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By Juan de Juan
Licencia Creative Commons. Este texto puede ser libremente usado y difundido,
naufragaban bajo el peso de los escándalos y la huida hacia adelante del tándem
había caído tras aquel suceso en esa situación que entonces se llamaba de
«una depresión del carajo la vela». «Soy», dijo por aquel entonces Schuschnigg,
realidad, durante todo aquel verano todo el mundo en Austria dio por cierto que
la primera vez que su canciller tuviese ánimos para levantar una pluma, sería
para firmar su dimisión. Y, sin embargo, estamos hablando del hombre que se
baladí.
lectores de este blog, porque no será nada difícil que muchos, o todos, de
punto, tengo una visión fatalista. En torno a los apoyos, y no apoyos, que
obtuvo sobre todo el bando republicano, pasó lo que tenía que pasar (esto
pasase), y nada más. Nada, o casi nada, podría haber ocurrido de otra
manera. Hay dos grandes elementos que explican esta tesis. El primero,
que queda fuera del ámbito de estas notas, son las especiales
otro es Franz von Papen, embajador alemán en Viena. Von Papen, en 1935,
temía, más que por su futuro político, por su vida. Las cosas habían cambiado
vida; pero también sabía que Heinrich Himmler había petado su embajada de
informes a Berlín sobre él. Von Papen, como hemos dicho, sabía que se había
salvado por los pelos de la purga del 30 de junio del año anterior y de la limpieza
de bajos de toda la derecha conservadora alemana (no sólo del NSDAP, no sólo
de las SA) que había llevado a cabo Adolf Hitler. Es evidente que Von Papen no
había caído en esa movida, pero a menudo se olvida que dos de las personas
que fueron fusiladas durante aquel aquelarre de ultraderecha eran
secretarios suyos. Von Papen, además, sabía que una de las personas
embajador pensaba que sólo era cuestión de tiempo que los nazis se lo
proceder de otra persona que del propio Hitler. Adolf Hitler, ya lo he dicho
en estos comentarios, era un señor que estaba muy loco, era muy
alemán conocía bien a Von Papen y sabía que era un personaje de moral
más bien de cristal; sabía, por lo tanto, que estaba, y vivía, acojonado con
del entourage conservador alemán les pasaba con Hitler lo mismo que al
lleva casi todos los planos (ergo, concluimos, es el prota) y, pasada media
encumbrado a Hitler le pasaba lo mismo con éste y con Röhm. Si el jefe de las
SA había muerto masacrado en una celda, ¿quién podía decir que tuviese el
importante, Hitler sabía que lo pensaba. Por eso lo envió a Austria; porque
tipo que estuviese dispuesto a morderle el culo a un oso Kodiak por conseguirlo.
acercamiento con la iglesia católica del país, misión ésta para la que claramente
Berlín necesitaba llevarse bien con Viena. En el corto plazo, para así
tragársela, como por otra parte Hitler había deseado y formulado desde que tuvo
capacidad de desear o formular algo en serio (es evidente que, para Hitler, él
mismo era el ejemplo de que Austria y Alemania tenían que ser la misma nación.
Ambas eran, como diría Ramiro Ledesma, una unidad de destino en lo universal).
golpe de Estado y el asesinato del canciller Dollfuss (del que apenas hablaremos
más que esta cita, para intentar transmitirle al lector con eficiencia la idea que
mucho más importante fue lo que ocurrió después). Eso sí, Viena ponía
país gobernado por un partido que en su propio país era ilegal (bueno:
para ser más exactos, que había intentado hacerse con el poder por la
hecho, sólo los necios creen que la argamasa que unió a Hitler y Mussolini
fueron sus comunes convicciones fascistas; Alemania hizo mucho por conseguir
que Italia cambiase de bando, y casi nada de lo que hizo tuvo contenido
ideológico.
un pacto bilateral entre Austria y el Reich. Eso sí, confesó, cuando el austríaco
lo presionó, que hablaba a título personal, pues no tenía encargo oficial de iniciar
de Viena, esa misma orquesta que deleita al mundo con los valses de Año
aquel instante, todavía era posible que las potencias occidentales decidiesen no
achantarse ante los movimientos del Duce en Abisinia, que hubiese guerra entre
algunos de los países europeos a causa de la cuestión etíope. Hitler sabía que
y por eso ordenó a Von Papen que diese el paso, eso sí, sin comprometer su
equivale a decir no dejar que Hitler sintiese que su flanco oriental estaba
(que generaban una especie de entente en la parte sur del área, con Italia
acuerdo de asistencia mutua que habría de dar tantos problemas en 1938, y que
moral de seguirlo aunque no lo hubiese firmado (cosa que no hizo en el 38, como
sabemos, convirtiéndolo en papel mojado ante las mismas narices del presidente
esquema (tal vez ahora el lector entienda por qué las potencias occidentales
La intención de Berlín era triple: trabajar para que las tensiones entre Italia
así, conseguir algún tipo de ventaja. Esto pasaba, pues, por acercar a Austria a
cancillerías occidentales.
ambiente, sobre todo al calor de lo que estaba pasando con Etiopía. Este
con Roma. La primera fue la Polonia del coronel Beck, que rápidamente
españoles, fue también muy importante para Austria. Los primeros tres o
que el acercamiento, cada vez más evidente, entre Roma y Berlín, no afectaba
La opinión informada y experta del pequeño país, sin embargo, sabía que
no era así. Cualquier persona medianamente informada y con los pies en la tierra
sabía que desde enero de 1935, es decir el referendo por el cual el pueblo del
Sarre votó volver a ser alemán, la política del NSDAP en el oeste de Europa
había, como escribiría el general Franco, alcanzado sus últimos objetivos. Ahora,
a los alemanes les quedaba el este, que era donde estaban los teatros de su
sido uno de los fulminantes de la primera guerra mundial, había, por así decirlo,
Sarre, pensaban los austríacos, había sido alemán hasta 1918, y Austria nunca
había sido alemana; Austria, de hecho, había sido el centro de una potencia en
ésta como nación. Así pues, los políticos austríacos en el poder, cuando eran
conminados a pensar de que el tema del Sarre podría acabar siendo el
austríacos tenían delante de sus narices, que había sido capaz de renacer
que en la vida hay que errar y saber aprender de los fallos; porque había
1936, también.
afectada indiferencia.
El Kurt von Schusschnigg que partió, a finales de marzo, hacia la capital
acuerdo con Alemania para firmar un pacto de colaboración mutua. Sentía que
Italia era cada vez más tenue, que Alemania era cada vez más fuerte y
descarada, y que las dos verdaderas columnas del status quo europeo creado
tras la primera guerra mundial: Francia e Inglaterra, eran dos maulas. Estaba
solución que hiciese de Austria un pasillo por el que pasarían los nazis cantando
Pero, además, había otro factor. Porque Schusschnigg no era nada feliz
amigos para siempre means you’ll always be my friend. El Duce italiano les
que no era otro que garantizarse que, en caso de guerra, podría atacar el flanco
tragaba ese anzuelo. En 1936, Mussolini llevaba ya más de una década al frente
de Italia, y eso quiere decir que mucha gente en Europa, y desde luego el
Foreign Office, tenía ya una idea cabal de lo que valía su palabra (hecho
éste, por cierto, que Hitler tuvo también siempre claro; en puridad, en
posible que las únicas personas con las que Mussolini se portase de forma
bastante tenía con intentar ganar las elecciones con un margen suficiente
patio le desazonaba, y era por eso que decidió que tenía que hacer gala
[Espero que entiendas, lector, tras repasar las últimas líneas, que
habría sido, no enviar más soldados o más aviones o tal, sino denunciar que
la conclusión de que la indiferencia gabacha ante la guerra civil española fue una
actitud impitoyable].
rodillas».
