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TOXICOLOGÍA AMBIENTAL

ERRNVPHGLFRVRUJ
TOXICOLOGÍA AMBIENTAL

Fernando Jaramillo Juárez


Ana Rosa Rincón Sánchez
Roberto Rico Martínez

Coordinadores

ERRNVPHGLFRVRUJ
Toxicología Ambiental

D.R. © Universidad Autónoma de Aguascalientes


Av. Universidad No. 940
Ciudad Universitaria C.P. 20100,
Aguascalientes, Ags.
www.uaa.mx/difusion/libros.htm

D.R. © Universidad de Guadalajara


Av. Juárez No. 975
Guadalajara, Jal.
www.udg.mx

Fernando Jaramillo Juárez


Ana Rosa Rincón Sánchez
Roberto Rico Martínez
Coordinadores

Ma. Luisa Rodríguez Vázquez


Eduardo de la Cerda González
Gloria María Martínez González
Elsa Marcela Ramírez López
María Cristina Islas Carbajal
Rosa María Chávez Morales
Selene Guadalupe Huerta Olvera
Francisco Javier Avelar González
Francisco José Flores Tena
Iliana Ernestina Medina Ramírez
Mario Onofre Cortez Rocha
Ma. Lourdes Aldana Madrid
Arturo Valdivia Flores
Teódulo Quezada Tristán
Raúl Ortiz Martínez
Fernando Martínez Jerónimo
Francisco A. Posadas del Río
Salvador Acevedo Martínez
Genaro Gabriel Ortiz
María Maldonado Vega
Juan Diego González Ramírez
María Estela Meléndez Camargo
Ma. del Carmen Terrones Saldívar
Alejandro Rosas Cabral
Alma Lilian Guerrero Barrera
Brissia Lazalde Medina
Miguel Arturo Reyes Romero

Impreso y hecho en México / Printed and made in Mexico

ISBN 978-607-7745-26-6

Portada: Gustavo Díaz Montañez


Los autores agradecen al Departamento Editorial de la Universidad Autónoma de Aguascalientes
el apoyo para la publicación de esta obra, y a la Secretaría de Educación Pública
el respaldo financiero otorgado a través del Programa PIFI-2008.
Índice 13 prologo
Capítulo 1

15 Fundamentos de la toxicología ambiental


D R. FERNANDO J ARAMILLO J UÁREZ / DR. EDUARDO DE LA C ERDA GONZÁLEZ
LCN M A. L UISA R ODRÍGUEZ VÁZQUEZ
17 Introducción
17 Antecedentes históricos de la toxicología ambiental
21 Definiciones de conceptos básicos y áreas de estudio de la toxicología
23 Toxicidad de las sustancias químicas
25 Cuantificación de la toxicidad de los xenobióticos
27 Prioridades en el estudio de la toxicidad de los contaminantes
ambientales
28 Contaminación del ambiente y exposición a los xenobióticos
31 Monitoreo de la exposición a los xenobióticos y biomarcadores

Capítulo 2

37 Contaminación del aire


D RA. E. M ARCELA R AMÍREZ L ÓPEZ / DRA. GLORIA M ARÍA M ARTÍNEZ GONZÁLEZ
39 introducción
40 Contaminantes del aire
41 Regulación de la contaminación del aire
42 Clasificación de los contaminantes del aire
44 Fuentes y efectos de los contaminantes del aire
54 Categorías de la contaminación del aire

Capítulo 3

61 Toxicología de los compuestos orgánicos volátiles


DRA. ANA ROSA RINCÓN SÁNCHEZ / DRA. MARÍA CRISTINA ISLAS CARBAJAL
M. C. ROSA M ARÍA CHÁVEZ M ORALES / D R. FERNANDO J ARAMILLO J UÁREZ
D RA. SELENE GUADALUPE H UERTA OLVERA
63 Introducción
64 Clasificación
64 Usos
65 Contaminación ambiental
67 Exposición a los COVs.
68 Efectos en la salud
71 Impacto ambiental de algunos COVs
Capítulo 4
87 Contaminación del agua
D R. FRANCISCO J AVIER AVELAR GONZÁLEZ / DRA. ILIANA E. MEDINA R AMÍREZ
DR. FRANCISCO JOSÉ FLORES TENA

89 Introducción
91 Propiedades físico-químicas de las aguas naturales
93 El ciclo del agua
96 Contaminación del agua

Capítulo 5
119 Contaminación de los alimentos
D R. M ARIO O NOFRE CORTEZ R OCHA / D RA. M A. L OURDES ALDANA M ADRID DR.
ARTURO VALDIVIA F LORES / D R. TEÓDULO Q UEZADA T RISTÁN DR . R AÚL ORTIZ
M ARTÍNEZ
121 Introducción
122 Contaminación de alimentos con micotoxinas
123 Contaminación de alimentos con aflatoxinas (AFs)
129 Contaminación de alimentos con fumonisinas
131 Contaminación de alimentos con residuos de plaguicidas

Capítulo 6
143 Ecotoxicología general
D R. R OBERTO RICO MARTÍNEZ / DR . F ERNANDO M ARTÍNEZ JERÓNIMO
145 Introducción
147 Destino de los tóxicos en los ecosistemas
150 Evaluación de riesgo ecotoxicológico
151 Niveles de organización
151 Principales contaminantes y su destino en el ambiente
154 Efecto de los contaminantes en el organismo
157 Factores que modifican la toxicidad
160 Biomarcadores
163 Efecto de los contaminantes en las poblaciones
164 Efecto de los contaminantes en las comunidades y ecosistemas
166 Estado de la ecotoxicología en México

Capítulo 7
173 Ecotoxicología acuática
D R. R OBERTO RICO MARTÍNEZ / DR . F ERNANDO M ARTÍNEZ JERÓNIMO
175 Introducción
175 Propiedades físico-químicas del agua
177 El ciclo hidrológico
177 El agua como recurso
178 Capacidad de asimilación en los ecosistemas acuáticos
178 Contaminación acuática
190 Eutrofización
190 Toxicología acuática
196 Toxicología clásica, ecotoxicología y toxicología ambiental
198 Normatividad ambiental nacional, prevención
y control de la contaminación del agua

Capítulo 8
203 Cinética de xenobióticos en los mamíferos
DR. FERNANDO JARAMILI.O JUÁREZ / DR. FRANCISCO A. POSADAS DEL Rio
D R. SALVADOR ACEVEDO M ARTÍNEZ
205 Introducción
206 Exposición a los xenobióticos
206 Ciclo general de los xenobióticos en el organismo
207 Absorción de los xenobióticos
213 Distribución de los xenobióticos
217 Biotransformación de los xenobióticos
222 Eliminación de los xenobióticos

Capítulo 9
235 Aspectos básicos de la toxicidad de los xenobióticos
DR . FERNANDO J ARAMILLO J UÁREZ / DR . F RANCISCO A. POSADAS DEL Rio
D R. GENARO GABRIEL O RTIZ
237 Introducción
237 Toxicidad no selectiva y selectiva de los xenobióticos
238 Actividad biológica de los xenobióticos
247 Daño celular producido por los xenobióticos

Capítulo 10
259 Toxicología de los metales
DRA. MARÍA MALDONADO VEGA / DR. JUAN DIEGO GONZÁLEZ RAMÍREZ DR.
FERNANDO JARAMILLO JUÁREZ
261 Introducción
263 Fuentes de exposición a los metales
264 Factores toxicocinéticos
265 Mecanismos de toxicidad
267 Cuadros clínicos
268 Tratamiento por quelación
269 Metales tóxicos

Capítulo 11
287 Toxicología de los plaguicidas
D R. FERNANDO J ARAMILLO J U AREZ / LCN MA. L UISA R ODRÍGUEZ VÁZQUEZ
DRA. MARÍA ESTELA MELÉNDEZ CAMARGO / DRA. MA. LOURDES ALDANA MADRID
289 Introducción
291 Propiedades físico-químicas y usos de los principales plaguicidas
297 Plaguicidas y Contaminación Ambiental
305 Exposición a los plaguicidas y daños a la salud
312 Toxicidad crónica de los plaguicidas

Capítulo 12
323 Carcinogénesis y teratogénesis química
DRA. MARÍA DEL CARMEN TERRONES SALDÍVAR / DR. ALEJANDRO ROSAS CABRAL
D RA. ALMA L ILIAN GUERRERO B ARRERA
325 Introducción
326 Contaminantes ambientales genotóxicos
331 Carcinogénesis química
339 Clasificación de los carcinógenos
341 Papel de los oncogenes y genes supresores de tumor en la carcinogénesis química
343 Teratogénesis química
344 Contaminantes ambientales y teratogénesis
349 Defectos del tubo neural

Capítulo 13
355 Epigenética y medio ambiente
DR. MIGUEL ARTURO REYES ROMERO / DRA. BRISSIA LAZALDE MEDINA
357 Introducción
357 Mecanismos epigenéticos celulares y moleculares
361 Epigenética y cáncer
363 Ejemplos de tóxicos ambientales con efectos epigenéticos
365 Conclusiones

Capítulo 14
367 Educación ambiental
LCN M A. L UISA R ODRÍGUEZ VÁZQUEZ / DR . FERNANDO J ARAMILLO JUÁREZ
369 Introducción
370 Medio Ambiente
371 Antecedentes de la Educación Ambiental
375 La educación ambiental
377 Pedagogía de la educación ambiental
378 La realidad
378 La educación ambiental como formadora de sociedades responsables
379 La educación ambiental en el panorama nacional

Anexo-1
385 Glosario
DRA. ANA ROSA RINCÓN SÁNCHEZ / DRA. MARÍA CRISTINA ISLAS CARBAJAL D RA.
SELENE GUADALUPE HUERTA O LVERA
Prólogo Como se describe en el primer capítulo de este libro, en el siglo XX,
el desarrollo tecnológico, el crecimiento demográfico y la industriali-
zación contribuyeron a que ingresaran a nuestro habitat cantidades
crecientes de muchas sustancias químicas, cuyas interacciones y
efectos adversos, sobre el ambiente y los seres vivos, aún no se cono-
cen adecuadamente. Al respecto, acertadamente, se ha afirmado que
la contaminación no respeta fronteras, ya que las sustancias tóxicas
son transportadas por el viento y las corrientes de ríos y mares hacia
todos los lugares de nuestro planeta. Por ello, los problemas toxico-
lógicos actualmente representan un grave desafío para el equilibrio
de los ecosistemas y la salud y sobrevivencia de los seres vivos. Rela-
cionado con lo anterior, en este libro se describen de manera clara y
ordenada los fundamentos y problemas contemporáneos de la toxi-
cología ambiental. Es pertinente señalar que los autores de esta obra
son profesores e investigadores de varias universidades e institutos
de investigación de nuestro país, todos ellos trabajando en los temas
que escribieron.
En el capítulo primero, Fundamentos de la toxicología ambien-
tal, se analizan los antecedentes de los problemas contemporáneos
de la contaminación y las áreas de estudio de la toxicología. El ca-
pítulo segundo, Contaminación del aire, describe la naturaleza quí-
mica y las fuentes antropogénicas de los contaminantes del aire, así
como sus efectos sobre la salud de los humanos. El capítulo tercero,
Toxicología de los compuestos orgánicos volátiles, clasifica un gru-
po de sustancias con distinto grado de volatilidad que se utilizan en
grandes cantidades para la industria y, además, describe los proble-
mas de la contaminación del aire generados por estos compuestos.
Luego, en los capítulos cuarto, Contaminación del agua, y quinto,
Contaminación de los alimentos, se analizan los agentes contami-
nantes y las fuentes de contaminación del agua y de los alimentos,
así como los graves problemas de escasez del agua tan indispensa-
ble para la sobrevivencia de los seres vivos de nuestro planeta. En
los capítulos sexto, Ecotoxicología general y séptimo, Ecotoxicología
acuática se abordan los problemas relacionados con la presencia de
los xenobióticos en el ambiente y su impacto sobre los organismos
vivos, es decir, se analizan los efectos adversos de las sustancias
químicas sobre la salud e integridad de los componentes de los eco-
sistemas.
Posteriormente, en los capítulos octavo, Cinética de xenobióti-
cos en los mamíferos, y noveno, Aspectos básicos de la toxicidad
de los xenobióticos, los autores- describen las vías de ingreso, los
agentes contaminantes en el humano y los animales, su distribu-
ción tisular, las interacciones de los organismos receptores con
estas sustancias y los mecanismos generales de sus acciones tóxi-
cas. A su vez, los capítulos décimo, Toxicología de los metales, y
décimo primero, Toxicología de los plaguicidas, analizan las fuen-
tes antropogénicas, el uso indiscriminado y la exposición hacia
estos agentes tóxicos, así como los problemas de contaminación
generados por metales y plaguicidas, y su impacto sobre la salud
de los seres vivos. En el capítulo décimo segundo, Carcinogéne-
sis y teratogénesis química, se exponen, de manera general, los
mecanismos implicados en la generación del cáncer y las malfor-
maciones congénitas de los humanos por su exposición a los xe-
nobióticos. A su vez, el capítulo décimo tercero, Epigenética y me-
dio ambiente, analiza los factores ambientales que pueden alterar
mecanismos moleculares de las células y conducir a la aparición
de diversas enfermedades. En el capítulo décimo cuarto, Educa-
ción ambiental, se subraya la necesidad de que los humanos mo-
difiquemos nuestros hábitos y adquiramos conciencia del enorme
reto que tenemos para encontrar nuevas formas de convivencia y
sobrevivencia que preserven nuestro planeta. Finalmente, el libro
contiene un anexo, Glosario, que permite aclarar al lector sus du-
das sobre un buen número de conceptos toxicológicos.
El contenido de este libro muestra la magnitud y la diversidad de
los problemas relacionados con la contaminación de nuestro hábi-
tat. Por ello, es útil como libro de texto para los estudiantes de las
carreras de las áreas química, biológica y biomédica; además, puede
servir de consulta para los profesionales de la ingeniería ambien-
tal, toxicólogos, médicos y personas interesadas en tener un cono-
cimiento actualizado de la problemática ambiental contemporánea.
Para concluir, debo subrayar que este libro es un buen ejemplo de
colaboración académica entre las Instituciones de Educación Supe-
rior de nuestro país.

DR. ARTURO VILLEGAS NAVARRO


FUNDAMENTOS DE
LA TOXICOLOGÍA AMBIENTAL 1
Dr. Fernando Jaramillo Juárez
LCN Ma. Luisa Rodríguez Vázquez
Dr. Eduardo de la Cerda González
Universidad Autónoma de Aguascalientes
Introducción En la ciudad de Estocolmo (1972), la Conferencia de las Naciones Uni-
das sobre Medio Ambiente estableció la siguiente definición: "el medio
ambiente es el conjunto de componentes físicos, químicos, biológicos
y sociales capaces de causar efectos directos o indirectos sobre los se-
res vivos y las actividades humanas, en un plazo corto o largo". En este
contexto, se debe señalar que desde el siglo XIX nuestra civilización se
ha desarrollado en una sociedad industrializada compleja. En efecto,
en poco más de un siglo, ha pasado de la carreta tirada por caballos al
automóvil y del barco de vela al avión. Los avances científicos y tec-
nológicos en la agricultura, la medicina, la electrónica, la química, la
informática, etc., han sido espectaculares y han generado infinidad de
bienes y servicios útiles para la vida de los seres humanos.
Sin embargo, el uso inadecuado y el abuso de estos avances tam-
bién han ocasionado problemas graves para la supervivencia del
hombre y, en general, de los seres vivos, debido a la alteración del am-
biente de manera significativa y preocupante. Al respecto, conviene se-
ñalar que los seres vivos son sistemas complejos que establecen equi-
librios y un gran número de relaciones entre sí (ecosistemas), de tal
manera que cuando se altera alguna de estas relaciones es difícil
predecir las consecuencias para la vida. Por ello, en el estudio de
los problemas ambientales y sus posibles soluciones participan
diversas disciplinas científicas, entre ellas: biología, medicina, quí-
mica, física y, evidentemente, toxicología.

Antecedentes históricos de la toxicología ambiental

En los últimos tres siglos, se han presentado importantes aconteci-


mientos históricos relacionados con la toxicología. En efecto, la pu-
blicación pionera de Bernardino Ramazzini (1700) De Morbis Artificum
Diatriba alertó sobre los daños a la salud que los obreros pueden de-
sarrollar como consecuencia de su trabajo. Esta obra fue el punto
de partida para realizar estudios toxicológicos a los trabajadores de
áreas industriales o manufactureras, como la minería, la imprenta,
el tejido y la alfarería. En relación con lo anterior, Percival Pott (1775)
descubrió y publicó la participación del hollín en la generación del
cáncer de escroto de los limpiadores de las chimeneas (exposición a
los hidrocarburos aromáticos policíclicos).

FUNDAMENTOS DE LA TOXICOLOGÍA AMBIENTAL 17


Durante el siglo XIX, en el Reino Unido se implementaron cam-
bios profundos en las actividades agrícolas e industriales que la his-
toria registra como Revolución industrial, la cual incluyó diversas in-
novaciones técnicas como el cambio de los instrumentos de trabajo
de tipo artesanal por la máquina de vapor, movida por la energía del
carbón, así como transformaciones políticas y sociales que permitie-
ron el paso de una economía obsoleta (agrícola y feudal) a un proceso
de crecimiento autosostenido (economía industrial y capitalista). El
sector textil algodonero fue líder en el proceso de industrialización,
mientras que la aparición del ferrocarril y los barcos de vapor estimu-
laron el crecimiento de la siderurgia y de las minas de carbón. En la
agricultura, las nuevas tecnologías y formas de explotación de la tie-
rra aumentaron la producción de alimentos, aunque para ello desapa-
recieron las tierras de uso común y los pequeños propietarios en favor
de los grandes latifundistas. Es pertinente señalar que los cambios
innovadores de la Revolución industrial fueron adoptados por otros
países de Europa (Alemania, Francia, Italia) y los Estados Unidos de
Norteamérica.
En esta época, se encontraron también otras fuentes importan-
tes de energía como el petróleo y la electricidad; esta última fa-
cilitó la aparición de nuevos inventos que permitieron renovar las
comunicaciones (teléfono, telégrafo y radio). A su vez, la aparición
de los motores de combustión interna estableció nuevas aplicacio-
nes del petróleo: la gasolina empleada para mover automóviles y
camiones. Dentro de esta vorágine de cambios, los avances de la
medicina y el mejoramiento de las condiciones sanitarias permitie-
ron que la población aumentara de manera significativa y, con ello,
la demanda de alimentos y de otros satisfactores. Asimismo, en la
segunda mitad del siglo XIX, la industria química creció de manera
considerable y sus innovaciones permitieron la síntesis de muchos
y nuevos compuestos orgánicos. Sin embargo, el desarrollo de esta
industria, así como la refinación y el transporte del petróleo, entre
otros factores, tuvieron y tienen impactos ambientales muy serios
debido a que la mayoría de sus productos no son biodegradables, lo
que impide que se incorporen en el corto plazo al proceso de recicla-
je natural. En este contexto, cabe señalar que si bien es cierto que
la Revolución industrial proporcionó grandes beneficios a los seres
humanos, también generó problemas muy serios como: el éxodo de
la población rural a las ciudades industrializadas, las migraciones
internacionales de seres humanos marginados en búsqueda de tra-
bajo, la aparición de empresas transnacionales y los intercambios
económicos desiguales, así como la contaminación del ambiente.
Bajo estas circunstancias, en el siglo XX continuaron generán-
dose nuevos conocimientos que contribuyeron a mejorar la alimen-
tación, la salud y el bienestar de los seres humanos. En efecto, en la
década de 1940, la aparición del y otros compuestos organoclorados
condujo al uso masivo de los insecticidas para eliminarlas plagas que
destruían las cosechas y aumentar la producción de alimentos, así
como para combatir con éxito enfermedades graves transmitidas por
insectos. En 1948, Paul Müller recibió el premio Nobel de Medicina por
haber descubierto las propiedades insecticidas del DDT. Sin embargo,
en pocos años, los plaguicidas organoclorados produjeron problemas
de contaminación ambiental muy serios, ya que se dispersaron en to-
dos los ecosistemas y se acumularon en la grasa de los animales y del
hombre. Al respecto, en 1951, Laug y sus colaboradores describieron
la presencia del DDT en la leche de mujeres lactantes. Además, en

18 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
esta década, se establecieron métodos experimentales para estudiar
la generación y el desarrollo del cáncer producido por las sustancias
químicas. En este contexto, los trabajos de Elizabeth y James Millar
identificaron la participación de los intermediarios reactivos y de las
oxidasas de función mixta (citocromo P450) en la carcinogenicidad
química.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo tecnológico,
el crecimiento demográfico, la industrialización y la agricultura tecni-
ficada contribuyeron a que entraran al ambiente, de manera continua,
cantidades crecientes de muchas sustancias químicas, cuyas interac-
ciones y efectos adversos, tanto sobre el medio ambiente como sobre
los seres vivos, aún no se conocen adecuadamente. Para tener una idea
de la magnitud de estos problemas, en relación con la posibilidad de
resolverlos, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos
(EPA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaron que, en
1980, las sustancia químicas de uso cotidiano eran aproximadamente
63,000 de las cuales sólo 2,000 habían sido estudiadas a fondo, desde el
punto de vista toxicológico (interacciones y efectos a corto y largo pla-
zos sobre los seres vivos y el medio ambiente). Además, el Registro In-
ternacional de Productos Químicos Potencialmente Tóxicos señaló que
en 1987 existían ya en nuestro planeta alrededor de 100,000 sustan-
cias xenobióticas de uso común, calculando que se agregan cerca de
2,000 por año. Por ello, la toxicología creció y se diversificó con la pro-
ducción masiva de nuevos plaguicidas (organofosforados, carbamatos
y piretroides), derivados del petróleo, sustancias para uso industrial,
compuestos orgánicos volátiles, etc. La contaminación del ambiente,
generada por todos estos compuestos, estimuló el desarrollo de la toxi-
cología ambiental.
Ahora bien, como subproducto de las actividades de la industria
química surgieron los "desechos peligrosos" que representan un gran
riesgo para la salud de los seres vivos, pues con frecuencia se descono-
ce su perfil toxicológico. Al respecto, en los Estados Unidos de América
(década de 1950), la fábrica de productos químicos Hooker Electro-
Chemical confinó en barriles de fierro toneladas de residuos tóxicos,
los cuales fueron enterrados en campos de su propiedad; posterior-
mente, sobre estos terrenos se construyeron casas habitación para
los trabajadores y una escuela para sus hijos (canal del amor). Con
el transcurso de los años, el deterioro progresivo de los barriles liberó
los productos químicos que contenían, afectando seriamente la salud
de los habitantes de esas casas, particularmente la de los niños, en el
año de 1970. Tal accidente forzó la evacuación de aproximadamente
ochocientas familias de la zona contaminada y obligó al entonces Pre-
sidente de los Estados Unidos, Jimmy Cárter, a publicar (1978) el primer
decreto federal de estado de emergencia para un desastre ambiental.
Por otra parte, en Japón durante la década de 1960, otra industria
del área química (The Nippon Chisso Company) arrojó sus residuos
contaminados con mercurio en las aguas de la bahía de Minamata.
El mercurio inorgánico fue transformado en metil-mercurio en los
sedimentos, lo que permitió su incorporación en las cadenas tróficas:
el metal se acumuló en los moluscos y en los peces, los cuales fueron
ingeridos luego por los pescadores de dicha bahía. A causa de la in-
toxicación con mercurio murieron 115 personas, otras quedaron pa-
ralizadas de por vida y muchos niños nacieron con malformaciones
congénitas y trastornos neurológicos. Actualmente, los problemas
por resolver se relacionan con el manejo de los desechos peligrosos y
su degradación a sustancias de bajo riesgo o, por lo menos, la forma

FUNDAMENTOS DE LA TOXICOLOGÍA AMBIENTAL 19


de almacenarlos sin que interaccionen con su entorno. Sin embargo,
aún no se han encontrado los mecanismos adecuados para lograr su
degradación o su confinación segura.
En este orden de ideas, la publicación del libro Primavera silenciosa
de Rachel Carson (1962) en el que se alertó a la humanidad sobre los
graves problemas ambientales derivados del uso masivo de los plagui-
cidas, como la destrucción de ecosistemas y la desaparición de especies
animales, estimuló las investigaciones para tratar de evitar o disminuir
los efectos nocivos de las sustancias químicas sobre el ambiente en su
conjunto (materia de trabajo de la ecotoxicología). Así, en el desarrollo
de la toxicología contemporánea, los estudios de valoración del riesgo
y del impacto ambiental son una aportación importante de las investi-
gaciones toxicológicas.
Es cierto que en las últimas décadas se ha trabajado mucho
en el área de la toxicología ambiental, pero también es cierto que
existen muchos y muy variados problemas por resolver; entre ellos,
la contaminación del agua y del aire. Al respecto, una de las causas
de contaminación de los mares son los derrames de petróleo, por
accidentes en las plataformas marinas que lo extraen o de los buques-
tanques que lo transportan. En 1979, la explosión y destrucción del
pozo petrolero Ixtoc derramó 400,000 toneladas de petróleo en el
Golfo de México. Por otra parte, en 1992, el encallamiento e incendio
del buque griego "Mar Egeo" liberó 79,300 toneladas del petróleo crudo
que transportaba, frente a las costas de La Coruña (España). Sumado a
estos problemas, actualmente la poca disponibilidad de agua apta para
el consumo humano y animal, así como su acelerada contaminación,
son motivo de preocupación a nivel mundial.
A su vez, la contaminación del aire es otro problema serio oca-
sionado por diversos factores como la cantidad y calidad de los
combustibles utilizados en los procesos industriales, las actividades
productivas y de la población en general que modifican la química
atmosférica. La importancia de controlarla contaminación del aire se
relaciona no sólo con los daños directos que causa a la salud de los
seres humanos, a la flora y a la fauna (alteraciones foliares, pérdida de
especies, reducción del crecimiento, etc.) o con las alteraciones al am-
biente (atenuación de la radiación solar, calentamiento global), sino
también con los costos originados por la aplicación de medidas para
controlar esta contaminación. Un ejemplo de la magnitud de este pro-
blema es el siguiente: en la zona metropolitana del Valle de México, a
finales de la década de 1990, anualmente se emitieron a la atmosfera
cerca de 2.5 millones de toneladas de contaminantes ambientales.
Por ello, desde hace décadas, la contaminación del aire ha gene-
rado serios problemas de salud para el humano, como los accesos de
tos recurrente y dificultades para respirar (asma o rinitis alérgica) y
el aumento en la incidencia de enfermedades coronarias. Conviene
subrayar que en áreas contaminadas, los pulmones son agredidos de
manera constante y en las personas frágiles (niños y ancianos); los
mecanismos de defensa son insuficientes para contrarrestar el estrés
celular, cuyas consecuencias médicas son cada vez mejor conocidas.
En efecto, se ha publicado que los habitantes de ciudades con elevado
índice de contaminación atmosférica tienen mayores probabilidades
de morir prematuramente.
Para concluir, los acontecimientos antes descritos (y otros que no
lo fueron) establecieron las bases de la toxicología ambiental contem-
poránea y estimularon su desarrollo. Se debe señalar que el estableci-
miento de medidas preventivas y correctivas orientadas a disminuir la

20 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
contaminación del ambiente, la aplicación de las leyes expedidas para
tal efecto, la formación de recursos humanos a nivel de posgrado en
el área de la toxicología y de la ingeniería ambiental, pero sobre todo,
la toma de conciencia de la población son factores importantes que
pueden disminuir la magnitud de estos problemas.

Definiciones de conceptos básicos y áreas de estudio de la


toxicología

La toxicología es un vocablo formado por dos palabras de origen grie-


go: toxiκon (veneno) y λογος (estudio). Por lo tanto, la definición eti-
mológica de esta palabra es la siguiente: toxicología es la ciencia que es-
tudia los venenos. Esta definición está incompleta, ya que actualmente
el área de estudio de la toxicología es mucho más amplia. Por ello, se
puede definir de la siguiente manera: toxicología es la ciencia que
estudia las acciones y los efectos adversos de las sustancias quími-
cas sobre los organismos vivos.
Es importante señalar que la toxicología contemporánea no es
una ciencia meramente descriptiva que se limita a enumerar los efec-
tos nocivos producidos por las sustancias tóxicas, sino que también
analiza los mecanismos por los cuales esas sustancias afectan a los
seres vivos.
A continuación se definen algunos vocablos utilizados común-
mente en la toxicología:

a) Xenobiótico: es toda sustancia ajena o extraña a los seres vivos,


es decir, las sustancias que no han sido producidas por la biota
(productos industriales, drogas, aditivos de alimentos, compues-
tos inorgánicos, etc.). El término incluye a los agentes benéficos,
los tóxicos y los inactivos. La biota son todos los seres vivos (ve-
getales, animales y microorganismos). La toxicidad es una medi-
da del peligro inherente de la sustancia.
b) Fármaco: sustancia con actividad biológica como los medicamen-
tos, los plaguicidas, los metales pesados, los solventes orgánicos,
etcétera.
c) Toxón: sustancia nociva producida por las actividades que reali-
zan los seres humanos (sustancia antropogénica).
d) Veneno: cualquier agente capaz de producir una respuesta nociva
en un sistema biológico.
e) Toxina: proteína específica producida por algunos organismos vi-
vos (botulínica, tetánica, etc.), la mayoría de ellas genera efectos
inmediatos.

Estos términos no son absolutos, ya que las circunstancias par-


ticulares, como la dosis o cantidad ingerida, son las que determinan
su clasificación y su empleo. Por ello, la sola presencia de una sustan-
cia potencialmente tóxica en el organismo no representa necesaria-
mente una intoxicación, por ejemplo: el DDT que se encuentra en la
grasa de nuestro cuerpo (por contaminación ambiental) no significa
que estemos intoxicados por este plaguicida, debido a que tenemos
concentraciones subtóxicas. Sin embargo, toda sustancia puede ser
un toxón o un veneno cuando la dosis ingerida alcanza las concen-
traciones tóxicas. Por lo tanto, los efectos en la salud por la exposi-
ción a cualquier sustancia peligrosa dependen de la dosis ingerida, la
duración y el tipo de exposición, así como de las características y los
hábitos personales y la presencia de otras sustancias químicas.

FUNDAMENTOS DE LA TOXICOLOGÍA AMBIENTAL 21


Debido a que cualquier agente químico es potencialmente capaz
de causar efectos nocivos a los seres vivos, el área de estudio de la
toxicología es muy amplia. De esta manera, en cuanto al objeto de su
estudio, la toxicología se puede dividir en:

1) Toxicología general: estudia las bases generales de las acciones


tóxicas y los factores involucrados en los mecanismos de acción
de los agentes tóxicos.
2) Toxicología descriptiva: genera, mediante estudios de toxicidad,
la información necesaria para valorar la seguridad y establecer
los requisitos de regulación en el manejo de los xenobióticos; ade-
más, agrupa los aspectos toxicológicos comunes de las distintas
sustancias químicas, como los metales pesados y los disolventes
orgánicos.
3) Toxicología mecanística: estudia los mecanismos de acción me
diante los cuales los xenobióticos ejercen sus efectos tóxicos so-
bre los organismos vivos.
4) Toxicología reguladora: integra la información obtenida de las
áreas mecanística y descriptiva para dictaminar acerca del nivel
de riesgo para la salud de los humanos, debido al manejo o ex-
posición a las sustancias químicas.

A su vez, cuando la toxicología establece nexos con otras ra-


mas del conocimiento y aborda estudios especializados se establecen
subdisciplinas como: inmunotoxicología, neurotoxicología, toxicolo-
gía genética y toxicología molecular. Por otra parte, cuando la toxi-
cología orienta su trabajo hacia aplicaciones prácticas, atendiendo
problemas que afectan la salud de los humanos o al medio ambiente,
aparecen las siguientes divisiones:

a) Toxicología clínica: estudia las alteraciones patológicas causadas


por las sustancias tóxicas; establece tratamientos para los pacien-
tes intoxicados con fármacos u otras sustancias y analiza nuevas
técnicas para tratarlas intoxicaciones.
b) Toxicología ocupacional: investiga los efectos nocivos producidos
por las sustancias de uso laboral o industrial y los límites seguros
de exposición de los seres humanos hacia estas sustancias.
c) Toxicología forense: establece las causas de la muerte producida
por los xenobióticos en seres humanos y animales, las circuns-
tancias de la misma y sus aspectos médico-legales.
d) Toxicología ambiental: analiza el impacto de los agentes que con-
taminan el ambiente sobre los organismos vivos.
e) Ecotoxicología: estudia el impacto producido por las sustancias
tóxicas sobre la dinámica poblacional de un ecosistema.

Abundando sobre el campo de estudio de la toxicología ambien-


tal, esta disciplina analiza la emisión, el desplazamiento y el destino
de las sustancias químicas en el ambiente, es decir, la contamina-
ción del aire, agua y suelo; evalúa la exposición de los seres vivos a
los xenobióticos; investiga los efectos nocivos de los contaminantes
ambientales y valora también los riesgos de toxicidad. Esto permite
estimar los niveles de seguridad y la concentración "tolerable" de los
agentes químicos en los seres vivos.
Además, cuando los estudios de evaluación de riesgos determi-
nan que un sitio contaminado es peligroso para la salud de los seres
vivos, entonces se deben reducir las concentraciones de las sustancias

22 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
tóxicas hasta niveles que no representen un peligro para la salud. A
este proceso de limpieza ambiental se le conoce como restauración,
remediación o corrección ambiental. La restauración ambiental tiene
como propósito eliminar, reducir o controlar los riesgos para los seres
vivos y para el ambiente en los sitios contaminados. En los últimos
años, se ha avanzado en la atención a estos problemas utilizando
procesos de "biorremediación", en los cuales se utilizan bacterias,
hongos, algas y otros organismos vivos que capturan, digieren o de-
gradan los contaminantes ambientales (metales pesados, pesticidas,
hidrocarburos, etc.).
Finalmente, debido al gran número y a la magnitud de proble-
mas toxicológicos que en las últimas décadas han afectado a los seres
vivos y a su hábitat, la toxicología contemporánea ha fundamentado
su trabajo tanto en el área de las ciencias básicas como en el área de
las aplicaciones directas. Para ello, se relaciona con otras disciplinas
como: la química, bioquímica, farmacología, patología, inmunología,
salud pública, epidemiología, ecología, etcétera.

Toxicidad de las sustancias químicas

Para estimar el riesgo que representa la presencia de un agente con-


taminante en un sitio determinado es necesario conocer su toxici-
dad, la cantidad de tóxico que entra en contacto con el organismo o
población en estudio y las condiciones en las que se da el contacto.
En relación con la toxicidad, a las alteraciones o cambios en el fun-
cionamiento normal del organismo producidos por los xenobióticos
se les conoce como efectos tóxicos o respuestas tóxicas. Los efectos tóxi-
cos pueden servir para clasificar las sustancias químicas de una mane-
ra general, pero útil, ejemplos: agentes cancerígenos, no-cancerígenos,
mutagénicos, teratogénicos, etc. Debe señalarse que la concentración
de la sustancia que determina la respuesta tóxica es la que se encuen-
tra en el tejido u órgano blanco (sitio de acción) y no la que está en el
medio contaminado.
Ahora bien, en función de la rapidez con la que se manifiestan
los signos y síntomas tóxicos y de la duración del contacto con el
agente nocivo, la toxicidad producida por los agentes químicos puede
ser aguda, subaguda y crónica. La intoxicación es aguda cuando, al
poco tiempo de haber ingresado la sustancia nociva en el organismo,
aparecen manifestaciones que ponen en peligro la vida del individuo.
Ordinariamente, la intoxicación aguda se produce por la ingestión
única de una sustancia en cantidades suficientes para alterar grave-
mente una o varias funciones vitales del organismo. Por ello, los estu-
dios experimentales de toxicidad aguda identifican los efectos nocivos
producidos por dosis únicas y elevadas de la sustancia. Por ejemplo,
la intoxicación aguda con diclorometano deprime el sistema nervioso
central, lo que conduce al estado de coma y depresión respiratoria. En
ausencia de tratamiento, la muerte se presenta por paro respiratorio
(inhibición del centro cerebral que controla la respiración).
En la intoxicación subaguda, el individuo se expone de manera
frecuente a concentraciones de xenobióticos que son insuficientes
para generar efectos tóxicos agudos. Este tipo de intoxicación puede
presentarse como respuesta a ciertos contaminantes ambientales u
ocupacionales cuando fallan los mecanismos orgánicos encargados
de poner fin a la acción de esas sustancias. Por ello, en los estudios
de toxicidad subaguda, realizados con animales de experimentación,
se identifican los efectos producidos por la administración diaria de

FUNDAMENTOS DE LA TOXICOLOGÍA AMBIENTAL 23


la sustancia en estudio, durante periodos que oscilan entre 15 días
y 4 semanas. A su vez, la intoxicación crónica se genera por el con-
tacto reiterado con una sustancia química, durante largos periodos;
por ejemplo, los trabajadores de las fábricas pueden ser afectados por
las sustancias presentes en el ambiente laboral o por la exposición
reiterada a partículas finas suspendidas en el aire. Algunas de estas
partículas, como las fibras de sílice o asbesto, se depositan en los pul-
mones donde producen lesiones graves o irreversibles, tras varios años
de exposición y deposición sobre el tejido alveolar. Experimentalmen-
te, los estudios de toxicidad crónica determinan el daño producido por
los xenobióticos cuando éstos se administran diariamente, durante 6
meses o un año (10 a 100% del periodo de vida). Conviene señalar que
la carcinogenicidad química es una forma de toxicidad crónica.
De acuerdo con lo antes expuesto, lo que determina el tipo de in-
toxicación son las circunstancias bajo las cuales las personas o los ani-
males se ponen en contacto con los agentes potencialmente tóxicos.

Factores que influyen en la toxicidad

La toxicidad de una sustancia depende de los siguientes factores: do-


sis (especialmente la relación dosis-tiempo), vía o ruta de exposición,
velocidad de absorción y excreción, especie, sexo, susceptibilidad in-
dividual y presencia de otros químicos.
La dosis es la cantidad de una sustancia que al ingresar al orga-
nismo produce un efecto determinado. Paracelso (1493-1541) postuló
que la diferencia entre las propiedades tóxicas y terapéuticas de las
sustancias químicas es la dosis. Esto lo resumió en su famoso apo-
tegma: dosis sola facit venenum (la dosis hace al veneno). Al respecto,
la dosis determina el tipo y la magnitud de la respuesta biológica, lo
cual es un concepto central de la toxicología. La dosis de exposición
se define por la cantidad de la sustancia a la que se expone un indivi-
duo en un tiempo determinado. En este contexto, el efecto adverso o
el daño es función de la dosis y de las condiciones de exposición (vía
de ingreso, duración y frecuencia de las exposiciones, magnitud del
contacto con el medio contaminado, entre otras).
A su vez, la ruta de exposición es el camino que sigue un agente
químico en el ambiente, desde el lugar donde se emite hasta que
establece contacto con la población o el individuo expuesto. El aná-
lisis de la ruta de exposición describe la relación que existe entre la
fuente (localización y tipo de derrame ambiental) y los receptores
(localización de las poblaciones, patrones de actividad, etcétera.).
Aunque existen factores que determinan que las exposiciones
iguales a los xenobióticos generan respuestas iguales, también hay
otros que las hacen diferentes. Uno de ellos es la variabilidad de la
respuesta biológica en función de la susceptibilidad individual de los
organismos. Al respecto, conviene recordar que ningún individuo es
idéntico a otro y, por tal motivo, las respuestas tóxicas pueden variar
entre ellos. Para identificar y valorar esa variabilidad, la toxicología
ambiental evalúa riesgos, es decir, determina la probabilidad de que
se desarrolle un daño cuando los individuos están expuestos a una
dosis determinada de una sustancia en un tiempo definido.
En este contexto, es pertinente señalar que si entre los individuos
de una misma especie existen diferencias en la respuesta a los xeno-
bióticos, es lógico esperar que también las haya entre individuos de
diferentes especies. Las diferencias en la respuesta a los xenobióticos
entre individuos semejantes y entre las especies se deben a diferen-

24 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
cias metabólicas que pueden estar determinadas por el estado fisio-
lógico o por la estructura genética del organismo expuesto.

Cuantificación de la toxicidad de los xenobióticos

La introducción de cualquier sustancia química en la industria o en


la vida cotidiana involucra riesgos potenciales para los seres vivos
que requieren ser evaluados antes de utilizar dichos compuestos. El
estudio inicial de la posible toxicidad se realiza en animales de la-
boratorio. Las pruebas que se emplean dependen de la naturaleza
de la sustancia y de su aplicación o uso; generalmente, se incluyen
estudios de toxicidad aguda, subaguda y crónica.
En este contexto, para cuantificar la toxicidad de una sustancia se
requiere relacionar la cantidad absorbida (dosis) con la magnitud del
efecto o respuesta obtenida. La representación gráfica de esta relación
se denomina curva dosis-efecto o curva dosis-respuesta. Los térmi-
nos efecto y respuesta en ocasiones se usan como sinónimos, aunque
existen diferencias entre estos términos: el "efecto" se relaciona con
el cambio biológico producido por un xenobiótico en un individuo (en
función de la dosis), mientras que la "respuesta" indica la proporción
de la población expuesta que manifiesta un efecto determinado, es de-
cir, la respuesta se considera como la tasa de incidencia de un efecto.

Curvas dosis-efecto

Las curvas dosis-efecto muestran la relación entre la dosis de un xeno-


biótico y la magnitud del efecto producido en un individuo. En estudios
in vitro, esta relación es relativamente constante debido a que se eli-
minan factores que modifican la concentración del xenobiótico en su
sitio de acción. Las características de estas curvas son: a) se obtienen
en un solo individuo o preparación biológica, incrementando la dosis
de manera progresiva y b) la magnitud del efecto es proporcional a
la dosis administrada, es decir, a mayor dosis mayor efecto, iniciando
desde un valor mínimo hasta un valor máximo (Figura 1-1).

Figura 1-1. Curva dosis-efecto gradual. Contracción in vitro del yeyuno del
conejo producida por la acetilcolina. El segmento del intestino se colocó
en cámara para órgano aislado con ringer Tyrode y oxígeno (Jaramillo y
Guerrero, 2006).

FUNDAMENTOS DE LA TOXICOLOGÍA AMBIENTAL 25


De estas curvas se pueden obtener parámetros como la Dosis
Efectiva 50 (DE50), o sea, la dosis requerida para producir 50% del
efecto máximo en la curva gradual.

Curvas dosis-respuesta

La evaluación de la relación dosis-respuesta es la estimación de la


incidencia y gravedad de un efecto nocivo en función del nivel de
exposición a una sustancia. Las curvas dosis-respuesta muestran la
relación entre la dosis administrada de una sustancia y la proporción
de individuos en los que se manifiesta la respuesta. Las caracterís-
ticas de estas curvas son: a) el estudio se realiza en un conjunto de
individuos semejantes a los cuales se les administra una dosis en
cada grupo establecido, b) la respuesta se mide en los individuo como
presente o ausente (respuesta cuántica), c) el número de individuos
que responden positivamente es proporcional a la dosis administra-
da y d) generalmente, los resultados se expresan como el porcentaje
de individuos con respuesta positiva para cada dosis administrada.
Cuando los resultados de estos estudios se granean en un siste-
ma de coordenadas en el que el porcentaje de individuos que presen-
tan la respuesta (reactores) se coloca en el eje de las ordenadas y el
logaritmo de la dosis en el eje de las abscisas, se obtiene una curva
de tipo sigmoideo (Figura 1-2).

Figura 1-2. Curva dosis-respuesta de tipo cuantal.


(www.ugr.es/~jerez/proyecto/t2-13.htm)

La configuración de estas curvas se explica por el hecho de que


cada individuo de una población responde de manera particular de-
bido a que tiene una "susceptibilidad individual" a la sustancia en
estudio y, por ello, requiere de cierta dosis para que aparezca la res-
puesta (dosis efectiva individual). Por lo tanto, existe el fenómeno de
variabilidad biológica que se manifiesta por diferencias individuales en
la respuesta a los xenobióticos. Esto explica la existencia de individuos
hipersensibles que responden con dosis bajas y de individuos resistentes
que responden con dosis altas (Figura 1-2).
Las curvas sigmoideas pueden ser transformadas en rectas al
cambiar las unidades del eje de las ordenadas: los porcentajes por
probits (Figura 1-3).

26 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Figura 1-3. Gráficos obtenidos de un estudio hipotético de mortalidad
de ratas producida por una sustancia Z. Panel A: datos porcentuales de
respuesta vs la dosis administrada. Panel B: representación de los datos
en una curva semi-log. Panel C: conversión del porcentaje de respuesta a
unidades probits (Rodríguez y Llamas, 2006).

De estas curvas se pueden obtener parámetros toxicológicos im-


portantes como:

1) Dosis Efectiva 50 (DE50): la dosis necesaria para obtener la res


puesta investigada en la mitad de los animales que reciben el
xenobiótico en estudio.
2) Dosis Letal 50 (DLB0): la dosis requerida para matar a la mitad de
los animales que reciben la sustancia en estudio.

La determinación de la DL50 suele ser el primer experimento rea-


lizado con un producto químico nuevo. Este parámetro se obtiene
trazando una línea horizontal desde 50% de mortalidad (eje de las
ordenadas) hasta la recta experimental y extrapolando la línea desde
allí al eje de las abscisas (log dosis): el punto de intersección corres-
ponde a la DL50 (Figural-3). De forma similar, se pueden calcular las
dosis letales para 90% y 10% de la población (DL90 y DL10). Es pertinente
señalar que la DL50 y la pendiente de la recta son parámetros que se
pueden usar para comparar la toxicidad de dos sustancias
diferentes (a mayor pendiente mayor toxicidad).
Además, con el conocimiento de la relación dosis-respuesta se
establece la causalidad de que el agente tóxico ha inducido el efecto
observado y se determina la tasa a la cual se acumula el daño (pen-
diente de la relación dosis-respuesta). En este contexto, las regula-
ciones exigen también que se establezca: a) la dosis del xenobiótico
sin efectos tóxicos detectables (NOAEL), b) la dosis menor con la que
aparecen efectos adversos relacionados con la administración del
fármaco (LOAEL) y c) la dosis tóxica que genera efectos graves y una
reducida mortalidad de los animales.

Prioridades en el estudio de la toxicidad de los contaminantes


ambientales

El estudio toxicológico de los xenobióticos se realiza con lentitud tan-


to por las dificultades propias de estos estudios, como por su alto
costo y el número insuficiente de expertos y de laboratorios destina-
dos para estos fines. Por ello, es necesario establecer criterios a fin de

FUNDAMENTOS DE LA TOXICOLOGÍA AMBIENTAL 27


elegir las sustancias que prioritariamente deben ser estudiadas. Al
respecto, todas las sustancias químicas nuevas deberían ser someti-
das a una evaluación de seguridad antes de ser producidas y distri-
buidas de manera masiva. Sin embargo, debido a la enorme cantidad
de sustancias que requieren ser estudiadas, se da prioridad a las que
son consumidas por el hombre y los animales domésticos (como los
fármacos y los aditivos de los alimentos), así como a las que se utili-
zan ampliamente (ejemplo, plaguicidas).
Las propiedades fisicoquímicas de los xenobióticos también
orientan las prioridades para realizar el estudio de su perfil toxicoló-
gico. Por ejemplo, la bioacumulación de los compuestos liposolubles
puede conducir a la contaminación del hombre y de los animales
ubicados en los niveles superiores de las cadenas alimentarias, lo
que, a su vez, puede generar problemas de toxicidad aguda o cró-
nica; asimismo, la presión de vapor y la densidad de las sustancias,
así como el tamaño de las partículas son factores importantes para
predecir su transporte en el aire y la distribución en el ambiente.
Además, las evaluaciones de riesgos contribuyen a clasificar las toxi-
cidades relativas de los contaminantes ambientales, con base en sus
efectos nocivos sobre la salud.
De manera resumida, para atender este problema y tomar de-
cisiones rápidas sobre el manejo de muchas sustancias, diversos
organismos internacionales y nacionales han establecido criterios y
parámetros que permiten definir el perfil de riesgo potencial de las
sustancias químicas. El número de estos parámetros varía de un país
a otro; aunque en general los más aceptados son: a) las tendencias
de producción y uso, b) la persistencia, bioconcentración y bioacu-
mulación, c) la tendencia a la dispersión, d) las transformaciones que
sufren los xenobióticos en el ambiente, e) los efectos biológicos cono-
cidos o calculados por extrapolación y f) la población o poblaciones
expuestas. Cuando una sustancia alcanza valores altos en todos es-
tos parámetros, o en la mayoría, se considera que debe ser estudiada
con mayor urgencia que otras.

Contaminación del ambiente y exposición a los xenobióticos

A la acumulación de materia o energía en un sistema dado se le co-


noce como contaminación. Por lo tanto, las sustancias que exceden
las concentraciones naturales en un sistema y le generan daño son
llamadas contaminantes tóxicos. De acuerdo con esta definición, todas
las sustancias de origen sintético son contaminantes potencialmen-
te tóxicos porque su concentración natural es cero. Debe señalarse
que las actividades humanas permiten que entren al ambiente tipos
indeseables de materia; sin embargo, mientras la cantidad de estas
sustancias no supere la capacidad del ambiente para transformarlas
y sus efectos no sean adversos, o estén restringidos en el tiempo y en
el espacio, se puede considerar que hay una contaminación temporal
o parcial que, aunque requiere atención, puede evitarse o eliminarse.
Los problemas graves aparecen cuando la contaminación se extiende
en el tiempo y en el espacio, es decir, cuando el número y la clase de
los sistemas o sustratos contaminados aumentan y permanecen así
por periodos prolongados. Se rompe entonces el equilibrio ecológico
y aparecen los efectos adversos.

28 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Tipos de contaminación

Según la naturaleza del agente contaminante suele distinguirse en-


tre: a) contaminación biológica, b) contaminación física y c) contami-
nación química. Ejemplos de este último tipo de contaminación son
los hidrocarburos, los metales pesados y los plaguicidas. Como ya se
señaló, para que exista la contaminación química se requiere que
una sustancia se acumule en un sustrato dado en concentraciones
que excedan el nivel basal y genere efectos adversos. En este contex-
to, cuando la contaminación es el resultado de un proceso ajeno a las
actividades realizadas por los humanos se considera que es de origen
natural, tal es el caso de la contaminación de la atmosfera por erup-
ciones de los volcanes o la contaminación de granos con aflatoxinas.
Debe señalarse que la contaminación natural suele ser limitada, ya
que está asociada a circunstancias biogeoclimáticas especiales. Por
lo tanto, al existir límites y orígenes bien definidos, se puede iden-
tificar con cierta facilidad y, en algunos casos, se puede eliminar. En
cambio, cuando la contaminación es generada como resultado de las
actividades humanas se le denomina antropogénica, ejemplos: la ex-
tracción de metales de las minas (sustancias colocadas fuera de su
ambiente natural), el aire contaminado con los gases emitidos por las
fábricas y los automóviles (óxidos de nitrógeno, bióxido de carbono,
etc.) y la entrada al ambiente de sustancias sintéticas (xenobióticos).
La contaminación de origen antropogénico ocasiona diversos proble-
mas y efectos adversos o a corto y a largo plazos.

Evaluación de la exposición a los contaminantes ambientales

La exposición es el contacto de un individuo o de una población con


un agente químico (o físico) y la evaluación de la exposición es la
cuantificación de la magnitud del contacto entre la población ex-
puesta y los contaminantes ambientales. Con fines reguladores, las
evaluaciones de riesgos son un instrumento útil para analizar la evi-
dencia experimental y evaluar la relación entre la exposición a las
sustancias tóxicas y la aparición potencial de una enfermedad; por
ejemplo, la evaluación de riesgos de carcinógenos permite estimarla
probabilidad de desarrollar cáncer como resultado de la exposición a
sustancias químicas.
En los estudios de evaluación del riesgo, el trabajo de investi-
gación de los toxicólogos puede relacionarse con: a) observaciones
de campo y de laboratorio sobre la exposición de los seres vivos a
contaminantes específicos y sus efectos adversos en la salud, b) la
identificación de efectos de dosis bajas y altas de los agentes quí-
micos en animales de experimentación (evaluación de la relación
dosis-respuesta), para extrapolar la información obtenida hacia los
humanos y c) estimaciones de la exposición y caracterización de las
poblaciones afectadas. La información anterior contribuye a realizar
la identificación del peligro y la evaluación de la exposición, lo que
a su vez establece la caracterización del riesgo (incidencia estimada
del efecto adverso en una población determinada).
Conviene señalar que el término "peligro" o "peligroso" define la
capacidad de una sustancia de producir efectos adversos en los orga-
nismos (actividad intrínseca), mientras que el término "riesgo" des-
cribe la probabilidad de que, bajo una situación dada, una sustancia
peligrosa produzca daño. Es decir, para que exista el riesgo es necesa-
rio estar expuesto a una sustancia y que la exposición represente un

FUNDAMENTOS DE LA TOXICOLOGÍA AMBIENTAL 29


peligro para la salud. Por lo tanto, si alguno de estos factores (peligro
o exposición) es igual a cero entonces no hay riesgo.
Ahora bien, el trabajo requerido para reducir los riesgos de las
sustancias tóxicas es grande y complejo, ya que los avances de la quí-
mica analítica en las últimas décadas han permitido detectar can-
tidades muy pequeñas de agentes contaminantes; ejemplo de ello
es la identificación y cuantificación de la 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-p-
dioxina (TCDD) en el orden de ng/kg. Se debe considerar que en este
rango de concentraciones, algunas sustancias químicas con gran po-
tencia tóxica pueden generar efectos nocivos sobre los sistemas bio-
lógicos y/o ambientales. Así, los alimentos que consumíamos años
atrás y que parecían puros, ahora pueden no serlo; tal es el caso del
maíz, el trigo o la carne de pollo que pueden estar contaminados con
cantidades muy pequeñas de aflatoxinas (sustancias cancerígenas).
La evaluación de la exposición generalmente incluye las fuen-
tes y mecanismos de emisión de los agentes tóxicos, los medios de
retención y transporte (difusión en uno o más compartimientos am-
bientales), el sitio de contacto entre el área contaminada y los indi-
viduos, así como la vía de ingreso del tóxico al organismo. Por ello,
para caracterizar la conducta ambiental de una sustancia química
es necesario medir sus concentraciones en los diferentes compar-
timientos ambientales (aire, suelo, agua y sistemas biológicos). Con
ello, se puede entender la dinámica de la sustancia en éstos y entre
otros compartimientos, el almacenamiento y la degradación. Ejem-
plo de lo anterior es la acetona que se libera a la atmosfera durante
su producción o uso. En el aire, la luz solar degrada parte de este
compuesto, sin embargo, la acetona no degradada es arrastrada por
la lluvia hacia el suelo y el agua; en el suelo, también es transportada
por la lluvia hacia los mantos acuíferos (lagos, lagunas, ríos, etc.). En
este escenario, el hombre y los animales entran en contacto con la
acetona a través del agua contaminada o el aire que respiran. En re-
sumen, la evaluación de la exposición incluye las siguientes etapas:

1) Caracterización del escenario ambiental. Es la identificación del me-


dio físico en el que se encuentra la sustancia química, desde el sitio
de ingreso hasta que alcanza las poblaciones expuestas.
2) Identificación de las rutas ambientales de exposición. Las rutas ac-
ceden a compartimientos ambientales interconectados y en ellos
se puede establecer el flujo del contaminante, así como su degra-
dación (fenómenos de transporte, distribución y transformación).
3) Cuantificación de la exposición para cada ruta ambiental identi-
ficada. Se realiza estimando la concentración del contaminante
en el sitio de contacto (piel, pulmones, etc.) con los individuos ex-
puestos, la frecuencia del contacto y su duración. Esta fase de eva-
luación permite calcular la dosis externa que recibe la población a
través de cada una de las rutas ambientales identificadas, que de-
ben combinarse luego para obtener el grado total de la exposición.
Cuando esta cantidad se expresa por unidad de masa corporal del
individuo expuesto se le denomina dosis suministrada.

Con este tipo de estudios, se puede determinar el nivel "seguro" o


sin efecto de la exposición. En efecto, la información obtenida de los
experimentos hechos con animales, y extrapolada a los humanos, es
útil para establecer el nivel de efecto no observable (NOEL) o el nivel
del efecto más bajo observado (LOEL). Otro parámetro es "la exposi-
ción máxima razonable" (EMR), la cual se define como la exposición

30 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
más alta que es razonable esperar que ocurra en un sitio. El propósito
de calcular la EMR es hacer una estimación de la exposición que esté
dentro de los niveles posibles y que permita hacer predicciones con-
servadoras de los efectos que puede causar el tóxico.

Monitoreo de la exposición a los xenobióticos y biomarcadores

Desde el punto de vista preventivo, es muy importante detectar la


absorción de sustancias nocivas antes de que alcancen concentracio-
nes tóxicas en el organismo. Esto es particularmente válido para la
toxicología ambiental y ocupacional, en donde se generan intoxica-
ciones crónicas causadas por la exposición prolongada a sustancias
tóxicas presentes en el ambiente, en concentraciones bajas. En este
contexto, se han caracterizado dos fases de exposición de los seres
vivos a los xenobióticos: 1) fase pretóxica y 2) fase tóxica. En la pri-
mera de ellas, las concentraciones del agente tóxico en el organismo
son inferiores al nivel nocivo; en la segunda, las concentraciones del
agente tóxico absorbido causan daño al organismo.

Monitoreo del medio externo e interno

Para identificar en los seres vivos la exposición a las sustancias tóxicas


antes de que éstas les generen daño, se utilizan algunas pruebas que
incluyen:

a) Muestreo del medio externo (aire, agua, suelo). La magnitud de


la exposición puede establecerse con base en las concentracio-
nes de la sustancia tóxica presente en el medio externo. Con
fines reguladores, se establecen parámetros como el "valor um-
bral límite" (valor TLV, por sus siglas en inglés), el cual se re-
laciona con la concentración tolerable de un agente tóxico en
el medio externo. Para prevenir el daño, es necesario medir pe-
riódicamente las concentraciones de agentes contaminantes y
evitar que superen los valores TLV.
b) Muestreo del medio interno (material biológico). La magnitud de
la exposición se establece de manera más directa determinando
las concentraciones de los xenobióticos en la orina o en la sangre.
Los “valores límite biológicos” (valores BLV, por sus siglas en in-
glés) representan los límites para las concentraciones de los toxo-
nes en los fluidos corporales, las cuales no deben ser superadas
porque dañan la salud de los individuos expuestos (Cuadro 1-1).

Sustancia Material biológico Forma de determinación Valor BLV


DDT Grasa DDT y DDE 500 ppm
Fluoruro Orina Fluor 5mg/L
Plomo Sangre Plomo 0.7 mg/L
Metanol Orina Metanol 5mg/L
Tricloroetileno Orina Ac. Tricloroacético 30 mg/L

Cuadro 1-1. Valores BLV para algunas sustancias.

FUNDAMENTOS DE LA TOXICOLOGÍA AMBIENTAL 31


Es importante subrayar que tanto los valores BLV como los TLV
no deben ser vistos como límites absolutos de seguridad: son las con-
centraciones máximas tolerables definidas por circunstancias toxi-
cológicas aceptables.

Pruebas biológicas de exposición

Su objetivo fundamental es detectar la exposición a las sustancias


tóxicas antes de que se manifieste su acción nociva. Las pruebas bio-
lógicas de exposición son útiles para identificar las concentraciones
subtóxicas de los agentes contaminantes. Estas pruebas pueden ser
selectivas y no selectivas.

a) Pruebas selectivas. Se basan en las alteraciones funcionales o bio-


químicas del organismo producidas por la absorción de sustan-
cias tóxicas; ejemplo, el análisis de la actividad de la colinesterasa
plasmática para identificar la exposición a plaguicidas organofos-
forados.

b) Pruebas no selectivas. Señalan la exposición a sustancias tóxicas


de manera general o a ciertas familias de compuestos. Como
ejemplos se pueden señalar: 1) el empleo de dosímetros (gafetes)
sensibles a la radiación para detectar exposición a sustancias
radiactivas y 2) la determinación del contenido de metahemo-
globina en la sangre (este compuesto representa normalmente
sólo una fracción pequeña de la hemoglobina total, pero alcanza
valores altos después de la exposición a compuestos de las fami-
lias de nitritos, quinonas y amino-aromáticos).

El desarrollo de pruebas de exposición biológicas sencillas, apro-


piadas para su empleo colectivo y periódico, tiene especial importancia
en la toxicología ocupacional. Así, al efectuarse un trabajo peligroso
desde el punto de vista toxicológico, se puede evaluar periódicamente
la salud de los trabajadores para evitarles daños futuros.

Marcadores biológicos

La exposición a los contaminantes ambientales puede ser valorada


midiendo la concentración del tóxico en el aire, agua o suelo (mo-
nitorización ambiental) o identificando parámetros biológicos en los
individuos expuestos: sangre, orina o aire exhalado (monitorización
biológica). En relación con el segundo caso, para evaluar la presencia
de un xenobiótico en el organismo y sus efectos biológicos se han
identificado algunos parámetros que indican de manera predictiva
tales circunstancias. Estos parámetros son conocidos como marca-
dores biológicos o biomarcadores. Por lo tanto, un biomarcador es
un xenobiótico (o sus metabolitos) presente en un fluido biológico
y/o alguna alteración bioquímica, funcional o estructural inducida
por el mismo en un organismo vivo, que puede ser cuantificada en
una muestra biológica. Los biomarcadores ideales deben reunir las
siguientes características: a) ser identificados con facilidad en la
muestra biológica, b) tener especificidad, c) reflejar un cambio sub-
clínico reversible, d) permitir adoptar medidas preventivas y e) ser
éticamente aceptables. Ahora bien, los biomarcadores se clasifican
en tres clases: de exposición, de efecto y de susceptibilidad.

32 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
a) Marcadores biológicos de exposición. Un elemento importante en
el proceso de valoración del riesgo para la salud es demostrar la
exposición de un individuo o de una población a sustancias
químicas peligrosas. Esto se realiza identificando y cuantifican-
do la presencia del tóxico en el organismo (carga corporal) que
proviene de la exposición. Por lo tanto, este tipo de marcadores
generalmente consisten en la determinación de la sustancia quí-
mica, o de un metabolito, en un fluido corporal, tejido o molécu-
la del individuo en estudio. Ejemplos de marcadores biológicos de
exposición son: la concentración de plomo en la sangre, la
concentración de arsénico o mercurio en la orina y la formación de
aductos de la sustancia química con proteínas.

b) Marcadores biológicos de efecto . Un biomarcador de efecto es el


parámetro biológico que refleja la interacción de la sustancia
química con receptores orgánicos. Por ello, estos marcadores
miden alteraciones bioquímicas, fisiológicas o conductuales en
un organismo y que, dependiendo de su magnitud, indiquen
efectos biológicos, alteraciones en la salud o la presencia de una
enfermedad ocasionada por la exposición a la sustancia tóxica.
Como las alteraciones bioquímicas y funcionales anteceden al
daño estructural, su detección permite identificar de manera
temprana la exposición excesiva o peligrosa a los contaminantes
ambientales, lo que permite tomar medidas preventivas oportu-
nas. Ejemplos de estos tipos de marcadores biológicos son: 1) la
determinación de carboxihemoglobina en sangre, la cual se co-
rrelaciona con la exposición ambiental al monóxido de carbono;
2) la inhibición de la colinesterasa eritrocitaria en intoxicaciones
con plaguicidas organofosforados, y 3) la inhibición de la dehi-
dratasa del ácido delta aminolevulínico (ALA-D) en hematíes,
durante las intoxicaciones con plomo.

c) Marcadores biológicos de susceptibilidad. Sirven como indicadores de


sensibilidad individual al efecto de un xenobiótico o grupo de com-
puestos tóxicos. Por ello, pueden ser útiles para predecir la proba-
bilidad de que un individuo pueda desarrollar una enfermedad al
exponerse a un agente agresor. En general, estos marcadores se re-
lacionan con factores genéticos identificables por estudios de ADN
o determinación de polimorfismos de actividades enzimáticas.
Existen dos tipos de biomarcadores de susceptibilidad: a) marcado-
res de polimorfismos de sistemas activadores, los cuales miden la
actividad de las isoenzimas del citocromo P450 y b) marcadores de
polimorfismos de sistemas detoxificadores que miden la actividad
de enzimas, como la glutatión-S-transferasa, la acetiltransferasa,
la sulfotransferasa, la glucuroniltransferasa o la paraoxonasa.

Finalmente, la toxicología ambiental integra diversos factores


como los indicadores de exposición y las dosis con los datos de los
efectos producidos por los contaminantes ambientales, evaluando así,
en forma cuantitativa, la probabilidad de que en una población o eco-
sistema se presenten efectos nocivos ocasionados por las sustancias
tóxicas presentes en el ambiente. Por ello, los estudios de la toxico-
logía ambiental permiten establecer las concentraciones aceptables
y/o permisibles de los contaminantes ambientales, para proteger a las
poblaciones, incluyendo a los individuos más sensibles, de los efectos
adversos potenciales derivados de la exposición ambiental a las sus-
tancias tóxicas.

FUNDAMENTOS DE LA TOXICOLOGÍA AMBIENTAL 33


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36 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
CONTAMINACIÓN DEL AIRE 2
Dra. Gloría María Martínez González
Instituto Tecnológico de Celaya

Dra. Elsa Marcela Ramírez López


Universidad Autónoma de Aguascalientes
Introducción En el siglo XII comenzaron los problemas de la contaminación del
ambiente por el uso del carbón. Por ello, el inglés John Evelyn (1661)
publicó por vez primera la presencia de contaminantes en el am-
biente, los problemas de salud derivados de ello y sus propuestas
de remediación. Dentro de esta problemática, dos siglos después
en la ciudad de Londres (1873) murieron 268 personas a causa de
una densa niebla con agentes contaminantes que cubrió la ciudad;
décadas posteriores, murieron cerca de 4,000 personas debido a un
problema semejante, ya que una capa de aire contaminado perma-
neció durante tres días en esa misma ciudad (diciembre de 1952);
por si esto fuera poco, en el año de 1956 murieron 1,000 personas
más a causa de la contaminación del ambiente. Debe señalarse que
la mayoría de los muertos tenían antecedentes clínicos de bron-
quitis, enfisema o trastornos cardíacos. En este contexto, durante
la década de 1950, en Bélgica, Estados Unidos de América y México
(Poza Rica, Veracruz) también se presentaron decesos por la conta-
minación del aire.
Ahora bien, la presencia excesiva de partículas y sustancias
contaminantes en el aire se debe principalmente a las actividades
humanas (contaminación antropogénica), aunque los fenómenos
naturales, los animales y los vegetales también contribuyen de ma-
nera importante a incrementar la contaminación atmosférica. Al
respecto, existen estudios que demuestran la participación de los
bosques, como los de Francia, Rusia y los Estados Unidos, en el pro-
blema de la contaminación del aire. Por lo anterior, generalmente
las concentraciones de los contaminantes atmosféricos exceden los
estándares de calidad del aire establecidos por las normas oficiales
de un gran número de países.
Las fuentes antropogénicas de los contaminantes del aire son
diversas porque provienen de una gran variedad de actividades hu-
manas, entre ellas, el uso de materiales de limpieza doméstica, la
refinación del petróleo, la agroindustria, los rellenos sanitarios y
los tiraderos de basura. A nivel mundial, el parque vehicular repre-
senta la mayor fuente de contaminantes ambientales (dióxidos de
azufre y nitrógeno, monóxido de carbono, plomo, etc.) porque sus
emisiones son las más elevadas. Este problema es más grave en los
países latinoamericanos, ya que los vehículos son muy antiguos y

CONTAMINACIÓN DEL AIRE 39


no tienen convertidor catalítico o simplemente porque su tiempo de
funcionamiento adecuado ha expirado.
Debe señalarse que la polución se debe en gran medida al au-
mento de la población humana, la cual paralelamente ha incremen-
tado el uso de las diversas formas de energía. En este contexto, la ge-
neración y el uso de la energía produce agentes contaminantes como:
partículas finas, material particulado (PST, PM10, PM25), compuestos
que contienen azufre (dióxido de azufre) o nitrógeno (dióxido de ni-
trógeno y óxido nitroso) y gases de efecto invernadero (monóxido de
carbono y metano). Otros contaminantes son los compuestos orgáni-
cos volátiles (COV), como el benceno, el tolueno y el xileno; los com-
puestos halogenados, los plaguicidas y las sustancias radiactivas.
También pueden encontrarse agregados en partículas de polvo o
líquido: fluoruros, arsénico, plomo, cadmio, mercurio, cromo y zinc.
Además, biopartículas, como las esporas de los mohos, bacterias y
virus, también contaminan el ambiente.
En las últimas décadas, los contaminantes del aire han impacta-
do de manera importante la salud de los humanos, lo que ha dismi-
nuido sus expectativas de vida al aumentar las afecciones en los sis-
temas respiratorio y cardiovascular, y al agravarse los padecimientos
crónicos; ejemplos, desde la década de 1990, la prevalencia y gravedad
del asma y la rinitis alérgica han aumentado a nivel mundial, además,
en las mujeres embarazadas inmersas en este medio contaminado
se presentan efectos adversos en el crecimiento fetal. Así, en muchas
ciudades de América Latina y del Caribe la contaminación del aire re-
presenta el principal problema de atención de salud pública. Por otra
parte, se han reportado efectos negativos en la agricultura, la salud de
los animales, el exterior de obras arquitectónicas y la economía.

Contaminantes del aire

Los contaminantes emitidos hacia la atmosfera son producidos por


el hombre (xenobióticos) o son de naturaleza biogénica (contaminan-
tes naturales) generados por fuentes diversas, como los incendios, las
erupciones volcánicas, los bosques, etc. Respecto a la contaminación
antropogénica, en muchas ciudades de nuestro planeta, este proble-
ma se debe a las emisiones de los automóviles viejos y de las fábricas
ubicadas en las zonas urbanas, lo que genera inversiones térmicas. En
nuestro país, este fenómeno se presenta principalmente en la Ciudad
de México, Guadalajara y Monterrey, debido a la baja dispersión de las
sustancias que contaminan el ambiente.
Los contaminantes del aire se pueden encontrar en forma ga-
seosa, líquida o sólida. Por lo tanto, en la atmosfera existen polvos,
materia en partículas, aerosoles, vapor, neblinas, humos, etc. exclu-
yendo el vapor de agua. En términos de toneladas de material antro-
pogénico emitido por año, cinco sustancias se relacionan de manera
estrecha con la contaminación del aire: monóxido de carbono, óxi-
dos de azufre, compuestos orgánicos volátiles, materia particulada
y óxidos de nitrógeno; además, existe un gran número de compues-
tos catalogados como contaminantes peligrosos del aire. Por ello,
la presencia de sustancias indeseables en la atmosfera interna o
externa, o en ambas, produce efectos nocivos para los seres vivos.
La composición del aire limpio y contaminado, con riesgo para la
salud y el tiempo de residencia de los compuestos en la atmosfera,
se muestra en el cuadro 2-1.

40 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Cuadro 2-1. Composición química del aire limpio y contaminado.
Valores normados para la contaminación del aire en exposición
aguda 0 INE, 2008), (2 Kiely, 1997).

Regulación de la contaminación del aire

A nivel mundial, la magnitud de la contaminación y su control va-


rían mucho, ya que con frecuencia en muchos países se omite la pre-
ocupación por la salud y el cuidado del medio ambiente, debido a la
búsqueda de la prosperidad económica y a la necesidad de atender
exigencias básicas de la población.
Para atender el problema de la contaminación del aire, en los Esta-
dos Unidos de América se han establecido varias leyes y normas, entre
ellas: a) en 1955, la Ley para el Control de la Contaminación del Aire y la
Ley del Derecho Público 84-59 (Air Pollution Act, APA); b) en 1963, la Ley
del Aire Limpio y la Ley de Derecho Público 88-206 (Clean Air Act, CAÁ);
c) en 1965, la Ley del Control de la Contaminación del Aire por los Vehí-
culos de Motor; y d) en 1987, las Leyes que Regulan la Calidad del Aire y
las Emisiones Industriales. De ellas se derivó la normatividad conocida
como WHO que corresponde a la Guía de la Calidad del Aire para Euro-
pa. Finalmente, en 1990 la EPA-USA emitió los Estándares Nacionales de
Calidad del Aire.
En México, la normatividad para controlar la contaminación
se estableció desde los años de 1971 y 1972, con la Ley Federal para
Prevenir y Controlar la Contaminación (LFEPCC) y la norma NMX-
AA-001-1972. Luego se emitieron las normas NMX-AA-013-1976 para
evaluar el humo de los vehículos con motor a diesel y la NMX-AA-
027-1976 para determinar las emisiones de hidrocarburos emitidos
por los vehículos a gasolina. Posteriormente (1988), se publicó la Ley

CONTAMINACIÓN DEL AIRE 41


General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA)
con su respectivo Reglamento. A partir de 1992, bajo los lineamien-
tos de la Ley Federal de Metrología y Normalización, la elaboración y
aprobación de normas oficiales ha representado un proceso complejo
que garantiza un nivel técnico elevado, la participación social en las
diferentes fases de su desarrollo y un análisis minucioso de sus efec-
tos económicos. Las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) se emplean
para controlar los contaminantes orgánicos e inorgánicos emitidos
por fuentes fijas y móviles, y se pueden encontrar en el Diario Oficial
de la Federación y en la página web de la SEMARNAT (www. semarnat.
gob.mx/leyesynormas). En la Figura 2.1 se describe la aparición cro-
nológica de las leyes y normas de México.

Figura 2.1. Leyes y normas federales relacionadas con el ambiente de México.

Clasificación de los contaminantes del aire

La contaminación del aire es un grave problema de nuestro tiempo


en el plano ecológico y toxicológico. En este contexto, la clasificación
de los contaminantes se realiza con base en varios criterios: a) situa-
ción geográfica, b) composición química, c) origen y d) estado de la
materia.

Contaminación por situación geográfica

La contaminación y sus efectos nocivos presentan un radio de acción


cada vez más amplio, cruzando las fronteras de los estados en un país
y las fronteras de los países. Esto ocasiona problemas de polución en
las diferentes regiones y causa daños en los recursos naturales, las
personas y sus bienes.
La contaminación atmosférica transfronteriza se define como la
liberación de sustancias o energía antropogénicas hacia la atmosfera,
las cuales generan en otro país efectos perjudiciales para la salud, el
medio ambiente o los bienes materiales, sin que se puedan distin-
guir las fuentes individuales o colectivas de dicha liberación. Algunos

42 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
ejemplos de los efectos nocivos de la contaminación transfronteriza
del aire son: a) el ocurrido en Hiroshima y Nagasaki (1945) que causó
la evacuación de 135,000 personas de la Unión Soviética; b) el acci-
dente nuclear ocurrido en Chernobyl, Rusia (1986), del cual aún se
sienten sus estragos en los países de Europa septentrional y central;
y c) la contaminación transferida desde Estados Unidos hacia Onta-
rio, Canadá, con siete de sus plantas generadoras de electricidad, la
cual ocasiona aproximadamente 2,750 muertes prematuras y daños
ambientales y sanitarios por 5,000 millones de dólares anuales, de
acuerdo con un estudio del gobierno de Ontario del año 2005.
Además, en la frontera con México también se tienen proble-
mas de contaminación generada por los Estados Unidos de América,
ejemplos: los incendios forestales que anualmente se presentan y las
maquiladoras establecidas en los estados del norte de nuestro país.
Sin embargo, también existe contaminación en sentido inverso, es
decir, de México hacia los Estados Unidos debido a la presencia de
ladrilleras en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Contaminantes atmosféricos de acuerdo a su origen

Los compuestos emitidos por las diferentes fuentes antropogénicas o


biogénicas son conocidos como contaminantes primarios, los cuales
al entrar en contacto con la atmosfera pueden reaccionar entre sí y
formar productos más reactivos y peligrosos que se conocen como
contaminantes secundarios. En otras palabras, los contaminantes
primarios se emiten como tales desde las fuentes estacionarias o
móviles, ejemplos: dióxido de azufre, materia particulada, los COVs
y los óxidos de nitrógeno. A su vez, los contaminantes secundarios
se generan en la atmosfera a partir de los contaminantes primarios,
mediante reacciones químicas o fotoquímicas, ejemplo: el dióxido de
nitrógeno emitido por los automóviles reacciona con la luz ultravio-
leta y se forma ozono, como se muestra en las reacciones siguientes:

En el Cuadro 2-2 se muestran algunos de los contaminantes pri-


marios y secundarios encontrados en la atmosfera.

Cuadro 2-2. Clasificación general de los contaminantes gaseosos en el aire


(Wark y Warner, 1997).

CONTAMINACIÓN DEL AIRE 43


Contaminantes de acuerdo a su composición química

Los contaminantes presentes en el ambiente pueden clasificarse


como sustancias orgánicas e inorgánicas. Los compuestos orgánicos
tienen en su estructura molecular carbono e hidrógeno, aunque tam-
bién pueden contener elementos como O, N, P y S. Los contaminantes
inorgánicos incluyen al CO, CO2, carbonates, óxidos de azufre, óxidos
de nitrógeno, ozono, fluoruro de hidrógeno y cloruro de hidrógeno, los
cuales pueden ser contaminantes primarios o secundarios.

Materia en partículas

Partícula es un término que se emplea para describir las materias só-


lidas y las gotas pequeñas de líquido divididas finamente. Algunas son
tan grandes que pueden verse como: los polvos, los humos, el hollín,
las cenizas volátiles, la neblina y el spray. Muchos de esos contaminan-
tes pueden ser dispersados y arrastrados por el aire, y contener óxido
de hierro, plomo, fluoruros y arsénico, en general los metales tóxicos.

Gases

Los gases son fluidos que ocupan todo el sitio en donde se encuentran.
Desde el punto de vista toxicológico, se ha prestado poca atención a las
mezclas de los gases, fenómeno importante por los efectos sinérgicos
que pueden generar en la salud de los humanos y de los animales;
ejemplos de estas mezclas son: ozono-dióxido de nitrógeno, ozono-
oxígeno, ozono-dióxido de carbono, monóxido de carbono-otros
gases, óxido nítrico-hidrocarburos y compuestos azufrados-gases
oxidantes.

Fuentes y efectos de los contaminantes del aire

Los contaminantes antropogénicos y biogénicos emitidos hacia la at-


mosfera son transportados por las corrientes de aire, se difunden por
las turbulencias y son sometidos a reacciones químicas y fotoquí-
micas. Por medio del modelamiento es posible cuantificar diferentes
procesos como: la difusión turbulenta y el transporte advectivo, las
transformaciones fisicoquímicas, la importancia relativa de los dife-
rentes contaminantes y sus depósitos, etc. Sin embargo, la utilidad
de estos modelos atmosféricos depende de la calidad de los paráme-
tros de ingreso y, en particular, de la confiabilidad de la información
(cuantitativa y cualitativa) sobre las fuentes de los contaminantes
primarios introducidos a la atmosfera.
Los contaminantes del aire pueden producir efectos nocivos en
los humanos, en los animales y en la agricultura. Por ejemplo, se
ha demostrado que el dióxido de nitrógeno irrita los pulmones y
genera edema cuando se inhala en concentraciones altas. Además,
la presencia de partículas sólidas o líquidas en la atmosfera dismi-
nuyen la visibilidad; algunos de los contaminantes que ocasionan
este efecto son el ozono (reacciones en fase gaseosa), el dióxido de
azufre y el vapor de agua, los cuales absorben y dispersan la luz. A
su vez, el oscurecimiento del ambiente —debido a la reducción del
paso de la luz solar— ocasiona que algunas personas tengan pro-
blemas depresivos.

44 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Fuentes de contaminación biogénica

Las fuentes de contaminación biogénica se encuentran en la naturale-


za e incluyen fenómenos como las erupciones volcánicas, los incendios
forestales, las tormentas de arena, la degradación de los vegetales en
los bosques, las emisiones de compuestos orgánicos volátiles (COVs)
al aire por bosques y pastizales, etc. Ejemplo de ello son las emisiones
originadas por la erupción del volcán Monte Pinatubo, en Filipinas
(1991), que mataron a 200 personas y los contaminantes como el SO2
llegaron hasta la estratosfera (altura de 40 kilómetros).

Figura 2-2. Emisiones por la erupción del volcán Monte Pinatubo, Filipinas.

Francia cuenta con una superficie boscosa de aproximadamente


29% del total de su territorio y, después de Rusia, es el país que más
contaminantes biogénicos produce en Europa. En efecto, se han detec-
tado fuertes emisiones biogénicas hacia la atmosfera, de hasta 50% de
isoprenos y monoterpenos, por diferentes especies de pinos (Pinus sp,
Abies alba, pectinata y sibirica) así como de ébanos y otros árboles y ar-
bustos. Asimismo, en los Estados Unidos de América, Austria, Portugal
e Italia también se han detectado estos mismos contaminantes en sus
bosques, representando entre 30 y 40% de sus emisiones totales.
En este contexto, el óxido nitroso (N2O) es producido naturalmente
en los suelos como parte de los procesos de desnitrificación; es decir, la
reducción de nitritos y nitratos a nitrógeno gaseoso (N2 o NOx). A su
vez, los fertilizantes nitrogenados comerciales constituyen una fuente
adicional de nitrógeno, lo cual incrementa las emisiones del suelo de
N2O. Se estima que las emisiones de NOx provenientes de los suelos
constituyen 16% del total de NOx en la troposfera. La erosión eólica es
otro fenómeno natural que genera emisiones. Sin embargo, debido a
que dichas emisiones están asociadas típicamente con suelos pertur-
bados, frecuentemente son tratadas como fuentes de área. Otras cate-
gorías menores de emisiones de fuentes naturales incluyen las termi-
tas que liberan metano (CH4), las emisiones de NOx de los relámpagos y
las emisiones de SOx de la actividad geotérmica.

CONTAMINACIÓN DEL AIRE 45


Fuentes de contaminación antropogénica

Como ya se describió, la contaminación antropogénica es generada


por la actividad humana y altera la calidad del aire. Los contami-
nantes emitidos por esta actividad incluyen: partículas, NOx, SOx, CO,
compuestos halogenados, compuestos orgánicos e inorgánicos volá-
tiles, etc. Estos contaminantes pueden ser generados por diferentes
fuentes como: las fuentes de punto (industria petroquímica, farma-
céutica, química, de pintura, talleres de impresión, etc.), fuentes de
área (comercios, plantas de tratamiento de aguas residuales domés-
ticas e industriales, rellenos sanitarios, depósitos de residuos peligro-
sos, casas habitación, etc.) y fuentes móviles (vehículos particulares,
taxis, camiones de carga, autobuses, etc.).

a) Materia en partículas

Hasta hace aproximadamente quince años, el estudio y regulación


ambiental de las partículas se centraba en las partículas suspendidas
totales (PST), las cuales son menores de 100 μm de diámetro aerodiná-
mico. Posteriormente, se incluyeron las partículas menores de 10 pm,
ya que éstas y las PST son sustancias irritantes y, por consecuencia, ge-
neran problemas pulmonares como asma y edema. En años recientes,
se ha prestado atención especial a las partículas finas y ultrafinas, es
decir, las que tienen diámetros menores a 2.5 y 1 μm, respectivamente,
porque se inhalan fácilmente y pueden ingresar al torrente sanguíneo.
En general, las concentraciones de partículas PM10 y PST exceden las
normas en la mayoría de las ciudades de América Latina. En México,
estas concentraciones elevadas se deben en gran medida a la presen-
cia de un gran número de vehículos, muchos de ellos antiguos.

Fuentes de emisión

Existen diversas fuentes de emisión de partículas, entre ellas se en-


cuentran: los equipos de destilación, trituradores, calcinadores, cal-
deras, incendios forestales, explosiones, producción de cemento, ase-
rraderos, combustión incompleta de partículas orgánicas (humo del
cigarro y madera), partículas finas como el Zn y los óxidos de plomo,
fábricas que utilizan sílice o silicatos, rellenos sanitarios, los hornos
(Figura 2-3.), entre otros.

Figura 2-3. Emisión de partículas por ladrilleras en la ciudad de Puebla, México.

46 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
La calidad del aire se evalúa de acuerdo a las Normas Oficia-
les Mexicanas (NOM). Para las partículas de PM25 y PM10 se aplica la
NOM-025-SSA1-1993 y para las PST la NOM-024-SSA1-1993.

Efectos tóxicos

Las partículas presentes en el aire pueden afectar la salud humana. Al


respecto, las partículas muy pequeñas (con diámetro inferior a 1 μm)
ingresan con facilidad y se depositan en las cavidades pulmonares cau-
sando problemas respiratorios. Se ha descrito que las partículas pre-
sentan tres mecanismos de toxicidad: 1) la toxicidad se deriva de sus
propiedades fisicoquímicas, 2) pueden afectar los mecanismos de lim-
pieza del aparato respiratorio y 3) pueden ser conductoras de sustancias
tóxicas absorbidas.
En los Estados Unidos de América y en Europa, se ha encontrado
que la exposición prolongada de los humanos a las partículas finas que
provienen de la combustión es un riesgo ambiental importante, ya que
se puede producir cáncer pulmonar y enfermedades cardiopulmonares.
Otro estudio comparativo de la calidad del aire entre Canadá y México
reportó hasta 66 μg PM10/m3 en la Ciudad de México mientras que en
Vancouver, Canadá, la concentración de partículas no rebasó los 14 μg
PM10/m3. En este contexto, cuando se analizaron los pulmones de cadá-
veres de personas no fumadoras, que habían vivido durante 20 años en
la Ciudad de México, se encontraron partículas PM10 y agregados con
otros tóxicos (caolín, aluminio-silicato, hierro y carbono-azufre), por lo
que esto pudo haber sido una de las posibles causas de muerte cardio-
vascular.
Las partículas presentes en la atmosfera, además de afectar la
salud de los humanos, causan daños directos en las superficies me-
tálicas o por la acción de sustancias corrosivas absorbidas que for-
man aglomerados con las partículas inertes emitidas al ambiente.

b) Compuestos que contienen azufre

El dióxido de azufre (SO2) y trióxido de azufre (SO3) son los compuestos


del azufre que predominan en la atmosfera. El S02 es un gas incoloro
que se forma al quemar azufre y tiende a disolverse fácilmente en
agua; es un compuesto no flamable y no explosivo que produce una
sensación gustatoria a concentraciones de 0.3 a 1.0 ppm en el aire. A
concentraciones mayores de 3.0 ppm, el gas tiene un olor acre y es
irritante. En la atmosfera, el SO2 se convierte parcialmente en SO3 y en
ácido sulfúrico (o en sus sales) mediante procesos fotoquímicos o ca-
talíticos. El SO2 también puede transformarse en otros productos como
partículas finas de sulfato (S04) y niebla de ácido sulfúrico (H2SO4). Las
reacciones que se llevan a cabo son:

Los cloruros y sulfates de Fe y Mn actúan como catalizadores en


la penúltima reacción.

CONTAMINACIÓN DEL AIRE 47


Fuentes de emisión

La fuente primaria de SOx es la quema de combustibles fósiles que


contienen azufre como el combustóleo y, en particular, el carbón.
Sin embargo, los SOx incluyen otros compuestos azufrados de ori-
gen natural, como el sulfuro de hidrógeno (H2S) y el dimetil-sulfuro
(CH3-S-CH3) que proviene de fuentes biogénicas, como las erupciones
volcánicas y la brisa marina. Dentro de las actividades antropogéni-
cas productoras de SOx se encuentran: las calderas industriales, las
fundiciones de cobre, las refinerías de petróleo, los calentadores resi-
denciales y comerciales, las ladrilleras y los automóviles.

Efectos tóxicos

El dióxido de azufre (SO2) es un gas irritante, soluble en agua. La ex-


posición del humano al SO2 produce una sensación astringente y
pérdida del reconocimiento de sabores y olores. Al ser inhalado, se
absorbe principalmente en las vías respiratorias superiores, por su
capacidad para disolverse en el fluido que las recubre.
Su principal efecto como agente irritante es la broncoconstricción
y la estimulación de secreciones en el árbol respiratorio. Las concen-
traciones en el aire de 1 a 3 ppm aumentan la resistencia a la respira-
ción en individuos sanos y producen broncoconstricción en personas
asmáticas. Sin embargo, la exposición crónica a concentraciones bajas
(>1 ppm), semejantes a las que se encuentran en zonas industriales,
aumentan la incidencia de bronquitis en la población. Experimental-
mente, se ha encontrado que la exposición crónica de roedores al SO2
(1 ppm) disminuye la esperanza de vida, ya que se presenta envejeci-
miento acelerado, así como daño cardíaco, pulmonar y renal. Por otra
parte, se ha reportado que la combinación de partículas y SO4 incre-
menta la morbilidad y la mortalidad de enfermos crónicos del corazón
y de las vías respiratorias. El SO2 presente en el aire puede reaccionar
con el vapor de agua produciendo H2SO4 el cual genera lluvia acida que
daña las plantas, los peces y, en general, la vida acuática.
En los EUA, el valor máximo para el SO2 en el aire es de 0.03
ppm y el promedio máximo en 24 h es de 0.14 ppm. En exposición
industrial, el límite de exposición es de 2 ppm. En México, el criterio
para evaluar la calidad del aire con respecto al SO2 es el valor esta-
blecido para proteger la salud de la población en la norma NOM-022--
SSA1-1993.

c) Compuestos que contienen nitrógeno

Los óxidos de nitrógeno (NOx) son un grupo de gases altamente reac-


tivos que contienen diferentes cantidades de oxígeno y nitrógeno,
como el óxido nítrico (NO) y el bióxido de nitrógeno (NO2). En la at-
mosfera existen varios óxidos de nitrógeno en forma gaseosa o par-
ticulada. Estas sustancias reaccionan con los COVs bajo la influencia
de la luz solar para formar ozono, nitratos de peroxiacilo (NPA) y es-
mog, como se muestra en las siguientes reacciones:

48 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
El bióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas suspendidas son
los responsables de la capa café-rojiza que se puede ver con frecuen-
cia sobre muchas áreas urbanas. El ácido nítrico (HNO3) se produce
en la atmosfera por la reacción entre óxidos de nitrógeno y el vapor
de agua.

Fuentes de emisión

Los óxidos de nitrógeno se emiten a la atmosfera por la combustión


de sustancias que contienen nitrógeno. Así, las principales fuentes an-
tropogénicas son los vehículos y los motores de combustión interna, la
producción a partir del carbón y de los aceites pesados (grandes genera-
dores de energía eléctrica), las calderas industriales, las plantas de ácido
nítrico, hornos de ladrilleras y otras fuentes industriales, comerciales y
residenciales que queman combustibles.
Los NOx también pueden formarse de manera natural por la des-
composición bacteriana de los nitratos orgánicos, los incendios foresta-
les y de pastos y, en menor grado, en tormentas eléctricas. El NO2 se libe-
ra durante la descomposición rápida de materia vegetal, como sucede
en los silos (en un silo cerrado la concentración de NO2 alcanza valores
tan altos como 1,500 ppm). El humo del cigarro contiene de 200 a 650
ppm de NOx.

Efectos tóxicos

El NO y el NO2 son las formas más importantes de NOX, desde el punto


de vista toxicológico. Ambos son altamente reactivos y pueden alcan-
zar concentraciones relativamente altas en la atmosfera. El NO2 es un
contaminante de importancia en el interior de las viviendas poco ven-
tiladas y calentadas con estufas de gas. Es un agente irritante de ojos,
nariz y garganta, capaz de producir edema pulmonar cuando se inhala
en concentraciones altas. Además de los problemas a la salud humana,
el NO2 daña los cultivos, ya que se ha detectado que a concentración de
0.5 ppm, en un periodo de 0 a 12 días, detiene el crecimiento de algu-
nas plantas, como el frijol pinto y el tomate. Experimentos con naranjas
sin semilla muestran que se reduce el rendimiento ante una exposición
prolongada al NO2, en concentraciones de 0.25 a 1 ppm. Las superficies
metálicas también sufren daños por la presencia de este compuesto, ya
que en presencia suficiente de humedad forma ácido nítrico (sustancia
corrosiva).
El límite de exposición para el NO2 en procesos industriales es de 3
ppm (NIOSH, 1 PPM) y para el NO es de 25 ppm. El criterio para evaluar
la calidad del aire con respecto al bióxido de nitrógeno (NO2) en México
es el valor normado para la protección de la salud de la población en la
norma NOM-023-SSA1-1993.

d) Monóxido de carbono

El monóxido de carbono (CO) es un gas incoloro e inodoro de efecto


invernadero. Todos los dispositivos de combustión o flama emiten este
gas. Se calcula que, anualmente, la emisión mundial de CO supera los
230 millones de toneladas.

CONTAMINACIÓN DEL AIRE 49


Fuentes de emisión

La principal fuente antropogénica de monóxido de carbono es la quema


incompleta de combustibles (por falta de oxígeno), como la gasolina y
el gas, los automóviles y los motores de combustión interna, los hornos
de las ladrilleras, así como las fuentes estacionarias que queman com-
bustibles. Un vehículo que utiliza gasolina, y que carece de dispositivo
para controlar los gases de desecho, emite 300 g de CO por litro de com-
bustible. Por ello, una forma de reducir la concentración de CO en la at-
mosfera consiste en afinar bien los automóviles para asegurar la mezcla
adecuada del combustible con el oxígeno. Así, programas como el de
Verificación Vehicular y el uso de convertidores catalíticos en los auto-
móviles han sido medidas útiles para controlar la emisión de gases.

Efectos tóxicos

El CO se combina con la hemoglobina de los eritrocitos formado car-


boxihemoglobina, lo que impide el transporte de oxígeno de los pul-
mones a los tejidos y produce anoxia tisular (la hemoglobina tiene
una afinidad por el CO 210 veces mayor que por el O2). En este con-
texto, se ha descrito que una parte de CO en 200 partes de O2 o 1000
partes de aire transforma aproximadamente 50% de la hemoglobina
en carboxihemoglobina; por ello, la exposición a concentraciones al-
tas de CO suelen ser mortales. Al respecto, en habitaciones pequeñas
y mal ventiladas, un calentador de gas natural emite hasta 9 litros
por minuto de CO, lo que es suficiente para convertir el aire en un
agente peligroso para la vida. El CO también se combina con la miog-
lobina de los músculos y con algunas enzimas, así, se ha descrito que
la interferencia en la actividad del sistema de oxidasa de citocromo
es uno de los principales efectos tóxicos del monóxido de carbono.
El límite de exposición industrial para el CO es de 35 ppm. En
los EUA, la exposición a una concentración de 9 ppm de CO en el aire
de interiores durante 8 horas se considera nocivo para la salud. En
México, el criterio para evaluar la calidad del aire con respecto al CO
es el valor establecido para la protección de la salud de la población
en la norma NOM-021-SSA1-1993.

e) Oxidantes/otoquímicos

Los oxidantes fotoquímicos son sustancias trazas que pueden oxi-


dar al yoduro de potasio. Estos agentes oxidantes pueden ser: el ozo-
no (O3), el nitrato de peroxiacetilo (NPA), el nitrato de peroxibencilo
(NPB), el peróxido de hidrógeno (H2O2) y el ácido fórmico (HCOOH).
Los oxidantes fotoquímicos son producto de las reacciones atmosfé-
ricas que tienen como precursores los hidrocarburos (COVs), los NOx,
el radical hidroxilo (HO•), otros radicales y la luz solar; generalmente,
son contaminantes secundarios formados en las capas bajas de la
atmosfera.
El ozono es un gas incoloro aproximadamente 1.6 veces más pe-
sado que el aire y altamente reactivo, por lo que es capaz de oxidar
materiales. Puede atacar el hule sintético, lo que reduce la vida de las
llantas, el aislamiento del hule, la celulosa de los textiles, reduciendo
la resistencia de estos artículos. La estratosfera concentra la mayor
cantidad de ozono. En las áreas rurales alejadas de la contaminación,
la concentración a una altura de 20 km es de 0.02 ppm, aunque en
otras zonas puede llegar a ser mayor de 0.20 ppm.

50 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Fuentes de emisión

Los oxidantes fotoquímicos como el SO2, NO y los hidrocarburos son


emitidos por la industria pesada y por fuentes móviles.

Efectos tóxicos

Algunos oxidantes como el NPA y el NPB irritan severamente los ojos;


combinados con el ozono irritan la nariz y la garganta, producen cons-
tricción del pecho y, a concentraciones mayores de 3,900 μg/m3, generan
tos e incapacidad para concentrarse. El ozono puede ocasionar inflama-
ción pulmonar y asma, depresión del sistema inmunológico, lo que dis-
minuye la resistencia a las infecciones. Debido a su elevada reactividad
llega a destruir células y tejidos. El criterio para evaluar la calidad del
aire con respecto al ozono (O3) es el valor establecido para la protección
de la salud de la población en la norma NOM-020-SSA1-1993.

f) Compuestos halogenados

Las sustancias halogenadas emitidas hacia la atmosfera son el cloro


(Cl2), cloruro de hidrógeno (HC1), fluroruro de hidrógeno (HF), clo-
rofluorocarbonos (CFC) y los haluros. Los CFC son una familia de
químicos inertes no tóxicos en bajas concentraciones y fácilmente
licuables, se utilizan en la refrigeración, aire acondicionado, empaca-
do y aislamiento, o como solventes y propelentes de aerosoles. Estos
compuestos no son destruidos en la atmosfera baja, sino flotan en
la atmosfera superior donde sus componentes de cloro destruyen el
ozono. El cloropreno es un compuesto químico muy utilizado en la
generación de productos elásticos de neopreno.

Fuentes de emisión

Los CFC son emitidos por el uso de los aerosoles. El PVC es un plás-
tico que emite ácido clorhídrico al ser quemado. El cloruro de vinilo
es un gas utilizado en la producción de plásticos y puede ser emitido
hacia la atmosfera. La clorotiamida es un herbicida utilizado para
controlar la maleza en los huertos y eliminar plantas flotantes en
aguas tranquilas o de flujo lento, el cual puede ser emitido en forma
de pequeñas gotas hacia la atmosfera.

Efectos tóxicos

En función de la dosis absorbida, estos compuestos pueden afectar la


salud de los seres vivos, ya que presentan propiedades acumulativas
que pueden llegar a ser letales en concentraciones altas.

g) Hidrocarburos

Los hidrocarburos son compuestos orgánicos que contienen carbo-


no e hidrógeno en su estructura molecular. Dos grandes familias de
éstos son los derivados del petróleo y los compuestos orgánicos volá-
tiles (COVs). Los derivados del petróleo incluyen: crudos y destilados
de petróleo, aceites lubricantes y combustibles, bases para gasolina,
gasolina, keroseno y naftas, los cuales son considerados contami-
nantes importantes, ya que, por procesos fotoquímicos, reaccionan
con los NO para formar NPA y permitir la formación de O3.

CONTAMINACIÓN DEL AIRE 51


Los COVs (tema que será analizado con mayor amplitud en el ca-
pítulo correspondiente) son líquidos o sólidos con carbono enlazado a
carbono, hidrógeno, nitrógeno o azufre, ejemplos: el benceno, xileno, to-
lueno, propano, cetonas, alcoholes, aldehídos, etc. En general, son com-
puestos cuyas presiones de vapor, a temperatura ambiente, son mayo-
res a 0.0007 atm y cuyos puntos de ebullición atmosférica son hasta
aproximadamente 260 °C. Esto implica la mayor parte de los compues-
tos orgánicos con menos de 12 átomos de carbono. Estos compuestos al
vaporizarse se condensan en la atmosfera, formando parte del proble-
ma de las partículas finas.

Fuentes de emisión

La presencia de hidrocarburos es diez veces mayor en las áreas ur-


banas que en las rurales. Al respecto, se ha demostrado que los hi-
drocarburos se forman durante la combustión incompleta de casi
cualquier material orgánico, como las grasas, las carnes, el hule, el
humo de cigarro, las actividades domésticas, etc. Por lo tanto, los hi-
drocarburos emitidos hacia la atmosfera pueden provenir de diver-
sas actividades antropogénicas. Las fuentes naturales de estos con-
taminantes son los volcanes y los incendios forestales.

Efectos tóxicos

Algunas formas de cáncer pueden ser causadas por la exposición a


hidrocarburos aromáticos polinucleares presentes en el aire. Ade-
más, los hidrocarburos no quemados, en combinación con los óxidos
de nitrógeno y en presencia de la luz solar, forman oxidantes fotoquí-
micos que generan efectos adversos en la salud del hombre y de los
vegetales. Contaminantes como el formaldehído, el acetaldehído y el
1,3-butadieno deberían analizarse periódicamente para identificar y
prevenir problemas potenciales de salud ambiental. En México aún
no se ha establecido una norma de calidad del aire para los COVs.

h) Asbestos

El término asbesto se usa para designar cualquier mineral que se


descompone en fibras. Una forma común es la crisotila (fibra de si-
licato de magnesio) que contiene 40% de sílice; en cortes finos, sus
fibras son tubulares y con diámetros muy pequeños. Otra forma es
la crosidolita, un silicato férrico con 51% de sílice. La amosita es la
granerita fibrosa o ferrosilicato de magnesio con 49% de sílice.

Efectos tóxicos

Aunque la fibrosis pulmonar difusa fue reportada por primera vez


en 1907 en trabajadores expuestos al asbesto y en 1935 se reportó el
cáncer broncogénico relacionado con la asbestosis, fue hasta 1960
cuando se reconoció que la presencia de esta enfermedad en la po-
blación general se relaciona con los asbestos. Otra enfermedad, el
mesotelioma pleural, se encontró en la población que vivía cerca de
minas de asbesto en Sudáfrica. Los límites de exposición para partí-
culas mayores de 5 μm (partículas/mililitro de aire) son amosita 0.5,
crisotila 2 y crosidolita 0.2.

52 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
i) Contaminantes biológicos

Los contaminantes biológicos se encuentran en forma de aerosoles y


están constituidos por una gran diversidad y cantidad elevada de par-
tículas de origen biológico como: quistes de los protozoarios, ácaros,
bacterias, virus, hongos y sus esporas, fracciones de micelio de hongos
microscópicos, polen, endotoxinas, micotoxinas (aflatoxinas, patiluna)
y esporas de algas. Aunque los microorganismos no son nativos del
aire, éste es su vehículo. Normalmente, los microorganismos mueren
debido al efecto de la luz UV y la falta de nutrientes, excepto las es-
poras formadas por ciertas bacterias y hongos. Al respecto, algunas
esporas y polen se han encontrado a una altura de 300 m y algas azul-
verdes hasta los 2,000 m.
Algunos pueden ser agentes infecciosos, entre ellos los micro-
organismos Legionella spp y Mycobacterium tuberculosis, o sustancias
alérgenas como Penicillium spp, Alternaria spp, Bacillus subtilis, Bacillus
cereus y Actinomycetes spp (otros alérgenos son el epitelio de los ani-
males y los parásitos) y agentes de infección invasiva fúngicos tales
como Aspergillus/umigatus y Aspergillus/lauus. La inversión térmica es
un factor importante que influye en la contaminación por material
biológico.

