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Lucero Pachón

UNA APRENDIZ QUE VUELA MUY ALTO

Por Alvaro Jiménez Díaz

Volar es alegría, es magia... y una manera de acercarse a la verdad. Para todos


aquellos que desean romper las barreras cotidianas, abrazar la libertad y montar en sus
alas hacia la aventura y el descubrimiento.

Presentación de “El don de Volar”, una historia que eleva el espíritu y enciende el corazón,
frases que, además, reflejan la personalidad y pueden ser la inspiración de una pequeña
gran mujer, Lucero Pachón Monroy, lectora habitual de Richard Bach, Tecnóloga Egresada
del Sena, Centro Metalmecánico.

Ese espíritu aventurero lo ha tenido desde que cursaba sus primeros años de estudio, el
Liceo Campestre Santa Teresita la tuvo como Personera cuando cursaba quinto de
primaria, siempre izó bandera. Ese liderazgo lo acentuó cuando ingresó al Colegio Militar
JJ Rondón, la meta que se propuso era llegar al grado de brigadier, lo logró hasta graduarse
como Bachiller Técnico con Orientación Militar.

Richard Bach la seguía inspirando, Juan Salvador, una gaviota, quería ser totalmente
distinta a los demás, quería aprender a volar, volar lo más rápido posible y llegar muy alto,
Pero el sueño de Lucerito de ingresar a la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez
(EMAVI) de Cali quedó en eso: un sueño. Dos centímetros de estatura le faltaron para
llegar a ser oficial de la Fuerza Aérea Colombiana.

Para volar y llegar muy alto hizo un curso de piloto privado de ultraliviano y así comenzó a
sentir la sensación de volar. La carrera que inició de Ingeniería Aeronáutica tan sólo llegó
a la mitad de camino, de los cinco semestres cursados le quedó el gusto por el saber hacer
y el deseo de manejar equipos de Control Numérico Computarizado (CNC).

Paralelamente a sus estudios universitarios hizo parte de un equipo de profesionales


aeronáuticos a través de la Fundación Máquinas Voladoras, quienes emprendieron la
construcción de un planeador ultraliviano GOAT, idea original desarrollada en California,
única aeronave de este tipo elaborada en Colombia, allí participó Lucerito.

Con los pies en la tierra y siguiendo con su espíritu joven e inquieto, esta joven
emprendedora encuentra en el Sena el punto de partida para comenzar otro de sus sueños,
se inscribe en el programa de Diseño de Elementos Mecánicos para su Fabricación con
Máquinas Herramientas CNC y enfocar sus conocimientos a la aeronáutica.

Su liderazgo salió a flote desde el inicio del proceso de formación, sus nuevos compañeros
la eligen como vocera del grupo, cargo que asume con madurez y un liderazgo que
trasciende al Centro Metalmecánico. Su carisma y el apoyo de los aprendices la llevan a
ser su Representante ante la administración de la institución, destacándose a nivel regional
y nacional.

Una tarde, mientras realizaba prácticas en torno convencional, los ojos de varios
empresarios japoneses que visitaban el centro de formación en compañía del ingeniero
Jairo Marín, subdirector del centro, se fijaron en esa diminuta figura de niña que, con
destreza y seguridad, torneaba roscas con la precisión de un profesional. Los visitantes
esperaron pacientemente a que la aprendiz terminara su labor y de inmediato la llenaron
de preguntas, las respuestas se resolvieron y ampliaron en la hoja de vida que Lucero pasó
casi de inmediato.

Esta gran oportunidad laboral que se inició en una sesión de formación comenzó a
cristalizarse a los pocos meses cuando la empresa Castem Colombia inauguró su planta
de producción en Colombia, entre los invitados estaba, entre otros, el presidente Juan
Manuel Santos y la ahora colaboradora de la empresa, la joven aprendiz del Sena Lucero
Pachón Monroy.

De su mamá, quien es la luz de su vida, aprendió la tenacidad y responsabilidad, de su


padre recuerda que le enseñaba juegos y a cocinar, con nostalgia recuerda que falleció
cuando ella tenía nueve años.

Hoy, cuando ha viajado al Japón, donde aprendió y perfeccionó el idioma, aplicándolo en


su labor en la empresa, sigue ampliando sus conocimientos técnicos pero no deja a un lado
su afición al aeromodelismo, a los malabares y acrobacia en tela. Difunde el conocimiento
y afición de aviones de papel.

Lucero Pachón agradece todo lo que le ha brindado su segunda casa: el SENA, “allí fue el
punto de partida y la meta de mis sueños”. “Descubrí que, a través del liderazgo que
fortalecí en esta institución con el apoyo de Bienestar del Aprendiz, se puede dar lo mejor
de cada uno”.

Próxima meta: ser la mejor piloto y terminar Ingeniería aeronáutica.

Fuentes: https://www.facebook.com/Lu1127

lucerito_1127@hotmail.com

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