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Avenburg, R.

; Vigencia teórica y clínica del concepto de neurosis, en Revista de psicoanálisis de APDEBA, vol
XV, nº 3, 1993.

Apuntes del texto:

Me voy a centrar en el concepto de neurosis tal como fue encarado por Freud: aunque su punto de
partida fue la histeria, el descubrimiento del mecanismo de la defensa hace que incluya, bajo el
termino neuropsicosis de defensa junto a la histeria también a la neurosis obsesiva, a la confusión
aguda alucinatoria y algunos casos de psicosis paranoide. Diferencio luego de las neuropsicosis de
defensa a otras neurosis en las que no intervenía, no solamente la defensa, sino tampoco
mecanismo psíquico alguno: son las neurosis actuales. En un momento ulterior de su obra dentro de
las neuropsicosis diferencia las neurosis de transferencia y las neurosis narcisistas. El titulo,
entonces, de este trabajo se plantearía del modo siguiente: vigencia teórica y clínica de los
conceptos de neurosis de transferencia, neurosis narcisista y neurosis actual; y también vigencia
teórica y clínica de esta clasificación de las neurosis.

En general cuando hoy día hablamos de neurosis, nos referimos predominantemente a lo que Freud
designo como neurosis de transferencia: las dos histerias y la neurosis obsesiva; pero el uso del
término neurosis se ha ido extendiendo y tiende a incluir a aquellas organizaciones carterológicas
caracterizadas por una determinada configuración psicológica en la que está presente el conflicto
psíquico característico de las formaciones neuróticas para terminar incluyendo a la persona normal
en general: todos aquellos que no somos psicóticos ni perversos somos neuróticos. Es decir, el
termino paso de designar un fenómeno (la presencia del síntoma clínico) a designar una estructura o
topografía psíquica y es bastante lógico ese desplazamiento del sentido ya que esa estructura, que
expresa un conflicto entre la defensa y lo reprimido es la condición de formación de un síntoma
neurótico, o sea la determinante de la disposición a las neurosis.

La disposición a las neurosis se establece a consecuencia de la represión de la sexualidad infantil y


la aparición del síntoma dependerá del resultado de ese conflicto, específicamente del retorno de lo
reprimido. Este deslizamiento del significado del concepto de neurosis desde el síntoma a la
personalidad en general corresponde al deslizamiento que va de la neurosis propiamente dicha a su
condición, la predisposición a las neurosis.

Por otra parte sabemos que no hay disposición a las neurosis que no traiga en si misma signos del
fracaso de la represión con la aparición de formaciones sintomáticas (sueños, actos fallidos) e

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inclusive sintomas neuróticos, o sea formaciones transaccionales que no terminan de configurar
ninguna de las neurosis clásicas.

¿Podemos decir que la clasificación que hizo Freud de las neurosis de transferencia ha perdido
vigencia? Creo que en tanto nosografía, sí; no responde al espectro fenomenológico con el que nos
enfrentamos y creo que debemos recurrir a otras nosografías. Creo, sin embargo, que el análisis que
hizo Freud de eso tres cuadros sigue siendo paradigmático del modo de encarar a las neurosis de
transferencia aunque estas presenten menos exuberancia de sintomas que la que presentaban los
paciente a Freud.

Creo que desde el punto de vista de los objetivos terapéuticos se hace necesario diferenciar aquellas
conductas que, con estructura sintomática o no, forman parte de la personalidad sin entrar en
conflicto con ella, de aquellas otras que no pueden ser evitadas y son fuente de sufrimiento para el
paciente y su entorno; por eso prefiero restringir el termino de neurosis para designar a las neurosis
sintomáticas y, a riesgo, de que los términos de histeria de conversión, de angustia y neurosis
obsesiva tiendan a desaparecer, referirlos exclusivamente a los cuadros sintomáticos originales.
Como dije antes, estimo que la nosografía de las neurosis de transferencia debe ser ampliada para
incluir diferentes cuadros con sintomas tal vez más puntuales, que son los que constituyen el objetivo
de la terapia.