Fuentes de emisión

Las emisiones de estos contaminantes son biogénicas, como las


aguas superficiales, océanos y lagos; algunas son provocadas por los
cambios en las condiciones ambientales. Entre las de origen antro-
pogénico se encuentran el humo de los cigarros y el tabaco; gotas
del aire acondicionado, tanques de almacenamiento de agua, suelo,
materia orgánica en descomposición, rellenos sanitarios, partículas
secas del excremento y plumas de las aves, excremento de mur-
ciélagos, hongos y esporas de actinomicetos de la degradación de
la materia orgánica (composteo, almacenes de granos), estornudos,
plantas de tratamiento de aguas residuales, trillado de los campos
agrícolas, rastros, fecalismo al aire libre, etc. Las endotoxinas de las
bacterias Gram negativas son lipopolisacáridos que se encuentran
en su pared celular.

Efectos tóxicos

Los efectos de estos contaminantes son muy diversos (alergias, in-


fecciones, hipersensibilidad, etc.) y no se deben solamente a la ex-
posición hacia los microorganismos viables, sino también a los no
viables que se localizan en el aire interior (casas, oficinas y edificios)
y exterior.
Las enfermedades alergénicas se deben a la exposición al polen,
ácaros, mohos, a productos microbianos como las endotoxinas de las
bacterias, y se asocian al contacto con mascotas, pesticidas, falta de
limpieza en los hogares, cubiertas de techos muy antiguos, etc. Algu-
nos estudios han mostrado la presencia de endotoxinas en el tabaco
y en el humo de los cigarros. Los cuales pueden presentar problemas
respiratorios y asma.

CONTAMINACIÓN DEL AIRE 53


Categorías de la contaminación del aire

En nuestro país, donde se ubican cercanamente las zonas urbanas y


semiurbanas, las rurales y las industriales, no se contaba con estu-
dios locales y regionales que consideraran las interacciones en el aire
de los compuestos y las biopartículas provenientes del agua, suelo y
organismos, ni su impacto potencial en la salud. Por ello, desde hace
tres décadas, en las ciudades densa o medianamente pobladas se
han establecido políticas públicas e implementado programas para
eliminar las fuentes emisoras de agentes contaminantes y revertir la
contaminación atmosférica, debido a que disminuyen las expectati-
vas de vida de los habitantes.

Contaminación del aire del ambiente exterior

El aire ubicado fuera de los edificios o aire del ambiente exterior invo-
lucra arreglos complejos de emisiones y contaminantes, así como del
transporte de éstos hacia los receptores, por acciones meteorológicas.
Así, quienes trabajan en ambientes exteriores, o los niños que juegan
en ellos, pueden estar expuestos a concentraciones altas de contami-
nantes. De esta manera, aunque es importante caracterizar los nive-
les de contaminación del aire en ambientes exteriores, también lo es
cuantificar la magnitud de la exposición total de un individuo o de
una población.
En este contexto, casi la mitad de la población mundial (ubicada
en los países en vías de desarrollo) utiliza la biomasa como fuente
principal de energía. En México, este recurso es usado aproxima-
damente por 25% de la población en las zonas rurales de Chiapas,
Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Quinta-
na Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán. Debe señalarse que la bioma-
sa generalmente se quema en fogones abiertos, generando con ello
grandes emisiones de partículas y gases contaminantes (CO, NOx, hi-
drocarburos aromáticos, etc.), porque el proceso de combustión es
incompleto y no controlado. Esto puede provocar serios problemas
en la salud de la población expuesta, la agricultura, la ganadería, los
receptáculos de agua y en la economía.

La salud humana

El aire es un elemento esencial para la vida. Se ha estimado que el


hombre puede vivir cinco semanas sin alimento, cinco días sin agua,
pero sólo cinco minutos sin aire. Como ya se señaló, desde hace siglos,
la contaminación de la atmosfera ha generado muchos efectos noci-
vos en la salud de los seres vivos. La identificación de estos efectos se
realizó al observar un incremento elevado de la mortalidad y de la
prevalencia de enfermedades asociadas con la contaminación del aire,
entre ellos se pueden incluir: 1) la muerte, 2) las enfermedades agudas
o crónicas, con disminución del periodo de vida y daño en el creci-
miento, 3) alteraciones de procesos fisiológicos importantes, como la
ventilación pulmonar y el transporte del oxígeno por la hemoglobina,
así como daño en el sistema nervioso, 4) irritación sensorial, 5) proble-
mas de visibilidad, malos olores u otros efectos negativos que obligan
a las personas a cambiar de trabajo o de residencia.

54 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
La agricultura

Los daños a la vegetación no sólo han ocurrido por las fuentes in-
dustriales, sino también por otras fuentes complejas como las ac-
tividades del la vida urbana. Así, la vegetación ha sido afectada por
diversos contaminantes como: el SO2, los fluoruros, el etileno, el mer-
curio, el cianuro de hidrógeno, los cloruros, el amoniaco y sulfuro de
hidrógeno. Se ha reportado que el SO2 puede afectar la vegetación a
una distancia de 6,000 m de la fuente. En general, las manifestacio-
nes del daño producido por los contaminantes del aire en las hojas
de las plantas se clasifican en tres categorías, no necesariamente ex-
cluyentes entre sí: 1) presencia de necrosis, 2) cambios en el color por
posible clorosis u otro daño y 3) alteraciones en el crecimiento.
En el Valle de San Joaquín de California-USA (2001), se calculó
que los costos anuales por la contaminación del aire ascendían a 150
millones de dólares, debido a que las hojas de los árboles se caen o se
dañan y por la disminución en el crecimiento. De acuerdo a la Agen-
cia de Protección del Ambiente (EPA-USA), las cosechas se pueden
reducir de 20 a 40% por la presencia de O3, a causa de la disminución
de la fotosíntesis. En los parques nacionales, como el Sequoia y el
Kings Canyon al oeste del río Mississipi, la altura de los árboles se ha
reducido hasta en 11%, además de que el hollín ha reducido la visibi-
lidad. En el Valle de Mexicali de Baja California (México), la principal
fuente de contaminación es la Comisión Federal de Electricidad (CFE)
que ha afectado notoriamente la agricultura.

Los animales

Algunos contaminantes, como los fluoruros y el arsénico, han cau-


sado grandes estragos en los animales, siendo los fluoruros los más
difíciles de controlar. Estos contaminantes son emitidos por la indus-
tria de los fertilizantes, plásticos fluorados, refrigerantes, aerosoles,
propelentes, entre otros. Los animales se intoxican con el flúor y el
arsénico al consumir forraje y pastos contaminados.

Arquitectura, bienes y efectos económicos

La contaminación del aire ha tenido efectos negativos en la econo-


mía de las áreas urbanas, ejemplo de ello es el daño a los materiales
inertes que se ha presentado como: corrosión de metales, debilita-
miento de textiles, deterioro de las obras de arte y en la superficie de
los edificios. Frecuentemente, estos efectos negativos son producidos
por la presencia en el aire del SO2 y SO3, las partículas y el sulfuro
de hidrógeno, además de los efectos adversos de la temperatura y la
humedad. En este contexto, la presencia de los COVs en la atmosfera
genera contaminantes muy corrosivos, mediante reacciones fotoquí-
micas. Por otra parte, se han observado daños en las llantas de los
vehículos y rompimiento del hule natural por la presencia de O3 en
el aire.

Contaminación del aire del ambiente interior

El ambiente interior es aquél en donde la persona vive y duerme o


los lugares cerrados como restaurantes, hoteles, escuelas, vehículos
de transporte, oficinas, etc. En las últimas décadas, ha surgido la pre-
ocupación por los efectos potenciales de la contaminación del aire de

CONTAMINACIÓN DEL AIRE 55


interiores sobre la salud. En efecto, en el interior de los edificios pue-
de darse una gran exposición a contaminantes como el polvo, humos,
vapores ácidos y gases orgánicos e inorgánicos. Otros contaminantes
son: el humo del cigarro, monóxido de carbono, dióxido de azufre, pro-
ductos para eliminarla polilla (bolas de naftalina), cosméticos, produc-
tos de limpieza o de mantenimiento del suelo, los aparatos eléctricos,
las velas, el incienso, etc.. Existen también contaminantes biológicos
como los virus o los hongos que se reproducen en ambientes con nive-
les elevados de humedad.
El humo de los cigarros produce partículas finas y ultrafinas,
benceno y otros miles de contaminantes, de tal manera que en los
adultos causa irritación, empeora las enfermedades respiratorias y
del corazón (coronarias). Los compuestos organofosforados conteni-
dos en los insecticidas para plantas de ornato o uso interior afectan
el funcionamiento del sistema nervioso, particularmente en los ni-
ños, porque contaminan los juguetes y se acumulan en lugares su-
perficiales como muros, ventanas, etc. La exposición a los ftalatos se
relaciona con problemas de rinitis y asma.
Finalmente, se ha encontrado que la contaminación intramuros
por la quema de biomasa aumenta significativamente el riesgo de in-
fecciones respiratorias agudas en los niños, así como de enfermedad
pulmonar obstructiva crónica en los adultos. Otras enfermedades pue-
den ser la tuberculosis, la otitis media y el cáncer. En las cocinas donde
se quema biomasa en fogones abiertos, las concentraciones de partícu-
las suspendidas superan ampliamente las normas de calidad del aire
de ambientes exteriores; por ejemplo, las concentraciones típicas de
partículas suspendidas que pueden ser inhaladas (PM10) en cocinas que
usan biomasa, van de 300 a 3,000 μg/m3 en 24 horas (de 3 a 25 veces
mayores que la norma federal de 120 μg/m3 para el aire exterior). En el
año 2004, la colaboración del GIRA, la Universidad de Califomia-Irvine,
la UNAM y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) evaluaron la
contaminación intramuros en hogares rurales del estado de Michoacán
y el impacto del uso de estufas mejoradas de leña. Se encontró que
las estufas Patsari reducen la contaminación intramuros por partículas
suspendidas (PM2 5) en 70 porciento.

56 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
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60 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS
ORGÁNICOS VOLÁTILES 3
Dra. Ana Rosa Rincón Sánchez
Dra. María Cristina Islas Carbajal
CUCS-Universidad de Guadalajara.

M. C. Rosa María Chávez Morales


Dr. Fernando Jaramillo Juárez
Universidad Autónoma de Aguascalientes

Dra. Selene Guadalupe Huerta Olvera


Hospital Civil de Guadalajara "Juan I. Menchaca"
Introducción Los compuestos orgánicos volátiles —denominados COVs (por sus
siglas en español) o VOCs (por sus siglas en inglés, Volátil Organic
Compounds)— son sustancias con distinto grado de volatilidad y li-
posolubilidad que se utilizan en grandes cantidades en la industria,
el transporte, el hogar, etc. Estos compuestos incluyen muchos disol-
ventes (halogenados y no halogenados) con diversos usos. Los COVs
se originan de diversas fuentes como:
a) Fuentes naturales. Son ejemplos de ellas las emisiones volcáni-
cas y de la vegetación (actividad de los bosques, explotaciones
forestales, etc.), así como de hongos y bacterias. En los últimos
años, se ha puesto atención especial a las emisiones de com-
puestos orgánicos volátiles realizadas por las plantas, ya que la
presencia de estos compuestos en el aire afecta la química de la
atmosfera (reaccionan con radicales HO y óxidos de nitrógeno
para producir ozono, un agente oxidante de la troposfera).
b) Fuentes antropogénicas. Entre ellas se encuentran las refinerías
de petróleo, el uso de aparatos eléctricos y de calefacción, la in-
cineración de la basura, la producción y uso de carbón negro, la
combustión incompleta de motores, etc. De manera particular,
debe señalarse el empleo industrial de disolventes, compuestos
que ingresan al ambiente por la quema de combustibles (gaso-
lina, madera, carbón o gas natural) o al ser liberados de los pro-
ductos que los contienen (pinturas, pegamentos, etc.).

El mecanismo primario de contaminación del ambiente por hi-


drocarburos es la combustión incompleta de la materia orgánica. Al
respecto, se ha documentado que la mayoría de los hidrocarburos
aromáticos y poliaromáticos son formados por procesos de descom-
posición térmica (pirólisis) y la recombinación posterior (pirosíntesis)
de moléculas orgánicas. Ejemplos de la magnitud de este problema
son los siguientes: a) en la zona metropolitana del Valle de México, a
finales de la década de 1990, anualmente se emitieron a la atmosfera
cerca de 2.5 millones de toneladas de contaminantes ambientales,
de los cuales aproximadamente 19% (475 mil toneladas) fueron hi-
drocarburos; b) en el año 2002, un estudio piloto detectó 18 contami-
nantes peligrosos en el aire de diez ciudades norteamericanas, entre
los cuales se encontraban compuestos orgánicos volátiles como el

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 63


acetaldehído, benceno, tetracloruro de carbono, cloroformo, formal-
dehído, tetracloroetileno, entre otros.

Clasificación

El término COV agrupa una gran cantidad de compuestos químicos.


Por ello, se clasifican con base en distintos criterios (composición, pe-
ligrosidad, uso, etc.). Respecto a su composición química, se pueden
señalar las siguientes familias: a) hidrocarburos alifáticos (metano,
etano, propano, etc.); b) hidrocarburos aromáticos (benceno, tolue-
no, xileno, etilbenceno, etc.); c) alcoholes (metanol, etanol), aldehídos
(formaldehído, acetaldehído) y cetonas (acetona); d) éteres (éter etíli-
co) y glicoles (etilenglicol, propilenglicol); y e) hidrocarburos clorados
(tetracloruro de carbono, tricloroetileno, tetracloroetileno, cloruro de
metileno, cloroformo, etc.). Además, según su peligrosidad se clasifi-
can de la manera indicada en el Cuadro 3-1.

Grado de peligrosidad Tipo de daño Ejemplos


Benceno, cloruro de vinilo y 1,2 di-
Extremadamente peligrosos Afectan la salud.
cloroetano.
Acetaldehído, anilina, cloruro de
Pueden dañar significativa-
Compuestos peligrosos (Clase A) bencilo, tetracloruro de carbono,
mente al medio ambiente.
acrilato de etilo, etcétera.
Tienen menor impacto en el
Compuestos peligrosos (Clase B) Acetona, etanol, etcétera.
medio ambiente.
Cuadro 3-1. Clasificación de los compuestos orgánicos volátiles según su pe-
ligrosidad.
Usos

Los COVs tienen muchas aplicaciones, ya que se usan como repelen-


tes de polillas, aromatizantes del aire, conservadores de la madera,
productos de uso automotriz, líquidos para la industria de lavado en
seco, etc. En la industria se emplean como disolventes, combustibles,
agentes de limpieza, dispersantes y propelentes, entre otros. Con-
viene subrayar que los disolventes son un grupo de sustancias muy
usadas como agentes desengrasantes, limpiadores, componentes de
pinturas, lacas y pegamentos; o como sustancias intermedias en la
fabricación de otros productos; además, son compuestos volátiles y
liposolubles, por lo que el riesgo de absorción durante la exposición
laboral es muy elevado. En el Cuadro 3-2 se muestran algunas de las
aplicaciones industriales de estos compuestos.

Actividad industrial Proceso Disolvente


Alimentos Extracción de aceites/grasas. Hexano, ciclohexano, sulfuro de
carbono.
Siderúrgica metálica Limpieza, desengrasado de piezas, Tricloroetileno, cloruro de metileno,
refrigeración, etcétera. hidrocarburos alifáticos.
Calzado Pegado, disolvente de pegamentos y Mezcla de hexanos.
limpieza.
Plástico y caucho Tratamiento de materias primas y de Dimetilformamida, cloroformo,
transformación. acetona.
Madera Laqueado, barnizado y conservación. Trementina, tolueno, creosota.

64 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Alcohol etílico, alcohol isopropílico,
Cosmética Dispersante.
cloroformo.
Materia prima para la síntesis de
Farmacéutica Varios.
productos de esta industria.
Pinturas Dilución. Tolueno, acetatos, cetonas.
Limpieza en seco Disolución de la materia orgánica. Percloroetileno.
Soluciones, limpieza de equipos y
Artes gráficas Alcohol isopropílico.
rodillos.

Cuadro 3-2. Disolventes empleados en diversas actividades industriales.

Contaminación ambiental

Las fuentes de contaminación del ambiente pueden ser móviles o


fijas. Entre las fuentes móviles se encuentran: aviones, ferrocarriles,
automóviles, embarcaciones, así como equipo y maquinaria (con mo-
tores de combustión) que generan emisiones contaminantes para la
atmosfera. Además de los COVs, los motores de los vehículos emiten
monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2) y óxidos de ni-
trógeno (NOx) que se producen durante la combustión. A su vez, las
fuentes fijas generadoras de emisiones incluyen:

Fuentes puntuales

Incluyen la generación de energía eléctrica y las actividades industria-


les como: química, textil, alimentaria, maderera, metalúrgica, metálica,
manufacturera y procesadora de productos vegetales y animales, entre
otras. Las emisiones que se originan de la combustión utilizada para
producir energía o vapor dependen de la calidad de los combustibles y
de la eficiencia de los quemadores, mantenimiento del equipo y de con-
troles al final del proceso (filtros, precipitadores y lavadores, etcétera).

Fuentes de área

Se relacionan con las emisiones generadas en actividades y procesos


como: la limpieza de superficies y equipos con solventes, el lavado en
seco, las artes gráficas, la distribución y el almacenamiento de gas
licuado, el tratamiento de aguas residuales, los rellenos sanitarios,
entre otros. Este tipo de emisiones incluye a muchos contaminantes
con impactos diferentes en la salud.

Fuentes naturales

Son emisiones producidas por los volcanes, los océanos, los vegetales,
así como por la digestión anaerobia y aerobia de sistemas naturales.
En particular, todo aquello que es emitido por la vegetación y la ac-
tividad microbiana en suelos y océanos (emisiones biogénicas), cuyo
papel es importante en la química de la troposfera por su participa-
ción en la formación de ozono. Las emisiones biogénicas incluyen:
óxidos de nitrógeno hidrocarburos (metano, dióxido y monóxido de
carbono, así como compuestos nitrogenados y azufrados).

Contaminación del aire

Los COVs se transforman con facilidad de líquidos a vapores. Aunque


sus emisiones provienen principalmente de la industria, el uso de

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 65


automóviles y los productos de la digestión de algunos animales tam-
bién los liberan. Muchos de estos compuestos son contaminantes peligro-
sos para la salud y en el aire forman parte del esmog. Como ya se señaló,
además de las emisiones de origen antropogénico, existen emisiones bio-
génicas que son de gran importancia para evaluar la calidad del aire debi-
do a que desarrollan un papel fundamental en la química de la troposfera
(son compuestos precursores de otros contaminantes secundarios).
El empleo de disolventes orgánicos produce emisiones de COVs que
pueden ser perjudiciales para la salud de los humanos y de los anima-
les, así como para el ambiente. De esta manera, hay compuestos que da-
ñan la capa de ozono, otros contaminan el aire, algunos son muy tóxicos
para los animales y otros pueden permanecer por mucho tiempo en el
ambiente sin degradarse (persistentes) o, incluso, se pueden acumular
en el organismo de los seres vivos presentándose el fenómeno de bio-
acumulación. Los COVs producen efectos nocivos sobre los ecosistemas
naturales, entre ellos: interfieren en la actividad fotosintética y en el cre-
cimiento y metabolismo de los vegetales, además, aumentan la sensibi-
lidad de los árboles a las heladas, al calor y la sequía.
Conviene señalar que actualmente las concentraciones excesi-
vas de gases que contaminan la atmosfera, aproximadamente 80%,
provienen de la quema indiscriminada de combustibles fósiles como
el carbón, el petróleo y el gas natural, utilizados para la generación
de energía. Las normas del Convenio Internacional sobre el Clima
(Protocolo de Kioto) han sido implementadas en algunos países para
regular la emisión de gases de efecto invernadero, como el bióxido
de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido de nitrógeno (N2O), así como
tres tipos de gases industriales fluorados: hidrofluorocarbonos (HFC),
perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
A nivel mundial, la fuente más importante de óxidos de nitró-
geno se debe al ciclo natural del nitrógeno, en el que interviene la
dinámica microbiana del suelo a través de procesos de nitrificación y
desnitrificación. Al respecto, se estima que los suelos aportan 40% de
la producción total de óxidos de nitrógeno, incluyendo las emisiones
antropogénicas y naturales. Mediante procesos abióticos y bióticos
se emite óxido nitroso y óxido nítrico a la atmosfera, fenómeno de
gran importancia en la producción de oxidantes atmosféricos como
el ozono. Las emisiones de estos óxidos dependen además de la com-
posición y características del suelo, de factores como la humedad, la
temperatura del ambiente y la disponibilidad de compuestos nutriti-
vos para los microorganismos, entre otros.

Ozono

Los COVs y los óxidos de nitrógeno (NOX) son contaminantes precur-


sores del ozono (O3), el cual es una forma alotrópica del oxígeno que
sólo es estable en determinadas condiciones de presión y tempera-
tura. Cuando el ozono se encuentra en la estratosfera protege a los
seres vivos del daño que puede ocasionar la radiación ultravioleta
(capa de ozono); sin embargo, cuando se localiza en la troposfera (en
contacto con la tierra y formando parte del aire que respiramos) es
un agente tóxico (muy oxidante) que afecta las mucosas e irrita el
tracto respiratorio y los ojos, lo que facilita las acciones nocivas de
virus y bacterias.
En las últimas décadas, la capa de ozono ha estado seriamente
amenazada por la contaminación ambiental. Para atender este serio
problema, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) pro-

66 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
movió la firma del Protocolo de Montreal (1987). El daño de la capa
de ozono puede provocar el aumento de casos de cáncer de piel y de
cataratas oculares, la supresión del sistema inmunitario en humanos
y en otras especies. También puede afectar a los vegetales sensibles
a la radiación ultravioleta. Para preservar la capa de ozono se debe
evitar el uso de compuestos químicos, como los clorofluorocarbonos
(refrigerantes industriales, propelentes) y los fungicidas agrícolas.

Contaminación del agua y de los suelos por hidrocarburos


aromáticos y poliaromáticos

Contaminación acuática

La contaminación acuática por hidrocarburos aromáticos y poliaro-


máticos ocurre principalmente por derrames de petróleo y descargas
industriales. En este medio, los hidrocarburos son ingeridos, degra-
dados y transportados por los microorganismos. En efecto, los hidro-
carburos presentes en el agua son ingeridos por una gran variedad de
vertebrados e invertebrados (crustáceos, poliquetos, equinodermos,
etc.). Algunos de estos organismos son capaces de metabolizarlos,
mientras que otros como los bivalvos (ostras) no tienen la maquina-
ria enzimática para hacerlo y los almacenan temporalmente.
En este contexto, las bacterias, las levaduras y los hongos filamen-
tosos metabolizan estos compuestos, aunque la biotransformación
es más difícil cuando hay mayor número de anillos bencénicos en
la estructura. Debe señalarse que cuando es menor la capacidad de
los organismos para metabolizarlos mayor es la probabilidad de que
sean bioacumulados. Asimismo, los organismos con mayor cantidad
de grasa almacenan más estos compuestos y los transmiten al si-
guiente eslabón de la cadena alimenticia (biomagnificación).

Contaminación terrestre

La contaminación de los suelos también es causada por los derra-


mes de petróleo y por otros compuestos que los contienen. En este
contexto, el tiempo de residencia de los hidrocarburos en el suelo
es menor que en los sedimentos; esto depende del tipo de sustrato,
disponibilidad de oxígeno y de la temperatura. Es bien sabido que los
suelos fríos tienden a asociarse más fuertemente a los hidrocarburos
y por más tiempo (20-40 años). Por lo tanto, el depósito de estos xeno-
bióticos en las tundras y los icebergs representa un problema adicio-
nal muy serio, por el calentamiento global del planeta, lo que puede
poner aún en mayor riesgo las zonas oceánicas, ya que al derretirse
estos suelos liberan a sus contaminantes.

Exposición a los COVs

Los humanos y los animales terrestres se exponen a los compuestos


orgánicos volátiles al respirar el aire contaminado por estas sustan-
cias. Este fenómeno se agudiza durante el verano, cuando el sol y
las altas temperaturas reaccionan con los contaminantes ambienta-
les para formar el esmog. Además, en el interior de los edificios, los
productos que contienen COVs liberan estos compuestos durante su
uso y almacenamiento. Al respecto, en el hogar, las personas pueden
estar expuestas a los COVs cuando usan materiales de limpieza, pin-
turas o productos que contienen esas sustancias.

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 67


A su vez, la exposición ocupacional se presenta en algunas indus-
trias (gráfica, artesanías y tintorerías) que utilizan materiales como
pegamentos, marcadores, soluciones fotográficas y sustancias para
lavado en seco; también puede darse en las fábricas que producen
compuestos a base de petróleo o en las oficinas donde se usan copia-
doras, impresoras o líquidos correctores.

Efectos en la salud

Los efectos adversos de los COVs pueden variar desde un alto grado de
toxicidad hasta la ausencia de efectos nocivos. Para evaluar sus efectos
sobre la salud es pertinente subrayar que hay dos grupos principales:
a) compuestos orgánicos volátiles (COVs), emitidos principalmente a
través de la combustión parcial de carburantes y por la evaporación de
disolventes orgánicos. De ellos destacan el benceno y el 1,3-butadieno
por ser potencialmente cancerígenos; b) hidrocarburos aromáticos po-
licíclicos (HAPs) o compuestos aromáticos policíclicos (CAPs), grupo de
sustancias formadas también durante la incineración incompleta del
carbón, el petróleo, la basura, etc. Existen más de 100 clases de estas
sustancias y, generalmente, se encuentran en forma de mezclas com-
plejas y no como compuestos individuales. Se emiten en cantidades
pequeñas a la atmosfera y pueden producir cáncer.

Toxicidad en los humanos

Los daños a la salud dependen de la naturaleza tóxica de cada com-


puesto, así como de la magnitud y del periodo de exposición al mis-
mo. Las personas con mayor riesgo de daño por exposición a los COVs
son los trabajadores de las industrias (exposición ocupacional pro-
longada), los fumadores de cigarros y los individuos expuestos a las
emisiones del tránsito pesado de vehículos automotores por periodos
largos. Conviene señalar que los riesgos para la salud asociados a la
emisión de COVs (uso de disolventes) se derivan de las propiedades
volátiles, liposolubles, tóxicas e inflamables de estos compuestos. A
continuación se describen esas propiedades.

Volatilidad

La naturaleza volátil de estos compuestos permite que se evaporen


rápidamente a la atmosfera, alcanzando concentraciones altas en es-
pacios confinados. En los humanos, se absorben principalmente por la
piel y los pulmones. El contacto con la piel permite el paso del disol-
vente a la sangre, lo que puede causar efectos nocivos inmediatos o a
largo plazo. A su vez, la inhalación es una vía de exposición peligrosa,
ya que a través de los pulmones la absorción de estos compuestos es
muy eficaz, lo que puede provocar que ingresen al organismo concen-
traciones elevadas en lapsos breves de tiempo (exposición aguda).

Propiedades liposolubles

Los disolventes orgánicos son liposolubles y, por ello, luego de la ab-


sorción se distribuyen en los distintos órganos y tienden a acumular-
se en los tejidos ricos en grasa. Esta circunstancia provoca que con el
paso del tiempo se alcancen concentraciones riesgosas para la salud
de los humanos, particularmente para el feto durante el desarrollo
embrionario.

68 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Propiedades tóxicas

Algunos estudios toxicológicos indican que la exposición crónica a


los disolventes produce lesiones neurológicas y otros efectos como
irritabilidad y dificultad para concentrarse, alteraciones visuales,
verbales, motoras o de la memoria, etcétera.

Inflamabilidad

La mayoría de estas sustancias son inflamables y explosivas, sin em-


bargo, algunas no arden con facilidad, pero se descomponen a tempe-
raturas altas generando otros compuestos tóxicos. Éste es el caso de los
disolventes halogenados que se transforman en fosgeno, ácido clorhí-
drico, ácido fluorhídrico, etc. El peligro de explosión varía con el tipo de
disolvente y, por ello, se requiere conocer en cada caso las condiciones
de concentración, presión, temperatura, etc., para evitar el riesgo.
De manera resumida, la exposición a corto plazo a los COVs pue-
de causar irritación de los ojos y de las vías respiratorias, dolor de
cabeza, mareo, trastornos visuales, fatiga, pérdida de la coordinación,
reacciones alérgicas de la piel, náusea y trastornos de la memoria. A
su vez, la exposición crónica ocasiona lesiones en el hígado, los riño-
nes, el sistema nervioso central y efectos carcinógenos. Como ya se
señaló, el benceno y el 1,3-butadieno son COVs altamente tóxicos y
de preocupación particular por ser carcinógenos.

Toxicidad de los compuestos aromáticos policíclicos en la


vida silvestre

Plantas y microorganismos

Las plantas microfitas y macrofitas (sobre todo las acuáticas) están


expuestas a los efectos tóxicos producidos por los hidrocarburos po-
liaromáticos o compuestos aromáticos policíclicos (CAPs), ya que
muchas de ellas se ubican en la columna de agua o en la superficie
del cuerpo acuático. El efecto principal de estos compuestos sobre el
fitoplancton es la reducción de la generación de biomasa de las plan-
tas nativas del lugar, así como de la actividad fotosintética. También,
los microorganismos disminuyen la tasa de crecimiento, aunque
otros incrementan su población.
Es importante señalar que el grado de afectación del fitoplancton
y de los microbios acuáticos está en relación directa con el tamaño del
cuerpo de agua. Así, en los ríos o lagos de gran extensión, las plantas y
los mocroorganismos revierten el daño por sí mismos en menor tiem-
po que aquellos que habitan cuerpos de agua de menor tamaño, don-
de los contaminantes están más concentrados. Los efectos nocivos de
los CAPs sobre la vida acuática se deben a los cambios que inducen en
el equilibrio de gases (oxígeno y nitrógeno) y del pH. Los hidrocarburos
con dos, tres o más anillos bencénicos (PCBs) estimulan (biota opor-
tunista) o inhiben (biota natural) la división celular en las bacterias y
algas acuáticas, incluso a bajas concentraciones (5 ppb).
Los CAPs también causan daños severos sobre las plantas terres-
tres, las cuales pueden exponerse a tales compuestos cuando son
regadas con aguas contaminadas o crecen en suelos alterados por
estos xenobióticos. El daño se manifiesta por la inhibición de la ger-
minación de las semillas, del crecimiento de la planta y, un efecto

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 69


muy notable, la disminución del grado de colonización de hongos en
las raíces, necesarios para fijar nitrógeno en la planta.

Invertebrados

El cambio de pH y la depleción de oxígeno y nitrógeno, causado por los


CAPs, provoca la muerte de invertebrados de la columna de agua, ben-
tónicos e intersticiales; estos últimos son afectados por los hidrocarbu-
ros que tienden a sedimentarse. La acción nociva de los CAPs es más
intensa en individuos inmaduros como los huevos y las larvas; en ellos,
se producen diversos efectos que se manifiestan como: alteraciones del
comportamiento, daño tisular y fisiológico, así como alteraciones repro-
ductivas en los estadios adultos. Cabe señalar que algunas poblaciones
de invertebrados aumentan ante la presencia de estos hidrocarburos,
tal es el caso de los isópodos.

Peces

Son las especies más afectadas por los COVs, debido a que se expo-
nen a cantidades altas de estos compuestos, por el ingreso de agua
contaminada a través de las branquias y por consumir alimentos
contaminados (biomagnificación). Los efectos subletales de los CAPs
se presentan a concentraciones tan bajas como 0.5 ppm e incluyen:
alteraciones cardiorrespiratorias, defectos estructurales de las bran-
quias, hepatomegalia, reducción del crecimiento, erosión de las ale-
tas, inmunosupresión, alteraciones reproductivas, disminución de la
carga interna de parásitos y aumento de la carga externa, alteracio-
nes sanguíneas y del comportamiento. Los huevos y las larvas son
más sensibles que los animales jóvenes y los adultos porque su ex-
posición es más directa, ya que son depositados en la superficie o en
sitios poco profundos desde donde se evaporan los COVs.

Reptiles y anfibios

Aunque no está bien caracterizado el efecto tóxico de los CAPs sobre


estos organismos, en el Golfo de Arabia, se ha observado aumento de
la mortalidad de las serpientes marinas en las áreas cercanas a las
zonas de descarga de petroquímicos y CAPs. Además, se ha descrito
la muerte de diferentes especies de tortugas (Chelonia mydas, Caretta
caretta y Lepidochelys feempi) por el consumo de agua contaminada con
CAPs. En estos animales se han reportado daños en la piel, alteracio-
nes respiratorias y glandulares. También, se han observado cambios
de comportamiento en las ranas toro (Rana catesbiana), sapos y sala-
mandras. Algunos compuestos específicos (como el benzo-a-pireno)
causan alteraciones cancerígenas en salamandras y tritones.

Aves

Las aves marinas y de cuerpos de agua son seriamente afectadas por


los CAPs. Tal es el caso de los álcides, ánades y pingüinos. La exposi-
ción ocurre por inhalación de aire contaminado, consumo de peces
y plantas contaminadas y por contacto dérmico con la superficie de
los océanos y cuerpos de agua contaminados. Se presenta irritación
gastrointestinal, de ojos y piel, debilidad, alteración de la conducta
predadora, neumonía, deshidratación, alteraciones de los eritrocitos
y de la osmorregulación, inmunosupresión, desequilibrio hormonal,

70 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
crecimiento retardado y alteraciones reproductivas y del comporta-
miento.

Mamíferos

Los mamíferos acuáticos como las nutrias, las focas (Phoca uitulina),
los leones marinos y los osos polares son los animales más afectados,
al igual que los cetáceos (Orcinus orea, ballena jorobada y Megaptera
novaeangliae). Los CAPs generan reducción del peso corporal, hemo-
rragias gastrointestinales, anemia, insuficiencia renal, deshidrata-
ción, enfisema pulmonar, esteatosis y necrosis hepática centrolobuli-
llar. Durante la guerra del Golfo Pérsico (1990-1991), muchos cetáceos
murieron por el derrame de enormes cantidades de contaminantes,
entre ellos los CAPs.

Impacto ambiental de algunos Covs

Acetona

La acetona es un líquido sintético inflamable de olor característico, su


punto de ebullición es de 50 °C, la densidad de 0.79 a 18 °C y la presión
de vapor es de 231 mmHg a 25 °C. Es soluble en agua, alcohol y éter, y
muy soluble en los lípidos. Se evapora rápidamente desde las superfi-
cies secas y más lentamente desde el agua y las superficies húmedas.
Industrialmente se obtiene por destilación del acetato de calcio. La
acetona se usa en la fabricación de plásticos, fibras, explosivos, me-
dicamentos y sustancias como el alcohol isopropílico y el cloroformo.
Suele utilizarse como disolvente en la producción de grasas, aceites,
caucho, plásticos y productos farmacéuticos. La acetona es una sus-
tancia peligrosa, ya que, debido a su alta volatilidad, las personas ex-
puestas lateralmente inhalan grandes cantidades de ella.

Figura 3-1. Estructura química de la acetona.

Contaminación e impacto ambiental

La contaminación ambiental por acetona es un problema que ha au-


mentado en los últimos años debido a que esta sustancia se utiliza
con abundancia en: a) la fabricación de metil-metacrilato (MMA),
compuesto empleado en la producción de polimetilmetacrilato, ma-
terial que evita que el vidrio se fragmente y b) la producción de bis-
fenol, un compuesto empleado en la industria automotriz y en la
microelectrónica (fabricación de discos CD y DVD). Además de las
fuentes antropogénicas, la acetona es emitida desde fuentes natu-
rales como producto de degradación de las grasas de los animales y
como un subproducto metabólico de los vegetales; también se libera
a la atmosfera por actividad volcánica y por incendios forestales.
Aproximadamente 97% de la acetona que se libera durante su
producción o uso entra a la atmosfera, en donde, la luz solar y cier-
tos componentes del aire como los radicales hidroxilo, generados

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 71


por vía fotoquímica, degradan cerca de la mitad de este compuesto
(tiempo de vida media en el aire 71 a 80 días). La lluvia y la nieve pue-
den transportarla sin ser degradada hacia el suelo y el agua; el tiempo
de vida media por evaporación en ríos y lagos es de aproximadamente
38 y 330 horas, respectivamente. Cabe señalar que su arrastre del suelo
por la lluvia o las corrientes de agua conducen a este compuesto
hacia los cuerpos de agua, desde donde vuelve a evaporarse hacia la
atmosfera.
La tendencia de la acetona a adherirse a partículas orgánicas del
suelo y sedimentos de ríos y lagos es sumamente baja (Koc=1), su
movilidad es muy elevada debido a su alto grado de volatilidad. Este
hecho determina que la acetona no se acumule en las redes tróficas
acuáticas y terrestres. Sin embargo, es probable que ciertas cantidades
de acetona lleguen por el arrastre del suelo a los cuerpos de agua sub-
terráneos, contaminando así pozos de agua para el consumo huma-
no, o bien, que los cultivos sean regados con aguas contaminadas. La
acetona se degrada fácilmente en el agua mediante procesos aerobios
y anaerobios. A la fecha no existen referencias sobre desastres ecológi-
cos a causa de la presencia de la acetona en el ambiente. Sólo se han
reportado intoxicaciones de tipo laboral. Los valores establecidos por
la IRIS (Integrated Risk Information System) son: RfD = 0.9 mg/kg/día,
NOAEL = 900 mg/kg/día y LOAEL = 1700 mg/kg/día.
En los humanos, la acetona se absorbe rápidamente por inha-
lación e ingestión y más lentamente por la vía cutánea. Se distri-
buye en todos los tejidos corporales (en función de su contenido de
agua) y se elimina rápidamente por biotransformación y excreción.
El dióxido de carbono es su principal metabolito. La intoxicación agu-
da produce depresión del sistema nervioso central, insuficiencia car-
diorrespiratoria y muerte. Además, la acetona potencia los efectos
tóxicos inducidos por otros compuestos orgánicos volátiles, como el
tetracloruro de carbono. En el medio laboral se ha descrito irritación
ocular transitoria, por lo que, instituciones como la OSHA (Seguridad
Ocupacional y Administración en Salud, por sus siglas en inglés) y
NIOSH (Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional,
por sus siglas en inglés) han establecido límites de exposición laboral
para este compuesto: 1,000 ppm (8 h/día, 40 h a la semana) y 250
ppm (10 h/día, 40 h a la semana), respectivamente. La acetona no
está clasificada como agente cancerígeno en los humanos.

Metano

El metano (CH4) es un gas incoloro, inodoro e inflamable y más ligero


que el aire. Se genera en los procesos de digestión del ganado, en las
refinerías de petróleo, en la putrefacción y descomposición de residuos
orgánicos o de arrozales y en los pantanos; también se encuentra en
el gas natural y en el gas grisú de las minas de carbón. Cuando el
grisú entra en contacto con el aire produce grandes explosiones que
matan a los trabajadores mineros. Además de ser un gas combustible,
del metano se pueden obtener compuestos de uso industrial como el
amoniaco, el acetileno y el formaldehído.

Contaminación e impacto ambiental

La agricultura y la ganadería son dos de las principales actividades hu-


manas productoras de metano. Anualmente, 400 millones de toneladas
de metano son producidas por microorganismos anaeróbicos que de-

72 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Figura 3-2. Contaminación ambiental del metano producido por el ganado.

gradan la materia orgánica. Los sitios en los que actúan estos microbios
son muy variados: el estómago de un rumiante, el interior de un ester-
colero, un campo inundado para el cultivo de arroz o el fondo de una
marisma. El cultivo del arroz sobre enormes extensiones encharcadas
favorece la generación de metano en los barros de las tierras inunda-
das. Otras fuentes importantes que emiten metano son: la volatilización
de este compuesto desde los depósitos de hidratos de los sedimentos
marinos; la quema de la vegetación que se realiza en la agricultura,
especialmente la maleza de las sabanas tropicales, así como los in-
cendios forestales. Recientemente, se ha encontrado que las hojas
vivas de los vegetales también emiten metano. En relación con la
ganadería, se ha encontrado que las vacas contaminan cuatro veces
más que un auto a través de sus excrementos, ventosidades y eruc-
tos, lo que genera 150 kilos de gas metano al año (Figura 3-2).
El metano es uno de los principales gases de efecto invernadero
emitido por las fuentes naturales. En los últimos años, la concentra-
ción del CH4 en la atmosfera se ha incrementado de forma dramáti-
ca, ya que representa 16% de las emisiones globales de gases inver-
naderos, la mayoría de ellas de fuentes antropogénicas. Las burbujas
de aire atrapadas en el hielo de los polos proporcionan un registro
continuo de las concentraciones atmosféricas de CH4. En la troposfera,
la oxidación del CH4 por el hidroxilo (-OH) conduce a la formación de
formaldehído (CH2O) y monóxido de carbono (CO). Este proceso
reduce la concentración de iones -OH, lo que altera la capacidad de la
atmosfera para autodepurarse de contaminantes. En este contexto,
algunos estudios demuestran que el metano atrapa el calor 20 veces
más que el dióxido de carbono (CO2) y, por lo tanto, es considerado el
principal gas generador de efecto invernadero.

Hidrocarburos clorados acíclicos

Los hidrocarburos halogenados forman una familia de compuestos


orgánicos con estructuras diversas y usos diferentes (disolventes, pla-
guicidas, etc.). La exposición aguda y crónica hacia estos compuestos
genera muchos efectos tóxicos, entre los que destacan el daño he-
pático y renal. A continuación se describen algunos hidrocarburos
clorados alifáticos y sus efectos en el medio ambiente.

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 73


Triclorometano

También conocido como cloroformo, es un líquido volátil a tempe-


ratura ambiente, flamable, soluble en el agua y tiene olor y sabor a
cítricos. El triclorometano es utilizado como disolvente de compues-
tos orgánicos y en la fabricación de colorantes. Fue utilizado como
anestésico general en los humanos y dejó de utilizarse para tal ñn,
porque dañaba el hígado de los pacientes y sensibilizaba el corazón a
la acción estimulante de las catecolaminas endógenas.

Figura 3-3. Estructura del cloroformo.

Contaminación e impacto ambiental

Existen diversas fuentes emisoras que introducen triclorometano al


ambiente en forma de vapor; otras lo vierten en aguas superficiales, tal
es el caso del uso doméstico del cloro que contamina de manera im-
portante ríos y lagos. Este compuesto se degrada muy lentamente en
el aire generando fosgeno (metabolito tóxico) y ácido clorhídrico, como
productos de su degradación (Figura 3-4). El cloroformo es devuelto por
la lluvia al suelo y al agua. Su tendencia a adherirse a las partículas
orgánicas del suelo es baja, por lo que se filtra hacia las aguas subte-
rráneas; allí, al igual que otros hidrocarburos clorados, permanece du-
rante varios meses, ya que su evaporación ocurre en menor grado que
en aguas superficiales. Su tendencia a bioacumularse es muy baja.

Figura 3-4. Degradación del cloroformo. El fosgeno es un metabolito tóxico que se


une de manera covalente con los grupos nucleofílicos de las proteínas celulares.

La exposición a concentraciones altas de cloroformo o la expo-


sición repetida a concentraciones bajas puede generar daño hepá-
tico y renal. Los valores límite establecidos por la EPA (Agencia de
Protección Ambiental, por sus siglas en inglés), ATSDR (Agencia para
Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades) y OSHA son: a) en
agua potable la concentración máxima permitida es de 100 μg/L; b)
el límite máximo de exposición laboral al triclorometano es de 50
ppm durante 8 horas diarias, 40 horas a la semana; c) el RfD = 1x10-2
mg/kg/día y d) el LOAEL (concentración menor de efectos adversos
asociados a la exposición a contaminantes) = 15 mg/kg/día. Se en-
cuentra en la clasificación B2 como probable agente carcinógeno en
los humanos.

74 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Tetracloruro de carbono

Es un líquido claro y volátil, de olor dulce y no irritante, con punto


de ebullición de 76.5 °C, densidad de 1.594 g/mL (25 °C) y presión de
vapor de 91.3 mmHg a 20 °C. Este compuesto es poco soluble en agua,
pero soluble en alcohol, éter, acetona, benceno y cloroformo. Es un
solvente para las resinas bencílicas, compuestos de caucho clorados,
aceites y grasas. Esta sustancia es muy estable en el aire y en la luz,
sin embargo, cuando se calienta en presencia de aire genera una sus-
tancia tóxica conocida como fosgeno.

Figura 3-5. Estructura del tetracloruro de carbono (CC1J.

Contaminación e impacto ambiental

El CCl4 ingresa en el ambiente a través de fuentes naturales y an-


tropogénicas. Las emisiones volcánicas emiten este compuesto. Ade-
más, las actividades industriales relacionadas con los agentes limpia-
dores, la tinta, las gomas, los pegamentos, entre otras, lo emiten en
cantidades importantes al aire, suelo y agua. En la troposfera el CC14
es extremadamente estable (persistencia de 30 a 50 años), porque
las reacciones fotolíticas que lo degradan son muy lentas; debido a
ello, sus concentraciones en la atmosfera son altas, a pesar de que
su aplicación industrial ha disminuido. Parte del CC14 presente en la
troposfera se deposita en los océanos, en donde permanece por mu-
chos años. Asimismo, en el suelo prácticamente no es absorbido por
las partículas (Koc = 71), razón por la cual este sitio es poco afectado
por la presencia de este compuesto. Por otra parte, su potencial de
bioacumulación es relativamente bajo.
El CCl4 afecta a diversos órganos, entre ellos el hígado (necrosis
centrolobulillar, esteatosis y cirrosis) y los ríñones (edema, oliguria y
azohemia). Los valores límite de exposición establecidos por la EPA
y ATSDR son: RfD = 0.0007 mg/kg/día (EPA); la ATSDR establece un
límite máximo de exposición por vía inhalatoria (MRL, por sus siglas
en inglés) de 1.3 mg/m3 (0.2 ppm); NOAEL = 1 mg/kg/día; LOAEL = 10
mg/kg/día. Se encuentra en la clasificación B2, como probable agente
cancerígeno para los seres humanos.

Tricloroetileno

Es un líquido incoloro de aroma característico y sabor dulce, no es


fiamable. Es insoluble en agua, pero soluble en alcohol, éter, acetona
y cloroformo. Al reaccionar con el dicloroetileno, bromo o cloruro de
aluminio, a temperaturas altas (400 °C), se descompone produciendo
ácido dicloroacético que es muy explosivo. Se emplea como disolven-
te de grasas, aceites y resinas, en las tintorerías para eliminar man-
chas, como desengrasante de piezas metálicas y en la fabricación de
correctores de escritura.

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 75


Contaminación e impacto ambiental

Son varias las fuentes emisoras de tricloroetileno, sobre todo las in-
dustrias que lo producen o que lo emplean como desengrasante o
quitamanchas. Los vapores de tricloroetileno entran en el ambiente
y permanecen en el aire alrededor de una semana. Las reacciones
que sufre en este medio generan fosgeno (agente tóxico). En el medio
acuático, el tricloroetileno puede permanecer durante años, ya que
no se disuelve en el agua. Parte del compuesto se evapora desde la
superficie de los cuerpos de agua hacia el aire y otra porción del con-
taminante tiende a sedimentarse, al adherirse a partículas orgánicas
del medio. La evaporación desde el suelo ocurre con menor facilidad
que en el agua y, por ello, el contacto con la tierra contaminada re-
presenta otra fuente de exposición. El contaminante puede alcanzar
las aguas subterráneas, desde donde se evapora con menor facilidad
que en las aguas superficiales y, por lo tanto, aumenta su tiempo de
residencia. De esta manera, el riego de cultivos, los vapores de agua
caliente al bañarse y la ingesta de agua contaminada ponen en peli-
gro la salud del humano.
La acumulación del tricloroetileno en los organismos vivos es re-
lativamente baja; sin embargo, este compuesto es tóxico para el siste-
ma nervioso central, el hígado y los riñones. Durante la intoxicación
aguda del humano se presenta desvanecimiento, inconsciencia, pul-
so irregular y arritmia ventricular; además, puede causar cáncer de
hígado y pulmones en las intoxicaciones crónicas. Los valores límite
establecidos por EPA, ATSDR y OSHA son: a) concentración máxima
en agua potable = 0.005 mg/L (5 ppb) y b) en ambientes laborales,
la OSHA ha establecido 100 ppm como límite permitido, durante 8
horas/día, 40 horas semanales. Está clasificado en el grupo A2 como
probable agente carcinógeno en humanos.

Tetracloroetileno

También conocido como percloroetileno, es un líquido incoloro, no


flamable, denso y con olor a éter. Tiene un punto de ebullición de
121 °C y su presión de vapor es de 15 mmHg (20 °C). Se emplea como
solvente para el lavado en seco y como desengrasante en la industria
textilera y metalúrgica.

Figura 3-6. Estructura del tetracloroetileno.

Contaminación e impacto ambiental

Son muchas las fuentes emisoras del tetracloroetileno y entre ellas se


encuentran: las industrias que lo sintetizan o lo emplean en sus proce-
sos productivos (principales emisores); ejemplo, la ropa lavada en seco
en las tintorerías libera a la atmosfera vapores de tetracloroetileno. Ade-
más, aunque en menor grado, en el hogar también hay emisiones de este
contaminante.
Debido a que el tetracloroetileno se evapora con gran facilidad, la
mayor parte de este compuesto presente en el agua o en el suelo pasa
al aire; allí, parte del contaminante es degradado, aunque puede volver

76 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
al agua o a la tierra, a través de la lluvia o la nieve. Este compuesto puede
contaminar también las aguas subterráneas (donde su degradación ocu-
rre lentamente, durante varios meses), sobre todo cuando hay derrames
del contaminante contenido en los tanques subterráneos industriales
(la liberación puede darse aun sin dañarse el tanque que lo contenga);
además, es posible que el contenedor emita vapores que contaminan los
suelos profundos y las aguas subterráneas.
Los microorganismos (bacterias) presentes en suelos y aguas, princi-
palmente en las subterráneas, lo degradan con cierta facilidad. En el aire
también acaece la degradación de este compuesto principalmente por la
vía fotocatalítica. Por otra parte, y debido a que la mayoría de los orga-
nismos expuestos a este compuesto —principalmente los de vida acuá-
tica— poseen la maquinaria enzimática requerida para transformarlo y
eliminarlo, su tendencia a bioacumularse y biomagnificarse a través de
las redes tróficas es baja. Su acumulación en la vegetación se ha estudia-
do poco, pero es posible que sea bioacumulado en estos organismos.
Este compuesto es tóxico para el sistema nervioso, el hígado y los ri-
ñones; además, es posible que también tenga efectos nocivos en el apa-
rato reproductor, sobre todo el femenino. Los valores límite estableci-
dos por EPA, ATSDR y OSHA son: a) concentración máxima permitida
en agua potable = 0.005 mg/L y b) en el medio laboral se establece un lí-
mite de exposición de 100 ppm durante 8 horas/día, 40 horas semanales.

Benceno

El benceno es el principal representante de los hidrocarburos aromá-


ticos (Figura 11-2). Es un líquido incoloro, menos denso que el agua e
insoluble en ella. Se obtiene por destilación del petróleo y destilación
seca de la hulla. Su punto de ebullición es de 80 °C y su punto de
fusión de 5.5 °C.

Figura 3-7. Estructura química del benceno.

Este compuesto es un buen disolvente, por lo que tiene aplicacio-


nes industriales en la elaboración de pinturas, resinas, plásticos, cau-
cho, colorantes, etc. También se emplea en la fabricación de anilina,
benceno clorado, nitrobenceno y anhídrido itálico. Actualmente, su
uso excede los 11 billones de galones por año y, por ello, se encuentra
en la lista de los 20 productos químicos con mayor volumen de pro-
ducción. Es un compuesto muy volátil que se desplaza con facilidad
en el suelo, la tierra y el aire.

Contaminación e impacto ambiental

El benceno se encuentra en pequeñas cantidades (1-2%) en la gaso-


lina sin plomo (agente antidetonante) y en el humo del tabaco. Estas
fuentes de emisión son las principales responsables de las concen-
traciones atmosféricas de este hidrocarburo (Figura 3-8).

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 77


Figura 3-8. Fuentes emisoras y movilidad del benceno. Este compuesto es
emitido a través del vapor de gasolina y el humo del cigarro. En el aire sufre
transformaciones fotocatalíticas y, en su fase de vapor, es transportado fácil-
mente hacia el suelo y cuerpos de agua por medio de la lluvia.

En el aire reacciona con los radicales hidroxilo (generados por la


vía fotocatalítica), con un tiempo de vida media para este mecanis-
mo de degradación de 13 días. Asimismo, el benceno presente en la
atmosfera (fase de vapor) es arrastrado fácilmente por la lluvia, lo
que le permite depositarse en el suelo o en los cuerpos de agua. Su
movilidad en el suelo es elevada y tiene poca tendencia para adsor-
berse (Koc=85), ya que se volatiliza fácilmente (presión de vapor a
25 °C, 94.8 mmHg), siendo éste el proceso más importante para la
distribución en el ambiente. El benceno también se volatiliza con fa-
cilidad desde el agua, por lo que se le considera un compuesto con
escasa tendencia a la bioconcentración en organismos acuáticos. El
tiempo de vida media estimado por volatilización en ríos y lagos es de
1 hora y 3.5 días, respectivamente. La biodegradación del benceno en
suelos y aguas es muy lenta (medios anaerobios), por lo que esta ruta
de degradación no es importante. A pesar de su elevada volatilidad,
en el agua los compuestos lipofílicos, como el benceno, atraviesan la
barrera entre el ambiente abiótico y la biota. Esto se debe a que los
organismos acuáticos (peces y anfibios) ingieren cantidades elevadas
de agua a través de sus membranas respiratorias.
En los mamíferos es absorbido por inhalación (principal ruta de
exposición) y por las vías oral y dérmica. Conviene señalar que los fu-
madores tienen una carga corporal diez veces mayor que los no fuma-
dores (este fenómeno también se presenta en los fumadores pasivos).
En general, la población está expuesta a una concentración ambiental
promedio de 23 a 30 ug/m3. En ocasiones la exposición al benceno a
través de alimentos, bebidas o agua es mayor que la exposición a tra-
vés del aire. Este compuesto tiende a distribuirse en tejidos ricos en
grasa y en el sistema nervioso central (principalmente en médula ósea,
donde causa los daños más graves).
Es importante señalar que este xenobiótico es muy tóxico. Se me-
taboliza en el hígado y probablemente en la médula ósea (el citocro-
mo P450 participa en este proceso), generando metabolitos tóxicos
para el sistema hematopoyético —su órgano blanco— que alteran la
formación de células sanguíneas, lo que se traduce en el desarrollo
de enfermedades como: la anemia aplásica, leucopenia, trombocito-

78 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
penia y, en casos más graves, leucemia. Cuando es absorbido por vía
respiratoria, aproximadamente 50 a 60% del benceno, se exhala sin
metabolizar. En la piel ocasiona efectos nocivos como la formación
de eritema, vesículas y dermatitis. Actualmente, el límite de expo-
sición al benceno en el aire es de 1 ppm. En el ambiente laboral se
establece como valor límite de exposición 1 ppm durante 8 horas. En
el agua el límite de concentración máxima de este contaminante es
de 5 ppb (0.005 ppm). En el agua potable para consumo humano, se
ha establecido una concentración máxima de 0.1 ppb.
Los desastres ambientales producidos por el benceno son mu-
chos. Recientemente (2005) en China, una fábrica petroquímica de
Jilin vertió 100 toneladas de benceno y nitrobenceno a un río cercano:
la contaminación afectó 80 km del cauce del río. Allí, la Agencia Es-
tatal para la Protección del Medio Ambiente (EPA-USA) encontró que
la concentración de los contaminantes superó 108 veces su límite
permitido. Este accidente afectó la salud de las personas que vivían
cerca del río y ocasionó la pérdida casi total de la biota.

Valores de referencia establecidos por IRIS

a) Estimación de la exposición diaria de la población al contaminante


o RfD (dosis de referencia) = 4.0 x 10-3 mg/kg/día; b) LOAEL (nivel de
efecto adverso observado con la dosis experimental más baja) = 7.6
ppm (8.7 mg/m3 de aire), ajustándolo a una ruta de exposición oral de
1.2 mg/kg/día; 25 mg/kg con alteraciones hematopoyéticas; c) NOAEL
(nivel de efecto adverso no observado) = no se ha encontrado un valor
apropiado; d) RfC (concentración de referencia para exposición cróni-
ca) = 3 x 10-2 mg/m3; e) LOAEL y NOAEL para intoxicaciones crónicas
por vía inhalatoria = 300 ppm y 30 ppm, respectivamente; f) el benceno
se encuentra en la categoría A de la clasificación de agentes carcinóge-
nos y g) dosis de riesgo para efectos cancerígenos: vía oral = 1.5 x 10-2 a
5.5 x 10-2 mg/kg/día; consumo de agua contaminada = 4.4 x 10-7 a 1.6 x
10-6 μg/L/día; vía inhalatoria = 2.2 x 106 a 7.8 x 10-6 μg/m3.

Benzo [a] pireno

Este compuesto se genera por la condensación de cinco anillos de


benceno, durante los procesos de combustión a temperaturas de 300
a 600 °C (incendios forestales, carbón, petróleo y grasas). El benzopi-
reno (Bap) se encuentra en el ambiente formando parte del contenido
total de hidrocarburos aromáticos policíclicos. Su presión de vapor es
relativamente baja y es adsorbido por el material particulado. La ex-
posición humana al Bap se produce fundamentalmente a través del
humo del tabaco, la inhalación de aire contaminado, la presencia en
ciertos procesos industriales y el consumo de alimentos y agua con-
taminados. El asado, ahumado y curado de alimentos cárnicos puede
producir un cambio en la estructura de sus constituyentes y, por ello,
en las carnes asadas se han encontrado hasta 50 mg/kg (ppb) de este
compuesto. En general, cualquier tipo de elaboración de alimentos
basado en el uso de hornos (pizzas, pan de horno calentado con leña,
tostado de café) puede producir y liberar Bap.

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 79


Figura 3-9. Estructura química del benzo-a-pireno.

Contaminación e impacto ambiental

El Bap es un agente contaminante para el suelo, el agua y el aire. Exis-


ten muchas fuentes que lo liberan al ambiente: la combustión incom-
pleta de los motores de automóviles, las refinerías, los incineradores, la
producción de asfalto y aluminio, etc. Conviene subrayar que las emi-
siones de los vehículos aportan 35% del Bap presente en la atmosfera y
las de los aviones 1%, el resto es emitido por otras fuentes. El Bap pue-
de ser transportado por el aire y viajar a distancias muy grandes. En la
atmosfera es degradado por reacciones fotocatalíticas, aunque parte
del compuesto no degradado es depositado por la lluvia y la nieve en
los cuerpos de agua y los suelos; en estos sitios, la mayor parte del Bap
tiende a unirse a las partículas y a los sedimentos. Sin embargo, ciertas
cantidades pueden evaporarse desde las superficies sólidas y húmedas
volviendo nuevamente a la atmosfera.
El Bap es resistente a la degradación biológica en el agua y en el
suelo. Además, se bioacumula en algunos animales (sobre todo en los
acuáticos) y plantas que no pueden metabolizarlo. Por ello, se han en-
contrado concentraciones elevadas de este compuesto en el plancton,
las ostras y algunos peces, lo que pone en riesgo no sólo el equilibrio
del ecosistema afectado, sino también la salud de los humanos por el
consumo de peces contaminados con este xenobiótico. Al respecto, se
han encontrado concentraciones elevadas de Bap en los humanos que
consumen ostras, truchas y otros peces, principalmente en el tejido
adiposo y en el hígado.
Debido a que el Bap puede contaminar el agua para consumo hu-
mano, la EPA ha establecido que la concentración máxima de este
compuesto en el agua potable no debe exceder las 0.020 ppb. IRIS
clasifica al Bap en la categoría B2, como probable agente cancerígeno,
aunque la exposición a dosis muy bajas de este compuesto (que no
producen efectos carcinógenos) originan lesiones neoplásicas cuan-
do la exposición ocurre simultáneamente con otros hidrocarburos
aromáticos policíclicos no cancerígenos. Así, en los humanos se pue-
de presentar cáncer de pulmón, mientras que en los animales de ex-
perimentación se ha reportado cáncer de esófago, laringe, estómago,
cavidad nasal y tráquea. Al respecto, la biotransformación del Bap
genera compuestos electrófilos muy reactivos (radicales libres) que
se pueden unir de manera covalente con el ADN.

Bifenilos Policlorados (PCBs)

Los PCBs son un grupo de compuestos orgánicos aromáticos de con-


sistencia líquida o sólida y color amarillento. Incluyen más de 200
sustancias que difieren en el grado de clorinación y la posición de
los sustituyentes clorados. Son compuestos de naturaleza lipofílica,
prácticamente insolubles en agua, refractarios a la biodegradación

80 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Figura 3-10. Estructura general de los PCBs.

y persistentes en el ambiente. En décadas pasadas, se usaron como


fluido dieléctrico en transformadores y condensadores por ser bue-
nos aislantes térmicos y eléctricos. Los PCBs también se utilizaron
como fluidos hidráulicos y en intercambiadores de calor (tienen pun-
tos de ebullición extremadamente altos y prácticamente no son fla-
mables). La EPA-USA recomendó disminuir su uso desde la década de
los años de 1970.

Contaminación e impacto ambiental

La presencia de los PCBs en el ambiente se debe sobre todo a su per-


sistencia cíclica. Por ello, a pesar de que ya no se usan, existen can-
tidades importantes de estos compuestos en el ambiente natural y
doméstico. Las principales fuentes emisoras son: los vertederos in-
dustriales, la incineración de la basura, los lodos de aguas residuales
y el depósito ilegal de materiales en áreas al aire libre. Al respecto,
estos compuestos pasan al aire por evaporación desde el suelo o el
agua; luego, la lluvia o la nieve los regresan nuevamente hacia estos
sitios (Figura 3-11). Es pertinente señalar que los PCBs pueden viajar
largas distancias en el aire y son depositados en áreas distantes al
lugar de su liberación.

Figura 3-11. Movilidad de los PCBs. Existe un movimiento cíclico de estos con-
taminantes a través del suelo, agua y aire. La lluvia y la nieve los depositan
en el suelo y el agua desde donde pueden evaporarse o sedimentarse. Los
organismos acuáticos los ingieren (branquias) en grandes cantidades, lo que
hace peligroso su consumo por los humanos.

En el suelo pueden adherirse a las partículas orgánicas o son arras-


trados por la lluvia hasta los mantos acuíferos. Como ya se señaló,
en el medio acuático los PCBs se evaporan (parte disuelta) o bien se
depositan en el fondo porque se adhieren con fuerza a las partículas
orgánicas y a los sedimentos, desde donde su liberación es difícil. En
general, la degradación microbiana de estos compuestos es muy lenta
y, por ello, permanecen en el ambiente durante mucho tiempo.

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 81


Debido a que los PCBs no son degradados con facilidad, pueden
bioacumularse a través de la red trófica en peces y mamíferos (tejido
adiposo). Los peces son los más afectados por la toxicidad de estos
xenobióticos, ya que los absorben fácilmente a través de las membra-
nas respiratorias. En ellos, la concentración de PCBs puede ser miles
de veces mayor que la que se encuentra en el agua. Esto representa
un serio problema para las formas de vida acuática y para las per-
sonas que consumen pescados y mariscos de ríos contaminados por
estos compuestos. Por lo anterior, la EPA estableció un límite de expo-
sición de 0.170 ppt (partes por trillón) en cuerpos de agua destinados
a la pesca de peces y moluscos.
La mayoría de los casos de contaminación ambiental por PCBs han
ocurrido en cuerpos de agua. Sin embargo, las intoxicaciones huma-
nas más importantes se han presentado en Japón (1968) y en Taiwán
(1979), por consumir arroz contaminado con estos compuestos, lo que
generó cáncer hepático y alteraciones de la piel. Cabe señalar que en
los Estados Unidos de América se tienen serios problemas de contami-
nación por PCBs. En efecto, California es el estado con mayor conta-
minación por estos compuestos en el suelo y en el agua; además, en
el Gran Lago la biomagnificación a través de las redes tróficas es un
grave problema desde hace varios años, a pesar de haber disminuido
la liberación de estos contaminantes al agua.
Conviene señalar que antes de que la EPA-USA tomara medidas
para disminuir la contaminación ambiental por PCBs, la Compañía Ge-
neral Electric fue una de las industrias más contaminantes del mundo:
entre los años de 1947 a 1977 derramó más de 1.3 millones de tonela-
das de PBCs a las cataratas y al río Hudson. Para el humano, el hogar
fue otra fuente de exposición a los PCBs debido a que los transfor-
madores, refrigeradores y otros aparatos viejos (fabricados antes de la
década de 1970) al sobrecalentarse emitían estos compuestos y eran
absorbidos por la piel y los pulmones.
La presencia de PCBs como contaminantes de otros productos, su
generación accidental en diversas plantas químicas y en los procesos
de combustión han sido causas de la exposición de muchos obreros
y de la población en general. Por ello, las personas que habitan en
ciudades industrializadas tienen ciertas concentraciones de PCBs en su
organismo, principalmente en el tejido adiposo y en la leche materna. La
OSHA ha establecido una concentración máxima en el ambiente laboral
de 1 mg/m3 de aire, durante 8 horas/día y 5 días/semana, para 42% de los
PCBs y de 0.5 mg/m3 para 54% de ellos. Asimismo, el Instituto Nacional
para la Seguridad Ocupacional y la Salud (NIOSH, por sus siglas en in-
glés) estableció una concentración máxima de 1 μg/m3 de aire, durante
10 horas/día o 40 horas/semana. IRIS ha establecido valores de referen-
cia para: a) Aroclor 1016, el compuesto más estudiado en los humanos
y en los animales de laboratorio, RfD = 7x105 mg/kg/día, NOAEL = 0.007
mg/kg/día y LOAEL = 0.028 mg/kg/día. No se tienen datos para exposi-
ciones crónicas; b) Aroclor 1254, RfD = 2x105 mg/kg/día y LOAEL = 0.005
mg/kg/día.
Entre los efectos tóxicos producidos por los PCBs en los humanos se
encuentran: 1) a corto plazo, erupciones tipo acné y pigmentación de
la piel, problemas auditivos y visuales, así como espasmos (el cloracné
es el efecto tóxico más característico de la exposición aguda a estos
compuestos) y 2) las intoxicaciones crónicas se manifiestan por irri-
tación nasal y gastrointestinal, así como por alteraciones de la fun-
ción hepática. Actualmente, la IRIS clasifica a los PCBs en la categoría
B2 como probables agentes carcinógenos para los humanos (cáncer

82 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
hepático), ya que en los animales de experimentación se han repor-
tado hepatocolangiomas, tumores del ducto biliar, adenomas de cé-
lulas foliculares y de la glándula tiroides. A su vez, la EPA considera a
los PCBs como un grupo de compuestos de alta peligrosidad para el
medio ambiente.

Fenantreno

El fenantreno es un hidrocarburo tricíclico presente en el alquitrán


de la hulla. Es una sustancia cristalina incolora y con olor aromáti-
co débil. Es soluble en alcohol, éter, benceno y ácido acético e inso-
luble en el agua. Tiene un punto de fusión de 100 °C y su punto de
ebullición es de 340 °C.

Figura 3-12. Estructura del fenantreno.

El fenantreno se obtiene de la destilación del alquitrán de hulla


y también se encuentra en el humo del cigarro. Sus aplicaciones in-
dustriales son muy reducidas: se emplea en la fabricación de tintas,
plásticos, pesticidas, fármacos y explosivos. Su anillo forma parte
de compuestos de interés fisiológico como las hormonas, los ácidos
biliares y los esteróles. Al respecto, son fenantrenos importantes: la
morfina, la codeína y la tebaína.

Contaminación e impacto ambiental

El fenantreno tiende a sedimentarse en el agua, aunque —al igual


que otros hidrocabruros poliaromáticos— puede permanecer par-
cialmente suspendido, lo que facilita su ingreso en los organismos
acuáticos, en los cuales se bioacumula e incluso su concentración
puede biomagnificarse a través de las redes tróficas. En el humano, el
fenantreno es absorbido por las vías dérmica y respiratoria y es irri-
tante para la piel, los pulmones y los ojos. Al respecto, cuando la piel
contaminada con esta sustancia se expone al sol, se puede producir
salpullido o quemaduras con ampollas. En los humanos, el fenantre-
no se ubica en la clasificación D (no carcinógeno). En ambientes labo-
rales, los límites de concentración en el aire son: a) OSHA, 0.2 mg/m3
por jornada de trabajo de 8 horas y b) NIOSH, 0.1 mg/m3 por jornada
de trabajo de 10 horas.

TOXICOLOGÍA DE LOS COMPUESTOS ORGÁNICOS VOLÁTILES 83


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86 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
CONTAMINACIÓN DEL AGUA 4
Dr. Francisco Javier Avelar González
Dr. Francisco José Flores Tena
Dra. Iliana Ernestina Medina Ramírez
Universidad Autónoma de Aguascalientes
Introducción En el transcurso de la evolución de las sociedades humanas, des-
de los primeros asentamientos hasta las enormes urbes de nuestros
días, el agua dulce ha representado una necesidad de vital impor-
tancia. Por ello, no es casual que los primeros grupos humanos que
abandonaron la vida nómada hayan establecido su residencia ñja en
las márgenes de ríos o lagos, para garantizar plenamente el abasto
de agua. En buena medida, el advenimiento de la civilización es el
resultado del uso consciente y racional del agua para incrementar la
producción social. Así, la invención y perfeccionamiento de la agri-
cultura de riego fue el sustento material que permitió el nacimiento
de grandes ciudades, la construcción de poderosos Estados y marcó
el inicio de una nueva ruta para el desarrollo de la humanidad.
En todos los casos en que los núcleos humanos alcanzaron de
manera independiente la civilización, lo hicieron al amparo de impor-
tantes cuerpos de agua: el río Nilo en el antiguo Egipto; los ríos Tigris
y Éufrates de la Mesopotamia; los ríos Indo y Ganges de los pueblos
de Harappa y Mohenjo-Daro; los ríos Hoang-Ho y Yang-Tsé-Kiang en
la antigua cultura China; la generosa cuenca hidrológica del estado de
Tabasco (cuna de la cultura Olmeca) en México y las ingeniosas terra-
zas de los pueblos Andinos, en Sudamérica.
El papel ineludible del agua, en la generación de la riqueza ma-
terial de la humanidad, convierte a este recurso en un factor econó-
mico por excelencia. Por ello, cualquier deterioro de la calidad del
agua repercute directamente en las actividades productivas, la cali-
dad de vida y la salud de la población. En este contexto, en 170 años
(1830 a 2000), la población mundial pasó de 1,000 a 6,000 millones
de habitantes y se estima que en 2050 rebasará los 10,000 millones.
En este mismo periodo, el uso del suelo, del agua y de los recursos
naturales por los humanos, en general, se incrementó más de 10 ve-
ces. Actualmente, de manera directa o indirecta, la humanidad se
ha apropiado de más de 35% de la producción primaria de toda la
superficie terrestre.
A escala global, entre 1940 y 1990 la extracción de agua se cua-
druplicó. Actualmente, los seres humanos extraen más de 4,000 km3
de agua al año. Cerca de 67% de la extracción se destina al riego de
230 millones de hectáreas (17% del total de las tierras de cultivo), las
cuales producen un tercio de la cosecha de alimentos en el mundo.

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 89


22% se destina a las actividades industriales y menos de 10% al sec-
tor doméstico. Este nivel de explotación ha conducido al abatimiento
y contaminación de numerosos cuerpos de agua, ha agravado la es-
casez de este recurso en numerosas regiones del mundo, provocando
la pérdida de muchos de los hábitats acuáticos más productivos del
planeta, y ha exacerbado severos problemas de salud pública.
Hoy en día, más de una tercera parte de la población del planeta
vive en países que sufren escasez de agua y es muy probable que esta
cifra se incremente en las próximas décadas, debido a la contamina-
ción de los mantos acuíferos y al incremento de la población y del nivel
de vida de la misma. Es importante resaltar que la sobreexplotación de
los acuíferos ha generado serios temores sobre las provisiones futuras
de agua dulce y el hundimiento de terrenos alrededor de ellos, ya que
éstos tienden a reabastecerse muy lentamente. Desgraciadamente,
México es uno de los países con problemas de escasez de agua. En efec-
to, en nuestro país 67% del territorio es árido o semiárido y solamente
33% es húmedo o subhúmedo.
Actualmente, los problemas relacionados con la cantidad y la
calidad del agua del planeta se agravan dramáticamente, pues, a pe-
sar de contar con una gran cantidad de agua, la mayor parte de ella
es salada y, por lo tanto, su uso es limitado. En la Figura 4-1 se ilustra
la distribución del agua terrestre. Menos de 3% de ella es dulce y, de
esta proporción, 1.98% se encuentra en forma de hielo. Hace algunos
años, además del agua subterránea, la de lagos y ríos (0.6% del total
del agua del planeta) era considerada apta para el consumo humano.
Hoy en día, la cantidad de agua disponible para satisfacer las necesi-
dades humanas es mucho menor, debido a que gran parte se encuen-
tra contaminada.

Figura 4-1.- Distribución del agua sobre la Tierra. Casi toda el agua del pla-
neta se encuentra en los océanos (97.4%), menos de 3% es agua dulce y la
mayor parte se encuentra congelada en los polos; sólo una minúscula por-
ción está disponible para el consumo humano.

La escasez de agua incide directamente sobre tres aspectos fun-


damentales del bienestar humano: la producción de alimentos, la sa-
lud y la estabilidad política y social. Con respecto a la salud pública,
a nivel mundial, más de 250 millones de casos de enfermedades re-
lacionadas con el agua se reportan por año, lo que produce alrededor
de 10 millones de muertes anuales. Esta tasa de mortandad es similar
a la generada por la Segunda Guerra Mundial y su distribución se
correlaciona estrechamente con el nivel de pobreza.

90 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Propiedades físico-químicas de las aguas naturales

E] agua es un compuesto químico con propiedades únicas que no pue-


den ser inferidas de manera simple con la formulación H2O. El agua es
líquida a temperatura ambiente, mientras que sus homólogos quími-
cos H2S, H2Se y H2Te son gases. La principal diferencia entre los com-
puestos anteriormente señalados es que el agua no es un compuesto
molecular simple. En estado líquido, las moléculas de agua forman
agregados en los cuales las moléculas vecinas se enlazan unas con
otras por medio de puentes de hidrógeno (Figura 4-2 a), que se forman
y rompen de manera continua y aleatoria. Por otra parte, en el estado
sólido cada molécula de agua está enlazada a otras cuatro en un arre-
glo ordenado tridimensional (Figura 4-2 b). La elevada estructuración
del agua líquida le confiere propiedades muy particulares, entre las
cuales destacan sus valores altos de tensión superficial, calor específi-
co, densidad, puntos de fusión y ebullición y constante dieléctrica.
Desde el punto de vista químico, el agua es un compuesto mo-
lecular de forma angular (Figura 4-2) formado por dos átomos de hi-
drógeno unidos a uno de oxígeno por medio de enlaces covalentes.
El oxígeno atrae a los electrones compartidos con más fuerza que el
hidrógeno, lo que se traduce en una carga negativa parcial alrede-
dor del oxígeno y una carga positiva parcial alrededor del hidrógeno.
Esta separación de cargas hace que las moléculas de agua sean de
tipo polar. Por ello, el agua es un buen disolvente para compuestos
iónicos y sustancias polares.

Figura 4-2. (a) Modelo de enlaces de hidrógeno entre moléculas de agua, (b)
Tres modelos de la estructura molecular del agua. Izquierda, cada molécula
de H2O está unida a otras cuatro por medio de puentes de hidrógeno. Nuevas
investigaciones señalan que las moléculas de agua se enlazan únicamente
a otras dos moléculas vecinas formando clusters (anillos - centro, cadenas -
derecha), (c) Modelo del arreglo tridimensional ordenado del hielo.

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 91


Al igual que ocurre con otros líquidos, el volumen del agua dis-
minuye al bajar la temperatura; no obstante, de manera excepcional,
al alcanzar los 4 °C ya no se contrae, sino que comienza a expandirse.
Al enfriarse un poco más, el agua se congela y se forma el hielo, el
cual es un sólido menos denso que el agua líquida de la cual se formó.
Gracias a esta propiedad, el hielo flota y se mantiene en la superficie.
Durante el invierno, el agua superficial de los ecosistemas acuáticos
se congela y forma una capa de hielo que aísla el agua subyacente del
frío, evitando que se congele, lo que asegura la supervivencia de los
organismos acuáticos.
Otra de las propiedades del agua con relevancia ambiental es su
elevado calor específico, lo que le permite almacenar grandes canti-
dades de calor sin variar significativamente su temperatura. Gracias

92 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
a esta propiedad, la temperatura se mantiene estable tanto en los
seres vivos como en las regiones geográficas cercanas a la costa. Ade-
más, entre las sustancias líquidas, el agua tiene el valor de tensión
superficial más alto. Algunos organismos explotan esta propiedad y
habitan en la superficie de los cuerpos de agua; la formación de gotas
y la retención de agua en el suelo también se ven favorecidos por el
alto valor de la tensión superficial del agua.

El ciclo del agua

El agua del planeta se encuentra en movimiento continuo, fenómeno


conocido como "ciclo del agua o ciclo hidrológico". La radiación so-
lar es la fuente de energía del ciclo del agua. El calentamiento de los
océanos, mares, cuerpos de aguas interiores y del suelo por la energía
solar genera la evaporación del agua. El vapor asciende a las capas
superiores de la atmosfera y, al encontrarse con núcleos de condensa-
ción, cambia de estado físico y forma las nubes, las cuales eventual-
mente se precipitan en forma de lluvia sobre los océanos y el medio
terrestre. En este medio el agua tiene diferentes destinos: una parte
escurre hacia los ríos, los cuales pueden desembocar al mar o en cuer-
pos interiores, otra parte es aprovechada por las plantas y las diversas
formas de vida, otra más se infiltra para formar el agua subterránea
que puede o no llegar al océano; en latitudes altas y en la cima de
montañas elevadas, el agua que precipita permanece en forma de nie-
ve, la cual puede fundirse en la época cálida y formar corrientes que
llegan a los ríos o lagos. Así, nuevamente, el agua evaporada de los
cuerpos de almacenamiento y del medio terrestre por la acción del sol,
aunada a la transpiración de los vegetales y de los animales, formará
nubes que se condensarán y el ciclo se repetirá.
Para el agua que se infiltra existen dos alternativas adicionales.
En primer lugar, el agua puede permanecer retenida en el suelo y el
volumen retenido depende de la naturaleza del material que confor-
ma el suelo. Esta clase de agua, llamada agua capilar, regresa a la at-
mosfera, ya sea por evaporación o por transpiración de las plantas. La
combinación de la evaporación y de la transpiración se conoce como
evapotranspiración. La segunda alternativa es la percolación; esto es,
el agua que no es retenida en el suelo y se infiltra a estratos más pro-
fundos se denomina agua gravitacional, debido a que se percola a tra-
vés de los poros del material no consolidado, impulsada por la fuerza
de la gravedad. Tarde o temprano, el agua gravitacional alcanza una
capa impermeable de roca o arcilla densa; entonces se acumula lle-
nando todos los espacios disponibles arriba de la capa impermeable.
El agua acumulada se denomina agua subterránea y el nivel superior
de estos reservorios se conoce como nivel freático. Los pozos deben
perforarse por debajo de este nivel para que el agua subterránea cai-
ga dentro de ellos. Las capas de material poroso a través de las cuales
el agua subterránea puede moverse se llaman acuíferos.
Mediante fenómenos de precipitación, evaporación, transpira-
ción y condensación, el agua se distribuye entre la hidrosfera, la litos-
fera, la atmosfera y la biosfera (Figura 4-3). Este ciclo normalmente
implica la purificación y el reciclado del agua; sin embargo, debido a
la gran cantidad de contaminantes presentes en el ambiente también
propicia la distribución y dispersión de los xenobióticos.

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 93


Figura 4-3.- Diagrama general del ciclo hidrológico.

El hombre ha intervenido de manera negativa en el ciclo del


agua, retirando grandes cantidades de agua dulce de las corrientes,
lagos y acuíferos, en áreas densamente pobladas o irrigadas, lo que
ha ocasionado el agotamiento del agua freática o la intrusión de agua
salada y talando grandes áreas boscosas. Cuando la vegetación des-
aparece, el suelo pierde su estructura original, se compacta y dificulta
o impide la infiltración. A causa de ello, la fracción que alimenta al
agua subterránea disminuye y el agua de escurrimiento aumenta.
Esto provoca que el agua se precipite rápidamente al mar, haciendo
que los ríos se desborden y luego se sequen, la tierra fértil sea arras-
trada y aumente la erosión, la capa acuífera se reduzca y, por lo tan-
to, el agua no se aproveche.
En la medida en que los bosques son eliminados o la tierra es
cubierta (pavimento, asfalto, etc.), la ruta normal del ciclo del agua
se modifica radicalmente: la infiltración y la recarga de acuíferos se
abate, en tanto que el escurrimiento superficial se incrementa. De
esta manera, puede generarse una insuficiencia en las reservas sub-
terráneas que impide mantener el flujo de los manantiales durante
los periodos de sequía. Además, como ya se señaló, con el escurri-
miento el agua fluye hacia las corrientes y ríos casi de manera inme-
diata, lo que puede ocasionar inundaciones y arrastrar toda clase de
sedimentos y otros contaminantes debido a la erosión. Esto conduce
al detrimento en la calidad de las aguas superficiales (repercusiones
en los ecosistemas acuáticos y disminución de la utilidad del agua).
En este contexto, los pantanos funcionan almacenando y liberando
agua de manera similar a las reservas de agua subterránea. Por lo tanto,
la destrucción de los pantanos tiene los mismos impactos que la defores-
tación: las inundaciones se exacerban y los cauces superficiales se con-
taminan durante los periodos de lluvia; en tanto que tienden a secarse
durante los periodos de sequía. Los desarrollos urbanos y suburbanos
constituyen un caso extremo de alteración de la superficie de la tierra,
puesto que se reemplaza el suelo poroso por asfalto y concreto.
El ciclo del agua, por estar vinculado con otros ciclos biogeoquí-
micos, es un medio importante para el movimiento de los nutrientes
dentro y fuera de los ecosistemas, ya que tiene una comunicación
sistemática entre la biosfera, la atmosfera y la litosfera; por ello,

94 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
cualquier desecho que se deposite en ellas será introducido en el
ciclo del agua. De esta manera, los residuos arrojados a la atmos-
fera (humos, vapores, etc.) retornarán a la tierra en forma de lluvia
contaminada. Por otra parte, las substancias depositadas en el suelo
serán lixiviadas a los acuíferos o transportadas por las corrientes su-
perficiales. En efecto, los desechos que se entierran en el suelo (relle-
nos sanitarios) eventualmente pueden ser lixiviados hacia las aguas
subterráneas. Así, la contaminación de los acuíferos puede ocurrir
por la percolación de aguas residuales de origen doméstico (deter-
gentes, fosfatos, materia orgánica y fecal), industrial (centenares de
sustancias peligrosas), pecuario (fosfatos, sulfates, nitratos y nitritos)
y agrícola (nitratos, nitritos, herbicidas y pesticidas).
La explotación excesiva del agua de los ríos tiene un impacto
adverso sobre los organismos acuáticos. La vida silvestre que depen-
de del agua de los ríos o de las cadenas alimenticias que implican a
los organismos acuáticos también es afectada en forma adversa. Los
pantanos ubicados a lo largo de muchos ríos, antaño alimentados por
desbordamientos frecuentes, se están secando o ya se secaron, provo-
cando la hambruna de aves acuáticas y otras formas de vida silvestre
que dependen de estos importantes y ricos hábitats. Estos problemas
se extienden a los estuarios o bahías en donde el agua dulce de un río
se mezcla con el agua del mar. Debe señalarse que los estuarios son de
los ecosistemas más productivos de la tierra, ya que representan ricos
criaderos de muchas especies de peces, crustáceos y aves acuáticas.
La explotación excesiva de los ríos disminuye el caudal de agua dulce
que fluye a los estuarios, incrementando la proporción de agua de mar.
Esto genera, en consecuencia, un aumento en la concentración de sa-
les que afecta severamente la productividad del estuario y la calidad
de sus aguas.
La creciente demanda de agua dulce de alta calidad, aunado a los
desarrollos tecnológicos en la perforación de pozos y sistemas de bom-
beo, han hecho posible y económicamente adecuado la explotación
extensiva de las reservas de agua subterránea. Desafortunadamente,
aunque son muy grandes, estas reservas no son ilimitadas. La explota-
ción sustentable (aprovechamiento racional diseñado para preservar
indefinidamente los recursos) de las aguas subterráneas depende en
última instancia del balance entre extracción y recarga. En algunas
regiones secas (desérticas o semidesérticas), el agua subterránea en-
contrada es en realidad agua que se acumuló milenios atrás, cuando
el clima de la región era húmedo. En estas zonas, las tasas de recarga
son nulas. La explotación de estos antiguos recursos se conoce como
extracción de aguas fósiles, para enfatizar que las reservas serán ago-
tadas a la misma velocidad que la tasa de extracción. El simple hecho
de que la extracción exceda la recarga implica un descenso de los ni-
veles freáticos, una situación que es común en todo el mundo. Los paí-
ses y regiones con mayores problemas de sobreexplotación de mantos
acuíferos son: Estados Unidos, México, India, China, la antigua Unión
Soviética y el Medio Este asiático. En el caso de México, el déficit global
alcanza 66% de la recarga total.
Ahora bien, durante miles de años, el agua ha generado cavida-
des en el interior de la Tierra (principalmente por lixiviación). En los
sitios en donde los espacios son llenados con agua, el líquido ayuda
a soportar las capas superiores de rocas y suelo. Sin embargo, con-
forme descienden los niveles freáticos, este soporte se pierde. Como
consecuencia de esta situación, puede haber un asentamiento (con-
solidación) gradual o hundimiento de la tierra. En algunos sitios, la

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 95


velocidad del hundimiento puede llegar a ser del orden de 10 a 15 cm
por año. El hundimiento de la tierra provoca daños a la infraestructura
urbana (fractura de edificios, carreteras, redes de abastecimiento de
agua, drenaje, etc.). En algunas zonas costeras, el hundimiento genera
inundaciones frecuentes por el mar. Este fenómeno es un problema
serio en muchos lugares y ciudades como: Houston (EUA), el Distrito
Federal y Aguascalientes (México).
Otro problema generado por el abatimiento de los niveles freá-
ticos es el ingreso de agua salada a los mantos acuíferos. En regiones
costeras, los manantiales de agua subterránea pueden desembocar
bajo el océano. En tanto que un alto nivel freático mantenga una
cabeza de presión suficientemente elevada en el acuífero, habrá un
flujo de agua dulce hacia el océano. De esta manera, los pozos cer-
canos al mar extraen agua dulce. Sin embargo, la disminución en el
nivel freático, o una tasa elevada de remoción de agua subterránea,
derivará en una disminución de la presión del acuífero, permitiendo
que el agua salada fluya hacia el interior y contamine las reservas
de agua subterránea. El ingreso de agua salada es un problema en
muchas zonas costeras.

Contaminación del agua

Las aguas naturales son soluciones diluidas de composición variable


y compleja. El agua natural contiene además gran diversidad de ma-
terias suspendidas y partículas coloidales. Los compuestos químicos
presentes en las aguas naturales contribuyen a definir las propie-
dades de un determinado cuerpo de agua. Por ejemplo, el agua de
ríos y lagos contiene minerales disueltos, gases atmosféricos y diver-
sos compuestos químicos liberados por el hombre. Algunos de esos
compuestos son vitales para las plantas y los animales acuáticos. No
obstante, varios de estos compuestos químicos modifican la compo-
sición natural del cuerpo de agua e interfieren con el uso al que se
destina el agua y, por tanto, se les considera contaminantes.
Se entiende por contaminación del agua a la introducción de un
exceso de materia o energía en la hidrosfera, la cual genera un deterioro
en la calidad del agua. Por lo regular, el sabor, el olor y el aspecto del
agua indican que está contaminada; no obstante, en algunos casos la
presencia de contaminantes tóxicos sólo puede determinarse emplean-
do técnicas analíticas específicas. La diferencia entre un compuesto be-
néfico y un contaminante depende generalmente de la cantidad en la
cual se encuentra esa sustancia presente en un determinado cuerpo de
agua; ese valor varía según la región geográfica y/o el uso del agua.
Existen diferentes criterios para clasificar los contaminantes del
agua: a) en función de su naturaleza pueden ser agentes químicos, bioló-
gicos y físicos; b) de acuerdo con el tamaño se tiene materia suspendida,
coloidal y materia disuelta; c) pueden agruparse en compuestos seme-
jantes, por ejemplo: bifenilos policlorados, compuestos orgánicos biode-
gradables, éteres, fenoles, metales, etc. d) finalmente, también se agrupan
en contaminantes convencionales o tóxicos prioritarios.
Los contaminantes pueden introducirse a la hidrosfera a través de
dos vías: fuentes puntuales y fuentes no puntuales. Las fuentes pun-
tuales son tuberías que descargan directamente en los cuerpos de agua
naturales, tales como descargas de plantas de tratamiento de agua, des-
cargas municipales, descargas industriales, plantas hidroeléctricas, etc.
Las fuentes no puntuales introducen contaminantes en las aguas natu-
rales a través de escurrimientos. Las descargas de fuentes no puntuales

96 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
por lo general contienen una menor cantidad de contaminantes; no
obstante, son más difíciles de identificar y regular. Los efluentes conta-
minantes se dividen en cuatro tipos generales: domésticos, industria-
les, agrícolas y radiactivos.
A principios de los años sesenta del siglo XX, con la publicación del
libro Primavera silenciosa, la bióloga Rachel Carson alertó a la población
estadounidense sobre la persistencia de contaminantes químicos y sus
efectos en el ambiente. Episodios fatales derivados de la contaminación
—como el caso de la Bahía de Minamata en Japón, que causó la intoxi-
cación con mercurio de los pescadores de la bahía, así como la eutro-
fización y muerte de peces por anoxia en los grandes lagos (Michigan,
Ene y Ontario)—, llamaron la atención mundial respecto a la contami-
nación y al deterioro ambiental e impulsaron la realización de diversos
estudios sobre el origen, tipo de contaminantes y sus efectos sobre las
diferentes especies, incluyendo al hombre. Con base en estos estudios,
se establecieron medidas de control para evitar nuevas catástrofes eco-
lógicas e intoxicaciones masivas; sin embargo, debido al número cre-
ciente de xenobióticos, al desconocimiento de sus efectos sobre nume-
rosas especies y al efecto conjunto de los contaminantes presentes en
el ambiente (sinergia toxicológica), es mucho lo que falta por investigar
sobre los efectos adversos de los contaminantes ambientales.
A pesar de que las leyes de protección del medio ambiente son
cada vez más exigentes, hoy en día aún encaramos serios problemas
de contaminación. En los últimos años, se ha prestado gran atención a
los contaminantes primarios del agua (principalmente plaguicidas, hi-
drocarburos aromáticos y productos orgánicos clorados), ya que por su
cantidad o toxicidad pueden causar un gran impacto ambiental. Estu-
dios recientes han demostrado que numerosos productos de cuidado
personal (perfumes, bloqueadores solares, cosméticos, nutracéuticos,
etc.) y medicamentos (anticonvulsivos, estrógenos, analgésicos, anti-
bióticos, etc.) son introducidos en el medio ambiente en cantidades
crecientes, en particular en áreas urbanas sobrepobladas. Este "nuevo"
grupo de contaminantes son clasificados como PPCPs (por sus siglas
en inglés, pharmaceuticals and personal care products) y algunos de ellos
son persistentes y bioacumulables. El efecto a largo plazo de estos con-
taminantes sobre el ambiente y la salud humana apenas comienza a
investigarse y, por lo tanto, aún es incierto.

Contaminación por agentes biológicos

Uno de los tipos de contaminación del agua mejor conocidos es el cau-


sado por los agentes biológicos, particularmente microorganismos y
huevecillos de nemátodos y platelmintos, ya que afectan directamente
la salud humana de manera significativa en los países subdesarro-
llados y en vías de desarrollo. De las 37 enfermedades más comunes
de América Latina, 21 están relacionadas con la falta de suministro de
agua potable y el contacto de la población con agua contaminada. Des-
afortunadamente, en países como México aún representan una de las
principales causas de mortalidad infantil en las áreas rurales, las cuales
carecen de infraestructura sanitaria.
La contaminación microbiológica del agua se debe principalmente
a la carencia o al inadecuado tratamiento de las aguas residuales de
origen doméstico. El manejo inadecuado de los lodos residuales pro-
venientes de las plantas de tratamiento puede ser una fuente adicio-
nal de contaminación fecal del agua, especialmente bajo condiciones
de elevada humedad del suelo. Los microorganismos y huevecillos de

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 97


gusanos parásitos, excretados por los humanos y animales, pueden
ser transmitidos fácilmente a un nuevo hospedero humano a través
del contacto con agua contaminada, o por medio de hospederos inter-
mediarios (animales domésticos, de granja, aves migratorias, etc.). Así,
muchas de las enfermedades caracterizadas por infecciones severas
son transmitidas comúnmente por el agua y entre ellas destacan: el
cólera, la tifoidea, la disentería y la hepatitis. Las características epide-
miológicas de los principales patógenos que se encuentran en el agua
y el tipo de enfermedad que producen se presentan en el Cuadro 4-1.

Características epidemiológicas Especie patógena Enfermedad producida

Entamoeba histolytica Amibiaisis


Balantidium coli Balantidiasis
Enterobius vermicularis Enterobiasis
Sin latencia Giardia lamblia Giardiasis
y con dosis infectiva baja. Hymenolepsis nana Himenolepiasis
Enterovirus Infecciones enterovirales
Rotavirus Infecciones rotavirales
Virus hepatitis A Infecciones hepáticas

Campy Iobacter jejuni Campilobacteriosis


Sin latencia con dosis Escherichia coli patógena Infección por E. coli
infectivas medias y altas; Salmonella spp Salmonelosis
moderadamente persistentes, Salmonella typhi Tifoidea
capaces de multiplicarse. Shigella sp Shigelosis
Vibrio cholerae Cólera
Yersinia enterocolitica Yersiniosis

Ascaris lumbricoides Ascariasis


Latente y persistente, sin Ancylostoma duodenale Anquilostomiasis
hospederos intermediarios. Strongyloides stercoraüs Estrongilodiasis
Trichuris trichura Trichuriais

Latente y persistente, la vaca Taenia saginata


o el cerdo como hospederos T. solium Taeniasis
intermediarios.

Clonorchis sinensis Clonorquiasis


Diphyllobothrium latum Difilobotriasis
Fasciola hepática Fasciolasis
Fasciolopsis buski Fasciolopsiasis
Gastrodiscoides hominis Gastrodiscoidiasis
Heterophyes heterophyes Heterofiasis
Latente y persistente, Metagonimus yokogawai Metagonomiasis
hospederos intermediarios Opistorchis felinus Opistorquiasis
acuáticos. Paragonimus luestermani Paragonomiasis
Schistosoma haematobum Esquistosomiasis
S. japonicum, S. mansoni

Esparcidas y relacionadas con


Wuchereria brancofti Filariasis
insectos.

Cuadro 4-1. Principales agentes patógenos transmitidos por el agua conta-


minada y enfermedades que ocasionan.

98 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL
Contaminación por agentes químicos

No obstante que se conoce desde hace más de siglo y medio que la


contaminación del agua es la fuente de muchas enfermedades hu-
manas y que, en consecuencia, se han realizado grandes esfuerzos
por garantizar suministros de agua adecuados, higiénicos y seguros,
las fuentes de agua (superficiales y subterráneas) se han venido con-
taminando cada vez más debido al incremento de la actividad indus-
trial y agrícola.
En efecto, durante las últimas décadas se han producido mu-
chos compuestos químicos nuevos para ser usados en la agricultura.
Los residuos de estas sustancias son transportados por los escurri-
mientos derivados de las lluvias a los cuerpos de agua, y han produ-
cido graves efectos adversos a la vida acuática. Por otro lado, la am-
plia variedad de compuestos químicos orgánicos y metales pesados
producidos y usados por la industria también han generado severos
efectos contaminantes en las aguas superficiales y subterráneas. La
Agencia para la Protección Ambiental de los Estados Unidos ha co-
locado en la lista de prioridades a más de 1,200 sitios contaminados
con sustancias peligrosas, debido a su potencial amenaza para la sa-
lud humana y el ambiente, y muy probablemente añadirá muchos
más en un futuro cercano.
Los contaminantes químicos se dividen en compuestos orgáni-
cos e inorgánicos; ambos provienen de descargas domésticas, agrí-
colas e industriales que contienen diversas substancias disueltas y
suspendidas. Entre los contaminantes inorgánicos más importantes
se encuentran los metales pesados, cianuros, fluoruros, sulfates, ni-
tratos, fosfatos y carbonatos. También se ubican en esta categoría los
ácidos, bases y gases tóxicos disueltos, tales como el dióxido de azu-
fre, amoniaco, sulfuro de hidrógeno y cloro. Los ácidos y bases fuertes
son altamente tóxicos para la vida acuática y originan la corrosión de
metales y del concreto.

Metales pesados

Esta categoría de contaminantes está formada por un grupo de ele-


mentos químicos que en su mayoría son de naturaleza metálica y que,
además, suelen tener una densidad relativamente alta (de allí la de-
nominación de "metal pesado") y una elevada toxicidad. No obstante,
frecuentemente se incluye en este grupo al As, Sb y Te (metaloides) y
al Se (no metal). Para incluir a los contaminantes en este grupo, se han
propuesto diversos criterios como la densidad del elemento (de 4 a 7
g/cm3), el número o el peso atómico. Además, elementos de toxicidad
baja (Be y Al) e incluso esenciales para la vida (Fe, Cu y Cr) también se
añaden en esta categoría, aunque a concentraciones altas producen
efectos adversos en los organismos. Como puede verse, en este gru-
po de contaminantes no todos los elementos son metales pesados ni
tampoco altamente tóxicos.
Los metales pesados (Al, Ag, Be, Cr, Cu, Sb, Sn, As, Cd, Mn, Ti, Zn,
Co, Fe, Pb, Ba, Hg, Mo, Ni, Se, Sn, Ti, V) comparten algunas caracte-
rísticas químicas con los elementos esenciales para las diversas for-
mas de vida. En consecuencia, pueden interactuar con los seres vivos
produciendo diversos efectos tóxicos. Por su capacidad para formar
enlaces covalentes coordinados o por su actividad redox, algunos ele-
mentos como Co, Cr, Cu, Mo, Zn, Ca, Se y Fe tienen una función im-

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 99


portante en las reacciones catalíticas de los seres vivos. Debido a ello,
dichos elementos son nutrientes esenciales a nivel de oligo y micro-
elementos. No obstante, arriba del nivel óptimo, las concentraciones
mayores de estos oligo y micronutrientes generan grados crecientes de
toxicidad.
Debido a su origen natural y a su uso milenario como materias
primas, los metales pesados no fueron considerados contaminantes
peligrosos sino hasta la segunda mitad del siglo XX. El trágico e his-
tórico accidente de contaminación con mercurio en la bahía de Mi-
namata, Japón, modificó radicalmente las ideas vigentes sobre las
repercusiones de la contaminación por metales pesados y sobre la
contaminación ambiental en general. De esta manera, en las últimas
cinco décadas, los metales pesados se han convertido en contaminan-
tes ambientales de primera importancia, principalmente por el incre-
mento y la diversificación de los procesos industriales, así como por
el uso masivo de combustibles fósiles y su incorporación en muchos
artículos domésticos. La Agencia de Protección del Medio Ambiente de
los Estados Unidos (EPA) y el Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA) consideran a los metales pesados dentro
de los diez grupos de xenobióticos prioritarios para ser estudiados y
tomar acciones en su control y disposición.
Entre las actividades industriales que generan mayor contami-
nación por metales pesados se encuentran las siguientes: minería,
metal-mecánica, galvanoplastia, fundición, química, petroquímica,
producción de pigmentos y tintes, producción de baterías, impresión
de textiles, electrónica, industria del papel, fotografía, producción de
hule, cerámica, plaguicidas y fertilizantes, cementera, tenería y aca-
bado de pieles. Los contaminantes liberados al ambiente por estas ac-
tividades industriales eventualmente pueden llegar a los cuerpos de
agua, por escurrimiento a las fuentes superficiales y por infiltración a
los acuíferos. No obstante, en el caso de las fuentes de agua subterrá-
neas, el origen geológico de la contaminación por metales pesados es
muy frecuente. Debido a su infiltración y al contacto durante siglos,
e incluso milenios, con los estratos geológicos, las aguas subterrá-
neas disuelven diversos solutos, entre ellos los metales pesados. De
esta manera, el consumo crónico de agua subterránea contaminada
con metales pesados es un problema importante de salud pública
en diversas regiones del mundo. El hidroarsenisismo, producido por
el consumo crónico de arsénico en el agua de beber y que produce
desde lesiones cutáneas leves hasta cáncer de piel, se ha reportado
en la India, China, Indonesia y México (región de La Laguna y estados
de Guerrero, Zacatecas y Aguascalientes).
Entre los mecanismos más frecuentes de las acciones tóxicas de
los metales pesados están la inactivación de enzimas y la inhibición
en la replicación y trascripción del material genético. Los metales
pesados tienen mucha afinidad por ligandos biológicos como los gru-
pos sulfidrilos, fosfatos, purinas, pirimidinas y ácidos nucleicos. De-
bido a esta capacidad, que implica la interacción e interferencia con
la actividad normal de macromoléculas vitales (proteínas y ácidos
nucleicos), los metales pesados pueden afectar diversas funciones
biológicas. Destacan los efectos cancerígenos de metales como el
Cd, Cr, Ni, Pb, Be y As. Estos mismos metales, además del Hg, se han
relacionado con efectos teratógenos (malformaciones congénitas) y
abortivos. Algunos metales tienen graves efectos adversos sobre el
sistema nervioso; ejemplos, el Pb daña las funciones cognoscitivas y
el Hg las funciones neuromotoras. Además, el Cr, Cd, Hg y Pb tienen

100 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


severos efectos nefrotóxicos. En general, dependiendo de la dosis y la
vía de administración, los metales pesados afectan a la mayoría de
los órganos y sistemas. Estos xenobióticos tienen una elevada toxici-
dad para las formas de vida acuática. Metales como el Zn, que para
el caso de los mamíferos tiene una toxicidad baja, presentan una
toxicidad muy elevada para muchos organismos acuáticos.
El grado de afectación producido por los metales pesados en
los cuerpos de agua depende no sólo de su concentración total, sino
particularmente de su biodisponibilidad, la cual depende a su vez
del estado químico y físico del metal pesado. Las formas químicas
solubles y en estado iónico están directamente disponibles para su
absorción e interacción con los organismos, de modo que la toxicidad
del metal se debe en gran parte a ellas. Las especies químicas no io-
nizadas suelen tener menor disponibilidad, la cual también está en
función del tipo de sal que esté formando el metal (tipo de anión con
el que está interactuando); por ejemplo, los cloruros suelen ser mu-
cho más solubles que los carbonates, fosfatos, hidróxidos y sulfuras.
Las especies químicas no solubles de los metales, como las que se en-
cuentran en estado coloidal, acomplejadas con la materia orgánica o
con las partículas suspendidas, y las encontradas en los sedimentos
del cuerpo de agua, en general no están biodisponibles y no ejercen
efectos tóxicos mientras permanezcan en ese estado. Estas formas
químicas no disponibles del metal pueden ser estables (se dice que el
metal está inmovilizado) o se comportan de forma dinámica pasan-
do de formas no disponibles a especies químicas biodisponibles, en
respuesta a cambios químicos y físicos del cuerpo de agua.
El estado de oxidación del metal también es un factor esencial
que afecta tanto la toxicidad intrínseca de la especie química como
su solubilidad y, en consecuencia, su biodisponibilidad; por ejemplo,
el Cr (VI) es mucho más tóxico que el Cr (III), el cual es una especie
menos soluble que el Cr (VI), lo que facilita su precipitación e inmo-
vilización. En consecuencia, la reducción del Cr (VI) a Cr (III) se con-
sidera un mecanismo de destoxificación.
Los cambios físicos y químicos del cuerpo de agua afectan el
equilibrio entre las formas biodisponibles y no disponibles de los me-
tales pesados. Al respecto, el pH ácido favorece la solubilidad y bio-
disponibilidad de los metales, por ello, la acidificación de los cuerpos
de agua causada por la degradación de la materia orgánica favorece
la biodisponibilidad de estos xenobióticos. El potencial redox, afec-
tado también por la contaminación orgánica, determina el estado
de oxidación de los metales y, en consecuencia, su toxicidad y bio-
disponibilidad. En este contexto, la concentración y tipo de sales del
cuerpo de agua pueden afectar el estado químico de los metales. Por
otra parte, la concentración, el tipo y el estado de agregación de la
materia orgánica (disuelta, suspendida y en los sedimentos del cuer-
po de agua) determinan las diversas formas de acomplejación de los
metales con estos sustratos. La presencia de surfactantes puede fa-
vorecer la solubilidad y la dispersión de las especies químicas poco
solubles y, por lo tanto, incrementar la biodisponibilidad del metal.
Además de este complejo entramado de interacciones y equili-
brios fisicoquímicos, recientemente se ha descubierto que la activi-
dad microbiana juega un papel muy relevante en la inmovilización
de los metales pesados. En efecto, durante las dos décadas pasadas
se realizaron adelantos significativos sobre el conocimiento del pa-
pel de los microorganismos en los ciclos biogeoquímicos de los me-
tales. Hasta hace pocos años, no se creía importante la aportación

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 101


de la biosfera en la geoquímica de estos elementos. Por el contrario,
actualmente se reconoce la necesidad de contar con modelos que
tomen en cuenta los procesos bioquímicos, alejados del equilibrio
termodinámico, para comprender la geoquímica de los metales. En
este contexto, los procesos microbianos (como la bioprecipitación re-
ductiva, la biomineralización y la bioquimioadsorción) constituyen
ahora factores indispensables para explicar la dinámica de los meta-
les en el planeta. La formación de microfósiles y cúmulos minerales,
la deposición del hierro y el manganeso, además de la mineralización
del uranio y la plata, representan algunos de los procesos microbia-
nos de mayor importancia geoquímica.
Ahora bien, gran parte de la fuerza motriz, que ha potenciado
el avance en el conocimiento básico sobre las interacciones ambien-
tales entre los microorganismos y los metales, ha sido la necesidad
de remediar numerosos sitios contaminados con metales, principal-
mente suelo y ecosistemas acuáticos. Si bien los microorganismos
no pueden transmutar a los metales en elementos menos tóxicos, su
capacidad para inmovilizarlos les confiere múltiples potencialidades
para la depuración de sitios contaminados con metales. Al respecto,
los principales mecanismos microbianos que son útiles para reme-
diar ecosistemas contaminados con metales son los siguientes:

Bioadsorción

Interacción química de cationes metálicos que da por resultado la


formación de complejos con ligandos celulares, ubicados general-
mente en las capas externas de las células microbianas (cápsula,
membrana externa, espacio periplásmico, pared celular y membrana
celular). Los ligandos implicados en la unión con metales incluyen a
los grupos carboxilo, amino, imino, amida, imidazol, hidroxilo, carbo-
nilo, fosfato, fosfonato, fosfodiester, tioeter, sulfonato y sulfihidrilo. La
biomasa de algas, bacterias y hongos tiene un gran potencial como
medio adsorbente de metales. La bioadsorción normalmente incluye
cuatro procesos distintos: adsorción, quimioadsorción, intercambio
catiónico y micro-precipitación.

