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Hace m ucho, m ucho tiem po, en u n a época muy, muy lejana vivían
unas perso n as q u e coexistían con la n a tu ra le z a e n equilibrio y
arm onía, de la M adre T ierra cogían sólo lo que necesitaban y, u n a
vez cogido, le devolvían cuanto de provecho quedaba. l a s m ujeres
y los hom bres convivían en igualdad y no había guerras ni conflic
tos. Todos vivían felices y su vida era próspera y larga. Los hom bres
eran apuestos y m usculosos, o rg anizaban ex p ediciones de caza
bien coordinadas y volvían a casa con el alim ento necesario p ara
m antener a la familia. Las m ujeres, de piel b ro n cead a y desnudos
senos, llevaban a sus hijos en brazos y recolectaban bayas y frutos
secos que com plem entaban con las piezas obtenidas en la caza. Los
niños ju g a b a n en los riachuelos cercanos y soñaban con el d ía en
que tam bién ellos serían mayores y cum plirían su destino, el desti
no del pueblo perfecto.
Mas luego llegó el malvado im perio, el de los varones europeos
blancos aquejados de diversas enferm edades: im perialism o, indus
trialismo, capitalismo, cientificismo y otros «ismos» derivados de la
codicia, la despreocupación y el cortoplacism o propios de-la espe
cie hum ana. Esos h o m b res em p ezaro n a ex p lo tar el e n to rn o , los
ríos se c o n ta m in a ro n , la p o lución corro m p ió él aire y, expulsada
de sus tierras, la gente guapa fue esclavizada o, sim plem ente, asesi
nada.
' 2 o ^ O . A esta tragedia, sin em bargo, se le po d ría dar la vuelta si volviéra
mos a vivir de la tierra y cultivásemos únicam ente los alimentos nece
sarios, consum iendo sólo lo suficiente para sobrevivir. Si tal cosa ocu
rriera, todos nos am aríam os los unos a los otros y am aríam os
también a nuestra M adre Tierra, que cuida de nosotros, com o suce
día hace m ucho, m ucho tiempo, en u n a época muy, m uy lejana.
282 Las fronteras de la ciencia El mito del pueblo perfecto 283
l a creación de m itos m edioam bientales antes del capitalism o). Tras su estudio an tropológico de los p u e
Son varios los m itos q u e se acum ulan e n este cu en to de hadas blos indígenas de Sudam érica, Taussig declara:
que no h a contado nadie en particular p ero que se h a elaborado a
p artir de m uchas fuentes hasta constituir u n o de los m itos (litera La obra de Marx contrapone estratégicamente las categorías objeti
rios) de nuestro tiem po. Estos mitos beben de la abundante fuente vas y la autoaceptación, culturalmente ingenua, del mundo cosifica-
de las sagas de la ed ad de oro y tienen u n a larga y honorable histo do que propone el capitalismo, un mundo en que los bienes, es
ria. Los griegos creían qué vivían e n la E dad de H ierro, p ero qi:e decir, las mercancías, y los propios objetos no son sólo cosas en sí
antes h a b ía existido u n a E dad de O ro. Los ju d ío s y los cristianos, mismas, sino determinantes de las relaciones humanas recíprocas
p o r supuesto, creen en la existencia de esa edad de oro previa a la que los forman. Leído de esta manera, la mercancía tiempo-trabajo
caída del J a rd ín del E dén. Los eruditos m edievales contem plaban y el propio valor se convierten en categorías no sólo históricamente
con nostalgia los bíblicos días de M oisés y los profetas, mientras relativas, sino en construcciones (y engaños) sociales de la realidad.
