a él no le gustan las
gallinas. Hoy voy a ser una mujer diferente. Voy a ganarme de nuevo su amor.

Estela: Que no es un premio, ni un tesoro ¡Es un hombre, Abril! ¡Es sólo un hombre!

Abril: ¡El único, Estela! ¡El único hombre en mi vida que merece algo como esto! (Al
público) ¡Por favor, si alguno de los presentes conoce a Rubén Fernández, que alce su
mano. Sabemos que trabaja en el centro comercial. ¡Sabemos que está cerca! ¡Por
favor, que alguien le diga que esto es para él!

Estela: ¡Por favor, que alguien me ayude a detener a esta mujer!

Abril: ¿Alguien? (Preguntándole al público) ¿Alguien le conoce? (Grita) ¡Rubén!

Pausa.

Abril: ¿Nadie? ¡¿No hay nadie dispuesto a colaborar?! ¡Pues, muy bien! (Al aire)
Rubén, si estás entre la gente, si me estás oyendo, esto es para ti.

Estela: ¡Abril, apaga eso por favor!

Abril enciende su equipo de sonido y coloca, a todo volumen, “Todo lo que puedo
decir”, de David Summers. Ella canta, sobre la canción original, a todo pulmón y
mirando hacia todos los rincones posibles. Estela intenta detenerla.

Abril: (Cantando) Si ahora te intento abrazar,


sé que te separarás.

Estela: ¡Abril, nos están mirando!

Abril: (Cantando) Si ahora te intento decir


cuanto lo siento, yo sé
que no me escucharás.

Abril se zafa de Estela y se desplaza entre la gente, radio en mano, y sigue cantando y
mirando alrededor, buscando a Rubén.

Abril: (Canta) Si ahora te tiendo mi mano,


seguro que te asustaré.
Todo lo que puedo decir
es que te quiero y no quiero perderte.
No quiero perderte.

Canta más fuerte y sigue buscándolo.

Ya sé que no te he dado
lo que esperabas de mí.
Yo sé que no he sido
demasiado sutil
y que no he estado
mucho tiempo junto a ti.
Pero lo único que ahora puedo decir,
es que te quiero.
De verdad lo siento.
Todo lo que puedo decir,
es que te quiero y que siento
haberte hecho sufrir.

Pausa.

Abril termina la canción sacudida. Está sumergida en su mundo interior. Estela la


busca, en silencio. Abril rompe en llanto. Estela le abraza.

Estela: No fue tu culpa, Abril. No fuiste tú.

Abril: (Con mucha rabia) ¡Claro que sí! Yo debí hacer las cosas diferente.

Estela: (Interrumpiendo) Abril, él no debió dejarte sola. Ya habrá oportunidad de


aclarar las cosas. Deja esto ya, por favor. Te estás haciendo daño y, además, estás
incomodando a las personas que no tienen nada que ver con…

Se oye una voz, a lo lejos.

Hombre: ¡Abril!

Abril: (Esperanzada) ¿Rubén?

Se oye la voz, pero no se sabe de dónde proviene.

Hombre: ¡Abril! ¡Espera allí! ¡Ya voy! ¡No te muevas!

Abril: (Mirando a todas partes) ¿Eres tú?

Finalmente, aparece un hombre entre la gente. Abril lo mira venir, en absoluto


silencio.

Hombre: ¡Abril! ¡Abril! (Abriéndose paso entre la gente) ¡Ven aquí! (La abraza muy
fuerte).

Pausa. Se miran.

Abril: ¿Y… tú quién eres?

Pausa.
Hombre: (Apenado) Ah, perdona, sí, es cierto. Olvidé que tú no me conoces a mí.

Abril y Estela lo miran, perplejas, en silencio.

Hombre: (Les extiende la mano) ¡Mucho gusto! Soy Julio. Trabajo en la tienda, arriba,
con Rubén.

Pausa.

Abril: (Animada) ¡¿Con Rubén?! ¿Y dónde está él? ¿Me escuchó?