Bioacumulación

Asimilación celular de los metales. Al respecto, se ha demostrado la


existencia de transporte activo hacia el interior de las células para la
mayoría de los metales con importancia fisiológica. Así, algunos me-
tales pesados pueden ingresar a las células utilizando los sistemas
de transporte para los oligo y micro nutrientes metálicos. Una vez
dentro de la célula, los metales tóxicos son secuestrados por metalo-
tioneínas (polipéptidos de peso molecular bajo y ricos en cisteína) o
segregados a vacuolas.

Biotransformación

Los microorganismos catalizan por vías enzimáticas la transforma-


ción de metales tóxicos en formas menos solubles o volátiles; por
ejemplo, la reducción microbiana de Cr (VI) a Cr (III), Se (VI) a Se (0),
V (V) a V (III) y Au (III) a Au (0) conduce a la precipitación del metal
bajo condiciones fisiológicas. En muchos casos, el metal de valencia
alta puede ser usado como aceptor final de electrones en condiciones
anóxicas. A su vez, la biometilación puede incrementar la volatilidad

102 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


de los metales (aunque en el caso del Hg también incrementa su
toxicidad). Esto se ha documentado para el Hg, Cd, Pb, Sn, Se y Te.
La reducción microbiana del Hg (II) a Hg (0) también incrementa la
volatilidad del metal.

Biomineralización

Formación de precipitados metálicos insolubles por la generación


microbiana de ligandos. Los sulfuras, carbonates, hidróxidos y fosfa-
tos metálicos son muy insolubles en el agua y por ello se precipitan
rápidamente. La producción de estos ligandos implica un método de
destoxificación desarrollado por los microorganismos (principalmente
en las bacterias) y tiene un gran potencial en la depuración de eco-
sistemas acuáticos. La precipitación de metales en forma de sulfuras,
mediante la generación de ácido sulfídrico por bacterias sulfato re-
ductoras, se ha utilizado ampliamente en los últimos años.

Bioquimioadsorción

Inclusión por intercambio catiónico, de un catión metálico dentro de la


estructura cristalina de un material depositado previamente. El depó-
sito primario actúa como foco de nucleación o cristal hospedero para
la deposición posterior del metal. De esta forma, el depósito primario
acelera las reacciones de precipitación del metal de interés. Este depó-
sito se forma inicialmente por las rutas de biomineralización, general-
mente sulfuro o fosfato, descritas en el apartado anterior.

Biodegradación de quelantes sintéticos

La degradación microbiana de la parte orgánica de los quelatos me-


tálicos, formados a partir de quelantes sintéticos como el EDTA y el
nitrilotriacetato (NTA), disminuye la movilidad del metal y lo trans-
forma en un ion metálico o en un compuesto inorgánico, facilitando
su eliminación posterior por los mecanismos previamente descritos.
El conocimiento sobre la contribución de los microorganismos en
los ciclos geoquímicos de los metales pesados apenas se encuentra
en su infancia. El limitado conocimiento actual se deriva casi ex-
clusivamente de estudios realizados sobre el metabolismo bacteria-
no. Sin embargo, se sabe que la capacidad metabólica de los hongos
es comparable, e incluso superior, a la de las bacterias. Las investi-
gaciones futuras permitirán clarificar el papel de la biosfera en los
ciclos biogeoquímicos de los metales pesados.

Fluoruros

La presencia de fluoruros en los abastecimientos de agua destinada


para el uso humano es extremadamente importante debido a su in-
fluencia en la salud pública. Para tener buena salud dental es deseable
un nivel aproximado de 1 mg/l de fluoruro en las aguas públicas; a
niveles menores la caries dental se convierte en un problema serio
y a niveles mayores el problema es la fluorosis dental (manchado y
malformación de dientes) y esquelética (malformación de huesos). El
fluoruro es tóxico para las algas, plantas acuáticas, invertebrados y
peces de los sistemas dulceacuícolas y marinos. Recientemente, se ha
relacionado el consumo crónico de agua con niveles de fluoruros su-
periores a 2 mg/l con daño renal.

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 103


La contaminación por fluoruros puede ser de tipo natural o deriva-
da de la acción del hombre. El fluoruro forma parte de numerosos mine-
rales, los cuales son erosionados con la lluvia acida, lo que libera cantida-
des considerables de fluoruros tanto en las aguas subterráneas como en
las aguas superficiales. A su vez, las principales fuentes antropogénicas
de fluoruros se derivan del procesamiento de acero y aluminio, manufac-
tura de vidrio y semiconductores y procesos de electroplatinado.

Cianuros

Debido a su elevada toxicidad, los cianuros son considerados como


uno de los iones inorgánicos más importantes presentes en aguas
contaminadas. Los cianuros de sodio y potasio son usados en la ex-
tracción de minerales, en galvanoplastia, en la fabricación de HCN e
insecticidas, en la limpieza de metales y en la elaboración de colo-
rantes y pigmentos. La quema de biomasa es quizás la mayor fuente
atmosférica de HCN, que se forma debido a la pirólisis de aminoáci-
dos, heterociclos de nitrógeno y ácidos dicarboxílicos. Las emisiones
gaseosas y de cenizas con cianuro pueden llegar a los sistemas acuá-
ticos por difusión, deposiciones seca y húmeda, y transporte desde
largas distancias. El cianuro es hidrolizado en el agua y se forma el
ácido débil HCN, el cual es volátil. El ion cianuro (CN-) tiene gran afi-
nidad por los iones de los metales y forma complejos con ellos, prin-
cipalmente del tipo Fe(CN)64- de menor toxicidad.
El pH del cuerpo de agua receptor de CN- afecta el grado de toxi-
cidad del HCN y de los complejos metálicos de cianuro. El complejo
Ni(CN)4-2 es 1000 veces más tóxico a un pH de 6.5 que a un pH de 8.
La intensidad de la radiación solar también influye en el grado de
toxicidad de los complejos metálicos de cianuro, especialmente en el
caso de los complejos del tipo K4[Fe(CN)], los cuales se descomponen
en presencia de luz, liberando al ion tóxico CN-.
El ion cianuro es un veneno de acción rápida, y fue empleado
hace varias décadas en las cámaras de ejecución de los Estados Uni-
dos como gas letal. Su toxicidad proviene de su unión con la enzima
ferricitocromo oxidasa, que cataliza el proceso de fosforilación oxida-
tiva, con lo cual se impide la generación aeróbica de ATP en las célu-
las. Cuando los cianuros se consumen en dosis bajas y por periodos
largos, afectan la glándula tiroides y el sistema nervioso.

Sulfatos

El ion sulfato es uno de los aniones más abundantes en las aguas


naturales. Desde el punto de vista ambiental, los sulfatos son direc-
tamente responsables del olor y la corrosión de las alcantarillas. En
ausencia de oxígeno disuelto y de nitratos, los sulfatos sirven como
aceptores finales de electrones para las oxidaciones bioquímicas pro-
ducidas por las bacterias anaeróbicas. Así, bajo estas condiciones, el
ion sulfato se reduce a ion sulfuro:
A su vez, el ion sulfuro se equilibra con el ion hidrógeno forman-
do sulfuro de hidrógeno o ácido sulfídrico (H2S), el cual es un ácido
débil que puede existir en tres especies químicas (H2S, HS- y S-2) se-

104 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


gún sea el pH de la solución. De estas especies químicas, la forma no
ionizada (H2S) es la principal responsable de los malos olores de las
aguas residuales. Cuando el pH de la solución es básico (valores de 8
o superiores), la mayor parte del azufre reducido está en solución en
forma de iones HS- y S2, y la cantidad de H2S libre es tan pequeña que
no se generan problemas significativos de olor. A valores de pH por
debajo de 8, el equilibrio se desplaza rápidamente hacia la formación
de H2S no ionizado, de tal forma que a un pH de 7 la proporción de
H2S es aproximadamente de 80%. En estas condiciones, la presión
parcial del sulfuro de hidrógeno se hace tan grande que causa serios
problemas de malos olores. Se deben evitar concentraciones mayores
de 20 mg/l debido a su elevada toxicidad.
En los manantiales de agua caliente es común encontrar sulfu-
ras. En el agua residual su fuente principal es la materia orgánica y
la reducción de los sulfates por la actividad bacteriana. Su presencia
se detecta fácilmente por el olor, el cual se percibe a partir de 0.024
μg/l. El sulfuro se oxida rápidamente en ambientes aeróbicos y se
convierte en sulfitos y sulfates. El exceso de ion sulfito es perjudicial
debido a que baja el pH y provoca corrosión.

Compuestos nitrogenados

La presencia de compuestos nitrogenados en la hidrosfera es de suma


importancia porque participan en los procesos vitales de las plantas y
los animales. La química ambiental del nitrógeno es compleja debido
a que este elemento puede adquirir diferentes estados de oxidación,
los cuales pueden ser inducidos por los seres vivos. El nitrógeno se en-
cuentra en compuestos químicos de naturaleza orgánica e inorgánica.
El nitrógeno orgánico forma parte de las proteínas, aminoácidos, áci-
dos nucleicos, urea y otros compuestos orgánicos. Algunos compues-
tos nitrogenados son contaminantes que abundan en los desechos
domésticos y agrícolas.
Los compuestos inorgánicos de nitrógeno con relevancia ambien-
tal son los nitratos y los nitritos. La mayoría de las plantas absorben
nitrógeno solamente en forma de nitratos, por ello, el amoníaco o el
amonio utilizados como fertilizantes primero deben ser oxidados por
los microorganismos, para que sean útiles a las plantas. Los nitratos
del suelo son disueltos por el agua de lluvia y llegan a los sistemas
dulceacuícolas superficiales o subterráneos por escurrimientos e in-
filtración. Los nitratos junto con los fosfatos producen eutrofización
en los cuerpos de agua superficiales. Un exceso de iones de nitrato en
el agua potable causa metahemoglobinemia, enfermedad que afecta
a infantes de hasta seis meses de edad y a personas adultas con de-
ficiencia enzimática, la cual disminuye la capacidad transportadora
de oxígeno de los glóbulos rojos.
Se ha reportado que el exceso de ion nitrato en el agua potable y
en los alimentos incrementa la incidencia de cáncer en el estómago
de los humanos, debido a la acción reductora de las bacterias anae-
robias del aparato digestivo, las cuales convierten los iones nitrato en
iones nitrito; éstos reaccionan con las aminas produciendo N-nitro-
saminas, agentes cancerígenos en los animales. En el Cuadro 4-2 se
describen las fuentes y los efectos de compuestos nitrogenados.

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 105


Comp u esto Estado de Fuente Receptor Efectos
nitrogenado oxidación

NO3- V Fertilizantes Aguas subterráneas, Eutrofización, daños a


océanos la salud
HNO3(g) V Atmosfera, suelo Lluvia acida
Quema de
combustibles fósiles
NO2- III Intermediarios en Hidrosfera Tóxico para peces
procesos de
nitrificación,
desnitrificación y
reducción de NO3-
NO(g) II Quema de Atmosfera Formación de ozono
NO2(g) IV combustibles troposférico, efectos
fósiles, tóxicos en plantas
desnitrificación

N2O(g) I Intermediario en Atmosfera Destrucción de


procesos de ozono (O3) en la
nitrificación y estratosfera
reducción de NO3-

Atmosfera, suelo Acidificación de


suelos
NH3(g) -III Fertilizantes, Hidrosfera El NH3 es tóxico para
NH4+ alimento para el los peces,
ganado incremento en la
demanda de cloro
para purificar agua
potable.

Cuadro 4-2. Compuestos nitrogenados y sus efectos adversos en el medio


ambiente.

Contaminantes orgánicos

Los contaminantes orgánicos son compuestos que contienen carbo-


no y provienen de desechos domésticos, agrícolas e industriales. Al-
gunos de estos contaminantes se descomponen fácilmente debido
a procesos físicos, químicos y biológicos que ocurren de manera na-
tural en los reservorios de agua, y se conocen como contaminantes
degradables o biodegradables (por ejemplo, los desechos de seres
humanos y animales, procesamiento de alimentos, industrias cer-
veceras, industrias lácteas, etc.). Otros compuestos orgánicos, deno-
minados recalcitrantes o refractarios, son muy resistentes a la bio-
degradación y a la descomposición por factores químicos y físicos
naturales; se trata principalmente de sustancias sintetizadas con
fines comerciales, por ejemplo, compuestos químicos industriales,
solventes, lubricantes, petróleo y sus derivados (insecticidas, com-
puestos organoclorados, etc.).
En condiciones normales, los materiales orgánicos se oxidan (de-
gradan) rápidamente en el agua mediante reacciones catalizadas por
microorganismos (bacterias y hongos principalmente). Las bacterias
utilizan los compuestos orgánicos como alimento y los usan como
fuentes de carbono y energía para los procesos de síntesis biológica.

106 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


En esta descomposición bacteriana se consume el oxígeno disuelto
y se produce bióxido de carbono, agua y diversos iones inorgánicos
no degradables. La capacidad de remoción está íntimamente ligada
con la concentración de oxígeno disuelto en el cuerpo de agua. Así,
cuando se arroja un desecho biodegradable a un cuerpo de agua, la
concentración de oxígeno disuelto tiende a disminuir a medida que
la materia se descompone a causa de los microorganismos. Si la ve-
locidad con la cual se consume es mayor a su velocidad de disolu-
ción, la concentración de oxígeno baja, pudiendo alcanzarse enton-
ces condiciones anaerobias. Una concentración de oxígeno disuelto
menor a 5 mg/l puede ocasionar la muerte de peces y otros tipos de
vida acuática.
Otros contaminantes que preocupan mucho son los compues-
tos químicos sintéticos (antropogénicos). En la actualidad, se estima
que son unos 75,000-80,000 los productos orgánicos de origen sin-
tético presentes en el medio ambiente, en cantidades significativas.
Muchos de ellos aún no se han identificado en los cuerpos de agua y
no se dispone de información sobre sus efectos en el medio ambien-
te. La breve extensión de este capítulo limita el estudio exhaustivo
de los diferentes productos químicos orgánicos que contaminan los
sistemas acuáticos, por lo cual nos enfocaremos primordialmente al
estudio de sustancias cuya toxicidad elevada implica un riesgo para
la salud humana.

Compuestos halogenados

PCBs, Dioxinas y Furanos

Los PCBs (bifenilos policlorados) son un grupo de compuestos orga-


noclorados de fórmula general C12H10-xClx, químicamente inertes y
difíciles de quemar, insolubles en agua, pero solubles en tejidos gra-
sos. Poseen presiones de vapor bajas y son considerados como buenos
aislantes eléctricos. Debido a estas propiedades y a su bajo costo de
producción, se utilizaron ampliamente como fluidos de refrigeración
en transformadores eléctricos y condensadores, plastificantes, flui-
dos de transferencia de calor en maquinarias, agentes impermeables
al agua, etc. Los PCBs tienen importancia como contaminantes am-
bientales debido a su elevada toxicidad, parecida a la de las dibenzo-
dioxinas policloradas (PCDD) y dibenzofuranos policlorados (PCDF).
Estos compuestos organoclorados afectan el sistema inmunológico
de los mamíferos y son teratógenos, mutagénicos y carcinógenos.
Este grupo de compuestos químicos dejó de producirse indus-
trialmente en América del Norte desde 1977; no obstante, su uso en
transformadores eléctricos aún continúa. En la actualidad, a medida
que las unidades eléctricas se desmantelan, su contenido en PCB se al-
macena para prevenir la contaminación posterior del medio ambiente.
Se estima que todavía permanecen en el ambiente cerca de 400,000
toneladas de PCBs, de las cuales —a pesar de su baja solubilidad en
el agua— la mayoría (60%) se encuentra en los océanos. En algunos
países, los PCBs se destruyen por incineración, lo cual, debido al gran
calentamiento en presencia de oxígeno, deriva en la producción de pe-
queñas cantidades de dibenzofuranos y dioxinas.
A diferencia de los PCBs, las dioxinas y los dibenzofuranos poli-
clorados no tienen aplicaciones comerciales y se producen acciden-
talmente durante los procesos de síntesis de compuestos organoclo-
rados, en la incineración de sustancias cloradas como el PVC y en

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 107


el proceso de blanqueado del papel; además, son producidos natu-
ralmente en las erupciones volcánicas y en los incendios forestales.
Debido a su alta toxicidad, el compuesto 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-
p-dioxina (2,3,7,8-TCDD) se utilizó en la preparación del gas naranja,
para ser usado como defoliante en la guerra de Vietnam. Se han repor-
tado numerosos incidentes de contaminación por dioxinas, entre ellos
destaca el de la explosión de una fábrica de insecticidas en Seveso,
Italia. La mayoría de los furanos encontrados en el medio ambiente
contienen un número intermedio de átomos de cloro, de 4 a 6, por lo
cual su estructura y toxicidad es muy parecida a la de la 2,3,7,8-TCDD.
Una gran proporción de las dioxinas ambientales están completamen-
te cloradas y tienen toxicidad baja, en consecuencia, la amenaza para
la salud humana de los furanos presentes en el medio ambiente supe-
ra incluso a la de las dioxinas. En la Figura 4-4 se muestran las estruc-
turas generales de algunos compuestos organoclorados.

Figura 4-4.- (a) Fórmulas generales de dioxinas, (b) dibenzofuranos policlo-


rados y (c) bifenilos policlorados.

Los PCBs liberados al medio ambiente persisten por muchos años,


ya que son resistentes a la degradación por agentes físicos, químicos
o biológicos. La naturaleza relativamente volátil de los PCBs permite
su paso desde el suelo a la atmosfera, desde donde pueden volver
nuevamente al suelo y a la hidrosfera o pasar a formar parte de la
cadena alimenticia por su incorporación en la biomasa. Su estabilidad
permite que difundan grandes distancias antes de ser asimilados o de-
gradados. A través de este mecanismo, los PCBs han viajado por todo
el mundo, de manera que están presentes en niveles medibles, incluso
en las regiones polares y en el fondo de los océanos.

Cloraminas y trihalometanos (THMs)

La cloración de los abastecimientos de agua como medida de des-


infección se ha practicado desde el año 1850. El cloro es un agente

108 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


oxidante más poderoso que el oxígeno, por lo cual se puede utilizar
para eliminar bacterias, protozoarios y virus nocivos del agua de con-
sumo. La desinfección de agua por cloración se realiza generalmente
con el ácido hipocloroso o con el hipoclorito de sodio. Una desventaja
importante de la cloración para desinfectar el agua es la producción
concomitante de sustancias orgánicas cloradas (algunas de las cuales
son tóxicas), ya que el cloro no solamente es un agente oxidante, sino
también un agente clorante. El cloro reacciona con algunos compues-
tos orgánicos presentes en el agua, formando derivados halogenados
como: clorofenoles, ácidos orgánicos halogenados y cloraminas.
Un problema más general con la cloración del agua es la produc-
ción de THMs, cuya fórmula general es CHX3 (X es un halógeno), que
se producen cuando el ácido hipocloroso reacciona con la materia
orgánica (por ejemplo, ácidos húmicos) que está disuelta en el agua.
El cloroformo es el compuesto que se ha encontrado en mayor con-
centración (100 ppb). Los THMs son mutagénicos y tanto el clorofor-
mo como el tetracloruro de carbono producen cáncer en el tracto di-
gestivo. Un estudio epidemiológico reciente, realizado en los Estados
Unidos, muestra que las personas que en el pasado bebieron agua
superficial clorada, el riesgo de cáncer de vejiga y recto aumenta en
21 y 38%, respectivamente.

Grasas y aceites

El grupo de contaminantes genéricamente denominado "grasas y acei-


tes" posee una gran heterogeneidad química y está conformado, princi-
palmente, por mezclas orgánicas complejas de lípidos de origen vege-
tal y animal, además de una gran diversidad de hidrocarburos de peso
molecular alto como el keroseno, los lubricantes minerales, asfaltos
y demás derivados del petróleo. Comprende substancias liposolubles
(elevada solubilidad en solventes orgánicos) y con puntos de ebullición
significativamente superiores a 100 °C (presiones de vapor inferiores al
agua). Los lípidos son triacilgliceroles (esteres de ácidos grasos con el
glicerol) y son utilizados por los animales y las plantas como reserva
de energía. Los gliceroles de ácidos grasos que son sólidos a tempera-
tura ambiente se les conoce comúnmente como "grasas", en tanto que
aquellos que son líquidos se les denomina "aceites". Los lípidos consti-
tuyen el tercer componente principal de los residuos de comida, razón
por la cual son contaminantes primordiales de las aguas residuales
domésticas. Además, estos compuestos son desechados en cantidades
importantes por algunas industrias, talleres mecánicos y tiendas de-
partamentales; también son lavados del asfalto de las calles y carrete-
ras en cantidades significativas.
Para determinar estos contaminantes en una muestra de agua,
las grasas y aceites son adsorbidas primero en un medio sólido, ha-
ciendo pasar el agua por una columna empacada con tierra de diato-
meas; posteriormente, son extraídas (desorción) de dicho medio sólido
empleando n-hexano (o triclorotrifluoroetano), el cual después de la
extracción se evapora por completo, sometiendo a desecación (105 °C,
durante una hora) el recipiente previamente tarado. Finalmente, el re-
siduo obtenido de la desecación se pesa y se expresa en mg/l. Cualquier
contaminante que sea extraído mediante las condiciones del méto-
do analítico antes descrito, y que perdure en el residuo después de la
desecación, será cuantificado como grasas y aceites. Incluso algunas
sustancias inorgánicas, como el fósforo elemental, son parcialmente
sensibles al método y contribuyen en la determinación analítica. Es

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 109


importante hacer notar que las sustancias liposolubles volátiles (por
ejemplo, alcoholes, cetonas e hidrocarburos de bajo peso molecular)
no son cuantificadas como grasas y aceites debido a que son volatili-
zados durante la etapa final del secado.
Las grasas son compuestos muy estables y difíciles de degra-
dar por los microorganismos; además, su baja solubilidad en el agua
implica también una biodisponibilidad baja. En este contexto, una
fracción importante de los hidrocarburos tiene también una biode-
gradabilidad baja. Debido a la enorme diversidad y heterogeneidad
química de este grupo de contaminantes, no es posible atribuirle
efectos tóxicos específicos. Algunos componentes, como los triacil-
gliceroles, básicamente son inocuos, mientras que otros tienen una
elevada toxicidad (ejemplo, los hidrocarburos halogenados). No obs-
tante, debido a sus propiedades físicas (hidrofobicidad y densidad
menor que el agua), las grasas y aceites tienden a formar películas
en la superficie de los cuerpos de agua, lo cual interfiere con el in-
tercambio de gases entre el cuerpo de agua y la atmosfera. Por ello,
reducen la transferencia de oxígeno atmosférico hacia el cuerpo de
agua y su presencia puede contribuir a generar condiciones anóxicas o
anaeróbicas. La formación de películas en la interfase agua-aire tam-
bién afecta las formas de vida que dependen de este tipo de hábitat. En
concentraciones elevadas, la adhesión de las grasas y aceites al cuerpo
y las branquias interfiere con la respiración de los organismos acuáti-
cos. Durante los derrames de petróleo, este efecto nocivo se extiende
incluso a las aves, cuyas plumas quedan inutilizadas por la adhesión
de estos compuestos.

Jabones y detergentes

Los jabones y detergentes también son conocidos como surfactantes


o sustancias tensoactivas, debido a que reducen la tensión superfi-
cial del agua. Esta propiedad se debe a que los compuestos surfac-
tantes combinan en su molécula un grupo fuertemente hidrofóbico
(muy poca afinidad por el agua, y por tanto insoluble en ella, pero
altamente soluble en solventes orgánicos) con otro grupo fuertemen-
te hidrofílico (elevada afinidad por el agua y, en consecuencia, muy
soluble en ella). A este tipo de moléculas, con una parte hidrofóbica y
otra hidrofílica, se les denomina antipáticas.
Debido a su naturaleza química, las moléculas antipáticas se
congregan en las interfases entre el medio acuoso y las otras fases,
tales como el aire, líquidos oleosos y partículas. La parte hidrofóbica
de las moléculas antipáticas interacciona con las fases gaseosa, oleo-
sa y sólida del sistema, en tanto que la parte hidrofílica permanece
en contacto con el medio acuoso. Esta propiedad confiere a los surfac-
tantes las capacidades de emulsificación, suspensión de partículas y
formación de espuma. Es también esta propiedad la que confiere a
los jabones y detergentes sus características limpiadoras, debido a su
capacidad para disolver y dispersar en un medio acuoso las manchas
de grasa y aceites. Los surfactantes son ampliamente usados a nivel
doméstico e industrial en muchas actividades de limpieza, razón por
la cual constituyen un contaminante de primera importancia de las
aguas residuales y de muchos cuerpos de agua.
Los jabones son sales alcalinas de ácidos grasos con cadenas
hidrocarbonadas de 10 a 20 átomos de carbono (R, C10.20). Su fórmula
química general es [RCO]- Na+. Los jabones se producen en un pro-
ceso conocido como saponificación, que básicamente consiste en la

110 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


cocción de grasas y aceites de origen animal y vegetal, en presencia
de una solución concentrada de hidróxido de sodio (lejía). A fin de
otorgarles olor y color agradables, además de favorecer la formación
de espuma persistente, a los jabones se les adicionan sustancias
aromáticas (perfumes), resinas y colorantes. Los jabones fueron los
primeros surfactantes utilizados, sin embargo, presentan el inconve-
niente de ser inactivos en aguas duras, es decir, con concentraciones
altas de iones de Ca2+ y Mg2+. Estos iones divalentes reaccionan con los
jabones y forman sales insolubles de ácidos grasos, las cuales se
precipitan. Debido a la inactividad de los jabones en las aguas duras,
se desarrollaron los detergentes sintéticos, los cuales mantienen su
acción surfactante incluso en aguas de alta dureza. El grupo hidrofó-
bico de los detergentes es, por lo general, un radical hidrocarbonado
(R) que contiene entre 10 y 20 átomos de carbono. Existen tres tipos
principales de detergentes sintéticos: a) los aniónicos, cuyo grupo hi-
drofílico se ioniza negativamente en el agua; b) los catiónicos, carga-
dos positivamente; y c) los que no se ionizan en el agua.
Los detergentes amónicos son los más usados a nivel doméstico
e industrial y representan cerca de 60% de las descargas de sustan-
cias tensoactivas a las aguas residuales. Estos surfactantes son princi-
palmente compuestos de tipo sulfonato [RSO3]\Na+, esteres de sulfato
[ROSO3]Na+ y sulfates de cadenas hidrofílicas no-iónicas de polioxieti-
leno [R(OCH2CH2)nOSO3]-Na+. Los alquilbencen sulfonatos lineales (LAS)
son los detergentes aniónicos más usados y comprenden una mezcla
de 26 isómeros y homólogos con estructura química [R'C6H4SO3]Na+, en
donde R' es un grupo alquilo secundario lineal de 10 a 14 átomos de car-
bono de longitud. Los LAS son biodegradables pero, a concentraciones
elevadas (mayores a 25 mg/l), pueden inhibir el metabolismo microbia-
no, lo cual reduce la eficiencia de los sistemas biológicos de tratamiento
de las aguas residuales y altera el equilibrio en los cuerpos de agua. Las
algas son más sensibles que las bacterias y los hongos a los efectos ad-
versos de estas sustancias. Además de los LAS, existen los alquilbencen
sulfonatos de cadena (R') ramificada (ABS) que tienen una biodegrada-
bilidad muy baja y se consideran compuestos orgánicos persistentes en
el medio ambiente; por ello, sus efectos tóxicos son también mayores.
En los Estados Unidos se prohibió la comercialización de ABS (1965) y
sólo se permitió el uso de LAS.
Los detergentes no-iónicos representan aproximadamente 33%
de las descargas de surfactantes en las aguas residuales. Por lo ge-
neral, estas sustancias tensoactivas contienen un grupo hidrofílico
de polioxietileno R(OCH2CH2)nOH que en forma abreviada se expresa
como REn. Los detergentes comerciales van de RE7 a RE15. Los grupos
hidrofóbicos (R) empleados en los productos de uso doméstico son
principalmente alcoholes lineales primarios y secundarios, con lon-
gitudes de cadena entre 12 y 18 átomos de carbono. Los productos de
uso industrial manejan grupos hidrofóbicos basados en fenoles con
cadenas alquílicas ramificadas de 8 a 9 carbonos.
Los detergentes catiónicos representan apenas 7% de las descar-
gas de compuestos tensoactivos a las aguas residuales. Estos deter-
gentes son principalmente sales cuaternarias de amonio [RMe3N]+Cl-y
se emplean comúnmente en la fabricación de suavizantes y como
desinfectantes y cosméticos.
En términos generales, los detergentes tienen una toxicidad mo-
derada para las formas de vida acuáticas y, salvo los ABS, son ra-
zonablemente biodegradables. Sin embargo, a concentraciones altas
pueden reducir la eficiencia de los sistemas biológicos de tratamien-

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 111


to de aguas residuales y afectar el equilibrio de los cuerpos de agua.
La formación de espuma y la interferencia con la transferencia de
oxígeno constituyen los principales problemas causados por estos
compuestos. Las concentraciones de surfactantes en las aguas resi-
duales domésticas normalmente son de 1 a 20 mg/l. En los cuerpos
de agua sanos existen concentraciones menores a 0.1 mg/l. La dis-
minución de la tensión superficial del agua afecta las formas de vida
que habitan en la interfase agua-aire. Los surfactantes se acumulan
en las interfases y, por lo tanto, en los sedimentos; los lodos prima-
rios suelen tener concentraciones de hasta 20 mg/kg de peso seco. El
uso de aguas residuales y lodos en la agricultura puede contaminar
los suelos; así, las concentraciones de ABS en el suelo de 10 mg/kg
inhiben el crecimiento de las plantas hasta en 70%.
Las sustancias tensoactivas dispersan y emulsifican los con-
taminantes liposolubles (grasas y aceites), dificultando con ello su
remoción de las aguas residuales. Por este mecanismo, los surfactan-
tes también incrementan la solubilidad y biodisponibilidad y, como
consecuencia, la toxicidad de los xenobióticos hidrofóbicos. Además
de las sustancias tensoactivas, los detergentes comerciales incluyen
aditivos que provocan efectos adversos a los ecosistemas acuáticos.
Los más importantes son: perfumes, sustancias blanqueadoras, abri-
llantadores ópticos, agentes espumantes y desinfectantes. De mane-
ra particular, estos últimos incrementan la acción bactericida y la
toxicidad de las presentaciones comerciales. Los llamados detergen-
tes biológicos incluyen enzimas, principalmente, proteasas (hidroli-
zan proteínas) y lipasas (hidrolizan lípidos) para aumentar su acción
limpiadora durante el lavado. Estas enzimas, al llegar a los cuerpos
de agua, provocan efectos adversos directos sobre los seres vivos o
alteran los componentes de su dieta.
El fosfato es el aditivo más abundante en los detergentes y pue-
de llegar a representar 50% del peso de la presentación comercial. El
tripolifosfato de sodio se emplea como "formador" y tiene tres fun-
ciones principales: 1) alcaliniza el agua de lavado, lo cual optimiza la
acción del detergente, 2) los fosfatos reaccionan con los iones Ca2+ y
Mg2+ del agua dura, manteniendo con ello la acción detergente de los
surfactantes y 3) ayuda a mantener las grasas en suspensión, facili-
tando su eliminación durante el lavado. El uso masivo de los fosfatos
como aditivos de los detergentes ha permitido su presencia elevada
en las aguas residuales (aproximadamente 50% del total). Los fosfa-
tos no son removidos eficientemente por los sistemas tradicionales
de tratamiento de las aguas residuales y son descargados en grandes
cantidades hacia los cuerpos de agua. Dado que los fosfatos son un
nutriente limitante para el crecimiento primario (organismos foto-
sintéticos) en los cuerpos de agua, su incremento puede derivar en
un crecimiento explosivo de algas y plantas acuáticas, conduciendo
al deterioro del cuerpo de agua mediante un proceso conocido como
eutroficación.

Plaguicidas

El establecimiento de los sistemas agrícolas ha traído enormes bene-


ficios para el hombre, sin embargo, desde la perspectiva ambiental,
son considerados como una fuente de contaminación importante no
sólo para el medio terrestre, sino también para el medio acuático,
debido a que tanto los pesticidas como los fertilizantes llegan a los
cuerpos de agua a través de los drenajes agrícolas. Las observaciones

112 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


de Rachel Carson, sobre los efectos del DDT en la vida silvestre y el
trabajo de Mount y Putniki sobre la muerte masiva de peces en el Río
Mississipi, llamaron la atención de la sociedad y forzaron al gobierno
de los Estados Unidos a interesarse por conocer los efectos tóxicos de
los pesticidas; por ello, a partir de la segunda mitad del siglo XX, se
empezaron a realizar diversos estudios sobre sus efectos en las dife-
rentes especies silvestres y domésticas, incluyendo al hombre.
Según la FAO (1986), un plaguicida es cualquier sustancia o mez-
cla de sustancias destinadas a prevenir, destruir o controlar alguna
plaga. Cualquier ser vivo que se desarrolle incontroladamente y ad-
quiera una densidad de organismos perjudicial para el hombre y su
medio, se considera una plaga. Los plaguicidas se pueden clasificar
de diversas maneras. Por su naturaleza química, en inorgánicos como
los arsenicales y los cloratos, y orgánicos que pueden ser naturales
(botánicos y microbianos) como las piretrinas y Bacillus thuringiensis; o
sintéticos, que son los más comunes y diversos, entre ellos se encuen-
tran los organoclorados como DDT, aldrín, dieldrín, lindano y clordano,
los organofosforados que incluyen malatión, paratión y diclorvos, los
carbamatos entre los que se encuentran aldicarb, carbarilo, carbofu-
rano y metiocarb; los herbicidas fenoxiácidos y sus derivados como
2,4-D, el 2,4,5-T; los fungicidas como el captan, zineb, thiram y otros
plaguicidas específicos para otros grupos biológicos.
Entre los plaguicidas destacan los insecticidas tanto por su volu-
men de producción, debido al número de plagas y de cultivos afecta-
dos, como por la diversidad química que presentan. Los hidrocarburos
organoclorados son los insecticidas sintéticos más antiguos y mejor
conocidos, incluyen al aldrín, dieldrín, DDE, DDT, endrín y toxafeno
que son considerados compuestos persistentes, ya que su degradación
requiere entre 2 y 11 años. Los plaguicidas contaminan los ambientes
terrestres y acuáticos, los más persistentes tienen mayor probabilidad
de interaccionar con otros elementos del sistema. Cuando la vida me-
dia y persistencia del plaguicida es mayor a la frecuencia con la que se
aplica, tiende a acumularse tanto en el medio como en la biota.
El agua se contamina con plaguicidas por aplicación directa, por
drenajes agrícolas o por precipitación atmosférica. Tanto los plagui-
cidas solubles en el agua como los insolubles interaccionan con la
biota acuática. Sin embargo, los hidrosolubles persisten en el me-
dio acuático, en tanto que los insolubles se adsorben a las partículas
suspendidas, a los sedimentos y se concentran en la biota acuática.
Entre los primeros se encuentran los carbamatos, los piretroides, los
herbicidas, numerosos fungicidas y los organofosforados, mientras
que los organoclorados son típicamente liposolubles. Como conse-
cuencia de la amplia distribución de los plaguicidas en el aire, suelo,
agua y biota, se produce una acumulación variable de ellos en los
elementos que constituyen la alimentación humana.
El envenenamiento por plaguicidas puede resultar de exposi-
ciones agudas y crónicas. Adicionalmente, los plaguicidas pueden
afectar a poblaciones humanas y animales mediante exposición se-
cundaria o a través de efectos indirectos. La toxicidad aguda por pla-
guicidas se debe a la exposición a dosis altas por periodos breves, que
generalmente causa la muerte; por ejemplo, la mortandad de peces
por residuos de plaguicidas o la muerte de aves por la ingestión de in-
sectos de áreas asperjadas con plaguicidas organoclorados, organo-
fosforados o carbamatos. La toxicidad crónica se debe a la exposición
a dosis bajas por periodos prolongados y generalmente no produce
efectos letales, pero provoca daños en diversas funciones biológicas.

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 113


La toxicidad secundaria se presenta cuando un animal consume ali-
mentos o presas que contienen residuos de plaguicidas; por ejemplo,
aves que se enferman por consumir presas que estuvieron expuestas
a concentraciones agudas de un plaguicida, o la acumulación y el
movimiento de tóxicos persistentes en las cadenas troncas. Además
de la intoxicación directa y secundaria, los animales pueden ser afec-
tados de manera indirecta cuando su hábitat o su fuente de alimen-
tación son modificados. Los herbicidas pueden reducir la disponibili-
dad de alimento, la cobertura y los sitios necesarios para la anidación
de insectos, aves y peces.
Numerosos estudios documentan los efectos tóxicos de los pla-
guicidas en organismos acuáticos incluyendo algas, diversos inverte-
brados como rotíferos, cladóceros, moluscos, cangrejos y en muchos
vertebrados como peces y anfibios, principalmente. Los niveles de
toxicidad varían con la especie y el tipo de plaguicida. Generalmente,
los organoclorados son los más tóxicos y su concentración letal 50
(CL50) usualmente se encuentra entre 0.2 a 0.8 mg/l. Los herbicidas
son menos tóxicos y su CL50 se ubica entre los 10 y 100 mg/l. Los
estudios realizados en México sobre la distribución de plaguicidas
organoclorados en ecosistemas costeros, indican que gran parte de
nuestras costas, tanto del Golfo como del Pacífico, están contami-
nadas con este tipo de tóxicos; aunque afortunadamente los nive-
les detectados en los organismos se encuentran por debajo de los
límites de tolerancia establecidos. Los compuestos más comunes son
endrín, endosulfán, heptacloro y DDT. Con respecto a los otros tipos
de plaguicidas, debido a su degradación relativamente rápida, no se
han llevado a cabo estudios en el medio ni en los organismos. En el
Cuadro 4-3 se presenta información relacionada con la presencia de
plaguicidas organoclorados en ecosistemas costeros de México.

Ecosistema costero Concentración en Concentración en


sedimento (ng/g) organismos (ng/g)

Sistema lagunar Alvarado-Camaronera, Ver. 7.8 17.65 (ostión)


Sistema lagunar Chantuto-Panzacola, Chis. 25.77-72.07 21.42 (camarón)
Sistema lagunar Carretas-Pereyra, Chis. 71.59-157 93.9 (pez pargo prieto)
Bahía de Petacalco, Gro. 1.4-56.06 n.d
Laguna de Mexcatitlán, Nay. 22.54-93.6 n.d
Puerto de Mazatlán, Sin. 5.36-116.62 n.d
Laguna de Lobos, Sin. 18.91-123.71 n.d
Bahía de Ohuira, Sin. 226.28-509.72 500-2000 (camarón)
Bahía de Guaymas, Son. 31.79-2732.51 n.d

Cuadro 4-3. Concentración de plaguicidas organoclorados en sedimentos y


organismos de las costas mexicanas (n.d. = no se determinó).

Los plaguicidas organoclorados en el ambiente marino y estua-


rios pueden afectar el desarrollo de los organismos, incluyendo la
salud humana, a través del consumo directo de especies como el os-
tión, camarón, mejillón, langostino, jaiba y peces. Debido a que es-
tos compuestos son hidrofóbicos tienden a acumularse en el tejido
adiposo, por ello, dado que todos los organismos contienen lípidos,
captan fácilmente a estos xenobióticos. En ciertos ambientes, los or-

114 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


ganismos pueden bioconcentrar estos plaguicidas de 10 a 1,000 veces
los niveles detectados en su hábitat.
Además de los efectos letales, existen los de carácter subletal,
que en los organismos acuáticos son muy variados, ya que alteran
la reproducción y la tasa de crecimiento, causan perturbaciones en
los procesos de osmorregulación y consumo de oxígeno, disminu-
yendo también los aminoácidos libres en la hemolinfa de crustáceos
y moluscos. En los peces, los efectos nocivos se presentan general-
mente durante el ciclo reproductivo; algunos organoclorados ocasio-
nan daños en diferentes órganos: hígado, riñón, cerebro, branquias,
músculo, intestino y gónadas. En las aves, el efecto principal es sobre
la reproducción, el DDE ocasiona el adelgazamiento de los cascaro-
nes de los huevos en varias especies como el halcón y el águila, así
como una disminución en la tasa reproductiva, dando por resultado
el declinamiento de la población. En los mamíferos marinos como
ballenas, delfines y focas, una gran proporción de la masa del cuerpo
es grasa, lo cual facilita la acumulación de organoclorados. Estos
compuestos pueden ser transferidos a las crías a través de la leche
materna, al igual que ocurre en los humanos, sin embargo, se desco-
nocen los efectos en las crías.
A pesar de todas las evidencias sobre los daños que producen
los plaguicidas al ambiente y a la salud humana, todavía se siguen
utilizando con pocas restricciones en los países subdesarrollados;
lo que trae como consecuencia un mayor deterioro ambiental y un
riesgo continuo en la salud. Para revertir estos efectos es necesario
que tanto los gobiernos como los diferentes sectores de la población
actúen juntos en el desarrollo de tecnologías acordes a sus necesida-
des, siendo el control biológico y el manejo integrado de plagas las
mejores alternativas.

Contaminación térmica

El gran volumen de agua utilizado por la industria, principalmente en


la generación de energía eléctrica y en operaciones de enfriamiento,
produce grandes cantidades de agua caliente. En latitudes tropicales
y subtropicales, como las de nuestro país, donde la variación anual
de la temperatura del agua es de pocos grados, y donde la biota acuá-
tica tolera pocos cambios en la temperatura, el agua caliente causa
migraciones y la desaparición de varias especies. Los peces presen-
tan generalmente un rango estrecho de tolerancia a la temperatura.
De manera general, los organismos dulceacuícolas mantienen su es-
tructura poblacional hasta los 32 °C, por arriba de esta temperatura
empiezan a desaparecer muchas especies.
El aumento de la temperatura está relacionado con la disminu-
ción en la concentración de oxígeno disuelto en los cuerpos de agua,
el cual es un factor fundamental en el equilibrio de los ecosistemas
acuáticos. Existen varios registros que detallan el incremento en la
toxicidad de algunos xenobióticos con la elevación de la tempera-
tura. En países con climas templados y fríos el agua caliente de los
sistemas de enfriamiento no es un problema, sino todo lo contrario,
ya que al calentar el agua fría de los cuerpos de agua se extiende el
periodo de actividad biológica, aprovechándose este hecho para la
acuacultura (enriquecimiento térmico).

CONTAMINACIÓN DEL AGUA 115


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CONTAMINACIÓN DEL AGUA 117


CONTAMINACIÓN NATURAL Y
ACCIDENTAL DE LOS ALIMENTOS 5
Dr. Mario Onofre Cortez Rocha
Dra. Ma. Lourdes Aldana Madrid
Universidad de Sonora

Dr. Arturo Valdivia Flores


Dr. Teódulo Quezada Tristán
Dr. Raúl Ortiz Martínez
Universidad Autónoma de Aguascalientes
Introducción La contaminación del ambiente es un problema mundial que recla-
ma ser atendido de manera prioritaria por los efectos nocivos que
ocasiona en los seres vivos, particularmente en la salud humana,
así como por las pérdidas económicas y la necesidad de establecer
un desarrollo económico sustentable de la sociedad moderna. Este
problema involucra también los alimentos que no pueden ser con-
siderados al margen del contexto de la protección ambiental. Por
ello, uno de los principales retos contemporáneos es producir ali-
mentos libres de contaminantes y aptos para el consumo humano.
En términos generales, se sabe que los países en desarrollo depen-
den aproximadamente en 85% de los productos agrícolas, mientras
que los países desarrollados, solamente 40%. Por esta razón, la po-
blación de los países en desarrollo están más expuestos a consumir
alimentos contaminados que los habitantes de los países desarro-
llados, además de que estos últimos tienen sistemas de control y
normas de seguridad alimentaria que les permiten regular mejor
los productos destinados al consumo humano.
La contaminación de los alimentos puede provenir de varias
fuentes. Tienen especial importancia los compuestos naturales
como las micotoxinas, alcaloides, biotoxinas, ácido caféico, lemo-
nene, entre otros, los cuales llegan a la cadena alimenticia irreme-
diablemente y de forma continua; por ello, la exposición hacia estos
contaminantes a través de los alimentos adquiere casi siempre un
carácter crónico y rebasa incluso los efectos negativos de los con-
taminantes sintéticos y de los residuos de sustancias industriales.
Algunos compuestos se encuentran accidentalmente en los alimen-
tos y en general en el ambiente, como resultado del uso inadecuado
o de la degradación de ciertas sustancias que forman metabolitos
de mayor toxicidad y estabilidad, como es el caso del dicloro-dife-
nil-tricloroetano (DDT). Al respecto, algunos plaguicidas y metales
persisten en los alimentos aún después de ser lavados y/o procesa-
dos. La presencia de estos compuestos en el primer alimento que
reciben los mamíferos (líquido amniótico y leche materna), los han
hecho acreedores a ser llamados "el enemigo silencioso".
La presencia de compuestos potencialmente peligrosos para la
salud del hombre y de los animales ha aumentado con el uso y abu-
so de sustancias que intencionalmente se adicionan a los alimen-

CONTAMINACIÓN NATURAL Y ACCIDENTAL DE LOS ALIMENTOS 121


tos, a fin de lograr la aceptación de los consumidores, como son:
los colorantes, conservadores, antioxidantes, edulcorantes, sabori-
zantes, aromatizantes, etc. Otros compuestos permanecen en los
alimentos por descuido, negligencia o falta de control. Éstos pueden
denominarse como residuos (antibióticos, hormonas, etc.), contami-
nantes (metales, radionucleótidos, etc.) y productos del proceso de
transformación (imidazoquinolinas, nitrosaminas, etc.).
En este capítulo se describen los efectos nocivos de los conta-
minantes naturales, mediante la presencia de las micotoxinas (afla-
toxinas y fumonisinas) en los alimentos. También se analizan los
plaguicidas como ejemplo de contaminantes accidentales, enfati-
zando algunos estudios reveladores que fueron desarrollados en el
norte de México.

Contaminación de alimentos con micotoxinas

Durante sus diferentes etapas fenológicas, los productos del campo


son invadidos por diversos microorganismos, entre ellos los hon-
gos que causan gran cantidad de pérdidas económicas en el sector
agropecuario y generan algunas enfermedades de importancia en la
salud pública y animal. Se ha estimado que, a nivel mundial, 25% de
los productos agrícolas están contaminados por hongos, sus esporas
y sus metabolitos. La contaminación de los alimentos ocurre desde
los campos de cultivo debido a que los suelos están infectados; asi-
mismo, durante el desarrollo de las plantas, particularmente cuan-
do están estresadas por la sequía o por cambios térmicos extremos.
La contaminación también puede ocurrir en los periodos de preco-
secha, poscosecha y almacenamiento de los productos agrícolas.
La actividad y niveles de colonización de las esporas están de-
terminados por las condiciones que prevalezcan en el medio am-
biente y los componentes nutricionales que constituyan la matriz
del alimento contaminado. Para los productos agrícolas, la severi-
dad de la contaminación de la cosecha tiende a variar cada año,
principalmente por el tiempo y los diversos factores medioambien-
tales que la favorecen. La temperatura y actividad del agua (aw) se
han considerado como los factores medioambientales más críticos.
En América Latina, los principales granos y semillas susceptibles
de contaminarse con hongos son: maíz, trigo, cacahuate, pistache,
café, algodón, soya, cebada, girasol, nuez y cocoa.
Los hongos producen algunas sustancias químicas llamadas
micotoxinas, las cuales son dañinas y provocan problemas de salud
tanto en el hombre como en los animales. Actualmente, el impac-
to de las micotoxinas en la salud humana y animal es reconocida
y se estima que causan graves pérdidas económicas calculadas en
millones de dólares en todo el mundo. Es pertinente señalar que
las concentraciones altas de micotoxinas en alimentos son raras
en los países desarrollados. La contaminación con micotoxinas nor-
malmente es más elevada en los años secos y se incrementa con los
daños provocados por los insectos u otros agresores de las plantas.
A nivel mundial, los granos y las semillas se han considerado como
las principales materias primas contaminadas por hongos fitopató-
genos, identificándose cinco géneros como los más comunes: Alter-
naria, Aspergillus, Penicillium, Clauiceps y Fusarium.
Como ya se señaló, aproximadamente una cuarta parte de las
cosechas del mundo están contaminadas con micotoxinas y se han
descrito alrededor de 300 de estas sustancias. Dentro de este grupo

122 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


de micotoxinas, las que han tenido una mayor atención por su
nivel de toxicidad, ocurrencia e importancia económica son: las
aflatoxinas (AFs), ocratoxina A (OTA), fumonisina B1 (FB1), deoxini-
valenol (DON), zearalelona (ZEA), ergot y patulina. La contamina-
ción con micotoxinas puede ocurrir también de forma indirecta, a
través de la acumulación de sus residuos en la carne, los huevos
y la leche, como consecuencia del consumo animal de alimentos
contaminados, o bien por la contaminación directa de las mate-
rias primas (cereales, productos de cereales, frutos secos, frutas y
otros) por hongos toxicogénicos capaces de producir micotoxinas.

Contaminación de alimentos con aflatoxinas (AFs)

Las AFs son consideradas como toxinas inevitables que contaminan


los alimentos y las materias primas, ya que no ha sido factible predecir
su presencia o prevenir su ocurrencia durante el cultivo precosecha,
poscosecha, almacenamiento y procesamiento, debido a la compleji-
dad del proceso de producción y manejo de los productos agrícolas.
La producción de toxinas de hongos de la especie Aspergillus spp. se ha
reportado en: granos de maíz, uvas para elaborar vinos, alimento para
aves, amaranto, granos irradiados, así como en cebada y trigo. Además,
las AFs contaminan: sorgo, avena, centeno, mijo, arroz, subproductos
y productos a base de los anteriores cereales; harinas de coco, girasol,
algodón, copra, cártamo, sésamo, colza, soja y cacahuete, mandioca,
ensilados, cacahuates, pistachos, granos de café crudo, avellanas, nue-
ces, almendras, dátiles, higos, pasas, cacao, patatas dulces, semillas de
oleaginosas, aceites, espaguetis, pastas de semillas de albaricoque y
melocotón, pasta de almendras, especias, salchichas, manteca de ca-
cahuate, frijoles, lentejas, garbanzos, plátanos y queso.
Los hongos del género Aspergillus pueden propagarse mediante
el aire, suelo y a través de insectos que diseminan las conidias,
micelios o esclerótidas, pudiendo inocular y colonizar los granos
en cualquier etapa de su desarrollo. La infección es más común si
paralelamente se presentan ciertas condiciones ambientales como
temperaturas altas, humedad, daño de los granos por insectos (Fi-
gura 5-1) u otras condiciones ambientales desfavorables para los
granos. Uno de los aspectos que caracteriza los hongos Aspergi-
llus spp. es que las conidias que producen (denominadas también
esclerotias) desempeñan la función de esporas, lo que les ofrece
capacidad para resistir adversidades climáticas o condiciones de
escasez de nutrientes.
La producción de AFs es consecuencia de la combinación de dife-
rentes especies fúngicas, sustratos y condiciones del medio ambiente.
Entre los factores que afectan su producción se encuentran la tempe-
ratura, el contenido de humedad del sustrato, pH, luz, aireación y los
niveles de gases atmosféricos. En general, la temperatura óptima para
la producción oscila entre 25 y 28 °C, sin detectar toxinas por debajo
de 8 °C ni superiores a los 42 °C. La duración del periodo de incubación
para obtener la máxima cantidad de toxina depende de la combina-
ción cepa-sustrato; se reportan niveles máximos a los 4-7 días a 24 °C,
11 días a 30 °C y 15 días a 20 °C. Las AFs son compuestos muy estables
en los alimentos, altamente reactivas a los valores amplios de pH (< 3
y > 10) y cuando se exponen a la luz ultravioleta (UV) en presencia de
oxígeno. Las reacciones que pueden sufrir estas toxinas se derivan de
la insaturación en el anillo furano y de la estructura lactona. Son muy
sensibles a los agentes oxidantes, en particular a los alcalinos.

CONTAMINACIÓN NATURAL Y ACCIDENTAL DE LOS ALIMENTOS 123


Figura 5-1. Interrelaciones entre inóculos primario y secundario en el ciclo
de vida de Aspergillus flavus (adaptado de Diener y Davis, 1987).

En general, en los países desarrollados, el aporte suficiente de


alimentos combinado con normas de regulación que supervisan los
niveles de AFs ha permitido disminuir los efectos de las aflatoxicosis.
Sin embargo, en los países en desarrollo se presenta una alta pro-
babilidad de poder contraer la aflatoxicosis debido a que gran parte
de la población se enfrenta a problemas de inanición y no se tienen
establecidos los procesos de regulación de los niveles máximos de las
aflatoxinas en los alimentos.
Las AFs son compuestos poliacéticos producidos por varios hon-
gos del género Aspergillus, especialmente por algunas cepas de A.fla-
vus, A. parasiticus y A. nomius. Dentro del grupo de AFs (Figura 5-2) se
encuentran las Aflatoxinas B1 B2, G1 y G2 (AFB1, AFB2, AFGa y AFG2), A.
flavus produce AFB1 y AFB2, mientras que A. parasiticus también pro-
duce AFG1 y AFG2.

124 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Figura 5-2. Estructura química de las aflatoxinas primarias
(adaptado de Dshpande, 2002).

Las AFs del grupo B son bifuranos cumarinas unidas a un anillo


de ciclopentatona, y del grupo G son bifuranos cumarinas unidas a
un anillo lactona. Un doble enlace entre los carbonos 8 y 9, en forma
de un vinil éter, se encuentra en el anillo furano terminal de la AFB1
y de la AFG1 pero no en la AFB2 y AFG2. Esta pequeña diferencia es-
tructural se asocia con grandes cambios en su actividad, dado que
las AFB1 y AFG1 son carcinogénicas y más tóxicas que las AFB2 y AFG2.
Cuando se exponen a la luz UV, las AFs del grupo B fluorecen de color
azul y las del grupo G, de color verde. Los subíndices 1 y 2 designan
el patrón de movilidad cromatográfica (valor Rf) de estos compuestos
en cromatografía de capa fina (TLC).
La AFB1 es el compuesto natural carcinógeno, mutagénico y tera-
togénico más potente que se conoce. El primer paso en la biosíntesis
de la AFB1 es la producción de ácido norsolorínico, un precursor de la
antraquinona, seguida de al menos 15 pasos más en la producción
de estos metabolitos. En la Figura 5-3 se muestra el metabolismo de
la AFB1, desde la ingestión del alimento contaminado hasta su excre-
ción, así como el daño a las estructuras celulares, incluido el material
genético. La absorción de AFB1 se efectúa por difusión pasiva debido
a que es una molécula lipofílica de peso molecular bajo, por lo que
presenta un alto índice de absorción. Es distribuida por la sangre y se
concentra principalmente en el hígado; además, también es retenida,
aunque en menor grado, en los riñones, pulmones, masa muscular y
otros órganos.

CONTAMINACIÓN NATURAL Y ACCIDENTAL DE LOS ALIMENTOS 125


Figura 5-3. Vías de biotransformación y eliminación de la aflatoxina B1 en
humanos y aves (elaborada con datos de Eaton y col., 2001; Wild y Turner
2002; Mykkänen y col., 2005; Johnson y col., 2008).

126 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


La AFB1 por sí misma es relativamente inocua, sin embargo,
al ser ingerida es bioactivada en su forma tóxica por la acción de
enzimas del sistema de monooxigenasas de función mixta, forma-
do por varias isoformas del citocromo P450 (CYP-450), las cuales al
adicionar un grupo funcional a la AFB1 producen los compuestos hi-
droxilados denominados aflatoxina M1(AFM1), aflatoxina Q1(AFQ1) y el
metabolito desmetilado aflatoxina P1(AFP1), considerados de manera
general como productos de la desintoxicación. Las AFQ1 y AFP1 son
conjugadas con el ácido glucurónico y se eliminan por la orina y las
heces. Además, una parte de la AFM1 es eliminada sin modificaciones
por heces, orina, leche y en las aves por medio del huevo; o puede su-
frir una activación mayor y formar AFM1 -8, 9-epóxido, el cual forma
aductos con el ADN, y posteriormente ser excretado por la orina en
forma de AFM1-N7-guanina.
Por otra parte, la AFB1 puede ser transformada por metabolismo
oxidativo en un epóxido, entre los carbonos 8 y 9 en el anillo furano ter-
minal, denominándose AFB1-8,9 epóxido, el cual presenta dos formas
estereisoméricas: el exo y el endo-epóxido. Estos epóxidos, siguiendo
varias rutas metabólicas, pueden ser transformados en AFB1-dihidro-
diol y luego en AFB1-dialdehído, el cual reacciona con los grupos amino
de la lisina formando aductos con proteínas; o pueden ser parcialmente
reducidos a monoalcoholes o completamente reducido a dialcohol.
Cuando se conjuga con glutatión, el compuesto se elimina por la bilis,
pero si toma la ruta del ácido mercaptúrico (N-acetilcisteína) se eli-
mina por vía urinaria. Una tercera ruta de los epóxidos es reaccionar
con el ADN formando un aducto en la posición N7 de la guanina con
unión covalente en el C8 del epóxido de AFB1 A este aducto se le identi-
fica como trans-8,9-dihidro-8-(N7-guanil)-9-hidroxi-AFB1(AFB1-N7-Gua-
ADN) y da lugar a cualquiera de las dos reacciones siguientes: la ma-
yoría de los aductos se separan del ADN y son excretados por la orina;
o bien, mediante un rearreglo químico forman la estructura de AFB1
formamidopirimidina (AFB1-FAPY). Si no son reparados estos aductos
de ADN, los sitios apurínicos constituidos por la separación espontá-
nea del aducto AFB1-N7-Gua, se puede finalmente conducir a eventos
mutacionales. En síntesis, cuando el organismo ingiere alimento con-
taminado por AFs ocurre un proceso complejo de activación y daño
celular, así como una serie de acciones de destoxificación.
A nivel mundial, las AFs probablemente son las micotoxinas
más significativas, al estimarse como responsables de 20,000 muer-
tes relacionadas con el cáncer de hígado en Indonesia. Sin embargo,
la carcinogénesis en humanos es compleja debido al proceso de ini-
ciación, promoción y progresión de las etapas del cáncer. La expo-
sición a las AFs con dietas contaminadas es considerada un factor
de riesgo importante para el desarrollo del carcinoma hepatocelular
primario, particularmente en individuos que ya sufrieron hepatitis B.
Conviene señalar que la incidencia de cáncer varía ampliamente de
un país a otro, pero ha sido reportado con mayor frecuencia en China,
Filipinas, Tailandia, en el sudeste de Asia y África.
Además, existen evidencias considerables que asocian la afla-
toxina con la formación de neoplasias en tejidos extrahepáticos,
particularmente en pulmones, riñón, colon y glándulas lagrimales.
Otros efectos reportados de las AFs son el síndrome hemorrágico
hepatorrenal, la inmunosupresión y la muerte. La hepatitis aguda,
ictericia, fiebre, depresión, anorexia y los cambios degenerativos de
grasas hepáticas están asociadas con el síndrome de Kwashiorkor y
el síndrome de Reye. La dosis letal aguda (DLA) reportada para los

CONTAMINACIÓN NATURAL Y ACCIDENTAL DE LOS ALIMENTOS 127


adultos es de 10 a 20 mg de aflatoxina. Por otra parte, el consumo de
AFB1 por humanos o animales ocasiona la excreción en la leche de un
derivado denominado AFM1

Regulación

Dentro de los organismos reguladores de las micotoxinas a nivel


mundial se encuentran el Joint Expert Committee on Food Additives
(JEFCFA), European Free Trade Area (EFTA), World Health Organiza-
tion (WHO), Codex Alimentarius Comission (CAC) y Food and Agricul-
tural Organization (FAO). En Estados Unidos de América existen otros
organismos reguladores como Scientific Cooperation on Questions
Relating to Food (SCQRF), Food and Drug Administration (FDA), Uni-
ted State Departament Agricultural (USDA) y Origin Certification Pro-
gram (OCP). Mientras que en Sudamérica se encuentra el organismo
regulador MERCOSUR, al cual pertenecen Argentina, Brasil, Paraguay
y Uruguay. Todos estos organismos son responsables de los asuntos
relacionados con la seguridad alimentaria y los problemas del análi-
sis, regulación y aspectos legales de las micotoxinas.
Por otra parte, diversas asociaciones aportan información exce-
lente para la actualización sobre el tema, disponible en sitios web,
entre las cuales se encuentra el Council for Agricultural Science &
Technology (www.cast-science.org), la hoja informativa de micotoxi-
cología (www.mycotoxicology.org), la sociedad de investigación sobre
micotoxinas (www.mycotoxin.de), el Comité Técnico sobre mico-
toxinas de la American Oil Chemists' Society (www.aocs.org), Food
& Agriculture Organization of United Nations (www.fao.org), la sec-
ción de Micotoxinas y Fitoxinas de la International Union of Pure and
Applied Chemistry (www.iupac.org), la Asociación Japonesa de Mico-
toxicología (http://www.chujo-u.ac.jp/myco/Index.html), así como la
U.S. Food and Drug Administration (www.fda.gov).
Se puede evitar la contaminación de alimentos con las AFs, por
lo que en algunas industrias del ramo se han implementado métodos
que les permiten supervisar los alimentos. Paralelamente, las agen-
cias reguladoras inspeccionan la ocurrencia de micotoxinas deter-
minando los límites regulatorios para los alimentos. Las pautas para
establecer estos límites se basan en datos epidemiológicos y de extra-
polaciones de modelos animales. El límite máximo de AFs permitido
en los granos varía según la legislación de cada país. En 27 países del
mundo, el rango del límite va de 1.0 a 20 μg/kg sumando la cantidad
de AFB1, AFB2, AFG1 y AFG2. En alimentos destinados al consumo hu-
mano, el límite permitido en Brasil es de 20 μg/kg de aflatoxina total,
mientras que en Argentina este límite es de 5-20 μg/kg. La FAO y la
WHO establecieron límites de AFs totales de 15 μg/kg basadas en los
posibles problemas económicos que generaría un nivel menor. Por
otra parte, la FDA recomienda límites de 2-5 μg/kg de AFB1 y 10-20
μg/kg de AFs totales. Estos organismos establecen rangos de 2 a 8 ug/
kg para AFB1 y de 4 a 15 para AFs totales, dependiendo de los diferen-
tes géneros de alimentos (cacahuates, frutos de cáscara, frutos secos,
cereales y productos derivados de su transformación), ya sea que se
utilicen para consumo humano directo o como ingredientes de los
productos alimenticios.
Por otra parte, la legislación de la Comunidad Europea establece
niveles máximos permitidos en especias de 5 pg/kg para AFB1 y de 10
μg/kg para AFs totales. En el caso de los alimentos infantiles y los ali-
mentos elaborados a base de cereales para lactantes y niños de corta

128 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


edad, la concentración máxima permitida de AFB1 es de 0.10 μg/kg.
En 1997, el World Cáncer Research Found sugirió un máximo de 0.5
ng/L de AFM1 en la leche cruda, leche para la fabricación de produc-
tos lácteos y tratada térmicamente, mientras que la FDA y el Oficial
Journal of the European Union (2003; 2006) establecieron un rango de
0.05-0.5 μg.

Contaminación de alimentos con fumonisinas

Las fumonisinas son un grupo de compuestos producidos por un nú-


mero limitado de especies de hongos del género Fusarium aisladas por
Gelderblom y col. (1988) e identificadas por Bezuidenhout y col. (1988).
Dentro de este género las especies F. verticillioides (antes moniliforme)
y F. proliferatum son las principales productoras de estas micotoxinas.
Dichas especies se han detectado en cultivos económicamente impor-
tantes como arroz, sorgo, mango, pina, caña de azúcar y principalmen-
te en grano de maíz y sus subproductos. Las pérdidas ocasionadas en
estos cultivos son de billones de dólares en el mundo.
Se han aislado 28 diferentes fumonisinas agrupadas en cuatro
series: fumonisinas A, B, C, y P. De ellas, las fumonisinas de la serie B
(FB1, FB2 y FB3; Figura 5-4) son las que se han detectado en alimentos
a base de maíz para humanos y animales. La FB1 es la más tóxica y
abundante (>70%) de las fumonisinas totales en la naturaleza.

Figura 5-4. Estructura de fumonisinas serie B. Fumonisina B1 (R1=OH, R2=OH),


fumonisina B2 (R1=OH, R2=H), fumonisina B3 (R1=H, R2=OH) y fumonisina B4
(R1=H, R2=H).

Por lo anterior, se han desarrollado diversos métodos de destoxifica-


ción como la nixtamalización, amoniación, uso de azúcares reductores,
uso de adsorbentes, entre otros, sin tener a la fecha uno que sea efecti-
vo. Las fumonisinas presentan estabilidad durante el procesamiento de
los alimentos y no se degradan durante la fermentación del maíz, son
estables al calor y resistentes al enlatado y horneado. Asimismo, se ha
reportado que la nixtamalización de maíz contaminado con fumonisina
produce una forma hidrolizada y más tóxica de esta sustancia (HFB1).
Se ha encontrado que el proceso de extrusión, en la elaboración de
diversos productos alimenticios, reduce los niveles de las fumonisinas y
sus hidrolizados, pero no las elimina.
En animales expuestos a estas micotoxinas por medio del ali-
mento se han reportado diferentes efectos tóxicos según la especie
de que se trate: leucoenfalomalacia en equinos (ELEM, por sus siglas

CONTAMINACIÓN NATURAL Y ACCIDENTAL DE LOS ALIMENTOS 129


en inglés), hemorragia cerebral en conejos y edema pulmonar en cer-
dos; además, nefrotoxicidad y cáncer en el hígado de las ratas e in-
munosupresión en las aves, entre otros. En México (1998), se reportó
un brote de ELEM en burros ocasionado por las fumonisinas. En este
contexto, algunas evidencias sugieren que las fumonisinas afectan la
salud humana, entre ellas se encuentran: estudios epidemiológicos
realizados por la alta presencia natural de fumonisinas en el maíz
y por el gran consumo de alimentos derivados de éste, así como,
la alta incidencia de cáncer en el esófago y otras enfermedades en
China, África del Sur, Irán, Italia y Estados Unidos. Esto ha sugerido
que las fumonisinas también son un factor de riesgo para desarro-
llar cáncer de hígado. Por ello, la Agencia Internacional de Investi-
gación en Cáncer (IARC) ha clasificado las fumonisinas en la clase
2B (posibles carcinógenos para los humanos).
El mecanismo carcinogénico de las fumonisinas no ha sido
elucidado por completo. Sin embargo, existen evidencias de que la
fumonisina B1 no es genotóxica, que tiene una pobre actividad de
iniciación y que actúa de forma efectiva en la promoción del cáncer
de hígado en las ratas. La ingestión de fumonisinas altera la biosínte-
sis de esfingolípidos de suero y tejido porque presentan estructuras
similares (Figura 5-5). Debido a esta semejanza, se presenta una in-
hibición de la biosíntesis de esfingolípidos al interferir la fumonisina
con la enzima ceramida sintetasa (esfinganina N-aciltransferasa), la
cual es clave en la síntesis de novo de los esfingolípidos. Esta enzima
cataliza la conversión de esfinganina a dihidroceramida y posterior-
mente es convertida a ceramida, la cual produce complejos con es-
fingolípidos como glicoesfingolípidos y esfingomielina. A su vez, la
esfingosina es producida por la conversión de ceramida y otros es-
fingolípidos complejos, ocasionando la acumulación de esfinganina,
con una elevación consecuente de la relación esfinganina/esfingosi-
na (Sa/So) sérica en los animales expuestos, y el bloqueo posterior
de la síntesis de ceramidas y esfingolípidos complejos, efectos que
se han reportado como dosis-dependientes. Ésta puede ser una de
las causas de la toxicidad de la fumonisina, ya que los esfingolípidos
regulan el crecimiento, la diferenciación y la transformación celular.

Figura 5-5. Estructura general de los esfingolípidos.

Se ha sugerido que la acumulación de bases esfingoides, esfin-


ganina y esfingosina puede tener un papel importante en los efectos
tóxicos de las fumonisinas en el hígado y riñones de las ratas. Los
efectos en la relación Sa/So se han detectado a partir del consumo de
la FBj en dosis muy bajas (0.2 mg/kg de peso corporal). Diversos es-
tudios indican que el grupo amino está relacionado con la actividad

130 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


biológica. Debido a que los efectos de la FB1 sobre el metabolismo de
los esfingolípidos es considerado como uno de los primeros eventos
de los diferentes efectos tóxicos, según la especie animal de que se
trate, la relación Sa/So se ha propuesto como un parámetro bioquí-
mico indicador (bioindicador) de exposición a la FB1 Sin embargo,
recientemente se ha sugerido que la relación esfinganina-1-fosfato/
esfingosina-1-fosfato (SaP/SoP) urinaria es el biomarcador más sen-
sible de exposición a fumonisinas.
Las fumonisinas son escasamente absorbidas y se eliminan rá-
pidamente, por lo que se acumulan poco en el hígado y los riñones
de las ratas. Al respecto, en un estudio realizado en ratas con fu-
monisina radiomarcada (14C), 80% se recuperó en las heces antes de
las 48 horas y cerca de 3% en la orina, a las 96 horas después de su
ingestión oral. Con base en todos los estudios realizados, el Comité
Mixto FDA/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) esta-
bleció los límites máximos de fumonisinas (B1 B2 o B3) permitidos:
solas o en combinación el límite es de 2.0 μg/kg de peso corporal para
los humanos, mientras que para los animales la dosis máxima per-
mitida varía según la especie. Las fumonisinas siguen representando
un riesgo para la salud de los humanos y de los animales, por lo que
debe darse mayor énfasis a la inspección y evaluación de la materia
prima durante su recepción e implementar estrategias para reducir
su presencia en los alimentos, buscando garantizar la seguridad del
consumidor.

Contaminación de los alimentos con residuos de plaguicidas

Cuando los plaguicidas son usados de manera excesiva y sin con-


trol, los alimentos y el ambiente se contaminan, lo que representa
un peligro para la salud del hombre y de los animales, ya que estos
compuestos son capaces de producir intoxicaciones agudas y cró-
nicas, e incluso la muerte. Se sabe que los alimentos pueden gene-
rar enfermedades en el humano bajo diversas circunstancias, entre
ellas, cuando son vehículos de parásitos (protozoarios o bacterias) y
cuando se encuentran contaminados por sustancias químicas poten-
cialmente tóxicas. Al respecto, los plaguicidas pueden ser contami-
nantes de los alimentos por diversas causas (Cuadro 5-1).

Contaminación de los alimentos por plaguicidas


1) Uso excesivo en la agricultura y en el sector pecuario.
2) Acumulación en las cadenas alimentarias.
3) Recolección de cosechas sin esperar un intervalo de seguridad.
4) Contaminación durante el almacenamiento y/o el transporte.
5) Ordeña y sacrificio de ganado contaminado.

Cuadro 5-1. Causas de contaminación de los alimentos con residuos de pla-


guicidas.

Por otra parte, la cantidad de plaguicidas que permanece en los


alimentos cosechados depende de muchos factores, entre ellos: el
tipo de plaguicida empleado, las cantidades administradas, la fre-
cuencia de las aplicaciones, el periodo entre la aplicación y la reco-
lección, y la pluviosidad local que favorece el arrastre e hidrólisis de
los ingredientes activos. Dentro de esta problemática, con relativa
frecuencia, los productos agropecuarios de países tercermundistas

CONTAMINACIÓN NATURAL Y ACCIDENTAL DE LOS ALIMENTOS 131


destinados a la exportación han sido rechazados por los países desa-
rrollados debido a que contienen concentraciones altas de plaguicidas.
Por ello, en muchos países se realizan estudios para determinar los re-
siduos de plaguicidas en los alimentos; en décadas pasadas, su identi-
ficación fue frecuente al igual que la detección de sus concentraciones
por arriba de los límites de tolerancia recomendados por la FAO/OMS.
Una breve descripción de esta problemática en México puede
incluir diversos trabajos relacionados con la contaminación de los
alimentos. Al respecto, se debe señalar que la Comarca Lagunera es
una zona agrícola muy importante porque en ella se utilizan gran-
des extensiones de tierra para una amplia variedad de cultivos; por
ello, durante décadas se han aplicado en esta zona extensas canti-
dades de diferentes plaguicidas. En 1988, se estudió la presencia de
residuos de plaguicidas organoclorados en huevos de gallinas pro-
cedentes de esa región. En todas las muestras analizadas se encon-
traron residuos de estos agentes tóxicos. El número de compuestos
por muestra varió de 3 a 8 y los plaguicidas identificados con mayor
frecuencia fueron el DDT y sus productos de degradación, así como
un derivado del heptacloro.
Por otra parte, para estudiar el problema de la contaminación
por xenobióticos en peces de agua dulce, en 1985 se analizaron di-
versas especies de pescados del río Blanco, en el estado de Vera-
cruz, y se encontró el mayor número de contaminantes en la tilapia
(Oreochromis niloticus), mientras que en la trucha blanca (Cynoscium
arenarius) se detectó el menor número de sustancias tóxicas. En am-
bas especies fueron encontrados ftalatos y, además, en 8 de los or-
ganismos estudiados se identificó DDT.
Debido a su uso masivo en la agricultura, en el hogar y en el
control de plagas de los jardines, los plaguicidas organofosforados
han sido considerados como contaminantes ambientales. También
en este caso, la exposición de la población puede ocurrir a través del
consumo de alimentos contaminados con residuos de estos insec-
ticidas. En nuestro país, desde el año de 1979, se reportó la conta-
minación de alimentos (arroz, aguacate, jitomate, fresas y lechuga)
por plaguicidas organofosforados. Mediante técnicas cromatográfi-
cas, se hallaron residuos de estos compuestos en 82% de las mues-
tras analizadas. El número de plaguicidas por muestra varió, pero
el mínimo fue de dos y el máximo de cinco en los alimentos que
presentaron residuos. Los compuestos que se encontraron con más
frecuencia fueron paratión, malatión y gutión, también se localiza-
ron residuos de diazinón, etión y forate. En ese estudio se demostró
que las concentraciones de residuos de plaguicidas encontradas en
algunos alimentos excedieron los límites de tolerancia recomenda-
dos por la OMS. Además, en el año 2009, se publicó un trabajo en el
que se reporta la presencia de residuos de plaguicidas organofosfora-
dos en el brócoli, producido en 23 regiones agrícolas de nuestro país.
Los compuestos identificados con mayor frecuencia fueron: malatión
(70%), diazinón (65%) y clorfenvinfos (43%).
En este contexto, conviene señalar que en años recientes, en
la Universidad de Sonora (UNISÓN) se ha estudiado la presencia
de residuos de plaguicidas en granos almacenados y en nopal fres-
co y deshidratado, producidos en el estado de Sonora, además, se
han señalado sus implicaciones para el consumidor. En los granos,
se hallaron restos de p,p'-DDT (Figura 5-6), malatión, clorpirifos, del-
tametrina y cipermetrina. En casos aislados se encontraron concen-
traciones mayores a las permitidas, principalmente en el trigo y en

132 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


menor concentración en el frijol, maíz y garbanzo. Sin embargo, no se
consideró que la presencia de estos insecticidas en los granos estu-
diados representara un riesgo de genotoxicidad para el consumidor.

Figura 5.6. Estructura simplificada y tridimensional del DDT


(fuente DDT@3Dchem.com).

En relación con la presencia de compuestos organofosforados


en el nopal fresco y deshidratado, los insecticidas analizados fueron:
malatión, paratión metílico, diazinón y clorpirifos. En las muestras de
nopal fresco, 60% contenían tres de los insecticidas analizados, mien-
tras que en el resto se detectó los cuatro insecticidas. El malatión se
identificó en 97% de las muestras, pero siempre en concentraciones
por debajo de los límites máximos de residuos (LMRs) para hortali-
zas. Además, se detectaron residuos de dos insecticidas que no están
autorizados para su uso en hortalizas (clorpirifos y paratión metíli-
co). El nopal deshidratado no presentó residuos de insecticidas. En las
muestras de nopal fresco las concentraciones de insecticidas fueron
menores al valor de la ingesta diaria admisible para el malatión, para-
tión metílico, diazinón y clorpirifos. El potencial de riesgo toxicológico
proveniente del consumo de nopal fresco y su producto deshidratado
es mínimo, ya que el margen de seguridad fue de 1000 veces la dosis
admisible en otras verduras.
Por otra parte, conviene señalar que también se han realizado es-
tudios sobre la presencia de plaguicidas en tejidos y fluidos humanos,
algunos de los cuales han presentado concentraciones altas de estos
compuestos en la grasa y en la leche materna. En la leche, por su ele-
vado contenido de grasas, se acumulan concentraciones altas de pla-
guicidas liposolubles. Por ello, los efectos tóxicos que producen estas
sustancias, a corto y largo plazo, pueden afectar a los niños alimenta-
dos con leche materna contaminada con residuos de estos compues-
tos. Se debe recordar que, por su inmadurez, los neonatos no cuentan
con los mecanismos de defensa suficientes para contrarrestar los efec-
tos adversos de los plaguicidas, lo que representa una desventaja para
su desarrollo normal.
En este contexto, Laug y colaboradores (1951) describieron por
primera vez la presencia del DDT en la leche humana. Posteriormen-
te, en estudios realizados en diversos países se han detectado, ade-
más del DDT, p,p'-DDE (su principal producto de transformación) y
otros plaguicidas organoclorados, como el hexaclororbenceno (HCB),
los isómeros del hexaclorociclohexano (HCH) y los productos de oxi-
dación del aldrín y el heptacloro (dieldrín y epóxido de heptacloro).
En México (1976), el primer estudio sobre este problema se realizó
con muestras de leche donadas por mujeres de la Comarca Lagunera.

CONTAMINACIÓN NATURAL Y ACCIDENTAL DE LOS ALIMENTOS 133


En ellas se identificaron los siguientes compuestos: p,p'-DDT y sus
productos de transformación p,p'-DDE y p,p'-DDD, así como HCH y
HCB. La concentración media para el DDT total fue de 0.27 μg/mL
(base volumen total), valor que excedió cinco veces al límite estable-
cido por la FAO/OMS. Por otra parte, en la zona periférica de la ciudad
de México (2001), se encontró p,p'-DDE en leche humana en concen-
traciones que alcanzaron hasta 2.3 mg/kg. También, en muestras de
leche materna de mujeres residentes de Pesqueira, Son., (2007), el
metabolito del DDT localizado con mayor frecuencia y concentración
fue el p,p'-DDE (9.0 μg/Kg).
Para concluir, en el año 2005, la Organización Panamericana de
la Salud publicó un estudio sobre los posibles efectos nocivos y los
riesgos para la salud humana asociados con el uso de plaguicidas, en
la región fronteriza México-Estados Unidos. Los resultados obtenidos
en seis estados de nuestro país (Nuevo León, Tamaulipas, Coahui-
la, Chihuahua, Sonora y Baja California) indican que "los datos re-
ferentes al empleo de los plaguicidas estaban limitados debido a la
falta de información disponible en la mayor parte de los lugares en
México". En el análisis y recomendaciones de este estudio también
se señala: "lo que se necesita con mayor urgencia es poder generar
registros que documenten cada vez que se han aplicado insecticidas
del lado mexicano. La mayoría de las áreas agrícolas no cuentan con
un sistema de control de los plaguicidas".
Por ello, en México se requiere integrar un grupo de trabajo in-
terdisciplinario para estudiar la problemática de residuos de plagui-
cidas en los alimentos y sus efectos en la salud, así como establecer
un sistema de monitoreo que permita documentar con exactitud el
uso de los plaguicidas.

134 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


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CONTAMINACIÓN NATURAL Y ACCIDENTAL DE LOS ALIMENTOS 141


ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 6
Dr. Roberto Rico-Martínez
Universidad Autónoma de Aguascalientes

Dr. Fernando Martínez-Jerónimo


Instituto Politécnico Nacional
Introducción Definición y aspectos principales

La ecotoxicología es la ciencia que estudia las sustancias tóxicas


en el medio ambiente y su impacto sobre los organismos vivos; es
decir, los efectos adversos sobre los ecosistemas y sus componen-
tes. Esta definición incluye al ecosistema (el medio ambiente y su
interrelación con los organismos que lo habitan). Otras definiciones
han enfatizado en el destino del tóxico en el medio ambiente, pero
tal concepto ya está incluido en la definición original. Esta ciencia
se basa teórica y operacionalmente en el concepto artificial de eco-
sistema, el cual es usado para elaborar preceptos e hipótesis. Por lo
tanto, el modelo de ecosistema no debe ser confundido con la reali-
dad a pesar de su enorme utilidad. No se debe abusar de la cercanía
entre las cualidades de un ecosistema definido operacionalmente,
para tener las cualidades de un ecosistema abstracto. Por esta ra-
zón, debemos entender el ecosistema como un sistema abierto cu-
yos límites pueden ser modificados en caso de que la evidencia así
lo sugiera. La ecotoxicología es una subdisciplina de la toxicología.
Algunos de los principios y la mayoría de los fundamentos de la
toxicología son usados en esta subdisciplina.
Existe una relación clara entre los efectos de los tóxicos en la
salud de los seres humanos (estudiados por la toxicología clásica) y
los efectos causados en el ambiente (estudiados por la toxicología
ambiental y la ecotoxicología). Los humanos dependemos de am-
bientes saludables para llevar a cabo nuestras actividades diarias.
Las modificaciones que la contaminación crea en el entorno afec-
tan la calidad del agua, los ciclos biogeoquímicos, la obtención de
comida saludable y libre de contaminantes, o bien las actividades
deportivas, recreativas y de esparcimiento. En la actualidad, se está
formando un marco contextual que permita la aplicación de méto-
dos ecotoxicológicos por las agencias gubernamentales que regulan
el ambiente o para fines de biorremediación. Sin embargo, no hay
un marco científico preciso, por lo que se ha detenido el progreso de
esta ciencia.
Una de las cuestiones poco definidas en ecotoxicología es la
determinación precisa de los efectos que los tóxicos producen en
los ecosistemas. Al respecto, una primera clasificación puede estar

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 145


basada en los efectos causados por el estrés. El problema de esta
clasificación es que el estrés es un vocablo ambiguo, aunque todo
mundo entienda el concepto. Así, los efectos de los tóxicos en los eco-
sistemas se miden frecuentemente en términos de un espectro muy
amplio que va del nivel molecular (por ejemplo, inducción de proteí-
nas de estrés o heat shock proteins) al nivel del ecosistema completo
(cambios en los ciclos de los nutrientes o en el balance respiración/
producción).
En este contexto, y de acuerdo con Selye, el estrés es un "estado
caracterizado por un síndrome específico que consiste de todos los
cambios no específicos inducidos dentro de un sistema biológico". Es
decir, es un proceso bajo el cual un organismo confronta un agente
nocivo. Sin embargo, los ecotoxicólogos han empleado el concepto de
estrés en una forma más amplia, y las definiciones son muy variadas.
No obstante, todas las definiciones del estrés empleadas en ecotoxi-
cología sugieren que este término alude ya sea a una respuesta es-
pecífica, una característica, un efecto o bien a un factor externo que
causa un efecto o respuesta. Por lo tanto, y dentro de esta definición,
el factor externo sería el agente causante de estrés y la respuesta o
efecto es el estrés.
En el marco de la ecotoxicología, el estrés tiene cuatro cualida-
des básicas que son: 1) una respuesta o un efecto que causa un de-
trimento o desorganización, 2) el factor que causa la desorganización
es atípico, 3) el sistema responde modificando su ciclo de energía o su
estructura y 4) las cualidades temporales son esenciales al concepto
de estrés. Esto implica que el estrés es la respuesta a un agente que lo
causa de manera reciente. Tomando en cuenta estas cuatro cualida-
des, se puede dar una definición clara y general al concepto de estrés
en el contexto de la ecotoxicología: el estrés, en cualquier nivel de
organización ecológica, es una respuesta o efecto a un factor reciente
que causa un detrimento o desorganización.
Sin embargo, hay varios efectos de los tóxicos que no producen
estrés como se define en el concepto anterior, tal es el caso de:
a) Efectos horméticos. Son efectos estimulantes (benéficos incluso) ex-
hibidos por la exposición a concentraciones bajas de ciertos tóxi-
cos (metales principalmente) o a los agentes físicos como la tem-
peratura. La hormesis es un fenómeno de relación entre la dosis
y la respuesta, caracterizado por la estimulación a dosis bajas e
inhibición con dosis altas, que ha sido frecuentemente observado
en estudios bien diseñados.
b) Efectos neutrales. Son cambios que se pueden medir y que no tie-
nen ningún impacto aparente (adverso o benéfico) en las cuali-
dades generales de un sistema.
c) Efectos ambiguos. Es un efecto medible, de características no defi-
nidas relativas al grado de adversidad/beneficio, pasividad o pre-
adaptación. El conocimiento actual de la ecotoxicología necesita
de esta categoría, dado que muchos efectos que se han medido
en los grandes niveles de un ecosistema caen en esta categoría.

No obstante, esta clasificación no es tan sencilla. Algunos efectos


del estrés que son adversos a un cierto nivel pueden ser benéficos en
otros niveles. De hecho, el modelo del estrés de Odum (1971) de em-
pujar/jalar (Odum's Push-Pull Model of Stress) sugiere que los efectos
desorganizadores en cierto nivel de estrés pueden ser benéficos en el
nivel del ecosistema.

146 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Los efectos de los tóxicos en el medio ambiente también pueden
ser clasificados de otras maneras:
1.- Contexto temporal. Son efectos agudos que ocurren o se desarro-
llan rápidamente después de la administración de una sustancia
o como resultado de un evento intenso de exposición. En con-
traste, los efectos crónicos son aquellos que se manifiestan des-
pués de un cierto tiempo. Sin embargo, para algunos autores un
efecto tóxico es el resultado de una exposición a largo plazo.
2.- Letalidad. En ocasiones, distinguir entre efectos letales y subleta-
les es difícil. Desafortunadamente, en muchos casos es imposi-
ble decidir si un efecto subletal (como la disminución del com-
portamiento de escape de los depredadores) puede o no resultar
al mediano plazo en la muerte del individuo (efecto letal) dentro
de un ecosistema.
3.- Sitio de acción del tóxico. En Toxicología, la mayoría de los autores
reconocen los efectos de acuerdo con sus sitios de acción. Así se
habla de un efecto sistémico cuando actúa a nivel de sistemas,
como el nervioso central, inmune o cardiovascular. Un efecto
local ocurre en el primer sitio de daño (sitio de contacto) como
una lesión en las branquias causada por el contacto directo con
el tóxico.

Destino de los tóxicos en los ecosistemas

Este tema incluye la disposición de material tóxico en varios com-


partimentos del medio ambiente (suelo, sedimento, agua, aire, biota)
como resultado del transporte, transformación, concentración, distri-
bución, especiación, asociación a fases y degradación de un tóxico.
a) Destino de un tóxico en componentes bióticos. La bioacumulación se
define como la acumulación de un tóxico en o sobre un individuo
producto principalmente de sus relaciones tróficas. En otras pa-
labras, es el aumento progresivo de la cantidad de una sustancia
en un organismo, órgano o tejido, como consecuencia de que
la velocidad de absorción supera la velocidad de eliminación.
Usualmente los estudios de bioacumulación son extrapolados
para incluir implicaciones al nivel poblacional. Estos estudios
con frecuencia se enfocan en grupos taxonómicos que acumu-
lan concentraciones relativamente altas de algún tóxico o bien
en grupos que son más sensibles que otros.
b) Destino de un tóxico en componentes abióticos. Los mecanismos fí-
sicos y químicos influyen en el destino de los tóxicos sobre los
diferentes componentes de un ecosistema y el intercambio entre
estos componentes. La solubilidad de una substancia tóxica en
los lípidos puede determinarla distribución de los contaminantes
orgánicos. Las reacciones de óxido-reducción y de solubilidad/
precipitación pueden influir en gran medida en el movimiento de
metales o substancias radioactivas dentro de los componentes
de un ecosistema. La formación de complejos, fotolisis y adsor-
ción/desorción son mecanismos que juegan un papel importan
te en el destino de los tóxicos.

Una de las áreas más desarrolladas en ecotoxicología es el es-


tudio de los cambios estructurales y funcionales de las comunida-
des biológicas expuestas a algún tóxico. Para su estudio se han de-
sarrollado tres tipos de unidades experimentales: los microcosmos,
los mesocosmos y los ecosistemas naturales. En el contexto de la

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 147


ecotoxicología, un microcosmo es definido como un sistema de labora-
torio con el que se intenta simular físicamente un ecosistema o un
subsistema mayor de un ecosistema. Los mesocosmos son sistemas
experimentales exteriores de un subsistema mayor o un ecosistema.
Estas unidades funcionales han permitido grandes avances en eco-
toxicología para obtener ciertas inferencias y diseñar experimentos
que muestran o evalúan los efectos de un tóxico en un ecosistema
específico. Se ha listado una serie de cambios anticipados en los eco-
sistemas que experimentan estrés (Cuadro 6-1). También han sido
detalladas las cualidades que contribuyen a la vulnerabilidad de los
ecosistemas naturales al estrés. Al respecto, la vulnerabilidad es defi-
nida como la susceptibilidad de un ecosistema a un daño irreversible
dentro de un lapso de décadas. Caims desarrolló los conceptos de
elasticidad (la habilidad de un ecosistema de regresar a su estado ori-
ginal o anterior al estrés) y de inercia (la habilidad de un ecosistema
de resistirse a un cambio en su función o estructura), así como una
serie de factores asociados a estos conceptos para estimar la vulne-
rabilidad de un ecosistema (Cuadros 6-2 y 6-3).
Cada unidad experimental tiene sus pros y sus contras. La ven-
taja clara de los microcosmos es la habilidad para permitir exa-
minar los procesos de la comunidad o del ecosistema bajo con-
diciones estrictamente controladas, o manipular fácilmente dichas
condiciones e incorporar verdaderas réplicas. Su desventaja obvia
es la pérdida de realismo comparado con las otras dos unidades.
Los mesocosmos ganan cierto realismo, pero este logro significa una
pérdida en el control, manipulación y replicación. Los mesocosmos
han sido usados muy efectivamente para estimar procesos a nivel
de comunidad o ecosistemas. Los estudios de los ecosistemas com-
pletos, o de parte de ellos, son caros, difíciles de manipular y fre-
cuentemente dependen de seudorreplicación. Sin embargo, el rea-
lismo asociado a ellos es invaluable.

Categoría Tendencia

1.- Incremento en la respiración de la comunidad.


2.- Desequilibrio en la tasa de producción/respiración.
3.- Incremento en la tasa procesos de mantenimiento/biomasa.
Energéticos
4.- Incremento en la importancia de la energía auxiliar (energía que se origina
afuera del ecosistema).
5.- Un incremento en la producción primaria exportada.

1.- Incremento en la tasa de degradación de nutrientes.


Nutrientes 2.- Reducción en el reciclamiento de los nutrientes.
3.- Incremento en la pérdida de nutrientes como resultado de las tendencias 1 y 2.

1.- Incremento en el número de especies que son estrategas "r".


2.- Reducción en el tamaño de los organismos.
Estructura de 3.- Reducción en la duración del ciclo de vida de los organismos.
la comunidad 4.- Acortamiento de las cadenas tróficas.
5.- Reducción en la diversidad de especies e incremento en la dominancia de
una especie (lo opuesto puede ocurrir si la diversidad original fue baja).

148 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


1.- Reducción en el reciclamiento interno y la entrada/salida del exterior del
ecosistema se hace más importante.
2.- Retroceso a una etapa de la sucesión biológica más temprana.
Ecosistema 3.- Reducción en la eficiencia con que se utilizan los recursos.
4.- Reducción en las interacciones positivas (ejemplo, mutualismo) y un incremento
en las interacciones negativas (ejemplo, parasitismo).
5.- Los procesos funcionales, como el metabolismo de la comunidad, tienden a ser
más robustos que la composición de las especies u otras propiedades estructurales.

Cuadro 6-1. Cambios anticipados en los ecosistemas que experimentan


estrés (modificado de Odum et al., 1971).

Rango cualitativo de importancia


Factores 1 2 3
a) Presencia de epicentros cercanos. Pobre Moderada Buena
b) Transportabilidad de estructuras de dispersión. Pobre Moderada Buena
c) Condición del hábitat. Pobre Moderada Buena
d) Presencia de tóxicos residuales. Mucha Intermedia Baja
e) Calidad del agua. Pobre Parcialmente Normal
restaurada

f) Capacidad de manejo. Ninguna Alguna Fuerte

Cuadro 6-2. Factores críticos e intervalos cualitativos para estimar la


elasticidad de un ecosistema.

Rango cualitativo de importancia


Factores 1 2 3
a) La biota está adaptada a una variación Pobre Moderada Buena
significativa en el medio ambiente.

b) Hay una gran cantidad de redundancia Pobre Moderada Buena


funcional y estructural.
c) Capacidad de mezcla. Pobre Moderada Buena
d) Características químicas. Pobre Moderada Buena
e) Proximidad al umbral ecológico. Muy cercano Con algún Con un gran
margen de margen
seguridad

f) Capacidad de manejo. Pobre Moderada Buena

Cuadro 6-3. Factores críticos e intervalos cualitativos para estimar la inercia


de un ecosistema.

El desarrollo de la ecotoxicología como ciencia aún enfrenta mu-


chos retos, pero con los resultados obtenidos con el uso de los tres
tipos de unidades experimentales antes mencionadas, se ha logrado
un amplio reconocimiento y uso por parte de agencias gubernamen-
tales y privadas en los campos de monitoreo del medio ambiente y
biorremediación, donde estas unidades experimentales son de uso
común en la actualidad.

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 149


Evaluación del riesgo ecotoxicológico

Para proteger la salud humana y el ambiente, la Agencia Estado-


unidense de Protección Ambiental (USEPA) desarrolló las siguientes
prioridades:
1) Salud humana. Tiene la más alta prioridad.
2) Salud del ambiente. Medir los efectos en la biota acuática, la cual
mantiene el equilibrio de los sistemas acuáticos. Medir los efec-
tos directos y los indirectos (competencia, interacciones presa-
depredador, biodiversidad).

En años recientes, la USEPA ha puesto especial énfasis en proble-


mas como la reducción de las zonas costeras (wetlands) y la calidad
del agua de estas zonas, así como al problema de la lluvia acida que
causa pérdidas pesqueras, de bosques, etc. También ha habido un
gran interés en la disminución de la capa de ozono dada por los com-
puestos clorofluorocarbonados (CFC). Recientemente, se ha reforza-
do el control de las emisiones de gases que contribuyen al efecto de
invernadero y al cambio climático.
La estimación del riesgo ecológico tiene como objetivo determi-
nar el peligro de introducir una substancia nueva al medio ambiente
antes de que la contaminación ocurra; esto es, evitar la contamina-
ción. Este proceso fue desarrollado por la USEPA con base en las leyes
promulgadas en los Estados Unidos de América. En especial desta-
can la Federal Insecticide, Fungicide and Rodenticide Act (FIFRA) y
la Toxic Substances Control Act (TSCA) que piden a los fabricantes
diseñar un estudio de estimación del riesgo ecológico antes de que la
USEPA les extienda un permiso de premanufactura (PMN o Premanu-
facture Notice, en inglés).
Para estimar el riesgo ecológico, el enfoque ecotoxicológico in-
cluye tres etapas:
a) Realizar pruebas de toxicidad en el laboratorio. Con ello se trata de
determinar los niveles de riesgo o las concentraciones con las que
el compuesto produce un efecto adverso a otras poblaciones en
las que se empleará esa substancia. En otras palabras, se pretende
precisar las concentraciones seguras de empleo de esa substancia.
b) Delimitar los niveles de exposición. Si la substancia ya fue manu-
facturada y está presente en el medio ambiente, entonces se deben
monitorear los diferentes ecosistemas para fijar: los niveles de ésta
en efluentes e influentes, si hay fenómenos de biodegradación, el
destino del tóxico en el medio ambiente, su vida media, la biodis-
ponibilidad, el transporte, etc. Si la substancia va a ser fabricada
por primera vez, entonces se hace un estudio de tipo microcosmos
para especificar a pequeña escala los niveles de exposición.
c) Finalmente, se comparan las concentraciones de exposición con
aquellas en que la sustancia es tóxica. Si la proporción entre el
valor de la LC50 (concentración letal media) y la concentración
de exposición en el medio ambiente es cercana a 1, entonces se
niega el permiso. Usualmente cuando la proporción es cercana a
1,000 se le permite al fabricante la manufactura del producto.

Proporción CL50/concentración de exposición > 1 (negar permiso)


Proporción CL50/concentración de exposición > 1,000 (conceder permiso)

150 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Si bien esto aplica para la producción de nuevas substancias,
no es válido para la Ley de Control de Substancias Tóxicas (TSCA
en inglés). En estos casos la USEPA tiene que demostrar en forma
inequívoca que una substancia es tóxica antes de poder hacer algo al
respecto. Usualmente la USEPA determina que la MATC para el uso y
dispersión de un producto debe dar una proporción de 10 entre su va-
lor de CL50 y su concentración de exposición. Muchos investigadores
estadounidenses cuestionan el uso de este valor de 10 por la USEPA
por las siguientes razones:
a) No toma en cuenta de manera adecuada los efectos de incre-
mentar la dosis.
b) No compensa las diferencias entre las poblaciones de laborato-
rio y las del campo.
c) No estima los efectos indirectos de los tóxicos (interacciones de
la cadena tronca que causa biomagnificación, competencia por
recursos, etcétera).
d) Este método tiene niveles de confianza desconocidos.
e) No cuantifica la toxicidad con certeza.
f) No cuantifica la falta de certeza en cuanto a otros factores que
modifican la toxicidad y otros aspectos.
g) No toma en cuenta los efectos sobre los ecosistemas.