El Duce había olido la traición. Se puso muy contento, sí, pero en
personas que tenían el mismo sentimiento; y que él, como canciller, tenía
debilidad en votos como para poder aspirar a gobernar el país, que era lo que
habría necesitado Von Schusschnigg para poder apoyarse en otro que no fuese
la Heimwehr. Por otra parte, no que olvidar que en Austria existían, a pesar de
logrado un éxito en 1931, cuando el policía y breve canciller Johann Shober logró
Curtius, para crear una unión aduanera entre ambos países; proyecto que, sin
dirección del príncipe Ernst Rüdiger von Starhemberg, que era decididamente
Maria Gföllner. Asimismo, hay que tener en cuenta que la Heimwehr tenía
von Schusschnigg llegó a pensar que un acuerdo con Alemania sería tan
positivo, y a la vez tan fácil. Recapitulando: creía que Hitler siempre respetaría
sacó por primera vez la idea de un pacto sólido entre ambas naciones. En
primer momento, que Berlín consideraba un eventual acuerdo con Viena como
que Mussolini era quien resultaba realmente peligroso (porque a toro pasado es
muy fácil escribir las cosas; pero la Historia de la preparación de la
marcos a los turistas que cruzasen a Austria (medida que arruinó a los
guerra).
En la nómina de negociadores y de personas que estaban en el secreto,
de Voralberg que ocupaba la dirección general adjunta del gabinete del jefe del
Estado austríaco, Wilhelm Miklas; pero que, al mismo tiempo, era probablemente
guarnición de los filetes con Schmidt, lo cual convertía a éste en el tercer hombre
1936. El Duce los recibió en su despacho de trabajo, casi tan ampuloso como el
solía estar en aquellos tiempos casi todo el día. Tras soltar una serie de polladas
sobre aquel lugar de la Romaña que tanto amaba y sobre la casa que ocupaba,
decirle a los austríacos que consideraba el conflicto por Etiopía como agua
preocupó mucho en dejar claro a sus interlocutores que todos aquéllos que lo
suya, el romañés coqueteaba sin ambages con la idea de que, en realidad, fuese
acuerdo con Berlín que sirviese para normalizar las relaciones entre
exteriores.
para Austria.
positiva del Duce. Pero se llevaron una sorpresa. Calcularon mal. Tres meses
ahora que los conflictos de Italia, sobre todo con Londres, se habían enfriado, y
parecía tan buena idea. Mussolini sabía bien que el levantamiento de las
sanciones de la Sociedad de Naciones contra Italia era cosa decidida, y que los
Sin embargo, todo eso, o más bien la participación de Italia en todo eso,
de igual a igual con el resto de grandes potencias, pasaba porque las potencias
Mussolini podía olvidarse del papel de árbitro de Europa con el que soñaba.
malquistarse con Berlín, y necesitaba la amistad con Hitler para jugar en las
careta, y a elegir; y su elección tenía que ser Hitler, no por ideología, como
palabras, pero pronunciadas con una frialdad tal que a ninguna persona
Horas antes, ambos habían tenido una conversación en la que Winter vaticinó
los germanos, que ya de por sí había sido acelerado, sobre todo, por Guido
pacto; pero, al mismo tiempo, era capaz de mover hilos para bombardearlo por
debajo de la mesa.
La presión de Winter no hizo sino exigir que las cosas fuesen más rápido
de Hitler no hacía sino repetir que aquel acuerdo no era el final de nada,
tiempo, pensaban, bastaría con que las políticas interior y exterior del país
Lo que debemos de tener claro es que exactamente una semana antes de que
una OPA el general Franco, a lo que estaba el mundo era a otra cosa. Era a la
europeo como para forzar un nuevo Locarno (un nuevo Versalles, digamos para
quienes tienen una visión más simplista del ascenso del nazismo alemán y su
considerarse un aliado sólido, hecho éste que bien se demostraría tres años
después con el pacto Molotov-Ribentropp; así pues, esa visión naïf de la que
vive una parte de la historiografía española desde hace décadas, que amalgama
que apoyaban a unos y a otros. En Europa estaba muy lejos de existir un Frente
mucho más cerca de entenderse con Mussolini que con Stalin; y, si no fue así,
fue por lo bien que jugó sus cartas Adolf Hitler, entre otros sitios, en Austia.
El cambio en la relación de fuerzas Europa se produjo, como digo,
hace que lo que los políticos republicanos creían que podía pasar,
seguro de esta orilla del Don hasta Cádiz. Y, sobre todo, estaban mucho
cada movimiento.]
despoblaría.
unirse el Frankfurter Zeitung, que nunca había sido prohibido. Por su parte,
Alemania abrió sus fronteras a la entrada del Wiener Zeitung, así como Wiener
negro de los untermenschen Jessie Owens se la metería a Hitler por el orto, pasó
por Austria en su breve periplo desde Olimpia. Este paso fue enmarcado
demostración sindical callejera sólo que sin Franco, que, en realidad, por
social de los nazis austríacos que el Frente Patriótico tuvo que organizar
una movida dos días después para demostrar su propia fuerza. Para
que las relaciones internacionales son algo que dirigen a pachas Rita
reconoce con el tratado otra cosa que la situación efectiva actual. Dicho
la lucha por la unidad alemana en contra del «catolicismo político en todas sus
formas»; hasta el punto de afirmar que «el verdadero enemigo sigue siendo el
Vaticano, ese Jano Bifronte». ¡Ah, los tiempos en que una organización
total con el III Reich, por lo que decidió impedir su legalización. Sin embargo, era
aliados en el gobierno.
de la amnistía de julio.
Tavs y Konrad Heinlein, el presidente del Partido de los Alemanes del País
hora que formó el primer grupo local nazi en Austria, en 1923, en compañía de
calle, se pone a currar. Los tres fundan el denominado Grupo de los Siete,
unen un periodista que firmaba Inder Mauer, y que ya había tenido relaciones
con Von Papen; el mariscal de campo del ejército austrohúngaro Karl Freiherr
Viena.
que tal vez se trataba de un grupo de gente con el que se podía negociar. El
Sturminger. El Comité de los Siete estaba representado por Jury y Menghin, pero
que montaron fue más bestia que la del paso de la antorcha olímpica. Por
pero que se avenía a permitir la actuación del Grupo de los Siete, al que
comité ejecutivo del NSDAP alemán del que forman parte nazis destacados
como los doctores Jury y Menghin, Inder Mauer, el ex presiente del Senado
oficial del ejército, el mayor Jäger, que organiza tanto las SA como las SS en
Austria, por segunda vez tras las que existieron antes de 1934. En la
el discurso oficial austríaco, de haber sido abandonados por Berlín tras los
su mujer, o bien usando un avión para dejar caer una bomba sobre la cancillería.
tropa que había reclutado para llevar sus acciones llevó directamente a los
en Baviera.
que tuvo que hacer fue mudarse a la Teinfalstrasse, a un tiro de lapo. Muy
Siete.