Julio: (Sonriendo) ¡La verdad es que todos te oímos! Desde hace un buen rato te has
convertido en la chica más popular que haya pisado el centro comercial, en años. Te
han hecho cientos de videos y ya estás rodando por todas las redes sociales. “La
valiente de Isla Azul”, ponen. No sucedía algo tan emocionante, desde que se vio a Ana
Torroja, bebiendo café, dos tiendas más allá. Los de vigilancia han abierto la señal de
las cámaras de seguridad y ahora te podemos ver desde todas las pantallas. Esto
parece la final de un reality show…

Abril: (Interrumpiendo) ¿Por qué no vino él?

Julio: Ah, no, no te preocupes. Él no se ha enterado. Resulta que, por casualidad, su


mujer le llamó hace una hora porque se le desinfló una llanta al coche, así que él tuvo
que ir a…

Abril: (Sorprendida) Rubén… ¿se casó?

Julio: (Apenado) Lo siento. Yo no sabía que tú…

Pausa.

Estela: (Interrumpiendo) Vamos Abril, vamos a casa. Más adelante podrás…

Julio: ¡No! ¡No se vayan aún! Yo quiero ayudar.

Estela: ¿Ayudar en qué? Ya Abril lo ha pasado bastante mal. Yo creo que ya basta de
sorpresas, de locuras y de cosas por ver.

Julio: ¡Rubén la ama!

Pausa.

Julio: No hace más que hablar de ella.

Pausa.
Julio: (A Abril) Lleva con él una foto de cuando tenías quince. Me da mucha gracia
mirarla. A veces, estoy en casa, y de pronto me viene el recuerdo de tu rostro en esa
foto, sonriente, con ese corte de cabello tan…curioso, pero con esos ojos tan limpios.
Siempre tuve curiosidad de saber cómo serías de grande. Hoy, cuando te vi en las
pantallas y en los videos, en seguida te reconocí, aunque nunca antes te hubiera visto
en persona.

Abril: ¿Rubén tiene hijos con esa mujer?

Pausa.

Julio: Si.

Pausa.

Abril: ¿Cuántos?

Julio: Dos. Tiene dos.

Pausa.

Abril: ¿Se parecen a él?

Pausa.

Julio: Un poco, sí.

Estela: (A Abril) ¿Nos vamos?

Abril: No.

Estela: ¡Abril, por favor! ¿No te parece suficiente? Ya viniste a saber lo que necesitabas
saber. No tiene sentido que sufras más. Si está escrito para ustedes, tal vez, en algún
otro escenario y en algún otro momento, él estará dispuesto a acercarse y conversar.
Pero Abril, acéptalo, esto no fue una buena idea.

Julio: A mí me parece que ella debería hacer lo que dijo: seguir cantando hasta que él
llegue.

Estela: A mí me parece que ya no deberías meterte más en esto. Tú y todos tus amigos
del centro comercial, tuvieron ya suficiente diversión.

Julio: ¡No se trata de divertirnos! Se trata de que esta chica nos está dando una gran
lección a todos. ¡Esto es algo grande! Y, la verdad, a mí me ha contagiado su ímpetu y
su determinación. Ya quisieran muchos aquí tener la mitad de valentía. ¡Déjala que
hable! ¡Que se exprese! Él tiene que llegar en algún momento. ¡Algo tiene que pasar!
Abril vuelve a encender su equipo de sonido. Ahora suena “Alivio”, de Rozalen. Abril
sigue cantando con determinación, pero con un destello menos de esperanza.

Abril: (Canta) Te duelen los ojos,


sientes cómo se hinchan.
Toca remar.

Me balanceo en hilos de cocer,


estoy a punto de caer.

Apuras el café,
apartas el diario y te vas.
Agarras calendarios y te mientes;
y al romperlos, pretendes al tiempo engañar...

Julio mira a Abril. La toma de la mano. Le sonríe. Ahora canta él.

Julio: (Canta) Y te levantas,


enciendes la luz y te parece que hiere;
y te bañas, y al caer
el agua, te parece que empapa de más.

Abril: (Canta) No estoy hecha para mi…

Ambos cantan, tomados de la mano, al público.