Niveles de organización

La ecotoxicología estudia los efectos de los tóxicos sobre varios nive-


les de organización. Un contaminante tóxico puede ejercer su efecto
produciendo cambios bioquímicos y moleculares que después se ven
reflejados en cambios fisiológicos y de comportamiento al nivel del
organismo completo. Estos cambios a nivel del organismo pueden
afectar a una población, lo que -en su momento- afecta a la comu-
nidad donde se asienta esta población, creando cambios en el eco-
sistema. Si bien la ecotoxicología estudia todos los diferentes niveles
de organización a partir de las poblaciones, es frecuente y evidente
ver estudios ecotoxicológicos que se concentran en un solo nivel o en
unos cuantos.

Principales contaminantes y su destino en el ambiente

Muchos compuestos químicos se convierten en contaminantes tóxi-


cos. Desde aquellos que son iones inorgánicos indispensables para
los seres vivos (micronutrientes esenciales) hasta los complejos xe-
nobióticos (compuestos sintetizados por el hombre) usados como
fármacos, principios activos, pesticidas, etc. A continuación se des-
cribe una breve lista de los grupos principales de contaminantes y su
destino en el ambiente:

a) Compuestos gaseosos

La atmósfera terrestre está compuesta principalmente de cuatro ga-


ses: nitrógeno (78%), oxígeno (20.9%), argón (0.9%) y vapor de agua.
Muchos otros gases están presentes en cantidades mínimas (10"6 a
1012 en términos de volumen/volumen), como el dióxido de carbono
o el ozono. El dióxido de sulfuro (SO2) es uno de los principales conta-
minantes gaseosos y es producto de la combustión de combustibles
fósiles, aunque la explosión de volcanes y la oxidación natural de
sulfitos dimetilados y del ácido sulfhídrico aportan una cantidad im-

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 151


portante al ambiente. El S02 es muy soluble en agua y puede formar
compuestos como el ácido sulfúrico y sulfates, que entran en los eco-
sistemas terrestres y acuáticos. Su inhalación afecta el tracto respi-
ratorio superior y los bronquios. El sulfito y bisulfito derivados del SO2
pueden reaccionar directamente con puentes disulfuro, compuestos
cíclicos y ADN, o en presencia de iones metálicos formar radicales
libres. En las plantas interfiere con la acción de los estomas.
El óxido de nitrógeno (NO) y el dióxido de nitrógeno (NO2) están
formados por la combustión de combustibles y la oxidación de nitró-
geno. Ambos son poco solubles en el agua y son contaminantes oxi-
dantes en el aire. El NO2 produce tos, dolores de cabeza, dolores de
pecho, inflamación de pulmones, edema pulmonar y eventualmente
la muerte. Si bien El ozono (O3) es indispensable para proteger la tierra
de la radiación ultravioleta en la estratosfera, su presencia en la
parte baja de la atmosfera (troposfera) puede producir efectos ad-
versos para los sistemas biológicos. En la atmósfera existe una gran
variedad de hidrocarburos resultantes de la combustión incomple-
ta de combustibles fósiles, la evaporación de solventes y las emisio-
nes de procesos industriales. El O3, al ser un poderoso agente oxidante,
produce severos efectos sobre epitelios y mucosas y en los pulmones
de los animales, además de los efectos sobre las enzimas, ADN y ARN.
En las plantas se reportan efectos sobre fotosíntesis con importantes
pérdidas en los cultivos.
Entre los principales hidrocarburos presentes en la atmosfera
destacan el etano, propano, butano, eteno, propeno, benceno y tolue-
no. Los hidrocarburos son importantes en la atmósfera como forma-
dores de ozono. El impacto producido por algunos de estos compues-
tos es analizado en el Capítulo 3 de este libro.

b) Metales

Aunque los metales son considerados sustancias contaminantes, han


estado presentes en nuestro planeta desde su formación. De hecho,
existen los llamados metales traza o esenciales que son indispensa-
bles para el desarrollo normal de los organismos y su deficiencia les
causa efectos severos en la salud. Los metales se vuelven contaminan-
tes en la mayoría de los casos debido a su acumulación causada por
la actividad humana. De hecho, el término metal pesado se ha usado
extensivamente para describir metales que son contaminantes am-
bientales. En el Capítulo 10 de este libro se habla con detalle sobre el
destino en el ambiente y la toxicología de los metales pesados.

c) Detergentes

Los detergentes son compuestos orgánicos que tienen características


polares y no polares, lo que les permite estar presentes en interfases
asociadas a matrices polares y no polares al mismo tiempo. Los hay
amónicos, catiónicos y no iónicos. Los amónicos tienen cargas negati-
vas como es el caso del tetrapropileno de sodio-sulfonato de benceno
o el sodio alquino sulfonado. Los detergentes catiónicos tienen cargas
positivas, ejemplo, el bromuro de cetil-piridinio. Los no iónicos carecen
de cargas eléctricas en su estructura, tal es el caso de los detergentes
formados con éteres de poliglicol de alquino fenoles.
Los detergentes que mayor impacto generan como contaminan-
tes, y que han sido más estudiados y considerados en la legislación
ambiental, pertenecen al grupo de los agentes tensoactivos (surfac-

152 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


tantes) aniónicos. Un agente tensoactivo es una mezcla de sustancias
homologas que difieren en la longitud de la cadena, grado de sustitu-
ción y otras características, además, las propiedades de sus componen-
tes usualmente son aditivas. En muchos países industrializados, los
agentes tensoactivos aniónicos son caracterizados con la metodología
descrita en los Standard Methods (APHA-AWWA-WPCF, 1989). Convie-
ne señalar que en las Normas Oficiales Mexicanas no existe mención
para el límite máximo de estas sustancias como contaminantes en las
descargas de aguas residuales (NOM-001-ECOL-1996).
La metodología antes señalada utiliza el azul de metileno (colo-
rante catiónico) para analizar la suma de las sustancias activas al mis-
mo. El límite de detección de esta técnica es de 0.02 mg/L. Este método
analítico permite cuantificar rápidamente, aunque de manera inespe-
cífica, compuestos como los sulfonatos lineales de alquinos (LAS, por
sus siglas en inglés), los sulfonatos secundarios de alcanos (SAS,
por sus siglas en inglés), los sulfonatos etóxicos de alcanos (AOS,
por sus siglas en inglés) y los sulfates aniónicos. Sin embargo, esta
técnica no detecta los surfactantes no iónicos y catiónicos, además
de otras sustancias como la zeolita, el perborato, los carboxilatos
y otros tipos de detergentes. En otros países se han desarrollado
métodos para detectar detergentes específicos utilizando la croma-
tografía de gases y la cromatografía líquida de alta presión.
Para las sustancias activas al azul de metileno (SAAM) se repor-
tan valores de 3-12 mg/L para descargas sin tratar, mientras que para
el agua de río el intervalo es de 0.005-6.9 mg/L. La mayoría de los
agentes tensoactivos aniónicos son removidos eficientemente por las
plantas de tratamiento que operen adecuadamente con lodos acti-
vados (más de 95% de remoción) e inclusive en agua de río se estima
que hay biodegradación del orden del 80-100% para estas sustancias.
Los valores de CL50, CE50 y CNOE están en el orden de 0.3 a 50 mg/L
para estas sustancias y han sido determinados en organismos tan
diversos como bacterias, algas, invertebrados acuáticos y peces. La
vida media en el ambiente para estas sustancias va de varias horas
a unos pocos días. También parece que los efectos letales y subleta-
les producidos por estas sustancias ocurren en concentraciones muy
por arriba de las reportadas en el ambiente. Lo mismo se ha reporta-
do para los agentes tensoactivos no iónicos, catiónicos y para otras
sustancias que componen los detergentes.

d) Plaguicidas

Con el aumento de la población humana y el uso de los plaguicidas,


ya sea para controlar vectores de enfermedades endémicas o para
aumentar la producción agrícola, el ambiente y los seres vivos están
expuestos a estas sustancias que se dispersan en los ecosistemas.
En efecto, algunos de estos compuestos son sustancias persisten-
tes y liposolubles, por lo cual se bioacumulan a través de las redes
tróficas. Estas características, aunadas al empleo desmesurado que
se ha hecho de los plaguicidas, han provocado que actualmente se
encuentren residuos de estos tóxicos tanto en los alimentos como
en los seres vivos. En este libro, los plaguicidas son descritos como:
contaminantes del agua (Capítulo 4), contaminantes de los alimen-
tos (Capítulo 5) y contaminantes del ambiente y su impacto sobre los
seres vivos (Capítulo 11).

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 153


e) Contaminación orgánica, DBO, DQO, aceites e hidrocarburos

Hay una serie de compuestos orgánicos de los cuales nunca se pensó


(al menos cuando fueron introducidos al ambiente) que se converti-
rían en grandes contaminantes. Tal es el caso de los bifenilos policlo-
rinados (PCB's, por sus siglas en inglés). Hay 209 derivados considera-
dos entre los PCB's y han sido usados bajo nombres tan diversos como
aroclor, clophen, kanechlor, phenochlor y fenclor. Los PCB's tienen usos
industriales múltiples, pero el uso como aislantes eléctricos en sistemas
cerrados es señalado como el principal responsable de su ubiquidad.
Los PCB's se encuentran en concentraciones considerables en
casi cualquier cuerpo de agua. En los océanos se reportan valores de
entre 0.007- 0.6 ng/L, en zonas costeras el intervalo es de 0.6-11 ng/L,
en ríos y lagos la concentración varía entre 0.5 hasta 1100 ng/L. La
presencia de PCB's en el aire depende principalmente de la distancia
de la fuente de origen. Valores desde 1 ng/m3 a 20 μg/m3 han sido
reportados. En el suelo se han dado hasta 800 μg/Kg en la bahía del
Río Hudson. Los PCB's son biomagnificados y producen numerosos
efectos en la salud de animales, plantas y humanos. Estos compues-
tos han sido asociados con cáncer en hígado, tracto biliar, intestinos
y piel. También se reportan en humanos daños a los sistemas inmu-
nológico, neurológico y reproductivo, así como en el desarrollo y en
ocasiones producen la muerte. Estos compuestos se describen con
detalle en el Capítulo 3.
La USEPA ha impuesto límites para 90 compuestos orgánicos
(http://www.epa.gov/safewater/hfacts.html) que incluyen: plaguici-
das, PCB's específicos (aroclor), compuestos orgánicos que no caen
en dichas categorías, como acrilamida, benzo(a)pireno, di-2-etilhexi-
ladipato, 2-etilhexiltalato, di-bromo-cloro-propano, dinoseb, dioxinas,
diquat, además de varios contaminantes orgánicos volátiles. La con-
taminación orgánica en general ha sido estudiada tradicionalmente
con base en dos valores: la demanda bioquímica de oxígeno (DBO) y la
demanda química de oxígeno (DQO).

Efecto de los contaminantes en el organismo

a) Evaluación biológica de la toxicidad

La evaluación directa de los efectos tóxicos de los contaminantes se


logra mediante pruebas toxicológicas (bioensayos) realizadas gene-
ralmente en condiciones de laboratorio, siguiendo protocolos estan-
darizados y empleando, con frecuencia, especies de referencia inter-
nacional como organismos de prueba. Se puede cuestionar el uso del
término "bioensayo", dado que pudiera ser empleado en un contexto
más amplio para hacer referencia a cualquier tipo de ensayo bioló-
gico. En particular, cuando el término se aplica al ambiente acuático
puede definir las pruebas toxicológicas en las que se emplean or-
ganismos acuáticos (hidrobiontes) para evaluar los efectos de com-
puestos químicos (solos o combinados), efluentes contaminantes y/o
factores ambientales sobre su desarrollo y sobrevivencia.
La fundamentación del empleo de las pruebas toxicológicas para
evaluar los efectos tóxicos de los contaminantes encuentra sustento
en lo escrito por Patín (1982): "sea cual fuere el grado de perfección
de un instrumento para determinar agentes dañinos, la complejidad
y sensibilidad de sus respuestas a la presencia de un tóxico, quizás
nunca pueda compararse con la de un organismo vivo, cuyos me-

154 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


carlismos de interacción con el ambiente son el resultado de varios
millones de años de desarrollo evolutivo".

b) Pruebas para evaluar la toxicidad

Como herramientas fundamentales para evaluar biológicamente y


de manera directa los efectos tóxicos de los contaminantes químicos,
estas pruebas deben reunir varias características, entre las que se
pueden mencionar las siguientes:
• Deben ser confiables y fácilmente reproducibles.
• Deben ser procedimientos de evaluación rápidos y preferente-
mente de bajo costo.
• Deben proporcionar información estadística robusta, pues pese
a la variabilidad inherente a todo sistema biológico, los resulta-
dos deben ser confiables, con límites de confianza relativamente
estrechos y con bajos valores de coeficiente de variación.
• Deben ser procedimientos sencillos, fácilmente entendibles por
cualquier persona y que proporcionen información relevante.
• Deben emplear organismos de prueba estandarizados, disponi-
bles en todo momento y que se puedan obtener mediante culti-
vos controlados de laboratorio o de fuentes confiables.
• Las respuestas susceptibles de ser evaluadas deben estar clara-
mente definidas, para registrarlas de manera precisa y sin ambi-
güedades o confusión.
• Los procedimientos seleccionados deben ser de amplia aplica-
ción para emplearlos sin restricciones, bajo condiciones diferen-
tes, a fin de evaluar cualquier material potencial o comprobada-
mente tóxico.

c) Características de los bioensayos o pruebas toxicológicas

La selección de las pruebas para evaluar la toxicidad debe conside-


rar diferentes requerimientos y condiciones, entre los que se pueden
señalar los siguientes:
• Interpretación de las respuestas observadas y cuantificadas. Es
necesario poder "traducir" el significado de una respuesta (sobre
todo cuando no es letal), para un amplio entendimiento de los
efectos detectados.
• Extrapolación de resultados. Se debe establecer con precisión si
las respuestas en el laboratorio pueden representar o simulan
las respuestas en el ambiente natural.
• Sensibilidad de los organismos de prueba seleccionados. Las
respuestas evaluadas idealmente deben ser representativas de
la biota en los ambientes naturales, a fin de evitar restricciones
excesivas o, por el contrario, muy laxas. En este sentido, es muy
importante también la elección correcta de las especies que se-
rán usadas como organismos de prueba, pues aunque siempre
es requisito que éstas sean las más sensibles, no siempre es po-
sible conocer esto con precisión, sobre todo en ecosistemas con
alta biodiversidad. Por ello, con frecuencia, se opta por la taxa-
(número de especies) de referencia internacional que demostra-
ron su sensibilidad en estudios previos.
• Variabilidad de los resultados. Debe ser conocida y poder com-
probarse. La forma de establecerla y cuantificarla es a través de
la elaboración de Cartas Control (que define la variación en la
sensibilidad de la especie de prueba, mediante la exposición a

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 155


un tóxico de referencia) y la determinación del Coeficiente de
Variación (CV), expresado como un porcentaje de variabilidad en
diferentes ensayos de toxicidad realizados con la misma cepa o
lote de organismos con el mismo tóxico de referencia. Este punto
es fundamental, pues de esto depende la confianza que se pueda
tener en el resultado obtenido con una prueba de toxicidad para
determinar los efectos de una muestra.
• Reproducibilidad. Cuando se utiliza este tipo de pruebas con
propósitos regúlatenos, se debe asegurar que sean lo suficien-
temente simples y estén estandarizadas para garantizar que
puedan ser ejecutadas por cualquier tipo de laboratorio con la
infraestructura y experiencias básicas (gubernamentales, uni-
versitarios o privados).
• Confiabilidad. Como ha sido abordado con anterioridad, la con-
fianza en los resultados obtenidos debe sustentarse en un adecua-
do control de calidad para permitir niveles de precisión consisten-
tes y aceptables, tanto inter como intralaboratorios. Los ejercicios
de intercalibración ayudan a cumplir con este requerimiento.

d) Tipos de pruebas toxicológicas

Existe una multiplicidad de pruebas biológicas para evaluar la toxici-


dad, que suelen clasificarse de acuerdo con los diferentes criterios. A
continuación se presentan algunos esquemas de clasificación usados
con frecuencia:
• Con base en los efectos evaluados pueden ser pruebas de:
Toxicidad aguda. En ellas se evalúan efectos letales, normalmen-
te en exposiciones de corta duración.
Toxicidad crónica. Consideran efectos subletales que se expresan
en mayores tiempos de exposición que cubren el ciclo de vida
completo.
Toxicidad subcrónica. Se evalúan respuestas subletales en tiem-
pos de exposición intermedios que no cubren el ciclo de vida
completo.
• Por el tiempo en que se desarrollan: corta, mediana y larga duración.
• Por la forma de exposición a los materiales o muestras evaluadas:
Estáticos. Los organismos de prueba se exponen a la solución de
prueba, sin recambio durante todo el periodo de observación.
Estáticos con renovación de la solución de prueba. En éstas, hay
un recambio total o parcial de la solución de prueba, durante el
periodo de observación. Particularmente, son útiles cuando se
evalúan muestras inestables que pueden transformarse, adsor-
berse, precipitarse o volatilizarse.
Flujo continuo. Son ensayos en los que hay un recambio permanente
de la solución de prueba, mediante entrada y salida continuas de
la solución, que se regula con equipos especiales. Este tipo de prue-
bas, que por supuesto son más costosas y complejas, se recomienda
cuando se hacen evaluaciones in situ, particularmente en descargas
de composición fluctuante o en sistemas receptores de descargas.
• Por el tipo de muestras o materiales tóxicos evaluados: a) com-
puestos químicos específicos, b) mezclas de composición cono-
cida, c) productos comerciales y d) efluentes.
• Por el número de especies (taxa) empleadas:
Monoespecíficos. Consideran el empleo de una sola especie como
organismo de prueba.

156 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Multiespecíficos. La evaluación se hace con representantes de
diferentes grupos taxonómicos, normalmente representantes
de comunidades importantes en los ambientes acuáticos: fito-
plancton, zooplancton, bentos y necton. Son pruebas que, si
bien incluyen diferentes taxa, se realizan de manera indepen-
diente para cada taxón seleccionado.
Microecosistemas (mesocosmos). Éste es el modelo de ensayo
básico para estudios en ecotoxicología. Son multiespecíficos,
por definición, pero no necesariamente se tiene control sobre
la diversidad y abundancia de los taxa presentes.
• Por el ámbito en el que se desarrollan y el grado de control:
Bioensayos de laboratorio. En éstos el control es pleno, pero
se puede perder en significancia y proyección hacia las
condiciones naturales.
Bioensayos in situ. Normalmente son los que se realizan en
microecosistemas o mesocosmos. En éstos se sacrifica grado
de control de múltiples variables ambientales, pero se gana en
realismo.

Factores que modifican la toxicidad

La respuesta tóxica se puede ver afectada por diferentes


factores, tanto bióticos como abióticos, de manera tal que es
necesario tomarlos en cuenta cuando se evalúa la toxicidad de
una muestra. En la Figura 6-1 se muestra esquemáticamente la
influencia de algunos de los principales factores:

Figura 6-1. Factores bióticos y abióticos que influyen sobre la


respuesta tóxica de un organismo expuesto.

De esta figura se debe subrayar que hay factores intrínsecos


de los organismos (como el estatus nutricional y reproductivo, el
estadio de desarrollo, la edad y la influencia de enfermedades y
parásitos) que modifican la intensidad de su repuesta, cuando
se exponen a una sustancia o sustancias tóxicas.
Al respecto, el estadio de desarrollo y la edad son de interés es-
pecial, ya que son propiedades intrínsecas que no dependen de un
manejo bueno o malo o de una determinada condición de propaga-
ción y alimentación. La edad de los organismos influye notablemente
sobre la intensidad de la respuesta tóxica; por ello, es posible reco-
nocer que hay grupos de edad más sensibles que otros en el ciclo de
vida de los organismos. Lo mismo ocurre con el estadio de desarrollo,
particularmente en especies acuáticas que presentan ciclos de vida

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 157


complejos, en los que es posible identificar cambios drásticos en las
formas de vida; por ejemplo, en especies que presentan etapas de hue-
vos, larvarias, juveniles, preadultas y adultas, y en algunas de ellas hay
procesos de metamorfosis. Tal es el caso de los moluscos que cambian
de etapas de vida libre a etapas sésiles, o en muchos otros que presen-
tan etapas que se desarrollan como componentes del plancton para
después cambiar a hábitos bentónicos o nectónicos. Estos cambios en
las formas de vida se asocian a sensibilidades distintas, por lo que es
necesario poder diferenciarlas.
La calidad del agua es un componente ambiental que influye
también de manera determinante en la respuesta tóxica de los or-
ganismos de prueba, pues algunas características físico-químicas
modifican la biodisponibilidad de los materiales tóxicos. Entre éstos
cabe destacar el efecto del pH, de la dureza del agua y de la tempe-
ratura. También es importante la dinámica que se puede dar entre
los diferentes compuestos tóxicos en el agua, pues en muchos casos
se presentan interacciones complejas que aumentan o reducen la
toxicidad, entre ellas: las interacciones de tipo antagónico, sinérgicas,
aditivas o supra aditivas.

Selección de organismos de prueba

La selección de las especies (taxa) que se emplearán como orga-


nismos de prueba para evaluar la toxicidad química es uno de los
puntos medulares en la toxicología acuática, pues una decisión in-
correcta indudablemente influirá sobre los resultados obtenidos, en
términos de su alcance, confiabilidad y representatividad. Para ayu-
dar a tomar la decisión correcta, se deben considerar las siguientes
características básicas:
• Importancia y representatividad ecológica y/o económica.
• Posición dentro de las tramas tróficas.
• Amplia distribución geográfica (preferentemente) y suficiente
disponibilidad.
• Facilidad de cultivo y/o mantenimiento en condiciones de labo-
ratorio.
• Respuesta sensible y uniforme a diferentes toxones y con dife-
rentes condiciones ambientales.
• Disponibilidad de información suficiente sobre los principales
aspectos biológicos y ecológicos de la especie para conocer y po-
der discernir los intervalos normales de variación de la especie,
así como el significado y alcance de los efectos subletales.

El abasto de los organismos de prueba, una vez que se ha selec-


cionado la especie, ha sido resuelto de tres maneras: 1) mediante la
colecta de ejemplares en el campo y en sitios de abundancia natural;
2) mediante la adquisición en granjas acuícolas o piscifactorías y 3)
mediante cultivos controlados de laboratorio. En el primer caso se
trata de organismos silvestres; en el segundo se trata de especies de
importancia comercial que se producen mediante técnicas de acui-
cultura, principalmente macrocrustáceos (camarones y langostinos)
y peces; en el tercer caso se incluye normalmente los crustáceos zo-
oplanctónicos (cladóceros, como Daphnia magna y Ceriodaphnia dubia)
y especies pequeñas de crustáceos bentónicos (mysidáceos, como
Mysysdopsis bahía y Hyalella azteca), peces (como Cyprinodon variegatus,
Pimephales promelas y Danio reno) que pueden fácilmente ser manteni-
dos y propagados en el laboratorio.

158 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


El empleo de cualquiera de las opciones antes descritas tiene
pros y contras, algunos de los cuales se discuten a continuación:

a) Organismos silvestres

En este caso se puede tratar de cualquier taxón, representante de cual-


quiera de las principales comunidades acuáticas, siempre que sea posi-
ble determinar sitios de abundancia natural. Con frecuencia se prefie-
ren las formas larvarias y juveniles de peces y macrocrustáceos porque
son de más fácil visualización y manejo. Invariablemente es necesario
permitir un periodo de aclimatización lo suficientemente prolongado
para garantizar la calidad de la respuesta de estos organismos, en el
momento de ser expuestos a las condiciones de ensayo.
• Ventajas: 1) dan una mejor idea de los probables efectos sobre
poblaciones naturales, 2) se pueden emplear especies locales
de importancia económica, 3) proporcionan información más
fácilmente extrapolable, 4) no se requiere desarrollar técnicas
de cultivo, 5) representan mayores opciones específicas de ex
perimentación, 6) pueden emplearse especies de los sitios de
estudio, 7) su obtención puede ser sencilla y de bajo costo y 8)
permiten hacer pruebas in situ.
• Desventajas: 1) se desconoce el linaje y la edad de los organis-
mos, 2) presentan generalmente heterogeneidad en tallas y eda-
des, 3) pueden presentar resistencia o mayor sensibilidad por
exposiciones previas a materiales tóxicos en la naturaleza, 4)
su estado fisiológico y nutricional puede ser inadecuado, 5) con
frecuencia es difícil la plena adaptación al cautiverio, 6) se pue-
den presentar problemas en el mantenimiento antes y durante
los bioensayos, 7) se pueden presentar efectos adversos por los
métodos de colecta y de transporte, 8) su número puede ser in-
suficiente, 9) es probable la presencia de organismos enfermos
o parasitados, 10) normalmente, por todo lo antes expuesto, es
mayor la variabilidad en los resultados y 11) con frecuencia sólo
son útiles para pruebas de corta duración.

b) Organismos de cultivo

Los organismos cultivados se pueden obtener en granjas acuícolas o


en el laboratorio. Aunque la acuicultura puede ofrecer una gama de
opciones numerosas, con la ventaja de que invariablemente se tra-
ta de especies de importancia económica, debe considerarse que no
siempre es una buena opción, pues normalmente se trata de especies
y variedades que han sido seleccionadas para resistir el manejo y las
condiciones de la producción comercial. Ejemplos de especies resis-
tentes son indudablemente las diferentes especies de tilapias, carpas
y algunos salmónidos; su tolerancia pudiera ser un inconveniente,
pues esto podría influir en su respuesta a la toxicidad. Por lo anterior,
para muchos procedimientos estandarizados se prefieren especies
relativamente pequeñas, que fácilmente pueden ser mantenidas y
propagadas en laboratorio, sin las altas densidades de población aso-
ciadas con la acuicultura. Sin embargo, en un contexto más amplio,
se deben analizar los pros y contras de esta opción de suministro de
material de ensayo.
• Ventajas: 1) se conoce bien el linaje y la edad de los organismos,
2) se pueden producir en las cantidades adecuadas y en los tiem-
pos requeridos, 3) se tiene control pleno sobre su estado fisioló-

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 159


gico y nutricional, 4) se tiene control y se elimina la presencia de
parásitos y enfermedades, 5) se conoce su historia química y bio-
lógica, por lo que se pueden descartar los efectos de exposiciones
previas, 6) son especies adaptadas a las condiciones de experi-
mentación y se logran valores de supervivencia adecuados en los
controles, 7) se puede contar con cepas o clones caracterizados
genética o fisiológicamente, 8) se tiene un mayor conocimiento
sobre su fisiología y metabolismo, así como sus principales res-
puestas ecofisiológicas, 9) se cuenta con información sobre su
biología en condiciones normales y 10) se tiene mayor constan-
cia en las respuestas obteniéndose con ello menores coeficientes
de variación en los resultados.
• Desventajas: 1) pueden no ser las especies más sensibles o repre-
sentativas de la biota local o regional, 2) se requiere determinar
previamente sus condiciones óptimas de cultivo para obtener or-
ganismos de prueba de manera confiables, 3) pueden presentarse
respuestas sesgadas por variabilidad genética reducida, 4) las con-
diciones de cultivo pueden ocasionalmente influir sobre las res-
puestas, como en el caso de las especies producidas masivamente,
5) el cultivo puede en algunos casos ser costoso y/o complicado, 6)
la disponibilidad de técnicas de cultivo puede ser reducida, 7) se
cuenta con un menor número de opciones de experimentación y
8) con frecuencia es difícil extrapolar la información obtenida.

c) Microecosistemas

Para su correcta implementación, los estudios de ecotoxicología se


deben realizar en modelos experimentales que, sin pretender simular
por completo lo que es un ecosistema real, logren una buena aproxi-
mación a los procesos complejos que en ellos ocurren. Los más cerca-
nos a este ideal se conocen como microecosistemas o, en una escala
mayor, los que se denominan como mesocosmos.
Un microecosistema es un modelo experimental que tiene los si-
guientes atributos: 1) presenta patrones, procesos, estructuras y fun-
ciones comparables, aunque no necesariamente similares a los de los
ecosistemas naturales, 2) sus propiedades son el resultado de las inte-
racciones entre sus componentes, pero tienen características distintas
a las de los elementos que los constituyen, 3) pueden automantenerse
por tiempos variables, en mayor o menor grado y 4) son modelos físi-
cos o análogos que simulan, en forma completa o parcial los ecosiste-
mas naturales, dependiendo de la escala en que se realicen.
Como modelos experimentales, los microecosistemas permiten:
1) determinar el destino, transporte, metabolismo, bioacumulación y
biodegradación potencial de los compuestos tóxicos en los ecosiste-
mas, evaluando los efectos sobre su estructura y funcionamiento; 2)
establecer criterios de calidad ambiental basados en las determina-
ciones sobre la estructura y función de los ecosistemas que, aunque
pudieran ser complejas y difíciles de estimar, constituyen a este nivel
los únicos parámetros que pudieran tener significado relevante.

Biomarcadores

Actualmente, uno de los temas relevantes de la biología del medio


ambiente se relaciona con la liberación de sustancias químicas y sus
efectos en la salud de los humanos, así como los daños al ambiente.
Para ello, se requiere determinar la magnitud de la exposición y el

160 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


funcionamiento de los sistemas de destoxificación. Se necesita tam-
bién determinar la naturaleza de muchos tóxicos y el tiempo en que
han estado desarrollando su efecto adverso. Este efecto tiene que ser
cuantificado para determinar sus consecuencias. Por ello, los obje-
tivos finales que se han propuesto los toxicólogos ambientales son
prevenir el deterioro del ambiente y documentar la recuperación de
los sistemas afectados.
Para valorar los riesgos ecológicos es necesario llevar a cabo ac-
ciones como: 1) determinar las concentraciones de los xenobióticos
en el ambiente, 2) analizar los tejidos de los organismos afectados
para determinar la carga corporal de contaminantes en ellos (aunque
estos estudios son caros, nos dan una idea de la bioacumulación), 3)
realizar inventarios taxonómicos de fauna y flora porque la compo-
sición de especies de un determinado ecosistema ayuda a conocer
su grado de contaminación; sin embargo, la composición de especies
depende de factores muy complejos y en ocasiones las distribucio-
nes "sospechosas" pueden ser debidas a causas naturales, 4) realizar
pruebas de toxicidad crónica o aguda con organismos.
En la actualidad, gracias a las herramientas proporcionadas por
la biología celular y molecular, es posible detectar tempranamente
el impacto de los contaminantes en el crecimiento, reproducción o
supervivencia de una población. En este contexto, un "biomarcador"
es un cambio en los niveles celulares o moleculares que puede ser
usado para predecir efectos ecológicos adversos en un individuo o en
una población. Idealmente, los biomarcadores pueden servir como:
1) Centinelas. Demuestran la presencia de tóxicos biodisponibles y
la magnitud de la exposición.
2) Indicadores potenciales de la contaminación (surrogates). Seña
lan efectos potenciales de los tóxicos para la salud de los huma
nos, animales o plantas.
3) Herramientas de predicción. Ayudan a predecir los efectos a lar
go plazo en la salud de las poblaciones o de los ecosistemas.

• Ventajas de los biomarcadores: a) ayudan a valorar la toxicidad


rápidamente, a bajo costo y de manera simple, y su reproduci-
bilidad, b) proporcionan información adicional sobre los meca-
nismos de toxicidad y c) pueden ser utilizados con organismos
salvajes con lo que se puede lograr una mayor integración de los
resultados de campo y laboratorio. Esto permite que los resulta-
dos de las pruebas tengan mayor relevancia ecológica.
• Desventajas: En general representan casos de muestreo destructivo.

Es pertinente señalar que los biomarcadores nacieron después de


la década de 1970, con los programas de biomonitoreo de la calidad del
agua. En efecto, a partir de 1980, el monitoreo de la calidad del agua
prestó atención a la biota, lo que permitió demostrar los efectos adver-
sos de los xenobióticos en ciertas poblaciones. En general, los biomar-
cadores se han usado para: estimar la toxicidad en el campo y en el la-
boratorio, verificar la remoción de la toxicidad en un área determinada
(por agencias reguladoras) y evaluar la eficacia de la biorremediación.
Se espera que los biomarcadores sean rápidos para predecir los efectos
potenciales de un tóxico.

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 161


Tipos de biomarcadores

1) Parámetros citológicos. Se pueden realizar estudios histopatológi-


eos para identificar daño en los tejidos por medio de observaciones
microscópicas.

2) Estudios enzimáticos. Se ha estudiado ampliamente la inducción


de algunas enzimas por varios contaminantes, ejemplos, los bifenilos
policlorados (PCB's) o los hidrocarburos policíclicos aromáticos (PAH)
que inducen a las isoenzimas del citocromo P450 (su pico de absor
ción es a 450 nm). Estos citocromos se encuentran en los microsomas
del hígado de los mamíferos. La inhibición o supresión de la actividad
enzimática también puede ser estudiada por los biomarcadores. Tal
es el caso de las enzimas oxidativas del ciclo de Krebs, las estera-
sas, la transferasa de glucuronilo, etc. En la Figura 6-2 se muestra un
ejemplo de la utilidad de estos estudios.

3) Respuestas inmunológicas. Se estudian los niveles de macrófagos


(u otro tipo de células del sistema inmune) y de anticuerpos contra
ciertos contaminantes.

4) Genotoxicidad. Este tipo de biomarcadores estudia los efectos de


los contaminantes sobre el ADN. Los hay de varios tipos:
a) Formación de aducios de ADN. Algunos xenobióticos se unen al
ADN modificando sus patrones de fluorescencia. Los aductos se
pueden separar del genoma nativo por cromatografía de líqui-
dos de alta eficiencia (HPLC). Usualmente se toman muestras de
ADN de poblaciones salvajes.
b) Rupturas en las cadenas de ADN. Las rupturas son medidas me-
diante la prueba del desenrollamiento alcalino. Usualmente el
desenrollamiento local de una porción de ADN está asociado con
la ruptura de las cadenas.
c) Actividad oncogénica. Se determina la producción de cánceres o
desarrollos anormales.
d) Metabolismo de metales. Las metalotioneínas son proteínas (12
Kd) que se unen a los metales y son inducidas por la exposición
a ellos.

Figura 6-2. Biomarcadores de actividad enzimática. El rotífero Lecane quadri-


dentata fue expuesto al cobre (0, 1x104 y 1x103 mg/L, izquierda a derecha
respectivamente) durante una hora; luego se le agregó un sustrato fluores-
cente específico para esterasas. El organismo de la izquierda (control) mos-
tró una gran actividad de estas enzimas; el individuo del centro presentó
menor actividad y, finalmente, el de la derecha tuvo una actividad casi nula
(escala = 50 μm). (Pérez-Legaspi et al., 2002).

162 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


e) Proteínas de estrés. Proteínas de choque térmico (heat shock pro-
teins). Cumplen diversas funciones en las células, como la repa-
ración o degradación de las proteínas anormales. Son inducidas
por varios contaminantes.

Efecto de los contaminantes en las poblaciones

Una población se define como un conjunto de individuos de la misma


especie, con capacidad de entrecruzamiento, que conviven en espacio
y tiempo. El efecto más estudiado y fácil de entender de un contami-
nante sobre una o varias poblaciones se relaciona con su abundancia.
Los ecólogos han desarrollado diversos parámetros (como las tablas de
vida) para estudiar la abundancia de una población. La tasa de creci-
miento es una de las variables más empleadas en las tablas de vida. La
ecotoxicología ha tomado las herramientas diseñadas por los ecólogos
para estudiar la dinámica de las poblaciones y las ha usado en el aná-
lisis de los efectos de los toxones sobre las poblaciones (ejemplo, las
tasas de crecimiento), tanto en el campo como en el laboratorio.
Los estudios realizados en Gran Bretaña (1950-1960) sobre los
efectos tóxicos de los plaguicidas organoclorados en diversas pobla-
ciones de aves, como el halcón peregrino (Falco peregrinus) y el halcón
cuervo (Falco sparverius), son trabajos históricos de la ecotoxicología de
campo. De manera breve, el uso del DDT y de otros plaguicidas or-
ganoclorados (endrín y dieldrín) disminuyó las poblaciones de estas
aves. Tales estudios fueron importantes porque introdujeron un de-
bate en la opinión pública y entre los científicos sobre las causas del
declive poblacional de las aves: naturales (escasez de alimento, re-
ducción de hábitat, enfermedades, cambios climáticos, etc.) contra
la presencia de los plaguicidas en el ambiente. La comparación de
las poblaciones de aves directamente afectadas por los plaguicidas,
con las poblaciones de aves relativamente libres de ellos, mostró
evidencias claras sobre los efectos nocivos de los compuestos orga-
noclorados: envenenamiento directo, biomagnificación y adelgaza-
miento de la cubierta de los huevos acompañada de un porcentaje
menor de eclosión. Las evidencias fueron tan contundentes que se
prohibió el uso de estos plaguicidas durante varios años, lo que pos-
teriormente permitió la recuperación del tamaño de las poblaciones
de las aves.
En este contexto, conviene señalar que se han hecho muchos
trabajos de laboratorio para identificar los efectos tóxicos de los pla-
guicidas. En uno de ellos, se estudió el efecto de tres plaguicidas orga-
noclorados (aldrín, endrín y hexaclorobenceno) sobre la tasa intrín-
seca de crecimiento del rotífero dulceacuícola Lecane quadridentata,
a dos concentraciones diferentes de alimento del alga verde Nanno-
chloris oculata (1x105 y 1x106 células/ml). En general, se observó que
las poblaciones de L.quadridentata alimentadas con mayor cantidad
de alga tuvieron menor reducción en su tasa de crecimiento que las
alimentadas con menos porción de alga (Figura 6-3).

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 163


Figura 6-3. Gráfica de las inedias de los valores de (r). Comparación de los va-
lores medios de la tasa intrínseca de crecimiento (r) del rotífero léame quadri-
dentata, cultivado con dos concentraciones de alga verde Nannochlorizs oculata
(1x105 y 1x106 células/ml) y dos concentraciones diferentes de hexacloroben-
ceno (HCB). Exposición crónica de 5 días. Las barras indican los límites de con-
fianza a 95%. (Hernández, 2006).

Efecto de los contaminantes en las comunidades y ecosistemas

La ecotoxicología es una ciencia que ha crecido exponencialmente


debido al uso de modelos que ayudan a predecir el impacto de sus-
tancias químicas potencialmente peligrosas, introducidas cada año al
ambiente o que ya están presentes. En la actualidad, existe una he-
rramienta llamada Relaciones Cuantitativas de Estructura-Actividad
(RCEA) o Quantitative Structure-Activity Relationships (QSAR's) que
permite establecer, con base en la estructura química de un compues-
to, su actividad adversa en el ambiente de manera cuantitativa. Las
RCEA son una excelente herramienta de trabajo porque permiten de-
terminar, con cierto grado de certeza, el comportamiento de un tóxico
en el ambiente, con base en pocas características físicas, químicas o
biológicas de la sustancia o de los ecosistemas o poblaciones en donde
el tóxico es liberado. Al respecto, debe señalarse que la hidrofobia de
un compuesto orgánico es la característica molecular más importan-
te para determinar su comportamiento en sistemas acuáticos. Por lo
tanto, el coeficiente de partición octanol/agua se ha convertido en un
estándar universal para precisar la hidrofobia de un compuesto y su
capacidad de acumularse o no en ciertos sustratos.
En el caso de la bioconcentración (absorción de compuestos quí-
micos al interior de un organismo), las RCEA también han mostrado
ser una buena herramienta de predicción. En su forma más simple,
las RCEA usan un solo parámetro (como el coeficiente de fracciona-
miento octanol/agua) para definir la concentración de ese compues-
to en algún organismo determinado. La interpretación más sencilla
de la bioconcentración implica que los contaminantes disueltos se
dividen entre el agua y los componentes hidrófobos del organismo
(básicamente los lípidos), hasta que las tasas de absorción y elimina-
ción del organismo logran un equilibrio, resultando en una carga del

164 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


contaminante como producto de un estado estable. Muchos de los
resultados obtenidos experimentalmente concuerdan con los resul-
tados predichos por las RCEA, sin embargo, en algunos casos se han
encontrado desviaciones de varios órdenes de magnitud.
En el caso de los metales, y sobre todo para los animales, la bio-
concentración se expresa con una ecuación sencilla:

Factor de Bioconcentración (FBC) = Conc. Organismo/Conc. Medio.

Muchos de estos factores han sido descritos para animales de


varios grupos taxonómicos, especialmente acuáticos. Un ejemplo tí-
pico es el que encontraron Rubio-Franchini y Rico-Martínez (2008)
en la presa "El Niágara" (Aguascalientes, México). En este estudio,
que representa la primera evidencia contundente de biomagnifica-
ción (bioconcentración de contaminantes a través de la dieta) para
el plomo, se encontró que algunos organismos depredadores, parti-
cularmente el rotífero Asplanchna brightwellii, presentaron concentra-
ciones de plomo muy superiores a las de sus presas (los cladóceros
Moina micrura y Daphnia similis) (Cuadro 6-4). La presencia de indivi-
duos de Moina micrura en el tracto digestivo de este rotífero depreda-
dor, junto con los resultados de experimentos de laboratorio -en los
cuales se expuso a Asplanchna brightwellii a concentraciones altas de
plomo en ausencia y presencia de Moina micrura y al final se midieron
los niveles de plomo de los organismos expuestos-, permitió compro-
bar la hipótesis de biomagnificación que sugerían los resultados de
organismos colectados directamente en la presa.

Especies Nivel Trófico Factores de


Bioconcentración (FBC)
Asplanchna brigthwellii Depredador zooplanctónico 49,344 (n = 4)
Daphnia similis Hervívoro zooplanctónico 9,022 (n = 10)
Larva de Culex Depredador bentónico 285 (n = 2)
Ciclopoideo Desconocido zooplanctónico 17,224 (n = 6)
Moina micrura Hervívoro zooplanctónico 8,046 (n = 15)
Ostracodo Detritívoro bentónico 100 (n = 2)

Cuadro 6-4. Factores de bioconcentration (FBC) de las especies dulceacuícolas


más abundantes de la presa El Niágara, Aguascalientes, México (modificado de
Rubio-Franchini y Rico-Martínez, 2008). DE=Desviación estándar. "Zooplanctóni-
co, si vive en la columna de agua; * Bentónico, si vive en los sedimentos.

Los estudios de las respuestas de los ecosistemas a eventos de


contaminación son escasos en ecotoxicología. En algunos casos, los
trabajos pudieron hacerse gracias a que antes de que se presentara
la contaminación existía una base de datos del sitio de estudio, lo
que permitió compararlo antes y después del evento de contami-
nación. Al respecto, uno de los casos más publicitados y estudiados
es el daño que produjo el choque del buque petrolero Exxon Val-
dez (1989) sobre el ecosistema del Parque Nacional Prince William
Sound en Alaska. Existe una serie de documentos que describen los
pasos de la recuperación de los ecosistemas afectados. El derrame
inicial fue de 11 millones de galones de petróleo crudo y los estu-
dios hechos se han concentrado en los efectos sobre: aves, molus-
cos y mamíferos marinos y terrestres (Gobierno de Estados Unidos

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 165


de América, 1989). Estudios recientes sugieren que hasta ahora el
petróleo ha estado presente en el ecosistema y que muchas pobla-
ciones aún resienten los efectos del derrame.
Además de los estudios de recuperación de ecosistemas después
de derrames de petróleo, también existen trabajos sobre el efecto de la
acidificación de lagos y ríos, sobre todo en Escandinavia, en donde un
tercio de los lagos de Noruega habían perdido sus poblaciones de pe-
ces salmónidos debido a la lluvia acida (afortunadamente estos ejem-
plos dramáticos son escasos). Por la complejidad de los problemas
de contaminación ambiental, los ecotoxicólogos requieren de otras
herramientas para medir los efectos nocivos de los xenobióticos en
los ecosistemas. Éstas están representadas por los microcosmos y
mesocosmos descritos en párrafos anteriores.
Un ejemplo de los efectos nocivos que una sustancia tóxica
puede producir en un ecosistema es el reportado por Rico-Martínez
et al. (1998). En este estudio de microcosmo, se colectaron 100 li-
tros de agua de la presa Presidente Calles (Aguascalientes, México)
en 4 estaciones de colecta diferentes; con el agua se llenaron diez
acuarios que corresponden a cinco tratamientos (dos réplicas por
tratamiento): control, cobre 0.05 mg/L, cobre adición continua de
0.05 mg/L hasta llegar a 0.45 mg/L, cobre 0.20 mg/L y cobre 0.45
mg/L (los tratamientos de 0.05, 0.20 y 0.45 corresponden a adiciones
iniciales y únicas). Al inicio del trabajo (día 0), cada acuario tenía
una densidad media de zooplancton que oscilaba entre los 142-238
organismos/L (no hubo diferencias significativas entre las medias
de todos los tratamientos); sin embargo, al día 3 se presentó un des-
censo dramático y significativo (p < 0.05) entre la media del control
(185 organismos/L) y las medias del resto de los tratamientos (30-
70 organismos/L). Durante el experimento, también se observaron
diferencias significativas en los índices de diversidad de Shannon-
Weaver, entre el control y los diferentes tratamientos.
Otro de los parámetros muy útiles para definir la salud de un
ecosistema es la relación entre la fotosíntesis y la tasa de respira-
ción (F/R). En efecto, la productividad primaria de un ecosistema
es la tasa de adición de energía que proveen los organismos foto-
sintéticos. En este contexto, la tasa de respiración de un ecosiste-
ma es la pérdida de energía que resulta de diversos procesos de los
organismos que lo habitan. Esto es particularmente cierto para los
ecosistemas dulceacuícolas como los arroyos, en donde la tasa de
respiración es el resultado de la oxidación de la materia orgánica
por organismos que habitan el arroyo o cuerpo de agua a estudiar.
Por ello, el balance F/R valora la función de un ecosistema dulce-
acuícola. Si la tasa F/R es menor a 1 (la respiración es mayor que la
fotosíntesis) ese ecosistema requerirá de energía para mantenerse;
por el contrario, un ecosistema con una tasa alta F/R tendrá energía
para exportar a otros ecosistemas o podrá sustentar una comuni-
dad más diversa. Algunos xenobióticos pueden alterar esta relación
y provocar efectos adversos en un ecosistema que se pueden moni-
torear mediante la tasa F/R.

Estado de la ecotoxicología en México

En nuestro país, la ecotoxicología se encuentra en fase de desarrollo


y consolidación. Aun cuando existen grupos de investigadores que
abordan la problemática ambiental, tanto en estudios de campo
como de laboratorio, en la mayoría de los casos estas investigacio-

166 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


nes se ubican en el ámbito de la toxicología o a lo sumo de la toxico-
logia ambiental, ya que son incipientes y contadas las investigacio-
nes en las que el enfoque es realmente ecotoxicológico. Lo anterior
no demerita los esfuerzos ni la calidad de la información que se ha
generado sobre los efectos tóxicos de los contaminantes en ambien-
tes controlados, por el contrario, creemos que este antecedente es
necesario para dar el siguiente paso que se ubique plenamente en
el campo de la ecotoxicología.

a) Legislación ambiental y normas mexicanas

En México se tiene un retraso considerable en la inclusión de prue-


bas de toxicidad como complemento del esquema regulatorio am-
biental basado en criterios químicos, en el que se establecen con-
centraciones máximas permisibles que, a su vez, se fundamentan
en la inferencia de la toxicidad relativa de los compuestos químicos
y en el cumplimiento de estándares de calidad ambiental.
La evaluación de la respuesta biológica, indispensable para
confirmar la inocuidad de un efluente, muestra de agua o producto
químico (puro, mezclado o como producto comercial), por desgra-
cia no ha sido incluida plenamente en la Normatividad Ambiental
Nacional, pese a que en países industrializados son procedimientos
rutinarios bien integrados en el marco regulatorio. En nuestro país,
sólo tenemos tres protocolos de prueba que son de aplicación discre-
cional para descargas al medio acuático y no existe nada para evaluar
la toxicidad biológica en el suelo y en el aire. Los tres métodos de prueba
existentes, promulgados como Normas Mexicanas, se discuten amplia-
mente en el capítulo relativo a la ecotoxicología acuática de este libro.

b) Estudios e instituciones

Entre las instituciones nacionales que abordan estudios de toxici-


dad ambiental o que tienen que ver con la evaluación de efectos
sobre grupos particulares de organismos, se pueden reconocer dos
grandes vertientes: las Instituciones que realizan investigaciones
científicas sobre toxicología ambiental y ecotoxicología, indepen-
dientemente de que ofrezcan servicios de análisis de toxicidad am-
biental, y las instituciones dedicadas exclusivamente a la prestación
de servicios de análisis de toxicidad. En las primeras instituciones
existe personal altamente capacitado y, en muchos casos, con nive-
les de posgrado que desarrollan investigaciones científicas relevan-
tes, cuyos productos principales normalmente se contabilizan como
publicaciones científicas en revistas especializadas indexadas. Los
temas que se abordan son:
La propuesta de organismos de prueba alternativos, su selec-
ción y la caracterización de sus respuestas tóxicas a contami-
nantes químicos selectos.
La identificación de respuestas distintas a las tradicionales
(biomarcadores, indicadores de estrés oxidativo, evaluación de
biomoléculas relevantes, daños histológicos, inmunotoxicidad,
etcétera).
El estudio sobre la modificación de la respuesta tóxica propicia-
da por factores ambientales en mezclas de toxones (sinergias y
antagonismos) y cuando se presentan relaciones inespecíficas.
La determinación de los efectos tóxicos en comunidades de mi-
crocosmos ex situ.

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 167


El incremento de la información sobre los efectos tóxicos en
un gran número de especies, principalmente zooplanctónicas
dulceacuícolas.
Estas investigaciones científicas se realizan en diferentes uni-
versidades y centros de investigación, entre ellos: la Universidad
Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacio-
nal, la Universidad Autónoma de Aguascalientes, La Beneméri-
ta Universidad Autónoma de Puebla, la Universidad Autónoma
del Estado de México, la Universidad Autónoma del Estado de
Morelos, el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del
IPN (CINVESTAV), el Centro de Investigaciones Biológicas del
Noroeste. (Seguramente hay algunos más que trabajan sobre
este tema y que por desconocimiento no están incluidos en este
listado.)

En el segundo grupo se ubican, además de algunas de las ante-


riores, otras instituciones que solamente prestan servicios de aná-
lisis de toxicidad. De las primeras resalta la Escuela Nacional de
Ciencias Biológicas-IPN que ofrece este tipo de análisis desde hace
casi 20 años. De las dependencias que solamente prestan servicios
destacan el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, el Instituto
Mexicano del Petróleo, el Centro Nacional de Investigación y Capaci-
tación Ambiental (CENICA), además algunos laboratorios regionales
de la Comisión Nacional del Agua. En todas las instituciones que
realizan este servicio, la oferta sólo incluye las pruebas más comu-
nes, como la de toxicidad aguda con Daphnia magna, la de Vibrio
fischeri (Photobacterium phosphoreum) a través del paquete comercial
conocido como Micortox® y, en casos contados, también el ensayo
con la microalga Pseudokirchneriella subcapitata (antes Selenastrum ca-
pricornutum). Al respecto, se debe destacar el déficit de variedad de
pruebas para incluir las pruebas de toxicidad con peces referencia-
dos y, en general, es patente la ausencia de oferta con organismos
marinos con excepción de Artemia franciscana que, como se discute
en el capítulo siguiente, no es la mejor especie como organismo de
prueba para estos estudios.
También se debe mencionar que actualmente existen esfuerzos
coordinados por el Instituto Nacional de Ecología que ha convocado
a los expertos para tener una propuesta de baterías de bioensayos
(para ambientes acuáticos) y de procedimientos estandarizados para
evaluaciones del suelo. Se espera que, a la brevedad, los resultados
de estos trabajos puedan estar disponibles para su divulgación en
una publicación especializada.

c) Perspectivas y prospecciones futuras

La ecotoxicología es una disciplina científica de gran actualidad que


se ha fortalecido en muchos países. Constituye un elemento fun-
damental para entender los efectos en la estructura y función de
los ecosistemas y la movilidad (rutas, degradación, bioacumulación,
biotransformación y compartamentalización) de los contaminantes
con características tóxicas. Por ello, se ha establecido como área de
investigación en diversas instituciones de educación superior y cen-
tros de investigación. El cúmulo de información científica que se ha
generado en los últimos años demuestra el potencial de trabajo y la
consolidación de los especialistas quienes, en el futuro inmediato,

168 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


abordarán problemas torales de la ecotoxicología. En esta ruta, sin
embargo, no debe perderse de vista que éste es un proceso gradual y
que quizás la etapa inmediata sea la realización de ensayos multies-
pecíficos, incorporados en un esquema de batería, que proporcione
información sobre comunidades claves de diferentes ambientes.
También se deberá atender la carencia de opciones de organismos y
métodos de prueba para ambientes salobres y marinos.
Debido a la dinámica con que se atienden estos problemas de
investigación científica, es de esperarse que en una década nuestro
país cuente ya con propuestas de protocolos y que muchos de ellos
hayan sido incorporados, no como procedimientos discrecionales,
sino como pruebas obligatorias que estén incluidas formalmente en
el marco normativo ambiental. Para entonces, se tendrá un avance
cualitativo en el que muchos de los resultados de la investigación
científica serán convertidos en metodologías controladas y sistemati-
zadas, que podrán ser realizados por personal técnico especializado.

ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 169


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ECOTOXICOLOGÍA GENERAL 171


ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 7
Dr. Fernando Martínez-Jerónimo
Escuela Nacional de Ciencias Biológicas-IPN

Dr. Roberto Rico-Martínez


Universidad Autónoma de Aguascalientes
Introducción El agua es un recurso natural, limitado y renovable, indispensable para
el mantenimiento de la vida en el planeta Tierra. Aun cuando a nuestro
hábitat se le conoce como "planeta azul", ya que visto desde el espacio
exterior es la coloración dominante que muestra debido a las grandes
masas oceánicas; lo cierto es que, como parte de la hidrosfera, el agua
dulce constituye la minoría (menos de 2.5%) y la cantidad accesible
para consumo directo es aún menor (0.77%). El agua es una sustancia
química de comportamiento "anómalo" pues presenta propiedades y
características no esperadas, pero explicadas por su estructura química
molecular. Es el principal constituyente de la materia viva y el medio
que permite que se desarrollen todas las reacciones y procesos quími-
cos y bioquímicos que posibilitan la persistencia de la vida en la Tierra.
En este contexto, si consideramos que la ecotoxicología estudia los
efectos nocivos de las sustancias químicas sobre los ecosistemas; de
manera particular, la ecotoxicología acuática analiza los efectos adver-
sos de los xenobióticos sobre los ecosistemas acuáticos.

Propiedades físico-químicas del agua

La molécula de agua es un dipolo con cargas positivas y negativas bien


diferenciadas que son propiciadas por la atracción del átomo de oxíge-
no por los electrones compartidos en los enlaces covalentes, mediante
los cuales se une a los átomos de hidrógeno. Esto hace que se forme
un ángulo de aproximadamente 104° entre los átomos de H y el áto-
mo de O, generándose entonces una carga positiva en el área donde se
concentran los hidrógenos y una carga negativa en el extremo opuesto.
Este dipolo también propicia que se formen enlaces de menor duración
entre las moléculas adyacentes, conocidos como puentes de hidrógeno.
La estructura polar y la presencia de estos enlaces temporales ayudan
a explicar muchas de las propiedades físico-químicas de la molécula
de agua, entre las que cabe destacar su alta capacidad calórica, sus al-
tos valores de calor de fusión y vaporización, la tensión superficial, su
densidad variable con respecto a la temperatura, la capilaridad y sus
propiedades como solvente universal.
La capacidad calórica de una sustancia es la cantidad de energía
que se requiere para incrementar la temperatura de un gramo de esa
sustancia, en condiciones estándar, en un grado centígrado. En el

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 175


caso del agua, los enlaces por puente de hidrógeno mantienen co-
hesionadas sus moléculas, por lo que se requiere aplicar una canti-
dad considerable de energía (4.2 J-1 g-1 °C-1) para lograr incrementar
su temperatura. El agua requiere asimismo una gran cantidad de
energía para lograr el cambio de estado, sea de sólido a líquido (calor
de fusión=335 -1 g-1 °C-1), o para pasar del estado líquido al gaseoso
(calor de vaporización=2,453 -1 g-1 °C-1). En ambos casos, nuevamente,
se puede explicar este comportamiento "anómalo" como una carac-
terística físico-química de esta sustancia excepcional, propiciada por
el diferencial de carga de la molécula y la dinámica formación de
enlaces por puente de hidrógeno.
La tensión superficial se debe a la atracción entre las moléculas
de agua (por los puentes de hidrógeno) que se propicia en el medio
acuoso en la interfase con la atmosfera, lo que permite la formación
de una barrera física que hace hasta cierto punto infranqueable su
penetración. Esta barrera permite el desarrollo de formas de vida que
exclusivamente persisten sobre esta película, como algunos insectos
y una comunidad acuática considerada como parte del plancton y
que es conocida como pleuston.
Todas las sustancias líquidas muestran una relación inversa en-
tre la temperatura y la densidad que presentan, de esta manera, a
medida que aumenta la temperatura disminuye la densidad y vice-
versa, es decir, conforme se reduce la temperatura la densidad del
líquido aumenta. Lo anterior es válido para el agua pura (hasta cier-
to punto), pues la máxima densidad se observa aproximadamente a
los 4 °C, pero a partir de este valor, conforme sigue reduciéndose la
temperatura, la densidad invierte su tendencia de cambio hasta que
a los 0 °C, cuando ocurre el cambio de estado, la densidad del agua
cae abruptamente hasta un valor inferior a 0.92 g ml-1, lo que permite
entender que el hielo flote sobre la masa de agua. Esta característica
evita que un cuerpo de agua natural se congele por completo, ya que
una vez que ocurre la solidificación, la barrera de hielo que se for-
ma evita que continúe disminuyendo la temperatura del agua con el
consecuente cambio de estado. Este fenómeno se explica en función
de la estructura laxa adquirida por la conformación tetraédrica entre
las moléculas de agua adyacentes, la cual deja espacios internos y
hace que también el volumen del líquido se incremente.
Las características del agua como solvente universal se deben a
su baja capacidad de ionización (a 20 °C hay una sola molécula ioniza-
da por cada 1x107 moléculas de agua) y a su fuerte dipolaridad, lo que
permite que se puedan solubilizar sustancias inorgánicas y orgánicas.
En el caso de las sales minerales, el dipolo del agua favorece la sepa-
ración de cationes y aniones, mantenidos en esa condición gracias a
que ambas formas iónicas son rodeadas por moléculas de agua, que se
asocian mediante las cargas positivas o negativas del dipolo.
El agua no sólo disuelve sales y otros compuestos químicos,
sino que también permite la solubilización de gases, como el oxíge-
no (O2) que es fundamental para la respiración de los organismos
aerobios. En este sentido, se debe recordar que la capacidad para
solubilizar los gases (ejemplo, el O2) mantiene una relación inversa-
mente proporcional con la temperatura, la concentración de solutos
en el agua y la presión barométrica; estas condiciones permiten que
se establezcan valores máximos de solubilidad, o valores de satu-
ración, que representan la concentración máxima de O2 que puede
encontrarse en una muestra de agua, dependiendo de los valores en
los factores antes mencionados.

176 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Otros gases como el bióxido de carbono (CO2) también se pueden
solubilizar pero, a diferencia del O2 que siempre se mantiene como
gas, el CO2 presenta una serie de reacciones con el agua que modifican
el valor del pH y establece una relación de equilibrio entre diferentes
formas químicas (CO2, HCO3-, CO3=). Esto también es importante para
la biota acuática, pues influye sobre las formas de carbono inorgánico
disponibles para su consumo por los productores primarios.

El ciclo hidrológico

El agua en su conjunto constituye lo que se denomina hidrosfera,


sector ambiental en el que se da una circulación muy dinámica y que
interactúa con la litosfera y la atmosfera. Los principales reservorios
del agua son las masas oceánicas y las masas polares, que pese a te-
ner tiempos de retención y tasas de recirculación de varios centena-
res o incluso miles de años, lo cierto es que están inmersas en una di-
námica de flujo con otros compartimentos de mayor movilidad, como
el agua de la atmosfera. Los otros componentes de la hidrosfera son
los cuerpos de agua epicontinentales (lagos y ríos), el agua del suelo y
los mantos freáticos (estos últimos los más importantes como fuente
de abastecimiento de agua dulce para consumo directo). El agua cir-
cula de manera cíclica por todos los compartimentos mencionados y
la movilidad que tiene en la atmosfera es la principal responsable de
los fenómenos meteorológicos que conducen a su distribución des-
igual en las masas continentales. Por ello, existen áreas con valores
altos de precipitación pluvial mientras que en otras la precipitación
puede ser mínima o nula.

El agua como recurso

Dado que el agua es un elemento indispensable para la vida, en años


recientes se ha convertido en un factor de desarrollo y en un elemento
preciado que genera disputas y conflictos en diferentes escalas:
local, regional, nacional e internacional. En efecto, el agua no sólo es
requerida para su consumo directo por el humano y por cualquier
forma de vida sobre la tierra, sino que además es demandada por
las actividades productivas desde las básicas, como la agricultura y
la ganadería, hasta las de transformación, como la industria. A nivel
mundial, la agricultura y la industria consumen la mayor cantidad
del agua disponible, aunque el porcentaje relativo para cada activi-
dad varía en los países en función de su grado de desarrollo indus-
trial. Por ello, es de fundamental importancia entender y afrontar la
problemática relacionada con el uso y modificaciones en la calidad
del agua, principalmente en lo relativo a la contaminación de este
recurso, las maneras de evitarla o reducirla y la necesidad de aplicar
tecnologías que permitan su depuración. Esto tiene que estar estre-
chamente ligado con el uso adecuado del recurso, con la aplicación
de sistemas de tratamiento, con medidas que ayuden a la recarga de
mantos freáticos (principalmente en zonas de alta demanda, como las
áreas urbanas) y con la aplicación de otras medidas, como la conser-
vación de cuencas y el control de la deforestación. La persistencia de
los grandes núcleos de población y de la vida humana en general,
depende en buena medida de las acciones que se tomen para usar
racionalmente este recurso y garantizar su suministro, en cantidad y
calidad, para todos los habitantes de este planeta.

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 177


Capacidad de asimilación en los ecosistemas acuáticos

Los ecosistemas acuáticos tienen una estructura compleja y, como el


resto de los sistemas ecológicos, presentan flujos unidireccionales de
energía y flujos cíclicos de materiales que, a través de los ciclos bio-
geoquímicos, permiten que los compuestos de la materia orgánica se
puedan degradar a formas minerales simples para, posteriormente,
ser reintegrados a través de los productores primarios a la materia
orgánica viva. El atributo de los ecosistemas de mantener su homeos-
tasia y tener resiliencia les permite, dentro de ciertos límites, sopor-
tar impactos causados por la introducción de materiales exógenos
que pueden ser incorporados en este flujo dinámico de materiales.
Éste es el principio de la capacidad autodepurativa que, a su vez, está
relacionada con la capacidad asimilativa de los ecosistemas, lo que
les permite amortiguar el impacto de la introducción de contaminan-
tes químicos.
La capacidad asimilativa de los ecosistemas ha sido definida
de acuerdo a diferentes criterios, predominando el enfoque de la
ingeniería sanitaria y civil, como "la capacidad de los ecosistemas
acuáticos para asimilar materiales orgánicos que demandan oxíge-
no para su degradación, sin reducir la concentración de oxígeno di-
suelto por debajo de un nivel umbral arbitrario". Según este concep-
to, los ecosistemas pueden tolerar la incorporación de sustancias
orgánicas susceptibles de degradarse en presencia de oxígeno, hasta
un nivel tal en el que no se abata el oxígeno disuelto por debajo de
una concentración que arbitrariamente se determina. Al respecto,
y completando esta idea, se considera que se genera un impacto
negativo (contaminación de ese ambiente) cuando se rebasa este
nivel, pues por arriba de éste el ecosistema tendría la capacidad de
asimilar tales materiales sin reflejar efectos negativos. Como una
forma de poder caracterizar la propiedad del ambiente de amor-
tiguar los impactos producidos por la introducción de materiales
contaminantes (en este caso, de naturaleza orgánica y de fácil de-
gradación), esta definición pudiera ser útil; sin embargo, es limitada
por basarse en límites arbitrarios que pudieran estar sujetos a inte-
reses no necesariamente orientados a la protección del ambiente.
En un contexto más ligado al aspecto ecológico, esta caracte-
rística ha sido definida como "la capacidad de un ecosistema para
asimilar materiales orgánicos sin modificar la estructura y función
de ese ecosistema". Sin embargo, a pesar de que esta definición con-
ceptualmente representa una forma más objetiva de determinar esta
propiedad de los ecosistemas, desde un punto de vista práctico pu-
diera ser más difícil de evaluar, ya que los parámetros o medidas que
pudieran reflejar alteraciones en la estructura y función son diversos
y, en ocasiones, más difíciles de interpretar que un parámetro simple
como la concentración de oxígeno disuelto. De cualquier forma, se
requiere de una cuantificación objetiva y, sobre todo, apegada a las
características reales de asimilación de los impactos que los ecosiste-
mas acuáticos pueden tener, considerando que cada cuerpo de agua
es único y que no es posible generalizar sobre sus características.

Contaminación acuática

La contaminación del agua representa en la actualidad uno de los


principales problemas ambientales a nivel mundial, que limita la dis-
ponibilidad de este recurso vital y que amenaza el desarrollo y la per-

178 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


sistencia de poblaciones humanas en diferentes regiones del planeta,
principalmente en los países en vías de desarrollo. Conceptualmente,
la contaminación ambiental es el resultado de la actividad humana,
por lo que su origen es antropogénico. Sin embargo, en los sectores
académicos aún hay quienes piensan que también ocurren procesos
de "contaminación natural"; por ejemplo, la emisión de gases tóxi-
cos con una erupción volcánica. Al respecto, se debe considerar que
pese a los impactos directos que estos fenómenos naturales pudieran
ocasionar, o que pudieran contribuir al deterioro de una condición
ambiental local o regional, es incorrecto considerar a éstos como con-
taminación ambiental. Como soporte de este argumento se puede
señalar lo siguiente: "la normatividad ambiental en diferentes partes
del mundo, cuyo propósito es regular y/o disminuir los impactos de
la contaminación en el ambiente, tiene como tareas identificar las
fuentes generadoras de contaminantes ambientales, reconocer los ti-
pos y cuantificar las cantidades de contaminantes que aportan y, en
función de estándares de calidad ambiental, establecer límites que
normalmente se relacionan con procesos de depuración o tratamiento
de las emisiones, descargas o producción de residuos."
En este contexto, cuando no se cumplen los estándares o los lí-
mites establecidos en la normatividad, entonces procede la aplica-
ción de sanciones económicas o la prohibición total, parcial o defi-
nitiva para continuar operando. Esto obliga a la parte responsable a
aplicar mejoras en sus procesos, como reducir sus emisiones y pro-
ducción de desechos y aplicar sistemas de tratamiento y depuración,
a costos que se comparten o trasladan directamente a los usuarios/
consumidores. Cuando nos enfrentamos, por ejemplo, a una erup-
ción volcánica, a nadie se le ocurriría aplicar sanciones a la gene-
radora de esta "contingencia", que es la naturaleza; y aún sería más
descabellado pensar en "clausurar" la fuente generadora. Por lo tanto,
la caracterización de la contaminación ambiental como un proceso
antropogénico permite identificar los orígenes y orientar los recursos
y esfuerzos tecnológicos para lograr una disminución en los impactos
que pudieran generarse en el ambiente.

Definiciones y conceptos

Un aspecto interesante a discutir es el relativo a la identificación de


los desechos o residuos que se pueden dar en un proceso producti-
vo, de prestación de servicios, en el ámbito doméstico o a nivel mu-
nicipal, para poder reconocer si son contaminantes ambientales o
sólo se trata de desechos. Este punto, que pudiera resultar confuso
o prestarse a interpretaciones distintas, ha sido resuelto de manera
sencilla en países de habla inglesa con dos términos que identifican
esta situación: contaminant es cualquier residuo, desecho o subpro-
ducto liberado al ambiente por las actividades humanas, y pollutant
es un contaminante que produce efectos nocivos en los sistemas bio-
lógicos. Es decir, un contaminant es un desecho que sólo se considera
pollutant cuando produce daños. De esta manera, se tiene asociado
un criterio adicional que tiene que ver con la cantidad del residuo o
desecho que puede estar presente en el ambiente (por acumulación
o por la cantidad liberada), y que es capaz de generar una respuesta
biológica de daño; recientemente, esta diferenciación ha sido aborda-
da por otros autores.
En lengua española, el término contaminante se refiere a cual-
quier desecho generado por las actividades humanas que es capaz

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 179


de producir efectos biológicos, mientras que los términos polutante
y polución son anglicismos, cuyos significados en nuestro idioma son
completamente distintos, particularmente el del segundo de ellos.
Por ello, ambos son incorrectos para referirse a la contaminación am-
biental.
Tomando en cuenta los aspectos antes señalados y de mane-
ra práctica, la contaminación ambiental puede ser definida de la
siguiente manera: "es la introducción en el ambiente, como resul-
tado de actividades antropogénicas, de cantidades significativas
de sustancias no naturales, o concentraciones anormalmente al-
tas de sustancias naturales o formas de energía (por ejemplo, la
energía calórica o nuclear), en niveles que afecten la salud y el
desarrollo de los seres vivos, alteren la estructura y función de los
sistemas ecológicos y las características del ambiente, o dificulten
el aprovechamiento de los recursos naturales".
En esta definición se incluyen los elementos principales que de-
terminan la contaminación ambiental: 1) su origen (antropogénico),
2) la posibilidad de que sea producida por materiales naturales o sin-
téticos (xenobióticos) e 3) implícitamente se asume que hay niveles/
umbrales para determinar la presencia de un efecto de contamina-
ción, además, 4) se incluye a la energía como un contaminante am-
biental. En esta definición también se ha eliminado el aspecto an-
tropocéntrico para definir a los efectos ambientales e incorporar los
daños sobre otras formas de vida y sistemas ecológicos. En este punto
también es conveniente distinguir la contaminación ambiental (cir-
cunscrita en este capítulo a los ambientes naturales) de otras formas
de contaminación, como la auditiva, la visual, de alimentos, etc., que
si bien no son menos importantes, son materia de estudio de otras
disciplinas. Por ello, en lo sucesivo, cuando se hable de contaminan-
tes o de contaminación, para simplificar, nos estaremos refiriendo a
los contaminantes químicos o a la contaminación ambiental.
La principal forma de contaminación de los ecosistemas acuáti-
cos y de los recursos hídricos se produce por las descargas de aguas
contaminadas de fuentes diversas. El agua usada con diferentes pro-
pósitos (hogares, industria, actividades agrícolas y ganaderas, etc.) se
transforma en agua residual, que se diferencia del agua de abasto por
la modificación de su calidad física y/o química, principalmente por la
adición de materiales de desecho que utilizan el agua como vehículo
de eliminación. Otras formas de contaminación del agua se dan por
arrastres del agua de lluvia (de manera directa por su escurrimiento
en cuencas de captación o por lixiviación hacia los mantos freáticos),
por actividades de transporte o como derrames accidentales.
Las fuentes de contaminación del agua se pueden agrupar de la
siguiente manera: 1) descargas de aguas residuales de origen diverso,
como el doméstico, industrial, urbano, agrícola y pecuario; 2) descar-
gas de aguas residuales de manejo diverso, como puntuales, difusas,
continuas e intermitentes; 3) precipitación de la atmosfera (líquida,
sólida y partículas); 4) arrastres y escorrentías en la cuenca; 5) trans-
porte marítimo de pasajeros y mercancías; 6) explotación y aprove-
chamiento de recursos; 7) accidentes relacionados con la industria
petrolera; 8) descargas de plantas de tratamiento, y 9) lixiviación y
percolación.

180 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Clasificación de los contaminantes

La clasificación de los contaminantes que afectan a los ecosistemas


acuáticos es útil, ya que al agruparlos se puede caracterizar sus im-
pactos y así proponer medidas generales de prevención y control,
aunque sin perder de vista que, aun dentro de las categorías que se
pudieran establecer, indudablemente se pueden distinguir diferen-
cias en sus efectos sobre los sistemas biológicos. Los grupos princi-
pales de contaminantes que se pueden reconocer son: 1) residuos
con demanda de oxígeno, 2) organismos patógenos, 3) nutrientes ve-
getales, 4) sustancias químicas inorgánicas y orgánicas, 5) partículas
sedimentables, 6) compuestos orgánicos sintéticos, 7) petróleo e hi-
drocarburos, 8) materiales radiactivos y 9) calor.

Principales efectos de los contaminantes en los ambientes acuáticos

Aunque los contaminantes acuáticos con frecuencia tienen modos


de acción que no necesariamente producen respuestas simples, en
general es posible reconocer grandes efectos que se pueden agrupar
en las siguientes categorías: 1) aumento en la demanda bioquímica
de oxígeno, 2) disminución en la concentración de oxígeno disuelto,
3) propagación de enfermedades e infecciones, 4) aumento en la con-
centración de sólidos disueltos, coloidales y suspendidos, 5) daños en
diferente magnitud a individuos, poblaciones, comunidades y ecosis-
temas, incluyendo los considerados como recursos acuáticos (princi-
palmente de tipo pesquero), por la acción específica de contaminan-
tes químicos capaces de generar respuestas tóxicas, 6) acidificación
por lluvia acida y 7) eutrofización. A continuación se presentan, de
manera más detallada, los principales tipos de contaminantes acuá-
ticos y se abordan los principales efectos biológicos que producen.

Contaminación orgánica

Este tipo de contaminantes incluyen principalmente a los materiales


contenidos en las descargas de aguas residuales de tipo doméstico,
aunque también contribuyen de manera importante las descargas
de agroindustrias y de actividades avícolas y pecuarias. Estos conta-
minantes que se liberan como desechos incluyen excretas líquidas y
sólidas, así como residuos de alimentos, rastrojos y desechos de ori-
gen animal y vegetal, los cuales se clasifican en dos grandes grupos:
materiales orgánicos y contaminantes biológicos, que por sus carac-
terísticas de interacción biológica se consideran como patógenos.

Contaminantes con demanda de oxígeno

Es materia orgánica no tóxica, de fácil degradación y que, por lo mis-


mo, sirve de sustrato que promueve el rápido crecimiento microbia-
no (fuente de carbono y de nitrógeno), consumiendo el oxígeno di-
suelto en el agua para su degradación mediante procesos oxidativos
que conducen idealmente a la mineralización de la materia orgánica.
Durante este proceso y, dependiendo de la cantidad de materia or-
gánica que ingresa como contaminante, con frecuencia se abate la
concentración de oxígeno disuelto, cambiando el ambiente de una
condición aerobia a una anaerobia en la que no es posible realizar
la mineralización completa de la materia orgánica, ocasionando su
acumulación y el deterioro adicional de la calidad del agua.

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 181


Cuadro 7-1. Productos de degradación de la materia orgánica en diferentes
condiciones.

Dependiendo de las condiciones de transformación bacteriana


de la materia orgánica, se obtienen diferentes productos finales que
se muestran en el Cuadro 7-1, en la que además se incluye a los pro-
cesos que operan en cada condición.
Para medir la contaminación por desechos orgánicos se consi-
deran buenos indicadores la cantidad de oxígeno disuelto en el agua
y la Demanda Biológica (o bioquímica) de Oxígeno. La Demanda Bio-
química de Oxígeno (DBO5) mide el consumo de oxígeno por la des-
composición bacteriana de la materia orgánica biodegradable; ade-
más, es una estimación cuantitativa de la contaminación del agua
por estos materiales que se expresa como la cantidad de oxígeno di-
suelto (en mg/L) que se consume conforme se degradan los desechos
orgánicos por la acción de la microbiota. Se determina midiendo la

Cuadro 7-2. Valores característicos de Demanda Bioquímica de Oxígeno


(DBO5) para diferentes tipos de agua.

reducción del oxígeno disuelto en la muestra de agua (a partir de una


concentración inicial), en un periodo de 5 días (en la oscuridad), a
temperatura de 20 °C. El Cuadro 7-2 muestra intervalos de valores tí-
picos de DBO5 para diferentes condiciones de calidad de agua dulce.
La DBO5 es una medida importante que determina la cantidad
de oxígeno requerida para degradar aeróbicamente a la materia or-
gánica fácilmente degradable, pero no toma en cuenta a otros conta-
minantes orgánicos que, aun cuando sean susceptibles de oxidarse,
requieren de mayor tiempo (son de más difícil biodegradación). Para
determinar todos los contaminantes de naturaleza orgánica se utili-
za como indicador de la magnitud de la contaminación al parámetro
conocido como Demanda Química de Oxígeno (DQO), que se define
como "la cantidad de oxígeno necesaria para oxidar químicamente a
todos los materiales orgánicos y, en general, todo compuesto quími-
co oxidable presente en una muestra de agua". Se determina como
la cantidad de oxígeno consumida para oxidar químicamente en un
medio ácido y con un oxidante químico fuerte (que normalmente es
el dicromato de potasio), los materiales oxidables contenidos en el
agua, en un término de tres horas.
Normalmente la DQO guarda una buena relación con la DBO5 y
con frecuencia es una medida preferida, pues se puede determinar en

182 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


menor tiempo; sin embargo, debe tomarse en cuenta que la DQO
no diferencia entre materia biodegradable y la que no lo es, ade-
más no suministra información sobre la posible velocidad de de-
gradación en condiciones naturales.

Contaminantes patógenos

Son los diferentes tipos de bacterias y virus que causan enfermeda-


des como el cólera, tifus, gastroenteritis diversas, hepatitis, así como
las formas de propagación de parásitos de diferentes grupos taxonó-
micos y de estructura biológica diversa (desde protozoarios, como las
amibas, hasta metazoarios, como algunos gusanos y vermes). Estos
contaminantes son una de las principales causas de mortalidad in-
fantil, por el consumo de agua contaminada, principalmente en los
países en vías de desarrollo. Normalmente estos agentes patógenos
llegan al agua en forma activa, o como estructuras de resistencia y de
dispersión, a través de las heces y otros restos orgánicos que produ-
cen los organismos infectados (humanos y animales). Su presencia
en las aguas se infiere de manera indirecta, a través de la determina-
ción del número de bacterias coliformes fecales que, en general, son
microorganismos inofensivos para el humano y forman parte de la
microflora que reside en el intestino de humanos y animales, por lo
que abundan en la materia fecal.

Contaminación por nutrientes inorgánicos

Se refiere principalmente a la incorporación de sales minerales de ele-


mentos que, como el Nitrógeno (N) y el Fósforo (P), son nutrientes esen-
ciales para la realización de la fotosíntesis en los productores primarios.
Estos elementos (N y P) se consideran prioritarios, ya que, además de
ser esenciales, con frecuencia son los macronutrientes limitantes de
la productividad primaria en los ambientes acuáticos. Por ello, al ser
incorporados a los ecosistemas acuáticos promueven el crecimiento
poblacional del fitoplancton, principalmente, lo que puede conducir a
una situación de deterioro ambiental conocida como eutrofización. Es-
tos contaminantes se originan de actividades agrícolas, pero también
contribuyen a su formación el uso de detergentes (por la incorporación
de fosfatos en su formulación) y la liberación de aguas residuales con
tratamiento secundario, ya que la mineralización de la materia orgáni-
ca acumula cantidades importantes de nitratos y fosfatos.
Una de las principales consecuencias de la incorporación de nu-
trientes vegetales en el ambiente acuático es la promoción del cre-
cimiento explosivo de los productores primarios (principalmente mi-
croalgas y cianobacterias), los cuales contribuyen al deterioro de la
calidad del agua y, eventualmente, a la desaparición de tales ecosiste-
mas, por ejemplo, en lagos y reservorios acuáticos. En efecto, cuando el
fitoplancton prolifera de manera masiva disminuye la transparencia
del agua, aumenta la cantidad de sólidos en suspensión y se generan
condiciones anóxicas durante las horas de oscuridad, ya que en esos
momentos no hay fotosíntesis ni liberación de oxígeno al medio, lo que
ocasiona que se abata la concentración de O2. Esta biomasa tampoco
puede ser consumida por los filtradores o consumidores primarios,
pues con frecuencia predominan formas de crecimiento que recurren
a ecoestrategias para garantizar su persistencia en esas condiciones
ambientales, tales como la producción de mucilago, el crecimiento
en colonias (filamentosas o como agregados) y la formación de natas

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 183


("scums"), que dificultan o imposibilitan su consumo (sin considerar
que muchas veces las especies dominantes no presentan un balance
nutricional adecuado).
Lo anterior trae como consecuencia que se acumule esta biomasa,
entrando en procesos de descomposición (principalmente en los sedi-
mentos), consumiendo el oxígeno disuelto y evitando así su oxidación
completa, acumulándose en el fondo de esos ambientes. Otras con-
secuencias del proceso de eutrofización son la producción de olores y
sabores desagradables en el agua, así como la liberación de sustancias
con actividad biológica, como las toxinas producidas por algunas cia-
nobacterias (cianotoxinas); por lo tanto, cuando los mamíferos consu-
men esa agua contaminada se producen en ellos efectos tóxicos en la
piel, el hígado y el sistema nervioso. Por lo antes descrito, se requiere
controlar la contaminación del agua por nutrientes vegetales, no sólo
por cuestiones estéticas, sino también por los riesgos asociados para
la salud humana y la biota de esos lugares y áreas de influencia de su
entorno.

Contaminación por compuestos inorgánicos

En el rubro de los compuestos inorgánicos como contaminantes del


agua, es preciso considerar a todos aquellos materiales que son libera-
dos principalmente como resultado de las actividades industriales.

Partículas

La industria puede incluir en sus descargas de aguas residuales par-


tículas inorgánicas que pueden tener características abrasivas, que
pueden aumentar la turbidez del agua y que terminarán por asen-
tarse y acumularse en los sedimentos de los ecosistemas receptores,
por ejemplo, las arcillas y las partículas minerales que son arrastra-
das por las corrientes superficiales en las áreas deforestadas y en
proceso de desertificación. Sus efectos incluyen la disminución en la
penetración de la luz, su acumulación en los sedimentos y la acción
de tipo abrasivo en las estructuras respiratorias de los organismos
acuáticos.

Ácidos y álcalis

La incorporación de ácidos y álcalis en las descargas de aguas resi-


duales está relacionada primordialmente con las actividades indus-
triales. Su impacto en el ambiente se manifiesta como un aumento o
reducción del pH del agua en los sistemas receptores, con consecuen-
cias negativas para la biota que normalmente sólo puede desarrollar-
se satisfactoriamente en intervalos de pH cercanos a la neutralidad.
Este tipo de impactos depende en buena medida de la magnitud y
características del sistema receptor, ya que pudiera haber capacidad
de amortiguamiento que redujera los efectos negativos.
De especial interés es la acidificación de los ecosistemas dulce-
acuícolas, principalmente los sistemas lénticos, causada por la lluvia
acida. El efecto ambiental de la deposición de sustancias acidificantes
de la atmosfera (lo que conocemos como lluvia acida) es un aspecto
que ha sido debatido ampliamente en los últimos 45 años. Al respecto,
la precipitación acida es definida usualmente como aquella que tiene
un pH menor de 5.65. Este pH representa el nivel de acidez que es
producido por el ácido carbónico (H2CO3) a su concentración de equi-

184 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


librio, lo que ocurre cuando el CO2 atmosférico a 350 atmósferas está
en contacto con agua pura.
La humedad atmosférica no representa agua pura. En algunas
áreas, debido a la acumulación en la atmosfera de sales de Mg+2 y Ca+2,
el pH del agua de lluvia puede ser mayor a 5.65. Sin embargo, en algu-
nos lugares remotos el pH es ácido en forma natural, como en la Isla
Ámsterdam del océano índico (pH 4.9), Poker Flats en Alaska Central
(5.0) y San Carlos en la Amazonia venezolana (4.8), entre otros.
En la atmosfera los cationes más abundantes son H+, NH4+, Ca+2,
Mg+ y Na+, mientras que los aniones que más proliferan son SO4-2, Cl- y
2

NO3". La acidez de la precipitación es debida a la presencia de los


hidrogeniones (H+) que disociados permiten que se cumpla el princi-
pio de conservación de la neutralidad electroquímica en soluciones
acuosas. Este principio señala que "el número total de equivalentes
de cationes debe ser igual al número total de equivalentes de aniones,
para que la solución acuosa carezca de una carga eléctrica neta". Este
principio fue usado para calcular el pH de la lluvia (antes de 1955)
cuando se estableció que las mediciones de pH no eran precisas.
El sitio en donde más se ha estudiado la lluvia acida es Hubbard
Brook, New Hampshire (EUA), donde la lluvia tiene un pH de 4.1-4.2
desde 1963. Esta precipitación acida se debe a las nubes contami-
nadas que provienen de las fábricas de Boston y Nueva York. Otras
áreas donde se han reportado estudios de lluvia acida producida por
nubes que han viajado desde zonas industriales muy lejanas son Ke-
jimKujik (Nueva Escocia) y Lethbridge (Alberta), ambas en Canadá.
En este caso se sospecha que las nubes fueron originadas en las zo-
nas industriales del norte de EUA y sur de Canadá. También se ha
estudiado la lluvia acida en Noruega, Finlandia y Suecia, países en
donde existen lagos, reservorios y fiordos con poca o nula capacidad
para amortiguar el pH. Por lo tanto, la lluvia acida es un fenómeno
muy relacionado con los patrones de los vientos.
En el suelo, la lluvia acida afecta la transformación del nitróge-
no y del azufre. Estos efectos han sido medidos como incrementos de
nitratos y sulfatos y como gradientes elevados de estos compuestos
en las zonas de precipitación de lluvia acida. La química de la pre-
cipitación es alterada en gran medida por las interacciones que se
llevan a cabo en la cuenca hidrológica, especialmente en ambientes
terrestres. Los procesos especialmente importantes son: el intercam-
bio iónico, la toma de nutrientes por las plantas (o al interior del
suelo) y las transformaciones por microbios y reacciones orgánicas.
Los efectos de la lluvia acida incluyen la destrucción de monu-
mentos y edificios históricos, la desaparición total de especies en-
démicas, cambios en las especies dominantes del fitoplancton, zo-
oplancton o en especies terrestres, etc. Al respecto, se ha reportado
que la acidificación reduce el número y la distribución de anfibios y
aves acuáticas. También se han encontrado cambios químicos que
originan la acidificación del suelo, así como de las aguas superficiales,
lo que conduce a cambios en la dinámica poblacional del plancton y
a la reducción en el número de especies bentónicas, desaparición de
especies de peces y otros organismos del necton. Entre los efectos po-
tenciales o directos en la vegetación se comprenden: incrementos del
contenido de azufre en las hojas, alteraciones en el funcionamiento
de las células guardianas del estoma, daños a la cutícula de las ho-
jas, cambios metabólicos que afectan la fotosíntesis y otros procesos,
alteraciones en la cantidad y tipo de los exudados de la raíz, e inter-
ferencia con la reproducción de la planta.

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 185


Es importante señalar que la lluvia acida es un problema inter-
nacional, ya que algunos países (Suecia, Finlandia y Noruega) han
demandado a otros (Inglaterra y Alemania) por la emisión de con-
taminantes atmosféricos. Incluso, existen cuotas para restringir la
emisión de los contaminantes más nocivos.

Metales pesados

Los metales pesados, de los compuestos inorgánicos, son los conta-


minantes ambientales de mayor importancia por su versatilidad de
uso en diferentes aplicaciones industriales y domésticas, así como
por los efectos que pueden tener para la biota en general. Se conside-
ran metales pesados los elementos de la Tabla Periódica que tienen
una densidad superior a 5 g/ml. No obstante que algunos de ellos, a
dosis bajas, son micronutrientes esenciales para un gran número de
especies (ejemplos, Zn, Cu, Fe, Co, Mo, Mn y V), en general, todos son
tóxicos a concentraciones relativamente altas y pueden bioacumu-
larse. Por ello, cada vez se pone más atención a sus efectos sobre la
biota silvestre.
Los efectos tóxicos de los metales son diversos, ya que pueden:
a) afectar la estructura y la función de las células, b) generar altera-
ciones fisiopatológicas graves, como la teratogénesis, la mutagénesis
y la carcinogénesis y c) conducir a la muerte celular. Existen casos
bien documentados de intoxicaciones masivas de humanos, como
los síndromes de Minamata e Itai-itai, para los casos del mercurio y
cadmio, respectivamente. En este contexto, como ya se señaló, mu-
chos metales se emplean con diferentes propósitos en la industria, la
agricultura, la producción animal y en actividades domésticas. Por lo
tanto, es importante conocer sus efectos nocivos y la forma de evitar-
los mediante la aplicación de sistemas de control y prevención de la
contaminación del agua por estos elementos.
Todos los metales existen de manera natural y pueden ser trans-
formados más allá de su condición elemental. Además, por su natu-
raleza, pueden movilizarse y circular entre la biosfera, la litosfera y
la hidrosfera a través de los ciclos biogeoquímicos. Cabe agregar que
algunos metales son de difícil solubilidad en el agua, pero, a pesar de
ello, son movilizados por la biota e incluso pueden ser transforma-
dos en formas orgánicas más tóxicas y bioacumulables, como es el
caso del Hg. Como consecuencia de su condición irreductible, pueden
transitar durante el proceso de depuración en las plantas de trata-
miento, siendo eliminados en el efluente depurado o permaneciendo
acumulados en los lodos o la biota de los sistemas de tratamiento. Por
lo antes expuesto, los metales pesados son de especial preocupación y
atención cuando se pretende controlar y reducir la contaminación de
los ecosistemas acuáticos.
Como un detalle adicional cabe agregar que el término metal pe-
sado, en alusión a su densidad y toxicidad, actualmente se encuentra
en discusión, pues según algunos autores esta clasificación carece de
sentido y puede prestarse a interpretaciones incorrectas. Por ello, su-
gieren emplear simplemente los términos metal o metaloide.

Contaminación por petróleo

En toda la historia moderna, pero sobre todo en la actual, el petróleo


cobra particular importancia como la principal fuente de energéti-
cos, lubricantes y materias primas para la industria de materiales

186 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


sintéticos. Esta mezcla compleja de hidrocarburos es el resultado de
procesos complejos de transformación de materiales orgánicos, en
condiciones extremas de presión y temperatura; posteriormente, y du-
rante miles de años (tiempos geológicos), se acumuló en yacimientos
en las masas continentales y por debajo de las aguas de los océanos,
de donde es extraído para su aprovechamiento. Las actividades pe-
troleras (exploración, perforación, extracción, transporte y refinación)
aportan grandes cantidades de contaminantes que afectan principal-
mente al suelo y al agua. En este contexto, son de especial relevancia
los fuertes impactos ambientales que se han producido por derrames
debidos a accidentes en pozos petroleros o en embarcaciones durante
el transporte. Cuando ocurre un derrame en ambientes acuáticos (pri-
mordialmente marinos), se pueden dar algunos o todos los procesos
de movilización y transformación que se describen en la Figura 7-1.

Figura 7-1. Rutas de movilización y transformación de los hidrocarburos


que siguen a un derrame de petróleo en el ambiente marino.

El riesgo para la biota acuática surge de los efectos nocivos que


se pueden dar tanto por la exposición directa a la mezcla compleja
de hidrocarburos, como por la exposición a lo que se conoce como
la fracción soluble en el agua. Por contacto directo, se tienen efectos
tóxicos sobre los epitelios y, en forma más específica, sobre la es-
tructura de las membranas celulares que puede ser degradada por
la acción de algunos hidrocarburos que actúan como solventes de
lípidos. También se sabe que pueden ocasionarse procesos de biocon-
centración y bioacumulación y movilidad de algunos hidrocarburos a
través de las relaciones tróficas. Además, se han documentado efec-
tos teratogénicos, mutagénicos y carcinogénicos.

Contaminación por compuestos orgánicos sintéticos

Desde hace décadas, muchos compuestos y principios activos que


tienen múltiples aplicaciones han sido el resultado de la síntesis quí-
mica (xenobióticos). En efecto, la síntesis de nuevos productos es una

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 187


actividad muy dinámica que aporta constantemente nuevas sustan-
cias al enorme número de las que ya existen. El riesgo del empleo de
estos nuevos productos radica en que, con frecuencia, se desconoce
al detalle sus características tóxicas para el ambiente, ya que, por
ejemplo, en sus esquemas de evaluación normalmente no se agrega
la determinación de sus efectos nocivos sobre la biota acuática. Por
ello, frecuentemente, estos productos generan problemas ambienta-
les graves porque además son difíciles de degradar y, cuando ingresan
al ambiente acuático, pueden ser altamente reactivos con la materia
viva, en la que se pueden acumular y producir efectos tóxicos.
Con lo anterior, no se pretende concluir a priori que todo xeno-
biótico es tóxico, aunque para descartar o confirmar lo anterior es
necesario realizar estudios sobre su posible toxicidad, degradabili-
dad, reactividad y su potencial de bioacumulación. En este contexto,
entre los xenobióticos que pueden ser considerados como los más
importantes por los volúmenes en que se producen, la frecuencia
de su uso y por sus efectos sobre el ambiente, se pueden señalar los
siguientes.

Detergentes

Con este nombre se denomina a una mezcla compleja de productos


de uso doméstico, industrial e institucional, con propiedades limpia-
doras y desinfectantes, que incluye un principio activo denominado
tensoactivo (o surfactante), más varios aditivos que contienen: fosfa-
tos (que permiten la acción del agente tensoactivo en aguas duras),
pigmentos, enzimas, perfumes, agentes abrillantadores, blanqueado-
res, etc. El principio activo o tensoactivo es una molécula sintética
derivada del petróleo, con una larga cadena hidrófoba y terminación
hidrófila, que puede ser de tipo aniónico, catiónico, no iónico o anfo-
térico. Su función es solubilizar la mugre o suciedad y mantenerla en
suspensión acuosa para poder ser eliminada de superficies o textiles,
logrando así su limpieza.
Con relación a la contaminación por detergentes, se pueden
reconocer dos de los principales impactos sobre el ambiente: 1) el
relacionado con la gran cantidad de fosfatos que contienen princi-
palmente las formulaciones de uso doméstico y 2) el relativo a los
efectos tóxicos del principio activo. En el primer caso, como ya fue
mencionado, los fosfatos son responsables del proceso de madura-
ción y envejecimiento de los ambientes acuáticos, a través del proce-
so de eutrofización. En el segundo caso, al poder disolver los lípidos,
actúan sobre los tejidos epidérmicos y dérmicos, así como sobre otros
tejidos expuestos, como las estructuras respiratorias de los organis-
mos acuáticos (branquias). Esto produce daños tópicos que generan
infecciones y ulceraciones y, cuando se dañan las estructuras de in-
tercambio gaseoso, se afecta la función respiratoria. Todos estos efec-
tos dañan a los organismos y, eventualmente, los pueden conducir a
la muerte.
Como ya se señaló en el Capítulo 4, la contaminación por de-
tergentes también produce la formación de espuma sobre los eco-
sistemas acuáticos, principalmente en corrientes y en sistemas con
turbulencia, lo que afecta la difusión de gases entre la atmosfera y
el agua, obstruye la penetración de la luz y afecta el crecimiento del
fitoplancton.

188 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Pesticidas

Los pesticidas son sustancias que se emplean para eliminar orga-


nismos indeseables en la producción de alimentos y la salud del hu-
mano. Este término genérico es más específico cuando se relaciona
con las especies u organismos blanco: insecticidas, fungicidas, ro-
denticidas, acaricidas, herbicidas, etc. Los insecticidas son de gran
importancia toxicológica por sus efectos negativos en la agricultura,
la ganadería, las actividades pecuarias, el aprovechamiento forestal y
el hogar, ya que varios insectos son importantes transmisores de en-
fermedades y contaminan los alimentos (cucarachas, moscas, mos-
quitos, pulgas, chinches, etc.). Por ello, no son extraños los enormes
esfuerzos que se han realizado para erradicar o al menos controlar a
esta fauna nociva. Sin embargo, en estos esfuerzos se han producido
importantes impactos sobre el ambiente, pues se han afectado no
sólo las especies útiles (como los polinizadores), sino también otras
muchas especies de grupos tan diferentes como los peces, las aves y
los mamíferos.
Los principales grupos de insecticidas sintéticos son los órgano-
fosforados, los organoclorados y los carbamatos (estos compuestos
son analizados con amplitud en el Capítulo 11). En cuanto a los efec-
tos nocivos sobre los ecosistemas acuáticos, debe señalarse que uno
de los principales y escasos ejemplos de biomagnificación se relacio-
na con el pesticida organoclorado Diclorodifenil-tricloroetano (DDT).
Por su efectividad, espectro de acción amplio y persistencia, el DDT
originalmente fue considerado como la solución para muchos de los
problemas ocasionados por los insectos. Sin embargo, con el paso del
tiempo, las características que lo hicieron un pesticida promisorio
(no selectivo y persistencia) fundamentaron el cuestionamiento de
su uso indiscriminado, porque aparecieron efectos nocivos en espe-
cies benéficas, se acumuló en los tejidos grasos de los mamíferos (in-
cluyendo al humano) y se bioacumuló afectando especies como las
aves marinas.
En la actualidad, el DDT es un plaguicida prohibido, aunque se
tiene conocimiento de que, al igual que otros insecticidas también
prohibidos, como el paratión etílico y el dieldrín, sigue siendo emplea-
do en regiones tropicales del mundo de países en vías de desarrollo.
La bioacumulación y la biomagnificación del DDT han sido bien do-
cumentadas y representan uno de los problemas de contaminación
acuática que mayores efectos negativos ha generado en el ambiente.

Bifenilos policlorados (PCB's)

Existen alrededor de 210 isómeros que son considerados como PCB's,


aunque comercialmente sólo se producen 50 de ellos. Los bifenilos
policlorados son compuestos orgánicos sintéticos con punto de ebu-
llición alto y son fluidos estables para la transferencia de calor. Estos
compuestos son muy estables, de difícil degradación, que se pueden
bioacumular y que producen efectos mutagénicos, teratogénicos y
carcinogénicos. La eliminación segura de estos productos, una vez
que se convierten en desechos, es uno de los problemas que en la
actualidad recibe mucha atención, por el riesgo que representan para
el ambiente y la salud humana.

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 189


Eutrofización

La eutrofización es el proceso por medio del cual los reservorios de


agua se vuelven más productivos debido al incremento de nutrientes
inorgánicos. Aunque existe una variación continua en la producción
biológica de los cuerpos de agua, éstos se agrupan en tres categorías:
1) eutróficos, que se caracterizan por sus niveles altos de producción
primaria y biomasa abundante que resulta de una gran disponibi-
lidad de nutrientes para los productores primarios, 2) mesotróficos,
que presentan una productividad primaria moderada y 3) oligotrófi-
cos o cuerpos de agua relativamente improductivos por su reducida
cantidad de nutrientes.
El signo más claro de la eutrofización creciente de un cuerpo de
agua es el aumento de la productividad primaria por los incrementos
en la producción fitoplanctónica. Los casos más severos se conocen
como florecimientos algales (algal blooms) que usualmente se aso-
cian a cambios en la composición de las especies, predominando los
grupos resistentes como el de las cianobacterias que, entre otras ca-
racterísticas, producen toxinas (cianotoxinas) que afectan a la biota
acuática, y son peligrosas por los efectos neurotóxicos, hepatotóxicos
y dermotóxicos que producen cuando los mamíferos (incluyendo al
humano) beben agua contaminada con estas toxinas.
Si bien se reconoce que la eutrofización es un proceso natural de
maduración de los sistemas lénticos, cuando este proceso se acelera
por causas antropogénicas, se denomina eutrofización cultural. Entre
las principales causas se pueden citar las actividades que incremen-
tan la incorporación de fosfatos y otros nutrientes en los cuerpos de
agua. La evidencia disponible sugiere que los efectos de la eutrofi-
zación de las aguas son similares en regiones árticas, templadas y
tropicales. Estos efectos incluyen:
• Cambios en la comunidad fitoplanctónica en los que las clorofi-
tas y diatomeas dejan su dominio a las cianobacterias o clorofitas
indeseables, produciéndose aguas turbias (poco transparentes) y
problemas de olor y sabor desagradables, incluido el riesgo de pro-
ducción de cianotoxinas
• Crecimiento desmedido de macrofitas indeseables (como el lirio
acuático) que, además de tener una elevada tasa de evaporación
y transpiración, contribuyen a la pérdida acelerada del agua y a
que los sistemas en que se desarrollan y predominan eventual-
mente se sequen.
• Agotamiento del oxígeno disuelto en las aguas profundas, cau-
sando eliminación masiva de la fauna béntica y de los peces.

Toxicología acuática

La toxicología acuática se deriva de la toxicología clásica y su desarrollo


es reciente. La toxicología clásica a su vez es una derivación de la farma-
cología y originalmente estaba fuertemente relacionada con ésta y enfo-
cada, principalmente, al estudio de los efectos de los fármacos y sustan-
cias tóxicas (venenos y toxinas principalmente) sobre el humano.