Dubsky.
del ejecutivo Hermann Neubacher, que se las arreglaba para utilizar las filiales
Austria, y muy especialmente Viena, casi desde el día que los acuerdos
se encontraban con que los viajeros del vehículo eran alemanes, por lo
que les tenía que dejar irse, no sin que los germanos protestasen
coches que llevasen los símbolos nazis, fuesen de donde fuesen. Como
molestados.
que afirmó en una reunión del Frente Patriótico en los primeros meses de
radical. No sólo creía Schuchsnigg que eso era así, sino que además estaba
embargo, todo lo que consiguió con esos movimientos fue complicarse más las
cosas a la larga.
Habría que escribir un libro, algún día, sobre todas las tonterías que
mucha gente pensó, soñó y dijo durante los años previos a la segunda guerra
mundial sobre Hitler; y que quedaron enterradas, a toro pasado, bajo la losa del
presión de los nazis sino también las tensiones entre los políticos nacionales que
apoyaban al canciller, éste decidió dar algunos pasos para pacificar las cosas.
realidad, nunca llegó a tener una aplicación real total. Ni el regreso de los
economía del país. Además, en aquel entonces Austria, como por cierto
le había ocurrido a España hasta poco tiempo atrás, tenía una moneda
notablemente sólida.
del proceso estaba en encontrar algún tipo de idea (esto es, la pregunta
plebiscito era también muy utilizada por los nazis, en el entorno del poder en
por las personas sino por corporaciones; pero esto presentaba un problema
Debilidad que le haría pensar, a finales de 1937, que Hitler quería más, y que
acabaría por dar nuevos pasos en la dirección que siempre había deseado.
renania; un informe que, por otra parte, tanto Schacht como Von Papen habían
hacia una guerra a gran escala, tal vez con uno, tal vez con dos frentes; y
por cierto, copiada por Franco, también con resultados más que
lado entre un 25% y un 30% más de PIB del que tenía. Lebensraun en
estado puro. Con lo que tenía Alemania por sí misma, ni siquiera teniendo
suficiencia, pero sólo disponía de los dos tercios de zinc que necesitaba,
la mitad del plomo y, ojo, como mucho el 15% del cobre que necesitaba
(tal vez este dato ayude al lector a entender la casi constante corriente de
gasolina, las necesidades eran tan perentorias que resuelven por sí solas
las dudas de por qué decidió Hitler abrir el frente oriental. Algo
mediante la emisión de deuda (supongo que suena) que había sido absorbida
por los bancos (también suena) y las empresas. Pero como quiera que una parte
había generado inflación, pero tampoco actividad. En esa situación, los bancos
ahorros de los alemanes para colocarlos en papelitos. Por otra parte, el diktat de
hacer lo segundo, con un marco como el que tenía, que no tenía reservas de oro
Aquella Alemania tenía un funcionario por cada doce ciudadanos; uno por
cada ocho si se hacían bien las cuentas, esto es sumando a los servidores
públicos todos los integrantes de los diversos staff del NSDAP. El país recaudaba
de sus contribuyentes 60.000 millones de marcos, de los que dedicaba
unidades motorizadas.
otra cosa, en 1937, que decretar la arianización de los mandos del ejército,
lo que provocó una violentísima discusión entre él y el general Von Blomberg, su
ministro de la Guerra.
optimismo en Londres, eran, sin embargo, muy preocupantes para Viena: venían
a querer decir que lo lógico para Alemania, si quería ganar mercados, materias
y poder, era atreverse con los peces chicos. Si Berlín decidía comerse a Viena,
la única esperanza real de ésta era que Italia no lo permitiera, en defensa de sus
todas consigo.
condiciones para que Alemania pudiese afrontar una guerra a gran escala: una,
estar seguros de una oposición frontal polaca al paso por su territorio de tropas
rusas; dos, estar seguros de la actitud de Italia; y tres, poder disponer de los
periodo de unos diez años (suficiente para construir la armada que quería Hitler).
Además, hay que tener en cuenta que el excelente resultado que estaban dando
Ribentropp como embajador no había sido la mejor del mundo, así pues
postulados germanos.
querían una invasión inmediata del país, mientras que los mandos
Schmidt y a altos mandos militares que deseaba reunirse con ellos. Von
Papen era, claramente, del partido de los mandos militares alemanes, y buscaba
conversión funcionó por un tiempo, hasta 1938. Hasta entonces, Göring era un
creía estar manipulando a los nazis; pero eran ellos los que lo manipulaban a él.
Enseñándole la zanahoria de un acuerdo con Hitler vía Göring que luego nunca
encabronarlo del todo fue ser informado del indisimulado desprecio hacia su
sabiduría militar con que se lo juzgaba en los cuartos de banderas del
él quien comenzó a comerle la oreja a Hitler con que se tenía que pulir
Austria sí o sí.
siempre, un reo de Schmidt, que primero fue quien sabía, después fue
quien además tenía los contactos, para acabar siendo quien, en realidad,
integración en el III Reich. Pero lo que está claro, siempre para mí, es que
hubo dos etapas. Hubo un momento en el que Guido Schmidt pensó que
sabía muy bien que eso pasaba por hacer algunas de las cosas que Berlín
que las potencias europeas no estaban dispuestas a hacer de todo, de todo, para
impedirle a Adolf Hitler sus acciones. A partir de ese momento, y es por eso que
en julio se firmó el acuerdo con los austríacos, en Europa Central se vio con
acción. Con todo, era Austria, le explicaba Schmidt a su jefe, la que tenía mayor
interés en participar en una acción así, por una simple acción de supervivencia,
dirigiese hacia otro lugar. Italia, le había dicho Göring a Schmidt durante sus
de Francia en la zona. París, en efecto, hubiera querido tejer una red de alianzas
(como la que tenía con Polonia) en la zona para así enviar a Hitler el mensaje de
que era peligroso jugar en el avispero centroeuropeo. Sin embargo, para ello
con ello las posibilidades de realizar una alianza estrecha con Francia.
Para Alemania, como es bien sabido, Praga era la llave que, una
tácitamente, como hemos dicho, los planes de su cada vez más aliado,
Checoslovaquia.
[Inciso: a esto es a lo que estaba jugando Mussolini en realidad; y ésta era
la mano que le vigilaban Londres y París. El envío a España del general Roatta,
el CTV y todas esas cosas, a luchar con Franco, no era en modo alguno el
principal elemento de la ecuación. Este factor es uno más de los que suelen
que no le quedaba otra que buscar un acercamiento con Italia [no obstante que
pipas, que podía haberse implicado a favor del bando republicano en la guerra
civil; esto es, luchar contra Mussolini al mismo tiempo que buscaba su alianza].
imperialismo alemán.
Alta Silesia, y Teschen, una región petada de gentes de origen polaco que
posguerra.
dicha desde el sur hacia Praga, mientras que los alemanes entrarían por
Silesia, mientras que los húngaros entrarían por los valles del Waag. El
la participación austríaca, por las mismas razones por las que De Kanya
Checoslovaquia fue que los planes diseñados para la misma fuesen, finalmente,
aplicados en su territorio.
