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6.

El cine sonoro de los años


treinta a los cincuenta

6.1 La Negada del sonoro

La llegada del sonoro supuso una verdadera revolución


no sólo en la estética de los films sino, sobre todo, en las
técnicas de producción y en la organización económica
de la industria cinematográfica.
Resulta comprensible que los cineastas que habían con-
vertido la ausencia de la palabra y el sonido en el principio
estructural de la expresión fílmica, opusieran resistencia a
esas innovaciones: ése fue el caso de Chaplin, que no se
adaptó a las nuevas técnicas, sino que intentó adaptar és-
tas a sus exigencias. Luces de la ciudad (1931) no es un
film «hablado» como los que se rodaron en Hollywood
aquel mismo año. Aunque no rechaza la música ni las
posibilidades narrativas del sonido, el film está aún estruc-
turado según los cánones expresivos del «arte mudo».
Del mismo modo, los cineastas soviéticos se preocu-
paron de limitar, con el llamado «manifiesto del asincronis-
mo» (1928), los modos de utilización del sonoro, inten-
tando evitar los peligros de un repliegue sobre los modelos
del teatro y la literatura. El manifiesto —firmado por
Hisenstein, Pudovkin y Alexandrov— intentaba claramente
encaminar la utilización del sonido por los senderos del
Contrapunto, del conflicto entre la banda sonora y la vi-
sual, con el fin de garantizar la primacía del montaje como
principio organizador y estético del film.*
* En castellano, puede consultarse al respecto el texto «Sin-
cronización de los sentidos», en EISENSTEIN, El sentido del
lilm, cit., págs. 67-106. [TJ
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Pero estas y otras dudas y resistencias, provocadas tam- Marshall McLuhan ha definido la radio como «una
bién por los poco alentadores resultados de los primeros subliminal habitación con eco que tiene el poder mágico
films sonoros, sobre todo si se comparaban con la madurez de tocar cuerdas remotas y olvidadas», y para aclarar su
del cine mudo, no impidieron que el ciclo industrial de idea ha recordado los nuevos significados y las distintas
esta innovación fundamental siguiera su curso y modificara «texturas» que adquieren las palabras si nos ponemos a
radicalmente el lenguaje cinematográfico y su estética. El hablar en una habitación vacía (McLuHAN, 1964). En el
cine es, ante todo, una industria: y esta ampliación de las vacío de la sala cinematográfica, las sugerencias de las
posibilidades reproductivas del cine, como otras innova- imágenes encontraron en la palabra y el sonido una espe-
ciones tecnológicas que aún estaban por llegar, fue investi- cie de renacimiento, así como unos instrumentos de am-
gada e impuesta según una lógica puramente económica. plificación y potenciación.
Uno de los impulsos decisivos para la investigación de Pero de nuevo, como ya había sucedido en e! cine de
métodos de sincronización de imágenes y sonido y para el los orígenes (véase capítulo 4), las posibilidades de docu-
rápido paso a la realización de films «sonoros y hablados> mentación, de certificación y de utilización realistas de la
fue, seguramente, la competencia de la radio. Para com- innovación técnica fueron explotadas paralelamente a aque-
prender la génesis del cine sonoro y de su desarrollo co- llas otras, simétricas y complementarias, de potenciación
municativo y expresivo es esencial tener en cuenta esta del carácter fantástico e imaginario del cine.
relación inicial de competencia con la radio. El parentes- Además de la comedia, que se aprovechó de las posi-
co que une a la radio con el cine sonoro es muy estrecho: bilidades del diálogo, y del melodrama, que alcanzó un
la tecnología puesta a punto por el desarrollo de la radio mayor realismo en la representación de los conflictos, fue-
encontró una aplicación paralela en la resolución de al- ron dos géneros en absoluto realistas los que más destaca-
gunos de los problemas del cine sonoro; y las industrias ron gracias a esta innovación tecnológica. Estrechamente
del sector telefónico y radiofónico, perfeccionando los sis- relacionado con el sonido está el desarrollo de un nuevo
temas de reproducción y amplificación del sonido, hicieron género que desempeñará un importante papel en la esté-
luego posible la revolución del cine sonoro. E incluso el tica y la ideología del cine clásico americano: el musical.
ingreso de una de éstas, la RCA, en el sector cinematográ- Cualquier forma de estilización de la gestualidad de los
fico, fue lo que determinó el nacimiento de una nueva ma- actores, del espacio y de los componentes propiamente
jor, la RKO. Pero, más allá de estos apuntes referentes a la fílmicos, como los movimientos de cámara, resulto posible
economía y a la industria, el parentesco se hace aún más gracias al hecho de que la música y el canto se convirtie-
estrecho cuando observamos que el desarrollo del sonoro ron en factores de unificación y estructuración orgánica
se aprovechó y resultó muy condicionado por los efectos de todos los demás elementos.
producidos por el consumo radiofónico, que había acos- Igualmente, se debe al sonoro el creciente éxito del
tumbrado a la gente a la voz reproducida, al realismo do- dibujo animado. Con Steamboat Willie (1928), primer car-
cumental de la voz real de quienes detentaban el poder y toon animado sonoro, y con La danza macabra (1929), la
de los famosos del mundo del espectáculo. No es casuali- primera de las célebres Sinfonías Tontas (Silly Sympho-
dad que uno de los primeros films de lanzamiento del Mo- nies), Walt Disney inauguró una nueva época del cine de
vietone, el sistema de sonido adoptado por William Fox, animación en la que la música y los sonidos se convirtie-
ofreciera la posibilidad de ver y oír al presidente Coolidge, ron en componentes esenciales de las abstracciones fan-
al héroe nacional Charles Lindberg y al exótico (para el tásticas y de las invenciones cómicas de este género. En
público americano) dictador Benito Mussolini. este sentido, Walt Disney puede ser considerado el here-
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dero, por una parte, de algunos aspectos de la slapstick donde existía una importante cinematografía nacional, el
comedy, que con el sonoro decayó o asumió característi- cine se identificaba primordialmente con el cine americano.
cas nuevas y, por otra, de ciertos experimentos de la van- En Italia, el mito del cine americano no sólo interesó
guardia relativos a las relaciones entre ritmo visual y mu- al gran público de los años treinta y cuarenta," sino que se
sical: no es casualidad que Osear Fischinger, experimenta- convirtió en un punto de referencia, junto con la literatu-
dor alemán que ya había colaborado en La mujer en la ra, para los grupos intelectuales que durante el fascismo
luna (1928), de Fritz Lang, trabajara en el taller de Disney intentaron reaccionar frente al clima agobiante y la retó-
como encargado de los efectos especiales de Pinocho rica impuestos por el régimen. Cuando, tras la caída del
(1940) y Fantasía (1940). fascismo y el final de la guerra, los films americanos —que,
El sonoro, además, está considerado por muchos auto- a causa de la ley Alfieri (1938), no podían circular libre-
res como uno de los factores esenciales del desarrollo del mente desde hacía años— volvieron a las pantallas italia-
género fantástico y de ciencia ficción, puesto que perfeccio- nas, el público reaccionó como si se hubiera reencontra-
nó notablemente los efectos realistas de la narración cine- do con un bien precioso del que hubiera estado privado
matográfica. Ya desde los orígenes había existido un cine durante mucho tiempo. Como si se quisiera recuperar el
fantástico y de ciencia ficción (sólo hay que pensar en tiempo perdido, sólo en 1946 fueron importados a Italia
Méliés) y también en los años veinte se produjeron films 600 films americanos, que obtuvieron el 84 por ciento de
memorables en este campo, como Aelita (1924), del sovié- las recaudaciones (los films importados de otros países fue-
tico J. A. Protazanov, y Metrópolis (1927), de Fritz Lang. ron 250, mientras que se produjeron 62 films italianos, que
Sólo después de la llegada del sonoro adquirieron estos se quedaron con el 10 por ciento de las recaudaciones).
géneros cierta importancia, confirmando así la estrecha re- Evidentemente, las razones de tipo politicomilitar —que,
lación existente entre el fantastique cinematográfico y las sin duda, no hay que olvidar— no bastan para explicar un
innovaciones tecnológicas. fenómeno de estas proporciones.
¿Cuál es el secreto de esta afirmación incondicional
y absoluta del cine americano? La respuesta hay que bus-
6.2 ' La edad de oro de Hollywood carla, ante todo, en aquella fórmula organizativa de la
economía cinematográfica que ya hemos visto aparecer en
Entre 1932 y 1946, escribe J. Monaco, la historia del los años veinte: el studio system, el star system y el cine
cine es, con sólo dos excepciones, la historia de Hollywood. de géneros.
Las dos excepciones son: el cine francés, en el que se rea- La llegada del sonoro, tras un período de ajustamiento
firma la corriente del «realismo poético», y la escuela del mercado, confirmó, e incluso reforzó notablemente, su
documentalista inglesa, encabezada por John Grierson carácter de oligopolio (es decir, de absoluto control de
(MONACO, 1977, 241). todo el mercado por parte de un limitado número de em-
Esto no sólo significa que Hollywood confirma y aumen- presas). Estas últimas, las Majar Companies, o simple-
ta su primacía económica, y que, aunque sea bajo las mente Majors, eran: la Warner Bros, la Metro Goldwyn
férreas leyes de control del studio system, ciertos directo- Mayer (MGM), la Paramount, la RKO, la 20th Century
res de estilo claramente reconocible —como Hitchcock, Fox, la Universal, la Columbia y la United Artists. Con la
Von Sternberg, Hawks o Welles— se arriesguen a imponer única excepción de esta última, que no poseía estructuras
sus opiniones. Esto significa, sobre todo, que, para buena de producción propias y se limitaba a distribuir films de
parte del público de todo el mundo, incluidos los países productores independientes, las Majors constituían un sis-
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tema de «integración vertical» (véase el apartado 5.3) y es, la progresiva transformación de la composición y de
fuerte concentración monopolística. tas preferencias del público, tanto en el interior como en el
Aunque no producían más del 60 por ciento de lo? exterior. Una de las bases fundamentales del studio system
films realizados en un año, los beneficios obtenidos por su era su red de distribución al exterior. Hacia el final de los
distribución se acercaban al 95 por ciento del volumen años cuarenta, los mercados extranjeros representaban para
total de los negocios: lo cual quiere decir que, producien- la industria cinematográfica de los Estados Unidos una
do poco más de la mitad de todos los films de un año, re- cuota de mercado más importante que para cualquier otro
caudaban poco menos del total de los beneficios consegui- sector de productos industriales acabados. Si el mercado
dos por el sistema de distribución. interno aseguraba la cobertura de los costos de produc-
La concentración monopolística resulta aún más evi- ción, las entradas del mercado exterior podían considerar-
dente si se tiene en cuenta la fase final del ciclo, esto es, se, casi en su totalidad, como beneficios (HELLMUTH, 1950).
la exhibición. Las cinco primeras Majors (es decir, la War- Con la decadencia del studio system también perdieron
ner Bros, la MGM, la Paramount, la RKO y la 20th Cen- Influencia el star system y el sistema de representación con
tury Fox), controlando directamente tres mil salas (sobre él relacionado.
un total de dieciocho mil, es decir, poco más del 16 por En el ámbito del studio system, la producción se plani-
ciento), llegaban a rozar el 70 por ciento de todas las re- ficaba rigurosamente según criterios industriales: todo esto
caudaciones. suponía una subordinación casi total de los componentes
Este sistema, sobre el que gravitaban sospechas d& artísticos al sistema de decisiones del studio. La llamada
infracción de las normas antimonopolio, fue floreciendo «política de los autores» (véase el apartado 7.1), con la
hasta que la Corte Suprema decretó su ilegitimidad en que los redactores de la revista francesa Cahiers du Cinema
1948. Si a esto se añade la competencia cada vez más elogiaron la calidad de algunos directores hollywoodienses
agresiva de la televisión —a la que Hollywood opuso una considerados hasta entonces sólo como unos hábiles arte-
resistencia que, por muy eficaz que fuera, no impidió la sanos, nos ha conducido a infravalorar la importancia que
progresiva pérdida de espectadores— obtendremos un cua- tuvo el studio system en la definición del nivel, cualitativa-
dro más completo de las causas del final de la edad de mente alto (y no sólo en el plano técnico), del cine ameri-
oro de Hollywood. T. Balio escribe: cano de la golden age de Hollywood.
La tipología de los géneros, de los actores y de los as-
La golden age de Hollywood duró alrededor de veinte pectos escenográficos y figurativos fueron definiéndose con
años. Quedó inaugurada con la llegada del sonoro y la confluencia entre las exigencias de un sistema basado
clausurada con la televisión. Se trata de un período en la maximización de los beneficios y la necesidad de
que los apasionados del cine idolatran, una época en crear modelos de comunicación capaces de convocar al
que los films alcanzaron el máximo de popularidad e público más amplio e indiferenciado. Los responsables de
influencia. Para muchos americanos, la cultura cinema- la producción, en sus diversos grados y niveles, eran quie-
tográfica se convirtió en la cultura más creíble, puesto
que Hollywood ofrecía estímulos, ideales y normas de nes garantizaban un respeto total a las reglas del juego:
conducta a todos aquellos que fueran tan ingenuos como ellos eran quienes escogían los argumentos, los actores, el
para creer en los mitos de celuloide (BALIO, 1984, 15). budget —es decir, la cantidad de dinero que había que
invertir y que ya por sí mismo calificaba la condición del
Esta última referencia al público nos da pie para alu- film (producción de serie A o de serie B)— y, sobre todo,
dir a un último factor de la crisis del studio system, esto el montaje final del film.