Definiciones y conceptos

La toxicología acuática está muy ligada a los efectos tóxicos que los
agentes contaminantes pueden generar. Conviene señalar que no to-
dos los contaminantes tienen características tóxicas, aunque se pue-

190 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


de afirmar que todas las sustancias tóxicas que ingresan a los ecosis-
temas acuáticos están relacionadas con procesos de contaminación
del agua. También es preciso aclarar que algunas respuestas de mor-
talidad de los organismos acuáticos no necesariamente se relacionan
con sustancias tóxicas, y que no siempre los contaminantes tóxicos
generan respuestas letales. En el primer caso tenemos la contamina-
ción por materia orgánica, con valores altos de DBO, que al degradarse
en el agua puede agotar el oxígeno disuelto y propiciar indirecta-
mente la muerte por asfixia de los organismos aerobios; ejemplo del
segundo caso son las concentraciones bajas de las sustancias tóxicas
que pueden generar respuestas subletales con efectos en el desarro-
llo y desempeño de los organismos.
El control de la contaminación del agua se basa en la definición
de objetivos de calidad ambiental (como las características desea-
das del agua para un propósito o aplicación determinada), lo que
se logra mediante el establecimiento de estándares de calidad am-
biental (ECA). Para el cumplimiento de estos estándares, específica-
mente en lo concerniente a sustancias tóxicas, se pueden seguir dos
procedimientos: el enfoque químico específico (EQE) y la evaluación
directa de la toxicidad (EDT). En el primer procedimiento, se asume
que cuantificando compuestos químicos específicos, para los cuales
se establece un límite máximo permisible o "nivel seguro", se puede
cumplir con los objetivos de la calidad ambiental.
Con frecuencia, estos límites se establecen bajo condiciones y
con especies que no necesariamente pueden corresponder a las que
se tiene localmente o que se pretende proteger; además, con este cri-
terio no es posible incluir a todos los elementos tóxicos ni a los com-
puestos químicos naturales y sintéticos que pueden estar presentes
en una descarga contaminante compleja. Por otra parte, mediante la
evaluación directa de la toxicidad se determinan las características
tóxicas reales (no potenciales o supuestas) de un efluente o descar-
ga, además es posible obtener información biológica sobre el cum-
plimiento o incumplimiento de un estándar de calidad ambiental.
Por lo tanto, la EDT representa un parámetro integrador que permite
incluir información sobre los efectos tóxicos generados por los com-
puestos presentes en la muestra analizada.
Ahora bien, el EQE es adecuado para efluentes sencillos, de compo-
sición bien definida, que contengan sólo sustancias para las que exista
información toxicológica adecuada y suficiente para fundamentar un
ECA. Para estos efluentes, las condiciones de descarga son simples y
su cumplimiento se puede evaluar mediante análisis químicos direc-
tos de analitos específicos. Sin embargo, el EQE puede ser insuficiente
para controlar los riesgos ambientales debido a que la calidad del agua
afecta la toxicidad (pH, temperatura, dureza, etc.); de esta manera, los
compuestos químicos pueden tener efectos diferentes en forma indi-
vidual y cuando se presentan en mezclas, y algunos toxones pueden
producir efectos en concentraciones inferiores a la capacidad de detec-
ción de los equipos y técnicas empleadas. Por otra parte, pueden ocurrir
transformaciones de distinta naturaleza que aumenten o reduzcan la
toxicidad de un compuesto, además de que normalmente las sustan-
cias químicas se distribuyen en los compartimientos del ambiente, por
lo que al hacer las determinaciones en el compartimiento inadecuado
o sólo en uno de ellos se pueden obtener conclusiones erróneas. Adi-
cionalmente, debe tomarse en cuenta que las concentraciones de un
compuesto químico pueden tener variaciones temporales en el espa-
cio, de tal manera que sólo los organismos vivos tienen la capacidad

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 191


de integrar los efectos tóxicos de exposiciones continuas y variantes,
lo que subraya la importancia de la EDT.
Abundando en las desventajas de basar los ECA solamente en el
EQE, se debe considerar que muchos efluentes contienen compuestos
químicos orgánicos que no son fácilmente identificables o cuantifi-
cables por las técnicas analíticas existentes y que, además, no existe
información toxicológica disponible para miles de xenobióticos de uso
cotidiano; desafortunadamente, cuando existe (pocos de los casos) no
es aplicable o extrapolable a las especies locales. Por lo tanto, la com-
posición compleja de muchos efluentes puede dificultar la aplicación
de los ECA, ya que éstos se establecen sobre la información toxicoló-
gica de compuestos aislados y no consideran las interacciones quími-
cas entre los componentes del efluente o con sustancias en las aguas
receptoras, ni las posibles interacciones sinérgicas o antagónicas entre
las sustancias en esas mismas descargas.
Considerando lo anterior, se puede afirmar que la EDT es indispen-
sable en la regulación y control de efluentes complejos, de composi-
ción indefinida y/o variable, que contengan sustancias poco conocidas
en sus efectos tóxicos y, además, es útil para descargas complejas que
incluyan sustancias para las cuales no exista información toxicológica.
Así, la EDT permite el control adecuado de las descargas de efluentes
de composición compleja, pues pondera los resultados de las interac-
ciones químicas y toxicológicas entre sus componentes, aun cuando
los contaminantes no puedan ser identificados o cuantificados por
técnicas químicas o instrumentales. Para su aplicación correcta, la
EDT requiere de protocolos estandarizados, y su inclusión en los ECA
no debe sustituir el proceso de adquisición programada de informa-
ción toxicológica de contaminantes específicos de alto riesgo, de pre-
sencia habitual o frecuente en las descargas contaminantes. Sin em-
bargo, no debe perderse de vista que la EDT es complementaria más
que sustitutiva del control químico específico y convencional.
Con base en lo anteriormente descrito, a continuación se des-
cribe la forma en la que se realiza la EDT, así como su importancia
y grado de desarrollo en nuestro país, aunque primero es necesario
hacer las siguientes precisiones:

Tóxico

Cualquier compuesto químico que al entrar en contacto directo con


un organismo le produce daños estructurales, alteraciones fisiológicas
e, incluso, la muerte, dependiendo de la concentración y del tiempo
de exposición. De acuerdo a esta definición, es importante considerar
que los efectos tóxicos de un contaminante químico o de cualquier
producto tóxico en general están determinados por dos componentes
principales: la concentración a la que se expone a un organismo y el
tiempo que dura la exposición. Por lo tanto, se pueden reconocer dos
grandes grupos de respuestas tóxicas en los organismos: agudas y
crónicas.

Respuestas agudas o letales

Se manifiestan como una respuesta inmediata del organismo al tóxi-


co o mezcla de tóxicos a los que ha estado expuesto. Usualmente pro-
ducen inmovilidad o muerte y, en el caso de los organismos acuáticos,
se expresan en menos de 48 h en invertebrados menores, o en menos
de 96 h en el caso de peces. Como ya se señaló, estos efectos agu-

192 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


dos se producen en exposiciones de corta duración y son útiles para
determinar las concentraciones letales. Sin embargo, tienen relati-
vamente poca relevancia ecológica, pues de no ser en eventos catas-
tróficos o accidentes (como un derrame de petróleo) no representan
una situación que ocurra frecuentemente en condiciones naturales,
por lo que esta información es difícil extrapolarla e interpretarla en
un contexto ecológico.
En la evaluación de la toxicidad aguda, se determina la Concen-
tración Letal Media (CL50) que es un parámetro importante en el análisis
de la toxicidad. La CL50 se define como la concentración de un com-
puesto, mezcla o producto formulado que produce 50% de mortalidad
en los organismos de prueba, en el tiempo de exposición establecido.
Cuando es difícil establecer si un organismo está muerto o solamente
inmovilizado, se puede utilizar la Concentración Efectiva Media (CE50),
que se define como la concentración de un compuesto, mezcla o pro-
ducto formulado que produce un efecto de manera efectiva (en este
caso, la inmovilización de los organismos de prueba) en 50% de los or-
ganismos expuestos. La CE50 también se emplea para referirse a otros
efectos distintos a la muerte o inmovilización, que no necesariamen-
te corresponden a respuestas de intoxicación aguda, como cuando se
evalúan efectos sobre la tasa de crecimiento poblacional, la concen-
tración de una macromolécula (como la clorofila en microalgas), etc.
En este último caso, la CE50 se refiere a la concentración del xenobió-
tico (s) que reduce en 50% la respuesta evaluada.
La CL50 y la CE50 con frecuencia se determinan mediante el método
Probit que requiere la solución de un algoritmo complejo, pues la
lógica para su determinación estadística supone una inferencia indi-
recta (el cálculo de una variable independiente a partir de la variable
dependiente). De acuerdo al método Probit, la relación dosis-efecto
se hace lineal graneando la mortalidad (variable dependiente-eje Y)
en unidades probit contra el logaritmo de la concentración del com-
puesto tóxico (variable independiente-eje X). Esto permite calcular
la CLB0 y su correspondiente intervalo de confianza (que presenta lí-
mites asimétricos por tratarse de una inferencia inversa). Como se
mencionó, el procedimiento estadístico es complejo, por lo que nor-
malmente se emplean programas (software) para realizar este cálculo
de una manera más sencilla.
La CL50 y la CE50 también se pueden calcular mediante una re-
gresión lineal simple, empleando los probits empíricos que se pueden
obtener de tablas disponibles en algunos protocolos de prueba (como
el de la USEPA, 2002) o mediante su cálculo: un probit es el inverso
de la distribución normal para el valor de porcentaje de mortalidad
(que se puede determinar a su vez de tablas estadísticas o mediante
programas de estadística u hojas de cálculo de paquetería comercial),
a cuyo valor se suma 5 para tener siempre valores positivos. De esta
manera, es posible determinar la regresión lineal de los probits empí-
ricos us el logaritmo de la concentración. Mediante este procedimiento
se puede determinar la significancia de la regresión, el coeficiente de
determinación (r2) y calcular la CLS0 (que es la que corresponde a un
valor de unidades probit de 5), mediante inferencia inversa, aunque
no es posible determinar los límites de confianza ni la adecuancia de
los datos para ser evaluados mediante el método Probit. También hay
otros métodos que están disponibles en programas de cómputo aca-
démico y que utilizan otros procedimientos, como el Binomial, el Logit,
de los ángulos móviles promedio, el Lichfield-Wilcoxon, etcétera (USE-
PA, 2002). Siempre que sea posible, es conveniente aplicar más de un

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 193


método y elegir el mejor en función de la significancia y la amplitud o
estrechez de los límites de confianza.

Respuestas tóxicas subletales o crónicas

Son respuestas de intoxicación que se pueden generar en diferentes ni-


veles de los individuos expuestos, a mediano o largo plazo. A diferencia
de la toxicidad aguda que se puede fácilmente identificar (el individuo
está muerto o inmovilizado), las respuestas subletales tienen una am-
plia diversidad de manifestaciones que en ocasiones no se distinguen
fácilmente de una respuesta normal, sobre todo cuando se carece del
conocimiento suficiente de sus niveles de variación. De esta manera, los
diferentes tipos de respuestas subletales pueden ser bioquímicos, histo-
lógicos y fisiológicos; además, puede haber efectos sobre la tasa de cre-
cimiento somático, la reproducción, el ciclo de vida, el comportamiento,
la actividad motora, la posición espacial de los organismos y los efectos
relacionados con la incidencia de o la susceptibilidad a enfermedades,
parasitosis y depredación.
En las respuestas subletales es difícil cuantificar de manera sen-
cilla la magnitud de la toxicidad, excepto cuando se evalúa la tasa de
crecimiento o la concentración de clorofila en las microalgas y otros
organismos planctónicos, ya que en estos casos se puede construir
una curva dosis-respuesta para estimar el valor de la CE50. Cabe se-
ñalar que la diversidad de respuestas evaluables dificulta la compa-
ración entre diferentes grupos o entre organismos del mismo grupo
taxonómico en diferentes regiones o condiciones de desarrollo. Ade-
más, con frecuencia es difícil interpretar los resultados en un contexto
global, por ejemplo, ¿qué significa la reducción en X porcentaje de
una enzima, para el desempeño de los organismos de prueba y la po-
blación en un ámbito más amplio? También se debe considerar que,
a diferencia de lo que ocurre con la evaluación de efectos agudos, en
el caso de las respuestas subletales se dispone de pocos protocolos de
prueba estandarizados, lo que dificulta la comparación y el estable-
cimiento confiable de niveles máximos permisibles de xenobióticos.
Por otra parte, en muchos casos es difícil establecer la significancia
de los efectos, ante la carencia de información sobre la variabilidad
normal de las respuestas evaluadas, como ya se mencionó.
Pese a todo, la determinación de este tipo de respuestas es funda-
mental para entender los efectos tóxicos de los contaminantes cuando
se presentan en concentraciones subletales, ya que pueden afectar a las
poblaciones y comunidades en los sistemas receptores sin que sean fá-
cilmente perceptibles; esto representa una condición de mayor riesgo e
impacto para los ecosistemas acuáticos, pues normalmente, cuando se
logra detectar esos efectos tóxicos, ha trascurrido un tiempo en el que
seguramente ya se han generado cambios funcionales y estructurales
en esos ecosistemas, que en ocasiones son difíciles de revertir.

Concentraciones de protección a la biota acuática, obtenidas


a partir de bioensayos crónicos o subcrónicos

A partir de los resultados de pruebas de toxicidad crónica o subcrónica


en las que se evalúen principalmente respuestas poblacionales, como el
crecimiento o la reproducción (fecundidad), es posible determinar valo-
res máximos de exposición al tóxico evaluado que puedan emplearse
con propósitos preventivos o de protección a la biota en los ecosistemas
acuáticos. Entre estas medidas se pueden señalar las siguientes:

194 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


• Concentración de seguridad. La concentración máxima de un
efluente o tóxico que permite la propagación normal de peces
y otros organismos acuáticos en los ecosistemas receptores de
descargas contaminantes.
• Concentración de Efectos no Observados (NOEC, No Observed
Effect Concentration). La concentración más alta de un tóxico a la
que se exponen los organismos en una prueba de ciclo de vida
completo o parcial, la cual no causa efectos adversos estadísti-
camente significativos sobre las respuestas evaluadas (eclosión,
supervivencia, crecimiento y/o reproducción).
• Mínima Concentración de Efectos Observados (LOEC, Lowest Ob-
served Effect Concentration). La mínima concentración de un tóxico
a la que son expuestos los organismos en una prueba de ciclo de
vida completo o parcial, que causa un efecto adverso estadísti-
camente significativo sobre los parámetros evaluados.
• Máxima Concentración Permisible del Tóxico (MATC, Maximum
Allowable Toxic Concentration). Una concentración indeterminada
de un tóxico, dentro del intervalo delimitado por la NOEC y la
LOEC.
• Valor de Seguridad en Exposiciones Crónicas. Un valor interme-
dio entre la NOEC y la LOEC, obtenido mediante el cálculo de la
media geométrica de estos dos valores. Este término sería equi-
valente a la MATC.

Para ilustrar la forma en la que se realizan estos cálculos, considé-


rese el siguiente ejemplo (Martinez-Jerónimo, 2008, datos no publicados):
se realizó una prueba de toxicidad subcrónica (21 días) con Daphnia mag-
na expuesta a concentraciones subletales de cromo hexavalente [Cr(VI)],
a 20 °C, y se evaluaron los efectos sobre la fecundidad acumulada. Las
concentraciones de Cr6+ que se ensayaron fueron de 1/50,1/25,1/10,1/5
y 1/3 de la CL50 previamente determinada (CL50 = 0.2076 mg L-l), obte-
niéndose los resultados mostrados en el Cuadro 7-3.

Cuadro 7-3. Fecundidad (progenie total acumulada) para el cladócero Daphnia


magna expuesto a concentraciones subletales de cromo hexavalente (Cr VI), en
una prueba de toxicidad subcrónica realizada durante 21 días. Se muestran los
valores por réplica, los promedios, la desviación estándar (s) y el Error Estándar
(ES) para cada concentración ensayada.

El análisis de varianza unifactorial aplicado a estos datos indica


que la concentración de Cr (VI) tuvo un efecto altamente significativo
sobre la fecundidad de D. magna (F= 533.67, P«0.001). La prueba post
hoc de Tukey permitió determinar que las dos concentraciones meno-
res no difieren significativamente del control ni entre sí, en tanto que
las tres mayores mostraron diferencias altamente significativas con

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 195


el control y, a la vez, difieren entre sí (P<0.001). La prueba de Dunnett
demostró que sólo las fecundidades registradas en las primeras dos
concentraciones (Cuadro 7-3) no difirieron del valor de fecundidad
obtenido para el testigo, en tanto que las tres mayores concentracio-
nes de Cr (VI) redujeron significativamente la cantidad de neonatos
registrados durante los 21 días de duración de la prueba subcrónica
(P<0.01).
De acuerdo a los resultados mencionados anteriormente, se hi-
cieron las siguientes determinaciones:

NOEC = 0.008304 mg L-1


LOEC= 0.02076 mg L-1
MATC= 0.01313 mg L-1
(determinada como la media geométrica de NOEC y LOEC).

Es importante señalar que este valor de Concentración de Se-


guridad, o Máxima Concentración Permitida del Tóxico, es inferior
a los valores establecidos en la Norma Oficial Mexicana NOM-001-
ECOL-1996, que establece los límites máximos permisibles de con-
taminantes en las descargas de aguas residuales en aguas y bienes
nacionales, y que señala como adecuada la concentración de 0.05
mg L-l en ríos y embalses, tanto para uso público urbano como para
la protección de la vida acuática. De acuerdo a lo anterior, la norma-
tividad vigente permite concentraciones que, conforme al estudio
realizado, producen efectos subletales significativos sobre el orga-
nismo de referencia Daphnia magna, y muy probablemente se esté
poniendo en riesgo a la biota en los sistemas receptores, por lo que
es necesario y urgente revisar los límites permisibles no sólo para
este contaminante, sino para el resto de metales tóxicos incluidos
en la NOM-001.
Cabe señalar que el mayor valor ensayado en el estudio descrito
(0.0692 mg L-l), que es casi 10 veces inferior al límite incluido en la
norma, produce una clara reducción en la fecundidad con respecto
al testigo, como se puede observar en el Cuadro 7-3.

Toxicología clásica, ecotoxicología y toxicología ambiental

La toxicología clásica como ciencia moderna tiene sus orígenes en los


estudios de Mattieu Orfila, quien publica en 1815 un tratado sobre la
toxicidad de sustancias naturales que incluye la relación entre los sín-
tomas de intoxicación (patología) y el contenido de toxón en los tejidos
(determinado por análisis), así como también los mecanismos de eli-
minación y el tratamiento con antídotos. Claude Bernard (1813-1878)
introduce el enfoque mecanicista en la toxicología clásica, a través de
experimentos controlados con animales de laboratorio como organis-
mos de ensayo. La toxicología clásica se desarrolló de manera signifi-
cativa durante la segunda mitad del siglo XIX, a la par con el rápido
crecimiento de la industria química y como ramificación de la farma-
cología, como una disciplina para su apoyo y enfocada principalmente
hacia la salud humana y la toxicología ocupacional.
Esta ciencia se dedica fundamentalmente al estudio de los efec-
tos de los toxones y radiaciones en niveles de organización que van
desde lo subcelular hasta el individuo, con un enfoque principal so-
bre los humanos; se usan especies como sustitutos o análogos, mien-
tras se mantiene el criterio de una proyección a nivel poblacional
mediante enfoques estadísticos y epidemiológicos.

196 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


El efecto tóxico de los contaminantes ambientales sobre la fauna
silvestre empezó a ser también motivo de preocupación en algunos
países industrializados, durante la segunda mitad del siglo XIX. Así,
por ejemplo, en la Gran Bretaña se creó una comisión para examinar
los efectos sobre la fauna acuática de compuestos químicos tóxicos
contenidos en efluentes industriales, y aunque en este estudio se in-
cluyeron algunos ensayos de tipo agudo, éstos estaban muy lejos de
ser pruebas estandarizadas.
En 1924 se publicó el primero de una serie de artículos sobre los
efectos de efluentes de minería sobre los peces. En 1944, Anderson su-
girió el uso de Daphnia magna como organismo de prueba estandariza-
do. En 1951, Doudoroff y colaboradores establecieron el uso de prue-
bas estandarizadas con peces para evaluar la toxicidad de efluentes.
A mediados del siglo pasado surgen dos principios elementales de la
evaluación directa de la toxicidad, enfocados a los ensayos biológicos:
primero, reconocer su importancia como elementos insustituibles para
evaluar los efectos tóxicos de los contaminantes; segundo, asumir la
necesidad de estandarizar sus procedimientos y seleccionar los orga-
nismos de prueba.
El cambio de la focalización en la salud humana como elemento
de atención y objetivo de estudio y protección, característica defini-
toria de la toxicología clásica, implicó desechar un enfoque estricta-
mente antropocéntrico para poner atención en los efectos negativos
de la actividad humana, ocasionados por los contaminantes tóxicos
contenidos en las descargas de diferente origen. Este parteaguas mar-
có los inicios de una nueva disciplina conocida actualmente como
toxicología ambiental, la cual es una proyección de los ensayos toxi-
cológicos tradicionales con especies vicarias o sustitutas, en las que
se evalúan respuestas que pueden ir desde los niveles subcelulares
hasta los poblacionales, para inferir posibles efectos en niveles de or-
ganización superiores en ambientes naturales. De manera más sim-
ple, la toxicología ambiental estudia los efectos de los contaminantes
tóxicos sobre la biota silvestre, a partir de estudios de laboratorio con
especies estandarizadas, siguiendo procedimientos protocolizados o
al menos metodológicamente bien establecidos.
Por otra parte, la ecotoxicología es una ciencia de desarrollo aún
más reciente, que en ocasiones tiende a confundirse con la toxicolo-
gía ambiental, y con frecuencia se cae en el error de ubicar estudios
de sustancias tóxicas sobre poblaciones de laboratorio como investi-
gaciones de alcance ecotoxicológico. Para poder comprender mejor
los alcances de la ecotoxicología es necesario remontamos a las defi-
niciones de ambas disciplinas.
La ecología puede definirse como el estudio científico de las interac-
ciones que determinan la distribución y abundancia de los organismos.
Es una ciencia cuyo objetivo es establecer cómo modifican los organis-
mos su ambiente, cómo son a su vez afectados por éste y cómo estas
interacciones determinan los tipos y cantidades de organismos existen-
tes en un lugar y tiempo determinados. Lo anterior deja claro que esta
disciplina científica, en sentido estricto, poco o nada tiene que ver con
los problemas de contaminación, que si bien constituyen un factor an-
tropogénico que afecta la distribución y abundancia de los organismos,
no son elementos intrínsecos que históricamente hayan determinado
estas características en los ecosistemas, que a lo largo del tiempo han
dado lugar a los biomas (ecosistemas tipo) que hoy conocemos.
En este sentido, también resulta útil definir a los ecosistemas
como el conjunto total e integrado de organismos (poblaciones y co-

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 197


munidades) que ocupan una unidad explícita espacio-temporal y que
interactúan dinámicamente entre sí mismos y con su ambiente, que
se caracterizan por su autopermanencia en función de flujos unidirec-
cionales de energía (proveniente de la radiación solar) y flujos cíclicos
de materiales (a través de los ciclos biogeoquímicos).
De esta manera, si consideramos que la toxicología es el estudio
científico de los efectos letales y subletales de las sustancias tóxicas
sobre los organismos, conjuntando entonces ambas disciplinas, se
puede arribar a una nueva que se conoce como ecotoxicología. Este
término fue usado por primera vez por Truhaut en 1969, para refe-
rirse a la ciencia que estudia los efectos tóxicos de los compuestos
químicos y las formas de energía contaminantes, sobre los niveles de
organización biológica desde individuos hasta comunidades, la cual
definió como "la rama de la toxicología relacionada con el estudio de
los efectos tóxicos causados por los contaminantes naturales o sinté-
ticos sobre los constituyentes de los ecosistemas, animales (incluyen-
do al humano), plantas y microorganismos, en un contexto integral".
Por lo tanto, se puede señalar que ecología + toxicología produjeron
la ecotoxicología.
En una forma más general, la ecotoxicología estudia los efectos
de los compuestos tóxicos sobre las poblaciones, las características
estructurales y funcionales de las comunidades y la estabilidad de
los ecosistemas y ciclos biogeoquímicos. Esta disciplina científica es-
tudia también la forma en que los toxones (y algunas formas de ener-
gía) contaminantes son liberados y se transportan en el ambiente,
así como la(s) ruta(s) de su transformación a través de las complejas
interacciones entre los organismos con el ambiente y entre sí.

Normatividad ambiental nacional.


Prevención y control de la contaminación del agua

En materia de normatividad ambiental referente a la prevención de


la contaminación en ambientes acuáticos y, específicamente, con res-
pecto a la inclusión de pruebas de toxicidad, en México sólo se con-
sideran tres protocolos que están definidos como Normas Mexicanas
(NMXs). Al no ser Normas Oficiales Mexicanas (NOM's), estas pruebas
no son de aplicación obligada, sino que sólo se incluyen a juicio de la
entidad reguladora en lo que se conoce como "Condiciones Particula-
res de Descarga", exigencias adicionales a las obligatorias, siempre y
cuando sean requeridas, por lo que su exigencia suele ser discrecio-
nal. Estas tres Normas Mexicanas son las siguientes:
a) NMX-AA-087-1995-SCFI, "Análisis de agua-Evaluación de toxi-
cidad aguda con Daphnia magna Straus (Crustacea-Cladocera)-
Método de prueba".
b) NMX-AA-110-1995-SCFI "Análisis de agua-Evaluación de toxici-
dad con Artemia franciscana Kellog (Crustacea-Anostraca)-Méto-
do de Prueba".
c) NMX-AA-112-1995-SCFI "Análisis de agua y sedimentos-Evalua-
ción de toxicidad aguda con Photobacterium phosphoreum-Método
de Prueba".

La primera de estas normas considera la aplicación de una es-


pecie de referencia internacional, el cladócero dulceacuícola Daphnia
magna, que es una especie zooplanctónica distribuida de manera na-
tural en latitudes templadas y frías del Hemisferio Norte, en lo que se
conoce biogeográficamente como la región Holártica (que incluye a la

198 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Paleártica y la Neártica), y que no se encuentra en la República mexica-
na en ningún cuerpo de agua natural. Este microcrustáceo es, sin lugar a
dudas, la especie más ampliamente utilizada como organismo de prue-
ba en estudios de toxicidad aguda y crónica. Anderson sugirió el uso de
Daphnia magna como organismo de prueba estándar desde 1944.
En la actualidad, este organismo se utiliza en un gran número
de protocolos de prueba en todo el mundo, incluyendo países que,
como México, se ubican en latitudes tropicales y subtropicales. La
información toxicológica que existe sobre este cladócero es vasta
y, por lo tanto, es posible discriminar con bastante frecuencia si las
respuestas observadas son anormales o no. La explicación para el
empleo de este organismo del zooplancton radica en sus característi-
cas biológicas que pueden reconocerse como muy adecuadas para la
toxicología acuática. Entre éstas cabe destacar las siguientes: 1) ciclo
de vida sencillo y relativamente corto, 2) reproducción asexual por par-
tenogénesis, 3) facilidad de manejo y propagación controlada en con-
diciones de laboratorio, 4) conocimiento de la biología en condiciones
"normales", 5) versatilidad ecológica y fisiológica, 6) representatividad
e importancia ecológica y 7) amplia distribución geográfica.
Por todo lo anterior, es entendible que uno de los tres protocolos
incluidos en la normatividad nacional incluya a esta especie, pese a
que en la actualidad hay esfuerzos de diferentes grupos de investi-
gación por seleccionar y proponer especies de cladóceros más ade-
cuadas para las condiciones de nuestro país. Como puede percibirse
con facilidad, la inclusión de este protocolo de prueba está dirigido a
evaluar efectos tóxicos en ambientes dulceacuícolas, aunque se limi-
ta exclusivamente a la detección de efectos agudos, en exposiciones
de corta duración (48 h).
Con respecto al protocolo con Artemia franciscana, ésta es una
especie del zooplancton en ambientes salinos e hipersalinos, por lo
que su utilidad se orienta hacia la evaluación de efectos tóxicos en
ambientes salobres y marinos, también a través de la detección de
la toxicidad aguda en exposiciones de corta duración (48 h); lo que
complementa el espectro de condiciones ambientales que no cubre
el protocolo de D. magna. Este microcrustáceo habita normalmente
en aguas hipersalinas, con un alto contenido de solutos cercanos a
la sobresaturación, en las que no encuentra competidores zooplanc-
tónicos, pues es una condición que limita y excluye a prácticamente
cualquier otro organismo de los grupos dominantes del zooplancton
(cladóceros, copépodos y rotíferos). Sin embargo, ésta es una especie
eurihalina que también puede desarrollarse satisfactoriamente en
condiciones de baja salinidad. Su alimentación se realiza por filtra-
ción de partículas, bacterias y microalgas. Artemia franciscana puede
presentar reproducción sexual y asexual, y la progenie se puede de-
sarrollar de manera ovípara, ovovivípara y vivípara.
En condiciones de hipersalinidad, este microcrustáceo produce
estructuras de resistencia conocidas como quistes, formas altamen-
te resistentes a las condiciones ambientales extremas, pero una vez
que han sido deshidratadas puede lograrse su eclosión de manera
sencilla para obtener la cantidad deseada de organismos de prueba
(nauplios en fases I y II), que pueden emplearse para la evaluación de
la toxicidad aguda en ambientes de salobres a marinos.
La posibilidad de contar comercialmente con quistes, que pue-
den ser incluso de cepas caracterizadas genéticamente, es una de las
principales ventajas de esta especie como organismo de prueba, pues
puede ahorrarse todo el proceso de cultivo para la obtención de los

ECOTOXICOLOGÍA ACUÁTICA 199


organismos de prueba. Sin embargo, ésta es una especie de relativa
baja sensibilidad, por lo que se ha cuestionado su utilidad para la
evaluación de efectos tóxicos cuando el propósito es contar con in-
formación que permita proteger a los ambientes salobres y marinos
del impacto de los contaminantes tóxicos. De cualquier forma, es un
organismo del que también se tiene una vasta cantidad de informa-
ción disponible sobre su biología, pues es una especie de importancia
comercial que es ampliamente utilizada en la acuicultura de espe-
cies de alto valor económico, por lo que, a reserva de contar con al-
ternativas de especies de prueba más adecuadas, es posible ponderar
las respuestas e interpretarlas tomando en cuenta sus limitaciones.
Con respecto a la prueba de toxicidad con la bacteria Photobacterium
phosphoreum (actualmente reconocida como Vibrio jischeri), se puede
decir que ésta es una bacteria marina que tiene como peculiaridad
ser bioluminiscente, y que esta característica se ve afectada cuando
la bacteria se desarrolla en la presencia de compuestos tóxicos,
habiendo una proporcionalidad en la intensidad de la respuesta
(disminución en la bioluminiscencia), conforme se aumenta la con-
centración del tóxico. Pese a ser una bacteria marina, este procarion-
te se emplea como organismo de prueba para evaluar muestras en
ambientes dulceacuícolas, aunque es necesario adecuar la muestra
incrementando la salinidad mediante la adición de una solución sali-
na. Este procedimiento de prueba actualmente se desarrolla a través
de un método comercial conocido como Microtox®, para el cual se
dispone de kits de bacterias liofilizadas y de un equipo acoplado que
mide directamente la luminiscencia y proporciona los resultados so-
bre la relación dosis-respuesta.
La gran ventaja de este procedimiento es que permite obtener un
resultado de toxicidad aguda en un tiempo muy corto (5 ó 15 minu-
tos), además de que es un procedimiento comercial estandarizado que
ha sido evaluado en múltiples ensayos de toxicidad, demostrándose
en muchos de ellos la estrecha correlación con otras pruebas. Sin em-
bargo, también existen reportes sobre lo inadecuado de este protocolo,
principalmente para evaluar efectos en ambientes de agua dulce, ade-
más de que al tratarse de un paquete tecnológico comercial con un solo
proveedor, se crea una dependencia absoluta de éste, lo que se traduce
en que no sea necesariamente un procedimiento de bajo costo.
La lógica en la determinación de los tres protocolos disponibles
en nuestro país es que con dos de ellos se evalúan efectos sobre orga-
nismos del zooplancton (que es una comunidad sensible), cubriendo
diferentes ambientes (de dulceacuícolas a marinos) y que, además,
se puede contar con información sobre efectos en la comunidad bac-
teriana (saprobiontes o degradadores) que es la responsable de los
procesos de degradación en el ambiente acuático, y que es muy im-
portante también para entender los efectos de los materiales tóxicos
en dos comunidades fundamentales de los ecosistemas acuáticos.
No obstante lo anterior, se debe subrayar que los protocolos exis-
tentes, además de que no son procedimientos exigibles, sólo cubren
de manera parcial las necesidades de evaluación de los efectos tóxi-
cos de los contaminantes químicos, pues omiten a tres comunidades
igualmente importantes en el medio acuático, que son: el fitoplanc-
ton (microalgas), el necton (peces) y el bentos. También es necesario
insistir en la necesidad de contar con una batería de procedimientos
que permita evaluar los efectos tóxicos en al menos un representante
de cada una de las comunidades señaladas, como habitualmente se
hace en muchos países del mundo desarrollado.

200 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


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202 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS
EN LOS MAMÍFEROS 8
Dr. Fernando Jaramillo Juárez
Dr. Francisco A. Posadas del Río
Dr. Salvador Acevedo Martínez
Universidad Autónoma de Aguascalientes
Introducción Debido a que toda sustancia química es potencialmente capaz de
causar efectos nocivos a los seres vivos, el área de estudio de la toxi-
cología es muy extensa. Por ello, para comprender los aspectos bási-
cos relacionados con las interacciones entre xenobióticos y animales
son útiles los principios de la toxicocinética y la toxicodinamia. En
este contexto, se ha establecido que la magnitud del efecto nocivo
se relaciona con la concentración del agente tóxico en el sitio de ac-
ción. Esto, a su vez, depende de varios factores que incluyen: a) las
propiedades físico-químicas de las sustancias, b) la frecuencia y la
magnitud de la exposición a los contaminantes ambientales, c) las
vías de ingreso de los xenobióticos al organismo, d) los factores que
determinan el acceso de los xenobióticos hasta su sitio de acción y
e) las características de la interacción xenobiótico-receptor. La Figura
8-1 resume las fases de la acción tóxica de los xenobióticos.

Figura 8-1. Fases de la acción tóxica de los xenobióticos.


(Modificado de Bello Gutiérrez y López de Cerain, 2001)

a) Fase de la exposición: involucra el conjunto de factores que favo-


recen el ingreso de los agentes tóxicos en el organismo.
b) Fase toxocinética: analiza los procesos involucrados desde el in-
greso de las sustancias tóxicas hasta su eliminación.
c) Fase toxodinámica: estudia las interacciones entre las moléculas
de los toxones y los receptores celulares, por las cuales se induce
el efecto tóxico.

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 205


En este capítulo se analizan la cinética de las sustancias quími-
cas en los mamíferos y los aspectos básicos de las acciones y de los
efectos tóxicos producidos por los contaminantes ambientales.

Exposición a los xenobióticos

Para que las sustancias químicas produzcan sus acciones nocivas so-
bre los seres vivos se requiere que entren en contacto con ellos. Cuan-
do esto sucede, como ya se describió, la acción de los xenobióticos se
puede realizar: a) en el sitio de contacto (tóxicos de acción local), o b)
en el interior del organismo (tóxicos de acción sistémica).
En el primer caso, las sustancias actúan de manera inmediata
sobre ciertas regiones del organismo, como la piel, las mucosas corpo-
rales, el aparato respiratorio, etc. En el sitio de contacto, pueden des-
truir a los tejidos (sustancias cáusticas o corrosivas) o producir daños
localizados, como bronquitis o conjuntivitis; o bien, al unirse con las
proteínas de la piel pueden generar problemas de dermatitis. A su vez,
los tóxicos de acción sistémica requieren ser absorbidos para alcanzar
luego su sitio de acción; ejemplo de ello son los plaguicidas órgano-
fosforados que se combinan con las colinesterasas localizadas en las
sinapsis nerviosas, provocando con ello una intoxicación colinérgica.

Ciclo general de los xenobióticos en el organismo

En el organismo de los mamíferos, los xenobióticos ejercen sus efec-


tos cuando llegan a su sitio de acción. Para ello, en términos genera-
les, estas sustancias deben trasladarse desde el sitio donde entran en
contacto con el organismo hasta los tejidos en donde van a actuar,
cruzando un gran número de células que funcionan como barreras
que se oponen a su movimiento; es decir, las membranas celulares,
las cuales actúan como barreras de permeabilidad selectiva, permi-
tiendo que algunos xenobióticos pasen con facilidad, otros con difi-
cultad e impidiendo el paso de algunos de ellos.
La selectividad en el paso de los fármacos a través de las membra-
nas de las células es consecuencia de las propiedades físico-químicas y
de la configuración estructural, tanto de los componentes de las mem-
branas celulares como de las sustancias químicas. Debido a la natu-
raleza lipídica de la membrana, los compuestos liposolubles pueden
atravesarla con más facilidad que los hidrosolubles. Al respecto, los
mecanismos de transporte que permiten el paso de los xenobióticos a
través de las membranas de las células son los mismos que utilizan las
sustancias endógenas para cruzar estas estructuras, particularmente
la difusión simple y el transporte activo.
Relacionado con lo anterior, debe subrayarse que la intensidad
del efecto de un xenobiótico depende de la concentración que alcanza
en su sitio de acción. A su vez, la concentración y la permanencia de
esa sustancia en su sitio de acción dependen de los siguientes proce-
sos: absorción, distribución, biotransformación y eliminación (Figura
8-2). De esta manera, "la toxicocinética estudia el curso temporal y el
tiempo de permanencia de los xenobióticos en el organismo".

206 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Figura 8-2. Ciclo general de los xenobióticos en el organismo.

Absorción de los xenobióticos

La piel, los pulmones y el aparato digestivo son las principales ba-


rreras que separan a los organismos superiores de un ambiente que
contiene muchos agentes contaminantes. Por ello, para que una
sustancia llegue hasta su sitio de acción requiere primeramente ser
absorbida, es decir, debe cruzar diversas membranas celulares para
alcanzar la sangre y luego ser distribuida por este fluido a los tejidos
corporales, hasta alcanzar su sitio de acción (Figura 8-3). Por lo tanto,
"la absorción de un contaminante ambiental se define como el paso
de esa sustancia desde el sitio en que entra en contacto con el orga-
nismo hasta que alcanza la sangre".

Figura 8-3. Vías de absorción de contaminantes ambientales.

Como antes se señaló, existen sustancias que actúan localmente


en el sitio donde entran en contacto con el organismo y, por lo tanto,
no requieren ser absorbidas; sin embargo, en muchos casos, los xe-
nobióticos deben ser absorbidos para que puedan actuar. Ahora bien,
la velocidad de absorción de los xenobióticos depende de los siguien-
tes factores: a) propiedades físico-químicas del agente contaminante

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 207


(peso molecular, coeficiente de repartición lípido/agua, naturaleza
acida o alcalina y grado de ionización) y b) características del sitio de
la absorción (superficie y espesor de las membranas celulares, flujo
sanguíneo regional y, cuando la sustancia se absorbe en los intesti-
nos, pH del medio y motilidad del tubo digestivo).
En términos generales, las sustancias solubles en lípidos (lipo-
solubles), como los insecticidas organoclorados, atraviesan más fá-
cilmente las membranas celulares que las solubles en agua (hidro-
solubles), como los plaguicidas organofosforados; esencialmente
porque los componentes principales de la membrana plasmática de
las células son lípidos, que permiten que los compuestos liposolu-
bles puedan absorberse rápidamente a través de la piel, pulmones y
aparato digestivo. En resumen, los contaminantes ambientales que
se absorben con mayor rapidez son los que tienen menor peso mo-
lecular, mayor liposolubilidad (mayor coeficiente de partición lípido/
agua) y menor grado de ionización.

Mecanismos de transporte a través de las membranas celulares

Los mecanismos de transporte que utilizan los xenobióticos para cru-


zar las membranas de las células son: difusión pasiva, difusión faci-
litada y transporte activo.

Difusión pasiva o simple

Es el paso de las sustancias a través de las membranas de las células,


a favor de un gradiente de concentración, sin que se requiera ener-
gía aportada por la célula. Conviene señalar que la mayoría de los
xenobióticos ingresan al organismo por difusión simple (Figura 8-4,
A). Este mecanismo de transporte permite el paso de sustancias lipo-
solubles y eléctricamente neutras de un compartimiento a otro de la
célula y, para ello, deben disolverse en la matriz lipídica de la mem-
brana plasmática. Así, la difusión ocurrirá con más facilidad mien-
tras mayor sea la liposolubilidad de la sustancia y, por el contrario, se
dificultará a mayor hidrosolubilidad. Esto se ilustra claramente con
la mayor toxicidad que produce el dimetil-mercurio (compuesto lipo-
soluble) en el sistema nervioso central, comparada con la toxicidad
de las sales de este metal (Hg++) cuando son ingeridas de manera
accidental. Además, las sustancias de peso molecular bajo (100 a 200
Da) y de densidad de carga eléctrica baja también se pueden difundir
pasivamente a través de los poros formados por las proteínas integra-
les de la membrana (4 Á de diámetro).
La velocidad con la que ocurre la difusión depende en gran
medida del gradiente de concentración, es decir, de la diferencia de
concentración de la sustancia entre los compartimientos separa-
dos por la membrana (extracelular e intracelular). De esta manera,
durante la difusión, cualquier incremento de concentración condu-
ce a un aumento proporcional de la cantidad de sustancia transfe-
rida por unidad de tiempo. Por lo tanto, la velocidad de difusión de
un xenobiótico es proporcional al gradiente establecido entre los
compartimientos separados por una membrana.

Difusión facilitada

Este mecanismo de transporte utiliza moléculas acarreadoras que fa-


cilitan el desplazamiento de las sustancias a través de la membrana

208 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


plasmática de la célula. El transporte se realiza a favor del gradiente
de concentración del xenobiótico, es saturable y no requiere de ener-
gía producida por la célula (Figura 8-4, B). La velocidad de transfe-
rencia de las sustancias está limitada por el número de proteínas
acarreadoras presentes en la membrana y por la saturación de los
sitios de unión de estas proteínas (ligandos).

Transporte activo

Este mecanismo es utilizado para transportar xenobióticos polares,


insolubles en los lípidos de la membrana y de elevado peso mole-
cular. Las características de este sistema de transporte incluyen:
acarreadores membranales, selectividad por las estructuras de las
sustancias transportadas, inhibición competitiva por sustancias de
estructura semejante, aporte de energía por parte de la célula (hi-
drólisis del ATP), saturación de los acarreadores y la velocidad (Tm)
con la que son transportados los xenobióticos, desplazamiento de las
moléculas transportadas en contra de un gradiente electroquímico e
inhibición del funcionamiento del sistema por la acción de venenos
metabólicos. El transporte activo tiene importancia particular para
eliminar xenobióticos del organismo (Figura 8-4, C).

Figura 8-4. Mecanismos de transporte a través de las membranas de las células.

Vías de absorción de los xenobióticos

Los pulmones, la piel y el tracto gastrointestinal son las principales vías


de ingreso de los xenobióticos en el organismo de los mamíferos. Algu-
nas de las características de estas vías se describen a continuación.

Vía pulmonar

Los pulmones son una ruta importante para la absorción de muchos


agentes que contaminan el ambiente y tóxicos industriales (gases,
vapores y partículas presentes en el aire). En las vías respiratorias se
pueden identificar tres regiones: la nasofaríngea, la traqueobronquial
y la alveolar (Figura 8-5).
Algunas sustancias ejercen sus acciones tóxicas actuando de
manera directa sobre la superficie de las vías respiratorias (gases irri-
tantes, sílice, asbesto, etc.), pero otros xenobióticos que son inhalados

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 209


Figura 8-5. Aparato respiratorio humano.

pueden ingresar en la circulación sanguínea. En el humano, se estima


que la superficie de los alvéolos es de 80 m2. En ellos, el aire está se-
parado de la sangre capilar por una pared muy delgada (1/10 a 1/12
μm). La exposición del individuo depende de la concentración (C) del
tóxico en el aire ambiental y del tiempo de exposición (T), de manera
que cuando se señala una CL50 (concentración letal media), se debe
precisar el tiempo de exposición.
En general, los gases y los vapores (monóxido de carbono, dióxido
de azufre, hidrocarburos volátiles, etc.) son absorbidos rápidamente
desde el epitelio alveolar por su gran superficie y vascularización, aun-
que su eliminación también es rápida. La absorción de gases y vapores
depende de su solubilidad en la sangre: los compuestos muy solubles
se extraen casi por completo del aire inhalado para ser transferidos a
la sangre pulmonar; y si son liposolubles, se acumularán en la grasa
del organismo. El cloroformo es un buen ejemplo de lo antes citado,
ya que es un compuesto fácilmente extraído del aire inspirado y muy
liposoluble. Para los gases y vapores que son poco solubles en la san-
gre, su absorción es limitada. En este caso, una fracción pequeña de la
sustancia inspirada con el aire será transferida a la sangre pulmonar
durante la ventilación pulmonar. En resumen, los factores relaciona-
dos con la absorción pulmonar de gases y vapores son: 1) concentra-
ción de la sustancia en la atmosfera, 2) duración de la exposición, 3)
solubilidad de la sustancia en sangre y tejidos, 4) gradiente de presión
parcial del gas entre los alvéolos y la sangre, 5) ventilación pulmonar y
6) la velocidad del flujo sanguíneo pulmonar.
Por otra parte, el tamaño de las partículas determina el sitio de
la absorción y la magnitud de la retención de la sustancia inhalada.
Se debe señalar que retención no necesariamente significa absorción;
por ejemplo, en las silicosis los polvos inhalados se depositan en el
tejido pulmonar sin ser absorbidos. Las partículas de 5 μm de diáme-
tro (o mayores) generalmente se depositan en la región nasofaríngea.
Si el diámetro de las partículas es de 2 a 5 μm, éstas pueden alcanzar
la tráquea y los bronquios; en cambio, cuando el diámetro es inferior
a 1 μm, las partículas pueden llegar hasta los alvéolos pulmonares;

210 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


luego de ser depositadas en este sitio, las partículas pueden -ser di-
sueltas y absorbidas en el flujo sanguíneo pulmonar, alcanzando así
la circulación sistémica. La absorción de las partículas es un proceso
mucho más lento que la absorción de gases y vapores, y este proceso
parece ser controlado principalmente por la solubilidad de las sus-
tancias en la sangre, tal es el caso de la absorción pulmonar de las
sales de cromo (VI+) y de níquel.

Figura 8-6. Estructura de la piel.

Vía cutánea

Los tóxicos que entran en contacto con la piel pueden ejercer un


efecto local o sistémico si son absorbidos. El ingreso de las sustancias
a través de la piel puede realizarse por dos rutas: 1) pilosebácea (fo-
lículos pilosos, glándulas sebáceas y sudoríparas) y 2) transcutánea.
Al respecto, debe señalarse que la piel está compuesta por tres capas
(epidermis, dermis e hipodermis o tejido subcutáneo) y representa
una barrera para la absorción de muchas sustancias por su espesor
y porque la capa de células epidérmicas del estrato córneo es rica en
quera tina. Es importante señalar que el estrato córneo, a pesar de ser
relativamente delgado, comparado con el espesor de la dermis y de
la epidermis, representa un factor limitante para la absorción de los
xenobióticos (Figura 8-6).
Las sustancias que cruzan la piel lo hacen por difusión pasiva
y la principal barrera para la difusión es el estrato córneo. Los com-
puestos lipofílicos se absorben mejor que los hidrofílicos y la faci-
lidad con la que una sustancia penetra en la piel se relaciona con
su coeficiente de partición lípido/agua. En este contexto, cuando los
xenobióticos han atravesado el estrato córneo se difunden con facili-
dad a través de la dermis y del tejido subcutáneo, para ingresar luego
en los vasos sanguíneos y en los capilares linfáticos presentes en la
piel. Así, los factores que determinan la absorción de los xenobióticos
son: 1) las propiedades físico-químicas de la sustancia, 2) el solvente
utilizado, 3) la concentración de la sustancia y la superficie cutánea,
4) la integridad y el grado de hidratación de la piel y 5) la fijación de
las sustancias a las proteínas del tejido cutáneo.
Los solventes orgánicos cruzan la piel con facilidad y pueden
acarrear a las sustancias disueltas en ellos. Por esta razón, el lavado
de brazos y manos con gasolina o aguarrás (sustancias que remueven
la capa grasosa de la piel) aumenta la posibilidad de que los com-
puestos tóxicos sean absorbidos. Además, los procesos que remueven

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 211


o dañan al estrato córneo, como la abrasión, las cortaduras, la expo-
sición a sustancias corrosivas, las lesiones producidas por quema-
duras, etc., favorecen el ingreso de los xenobióticos por la piel, inclu-
yendo las sustancias de naturaleza hidrofílica. Conviene señalar que
la fijación de algunos xenobióticos a las proteínas de la epidermis es
un factor de importancia en el desarrollo del eccema de contacto. Al
respecto, los alérgenos cutáneos son abundantes particularmente en
el medio industrial, por ejemplo, p-fenilendiamina, dinitrocloroben-
ceno, tolueno y algunos metales (Ni, Hg y Cr).
Finalmente, por vía cutánea, se ha demostrado la absorción de
xenobióticos sin que produzcan lesiones locales, como la anilina,
el dimetilsulfóxido y la dimetilformamida. Sin embargo, otras sus-
tancias que son absorbidas por esta vía generan daño sistémico, por
ejemplo, el hexano y otros hidrocarburos producen neurotoxicidad
periférica, mientras que los plaguicidas organofosforados afectan los
sistemas nerviosos central y periférico.

Vía oral

Cuando los xenobióticos son ingeridos por vía oral (por contamina-
ción de alimentos y agua, accidentes, intentos de suicidio, etc.), la ab-
sorción se puede realizar en los diferentes trayectos del tracto gastro-
intestinal, aunque las propiedades físico-químicas de las sustancias
determinan si se absorben en el medio fuertemente ácido del estó-
mago o en el medio casi neutro del intestino. La absorción se realiza
por difusión simple principalmente en el estómago o en el duodeno,
aunque en algunos casos puede haber transporte activo (Figura 8-7).
Además, la absorción intestinal es favorecida por la enorme superfi-
cie de las vellosidades intestinales y la gran irrigación sanguínea.

Figura 8-7. Tracto gastrointestinal humano.

En los mamíferos, el pH del estómago es muy ácido (»1.0), mientras


que el pH del intestino es casi neutro o ligeramente ácido. Esto modifica
la disociación y, por lo tanto, la absorción de ácidos y bases débiles. Para
fines prácticos, se puede suponer que la mucosa del tracto gastrointes-
tinal es impermeable a las formas ionizadas de los ácidos o las bases
débiles, pero las formas que no están ionizadas se difunden a través
de ella. De esta manera, la velocidad de difusión de las moléculas no
ionizadas se relaciona directamente con su solubilidad en los lípidos.
Ejemplos de la absorción de xenobióticos por esta vía son: anilina, p-
toluidina, cadmio, cromo, deltametrina y plaguicidas organoclorados.

212 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Otras sustancias cuya estructura es muy semejante a la de com-
puestos endógenos (5-fluorouracilo y 5-bromouracilo) son transportadas
por el mismo mecanismo de transporte activo que estos compuestos.
Además, se ha demostrado que algunas moléculas (proteínas y partícu-
las de polímeros) pueden cruzar el epitelio intestinal por endocitosis.

Distribución de los xenobióticos

Luego de ser absorbidos, los xenobióticos se distribuyen en los tejidos


corporales, lo que les permite llegar a su sitio de acción. En efecto, los
agentes contaminantes pasan a la sangre y de allí al líquido intersti-
cial y/o al interior de las células. Las moléculas de las sustancias son
transportadas en la sangre, disueltas en el agua plasmática (forma
libre) o unidas a las proteínas plasmáticas (forma conjugada), como
la albúmina y las globulinas; la unión a las proteínas plasmáticas (y
tisulares) es un proceso reversible, ya que las fuerzas físico-químicas
que intervienen son enlaces eléctricos débiles, aunque, en ocasiones,
se pueden establecer enlaces covalentes.
De manera semejante a la absorción, el proceso de distribución
está determinado por las propiedades físico-químicas de las sustan-
cias y de los componentes celulares. Así, en los mamíferos, el volu-
men de distribución de los xenobióticos se regula por los siguientes
factores: coeficiente de partición lípido/agua, grado de ionización
(pKa), fijación de los xenobióticos a las proteínas plasmáticas y tisu-
lares, circuito enterohepático, flujo sanguíneo regional, permeabili-
dad del endotelio capilar y barreras placentaria y hematoencefálica.
Todos estos factores condicionan el acceso de las sustancias a su sitio
de acción. De esta manera, cuando alguno o algunos de estos factores
cambian, se modifica la amplitud del proceso de distribución, lo que,
a su vez, puede hacer variar la magnitud del efecto tóxico.

Unión de los xenobióticos a las proteínas del plasma sanguíneo

En la sangre, las moléculas de los xenobióticos pueden estar libres o


combinadas con las proteínas del plasma. La fracción que se enla-
za a las proteínas plasmáticas (albúmina, globulinas y glucoproteína
acida 1) es toxicológicamente inerte, ya que solamente el xenobió-
tico libre puede interaccionar con el sitio blanco (lugar de acción)
del órgano y producir la respuesta tóxica. La albúmina se une prefe-
rentemente con los xenobióticos que tienen carga eléctrica negativa,
mientras que la glucoproteína acida α1 lo hace con las sustancias que
tienen carga eléctrica positiva. En general, el porcentaje de unión de
los xenobióticos a las proteínas plasmáticas es muy variable. En el
Cuadro 8-1 se presentan datos relacionados con este fenómeno.

Xenobiótico Unión a las Proteínas Plasmáticas (%)


Nicotina 25
Aldicarb 30
Carbofuran 74
Carbarilo 97
DDT 99

Cuadro 8-1. Unión de xenobióticos a las proteínas del plasma.


(Hodgson y Levi, 1997).

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 213


La barrera hematoencefálica

El cerebro representa 2% del peso corporal y, sin embargo, recibe cer-


ca de 16% del gasto cardíaco. El flujo sanguíneo en esta zona es de
aproximadamente 0.5 ml/g/min mientras que en otras regiones del
organismo, como el músculo esquelético en reposo, dicho flujo es de
sólo 0.05 ml/g/min. Por ello, se podría esperar que los xenobióticos in-
gresaran al cerebro con facilidad y se equilibraran rápidamente entre
la sangre y las células nerviosas. En efecto, algunas sustancias así lo
hacen, sin embargo, muchos compuestos entran al tejido cerebral con
lentitud y otros no lo hacen. Este fenómeno se ha relacionado con el
concepto de "barrera hematoencefálica".
Tal barrera está constituida por varias estructuras que incluyen
el endotelio de los capilares cerebrales, el plexo coroideo, las mem-
branas de las células guales y la membrana aracnoidea. Estas
membranas separan al cerebro y al líquido cefalorraquídeo (LCR)
del plasma sanguíneo y cada una de ellas tiene características de
permeabilidad y transporte diferentes. Es importante señalar que
la barrera hematoencefálica no se encuentra totalmente desarro-
llada en el momento del nacimiento. Ésta es una de las razones
que explican el hecho de que algunas sustancias sean más tóxicas
para niños y animales recién nacidos que para adultos.

Capilares cerebrales

Los capilares del cerebro no permiten el paso de las sustancias pre-


sentes en la sangre hacia el tejido nervioso con la misma facilidad
con que lo hacen los capilares de otras partes del organismo. Esta
permeabilidad disminuida afecta la difusión de sustancias ionizadas
o hidrosolubles, pero las sustancias liposolubles cruzan los capilares
cerebrales a velocidades que dependen de sus coeficientes de parti-
ción lípido/agua, igual que en otras barreras biológicas. No obstante,
existen procesos de transporte activo para algunos compuestos hi-
drosolubles, como la glucosa y los aminoácidos, los cuales también
ingresan con cierta rapidez en las células nerviosas.
Un factor que contribuye a la difusión lenta de las sustancias hi-
drosolubles a través de los capilares cerebrales es la organización de
las células endoteliales, las cuales están unidas entre sí de manera
más estrecha que las células de otros endotelios capilares. En efec-
to, las células endoteliales de los vasos sanguíneos del cerebro tienen
uniones estrechas (zonula occludens) que son impermeables para algu-
nas sustancias y que limita su libre difusión. Esto significa que el mo-
vimiento de los xenobióticos hacia dentro y hacia fuera del cerebro
se realiza por vía transcelular. De esta manera, el transporte activo a
través de las membranas de las células de los capilares cerebrales es
un factor importante para la transferencia de las sustancias químicas
entre la sangre y el cerebro.
Sin embargo, la mayor resistencia al paso de los compuestos
hidrosolubles se debe principalmente a que estos capilares no es-
tán en contacto directo con el líquido intersticial. En efecto, entre
el endotelio capilar y el líquido intersticial de las células cerebrales
se interpone otra membrana que se une estrechamente a la pared
capilar (células guales o astrocitos). Esto da como resultado que las
sustancias que salen de la sangre deben cruzar, además del endotelio
capilar, la capa de células astrocitarias para llegar al líquido intersti-
cial del tejido nervioso. Algunos autores han relacionado a la barre-

214 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Figura 8-8. Capilar cerebral y elementos de la barrera hematoencefálica.
(CE = célula del endotelio capilar, LC = lumen capilar, MB = membrana
basal, PE = pericito, AC = astrocito, PA = extensión membranal del
astrocito, UE = unión estrecha).

ra hematoencefálica con esta membrana adicional que recubre los


capilares cerebrales (Figura 8-8). Ejemplos de tóxicos que cruzan la
barrera hematoencefálica son el plomo y el metilmercurio.

La barrera placentaria

La placenta conecta al embrión o al feto con la pared uterina de la


madre y separa la circulación materna de la circulación fetal. Desde
el punto de vista anatómico, la placenta contiene varias capas de cé-
lulas que varían con la especie animal y el estadio de la gestación. A
través de esta estructura, la madre suministra al feto los nutrientes
necesarios para su desarrollo y se eliminan los productos de desecho
del ser en gestación. El interior de la placenta contiene cavidades
(senos venosos) a las que llega la sangre arterial materna y de las
que emergen venas que canalizan la circulación de retorno de la ma-
dre. En los senos sanguíneos se encuentran estructuras digitiformes
(vellosidades) que contienen a los capilares del feto. La transferencia
de nutrientes y de xenobióticos madre-feto se realiza a través de las
células epiteliales de las vellosidades y del endotelio de los capilares
fetales (Figura 8-9).

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 215


Hasta hace algunas décadas se creía que la placenta era una
barrera que protegía al feto de la acción de los fármacos ingeridos
por la madre, sin embargo, actualmente se sabe que muchos xeno-
bióticos pueden cruzar esta estructura y distribuirse en los tejidos
del producto. Debido a la posible toxicidad de estas sustancias sobre
el feto, es importante conocer los mecanismos que regulan el paso
de los fármacos a través de la placenta. Al respecto, mediante estu-
dios de perfusión in vitro, se han identificado dos grandes rutas para
el paso de las sustancias a través de la placenta: la transcelular y la
extracelular o paracelular.
El transporte transcelular permite la difusión pasiva de las sus-
tancias lipofílicas, a favor de un gradiente de concentración, entre la
sangre materna y fetal. Además, este transporte puede ser mediado
por sistemas acarreadores a los que se unen sustratos específicos en
la superficie de las microvellosidades o en la membrana basal del
trofoblasto, facilitando así el transporte a través de las capas de cé-
lulas placentarias. Se debe subrayar que el transporte transcelular
es de gran importancia para el aporte de nutrientes al feto (aminoá-
cidos, vitaminas hidrosolubles, glucosa, inmunoglobulinas G, etc.). A
su vez, la ruta extracelular está constituida por canales acuosos y su
importancia para la transferencia de moléculas hidrofílicas ha sido
ampliamente analizada. Al respecto, se ha encontrado para los com-
puestos hidrofílicos una correlación estrecha entre la permeabilidad
de la placenta humana y el tamaño de las moléculas.
La mayoría de las sustancias químicas pueden cruzar esta es-
tructura por difusión simple y la velocidad de paso depende de: a)
las propiedades físico-químicas de los xenobióticos, b) el área de la
transferencia y c) el espesor de la placenta. La velocidad de difusión
de las sustancias lipofílicas es mayor que para las sustancias hidro-
fílicas. En este contexto, el paso transplacentario de plaguicidas li-
posolubles (como el DDT y el Dieldrín) fue demostrado en perras y
ratas preñadas desde mediados del siglo XX. Además, también se ha
reportado el paso a través de esta estructura de diversos compues-
tos organoclorados y fluorocarbonados y su acumulación en tejidos
fetales de humanos o de animales. En el Cuadro 8-2 se presentan las
concentraciones de algunos plaguicidas organoclorados en suero y
tejidos de mujeres con embarazo de término.

Plaguicida organoclorado Suero materno Cordón umbilical Placenta Grasa


669 1323 1548 1235
DDT-Total (10) (10) (10)
(7)
Hexaclorobenceno 669 236 ND 39
(HCB)-Total (1) (2) (5)
Dieldrín 117 ND ND ND
(3)
287 2090 1105 57
Metoxicloro
(3) (5) (4) (2)

Cuadro 8-2. Concentraciones de plaguicidas organoclorados (ng/gbase grasa)


en muestras de mujeres con embarazo de término del estado de Aguasca-
lientes. El número de resultados positivos se indica entre paréntesis; pobla-
ción estudiada N=10; ND= no detectado. (Terrones y Llamas, 1999).

216 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Volumen aparente de distribución

Se define como el volumen de los líquidos corporales en el cual se di-


luye un xenobiótico. Este volumen puede ser solamente el agua plas-
mática (un compartimiento), o el plasma más el líquido intersticial
(dos compartimientos), o el plasma más el liquido intersticial, más el
liquido intracelular (tres compartimientos). El volumen de distribución
es un parámetro toxicocinético que relaciona la concentración de un
xenobiótico en el plasma o suero con su contenido en el organismo. Por
ello, si consideramos al cuerpo como un compartimiento único en el
que se distribuyen los xenobióticos, el volumen aparente de distribu-
ción (Vd) se expresa como la relación entre la concentración del xeno-
biótico ingerido (D) y su concentración en el plasma: Vd = D/C.
El cociente que resulta representa el volumen en el que parece
estar disuelta la dosis ingerida del xenobiótico. Ahora bien, la supo-
sición de que una sustancia se distribuye en el cuerpo de manera
uniforme (en un solo compartimiento) facilita el cálculo del Vd. No
obstante, numerosas sustancias se distribuyen de manera irregular,
como si lo hicieran en dos o más compartimientos. En este caso, el Vd
total es la suma de los volúmenes de los distintos compartimientos.
De esta manera, los valores altos del Vd de ciertos xenobióticos indi-
can que su distribución no es uniforme y que son almacenados en
algunos tejidos.
El volumen aparente de distribución es un dato relacionado con
la cinética de distribución de los xenobióticos, indicando el volumen
que ocuparía la concentración ingerida de una sustancia, conociendo
su concentración en la sangre. En general, representa la amplitud con
la que un xenobiótico se distribuye en el organismo.

Biotransformación de los xenobióticos

Cuando un xenobiótico ingresa en el organismo, la biotransforma-


ción desempeña un papel importante en el proceso de eliminación de
esa sustancia y en la pérdida o disminución de su actividad biológica
(aunque en algunos casos aumenta). En efecto, "la biotransformación
es un proceso por el cual se modifica la estructura molecular de los
xenobióticos y su actividad biológica; los metabolitos que se generan
son químicamente diferentes a la sustancia original y son compues-
tos más polares". El aumento de polaridad de los metabolitos dismi-
nuye su difusión a través de las membranas de las células. Además,
los metabolitos permanecen menos tiempo en el organismo, ya que
disminuye también su reabsorción tubular en los riñones y aumenta
su eliminación urinaria.

Rutas metabólicas

Las reacciones químicas involucradas en la biotransformación de


los fármacos son realizadas por enzimas que se localizan principal-
mente, aunque no exclusivamente, en las células hepáticas (retículo
endoplásmico liso). Otros órganos y tejidos que participan en la bio-
transformación de los xenobióticos son: intestinos, riñones, pulmo-
nes, placenta y plasma sanguíneo. Los tipos de biotransformación se
clasifican en reacciones de Fase I y Fase II (Cuadro 8-3).

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 217


Reacciones de fase I (no sintéticas)

A. OXIDACIÓN -(monooxigenadas -citocromo P4so -microsomas)

1. Desalquilación del Nitrógeno:


Atrazina, Dimetilformamida.

2. Desalquilación del oxígeno:


Metoxiclor.

3. Hidroxilación alifática:
Estireno.

4. Hidroxilación aromática:
Benceno, bis-Fenol A, p-Clorobifenilo, Tolueno.

5. Oxidación del nitrógeno:


Dimetilanilina.

6. Desulfuración:
Organofosforados (Paratión, Malatión).

7. Desclorinación:
Cloroformo, DDT, Tetracloruro de Carbono, Lindano.

8. Oxidación de azufre:
Aldicarb, Forato.

B. REDUCCIÓN-Reductasa del grupo Nitro -(citocromo P450 -microsomas).


1. Reducción del grupo Nitro:
Nitrobenceno.

2. Reducción del grupo Azo:


Azobenceno, Rojo de Metilo.

C. HIDRÓLISIS-Carboxilesterasas/Amidasas(microsomas).
1. Hidrólisis del grupo éster:
Carbaril, Ciflutrina, Diclorvos, Ftalatos, Malatión, Permetrina.

2. Hidrólisis del grupo amida:


Dimetoato, N-Metil-2-pirrolidona.

D. HIDRATACIÓN-Hidratasa de Epóxidos (citocromo P450 -microsomas).

Cloruro de Vinilo, Dieldrin, Endrin, Óxido de Estireno.

218 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Reacciones de fase II (conjugación)
1. Conjugación con Ácido glucurónico:

2. Conjugación con Sulfato:

3. Conjugación con glutatión:

4. Conjugación con Acetilo en Nitrógeno:

5. Conjugación con Aminoácidos:

6. Conjugación con Metilo (TMOC):

Cuadro 8-3. Reacciones de biotransformación de los xenobióticos.

Las reacciones de Fase I (oxidación, reducción, hidrólisis e hidrata-


ción) transforman a los xenobióticos lipofílicos en metabolitos hidrofíli-
cos al introducir o desenmascarar algunos grupos polares como el -OH
o el -NH2. Las reacciones de oxidación/reducción son catalizadas por el
sistema del Citocromo P-450 (CYP450) que se localiza en la fracción mi-
crosómica de las células de los mamíferos. Este sistema es una familia
de isoenzimas (oxidasas de función mixta o monooxigenasas) con espe-
cificidad amplia, las cuales se encuentran en la mayoría de las células,
pero abundan particularmente en los hepatocitos. La reacción básica
catalizada por el CYP450 es la oxidación del sustrato, en la cual un
átomo de oxígeno se incorpora en la molécula del xenobiótico y otro
oxígeno forma una molécula de agua con el H derivado del NADPH.
Existen diversas isoformas del CYP450 y la secuencia de aminoácidos
de estas proteínas es la base para su clasificación.

Isoenzima P450 Sustratos Inhibidores Inductores


CYP1A2 - Acetanilida - Naftoflavona - Humo del cigarro
- Aminas aromáticas

CYP2A6 - Cumarina - Dietilditiocarbamato - Barbitúricos


- Butadieno - Tranilcipromina
CYP2B6 - Ciclofosfamida - Orfenadrina - No conocido
CYP2C8 - Carbamacepina - Quercetina - No conocido
CYP2C9 - Tetrahidrocanabinol - Sulfinpirazona - Rifampicina
CYP2E1 - Alcanos halogenados - Dietilditiocarbamato - Etanol
- Anilina - Disulfiram - Isoniazida

Cuadro 8-4. Reacciones de biotransformación de los xenobióticos.

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 219


La importancia de estas enzimas ha aumentado en los últi-
mos años debido a que la mayoría de las sustancias ambientales
(> 250,000) son sustratos potenciales de estas proteínas (fármacos,
solventes orgánicos, pesticidas, colorantes, hidrocarburos, agentes
carcinógenos, etc.). En años recientes, se ha determinado la secuen-
cia de aminoácidos de muchas enzimas del CYP450 mediante téc-
nicas de ADN recombinante. Estas secuencias forman la base para
clasificar y asignar nombres a las isoenzimas de esta familia. En el
Cuadro 8-4 se presentan algunos ejemplos de la familia del CYP450
de hígados de humanos.
En este contexto, la deshidrogenasa alcohólica cataliza la deshi-
drogenación del etanol y otros alcoholes (propanol al hexanol), y la
deshidrogenasa aldehídica participa en la deshidrogenación de con-
taminantes y aldehídos endógenos. Es pertinente resaltar que todas
estas enzimas son relativamente específicas en relación con los sus-
tratos que biotransforman.
Por otra parte, las reacciones de reducción de grupos nitroaro-
máticos (R-NO2) y azo (R-N=N-R) son catalizadas por nitrorreductasas
y azorreductasas, presentes principalmente en la flora bacteriana de
los intestinos de mamíferos. A su vez, las reacciones de hidrólisis son
catalizadas por las carboxiesterasas/amidasas (CE/A), isoenzimas de
localización celular y abundancia semejante al CYP450. Las CE/A tie-
nen la mayor eficiencia catalítica de las enzimas que participan en la
biotransformación de los xenobióticos. Otras reacciones de hidrólisis
son catalizadas por las hidratasas de epóxidos (HE) que se localizan
en los microsomas y en el citoplasma (Hem y Hec) y que, como su
nombre lo indica, añaden una molécula de agua a los epóxidos (com-
puestos muy reactivos).
Es importante señalar que durante la biotransformación oxida-
tiva de algunos xenobióticos se producen compuestos químicamente
inestables y muy reactivos (intermediarios reactivos o radicales li-
bres) que reaccionan con sitios nucleofílicos de algunos componen-
tes de las células, produciendo daño con ello. Para protegerse de estos
radicales, las células disponen de los procesos enzimáticos de conju-
gación (Fase II) mediante los cuales se introducen sustratos endóge-
nos en la estructura de los intermediarios reactivos, neutralizando
así su toxicidad.
En efecto, el metabolismo de Fase II incluye reacciones de con-
jugación (síntesis) que acoplan al xenobiótico con moléculas endó-
genas. Estas reacciones son catalizadas por transferasas de: a) ácido
glucurónico, b) glutatión, c) radicales sulfato, d) radicales acetilo, e)
grupos metilo y f) aminoácidos. Como ya se señaló, generalmente
complementan a las reacciones de Fase I, aunque algunos xenobió-
ticos pueden biotransformarse (inicialmente) por reacciones de Fase
II. Los metabolitos conjugados son atóxicos o inactivos, más solubles
en agua y tienen menor capacidad para difundirse a través de las
membranas celulares, por lo que son eliminados fácilmente por la
orina y la bilis. Ejemplos de sustancias que se biotransforman con
estas reacciones se ilustran en el Cuadro 8-3.

220 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


ENZIMA- Izoenzima Contaminante ambiental Metabolito (Efecto) Referencia
CYP450 Organofosforados Oxones (Inhibidores de Jokanovic, 2001
esterasas y proteasas de
serina)
CYP450 N-4- aminobifenilo N-Hidroxi-4- Swaminathan y
aminobifenilo Hatcher, 2002
(Aductos-ADN)
CYP450 Oligómeros del estireno Hidroxilados Kitamura y col.,
(Estrogénicos) 2003

CYP450 Organofosforados Oxones (Inhibidores de Buratti y col.,


esterasas y proteasas de 2003
serina)
CYP450-1A2 Arrmometilimidazoquinolina Aminometilimidazoquio- Kim y col., 2004
lina-Nitroso (Carcinógeno)
CYP4B0 Bromobifenilos Hidroxilados vanLipzigy col.,
(Estrogénicos) 2005

CYP450 Aflatoxina B1 Epóxido (Aductos-ADN; Guo y col., 2005


Procarcinógenos)
CYP450-1A2 Eugenol Hidroximetileugenol Jeurissen y col.,
(Carcinógeno) 2006

N-Acetiltransferasa-1 y 2-amino-3- 2-amino-3- Al-Buheissi y


Sulfotransferasas-1A1 y 3 methylimidazo [4,5-f] methylimidazo [4,5-f] col,2006
quinolina quinolina-Nitroso
(Procarcinógeno)
N-Acetiltransferasa-1/2 4-Aminobifenilo Acetil-4-aminobifenilo Sugamori y col.,
(Carcinógeno) 2006
CYP450-1A2 y 2D6 Estragol Hidroxiestragol Jeurissen y col.,
(Carcinógeno) 2007
N-Acetiltransferasa-1/2 N-Arilhidroxilaminas Acetil-N- LUÍ y col., 2007
arilhidroxilaminas
(Carcinógeno)
Transferasas de Glutatión Haloalcanos Conjugados-GSH Anders, 2007
(Nefrotóxicos)
CYP450-2C19 Clorpirifos y paratión Clorpirifos-oxón y Foxenberg y
Paraxón (inhibidores de col., 2007
esterasas y proteasas de
serina)

CYP450-1A Policlorobifenilos (PCBs) Hidroxilados Ludewig y col.,


(Genotóxicos) 2008

Reductasa Aldo-Ceto trans-7,8-dihydroxy-7, 8- benzo[a]pyrene-7, 8-dione Parky col.,2008


dihydrobenzo[a]pyrene (Aductos con ADN)

CYP450-1A1 y 3-Nitrobenzantrona 3-Aminobenzantrona Stiborova y col.,


Oxidoreductasa de (Aductos con ADN) 2008
Quinonas

Cuadro 8-5. Metabolitos activos generados por la biotransformación de xeno-


bióticos. (CYP450: citocromo P450; GSH: glutatión reducido; ADN: ácido des-
oxirribonuléico).

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 221


Bioactivación de los xenobióticos

En general, aunque las reacciones de biotransformación que sufren los


xenobióticos conducen a su inactivación, en ciertos casos generan meta-
bolitos con actividad tóxica. Cuando esto sucede, la sustancia que ingresa
al organismo es inactiva o poco activa, de manera que los efectos nocivos
que se producen se deben a la actividad del metabolito o de los metaboli-
tos formados a partir de ella. En este caso, se habla del proceso de bioac-
tivación o de biotoxificación cuando los productos del metabolismo son
tóxicos. En el Cuadro 8-5 se dan ejemplos de metabolitos activos.

Inducción enzimática

La inducción enzimática es un proceso caracterizado por el aumento


de la velocidad de biotransformación de un xenobiótico producido por
otro fármaco, aunque también el fármaco inductor induce su propia
biotransformación. Es decir, los inductores enzimáticos incrementan la
capacidad metabólica, disminuyendo con ello el tiempo de permanen-
cia de un xenobiótico en el organismo y su concentración en la sangre.
La inducción enzimática implica un aumento de la síntesis de novo de
enzimas, por lo que usualmente se requiere de días o semanas para pre-
sentarse. El 3-metilcolantreno, los insecticidas organoclorados y las afla-
toxinas son ejemplos de xenobióticos que inducen la biotransformación
de otras sustancias y de algunos medicamentos.
A la inducción enzimática también se le conoce como tolerancia
metabólica, aunque este proceso no se ha comprobado adecuadamen-
te en los animales de laboratorio. Cuando la inducción genera meta-
bolitos inactivos, éstos disminuyen la intensidad y duración del efecto
del fármaco activo; en cambio, si el metabolito es activo aumentará la
intensidad del efecto tóxico.

Inhibición enzimática

La inhibición enzimática involucra la disminución de la velocidad de


biotransformación de un xenobiótico producida por otra sustancia quí-
mica. Generalmente, la inhibición se produce por la competencia de
xenobióticos por el sitio activo de la enzima que los biotransforma (in-
hibición competitiva), aunque también pueden ocurrir otros mecanis-
mos. La inhibición enzimática puede presentarse a partir de la primera
dosis del inhibidor, en el transcurso de horas. Este proceso aumenta la
intensidad y la duración de la toxicidad de un xenobiótico. Los insectici-
das organofosforados y los piretroides son ejemplos de contaminantes
ambientales que inhiben la biotransformación de otros fármacos. Estos
aspectos son de mucha importancia para la toxicología clínica.

Eliminación de los xenobióticos

El proceso de eliminación pone fin a la acción de los xenobióticos en el


organismo. Las vías principales de eliminación son: riñones, bilis, heces
fecales, pulmones, y, en menor grado, leche materna y saliva.

Eliminación renal

La eliminación de los xenobióticos a través de la orina es el resultado de


tres procesos básicos realizados por las nefronas: filtración glomerular,
reabsorción tubular y secreción tubular.

222 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Filtración glomerular

Con relación a este proceso se debe señalar que en los glomérulos


renales se filtran el agua plasmática y las sustancias disueltas en ella,
excepto los compuestos de elevado peso molecular y la fracción de
los fármacos unida a las proteínas plasmáticas.

Reabsorción tubular

Una vez que el nitrado glomerular ingresa en los túbulos renales se inicia
el proceso de reabsorción, mediante el cual el agua y algunas sustancias
disueltas en ella difunden pasivamente o son transportadas activamente
de la luz tubular a la sangre (capilares peritubulares), en los diferentes
segmentos de las nefronas. Así, a medida que las sustancias presentes
en el líquido tubular se concentran, se establecen gradientes de concen-
tración que facilitan la reabsorción de los xenobióticos liposolubles, pero
no de las sustancias hidrosolubles. En consecuencia, los compuestos no
polares y lipofílicos prolongan su tiempo de permanencia en el organis-
mo, mientras que las sustancias polares (solubles en agua) se eliminan
fácilmente con la orina.
Las diferencias de pH que existen entre la orina y el plasma san-
guíneo influyen de manera importante en la velocidad de elimina-
ción de muchos xenobióticos. Tal es el caso de los ácidos y las bases
débiles que modifican su equilibrio de disociación cuando cambia el
pH de la orina. En efecto, de acuerdo con la ecuación de Henderson-
Hasselbalch, la excreción urinaria de sustancias débilmente acidas
aumenta cuando la orina es alcalina y disminuye cuando la orina es
acida; inversamente, la excreción de sustancias débilmente básicas
aumenta cuando el pH urinario es ácido y disminuye cuando el pH es
alcalino.

Secreción tubular

La secreción tubular renal es un mecanismo que permite eliminar


sustancias endógenas de desecho y xenobióticos. Es un proceso de
transporte activo que se realiza en contra de un gradiente electro-
químico, en el túbulo proximal de la nefrona, y a través del cual
los xenobióticos son secretados desde los capilares peritubulares
hasta la luz tubular. En las células proximales existen dos sistemas
de transporte bien definidos: uno de ellos se encarga de transpor-
tar aniones orgánicos, como el probenecid y los plaguicidas, y el
otro transporta cationes orgánicos, como la quinina y la morfina. La
ubicación de los acarreadores es diferente y selectiva; es decir, en
la membrana basolateral se encuentran los transportadores de los
aniones orgánicos y en la membrana luminal, los transportadores
de los cationes (Figura 8-10).
Los xenobióticos que son transportados por el mismo sistema
compiten entre sí por los acarreadores comunes, de tal manera que
la velocidad de eliminación de un compuesto se puede reducir en
presencia de otra sustancia que se secrete por la misma ruta (esto
puede prolongar el daño de una sustancia tóxica). Además, el pro-
ceso de transporte activo se puede saturar al aumentar la concen-
tración de un xenobiótico en la sangre. Esta situación se presenta
cuando la concentración plasmática del xenobiótico es muy alta y
satura a todos los acarreadores disponibles (transporte máximo).
Por otra parte, la secreción de amones permite la eliminación de los

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 223


metabolitos conjugados con diversos sustratos endógenos, como la
glicina, el ácido glucurónico o el sulfato (biotransformación). Estos
metabolitos polares se reabsorben poco en los túbulos renales y se
excretan con mayor facilidad en la orina.

Figura 8-10. Secreción tubular de los contaminantes ambientales. (Pritchard


y Miller, 1993).

Eliminación pulmonar

Los pulmones son los órganos encargados de eliminar las sustancias


volátiles. La excreción de los xenobióticos por esta vía se realiza bá-
sicamente de manera pasiva; así cualquier sustancia volátil presente
en la sangre puede pasar desde este fluido hasta el aire alveolar, para
luego ser eliminada. La eliminación pulmonar de los fármacos es el
fenómeno inverso al de la absorción por esta vía, de tal manera que
la velocidad de eliminación de los xenobióticos volátiles depende de
su solubilidad en la sangre, frecuencia respiratoria y del flujo sanguí-
neo en los pulmones. Ejemplos de xenobióticos que se eliminan por
los pulmones son los solventes orgánicos volátiles.

Eliminación por la bilis

La bilis es una vía importante de eliminación de xenobióticos del or-


ganismo. En efecto, los compuestos de polaridad elevada, los aniones
y cationes conjugados con sustancias endógenas y los compuestos
de peso molecular alto (>300) son transportados activamente del pa-
rénquima hepático a la bilis, mediante mecanismos funcionalmen-
te análogos a los descritos para la secreción tubular en los riñones;
es decir, existen acarreadores que transportan aniones y cationes.
Cuando estas sustancias se encuentran en la bilis son vertidas en
el duodeno (por el colédoco) y, desde allí, pueden ser reabsorbidas
o eliminadas con las heces fecales. En el primero de los casos, las

224 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


sustancias reabsorbidas pasan al hígado, a través de la vena porta,
para ser nuevamente eliminadas con la bilis hacia la luz intestinal
(circulación enterohepática).
Esta circulación es de importancia fisiológica porque permite
reutilizar a los compuestos endógenos presentes en la bilis. Sin em-
bargo, cuando un xenobiótico participa en este proceso, para ser eli-
minado del organismo debe ser trasladado a las heces fecales o a la
sangre periférica, de donde finalmente es excretado por los riñones.
Debido a la circulación enterohepática, los xenobióticos prolongan
su estancia en el organismo.

Excreción de xenobióticos por otras vías

Como ya se señaló, además de la eliminación renal, hepática y pul-


monar, los fármacos también pueden ser excretados por otras vías.
Una de ellas, de importancia por su potencial toxicológico, es la eli-
minación por la leche materna. En efecto, a través de la leche se
eliminan diversos fármacos y tóxicos ingeridos por la madre. Los
xenobióticos pasan a la leche principalmente por difusión pasiva,
por lo que la relación de concentración leche/plasma será mayor
cuanto mayor sea la liposolubilidad del fármaco.
Algunos xenobióticos que se eliminan por la leche materna,
como el alcohol etílico, tienen la capacidad de inducir la actividad
de enzimas hepáticas y renales, como el CYP450 en el lactante. La
isoforma 2E1 de este citocromo es particularmente sensible al eta-
nol. La consecuencia de este fenómeno es que los fármacos que
son biotransformados por esa isoforma (como el acetaminofeno o
el paracetamol, de amplio uso en pediatría) pueden generar toxici-
dad aguda aun cuando se administren a dosis adecuadas, ya que al
ser biotransformados se producen metabolitos intermedios tóxicos
en mayor cantidad que cuando no hay inducción del CYP450. Por lo
tanto, durante la lactancia debe evitarse en lo posible que las madres
ingieran fármacos que puedan favorecer ese riesgo para sus hijos.
Además, por su alto contenido en grasa, la leche materna facilita la
excreción de contaminantes ambientales lipofílicos, como los plagui-
cidas organoclorados y los organofosforados. Por otra parte, debido
a que la leche es más acida que el plasma materno, la relación de
concentración leche/plasma será mayor para los fármacos básicos y
menor para los compuestos que son ácidos débiles.
La eliminación por la piel es otra vía de excreción para los con-
taminantes ambientales. A su vez, la eliminación de los xenobióticos
por el cabello se ha utilizado en estudios de medicina forense y de
medicina laboral, ya que algunos metales pesados se acumulan en el
cabello y permanecen allí por muchos años, como es el caso del arsé-
nico y del mercurio. Finalmente, se ha encontrado que la concentra-
ción de algunos fármacos en la saliva es semejante a la del plasma, lo
cual hace factible utilizar a la saliva para medir concentraciones de
xenobióticos cuando es difícil o inconveniente hacerlo en la sangre.

CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 225


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CINÉTICA DE XENOBIÓTICOS EN LOS MAMÍFEROS 233


ASPECTOS BÁSICOS DE LA TOXICIDAD
DE LOS XENOBIÓTICOS
9
Dr. Fernando Jaramillo Juárez
Dr. Francisco A. Posadas del Río
Universidad Autónoma de Aguascalientes

Dr. Genaro Gabriel Ortiz


CIBO-IMSS
Introducción Las sustancias químicas producen sus acciones nocivas sobre los se-
res vivos cuando entran en contacto con ellos. Cuando esto sucede,
la acción de los xenobióticos se puede realizar en el sitio de contacto
(tóxicos de acción local) o en el interior del organismo (tóxicos de ac-
ción sistémica). En el primer caso, las sustancias actúan de manera
inmediata sobre ciertas regiones del organismo, como la piel, las mu-
cosas corporales, el aparato respiratorio, etc. En el sitio de contacto,
los xenobióticos pueden destruir los tejidos (sustancias cáusticas o
corrosivas) o producir daños localizados como bronquitis o conjun-
tivitis, así como generar dermatitis al unirse con las proteínas de la
piel. A su vez, los tóxicos de acción sistémica requieren ser absorbi-
dos para alcanzar luego su sitio de acción, por ejemplo: los plaguici-
das organofosforados que se unen al sitio activo de las colinesterasas
localizadas en las sinapsis nerviosas, produciendo con ello una in-
toxicación colinérgica. Además, la acción sistémica de los xenobióti-
cos puede generar toxicidad selectiva o no selectiva.
Por lo tanto, "la toxicodinamia estudia las acciones y los me-
canismos de la toxicidad producida por los xenobióticos". Es decir,
analiza los eventos nocivos que se derivan de la interacción de un xe-
nobiótico con el humano o con los animales. Como consecuencia de
esta interacción se producen alteraciones bioquímicas en las células
que, dependiendo de su magnitud, pueden generar trastornos fun-
cionales, estructurales o la muerte. De esta manera, si se considera
que los contaminantes ambientales producen sus efectos nocivos en
las células por diferentes rutas (actuando como sustancias citotóxi-
cas, alterando mecanismos bioquímicos o fisiológicos y generando
lesiones proliferativas), se pueden analizarán a continuación algunos
mecanismos básicos que explican las acciones tóxicas de los xeno-
bióticos.

Toxicidad no selectiva y selectiva de los xenobióticos

En los mamíferos, las células mantienen sus funciones mediante mu-


chos procesos bioquímicos y fisiológicos estrechamente relacionados
entre sí. Cuando la acción nociva de una sustancia altera las funcio-
nes de las células en diferentes tejidos, se produce el fenómeno de
toxicidad no selectiva. Así, un xenobiótico que modifica una reacción

ASPECTOS BÁSICOS DE LA TOXICIDAD DE LOS XENOBIÓTICOS 237


enzimática necesaria para producir energía en las células, afectará
las enzimas involucradas en este proceso en cualquier célula del or-
ganismo a la que pueda llegar; por ejemplo, el efecto tóxico del cia-
nuro en los organismos aerobios se debe a su capacidad de inhibir
la respiración celular. Los xenobióticos que actúan de este modo se
llaman venenos citotóxicos y su acción biológica generalmente es muy
tóxica para las células.
Por otra parte, existen xenobióticos que actúan con selectividad
y especificidad relativas. Los plaguicidas organofosforados son un
ejemplo de estos tóxicos, ya que inhiben de manera irreversible las
enzimas que contienen el aminoácido serina en su sitio activo, entre
ellas: las colinesterasas, las esterasas y algunas de las proteasas de la
coagulación de la sangre.
La acción selectiva de las sustancias tóxicas puede manifestarse
como un efecto nocivo inmediato sobre un órgano o alguna función
determinada, o bien como una alteración patológica de aparición re-
tardada en uno o más órganos específicos. Por ejemplo, los efectos
inmediatos del tetra cloruro de carbono (CC14), luego de la ingestión
o la inhalación de cantidades relativamente altas, afectan el sistema
nervioso central, provocando vértigos, dolor de cabeza, convulsiones
y coma. En cambio, la toxicidad retardada del CC14 afecta las células
hepáticas o renales, o ambas. Los efectos retardados pueden aparecer
después de haberse superado el episodio de la intoxicación aguda o
como resultado de una exposición crónica, sin que haya aparecido
ningún síntoma neurológico de origen central. Bajo estas circunstan-
cias, la magnitud de la lesión tisular es un fenómeno que depende de
la dosis y la reversibilidad de las lesiones depende de la eficacia de los
mecanismos de reparación de los tejidos, cuando éstos no son supera-
dos por la agresión química.
La toxicidad selectiva de los xenobióticos puede explicarse por
varias razones: a) la combinación de sus moléculas con receptores
específicos localizados en el órgano blanco (HgCl2 en los riñones); b)
la distribución selectiva en el organismo intoxicado (paraquat en los
pulmones) y c) el metabolito tóxico se forma en el órgano afectado
(paracetamol en el hígado). Es pertinente señalar que el hígado y los
riñones son órganos especialmente vulnerables a la acción tóxica de
los xenobióticos porque muchas de estas sustancias se concentran
en ellos.

Actividad biológica de los xenobióticos

El estudio de la toxicidad de un xenobiótico debe identificar no sólo


sus efectos nocivos sino también el mecanismo de acción. Por ello,
la toxicidad de los xenobióticos se determina realizando diferentes
estudios, entre ellos: experimentales (animales de laboratorio, órga-
no aislado, cultivos de células, etc.), epidemiológicos, análisis de las
propiedades fisicoquímicas, determinación de la relación estructura-
actividad, etcétera.
En general, la actividad biológica de los xenobióticos se deriva
de sus propiedades fisicoquímicas (sustancias de acción inespecífica)
o de su estructura química (fármacos estructuralmente específicos).
Entre las propiedades relacionadas con el primer grupo de xenobióti-
cos se encuentran la adsorción, la capacidad óxido-reductora, el gra-
do de acidez o alcalinidad, el coeficiente de partición lípido/agua, etc.;
ejemplos de estas sustancias son los agentes corrosivos, como el áci-
do clorhídrico, el ácido acético y el hidróxido de sodio. Es pertinente

238 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


señalar que el estado de oxidación de una sustancia se relaciona de
manera importante con su toxicidad, particularmente en los metales,
tal es el caso del As3+ que es mucho más tóxico que el As5+. También es
importante considerar las propiedades fisicoquímicas que establecen
el comportamiento de los contaminantes en el ambiente, ya que
éstas se relacionan con los niveles de exposición (volatilidad, presión
de vapor, densidad, velocidad de transformación, etcétera).
Por otra parte, experimentalmente se ha encontrado que la ac-
ción biológica derivada de la estructura de los fármacos es un fenó-
meno complejo que resulta de su interacción con moléculas blanco
del organismo. Es decir, estas sustancias deben acoplarse a la estruc-
tura de receptores celulares para formar un complejo con ellos, de
donde se genera su toxicidad. Ejemplos de estos compuestos son las
neurotoxinas como la botulínica y la tetrodotoxina. Así, la toxicodi-
namia explica la producción de los efectos nocivos en función de las
diferentes interacciones que se establecen entre los xenobióticos y
los receptores celulares. Dado que el mecanismo de acción suele ser
específico para cada sustancia o grupos de sustancias, es difícil esta-
blecer mecanismos generales que expliquen la acción tóxica de los
xenobióticos. Dentro de estas limitaciones, en general, la toxicidad
generada por las sustancias químicas incluye: los efectos nocivos
producidos por la estructura primaria de los xenobióticos (forma ac-
tiva); los efectos tóxicos debidos a los metabolitos activos derivados
de la biotransformación de los fármacos y los efectos tóxicos produ-
cidos por los radicales libres.

a) Toxicidad derivada de la estructura primaria de los xeno-


bióticos

Para ejercer su acción biológica, los compuestos estructuralmente es-


pecíficos requieren acoplarse a un receptor intraorgánico que es la
estructura complementaria localizada en el sitio de acción (la unión
xenobiótico-receptor genera una repuesta biológica). Los receptores
de los xenobióticos se encuentran en la membrana plasmática de
la célula, en el citoplasma y en el núcleo. Entre las respuestas fun-
cionales que los receptores pueden generar, cuando son estimulados
por xenobióticos o por sustancias endógenas, se encuentran: 1) alte-
raciones de los flujos de iones en la membrana de la célula y, como
consecuencia de ello, de los potenciales eléctricos, en cuyo caso el
receptor suele estar ligado a los canales de los iones; 2) cambios en
la actividad de las enzimas; y 3) modificaciones en la síntesis de pro-
teínas, cuando los receptores están relacionados con los procesos de
transcripción y síntesis proteica. Como ejemplo de estos mecanismos
se puede mencionar que el DDT (plaguicida organoclorado) afecta al
sistema nervioso modificando la propagación de las comentes eléc-
tricas en las membranas de las neuronas (interfiere con el cierre de
los canales de sodio); esto altera las funciones de las células ner-
viosas y produce hiperexcitabilidad, temblores, debilidad muscular
y convulsiones.
De acuerdo con la Teoría de la ocupación, las sustancias con ac-
tividad biológica se clasifican en agonistas y antagonistas. Las agonis-
tas son sustancias que se combinan con los receptores e inician una
respuesta porque tienen: a) afinidad con el receptor, o sea capacidad
para combinarse con él; y b) actividad intrínseca o eficacia, esto es,
capacidad para generar una respuesta. Los antagonistas son com-
puestos que se combinan con los receptores (tienen afinidad con

ASPECTOS BÁSICOS DE LA TOXICIDAD DE LOS XENOBIÓTICOS 239


ellos) pero son incapaces de generar una respuesta. Esto significa que
la estructura molecular de estas sustancias reúne los requisitos ne-
cesarios para combinarse con los receptores, pero son incapaces de
producir una respuesta porque carecen de eficacia; por lo tanto, su
acción se deriva del bloqueo que ejercen sobre los receptores, evitan-
do la activación de estas estructuras por las sustancias endógenas o
por los fármacos agonistas. En este contexto, la muscarina (sustancia
tóxica presente en los hongos de la familia Amonita muscaria) se une a
los receptores colinérgicos de los músculos liso y cardíaco, y produce,
como la acetilcolina, aumento del peristaltismo intestinal y disminu-
ción de la frecuencia cardíaca (bradicardia). Por el contrario, la atro-
pina (sustancia obtenida de la Atropa belladona) se une a estos mismos
receptores pero no los estimula, solamente los bloquea, evitando así
la acción estimulante de la muscarina y la acetilcolina.
Es importante señalar que el receptor no traduce por sí mismo la
señal recibida del agonista. Una ruta común para traducir esa señal
en un efecto biológico es la vía de las proteínas G, moléculas intra-
celulares llamadas así por su capacidad para unirse con nucleótidos
de guanina (difosfato de guanosina o GDP y trifosfato de guanosina o
GTP). Así, la unión del xenobiótico con el receptor activa la pro teína
G, la cual intercambia GDP por GTP y el complejo GTP-proteína ac-
tiva a otras proteínas en el interior de la célula. Cuando la proteína
activada es una enzima, se genera un cambio en la concentración
intracelular de una o más sustancias químicas denominadas segun-
dos mensajeros, los cuales ejercen sus efectos en el citoplasma o en la
parte interna de la membrana celular.
Los segundos mensajeros generan cambios de corto plazo en la
función celular mediante diversos mecanismos, como la modifica-
ción en la función de las enzimas, el desencadenamiento de la exoci-
tosis y la alteración de la transcripción de los genes. Entre los segundos
mensajeros producidos en las células, a causa de la unión de un ligando
externo con su receptor, se encuentran: el monofosfato cíclico de ade-
nosina (AMPc), el monofosfato cíclico de guanosina (GMPc), el trifosfato
de inositol (IP3), el trifosfato de diacilglicerol (DAG), el ácido araquidónico
y sus derivados (prostaglandinas), así como el óxido nítrico. Algunas de
las funciones intracelulares producidas o reguladas por los segundos
mensajeros incluyen: a) AMPc y CMPc (activación de cinasas y fosfo-
rilación de proteínas, regulación de canales iónicos y de la expresión
de genes) y b) IP3 y DAG (aumento de la concentración del Ca++ intrace-
lular, activación de cinasas de proteínas C y regulación de la función
de enzimas).

Cinasas C y homeostasis celular

La homeostasis en un organismo se mantiene a través de una serie de


procesos bioquímicos complejos finamente controlados. La alteración
de cualquiera de estos procesos conduce a fallas de la homeostasis
con consecuencias en las células, tejidos y órganos. Estas alteracio-
nes pueden producirse por exposición a los xenobióticos o a los agen-
tes físicos como la luz ultravioleta. De esta manera, la homeostasis
puede ser alterada por la modificación de las rutas reguladas por las
cinasas de proteínas C (PKC), enzimas que fosforilan proteínas celu-
lares "diana o blanco", a través de la transferencia de grupos fosfato
del ATP, para modular su función. Este proceso es reversible porque
las proteínas fosforiladas pueden ser desfosforiladas por las fosfata-
sas. Así, la fosforilación de proteínas por cinasas y la desfosforilación

240 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


por fosfatasas juegan un papel central en muchos procesos celulares
y en la transmisión de señales al interior de la célula para controlar
el crecimiento. La modificación de estos procesos por los xenobióticos
conduce, en algunos casos, a problemas tan serios como la pérdida
del control del crecimiento de las células, tal es el caso de la carci-
nogénesis.

Modulación de las cinasas C por los xenobióticos

El uso excesivo de plaguicidas organoclorados en la agricultura liberó


en el ambiente compuestos químicos que han persistido durante
muchos años, como el DDT, permitiendo su bioacumulación a través
de la cadena alimenticia. Otros xenobióticos liberados en el ambien-
te son los hidrocarburos aromáticos halogenados (HAH), compuestos
que conllevan un elevado riesgo para la salud humana, pues poseen
tiempos de vida media prolongados, son liposolubles, altamente re-
sistentes a la biodegradación y se biomagnifican también dentro de
la cadena alimenticia. Los efectos a largo plazo de estos xenobióticos
afectan la reproducción y el desarrollo neuronal; además, algunos
de ellos son carcinógenos y cardiotóxicos. Entre otras acciones, estas
sustancias alteran la expresión génica actuando sobre las cinasas de
proteínas y los segundos mensajeros derivados de estas rutas de se-
ñalización celular.
Los HAH incluyen dioxinas y bifenilos policlorados (PCBs), los
cuales son químicos ambientales de uso muy amplio. De estos com-
puestos, la 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-p-dioxina (TCDD) es la sustancia
más tóxica que se conoce y la exposición a la misma produce diver-
sos efectos, como promoción de tumores, teratogenicidad, reducción
de las respuestas dependientes de hormonas esteroidales, etc. Algu-
nos de estos efectos involucran la interacción del xenobiótico con las
rutas de señalización usadas tanto por los factores de crecimiento
como por las hormonas. En efecto, la TCDD produce traslocación de
las PKC en los hepatocitos de la rata e induce la actividad de dos
oncogenes celulares: ras y src. Tales oncogenes activan la ruta del
difosfato de fosfatidil inositol y del diacilglicerol. A su vez, los PCBs
provocan la traslocación de algunas isoenzimas de PKC (a y 5) del ci-
tosol a la membrana, en las células epiteliales del hígado de las ratas
y en las células embrionarias de ratones C3H10T1/2.

b) Toxicidad producida por los metabolitos activos de los xe-


nobióticos

Durante la década de 1940, James y Elizabeth Millar encontraron que


los metabolitos derivados del colorante N,N-dimetil-4-aminoazoben-
ceno (DAB) se unen covalentemente a las proteínas y a los ácidos
nucleicos de las células, produciendo cáncer en el hígado de las ratas.
Actualmente se sabe que, aunque por lo general las reacciones de
biotransformación que sufren los fármacos conducen a su inactiva-
ción, en ciertos casos, este proceso genera metabolitos con actividad
biológica. Cuando esto sucede, las sustancias que ingresan al organis-
mo son inactivas o poco activas, de manera que sus efectos tóxicos se
deben a la actividad de los metabolitos formados a partir de ellas. En
este caso se habla del proceso de bioactivación de los xenobióticos y
los metabolitos activos pueden interactuar de diversas maneras con
estructuras de las células (uniéndose covalentemente a macromolé-
culas o estimulando la oxidación de los lípidos). Como ejemplos de la

ASPECTOS BÁSICOS DE LA TOXICIDAD DE LOS XENOBIÓTICOS 241


bioactivación se pueden citar las transformaciones de: a) el paratión
en paraoxón (inhibidor de las colinesterasas), b) el hidrato de cloral en
tricloroetanol (depresor del sistema nervioso central), c) los bromo-
bifenilos en metabolitos hidroxilados (compuestos estrogénicos) y
d) la N-arilhidroxilamina en acetil-N-arilhidroxilamina (compuesto
carcinógeno); además, algunos hidrocarburos como el benzopireno
también producen metabolitos activos que pueden incorporarse a la
estructura del ADN y producir cáncer.
En este contexto, se ha reportado que la exposición del humano
y de los animales silvestres a bifenilos halogenados genera metabo-
litos activos (el 2,2'-dibromobifenilo y el 4,4'-dibromobifenilo, ambos
producidos por el CYP450) que interfieren con el equilibrio endóge-
no de los estrógenos, lo que puede conducir a la disrupción endo-
crina (Figura 9-1). Estos compuestos pueden mimetizar (agonistas) o
bloquear (antagonistas) las acciones del estradiol; además, pueden
alterar las concentraciones endógenas de estradiol por inducción o
inhibición de las enzimas que metabolizan esta hormona.

Figura 9-1. Acciones biológicas del metabolito activo hidroxi-dibromo-bife-


nilo. (van Lipzig et al, 2005).

Debe señalarse que los metabolitos activos sufren una segun-


da reacción de biotransformación (conjugación), mediante la cual
las transferasas introducen en sus moléculas un sustrato endógeno
como el ácido glucurónico, el radical sulfato o un aminoácido. Los
productos finales son sustancias hidrófilas que se eliminan con ma-
yor facilidad por la orina. La Figura 9-2 resume los conceptos ante-
riormente descritos.

Figura 9-2. Activación metabólica de xenobióticos y acciones tóxicas. (Mo-


dificado de Park et al., 2000).

242 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


c) Toxicidad producida por los radicales libres

Los radicales libres son especies químicas con uno o más electrones
desapareados, lo que ocasiona que sean altamente reactivas. Esta si-
tuación es energéticamente inestable y logran su estabilidad remo-
viendo electrones de otras moléculas y, por lo tanto, oxidándolas. Las
interacciones anteriores pueden ser de tipo covalente y no covalente.
Los radicales libres que reaccionan de manera covalente son llama-
dos compuestos electrofílicos y forman aductos con macromoléculas de
las células como las proteínas. Las especies reactivas de oxígeno estable-
cen enlaces no covalentes con las estructuras celulares, lo que puede
originar reacciones en cadena de tipo redox que producen la oxida-
ción de lípidos, proteínas y ácidos nucleicos.
En este contexto, durante el metabolismo celular los organismos
aerobios producen radicales libres, como en la fosforilación oxida-
tiva, en la cual se forman sustancias potencialmente tóxicas para
las células (radicales libres de oxígeno) que son transformadas en
sustancias inocuas por el sistema enzimático mitocondrial de la oxi-
dasa de citocromo, en colaboración con las enzimas antioxidantes
dismutasa de superóxido, catalasa y peroxidasa. En la producción de
radicales libres participan diversas enzimas solubles y algunas uni-
das a las membranas. En el Cuadro 9-1 se esquematiza la formación
de radicales superóxido e hidroxilo.

Reacción Radical Observaciones


Producido durante la fosforilación oxidativa por
Superóxido
la acción de la dismutasa de superóxido.

Es un agente nocivo que puede reaccionar a ve-


locidad alta con muchos compuestos celulares
Hidroxilo (fosfolípidos, ácidos nucleicos y proteínas), ge-
nerando radicales libres de las moléculas con las
que reacciona.

Reacción general:

Cuadro 9-1. Generación de los radicales superóxido e hidroxilo.

Radicales libres y daño celular

Algunos trabajos experimentales señalan que los mecanismos de


daño celular mediados por los radicales libres contribuyen al esta-
blecimiento de ciertas enfermedades, como aterosclerosis, artritis
reumatoide, diabetes, porfiria, cáncer y cirrosis hepática. En estos
padecimientos, la generación de radicales libres de oxígeno supera
la capacidad de las células para eliminarlos, dando lugar al proce-
so conocido como daño oxidativo. En el Cuadro 9-2 se presentan los
compuestos celulares que son afectados por los radicales libres de
oxígeno.