que los hum anistas del R enacim iento se esforzaban en recuperar La crítica de la economía política exige la de construcción de esa
el saber clásico y c o m p letar el círculo q u e los u n iría con los grie realidad y la crítica de ese engaño.2
gos. Incluso Newt G ingrich, ex presidente de la C ám ara de Repre
sentantes de Estados U nidos, elaboró su p ro p ia versión del miTo: H Algo tan claro p ara m í com o las aguas del río Negro. Del com enta
20 de mayo de 1995 declaró al Boston Globe que h a habido «largi * rio que mis profesores h icieron del libro (no p u d e term inarlo, así
períodos e n la historia de Estados U nidos en los q u e no eran ñv- ' de simple) colegí que los pueblos indígenas vivían en u n a arm onía
cuentes ni las violaciones, ni los asesinatos, ni los atracos». relativa con el en to rn o hasta que llegó ya-sabes-quién. Por suerte y
C onocí lo que yo llam o el m ito del pueblo perfecto en un mjhv- pura equilibrar el debate, el sem inario sugería algún q u e otro libro
naxio p ara estudiantes de posgrado q u e im partían u n antropóiu^ > como Changes in the Land: Indians, Colonists, and theEcology ofNew
y u n historiador a finales de la década de 1980, época en que uuv.. Iviigland [C am bios en la tierra: indios, colonos y la ecología de
la antropología com o la historia e ra n «deconstruidas» p o r crino - Nueva Inglaterra], e n el que William C ronon reform ula el m ito del
literarios a u to d e n o m in a d o s p o sm o d ern o s y p o r teóricos tic io pueblo perfecto y nos d a algunas razones p ara resistir la tentación:
social. E sp eran d o la m o d alid ad de an tro p o lo g ía que estaba m
boga en la década de 1970, m o m en to en que yo estudié .esta-■.disci Resulta tentador creer que cuando los europeos llegaron al Nuevo
p lin a -co stu m b re s, ritos y creencias de los pueblos in d íg e n a ti;- Mundo se encontraron con la Tierra Virgen* y el Rosque Primigenio,
todo el m u n d o antes de la e ra industrial—, m e q u e d é prim ero un entorno natural que llevaba eones existiendo sin la influencia de
p ied ra y al poco co n ste rn ad o co n la lec tu ra de libros como la mano del hombre. [...] Los indios llevaban miles de años viviendo
Devil and Commodily Fetishism in South America [El diablo y el fificiÍí&:;L en el continente y habían modificado considerablemente el entor
m o d el com ercio e n S u d a m érica ], de M ichael Taussíg, que; no para sus fines. No se trataba de elegir entre dos paisajes, uno
capítulos com o «Fetichismo y deconstrucción dialéctica» y modificado por el hombre y otro inmaculado, sino entre dos formas
blo en la cosmogénesis del capitalism o»1. N o en ten d í el te x to b a g jg humanas de vivir, entre dos formas de pertenecer a un ecosistema.
que el antropólogo declaró que ten ía u n a interpretación [...] Todos los grupos humanos modifican conscientemente su
de la historia, que veía el pasado desde el pu n to de vista de M urió entorno de un modo u otro -casi podría decirse que, junto con el
de clases y la explotación económ ica (los pueblos h erm o so s ri lenguaje, esta circunstancia constituye el rasgo esencial que distin-
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L a fro n tera m edioam biental y el m ito d el pueblo perfecto M uestra E stándar Intercuitural (recopilación de datos de 186 cul
Valorar las reivindicaciones m edioam bientales no es fácil: según turas del m u n d o elaborada en la U niversidad de Yale p o r G eorge
m i m éto d o de clasificación, algunas p e rte n e c e n al firm e terreno M urdock y D ouglas W híte; constituye u n a refe re n c ia esencial de
de la ciencia o b ien al p a n ta n o so territo rio de la pseudociencia, los estudios intercu ltu rales) p a ra c o m p ro b a r em p íric a m e n te la
pero tam bién hay otras en u n a zona fronteriza interm edia. Esto se propuesta de resolver los problem as ecológicos volviendo a respe
debe a que, si b ien tenem os a nuestra disposición m uchos y varia tar (en lugar de explotar) la naturaleza (que es el m ensaje del m ito