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Este predominio absoluto del componente financiero era, por consiguiente, tan dorada. Las limitaciones a la
tiene su base en la participación masiva de los grandes autonomía y a la libertad tuvieron un peso notable: desde
bancos en la industria hollywoodiense durante y después la adopción del llamado Código Hays, es decir, el código
de la llegada del sonoro: se buscaban así todas las garan- de autocensura que entró en vigor en 1934 y que decidía
tías posibles acerca del resultado comercial del producto. —con exasperante minuciosidad— lo que se podía y no
A menudo, las condiciones de trabajo de los directores no se podía, no sólo mostrar, sino incluso narrar en Holly-
sólo limitaban su autonomía creativa (en el sistema holly- wood, hasta los famosos procesos de los años cincuenta di-
woodiense resultaba difícil incluso plantear este problema rigidos contra actores, guionistas y directores sospechosos
en estos términos), sino también su propia credibilidad pro- de ser comunistas (véase CEPLAIR y ENGLUND).
fesional. El escritor americano Gore Vidal, en su novela Myra
A este respecto se suelen citar los ruidosos conflictos Breckenridge, atribuye a su extravagante y polimorfo per-
que se produjeron entre Erich von Stroheim y los produc- sonaje la tesis según la cual los films del período central
tores hollywoodiQnses que decidieron la mutilación y la de la edad de oro de Hollywood (de 1935 a 1945) «alcan-
manipulación de buena parte de los films que rodó durante zaron la cima de la cultura occidental, concluyendo lo
la época del mudo, así como el prematuro final de su que se inició en el teatro de Dionisos el día en que Esquilo
carrera de director a principios del sonoro. Particularmen- habló por primera vez a los atenienses» (VIDAL, 1966). El
te significativos son el caso de Avaricia (1923), que de 24 tono hiperbólico de estas declaraciones hay que situarlo en
bobinas fue reducido a 10, y el de La reina Kelly (1928), el contexto de una divertidísima sátira de los mitos holly-
que jamás llegó a terminarse. woodienses (de la que, desgraciadamente, sólo queda un
La excepcionalidad del caso Stroheim no debe hacer- pálido reflejo en el film Myra Breckenridge, rodado por
nos olvidar que el conflicto afectó también a directores en Michael Sarne en 1970). Y, sin embargo, hay que recono-
modo alguno «malditos» como Frank Capra. En una céle- cer que buena parte de lo que el cine, para bien y para
bre carta al New York Times (del 2 de abril de 1939), Ca- mal, ha representado y continúa aún representando para
pra describía en términos muy concretos que decir que el público de todo el mundo, coincide con la multiforme
«los films son el medio de expresión del director» era algo producción hollywoodiense de la edad de oro.
noble pero muy poco realista. Los datos que proporciona
hablan por sí mismos: sólo una media docena de direc-
tores tenían el privilegio de rodar y montar sin el control 6.3 Los géneros clásicos del cine americano
del supervisor; el 80 por ciento de los directores debían
limitarse a rodar escenas en las que todo estaba decidido En general, la crítica cinematográfica europea ha con-
de antemano; y el 90 por ciento no tenían ningún poder cedido casi siempre más importancia al estudio de la figura
sobre la elección del argumento o la. fase de montaje. Ca- del autor que al de los géneros cinematográficos. Esto se
pra recuerda, además, que demandas mínimas —como el debe a muchos factores: la aplicación al campo cinemato-
hecho de que se pudiera conceder a los directores dos se- gráfico de métodos y registros típicos de la crítica litera-
manas para preparar la filmación de un film de serie A y ria; la supervivencia de concesiones románticas y teorías
una semana para un film de serie B— exigían tres años de idealistas poco idóneas para comprender los mecanismos
negociación antes de que el ruego fuera aceptado sólo de producción y los modelos de comunicación propios del
parcialmente (THORN, 1939, 32). cine...
La que se ha llamado edad de oro de Hollywood no No debe exagerarse, sin embargo, la contraposición
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entre géneros y autores. Como han demostrado los aspectos rativos y mecanismos narrativos considerados como ver-
más originales de la «política de los autores» promovida daderas creaciones colectivas en las que se expresa una
por la revista francesa Cahiers du Cinema (véase el aparta- visión del mundo y una filosofía de la vida, a la vez que
do 7.1), el sistema de los géneros no impidió la afirmación una concepción estética e ideológica.
de grandes autores como Alfred Hitchcock, Vincente Min-
nelli o Howard Hawks, reconocidos como tales gracias a
que se trata de excelentes directores de films de género. 6.3.1 Puntos de vista sobre los géneros
La clasificación de los films basándose en el género al
que pertenecen es uno de los aspectos fundamentales de la Los géneros clásicos de Hollywood pueden examinarse
Institución cinematográfica. Puede suceder que las páginas desde el punto de vista del sistema de producción con el
de espectáculos de los periódicos o el anuncio de la pro- fin de comprender la naturaleza y la complejidad de los
gramación televisiva no citen el nombre del director junto fenómenos que han provocado su formación; desde el pun-
al título del film, pero nunca que se olviden de proporcio- to de vista figurativo y narrativo con el fin de comprender
nar una cierta indicación respecto al género al que perte- sus mecanismos de funcionamiento y sus reglas composi-
necen. Se trata de indicaciones generales, y en modo algu- tivas, que en cierta manera comparte con otras formas ex-
no sistemáticas, del tipo: «drama», «aventuras», «come-
presivas como la literatura y el teatro, y en cierta manera
dia»..., y no siempre resultan de gran ayuda. La etiqueta sólo pertenecen al cine; y desde el punto de vista politico-
«drama» sirve tanto para referirse a Catene (1950), de ideológico con el fin de comprender la relación entre la
Raffaello Matarazzo, como a El rostro (1959), de Ingmar evolución de los géneros y la situación histórica y social.
Bergman, dos films para los que la indicación del género Naturalmente, las tres perspectivas están estrechamente
no es determinante, puesto que se trata de dos productos relacionadas entre sí y sólo pueden separarse por exigen-
pertenecientes a cinematografías, estilos e ideologías abso- cias de exposición.
lutamente dispares.
Abordemos primero el problema de los géneros desde
En el caso de los films hollywoodienses, por el contra- el punto de vista del proceso de producción. Más que una
rio, la pura y simple etiqueta del género (western, musical, útil indicación para el espectador o un tema de primordial
policíaco, etc.) no sólo funciona como indicador de la na- importancia en el estudio de la narrativa fílmica, la subdi-
cionalidad, sino que orienta claramente al espectador acer- visión en géneros fue una de las exigencias fundamentales
ca de lo que puede esperar del film en cuanto a ambien- del studio system. La organización del trabajo y la progra-
tación, estilo y, dentro de ciertos límites, ideología. Y todo mación de la producción del estudio se basaba, en efecto,
ello independientemente del hecho de que venga firmado en esa rígida clasificación de los films por géneros: cada
por John Ford, Vincente Minnelli o Nicholas Ray. Inclu- estudio tenía la doble exigencia de diferenciar los produc-
so si se trata de films producidos después del final de la tos de modo que se pudieran repartir las inversiones en
«edad de oro» de Hollywood, harán igualmente referencia distintos géneros, con el fin de adecuarse a las tendencias
a la tipología de los géneros elaborada en aquella época del mercado (cambios en los gustos del público, exigencias
para reproducirla en sus mecanismos de base, más allá de de los locales dedicados a los dobles programas, etc.), y,
toda puesta al día tecnológica, para transgredirla mediante al mismo tiempo, de especializarse, es decir de privilegiar
la desmitificación o para revisitarla con nostalgia.
un género determinado concentrando en él casi todos los
Géneros como el film noir, el musical, el western o el esfuerzos financieros y artísticos con el fin de favorecer la
terror, son el resultado de la elaboración de universos figu- identificación entre un género concreto y la sociedad de
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producción (lo que hoy llamaríamos «estrategia de ima- A través del espejo (1946) y Forajidos (1946) de Robert
gen»). Siodmak; Perversidad (1945), de Fritz Lang; o La ciudad
Existía también una estrecha relación entre la tipolo- desnuda (1948), de Jules Dassin.
gía de las estrellas contratadas y el género en torno al Resulta imposible comprender el significado del trabajo
cual giraba la política de producción del estudio. A partir de los autores que acabamos de citar si no se llega a en-
de Volando hacia Rio de Janeiro (1933), por ejemplo, la tender y a profundizar en los elementos constitutivos —ya
suerte de la RKO y la de la pareja formada por Fred As- sea en el plano narrativo o en el figurativo— del género
taire y Ginger Rogers estuvieron estrechamente ligadas. sobre el que trabajaron, contribuyendo con ello a su for-
Del mismo modo, en la Universal, y durante los inicios del mación.
sonoro, ciertos films de terror como Drácula (1931), de Pasaremos ahora a ilustrar una aproximación al pro-
Tod Browning, y El doctor Frankenstein (1931), de James blema de los géneros desde el punto de vista figurativo,
Whale, impusieron, respectivamente, a Bela Lugosi y Boris basándonos en algunas informaciones que pueden encon-
Karloff como estrellas del género. trarse en uno de los libros más bellos que se han escrito
La interacción entre géneros y estrellato es el aspecto sobre el cine clásico hollywoodiense: America in the Mo-
más vistoso de una política de producción basada en una vies, de Michael Woob (1975).
férrea organización del trabajo de directores, guionistas, di- La frecuente presencia, en films del género negro, de
rectores de .fotografía, escenógrafos y, sobre todo, produc- detalles visuales y de estructuras compositivas particular-
tores ejecutivos. Baste recordar los musicales de la MGM mente significativos conduce al autor a realizar una com-
de los años cuarenta y cincuenta, que coincidieron con la paración bastante comprometida, aunque venga suavizada
madurez expresiva del género y con uno de los momentos por la ironía del contexto: estos efectos visuales, escribe
más afortunados de la casa productora. Wood, «son como las tallas de las catedrales medievales,
En la base de estos resultados está la figura de un pro- triunfos del ingenio y del arte que nadie, excepto Dios,
ductor, Arthur Freed, cuya formación como músico y cuyo puede entender» (Wooo, 1975). La comparación no nos
talento organizativo le permitieron reunir un equipe de di- debe parecer ni arriesgada ni irreverente, puesto que está
rectores, actores, músicos y coreógrafos de enorme valía. destinada a subrayar una especie de desproporción entre
Los films de Vincente Minnelli, desde Cabin in the sky los valores formales de estos films y lo que Wood llama
(1943) hasta Brigadoon (1954), el celebérrimo Cantando la trivialidad de su «contenido humano», y porque, ade-
bajo la lluvia (1952), de Stanley Donen y Gene Kelly, o más, esta misma comparación ya había sido establecida por
La bella de Moscú (1957), de Rouben Mamoulian, son el un historiador del arte como Panofsky, que sin duda en-
resultado de una política de producción que encontró en tiende de catedrales (véase PANOFSKY, 1947).
Freed a su genial artífice. Es cierto que se puede hablar Lo que resulta interesante de esta aproximación no es
de un estilo Minnelli, Donen-Kelly o Mamoulian, pero no tanto la legitimación artística y cultural del cine como, por
lo es menos que existe un estilo MGM en el campo del el contrario, el método análogo utilizado para acercarnos
musical. Del mismo modo se puede hablar de un estilo a dos formas distintas de arte colectivo. En las catedrales
Universal para el cine negro de los años cuarenta aunque, góticas, incluso los detalles aparentemente más insignifi-
si luego pasamos a citar los títulos de los films y los nom- cantes, aquellos que «nadie ve excepto Dios», contribuyen
bres de los directores, nos encontraremos con obras que a comunicarnos el sentido total del espacio, a producir
hoy podemos considerar films de autor: Sabotaje (1942) aquel sentimiento de levitación y transfiguración de la ma-
y La sombra de una duda (1943), de Alfred Hitchcock; teria: esto es, en pocas palabras, lo que intenta hacernos
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comprender aquella corriente de la historiografía y de la qué un film nos dice, a veces, más de lo que parece de-
crítica de arte que utiliza el método iconológico y que cirnos en su superficie; en otras palabras, que existe un
tiene en Panofsky a su máximo exponente (véase CALABRE- significado que puede ser incluso distinto al que podríamos
SE, 1985, 36-45, edic. esp.). Ese método se articula en dos llamar significado literal del enunciado narrativo. Y es por
planos: en un primer nivel (iconografía) se descifran los este camino por donde el cine clásico hollywoodiense, in-
elementos especiales y figurativos en relación a sus fuen- cluso en sus manifestaciones más comerciales, sobrepasó
tes (culturales, literarias o filosóficas); y en un segundo ni- los límites de las distintas censuras ideológicas y estéticas,
vel (iconología), esos mismos elementos son interpretados objetivas y subjetivas, impuestas en los diversos estadios
como «formas simbólicas» (es decir, se relacionan las for- de la concepción y la realización.
mas visuales con determinadas concepciones del mundo, Los aspectos narrativos también aparecen en estrecha
de la realidad o del propio arte). relación con los figurativos. Los géneros cinematográficos,
Algo parecido hace Michael Wood cuando analiza un de una manera análoga a los literarios y a las tradiciones de
motivo figurativo común a muchos films negros de los años los mitos y narraciones populares, presentan una serie
cuarenta y cincuenta: la presencia obsesiva de los espejos de elementos constantes, que pueden identificarse con las
y, en general, de las superficies reflectoras que muestran a funciones desempeñadas por cada uno de los personajes
los personajes en perspectivas inciertas y extrañas. Wood en el desarrollo de la trama. Según esta perspectiva, el es-
se interroga sobre la razón de ser de este motivo, basado tudio de los géneros puede utilizar los métodos elaborados
en la combinación, en un mismo plano, de la realidad y la en los análisis de las formas narrativas tradicionales, a
apariencia, y tratado a menudo con notable elegancia for- través de la clasificación de las funciones desempeñadas
mal incluso en films por lo demás triviales. Identifica sus por los distintos personajes (actantes, en la terminología de
fuentes con la herencia del cine expresionista alemán (véa- GREIMAS, 1970), aunque, tratándose de cine, no hay que
se el apartado 5.5.3), recogida gracias a la «presencia en olvidar o infravalorar el aspecto propiamente figurativo
Hollywood de muchísimos directores alemanes o que ha- (CASETTI, 1979, 39; CAMPARI, 1983, 18-19).
bían trabajado en Alemania, o incluso que habían experi- Con un método de este tipo se pueden elaborar estruc-
mentado la influencia de los que habían trabajado en Ale- turas narrativas recurrentes a partir, por ejemplo, de géne-
mania» (Wooo, 1975), e interpreta su significado como la ros como el melodrama o la comedia. Como ha demostra-
formalización de un universo de apariencias en el que no do Campari, el héroe típico del melodrama desempeña la
es posible certeza alguna y donde los datos más comunes función del «amor imposible», reconocible más allá de las
de la experiencia visual cotidiana están siempre a punto de variantes, más o menos complejas o intrincadas, que pueda
transformarse en un trompe-l'oeil, en un inquietante enig- presentar la trama; mientras que el de la comedia desem-
ma. Pero Wood va más allá y llega a ver, en este juego de peña la función del «amor conquistado», aunque las eta-
imágenes reflejadas, una alusión al propio medio cinemato- pas de la conquista no puedan definirse en términos de
gráfico: esas imágenes nos obligan no sólo a interrogarnos «pruebas difíciles», «aventuras» o contrastes sociales, sino
acerca de la posición de la cámara, sino también acerca de más bien de temperamento, carácter, roles, etc. (CAMPARI,
la naturaleza misma de esa cámara, acerca de su condición 1980, 23-32 y 42-49). Lo que el viento se llevó (1939)
de mecanismo que manipula las apariencias y transgrede el puede ser, por consiguiente, definido como un melodrama
orden aparente de la visión ordinaria. estructurado sobre el tema del amor imposible, «el de
Ya hemos visto, pues, un ejemplo de cómo un atento Escarlata (Vivien Leigh) por Ashley (Lesüe Howard), el
análisis de un motivo figurativo puede explicarnos por cual, precisamente, desaparece, al final, cuando se con-
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vierte en posible» (CAMPARI, 1980, 24). Por el contrario, 6.3.2 Tres ejemplos: el melodrama, el cine negro y el
en Historias de Filadelfia (1940), de George Cukor, es po- western
sible encontrar, bajo las mordaces formas de la comedia,
la estructura del cuento de la Bella Durmiente: «Esa es, Sin duda, el fenómeno de los géneros es algo que in-.
en efecto, Tracy, infeliz princesa, antes de que un joven teresa al cine de todos los países y que la narrativa cine-
extraño a su mundo, el periodista Mike (James Stewart), matográfica tiene en común con otras formas de expresión
venga a despertarla descubriéndole su femineidad y su ca- preexistentes, como la literatura y el teatro. Sin embargo,
pacidad de amar, aunque después no pueda, recoger el hay que hacer notar que cada cinematografía se ha servido
fruto de su intervención, debido en parte al moralismo de de los géneros que mejor la representan y que mejor repre-
la época y en parte al hecho de que el periodista no llega sentan el carácter original de la cultura nacional. Ese es
a ser un "príncipe"» (CAMPARI, 1980, 44-45). el caso, en el cine italiano de los años cincuenta y sesenta,
Por último, el sistema de los géneros cinematográficos, de la comedia, conocida en todo el mundo como «comedia
dado que puede ser estudiado en sus constantes y en su a la italiana», o del «drama social» en el cine francés de
invariabilidad, que siempre permanecen más allá de cual- los años treinta y cuarenta.
quier mutación superficial, mantiene una dinámica relación ¿Cuáles son los géneros más típicos de la «edad de oro»
con la situación política, social y cultural. de Hollywood? Cada cinefilo tiene sus propias ideas al
Según esta perspectiva, que privilegia el aspecto ideoló- respecto y cada crítico puede adoptar un esquema de cla-
gico, quedan evidenciadas las relaciones entre la temática sificación más o menos complejo y sofisticado, aunque se-
de los géneros y determinadas líneas de tendencia política, guramente distinto al de sus colegas. Limitándonos a la
económica, etc. Según unos ejemplos que proporciona LA bibliografía italiana, podemos decir que (FERRINI, 1974)
POLLA (1978), puede advertirse que el western representa reduce la tipología de los géneros clásicos del cine ameri-
el modelo del desarrollo «expansionista y colonialista» de cano a cinco grupos (el melodrama, el wesíern, el cine
los Estados Unidos, mientras que el cine de ciencia ficción negro, la ciencia ficción y el musical), mientras que (CAM-
será el género «idóneo, más que ningún otro, para reali- PARI, 1980) articula su clasificación según una tipología
zar lecturas políticas en clave contemporánea durante el más amplia y denominaciones más específicas (melodra-
maccarthismo y el peligro rojo». Del mismo modo, «pue- mas novelescos, relatos familiares, aventuras, comedias,
de leerse el musical no sólo como el signo superficial de musicales, policíacos, western, películas de guerra, pelícu-
una evasión fantástica, sino también como una traducción, las fantásticas...).
en términos decididamente espectaculares, de los distintos En cuanto a esta última tipología, puede observarse
ideales que protagonizan la vida nacional»; e incluso «es que géneros como el melodrama o la comedia, que sin
posible encontrar, en los films de guerra, no sólo la figura duda Hollywood elevó a la perfección durante el período
inmediata del imperialismo americano, de su neurótico mi- que estamos examinando, se fueron desarrollando también
litarismo y de su expansionismo en Oriente, sino también gracias a la contribución de influencias heterogéneas, como
el deseo de conquistar un mercado cinematográfico a tra- la de los directores europeos emigrados a Hollywood, que
vés del contrabando de violentas mitologías bajo el modes- resultó trascendental, lo cual es una prueba de la capaci-
to disfraz de la defensa de la libertad» (LA POLLA, 1978, dad del sistema de géneros para amalgamar los componen-
185-197). tes culturales más dispares. Más que en la comedia sofisti-
cada —en la que resultó decisiva la aportación del arte de
Ernst Lubitsch, con su irrepetible «toque»—, fue en el
118 II. LAS DISTINTAS ÉPOCAS DEL CINE 6. EL CINE SONORO DE LOS AÑOS 30 A LOS 50 119