ASPECTOS BÁSICOS DE LA TOXICIDAD DE LOS XENOBIÓTICOS 243


COMPUESTO ALTERACIÓN
Lípidos Peroxidación de los ácidos grasos poliinsaturados de membranas de células y
de orgánulos.
Proteínas Inactivación de enzimas por oxidación de los grupos sulfidrilo. Lo mismo ocurre
en las proteínas estructurales.
Carbohidratos Despolimerización de polisacáridos.

Ácidos Hidroxilación de bases, entrecruzamientos y ruptura de las bandas del ADN, lo


nucleicos que causa mutaciones e inhibición de la síntesis de proteínas, nucleótidos y
ácidos nucleicos.
Cuadro 9-2. Compuestos celulares alterados por la acción de los radicales
libres derivados del oxígeno.

El daño producido por las especies reactivas de oxígeno sobre las


membranas de las células es conocido como lipoperoxidación. Durante
este proceso, la degradación de los ácidos grasos no saturados genera
malondialdehído (MDA), sustancia altamente reactiva con los grupos
amino de las proteínas. La lipoperoxidación aumenta la rigidez de
la membrana y disminuye la presencia de enzimas y receptores en
esta estructura celular; por ello, es un proceso muy dañino para la
membrana, ya que altera la fluidez de los lípidos, la permeabilidad, el
transporte, etcétera.
La lipoperoxidación es una reacción de autooxidación que puede
ser iniciada por la acción tóxica de los radicales libres sobre los áci-
dos grasos de los fosfolípidos membranales. Las sustancias generadas
durante este proceso oxidativo pueden difundir a cierta distancia del
sitio de producción y originar edema celular, cambios en la permeabi-
lidad vascular, inflamación y quimiotaxis. Algunos compuestos, como
las quinonas, son capaces de iniciar ciclos de oxidación-reducción
con consecuencias nocivas para las células. Estos compuestos se re-
ducen al aceptar un electrón del NADPH y generan un radical, el cual
es oxidado por el O2, produciendo con ello especies reactivas de oxí-
geno. Estas especies pueden iniciar muchas respuestas tóxicas, entre
ellas: a) mutagénesis y carcinogénesis como resultado de sus interac-
ciones con el ADN, b) daño de la membrana por lipoperoxidación y c)
trastornos bioquímicos por inactivación de enzimas.

Estrés oxidativo y sistemas biológicos antioxidantes

Para neutralizar los radicales libres y evitar daño a las células, los
organismos aerobios han desarrollado mecanismos de protección
que funcionan como atrapadores de esas sustancias (mecanismos
antioxidantes). En efecto, en condiciones fisiológicas, los radicales
libres son destoxificados en las células a través de los mecanismos
antioxidantes, de tal forma que en condiciones normales existe un
equilibrio entre los fenómenos prooxidantes y los antioxidantes. Sin
embargo, bajo diversas circunstancias este equilibrio puede ser alte-
rado, por ejemplo, cuando se producen en exceso las especies reacti-
vas de oxígeno. Esta situación particular se denomina estrés oxidativo.
Así, la aparición del daño celular posiblemente se debe a que los sis-
temas de protección antioxidante son insuficientes o se encuentran
deteriorados.
Los mecanismos protectores contra los radicales libres del oxíge-
no incluyen: 1) antioxidantes preventivos (transferrina y ceruloplas-
mina), 2) enzimas antioxidantes (dismutasa de superóxido, catalasa y

244 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


peroxidasa de glutatión) y 3) sustancias antioxidantes (glutatión, áci-
do ascórbico, grupos tioles, α-tocoferol, ácido úrico y β-caroteno). A su
vez, los mecanismos protectores contra los compuestos electrofílicos
incluyen: a) conjugación con el glutatión (reacción catalizada por las
transferasas de glutatión) y b) mecanismos reparadores (polimerasa
de ADN, proteasas y lipasas). Debe subrayarse que la prevención de
la oxidación es un proceso esencial en todos los organismos aerobios,
de tal manera que la disminución de la protección antioxidante puede
conducir a la citotoxicidad, mutagenicidad y/o carcinogenicidad. En el
Cuadro 9-3 se describen las enzimas antioxidantes de las células.

Cuadro 9-3. Enzimas destoxificantes y atrapadoras de radicales libres deri-


vados del oxígeno (AGPI = Ácidos grasos poliinsaturados, *R = Grupo alifáti-
co, aromático o heterocíclico, X = Grupo sulfato, nitrato o haluro).

Conjugación del glutatión con compuestos electrófilos

Algunas sustancias al ser biotransformadas generan metabolitos


electrófilos altamente reactivos y tóxicos. Como ya se señaló, estos
compuestos forman aductos con algunas macromoléculas de las cé-
lulas, alterando con ello su función. La biotransformación del tetra-
cloruro de carbono (CCl4) es un buen ejemplo de la generación de
radicales libres y daño celular. Este proceso se inicia con la transfe-
rencia de un electrón al enlace C-Cl, mediado por el citocromo P450
(CYP450), para formar un radical aniónico que elimina un átomo de
cloro, formándose así el radical triclorometilo (Cl3O). Después este
radical puede sufrir reacciones de oxidación y reducción. Las isoen-
zimas involucradas en este proceso son la CYP2E1 y las CYP2B1/2B2.
La ruta de eliminación más importante de estos radicales es su reac-
ción con el O2, lo que genera radicales peroxitriclorometilo (Cl3COO).
Este compuesto intermediario, que es aún más reactivo que el radical
triclorometilo, puede interactuar con los lípidos de las membranas
causando lipoperoxidación. La Figura 9-4 presenta las rutas metabó-
licas del CCl4.

ASPECTOS BÁSICOS DE LA TOXICIDAD DE LOS XENOBIÓTICOS 245


Figura 9-4. Biotransformación del CC14 y generación de radicales libres
(McCay et al, 1984; Raucy et al., 1993; Gruebele et al, 1996).

El glutatión reducido (GSH) realiza una función importante en


los sistemas de defensa de las células en contra del estrés oxidativo
y del daño producido por las sustancias electrofílicas. En efecto, el
GSH destoxifica un gran número de metabolitos reactivos, ya sea por
conjugación espontánea o mediante una reacción catalizada por las
transferasas de glutatión (GST). En este contexto, las GST son una fa-
milia de enzimas involucradas en la destoxificación de xenobióticos
y de sustancias reactivas endógenas, mientras que el glutatión (GSH)
es un tripéptido (L-γ-glutamil-L-cisteinil-glicina) sintetizado en el hí-
gado a partir de la γ-glutamilcisteína y la glicina. Las GST neutrali-
zan a los radicales libres catalizando la reacción de estas sustancias
con el grupo tiol (-SH) del glutatión reducido; con ello, se neutralizan
los sitios electrófilos de los radicales libres y aumenta su hidrosolu-
bilidad. Los epóxidos, los hidroperóxidos orgánicos y los metabolitos
oxidados son los sustratos de las GST.
La transferencia del GSH a los compuestos electrofílicos es el
mecanismo principal de destoxificación de los intermediarios reac-
tivos generados por el sistema de monooxigenasas. Por lo tanto, las
GST son un mecanismo de protección de las células que se encarga
de destoxificar una gran variedad de xenobióticos y de sustancias
electrofílicas endógenas. Estas enzimas se localizan principalmente
en el citoplasma de las células y, en menor cantidad, en la membra-
na del retículo endoplásmico. El hígado, los riñones, los testículos, el
intestino y las glándulas suprarrenales son los órganos con mayor
actividad de estas enzimas.

246 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Daño celular producido por los xenobióticos

Las acciones de los xenobióticos generan diversos tipos de daños en las


células que, con fines didácticos, pueden ser agrupados de la siguiente
manera: a) interferencia con el funcionamiento de las enzimas, b)
alteración de las funciones celulares, c) alteración del sistema ADN-
ARN sintetizador de proteínas, d) bloqueo de la capacidad de la he-
moglobina para transportar oxígeno, e) reacciones de sensibilización,
f) irritación química de los tejidos y g) daño estructural.

a) Interferencia con el funcionamiento de las enzimas

Algunos xenobióticos compiten con los sustratos endógenos por el si-


tio activo de las enzimas, generando el fenómeno de inhibición com-
petitiva; tal es el caso de la inhibición de las colinesterasas producido
por los plaguicidas organofosforados y los carbamatos. Al respecto,
las colinesterasas son un grupo de enzimas que comparten la pro-
piedad de hidrolizar compuestos que contienen enlaces éster en su
estructura, aunque difieren entre ellas en la especificidad de sus sus-
tratos. Por ello, estas enzimas suelen clasificarse en colinesterasas
verdaderas (o específicas) y seudocolinesterasas (no específicas). El
término colinesterasa (CHS, EC 3.1.1.8.) se relaciona en sentido estric-
to con una enzima que hidroliza esteres de colina. La colinesterasa
verdadera o acetilcolinesterasa se encuentra en el tejido nervioso, en
el músculo estriado y en los eritrocitos; desempeña un papel impor-
tante en la regulación de la transmisión del impulso nervioso inac-
tivando la acetilcolina en las sinapsis nerviosas colinérgicas y en la
unión neuromuscular.
Los plaguicidas organofosforados bloquean de manera irrever-
sible la acetilcolinesterasa debido a que el grupo fosfato de su mo-
lécula establece un enlace covalente con el sitio activo de la enzima
(residuo de serina), evitando con ello la hidrólisis de la acetilcolina,
su sustrato fisiológico. El resultado de esta inactivación permite que
la acetilcolina se acumule en las sinapsis colinérgicas, lo que origina
una intoxicación mediada por este neurotransmisor. Otro ejemplo
está dado por los compuestos de estructura semejante a la estruc-
tura de los sustratos normales de algunas enzimas, lo que les per-
mite unirse a ellas y bloquear su función. Al respecto, la etionina es
un análogo hepatotóxico de la metionina que puede generar hígado
graso y evolucionar hacia la cirrosis y el cáncer; en la generación del
daño se ha reportado que la etionina disminuye la concentración de
ATP y desacopla la síntesis de proteínas en los hepatocitos, lo que
disminuye la concentración de enzimas hepáticas y altera con ello el
metabolismo intermediario.
Finalmente, se puede citar el secuestro de metales esenciales pa-
ra la función de las enzimas realizado por las sustancia quelantes, como
los ditiocarbamatos. Estas sustancias, usadas en la fabricación del
hule, producen en los obreros dolores intensos de cabeza y malestar
general cuando consumen bebidas alcohólicas. Los efectos nocivos
de los ditiocarbamatos se deben a los enlaces que establecen con los
iones de cobre, inactivando así la deshidrogenasa del acetaldehído,
compuesto intermediario en el metabolismo del etanol. La acumula-
ción del acetaldehído produce la toxicidad al no ser transformado en
ácido acético y degradarse posteriormente a CO2 y H2O.

ASPECTOS BÁSICOS DE LA TOXICIDAD DE LOS XENOBIÓTICOS 247


b) Alteraciones funcionales de las células

Las reacciones de las sustancias tóxicas con moléculas blanco de las


células pueden alterar su función. En efecto, algunos xenobióticos
imitan la acción de ligandos endógenos activando sus receptores ce-
lulares. De manera contraria, hay compuestos que pueden inhibir la
función de moléculas blanco al combinarse con ellas, tal es el caso
del bloqueo de los canales de iones en las membranas de las células.
Otras sustancias tóxicas bloquean los acarreadores membranales o
inhiben el transporte de electrones en las mitocondrias. Por lo tanto, el
tipo de disfunción celular causado por los xenobióticos depende de la
función que realiza la molécula blanco afectada. Si esta molécula par-
ticipa en la regulación celular, aparecen alteraciones en la regulación
de la expresión de los genes. Cuando la molécula blanco participa en
el mantenimiento de la homeostasis interna de la célula, la disfunción
resultante puede conducir a la muerte celular. Además, la reacción de
xenobióticos con moléculas de las células que desempeñan funcio-
nes extemas (hormonas, neurotransmisores, etc.) puede afectar las
funciones de otras células y de los órganos relacionados.
Existen otras vías por las cuales los xenobióticos pueden alterar
la función celular. En efecto, las células nerviosas transmiten la in-
formación mediante cambios rápidos y transitorios en la diferencia
de potencial a través de sus membranas, un proceso que genera se-
ñales eléctricas discontinuas (potenciales de acción). La generación y
propagación de estos potenciales se realiza gracias a la presencia de
canales para iones en la membrana de las neuronas. Los canales son
proteínas integrales de la membrana y forman poros que permiten el
paso selectivo de los iones entre el interior y el exterior de las células.
El flujo de los iones por estos conductos genera una corriente eléc-
trica. Atendiendo su especificidad, se han descrito canales selectivos
para cationes (K+, Na+, Ca++) y aniones (Cl). Respecto al mecanismo de
activación, los canales pueden ser activados por: a) ligando (señal
química), b) voltaje (señal eléctrica), c) calor (señal térmica) y d) pre-
sión (señal mecánica). Por ello, los canales iónicos desempeñan un
papel importante en la fisiología y patología de los seres vivos y son
el sitio de acción de algunos xenobióticos.
Al respecto, la tetrodotoxina y la saxitoxina -dos de los venenos
más potentes que se conocen pueden causar la muerte de los seres
humanos. La tetrodotoxina se encuentra en las gónadas y otros tejidos
viscerales de algunos peces del orden Tetraodontiformes (a los cuales
pertenece el pez "botete"). A su vez, la saxitoxina es producida por los
dinoflagelados Gonyaulax catanella y Gonyaulax tamerensis y se almace-
na en los tejidos de las almejas y de otros crustáceos que se alimen-
tan de estos microorganismos. Las dos toxinas bloquean de manera
selectiva la conducción de la corriente eléctrica en los axones de las
neuronas y, en general, en las membranas de las células excitables:
cierran los canales de Na+ sensibles al voltaje y previenen el incremento
de la permeabilidad para este ion que acompaña la fase creciente del
potencial de acción. El sitio receptor de estas toxinas está constituido
por residuos de aminoácidos en el segmento SS2 de la subunidad a del
canal de Na+ en los cuatro dominios. Ambas toxinas producen la
muerte por parálisis de los músculos respiratorios.

248 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


c) Alteración del sistema ADN-ARN

Algunos xenobióticos pueden interferir el proceso de duplicación del


ADN, inhibiendo con ello la división celular y el desarrollo de los te-
jidos (acción citostática). En este contexto, las sustancias alquilantes
forman puentes entre dos cadenas del ADN, porque establecen en-
laces covalentes con los grupos amino (NH2) e hidroxilo (HO), impi-
diendo con ello su separación; de esta manera, al evitar la duplica-
ción del ADN bloquean también la síntesis de proteínas (ejemplo de
ello son los derivados de la acridina). Algunas sustancias con acción
citostática se emplean en el tratamiento de tumores cancerígenos
pero, como no solamente inhiben el crecimiento del tejido tumoral,
generan también efectos tóxicos como la disminución en la actividad
de la médula ósea, lo que reduce el número de componentes de la
sangre que en ocasiones llega a ser mortal.

d) Bloqueo del transporte de oxígeno por la hemoglobina

Algunas sustancias de estructura nitrogenada, como ciertos pestici-


das y antibióticos, oxidan al catión ferroso (Fe2+) a férrico (Fe3+). Esta
reacción es nociva para los mamíferos porque transforma la hemo-
globina de la sangre en metahemoglobina. Al respecto, el oxígeno
transportado por la hemoglobina se fija reversiblemente al ion Fe2+
insertado en esta estructura; sin embargo, cuando el ion ferroso pasa
al estado férrico, propio de la metahemoglobina, pierde la capacidad
de fijar oxígeno y, en consecuencia, se produce anoxia tisular. Otros
xenobióticos bloquean la función de la hemoglobina y producen tam-
bién efectos nocivos; ejemplo de ello es la intoxicación con monóxido
de carbono (CO) en la que esta molécula reemplaza el oxígeno (O2) debi-
do a su mayor afinidad por la hemoglobina. Como resultado aparecen
los síntomas propios de la hipoxia tisular.

e) Reacciones de sensibilización

La alergia química es una reacción adversa producida por un xeno-


biótico que aparece debido a la sensibilización previa de un individuo
hacia esa sustancia o a otra con estructura semejante. Esto se debe
a la unión de la sustancia (hapteno) con una proteína endógena para
formar un complejo hapteno-proteína que funciona como un antíge-
no. Luego el complejo hapteno-proteína desencadena la formación de
anticuerpos y, por lo general, se requiere de una a dos semanas para
que se formen cantidades importantes de anticuerpos. La siguiente
exposición al xenobiótico produce la interacción entre el complejo
hapteno-proteína y el anticuerpo, lo que genera las manifestaciones
características de la alergia. Estas manifestaciones pueden presen-
tarse en diferentes regiones corporales y la magnitud del daño varía
desde las alteraciones cutáneas (dermatitis, urticaria y comezón) y
oculares (conjuntivitis) hasta la aparición del choque anafiláctico.
Los trabajadores de las plantas industriales pueden exponerse
a una gran variedad de sustancias químicas. En este contexto, los
trastornos profesionales más comunes de hipersensibilidad inmuno-
lógica son asma, rinitis alérgica, neumonitis por hipersensibilidad y
dermatitis de contacto. Es pertinente mencionar que existen proce-
dimientos diagnósticos que valoran la capacidad de los xenobióticos
para inducir reacciones de sensibilización en humanos y animales de
experimentación, por ejemplo, las pruebas de Draize y de Buehler, la

ASPECTOS BÁSICOS DE LA TOXICIDAD DE LOS XENOBIÓTICOS 249


prueba epicutánea abierta y la prueba de maximización en los coba-
yos. En el Cuadro 9-3 se presentan ejemplos de sustancias que produ-
cen alteraciones inmunológicas en los humanos.

Sustancia Usos Reacciones adversas

Rinitis, conjuntivitis y asma (reacciones


Producción de plásticos, resinas de tipo inmediato).
Anhídrido trimelítico
epóxicas y pinturas. Tos, disnea, mialgias y artralgias
(síndrome de reacción tardía).

Dermatitis por contacto, los efectos van


Piretrinas y desde el eritema localizado hasta la
Insecticidas.
piretroides erupción vesicular grave.
Ataques asmáticos.
Para embalsamar cadáveres,
Formaldehído producción de resinas y en la Dermatitis alérgica por contacto.
carpintería.

Fabricación de cloruro de
Irritación de ojos, piel y vías respiratorias.
Cloruro de vinilo polivinilo (PVC), síntesis de
Daño en nervios y reacciones
(cloroeteno) polímeros e hidrocarburos
inmunológicas.
clorados.

Cuadro 9-3. Sustancias que inducen alteraciones inmunológicas en los hu-


manos.

En años recientes, se ha encontrado que el GSH desempeña un


papel importante en la señalización intracelular y en la activación de
genes. Conviene señalar que la regulación de los genes es un aspecto
vital de la respuesta de las células frente al estrés químico, tanto en
términos de defensa como de reparación celular. Además, la regula-
ción genética del equilibrio óxido-reductor puede proteger a las cé-
lulas contra el daño tardío de los xenobióticos y hacerlas tolerantes
a los metabolitos reactivos. En este contexto, las citocinas como el
factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y los factores de transcripción
(NF-κB y AP-1), involucrados estrechamente en la regulación de la
respuesta inmune, también regulan la sintetasa de γ-glutamilcisteína
(enzima involucrada en la síntesis de GSH).
En relación con lo antes descrito, en el estudio de los efectos
del dietil-maleato, el etanol y la ciclofosfamida (sustancias que dis-
minuyen las concentraciones celulares de GSH) sobre la respuesta
inmune a tres antígenos (ovoalbúmina, γ-globulina de aves de corral
y un polímero del ácido glutámico y la tirosina), se encontró que la
disminución de la concentración del GSH celular se asocia con un
cambio en el perfil de las citocinas que favorece la respuesta de Th2
más que la de Th1. La disminución de la producción de Th1 se realiza
a corto plazo, luego de la depleción del GSH por la presentación del
antígeno a las células. Así, el estrés celular inducido por una sustan-
cia química puede influir en la respuesta inmune a los xenobióticos a
través de la ruta de señalización del equilibrio óxido-reductor.

f) Irritación química de los tejidos

Se presenta cuando algunas sustancias irritantes (como el cloro, fos-


geno, bromoacetona, etc.) entran en contacto con la piel o las muco-
sas produciendo dermatitis química o irritación de las mucosas.

250 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


g) Daño estructural

Los estudios morfológicos son muy importantes para identificar el


daño producido por los xenobióticos. Para ello, existen diversos méto-
dos de análisis macroscópico y microscópico de los tejidos u órganos
afectados por las sustancias químicas. En general, las observaciones
macroscópicas se deben correlacionar con los hallazgos microscó-
picos. En este contexto, la naturaleza del agente tóxico, la dosis in-
gerida y la capacidad de reparación de las células son factores que
determinan el tipo y la magnitud del daño tisular. De esta manera,
cuando el daño producido por un xenobiótico supera la capacidad de
adaptación de las células, éstas responden con cambios morfofuncio-
nales de tipo reversible o irreversible.
Los cambios irreversibles conducen a la muerte de las células
mediante dos procesos distintos: la necrosis y la apoptosis. La necro-
sis es el tipo más común de muerte celular y tisular por estímulos
exógenos y se presenta después de agresiones, como la isquemia o por
la acción de los compuestos que interfieren con la respiración celular.
La alteración puede ser producida por muchas condiciones patológi-
cas, como procesos degenerativos, efectos nocivos de agentes tóxicos
y trastornos genéticos, metabólicos y nutricionales. El daño se mani-
fiesta por hinchazón celular intensa, desnaturalización y coagulación
de proteínas citoplásmicas, así como fragmentación de organelos ce-
lulares, alteraciones en el núcleo y ruptura celular.
Ahora bien, como ya se describió, la biotransformación del tetra-
cloruro de carbono genera los radicales libres triclorometilo (Cl3C•) y
peroxitriclorometilo (Cl3COO•). La unión de estos radicales con los lí-
pidos de las membranas celulares produce lipoperoxidación y, depen-
diendo de la magnitud del daño, se pueden generar cambios funcio-
nales o estructurales de los órganos afectados, particularmente en el
hígado y en la corteza y médula de los riñones. El daño hepático pro-
duce cirrosis mientras que el daño renal genera edema y alteraciones
estructurales de las células tubulares. En la Figura 9-5 se muestran
algunas alteraciones estructurales de los riñones producidas por el
teracloruro de carbono.

Figura 9-5. Daño renal producido por el teracloruro de carbono (CC1J en ra-
tas Wistar. Panel A: riñón de rata control, nótese la ausencia de alteraciones
estructurales en glomérulo (*) y túbulos proximal y distal (flechas). Panel B:
riñón de rata expuesta al CCl4, existe retracción del glomérulo (*), pérdida
del borde en cepillo de células proximales y vacuolización severa de células
tubulares (flechas). (Jaramillo et al, 2008).

ASPECTOS BÁSICOS DE LA TOXICIDAD DE LOS XENOBIÓTICOS 251


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ASPECTOS BÁSICOS DE LA TOXICIDAD DE LOS XENOBIÓTICOS 257


TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 10
Dra. María Maldonado Vega
CIATEC-León, Gto.

Dr. J. Diego González Ramírez


CIBIOR-IMSS

Dr. Fernando Jaramillo Juárez


Universidad Autónoma de Aguascalientes
Introducción El contenido de los metales en la corteza terrestre es inferior a 0.1% y,
en general, se encuentran en los minerales, rocas, suelo y agua, a con-
centraciones usualmente bajas. Sin embargo, las actividades antropo-
génicas han aumentado sus concentraciones en el ambiente, lo cual
tiene relevancia toxicológica por la exposición de los seres vivos. En
efecto, desde hace siglos, los metales han sido empleados por el hom-
bre para fabricar utensilios de cocina, armas, herramientas de trabajo,
medios de transporte, etcétera. Recientemente, su uso se ha ampliado
e incrementado de manera importante en actividades industriales,
agrícolas e incluso en la medicina. Todas estas actividades han con-
taminado el medio ambiente y han aumentado la exposición de los
seres vivos a los metales. La Figura 10-1 muestra la producción mundial
de cromita durante los años 1973 a 2000.

Figura 10-1. Producción mundial de cromita-FeCr2O4 (World Mining Statistic,


1994; Minería Wiki, 2008).

Sin embargo, conviene señalar que los metales, especialmente en


su forma iónica, desempeñan un doble papel en la homeostasis cor-
poral: algunos son indispensables para la vida (metales esenciales) y
otros pueden ser tóxicos (aunque a dosis altas todos son tóxicos). El
Cuadro 10-1 muestra ejemplos de elementos esenciales para los se-
res humanos (adultos) y la forma en que se encuentran en el plasma
sanguíneo en su forma libre.

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 261


Cuadro 10-1. Elementos esenciales para los humanos.

Ampliando lo antes descrito, los metales esenciales e indispen-


sables (oligoelementos) para el funcionamiento metabólico de los
seres vivos incluyen: Fe, Cu, Mn, Zn, Co, Mb, Se, Sn, etc.; además, el
Na, K, Ca y Mg son cationes de importancia extraordinaria para la ac-
tividad celular en concentraciones traza. Además, los oligoelementos
forman parte de las metaloenzimas y participan en la estabilización
de moléculas activas. En el caso del Fe o del Cu y su relación con la
citocromo oxidasa, debe subrayarse que esta enzima está constitui-
da por moléculas que intercambian electrones en las reacciones de
la respiración celular; asimismo, el Fe forma parte del grupo hemo
de la hemoglobina, la mioglobina, etcétera. Hay otros elementos que
aunque son metales ligeros o no metales se clasifican por su compor-
tamiento químico semejante y se definen como metaloides, tal es el
caso del As, B, Ba y Se.
Ahora bien, el grupo de los metales pesados incluye aquellos
que tienen una densidad igual o superior a 5 g/mL cuando están en
forma elemental o cuyo número atómico es superior a 20 (excepto
los metales alcalinos y alcalino-térreos). Los metales pesados en su
forma inorgánica son parte de los minerales de la corteza terrestre,
por lo cual las emisiones volcánicas han sido identificadas como una
fuente natural de metales y de su dispersión en el ambiente. Adi-
cionalmente, la extracción y el procesamiento de minerales también
son actividades que conducen a la exposición e intoxicación de los
seres vivos por estos metales.
Como ya se señaló, los metales a dosis altas son elementos tóxi-
cos para las células. Al respecto, se debe recordar que el arsénico fue
muy empleado para asesinar seres humanos en el Imperio Romano,
en el Renacimiento e incluso hasta hace poco tiempo; por ello, exis-
ten antecedentes de personas que tuvieron grandes conocimientos
sobre las dosis, la evolución del cuadro clínico y los resultados de la
intoxicación por arsénico. Otro ejemplo, en 1956 se describió una en-
fermedad cuya causa fue la acumulación del mercurio en las cadenas
tróficas: en Japón, una fábrica de plásticos arrojó sus residuos en las
aguas de la bahía de Minamata; el mercurio fue metilado en los se-
dimentos por acción bacteriana transformándose en metil-mercurio
que originó el síndrome conocido posteriormente como enfermedad
de Minamata. En términos cuantitativos, la fábrica vertió aguas resi-
duales con 0.1 ppb (partes por billón) de mercurio, durante algunos
años, lo que provocó que el metal aumentara su concentración en las
aguas de la bahía a 2 ppb. El plancton incorporó mercurio del agua
pero no lo excretó; a su vez, los peces pequeños que consumieron
plancton acumularon el mercurio hasta 200 ppb. En los peces grandes
el nivel de mercurio encontrado fue de 4,000 y 20,000 ppb. Finalmen-
te, los humanos que se alimentaron con estos peces desarrollaron el

262 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


síndrome tóxico y muchos quedaron lisiados, paralizados, perdieron
la vista, tuvieron alteraciones mentales o murieron.

Fuentes de exposición a los metales

Desde los inicios del siglo XX, el crecimiento industrial, los avances de
la agricultura tecnificada y el desarrollo tecnológico han impulsado
el uso excesivo de los metales, conduciendo al manejo inadecuado de
sus desechos y a su dispersión en el ambiente. Por ello, la exposición
de los seres vivos a los metales se ha identificado en el agua, el suelo,
el aire y los alimentos. Es conveniente señalar que el contacto del
hombre con los metales generalmente ocurre a dosis bajas y durante
tiempos largos (intoxicación crónica), aunque en ambientes indus-
triales se pueden presentar intoxicaciones agudas por la exposición a
concentraciones mayores en menor tiempo (horas o días).
En este contexto, existen muchas actividades que involucran el
manejo de los metales como: la minería, industrias de la transforma-
ción, cromadoras, fundidoras, metalurgia, producción de pigmentos
y de vasijas, entre otras. Estas actividades generan riesgos de expo-
sición a los metales, ejemplos: los obreros que fabrican baterías se
exponen al plomo; además, hasta hace poco tiempo los agricultores
tenían contacto con los compuestos mercuriales que eran usados
como fungicidas de granos. En los niños, la vía principal de exposición
a muchos metales son los alimentos; cabe señalar que en ellos la ab-
sorción gastrointestinal de metales es mayor que en los adultos, par-
ticularmente de plomo. El tabaquismo, además de dañar los pulmo-
nes, favorece la absorción de algunos metales tóxicos presentes en el
humo del cigarro como el cadmio. También existen diversos estudios
realizados en habitantes de la zona norte de México (Chihuahua y la
Laguna) y cuyos problemas se centran en la presencia del arsénico
en el agua para beber que proviene de pozos profundos. Finalmente,
los metales pesados pueden pasar del suelo a los vegetales y de allí
a los animales y al hombre. Por ello, y debido a la semejanza entre
muchos contaminantes metálicos y los elementos trazas esenciales,
las células pueden atrapar agentes tóxicos que se quedan en su inte-
rior o se incorporan en la membrana, lo que altera el funcionamiento
de diversos mecanismos bioquímicos y fisiológicos, e incluso puede
generarse daño mortal.
Para adoptar medidas preventivas, y evitar daños a la salud, se
deben conocer las concentraciones de las sustancias tóxicas a las
cuales están expuestos los humanos. Estas concentraciones están
reglamentadas detalladamente en muchos países para el ambiente
laboral (fábricas). Además, aunque las concentraciones ambientales
también están sujetas a normatividades son menos susceptibles de
ser controladas. En este contexto, si se quiere conocer la exposición
que sufre un grupo de individuos de una población, se debe conocer
primero la concentración a la cual están expuestos; esto es, conocer la
"dosis externa" o "dosis ambiental" en la que están inmersos y que
depende de varias características: cercanía a las fuentes emisoras de
contaminantes, condiciones geográficas, vientos dominantes, cuer-
pos de agua contaminados, etcétera.
Debe señalarse que, en el ambiente laboral, los obreros están
expuestos a concentraciones de sustancias tóxicas mayores que la
población en general; sin embargo, en muchas fábricas, los obreros
disponen de buenas medidas de protección que evitan daño a su sa-
lud. Al respecto, el uso de indicadores de exposición externa es muy

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 263


importante para valorar la calidad del medio ambiente. Los indica-
dores de contacto temprano permiten hacer un diagnóstico preciso
de la exposición y, por lo tanto, conducen al establecimiento de una
terapia correcta.

Factores toxicocinéticos

Frecuentemente, los metales ejercen sus acciones tóxicas en el inte-


rior de las células y para ello deben cruzar su membrana plasmática.
Este fenómeno depende de varios factores entre los que destacan: la
hidrosolubilidad o liposolubilidad de la sustancia, el peso molecular, el
gradiente de concentración y la presencia de mecanismos específicos
de transporte. De esta manera, si el compuesto metálico es lipofílico,
como el metil-mercurio, difundirá con facilidad a través de la mem-
brana plasmática, mientras que otros compuestos pueden ingresar a
las células mediante el proceso de endocitosis.
Ahondando sobre este tema, en relación con la absorción y la
distribución, los compuestos organometálicos se distribuyen bien en
las membranas de las células, por lo que se absorben por vía digesti-
va e incluso por vía cutánea. La vía respiratoria es importante para el
mercurio que, a temperaturas bajas, es el único metal volátil; esta vía
también es importante a la exposición de humos y vapores metálicos
(en condiciones extremas de temperatura) y para las micropartícu-
las, como en el caso del plomo que es fagocitado por los macrófagos
alveolares. Las sales inorgánicas de los metales se absorben y difun-
den con mayor dificultad. El mercurio metálico no se absorbe por
vía digestiva excepto con dosis muy altas. La especiación del metal
(estados de oxidación) suele ser un factor importante, no sólo para la
absorción pulmonar y gastrointestinal, sino también para su distri-
bución tisular y toxicidad.
En general, el metabolismo de los compuestos metálicos afecta
poco su toxicidad. Los compuestos orgánicos tienden a transformar-
se en inorgánicos de manera lenta, aunque en algunos casos, como el
As, sucede lo contrario. En el Cuadro 10-2 se resumen las caracterís-
ticas toxicocinéticas de los metales y sus compuestos.

264 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


* Respiratoria: los metales pueden ser inhalados en forma de partículas, gases o vapor
(forma elemental o como compuestos orgánicos o inorgánicos). Esta vía de absorción es
importante en el área laboral.
Absorción
* Dérmica: los compuestos metálicos pueden absorberse a través de la piel o pueden
ser retenidos localmente.
* Oral: por la ingestión de bebidas o alimentos contaminados.

* En la sangre, la mayoría de los metales se transportan unidos a las proteínas plas-


Distribución máticas. La distribución en los tejidos depende de la facilidad con la que cruzan las
membranas de las células y de la afinidad por los componentes de órganos y tejidos.

* Existen procesos de biotransformación que modifican el estado de oxidación de los


Metabolismo
iones metálicos, con aumento o disminución de su toxicidad.

* Las principales vías de eliminación de los metales y sus compuestos son la renal y la
Eliminación
gastrointestinal (bilis). Otras rutas incluyen el sudor y la saliva.

Cuadro 10-2. Toxicocinética de los metales y sus compuestos.

Ahora bien, la disponibilidad de los compuestos que incluyen


metales en sus estructuras (inorgánicos y orgánicos) es diferente
para los seres vivos. Así, la vida media de los compuestos metálicos
en el organismo humano es variable pero tiende a ser prolongada
debido a su afinidad y acumulación en el hueso. Al respecto, el Pb y
Cd se acumulan en el hueso y tienen vidas medias superiores a los
20 años, mientras que otros elementos, como el As, no se acumulan
y sus vidas medias son de días, aunque pueden detectarse durante
más tiempo en lugares considerados de eliminación como pelo y
uñas. Al respecto, la sangre, la orina y el pelo son las muestras bioló-
gicas más empleadas para medir la exposición a los metales; las dos
primeras son útiles para determinar exposición reciente y la última
para determinar exposición antigua y su evolución en el tiempo.

Mecanismos de toxicidad

Los efectos tóxicos de los metales generalmente se derivan de la in-


teracción entre el metal libre y el sitio de acción o blanco celular
(procesos bioquímicos, membranas, organelos subcelulares, etc.). En
efecto, en los mamíferos, los efectos nocivos de los metales pesados
se relacionan con sus propiedades químicas, ya que pueden estable-
cer enlaces con biomoléculas como los lípidos, las proteínas y el ADN;
por ello, los metales pesados pueden producir daño en diferentes ór-
ganos y tejidos.
Así, las acciones tóxicas de los metales se relacionan con: a) in-
hibición de enzimas, b) daño estructural o funcional de organelos ce-
lulares, c) interacción con metales esenciales por similitud electróni-
ca, d) generación de cáncer, e) daño renal, f) neurotoxicidad, g) daño
pulmonar y h) alteraciones endocrinas y de la reproducción. La mem-
brana plasmática de las células y las enzimas son sitios frecuentes
de la acción tóxica de los metales. En la membrana se fijan sobre la
superficie extema y afectan la permeabilidad y el funcionamiento de
las proteínas implicadas en el transporte de muchas sustancias. El
Cuadro 10-3 resume algunas de las acciones tóxicas de los metales.

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 265


Metales-toxicidad celular

Alteraciones estructurales Alteraciones funcionales

- Por fijación de los iones en las membranas u - En la permeabilidad de la membrana.


organelos celulares. - Sobre la actividad de enzimas.
- Lipoperoxidación membranal (estrés oxidativo). - Interacción con el ADN.
- Necrosis celular. - Acción inmunosupresora (Pb, Cd y Hg).

Cuadro 10-3. Acciones tóxicas de los metales.

Es pertinente señalar que la toxicidad de los compuestos metá-


licos depende del metal presente en su estructura y también, como
ya se indicó, de sus características toxicocinéticas; así, por ejemplo,
los compuestos orgánicos de mercurio son neurotóxicos por su capa-
cidad de cruzar la barrera hematoencefálica, mientras que el cloruro
mercúrico es nefrotóxico debido a las concentraciones altas que se
alcanzan en los riñones durante su eliminación. Otro factor que in-
fluye en la toxicidad de los metales es su valencia o estado de oxida-
ción (especiación), ejemplos: el As (III) es más tóxico que el As (V) y el
Cr (VI) es más nocivo que el Cr (III).
Los metales pesados se enlazan con facilidad a las moléculas
orgánicas, además, tienen una gran afinidad para unirse a los grupos
sulfhidrilo, radicales amino, fosfato, carboxilo e hidroxilo. Como re-
sultado de estas uniones (ligando-metal), ocurren cambios deletéreos
para las células, como: el desplazamiento de elementos esenciales de
su metabolismo normal (produciendo deficiencias funcionales) y la
generación de especies reactivas de oxígeno (ROS, Reactive Oxigen Spe-
cies) o radicales libres que provocan fenómenos de estrés oxidativo.
Este último efecto produce: a) la inactivación de proteínas y enzimas
por la oxidación de los grupos sulfhidrilo, generando puentes disulfu-
ro que interrumpen el funcionamiento normal de las proteínas; b) la
peroxidación lipídica de las membranas celulares, causando rupturas
y subproductos de las cadenas hidrocarbonadas y c) efectos nocivos
sobre el ADN, los cuales pueden ser desperfectos genotóxicos como
mutaciones, aberraciones cromosómicas, alteraciones en la síntesis y
reparación de ácidos nucleicos y transformaciones celulares.
La toxicidad oxidativa de los metales pesados en las células está
determinada en gran medida por dos tipos de reacciones químicas,
generadoras a su vez de dos especies reactivas de oxígeno (ROS) que
son: el peróxido de hidrógeno (H2O2) y el radical superóxido (O2°). Estas
dos reacciones son las siguientes:

Reacción de Fenton

Consiste en la descomposición del peróxido de hidrógeno, por la adi-


ción de sales de hierro, para formar radicales OH0. Esta reacción tam-
bién se realiza con otros metales diferentes al Fe:

266 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


El radical OH0 es altamente reactivo y puede generar procesos
de oxidación en cascada, de tal forma que en las células se producen
interacciones que causan una fuerte descompensación electrónica,
principalmente por la acción de los radicales formados por el OH0, o
bien generando otros radicales, oxidando o reduciendo especies quí-
micas presentes en el medio. Se debe recordar que un radical libre
es una molécula o un fragmento molecular que contiene uno o más
electrones no apareados en su orbital externo. Los radicales libres se
forman al aceptar o perder un electrón o por fisión homolítica de una
unión covalente.

Reacción de Haber-Weiss

La reacción de Haber-Weiss es un ciclo de dos reacciones. La primera


aprovecha el radical OH°, producido por la reacción de Fenton, para
reaccionar con más peróxido (como en la reacción de Fenton) y ori-
ginar un elemento crucial en las reacciones redox producidas en la
célula, el radical superóxido:

El radical superóxido producido reacciona entonces con más pe-


róxido de hidrógeno (como en la reacción de Fenton), para volver a
generar los productos no metálicos de la reacción de Fenton:

El resultado final es la oxidación del Fe (reacción de Fenton), pero


el aceptor final de electrones es el oxígeno (reacción de Haber-Weiss)
que se libera en forma de oxígeno molecular, cerrando el proceso de
cesión de los electrones por oxidación del metal. Como ya se mencio-
nó, en el sistema formado por las distintas reacciones se producen
radicales OH0, que pueden seguir desarrollando un mecanismo en cas-
cada de consecuencias importantes para el equilibrio interno de la célu-
la. Además, los OH0 inducen daño sobre el ADN, lo que puede conducir
a la generación de cáncer por alguna de estas rutas: a) alteraciones
producidas en oncogenes y factores de crecimiento, b) alteraciones en
los genes supresores de tumores y c) alteraciones en los genes regula-
dores del crecimiento.
En este conjunto de reacciones participan dos ROS (O2° y H2O2)
que han demostrado tener un papel esencial en la interacción de los
metales pesados con las células de los seres vivos. Las reacciones quí-
micas antes descritas, relacionadas con la presencia de metales pesa-
dos y los efectos sobre la célula, muestran que la toxicidad de éstos
es elevada para los microorganismos, animales y plantas.

Cuadros clínicos

Los metales, como cualquier agente químico, pueden producir intoxi-


caciones agudas y crónicas. La patología aguda se desarrolla rápi-
damente luego de ingerir una dosis alta, mientras que la crónica se
desarrolla por la exposición a dosis bajas en tiempos prolongados.
La toxicidad aguda por metales afortunadamente es poco frecuente,
pero cuando se presenta suele ser por vía digestiva, aunque en el
caso del mercurio metálico es la vía respiratoria por la que ocurre la
mayore absorción. El cuadro clínico en estos casos puede variar des-

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 267


de leve a suma gravedad y, en ocasiones, hasta la muerte. Los efectos
pueden observarse con daños en vía digestiva, cardiovascular, neu-
rológica o en hígado y riñones (hepatorrenal). Una situación clínica
más frecuente es el cuadro de fiebre de los metales, tras la exposición
respiratoria de humos metálicos en el medio laboral.
Las intoxicaciones subagudas o crónicas, predominantemente
de origen laboral, han disminuido en las empresas por el respeto a los
valores límite del medio ambiente laboral para los agentes químicos.
Las exposiciones crónicas por fuentes alimentarias o ambientales
pueden producir cuadros típicos de intoxicación, como ha sucedido
con el As, o manifestarse en forma de efectos aislados, como la dis-
minución del cociente intelectual en niños expuestos al Pb.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC,
por sus siglas en inglés) ha clasificado varios metales como posibles
carcinógenos a largo plazo en el humano; entre los del Grupo I se in-
cluyen el arsénico, berilio, cadmio, cromo (VI) y níquel. Otras circuns-
tancias de exposición están clasificadas en el mismo grupo como la
producción de aluminio y la fundición de hierro y acero.

Tratamiento por quelación

El tratamiento médico para las intoxicaciones por metales se basa


en el uso controlado de compuestos denominados "quelantes", por su
capacidad de formar complejos con diversos elementos, entre ellos
los metales. Es decir, forman compuestos coordinados atóxicos e hi-
drosolubles que se eliminan por la orina. La quelación indica que los
cationes de metales blandos, como el Hg2+, forman complejos estables
con moléculas donantes de sulfuras (BAL), a su vez, los cationes de
metales duros, alcalinos y alcalinotérreos tienen más afinidad por los
grupos COO- (EDTA), mientras que los intermedios como el Pb2+ y el
As3+ se acomplejan tanto con BAL, EDTA y los donantes de nitrógeno.
Los requisitos esenciales que se buscan en los agentes quelantes son
los siguientes: se deben absorber bien, deben ser hidrosolubles y con
capacidad de interaccionar en los tejidos de almacenamiento de
metales, tener baja afinidad por metales esenciales, como el calcio,
fierro, zinc y cobre y, además, poder ser eliminados por vía urina-
ria. Entre los quelantes más frecuentes se describen los siguientes: 1)
dimercaprol (British Anti Leiuisite o BAL), se ha utilizado en las intoxi-
caciones por arsénico, mercurio y plomo; 2) ácido 2,3-dimercapto-l-
propanosulfónico (DMPS) o Dimaval y el ácido meso-2,3-dimercapto
succínico o Succimer, derivados hidrosolubles del dimercaprol em-
pleados en las intoxicaciones crónicas por arsénico, mercurio y plomo;
3) derivados del ácido etilendiaminotetraacético (EDTA), la sal cálcica
disódica es capaz de quelar diversos metales pesados, pero se ha
empleado sobre todo en las intoxicaciones por plomo (nunca se debe
confundir con EDTA sódico, ya que este compuesto podría provocar
hipocalcemia); 4) penicilamina (beta.beta-dimetilcisteina), se emplea
por vía oral en las intoxicaciones por plomo, arsénico y mercurio y 5)
desferoxamina, sustancia que forma complejo con el hierro.

268 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Metales tóxicos

Arsénico (As)

El arsénico presenta algunas propiedades similares a las del fósforo y


forma enlaces covalentes con el carbono, hidrógeno y oxígeno. Forma
compuestos trivalentes inorgánicos (trióxido arsenioso, arsenito de
sodio) y orgánicos (arsfenamina) y pentavalentes inorgánicos (pen-
taóxido de arsénico, arseniato de plomo, ácido arsénico). Se distribu-
ye en la naturaleza en minerales como compuestos de cobre, níquel,
hierro, sulfuro y óxido de arsénico. En el agua suele encontrarse en
forma de arsenato o arsenito, ambos muy hidrosolubles. Debido a
que su uso ha disminuido en las últimas dos décadas, el número de
intoxicaciones y envenenamientos también ha reducido considera-
blemente. Sin embargo, el consumo de agua de pozos con altas con-
centraciones de arsénico es un problema sanitario muy grave en al-
gunos países como la India y México (zona norte).
Los compuestos del arsénico han sido empleados como plaguici-
das y herbicidas en la agricultura, conservadores de madera, aditivos
alimentarios para ganado, en la industria del vidrio y la cerámica,
en aleaciones de cobre y plomo, inclusive en algunos medicamentos
antiparasitarios. La combustión de carbón y la fundición de metales
son las principales fuentes de arsénico en el aire. Los alimentos ma-
rinos, como las ostras, almejas y organismos filtradores pueden tener
concentraciones altas de arsénico y son una fuente importante de
exposición en la dieta.
Como ya se señaló, la toxicidad del arsénico depende de su es-
tado de oxidación y de su solubilidad. El As pentavalente es 5-10
veces menos tóxico que el trivalente y los derivados orgánicos son
menos tóxicos que los inorgánicos. En humanos, la dosis letal oral
probable de trióxido de arsénico está entre 10 y 300 mg y se considera
como nivel tolerable una concentración en sangre inferior a 5 μg/L.
La OMS fija el límite máximo del As en agua en 10 μg/L, aunque es fre-
cuente que el agua subterránea exceda mucho esta concentración.
El arsénico se absorbe por vía digestiva con una eficacia supe-
rior a 90%, aunque a través de la piel intacta la absorción es esca-
sa. Este metal provoca con facilidad irritación y en casos mayores
pústulas. Una vez que llega al torrente sanguíneo, en los eritrocitos
este elemento queda unido a proteínas plasmáticas. El aclaramiento
o eliminación del arsénico desde la sangre se produce en tres fases: la
primera rápida, con una desaparición de 90% en 2-3 h; la segunda, de
hasta 7 días; y la tercera, más lenta. Cuando se ingiere una dosis alta
(exposición aguda), se distribuye en todos los órganos con una mayor
concentración en hígado y riñón; mientras que durante la exposición
crónica se alcanzan concentraciones altas en piel, pelo y uñas por su
rico contenido en cisteína. La vía metabólica de las formas inorgánicas
es la metilación mediante metiltransferasas produciéndose ácido me-
tilarsónico y dimetilarsínico. La forma pentavalente debe ser primero
reducida a trivalente. Los indicadores para exposición máxima están
bien establecidos y no hay indicadores biológicos que, en forma ge-
neralizada, se utilicen como indicadores de contacto metabólico para
este metaloide. La principal ruta de eliminación es la orina y una pe-
queña cantidad lo hace por heces, bilis, sudor, células descamadas,
pelo y leche.
Los mecanismos fundamentales de la acción tóxica del arsénico
son: 1) interacción con los grupos sulfhidrilos de las proteínas, alte-

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 269


rando varias rutas enzimáticas: el arsénico trivalente inhibe al com-
plejo piruvato deshidrogenasa, con disminución de la producción de
acetilcoenzima A y de la síntesis de ATP en el ciclo del ácido cítrico;
2) sustitución del fósforo en varias reacciones bioquímicas: el As pen-
tavalente compite con el fosfato en los sistemas de transporte intra-
celular y desacopla la fosforilación oxidativa llegando a formar ADP-
arseniato en lugar de ATP; 3) es un tóxico potente en los capilares, ya
que destruye la integridad microvascular y provoca un exudado de
plasma, edemas e hipovolemia y 4) inhibe otras enzimas, como: la
monoamino oxidasa, lipasa, fosfatasa acida, arginasa hepática, coli-
nesterasa y adenilciclasa, aunque tienen menos importancia clínica.
La sintomatología de intoxicación por arsénico es la misma para
derivados inorgánicos y orgánicos, aunque éstos son menos tóxicos
y requieren más dosis. La intoxicación aguda se caracteriza por la
aparición de un cuadro gastroenterítico grave con vómitos, dolor ab-
dominal y diarrea coleriforme, con sequedad y ardor en la boca y
garganta, así como disfagia. Produce un shock hipovolémico por des-
hidratación y vasodilatación generalizada. Además, por acción direc-
ta, se produce una disminución de la contractilidad miocárdica con
taquiarritmia. Los síntomas neurológicos comienzan con debilidad
y calambres musculares, depresión del SNC y coma. También puede
haber una insuficiencia hepática y renal y el fallecimiento se produ-
ce por fallo multiorgánico. Si el paciente no fallece puede aparecer
una polineuropatía mixta 1 ó 2 semanas después. Entonces aparecen
también lesiones cutáneas con eritema, hiperpigmentación e hiper-
queratosis.
La intoxicación crónica ha sido observada en el medio profesional,
laboral y por consumo habitual de agua de pozo con alta concentración
de arsénico. En lo clínico puede haber o no alteraciones gastrointesti-
nales, y una serie de trastornos inespecíficos, principalmente anorexia,
pérdida de peso, debilidad y malestar general. Otros síntomas pueden
hacerse más o menos evidentes, facilitando el diagnóstico: dermatitis,
estomatitis, neuropatía periférica con incoordinación, parálisis y alte-
raciones hematológicas. Los trastornos cutáneos son similares a los
descritos en la fase tardía de la intoxicación aguda. El As es un agente
carcinogénico para el humano (Grupo 1) causante de tumores epider-
moides en la piel y el pulmón. La polineuropatía puede terminar con
un cuadro de ataxia y parálisis. Hay anemia con leucopenia, fenóme-
nos de malabsorción e insuficiencia hepática con esteatosis, necrosis
centrolobulillar y cirrosis. También es frecuente la ictericia obstructiva
provocada por el incremento de tamaño del hígado. Puede aparecer una
miocardiopatía y una insuficiencia renal. Existe una arteriopatía gene-
ralizada con necrosis distales.
En los últimos años, las intoxicaciones crónicas por el consumo
de agua de pozos con concentraciones altas de As, en numerosos lu-
gares, se han convertido en un problema toxicológico muy preocu-
pante. En el estudio de estos pacientes se ha descrito un cuadro clíni-
co con tres estadios: 1) preclínico (fases hemática y tisular o estable);
2) cutáneo (queratosis, melanoqueratosis y discromías); y 3) sistémi-
co (encefalopatía, neuropatía, arteriopatía con gangrena, tumores
cutáneos y hepatotoxicidad). Por ello, es imprescindible el análisis
químico sistemático de las aguas en las regiones donde se sabe que
es frecuente encontrar arsénico en los mantos freáticos.
En intoxicaciones por vía oral hay que realizar lavado gástrico
seguido de la administración de carbón activado. El quelante de elec-
ción es el BAL a dosis de 3 mg/kg intramuscular, cada 4 horas durante

270 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


5 días. Recientemente, el DMPS -administrado por vía oral- ha mos-
trado ser eficaz para eliminar arsénico por orina.

Cadmio (Cd)

El cadmio es un metal azulado poco abundante, blando, dúctil y


maleable. Por su reactividad, no se encuentra en estado natural en
la corteza terrestre y se obtiene principalmente por la purificación
de minerales que contienen zinc o plomo. Los usos industriales de
este metal incluyen: el recubrimiento de otros metales (fierro, acero
y cobre); en aleaciones; pigmentos para vidrios, cerámicas y pinturas;
como estabilizante de plásticos; en reactores nucleares; así como en
la producción de baterías, soldaduras, amalgamas dentales, lámpa-
ras incandescentes y municiones para armas.
Este metal es liberado en las áreas adyacentes a las minas donde
se explota y durante la fundición de los minerales que lo contienen.
El cadmio proveniente de efluentes industriales contribuye a la con-
taminación del suelo, agua y aire. Se han encontrado concentracio-
nes altas de este metal en sedimentos y partículas suspendidas de
las aguas de los ríos. Por lo tanto, la exposición al cadmio se produce
por contacto con los desechos de las fundiciones y de las fábricas, así
como por el uso de lodos en plantas de tratamiento de aguas residua-
les como fertilizantes agrícolas.
En efecto, en el ambiente este metal es peligroso debido a que
muchos vegetales y algunos animales lo absorben eficazmente y lo
concentran en sus tejidos. Por ejemplo, los granos y productos de los
cereales frecuentemente son una fuente de contaminación de cad-
mio en los alimentos. Puede estar presente en el agua de consumo
por el galvanizado o cobrizado de las tuberías. Además, el humo del
cigarro es una fuente de exposición a este metal, ya que se han repor-
tado de 0.1 a 0.2 pg de cadmio por cigarro, pero la cantidad inhalada
depende del número de cigarrillos fumados por día.
En los pulmones y en el tracto gastrointestinal, se absorbe aproxi-
madamente 10% de la dosis ingerida. Sin embargo, en los fumadores,
la absorción puede aumentar hasta 40 a 50%, ya que 70% del cadmio
presente en los cigarros pasa al humo. Este metal se absorbe y se al-
macena más en los niños que en los adultos; la acumulación se debe
al bajo desarrollo de los mecanismos de excreción de los neonatos. El
cadmio es transportado en la sangre por los eritrocitos y la albúmina,
así como por otras proteínas de alto peso molecular. Su concentra-
ción normal en la sangre es inferior a 1 μg/dL, pero en los trabajado-
res expuestos puede aumentar hasta 10 μg/dL. Este metal se retiene
en el hígado y en los riñones y a su vez es enlazado a una apoproteína
rica en cisteína: la metalotioneína. La vida media del cadmio es estima-
da entre 20 y 30 años en los humanos. Se elimina fundamentalmente
por vía renal e intestinal, o por uñas, pelo y descamación de la piel.
El cadmio, al igual que otros metales, inhibe diversas proteínas
que contienen grupos -SH, lo que afecta diversos procesos metabóli-
cos durante la intoxicación con este metal. El cadmio es un bloquea-
dor del calcio en la membrana plasmática. Se sabe que desplaza el
calcio y el zinc en algunas proteínas, además de causar estrés oxi-
dativo por la generación de diversas especies reactivas de oxígeno.
El resultado de todo ello suele ser un daño severo en el ADN y en los
lípidos de las membranas.
Durante la intoxicación aguda, este metal ocasiona náuseas, vó-
mitos, diarrea y dolores abdominales. Por vía oral, las concentracio-

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 271


nes de hasta 100 mg producen síntomas gastrointestinales, mientras
que a partir de los 350 mg se considera que es potencialmente mor-
tal. Absorbido por vía respiratoria -concentraciones ambientales su-
periores a los 200 μg/m3- inducen la "fiebre de los metales"; además, a
partir de 500 μg/m3 genera neumonitis química y edema agudo de los
pulmones, y al aumentar las concentraciones se produce la muerte.
La intoxicación crónica por cadmio puede ocasionar pigmentación
amarilla del esmalte dental en forma de anillos semiconcéntricos,
alteraciones respiratorias que se confunden con rinitis, bronquitis y
enfisema. Este metal es considerado cancerígeno para los pulmones
y la próstata. A nivel renal, el cadmio produce daño en las células
de los túbulos proximales acompañado de proteinuria, la cual está
asociada a concentraciones sanguíneas que sobrepasan los 10 μg/
dL de este metal; también se pueden presentar alteraciones en los
glomérulos.
Las concentraciones de cadmio que usualmente se encuentran
en personas no fumadoras y no expuestas ocupacionalmente a este
metal son de 0.5 μg/dL en sangre y de 5 μg/g de creatinina en orina.
Algunos marcadores de daño renal son útiles para valorar la expo-
sición al cadmio, por ejemplo: la microproteinuria que puede pro-
gresar a franca albuminuria. En este contexto, las concentraciones
urinarias de albúmina no deben superar los 20 mg/L, mientras que
las concentraciones de beta-microglobulinas y de la proteína trans-
portadora del retinol deben ser inferiores a 300 μg/g de creatinina.
Los trabajadores expuestos a este metal deben ser vigilados para que
no alcancen concentraciones de cadmio de 1.5 μg/dL en sangre y de
10 ug/g de creatinina en la orina. El nivel para cadmio en el ambiente
laboral (OSHA, Occupational Safety and Health Administration) no
debe exceder de 5 μg/m3 de aire. El valor límite umbral ambiental
(TLV, Threshold Limit Value) recomendado por la ACGIH (American
Conference of Governmental Industrial Hygienists) es de 10 ug/m3.

Cromo (Cr)

El cromo es un elemento metálico que abunda en la corteza terrestre y


en los gases de los volcanes. Las concentraciones ambientales de este
metal se derivan de su explotación en las minas, fundición de mine-
rales que lo contienen y por sus aplicaciones industriales. Las emisio-
nes de cromo hacia el aire, agua y suelo son realizadas por diversas
actividades antropogénicas: la quema de combustibles fósiles, pro-
ducción de cemento, curtido de pieles, producción de acero inoxida-
ble, aleaciones metálicas, producción de químicos (como colorantes,
pigmentos y plaguicidas), cromado electrolítico, entre otras. Por lo
tanto, la exposición del hombre a este metal es principalmente de
naturaleza ocupacional. Los trabajos asociados con mayor frecuencia
al riesgo de intoxicación por cromo incluyen: industrias cromadoras
(galvanoplastia), curtido del cuero y fabricación de anticorrosivo para
radiadores.
Por otra parte, los alimentos son la mayor fuente de exposición
al cromo para aves y mamíferos silvestres. Se ha reportado que, en
estos animales, las concentraciones tisulares de cromo superiores a 4
μg/g indican contaminación de su hábitat. En los animales expuestos
de manera crónica, este metal se acumula en los huesos en concen-
traciones superiores a otros tejidos. El significado toxicológico de este
fenómeno ha sido poco estudiado. A su vez, algunas especies de peces
y de organismos invertebrados acuáticos son muy sensibles al cromo,

272 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


por lo que presentan una disminución de la supervivencia o del creci-
miento, cuando las concentraciones de Cr6* son superiores a 10 μg/L.
En este contexto, debe recordarse que en los primeros años del siglo
XXI, algunas presas del estado de Guanajuato, México, se convirtieron
en grandes cementerios de aves migratorias, por ejemplo: en el in-
vierno de 1994-1995 murieron más de 25,000 aves en la Presa de Silva
(municipio de San Francisco del Rincón). Este caso fue investigado
por la Comisión para la Cooperación Ambiental de América (CCA), la
cual relacionó algunos metales pesados (Cr, Pb y Hg) con la muerte de
estos animales.
El cromo tiene varios estados de oxidación pero únicamente las
formas trivalente (Cr3+) y hexavalente (Cr6+) tienen importancia bio-
lógica. En los humanos, los compuestos de cromo pueden absorberse
por las vías cutánea, oral y respiratoria. Sin embargo, las sales de Cr3+
se absorben poco por inhalación y a través de la piel intacta. Las sus-
tancias de cromo Cr6* se impregnan en mayor cantidad que los de-
rivados del Cr3+' y atraviesan las membranas biológicas con facilidad,
reduciéndose a Cr3+ en el interior de las células. El cromo es distribuido
por la sangre en el organismo y se almacena en todos los tejidos corpo-
rales. La excreción de compuestos de cromo se realiza principalmente
por los riñones y, en cantidades menores, por la bilis, la leche materna
y el pelo. Los riñones excretan aproximadamente 60% de la cantidad
ingerida de cromatos, durante las 8 horas posteriores a su ingestión; la
excreción urinaria puede tardar más de 14 días.
La toxicidad de los compuestos de cromo se relaciona con la ca-
pacidad oxidante del Cr6*, el cual es transformado in vivo en compues-
tos de Cr3+. Por lo tanto, los derivados del Cr6+ son sustancias capaces
de inducir daño tisular. Así, la exposición aguda a estos compues-
tos ocasiona alteraciones cardiovasculares y síndrome hepatorrenal
(SHR), con oliguria y muerte. Además, se ha reportado que los croma-
tos y los dicromatos producen toxicidad tubular renal en animales
de experimentación, así como necrosis tubular en los humanos. En la
Figura 10-2 se muestra el curso temporal de la osmolaridad de la ori-
na de ratas Wistar machos expuestos a una dosis baja de dicromato
de potasio.

Figura 10-2. Efecto del K2Cr207 (0.5 mg/kg) sobre la osmolaridad de la orina de
ratas (Rodríguez-Vázquez et al., 2003).

A su vez, la exposición crónica a los compuestos de Cr6+ genera


conjuntivitis, daño hepático, ictericia y falla renal. En estudios epide-
miológicos se ha encontrado una incidencia alta de cáncer pulmonar
en los trabajadores expuestos a compuestos de Cr6+. Este fenómeno

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 273


se relaciona con la reducción del Cr5+ a Cr3+ y la generación de radicales
libres que conducen al cáncer de pulmón. El Cuadro 10-4 resume los
signos y síntomas de las intoxicaciones aguda y crónica producidas
por el cromo.

Intoxicación aguda Intoxicación crónica Datos de laboratorio

- Dermatitis eccematosa con


edema y ulceración.
- Vértigo, sed intensa, dolor - Las concentraciones tóxicas en
- La inhalación de vapores
abdominal y vómito. sangre son superiores a 2.70 μg/
genera ulceración y perforación
- Choque y oliguria o anuria. dL.
del tabique nasal.
- Puede aparecer SHR. - Hay hematuria y proteinuria.
- Conjuntivitis y lagrimeo.
- Estado de coma y muerte. - El deterioro de la función
- Hepatitis e ictericia (vómito y
- La evolución rápida hacia la hepatocelular se puede explorar
hepatomegalia dolorosa).
anuria pronostica un con pruebas de funcionamiento
- La frecuencia del cáncer
desenlace desfavorable. hepático.
pulmonar aumenta
considerablemente (Cr6+).

Cuadro 10-4. Manifestaciones clínicas de las intoxicaciones aguda y crónica


producidas por los compuestos de cromo.

Para concluir, conviene describir otro desafortunado accidente


toxicológico que afectó el medio ambiente y la salud de los habitan-
tes de Lechería, en el Estado de México. En efecto, la compañía Cro-
matos de México S. A., dedicada a producir compuestos de cromo, se
estableció en esa localidad en el año de 1958. El proceso de produc-
ción se realizaba a cielo abierto y sin control sobre las emisiones de
polvos, descargas de aguas residuales y manejo de residuos tóxicos.
Aunado a ello, los residuos de polvo generado por esta empresa se
utilizaron para pavimentar calles y avenidas en diferentes colonias
de Lechería. Después de algunos años, la aparición de trastornos en
la salud de los habitantes de esta ciudad (dermatitis y ulceraciones
en la piel, perforación del tabique nasal, asma y daño renal), así como
la muerte de algunos niños de la escuela primaria "Reforma", ubicada
cerca de la fábrica, condujeron a la clausura de la empresa en 1978.

Mercurio (Hg)

Es el único elemento metálico que es líquido y volátil a temperatura


ambiente. Su forma más frecuente en la naturaleza es como cinabrio,
mineral compuesto de sulfuro de mercurio (HgS). Sin embargo, se
puede encontrar en tres formas primarias: elemental o metálico (va-
lencia 0), compuestos inorgánicos mercurosos (valencia 1+) y mercú-
ricos (valencia 2+) y compuestos orgánicos (radicales alquilo, fenilo,
etc.). El Hg elemental está presente en numerosos instrumentos de
medición como los termómetros y los barómetros, en interruptores
eléctricos y tubos quirúrgicos especiales, y aun forma parte de las
amalgamas dentales. La liberación antropogénica ambiental se cal-
cula en 2,000 toneladas al año. Las principales fuentes de contami-
nantes mercuriales son: la actividad minera, los residuos industria-
les (fabricación de vinilo), las pinturas antifúngicas, la fotografía, la
pirotecnia, las baterías secas y pilas, las industrias papeleras y los
laboratorios médico-veterinarios y dentales.

274 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


La absorción del mercurio se puede realizar por todas las vías,
aunque el Hg elemental se absorbe muy poco desde el tubo digestivo
(menos de 0. 01%). La vía principal de absorción es la inhalación del
vapor, lo cual se produce de forma espontánea a temperatura am-
biente, con una penetración a través de la membrana alveolo-capilar
de 75% de la dosis inhalada. La absorción por vía cutánea es baja. El
mercurio en la sangre difunde al interior de los eritrocitos, en donde
es oxidado a ion mercúrico (Hg++), al igual que en los tejidos mediante
una vía donde intervienen catalasas peroxisomales, en un proceso
que es reversible. El Hg no oxidado es capaz de cruzar la barrera he-
matoencefálica y la placenta. En el sistema nervioso central (SNC)
queda atrapado en forma de ion Hg++. La excreción de este metal se
realiza principalmente por la orina y la vía digestiva (en forma de ion
Hg++), aunque los pulmones también lo eliminan en forma de vapor.
En el organismo humano su vida media es de 60 días.
En este contexto, el cloruro mercúrico se distribuye en la sangre
entre los hematíes y el plasma. No atraviesa la barrera hematoence-
fálica y se elimina principalmente por vía renal, con una vida media
de 30-60 días. A su vez, los compuestos orgánicos del mercurio se
absorben por todas las vías (son más liposolubles); así, el metil-mer-
curio se distribuye ampliamente en los tejidos corporales, con prefe-
rencia por los más ricos en lípidos como el cerebro y el tejido adiposo;
se elimina fundamentalmente por las heces fecales, experimentando
el ciclo enterohepático que prolonga su vida media hasta 70 días.
La toxicidad del mercurio está determinada por su gran afini-
dad por los grupos -SH en donde reemplaza al hidrógeno. También
es capaz de reaccionar con grupos amida, carboxilo y fosforilo. Esto
produce graves alteraciones en las proteínas tisulares con actividad
enzimática, con funciones de transporte y estructurales. El cloruro
mercúrico tiene propiedades cáusticas que provocan lesiones pro-
fundas en la mucosa digestiva cuando es ingerido. En los riñones pro-
duce necrosis tubular y glomérulo nefritis membranosa, asociada a
un mecanismo inmune que explicaría también las lesiones cutáneas
del cuadro clínico conocido como acrodinia o pink disease.
La absorción digestiva del Hg inorgánico está implicada con ma-
yor frecuencia en las intoxicaciones agudas, aunque también existen
reportes de intoxicaciones relacionadas con la aplicación cutánea de
cremas o jabones que lo contienen. Además, se pueden producir in-
toxicaciones agudas por inhalación de Hg metálico en cuyo caso los
síntomas iniciales son: disnea, tos seca, fiebre y escalofríos. El cuadro
puede evolucionar hacia una neumonitis intersticial con atelectasias
y enfisema. Se acompaña de síntomas digestivos inespecíficos con
náuseas, vómitos y diarrea, sabor metálico, sialorrea y disfagia, aun-
que también puede haber alteraciones visuales. En seguida pueden
aparecer síntomas neurológicos, como temblor distal y facial, acom-
pañados de insuficiencia renal y gingivo-estomatitis como expresión
de la conversión tisular a ion mercúrico. El Hg inorgánico, sobre todo
en sus formas mercúricas, produce por vía oral un cuadro con necro-
sis cáustica de la mucosa oral, esófago y estómago, con gastroente-
ritis hemorrágica y pérdida masiva de líquidos, que puede producir
la muerte por shock hipovolémico. Durante su eliminación, produce
daño en los riñones que puede llegar a la insuficiencia renal aguda,
por necrosis tubular, y dejar como secuela una insuficiencia renal
crónica.
La intoxicación subaguda o crónica, más frecuente afecta en to-
dos los casos sobre todo el Sistema Nervioso Central. El Hg metálico

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 275


y sus derivados inorgánicos y arilos se comportan de forma similar.
El cuadro clínico, que aparece a lo largo de semanas, meses o años,
se caracteriza por un temblor involuntario de extremidades y lengua
que aumenta con los movimientos voluntarios y desaparece durante
el sueño. Se acompaña de alteraciones en la conducta y el estado de
ánimo (ansiedad, irritabilidad y depresión), que se han descrito como
una mezcla de neurastenia y eretismo, así como de alteraciones en
las mucosas (estomatitis y gingivitis con pérdida de piezas dentarias).
Otros síntomas neurológicos son: polineuropatía mixta sensitivomo-
tora, anosmia, constricción del campo visual y ataxia. La intoxicación
crónica progresa cursando con alteración renal y los signos van des-
de la proteinuria al síndrome nefrótico. Los derivados mercuriales de
alquilo, como el metilmercurio, son potentes neurotóxicos centrales.
Producen encefalopatía severa que se desarrolla en semanas o meses
y comienza con parestesias perfórales y distales, ataxia intensa que
termina en parálisis, ceguera, sordera, coma y muerte. Los niños afec-
tados intraútero presentan un cuadro análogo a una parálisis cere-
bral grave, con un notorio retraso del desarrollo, ceguera y sordera.
En las intoxicaciones con compuestos del mercurio, el antídoto
más adecuado es el BAL, por vía intramuscular, a dosis de 3 mg/kg/4h
las primeras 48h, 3 mg/kg/6h las siguientes 48h y 3 mg/kg/12h du-
rante 6 días más. Recientemente se ha reportado la eficacia del DMPS
para facilitar la eliminación de calomel o mercurio en su estado mer-
curioso.
Se consideran concentraciones tolerables de Hg, las inferiores a
1 μg/dL en sangre y a 20 μg/L en orina. La dosis letal de cloruro mer-
cúrico (HgCl2) para el humano es de 30-50 mg/kg, vía oral. La OMS
considera aceptable una concentración en el agua de 1 μg/L y una
ingesta semanal tolerable de 5 μg/kg de Hg total y 3.3 μg/kg de metil-
mercurio.

Plomo (Pb)

El plomo es un metal pesado, gris y blando, ampliamente distribuido


en la corteza terrestre. Su forma más abundante es el sulfuro (PbS)
que forma las menas de galena, aunque con frecuencia está asocia-
do a otros metales, como plata, cobre, zinc, hierro y antimonio. Con
sus valencias (2+ y 3+) forma compuestos orgánicos (acetatos, alqui-
los, etc.) e inorgánicos (nitratos, carbonatas, cloruros, óxidos, etc.).
En México, los depósitos naturales de plomo se localizan en la zona
centro-norte. Cerca de 50% del metal es destinado a la producción
de óxido de plomo, el resto es utilizado en la elaboración de baterías
automotrices, pigmentos, pinturas, barnices, cerámica, vidrio, sol-
dadura, cables, municiones, etc. Por lo tanto, la exposición al plomo
es fundamentalmente de naturaleza ocupacional, aunque también
puede darse por contaminación del ambiente y en el hogar. Por su
peligro, en especial para los niños, el uso de los aditivos de plomo en
pinturas y gasolinas se ha restringido en las últimas décadas.
El Pb ingresa en el organismo por todas las vías. En los pulmones
se absorbe en forma de humos o partículas finas que son fagocitadas
por los macrófagos alveolares, pudiendo llegar la absorción hasta 50%.
A su vez, la absorción gastrointestinal depende de la solubilidad del
compuesto y del tamaño de las partículas e involucra transportadores
de calcio. Los adultos no absorben por esta vía más de 10-20% de la
dosis ingerida, pero en los niños alcanza hasta 50%. El plomo en el
intestino guarda una relación inversa respecto al contenido de calcio

276 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


en la dieta, es decir, un alto contenido de calcio implica una absor-
ción menor del tóxico. Dado que la hormona 1,25-dihidrocolecalcife-
rol puede inducir la expresión de proteínas transportadoras de calcio,
éstas también podrían transportar plomo. Por otra parte, la absorción
cutánea tiene escasa importancia aunque pueden absorberse algu-
nas formas orgánicas.
Independientemente de la vía de ingreso, el plomo tiene una alta
afinidad por los eritrocitos, de tal manera que de 92-99% absorbido se
encuentra en el interior de estas células, y sólo de 1-8% en el plasma.
La sangre distribuye al plomo en los tejidos, alcanzándose las mayores
concentraciones en: hígado, pulmones, riñones, cerebro, bazo, huesos
y dientes. En el tejido óseo se acumula 95% de la carga corporal total
de Pb, principalmente por sustitución del Ca, y aunque aparentemen-
te no causa allí ningún problema, reactiva la toxicidad crónica por los
altos requerimientos de calcio. La eliminación se produce sobre todo
por orina y heces. Normalmente, la orina excreta aproximadamente
30 ug/día. Así, la vida media del plomo en la sangre es de 25 días en el
adulto, 10 meses en el niño (exposición natural), 90 días en el hueso
trabecular y 10-20 años en el hueso cortical.
La semejanza química del plomo con el calcio (ion divalente) le
permite interferir con diversas vías metabólicas en la mitocondria
y en sistemas de segundos mensajeros que regulan el metabolismo
energético; además, inhibe los canales de calcio dependientes de vol-
taje que intervienen en la neurotransmisión sináptica y activa las
proteína-quinasas dependientes de calcio. La interferencia con calcio
en las células endoteliales de los capilares cerebrales explica la en-
cefalopatía aguda, ya que produce una disrupción de la integridad de
las uniones intercelulares fuertes que caracterizan la barrera hema-
toencefálica y produce edema cerebral. Las alteraciones del desarrollo
psicomotor en los niños, relacionadas con exposiciones al Pb (aun a
concentraciones bajas), están condicionadas por la mayor permeabi-
lidad de los capilares inmaduros al tóxico junto con las alteraciones
en la neuro transmisión ya mencionadas, y son de mayor impacto en
las fases de desarrollo de la organización del SNC. Diversos sistemas
de neurotransmisión afectados por el Pb son regulados por la acetil-
colina, dopamina, norepinefrina, GABA (ácido gama-aminobutírico) y
glutamato.
Los principales blancos del plomo son las proteínas enzimáti-
cas con grupos tiol, sobre todo dependientes de zinc. Destacan dos
enzimas que intervienen en la síntesis del grupo hemo: la delta-ami-
nolevulínico deshidratasa (ALA-D) y la ferroquelatasa; su inhibición
por el Pb interfiere con la síntesis del hemo y se traduce en aumento
del ácido delta-aminolevulínico y de la protoporfirina eritrocitaria,
ambos utilizados como indicadores de contacto metabólico o de daño
temprano. Otros sistemas enzimáticos afectados se relacionan con
alteraciones en la integridad de las membranas celulares. Estos dos
tipos de efectos tienen como consecuencia una anemia normocró-
mica y normocítica que presenta un puntilleo basófilo característico
en los eritrocitos. Este punteado está constituido por agregados de
ARN degradado, normalmente eliminado por la enzima pirimidina-5-
nucleotidasa que se encuentra inhibida.
Los efectos nocivos son variados entre adultos, mujeres, niños
y personas de edad avanzada. Los controles hormonales juegan un
factor muy importante, ya que mujeres y niños resultan ser muy vul-
nerables a la intoxicación; de hecho, se especula que las hormonas
que controlan la homeostasis del calcio podrían estar afectadas en

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 277


presencia de plomo, lo que a su vez vulnera la homeostasis del calcio
y pueden aparecer los efectos tóxicos. Se ha sugerido que el retardo
en el crecimiento corporal, la reducción del coeficiente intelectual,
los problemas en el comportamiento y la falta de atención se deben
a casos de exposición de la madre al plomo, durante el embarazo y la
lactancia.
Los síntomas de la intoxicación aguda son análogos a los del
saturnismo clásico (intoxicación crónica), pero se presentan con un
curso más rápido en relación con una exposición masiva inhalato-
ria, la ingestión de una dosis alta con intención suicida o, incluso, la
administración intravenosa de drogas de abuso contaminadas con
Pb. Se produce encefalopatía aguda con insuficiencia renal, síntomas
gastrointestinales graves y hemolisis.
La exposición crónica ocurre en el medio laboral o por exposi-
ción al aire, agua o alimentos contaminados. Por la expansión de la
tecnología y el amplio uso del plomo se postula que todas las perso-
nas tenemos cierta concentración de este metal; de esta manera, se
considera que el nivel de plomo tolerable en la sangre de las personas
expuestas de manera no ocupacional es de 10 μg/dL como máximo,
mientras que el nivel a partir del cual se deben tomar medidas preven-
tivas en los niños es de 10-14 μg/dL. La intoxicación crónica por plomo
tiene una sintomatología variada, lo que refleja su acción en diferentes
órganos:
a) Sistema Nervioso Central. Encefalopatía subaguda y crónica con
afectación cognitiva y del ánimo. La cefalea y astenia son sínto-
mas iniciales acompañados de insomnio, irritabilidad y pérdida
de la libido. También se puede producir una encefalopatía agu-
da si se alcanzan niveles de Pb sanguíneo suficientemente altos
(100 μg/dL) con ataxia, coma y convulsiones. Es la forma clínica
más grave en los niños, quienes pueden presentar una fase con
vómitos y letargía días antes de la crisis que puede ser terminal.
b) Sistema Nervioso Periférico. Polineuropatía periférica de predo-
minio motor sobre todo en extremidades superiores y en el lado
dominante. La afectación comienza con la destrucción de las cé-
lulas de Schwann, seguida de desmielinización y degeneración
axonal.
c) Sistema hematopoyético. Anemia con punteado basófilo en los
eritrocitos.
d) Sistema gastrointestinal. Dolor abdominal de tipo cólico, anorexia,
vómitos y crisis de estreñimiento alternando con diarrea. Puede
aparecer un ribete gris o azulado gingival (Ribete de Burton).
e) Riñones. El plomo se acumula en las células tubulares proxima-
les y produce insuficiencia renal. También se asocia con hiper-
tensión arterial y gota.

Muchos de los efectos tóxicos del plomo pasan desapercibidos,


ya que el dolor de cabeza, cansancio, inapetencia, anemia, estreñi-
miento y cólicos abdominales pueden confundirse con deficiencias
nutricionales o infecciones. Por otra parte, los niveles de plomo en
sangre se usan como el indicador más importante para valorar la gra-
vedad de la intoxicación por plomo. Se ha reportado que se pueden
producir daños en las células desde 5 μg/dL de sangre, de tal manera
que para el caso de los niños y las mujeres se han identificado por lo
menos cinco niveles del contenido de plomo en la sangre: desde 10
μg/dL (nivel I), 10-14 μg/dL (nivel II A), 15-19 μg/dL (nivel IIB), 20-44
μg/dL (nivel III), 45-69 μg/dL (nivel IV) y mayor a 70 μg/dL (nivel V).

278 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Para el diagnóstico de la intoxicación por plomo, se emplean
dos tipos de procedimientos analíticos: 1) determinación directa de
plomo en sangre y en orina o tras la provocación por quelación con
EDTA, y 2) biomarcadores de efecto como la determinación de ALA,
protoporfirina IX eritrocitaria, hemoglobina, hematocrito y el puntea-
do basófilo de los eritrocitos.
En el tratamiento de las intoxicaciones agudas por ingestión de
sales solubles se practica el lavado gástrico, cuya eficacia puede com-
probarse mediante radiografías simples de abdomen, ya que el plomo
es radio-opaco. Los quelantes indicados en la intoxicación por plomo
son el BAL, empleado a dosis de 3 mg/kg por vía intramuscular, se-
guido por la administración de EDTA cálcico disódico iniciada 4 horas
después, a dosis no mayor de 50 mg/kg/día repartida en volúmenes de
250 o 500 mi de solución fisiológica apropiada. Al pasar de 4-6 horas,
repetir lo necesario sin pasar de la dosis indicada durante 5 días. En
cuanto sea posible, se debe proseguir el tratamiento con un quelante
oral (recientemente se ha recomendado el ácido dimercaptosuccínico
o Succimer). En las intoxicaciones crónicas, el tratamiento es seme-
jante o bien se puede administrar la D-penilcilamina por vía oral, a
dosis iniciales de 10 mg/kg/día en 4 tomas hasta alcanzar 40 mg/Kg/
día, durante 2 semanas. Recientemente, se ha señalado que es mejor
usar Succimer debido a los efectos indeseables de la penicilamina. Es
preciso evaluar la eficacia del tratamiento mediante la verificación de
la eliminación urinaria.

Criterios y límites máximos de plomo en diferentes sustratos

En los Cuadros 10-5 al 10-10 se establecen las normas que regulan las
concentraciones máximas de plomo.

Límite de Pb
Reglamenta
(mg/L)

Ley General de Salud en materia


de control sanitario de actividades,
Agua para consumo humano. 0.05
establecimientos, productos y ser-
vicios (1988).

Criterios ecológicos de calidad del


Fuentes de abastecimiento de agua. 0.05
agua CE-CCA-001/1989

Criterios ecológicos de calidad del


Agua para riego agrícola. 5.0
agua CE-CCA-001/1989
Criterios ecológicos de calidad del
Agua para uso pecuario. 0.1
agua CE-CCA-001/1989

Criterios ecológicos de calidad del Agua salada. No debe exceder más de


0.006
agua CE-CCA-001/1989 una vez cada tres años ese valor.

Aguas residuales de procesos metal- Promedio diario 0.1


NTE-CCA-017/88
mecánicos. Límite instantáneo 0.2

Aguas residuales de la industria de la- Promedio diario 5.0


NTE-CCA-018/88
minación, extrusión, aleaciones de cobre. Límite instantáneo 7.0

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 279


NTE-CCA-031/91 Aguas residuales, servicios de repa- Promedio diario 1.0
ración automotriz, gasolineras, tinto- Límite instantáneo 2.0
rerías, fotografía, aguas tratadas.
NTE-CCA-032/91 Aguas residuales de origen urbano mu- 0.50
nicipal para su disposición mediante
riego agrícola.
Cuadro 10-5. Criterios en agua.

Límite de Pb
Reglamento
en (mg/L)

NET-CRP-001/88 se Residuos peligrosos: acabado de metales y galvanoplastia,


reemplaza por la beneficio metales, metalmecánica, minería, pinturas y pro- 5.0
NTE-RP-001/92 ductos relacionados, baterías.

Cuadro 10-6. Criterios en residuos peligrosos.

Límite de Pb
Reglamento
(mg/Kg)

NOM-F-25-1982 Alimentos para humanos, pasta de tomate. 0.36

Colorantes orgánicos agregados a alimentos, bebidas, medica-


NOM-F-261-1975 10
mentos y cosméticos.

Reglamento de la Ley
Mantecas vegetales. 0.1
General de Salud.

Cuadro 10-7. Criterios para alimentos, bebidas, medicamentos y cosméticos.

Límite de Pb
Reglamento
(pg/m3)

STPS-Instructivo No.10 Reglamento


Aire ambiente laboral. 150
de Seguridad e Higiene.

En procesos reductivos.. 50

Cuadro 10-8. Ambiente laboral.

Reglamento Límite de Pb
(pg/dL)

OMS, 1980 Sangre de hombre adulto. 40


OMS, 1980 Sangre de mujer en edad fértil. 30
OMS, 1980 Niños. De 25 reducir a 15

Cuadro 10-9. Índices biológicos de exposición.

280 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Límite de Pb desprendido en
Reglamento cerámina horneada a mas de
990°C (mg/L)
7.0 piezas planas.
Vidrios para preparar,
5.0 piezas huecas chicas.
NOM-Q-46-91 servir y/o almacenar
2.5 piezas huecas grandes.
alimentos.
2.5 piezas huecas chicas.
Cuadro 10-10. Convenios con artesanos de cerámica.

En México no existe un ordenamiento legal, pero se ha tomado


de referencia el límite de tolerancia de la OMS (1980) establecido en
las Normas Oficiales Mexicanas más recientes (1999 a la fecha).
Gasolinas: de 1980 a 1992 la concentración de Pb en la gasolina
NOVA redujo el tetraetilo de plomo de 3.5 a 0.4 mL por galón de
gasolina. A su vez, la gasolina MAGNA SIN se produjo desde 1992
para ser utilizada en todos los modelos de autos con convertidor
catalítico y para utilizar el aditivo metilterbutil éter. Seguridad
para niños: a) NOM-R-41-92, pinturas y tinturas de juguetes y
triciclos y b) NOM-R-44-92, pinturas de juguetes y artículos
escolares, límite de 90 mg/kg.

TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 281


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TOXICOLOGÍA DE LOS METALES 285


TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS
11
Dr. Fernando Jaramillo Juárez
LCN Ma. Luisa Rodríguez Vázquez
Universidad Autónoma de Aguascalientes

Dra. María Estela Meléndez Camargo


ENCB-Instituto Politécnico Nacional

Dra. María Lourdes Aldana Madrid


Universidad de Sonora
Introducción Desde hace miles de años, el hombre ha utilizado diversas sustancias
para luchar contra las plagas que dañan sus cosechas como: cenizas,
azufre, compuestos arsenicales, tabaco molido, derivados de algunos
metales (mercurio, zinc y plomo) y, en años recientes, plaguicidas
sintéticos. En este contexto, un plaguicida es cualquier sustancia o
mezcla de sustancias destinadas a prevenir, destruir o controlar al-
guna plaga. Por ello, los plaguicidas desempeñan un papel importan-
te en el control de numerosos insectos, nematodos, hongos, malezas
y otros organismos que compiten con el hombre por productos agro-
pecuarios y forestales. Además, algunos plaguicidas son muy útiles
en el área de la salud pública, ya que controlan enfermedades trans-
misibles por vectores como el mosquito del paludismo.
Los plaguicidas se clasifican de diferentes maneras, entre ellas: a)
según el tipo de organismo nocivo que se desea controlar, b) la familia de
compuestos químicos a la que pertenecen y c) en relación con su toxicidad
aguda. De acuerdo con su función, existen los siguientes grupos: 1) insec-
ticidas y acaricidas, 2) fungicidas, 3) nematicidas, 4) ro-denticidas y 5)
herbicidas. Los principales agentes de intoxicación entre los plaguicidas
son los insecticidas, ya sean los empleados en la agricultura, los de uso
doméstico o los utilizados en lugares públicos. Químicamente, pue-
den ser clasificados en los siguientes grandes grupos: organoclorados,
organofosforados, carbamatos y piretroides. En el Cuadro 11-1 se pre-
sentan algunos ejemplos de plaguicidas.

Plaguicidas Ejemplos
I) Insecticidas:
DDT, Clordano, Lindano
- Organoclorados
Diazinón, Etión, Paratión
- Organofosforados
Carbarilo, Metomilo, Oxamil
- Carbamatos
Aletrina, Alfametrina, Ciflutrín
- Piretroides
II) Fungicidas Captafol, Dinocap, Triforine
III) Herbicidas Diquat, Paraquat, Merfos, Glifosato
IV) Rodenticidas Warfarina, Difacinona, Flocoumafen

Cuadro 11-1. Plaguicidas usados con fines diversos.

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 289


Otros grupos de compuestos químicos a los que pertenecen los
plaguicidas incluyen: dinitrofenoles, bipiridilos, triazinas, carboxa-
midas, ftalimidas, compuestos de cobre, guanidinas, naftoquinonas,
derivados del ácido fenoxiacético, del cloronitrofenol y de la urea.
En la década de los años noventa, la Organización Mundial de la
Salud (OMS) recomendó clasificar los plaguicidas según su grado de
peligrosidad; es decir, según su capacidad para producir daño agudo
a la salud a través de una o varias exposiciones en tiempos cortos. La
clasificación se basa en la Dosis Letal Media (DL50) administrada por
vía oral o dérmica en animales de experimentación (Cuadro 11-2).

DL50 para la rata (mg/kg de peso)

Oral Dérmica
Clase
Sólidos Líquidos Sólidos Líquidos

la Extremadamente peligrosos <5 <20 <10 <40

Ib Altamente peligrosos 5-50 20-200 10-100 40-400

II Moderadamente peligrosos 50-500 200-2000 100-1000 400-4000

III Ligeramente peligrosos >500 >2000 >1000 >4000

Cuadro 11-2. Toxicidad aguda de los plaguicidas en función de las vías de


ingreso en la rata (OMS, 1996).

Ahora bien, se ha reportado que en las regiones agrícolas existe


una gran variedad de plagas que afectan los cultivos: más de 1,500
enfermedades son causadas por diferentes especies de hongos, insec-
tos y nematodos; además, hay muchas especies de maleza que cau-
san grandes pérdidas económicas. Por ello, en las últimas décadas, la
lucha contra las plagas que afectan los cultivos se ha basado princi-
palmente en el uso de plaguicidas sintéticos. Al respecto, el uso de los
plaguicidas se ha modificado sustancialmente desde la segunda gue-
rra mundial: inicialmente, los insecticidas organoclorados tuvieron
primacía; más tarde fueron reemplazados por los organofosforados y
los carbamatos; en las últimas décadas, los piretroides y los herbici-
das han incrementado su mercado de manera considerable. Relacio-
nado con lo anterior, investigaciones realizadas en el siglo XX demos-
traron que varios plaguicidas organoclorados imitan, incrementan
o inhiben la acción de las hormonas, alteran el funcionamiento del
sistema endocrino, pueden dañar la reproducción e incluso promover
el desarrollo de carcinomas. Por ello, fueron prohibidos y sustituidos
por los plaguicidas organofosforados.
Es importante subrayar que el uso de los plaguicidas en cam-
pañas de salud pública ha reducido la morbilidad y la mortalidad de
los humanos a causa de enfermedades transmitidas por diferentes
vectores; ejemplo de ello es el importante papel desempeñado en el
siglo XX por los primeros plaguicidas organoclorados, como el DDT,
en la lucha contra el paludismo, la filariasis y la ceguera que se con-
traían en los ríos de África, Asia, Indonesia y América. Además, los
plaguicidas han sido un factor muy importante en el incremento de
la productividad agrícola en muchas regiones del mundo.
Sin embargo, el hecho de que estos compuestos tengan un papel
trascendental en el desarrollo económico mundial no quiere decir
que sean inocuos, ya que su uso inadecuado ha generado serios pro-
blemas ambientales como: la contaminación de suelos y aguas (su-

290 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


perficiales y subterráneas), la muerte de insectos útiles, la aparición y
proliferación de plagas resistentes, el riesgo de extinción de aves y de
otras especies, así como la contaminación de los alimentos. Además,
se ha demostrado que el uso continuo y a gran escala de los plaguici-
das ocasiona daños, a corto y largo plazos, en la salud de la población
expuesta de manera directa o indirecta.

Propiedades físico-químicas y usos de los principales


plaguicidas

Las propiedades fisicoquímicas de los plaguicidas tienen una relación


estrecha con su comportamiento ambiental. Por ello, es útil definir
algunas de estas propiedades:

Coeficiente de partición lípido/agua

Establece la distribución de un plaguicida en un sistema de dos fases


(por ejemplo, agua y octanol) en función de sus propiedades lipofíli-
cas o hidrofílicas. Este coeficiente proporciona información indirecta
sobre la solubilidad y distribución de los plaguicidas en los organis-
mos vivos. Así, los plaguicidas con un coeficiente >1 (como el aldrín
y el DDT) son liposolubles, se absorben fácilmente a través de las
membranas de las células y se acumulan en la grasa corporal.

Solubilidad en el agua

Se relaciona con la naturaleza polar de un compuesto. Indica la ten-


dencia del plaguicida al ser eliminado de los suelos por las escorren-
tías o el agua de riego. Los plaguicidas con solubilidad en el agua
mayor a 500 mg/L son muy móviles en los suelos y en los ecosistemas.
Los que tienen solubilidad menor a 25 mg/L (como los organoclorados)
tienden a inmovilizarse en los suelos y a concentrarse en los organis-
mos vivos.

Presión de vapor

La vaporización es el paso de una sustancia de la fase líquida a la


fase de vapor o gaseosa. Por lo tanto, la presión de vapor es la presión
parcial de un compuesto en fase gaseosa en equilibrio con el líquido
puro. Establece la distribución entre el líquido y la fase gaseosa. Los
plaguicidas con presión de vapor mayor a 1x103 mm de Hg (a 25 °C)
son muy volátiles, tienen gran movilidad y se dispersan en la atmós-
fera; los que tienen presiones entre 1x104y 1x106mm de Hg (a 25 °C)
son menos móviles; y los no volátiles, que son más persistentes en
suelos y agua, presentan presiones de vapor menores a 1x10-7 (como
los herbicidas del grupo de las triazinas).

Constante de Henry

La Ley de Henry enuncia que a temperatura constante, la cantidad de


gas disuelta en un líquido es directamente proporcional a la presión
parcial que ejerce ese gas sobre el líquido. Por lo tanto, la constante
de Henry establece la relación de equilibrio entre la concentración de
un compuesto en el aire y su concentración en el agua. Esta constan-
te se relaciona con la volatilización de los compuestos del agua.

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 291


Adsorción en suelos

Distribución de un compuesto entre los sólidos del suelo y la fase


líquida (movilidad). Establece la tendencia del plaguicida a quedar
retenido en el suelo. Si el coeficiente de adsorción es pequeño indica
una movilidad alta. La adsorción de los plaguicidas en los suelos se
estudia aplicando la ecuación de Freundlich:
Cs = (K) (Cw)...... en dónde, Cs es la cantidad adsorbida del plagui-
cida, Cw es la concentración de equilibrio y K es el coeficiente de
adsorción o de reparto.

Propiedades ácido-base

Se relacionan con la capacidad de ionización de un plaguicida en un


sistema agua-suelo a pH 5-8 típico del medio ambiente. Las sustan-
cias al disolverse pueden disociarse o no, las que no se disocian son
sustancias eléctricamente neutras (no ionizadas) y las que sí lo ha-
cen forman iones con carga eléctrica: positiva (cationes) o negativa
(aniones). Los plaguicidas amónicos (como los fenoxiacéticos) y los no
ionizados se movilizan en los suelos, mientras que los catiónicos se
adsorben y se inmovilizan en ellos como el paraquat.

Degradación

Esta propiedad establece la posibilidad de que un plaguicida se des-


componga y disminuya su actividad, como sucede con el malatión,
el paratión y las piretrinas. La degradación de un plaguicida en el
ambiente puede realizarse por acción química (hidrólisis), por la luz
(fotolisis) o por la actividad de microorganismos.

Vida media

Tiempo requerido para que la concentración inicial de una sustancia


en un compartimiento ambiental se reduzca a la mitad (degradación
biótica y abiótica, migración, volatilización y absorción en vegetales).
El Cuadro 11-3 muestra valores de propiedades fisicoquímicas de
algunos plaguicidas.

Plaguicida Grupo Químico Log Kow Koc (cmVg) Vida Media (días)
Clorotoluron Urea 2.41 175 135
Metolaclor Cloroacetanilida 3.13-3.28 175 101
Tridemorf Morfolina 4.2 2034 33
Trifluralín Dinitroanilina 3.97-5.1 6417 170
Terbutrín Triacina 3.53 657 66
Cuadro 11-3. Valores de propiedades fisicoquímicas de varios plaguicidas
(Kow = Coeficiente de partición octanol/agua y Koc = Coeficiente de sorción
en suelos), (pt7mdv.ceingebi.unam.mx/computo/canovas/plagui-l.ppt).

a) Compuestos organoclorados

Los insecticidas organoclorados incluyen compuestos que pertene-


cen a tres familias químicas: a) derivados clorados del etano, de los
cuales el DDT es el mejor conocido; b) derivados clorados de los ciclo-
dienos, entre ellos, clordano, aldrín, dieldrín, heptacloro y endrín; y c)

292 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


los hidrocarburos relacionados con el hexaclorociclohexano como el
lindano, toxafeno, mirex y clordecona.
Estos compuestos son solubles en lípidos y en solventes orgá-
nicos, pero no en el agua; además, su volatilidad es baja y tienen es-
tabilidad química alta. Una de sus propiedades más importantes es la
persistencia en el ambiente tanto biótico como abiótico. Se descompo-
nen muy lentamente en el suelo, lo que permite su incorporación en la
cadena tierra-planta-animal-hombre. El DDT, por ejemplo, es un sólido
a temperatura ambiente (punto de fusión, 108 °C) y su presión de va-
por a 25 °C es de 1.6x107 mm Hg, por lo que al ser introducido en
el medio ambiente puede existir en forma particulada y en fase de
vapor. Estos plaguicidas fueron utilizados ampliamente en las áreas:
agrícola, pecuaria, forestal y urbana. En la Figura 11-1 se muestran
las estructuras de algunos de estos plaguicidas.

Figura 11-1. Estructuras químicas de tres plaguicidas organoclorados.

Es importante señalar que, a nivel mundial, el uso de los plagui-


cidas organoclorados ha disminuido de forma muy importante, de-
bido a los problemas de contaminación ambiental que originan; sin
embargo, en algunos países se siguen utilizando en forma restringida
para controlar problemas de salud pública.

b) Compuestos organofosforados

Los insecticidas organofosforados son esteres derivados de los ácidos


fosfórico, fosfónico, fosforotioico o fosfonotioico, con grupos amido
o tiol presentes en algunos casos en sus moléculas. La mayor par-
te de ellos son ligeramente solubles en agua, con un coeficiente de
partición lípido/agua alto y presión de vapor baja. Con excepción del
diclorvos, la mayoría de estos insecticidas tienen volatilidad baja. Su
principal forma de degradación en el ambiente es la hidrólisis. Los
compuestos organofosforados tuvieron un gran auge luego de la pro-
hibición del uso de los plaguicidas organoclorados y han demostrado
ser muy eficientes y económicos en el control de las plagas; sin em-
bargo, pese a que son menos persistentes en el ambiente, represen-
tan un riesgo para la salud humana y de los animales, así como para
el deterioro de los ecosistemas, sobre todo cuando se manejan de
manera inadecuada.
En términos generales, estos compuestos se aplican en el follaje
y en una gran variedad de cultivos que incluyen frutas, granos y vege-
tales (legumbres, tomates, tabaco, plantas de ornato, caña de azúcar
y maíz). También se emplean como larvicidas en los campos de arroz.

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 293


Algunos de estos compuestos, como el paratión metílico, no deben ser
usados en el hogar por su alta toxicidad; sin embargo, otros de ellos
(por ejemplo, malatión y diazinón) se utilizan para controlar insectos
como cucarachas, mosquitos, piojos y ectoparásitos de animales. En la
Figura 11-2 se muestran las estructuras de algunos plaguicidas orga-
nofosforados.

Figura 11-2. Estructuras químicas de plaguicidas organofosforados.

c) Compuestos carbamatos

El grupo de los carbamatos incluye en su mayor parte derivados del


ácido N-metil-carbámico. Estas sustancias actúan de manera seme-
jante a los plaguicidas organofosforados y entre ellas se encuentran:
el carbarilo, aldicarb, aldoxicarb, aminocarb, bendiocarb, etcétera.
Los carbamatos son moderadamente solubles en benceno y tolueno,
y más solubles en etanol y acetona; tienen presión de vapor y solubi-
lidad en agua bajas. Estos compuestos se emplean como insecticidas,
fungicidas, herbicidas y nematicidas. Los carbamatos son plaguicidas
no persistentes, fácilmente degradables por la acción de microorganis-
mos y por reacciones no biológicas (la primera etapa de su degrada-
ción en los suelos es la hidrólisis). En la Figura 11-3 se muestran las
estructuras de algunos de estos compuestos.

Figura 11-3. Estructuras químicas de algunos carbamatos.

d) Piretrinas y Piretroides

En la década de 1970, aparecieron los plaguicidas llamados botánicos


entre los cuales se encuentran los piretroides. Estos insecticidas son

294 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


derivados sintéticos de las piretrinas, mezcla de compuestos orgá-
nicos obtenidos originalmente de las flores del crisantemo (Cryscm-
themun cinerariaefolium y Crysanthemun cineum). Los piretroides son
esteres del ácido 2,2-dimetilciclo-propancarboxílico o análogos del
ácido 2-aril-3-metilbutírico que carecen del anillo ciclopropano. Esta
familia de insecticidas se clasifica en dos grupos: Tipo I (aletrina, bio-
aletrina, permetrina, tetrametrina, cismetrina, etc.) y Tipo II (ciper-
metrina, deltametrina, cicloprotina, fenvalerato, etc.). Los piretroides
Tipo I carecen del grupo a-ciano en su molécula mientras que los del
Tipo II sí lo contienen.
Las piretrinas son poco solubles en agua, inestables en la luz y el
calor y son plaguicidas no persistentes. Los piretroides se disuelven
mejor en el agua y son más estables y persistentes. Ambos grupos de
plaguicidas se han utilizado en la agricultura y en el hogar debido a
su acción rápida y a su aparente inocuidad para los humanos. La baja
toxicidad aguda que presentan los piretroides en los mamíferos se
debe a su rápida biotransformación por hidrólisis y/o hidroxilación.
En la Figura 11-4, se muestran algunas estructuras de piretroides y
piretrinas.

Figura 11-4. Estructuras químicas de piretrinas y piretroides.

Además de usarse en el control de plagas de los cultivos y en la


protección de los bosques, los piretroides se emplean ampliamente

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 295


en programas de salud pública. En la actualidad, su venta representa
aproximadamente 20% de las ventas totales de los plaguicidas.

e) Sustancias Herbicidas

Los herbicidas son compuestos utilizados para controlar la mala


hierba, las plagas en huertos, plantíos y cultivos de algodón, así como
para desecar algunas cosechas, particularmente la de caña de azúcar.
En el hogar se utilizan para controlar la hierba de los jardines. Inclu-
yen una gran variedad de sustancias entre las cuales se pueden men-
cionar: compuestos bipiridílicos (paraquat y diquat); los compues-
tos clorofenoxiacéticos como el 2,4-diclorofenoxiacético (2-4 D) y el
ácido 2,4,5-triclorofenoxiacético (2,4,5-T); los carbamatos (profam y
barban); los compuestos con nitrógeno cuaternario en su molécula
(monuron y diuron); los derivados del ácido benzoico (amiben); los
derivados de la dinitroanilina (truflualin); las triazinas (atriazina y
aminotriazina); los nitrofenoles y nitrocresoles utilizados como in-
secticidas y herbicidas (dinitrofenol y dinitro-orto-cresol) y las aceta-
nilidas como el alaclor y metolaclor. En la Figura 11-5. se muestran
ejemplos de algunos herbicidas.

Figura 11-5. Estructuras de algunos herbicidas.

