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Eduardo A.

Padilla Mendoza Historia del Arte III


Artes Visuales, 5503 Profra. Irma Leticia Escobar Rodríguez

Los Olmecas

La primera civilización que se desarrolló en México en tiempos indígenas fue la de


los Olmecas, ésta floreció hacia 1200 años a.C. y perduró hasta 600 años a.C. Este
pueblo eligió como hábitat las regiones pantanosas y selváticas de las cuencas de los
principales ríos que se ubican entre Veracruz y Tabasco, que desembocan en el Golfo
de México, fundando una de sus grandes capitales, La Venta, en las cercanías del río
Tonalá, ciudad que tuvo su esplendor durante la fase tardía de esta cultura.

La Venta, es uno de los mejores ejemplos del urbanismo temprano mesoamericano,


sus restos arqueológicos ya eran conocidos por los pobladores locales, los que incluso
a finales del siglo XIX, extrajeron un importante monumento escultórico conocido como
"El Juchiman" y lo llevaron a Villahermosa, esta figura ha sido por décadas el símbolo
de su Universidad. En realidad, hasta los años cuarenta de nuestra centuria, es
cuando su gran riqueza escultórica y su arquitectura se dan a conocer por el
arqueólogo norteamericano Matthew Stirling.

Hoy sabemos que este sitio ocupó varios kilómetros cuadrados de extensión, donde
vivieron los dirigentes y sacerdotes, los hábiles artesanos y los pobladores en general
que cultivaban la tierra y participaban con su fuerza de trabajo en la construcción de
las plataformas y grandes basamentos, hechos de lodo, y muy especialmente,
formaban parte de los cargadores de piedra que acudían hasta la lejana región de Los
Tuxtlas, en Veracruz, donde extraían las rocas volcánicas que son la materia prima de
sus esculturas monumentales, las que tallaban utilizando herramientas de piedra
pulida, de estructura muy compacta, especialmente dioritas y riolitas.

Si bien poco queda de la arquitectura de los Olmecas, la escultura monumental en


piedra es cuantiosa e importante, y casi en su totalidad se encuentra hoy en el Parque
Museo de La Venta en Villahermosa, a donde fue llevada a instancias del poeta
tabasqueño Carlos Pellicer; entre los maravillosos monumentos destacan: cuatro
cabezas colosales en buen estado de conservación, que representan retratos
idealizados de sus jerarcas; cinco altares en forma cuadrangular, cuyas escenas,
talladas en relieve, evocan cultos a seres sobrenaturales de carácter felino, a las
cuevas sagradas y al dominio de este pueblo sobre sus vecinos.

En las estelas volvemos a encontrarnos con representaciones de los dirigentes


Olmecas, que bien pudieron tener funciones principales en los rituales religiosos.

Los Olmecas crearon una avanzada cultura intelectual y material: integraron


formalmente el calendario indígena de 360 días, mas 5 días "infaustos", desarrollaron
el sistema de numeración de punto y barra, de estructura vigesimal, llevaron a cabo
impresionantes cultos de carácter funerario y de ofrendas, para lo cual construyeron
tumbas, utilizando columnas basálticas prismáticas.

Establecieron rutas de comercio y así obtuvieron materias primas de gran valor, como
el jade, el cristal de roca, la obsidiana y la magnetita; los que transformaron en
deslumbrantes máscaras, figurillas con sus características deformaciones, ornamentos
y espejos.

Bibliografía: México Desconocido On Line, Enciclopedia Microsoft Encarta.

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