melodrama donde el fenómeno fue más manifiesto. Por mezclado con otros géneros, y mejor si están fuertemente
ejemplo, el austríaco Max Ophüls es el director de Carta enraizados en la tradición cultural norteamericana: es el
de una desconocida (1948), verdadero modelo del género caso del género epicohistórico en Lo que el viento se llevó
por su relato de un amor imposible narrado por la voz en (1939), del cine negro en Gilda (1946) y del western en
off de la protagonista (la desconocida de la carta de la que Duelo al sol (1946) o Johnny Cuitar (1954).
habla el título) y, sobre todo, por el obsesivo clima onírico De entre los géneros clásicos del cine americano, el cine
(el film es casi todo él un flash-back) obtenido gracias a negro y el western son, seguramente, los más típicos y, a
una dirección artística y una iluminación muy estilizadas pesar de la llamativa disparidad de sus ambientes (el es-
que reconstruyen en estudio los ambientes y la decaden- pacio urbano y la «pradera»), aparecen estrechamente liga-
cia de la Viena de finales del siglo pasado. dos por una relación de complementariedad. En ambos, el
El danés Douglas Sirk es el autor de algunos de los teína central es el conflicto entre la ley y el libre albedrío,
melodramas que mejor ilustran los rasgos temáticos y figu- entre la inocencia y la corrupción, entre las reglas de la
rativos del género: Escrito sobre el viento (1956) presenta convivencia civil (Civilization) y el universo de los «sin
una compleja trama que reúne petróleo, sexo y alcohol, y ley» o los «fuera de la ley», un mundo salvaje y primitivo
en la que la omnipotencia que parece exclusiva de la clase (Wilderness). La gran vitalidad y riqueza de estos dos gé-
social de los protagonistas se convierte en una especie de neros reside en mostrar la indefinición de las fronteras
furor autodestructivo que parece provocado por ellos mis- entre el mundo de la Civilization y el de la Wilderness,
mos. Como cualquiera puede observar se trata de un ver- aunque las reglas del género y el moralismo codificado im-
dadero prototipo de las más recientes soap operas televi- pongan siempre un final positivo y edificante.
sivas, como por ejemplo Dallas, las cuales, sin embargo, y Desde un punto de vista narrativo, los westerns con-
desde el punto de vista figurativo, no conservan ni siquiera traponen al colono blanco y al indio, a la comunidad or-
un pálido reflejo de aquel conjunto de reglas compositivas ganizada según unas normas de conducta y a los «fuera de
propias de la puesta en escena del melodrama clásico holly- la ley», los «pistoleros» que vienen a perturbar el orden;
woodiense: un riguroso control de los valores emotivos y al vengador o a un grupo de vengadores y a las víctimas
emblemáticos de espacios y objetos; una cuidadosa inves- designadas por una justicia primitiva que a menudo cae en
tigación acerca de los efectos de la composición plástica y el simple espíritu de venganza, sin otra ley que la del revól-
cromática del plano; una utilización sistemática de los efec- ver o la de la horca.
tos de intensificación melodramática de las situaciones a Este tema mayor del precario equilibrio existente en-
través de un meditado uso del montaje y de la música... En tre una ley que pretende fundar, imponer o conservar algo,
el caso de Escrito sobre el viento, puede citarse la secuen- y la violencia, ya sea interna o externa al grupo o a la
cia en la que Marylee (Dorothy Malone) se entrega a un comunidad, encuentra su mejor expresión en el universo
desenfrenado baile en su habitación mientras un montaje figurativo del western. El espacio del western es el espacio
paralelo nos muestra la emblemática escalera de la casa en de la «frontera», uno de los «mitos fundadores de la na-
la que el padre de la muchacha encuentra la muerte a ción americana», para retomar el título de un famoso es-
causa de un ataque cardíaco. tudio de E. MARIENTRAS (1976).
Sin embargo, creo que las expresiones más originales La frontera representa la movilidad continua de los con-
del melodrama cinematográfico hollywoodiense deben bus- fines, la atracción de la conquista de un nuevo territorio y
carse en los casos, que por otra parte no son pocos, en de la aventura. El espacio del West es un espacio siempre
que el género no se presenta en su estado puro, sino entre- indefinido. Y el propio héroe del West entra en acción
120 II. LAS DISTINTAS ÉPOCAS DEL CINE 6. EL CINE SONORO DE LOS AÑOS 30 A LOS 50 121