Los herbicidas se clasifican de acuerdo a su mecanismo de toxici-


dad en los siguientes grupos: a) selectivos, esto es, cuando son tóxicos
para alguna especie, ya que destruyen la maleza interfiriendo con sus
procesos hormonales, afectando el desarrollo de la planta y son poco
tóxicos, en ese grupo se encuentran el dalaprón y los derivados clo-
rofenoxiacéticos; b) de contacto, actúan afectando el follaje de las
plantas; en general, por su acción local son tóxicos para los vegetales
y también pueden serlo para los animales; en este grupo se encuen-
tran las sales de cloro, los derivados del dinitrofenol, derivados de la
atrazina y derivados de biperidilo, como el paraquat y el diquat; c) de
trasposición, es decir, son absorbidos del suelo o a través del follaje
hacia el xilema y el floema de la planta, a este grupo pertenecen los
derivados de la urea como el isoproturon.
El paraquat y muchos herbicidas (como las ureas) actúan como
cationes, lo que les permite intercambiarse con los cationes de los
coloides del suelo y fijarse fuertemente en el mismo. Los ácidos fuer-
tes, como el 2,4-D, se convierten en aniones, comportándose de forma
diferente en el suelo. La selectividad de algunos herbicidas (como las
triazinas) es el resultado de su baja solubilidad en el agua en com-
binación con un alto grado de absorción sobre los coloides del suelo,
por lo que no penetran a más de 15 cm. De esta manera, afectan úni-
camente la mala hierba y no a los arbustos de los frutales que tienen
las raíces más profundas.

296 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


f) Compuestos Cumarínicos

Las cumarinas son sustancias sintetizadas por los vegetales (me-


tabolitos secundarios) por la vía del ácido shikímico, a partir de la
fenilalanina. Desempeñan un papel de defensa en las plantas y su
mayor concentración se encuentra en frutos y flores. En la familia de
las cumarinas se encuentran compuestos furanocumarinas (psora-
leno y la angelicina), piranocumarinas (seselin) y cumarinas pirona-
sustituidas. En la Figura 11-6 se muestran las estructuras de algunas
cumarinas.

Figura 11-6. Estructuras químicas de algunas cumarinas.

La ingesta de cumarinas presentes en los vegetales produce he-


morragias internas en los mamíferos. Este descubrimiento condujo
al desarrollo del raticida warfarina y al uso de compuestos relaciona-
dos para tratar y prevenir la apoplejía. En efecto, las cumarinas son
rodenticidas que inhiben la síntesis hepática de factores esenciales
para la coagulación de la sangre y producen también daño directo a
la permeabilidad capilar.

Plaguicidas y Contaminación Ambiental

La producción de plaguicidas a nivel mundial ha tenido un crecimien-


to muy importante desde la segunda mitad del siglo XX. Diversas ra-
zones explican este fenómeno: económicas, crecimiento acelerado de
la población y aumento de la demanda de alimentos, campañas de sa-
lud pública, desarrollo de la industria química, etcétera. En la Figura
11-7 se muestra la proyección del crecimiento de la población hasta
el año 2050 (ONU) y en el Cuadro 11-4 se describe la producción de
plaguicidas en México, país con actividades agrícolas menores a las
de otros países por el atraso tecnológico, la migración de los campesi-
nos a las zonas urbanas (EEUU y Canadá), entre otras razones.

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 297


Figura 11-7. Crecimiento de la población mundial y su proyección hasta el
año 2050 (ONU).

Productos 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006


Insecticidas 18,878 15,226 16,220 15,223 12,362 14,684 14,641

Plaguicidas 19,760 19,906 22,494 22,432 19,225 28,186 30,124

Cuadro 11-4. Producción de plaguicidas en México (toneladas) durante los


años 2000 a 2006 (INEGI-2007).

a) Interacción plaguicida-suelo

La permanencia de los plaguicidas en el suelo se relaciona con: 1) el


tipo de suelo, el cual influye sobre el equilibrio de adsorción de estos
compuestos debido al papel que desempeñan las arcillas y la materia
orgánica (presencia de coloides e intercambio de cationes); los sue-
los ricos en coloides adsorben más fuertemente los plaguicidas; 2) la
estructura del plaguicida, la cual determina el índice de adsorción e
influye en la afinidad del compuesto por el suelo; 3) el pH del suelo,
parámetro relacionado con la adsorción de los xenobióticos, su efecto
se asocia de manera directa con el pKa de los plaguicidas y con las
propiedades de carga variable del suelo; la adsorción de algunos her-
bicidas aumenta al bajar el pH y los compuestos organofosforados
son más persistentes en medios ácidos; 4) el contenido de humedad,
debido a que se ha encontrado que en suelos moderadamente are-
nosos es más probable que un plaguicida se adsorba cuando están
secos que cuando están húmedos; y 5) la temperatura, ya que el ca-
lor puede romper los enlaces débiles que mantienen la adsorción del
plaguicida con el suelo; por lo tanto, a temperaturas altas existen
más moléculas de plaguicidas libres.
Los plaguicidas pueden persistir en los suelos desde semanas
hasta años. La persistencia de un plaguicida se puede definir como
la cualidad de mantener sus propiedades físicas, químicas y funcio-

298 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


nales por un periodo limitado después de su emisión. Los compues-
tos de mayor persistencia (como los insecticidas organoclorados) han
sido los más implicados en problemas de contaminación ambiental,
tanto en el lugar de la aplicación como en sitios alejados, por su mo-
vimiento a través del ambiente (Cuadro 11-5).

Plaguicidas Persistencia (*)

1) Insecticidas organoclorados 2 - 5 años


Clordano 5 años
DDT 4 años
Heptacloro 2 años
2) Insecticidas organofosforados 1 - 1 2 semanas
Diazinón 12 semanas
Disulfotón 4 semanas
Malatión 1 semanas
3) Herbicidas (ácidos benzoico y amidas) 2 - 1 2 meses
Dicamba 2 meses
Bensulfide 10 meses

Cuadro 11-5. Persistencia de los plaguicidas en el suelo (Henao y Corey,


1991). (* Los números indican el tiempo requerido para la pérdida de 75-
100% de la actividad biológica bajo condiciones normales de la agricultura).

Debe señalarse que hay plaguicidas que se degradan con relativa


rapidez en los suelos por un proceso de mineralización, cuyo resulta-
do es la conversión del plaguicida en compuestos más simples: H2O,
CO2 y NH3. Aunque parte de este proceso es el resultado de reacciones
químicas (ejemplo, hidrólisis y fotolisis), el mecanismo principal de
la mineralización es el metabolismo microbiológico (microbiota del
suelo). Algunos compuestos, como el 2,4-D, se descomponen rápida-
mente, pero otros permanecen más tiempo en el suelo (2,4,5-T). Otros
plaguicidas, como la atrazina, son muy persistentes y tardan mucho
tiempo en descomponerse.

b) Dispersión de los plaguicidas en el ambiente

Cuando los plaguicidas se aplican en espacios abiertos se pueden


difundir en los distintos compartimentos ambientales: aire, agua y
suelo. Al respecto, el movimiento de los plaguicidas en los suelos se
relaciona con la volatilización, el proceso de lixiviado (el cual favo-
rece la contaminación de aguas subterráneas), el arrastre por agua
superficial y la absorción por las plantas. El aumento de arcillas y
materia orgánica, y la disminución del contenido de agua en los sue-
los aumentan la adsorción de los plaguicidas y disminuyen su mo-
vilidad; a su vez, el aumento de temperatura reduce la adsorción y
aumenta la movilidad.
Se ha reportado que en suelos y agua, el DDT se adsorbe fuer-
temente a la fracción sólida, sólidos en suspensión y sedimentos, de
manera que tiende a inmovilizarse. El tiempo de vida media para su
evaporación desde la superficie del suelo es de aproximadamente 110
días. Por otra parte, los plaguicidas organofosforados son poco volá-
tiles y tienen adsorción y movilidad variable en el suelo (ejemplo, el
malatión tiene una movilidad alta mientras que el paratión es poco
móvil); muchos de estos compuestos se degradan en el ambiente por

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 299


fotolisis e hidrólisis y también son biodegradables. A su vez, los car-
bamatos son compuestos poco volátiles y no tienden a adsorberse
en suelos y sedimentos, mientras que los piretroides son sustancias
poco volátiles que se adsorben fuertemente en suelos y sedimentos
del agua, por lo que son poco móviles en estos sustratos.
Ahora bien, la aplicación de formulados granulares permite que
se alcancen concentraciones altas de plaguicidas en el suelo y dismi-
nuya su disposición en el medio ambiente. Sin embargo, el rociado
terrestre o aéreo de estos xenobióticos favorece su dispersión durante
la aplicación. Al respecto, se ha calculado que sólo 53% del total de
los plaguicidas aplicados por aspersión aérea se deposita en el área
agrícola blanca, mientras que 47% restante se deposita en los suelos
y aguas colindantes, o bien se dispersa en la atmósfera y se transpor-
ta hasta otros ecosistemas distantes (Figura 11-8).

Figura 11-8. Cinética y degradación de los plaguicidas en el ambiente (University


of Phoenix, 2007; www.monografias.com/trabajosl4/losplaguicidas).

Las propiedades de los plaguicidas que determinan su cinética


ambiental son: 1) solubilidad en el agua, 2) coeficiente de partición
lípido/agua, 3) presión de vapor, 4) capacidad de ionización y 5) degra-
dabilidad. Conviene señalar que la dispersión de los plaguicidas en el
ambiente contamina las fuentes de alimentos de los organismos sil-
vestres, lo que puede conducir a la generación de efectos adversos en
poblaciones enteras, al riesgo de desaparición de especies en peligro
de extinción y al daño de organismos predadores y polinizadores.

c) Contaminación y daño al ambiente y a los seres vivos por los


plaguicidas

La aplicación inadecuada de los plaguicidas conduce a la contamina-


ción de las aguas superficiales o subterráneas, lo que afecta las espe-
cies acuáticas y el abastecimiento de agua para consumo humano. La
contaminación del agua por los plaguicidas ocurre por diversos facto-

300 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


res, entre ellos: la descarga de residuos industriales contaminados, la
deposición atmosférica, su desplazamiento desde las zonas agrícolas
(arrastrados por las lluvias) hasta los cauces de los ríos y mantos
acuíferos, la aplicación directa al agua (larvicidas) y por aplicaciones
aéreas cercanas a lagos y ríos.
Dentro de esta problemática, en el año de 1964 las autoridades
sanitarias de los EEUU reportaron que el endrín, compuesto usado
para controlar las plagas que dañan los cultivos de caña de azúcar,
estuvo directamente implicado con la muerte de diez millones de pe-
ces en la cuenca del río Mississippi; además del daño ecológico, esto
generó olores nauseabundos en las aguas colindantes del Golfo de
México. En nuestro país, lamentablemente muchas de las cuencas
hidráulicas están contaminadas por concentraciones altas de xeno-
bióticos. Las aguas del río Lerma, por ejemplo, arrastran los desechos
industriales y los contaminantes agrícolas provenientes de los esta-
dos de México, Guanajuato, Michoacán y Jalisco. Esto ha conducido,
no sólo a la contaminación grave de este río, sino también a la con-
taminación elevada del lago de Chápala por plaguicidas, residuos in-
dustriales, metales (Cu, Cr, Pb, Zn, etc.) y microorganismos patógenos,
entre otros.
De manera semejante, la contaminación de los mares se origina
fundamentalmente como resultado de las actividades antropogéni-
cas: industriales, agrícolas, náuticas, turismo, descarga de aguas ne-
gras, etc. En las aguas de los océanos se han arrojado de manera de-
liberada o accidental una gran cantidad y variedad de xenobióticos:
metales pesados, petróleo y sus derivados, PCBs, plaguicidas, etcéte-
ra. Por ello, los problemas de contaminación de los mares han sido
reportados de manera frecuente desde la segunda mitad del siglo
XX. Debe señalarse que los plaguicidas como contaminantes de los
océanos son particularmente destructores de la vida marina y entre
ellos se han identificado compuestos organoclorados (DDT, dieldrín,
endrín, etc.) y herbicidas (atracina y simacina), entre otros. Al res-
pecto, en 1996 se reportó la contaminación de las aguas del mar de
Bering por clorpirifós (19-67 ng/L) y endosulfán (trazas); además, en
el hielo marino también se encontró clorpirifós (170 ng/L) y atrazina.
Por fortuna, en un estudio reciente (2009) se ha publicado que la con-
centración de algunos plaguicidas organoclorados (heclorobenceno y
hexaclorociclohexano) ha disminuido en las aguas de la Antártida.
Como ya se señaló, los plaguicidas y fertilizantes que contami-
nan los mares son arrastrados desde las áreas agrícolas por las llu-
vias y los ríos. En México, desde hace décadas el Golfo de California
ha recibido residuos de los plaguicidas que se emplean en la región
noroeste del país. Estos productos contaminan el agua y los organis-
mos que allí se desarrollan. Al respecto, se ha reportado que la Bahía
Ohuira, laguna costera del Golfo de California, recibe los efluentes
agrícolas e industriales de la región. En 1999, se identificaron plagui-
cidas de uso prohibido y restringido en muestras de agua, sedimentos
y camarones de esa laguna (aldrín, endrín, DDT, lindano y paratión
metílico); las concentraciones de estos plaguicidas correspondían a
las reportadas por generar daño bioquímico y fisiológico a los cama-
rones. Sin embargo, en otro estudio reciente (2009), se afirma que en
las aguas del Golfo de California y del suroeste del Océano Pacífi-
co (México) las concentraciones de plaguicidas organoclorados son
compatibles con la salud del ambiente marino.
En este contexto, los plaguicidas que contaminan el ambiente se
pueden acumular en el hombre y en los animales debido a algunas

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 301


de sus propiedades como: la estabilidad, la liposolubilidad y la persis-
tencia. Esto explica la presencia de los plaguicidas organoclorados en
la grasa de los animales y su movimiento y acumulación progresivos
desde un nivel trófico a otro, a través de las cadenas alimentarias.
En efecto, la persistencia y la biomagnificación de estos compuestos
permitieron que se distribuyeran en toda la biosfera. Por ello, se han
identificado concentraciones relativamente altas de insecticidas or-
ganoclorados en el tejido adiposo de focas, morsas, ballenas y peces
capturados en el Polo Norte. En la Figura 11-9 se muestra un ejemplo
de bioconcentración del DDT.

Figura 11-9. Acumulación progresiva del DDT en las cadenas tróficas.


(www.tecnum.es/asignaturas/Ecologia/Hipertexto).

Como consecuencia de este fenómeno, en la década de 1960, la


reproducción de aves expuestas al DDT disminuyó de manera alar-
mante, porque sus huevos tenían cáscaras muy delgadas y frágiles
y muchos se rompían durante la incubación. De manera semejante,
en la década de 1980 se detectó una elevada mortalidad de garzas en
Inglaterra: la causa fue una concentración alta de dieldrín en las an-
guilas, alimento de estas aves. Otros plaguicidas como los piretroides
también tienden a bioconcentrarse en los organismos acuáticos, aun-
que los carbamatos son compuestos que carecen de esta propiedad.
En la actualidad existe gran interés por los contaminantes am-
bientales y su relación con la seguridad alimentaria. Así, los residuos
de plaguicidas en los alimentos son considerados sustancias poten-
cialmente tóxicas y, por ello, son motivo de preocupación para los
consumidores y las autoridades sanitarias. Este problema se debe
principalmente al uso indiscriminado de los plaguicidas en la agri-
cultura, así como a su eliminación que depende de varios factores
como: el crecimiento del vegetal, la acción de agentes atmosféricos
(viento, lluvia y luz solar), la naturaleza, grado de solubilidad y vola-
tilidad de los plaguicidas, el tipo de degradación química que sufren
y su intervalo de seguridad.
De esta manera, la evaluación de la contaminación del suelo por
los plaguicidas es de particular importancia, debido a su transferencia
a los alimentos. En el caso de la ganadería, los residuos de los pla-
guicidas pasan del suelo al forraje y luego son absorbidos por los ani-

302 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


males, aumentando sus concentraciones en la carne y la leche. Re-
sumiendo, la aplicación frecuente y excesiva de plaguicidas aumenta
sus concentraciones en el suelo y en el agua, lo que permite que sus
residuos se acumulen en las cadenas alimentarias. Este fenómeno es
muy notorio en peces, aves y aun en los mamíferos (Figura 11-10).

Figura 11-10. Acumulación de plaguicidas en las cadenas alimentarias. (Uni-


versity of Phoenix,2007; www.monografias.com/trabajos 14/losplaguicidas).

Ahora bien, todos los plaguicidas son sustancias tóxicas y su uso


puede presentar o no peligro para los seres vivos. El riesgo derivado
de su uso se relaciona de manera directa con: la toxicidad del com-
puesto, el grado de contaminación y el tiempo de exposición hacia
el mismo. De manera resumida: riesgo = exposición (cantidad y/o
duración) x toxicidad. Por lo tanto, el problema principal acarreado
por los plaguicidas es su uso masivo o sin precaución alguna con la
seguridad. Cabe considerar también que estas sustancias no presen-
tan especificidad de acción o toxicidad selectiva. Así, los raticidas no
solamente matan las ratas sino a cualquier otro animal que los ingie-
ra. Los insecticidas, además de los insectos nocivos, eliminan insectos
útiles y otros invertebrados, peces, animales silvestres y domésticos y,
en ocasiones, hasta al hombre. En general, el número total de espe-
cies existentes en un hábitat determinado disminuye en los lugares
donde la aplicación de plaguicidas es alta o donde se acumulan sus
residuos.
En los últimos decenios, la actividad antropogénica ha transfor-
mado la dinámica y la estructura de los ecosistemas. Gran parte de la
superficie de la tierra, la totalidad de los cuerpos de agua continenta-
les y los océanos han sufrido modificaciones por las actividades del
hombre. Así, el incremento en la cantidad y diversidad de productos

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 303


químicos descargados en los ecosistemas, a partir de los años sesen-
ta, fomentaron el interés de los científicos por el estudio de los efec-
tos de las descargas de contaminantes en los sistemas naturales. En
particular, la ecotoxicología fue la disciplina que enfrentó el desafío
de reconocer, entender e intentar predecir las consecuencias causa-
das por la presencia de contaminantes químicos en el ambiente.
Por ello, en los últimos años se han registrado y publicado los
efectos adversos de los plaguicidas en varios ecosistemas. De ma-
nera breve, conviene señalar que para valorar los efectos nocivos
de los plaguicidas se deben tomar en cuenta la susceptibilidad y la
vulnerabilidad de los elementos de un ecosistema. Dentro de cier-
tos límites, los sistemas más complejos son menos susceptibles y
entre ellos se encuentran los bosques y las praderas naturales. Los
más susceptibles son aquellos que no se regeneran fácilmente y que,
además, reciben de manera regular cantidades grandes de plaguici-
das como los campos de monocultivos, en especial, los de algodón,
maíz, legumbres, soya y frutales. En general, los plaguicidas afectan
los microorganismos de los suelos, disminuyen la descomposición de
la materia orgánica, modifican la estructura del suelo (por ejemplo,
el uso constante de herbicidas reduce la cubierta de vegetales), favo-
recen la erosión y afectan el percolado del agua.
Los lagos, las lagunas y los estuarios son también sistemas com-
plejos de una susceptibilidad intermedia. Tienen una fauna y una
flora muy rica con ciclos de nutrición y flujos de energía difíciles de
descifrar; además, presentan cierto grado de resistencia a las altera-
ciones provocadas por los contaminantes, aunque los herbicidas en
particular pueden destruir la flora acuática y el fitoplancton, alteran-
do los niveles de oxígeno disuelto y las características ecológicas del
sistema. Los efectos de los plaguicidas en el agua se relacionan con:
a) La toxicidad. Las respuestas o efectos tóxicos pueden ser agudos
(muerte) o crónicos (alteraciones reproductivas, inhibición del
crecimiento, etcétera).
b) La persistencia. Se mide en términos de la vida media del plagui-
cida y está determinada por procesos de degradación bióticos y
abióticos. Los primeros se relacionan con la biodegradación del
compuesto y los segundos incluyen fundamentalmente reaccio-
nes de hidrólisis, fotolisis y oxidación.
c) El destino ambiental. Afinidad del plaguicida por uno o más de
los compartimientos del medio: sólidos, partículas en suspen-
sión, líquido (solubilidad en aguas superficiales o profundas) y
biota.

En este contexto, los piretroides son muy tóxicos para los peces
y tienen efectos de amplio espectro en los invertebrados; además,
reducen el número de insectos que no son el blanco de su acción,
aunque existe una variación importante en la susceptibilidad de las
diferentes especies. Se ha reportado que la toxicidad aguda para pe-
ces y crustáceos de algunos plaguicidas (clorpirifós, deltametrina,
diazinón, malatión y metil-paratión), medida por la concentración
letal media (CL50), es inferior a 5 ug/L. Sin embargo, para el caso de la
anguila este valor puede diferir (Cuadro 11-6).

304 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Plaguicida CL50 (96 h) en pg/L
Endrín 0.05
DDT 0.4
Lindano 9
Malatión 27
Paratión-Metílico 6000

Cuadro 11-6. Concentración Letal Media (CL50) de algunos plaguicidas para la


anguila, (www.pt7mdv.ceingebi.unam.mx/computo/canovas).

Finalmente, los plaguicidas de las distintas familias pueden pro-


ducir efectos crónicos diferentes en la vida acuática, por lo que re-
sulta difícil establecer parámetros comunes de daño, aunque estos
efectos tienen consecuencias en las cadenas tróficas. De manera resu-
mida, aunque la toxicidad crónica varía según el organismo sometido
a prueba y el tipo de plaguicida utilizado en el estudio, los efectos cró-
nicos que han sido reportados en los organismos acuáticos incluyen:
tumores y lesiones, inhibición de la reproducción, daño en el sistema
inmunitario, alteraciones hormonales, daños celulares y en el ADN,
efectos teratógenos, etcétera. Como ejemplo de lo anterior, se ha en-
contrado que la toxicidad crónica de varios plaguicidas (como la atra-
cina, el carbarilo, metomil, aldicarb y los organoclorados) se relaciona
con su capacidad para funcionar como disruptores endocrinos.

Exposición a los plaguicidas y daños a la salud

La exposición del hombre a los plaguicidas puede darse de forma di-


recta o indirecta. La primera es consecuencia de la exposición laboral
de las personas que producen o manejan estas sustancias (obreros,
agricultores, jardineros y fumigadores), así como de su ingesta con
fines suicidas. Dado que en las actividades agrícolas se emplean las
mayores cantidades de plaguicidas, los trabajadores del campo son
los más expuestos a estos contaminantes. La forma indirecta resul-
ta de la exposición a los plaguicidas por contaminación del ambien-
te, residuos de estas sustancias en los alimentos y de accidentes. La
toxicidad de los plaguicidas varía en función de la vía de ingreso, el
tiempo de exposición y el estado nutricional y de salud del individuo.
Las principales vías de ingreso para estos compuestos son: la respira-
toria, la dérmica y la oral.
De esta manera, el uso inadecuado de los plaguicidas puede ge-
nerar intoxicaciones graves en la población expuesta. Al respecto, las
intoxicaciones agudas son un problema de salud pública mundial, ya
que, aproximadamente, se han documentado 300,000 muertes por
año ocasionadas por estas sustancias. La mayoría de los decesos ocu-
rre por la exposición a compuestos organofosforados, organoclora-
dos y al fosfuro de aluminio. La toxicidad de los plaguicidas es aguda
cuando ingresa al organismo una cantidad alta de alguno de estos
compuestos en un tiempo corto; o crónica, si se consumen cantida-
des pequeñas durante tiempos prolongados. Frecuentemente, la toxi-
cidad de los plaguicidas es evaluada con base en la dosis letal media
o DL50 (Cuadro 11-7).

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 305


DLS0 en ratas machos adultos (mg/kg)

Compuesto Oral Dérmica


Aldrín (organoclorado) 39 98
DDT (organoclorado) 113 2510
Paratión-etílico (organofosforado) 13 21
Malatión (organofosforado) 1375 /[/[/[/[

Carbarilo (carbamato) 850 4000


Piretrinas Tipo-I 340 .......
Piretrinas Tipo-II 600 .......

Cuadro 11-7. Toxicidad aguda de algunos plaguicidas determinada mediante


la DL50 en la rata (Gaines, 1969; Repetto, 1995).

Este criterio es insuficiente, ya que sólo proporciona información


acerca de la toxicidad aguda de una sustancia sobredeterminada es-
pecie animal, sin indicar posibles alteraciones que pueden aparecer
luego de la exposición prolongada hacia esa sustancia. Por ello, la
presencia de residuos de plaguicidas en los alimentos es motivo de
especial preocupación para los especialistas del área, ya que es difícil
detectar y cuantificar los efectos tóxicos resultantes a largo plazo por
el consumo frecuente de estas sustancias en los alimentos.
Como ya fue descrito, los plaguicidas son sustancias tóxicas tan-
to para los organismos que se pretenden eliminar (organismos blan-
co) como para otras especies animales y para los humanos. De esta
manera, el sitio y los mecanismos de acción pueden ser similares en
las especies afectadas por estos xenobióticos; por ejemplo, algunos
insecticidas alteran el transporte de iones en las membranas de las
células (sodio, potasio, calcio y cloro), mientras que otros inhiben la
actividad de enzimas o contribuyen a la liberación y acumulación de
neurotransmisores en las terminales nerviosas.
En este contexto, desde finales de la década de 1990, en el es-
tado de Sonora se han evaluado los efectos nocivos derivados de la
exposición a los plaguicidas. Como resultado de estas actividades, fue
encontrado en el suero de los asperjadores (aplicadores): a) aumento
de las transaminasas (60%) y de los triglicéridos (55%); b) inhibición de
la colinesterasa y c) p.p'-DDE y heptacloro (100% y 58%, respectivamen-
te). En otro trabajo, se estudiaron las posibles alteraciones del semen
de aplicadores de insecticidas en el medio urbano. Al respecto, los
espermatozoides presentaron una alteración significativa en la mo-
tilidad progresiva rápida y lenta, mientras que la concentración de
insecticidas en el líquido seminal fue mayor en el grupo expuesto
que en el grupo control (clorpirifos, paratión, diazinón y malatión).
El clorpirifos y el paratión fueron los insecticidas asociados con la
mayor alteración en el líquido seminal.

a) Plaguicidas Organoclorados

En general, estos compuestos ingresan con facilidad al organismo


humano y de los animales debido a su naturaleza lipofílica. Una vez
absorbidos, son transportados y distribuidos por la sangre en los te-
jidos corporales. Los plaguicidas organoclorados se depositan princi-
palmente en el tejido adiposo. Cuando se interrumpe la exposición
hacia estos compuestos, su presencia en el organismo disminuye

306 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


gradualmente. Además, los plaguicidas organoclorados cruzan la pla-
centa y se distribuyen en los tejidos fetales.
De manera semejante a otras especies animales, en los huma-
nos el proceso de biotransformación de xenobióticos desempeña un
papel importante en el tiempo de permanencia de los plaguicidas y
en la duración de su acción tóxica. Este mecanismo enzimático par-
ticipa de manera importante en la eliminación de los xenobióticos,
ya que transforma sustancias no polares en sustancias polares que
son eliminadas con mayor facilidad a través de la orina; por ejemplo,
durante la biotransformación del DDT se generan metabolitos como
DDD, DDA y DDE. La presencia de DDE en la sangre indica una expo-
sición prolongada al DDT.
Una propiedad importante de los plaguicidas organoclorados es
su capacidad de inducir la expresión de enzimas hepáticas que inter-
vienen en la biotransformación de sustratos endógenos y de xeno-
bióticos. Las oxidasas de función mixta (CYP450) y las transferasas
son algunas de las enzimas inducidas por estos compuestos. Este
fenómeno se caracteriza por un aumento en la síntesis de proteína
enzimática que se traduce en un aumento de la velocidad de bio-
transformación tanto para el agente inductor como para las sustan-
cias que se metabolizan a través de la ruta inducida. En el caso de
las sustancias que producen metabolitos tóxicos o radicales libres, la
inducción puede generar mayor toxicidad.

Sitios y mecanismos de acción

Los plaguicidas organoclorados son sustancias neurotóxicas y pro-


ducen sus efectos agudos al interferir con la transmisión de los im-
pulsos nerviosos a lo largo de los axones. El DDT y sustancias aná-
logas afectan la permeabilidad a los iones de potasio disminuyendo
su transporte a través de la membrana de las células nerviosas. Alte-
ran también la función de los canales de sodio, ya que éstos se activan
(abren) de modo normal, pero se inactivan (cierran) con lentitud, lo que
interfiere con el transporte activo de sodio, durante la repolarización
del potencial de acción; además, el DDT inhibe la Na+-K+-ATPasa y
la Ca++-ATPasa que tienen funciones muy importantes en la repo-
larización de las neuronas. La inhibición de todas estas funciones
disminuye la velocidad del proceso de repolarización y aumenta la
sensibilidad de las neuronas, de tal manera que éstas responden a
estímulos pequeños que no desencadenarían potenciales de acción
en neuronas completamente repolarizadas.
Los plaguicidas del tipo ciclodieno antagonizan la acción del áci-
do γ-aminobutírico (GABA), el cual induce la captación de iones de
cloro en las neuronas. El bloqueo de esta actividad produce repola-
rización parcial de las células nerviosas y un estado de excitación
no controlada. Los ciclodienos también son inhibidores potentes de
la Na+-K+-ATPasa, así como de la Ca++-ATPasa que es esencial para el
transporte de calcio (captación y liberación) a través de las mem-
branas. La inhibición de esta enzima produce la acumulación intra-
celular de iones de calcio libres, lo que promueve la liberación de
neurotransmisores de las vesículas de almacenamiento y la despo-
larización posterior de neuronas adyacentes, lo que propaga los estí-
mulos en el sistema nervioso central. En el Cuadro 11-8 se presentan
los efectos tóxicos producidos por estos xenobióticos.

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 307


Familia Intoxicación aguda Intoxicación crónica
a) Diclorodifeniletanos: - Aprensión, ataxia y confusión. - Irritabilidad y dolor de cabeza.
DDT, DMC, Dicofol, - Parestesias de la cara, labios y - Temblores de las manos y
Metoxiclor. lengua. lenguaje cercenado.
- Hiperreflexia. - Cambios en el EEG y
b) Hexaclorociclohexanos:
- Convulsiones. convulsiones epilépticas.
Lindano Hexaclorobenceno.
- Mareos, náuseas y vómitos. - Artralgias, anorexia y anemia.
- Pérdida de la memoria
c) Ciclodienos: Endrín, reciente, depresión e
- Depresión respiratoria.
Aldrín, Dieldrín, Endosulfán, insomnio.
- Coma y muerte.
Clordano, Toxafeno. - Deterioro de la
espermatogénesis.

Cuadro 11-8. Signos y síntomas de toxicidad aguda y crónica producidos por


los plaguicidas organoclorados (Klaasen C.D. y Watkins III J.B., 2001).

b) Plaguicidas organofosforados y carbamatos

Estos compuestos, también conocidos como agentes anticolinesterási-


cos, ingresan al organismo por las vías dérmica, respiratoria, digestiva
y conjuntival. Cuando el ingrediente activo se mezcla con disolventes
orgánicos, se facilita la absorción del producto a través de la piel. La
vía dérmica es responsable de un alto porcentaje de intoxicaciones.
La biotransformación de estos plaguicidas se realiza principalmente
en las células hepáticas, mediante la participación de oxidasas, hi-
drolasas y transferasas. Los carbamatos son metabolizados tanto en
el plasma como en las células hepáticas de los mamíferos. La elimi-
nación de los organofosforados y de los carbamatos se realiza princi-
palmente por vía renal (orina).
En los mamíferos, la toxicidad producida por estos plaguicidas se
debe principalmente a la inhibición de la acetilcolinesterasa, lo que
produce acumulación de acetilcolina (neurotransmisor importante)
en las sinapsis colinérgicas. Este proceso involucra la fosforilación del
grupo hidroxilo de la serina localizada en el sitio activo de las colines-
terasas, lo que establece un enlace covalente entre la molécula del pla-
guicida y estas enzimas. Debido a ello, el funcionamiento de glándulas,
músculos y del sistema nervioso son afectados. Los efectos generales
resultantes de la acumulación de acetilcolina son: potenciación de la
actividad parasimpática postganglionar, despolarización persistente
del músculo esquelético y estimulación inicial de las células del sis-
tema nervioso central, seguida por depresión de las mismas.
Los compuestos organofosforados y los carbamatos causan in-
toxicaciones agudas graves y son los plaguicidas que provocan mayor
número de defunciones. En las intoxicaciones agudas, las acciones y
efectos nocivos se clasifican en función del tipo de receptor que es
estimulado por la acetilcolina (muscarínico y nicotínico). La muerte
ocurre por paro respiratorio, el cual es la consecuencia del bloqueo
del centro respiratorio, el broncoespasmo y la parálisis de los mús-
culos respiratorios. En el Cuadro 11-9 se resumen los efectos tóxicos
producidos por estas sustancias.

308 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Intoxicación leve Intoxicación moderada Intoxicación grave
- Debilidad generalizada.
- Dolor de cabeza, vómito. - Temblor súbito.
- Debilidad, dolor de cabeza. - Trastornos visuales. - Convulsiones.
- Mareo, vómito. - Sudoración, temblores. - Trastornos mentales.
- Disminución del diámetro - Diarrea. - Secreciones en pulmones.
de la pupila. - Disminución del diámetro de la - Estado de coma.
- Dificultad para respirar. pupila. - Paro respiratorio o del corazón.
- Dificultad para respirar y dolor - Muerte.
en el pecho.

Cuadro 11-9. Signos y síntomas de toxicidad aguda producidos por plagui-


cidas organofosforados y carbamatos (Costa et al., 2008).

La determinación de la actividad de la colinesterasa plasmática


es una de las pruebas biológicas utilizadas para la vigilancia y el con-
trol de los trabajadores expuestos a organofosforados y a carbamatos.
Es importante señalar que la inhibición de la colinesterasa producida
por los carbamatos es de menor intensidad y menor duración que la
producida por los organofosforados. Por esta razón, la rápida recupera-
ción de la actividad de esta enzima, que se observa en las intoxicacio-
nes por carbamatos, puede producir confusiones en el manejo clínico
de las personas intoxicadas cuando han transcurrido varias horas
entre las manifestaciones de la intoxicación en el área de trabajo y el
momento de la atención médica, en que pueden encontrarse niveles
normales de la actividad de la enzima.
Algunos compuestos organofosforados (como mipafox, leptofos,
triclorfon y EPN) producen efectos neuropáticos retardados en los se-
res humanos, de 3 a 4 semanas después de una intoxicación aguda.
Los primeros síntomas son sensoriales (sensación de hormigueo y
quemadura) y luego debilidad y ataxia en miembros inferiores, pu-
diendo progresar a parálisis acentuada y, en casos graves, comprome-
ter los miembros superiores. La recuperación es lenta en los adultos,
pero los niños presentan un cuadro clínico menos grave. Aunque no
se había demostrado neurotoxicidad retardada por la exposición a
los carbamatos, actualmente existen reportes de casos en los que se
identifica este daño.
Los compuestos organofosforados también son capaces de cru-
zar la placenta y de acumularse en los tejidos fetales. Al respecto, ha
sido reportada la disminución de la actividad de la acetilcolineste-
rasa en la corteza cerebral de embriones de ratas con 7 a 10 días de
gestación, cuando sus madres fueron tratadas con diisopropilfosfo-
fluoridato (DFP), paratión etílico o metilparatión; además, otros estu-
dios han demostrado que la exposición de ratas Wistar a dosis bajas
de paratión etílico durante su vida intrauterina produce: 1) modifica-
ción en la capacidad para eliminar este compuesto, 2) disminución
de la actividad de la Mg++-ATPasa en la corteza renal y 3) ausencia de
cambios significativos en las actividades de las carboxilesterasas y
transferasas de glutatión.
En años recientes se ha encontrado que los plaguicidas organo-
fosforados y los carbamatos pueden dañar las células generando es-
trés oxidativo y alterando el sistema antioxidante. Al respecto, ha sido
publicado que estos compuestos incrementan la síntesis de isopros-
tanos F2 y de neuroprostanos F4 (biomarcadores in vivo de la peroxida-
ción lipídica y de la generación de especies reactivas de oxígeno), así

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 309


como de citrulina, un marcador de la generación de óxido nítrico y de
especies reactivas nitrogenadas. Durante el curso de estos procesos
puede incrementarse el consumo de ATP e inhibirse la fosforilación
oxidativa, lo que compromete la capacidad de las células para man-
tener sus niveles energéticos.
Experimentalmente se ha identificado que el paratión-metílico
altera la estructura de la cromatina y el tamaño del ADN de los es-
permatozoides maduros de ratones machos adultos, expuestos a do-
sis variables de este plaguicida (3-20 mg/kg, vía intraperitoneal), a
los 7 o 28 días del tratamiento. Los autores del trabajo sugieren la
participación del estrés oxidativo en el daño anteriormente descrito
y un riesgo potencial para los descendientes de los animales expues-
tos al paratión-metílico. También ha sido reportado que la exposición
subaguda de ratas Wistar al malatión (100-1500 ppm, durante cuatro
semanas), aumenta las actividades de la catalasa y de la superóxido
dismutasa, así como la concentración de malondialdehido en el híga-
do y en los eritrocitos. Además, la exposición de ratas Wistar a dosis
crecientes de malatión (25-150 mg/kg, durante 28 días) genera daño
oxidativo en el sistema nervioso central al término del tratamiento.

c) Piretroides

De manera semejante a los plaguicidas organoclorados, los piretroi-


des alteran la transmisión de impulsos eléctricos en las células ner-
viosas. Tanto los compuestos de tipo I como los de tipo II alteran la
apertura de los canales de sodio en la membrana de las neuronas,
siendo esto la base de su toxicidad. Los compuestos de tipo I produ-
cen actividad neuronal repetitiva (picos múltiples de descargas eléc-
tricas) en los nervios sensoriales y motores, así como en las interneu-
ronas del sistema nervioso central. Estos cambios no se acompañan
de una gran despolarización de la membrana, de modo que no hay
bloqueo de la conducción de impulsos. A su vez, los compuestos de
tipo II despolarizan las membranas de los axones de las fibras ner-
viosas, lo que reduce la amplitud del potencial de acción y lleva a
la pérdida de excitabilidad eléctrica. Estos efectos ocurren porque los
piretroides prolongan la corriente que fluye por los canales de sodio al
hacer más lento o impedir el cierre de estos canales. Sin embargo, una
despolarización leve en las terminales nerviosas presinápticas puede
aumentar la liberación del neurotransmisor y producir alteración
grave de la transmisión sináptica, lo que conduce a la generación de
los síntomas relacionados con este tipo de plaguicidas. Por lo antes
descrito, los piretroides paralizan rápidamente el sistema nervioso de
los insectos, aunque la toxicidad aguda para el hombre es muy baja.
En efecto, las piretrinas y los piretroides son considerados como
los plaguicidas más inocuos para el humano, comparados con la toxi-
cidad de los compuestos antes descritos. La escasa toxicidad de estos
plaguicidas en los mamíferos se debe principalmente a su rápida bio-
transformación por hidrólisis de esteres, hidroxüación o ambas. Las
manifestaciones clínicas de intoxicación en los trabajadores expues-
tos a piretroides del tipo I incluyen: hiperexcitación, ataxia, convul-
siones y eventualmente parálisis. Por su parte, los piretroides tipo II
producen: hipersensibilidad, temblor, coreoatetosis y parálisis.
Además, piretrinas y piretroides son compuestos alérgenos que
pueden desencadenar episodios de asma o de bronquitis en los niños.
Las propiedades alergénicas de los piretroides son notables compara-
dos con otros plaguicidas. Se han reportado casos de dermatitis por

310 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


contacto y de alergia respiratoria. Las personas sensibles al polen son
especialmente propensas a estas reacciones. La toxicidad crónica de es-
tos compuestos es parcialmente conocida.

d) Herbicidas

Debido a que la toxicidad de los herbicidas se relaciona con la alte-


ración de procesos bioquímicos propios de los vegetales (ausentes en
los animales), originalmente se consideró que su uso no generaría
riesgos para los mamíferos; sin embargo, en las últimas décadas han
aparecido algunos reportes de toxicidad producida por estos plagui-
cidas en el hombre y en los animales. Dada la gran variedad y el nú-
mero de compuestos utilizados como herbicidas, en este apartado
sólo se describirá la toxicidad de algunos agentes representativos de
esta familia.
Las principales vías de exposición a los herbicidas son la dér-
mica y la pulmonar. En general, debido a que la mayoría de estos
xenobióticos son ácidos fuertes, aminas, esteres y fenoles, producen
irritación en la piel que se manifiesta como erupciones y dermatitis
de contacto. La urticaria puede presentarse de moderada a severa
y persistir de 5 a 10 días después del contacto con el herbicida. Los
individuos alérgicos pueden generar dermatitis de contacto severa,
ataques de tipo asmático y hasta reacciones anafilácticas, luego de la
exposición a las formulaciones de los herbicidas. Estas reacciones en
la piel y pulmones responden satisfactoriamente al tratamiento con
fármacos antihistamínicos.
Los reportes clínicos de intoxicación de humanos por herbici-
das fenoxiacéticos son escasos. De manera breve, estos plaguicidas
mimetizan la acción de las auxinas, hormonas que estimulan el cre-
cimiento de los vegetales, lo que induce un crecimiento acelerado de
las plantas que sobrepasa por completo los nutrientes disponibles y
mueren. Los herbicidas fenoxiacéticos no se acumulan en los anima-
les, son poco biotransformados y se eliminan con relativa facilidad
por la orina. Los compuestos clorofenoxiacéticos pueden producir
dermatitis por contacto en el humano y se ha identificado un tipo
grave de dermatitis (el cloroacné) en los trabajadores que fabrican
al 2,4,5-T. Además, en animales de experimentación, las dosis bajas
de 2,4-D y de 2,4,5-T producen espasmos musculares de miembros
inferiores y ataxia; en estudios de toxicidad aguda, se han observa-
do daño hepático y renal, así como fibrilación ventricular, estado de
coma y la muerte. El 2,4-D es el herbicida aniónico más utilizado en la
agricultura, lo que puede favorecer la presencia de sus residuos en
agua y alimentos. En el hombre este compuesto se excreta con rapi-
dez en la orina.
Los compuestos bipiridílicos incluyen al paraquat y al diquat.
El paraquat es un herbicida muy utilizado que es eliminado en los
riñones por filtración glomerular y secreción tubular activa. Ha pro-
ducido un gran número de intoxicaciones accidentales y de suicidios.
Los cambios histológicos observados en la autopsia indican daño en
pulmones, hígado y riñones. Aunque la ingestión del paraquat pro-
duce malestar gastrointestinal en pocas horas, el inicio de los sínto-
mas respiratorios y la muerte eventual por paro respiratorio pueden
demorarse varios días. En el hombre se han reportado efectos letales
con una ingestión oral de 35 mg/kg de peso corporal.
La importancia toxicológica del paraquat se deriva de la alta fre-
cuencia de mortalidad que produce y de la escasa eficiencia de los

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 311


tratamientos existentes, ya que no se cuenta con un antídoto espe-
cífico para la intoxicación con este herbicida. Se ha demostrado que
el paraquat disminuye la capacidad bioenergética en las mitocon-
drias de células animales y vegetales, como resultado del estrés oxi-
dativo producido por este compuesto. La lipoperoxidación producida
por este herbicida se presenta de manera relativamente tardía en los
pulmones (entre 5 y 7 días), junto con el incremento del número de
macrófagos en estos órganos. Además, aumenta la enzima prolil-hi-
drolasa pulmonar favoreciendo la formación de colágeno y la fibrosis
pulmonar (el oxígeno potencia esta patología). En cobayos, se ha de-
mostrado que la vitamina C disminuye la lipoperoxidación inducida
por el paraquat; además, las vitaminas C y E, así como el glutatión,
disminuyen los efectos tóxicos de este herbicida en hígado, riñones y
pulmones de la rata.
El diquat es ligeramente menos tóxico que el paraquat, lo que
puede estar relacionado con su pobre absorción gastrointestinal;
aproximadamente 6% de la dosis ingerida se excreta por la orina. El
diquat forma radicales libres y produce necrosis tisular que se rela-
ciona con el mecanismo de peroxidación generado por el paraquat.
En intentos de suicidio con diquat existen ulceraciones de las muco-
sas, insuficiencia renal aguda, daño hepático y dificultades respirato-
rias; los efectos sobre SNC son severos y no hay evidencia de fibrosis
pulmonar.
Finalmente, el glifosato (N-fosfonometilglicina) es un plaguicida
organofosforado de amplio espectro, muy utilizado a nivel mundial.
Ejerce su acción herbicida inhibiendo la enzima enol-piruvil-shiki-
mato-3-fosfato-sintasa, impidiendo con ello que los vegetales elabo-
ren tres aminoácidos esenciales para su crecimiento y supervivencia.
Debido a que la ruta metabólica del ácido shikímico no existe en los
animales, se consideró que la toxicidad aguda del glifosato era baja.
En ratas Wistar, luego de la administración oral de 14C-Glifosato (5.6
mg/kg) la radioactividad derivada de este herbicida se localiza en la
sangre, orina y heces fecales; además, este plaguicida se metaboliza
poco y su consumo durante dos semanas (300 mg/kg, oral) disminuye
la concentración hepática de citocromo P-450.
El glifosato es un compuesto tóxico para las células de la placen-
ta humana, en las cuales afecta la actividad de la aromatasa (enzima
que participa en la síntesis de estrógenos) al interactuar con su sitio
activo. Por otra parte, en estudios de toxicidad subcrónica, la admi-
nistración de glifosato a ratas Wistar (48.7 mg/kg, durante 75 días)
aumenta la actividad sérica de la alanina-aminotransferasa (ALT) y
de la aspartato-aminotransferasa (AST), lo que indica daño hepático.
En años recientes, se ha encontrado que el glifosato daña las células
de los mamíferos alterando el sistema antioxidante y generando es-
trés oxidativo. Al respecto, la administración de glifosato (1%, oral) a
ratas Wistar preñadas aumenta la lipoperoxidación en el hígado de
las madres y de sus productos y, además, disminuye las concentra-
ciones celulares de glutatión.

Toxicidad crónica de los plaguicidas

Desde la segunda mitad del siglo XX, se han estudiado los posibles
efectos carcinógenos, mutágenos y teratógenos de los plaguicidas sin-
téticos. Expertos en este campo han señalado que algunos estudios
epidemiológicos sobre el cáncer, relacionados con el uso de plaguici-
das, adolecen de las siguientes fallas: falta de controles apropiados,

312 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


exposición desconocida y exposición simultánea a varios plaguicidas.
A pesar de ello, en los trabajadores agrícolas, se ha encontrado que
al aumentar el tiempo de exposición a los plaguicidas se incrementa
significativamente la mortalidad por leucemia. Además, los efectos
de la exposición crónica a plaguicidas organofosforados, N-metilcar-
bamato, fungicidas y herbicidas han sido relacionados con diversos
tipos de cáncer: linfoma maligno, mieloma múltiple, cáncer: testicu-
lar, pulmonar, del tracto gastrointestinal y del cerebro.
Con el propósito de identificar factores de riesgo en la etiología
del mieloma múltiple, en un estudio se encontró que uno de estos
factores era la exposición antigua al ácido fenoxiacético y al DDT.
Asimismo, se han encontrado 18 compuestos organoclorados que
funcionan como agentes cancerígenos en animales de experimenta-
ción: clorobencilato (acaraben), dieldrín, endrín, clordecona (kepona),
metoxicloro, clorfenson (ovex), hexaclorobenceno (HBC), DDT, gam-
ma BCH (Lindano), quintozeno (pentacloronitrobenceno), pertano, al-
drín, clordano, dicloruro de etileno (dicloroetano), heptacloro, mirex,
terpenos policlorados (estrobano) y toxafeno. Además, ha sido repor-
tado que la frecuencia de aberraciones cromosómicas se incrementa
significativamente en los trabajadores agrícolas expuestos de manera
prolongada a los plaguicidas. Al respecto, en un estudio realizado con
61 trabajadores de campos de algodón que rociaban regularmente
compuestos como DDT, BCH, endosulfán, malatión, metil-paratión,
fosfamidón, dimetoate y cipermetrina, se identificaron alteraciones
significativas en los cromosomas de linfocitos periféricos.
Respecto a los herbicidas, se ha reportado que el alaclor (un de-
rivado de la acetanilida) aumenta la incidencia de adenocarcinomas
en el estómago de ratas y en los pulmones de ratones, cuando se les
administran dosis altas de este compuesto. Además, la toxicidad cró-
nica del glifosato técnico en ratones retrasa su crecimiento, genera
hipertrofia y necrosis de hepatocitos, así como hiperplasia del epitelio
de la vejiga.
En relación con el problema de la teratogénesis, existen muchas
variables que dificultan predecir con exactitud los riesgos relacio-
nados con la exposición materna a los plaguicidas. Sin embargo, al-
gunos factores relacionados con la susceptibilidad de los fetos a los
efectos de los plaguicidas incluyen: edad gestacional al momento de
la exposición, frecuencia y duración de las exposiciones, vía de ingre-
so del plaguicida, concentración en los líquidos corporales, presencia
de solventes orgánicos y hábitos personales de higiene.
En este contexto, estudios realizados con animales de laborato-
rio, a los cuales se les administraron dosis altas de plaguicidas orga-
nofosforados o carbamatos durante las etapas críticas de la gesta-
ción, sugieren que estos agentes son poco teratógenos. Por otra parte,
los datos relacionados con la exposición de los seres humanos a es-
tos compuestos, durante su vida intrauterina, son muy limitados. Sin
embargo, se han reportado anomalías congénitas en un niño cuya
madre estuvo expuesta a compuestos organofosforados (oxidemetón
y mevinfós) y a un carbamato (metomilo) a las cuatro semanas de
embarazo. Al nacer, el niño presentó múltiples anormalidades como
defectos en el corazón (ventrículo derecho hipertrofiado) y atrofia
difusa del cerebro y del cerebelo. Sin embargo, el número de niños
estudiados es pequeño e insuficiente para determinar si existe una
asociación entre la presencia de defectos al nacimiento y la exposi-
ción a estos plaguicidas.

TOXICOLOGÍA DE LOS PLAGUICIDAS 313


Finalmente, respecto al daño en el sistema nervioso, la exposi-
ción crónica a los plaguicidas organoclorados produce: temblores,
debilidad muscular, ataxia, balbuceo al hablar e incoordinación, así
como cambios cognitivos y de la personalidad. A su vez, los órgano-
fosforados generan daño cognitivo y cambios en la personalidad del
individuo.

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322 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


CARCINOGÉNESIS
Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 12
Ma. del Carmen Terrones Saldívar
Alejandro Rosas Cabral
Alma Lilian Guerrero Barrera
Universidad Autónoma de Aguascalientes
Introducción A partir de la Revolución Industrial del siglo XVIII, se comenzaron
a producir en grandes cantidades diversos productos químicos, de
manera tal que actualmente se calcula que la industria ha generado
alrededor de 100,000 productos químicos de empleo generalizado y
que ingresan al mercado, cada año, cerca de 2,000 productos nuevos.
Muchas de estas sustancias tienen la capacidad potencial de produ-
cir daño a los seres vivos en general y al ser humano en particular.
Entre los daños vinculados a la exposición de los contaminantes am-
bientales está el incremento de las tumoraciones malignas (cáncer) y
las malformaciones congénitas.
El cáncer afecta a los humanos de todas las edades y a una gran
variedad de órganos. La frecuencia de muchos de los cánceres au-
menta con la edad, de modo que conforme la gente envejece, un nú-
mero mayor de individuos desarrollará la enfermedad. En nuestro
país, el cáncer está identificado como un problema creciente de salud,
que es consecuencia, entre otros factores, de la transición demográfi-
ca, el incremento en la esperanza de vida, la disminución de muertes
por enfermedades contagiosas, los estilos de vida poco saludables y la
contaminación ambiental. De acuerdo a datos obtenidos de la Secre-
taría de Salud, en Aguascalientes, la mortalidad general por cáncer ha
permanecido dentro de las tres primeras causas, entre los años 2000-
2007. El cáncer pulmonar es el más prevalente en el sexo masculino,
mientras que el cáncer de mama y el cervicouterino lo son para la
mujer. Es importante resaltar que en más de 70% de los casos de
cáncer, está involucrada la influencia del medio ambiente.
En algunos países desarrollados se ha logrado controlarlas enfer-
medades más frecuentes de la infancia, en particular las infecciosas
y nutricionales. En México, la disminución en la morbi-mortalidad
infantil por enfermedades diarreicas y prevenibles por vacunación,
ha dado lugar a que otras enfermedades aparezcan dentro de las
principales causas de muerte infantil, entre ellas, los defectos congé-
nitos al nacimiento. De tal manera que, actualmente, entre las mal-
formaciones congénitas, se considera a las del tubo neural como un
problema de salud pública, tanto por su alta morbi-mortalidad como
por las graves secuelas y discapacidad que ocasionan, sin dejar de
lado la carga emocional y económica que representan para la familia
y para la sociedad.

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 325


En este capítulo se exponen, de manera general, los mecanismos
implicados en la carcinogénesis y la teratogénesis química y la forma
en que algunos de ellos afectan la salud de los humanos.

Contaminantes ambientales genotóxicos

Los seres vivos con frecuencia están expuestos a la acción de nu-


merosos compuestos potencialmente tóxicos, que provocan daños de
naturaleza física, química o biológica y, en algunos casos, genética. Es-
tas sustancias tóxicas pueden ser de origen natural como los venenos
producidos por microorganismos, hongos, plantas y animales, o bien
ser de origen antropogénico, es decir, producidos por el hombre.
Para que estas sustancias tóxicas ejerzan sus efectos en un ser
vivo tienen primeramente que superar las barreras naturales que se
oponen a su ingreso al organismo, como la piel en el caso de los ani-
males; en las plantas la corteza del tronco, la cutícula de las hojas
o la pared celular; en los hongos y otros microorganismos la pared
celular. Al pasar estas barreras, la sustancia tóxica es absorbida y en
el caso de los animales distribuida por la sangre hasta alcanzar las
células blanco, que cuentan con receptores específicos que pueden
reconocer. Los agentes tóxicos pueden eliminarse de la circulación
general al ser excretados por la orina, las heces, el sudor, las exha-
laciones pulmonares; o acumularse en los tejidos grasos, o bien ser
biotransformados en las células del hígado y otros órganos.
La naturaleza química de las sustancias tóxicas es fundamental
para determinar el sitio de daño en el organismo; así las sustancias li-
posolubles se absorben rápidamente y pasan con facilidad al interior
de las células, mientras que los xenobióticos anfipáticos con un gru-
po amino prostético y carácter lipofílico se acumulan en lisosomas y
mitocondrias. Otros xenobióticos, como los hidrocarburos aromáti-
cos policíclicos, pueden unirse de manera irreversible con proteínas
y estructuras de las células. Las sustancias tóxicas pueden alterar
una o varias funciones fisiológicas, bioquímicas o genéticas de un
organismo. A nivel celular, las sustancias tóxicas afectan la actividad
de las células de forma continua o bien interrumpen algún paso en el
acoplamiento de las señales que llegan. Este acoplamiento de seña-
les se conoce con el nombre de transducción de señales y se ilustra
en la Figura 12-1.

326 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Figura 12-1. Transducción de señales en la célula. La señal que llega puede
ser un factor de crecimiento (1), que es acoplado a un receptor específico
(2), esta señal es transmitida a proteínas postreceptoras (3), que pueden es-
timular un segundo mensajero (4), y éste a su vez estimula a las proteínas
citoplásmicas (5), cuya señal es llevada hacia las proteínas nucleares (6).
Todo esto finalmente puede afectar el ciclo celular (división celular).

La interferencia entre las señales y su acoplamiento celular pue-


de involucrar la activación de proteasas, fosfolipasas y nucleasas. La
acción de las proteasas provoca la ruptura de las proteínas que si no
son reparadas adecuadamente por los mecanismos de rescate celu-
lares pueden producir necrosis, apoptosis o bien afectar la replica-
ción celular. Las endonucleasas pueden producir la fragmentación
de la cromatina y, a su vez, esta ruptura puede provocar cambios
serios en el material nuclear que conduzcan a cambios en el ciclo
celular. En este contexto, las sustancias tóxicas pueden afectar todos
los tipos de células del organismo, produciendo disfunción de molé-
culas y organelos, lo que puede generar necrosis, fibrosis, cáncer y en
algunos casos malformaciones congénitas (teratogénesis). Como ya
se señaló, las toxinas que ingresan al organismo interaccionan en el
nivel celular con un receptor específico que suele ser una proteína.
Cuando la concentración de la sustancia dentro de la célula es gran-
de, los sitios receptores se saturan y se produce una respuesta tóxica
máxima; cuando la concentración es baja, la respuesta es menor.
Las sustancias tóxicas pueden afectar el material genético pro-
vocando mutaciones en las células que pueden ser irreversibles y
transmitirse a las células hijas. Las mutaciones se producen tanto
en las células germinales, las que dan origen a los gametos, como en
las células somáticas que constituyen el cuerpo. Las consecuencias
de estas mutaciones en uno u otro tipo celular son distintas, en tér-
minos de la población y del individuo. Los cambios que se generan
en los gametos pueden provocar esterilidad en el individuo portador
o bien fijarse en el material genético, lo cual se traduce en cambios

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 327


heredables o mutagénesis. Si las mutaciones se producen
en células somáticas, el individuo puede desarrollar enfer-
medades o iniciar el proceso canceroso (carcinogénesis). Los
cambios genéticos también pueden provocar durante el de-
sarrollo embrionario alteraciones en el embrión, proceso co-
nocido como teratogénesis. En la Figura 12-2 se ilustran los
efectos adversos que tienen las mutaciones sobre las células
somáticas y germinales.

Figura 12-2. Efectos adversos de las mutaciones sobre las células somáticas
y germinales del organismo.

Los agentes genotóxicos, es decir, aquellos que provo-


can cambios en el material genético y que producen altera-
ciones durante el desarrollo embrionario se conocen desde
la tragedia ocasionada por la talidomida que, en 1962, pro-
vocó el nacimiento de 10,000 niños malformados en Alema-
nia, Japón y otros países. Este fármaco sedante ejerce sus
efectos nocivos entre los 35 y 50 días del embarazo, pero no
produce ningún efecto en el embrión en desarrollo antes o
después de este periodo. Actualmente, se conocen muchos
factores que alteran el desarrollo y producen niños malfor-
mados. Entre ellos destaca el genético, debido a la herencia
de genes o combinaciones cromosómicas, la exposición a
radiaciones, las enfermedades infecciosas como la rubéola,
el citomelagovirus, el virus del herpes simple I y II, la toxo-
plasmosis, el virus de la encefalitis equina venezolana, la
sífilis, el parvovirus B-19, así como el virus de la varicela. La
exposición a diversos agentes químicos como el dietilestil-
bestrol (DES), el etanol, el humo del tabaco, la cocaína y los
retinoides, han mostrado ser teratógenos para el humano
en ciertas etapas del desarrollo, específicamente durante la
formación de los órganos del cuerpo u organogénesis. En la
Figura 12-3 se resume el origen de las malformaciones em-
brionarias.

328 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Figura 12-3. Orígenes de las malformaciones embrionarias.

El cáncer es una enfermedad quizá tan antigua como el surgi-


miento de los primeros organismos multicelulares en nuestro plane-
ta. Se han descubierto manifestaciones cancerosas en fósiles de or-
ganismos en edades muy remotas y en las momias egipcias. El cáncer
es descrito en el Ramayana, las epopeyas sagradas de la India, cuyo
personaje principal es el dios Rama y en el llamado Papiro de Ebers.
El nombre de cáncer (cangrejo) se atribuye al famoso médico griego
Galeno, quien observó que los tumores de mama toman la forma de
ese crustáceo.
Esta enfermedad engloba una gran variedad de padecimientos
que tienen como denominador común la proliferación celular des-
controlada. El cáncer resulta de la acumulación de daños en los ge-
nes cuyos productos controlan funciones esenciales en las células
normales. Visto así, es una enfermedad genética que resulta de un
cúmulo de alteraciones en un conjunto de genes que pertenecen a
dos grandes grupos: los oncogenes y los genes supresores de tumo-
res, cuyos productos ejercen funciones básicas para el buen funcio-
namiento, crecimiento y muerte de todas células del organismo. La
transformación maligna presenta alteraciones específicas de un nú-
mero reducido de reguladores genéticos que trabajan dentro de las
células para controlar el crecimiento, la diferenciación y la muerte
celular. Las células de los tumores malignos se reproducen de mane-
ra descontrolada y son capaces de invadir y colonizar tejidos y órga-
nos distantes, en lugares donde normalmente no pueden crecer. Dolí
y Peto (1981) afirman que las personas mueren o no de cáncer debido
a tres tipos de circunstancias: 1) por su constitución genética, 2) por
las condiciones ambientales en que se desarrolla su vida y 3) por el
factor en que todos confiamos, la suerte.
El cáncer puede ser ocasionado por agentes físicos, químicos y
biológicos; algunos de ellos han acompañado al ser humano desde
que surgió como especie, como la luz ultravioleta del sol o las ra-
diaciones ionizantes naturales. Otros se han generado con nuestras
actividades domésticas, tal y como sucede con los hidrocarburos po-
licíclicos que son liberados al calentar o cocinar alimentos con fue-
go de leña o carbón. Por otra parte, algunos vegetales que consumi-
mos nos exponen a plaguicidas naturales cancerígenos (por ejemplo,
estragol y safrol); o bien, a otros compuestos inductores de cáncer,
como las aflatoxinas, que son producidas por mohos que los conta-
minan. Sumado a lo anterior, los humanos nos exponemos hoy en
día a numerosos productos industriales sintéticos que se han venido
a añadir a los de origen natural y que consumimos en forma de aditi-
vos de alimentos, cosméticos, medicamentos, productos de limpieza,

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 329


plaguicidas y fertilizantes y que, además, contaminan el ambiente.
Lo anterior subraya que en nuestra vida cotidiana podemos enfren-
tamos a factores potencialmente cancerígenos dentro o fuera de los
lugares donde desarrollamos nuestras actividades, en la ciudad o en
el campo, por motivos laborales, médicos, accidentales o como resul-
tado de nuestros hábitos.
Diversos compuestos orgánicos pueden generar cáncer, como
los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), las dialquinitrosa-
minas, los nitritos, que se metabolizan a nitrosaminas o nitrosami-
das carcinógenas, y la aflatoxina B1. Además, numerosos elementos
inorgánicos y sus compuestos, incluidos los de cadmio, cromo, ní-
quel, plomo, berilio y arsénico son cancerígenos. Algunos cánceres
son secundarios a la producción endógena anormal de hormonas. La
producción excesiva o el deterioro de los mecanismos homeostáti-
cos del organismo originan una transformación neoplásica. El cáncer
también puede ser ocasionado por combinaciones ambientales de
carcinógenos químicos como el humo del tabaco y otros productos
de la combustión, tales como las emisiones de los tubos de escape de
los automóviles, la contaminación atmosférica y los alimentos pro-
cesados (ahumados, curados, con aditivos, etc.).
Se ha descrito que las células somáticas normales, al transfor-
marse en malignas, pasan por diferentes fases. La huella durade-
ra puede ser una mutación y la pérdida de la heterocigosis celular,
producto de la recombinación mitótica inducida, o los cambios en
el número y en la estructura de los cromosomas, son factores que
inician el proceso canceroso. Las células iniciadas permanecen en el
organismo en latencia durante tiempos variables y después crecen
y se desarrollan de manera autónoma, en presencia de compuestos
químicos promotores, generándose así la progresión tumoral o neo-
plasia. Una vez que un tumor se establece, se vasculariza, es decir, se
llena de vasos sanguíneos. La progresión tumoral está modulada por
una serie de factores, siendo el más importante el inmunológico.
Los carcinógenos químicos en relación con su acción sobre una
o más etapas de la carcinogénesis se han clasificado en: a) agentes
iniciadores, carcinógenos incompletos, que son las sustancias quí-
micas capaces de iniciar únicamente a las células; b) agentes activa-
dores, o sea, sustancias químicas capaces de causar la expansión de
clones de células iniciadas; c) agentes estimulantes de la progresión
que son sustancias químicas capaces de convertir una célula iniciada
o una célula en la etapa de activación en una célula potencialmente
maligna; y d) carcinógeno completo, aquella sustancia química que
tiene la capacidad de provocar cáncer a partir de células normales,
habitualmente con cualidades de agentes iniciadores, activadores y
estimulantes de la progresión. En la Figura 12-4 se muestra un esque-
ma del proceso.

330 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Figura 12-4. Resumen del proceso canceroso.

Algunos agentes iniciadores y que promueven la progresión tie-


nen la capacidad de alterar la estructura del ADN, de los cromoso-
mas o de ambos. Otros carcinógenos presentan mecanismos de ac-
ción no genéticos, o epigenéticos, de los cuales son bien conocidos:
los efectos de plásticos implantados en el organismo, del asbesto que
destruye a los lisosomas y de los medicamentos inmunosupresores
como la azatropina, que actúan como promotores. A su vez, los hábi-
tos cancerígenos, como el consumo excesivo de bebidas alcohólicas,
pueden provocar neoplasias en esófago, hígado, orofaringe y laringe;
las aflatoxinas están asociadas con neoplasias en el hígado, masticar
betel o tabaco está relacionado con el cáncer de boca, una dieta rica
en grasas, proteínas y calorías está asociada con el cáncer de mama,
colon, endometrio y vesícula biliar. Los embarazos a edad tardía,
así como la oligoparidad o nuliparidad, se relacionan con cáncer de
mama y de ovario. El tabaquismo se relaciona con cáncer de: boca,
faringe, laringe, pulmón, esófago y vejiga. Pueden también ocasionar
cáncer: ciertas infecciones (como es el caso de Helicobacter pylori, re-
lacionado con cáncer de estómago), así como algunas intervenciones
quirúrgicas y médicas. De esta manera, nuestro estilo de vida y nues-
tra herencia genética nos predisponen al cáncer.

Carcinogénesis química

Las primeras evidencias que relacionaron el desarrollo del cáncer con


sustancias químicas datan de 1775, cuando Sir Percival Pott describió
la presencia de cáncer de escroto en los deshollinadores de Londres,
como consecuencia de la frecuente contaminación con hollín. En
1890, varios investigadores observaron, en toda Europa, una elevada
incidencia de cáncer vesical en los trabajadores de la industria
química y del caucho, de tal manera que, hacia los finales del siglo
XIX, era evidente que la exposición ocupacional a ciertos químicos o
mezclas de ellos, tenían efecto carcinógeno. Sin embargo, la identi-
ficación de los primeros agentes cancerígenos químicos específicos
se hizo hasta 1915, cuando Ichikawa y Yamagiwa provocaron cáncer
cutáneo en conejos, posterior a la instilación de alquitrán.

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 331


En la década de 1940, Beremblum y Shubik emplearon hidro-
carburos aromáticos policíclicos y aceite de crotón para estudiar la
carcinogénesis en piel de ratón y demostraron que el desarrollo del
cáncer requiere de varias etapas. Entre 1980 y 1990, la descripción de
la biología molecular de los protooncogenes y de los genes supresores
de tumor, reforzó el concepto de que el cáncer es una enfermedad
genética y que el desarrollo de las neoplasias se fundamenta en la
presencia de varias mutaciones; aunque se desconoce con certeza el
número necesario de las mismas, se asume que, en la mayoría de los
casos, este número varía según el órgano o tejido afectado. Durante la
división celular se presentan errores genéticos espontáneos, los cua-
les se observan en una tasa de 106 a 10"8, y si el daño se presenta en
algún gen responsable del desarrollo neoplásico, la probabilidad de
desarrollar cáncer se incrementa.
Ahora bien, el cáncer no es una enfermedad única, sino un grupo
de más de 200 enfermedades distintas, cada una de ellas con sus pro-
pias causas, historia natural y tratamiento, las cuales se desarrollan
después de largos periodos de latencia y que son el resultado ñnal
de la interacción variable de dos determinantes: el genético (endóge-
no) y el ambiental (externo). En el 2007, la Sociedad Americana del
Cáncer (EUA) estimó que aproximadamente 1,444,920 personas reci-
bieron un diagnóstico nuevo de cáncer invasor y 559,659 murieron a
causa de la enfermedad. En nuestro país, las neoplasias constituyen
la tercera causa de mortalidad para cualquier grupo de edad, siendo
superadas únicamente por las enfermedades cardiovasculares y la
diabetes mellitus.
De manera general, se considera que los factores ambientales
probablemente son responsables de 80 a 90% de todos los cánceres.
Dentro de los factores medioambientales que contribuyen al desarro-
llo del cáncer, las sustancias químicas son reconocidas cada vez más
como importantes factores que desencadenan, promueven o favorecen
el desarrollo del mismo. En este contexto, la carcinogénesis química se
define como "un proceso de varias etapas que inicia con la exposición
a una mezcla compleja de sustancias químicas que se encuentran
en el ambiente del humano". Por lo tanto, un carcinógeno químico es
toda aquella sustancia que cuando es administrada a un animal de
laboratorio, induce una elevación estadísticamente significativa en la
incidencia de uno o más tipos histológicos de neoplasia, comparada
con los animales del grupo control que no fueron expuestos a dicha
sustancia. Una vez internalizados, los carcinógenos químicos frecuen-
temente son objeto de la acción de procesos metabólicos de activación
o de destoxificación, aunque algunos químicos ambientales pueden
también actuar de forma directa para producir cáncer. Las variacio-
nes interindividuales en el metabolismo de los carcinógenos, aunado
a diferencias en la capacidad de reparación del ácido desoxirribonu-
cleico (ADN), y en la respuesta a los promotores tumorales, establecen
el riesgo de cada individuo para padecer cáncer.
Un cáncer está formado por billones de células que se originan
de una célula inicial transformada, la cual se multiplica en forma
clonal, demuestra inhibición de apoptosis y acumula alteraciones
genéticas o epigenéticas que la convierten en una célula neoplásica.
Cabe comentar que la inhibición de la apoptosis, al permitirle a la cé-
lula neoplásica acumular mutaciones, puede ser un punto clave en la
patogénesis de las neoplasias. Las neoplasias pueden ser clasificadas
como benignas o malignas según sus características, en general, las
células neoplásicas proliferan de manera autónoma, no responden

332 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


a las señales de inhibición del crecimiento de las células vecinas, se
diferencian poco, promueven angiogénesis, invaden tejidos adyacen-
tes y forman metástasis. Es indudable que el cáncer tiene un fuerte
impacto personal, familiar y social. Aunque en los últimos 30 años,
ha habido un incremento importante en la supervivencia del cáncer,
el progreso en el conocimiento de los factores de riesgo medioam-
bientales de esta enfermedad aún está en constante crecimiento.
En el siguiente apartado se describirán las diferentes etapas del
desarrollo del cáncer mediado por sustancias químicas y el papel que
algunas de éstas tienen en ciertos tipos específicos de cáncer.

Etapas de la carcinogénesis

Los estudios in vitro, con modelos animales y los ensayos epidemioló-


gicos, han dado las bases para concluir que el mecanismo patogénico
del cáncer es un proceso complejo, el cual conceptualmente puede
ser dividido en: 1) iniciación del tumor, 2) promoción del tumor y 3)
progresión del tumor. Los cambios en la estructura genómica ocu-
rren a través de todas las etapas del desarrollo neoplásico; por ejem-
plo, durante la etapa de promoción, ocurren cambios en la expresión
génica que favorecen la proliferación selectiva de las células inicia-
das y el desarrollo consecuente de células preneoplásicas. Durante
la iniciación y la promoción, la apoptosis y la tasa de proliferación
celular se pueden presentar a diferentes velocidades, aunque perma-
necen en balance. Así, durante la etapa de progresión este balance es
alterado y se origina la neoplasia (Figura 12-5).

Figura 12-5. Etapas de la carcinogénesis química.

Si bien el ser humano está sometido a condiciones muy diferen-


tes de las experimentales, al parecer, el proceso de la carcinogénesis
es similar en el hombre y en el animal de experimentación. Cabe

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 333


mencionar que las diferentes sustancias químicas a las que está ex-
puesto el humano alteran la frecuencia de las mutaciones, la veloci-
dad del crecimiento celular y la expresión de los genes alterados y,
por ende, la velocidad del proceso; esto también es influenciado por
la interacción con el sistema inmune del sujeto, todo lo cual induda-
blemente modifica la transición a través de las diferentes etapas de
progresión del tumor acorde a la susceptibilidad individual de cada
persona.

Iniciación del tumor

El cambio genético inicial que ocurre como resultado de la interac-


ción del ADN y una sustancia química se conoce como iniciación del
tumor, el cual resulta en daño genético irreversible. Las células ini-
ciadas pueden permanecer latentes por semanas, meses e, incluso,
años; o bien, pueden crecer de una manera autónoma. La iniciación
es un proceso rápido e irreversible que es transmitido a las células
hijas. Este proceso asegura que la división celular dará lugar a dos
células hijas iniciadas. Por lo tanto, la proliferación celular es esen-
cial para esta etapa, ya que si la división celular ocurre antes de que
los sistemas de reparación celular puedan revertir el daño al ADN, el
mismo se vuelve permanente.
Esta etapa es un proceso aditivo y el desarrollo neoplásico de-
pende de la dosis del carcinógeno: el incremento de su dosis aumenta
la incidencia de las neoplasias resultantes y reduce el periodo latente
de sus manifestaciones. Para que las mutaciones se acumulen, se
deben originar en células que proliferan y sobreviven a lo largo de
toda la vida del organismo, por ejemplo, las células madre.
Un carcinógeno químico causa un error genético modificando la
estructura molecular del ADN, lo cual puede conducir a la presen-
cia de una mutación durante la síntesis de ADN; de esta manera, si
la misma es trasmitida a su progenie resultará en ventajas para la
célula alterada. El incremento en el daño al ADN es especialmente
importante para las células madre, debido a que las mismas sobre-
viven por largos periodos de tiempo y existen en varios tejidos. Por
definición las células madre son células inmortales hasta que se di-
ferencian o mueren, si se retrasa su diferenciación se pueden volver
células iniciadas y acumularse en los tejidos como clonas de células
anormales.
La mayoría de las alteraciones en la estructura del ADN se lle-
van a cabo por la formación de un aducto entre el carcinógeno quí-
mico o alguno de sus grupos funcionales y las cadenas del ADN. En
general, se encuentra una correlación positiva entre la cantidad de
carcinógeno y aductos del ADN que pueden detectarse en modelos
animales y el número resultante de tumores que se desarrollan. Así,
los tumores raramente se desarrollan en tejidos que no forman aduc-
tos ADN-carcinógeno. La formación del aducto ADN-carcinógeno es
central en la teoría de la carcinogénesis química y se considera que
es un prerrequisito necesario, pero no suficiente para la iniciación del
tumor. Asimismo, la formación de un aducto que resulta en la acti-
vación de un protooncogen o en la inactivación de un gen supresor
de tumor puede también ser considerado un evento iniciador de la
formación de tumor.

334 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Promoción del tumor

Comprende la expansión clonal selectiva de las células iniciadas, de-


bido a que la tasa de acumulación de mutaciones es proporcional a
la tasa de división celular o, al menos, a la tasa en la cual las células
madre de ese tejido son reemplazadas. El concepto de promoción fue
introducido cuando se descubrieron sustancias químicas con bajo
potencial carcinogénico y que aun así eran capaces de inducir el de-
sarrollo de neoplasias bajo condiciones experimentales.
Los promotores no son mutagénicos por sí mismos y tienen que
ser metabolizados para ejercer su efecto biológico. Estos agentes in-
crementan la proliferación celular en los tejidos susceptibles, contri-
buyen a la fijación de las mutaciones e incrementan las alteraciones
en la expresión génica, y causan cambios en el control del crecimien-
to celular. Además, los promotores son capaces de inducir daño al
ADN por oxidación. Los promotores retrasan la inhibición natural de
las células quiescentes o en GO, de tal manera que la actividad más
importante de los promotores es mitogénica. El promotor debe estar
presente por semanas, meses o años para ser efectivo y su efectivi-
dad depende de la concentración del mismo en el tejido blanco. La
promoción es una etapa reversible, después de que el carcinógeno
desaparece se puede observar una regresión en la tasa de prolifera-
ción celular, probablemente por un incremento en la apoptosis.
Algunos promotores son específicos de un tejido en particular,
pero otros pueden actuar simultáneamente sobre otros. Los promo-
tores tumorales mejor conocidos son los esteres de forbol, los cuales
alteran la vía de la proteína C cinasa. No todas las células expuestas
a un promotor participan en la etapa de promoción, únicamente las
células que han sido estimuladas para dividirse, células indiferencia-
das o aquellas que han sobrevivido a la apoptosis, pueden contribuir
al desequilibrio entre crecimiento y muerte celular necesario para la
aparición de una neoplasia.

Progresión inmoral

Comprende la expresión del fenotipo maligno y una tendencia de


las células a adquirir características más agresivas con el paso del
tiempo. Aquí ocurren activación de protooncogenes e inactivación de
genes supresores de tumor. Es la transformación de una célula pre-
neoplásica en otra que expresa el fenotipo maligno, lo cual requiere
de cambios genéticos adicionales. Se traduce como la expansión de
células iniciadas de las que una fracción de ellas se transformará.
Desde un punto de vista histopatológico, puede considerarse
que las lesiones premalignas o las neoplasias benignas se correspon-
den con las etapas de iniciación y promoción de la carcinogénesis, en
tanto que la transformación en lesiones malignas se corresponde con
la etapa de progresión. Ésta se caracteriza por la presencia de irrever-
sibilidad, inestabilidad genética, mayor velocidad de crecimiento celu-
lar, invasión, metástasis y cambios en las características bioquímicas,
metabólicas y morfológicas de las células. La adquisición de la capa-
cidad angiogénica es un fenómeno epigenético y es esencial para la
progresión neoplásica, su inhibición retrasa el desarrollo neoplásico.

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 335


Metabolismo de los carcinógenos

Luego de la exposición, los carcinógenos químicos pueden ser absor-


bidos por diferentes vías (oral, respiratoria y dérmica). La absorción
depende de las propiedades físico-químicas del carcinógeno y puede
realizarse mediante transporte activo o pasivo. Algunos carcinóge-
nos, para ser activados, requerirán transformación enzimática, pero
otros no. Los primeros carcinógenos químicos conocidos fueron los
hidrocarburos aromáticos policíclicos, los cuales tienen en su estruc-
tura un número variable de anillos de benceno fusionados y se de-
rivan de la combustión incompleta de los combustibles fósiles. Son
químicamente inertes y necesitan ser biotransformados para ejercer
sus efectos biológicos. Esta es la fase inicial de la interacción gen-
ambiente.
El principal mecanismo responsable de la activación metabóli-
ca y de la destoxificación de muchos carcinógenos químicos en el
humano es la familia de genes P-450. Los citocromos P450 (CYP450)
actúan adicionando un átomo de oxígeno a su sustrato (reacción de
fase I). Estas enzimas generalmente son inducidas por hidrocarburos
aromáticos policíclicos y por hidrocarburos clorados. Las enzimas de
fase II actúan sobre los sustratos previamente oxidados, agregando
grupos funcionales a los carcinógenos químicos, ejemplos: las trans-
ferasas de glutatión y las sulfotransferasas. La activación metabólica
ocurre predominantemente en el retículo endoplásmico liso de las
células hepáticas, donde los citocromos son más abundantes y, en
menor grado, en la vejiga, piel, sistema gastrointestinal, riñones y
pulmones. Las vías de activación y destoxificación son competitivas,
lo cual favorece aún más la posibilidad de variabilidad en las interac-
ciones individuales gen-ambiente.
Luego que un procarcinógeno ha sido bioactivado (metabolito
activo), se puede unir en forma covalente a diferentes macromolé-
culas celulares, incluyendo al ADN, y producir daño por mecanismos
geno tóxicos o no genotóxicos. Este daño puede ser reparado por los
diversos sistemas de reparación de la célula, lo que conduce a la in-
activación del carcinógeno químico y favorece su excreción. Cuando
los sistemas de reparación del ADN fallan, se produce un daño ge-
nómico, lo cual lleva a alteraciones en la transducción de señales
intracelulares y ambas conducen a la inestabilidad genómica, inhibi-
ción de la apoptosis y pérdida del control de la proliferación celular
(Figura 12-6).

336 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Figura 12-6. Activación metabólica de los compuestos químicos y genera-
ción de cáncer.

Las diferencias en las tasas de la reparación del daño al ADN


pueden influir en la extensión de la formación de aductos y, por
consecuencia, en la magnitud del daño al ADN por el carcinógeno.
Existe cada vez mayor evidencia que sugiere que las variantes en los
polimorfismos de genes que controlan el ciclo celular (serin/treonin
cinasas, factores transcripcionales, ciclinas, inhibidores de cinasas
dependientes de ciclina y receptores de superficie celular) tienen un
papel en la susceptibilidad a los carcinógenos químicos, en diferen-
tes poblaciones humanas.
Dentro de las modificaciones que sufren los carcinógenos quí-
micos, se pueden señalar: la epoxidación inicial (por CYP450), la hi-
dratación del epóxido (por epóxido hidrolasa) y la epoxidación se-
cundaria de los residuos olefínicos (por citocromo P3A4). Además, la
peroxidación de los carcinógenos químicos también puede ocurrir en
paralelo con las reacciones metabólicas antes referidas, lo cual pro-
duce especies reactivas de oxígeno. Estos compuestos dañan al ADN,
al ARN y a las proteínas por diferentes reacciones químicas (como
oxidación, halogenación y nitración), lo que incrementa el número
de mutaciones de los ácidos nucleicos y altera la función de las pro-
teínas afectadas. Estas reacciones se realizan de manera secuencial
e implican:

1) El CYP450 cataliza la epoxidación inicial del benzo[a]pireno oxi-


dando las posiciones 4-5, 7-8, 9-10 y 11-12 del anillo (excepto las
posiciones 1-2 y 2-3), a los que convierte en fenoles para que,

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 337


posteriormente, la epóxido hidrolasa catalice la formación de
dihidrodioles formando benzo[a]pireno 7,8 dihidrodiol.
2) El benzo[a]pireno 7,8 dihidrodiol es metabolizado en el doble en-
lace por CYP1A1 y CYP3A4 para formar un diol-epóxido (Figura
12-7).
3) La formación de esta estructura desestabiliza al anillo de bence-
no el cual se abre en forma espontánea.
4) Estas especies son fuertemente electrofílicas por lo que pueden
formar un enlace covalente entre la posición 10 del hidrocarbu-
ro y el grupo amino de la deoxiguanosina. A este compuesto se
le llama en forma genérica aducto o adición (Figura 12-8).

La activación metabólica del benzo[a]pireno lleva a la formación


del benzo[a]pireno 7,8 diol. El cual es asimétrico y se pueden formar
hasta ocho estereoisómeros.

Figura 12-7. Metabolismo de los hidrocarburos policíclicos.

Figura 12-8. Formación del aducto como efecto final del metabolismo de los
hidrocarburos policíclicos.

338 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Clasificación de los carcinógenos

No existe un consenso total sobre la forma de clasificar a los car-


cinógenos químicos, algunos autores los clasifican de acuerdo a su
participación en cada una de las etapas de la carcinogénesis, como
completos e incompletos. De tal manera que los carcinógenos incom-
pletos son químicos mutagénicos que producen daño irreversible al
ADN y, por lo tanto, participan en la etapa de iniciación. Entonces, un
carcinógeno completo es el que presenta funciones de iniciador y/o
promotor simultáneamente, dependiendo de la dosis y del tiempo de
exposición, por ejemplo, el benceno (a) pireno.
Otros autores los clasifican según su mecanismo de acción en
genotóxicos y no genotóxicos. Los genotóxicos son carcinógenos
completos y cambian cuantitativa y cualitativamente la información
genética de las células, exhiben una analogía directa entre su estruc-
tura y actividad, son mutagénicos in uitro, pueden afectar especies
animales y dañar diferentes órganos. En dosis altas, causan proli-
feración celular e incrementan la replicación del ADN. Luego que
se difunden a través de la membrana celular, son metabolizados en
compuestos electrofílicos que se introducen al núcleo e interactúan
con sitios electrofílicos, ya sea del ADN, del ARN o de las proteínas
nucleares, con lo cual cambian su integridad y establecen puentes
covalentes (aductos).
Los carcinógenos no genotóxicos actúan como promotores y no
requieren de activación metabólica. Tampoco reaccionan de manera
directa con el ADN y no forman aductos, además, dan resultados ne-
gativos en las pruebas de mutagenicidad realizadas in uiuo o in uitro.
Estos compuestos modulan el crecimiento y la muerte celular, po-
tencian los efectos de los genotóxicos, no muestran una correlación
entre la estructura y actividad, y su acción está limitada por la con-
centración. Son específicos de tejido y especie, favorecen la síntesis de
otras sustancias responsables del desarrollo neoplásico y promueven
efectos sobre las células blanco, las cuales indirectamente desencade-
narán el proceso neoplásico de las células iniciadas.
Los carcinógenos no genotóxicos se clasifican en citotóxicos y mi-
togénicos en función de que si su actividad es mediada por receptores
o no. En efecto, los compuestos mitogénicos, tales como los esteres
de forbol, las dioxinas y el fenobarbital, inducen proliferación celular
del tejido blanco a través de la interacción con un receptor celular es-
pecífico. A su vez, los carcinógenos citotóxicos causan muerte celular
en los tejidos susceptibles seguidos de una hiperplasia compensatoria.
Cuando la concentración del carcinógeno es elevada algunas células
no sobreviven; las células más cercanas incrementarán el número de
divisiones celulares a través de procesos regenerativos, lo cual produ-
cirá que sean reclutadas a ciclo celular prematuramente y se reducirá
el tiempo disponible para la reparación de su ADN, con lo cual la pro-
babilidad de que ocurran mutaciones se incrementará. Además, las
células necróticas serán destruidas por el sistema inmune, esto con-
ducirá a la producción de sustancias reactivas de oxígeno, especies
reactivas de nitrógeno y de enzimas proteolíticas. Cuando la produc-
ción de estas sustancias excede la capacidad antioxidante de la célula,
se puede generar daño a los lípidos, carbohidratos, proteínas y ácidos
nucleicos, lo cual conduce a carcinogénesis y muerte celular.
Asimismo, los carcinógenos pueden ser clasificados según su estruc-
tura química en varios grupos: hidrocarburos aromáticos policíclicos,
aminas/amidas aromáticas, colorantes aminoazoados, compuestos

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 339


N-nitrosos, carbamatos, compuestos halogenados, carcinógenos na-
turales y metales y drogas antineoplásicas. El metabolismo de los
hidrocarburos aromáticos policíclicos es un proceso que involucra
varias etapas que conducen a la formación del aducto.
Las aminas aromáticas son responsables del cáncer de vejiga
entre los trabajadores de la industria del plástico, y un ejemplo de
ellas es el 4-aminobifenilo. La activación metabólica de las aminas
aromáticas es compleja y deben ser convertidas en amidas aromá-
ticas, mediante una reacción de acetilación en la que participa la
acetil-CoA. El fenotipo de acetilación varía en las diferentes pobla-
ciones humanas, de tal manera que las personas con un fenotipo
acetilador rápido tienen mayor riesgo de cáncer de colon, en tanto
que los acetiladores lentos tiene un mayor riesgo de cáncer de vejiga
al ser expuestos a estos carcinógenos.
La nitrooxidación es una vía competitiva para el metabolismo de
estas aminas y cuando están protonadas forman compuestos electro-
fílicos reactivos que se unen covalentemente con el ADN y lo dañan.
Una etapa de activación inicial depende de CYP1A2. Estos compues-
tos deben ser activados posteriormente por acetil-CoA, para formar
N-sulfonil-oxi-arilamidas, lo que resulta en la formación de dos tipos
de aductos: amidas (acetiladas) y aminas (no acetiladas). Las ami-
nas heterocíclicas resultan de la cocción de algunos alimentos. Ini-
cialmente la pirólisis (>180 °C) de aminoácidos, creatinina y glucosa,
forma aductos y puede causar tumores hepáticos. Requieren ser N-
hidroxiladas y ser activadas por CYP1A2, aunque a diferencia de las
aminas aromáticas, requieren de orto-esterificación enzimático de
los residuos N-hidroxilados, los cuales son buenos sustratos para las
acetilasas, por lo que en unión de un fenotipo acetilador lento tienen
un papel en la génesis del cáncer de colon.
Las aflatoxinas son metabolitos del Aspergillus flavus que con-
taminan los cereales y granos no almacenados en forma adecuada.
Existe correlación entre la exposición dietética a aflatoxinas y cáncer
de hígado en países en vías de desarrollo, donde la contaminación
de los granos es más frecuente. Son activadas por CYP2A3, CYP2A6 y
CYP3A4, las aflatoxinas B1 y G1 son más mutagénicas debido a que
tienen un doble puente olefínico en la posición 8,9.
Las nitrosaminas carcinogénicas son altamente ubicuas y se han
reportado en: alimentos, bebidas alcohólicas, cosméticos, líquidos hi-
dráulicos, plásticos y tabaco. Las nitrosaminas específicas del tabaco,
como la 4-(metünitrosamino)-1-3-(piridil)-1-butanona, es carcinogé-
nica en una gran variedad de animales y se relaciona con el cáncer
de cavidad oral. Las N-nitrosodimetilaminas pueden ser hidroxiladas
para formar alfa-hidroxinitrosaminas inestables. Los grupos alquilo
de estos compuestos, son potentes agentes metilantes que se pueden
unir a diferentes sitios del ADN.
En resumen, existen diversas formas por las que los carcinóge-
nos químicos pueden alterar el ADN: formación de aductos de gran
tamaño y de tipo aromático (nitrosaminas), formación de aductos
de tamaño pequeño (grupos alquil), oxidación, dimerización, desa-
nimación y cambios epigéneticos. Los hidrocarburos policíclicos aro-
máticos se unen a las guaninas del surco menor del DNA, los ben-
zopirenos se unen a las adeninas, las aminas aromáticas se unen
a los residuos guanina y adenina, predominantemente situadas en
el surco mayor del ADN, mientras que las aflatoxinas se unen a las
guaninas. La alquilación del ADN se puede presentar en muchos si-
tios del mismo. La oxidación forma aductos glicol con la timidina e

340 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


hidroxi con la guanina. La deaminación de residuos citosina también
es potencialmente mutagénico y causa daño al ADN (produce transi-
ciones) C-T.

Papel de los oncogenes y genes supresores de tumor en la


carcinogénesis química

Desde la década de los ochenta, se ha tenido la clara percepción de


que el cáncer es causado por alteraciones en los oncogenes y en los
genes supresores de tumor; sin embargo, es evidente que la carci-
nogénesis parece ser un proceso mucho más complejo de lo que se
había considerado. La activación de protooncogenes y la supresión
de genes supresores de tumor están asociadas con la carcinogené-
sis. Estas alteraciones son usualmente eventos somáticos, aunque
las mutaciones en células germinales también pueden predisponer
a cáncer familiar o hereditario. Es conocido que a diferencia de otras
enfermedades como la distrofia muscular o la fibrosis quística en las
que la alteración en un gen causa la enfermedad, en el cáncer un
cambio es insuficiente para el desarrollo de un tumor. La mayor parte
de la evidencia apunta a considerar que la génesis del cáncer es un
proceso de varias etapas con alteraciones secuenciales y que afectan
casi siempre a oncogenes y genes supresores de tumor.
Los oncogenes codifican para proteínas que controlan la proli-
feración celular, apoptosis o ambos y pueden ser activados por alte-
raciones estructurales resultantes de mutaciones puntuales, genes
de fusión, yuxtaposición de elementos génicos potenciadores o por
amplificación génica. Las translocaciones o mutaciones que afectan
a los oncogenes pueden ocurrir como eventos iniciadores o durante
la etapa de progresión, pero la amplificación génica generalmente
ocurre durante la etapa de progresión tumoral. Los productos de los
oncogenes incluyen: factores transcripcionales, remodeladores de la
cromatina, factores de crecimiento, receptores de factores de creci-
miento, transductores de señal y reguladores de apoptosis.
Las evidencias de la participación de oncogenes y de la in-
activación de genes supresores de tumor se conocen en diversos
modelos; por ejemplo, en la carcinogénesis cutánea en ratón se ha
demostrado que las mutaciones en el oncogen H-ras son eventos
iniciadores en la carcinogénesis de la piel, al igual que la presencia
de mutaciones en p53.
La activación de los genes de la familia ras predomina en los
tumores sólidos relacionados con sustancias químicas en animales
de laboratorio. Por ejemplo, una clona humana recombinante del gen
Ha-ras WT fue modificado con benzo[a]pireno-diol-epóxido y trans-
ferido a un plásmido. Este plásmido fue transfectado a células NIH-
3T3, formándose células transformadas en focos que contenían las
mismas mutaciones en el codón 12 ó 61, similares a las encontradas
en el cáncer humano de vejiga. Asimismo, se ha reportado que la ac-
tivación de H-ras es un evento iniciador en los modelos de carcinogé-
nesis química de células de la glándula mamaria y de hepatocitos de
ratón, en tanto que K-ras se encuentra mutado en células de pulmón
de ratón. La presencia de mutaciones en ras, le produce cambios en
su conformación, los cuales alteran su unión a p21, de tal manera
que la actividad GTPasa de p21 no es reducida.
Los carcinógenos químicos pueden producir mutaciones especí-
ficas debido a la selectividad de nucleósidos. Pero la persistencia de
una mutación específica depende de la sustitución de aminoácidos,

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 341


lo que produce una función alterada de la proteína y esto da a la
célula una ventaja de crecimiento clonal. Raf, myc y neu también se
han reportado como sobreexpresados en modelos experimentales de
tumor.
El desarrollo neoplásico requiere de errores en los mecanismos
de control del ciclo celular, los cuales son controlados en los puntos
de chequeo del mismo, de tal manera que se puede impedir a las
células entrar a ciclo con un ADN dañado, antes de que ocurra la re-
paración del ADN (bloqueo en G1), o bien, cuando la célula va a divi-
sión (bloqueo en G2). Los productos de los genes supresores de tumor
p53, p21 y Rb juegan un papel crucial en la protección de las células
contra la transformación neoplásica, debido a que ellas favorecen el
bloqueo de las células en G1, la pérdida de la función de la proteína
Rb provoca un incremento en la proliferación celular y ausencia en
la diferenciación terminal; p53 puede interrumpir el ciclo celular en
Gl e ir a reparación del ADN celular dañado mediante la inducción
de apoptosis en la intención de mantener la estabilidad del genoma
celular. La pérdida de p53 durante la carcinogénesis predispone a
las células preneoplásicas a acumular mutaciones adicionales por el
bloqueo de la respuesta apoptótica normal al daño del ADN. La ac-
tividad biológica de p53 depende de su capacidad de unir elementos
reguladores de la transcripción del ADN, por ejemplo, p53 transactiva
a p21 en el cual actúa como un inhibidor de las cinasas dependientes
de ciclina cdk4, dando de esta manera un control a p53 en el punto
de chequeo de la transición a G1 (Figura 12-9).

Figura 12-9. Ciclo celular y su control por oncogenes y antioncogenes.

Ahora bien, p53 también participa en las diferentes vías de repa-


ración del ADN como son los sistemas de reparación por excisión de
nucleótidos (NER) mediante la inducción de GADD45, el gen del gru-
po E del Xeroderma pigmentoso y XPC. GADD45 también interactúa
con el "core" de histonas y facilita la relajación de la cromatina. Un
mecanismo NER defectuoso se ha asociado con Xeroderma pigmen-
toso, un padecimiento autosómico recesivo caracterizado por exceso

342 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


en cánceres de piel causados por una extrema sensibilidad a la ra-
diación ultravioleta. La vía de reparación del ADN de errores en el
apareamiento de éste, también es influida por p53, debido a que p53
y p73 inducen la expresión de p53R2 el cual es un gen homólogo con
la región R2 de la subunidad de la ribonucleótido reductasa. p53R2,
funciona de una manera no específica incrementando el "pool" de
dinucleótidos libres cuando surge la necesidad de reparación. Ade-
más, P53 regula también dos proteínas muy importantes de esta vía,
el gen homólogo humano de la mutante S de E Coli (hMSH2) y PCNA,
las mutaciones en hMSH2 resultan en cáncer colorrectal hereditario
no polipósico. Asimismo, p53 se ha encontrado mutado en el codón
249 en la mayoría de los carcinomas hepatocelulares relacionados
con aflatoxinas. Aunado a lo anterior, se debe señalar que la posibili-
dad actual de estudiar genomas completos, o la expresión de grandes
números de genes en un mismo tiempo mediante microarreglos, ha
permitido conocer que el genoma de las células tumorales presenta
un número de alteraciones genéticas y epigenéticas mucho mayor de
lo que se había sospechado y que, por lo tanto, este campo de estudio
en el futuro cercano proporcionará grandes avances.

Mecanismos epigenéticos involucrados en la carcinogénesis


química

De los mecanismos epigenéticos involucrados en la carcinogénesis


química, los más entendidos son la metilación del ADN y la aceti-
lación, metilación y fosforilación de las histonas (Figura 12-10). Este
tema se desarrollará con amplitud en el capítulo siguiente.

Figura 12-10. Mecanismos epigenéticos involucrados en la carcinogénesis


química.

Teratogénesis química

A mediados del siglo XIX nació la Teratología y en el decenio de 1970


se acuñó el término de dismorfología para referirse a la ciencia que

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 343


estudia las anomalías congénitas; sin embargo, los defectos en el na-
cimiento han acompañado al hombre durante toda su historia. En
efecto, se tiene evidencia paleontológica y arqueológica de individuos
con defectos al nacimiento, los cuales en su momento fueron consi-
derados monstruos o dioses. Se atribuían como castigo de los dioses o
como resultado de uniones con demonios, brujas o animales, incluso
como resultado de una acción satánica.
En 1959, después de las epidemias de rubéola de 1950 y 1958, se
especificó que un agente sedante (la talidomida) fue la causa de de-
fectos en el crecimiento de las extremidades (focomelia) y ocasionó
que se replanteara el concepto de la barrera placentaria. Actualmen-
te, se acepta que la mujer que cursa con un embarazo normal, tiene
un riesgo considerable de sufrir diferentes alteraciones reproductivas
manifestadas como: pérdida fetal temprana; aborto espontáneo; par-
to pretérmino; retraso del crecimiento interauterino; malformacio-
nes congénitas; deficiencias conductuales, neurológicas, endocrinas
e inmunológicas; o muerte fetal intrauterina.
Los defectos congénitos son estados patológicos determinados
por factores causales que influyen previos al nacimiento, ya sea an-
tes, durante o después de la concepción. Sus expresiones clínicas
incluyen defectos de uno o varios órganos, que pueden ser estructu-
rales (malformaciones congénitas), funcionales (enfermedades o tras-
tomos del desarrollo físico o mental) o ambas cosas; pueden afectar a
recién nacidos de todas las regiones del mundo, independientemente
de sus características raciales y económicas.
Las malformaciones congénitas (MC) son causa de enfermedad,
secuelas y muerte neonatal e infantil y adquieren cada vez mayor
importancia como causa de morbilidad y mortalidad no sólo en paí-
ses desarrollados, sino también en América Latina. Las MC se en-
cuentran entre las primeras cinco causas de muerte en menores de
un año en varios países en vías de desarrollo y en los desarrollados
son la primera o segunda causa de muerte infantil. En Cuba y en Co-
lombia, las MC representan la segunda causa de muerte en el primer
año de vida. En otros países, como Honduras se reporta una frecuen-
cia entre 2 y 5% de los recién nacidos vivos (sin incluir las ocurridas
en los casos de recién nacidos muertos).
Se ha estimado que 47% de las malformaciones congénitas ocu-
rren por causas desconocidas, 25% por causas genéticas, 25% mul-
tifactoriales y 3% son causadas por agentes físicos, químicos o bio-
lógicos aproximadamente. El desarrollo ontogénico da inicio con la
fusión de dos células altamente especializadas: el ovocito y el esper-
matozoide. El huevo o cigoto es una célula indiferenciada pero pluri-
potencial y a partir de este momento el proceso tendrá su base en el
genotipo y su manifestación; el fenotipo, dependerá de la interacción
de los factores hereditarios y de las condiciones del medio ambien-
te. Durante la vida prenatal se considera ambiente a todo aquello
que queda fuera de la piel del embrión-feto: el líquido amniótico, las
membranas que lo rodean, la placenta, el útero, el cuerpo materno y
finalmente todos los factores a los cuales queda expuesta la madre.

Contaminantes ambientales y teratogénesis

Desde el momento de la concepción y hasta el final de la misma,


aproximadamente 40 ± 2 semanas, las complejas interrelaciones
celulares que dan como resultado a un nuevo ser humano, pueden
verse alteradas por la exposición materna a los contaminantes am-

344 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


bientales. La magnitud de las alteraciones dependerá de la interre-
lación de varios factores, como la edad gestacional en que ocurra la
agresión, la intensidad y el tiempo de exposición, la susceptibilidad
genotípica del embrión y los mecanismos de respuesta del binomio
madre-producto de la concepción ante la agresión. El periodo em-
brionario, que abarca de la segunda a la octava semana intrauterina,
es la etapa de máxima susceptibilidad a los teratógenos, debido a que
existe una actividad de diferenciación celular intensa. En razón de
que la diferenciación celular no se da al mismo tiempo, el resultado
de la exposición a un teratógeno puede ser diverso.
En términos generales, se acepta que la mayoría de los xenobió-
ticos ambientales que producen defectos al nacimiento, utilizan más
de un mecanismo para dar inicio a la patogénesis de las malforma-
ciones congénitas. El mecanismo preciso de la teratogénesis química
se desconoce, pero la susceptibilidad a los teratógenos parece estar
determinada por el balance entre las rutas maternas de eliminación
de los xenobióticos, la bioactivación de los xenobióticos por el em-
brión, la destoxificación o inactivación de los metabolitos interme-
diarios reactivos, los mecanismos de citoprotección y la repercusión
de las lesiones a las macromoléculas de las células embrionarias. Se
ha postulado que la teratogenicidad de muchos xenobióticos se debe
a reacciones de oxidación que generan metabolitos intermediarios
altamente reactivos o electrofílicos.