Sin embargo, hay que decir que, con este gesto, es muy probable que
Austria le diese a los aliados la victoria en la segunda guerra mundial. Sí, como
expansión hacia el este, hacerla más pausada, más política. Tuvo que invertir
más tiempo en ello, y eso quiere decir que otorgó un tiempo precioso para el
rearme de Inglaterra.
entonces. Por mucho que los analistas de salón, desde el balcón del siglo XXI,
estaban dispuestos a dedicar sus esfuerzos, entre otras cosas porque era
la última ocasión que les quedaba para hacer de Mussolini un líder alejado
del nazismo.
gobierno austríaco, que para ello había hecho las oportunas consultas,
despacho de su jefe con aquella cara, Hitler decidió invadir Austria algún
día.
Otro factor cooperó para elevar los nervios de Berlín contra Viena,
y fueron los intentos repetidos por parte del gobierno austríaco de alcanzar
aceptar la idea de Mussolini (como casi todas las ideas del Duce en
Como decía, esto tenía más de virtual que de real. Por dos veces,
Mussolini le pidió a Von Schuschnigg que visitase Belgrado; por dos veces, el
lógico en un país escindido que veía en la vieja capital la muralla tras la cual se
ciudadanos austríacos de su país, Mussolini tuvo claro que esa entente entre
Austria y Yugoslavia que le podría haber convertido en el puto amo del Danubio
no se iba a producir.
presionados como estaban por la cuestión de los sudetes, cada vez más
apoyó la idea, bien que convencido de que los checos eran demasiado optimistas
sobre las posibilidades de convivir pacíficamente con el Reich. Fue, en
todo caso, otro movimiento que dejó bastante claro a Berlín que había de
actuar.
lanzado una serie de consultas a París, Londres y Roma sobre cuál sería
que aun sin este paraguas actuaría en ayuda de Austria. Londres, por
intervención, no sólo hay que mirar los tiempos en los que ésta se podría
del orden público interno, que colapsó en Casas Viejas, no se lo permitía (bueno,
venían a significar estas tres respuestas. A saber: que Francia tenía su foco
exterior puesto en Europa Central; que Italia jugaba claramente la carta de que,
claro que Hitler sólo tendría un frente que atender. Insisto: estas tres son
posiciones que eran bien claras casi 30 meses antes de que se produjese el
golpe de Estado del 18 de julio del 36. Da la impresión de que nadie en el Palacio
de Santa Cruz las analizó en serio; y así ha seguido el carrito rodando hasta el
día de hoy.]
y amenazadoras para Berlín. Pero no fue así, first and foremost, porque
precisamente por las gentes más proclives a las posiciones ejecutivas. Este
acuerdo de julio del 36. En pocas palabras, los austríacos acabarían por
Londres casi ni la conoció, porque quien paró ese golpe fue… Guido
peligro y que no hacía falta, gracias. Aquel detalle vino a coincidir, más o
aquel año, para entrar en contacto estrecho con los políticos franceses.
peligro judío internacional y esas cosas; política que viene combinada con
una especie de ofensiva de visitas al país galo; procesión que comenzó por la
perfección el papel que sabía que los demás querían creer de ella, muy
refiero a eso de que dentro del NSDAP había moderados y radicales, cuyas
Ciertamente, en aquel verano de 1937 la proyectada visita a París del barón Von
La lista de altos cargos alemanes que aquel año 1937 visitaron el Sena
para repetir una y otra vez que Alemania deseaba la paz es larga: el general
derecha de Göring; y, last but not least, un peso pesado del nazismo como Baldur
lo que tenían que haber hecho los franceses era contestarles interviniendo
tuvo una conversación de más de tres horas con Hitler y Ribentropp. Las
grandes esperanzas para los austríacos, puesto que el interés de Roma por la
Europa habría de pagar muy caro, pues el miedo que despertó en Mussolini este
acertamiento de que fuese él quien se quedase sin sitio en Europa Central acabó
Tras una visita de lord Halifax a Berlín, el año 1937 comenzó a dar sus
que Hitler había decidido ya terminar con los temas austríaco y checoslovaco, a
Francia renovar las declaraciones formales de paz. Los hombres del gobierno
reivindicación de que una paz duradera sólo sería posible si Francia permanecía
británico; y sobre el viaje que tenía preparado Yvon Delbos a los países
avis, pero no convenció a nadie, o a casi nadie. Aunque fuera más allá
referendo en Austria.
La conferencia ministerial franco-inglesa de la que tanto se habló en la
Inglaterra habían llegado a la conclusión de que los problemas que tenían con
Alemania no tenían más solución que una de carácter global. Esto quería decir,
paz en Europa.
Aun así, ambos países habían decidido realizar algunas gestiones frente
tenían ahora mismo poder sobre las mismas. Esto significaba hablar con la Unión
llevaría tiempo, y no se podía pensar en una oferta en corto plazo. Hitler, en este
sentido, no había hablado ante Halifax de una restitución total de las colonias un
portuguesa.
de la Europa central como una moneda de cambio para otros asuntos que en
verdad sí que les interesaban. No obstante, la relativa frialdad con que Londres
contemplaba el problema de la zona (y que se vio clara en el conflicto de
pasos que Inglaterra estaba dispuesta a dar, como tal, en este tema, eran
escasos.
cuál sería, en ese caso, la actitud de París. El Quay d’Orsay contestó que
maduro para la guerra civil española como la pérdida del norte, que
mácula, todavía existía la posibilidad seria de que Londres y Roma abriesen, con
simplista tipo «fascista se alía con fascista» está lejos de ser cierta. Si Italia
acabó entrando en guerra con Alemania fue por una serie de complejos cálculos,
los cuáles lo que habría de pasar en Austria ocupaba un lugar importante. Podría
haberse decidido por el otro bando; y ese «podría» cegaba, de hecho, toda
Estaba claro que París y Londres querían meter el tema austríaco por un carrilito
dispuestos a poner lo que había que poner en caso de agresión militar de Hitler.
De hecho, el rey Boris de Bulgaria, de paso por Austria tras sendas visitas a
inglés condecoró al ministro austríaco en Londres, razón por la cual fue recibido
olvidan los analistas del pasado, e incluso los historiadores con título y
más o menos, una jaula de grillos. El primer problema que tenía todo
años después, Hitler fuese a por ellos, casi todos eran muy pesimistas
Estado Mayor francés durante los quince años citados, antes de escribir
su aliado ruso. Pero eso, como veremos en unos párrafos, tampoco era
posible.
que erraban por poco si erraban, que todo lo que podría hacer París en favor de
lejos era algo imposible para la aviación gala, y con ello habría provocado una
toda Europa [menos, por lo que se ve, los políticos republicanos españoles] que
francesa, los alemanes no tenían más que lanzar pepinos sin avanzar en tierra
para garantizarse que Inglaterra no lanzaría una guerra para la que, en todo
inglesas, las dudas de Francia, y los fracasos de Italia para crear una entente
danubiana, ¿qué pensaba el canciller? Pues Hitler le había dicho a Halifax (lo
al inglés (pocas veces un interlocutor estuvo más dispuesto a creer las palabras
que se le decían) que todo lo que quería era una aplicación estricta y a la letra
paz, dijo Hitler, pasaba por admitir este ámbito de competencia exclusiva y,
consecuentemente, lo que ambas potencias occidentales tenían que
moralidad que valiese [lo cual no impide, por cierto, que el 99,9% de los
Yugoslavia.