dos datos precisos, las interpretaciones y conclusiones que se pue del p u eblo perfecto) y o p tan d o p o r los valores de grupo, que son
d en deducir de tales datos suelen estar cargadas con u n gran baga más a largo plazo (en lu g ar de los valores individuales, q u e so n a
j e ideológico y político, especialm ente c u an d o de lo que se corto plazo)9. Su estudio de 186 sociedades de cazadores-pescado
descubra d e p e n d e n decisiones políticas q u e potencialm ente pue res-recolectores en todo el m u n d o d e m u e stra q u e la relación de
d en afectar a industrias m ultim illonarias. Es necesario resolver el esas sociedades con el e n to rn o se caracteriza p o r lim itaciones eco
problem a de los lím ites, e n c o n trar u n equilibrio en tre las diversas lógicas y n o p o r actitudes (com o prohibiciones sagradas) y que el
opiniones de los expertos. Los científicos de izquierdas sostienen im pacto relativam ente escaso q u e tie n e n sobre el e n to rn o es el
que los datos in dican la existencia de calentam iento global causa resultado de u n a densidad de población m uy baja, u n a tecnología
do p o r el h o m b re y reco m ien d an severas restricciones a la indus ineficiente y la falta de m ercados ventajosos, y n o de u n esfuerzo
tria. Los científicos de derech as a p o rta n sus pro p io s datos (que consciente de conservación del entorno. Tam bién d em uestra que
suelen coincidir co n los de los científicos de izquierdas) y de ellos el 32 p o r ciento de las sociedades dedicadas a la pesca, la caza y la
extraen conclusiones totalm ente opuestas y las consecuentes reco recolección no sólo no preservaba su en to rn o , sino q u e incidían
m en d acio n es políticas. ¿Q ué vamos a p e n sa r quienes no somos de form a grave en su degradación.
expertos e n la m ateria? A falta de científicos sin inclinaciones polí En su libro de 1996, War Befare Civilization: The Myíh ofthePeaceful
ticas, necesitam os u n d eb ate público y a b ierto del q u e extraer L Smiage [G uerra previa a la civilización: el m ito del b uen salvaje], el
conclusión m ás razonable o q u e nos sirva p ara a rrastrar a amh* ■> antropólogo de la Universidad de Illinois Lawrence Keeley exam ina
extrem os hasta u n a posición interm edia. ano de los elem entos del m ito del pueblo perfecto: que en la prehis
Si a los dem agogos y los defensores dé ciertos intereses conier- toria las guerras eran poco frecuentes, incruentas y poco más que u n
cíales tal vez Ies interese desacreditar el m ito del pueblo, perfecto deporte ritualizado.10 Tras analizar u n b u e n n úm ero de sociedades
p a ra z an jar to d a discusión acerca d e las presiones que sobre ei primitivas y otras civilizadas, Keeley revela que la guerra prehistórica
m edioam biente ejerce la m o d ern a sociedad industrial y su impar era, en virtud de las densidades de población y de la tecnología béli
to en las culturas y los püeblos indígenas, ciertam ente debo decir ca de la época, al m enos tan frecuente (com parando los años de paz
que ése no es m i p ropósito. Al co n trario , p re te n d o exam inar kis y los años de g u erra), m ortífera (com parando el po rcen taje de
pruebas antropológicas e históricas que desacreditan el mito para muertos en cada conflicto) y cruel (com parando la m atanza y m uti
d em ostrar a continuación q u e aferrarse al él a la vista de bis pi ce lación de m ujeres y niños no combatientes) com o la guerra m oder
bas que existen en su contra es u n obstáculo p ara la solución cíe ln> na En u n a fosa com ún de Dakota del Sur, p o r ejemplo, se encontra
dilemas m edioam bientales y sociales a los que nos en fren tam o s. ron los restos m utilados de quinientos hom bres, m ujeres y niños a
E n su fascinante estudio d el a ñ o 1996, B obbi Low, experto en quienes habían arrancado el cabello, y eso cincuenta años antes de
ecología de la U niversidad de M ichigan, se basó en los datos di: h que Colón saliera de puerto.