Mi preferencia por la restricción y tal vez una mayor precisión del sentido de dichos términos se debe
a que para mí el objetivo primero y esencial del análisis es sintomático y que las posibles
modificaciones de la personalidad se dan por añadidura.

El de neurosis narcisista es un concepto no muy usado en la jerga actual; se habla más bien de
pacientes fronterizos y de pacientes psicóticos. Según Freud las neurosis narcisistas se diferencian
de las de transferencia por la incapacidad del paciente de desplegar transferencias; pero este criterio
de diferenciación tiende a borronearse ya que muchos autores enfatizan la capacidad de pacientes,
por ejemplo esquizofrénicos de desarrollar transferencias.

Transferencia es ante todo una repetición que consiste en intentar satisfacer con la persona presente
un deseo desplegado (¿Realizado? ¿Fantaseado?) con un objeto de la infancia del sujeto; es una
repetición que está al servicio del principio del placer. Pero hay otras repeticiones que parecen no
estar al servicio del principio del placer sino que cumplen una función de ligadura que esta mas allá
del mismo; estas repeticiones ¿Implican transferencias?

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El de transferencia es un término que, en sí mismo y si lo dejamos en el nivel fenoménico, resulta
muy impreciso por lo que requiere ser definido en otro nivel de análisis, teniendo tal vez que recurrir
a la metapsicología.

Para que haya capacidad de transferencia es preciso que haya un Yo organizado en diferentes
sistemas de huellas mnémicas que vayan intermediando entre el deseo infantil y la acción en el
mundo. La neurosis de transferencia presupone la existencia de un Yo que ejerza no solo la función
de mediador sino también la de censura, ya que toda neurosis de transferencia implica la existencia
de un deseo censurado que, en lucha contra el Yo, logra emerger en la conciencia a traves de una
formación transaccional: el síntoma o la transferencia neurótica.

En las neurosis narcisistas falta, por lo menos parcialmente, ese Yo mediador y la relación entre el
deseo y el mundo exterior es más inmediata, no hay distancia, el mundo es el sujeto y el sujeto es el
mundo: objeto y Yo se funden en una misma estructura, la relación de objeto se confunde con la
identificación. El conflicto no se da en un conflicto entre el Yo y lo reprimido sino que reside en la
misma estructura del Yo.

El diagnostico de neurosis narcisista es mas estructural (y por lo tanto metapsicológico) que


fenoménico y por lo tanto es a la vez más amplio y más preciso que los conceptos de psicosis o de
fronterizos. Originalmente se habla de psicosis (o de locura) cuando hay perdida del juicio de
realidad (en lo que se refiere a la realidad convencional): diferentes estructuras pueden dar como
resultado una pérdida del juicio de realidad, desde una confusión aguda alucinatoria, pasando por la
manía, la melancolía, las esquizofrenias, demencias, etc. El de los fronterizos es una categoría
proteiforme que integra aspectos de neurosis de transferencia con pérdidas parciales del juicio de
realidad, labilidad afectiva, conductas impulsivas, etc.; pueden semejar cuadros de neurosis de
transferencia (a veces las clásicas) pero presentan daños en la estructura misma del Yo.

Creo que el de neurosis narcisista es el concepto que por su amplitud (abarca todo lo que tenga que
ver con patología en la estructura del Yo) a la vez que por su precisión metapsicológica (que le
permite diferenciarse más claramente de las neurosis de transferencia) mantiene su vigencia dentro
de la teoría psicoanalítica, (por lo menos dentro de mi teoría psicoanalítica). (Incluyo aquí aquellos
cuadros vinculados a una escisión en el Yo, mecanismo de defensa que altera la estructura del Yo y
que me parece característico de ciertas conductas asociales así como de ciertas perversiones).

En las neurosis narcisistas fracasa el Yo como mediador con el mundo externo y emerge más
inmediatamente lo cuantitativo bajo la forma de angustia automática o traumática. En el caso de las
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neurosis de transferencia el fracaso del aparato psíquico como mediador es relativo a la presencia
de las represiones y a la transacción que se establece entre el Yo y lo reprimido.

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