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Síndrome del Cuidador: una forma de Burnout.

¿Qué es el Burnout?
Es un padecimiento que a grandes rasgos consiste en una respuesta prolongada
de estrés en una persona que vive factores estresantes emocionales. Se lo usa
frecuentemente en el ámbito laboral.

El Síndrome del Cuidador surge en aquellas personas que desempeñan el rol de


cuidador principal de una persona en situación de
dependencia. Se caracteriza por un agotamiento tanto
físico como mental, con un cuadro parecido al del estrés
laboral o “Burnout”.

En la mayoría de los casos, la decisión de convertirse en


cuidador suele venir impuesta por las circunstancias, y no por un proceso de
toma de decisiones. Por tanto, las personas que afrontan, de forma repentina,
una situación nueva para la que no estaban preparados (y que además consume
una gran parte de su tiempo, energías y economías) hasta el punto de llegar a
convertirse en el centro de su vida, pueden padecer del Síndrome del Cuidador.

Algunos de los cambios que se producen en su vida a corto y largo plazo:

 Relaciones familiares (surgen nuevos roles, obligaciones, conflictos,…)


 Laborales (abandono o absentismo, incremento de gastos,…)
 Tiempo libre (disminución del tiempo dedicado al ocio, a las relaciones
interpersonales,…)
 Salud (problemas de cansancio, alteración del sueño y del apetito, …)
 Cambios en el estado de ánimo (sentimientos de tristeza, irritabilidad,
culpabilidad, preocupación, ansiedad, estrés…)

En muchas ocasiones, el conflicto surge por la incapacidad de poder satisfacer


todas las necesidades del enfermo, y luego las necesidades familiares y las
personales. Es muy habitual que el cuidador renuncie a áreas de su vida social
y laboral dado a las necesidades que requiere la persona que se encuentra a su
cuidado.

Es importante que los familiares y amigos del cuidador principal presten atención
una serie de síntomas que pueden ser indicios de este trastorno:

 Mayor irritabilidad y conductas de “agresividad” contra los demás


 Tensión contra los cuidadores auxiliares (“porque no atienden al enfermo
correctamente”)
 Sintomatología depresiva o ansiosa.
 Impaciencia con la persona al cuidado.
 Aislamiento social.
 Problemas físicos: dolores de cabeza, angustia, problemas gástricos,
palpitaciones…
Tan importante es cuidar como que nos cuidemos a nosotros mismos; esto nos
permitirá seguir prestando ayuda en las mejores condiciones posibles, sin llegar
a quemarnos.

Es fundamental que:

 Busque momentos para relajarse. Hay una relación entre la tensión


interior y las señales de su cuerpo, como la tensión o incluso otras
enfermedades físicas. Cuando usted está nervioso/a su cuerpo se tensa.
Es habitual notar como un nudo en el estómago, una opresión en el pecho,
o tensa la mandíbula o las cervicales, o que su cara enrojezca, etc.
 Descanse y duerma lo suficiente.
 Organice su tiempo de forma que siga realizando algunas de las
actividades y hobbies que siempre le han gustado (ir al cine, pasear, ir al
gimnasio, hacer punto,…).
 Aprenda a pedir ayuda y a delegar funciones. Es imposible que usted
pueda hacerlo absolutamente todo y que sin ayuda, usted pueda llevar a
cabo todas las cosas que hacía antes de cuidar a su familiar.
 No se sienta culpable por reírse o pasarlo bien, si usted es feliz le será
más fácil sobrellevar la situación. Acuda al humor como una herramienta
terapéutica.
 Cuide de su aspecto físico, esto contribuirá con su bienestar psicológico.
 Evite auto-medicarse.
 Comunique y exprese sus sentimientos a los demás familiares y amigos.
 Llegue a acuerdos. Todos los miembros deben colaborar en el cuidado
del familiar dependiente.
 Sea asertivo. Es importante tratar a la persona dependiente y al resto de
familiares de forma amable. Así, se evitarán malentendidos y todo el
mundo estará más dispuesto a ayudar. No es necesario tampoco ser muy
sumiso.
 Trabaje la empatía. Al ponernos en el lugar del otro es más fácil ayudarle,
comprendiendo su punto de vista y entendiendo su conducta.
 Maneje sus emociones. Hay que saber controlar sentimientos como la ira
o la frustración.
 Trabaje la estimulación cognitiva, física y funcional de las personas
dependientes. Para ello, es necesario realizar prácticas de lectura con
ellas, hablar de hechos cotidianos para que tengan noción de la realidad
y recordar viejas historias y reminiscencias que estimulen su memoria,
que realicen sus actividades básicas de la vida diaria, etc.
 Diga “no” a las demandas excesivas de la persona dependiente.

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