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E n su libro Sick Soáeties: ChaÜenging the M yth ofPrimitive Harmony de hecho, quienes se e n c o n traro n en esa p articular coyuntura de
[Sociedades enferm as: el m ito de la a rm o n ía prim itiva puesto a elem entos lo hicieron.
prueba], R obert E dgerton, antropólogo de la U niversidad de Cali E n otras palabras, siglos a n te s y en c o n tin e n te s libres de las
fo rn ia en Los A ngeles, exam ina vestigios antropológicos dejados m odernas econom ías y tecnologías, y m u ch o antes de la llegada
p o r pueblos preindustriales y encu en tra pruebas claras de adicción del m ald ito v a ró n e u ro p e o blanco, los h u m an o s m o d ificaro n su
a plantas alucinógenas, m alos tratos a m ujeres y niños, m utilacio m edio am biente. Com o verem os m ás adelante, el pueblo perfecto
nes, explotación económ ica del grupo por parte de los líderes polí transform ó ricos ecosistemas e n desiertos (en el sudoeste de Am é
ticos, suicidios y enferm edades m entales.11 rica) , p rec ip itó la ex tin ció n de decenas de especies im p o rta n tes
E n Demonio Males: Apes and the Origine o f H um an Violence [Varo (en A m érica del N o rte y N ueva Z elanda) e incluso com etió suici
nes dem oníacos: los simios y el origen de la violencia hum ana], el dios en m asa (en la isla de Pascua y p ro b ab le m e n te e n el M achu
an tro p ó lo g o R ich ard W ran g h am (co a u to r de la o b ra ju n to con Picchu).
Dale P e terso n ), traza el origen del p atriarcad o y de la violencia a" El p u e b lo p e rfe c to sólo existe en el m ito. Los h u m an o s n o
través de las culturas y de la historia y se rem onta m illones de años>: somos ni perfectos n i im perfectos. Los humanos nos limitamos a hacer
hasta nuestros ancestros hom ínidos previos a la Revolución neolíti lo que hacen todas las especies para sobrevivir, sólo que lo hacemos con una
ca.12 pequeña modificación: no es el entorno el que nos configura por medio de la
P o r últim o, el especialista en biología evolutiva Ja re d Diamond; selección natural, somos nosotros los que configuramos nuestro entorno por
reconstruye las p au tas históricas m ás im p o rta n tes de los últimos medio de la selección hum ana. C om o es algo que llevamos h acien d o
trece mil años en Armas, gérmenes y acero, obra q u e obtuvo el premio millones de años, la solución n o consiste en seleccio n ar m enos,
Pulitzer en 1997, y dem uestra que las diferencias relativas en la evo sino en h a c e r u n a selección de m ayor calidad b asán d o n o s en la
lución de tecnologías y actitudes dañinas para la naturaleza depen ciencia m ás co m p leta y en la m ejo r tecn o lo g ía de q u e disponga
d ían de las divergencias bioge ográficas e n tre los distintos entor mos. Desmitificar el m ito del pueblo perfecto es u n b u e n p u n to de
nos.13 Los pueblos q u e vivían e n tre plantas y anim ales doméstico! partida.
fu e ro n capaces de d esarro llar nuevas técnicas de producción de;
alim entos c u an d o su población excedió la capacidad de su entupí La supervivencia ecológica
no y de los m étodos de caza y recolección tradicionales. La caza, la La historia em pieza hace dos o tres m illones de años cuando los
pesca y la reco lecció n a lte ra n el e n to rn o , p e ro n o tan to como eí antiguos hom ínidos de la garganta de Olduvai, en Africa oriental,
pastoreo, la cría de anim ales y la agricultura; y los pequeños grupos em pezaron a sacar esquirlas a las piedras p a ra convertirlas e n
de p o b lac ió n d el P leistoceno ex p lo tab an su e n to rn o , pero no herram ientas. Los restos arqueológicos revelan u n revoltijo de
tan to co m o los g ran d e s g ru p o s de agricultores d el Neolítico. huesos de g ran d es m am íferos esparcidos e n tre cientos de h e rra
D esde el p u n to de vista de la explotación y la destrucción m edi^: mientas de p ie d ra q u e p ro b ab le m e n te fu e ro n ab a n d o n ad a s des
am biental, la ú n ica diferencia e n tre nosotros y nuestros a n t e p a pués de ser utilizadas (en otras palabras, nuestros ancestros hom í
tios es n u estra e n o rm e población y la eficacia de nuestras tecnolo nidos tiraban la basura en cualquier sitio). No p o r o tra razón Mary
gías. El «buen salvaje» de R ousseau no tiene n a d a de bueno. S 'r^ j '■Louis Leaky, sus descubridores, bautizaron a este h o m ín id o con
le d an las plantas, los anim ales y los m edios (y la necesidad a cnugjjj d nombre de homo habilis, «hom bre hábil»14.