Los polacos, además, se negaban en redondo a cualquier colaboración
militar con los soviéticos (chicos listos; por listillos los acabarían masacrando en
Belgrado. La cosa no era nada nueva. El rey Boris de Bulgaria ya le había dicho,
durante su visita en París, al presidente Lebrun que lo mejor que podía hacer el
Quai d’Orsay era olvidarse de la idea de que tropas rusas pudiesen cruzar
Ybon Delbos volvió a París (19 de diciembre) con las cosas bastante
todos. Lo cual pasaba por vincular a Italia a este proyecto [y, si esto era lo que
ante Delbos por indicación de Hitler. La jugada del canciller alemán fue
el futuro de Austria quedaba en manos de quien más quería Hitler que lo tuviera:
Mussolini.
Delbos, como ocurre siempre con los diplomáticos, tenía, desde luego,
libro con todo merecimiento, tenía sin embargo otra cara en el plano
exterior. Tras lo de Abisinia, que estuvo a punto de salirle muy mal, había
Inglaterra; sin olvidar que, a pesar que ideológicamente eran como el agua
contra las potencias europeas, en 1933 y 1934; pero lo hizo menos por
necesitaban.
En la primera entrevista entre Hitler y Mussolini, Stra 1934, Hitler no le
cuenta de que el III Reich le brindaba, por sí solo, una oportunidad de oro para
La cosa tenía una lógica aplastante. Hitler tenía la intención, y cada vez
más tenía los medios, de sentar sus reales en el lecho del Danubio. Hacía falta
que alguien tratase de influir en el mismo terreno, para así contrapesarlo; y ese
alguien sólo podía ser Italia. El corolario de esta intención fueron los protocolos
de Roma.
lo hizo para decirle a Londres y París: «aquí estoy yo, y podéis confiar en mí».
posibilidad de sancionar a Italia por lo de Etiopía fue sustituido por otro del Frente
izquierdas había ganado las elecciones [y pueden sin miedo los lectores de este
blog pensar que el gesto de Mussolini de ayudar a Franco tiene mucho más que
ver con romper esa posible entente Madrid/París que con pruritos ideológicos
anticomunistas, que al Duce le importaban más bien poco.] Fue este repentino
aislamiento el que hizo pensar a Roma que, en lugar de jugar a ser una
el conflicto supuso para Mussolini no tener las manos libres frente a Hitler,
que le reclamaba, cada vez más, que no se metiese en los temas del área
danubiana. Aun así, Mussolini todavía creía que podría salvar Austria para
sí.
El 25 de octubre de 1936, pocas semanas después del acuerdo entre
Alemania y Austria por lo tanto, el voluble conde Ciano voló a Berlín. Volvió
convencido de que lo mejor que podía hacer Italia era aliarse con Alemania. El 1
santificó la creación del eje Berlín-Roma. Aquel discurso activó todas las alarmas
con los puntos en los que, según él, consistía verdaderamente la alianza con
España.
comunistas.
país era una conditio sine qua non para el funcionamiento del Eje. Fue, por lo
demás, una declaración dictada por los hechos, puesto que para entonces, y
desde el verano del 37, Mussolini estaba preocupado por una acción que no
así. Como ya hemos dicho, en aquel año de 1937, Berlín inicio una
ofensiva de visitas, sobre todo a París pero también a Londres, por parte
que hablar de paz, paz, paz… La jugada, ya lo hemos dicho, les salió
llegó a albergar ilusiones de poder llegar a un pacto con el III Reich; pacto
la potencia teutona.
Austria.
Roma respecto de las potencias democráticas hacía cada vez más difícil
realizar una campaña militar conjunta de invasión. Pero, sin embargo, había
conseguido lo que necesitaba al fin y al cabo, que no era otra cosa que la
su territorio. Todo esto, sin tener en cuenta que, en realidad, Rusia, o mejor
por Japón, así pues no tenía mucho tiempo para pensar en esos asuntos. La
Foreign Office a la hora de mancharse las manos (hasta que llegó Tony Blair,
claro).
siéndolo para los planes germanos: Austria debía colaborar. Esta es la razón por
Bismarck: una alianza cara a la galería que fuese una fusión de facto.
menudo se olvida. Se trata de Göring. Hermann Göring, tal vez por cultivar cierto
perfil de alto mando militar a la antigua, con conocimientos y práctica
diplomática, tendía casi siempre a ser algo más tibio que su Führer. En la
1937. Una de las razones para ello pudo ser, desde luego, la sintonía que
nacionalsocialista.
llevaba esa tarea como el culo. Como otros muchos antes que él, y otros
muchos después, Göring creyó que la economía era una cosa que
moral con Schacht, mucho más ortodoxo que él. La clase patronal se le
Así las cosas, Göring se endureció. Tanto, que cuando Guido Schmidt le
invitó, probablemente por un mero deseo de ser coleguita y tal, a una jornada de
tomar parte en una región del país, Karwendel, donde sería fácil que nadie se
1938 porque, decía, para el Reich era fundamental poder disponer de los
Que Göring abrazase, con la fe del converso, el discurso Austria ens roba,
supuso una gran noticia para el señor que se encontraba en su casita de campo
cuestión austríaca para Hitler lo deja bien claro el dato de que este tema, y la
cuestión judía, eran los dos únicos sobre los que nunca pedía consejo a su
entourage. Para Adolf Hitler, nacido en Austria al fin y al cabo, superar los montes
nevados que veía desde su porche y entrar en Austria era, nunca mejor
que no podía invadir aquel país. La Reichswehr le había dejado bien claro
existían posibilidades de que estallase si daba ese paso. Por otra parte,
sobre la mesita del porche tenía Hitler un informe reciente, escrito por sus
había dicho a Yvon Delbos (en parte porque los alemanes le habían
impresionante pastor alemán (que fue envenenado justo antes del suicidio
cual era una putada para el canciller, puesto que había prometido que
que pasaría por regular algunas de las principales reivindicaciones de las clases
trabajadoras. Sin embargo, él seguía creyendo más sencillo (lo era; lo que está
ver que la acción nacionalsocialista era mucho más atractiva. Asimismo, ellos
agregado militar alemán en Viena o, incluso, del propio embajador Von Papen.
como canciller, para ser sustituido por una personalidad política de signo neutro,
principal asesor. Este nuevo gobierno organizaría un plebiscito como el que, por
trabajar.
1938, que por supuesto es el año que sigue a este tan interesante
autoridad.