Abril y Julio: (Cantan) En cambio, cuando te miro,


todo cobra sentido,
y, si vale la pena, es por ti.

En cambio, cuando te miro,


todo cobra sentido,
y, si vale la pena, es por ti.

Sorpresivamente, Estela, desde una esquina, comienza a cantar. Abril y Julio,


permanecen, tomados de la manos, en silencio.

Estela: (Canta) Me oprimen el pecho,


se entrecorta la respiración.
Lamo mi sudor, el mismo que recuerda
que sigue latiendo el corazón.

El día es hielo y, sin embrago, yo logro arder.


Temo al alma, por su dictadura
y cobardía que rompe al caer.

Abril: (Canta mirando hacia los pasillos de arriba) Y me consumo al pensar


en cómo o dónde estarás.
Y me asfixio cuando pienso
en lo que pudo ser y nunca será.
Hasta el silencio se deja oír…

Los tres se miran, se abrazan, cantan juntos.

Abril, Estela y Julio: (Cantan) En cambio, cuando te miro,


todo cobra sentido,
y, si vale la pena, es por ti.

En cambio, cuando te miro,


todo cobra sentido,
y, si vale la pena, es por ti.

Estela comienza a gritar hacia el público.

Estela: (Mirando hacia todos los rincones posibles) ¿Escuchas, Rubén? ¡Estamos aquí!

Julio se anima y le secunda. Gritan juntos.

Julio y Estela: ¡Rubén! ¡Rubén! ¡No vamos a parar! ¡Vamos a cantar hasta que vengas!
¡Rubén, ven aquí! ¡Te estamos esperando! ¡Rubén! ¡Rubén!

Abril se suma.

Abril: ¡Rubén! ¡Rubén, aquí estoy!

Pausa.

Abril: (Grita, esta vez con mucha más fuerza) ¡Papá! ¡Soy abril! ¡Tu abril! ¡Estoy aquí!

Pausa. Estela y Julio gritan con Abril.

Estela y Julio: ¡Rubén! ¡Tu hija está aquí! ¡Aparece! ¡Vamos!

Abril grita, con la última reserva de fuerza que le queda.

Abril: ¡Papá! ¡Estoy aquí! ¡Papá! ¡Mírame, Papá! ¡Estoy cantándote! ¡Papá! ¡¡¡Papá!!!

Los tres gritan, buscan, se desplazan entre el público.

La acción es interrumpida por un empleado de seguridad del centro comercial


(puede ser un actor, o un guardia de vigilancia real), que toma del brazo a Julio y le
pide que hagan silencio y que abandonen el lugar.
Julio: ¡Vamos! Pero si yo trabajo aquí. ¡Suélteme! ¡No estamos haciendo nada malo!
¡Él tiene que oír! ¡Todos tienen que oír! ¡El mundo tiene que llenarse de hazañas de
amor como esta! ¡Vamos! ¡Déjenla cantar! ¡Ellos tienen que volver a verse!

Estela: ¡Déjennos cantar! ¡Queremos expresarnos! ¡Ellos tienen que verse! ¡Rubén!
¡Sal de donde estés!

Estela y Julio logran zafarse del guardia, que no puede con los tres. Ellos siguen
gritando, mientras que Abril, derrotada, se entrega y se retira, en compañía del
guardia, mirando hacia los pasillos de arriba hasta el último momento, a ver si Rubén
aparece.

Julio y Estela siguen entre la gente. Gritan. Huyen del guardia.

Julio: (Mientras se lo llevan) ¡Abril, no te preocupes! ¡Mañana, cuando él vuelva a la


tienda, le diré que fuiste tú! ¡Le voy a decir que la chica de la que todos hablan, eres
tú! ¡Le diré que te pareces mucho a él! ¡Y le voy a hablar de lo valiente que eres! ¡Le
diré que fuiste tú, Abril! ¡No te preocupes! ¡Él se va a enterar!

El guardia se lleva a Abril. Julio y Estela siguen gritando un poco más.

Estela: ¡No se la lleve! ¡Suéltela!

Julio: ¡Abril! ¡No te dejaremos sola! ¡Abril!

Ambos salen, entre la gente.

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