de la presión dem ográfica) p ara explotar su entorno, lo expío Cira: Hace a lre d e d o r de u n m illón d e años, el homo erectus su m ó el
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El trueque
recolección y el ritmo del cambio medioambiental se aceleró. También están indicados los
U no de los in co n v en ien tes de d e sm o n ta r el m ito del pueblo
p e rfe c to es q u e la alternativa p a re c e im plicar q u e la civilización
saldó con u n a gran cantidad de muertos. El com andante de ir-., n0 p r ° te4nas*Los incas, p o r tanto, d ep en d ían sobre todo de
tares peruanos convenció a los terroristas de que se rindieran \ ¡¡. ' trricultura, p ero n o cultivaban trigo ni otros cereales, ni olivos,
m ató a m ás de cincuenta. Sendero Lum inoso reaccionó voland,*: o vides, y apenas unas pocas verduras. El m aíz y las patatas
tren que iba a M achu Picchu u n día después de que yo lo huh;—* '■rail su M ente principal de calorías, y probablem ente el principal
tom ado. El ejército patrulló p o r Cuzco y rodeó el aeropuerto. y .,/ Ailtivo de las terrazas.37 C uriosam ente, de los 173 esqueletos
que so b o rn a r a u n funcionario p a ra que perm itiera subir a! .r. i, ..centrados en la ciudad, 150 son de m ujer (otras M entes afirm an
para el que ya tenía billete. A esta experiencia se sumó que _ ,lje son 135 esqueletos e n total y 102 de m ujer) .38 E n todo caso,
res de la Nueva Era creían que aquel verano se produciría un-i ^ p e n d ie n te m e n te del n ú m ero exacto, es m uy im probable que
vergencia armónica» y, p o r tanto, se ju n ta ro n en M achu Puvh¡, 6 pobladores de M achu Picchu M eran víctimas de u n a g u e rra a
m aró n círculos y can taro n m an tras. Yo descubrí con gran pc>u¡. ¡. losa de las defensas orográficas. Los españoles no tuvieron noti-
demasiado tarde que no tenía reserva en el agradable Machu Pi,v¡v ::1(le la ciudad y el arqueólogo Paul Fejos cree que no era necesa-
Hotel, situado en la cima de las m ontaña, sino en el corrugad, |;i ,ÍP. .a defensa alguna, puesto q u e es m uy probable que se tra tara de
M achu Picchu, con tejado de alum inio, ju n to al río Urubncih;-. i(Wciudad sagrada y no de un enclave militar.39
lado de la estación. Mi m ujer y yo Mimos rescatados p o ru ñ a Según j . H em m ing, M achu Picchu no fue u n últim o reM gio,
de escuela con retinitis pigm entosa que nos ofreció una cania n -Vl .■no-nna ciudad antigua que floreció en el m o m en to cu m b re del
casa a cam bio de la ayudáramos a llegar a la cima del abrup¡, ?\ :;¡perio inca.40 Si es así, a u n q u e éste es u n ex trem o q u e suscita
cionero pico H uayna Picchu, situado ju n to a M achu Picchu. rU ^ii i:; .-¡n polémica, ¿qué les ocurrió a sus habitantes? A la luz de lo que
cual hicimos la fotografía de la Figura 25.) fietníw visto q u e ocu rrió en to d o el p laneta y p articu larm en te en
N o es de e x tra ñ ar que H iram Bingham , arqueólogo d< L i V;. .jijares con recursos agrícolas y anim ales limitados, parece razóna
versidad deYale, tardara tanto en localizar las ruinas en H)i i. P-.. le considerar la posibilidad de que las extraordinarias lim itado-
décadas in te n ta n d o d e te rm in a r si se tratab a de la fam .¿s de la ciudad p ara ofrecer sustento se vieron superadas p o r las
cindadela d o n d e se refugiaron los jefes incas en el siglo w ; aciones dem ográficas y del e n to rn o y que la población se viera
b a m b a -y , co n la oposición de u n b u e n n ú m e ro de arqui.-i ijn^.», Vihiigada a abandonarla.
