Texto bíblico: Romanos 7:21 Introducción: Cuando eres joven, te ves expuesto a muchas tentaciones. Tal vez te surjan continuamente situaciones en las que te veas tentado a hacer cosas que no debes. Puede que te veas tentado con frecuencia a fumar, ver pornografía, beber Alcohol, tener sexo, consumir marihuana, etc. Si algo de esto te atrae ¡tranquilo! Eso es una muestra de que estas vivo. No creas que por ser tentado ya no puedes ser cristiano y que Dios te va a odiar. El que seas tentado no significa que seas pecador. Te conviertes en un pecador cuando cedes a la tentación, no cuando eres tentado. Cuando venga a tu vida la tentación piensa que tú puedes aprender a controlar y vencer esos malos deseos con la ayuda del Espíritu Santo. Para conseguirlo te servirá mucho saber por qué estas prácticas te resultan tentadoras. Hay tres factores que entran en juego en la tentación. Veámoslos uno a uno: 1. La imperfección: Como todos los seres humanos, tú eres imperfecto. Todos pecamos, todos preferimos lo malo a lo bueno. Hasta cristianos maduros lo reconocen con franqueza. El apóstol Pablo dijo: “yo quiero hacer lo bueno, pero siempre termino haciendo lo malo (Romanos 7:21, paráfrasis). Esto demuestra que hasta el más santo de los santos debe luchar contra los deseos de la carne. La clave para la victoria es no darle muchas vueltas a esos malos deseos, pues la biblia dice que si le damos mucha vuelta al asunto podemos terminar cediendo (Santiago 1:15). 2. El entorno: Las tentaciones aparecen por todas partes, por ejemplo, en la escuela o universidad, la gente habla todo el tiempo de tener sexo o consumir drogas. Además la televisión y el cine muestran estas cosas como algo sublime y fascinante. Casi nunca te muestran el lado negativo. 3. Los deseos propios de tu edad: En 2 Timoteo 2:22 se habla de los deseos que acompañan a la juventud. Entre estos están la necesidad de ser aceptados y de tener una identidad propia. Estos deseos no son malos en sí mismos. Pero si no los controlas, pueden hacerte más difícil resistir las tentaciones. Por ejemplo, en tu afán de reafirmar tu identidad, podrías terminar yendo en contra de los valores que te enseñaron tus padres. Cómo resistir: Hay que reconocer que estos tres factores pueden ejercer mucha presión, pero no tienen por qué dominarte. ¿Qué te ayudara a no caer? En primer lugar, identifica cuál es tu mayor tentación (fumar, beber alcohol, consumir drogas, ver pornografía, tener relaciones sexuales, etc.). Luego pregúntate: “¿en qué momento es más probable que surja?” (cuando estas en el colegio, cuando estas solo, cuando navegas por internet, cuando estas con tus amigos, etc.). Si sabes cuándo se te puede presentar una tentación, te será más fácil evitarla.
1 ¿Cómo puedes resistir la tentación? Iglesia JESER
Ahora que ya tienes claro cuál es tu mayor tentación y cuándo se te
presenta con mayor frecuencia, estás listo para poner manos a la obra. Es fundamental que encuentres la forma de limitar o mejor aún, eliminar las posibilidades de encontrarte en esa situación. Por ejemplo, si al salir de la escuela unos compañeros suelen presionarte para que fumes, cambia de recorrido para no encontrártelos. O si te llega pornografías a través de internet, bloquea a quien te la mande e instala programas que impidan el acceso a sitios pornográficos. Por supuesto, no siempre podrás impedir que te surja alguna tentación. Lo más probable es que ya hayas caído muchas veces en la tentación. Tranquilo, el Espíritu Santo te puede levantar, limpiar y restaurar. Y una vez que él lo haga de seguro te llegara otra tentación cuando menos lo esperes. ¿Qué puedes hacer entonces? Prepárate: Cuando Jesús fue tentado por Satanás, rechazo al instante todas sus propuestas (Marcos 1:13). ¿Qué lo ayudo? Haberse resuelto de antemano a obedecer a su Padre en todo momento (Juan 8:28-29). Él hablaba en serio cuando dijo que el vino a hacer la voluntad del Padre (Juan 6:38). Ahora es tu turno. Siempre recuerda que, cuando cedes a las tentaciones, te conviertes en esclavo de tus deseos (Tito 3:3). ¿Te parece que ganaras algo si estos te controlan? Demuestra que eres maduro siendo tú el que los controle (Colosenses 3:5). Y una última sugerencia: pídele a Dios que te de fuerzas para seguir resistiendo las tentaciones.