Uno de los miembros de Los Siete, el doctor Tavs, aportará casi
inocentemente el motivo.
entre la espada y la pared, y es por esto que el máximo mandatario del país
registro en la Teinfalstrasse.
contra este tipo de acciones pues, aunque formalmente su vida pública estaba
prohibida, sabían bien, por el propio Von Schuschnigg, que no iban a ser
molestados. Por otra parte, ni se podían imaginar que Tavs iba a hacer el pollas
Sokoa a la teutona.
conoció como plan RH; que es un tema que no tiene nada que ver con
aquello que decía Arzallus del RH de los vascos, sino con la planificación
alemanidad de Austria. La verdad es que fue una torpeza por parte de Von
Schuschnigg firmar aquel acuerdo sin casi fijarse en aquel párrafo, que
texto más insulso puede ser importante; como, por otra parte, bien hemos
Para las gentes de Hitler, sin embargo, aquel párrafo tercero fue de
(al loro que viene lo bueno), el pueblo alemán tenía la obligación moral de salir
Una toma de posición, en términos imperativos, por parte del III Reich,
verdaderamente, a principios de 1938 había que estar tolili para pensar que se
podía estar al frente de Austria una vez que Berlín te había puesto oficialmente
trabajaría a toda prisa para alcanzar un acuerdo con Yugoslavia que permitiese
de que lo que se cocía en Austria era el regreso de los Habsburgo, lo que podía
Armadas en la movida.
El Plan RH contaba con pillar a Italia demasiado preocupada con
otras cosas. Consideraban los nazis que Mussolini no tendría mucho que
nazis. Seis meses después, el pájaro cuco desalojaría a todos los demás
que previsible (porque los referendos, por lo general, siempre los gana
margen de actuación más que sobrado para poder actuar de enlace entre
impulsadas por los nazis para lubricar la campaña del ultimátum. Entre
militar, general Muff. Pero había sido Berlín quien había ordenado que el
con mucho la más activa, había sido ya designada para realizar el apiole. Ya se
cuerpo paramilitar creado por los legitimistas austríacos, a los que les iban a
cargar el mochuelo.
julio pero, probablemente por la distancia que, en todo caso, había tomado con
importantísimos en el Ejército alemán, lo cual hacía que cada vez fuese menos
completo dossier sobre las personas con las que hablaba por teléfono o
poder del NSDAP en Alemania (el día que Hitler debería haber planteado
cargó, sin querer, toda posibilidad de que las cosas fuesen de otra
manera.
soledad porque Von Blomberg estaba de luna de miel, creyó que era el
de que el Ejército necesitaba dos años sin conflictos para poder consolidarse.
Hitler, mientras tanto, dio orden desde Berchtesgaden de aplazar sine die
ultimátum. Lógico. El Plan RH había sido descubierto. Hacía falta montar otra
nacionalsolcialistas austríacos para invadir el país con las SS. Hitler, mucho más
una guerra civil en Austria; y, si eso pasa, tendré en dos días al mundo
de sendas guerras civiles. Sabía que una guerra civil provocada por los
embargo, año y medio antes se había metido de hoz y coz en otra guerra
civil, la española, sabiendo que nada de eso iba a ocurrir. Las razones
para esta diferencia son dos: una, la geopolítica: España no está donde
está Austria. Otra, la política a secas: por mucho que ahora queramos ver
con enormes sintonías con la URSS. Éste es el segundo factor que hacía
ese Schuschnigg».
mayor experiencia, aunque también con más criterio. De una forma indirecta,
esta purga fue también contra algunos de los representantes de la gran industria
que, como siempre ocurre con el sector del dinero, no estaban muy tranquilos
con la perspectiva de una guerra; pues una guerra es una cosa que lo mismo la
ganas que la pierdes, y ése es un entorno vital en el que el gran capital no está
acostumbrado a moverse.
Tras aquella purga, y con una sociedad alemana entregada, Hitler podía
de Austria. Lo realmente alucinante es la forma, más que miope ciega del todo,
con que se recibieron en Viena estas noticias. Para los avezados analistas
los periódicos.
militar y diplomática alemanas practicada por Hitler fue Franz von Papen.
los nazis de que podía pasar por un nazi sincero, y que a base de
de Estado Seyss-Ynquart, que cada vez más iba para portavoz del
Le dijo que todos los problemas del Grupo de los Siete se la pelaban. Que
austroalemana.
llevaron a Von Schuschnigg a pensar algo que era totalmente correcto: que la
facción a la que pertenecía Von Papen, es decir aquélla que preconizaba una
había perdido. «Von Papen», dijo el canciller, «no es el hombre que nos puede
salvar».
darse por perdida. En su opinión, la limpieza realizada por Hitler no sería gratis.
a Hitler, aislándolo. Había que desechar una publicación prematura; era mucho
mejor que esa publicación se convirtiese en una amenaza permanente para los
Schuschnigg) utilizar esa presión para que Hitler acabase hablando en la sesión
pero no ya como embajador, sino en misión especial. No se sabía muy bien para
qué medida eso que le dijo estaba sintonizado con su canciller y jefe. El
en fusilarlo), Hitler fue por ahí contando a los suyos que Austria había
en Berlín, sin que tampoco esté del todo claro a quién vio y qué tipo de
austríaco no quería hacer tal cosa, sobre todo porque eso suponía acabar
prácticamente con la multilateralidad del tema austríaco; situación en la que él
no podía hacer otra cosa que perder frente a una personalidad y un país tan
renuente aceptación, y todos los indicios son de que no tenía la menor idea de
que iba hacia un ultimátum de Hitler; entre otras cosas porque no podía
indicios, de la menos lógica pareja formada por Schmidt y Wolf. Porque Guido
Teinfalstrasse porque hay que saber dominar los tiempos, en realidad lo que
estaba haciendo era bloquear la única acción que podía dañar los planes de los
nacionalsocialistas.
debía una. De que el canciller alemán era consciente de que resultaba tributario
del gobierno austríaco por la elegancia con que había tratado el tema de los
dentro del marco del 11 de julio, Von Schuschnigg tendría una gran victoria.
El 10 de febrero, el Frente Patriótico austríaco celebró un gran
Austria no se discutiría.
castellano.
No hay manera de cuadrar todas las cosas que sabemos de este proceso
con las que no sabemos y podemos intuir sin aceptar la idea de que Guido
era mejor subirse a la ola del nacionalsocialismo. Lo que puedo daros es una
bando a lo largo de todo el año 1937, en sus coloquios con Göring. Hermann
pígnico maniobrero tan típico que yo diría que es imposible que exista un partido
Probablemente, el Göring auténtico nunca pensó que su jefe fuese a llevar las
demás Görings de este mundo, como digo, les suele ir bastante bien). Como
NSDAP austríaco es una jaula de grillos, los del Grupo de Leopoldo están muy
mal de lo suyo, son de ese tipo de radicales de primera hora de los que luego te
caería en sus embrujos tan fácilmente. Para mí, lo que cambió la mentalidad del
secretario de Estado fue la visita de Yvon Delbos a la cuenca del Danubio,
Entonces lo urdió todo, aunque para él, como para Hitler, el registro de la
inesperado. Supongo (sigo suponiendo) que él pudo tener algo que ver en
dijo a Hess, que tras el descubrimiento por la policía austríaca del Plan A,
casa.