llegó a la conclusión de que e n efecto lo era. Al parecer, sin m;M i ...4. Isla de Pascua. En 1722 el navegante h o lan d és Jak o b ’Rogge-
go, no lo es. E ntonces ¿qué era M achu Picchu y qué les <>■i:nri ■smllegó a la tierra más aislada del planeta, u n a isla situada a casi
las personas que allí vivían? ■riatro mil kilóm etros de Chile, a seis mil quinientos kilóm etros al
Lo que H iram Bingham descubrió fue u n a ciudad de m n - v-.u- iU.vdc Nueva Zelanda y a dos mil de la isla m ás cercana (Pitcairn,
m etros cuadrados con u n tem plo, u n a ciudadela, unas cien i irt<- ñu-solado islote d o n d e se reM giaron los'm arinos am otinados de
das y terrazas de cultivo unidas p o r más de tres mil escalone* ^ -'• '. Ihuniy). Al p o n e r pie en tierra el dom ingo de Pascua del citado
elaborado sistema de riego excavado en el granito para lo qne iü -i (de ahí el nom bre del lugar), Roggeveen encontró cientos de
im presión de ser u n a form a de a g ricu ltu ra extraordinaria iiu-nr* jíanias de hasta 85 toneladas de peso y hasta doce m etros de altu-
lim itada.36 Los incas no tenían anim ales: n i caballos, m trinn-. x Ai parecer, esas estatuas habían sido talladas en canteras de pie-
gallinas, ni ovejas, y la mayoría de la carne que com ían pm'.en:;;i!i ■p. volcánica, transportadas a lo largo de varios kilóm etros y colo-
anim ales de p e q u e ñ o tam año com o cobayas, conejos y paloma'. ■l<Ls en su posición erecta sin ayuda de m etal, ruedas o animales.
Las llam as e ra n sobre todo bestias de carga y suministraban ■ariosamente, m uchas se hallaban todavía inacabadas e n el lugar
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d o n d e las tallaban: p are c e com o si los can tero s hubieran * , ¿jetados a ese punto, la clase guerrera se hizo con el poder, empezó
corriendo en m itad de su trabajo, rtí , ¿brícar puntas de lanza en grandes cantidades y la basura empezó
¿Cómo y p o r qué tallaron y em plazaron los antiguos polines ,s i. - proliferar. Los isleños derrotados fueron esclavizados o masacrados
estatuas y, lo que es m ás im p o rtan te, q u é fue de ellos? Loá ¡q .. ¿prunos incluso devorados. A falta de troncos y sogas no tenía sentí-
actuales explicaron a T h o r H eyerdahl que sus ancestros •a ^ a r m ás estatuas n i term in a r las que estaban em pezadas. El
transportado con troncos las estatuas y utilizado palancas pam en.,;" ■alto estatuario perdió su atractivo, los clanes derribaron las estatuas
las.41 La reconstrucción de la historia de los antiguos habitante-, r.'. \i;i :e jus rivales y la población descendió brutalm ente, al p unto de que
isla de Pascua a p a rtir de restos botánicos y arqueológico*: -x';¡v . ¿ t 1/22 la isla sólo tenía u n p u ñado de habitantes.44
indicar que allá p o r el año 400 de nuestra era, es decir, poco ant^ tif. La lección es evidente y especialm ente pertu rb ad o ra si tenem os
la caída de Rom a, unos polinesios llegados del oeste descubriera; ca cuenta que en u n a isla de 16 p o r 18 p o r 21 kilómetros era imposi
u n a isla cubierta d e u n denso bosque de palm eras que p au tan ^ ble que los nativos no fueran conscientes de que, con la destrucción
sistem áticam ente p ro ce d iero n a talar con el fin de adecuar h ,je fas últimas, las palm eras desaparecerían para siempre. Los nativos
para el cultivo y tam bién para hacer canoas con los troncos y aprove reñían que saber q u e talar esos últim os árboles significaba acabar
char éstos para transportar las estatuas desde la cantera hasta su , |,:v ron su recurso más im portante, pero no hicieron nada para evitarlo.
