You are on page 1of 2

Viviendo con una sola meta

"Prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo
Jesús" (Filipenses 3:12).

El apóstol Pablo se puede tener como un ejemplo a seguir. Sin embargo aquí
vemos a este siervo ejemplar reconociendo que aún le faltaba mucho por llegar
a lo que Dios esperaba de el. Su meta no había sido establecida por sus ideas o
por su trayectoria.

En los versículos anteriores (4-…11), vemos a Pablo hablando sobre sus


cualidades. Conocemos su historia, dice que era hebreo de hebreo, en cuanto a
ley era fariseo, (la más rígida de las sectas de la religión judía). Eso quiere decir
que Pablo, como él dice, era irreprensible.

Pero Pablo no se veía importante por estas cosas. De hecho estas cosas no
eran importantes tampoco. Para él el alcanzar lo que Cristo quería para su vida
era lo más importante. ¿Para qué Cristo lo había llamado? ¿Para tener un gran
ministerio? ¿Para hacer viajes misioneros? ¿Para qué?

Su meta era llegar a ser como Cristo. La meta de todo cristiano debe ser la
misma "asir aquello" para lo cual fue "asido por Cristo Jesús". ¿Qué es "aquello"
para lo que Cristo nos ha llamado? ¿Es ir lejos a evangelizar tribus paganas, o
apoyar para que otros vayan? ¿Es predicar la Palabra a multitudes, o es
susurrar nuestro testimonio en el oído de personas más cercanas? ¿Es lo
grande allá, o lo pequeño acá? ¿Tomará nuestra gran obra sólo unos días o
toda una larga vida? No importa lo que sea, ni cuánto tiempo nos tome; lo que
importa es asir aquello para lo cual fuimos asidos por Cristo Jesús.

Si vemos la vida de Pablo podemos entender para qué Cristo lo tomó. Pablo era
de un carácter altanero, egoísta, impositivo y otras cosas más. ¿Cómo sabemos
eso? Cristo acusaba a los judíos de muchas cosas. Les decía hipócritas, ciegos,
abusivos, ladrones, y cosas semejantes. Pablo era como ellos. Dice que Pablo
era irreprensible en cuanto a la ley.
Pero se dio con el Rey de reyes y Señor de señores. Tuvo un encuentro con
Cristo, y su vida ya no pudo seguir igual. Tuvo que ser transformado a la manera
que Cristo quería que él fuera. Ya no era altanero, ya no era hipócrita, ya no
hacia las cosas por su propio beneficio. Ahora Pablo se había convertido en una
reflexión de la persona de Jesucristo.

Pablo había dedicado su vida a dejar que Cristo fuera formado en el, en
parecerse a Cristo en todas las maneras posibles. Su temperamento fue
transformado, sus motivaciones fueron transformadas, su manera de vivir fueron
transformadas, su manera de pensar fue transformada. Todo fue transformado,
todo se parecía más a Cristo.

Podríamos pensar que todo lo tiene que hacer el Señor, pero Pablo dice que el,
el proseguía por ver si lograba alcanzar aquello para lo que Cristo lo había
asido.

Eso habla de compromiso personal. No solo quiero ser como Cristo, sino que
pongo toda mi vida a la disposición del Señor para que El se forme en mi vida. El
domingo pasado orábamos para que fuéramos nosotros mismos instrumentos
útiles en las manos del Señor. No solo para que nos use en su obra
evangelistica, sino que nos use aún más en la obra que Dios está haciendo en
nosotros mismos.

Que no seamos, nosotros mismos, obstáculos a la obra que Dios está haciendo
en nosotros.

Esto debiera ser nuestra única comida, nuestro desvelo y nuestra meta. Nada
debería apartarnos de este objetivo. Si cumplimos nuestro objetivo nuestra
carrera estaría concluida y nuestros ojos podrían cerrarse en paz. Sabiendo que
veremos al Señor en gloria y que pasaremos la eternidad delante de Su
presencia.

You might also like