llegando de no se sabe dónde y abandonando la escena Bajo la etiqueta de cine negro podemos encontrarnos
al final: lo que se dice literalmente estar de paso. Si la con distintos géneros, o mejor, subgéneros: el policíaco, el
ley y el orden llegan a restablecerse se tratará siempre de film de gangsters, la detective story, el thriller, etc. La ca-
una estabilidad en la que no habrá lugar para el héroe, racterística común de estos subgéneros es la puesta en es
que al final se irá. Y a menudo deja atrás una mujer que cena, desde distintos puntos de vista, de hechos crimina-
le ama: a la mujer como símbolo de estabilidad se contra- les, creando en torno al crimen un marcado clima de sus-
pone el caballo, que para el héroe significa la aventura y pense: ya sea respecto al éxito de la empresa criminal,
la soledad: al final de Pasión de los fuertes (1946), de John el descubrimiento del culpable o las motivaciones del
Ford, Clementine (Cathy Downs) continúa en el pueblo delito.
como maestra mientras Wyatt (Henry Fonda) reemprende Desde el punto de vista iconográfico, como escribe
su viaje hacia nuevas aventuras. M. Vernet, existe un predominio absoluto del universo mi-
El espacio del western está estructurado y organizado neral (rocas, cemento, asfalto...), «junto con el acero y la
tomando como base el movimiento, la transición y los noche, en la cual los contraluces y los efectos luminosos
cambios. La llanura que atraviesan las caravanas de colo- acaban definiendo los límites del género» (COLECTIVO,
nos; las cercas que guardan el ganado; el paso a través de 1975).
los canyons con la amenaza de las emboscadas; la main En el período de tiempo que estamos analizando aquí
street en la que converge toda la vida de la ciudad o del se producirá el predominio de uno u otro subgénero según
pueblo, pero sólo como lugar de paso y transición: es en una lógica evolutiva que, a pesar de la permanencia de al-
lugares como éste, por poner un ejemplo, donde tienen gunas características fundamentales, muestra claramente la
lugar las escaramuzas de los fuera de la ley, entre el banco relación que mantiene el género con la evolución de la
y el saloon; donde se detienen a descansar los aventureros sociedad americana e incluso con la evolución de la mis-
y. se producen los ajustes de cuentas; donde conviven la ma institución cinematográfica.
necesidad de estabilidad y de orden de la civilización ur- A principios de -los años 30 se produce el predominio
bana y la movilidad de la frontera. Pero el espacio que del film de gangsters, que supone relacionar el desarrollo,
mejor resume y simboliza la movilidad del West es el del sin precedentes en la sociedad americana, del crimen orga-
ghost town, la «ciudad fantasma» abandonada por sus ha- nizado, con el tráfico ilegal de alcohol provocado por la
bitantes, que se han ido a otro lugar en busca de bienes- prohibición. El gángster es un héroe típico de la mitología
tar y estabilidad: de entre las más fascinantes ghost towns urbana, del mismo modo en que el «pistolero» lo era de
del western hay que recordar las de Cielo amarillo (1948), la América rural de la frontera. El cine, siguiendo a los
de William A. Wellman; Hombre del Oeste (1958), de demás medios de comunicación, define su iconografía.
Anthony Mann; y Desafío en la ciudad muerta. (1958), Y con el sonoro, los ambientes urbanos se enriquecen con
de John Sturges (véase BELLOUR, 1969). El cine negro, iodo un repertorio de sonidos: los tiroteos, el ruido de los
como ya hemos dicho, es complementario al género del neumáticos sobre el asfalto, los cjaxons o los vidrios ro-
western. Esta etiqueta genérica (noir) es una invención tos, que, junto a los ambientes claustrofóbleos, las sombras
francesa y tiene un origen banal (negro era el color de la proyectadas sobre las paredes, el asfalto mojado y la luz
cubierta de los volúmenes pertenecientes a una colección de los faros de los automóviles, se convirtieron.en las se-
de novelas policíacas de gran éxito, algo parecido a lo que ñas de identidad del género. Films como The public enemy
sucedió con el giallo en Italia), pero ha acabado siendo (1931), de William A. Wellman; Hampa dorada (1931), de
aceptada incluso por los propios americanos. Mervin Le Roy; o Scarjace, el terror del hampa (1932),
122 II. LAS DISTINTAS ÉPOCAS DEL CINE 6. EL CINE SONORO DE LOS AÑOS 30 A LOS 50 123