tino definitivo. -2 E ntre los años 1100 y 1650 de nuestra era, la polu Los isleños de Pascua no eran el pueblo perfecto, pero tam poco
ción llegó a ser d e siete m il habitantes, que vivían en los eran peores q u e los m alditos varones blancos. Da la im presión de
doscientos c in cu en ta M ióme tros cuadrados de la isla. Los islniu. fine lo que sucedió en Pascua es u n problem a muy hum ano. ¿Fue la
habían llegado a tallar más de u n millar de estatuas, 324 de las emir* l-Ia-.de Pascua un microcosmos de la isla de la Tierra?
habían pod id o tra n sp o rta r y em plazar en su sitio. Cuando
veen desem barcó en Pascua, los bosques estaban arrasados y m:. ¡i Lt-- ;Oué vamos a hacer?
daba u n solo árbol e n pie. ¿Qué había ocurrido? En los sistemas físicos, biológicos y hum anos, el cam bio es inevi
En su libro, q u e tenía el provocativo título de EasterIslam!. table, y la h isto ria lo d o c u m e n ta. Los seres h u m an o s llevam os
Island [Isla de Pascua, isla de la Tierra], el arqueólogo Paul Balín v d millones de años m odificando n u estro e n to rn o . La p rim e ra talla
ecologista J o h n Flenley concluyen que los isleños cometieron m; de un utensilio de piedra o u n a lanza de m adera fue el p rim er paso
ecocidio. «En nuestra opinión, la isla de Pascua es un microeoMTscv al cambio ecológico p o r selección h u m an a. Vivir de la caza, la
que ofrece u n m odelo de lo ocurrido en el conjunto del planeta. : í; pesca y la reco lecció n c u an d o la po b lació n a u m e n ta b a n o hacía
La deforestación inicial condujo a u n aum ento de población. [kt>- ■: sino in c re m e n ta r la p resió n sobre el e n to rn o y la alte ra c ió n de
éste causó u n a erosión masiva que em pobreció las cosechas. Es puni éste. A lo largo de decenas de m illones de años, los hum anos h a n
ble que los hum anos y las ratas (introducidas inicialm ente conu ¡;¡lí sido responsables de la extinción de u n gran núm ero de especies y
m enlo) com ieran los frutos de las palmeras, lo cual impidió !a r e y la civilización ha acelerado más aún el ritmo del cambio. En los úiti-
neración de los bosques. Sin palm eras y sin frutos, las ratas asaltaron : mos diez mil años, pueblos de todas las razas y lugares h a n m odifi
los nidos m ientras los hum anos se alim entaban tanto de los hui'u»» cado su m edio am biente de form a significativa.
com o de las aves. La falta d e troncos p ara construir embarcación o Los hum anos h a n conseguido cam biar su en to rn o con propósi
se tradujo e n u n a dism inución de la pesca, y de ahí, ju n to con b. tos productivos q u e h a n c o n d u c id o a u n m ayor nivel de vida y a .
escasez de terreno, el ham bre, las luchas intestinas y el canibalismo- ; una form a de vivir más rica y diversa. Tam bién lo hem os cam biado
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