Plaguicidas

Es un grupo de compuestos químicos sintéticos (potencialmente peli-


grosos) que deliberadamente se esparcen en los campos de cultivo y
en el ambiente, para el control de plagas y vectores e incrementar la
producción agrícola. Sin embargo, su uso indiscriminado ha causado
serios daños sin precedente en los ecosistemas y en la salud de los se-
res vivos. Su persistencia y ubicuidad, la tendencia a bioacumularse
y biomagnificarse, su carácter lipofílico y una vida media prolongada
son las características que distinguen a la mayoría de los plaguicidas.
A partir del 2004, y de acuerdo al Convenio de Estocolmo, tratado in-
ternacional diseñado para terminar con la producción y uso de con-
taminantes orgánicos persistentes (COP), se reconoce a doce sustan-
cias como la "docena sucia". Entre los plaguicidas que forman parte
de la "docena sucia" se encuentran los siguientes: aldrín, clordano,
mirex, dieldrín, toxafeno, endrín heptacloro y DDT.
Existen diversas publicaciones que reportan la detección de pla-
guicidas organoclorados en muestras biológicas de seres humanos.
Son considerados teratógenos en modelos animales y se presume
que el metabolismo embrionario determina el potencial de teratoge-
nicidad. En la mujer embarazada, se ha encontrado una correlación
positiva entre las concentraciones de plaguicidas organoclorados en
el suero del cordón umbilical, placenta y tejidos fetales, por lo tanto,
se incrementa el riesgo de aborto, pérdidas fetales, prematurez, par-
to pretérmino y muerte fetal.
Otros autores han encontrado una asociación positiva entre la
exposición a plaguicidas y la inducción de malformaciones congéni-
tas, en zonas de trabajo agrícola, especialmente cuando la exposición
ocurre durante el primer trimestre del embarazo. Hallazgos similares
han sido reportados por otros autores. Así, en años recientes (2001) se
ha encontrado que el riesgo de muerte fetal y malformaciones congé-
nitas se incrementa cuando la exposición materna a los plaguicidas

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 345


ocurre entre la tercera y octava semana de la gestación. Sin embar-
go, en otros estudios realizados durante la década de los noventa
se encontró sólo una débil asociación entre la exposición a plagui-
cidas y su capacidad teratogénica en humanos. Desde el punto de
vista toxicológico, es difícil establecer una relación causa-efecto por
la presencia de diferentes factores, como la exposición a la mezcla
de plaguicidas y de otros contaminantes ambientales, el estado de
nutrición y la susceptibilidad individual, entre otros.

HCB (Hexadorobenceno)

Fue introducido originalmente en 1945 como fungicida en trata-


miento de semillas para cultivar granos, así como para la fabricación
de fuegos artificiales, municiones y hule sintético. A la fecha es un
subproducto de la producción de gran cantidad de componentes clo-
rados, particularmente bencenos, solventes y varios plaguicidas. El
HCB es un contaminante ambiental persistente. Aparte de su poten-
cial carcinogénico, puede interferir con la regulación hormonal al mi-
metizar algunas hormonas a través de la afinidad por los receptores.
En modelos animales se ha observado que la exposición al HCB
puede alterar la función ovárica, mientras que en los machos se aso-
cia con una disminución de la fertilidad, disminución del peso de las
vesículas seminales y de la próstata; en hombres jóvenes con crip-
torquidia se ha encontrado mayor concentración de los HCB en com-
paración con los controles. Se ha propuesto que el mecanismo por el
que interfieren estos compuestos para el desarrollo del tracto genital
masculino se debe a la afinidad de los HCB con el receptor de andró-
genos (AR). En condiciones normales, durante la vida intrauterina, la
unión de la dihidrotestosterona al receptor AR, conduce a la translo-
cación de este complejo al núcleo, donde forma un homodímero que
da inicio a la transcripción de genes induciendo la diferenciación de
los órganos sexuales masculinos. Los receptores de las hormonas es-
teroideas muestran cierto grado de promiscuidad, ya que permiten la
unión de diferentes moléculas (como los PCB) de afinidades también
diferentes. El resultado puede ser un efecto agonista o antagonista,
con alteración del patrón de síntesis y metabolismo de hormonas o
la modificación de los receptores hormonales.
La unión de HCB con el receptor AR puede producir alteración en
el desarrollo y diferenciación o en la función del sistema reproductor
masculino; se considera a los HCB como disruptores endocrinos. Los
HCB al igual que otros contaminantes ambientales (como el p,p-DDE)
pueden afectar de diferentes formas las vías de señalización de los
andrógenos, por lo que se refuerza la idea de que la exposición aún
a bajas concentraciones a contaminantes ambientales, puede alterar
la salud del ser humano.

PCB (Bifenilos policlorados)

Los PCB fueron introducidos en 1929 y se produjeron en distintos


países bajo distintas marcas comerciales. Son compuestos químicos
sintéticos constituidos de dos anillos bencenos unidos por un enlace
sencillo C-C, con uno a diez cloros que sustituyen a un hidrógeno.
Son químicamente estables y resistentes al calor, utilizados como
plastificantes, excipientes de algunos plaguicidas, en la elaboración
de tintas y pinturas. La pirrólisis de los PCBV produce dibenzofura-
nos policlorados y debenxodioxinas policloradas (PCDF y PCDD), que

346 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


son compuestos más dañinos que el original. Han sido clasificados
como sustancias de las que hay evidencias de efectos perturbadores
en el sistema endocrino en organismos intactos. Son persistentes en
el medio ambiente y su vida media abarca de meses a años, su vola-
tilización y biodegradación es lenta.
Los PCB se bioacumulan en la cadena alimenticia y se almace-
nan en hígado y tejido graso. Pueden atravesar la membrana pla-
centaria y también se han identificado en la leche materna. Existen
diferentes evidencias experimentales en animales que indican que
la exposición in útero de PCB, conduce a la alteración del desarrollo
fetal, del sistema inmunológico, reproductivo, de la función hepática
y disminución del peso corporal. En el ser humano, la exposición de
PCB durante la vida intrauterina no se asocia con malformaciones
congénitas, pero sí se ha reportado disminución del desarrollo fetal,
retraso del crecimiento, alteraciones neurológicas, disminución de la
capacidad de memoria y déficit de atención. Se ha encontrado tam-
bién una correlación positiva entre las concentraciones de PCB en
suero del cordón umbilical y el bajo peso al nacer, la disminución de
la circunferencia cefálica y mayor frecuencia de parto pretérmino.

Subproductos no intencionales derivados de


procesos industriales

Dioxinas o dibenzoparadioxinas (PCDD) y furanos, o dibenzofuranos


policlorados (PCDF), son subproductos resultantes de la producción
de otras sustancias químicas y de la combustión a baja y a alta tem-
peraturas en procesos de incineración. No se les reconoce utilidad
alguna. Los grupos más sensibles a estas sustancias químicas son los
fetos y neonatos. Entre los posibles efectos se incluyen toxicidad dér-
mica, inmunotoxicidad, efectos reproductivos y teratogenicidad, tie-
ne efectos perturbadores del sistema endocrino y son carcinógenos.

Solventes orgánicos

Los solventes orgánicos y sus vapores son comunes en el medio am-


biente, tanto laboral como doméstico. Las trabajadoras de la indus-
tria que utilizan solventes orgánicos se encuentran expuestas a tra-
vés de diferentes vías, como la inhalatoria, la cutánea y la digestiva.
Durante el embarazo, los solventes orgánicos son capaces de cruzar
la membrana placentaria y alcanzar los tejidos del embrión o feto
en formación, originando alteraciones estructurales, bioquímicas o
funcionales que se traducen en malformaciones congénitas o retraso
psicomotor. En modelo animal (ratas Wistar) son teratogénicos.
En un grupo de mujeres embarazadas expuestas laboralmente
a los solventes orgánicos (como el metilcelosolve y el etilenglicol) se
describió un incremento de neonatos con malformaciones múltiples,
con retraso psicomotor, del lenguaje, alteraciones faciales (como
cráneo anormal, macroglosia, prognatismo y asimetría facial) altera-
ciones oculares y mulculoesqueléticas. Otros autores han reportado
incremento de malformaciones del tubo neural (anencefalia, hidro-
cefalia, meningocele), en madres expuestas a solventes orgánicos en
etapas tempranas de la gestación.

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 347


Metales pesados

La contaminación ambiental por metales pesados representa un se-


rio problema a escala mundial. Actualmente, las fuentes antropogé-
nicas de origen industrial, como fundiciones, fábricas de insecticidas,
pinturas, vidrio, gasolina, entre otras, continúan siendo motivo de
contaminación ambiental. En modelos animales se observan malfor-
maciones congénitas, cuando las hembras son expuestas a metales
pesados como el plomo; en cambio, en el ser humano, la asociación
de metales pesados y malformaciones congénitas permanece sin evi-
dencias suficientes; sin embargo, se han reconocido otros efectos de-
letéreos para el embrión-feto.
Los efectos tóxicos de los metales pesados pueden afectar a
cualquier grupo poblacional; sin embargo, la mujer embarazada y
el producto de la concepción deben ser tomados como grupos espe-
cialmente susceptibles. El plomo puede causar problemas durante
el embarazo y afectar el desarrollo del feto, debido a que en el em-
barazo existe una mayor demanda de calcio, surgida de los requeri-
mientos fetales para la osificación, puede ocurrir la movilización de
calcio del hueso materno; esta movilización ósea estimula en gran
medida la liberación de plomo, de tal forma que el plomo del hueso
se convierte no sólo en fuente endógena para la madre sino también
para el feto en desarrollo. Los metales pesados son capaces de cruzar
la membrana placentaria. Niveles elevados de plomo en sangre ma-
terna se asocian a ruptura prematura de membranas, prematurez,
bajo peso al nacer y muerte fetal. Existe controversia en cuanto a su
teratogenicidad y como causa de aborto. Una de las preocupaciones
más serias es el efecto nocivo del plomo sobre el sistema neurológico.
El sistema nervioso en desarrollo es particularmente vulnerable a los
efectos perjudiciales de la exposición al plomo. Para cada aumento
de 10 μg/dL en los niveles de plomo en la sangre, los puntajes de
pruebas de coeficiente intelectual caen entre dos y tres puntos.
Otro metal pesado que se ha asociado con malformaciones con-
génitas en modelo animal, es el cadmio. Un deterioro en el metabolismo
del hierro y la absorción intestinal reducida puede ser uno de los efectos
básicos de la toxicidad del cadmio. Se ha observado que el cadmio tiene
una elevada afinidad por la placenta, interfiriendo en el transporte de nu-
trientes por competitividad con receptores, entre algunos de los elemen-
tos importantes se encuentra el zinc, que se ha demostrado en diversos
estudios que su deprivación influye directamente en la disminución del
patrón de crecimiento fetal. No existe evidencia suficiente para consi-
derarlo teratogénico en el ser humano, pero sí con fetos de bajo peso
al nacer. Mención aparte merece el mercurio orgánico (metilmercurio)
causante de la enfermedad de Minamata, que se origina por el consu-
mo de pescado contaminado: si es ingerido por la mujer embarazada,
puede ocasionar en el producto de la concepción deficiencia mental,
microcefalia, sordera y ceguera.
Es indiscutible que las actividades industriales y la polución an-
tropogénica incrementan la contaminación ambiental, ésta última
es considerada una fuente importante de exposición para los seres
humanos; actualmente son más numerosos los países que tienen
controles y normas para disminuir este problema mundial.

348 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Defectos del tubo neural

En un apartado anterior se describió que los defectos del tubo neu-


ral (DTN) tienen una alta frecuencia en muchos países, incluido el
nuestro. Existen varios programas de Vigilancia Epidemiológica de las
Malformaciones Congénitas en el mundo. En Cuba, el registro de mal-
formaciones congénitas reportó, entre 1986 a 1994, a los DTN como
segunda causa después de las malformaciones cardiovasculares; los
factores de riesgo asociados encontrados en esta serie fueron los si-
guientes: la ingesta de alcohol durante el embarazo, la hipertermia
materna y radiaciones, predominando la causa desconocida.
De los defectos del tubo neural, la espina bífida y la anencefalia
son las malformaciones más prevalentes en la población mexicana.
Es la segunda más alta a nivel mundial con 3.6 casos/1,000 recién na-
cidos, y en algunos estados como Yucatán se reporta una prevalencia
de 6.6/1,000 recién nacidos. Se ha identificado un polimorfismo gené-
tico (C677T) en el gen MTHFR (de la metiltetrahidrofolato reductasa)
que expresa una proteína termolábil en 36% de la población de Nuevo
León y hasta de 58% en la población purépecha. A partir de 1993, en
nuestro país nace el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de los De-
fectos del Tubo Neural (SVEDTN). Actualmente se encuentra vigente
la Norma Oficial Mexicana NOM-017-SSA2-1994 para la prevención
de los defectos congénitos al nacimiento; esta norma establece la no-
tificación y el seguimiento obligatorios de cualquier malformación
congénita del tubo neural.
Normalmente el tubo neural se cierra en los primeros 28 días
después de la concepción. Los DTN son un grupo de los defectos al
nacimiento más serios que afectan el sistema nervioso, provocan
anencefalia, espina bífida y encefalocele. Ocurre en 95% de las mu-
jeres sin antecedentes familiares o anteriores de este desorden. La
anencefalia y la espina bífida son los DTN más comunes y ocurren
casi con igual frecuencia, mientras que el encefalocele se considera
con menor frecuencia, también se incluye craniosquisis e inience-
falia, siendo estos dos tipos muy raros, pero ocurren en frecuencia
desproporcionada en áreas que tienen alta incidencia en defectos del
tubo neural como en el norte de China.
La anencefalia es un defecto del tubo neural, es incompatible
con la vida y se presenta cuando existe una falla en el cierre del neu-
roporo anterior aproximadamente en la cuarta semana de vida in-
trauterina. Ocasiona ausencia de los huesos del cráneo, de la piel
que los recubre y de la mayor parte del cerebro. Nueve de cada diez
productos nacen muertos y los que nacen vivos mueren a las pocas
horas. Tiene una relación mujer-hombre de 3:1. Los factores predis-
ponentes para esta malformación son el bajo nivel socioeconómico,
el embarazo durante la adolescencia, la deficiencia en la ingesta de
ácido fólico, la hipertermia materna, los factores genéticos, la con-
sanguineidad, las infecciones virales, la ingesta de medicamentos
anticonvulsivantes, la diabetes mellitus, la ingesta de alcohol y la
exposición a xenobióticos del medio ambiente, como la exposición a
solventes orgánicos y plaguicidas.
La espina bífida con meningomielocele resulta de la falta del cie-
rre de los arcos vertebrales por un defecto en un tubo neural abierto,
exponiendo la médula espinal y los nervios. Aunque la mayoría de
los casos de espina bífida son abiertas, 10 a 15% son cerradas o cu-
biertas por la piel. La espina bífida es compatible con la superviven-

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 349


cia aunque en la mayoría de los casos los individuos tienen parálisis
o hidrocefalia y, en algunos casos, pueden tener retraso mental.
Diferentes estudios observacionales de intervención y ensayos
clínicos controlados han demostrado que el consumo de ácido fólico
en el periodo preconcepcional reduce el riesgo de embarazos afecta-
dos por DTN. El uso de este tipo de vitaminas resultó muy polémica,
hasta que en el año 1991 fue publicado en la revista Lancet un trabajo
en el que se demostraba la prevención de la recurrencia de tener des-
cendencia con defectos de cierre del tubo neural (DTN), en 72% de los
casos. Los datos que han aportado estos estudios nos permiten conocer
que la deficiencia de ácido fólico en la etapa periconcepcional puede
ocasionar defectos en el desarrollo durante las primeras semanas del
embarazo, cuyo periodo crítico (de la segunda a la octava semana)
genera los defectos de cierre o de reapertura en la formación del tubo
neural, la columna vertebral y/o el cráneo.

Prevención de los DTN

La política sanitaria internacional ha establecido la dosificación de


400 microgramos (0.4 mg) que deben administrarse diariamente a
todas las mujeres en edad reproductiva, desde tres meses antes de
la gestación y por lo menos durante los tres primeros meses del em-
barazo. En aquellas mujeres que tienen antecedentes de un producto
previo con DTN, la dosificación es de 4 miligramos (4.0 mg) diaria-
mente, de uno a tres meses previos al embarazo y durante los tres
primeros meses de éste.
De 50-70% de los defectos del tubo neural pueden ser prevenidos
si una mujer consume diario suficiente ácido fólico antes de la con-
cepción y durante el primer trimestre de su embarazo. La evidencia
del beneficio del ácido fólico en la prevención de los defectos del tubo
neural, y otros que aparecen en el nacimiento, quedó establecida
desde 1992, y en este mismo año el servicio médico público de los
EUA (USPHS) recomendó que todas las mujeres en edad reproductiva
consumieran diario 400 μg de ácido fólico y para prevenir la recu-
rrencia de los defectos del tubo neural 4mg diarios. En 1996, la FDA
publicó reglamentos que obligan la adición de ácido fólico a panes,
cereales, harinas y otros productos de granos para ser enriquecidos.
Los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades repor-
taron en el año 2004 que desde la adición de ácido fólico a alimentos
basados en granos, la tasa de defectos del tubo neural se redujo 25%
en Estados Unidos.
En México, después de lo que se ha observado en los países de-
sarrollados respecto de la fortificación de ciertos alimentos con ácido
fólico, se ha iniciado una política para complementar ciertos alimen-
tos, pero no ha sido en las cantidades suficientes, por lo que los ser-
vicios de salud habrán de trabajar en otras alternativas de acción que
consideren la administración de ácido fólico a través de los periodos
preconcepcional y prenatal. Sin embargo, a pesar de que la mayoría de
las mujeres en edad reproductiva, o aquellas que desean embarazarse,
han oído hablar del ácido fólico, pocas saben que puede prevenir la es-
pina bífida y defectos del tubo neural y aún más bajo es el porcentaje
de mujeres que están enteradas de que el ácido fólico se debe tomar
desde antes del embarazo. Una revisión sistemática de 52 estudios, en
casi 20 países (principalmente occidentales) entre 1992 y 2001, repor-
taron que el uso del suplemento antes de la concepción se posicionaba
en un rango de 0.5% a 52%. Entre los factores predictores de uso redu-

350 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


cido estaban: el bajo nivel de educación, el embarazo no planeado, la
edad joven, el estado inmigrante y la ausencia de una pareja.
En nuestro estado, a través de los Centros de Salud dependien-
tes del Instituto de Salud del Estado de Aguascalientes (ISEA) se está
llevando a cabo una campaña de distribución de ácido fólico a toda
mujer en edad fértil (15 a 40 años) y a las mujeres embarazadas que
acuden al control prenatal, iniciada desde el año 2000 hasta la fecha.
La incidencia de defectos del tubo neural y labio y paladar hendidos
en el estado de Aguascalientes es de 357 (año 2000-2005), es decir,
2.28 por cada 1,000 recién nacidos vivos (RNV), siendo Cosío, el mu-
nicipio con la mayor tasa (4.8 por cada 1000 RNV) de recién nacidos
con estos defectos. Dentro de los defectos del tubo neural, el más fre-
cuente en el Estado es, en primer lugar, la anencefalia (231 casos de
2000 a 2005), seguido de la espina bífida y, finalmente, encefalocele y
mielomeningocele.
Con el progreso tecnológico continuo, seguirá la incorporación
de nuevos compuestos químicos al medio ambiente, por lo que des-
taca la importancia de entender las relaciones entre la exposición
in útero a los xenobióticos ambientales y el riesgo de mutagénesis,
carcinogénesis o teratogénesis química.

CARCINOGÉNESIS Y TERATOGÉNESIS QUÍMICA 351


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354 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


EPIGENÉTICA
Y MEDIO AMBIENTE 13
Dra. Brissia Lazalde Medina
Dr. Miguel A. Reyes Romero
Universidad Juárez del Estado de Durango
Introducción Muchas enfermedades humanas son causadas por factores ambien-
tales. Se acepta en la actualidad que una diversidad de sustancias
químicas que se encuentran en el ambiente pueden causar algunas
de estas enfermedades a través de cambios en el genoma, es decir, a
través de efectos genéticos. Sin embargo, los contaminantes quími-
cos en el ambiente también pueden causar efectos nocivos a través
de otras vías. Una de las áreas actuales con más rápido avance en
investigación en el área de toxicología corresponde al estudio de vías
epigenéticas que se encuentran vinculadas al desarrollo de altera-
ciones inducidas por sustancias químicas en los sistemas biológicos.
Así, una gran variedad de éstas tienen el potencial de producir efec-
tos adversos a través de mecanismos epigenéticos causando cambios
heredables en el genoma que dan lugar a alteraciones en el fenotipo.
La mutagénesis no es, pues, como usualmente se piensa, el único
mecanismo subyacente a las alteraciones inducidas por sustancias
químicas en el genoma que son heredables, ya que pueden tener una
base epigenética.

Mecanismos epigenéticos celulares y moleculares

Aunque la epigenética es considerada un área nueva en la medicina,


este término fue acuñado hace más de 60 años. Fue utilizado por
primera vez por Waddington para describir la idea de que el fenotipo,
es decir, las propiedades morfológicas y funcionales de un organismo,
surge secuencialmente de un programa definido por el genoma bajo la
influencia del ambiente del organismo; lo que ahora se conoce como
biología del desarrollo. Actualmente el término epigenética se refiere
a todos los cambios heredables en la expresión génica y organización
de la cromatina que son independientes de la secuencia del ADN.
La herencia epigenética es un mecanismo esencial que permite
la propagación estable del estado de actividad de los genes de una
generación de células a la siguiente. Todos los procesos de diferencia-
ción son desencadenados y mantenidos a través de mecanismos epi-
genéticos. Existen tres clases de información epigenética que puede
ser heredada a través de los cromosomas: la metilación del ADN, en
la cual la molécula de ADN es modificada por diferentes metiltrans-
ferasas de ADN (DNMTs); ARNs, ya sea no codificantes (XIST) o ARN

EPIGENÉTICA Y MEDIO AMBIENTE 357


de interferencia (RNAi) que mantienen el estado de transcripción gé-
nica en una forma heredable; modificaciones de histonas (cromatina)
que abarcan el mareaje postraduccional de histonas.
Las modificaciones epigenéticas ocurren debido a que el desarro-
llo tisular normal requiere la represión estable de genes cuya expre-
sión sea innecesaria de acuerdo con la especificidad de los distintos
tejidos. Este control de la expresión génica es una característica fun-
damental en el desarrollo de los mamíferos. Para mantener la repre-
sión estable de genes necesaria para el despliegue de programas de
desarrollo específicos de tejido, el estado epigenético debe heredarse
durante la división celular. La principal modificación epigenética en
mamíferos es la metilación de ADN, la cual provee el mecanismo epi-
genético más directo para el mantenimiento de la expresión contro-
lada de genes, en particular en humanos; otros niveles de regulación
epigenética son las modificaciones de las proteínas histonas, consti-
tuyentes de los nucleosomas y el ARN de interferencia.

Metilación de ADN

Es la modificación epigenética mejor conocida. En el ADN humano


alrededor de 3 ó 4% de las citosinas se encuentran metiladas. La me-
tilación del ADN ocurre en la posición del carbón 5 (C5) de la base
citosina que está localizada hacia 5' de la base guanosina formando
un dinucleótido CpG. La metilación de ADN mantiene a regiones no
codificantes en un estado transcripcionalmente inerte. La metilación
de ADN ocurre a nivel de las citosinas en secuencias CG (CpG). La
distribución de dinucleótidos CpG es altamente asimétrica. En el ge-
noma global, los dinucleótidos CpG se hallan espaciados (~1 CpG por
cada 100 pares de bases), pero se encuentran segmentos ricos en es-
tas secuencias conocidos como islas CpG (~1 CpG por cada 10 pares
de bases). Alrededor de la mitad de las regiones promotoras, sitios
donde comienza la transcripción de ADN en ARN, de los distintos ge-
nes contienen estas islas. Las citosinas en islas CpG se encuentran en
general desmetiladas a diferencia de los dinucleótidos CpG fuera de
las islas, que se encuentran fuertemente hipermetilados (-80%). La
desmetilación de sitios promotores se asocia a genes transcripcional-
mente activos, la metilación a genes silenciados.
Al inicio del desarrollo existen periodos de reprogramación de
los patrones de metilación del genoma. En general, una parte muy
sustancial del genoma se desmetila y después de algún tiempo se
remetila de una manera específica de célula o tejido. En las células
germinales se requiere una reprogramación que remueva la impronta
génica así como modificaciones epigenéticas adquiridas por in-
fluencia de factores genéticos y ambientales. Por la etapa embrionaria
en que las células germinales se establecen en las gónadas se borra el
patrón de metilación por algunos días (en ratón dos días), ocurriendo
entonces la remetilación. La misma ocurre más tempranamente en
la línea germinal masculina, en los oocitos ocurre después del naci-
miento (datos en ratones).
En el embrión, el patrón de metilación paterno es borrado de
inmediato después de la fertilización, el patrón materno es borrado
más gradualmente. Ambos son remetilados por el tiempo de la im-
plantación a diferentes magnitudes en linajes celulares embrionarios
y extraembrionarios. Durante este proceso los genes imprentados
metilados no se desmetilan y aquellos desmetilados no se metilan.

358 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


La metilación del ADN juega múltiples papeles en los procesos
celulares entre los que se incluye la regulación de la expresión géni-
ca. La metilación del ADN es mantenida durante la división celular
en el dinucleotido CpG, esto ocurre debido a que durante la repli-
cación semiconservativa, el dinucleotido CpG metilado en la hebra
de ADN original, se asocia con otro dinucleotido nuevo no metilado
sintetizado en la hebra hija, el cual es metilado por la enzima me-
tiltransferasa. La hipermetilación de la posición 5 de la citosina en
los dinucleótidos CpG dentro de las regiones promotoras se asocia
a heterocromatinización y represión de la expresión génica debido a
la afinidad disminuida de los factores de transcripción por los sitios
de reconocimiento. Además, algunos represores transcripcionales se
unen específicamente a residuos CpG metilados.
Una conexión importante entre el ambiente y la epigenética es
que la fuente de grupos metilo en esta reacción es la metionina, un
aminoácido esencial que es convertido a un estado donador de meti-
los biológicamente activo a través de una vía que involucra al ácido
fólico. En la Figura 13-1 se describen los factores involucrados en la
relación salud-enfermedad.

Figura 13-1. Los diversos padecimientos pueden deberse a factores


genéticos, ambientales o a una interacción de genes y ambiente, a
través de mecanismos de regulación epigenéticos.

Modificación de histonas

Otro nivel de regulación es la modificación covalente de histonas, las


proteínas asociadas a ADN, por metilación, acetilación, fosforilación
y ubiquitinación. La unidad fundamental de la cromatina eucariótica
es el nucleosoma, el cual contiene 146pb de ADN enrollado alrededor
de un octámero de histonas. Este octámero está formado por diferen-
tes tipos de proteínas histónicas nucleares: H2A, H2B, H3 y H4. Las
modificaciones químicas asociadas también incluyen la metilación,
pero en este caso también involucran a los aminoácidos arginina y
Usina, así como la fosforilación de serina, acetilación de Usina y ubi-
quitinación de Usina. Se ha sugerido que las modificaciones postra-
duccionales, como la acetilación, metilación y ubiquitinación en los
extremos N y C terminales de las histonas, tienen influencia en el
plegado de la cromatina y, por lo tanto, en la expresión génica.

EPIGENÉTICA Y MEDIO AMBIENTE 359


La acetilación de los residuos de lisina catalizada por enzimas
acetilasas de historias en la región N-terminal de las histonas H4 y
presumiblemente en H3 en las partículas centrales del nucleosoma,
limita las interacciones entre estos extremos y los residuos ácidos en
las histonas H2A/B en las partículas nucleares vecinas, favoreciendo la
cromatina abierta. En contraste, la condensación de cromatina resulta
de la desacetilación de estos residuos por deacetilasas de histonas.
Hasta la fecha han sido descubiertas más de 100 modificaciones
específicas de cromatina, algunas de las cuales existen en asociación
con genes transcritos activamente y otras con genes silenciados. La
relajación de los nucleosomas condensados es importante para la ac-
tividad génica, así como las proteínas que cooperan con los factores
de transcripción en la activación o silenciamiento de los genes a tra-
vés de la acetilación y desacetilación de histonas, respectivamente.
En general, un nivel incrementado en la acetilación de histonas con-
tribuye a la formación de un estado de cromatina abierta y transcrip-
ción génica, mientras que la disminución de la acetilación de histonas
contribuye a una cromatina cerrada y a represión transcripcional.

ARN de interferencia

El ARN de interferencia (ARNi) es el nombre genérico para un grupo


de moléculas de ARN de tamaño pequeño, menos de 30 bases de lon-
gitud, que controlan el silenciamiento transcripcional mitóticamente
heredable a través de una maquinaria compleja poco comprendida.
Las alteraciones de la maquinaria de ARNi resultan en alteraciones
en la función del centrómero de los cromosomas y en alteraciones
en la metilación de histonas. Asimismo se encuentran involucradas
en el silenciamiento de algunos genes improntados. El control epige-
nético de la expresión génica por vía de ARNi aún es poco conocido.
En el Cuadro 13-1 se describen los diferentes agentes y sus posibles
mecanismos de acción epigenética.

360 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Agente/exposición Mecanismo epigenético supuesto Gen blanco identificado

Ambiente

Unión preferencial de hidrocarburos aromáticos


Humo de tabaco CDKN2A, MGMT
del tabaco a los CpGs metilados.
Inhibición de acetilación de histonas, daño de CDKN2A (gen P15) CDKN2B,
Níquel
histonas "core" centrales. MLH1
Unión preferencial a lisinas metiladas o histonas RASSF1A.MGMT,
AFB1
modificadas dando lugar a daño al ADN. CDKN2A, SNSG
Inhibición de DNMTs (exposición aguda) incre-
Cadmio menta la actividad de DNMT (exposiciones DNMTs
crónicas).
Depleción de SAM que da lugar a hipometilación
Arsénico c-myc
global y activación de oncogenes.
Silenciamiento epigenétíco (mediado por meti-
Radiación ionizante P16
lación del ADN) de reguladores celulares clave.
Radiación UV Hipometilación global. -

Mediación de novo asociada con inflamación


Bacteria (H. pylori) -
crónica y proliferación celular.
Metilación del genoma viral, unión de proteínas
virales a promotores de genes del huésped,
VPH, VEB, HBV
cambios en los patrones de modificación de
-
cromatina, reclutamiento de HDACs.
Nutrición
Metabolitos del etanol (acetaldehído) actúan APC-la, CDKN2D (gen pl4),
Alcohol como cocarcinógenos con virus HBV/HCV, afla- CDKN2A, hMLHl, MGMT,
toxinas y obesidad. Depleción de SAM. RASSF1A, SFRP
Interrupción de silenciamiento heterocromático,
Dihidrocumarina -
inhibición de SIRT1.
Deficiencia de Alteración de metilación de ADN, alteración de
-
folatos (vitamina B9) modificación de histonas.

Cuadro 13-1. Mecanismos epigenéticos y factores ambientales,


dietéticos y de estilo de vida (Zdenko Herceg, 2007).

Epigenética y cáncer

Las diversas formas de cáncer son el resultado de interacciones de


factores genéticos, epigenéticos y ambientales. Se acepta en la ac-
tualidad que una sinergia entre los factores mencionados conduce
el avance del tumor desde sus estadios tempranos hasta los tardíos.
Los mecanismos epigenéticos juegan un papel central en muchas en-
fermedades humanas, no sólo en el cáncer. La comprensión de los
mecanismos epigenéticos es de gran importancia para la detección
temprana de tumores y la búsqueda de nuevos blancos a considerar
en la prevención de la enfermedad y el diseño de estrategias terapéu-
ticas; no obstante, dicha comprensión aún es muy incipiente.
En células cancerosas existe un silenciamiento anormal de ge-
nes. A la fecha, virtualmente todos los tipos de cáncer examinados
contienen hipermentilación de islas CpG en sitios promotores, y des-
metilación en regiones pobres en secuencias CpG. La alteración de la

EPIGENÉTICA Y MEDIO AMBIENTE 361


metilación de genes específicos en cáncer humano fue descubierta
por Andrew Feinberg y Bert Vogelstein en 1983.
De esta manera, a la vez que las islas CpG de sitios promotores
se hipermetilan, el genoma de las células cancerosas sufre una dra-
mática hipometilación global. Esta última contribuye a la carcinogé-
nesis a través de tres mecanismos: inestabilidad cromosómica, la cual
favorece la recombinación mitótica, la pérdida de la heterocigocidad
y rearreglos cariotípicamente detectables; reactivación de elementos
transponibles (transposones), los cuales reactivan ADN parásito in-
tragenómico que puede ser transcrito y transladado a otras regiones
alterando genes normales; pérdida de impronta, ya que la pérdida de
grupos metilo puede reactivar genes improntados, tales como H19/
IGF2, generando expresión bialélica. Los efectos biológicos de pérdida
de función de un gen son similares ya sea si son causados por hiper-
metilación de promotores o por mutación de regiones codificantes.
A la fecha, de los genes relacionados con cáncer, el número de
aquellos afectados por inactivación epigenética excede al número de
los inactivados por mutación. Muchos de los genes modificados por
hipermetilación de promotores tienen función de supresión de tumo-
res. De un modo operativo la diferencia entre mutación y alteración
epigenética es descomunal, la primera es irreversible, la segunda po-
tencialmente es reversible y la reactivación de su expresión pudiera
tener un profundo efecto antitumoral.
De este manera, la pérdida de la regulación epigenética de la
expresión génica juega un papel muy importante en la etiología del
cáncer. Los cambios epigenéticos más importantes incluyen la me-
tilación aberrante del ADN y alteraciones en las modificaciones de
histonas en la cromatina. Estos eventos epigenéticos pueden actuar
en conjunto para que se pierda la regulación en la expresión de genes
que tienen un papel importante en las funciones celulares normales.
La hipermetilación puede contribuir a la carcinogénesis por me-
dio del silenciamiento de genes supresores de tumor, mientras que la
hipometilación en los promotores de los oncogenes puede dar lugar
a su sobreexpresión. Asimismo, las citosinas metiladas pueden ser
puntos calientes mutacionales debido a que una deaminación espon-
tánea de la citosina metilada la convierte en timina, resultando una
transición citosina-timina.
Los sitios CpG metilados también pueden ser susceptibles de
ataque por algunos carcinógenos ambientales; por ejemplo, las gua-
ninas flanqueadas por citosinas metiladas en el gen p53 humano for-
man preferencialmente aductos con el diol-epóxido benzo[a]pireno.
Por otro parte, la hipometilación también puede dar lugar a un incre-
mento en las tasas de mutación, como se ha observado en las células
madre de embriones de ratón.
Los eventos epigenéticos juegan un papel muy importante en la
respuesta fisiológica normal a los estímulos ambientales que estable-
cen un patrón de expresión génica apropiada alterando el estado epi-
genético del genoma (Cuadro 13-1). En diferentes estudios clínicos y
epidemiológicos se ha evidenciado que los factores ambientales están
implicados en el desarrollo de una amplia variedad de enfermedades
crónico-degenerativas, y es muy probable que los cambios epigenéticos
contribuyan al desarrollo de este tipo de padecimientos inducidos por
sustancias en el ambiente, así como a defectos en el desarrollo, por
lo que los toxicólogos están dirigiendo su atención en la manera en
que los xenobióticos ambientales pueden ejercer su efecto tóxico por
medio de alteraciones epigenéticas. Las primeras evidencias molecu-

362 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


lares acerca de alteraciones epigenéticas inducidas por contaminan-
tes ambientales y su asociación con el desarrollo de enfermedades
degenerativas se derivaron de estudios con diversos tipos de cáncer.
Dentro de los factores ambientales que tienen un papel importante
en el desarrollo de cáncer en el humano se encuentran los car-
cinógenos químicos, como los que se encuentran en el humo del ci-
garro, contaminantes de los alimentos como la aflatoxina B1 (AFB1),
y carcinógenos físicos, como la radiación Ultravioleta (UV). Los estilos
de vida, como el tabaquismo, el consumo de alcohol y la exposición a
luz solar en exceso, también pueden contribuir al desarrollo de cán-
cer a través de este tipo de mecanismos.

Ejemplos de tóxicos ambientales con efectos epigenéticos

Arsénico

El arsénico inorgánico es un carcinógeno humano que es metilado


extensivamente durante su metabolismo. Las fuentes de exposición
a arsénico inorgánico incluyen agua contaminada, alimentos y aire.
La exposición al arsénico inorgánico se ha asociado a diferentes tu-
mores en humanos como cáncer de piel, pulmón, hígado, vejiga y
próstata.
El mecanismo de carcinogénesis inducida por arsénico no se co-
noce del todo, pero dado el papel que tiene la metilación en el meta-
bolismo del arsénico, la investigación se ha enfocado en los cambios
en el estado de metilación en genes relacionados con el cáncer. Se
ha observado que de la exposición crónica (18 semanas o más) a ar-
senito de sodio resulta una transformación maligna de TRL1215 en
células epiteliales de hígado de rata. Esta transformación parece es-
tar relacionada con depleción intracelular de los niveles S-adenosü-
metionina (SAM). SAM es requerido tanto para el metabolismo del
arsénico como para la metilación del ADN, su depleción en las cé-
lulas transformadas puede ser la causa de la hipometilación global
observada. La hipometilación de protooncogenes pudiera ser el me-
canismo de carcinogénesis en este caso, como se observó en estudios
posteriores en células TRL1215 expuestas a arsenito de sodio, en las
cuales se observó un incremento del protooncogen c-myc.
En otros estudios, se ha observado que la exposición de las células
al arsénico resulta en hipermetilación de genes específicos, incluyendo
el gen supresor de tumores p53. Debido a la controversia de los re-
sultados de estos estudios realizados con arsenito de sodio, las rela-
ciones de los mecanismos entre la exposición, metilación del ADN y
carcinogénesis no está bien esclarecido, sin embargo, la etiología del
cáncer inducido por arsénico puede ser multifactorial con diferentes
mecanismos de acción y diferentes sitios blanco.

Níquel

El níquel es un potente carcinógeno para humanos y animales. La ex-


posición ocupacional al níquel se ha asociado con un incremento en
el riesgo de cáncer de pulmón y nariz. A pesar de que las propiedades
carcinogénicas se conocen bien, el níquel es un mutágeno muy dé-
bil de acuerdo con ensayos hechos en roedores. Entonces este metal
puede actuar como un carcinógeno epigenético por alteración de la
expresión de algunos genes afectando la metilación del ADN y/o la
acetilación de histonas en una forma heredable.

EPIGENÉTICA Y MEDIO AMBIENTE 363


Los efectos epigenéticos del níquel fueron identificados por pri-
mera vez a través de una serie de experimentos en donde se obser-
vaba la influencia específica sobre la heterocromatina. Dentro del
núcleo, el níquel se une selectivamente a la heterocromatina. La pre-
ferencia del níquel por la heterocromatina surge de varios factores, se
ha propuesto que ésta forma un recubrimiento en la interfase del nú-
cleo y, por lo tanto, puede constituir el primer material que el níquel
encuentra al entrar al núcleo. La heterocromatina también exhibe
una relación alta proteína/ADN en comparación con la eucromatina,
por lo tanto, tiene un alto número de sitios de unión potenciales para
iones de níquel.
Los iones de magnesio son esenciales para el mantenimiento
de la heterocromatina en un estado condensado; los iones de níquel
pueden ser sustituidos por magnesio en los sistemas biológicos y, de
esta manera, alterar la estructura de la cromatina. En experimentos
conducidos in vitro, se ha demostrado que el níquel se une tanto a
proteínas histonas como a histonas dentro de la cromatina.
La unión del níquel a la heterocromatina puede jugar un pa-
pel importante en la transformación celular inducida por niquél. La
transformación de células CHO después de la exposición al níquel
es antagonizada por magnesio extracelular. Éste selectivamente su-
prime el daño inducido en la heterocromatina, lo que sugiere que el
daño heterocromático y la trasformación morfológica están asocia-
dos. La exposición al níquel resultó en descondensación de la cro-
matina y grandes deleciones en el brazo largo del cromosoma X en
células de embrión de hámster chino transformadas con níquel. La
restauración del cromosoma X tuvo como consecuencia que un alta
proporción de las células transformadas entraran a senescencia, lo
que sugiere que durante el proceso de transformación de las célu-
las inducido por níquel dio lugar a inactivación o deleción de genes
de senescencia. La senescencia en células transformadas con níquel
también se logró utilizando un inhibidor de la metilación de ADN 5-
azacitidina (5-AzaC). Este hecho fue la primera evidencia sugerente
del papel de la epigenética, en este caso hipermetilación de ADN, en
genes de senescencia en células transformadas con níquel. Posterior-
mente se propuso un modelo en donde la actividad carcinogénica del
níquel involucra la condensación de heterocromatina y la hipermeti-
lación del ADN, lo que resulta en silenciamiento epigenético de genes
supresores de tumores. Con relación a esto, se ha reportado que la
exposición al níquel está asociada a silenciamiento epigenético del
gen supresor de tumor pl6 y a tumorigénesis. El níquel también se
ha asociado a silenciamiento de la transcripción génica alterando los
patrones de acetilación de histonas.

Bisfenol A

El bisfenol A es un xenoestrógeno de amplio uso en la manufactura


de plástico de policarbonato y resinas epóxicas. Se encuentra presen-
te en muchos productos de uso común, tales como botellas de agua y
otras bebidas, biberones, etc. En varios estudios hechos en humanos
el bisfenol A se ha detectado hasta en 95% de muestras de orina, lo
que indica el uso amplio y la exposición a esta sustancia. De acuer-
do con estudios en roedores, el bisfenol A atraviesa la placenta y se
acumula en el feto después de la exposición materna por vía oral;
asimismo, se ha encontrado en estudios con roedores una asociación
entre la exposición pre o perinatal al bisfenol A y el aumento en la

364 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


frecuencia de cáncer de mama y próstata, función reproductiva al-
terada y otros efectos crónicos. En modelos murinos, la exposición
materna al bisfenol A mediante la dieta altera el fenotipo de la des-
cendencia ocasionado por una hipometilación del epigenoma, la cual
puede heredarse transgeneracionalmente.

Humo de tabaco

Los mecanismos a través de los cuales el humo del tabaco altera


patrones epigenéticos son desconocidos en su mayor parte. Se han
identificado no menos de 44 sustancias con potencial carcinogénico
in vivo e in vitro en el humo del tabaco. La carcinogénesis pulmonar
en fumadores se ha centrado en los hidrocarburos aromáticos poli-
cíclicos, principalmente el benzopireno, el cual puede dañar al ADN
al unirse preferencialmente a sitios CpG. Además, diversos estudios
demuestran que existe hipermetilación y silenciamiento de varios
genes como P16 y MGMT en el cáncer pulmonar. Asimismo, reciente-
mente se demostró que el humo del tabaco induce la expresión del
gen prometastásico SNCG, el cual no se expresa en tejidos normales,
induciendo la desmetilación de islas CpG en dicho gen.

Vinclozolín

El vinclozolín es un fungicida utilizado particularmente en los viñe-


dos. Esta sustancia ejerce efectos como interruptor de andrógenos.
En modelos animales, el vinclozolín produce alteraciones en el estado
de metilación del ADN, que persisten en la descendencia no expuesta
por varias generaciones. En un estudio experimental hecho con ratas,
la exposición transitoria en etapa embrionaria en el momento de la de-
terminación sexual, los animales adultos de la primera y hasta la cuarta
generación desarrollaron diversas enfermedades y anormalidades
tisulares, entre las que se incluyen: alteraciones prostéticas, renales,
inmunitarias y desarrollo de tumores. Los efectos transgeneraciona-
les observados se debieron en parte a alteraciones en la metilación
del ADN en la línea germinal masculina. Aunque la evidencia aún es
escasa e inconcluyente, estas observaciones sugieren una potencial
etiología epigenética en el desarrollo de diversos trastornos crónico
degenerativos.

Conclusiones

Los factores ambientales influyen en un gran número de mecanismos


moleculares de naturaleza epigenética y, en consecuencia, alteran el
riesgo de padecer diversas enfermedades. El conocimiento del efecto
potencial de sustancias químicas en la producción de alteraciones
epigenéticas y el análisis de estas últimas pudieran ser de utilidad
para detectar tempranamente posibles efectos tóxicos en sistemas
in vivo e in vitro y, asimismo, para seleccionar dosis apropiadas en
pruebas de toxicidad de diversas sustancias. Lo anterior sería de gran
utilidad para definir las condiciones en las cuales la exposición a di-
versas sustancias puede brindar seguridad a las personas y al am-
biente que las rodea.

EPIGENÉTICA Y MEDIO AMBIENTE 365


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366 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


EDUCACIÓN AMBIENTAL
14
LCN María Luisa Rodríguez Vázquez
Dr. Fernando Jaramillo Juárez
Universidad Autónoma de Aguascalientes
Introducción Desde que los seres humanos aparecieron en la Tierra han obtenido
materias primas o materiales de la naturaleza para elaborar
productos útiles que resuelvan sus necesidades y mejoren su calidad
de vida; estos materiales son transformados según el uso requerido
y retoman a la naturaleza como residuos. En este contexto, durante
las últimas décadas, los procesos de producción y transformación
de las industrias, las actividades de la agricultura tecnificada, las
explotaciones pecuarias, la deforestación, los desechos de los hogares,
etc., han contribuido a producir cambios adversos en el ambiente y
en el clima de nuestro planeta. Relacionado con lo anterior, los seres
humanos hemos disminuido progresivamente los recursos naturales
disponibles en diversos ecosistemas como las selvas, los bosques y los
mares; incluso, hemos invadido las áreas destinadas a la producción
de alimentos con el crecimiento anárquico y desmesurado de la po-
blación. Por ello, es triste y preocupante señalar que términos como
agujero de ozono, especies en peligro de extinción, calentamiento global y
contaminación ambiental se han integrado a nuestro lenguaje cotidiano.
Como consecuencia de estos problemas, actualmente tenemos la
necesidad vital de mejorar los sistemas de producción (tecnologías
limpias), suprimir la tala inmoderada de árboles, disminuir las emi-
siones de gases de efecto invernadero, así como implementar medi-
das adecuadas para el manejo, reciclamiento y disposición final de
nuestros desechos. Sin embargo, esto no es suficiente, ya que también
es muy importante adquirir conciencia del enorme reto que tene-
mos para encontrar nuevas formas de convivencia y sobrevivencia
que respeten y preserven nuestro ambiente. Al respecto, la educa-
ción ambiental tiene mucho que aportar y ha sido definida como: "la
educación orientada a enseñar el funcionamiento de los ambientes
naturales y, en particular, la forma en que los seres humanos pueden
cuidar los ecosistemas para vivir de forma sostenible, minimizando
la degradación, la contaminación del aire, agua o suelo, y las amena-
zas a la supervivencia de otras especies de plantas y animales".

EDUCACIÓN AMBIENTAL 369


Medio Ambiente

En los últimos 40 años, debido a los problemas ambientales, la eco-


logía como ciencia ha tenido avances significativos, aunque también
en el medio social se ha convertido en una moda utilizada para fines
personales o de grupo por partidos políticos y algunas organizacio-
nes no gubernamentales. En este contexto, los ciudadanos ajenos al
trabajo académico suelen preguntarse sí la ecología es una conduc-
ta ética, una filosofía de vida, la vuelta romántica a la naturaleza,
una serie de acciones destinadas a salvar a los animales del planeta
o un movimiento en contra del progreso y desarrollo. Sumado a lo
anterior, es frecuente que se confundan los conceptos de ecología y
ambiente.
La ecología, como ya se señaló en capítulos anteriores, es una
ciencia que estudia las relaciones entre los seres vivos y su hábitat;
como otras disciplinas, contribuye a comprender los problemas del
ambiente. La ecología como ciencia tiene un enfoque holístico (de
holos, "todo"), ya que intenta comprender los ecosistemas en su con-
junto, es decir, estudiando todos sus elementos e interacciones. El
término ecología fue acuñado y publicado por el visionario biólogo
alemán Ernest Haeckel (1869), en la obra Natürliche Schöpfungsgeschi-
chte; éste se deriva del vocablo griego oiκos que significa "casa" y λό
χος "conocimiento" (conocimiento de la casa o lugar donde vivimos).
Hacia 1950, los científicos introdujeron el concepto de "ecosistema"
como una unidad de estudio que comprende todas las interacciones
entre el medio físico y los organismos que en él habitan. En la década
de 1960, la ecología centró su mirada en el papel predominante que
los grupos humanos desempeñan en la biosfera. Se asumió la respon-
sabilidad que tiene la sociedad humana en la evolución, el equilibrio
y la conservación del ambiente.
El concepto de "ambiente" o "medio ambiente" proviene de las
ciencias naturales y hace referencia al sustrato donde se desarro-
llan los organismos vivos; incluye factores abióticos como la luz, la
temperatura, el agua y el aire. Esto supone un sistema complejo "re-
sultante de las interacciones entre los sistemas ecológicos, socioeco-
nómicos -susceptibles de provocar efectos sobre los seres vivos- y
las actividades humanas". Esto integra la dimensión natural-social-
económica. Gómez Orea (1991) sostiene que el medio ambiente es
el entorno vital, y lo define como el conjunto de factores físicos (na-
turales), económicos, sociales, culturales y estéticos que interactúan
entre sí, con el individuo y con la comunidad, determinando su forma,
carácter, relación y supervivencia. A su vez, el geógrafo Reboratti (1999)
plantea: que el ambiente es uno solo y la posibilidad de reconocer otros
corresponde a una alternativa metodológica, destinada a comprender
mejor un sistema complejo; o bien, recortarlo desde un punto de vista
territorial. Desde esta perspectiva, en la práctica didáctica de los te-
mas ambientales es válido considerar diversos ambientes que corres-
pondan con las variables que se necesitan recortar o focalizar. En los
textos escolares es frecuente identificar ambientes tan diversos como:
urbano, rural, árido, estepa, bosque tropical, alta montaña, litoral y
costero, entre otros. En todos los casos se trata de circunscribir en un
espacio delimitado aquel elemento que se presenta como dominante y,
con un propósito didáctico, establecer las relaciones que con él tienen
todos los otros componentes ambientales.

370 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Antecedentes de la Educación Ambiental

La educación a través de la historia, en especial en épocas de crisis,


se concibe como el mejor medio para buscar el perfeccionamiento
humano. Actualmente, la humanidad enfrenta una grave crisis pro-
vocada por la contaminación, el deterioro y la destrucción de nues-
tro hábitat que demanda cambios de pensamiento y de conducta.
Por ello, a través de la educación, y en particular la ambiental, se
busca formar seres activos para solucionar estos problemas; se in-
tenta moldear hombres diferentes, conscientes de la importancia de
su entorno. Se debe subrayar que nunca es demasiado tarde cuando
se trata de forjar hábitos y establecer nuevos comportamientos. Esto
ha sido un proceso continuo y permanente para los seres humanos a
través de su historia.
La educación ambiental enfocada al desarrollo sustentable (uso
razonado y equilibrado de los recursos naturales para evitar su ago-
tamiento y heredarlos a las generaciones futuras) promete encontrar
nuevas formas de convivencia en armonía y conservación de nuestro
medio ambiente. Por ello, debe ser un proceso de aprendizaje perma-
nente, basado en el respeto hacia todas las formas de vida y recursos
naturales, que fundamente valores y acciones encaminados a formar
seres humanos que preserven el ambiente y que estimulen la forma-
ción de sociedades justas y ecológicamente equilibradas (objetivos
difíciles de alcanzar bajo la explotación neoliberal contemporánea
del hombre y los recursos naturales). En este contexto, la educación
ambiental tiene la necesidad imperiosa de formalizar un programa
de trabajo que atienda esta problemática, la cual se ha intentado
manejar infructuosamente por medio de asignaturas aisladas, de la
educación no formal y de campañas realizadas por organismos ex-
traescolares.
Ahora bien, la preocupación creciente sobre las "cuestiones eco-
lógicas" y la transformación curricular del sistema educativo han fa-
vorecido el ingreso progresivo de los temas ambientales en las escue-
las. Sin embargo, éstos son analizados como un enunciado superficial
del problema y, en muchos casos, no se avanza más allá de lo que se
publica en los encabezados periodísticos, sin que se logre promover
en los estudiantes la comprensión adecuada de los problemas am-
bientales.

Desarrollo histórico

En los últimos tres siglos, la teoría educativa ha enfatizado el estudio


del medio ambiente como fuente de conocimiento y formación de
niños y jóvenes. Desde Juan Jacobo Rousseau (1712-1778), para quien
la naturaleza es nuestro primer maestro, hasta las actuales corrien-
tes pedagógicas, muchos educadores han insistido en la necesidad
de recurrir a la experiencia y al contacto con el entorno, como vía de
aprendizaje. Estas teorías ven en la naturaleza un importante recur-
so educativo.

En el panorama internacional

El término y, probablemente, el origen de la educación ambiental se


deba a Thomas Pritchard, quien lo propuso en una conferencia de la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, celebra-
da en París, en el año de 1948. En Europa, dentro del llamado movi-

EDUCACIÓN AMBIENTAL 371


miento "Escuela Nueva", los centros educativos incorporaron en ma-
yor o menor medida elementos que pudieran ser los antecedentes de
la educación ambiental, debido a que buscaban favorecer la relación
entre el niño y la naturaleza. Sin embargo, la educación ambiental
como práctica pedagógica inicia a partir de la segunda mitad del si-
glo XX, en particular desde la década de 1960, cuando los problemas
ecológicos provocados por el aumento de la población y el desarrollo
industrial fueron más evidentes.

La década de los setenta

En la década de 1970, el creciente deterioro ambiental fue identifi-


cado y considerado como una problemática global de la sociedad
contemporánea. En 1972, el Club de Roma publicó el informe de
Donella Meadows y colaboradores del MIT (Instituto Tecnológico de
Massachusetts), conocido como Los límites del crecimiento. En ese docu-
mento visionario se concluyó que, para el planeta Tierra, la ecuación
población-recursos entraría en crisis en pocos años y se alcanzaría
una situación dramática y extrema. El informe se elaboró con la apli-
cación de un modelo de simulación que incluyó variables "fundamen-
tales" del complejo sistema ambiental (el crecimiento de la población,
la producción industrial, de alimentos, la contaminación ambiental
y el uso de los recursos naturales no renovables), para poder evaluar
los límites y obstáculos físicos del crecimiento humano en el planeta.
También afirma que: "Se llegará a una situación límite en la que el ser
humano intentará comer y no podrá hacerlo por carecer de alimen-
to; querrá beber y el agua estará contaminada; pretenderá respirar
y el aire viciado lo intoxicará. Será el final de la especie humana, de
los animales y los vegetales". El carácter apocalíptico del documento
desencadenó un intenso debate internacional.
En el mismo año (1972), se celebró en Estocolmo, Suecia, la
Conferencia Mundial sobre el Medio Ambiente, organizada por la ONU.
Se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambien-
te (PNUMA) y se aprobó la Declaración de Principios sobre el Medio
Ambiente, que reflejó la gran importancia adquirida por la cuestión
ambiental en la agenda de trabajo del fin de siglo.
La creciente toma de conciencia sobre la magnitud de los pro-
blemas ambientales llevó a considerar que la educación constituía
un medio eficaz para modificar los hábitos y las actitudes que ge-
neran un impacto negativo en el ambiente. La convicción de que la
educación ambiental puede constituir una estrategia para el cambio
se instaló progresivamente en la comunidad internacional. Bajo este
contexto, en 1975 se elaboró la Carta de Belgrado (capital de la anti-
gua Yugoslavia) que definió líneas de trabajo, estableció el significado
de la acción ambiental, realizó aportes concretos sobre el papel de la
educación y proporcionó un marco teórico suficientemente preciso
que permitió esclarecer, en parte, la notoria confusión en las prácti-
cas educativas de esa época. Este documento plantea que: "La tarea
de los educadores no se debe limitar a difundir información sobre el
entorno y sus problemas, sino que consiste en motivar y capacitar a
las personas para que participen activamente en la solución y pre-
vención de los conflictos ambientales".
Con la intención de instalar la educación como estrategia para el
cambio, en 1977, la UNESCO y el PNUMA convocaron a la Conferencia
Intergubernamental sobre Educación Ambiental de Tbilisi (actual ca-
pital del estado de Georgia, ex Unión Soviética). Se considera que esta

372 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


conferencia fue el acontecimiento más significativo en la historia de
la educación ambiental, pues en ella se establecieron los criterios y
directrices que habrían de inspirar el desarrollo de este movimiento
educativo en las siguientes décadas. Asimismo, quedó establecido
que el propósito de la educación ambiental es "formar ciudadanos
conscientes de los problemas del medio ambiente, que posean cono-
cimientos, actitudes, deseos y aptitudes necesarios para trabajar de
manera individual y colectiva en la solución de los problemas actua-
les y en la prevención de los futuros". Para ello, la educación ambien-
tal se sustenta en los siguientes principios:
1. Considera al ambiente en su totalidad, tanto el natural como
aquél construido por el hombre, y en relación con este último,
los aspectos ecológicos, políticos, económicos, tecnológicos, so-
ciales y legislativos.
2. Constituye un proceso continuo que dura toda la vida.
3. Tiene un enfoque interdisciplinario y transversal.
4. Enfatiza la participación activa de la gente en la prevención y
solución de problemas ambientales.
5. Estudia las cuestiones ambientales a escala global y toma en
cuenta las diferencias regionales.
6. Analiza los procesos del desarrollo y crecimiento económico des-
de una perspectiva ambiental.
7. Promueve el valor de la cooperación en el ámbito local, nacional
e internacional.

Décadas de los ochenta y noventa

En los años de 1980 a 2000, el ambiente se deterioró en gran medida


y ocurrieron desastres ecológicos graves (Bhopal, Chemobyl, Exxon
Valdez, entre otros) con trágicas consecuencias socioambientales
que sacudieron a la opinión pública mundial. Además, se presenta-
ron otros problemas como la deforestación creciente, el cambio cli-
mático, las hambrunas en países subdesarrollados, las guerras con
enorme impacto en el equilibrio ecológico, el aumento de los flujos
migratorios y el problema de los refugiados en países africanos. Al
mismo tiempo, se acentuó el desequilibrio "Norte-Sur", como se dio
en llamar a la creciente brecha que separa los países ricos y pobres.
También se aumentaron las desigualdades socioeconómicas tanto
en los países industrializados como en los subdesarrollados.
En este contexto de mayor preocupación ambiental, y a veinte
años de la conferencia de Estocolmo, se planteó la necesidad de una
reflexión colectiva sobre las relaciones desarrollo-medio ambiente.
Para ello, en junio de 1992, se realizó la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD-ECO-92) en
Río de Janeiro (Brasil), que cristalizó con la incorporación de la cues-
tión ambiental como aspecto prioritario, tanto en las agendas de los
gobiernos como de las organizaciones sociales. Finalmente, se hizo
realidad la aspiración de los visionarios y utopistas de todos los tiem-
pos, así como la de los movimientos ecologistas de las últimas tres
décadas. Este hecho generó la necesidad de redefinir los aspectos am-
bientales, lo que entendemos por sustentabilidad y asumir posiciones
frente a las políticas socio-económico-culturales. ECO-92 se compuso
de dos foros de trabajo:
1. Cumbre de la Tierra (Jefes de Estado y Gobiernos): a) Declaración
de Río, b) Acuerdos entre los países (Convenio sobre la Diversi-
dad Biológica, Convenio Marco sobre el Cambio Climático y Con-

EDUCACIÓN AMBIENTAL 373


venio sobre Deforestación) y c) Agenda 21, programa de acción
que establece orientaciones precisas sobre política y estrategias
para la transición hacia modelos de desarrollo sustentable y co-
operación internacional.
2. Foro global o Cumbre Paralela (Sociedad Civil): a) Foros globales
y b) Tratado de Educación Ambiental para Sociedades Sustenta-
bles y Responsabilidad Global.

La Cumbre de la Tierra significó para los gobiernos el establecimien-


to de una nueva alianza mundial, a través de acuerdos internacionales
orientados a la protección e integridad del ambiente y el desarrollo sus-
tentable (Declaración de Río). La sociedad civil también alcanzó acuer-
dos y declaraciones de principios que se asentaron en varios documen-
tos y en 33 tratados aprobados en el Foro Global o Cumbre Paralela
de Río 92, realizada simultáneamente con la Cumbre de los Jefes de
Estado. Quedó claro una vez más que los intereses de los ciudadanos y
las organizaciones sociales no coinciden con los de los gobernantes.
Al respecto, las organizaciones sociales parten del reconocimien-
to de que existe una crisis planetaria global, basada en la sobrepro-
ducción y el consumo elevado para unos, así como el subconsumo y la
falta de oportunidades para la mayoría de los habitantes de este pla-
neta. Proponen como alternativas prioritarias de solución abolir el ac-
tual modelo de desarrollo económico (Tratado de Educación Ambien-
tal), así como atender a todos los que se encuentran en condiciones de
desventaja (Carta de la Tierra). Por su parte, los gobiernos asumen el
compromiso de proteger el medio ambiente y los recursos naturales
tanto de sus países como de los pueblos controlados política y eco-
nómicamente, pero no se comprometen a modificar las condiciones
de dependencia económica de los países en los que viven millones de
seres humanos (Declaración de Río).
Coincidiendo con la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro se ce-
lebró el Foro Global para discutir el Tratado de Educación Ambiental hacia
sociedades sustentabas y responsabilidad global. En su parte fundamental,
se trata de un conjunto de principios axiológicos, políticos, metodoló-
gicos y estratégicos para avanzar en la impostergable tarea de generar
valores, actitudes y comportamientos en consonancia con la cons-
trucción de una sociedad justa y un desarrollo económico sustenta-
ble y ecológicamente equilibrado. Este tratado fue elaborado por el
International Council For Adult Education (ICAE) y el Consejo de Edu-
cación de Adultos de América Latina (CEAAL), el cual debe adoptarse
como un instrumento educativo que sirva para debatir, en el seno de
la sociedad, la opción educativa y de desarrollo que se requiere para
enfrentar la actual crisis que ha provocado el modelo económico do-
minante (neoliberalismo).

El Protocolo de Kyoto

El 11 de diciembre de 1997, los países industrializados se comprome-


tieron, en la ciudad de Kyoto, a ejecutar un conjunto de acciones para
reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero. Los gobier-
nos que firmaron este pacto aceptaron reducir 5% de las emisiones
contaminantes entre los años 2008-2012, tomando como referencia
los niveles de 1990. El acuerdo entró en vigor el 16 de febrero de 2005,
después de su ratificación por parte de Rusia en noviembre de 2004.
Este protocolo es un acuerdo internacional cuyo objetivo es reducir
las emisiones de seis gases involucrados en el calentamiento

374 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


global: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hi-
drofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre
(SF6). Este documento legal forma parte del Convenio Marco de las Na-
ciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), suscrito en 1992
dentro de lo que se conoció como la cumbre de la Tierra de Río de
Janeiro.

La Cumbre de Johannesburgo

En el año 2002, los gobiernos de 191 países, empresarios y represen-


tantes de grupos ecologistas y sociales se reunieron en la Cumbre
de Johannesburgo (Sudáfrica) con el fin de analizar los avances y re-
trocesos sufridos por la humanidad, en el plano ambiental, desde la
Cumbre de Río y plantear las directrices para la próxima etapa. A
manera de recordatorio, la Carta de la Tierra se incluyó en la agenda
de la Cumbre de Río 92 y su adopción por parte de los gobiernos fue,
en aquel momento, uno de los hechos más esperados, precisamente
porque reunía las condiciones para constituirse en el "cimiento ético"
del Programa 21. Pero no hubo acuerdo y en su lugar se adoptó la
Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y Desarrollo.
También en la Cumbre de Johannesburgo se intentó legitimar
su contenido por parte de los distintos gobiernos presentes, pero ello
no fue posible. Sin embargo, el impacto de la Carta sobre distintos
movimientos sociales experimentó un gran ascenso y el apoyo a dicho
documento ha crecido desde entonces. Por lo tanto, ésta tiene un alcan-
ce inmediato y significativo para la cooperación entre las comunidades
locales, a las que ofrece principios, criterios y pautas orientadoras para
conciliar el desarrollo local con el equilibrio global. El objetivo final que
plantea la Carta es: "Respetar y proteger la Tierra como un hogar seguro
para la humanidad y todos los seres vivos".

La educación ambiental

Hablar de educación ambiental es hablar de un concepto muy amplio


que no sólo abarca la protección de los ecosistemas, sino que aborda
también las dinámicas sociales, políticas, económicas y culturales
(valores, creencias, actitudes, hábitos, etc.); los modelos de produc-
ción y consumo actuales; así como la explotación de los recursos na-
turales. Por ello, la educación ambiental trata de concientizar a la
población humana sobre los problemas ambientales que están con-
duciendo al agotamiento de los recursos, a la distribución irregular
de los mismos y a la exclusión social de etnias en riesgo de desapa-
recer. En este contexto, según Paulo Freiré, y desde una perspectiva
holística, la educación ambiental es entendida como una praxis; como
un proceso de concientización, de desarrollo de capacidades para ana-
lizar crítica y comprometidamente el entorno social y natural; como
un proceso permanente para generar conceptos y capacidades que
permitan comprender, evaluar y transformar las relaciones hombre-
naturaleza-sociedad, para construir un medio ambiente armónico y
mejorar la calidad de vida de todos los seres que habitan en este
planeta.
La educación ambiental tiene como campo de trabajo desarro-
llar conceptos para analizar y comprender en su totalidad al mismo.
En este sentido, tiene como eje articulador e integrador al medio am-
biente, el cual es, de manera natural, un punto de convergencia para
diversos enfoques teóricos y disciplinarios. Desde esta perspectiva, se

EDUCACIÓN AMBIENTAL 375


puede definir la educación ambiental como "el resultado de una re-
orientación y articulación de diversas disciplinas y experiencias edu-
cativas que faciliten la percepción integrada del medio ambiente". La
educación ambiental no se reduce ni se limita al ámbito escolar, sino
que constituye un espectro mucho más amplio en donde se incluye
la educación no formal. Por lo tanto, ésta tendrá como objetivo lograr
que el hombre, a partir de una mejor comprensión de su medio, se
incorpore al proceso de búsqueda y elaboración de nuevos modelos
de desarrollo social cuyo eje central sea el equilibrio y la relación ar-
mónica entre los sistemas social y natural.
Conociendo sus principios fundamentales, las distintas corrien-
tes y enfoques educativos permiten al profesional de la educación
ubicar su práctica docente, eligiendo la metodología más adecuada
para lograr los objetivos educativos. Dado que el propósito central de
la educación ambiental consiste en adquirir valores, actitudes y la
comprensión de los temas ambientales, es necesario tener un con-
cepto bien definido de este proceso intelectual.
Existen diferentes corrientes psicológicas que explican e investi-
gan la conducta de los individuos con el medio ambiente. En el con-
texto sociocultural de los años sesenta, se promovió la consolidación
progresiva de la psicología ambiental como rama de la psicología
social. La psicología ambiental estudia e investiga la naturaleza de
la interdependencia de los individuos y su entorno, en términos de
espacio personal y conducta territorial. Proshansky (1978) atribuye el
establecimiento de "relaciones empíricas y teóricas entre la experien-
cia y la conducta del individuo y su medio construido". Por su parte,
Holahan (1982) la entiende como "un área de la psicología cuyo foco
de investigaciones es la interrelación entre el medio ambiente físico y
la experiencia y conductas humanas".
La psicología ambiental no sólo maneja variables del ambiente
físico, sino que manipula o analiza el ambiente a través de formas
fundamentales como variables independiente y dependiente. Dentro
de la variable independiente, el ambiente es tratado con una triple
consideración: ambiente natural, construido o fabricado, y ambiente
social y cultural. El segundo modo de analizar el ambiente, como va-
riable dependiente, consiste en investigar los efectos de la conducta
humana sobre la calidad del ambiente: conservación de la energía,
comportamiento no contaminante, planificación familiar, etcétera.
En este contexto, las cuatro grandes orientaciones teóricas vi-
gentes de la psicología ambiental son: la cognitiva, la conductual, la
fenomenológica y la ecológica. La teoría cognitiva postula que el in-
dividuo construye su propio conocimiento, el cual se genera como
resultado de las interacciones de su estado de ánimo, su medio am-
biente y sus conocimientos previos. Esta construcción es el resultado
de la representación inicial de la información y de la actividad (ex-
tema o interna) que desarrollamos al respecto. Esto significa que el
aprendizaje no es un proceso sencillo de transmisión, internalización
y acumulación de conocimientos, sino un proceso activo por parte
del alumno que integra, extiende e interpreta, utilizando como re-
cursos la experiencia y la información recibida. La teoría conductual,
de inspiración naturalista, utiliza fundamentalmente los métodos de
observación y su interés principal se centra en el alcance, intensidad
y frecuencia de las interacciones organismo-ambiente en la vida co-
tidiana. La respuesta conductual es el principal medio de adaptación
al ambiente y cuestiona que las variables cognitivas y afectivas influ-
yan en la conducta de modo simple y unidireccional.

376 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


La fenomenología, mediante la visión "empalica", describe cua-
litativamente las dimensiones de la conducta y la experiencia, bus-
cando lo esencial de los fenómenos. Es decir, si la fenomenología es
la descripción de lo evidente, entonces podemos ir de evidencia en
evidencia hasta redondear nuestros conocimientos del fenómeno hu-
mano. La fenomenología ha estudiado la naturaleza de la relación per-
sona-ambiente en términos de ser en el mundo. La psicología ecológica
considera que es posible hacer predicciones a partir de un ambiente
estable y ordenado. Sostiene también que el ambiente y la conducta
son interdependientes, formando lo que se denomina un escenario de
conducta; precisamente éste es el concepto clave de la teoría. El esce-
nario de conducta es un sistema limitado, autorregulado y ordenado,
compuesto de elementos humanos y no humanos, reemplazables, que
interactúan de modo sincronizado para ejecutar una secuencia orde-
nada de acontecimientos, llamada programa del escenario.

Pedagogía de la educación ambiental

La pedagogía se compone de dos elementos importantes: el teórico y


el metodológico. El elemento teórico constituye la base que orienta
o conduce al elemento metodológico, es decir, a los propósitos y las
actividades. Por esa razón, es importante que la educación ambiental
adquiera una metodología de enseñanza y aprendizaje, que a partir
de la participación individual y colectiva, permita el logro de una vi-
sión global de la realidad; que el estudiante y el maestro se integren
como entes sociales al trabajo cotidiano, para transformar su entorno
social y natural, partiendo de la capacidad de modificar su conducta y
formas de interactuar con el medio ambiente del cual forman parte.
La educación ambiental plantea grandes retos y por eso se re-
quieren profesionistas conscientes y con formación científica sólida,
capaces de actuar con imaginación y creatividad en la construcción
de los métodos de enseñanza que la problemática educativa reclama.
Al respecto, se debe recordar que: a) el método de enseñanza no es
un proceso lineal y único que se aplique a las distintas situaciones
que se presentan en la práctica docente, y b) tampoco es una serie
de pasos o prescripciones inalterables que deben seguirse indiscrimi-
nadamente en el trabajo educativo; por el contarlo, es en la práctica
de la actividad docente donde se define el método a seguir, el cual se
estructura en función de las características y complejidad del hecho
educativo, ubicado en un ámbito espacio-tiempo determinado. De
esta manera, con la educación ambiental se pretende lograr que las
personas sean capaces de apropiarse y construir o reconstruir una
cultura de conservación, defensa y mejoramiento del medio ambien-
te. Por lo tanto, el reto de los educadores es la adopción de un enfoque
multidisciplinario y de un compromiso social, basado en una práctica
crítica, de seguimiento y vigilancia, al cumplimiento de los acuerdos
sobre la protección del ambiente.
La corriente ambientalista refuerza el sentido naturalista de la
educación, ya que revalora el ambiente, no desde el discurso utópico,
sino desde la realidad de la práctica escolar; subraya el interés, desde
el ámbito de la teoría educativa por la pedagogía ambiental. Tam-
bién, desde posiciones más próximas a la Teoría de la Enseñanza, es
importante estudiar la forma en la que el medio ha ido perfilándose
como un valor (o principio) metodológico de importancia capital. Así,
se deben considerar, a nivel teórico, las concepciones del desarrollo

EDUCACIÓN AMBIENTAL 377


cognitivo y del aprendizaje y, a nivel práctico, la demanda de la rela-
ción con el entorno.
En este contexto, la ecología ha establecido una nueva metodo-
logía científica que el biólogo Joel de Rosnay calificó como aproxima-
ción sistemática, ya que, a diferencia del método analítico, no aísla al
sujeto de estudio sino que intenta considerar las interacciones en
que se encuentra inmerso. Así, el enfoque de sistemas, o conjunto de
elementos relacionados entre sí, es una metodología útil para estu-
diar la realidad de nuestro entorno. Al mismo tiempo, este enfoque
permite solucionar problemas o, en todo caso, intervenir en una reali-
dad desde la óptica de la interdependencia de la acción. La aplicación
de este enfoque en los temas pedagógicos ya no es una novedad para
analizar situaciones reales y prácticas.
Por lo tanto, se puede decir que la pedagogía ambiental enfocada
hacia el conocimiento de la relación del medio ambiente y los pro-
cesos educativos, podría desembocar en procedimientos útiles para
modificar o influir en los procesos naturales, de acuerdo a objetivos
preestablecidos. En cambio, la educación ambiental es un plantea-
miento formativo que se asienta, fundamentalmente, en la protec-
ción y regeneración del medio ambiente.

La realidad

Los mensajes más comunes sobre el medio ambiente generalmen-


te llegan a las escuelas a través de los formatos de vídeos, carteles,
anuncios o historietas. Las clásicas campañas de recolección de la-
tas, plástico o papel reciclable, así como el recorrido por los jardines
botánicos o por las plantas de tratamiento de aguas residuales se
convierten en una moda y se desnaturaliza su objetivo. Por lo tanto,
la complejidad de los problemas ambientales se reduce con frecuen-
cia a "clases especiales" o temas aislados abordados apretadamente
para no dejar de lado el "tema ecológico".
En general, se desconoce la forma de promover un verdadero
compromiso de cambio de actitudes de los estudiantes en relación
con la protección del medio ambiente. Esto puede deberse a que los
docentes se encuentran ante el dilema de incorporar temas que la so-
ciedad demanda, pero que no estuvieron presentes en su formación
académica; de esta manera se enfrentan al desafío de enseñar lo que
no aprendieron. Por ello, "juntar o recolectar desperdicios" se convier-
te en un propósito que no siempre está fundamentado en una prácti-
ca escolar, contextualizada por un antes y un después, ni encuadrado
en una secuencia didáctica que permita reflexionar y alcanzar una
visión crítica de nuestras acciones cotidianas y evaluar su impacto
en el ambiente.

La educación ambiental como formadora


de sociedades responsables

Los cambios necesarios en la educación deben relacionarse con la


necesidad de proteger la naturaleza, adoptando acciones que eviten
o disminuyan la severidad de las crisis que amenazan el futuro del
planeta. Como consecuencia del modelo socioeconómico dominante,
basado en la explotación inmoderada del hombre y de los recursos
naturales, han aparecido problemas que no contribuyen a solucionar
los de nuestro ambiente: el aumento de la pobreza, la pérdida de
valores éticos (hace años se impartían y fomentaban en la materia

378 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


llamada civismo), la acumulación de la riqueza en pocas manos, la
lucha por el poder político, la apatía de los individuos hacia el cuida-
do ambiental y su poca participación en la construcción de un futuro
menos adverso para las nuevas generaciones, entre otras. Por ello,
y sin caer en utopías, se considera que la educación ambiental debe
generar, con urgencia, cambios en la calidad de vida y mayor con-
ciencia ecológica en la conducta personal y colectiva. No debemos
olvidar que "la educación es un derecho universal" y que, por ello,
todos debemos ser educados y podemos ser educadores.

Principios de la educación ambiental

1. Debe estar basada en el pensamiento crítico e innovador (en


cualquier tiempo y lugar) que promueva la transformación o
construcción de una sociedad responsable con su entorno.
2. Debe formar ciudadanos con una conciencia local y global, en
los ámbitos político-económicos y ambientales.
3. Está basada en valores necesarios para la transformación social.
4. Debe tener una perspectiva holística enfocada a la relación entre
el ser humano, la naturaleza y el universo.
5. Debe estimular la solidaridad, la igualdad y el respeto a los dere-
chos humanos, valiéndose de estrategias democráticas y la interac-
ción de las culturas.
6. Debe analizar de manera sistemática los problemas globales
adversos, identificando causas e interrelaciones, en su contexto
social e histórico; particularmente, los aspectos primordiales re-
lacionados con el desarrollo y el medio ambiente como: aumento
de la población, democracia, hambre, degradación de la ñora y la
fauna, etcétera.
7. Debe recuperar y reconocer la historia de los pueblos indígenas,
así como promover y respetar la diversidad cultural, lingüística
y ecológica.
8. Debe valorar y estimular las diferentes formas de conocimiento.
9. Debe promover la cooperación y el diálogo entre los individuos y
las instituciones, con la finalidad de crear nuevos modos de vida,
que satisfagan las necesidades básicas de todos, sin distinciones
étnicas, de sexo, religión o clase.
10. Requiere democratizar los medios de comunicación masiva y su
compromiso con los intereses de todos los sectores de la socie-
dad. La comunicación es un derecho inalienable y los medios
de comunicación deben ser transformados en un instrumento
privilegiado de la educación.
11. Debe integrar conocimientos, aptitudes, valores, actitudes y ac-
ciones.
12. Debe contribuir a desarrollar una conciencia de respeto hacia
todas las formas de vida de este planeta, valorando sus ciclos
vitales e imponiendo límites a su explotación por los seres hu-
manos.

La educación ambiental en el panorama nacional

En México, los antecedentes de la Educación Ambiental pueden ana-


lizarse como esfuerzos diversos que en su momento constituyeron
propuestas a las necesidades en la materia. Al respecto, se señala lo
siguiente:

EDUCACIÓN AMBIENTAL 379


a) El Sistema Educativo Nacional está regido por el Artículo 3° de la
Constitución Política de la Estados Unidos Mexicanos (1917), en
donde se describe el marco filosófico y político de la educación
que imparte el Estado mexicano y que textualmente señala: "La
educación que imparte el estado, tenderá a desarrollar armóni-
camente todas las facultades del ser humano..."; y en la fracción
II, inciso b: "atenderá a la comprensión de nuestros problemas
y al aprovechamiento de nuestros recursos naturales en forma
ordenada".
b) El documento llamado Resolución de Chetumal (1974: 18) indica
dentro de los objetivos de la Educación Media Básica: "1.15 in-
tensificarla formación del educando, en cuanto a la significación
auténtica de los problemas demográficos, a la urgente necesidad
de proteger y conservar los recursos naturales y de conservar el
equilibrio ecológico".
c) La Ley Federal de Educación (1974: 52) textualmente señala: "Si
bien a las disciplinas políticas, científicas y tecnológicas se les
puede señalar un valor universal, nuestra tendencia será usarlas
en medida de su validez. Por eso la preocupación de contribuir a
preservar el equilibrio ecológico que, además es obligación cons-
titucional. Necesitamos entender que la preservación del am-
biente en que vivimos, atañe a todos los habitantes del planeta,
pues comprendemos que forma parte de un todo relacionado, ya
que la explotación racional de los recursos naturales está ínti-
mamente ligada a una redistribución de los bienes materiales y
culturales".
d) El Plan Nacional de Desarrollo 1983-1988 plantea lo siguiente:
"en el aspecto social será necesario desarrollar programas de
educación ambiental a diferentes niveles y dirigidos a distintas
regiones del país, considerando que México es un mosaico de cul-
turas y condiciones ecológicas. Por lo que las soluciones de la pro-
blemática ecológica dependen en gran medida de la participación
activa y consciente de todos los sectores de la población, sien-
do necesario realizar acciones de educación ambiental a través
de un proceso continuo y permanente que inicie en el grado de
preescolar y siga a lo largo de las diferentes etapas del sistema
educativo formal".
e) En la primera mitad de la década de 1980, se creó la Subsecreta-
ría de Ecología (actualmente Secretaría de Medio Ambiente y Re-
cursos Naturales) y dentro de su estructura orgánica la Dirección
de Educación Ambiental. Ésta impulsa la educación ambiental
basándose en tres líneas de acción: la educación ambiental for-
mal (SEP), la educación ambiental no formal y la formación de
maestros promotores de la educación ambiental en distintos ni-
veles y escenarios.
f) En el Plan Nacional de Desarrollo de 1989-1994 se señala: "La
educación deberá incluir, cada vez más, contenidos orientados a
la creación de una nueva cultura ecológica que detenga la des-
trucción del medio ambiente y garantice la cooperación de la
población en las acciones del mejoramiento ambiental".
g) La Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente
(Artículo 39) establece: "Las autoridades competentes promo-
verán la incorporación de contenidos ecológicos en los diversos
ciclos educativos, especialmente en el nivel básico, así como la
formación cultural de la niñez y la juventud. Asimismo, propor-

380 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


donará el fortalecimiento de la conciencia ecológica, a través de
los medios de comunicación masiva".
h) En el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006 se describe: "El Eje-
cutivo Federal reconoce el valor intrínseco de la medida a favor
del medio ambiente y la protección de los recursos naturales.
También, en el plano internacional, la importancia de la Agenda
21 como elemento rector de los compromisos de México con la
comunidad internacional y como referencia para la acción am-
biental en nuestro país".

EDUCACIÓN AMBIENTAL 381


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EDUCACIÓN AMBIENTAL 383


GLOSARIO

Dra. Ana Rosa Rincón Sánchez


Dra. María Cristina Islas Carbajal
CUCS-Universidad de Guadalajara

Dra. Selene Guadalupe Huerta Olvera


Hospital Civil de Guadalajara "Juan I. Menchaca", Jalisco, México
A

Acumulación. Retenciones sucesivas de una sustancia por un orga-


nismo, un órgano o una parte del medio ambiente, que conducen a
un aumento de la cantidad o la concentración de la sustancia en los
mismos.

Aguda, exposición. Exposiciones o efectos a corto plazo. 1) En toxico-


logia experimental, estudios de corta duración, normalmente de 24
h, de dos semanas o menos, iniciados por la administración de una
dosis única. 2) En clínica médica, patología súbita y severa con curso
rápido.

Agente alquilante. Sustancia que introduce un grupo alquilo (cade-


na lineal) en un compuesto. Por extensión se aplica también a otros
grupos moleculares.

Agonista. Sustancia que se une a receptores biológicos, que normal-


mente responden a sustancias endógenas y origina una respuesta.

Ambiental, estándares de calidad (EQS). Concentraciones de una


sustancia que no deberían superarse en un sistema ambiental; se
expresan a menudo como medias ponderadas en el tiempo para pe-
riodos determinados.

Ambiental, objetivos de calidad (EQO). Se refieren a la protección


de aspectos particulares del medio, expresados en términos cualita-
tivos.

Ambiental, protección. 1) Acciones dirigidas a evitar o minimizar los


efectos adversos sobre el medio ambiente. 2) Conjunto de medidas
que incluyen: monitorización de la contaminación, desarrollo y prác-
tica de principios de protección ambiental (legales, técnicos e higiéni-
cos), así como cuantificación, control y comunicación del riesgo.

Ambiental, monitorización. Determinación sistemática, continua o


repetida, de sustancias en el ambiente, para evaluar la exposición

GLOSARIO 387
y el riesgo, por comparación con valores apropiados de referencia
basados en el conocimiento de las relaciones probables entre la ex-
posición ambiental y los efectos adversos resultantes.

Ambiente. Lo que rodea o cerca. Conjunto de las condiciones e in-


fluencias externas a las que está sometido, en un determinado mo-
mento, el sistema sujeto de estudio.

Ambiente ocupacional. Condiciones que rodean el lugar de trabajo.

Ames, prueba de. Un medio rápido de detectar la acción carcinógena


de xenobióticos midiendo su capacidad para inducir mutaciones en
la bacteria Salmonella.

Antagonista. 1) Sustancia que disminuye el efecto inducido por un


agonista. 2) Sustancia que se une y bloquea los receptores celulares
que normalmente se enlazan a sustancias endógenas del organismo.

Antropogénicas. Producidas por el hombre, es decir, originados por


las actividades humanas.

Argiria. Situación patológica caracterizada por una pigmentación gri-


sazulada o negra en tejidos (piel, retina, mucosas, dientes, órganos
internos) causada por acumulación de plata metálica, consecuente a
la reducción de compuestos de plata absorbidos de forma crónica.

Asbestosis. Forma de neumoconiosis causada por inhalación de fi-


bras de asbesto.

Bagazosis. Enfermedad pulmonar producida por inhalación de fibras


de la caña de azúcar (bagazo) enmohecida o heno (pulmón de granje-
ro); al parecer, los mohos producen una glucoproteína sensibilizante.
Se presenta disnea, fiebre y granulomatosis.

Beriliosis. Enfermedad pulmonar severa y usualmente permanente,


ocasionada por inhalación de berilio.

Bioacumulación. Aumento progresivo de la cantidad de una sustan-


cia en un organismo, debido a que la velocidad de absorción supera
la velocidad de eliminación.

Bioacumulación, potencial de. Capacidad de un organismo para con-


centrar una sustancia directamente desde el medio ambiente o indi-
rectamente a través de los alimentos.

Bioconcentración. Proceso por el cual una sustancia alcanza en un


organismo una concentración mayor que la que existe en el ambien-
te al que está expuesto.

Biomagnificación. Secuencia de procesos que aumentan la concen-


tración de una sustancia en un organismo, con respecto a la del me-
dio que se lo aporta. Se suele aplicar a los ecosistemas más que a los
individuos.

388 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Biomarcador. Indicador que señala un acontecimiento o situación
en una muestra o sistema biológico y proporciona una medida de la
exposición, el efecto o la susceptibilidad hacia un tóxico.

Biotransformación. Cualquier transformación química de una sus-


tancia producida por organismos vivos o por preparaciones obteni-
das de éstos.

Cianogénico. Compuesto capaz de liberar el ion cianuro; por ejem-


plo, el glucósido amigdalina del hueso de melocotón y albaricoque.

Citocromo P-450. Hemoproteínas que forman la mayor parte de las


enzimas que realizan las monooxigenaciones bioquímicas. El térmi-
no abarca un gran número de isoenzimas que son codificadas por
una superfamilia de genes.

Citotóxico. Que produce daño a la función o a la estructura celular.

Clastogénesis. Rotura de cromosomas y/o consecuente ganancia,


pérdida o reordenación de los fragmentos cromosómicos.

Cloracné. Erupción acneiforme causada por la exposición ante sus-


tancias químicas, principalmente cloradas, como los bifenilos poli-
clorados o la tetracloro-dibenzo-p-dioxina.

Concentración efectiva media (CE50). Concentración de una sustancia,


calculada estadísticamente, que se espera produzca un determinado
efecto en 50% de los organismos de experimentación de una
población dada, bajo un conjunto de condiciones definidas.

Concentración estimada de exposición (CEE). Concentración de una


sustancia a la que un organismo está expuesto, medida o calculada
en relación a la unidad de masa del medio en el que se encuentra,
considerando todas las fuentes y vías de exposición.

Concentración letal (CL). Concentración de una sustancia tóxica en


un medio que causa la muerte después de un cierto periodo de ex-
posición.

Concentración letal absoluta (CL100). Concentración de una sustancia


que mata la totalidad (100%) de los organismos ensayados, bajo con-
diciones definidas.

Concentración letal media (CL50). Concentración de una sustancia en


el medio, calculada estadísticamente, que mata 50% de los organis-
mos de una población, bajo un conjunto de condiciones definidas.

Contaminante primario. Cualquier materia indeseable (sólida, líquida


o gaseosa) presente en el medio ambiente; la cualidad de "indeseable"
está determinada por su concentración. Se denomina contaminante
primario al emitido directamente por una fuente y contaminante se-
cundario al que se forma posteriormente en el medio.

GLOSARIO 389
Cronotoxicología. Estudio de la influencia de los ritmos biológicos
sobre la toxicidad de las sustancias.

Diana (biológica). Población, organismo, órgano, tejido, célula o cons-


tituyente celular sobre el que ejerce su acción un agente físico, quí-
mico o biológico.

Dosis letal media (DL50). Dosis de un xenobiótico, calculada estadísti-


camente, con la que se espera que muera 50% de los organismos de
una población bajo un conjunto de condiciones definidas.

Dosis tóxica. Cantidad de una sustancia que produce intoxicación


sin que llegue a ser letal.

Ecotoxicología. Estudio de los efectos tóxicos de los agentes físicos y


químicos sobre las poblaciones y comunidades de los ecosistemas;
abarca las formas de transferencia de estos agentes y sus interaccio-
nes con el ambiente.

Efecto tóxico, indicador integral de. Parámetro general (como peso


corporal, temperatura, etc.) que puede manifestar cambios en un or-
ganismo expuesto a sustancias tóxicas.

Embriotoxicidad. Capacidad de una sustancia para producir efectos


tóxicos en la progenie durante el primer periodo de la preñez, des-
de la concepción hasta el estado fetal. Estos efectos pueden incluir
malformaciones, disfunciones, alteraciones del crecimiento, muerte
prenatal y funciones postnatales alteradas.

Emisión, límite de. Valor máximo permisible de descarga de una sus-


tancia al medio.

Ensayos. 1) En toxicología analítica: análisis cualitativo o cuantitativo


por aplicación de métodos establecidos y la comparación de los resul-
tados con estándares previstos. 2) En toxicología experimental: eva-
luación de los efectos tóxicos potenciales de las sustancias mediante
su aplicación a diferentes dosis, a organismos apropiados o sistemas
biológicos por vías adecuadas de exposición o administración.

Ensayo de carcinogenicidad. Estudio a largo plazo (crónico) diseñado


para identificar cualquier posible efecto carcinógeno de una sustancia.

Ensayo de maximización en cobayo (de Magnusson y Kligman).


Prueba cutánea ampliamente usada para detectar posibles alérgenos
por contacto; se considera un método útil para identificar agentes
sensibilizantes fuertes o moderados para el hombre.

Ensayo de toxicidad. Estudio experimental de los efectos adversos de


una sustancia sobre un organismo vivo, durante un tiempo determi-
nado y condiciones definidas.

390 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


Ensayo de toxicidad aguda. Estudio experimental para determinar
los efectos adversos que pueden aparecer en un tiempo corto (usual-
mente dos semanas) después de administrar una dosis única de una
sustancia, o de varias dosis administradas en un periodo de 24 h.

Ensayo de toxicidad crónica. Estudio en el cual se observan organis-


mos a lo largo de una gran parte de su vida, durante y después de la
exposición a la sustancia que se ensaya.

Evidencia tóxica. Grado en el que los datos científicos disponibles


apoyan la hipótesis de que una sustancia causa un efecto tóxico de-
terminado.

Exposición ocupacional. Exposición a sustancias, radiaciones, etc., pre-


sentes en el ambiente laboral u otras condiciones durante el trabajo.

Factor de bioconcentración (FBC). Medida de la capacidad de una


sustancia presente en un medio para acumularse en los tejidos de
los organismos. Se calcula como cociente entre la concentración de
la sustancia en los tejidos; entre el equilibrio y la concentración en el
medio. Se produce acumulación cuando FBC es mayor que 1.

Fertilidad, tóxico para la. Produce anormalidades en las funciones


reproductoras de machos o hembras, o trastorna la capacidad repro-
ductora.

Fluorosis esquelética. Osteoesclerosis y fragilidad ocasionada por un


depósito excesivo del ion fluoruro en los huesos.

Fototoxicidad. Reacción adversa, fundamentalmente en la piel, oca-


sionada al actuar la luz sobre los xenobióticos absorbidos que se
transforman en compuestos reactivos citotóxicos.

Genotoxicidad. Capacidad para causar daño al material genético; el


daño puede ser de tipo mutágeno o carcinógeno.

Higiene ocupacional. Identificación, valoración y control de los agen-


tes fisicoquímicos y biológicos que, en el ambiente de trabajo, pue-
den afectar la salud o el bienestar de los empleados y la vecindad.

Hormesis. Efecto beneficioso de una sustancia (hormetina) a dosis


bajas, que se comporta como tóxica a dosis más altas.

Impacto de salud ambiental, medida. Estimación de los efectos ad-


versos sobre la salud o los riesgos de exposición como consecuencia
de cambios previstos en el ambiente.

GLOSARIO 391
Incertidumbre, factor de. Valor utilizado para extrapolar los datos
obtenidos con animales de experimentación al hombre o de un grupo
de individuos a la población general; por ejemplo, valor aplicado al
nivel sin efecto observable (NOEL) o al nivel sin efecto adverso obser-
vable (NOAEL) para deducir una ingesta diaria admisible o una dosis
de referencia.

Ingesta diaria admisible (IDA). Estimación de la cantidad total de


una sustancia o elemento químico contenida en los alimentos y/o
agua de bebida, expresada respecto a la masa corporal (mg/kg), que
puede ser ingerida diariamente durante toda la vida, sin riesgo apre-
ciable para la salud. Para el cálculo por persona, se considera un peso
medio de 60 kg. La IDA se emplea normalmente para aditivos alimen-
tarios; para los contaminantes se utiliza la ingesta diaria o semanal
tolerable.

Inmunotoxicología. Estudio de los mecanismos por los que los xeno-


bióticos que alteran el sistema inmunológico (estimulan, deprimen o
desvían) producen efectos adversos.

Itai-itai. Enfermedad observada en Japón, posiblemente a consecuen-


cia del consumo de arroz contaminado con cadmio, incluye: lesión
renal, trastornos cardiovasculares y osteoarticulares, estos últimos
muy dolorosos (itai en japonés, significa: dolor).

Límites de exposición, valores guía de. Concentraciones científica-


mente determinadas de los contaminantes ambientales, las cuales
al no ser superadas aseguran una calidad aceptable del aire, agua y
alimentos, sin temor de que generen efectos adversos.

MAC. Concentración máxima aceptable. Éste es un estándar de On-


tario para el agua potable relacionado con la salud, establecido para
contaminantes que tienen o se sospecha que tienen efectos adversos
sobre la salud, cuando se supera una cierta concentración. La canti-
dad de tiempo que el MAC puede superarse sin daños para la salud
dependerá de la naturaleza y concentración del parámetro.

Monitorización. Observación continua o repetida, medida y evaluación


de la salud y/o datos ambientales o técnicos, con una finalidad concre-
ta, de acuerdo con los esquemas preestablecidos de espacio y tiempo,
con utilización de métodos comparables para la recolección y estima-
ción de los datos. La evaluación requiere la comparación con valores
de referencia apropiados, basados en el conocimiento de la probable
relación entre la exposición ambiental y los efectos adversos.

Monitorización biológica. Valoración continua o repetida de sustan-


cias potencialmente tóxicas o de sus metabolitos, o de sus efectos en
tejidos, secreciones, excreciones, aire espirado o cualquiera de sus
combinaciones, con el objetivo de evaluar la exposición ambiental u
ocupacional y su riesgo para la salud, por comparación con valores
apropiados de referencia.

Monooxigenasa. Enzima que cataliza las reacciones entre un com-


puesto orgánico y el oxígeno molecular, en las que un átomo de la

392 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


molécula de oxígeno se incorpora al compuesto y el otro se reduce a
agua. Estas enzimas están implicadas en el metabolismo de muchos
compuestos endógenos y extraños al organismo, y se forman tanto
productos inactivos como con actividad diferente o incrementada.
Son los principales catalizadores de las reacciones de fase I del meta-
bolismo de xenobióticos que se realizan en el retículo endoplásmico
o microsomas.

Neumoconiosis. Literalmente "partículas de polvo en los pulmones".


Enfermedad pulmonar producida por inhalación de partículas orgá-
nicas o inorgánicas, que son retenidas en el tejido pulmonar, a veces
con la participación de un proceso inmunitario. Las hay no ñbrogéni-
cas, en las que no se produce reacción del tejido (por hierro, estaño,
bario, carbón, etc.), y fibrogénicas (debidas a sílice, asbestos, talcos,
etcétera).

Neurotóxico. Sustancia química capaz de producir un efecto adverso


sobre el sistema nervioso central y periférico.

Nivel mínimo de efecto adverso observable (LOAEL, en inglés). La


menor concentración o cantidad de una sustancia que, según la ob-
servación o experimentación, causa cualquier modificación indesea-
ble en un organismo.

Nivel sin efecto adverso observable (NOAEL, en inglés). La máxima


concentración o nivel de una sustancia, encontrada experimental-
mente o por observación, que no causa alteraciones adversas detec-
tables en la morfología, capacidad funcional, crecimiento, desarrollo
o duración de la vida de los organismos receptores (diana), bajo con-
diciones definidas de exposición.

Número CAS. (Chemical Abstract Service). Es un número atribuido


a una sustancia por la Sociedad Química-USA y aceptado universal-
mente para la identificación precisa de una sustancia química espe-
cífica. El número CAS es específico para cada isómero y para cada sal
de cada isómero.

PEL. Límite de exposición permisible. Es la cantidad máxima o con-


centración de un producto químico a la que un trabajador puede estar
expuesto según las normas de la OSHA (Administración de Seguridad
y Salud Ocupacional); es establecida bajo el Código de Regulaciones
Federales (Título 29, Sección 1910). Los PEL pueden definirse de dos
formas, como ha sido discutido en la regulación OSHA de contami-
nantes del aire (1910.1000): a) valores techo. Este límite de exposición
no debe ser excedido en ningún momento. A veces se denota con la
letra C (del inglés ceiling, que significa: techo), y b) medias pondera-
das de 8 horas (TWA). Son un valor medio de exposición durante un
turno de 8 horas. Los niveles TWA normalmente son más bajos que
los valores techo. De esta forma, un trabajador puede estar expuesto
a un nivel más alto que el TWA durante parte del día (pero más bajo
que el valor techo), siempre y cuando la exposición sea con valores
por debajo del TWA durante el resto del día.

GLOSARIO 393
Peligro, evaluación. Establecimiento de las relaciones cualitativas y
cuantitativas entre el peligro y el beneficio, mediante un complejo
proceso en el que se determine el significado del peligro identificado
y se enfrente al posible beneficio; puede posteriormente conducir a
una evaluación del riesgo.

Reciclado (de desechos). Proceso que permite la recuperación de una


parte de un desecho para material reutilizable o para energía.

Referencia, individuo de. Persona seleccionada, con unos criterios


definidos, con fines comparativos en un estudio clínico.

Riesgo atribuible. Diferencia entre el riesgo debido a cierto efecto ad-


verso que aparece en presencia de una sustancia y el mismo riesgo
en ausencia de la sustancia.

Salud ambiental. Salud humana y su influencia por el medio am-


biente, incluyendo los medios técnicos y administrativos para mejo-
rar el ambiente humano desde el punto de vista de la salud.

Seguridad. Inversa del riesgo; práctica certeza de que, en condicio-


nes definidas, no se derivará daño de un peligro. 1) En farmacología:
garantía de que puede utilizarse una sustancia, en la cantidad ne-
cesaria y para un determinado propósito, con mínimo riesgo para la
salud. 2) En toxicología: elevada probabilidad de que la exposición
a una sustancia, en condiciones definidas de cantidad y forma, que
minimicen la exposición, no producirá daño.

Siderosis. 1) Neumoconiosis producida por inhalación de polvo de


hierro o sus compuestos. 2) Exceso de hierro en orina (hemosiderina),
sangre o tejidos.

STEL. Límite de exposición a corto plazo. El STEL de una sustancia


es definido por la Conferencia Americana de Higienistas Industriales
Gubernamentales (American Conference of Govemmental Industrial
Hygienists, ACGIH) como la concentración de dicha sustancia a la
cual los trabajadores pueden estar expuestos continuamente duran-
te un corto periodo de tiempo sin sufrir de: 1. Irritación, 2. Daño cró-
nico o irreversible a los tejidos y 3. Narcosis de suficiente gravedad
como para elevar la posibilidad de daños accidentales, dificultar el
autorrescate o reducir materialmente la eficiencia en el trabajo. Ge-
neralmente, los STEL sólo se usan cuando se han constatado efectos
tóxicos de exposiciones agudas altas (de corto plazo) tanto en huma-
nos como en animales. Un STEL no es un límite de exposición inde-
pendiente y separado, sino que complementa los límites promedio
ponderados en el tiempo para los cuales hay efectos graves reconoci-
dos de una sustancia cuyos efectos tóxicos son generalmente cróni-
cos (de largo plazo) en la naturaleza.

Sumidero. En química ambiental, zona del medio en la cual, se sepa-


ra del medio uno o más contaminantes por mecanismos fisicoquími-
cos naturales (fotodescomposición, absorción, etcétera).

394 TOXICOLOGÍA AMBIENTAL


T

Test de Draize. Ensayo que evalúa la capacidad potencial de las sus-


tancias para producir irritación y corrosión dérmica u ocular, tras
exposición local; generalmente se realiza sobre conejo (casi exclusi-
vamente el albino de Nueva Zelanda), aunque se hayan usado otros
modelos animales.

TLV. Valor límite umbral. Son valores guía preparados por la Con-
ferencia Americana de Higienistas Industriales Gubernamentales
(American Conference of Governmental Industrial Hygienists, AC-
GIH) para ayudar a los higienistas industriales a tomar decisiones
relacionadas con niveles seguros de exposición a diferentes peligros
que se encuentran en el lugar de trabajo. Un TLV refleja el nivel de
exposición que el trabajador típico puede experimentar sin un riesgo
razonable de enfermedad o daño.

Tolerancia. 1) Capacidad de un organismo para soportar dosis noci-


vas de una sustancia sin sufrir efectos adversos. 2) Capacidad de un
organismo para sobrevivir en presencia de una sustancia tóxica: se
puede adquirir aumento de la tolerancia por adaptación a exposición
constante o incrementada. 3) Estado adaptativo caracterizado por dis-
minución de los efectos de determinadas dosis de una sustancia; tiene
interés en terapéutica, drogadicción, toxicología alimentaria, ocupa-
cional y ambiental.

Toxicidad aguda. Capacidad de una sustancia para producir efectos


adversos dentro de un corto plazo de tiempo (usualmente hasta 14
días) después de la administración de una dosis única (o una exposi-
ción dada) o tras dosis exposiciones múltiples en 24 h.

Toxicidad crónica. Capacidad de una sustancia para producir efectos


adversos consecuentes a una exposición prolongada; éstos pueden
aparecer durante o después de interrumpida la exposición.

Tóxico. Cualquier agente químico o físico capaz de producir un efecto


adverso para la salud. Todos los agentes físicos y químicos son tóxicos
potenciales, ya que su acción depende de la dosis y de las circunstan-
cias individuales y ambientales.

Toxicovigilancia. Proceso activo de identificación, investigación y


evaluación de efectos tóxicos que aparezcan sobre la población, con
el objetivo de tomar medidas para reducir o controlar la exposición a
las sustancias que los produzcan.

Vida media biológica (t½). Tiempo requerido para que la cantidad


de una sustancia presente en un sistema biológico se reduzca a la
mitad, predominantemente por procesos biológicos, cuando el ritmo
de eliminación es aproximadamente exponencial.

Vida media de eliminación (t½). Periodo que tarda el organismo en


disminuir a la mitad la concentración sanguínea de una sustancia.

GLOSARIO 395
ERRNVPHGLFRVRUJ

Toxicología Ambiental

Se terminó de imprimir en noviembre de 2009


en Corporativo Gráfico
Filemón Alonso No. 210
Cd. Industrial
C. P. 20290
Aguascalientes, Ags.
con un tiraje de 1,000 ejemplares

El cuidado del diseño y de la edición


estuvo a cargo del Departamento Editorial
de la Universidad Autónoma de Aguascalientes

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