de Howard Hawks, están considerados como arquetipos Pero también ambigüedad figurativa: el universo de la
del género, incluso desde el punto de vista ideológico. violencia, del vicio y de la corrupción que se presenta en
El dato que, de una manera más evidente, indica la estos films mediante la violenta y exuberante acentuación
imposible integración de estos marginados en el sistema de los contraluces en la ambientación nocturna y también
de valores dominante (dinero, poder y éxito), es la analo- mediante una elemental simbología, siempre va unido a un
gía, a menudo subrayada por estos films, entre su carrera sentimiento de fascinación, de misterio y de aventura.
y la de cualquier ciudadano dispuesto a llegar al éxito, lo Y, por fin, ambigüedad en las relaciones que se estable-
cual sugiere la idea de una cierta indefinición de los límites cen entre la resolución del enigma propuesto por el relato
entre legalidad e ilegalidad y la existencia de una simetría y una verdad más amplia y profunda que el clima figura-
e incluso una identidad entre los sistemas de poder legales tivo del film ayuda a evocar y sobre la cual el detective no
e ilegales. puede influir. Esta «impotencia» del héroe está perfecta-
No es casualidad que estos films fueran sometidos a mente simbolizada en las situaciones inicial y final de His-
diversas censuras, hasta el punto de que acabaran prefi- toria de un detective, en las que vemos a Marlowe (esta
riendo centrar sus narraciones de tipo criminal en la figura vez interpretado por Dick Powell) con los ojos vendados a
de los policías o los detectives privados. En efecto, el gran causa de un incidente acaecido en el curso del tiroteo final:
auge del género negro durante los años cuarenta se debió, la trama, más bien complicada y rica en suspense, es na-
sobre todo, a las versiones cinematográficas de las novelas rrada, idealmente, desde el «punto de vista» de alguien que
de Dashiell Hammett y Raymond Chandler. El halcón no puede «ver». No es casualidad que los directores
maltes (1941), de John Huston; Historia de un detective que han revisitado el género negro en los años setenta
(1944), de Edward Dmytrick; y El sueño eterno (1946) (véase el apartado 8.1.1) no se hayan olvidado de reevocar
de Howard Hawks, son algunos de los clásicos del género el motivo de la herida, de la agresión: así, en Chinatawn
conocido como «detective story». También en este caso, (1974), de Román Polanski, el detective interpretado por
es la ambigüedad, es decir, la adopción de formas dotadas Jack Nicholson recibe una herida en la nariz, lo cual le
de una gran pluralidad de significados, la que preside la obliga a llevar un esparadrapo durante buena parte del
construcción de estos universos narrativos y figurativos, film (y el que le propina la herida es un sicario interpre-
considerados entre los más ricos y fascinantes que ha pro- tado por el propio Polanski); y en El largo adiós (1973),
ducido el cine. de Robert Altman, Marlowe (interpretado por Elliot
Ambigüedad, ante todo, del personaje del detective, Gould) aparece, tras otro incidente, completamente ven-
que desempeña un papel de incierta definición, hasta el dado.
punto de resultar sospechoso tanto para la policía, que lo
considera una especie de gángster disfrazado, como para
los delincuentes, que lo creen un sicario de la policía. 6.4 El neorrealismo italiano
Humphrey Bogart, cuyo rostro nos hemos acostumbrado a
identificar con el Sam Spade de Hammett (véase El halcón «Los films del futuro se rodarán en las calles», dice el
maltes) y con el Philip Marlowe de Chandler (véase El director Ferrand en La noche americana (1973), de Fran-
sueño eterno), resumen perfectamente esta ambigüedad de cois Truffaut: en un film que supone una melancólica y
roles: en su gestualidad, en la amarga mueca de su rostro afectuosa evocación del cine realizado en studios, a veces
y en su melancólico distanciamiento de los acontecimientos un poco artificioso y amanerado, Truffaut no ha dudado
en los que se ve implicado. en rendir este fugaz homenaje a aquella revolución esté-
124 II. LAS DISTINTAS ÉPOCAS DEL CINE 6. EL CINE SONORO DE LOS AÑOS 30 A LOS 50