En las seis u ocho primeras semanas del año 1938, Hitler lo tuvo
agradarle para que no le pegase un tiro. Cada uno de los peones de este
realmente preciso de la jornada histórica del día 12. Por su parte, los diarios
franceses e ingleses iban incluso más allá, sugiriendo una imposición de las tesis
encuentro de trámite dentro del lógico devenir de los acuerdos de julio. A la hora
en una ausencia total de inquietud. Sin embargo, entre las personas más
su casa durante varias horas. No quería recibir a nadie, ni siquiera a sus amigos
más cercanos. Guido Schmidt había vuelto con él, decían, pálido y con gesto
lunes por la mañana inició una larga serie de encuentros con todos los políticos
Viena.
Fue en esa mañana de lunes cuando se fue sabiendo la verdad. Lo que
austríaca. Lejos de ello, se había encontrado con un Adolf Hitler en estado puro,
quiere decir que Hitler se puso a gritar como una jineta a la que un mandril
mañana del lunes por Guido Schmidt. Una vez más, y el temita da como para
del tono desesperado que adoptaba su jefe en ese momento en sus audiencias.
Les dijo a los diplomáticos occidentales que la situación era comprometida, pero
que él no tenía ninguna razón para pensar que lo peor (la invasión) fuese a
su secretario, Von Ribentropp, algunas personas del entourage diario del Führer,
Formaba parte muy común de la estrategia de Hitler (no tardaría en usarla con
el checo Benes, sin ir más lejos) el acojonar a su rival dejándole claro que,
sólo de él, le dijo a Von Shuschnigg, en ese momento no estarían hablando esas
ahora mismo gobernaban Austria. Se declaró, sin ambages, enemigo del sistema
sufrimientos sin fin a los hombres y mujeres de Austria (sí, lo dijo así; como si
el nacionalsocialismo.
Una vez enviada la Panzerdivision a laminar el campo de batalla, en
estrategia que también era común en él, Hitler pasó a la fase «en fin, aunque no
julio se aplicase sobre lo que llamó bases correctas. Sí, estaba dispuesto a
poseso: «¡Sí, limpiar, limpiar!». Lo hizo varias veces, antes de continuar: «Y,
con sus íntimos en largos monólogos de este estilo, en los que ya sólo se
filosófico sobre la misión de Alemania, que terminó con un definitivo, brutal: «Yo
se le tendía. El ejército alemán sólo esperaba una orden (para hacer creíble este
afirmación era para lo que estaba Keitel en la antecámara; de hecho, Hitler acabó
bombardear Viena en tan sólo unas horas. «Sólo tengo que pronunciar una
asonada de gritos, esta vez porque Hitler parecía haberse convencido a sí mismo
encontrarse frente al más grande alemán que haya jamás conocido la Historia»?
preguntador y preguntado.
su gente.
En la antecámara, donde se oían los gritos y de vez en cuando se
distinguían palabras, el que peor lo pasó, al parecer, fue Von Ribentropp. Al fin
resolución, sin la cual, en unas pocas horas, él tomaría «otras decisiones». Como
quiera que el austríaco estuviese algo más calmado y situado, Hitler se embarcó
conseguir ayuda de otras potencias. Inglaterra, le dijo, era un gigante con pies
de barro (no erraba demasiado Hitler; en ese momento, lo era). Y, sobre la gran
esperanza blanca austríaca, Mussolini, se explayó: «Ya sé, ya sé... usted piensa
italianos, ésa es otra cuestión. Yo que usted no me haría ninguna ilusión sobre
sentó y, acompañando cada palabra con golpes de dedo sobre la mesa, dijo:
el muchacho.
la total indiferencia que mostró Hitler hacia los detalles de la misma. Él ya había
dicho lo que tenía que decir, y ya había anunciado lo que iba a hacer. En realidad,
nacionalsocialistas encarcelados.
expulsados.
nacionalsocialistas.
Frente Patriótico.
Las negociaciones fueron interrumpidas por un almuerzo que fue poco
más que un aperitivo (un efecto probablemente buscado por Hitler; se pasó todo
el breve rato de la colación llamando la atención sobre lo austero que era todo
en su guarida de mando). Tras ello, y con la hora del ultimátum a punto de caer,
aunque justo es decir que, sabiendo como sabemos nosotros cómo se las
gastaron los germanos con los checos poco tiempo después, la verdad es que
Von Schuschnigg sacó una de esas cosas que ponían de los nervios a
terminó por convencer a Hitler, quien dio un nuevo plazo, hasta el 15 de febrero
a las seis de la tarde, para que el presidente de la nación diese su nihil obstat al
programa alemán.
daba cuenta de que había sido, en buena parte, víctima de una conspiración,
una conspiración que empezó el lejano día que Franz von Papen se le acercó en
que nunca en el siglo XX, el jefe del Gobierno de una nación soberana
mentía; eso sí, hasta aquella fecha, porque la marca sería prontamente
potencias occidentales. Sin embargo, les dijo, él ya tenía claro que Austria
acostumbradas contando los segundos, tic tac, tic tac, que faltaban para
fue todo el apoyo que recibió Austria aquel día. El secretario de Schuschnigg,
Hornbostel, en ausencia del jefe del Gobierno, le contestó que muchas gracias,
pero que el ultimátum vencía en unas pocas horas, y que no veía qué podían
hacer.
Así las cosas, antes de llegar las seis de la tarde, Austria aceptó las
condiciones impuestas por el Reich. En los días siguientes, procedió a tomar las
el barón de Frankenstein, cumplió dicha labor tan bien que Neville Chamberlain
pudo ir a los Comunes a afirmar que Austria en modo alguno se sentía objeto de
un ultimátum, y que los acuerdos con Hitler habían sido libremente aceptados.
por una parte, estaba bastante más interesada por las acciones que había venido
pronto les colocaría en una difícil posición para tomar acciones relevantes.
elementos:
de Berchtesgaden.
países.
Anthony Eden era partidario de un movimiento muy parecido al que se
opinión. Para este político, la cuestión austríaca, y en general toda la Europa del
importancia, que eran las relaciones entre Londres y Roma [inciso español: si
para Chamberlain el tema de Austria era sólo una derivada del tema mayor
pensar que no iba a considerar dicha guerra civil española como un mero
prolongar las negociaciones con Italia unos tres meses, y simplemente no quería
ruidos durante ese tiempo. El apoyo británico al borrador francés habría sido un
iniciados los contactos con Mussolini, éste, a cambio de conservar las ventajas
cuando menos, luchaba contra la URSS, algo que a Inglaterra ya le iba bien].
acción conjunta. Pero recibió pronto de lord Halifax, nuevo ministro de Asuntos
Exteriores, una negativa clara. Para ello, los ingleses se agarraron a la
Londres.
ver por allí estaban muy felices. Los viejos miembros del grupo de la
austríaco, y entendido que era muy probable que ni siquiera regresasen a Viena.
Leopoldo, Tavs e Inder Mauer sabían que, a poco que Austria se pusiera de
Globotschnigg. Hitler nunca les perdonó que permitiesen que la policía vienesa
hubiese dejado manipular por Guido Schmidt, valedor real de que dichos papeles
Lo más importante de su alocución no fue lo que dijo, sino lo que no dijo. Porque
del NSDAP, presidida por Rudolf Hess. Tomaron una merienda cena en
siempre fiel Hess soltó una loa de la hostia sobre su jefe, del que, dijo,
vio en Alemania el tema de Austria; como la feliz gestión por parte del
Seitzergasse, una cosa que llamaron Oficina Alemana, con secciones de:
Teinfalstrasse.