tica que fue el neorrealismo italiano y que tanto influyó, años veinte, el expresionismo alemán o el «realismo poé-
por mediación de André Bazin, en su propia formación tico» del cine francés de entreguerras.
cinematográfica. El mejor texto para poder documentarnos sobre el
El cine rodado en las calles, los actores no profesio- modo en que fue acogida fuera de Italia la nueva experien-
nales y la realidad plasmada sin ningún tipo de manipula- cia del cine italiano sigue siendo «Le realisme cinémato-
ción y sin tomar partido por nada («La realidad está ahí. graphique et Pecóle italienne de la Liberation», publicado
¿Por qué manipularla?» era el lema rosselliníano más ci- por el crítico y teórico francés André Bazin, en 1948, en
tado por los jóvenes críticos franceses): he aquí algunas la revista Esprit (hoy en BAZIN, 1958-1962, 435-463, edi-
de las fórmulas con las que se ha intentado definir la expe- ción especial).
riencia del cine neorrealista italiano. Bazin no sólo fue un gran admirador del neorrealismo:
Sin embargo, no siempre es posible encontrar rastros su método de análisis de films y su teoría estética, en cuya
de todo esto en los textos fílmícos. Por ejemplo, Roma, gestación contribuyeron sin duda los films neorrealistas ita-
ciudad abierta (1945), el film de Rossellini considerado lianos junto con las obras de William Wyler y Orson We-
como emblema de la nueva tendencia, se sirve de la in- lles, influyeron en el nacimiento de la nouvelle vague y en
terpretación de dos profesionales de consumada experien- la evolución del cine moderno (véase el apartado 7.1).
cia como Anna Magnani y Aldo Fabrizi, y, además, utiliza En el ensayo dedicado al neorrealismo, Bazin se de-
efectos de intensificación dramática obtenidos a partir de tiene a analizar sobre todo la técnica narrativa, intentando
un uso del montaje que no está lejos del llamado décou' definir la relación entre la cámara (tipos de encuadres y
page clásico (véase el apartado 10.2); y en cuanto a tomas de montaje, movimientos de cámara...) y los hechos narra-
de partido ideológicas, las vicisitudes paralelas y entrela- dos, el ambiente y los objetos. Utilizando comparaciones
zadas de un intelectual comunista y un sacerdote católico con la técnica de novelistas americanos como Faulkner,
intentan insistentemente conseguir un efecto de identifica- Hemingway o Dos Passos, y de pintores como Matisse,
ción unanimística: el film termina con un grupo de niños Bazin intenta demostrar que la cámara es lo mismo que el
que, tras haber asistido a la ejecución de Don Pietro (Fa- ojo y la mano que la guían: de este modo, la narración,
brizi), se dirigen hacia la ciudad, mientras la cámara en- que nace de una necesidad más «biológica» que «dramá-
cuadra un paisaje urbano indudablemente dominado por tica», «bulle y empuja con la verosimilitud y la libertad
la cúpula de San Pedro. de la vida» (BAZIN, 1958-1962, 453, edic. esp.).
Y, sin embargo, fue enorme el impacto producido por En un film como Paisa (1946), de Rossellini, sobre
Roma, dudad abierta y, sobre todo, Paisa (1947), también todo, Bazin contempla un cambio que afecta a la propia
de Rossellini, El limpiabotas (1946) y Ladrón de bicicle- modalidad de construcción del relato cinematográfico:
tas (1948), de Vittorio De Sica, y, en general, todos aque-
llos films (de Zampa, De Santis, Lattuada...) que de dis- La unidad del relato cinematográfico en Paisa no es el
tintos modos contribuyeron a difundir por todo el mundo plano, punto de vista abstracto sobre la realidad que
la imagen de la Italia que salía del fascismo y de los ho- se analiza, sino el «hecho». Fragmento de realidad en
rrores de la guerra, de la ocupación alemana y de sus en- bruto, en sí mismo múltiple y equívoco, cuyo «sentido»
démicos atrasos. La inmediatamente denominada «escuela se desprende sólo a posteriorl, gracias a otros «hechos»
italiana» se convirtió en un punto de referencia obligado entre los que la mente establece unas 'relaciones. Sin
para definir la nueva evolución de la estética fílmica, como duda, el director ha escogido bien esos «hechos», pero
respetando siempre su integridad de «hechos» (BAZIN,
lo habían sido en el pasado la «escuela soviética» de los 1958-1962, 459, edic. esp.).

i
126 II. LAS DISTINTAS ÉPOCAS DEL CINE 6. EL CINE SONORO DE LOS AÑOS 30 A LOS 50

Se trata, naturalmente, de una interpretación parcial apareció en las páginas de Cinema durante los dos o tres
del neorrealismo, pero ha llegado hasta nosotros, sobre todo años inmediatamente anteriores a la caída del fascismo,
por el hecho de centrarse en Rossellini, como una de las era algo totalmente compatible con el régimen, hasta el
más sugestivas, puesto que establece un puente entre la punto de que coincidía con la exaltación de films total-
experiencia neorrealista y las experiencias más avanzadas mente propagandísticos como Solé (1929) o Vieja guardia
del cine moderno, prefigurado y anticipado con tanta fre- (1934), de Blasetti, o La nave blanca (1941) y L'uomo
cuencia en el trabajo crítico y teórico de Bazin. della croce (1943), de Rossellini.
Pero el problema se convierte en algo más complejo si Y con ello llegamos al corazón de una de las contra-
contemplamos más de cerca el fenómeno neorrealista, tanto dicciones más visibles de la génesis misma del neorrealis-
en sus implicaciones políticas, ideológicas y culturales, mo. Ugo Pirro, uno de los guionistas más prestigiosos del
como en relación a la situación del cine italiano antes de cine italiano de las últimas décadas, lo comenta así en un
la caída del fascismo. libro que evoca el nacimiento del neorrealismo:
Ante todo hay que decir que él neorrealismo no consti- Que fuera precisamente en una revista dirigida por un
tuye todo el cine italiano de la segunda posguerra mundial. Mussolini donde se encontraran los cineastas jóvenes
Es su parte más notable y culturalmente prestigiosa, pero más sensibles a lo nuevo, todos ellos con el carnet co-
la supervivencia y el propio desarrollo de la institución munista escondido entre los libros, sólo puede sorpren-
cinematográfica italiana dependían de otros componentes, der a un extranjero. Como también es un secreto que
como el cine llamado de género o de consumo con el que, sólo podemos comprender los italianos el hecho de que
por lo demás, el neorrealismo mantuvo continuas relacio- fuera un hombre que empezó trabajando en films de
nes de intercambio. propaganda fascista el que rodara el film que constituyó
el inicio de la extraordinaria historia del neorrealismo
El neorrealismo no nace de una especie de borrón y italiano: me refiero a Roberto Rossellini (PIRRO, 1983,
cuenta nueva respecto al cine precedente, es decir, el cine 14-15).
del régimen fascista. Al contrario, existen no pocos ele-
mentos de continuidad. La referencia a una realidad coti- Más allá de las vicisitudes personales, políticas y cul-
diana, a las características «regionales» y «típicas». de la turales de los hombres que dieron vida a este movimiento
vida nacional (todo ello contrapuesto al cosmopolitismo de renovación del cine italiano, el neorrealismo debe con-
cinematográfico y literario), había sido una de las compo- templarse, más que como un movimiento orgánico y uni-
nentes más importantes del debate cultural en la época fas- tario, como una extraordinaria afirmación del medio
cista, por ejemplo en los escritos de Leo Longanesi y en cinematográfico, que ya se muestra capaz, incluso en el
muchos textos aparecidos en la revista Cinema, dirigida ámbito de las convenciones narrativas que la mayoría de
por el hijo del duce, Vittorio Mussolini (MIDA y QUA- los films del período se encargarán de destruir, de reflejar
GLIETTI, 1980). Los aspectos más «humildes» y «modes- el cambio experimentado por el escenario, no tanto político
tos» de la realidad habían encontrado eco tanto en los films como humano y visual.
«rurales» de Alessandro Blasetti (Solé, 1929, y Tierra En efecto, uno de los fundamentos principales del neo-
Madre, 1931), como en las comedias de Camerini (¡Qué rrealismo fue su capacidad para asimilar y adaptar a la
sinvergüenzas son los hombres!, 1932; Grandes almacenes, realidad italiana modelos cinematográficos y literarios muy
1939, etc.) o en Cuatro pasos por las nubes (1942), del distintos entre sí, en un clima de frenética puesta al día
propio Blasetti. vivida como reacción al aislamiento impuesto por la cul-
La defensa de un cine nacional, popular y realista que tura oficial fascista.
128 II. LAS DISTINTAS ÉPOCAS DEL CINE 6. EL CINE SONORO DE LOS ANOS 30 A LOS 50 129

Ya en el ámbito de las instituciones cinematográficas no sólo afectó al cine y que Cesare Pavese, en una nota
del fascismo (las revistas Cinema y Blanco e Ñero, el Centro escrita en 1946, expresó así: «Nosotros descubrimos Italia
Sperimentale di Cinematografía, es decir, la escuela que [...] buscando a los hombres y las palabras en América, en
formaba a los cuadros técnicos y artísticos...), críticos como Rusia, en Francia y en España» (PÁYESE, 1968).
Bárbaro, Chiarini y Pasinetti, habían llevado a cabo un Este clima de apertura supuso también un cierto eclec-
ingente trabajo de modernización tanto dando a conocer ticismo, el cual es, a la vez, la característica más impor-
los aspectos más avanzados de las cinematografías de todo tante de la breve etapa neorrealista durante la que se afir-
el mundo, como promoviendo el estudio y la investigación maron aquellos autores que hicieron circular por todo el
de los aspectos teóricos del cine (mediante la traducción mundo al cine italiano y que pusieron a punto una serie
de los escritos de Pudovkin, Eisenstein, Balázs o Arnheim). de modelos expresivos capaces de hacer posible un inter-
Ossessione (1943), el debut como director de Luchino cambio continuo entre la evolución de la sociedad italiana
Visconti, considerado por muchos como la obra que anti- y el cine. En este sentido se puede afirmar que, al menos
cipó —incluso antes de la caída del fascismo y el final de durante treinta años a partir del final de la guerra, el cine
la guerra— los temas y el estilo del neorrealismo, es un italiano se dedicó a interpretar los cambios, los estados de
film sin duda importante por el hecho de mostrar aspectos ánimo y las contradicciones de la sociedad.
desconocidos de la provincia italiana (los alrededores de La característica que comparten las distintas personali-
Ferrara), de haber rodado los exteriores en los mismos lu- dades que dieron vida al movimiento es su amor por la
gares donde sucedía la acción y de romper con los esque- crónica y las costumbres. Cesare Zavattini desempeñó un
mas compositivos del anterior cine italiano. Pero el ele- papel fundamental en este sentido, puesto que fue el guio-
mento más novedoso es la asunción consciente de modelos nista de los principales films de De Sica (entre ellos Ladrón
de referencia explícitos y completamente inéditos en el de bicicletas, 1948; Milagro en Milán, 1951; y Umberto D.
panorama del cine italiano: ante todo, la narrativa norte- 1952), colaborando igualmente con los directores más im-
americana (el film está basado en una novela de James M. portantes de la época (Visconti, De Santis, Blasetti, Zampa,
Cain, El cartero siempre [lama dos veces, de trama concisa Germi, etc.) y desarrollando una intensísima actividad de
y densa, y de escritura nítida y punzante); luego, el cine propuestas y reflexiones teóricas, todo lo cual acabó eri-
francés y, en particular, la obra de Jean Renoir, un autor giéndole en nexo de unión entre el cine, la literatura y el
al que Visconti había conocido durante su estancia en periodismo, de cuya interacción surgieron muchos de los
Francia, artífice de originalísimas interpretaciones cinema- rasgos originales del cine italiano de posguerra.
tográficas del naturalismo literario del siglo xix (La béte Junto a la actividad de Zavattini hay que recordar la
húmame, 1938, basada en la novela del mismo título de de muchos otros guionistas que, quizá con menor genialidad
Emile Zola) que, sobre todo con Toni (1934), había otor- inventiva pero con total profesionalidad, se movieron tam-
gado un relieve completamente nuevo y muy eficaz a ele- bién en esta dirección: Sergio Amidei, Suso Cecchi D'Ami-
mentos como la ambientación, el paisaje y las condiciones co o Ennio Flaiano, a los que debemos añadir la eventual
de vida de una comunidad de provincias. colaboración con el mundo del cine de escritores como
En otras palabras, un film como Ossessione expresa, Brancati, Fabri, Berto, Pratolini, etc.
además de la necesidad de descubrir aquellos aspectos de Pero, más allá de las declaraciones programáticas y de
la realidad olvidados por la literatura y la propaganda, la las técnicas de creación y planificación-promoción del film,
de entrar en contacto con nuevos modelos de interpreta- en las que la relación entre cine y periodismo parece más
ción. Una necesidad de apertura intelectual y moral que estrecha, es evidente que la afición al dato extraído de las
130 II. LAS DISTINTAS ÉPOCAS DEL CINE
6. EL CINE SONORO DE LOS AÑOS 30 A LOS 50 131

crónicas, que a menudo representa un simple punto de cultura campesina y el espectacular énfasis puesto en las
partida, adquiere significados distintos en el estilo de cada técnicas y mitos de la cultura de masas.
director. Es indudable que la imagen del neorrealismo como
Por ejemplo, en el Rossellini de la llamada «trilogía expresión de un momento heroico de prefiguración de un
de la guerra» (Roma, ciudad abierta, 1945; Paisa, 1947; cambio radical en la sociedad italiana, por una parte, y,
y Germania, anno zero, 1948), son la reacción moral y el por otra, de destrucción de todas las tradiciones y conven-
dato conductista los que provocan que una elección, siem- ciones cinematográficas, en una especie de asalto directo a
pre interior y a menudo trágica, se erija en tema conductor, la realidad cotidiana, puede verificarse más fácilmente en
como queda ya claro a partir del último film de la serie la crítica y en la ideología neorrealista que en los propios
(Germania, anno zero) y como irá precisándose en la pos- textos fílmicos.
terior «trilogía de la soledad» (Stromboli, 1949; Europa Ciertamente, muchas de las esperanzas ligadas al auge
1951, 1952; y Te querré siempre, 1953). del neorrealismo se vieron pronto defraudadas. Entre las
En el cine del tándem Zavattini-De Sica, por otra parte, causas principales de este hecho hay que recordar el clima
los datos más comunes de la existencia cotidiana, mostra- de restauración política subsiguiente a las elecciones de
dos con un tono aparentemente sencillo y crepuscular, su- 1948, que supusieron una clara afirmación del sector con-
fren una transformación surreal y acaban constituyendo fá- sejvador personificado por la Democracia Cristiana, clima
bulas llenas de un humor tan patético como grotesco. que perduró durante toda la década de los cincuenta y que,
En el caso de Visconti, que tras el exploit de Ossessione sin duda, no favoreció la existencia de un cine de oposi-
(1943) calló, al menos cinematográficamente hablando, ción. Para dar una idea de ese ambiente bastará con recor-
hasta 1948, cuando realizó La térra trema, la relación con dar un solo episodio: el juicio al que fueron sometidos, en
los datos cronísticos y documentales se revela hoy en día 1954, Renzi y Aristarco, por haber publicado en Cinema
más bien insustancial —aunque en su época fuera enfati- Nuovo un guión cinematográfico basado en episodios poco
zada por la crítica—, sobre todo respecto a su extraordi- edificantes de la ocupación italiana de Grecia, y por el
naria capacidad de asimilar, en un elegante manierismo, que ambos periodistas fueron encarcelados en la prisión
modelos extraídos de la tradición literaria, pictórica y mu- militar de Peschiera y condenados por un tribunal militar.
sical del siglo xix y principios del xx. Probablemente, pues, resultó inevitable que en el clima
En el cine de De Santis, los intentos documentalistas y de confrontación ideológica resultante se desarrollaran
la pretendida objetividad sociológica expresada a través formas de aislacionismo sectario que, a la larga, acabaron
de la autenticidad de la ambientación, acaban siendo domi- absorbiendo cualquier idea en la pura y simple defensa de
nados por un extremado gusto por las tramas melodramá- un dogma estético.
ticas, y por la espectacular presentación del paisaje, el Primero fueron los ataques conjuntos de la neovan-
erotismo y el folklore. A De Santis se debe la más singular guardia de los años sesenta y, en otra vertiente, de la nueva
de las contaminaciones entre las instancias ideológicas del crítica de inspiración marxista, que se propuso revisar la
neorrealismo (cuya definición él mismo acabó de perfilar) tradición populista de la cultura italiana (AsoR ROSA,
y los mecanismos de funcionamiento del aparato cinemato- 1965), y luego el amplio proceso de revisión historiográfica
gráfico (las estrellas, el cine de géneros, etc.), que consiguió iniciado con el manifiesto y la retrospectiva de la Mostra
para sus films, y en especial para Arroz amargo (1949), un Internazionale de Pesaro en 1974 (véase MICCICHÉ,
éxito internacional sin precedentes, probablemente gracias 1975b). Ello fue suficiente para que toda la época del
a la singular contaminación entre los mitos arcaicos de una neorrealismo y del cine italiano de los años cincuenta em-
132 II. LAS DISTINTAS ÉPOCAS DEL CINE 6. EL CINE SONORO DE LOS AÑOS 30 A LOS 50 133

pezara a contemplarse desde nuevas perspectivas, más y Pan, amor y celos (1954), de Luigi Comencini; Pan,
atentas a la complejidad y peculiaridad de la institución amor y... (1955), de Diño Risi; etc.
cinematográfica. No menos interesante puede resultar la revisitación del
Por ejemplo, en el más reciente y completo resumen llamado «neorrealismo de folletín», cuyo indiscutible líder
histórico del cine italiano, elaborado por BRUNETTA (1979; es Raffaello Matarazzo, objeto de recientes reivindicaciones
1982), la idea del neorrealismo como breve ciclo histó- y de reiteradas repulsas (ÁPRA y CARABBA, 1976). Es in-
rico aparece, si no arrinconada, por lo menos integrada dudable, sin embargo, que Matarazzo, junto con otros
en otra, historiográficamente más rica y compleja: la exis- directores como Costa y Brignone, llevó hasta su punto
tencia ,de un proceso «de lentas transformaciones, de un álgido la temática y el estilo del melodrama cinematográ-
largo período que empieza al final de la guerra y se extien- fico, con amplias zonas de coincidencia con lo que podría-
de hasta bien entrados los años cincuenta, reuniéndose mos llamar el lenguaje común de la iconografía neorrea-
finalmente, en las postrimerías de la década, con el nuevo lista. Algunos títulos fundamentales son la trilogía de Ma-
impulso provocado por un verdadero recambio profesio- tarazzo (Catene, 1950; Tormento, 1951; y Los hijos de
nal y productivo» (BRUNETTA, 1982, 369). nadie, 1952) y varios melodramas de desigual calidad pero
Desde este punto de vista, y sin sacrificar en modo hermanados por su singular mezcla entre realismo am-
alguno la originalidad y la peculiaridad del estilo de cada biental y provocación erótica, desde Sensualitá (1952), de
uno de los autores asociados con el auge neorrealista, Clemente Fracassi, a La lupa (1953), de Alberto Lattuada.
es posible acortar la distancia existente entre las «prácti- Y, finalmente, Totó, cuya reivindicación, que tiene
cas altas» y las «prácticas bajas», es decir, entre las expre- en Fofi a su más ferviente partidario (FoFi y FALDINI,
siones cualitativa y estilísticamente más significativas del 1977), supone una revisión de las más complejas y pro-
cine de autor y la producción media del cine de género, y fundas relaciones existentes entre el cine italiano y el teatro
proponer el problema de la definición de una «mirada de revista, las variedades, la tradición dialectal, etc., pero
neorrealista», siempre a partir de todo el cine del período también de la noción de «popular», tal y como fue aplicada
(BRUNETTA, 1982, 313-336). por los sectores más dogmáticos de la crítica cinemato-
Muchos de los anatemas pronunciados en el curso de gráfica.
los años cincuenta ya no son válidos hoy en día. Quien Esta propuesta de revisitar el cine italiano de posguerra
quiera conocer y degustar el espíritu de una época, com- deteniéndose también un poco en los márgenes de la expe-
prender los caracteres originales del imaginario cinemato- riencia neorrealista en su sentido más estricto, no es sólo
gráfico italiano e incluso de las costumbres y de la vida una invitación a una visión global de la institución cine-
cotidiana, debe recurrir a una nueva y obligada estrategia matográfica, sino también la recuperación de una mirada
que, años atrás, la crítica de ortodoxa observancia neorrea- irónica, de la ironía que faltaba en aquellos tristes años
lista habría desaconsejado vivamente. de la simplificación ideológica y sin la cual resulta impo-
Se puede empezar con el llamado «neorrealismo rosa», sible hojear hoy en día un repertorio iconográfico del cine
que no es otra cosa que la comedia popular, considerada italiano de entonces (véase PELLIZZARI, 1978).
más que como involución del neorrealismo, como la tra- Se trata de la ironía que reencontramos en las páginas
ducción a un nuevo lenguaje de una de las tradiciones más de la novela La vita agrá (1962), de L. Bianciardi, en la
vivas de la cultura italiana. He aquí algunos títulos funda- que el protagonista cuenta cómo el director de un perió-
mentales: E primavera (1949) y Due soldi di speranza dico, para rechazar una de sus propuestas, le explica, con
(1952), de Renato Castellani; Pan, amor y fantasía (1953) increíbles argumentaciones, el histórico paso, de la crónica

L
134 II. LAS DISTINTAS ÉPOCAS DEL CINE

a la historia y del neorrealismo al realismo, que supuso 7. El cine moderno


Senso (1954), de Luchino Visconti. O bien la afectuosa
ironía con la que el crítico cinematográfico Tullio Ke/ich
narra el «drama» de la generación de los jóvenes de enton-
ces, que se autocondenaban a ver a escondidas los films
de Humphrey Bogart y a participar en debates públicos
sobre las campesinas, impuestos por la estética neorrealista: A diferencia de las precedentes, la que se ha dado
Para muchos de nosotros, Bogart era un ídolo. Así que llamar época del cine moderno resulta más difícil de cir-
siempre nos reservábamos algún rato para disfrutar del cunscribir y definir. No existe en ella una innovación tecno-
cine tal y como debe ser disfrutado, sin ceremonias, sin lógica comparable a la del sonoro, capaz de modificar y
tener que prepararnos una opinión de urgencia para unificar el estatuto de la narración, tal y como sucedió
cuando terminara el film, sin tener que ponerle obliga- entre los años veinte y treinta. La introducción del color,
toriamente a todo una etiqueta política. Al día siguiente, primero, y de la pantalla grande, después, no modificaron
en el cine-club, presentábamos por ejemplo Non c'é pace el estatuto expresivo, sino que lo reforzaron, puesto que
tra gli ulivi, con la presencia del autor. Nosotros soñá- estas innovaciones tenían la misión de limitar la creciente
bamos con hacer un debate sobre Humphrey Bogart.
Pero el debate acababa tratando sobre las campesinas competencia de la televisión.
(AJELLO, 1979, 211). Sin embargo, existen innovaciones menos espectacula-
res que sentaron las bases para el desarrollo de nuevos usos
y nuevas configuraciones del lenguaje cinematográfico.
Estas innovaciones se sucedieron ininterrumpidamente
desde los años treinta hasta los sesenta. La aparición de la
película pancromática (es decir, dotada de una mayor sen-
sibilidad) y de los objetivos de focal corta permitió perfec-
cionar las tomas largas, permitiendo ver de una vez todos
los elementos de la escena y dándole todo su sentido a la
profundida de campo, lo cual hizo posible la realización
de tomas largas sin tener así que recurrir al excesivo frac-
cionamiento del découpage clásico.
La difusión de cámaras más ligeras y manejables, de
formatos más reducidos y la progresiva mejora de las téc-
nicas del sonido directo, favorecieron igualmente el auge de
los studios.
En resumen, estas innovaciones tecnológicas permitie-
ron la ruptura de los esquemas tradicionales (tanto pro-
ductivos como expresivos) y la difusión de ciertas posibi-
lidades del cine que anteriormente sólo se habían utilizado

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