Seyss-Ynquart fue nombrado ministro del Interior el día 15 de febrero, y la
verdad es que no hizo el menor esfuerzo por disimular: al día siguiente, ya estaba
lucha contra el comunismo. Lo increíble es que, a esas alturas, todavía Kurt von
principales adversarios.
residentes en Austria.
nacionalsocialista en la judicatura.
que, la verdad, no se sabe de dónde había sacado, mandó con dicha misión a
Seyss-Ynquart, que de paso que «negociaba» con los nazis locales les pasaba
habían pasado al bando nazi y estaban untando el movimiento, que contaba con
300.000 schillings. Pronto, lo que se percibió en Viena fue el peligro real de que
a la Mao, que eso de las marchas largas o largas marchas se ha dado mucho).
del Banco de Austria, tomó una decisión bastante importante por sí mismo.
ello, se limitó a contestar, fríamente: «Ahora soy yo quien manda aquí». Cuando
podrían responder. Para que nos hagamos una idea, esto es más o menos
como imaginarse a Pablo Iglesias haciendo una coalición con Rajoy para
la que había montado su ministro en Graz. Ahora su mantra era que esto
sólo lo podía arreglar Mussolini. Sin embargo, estos apoyos acabaron por
«¡Rojo, blanco y rojo hasta la muerte!»; que fue interpretada como una
llamada a la lucha, y que entusiasmó incluso a los socialistas. Fue, sin embargo,
aprobando el 22 de febrero una moción que fue firmada por buena parte de los
Muy bien: en ese caso, convoquemos un referendo, y a ver quién mea más lejos.
dos únicas cosas que Hitler podía temer de su plan de anexión de Austria. La
mejor que nadie, que el Duce era una persona muy difícil de prever en sus
reacciones. La primera no la esperaba, porque confiaba en sus terminales
Schmidt. Sin embargo Schmidt, y esto es una opinión personal más que
Austria con Hitler que ganase la primera (lo que pasa es que reputaban
esa posibilidad muy remota); al contrario que esta gente, digo, Schmidt
incontrolable reacción obrera. Fue ésta la razón, como digo à mon avis,
anterioridad.
propios. El principal de ellos tiene que ver con el hecho de que los políticos
de forma muy fuerte desde el 37, los nazis, por boca sobre todo de Göring,
habían dejado claro que incluso tenían designadas las divisiones que entrarían
a decir una vez el general, «de Otto de Habsburgo, o de cualquier otro». Entre
otras cosas, el Reich tenía firmado un protocolo con Yugoslavia que prevenía
obviamente, no querían ni oír hablar), por lo que es incluso probable que una
tercero. A todo ello hay que añadir que en las cancillerías europeas la idea no
convencer, y convencerse, de que era posible una estrategia «ni una cosa, ni la
otra». Tal fue el leiv motiv de su discurso en Eisenstadt, diseñado para aparecer
terreno real, y Schuschnigg lo tenía que saber, las cosas avanzaban cada vez
más hacia una fórmula o carne, o pescado. Entre otras cosas, porque un
necesario aliado de dicha restauración, el movimiento obrero y la
sólo estaba dispuesta a colaborar con fuerzas que, al fin y al cabo, habían
cual se presentaría ante la opinión pública mundial con una máscara más
aceptable.
otros tiempos (algo que todavía haría, décadas después, Juan de Borbón
que Austria (él quería decir: su familia) recogía las esencias del verdadero
germanismo, que había creado una comunidad de países germanoparlantes
enfermiza con la realidad de la que, en nuestra Historia, han hecho gala casi
crecer en palacios suntuosos donde todo el mundo te dice que tus flatulencias
no huelen y tienes que el pene largo de toda la nación (cosa que, en el caso de
Fernando VII, parece ser que era cierto) no es la mejor manera de enterarse de
que ser muy imbécil para no darse cuenta), pero a la hora de las soluciones, la
hay una camarilla) habían pergeñado era la idea de que, siendo la restauración
decir que la política que llevaba él era la única posible en ese momento.
veía bien la idea, igual que el rey de Rumania, siempre que se hiciese
de que Hitler atacaría a Austria tras su visita a Roma; lo cual quería decir
Sin embargo, estas fuerzas también se tenían que ir con cuidado, puesto
intención de convocarlo en una reunión del gabinete que tuvo lugar a las siete
de la tarde del día 8 de marzo. Añadió que, tras el referendo sobre el estatus
el domingo 13.
que Hitler se fuese a atrever a responder con una invasión o con un golpe de
exigido el referendo varias veces en los últimos meses. El día crítico, decía, sería
Innsbruck. La reacción inmediata fue muy positiva. La idea galvanizó a los grupos
Duce. Dos años antes, cuando Von Schuschnigg había estado en Rocca,
problema está sobre la mesa: los austríacos están seguros de ganar el referendo
cólera tupamara, y dice dos cosas: la primera, que a sus ojos la convocatoria del
podría incluso decir que tenía razón). Y, la segunda, más descarada y, por ello,
precisos de que los diplomáticos austríacos no le han podido ver en Rocca della
Caminate.
El rostro de Hitler se relaja: «entonces», dice, «todo está en orden:
Austria.
que lo provoca. Continúa: «el plebiscito que has convocado, sin habérnoslo
responde afirmando que todo lo que ha escuchado es falso. «Tú lo sabes bien»,
acordado allí garantizó nuestra soberanía. Es la otra parte la que está faltando a
cambiado de opinión.
Bernard Graf von Welczeck (padre; que, por cierto, la Wikipedia dice que
Schmidt hizo todo lo posible por bombardearla. En todo caso, de poco habría
Austria, era preso de ese síndrome que se describe muy bien con ese adagio
supieron desde una hora antes del ultimátum nazi dado al canciller. Sin embargo,
Hasta ese momento, Von Schuschnigg mostraba ante los suyos una
acometividad total; sin embargo, más o menos a esa misma hora, cuando
que era imposible; que el enemigo era demasiado fuerte, y la ayuda no llegaba
de parte alguna. Habría que anular el plebiscito. Hacia las dos, la noticia de esta
que moverle a hacer otro: a las cinco y media de la tarde, el canciller debería
imposición.
Por extraño que pueda parecer, no fue hasta ese momento que lugares
donde eran los ministros del saliente los que se encargaban del día a día
Londres, que hacía falta ganar tiempo a cualquier coste. Por ello, Von
Schuschnigg decidió hacer una alocución radiada a las siete, que sonó
internacional, siempre dispuesta a decantarse a favor del más débil. Para ser
más concretos, lo que había pasado, hasta aquel momento, era que Miklas no
gobierno, había sido para exigirle control en las calles. El ministro del Interior,
suponemos que para cumplir esa misión, había hecho su propio discurso
entrasen en Austria.
A eso de las siete y media de la tarde, hora del ultimátum, los militantes
que los patriotas habían dejado libres por temor al bombardeo. El ejército
carnicería.
desmentida, una a una, ante todas las legaciones importantes. Pero para
comisarías.
de que los últimos hombres que le habían empujado a ello habían sido el propio
A las cinco horas del sábado, todavía ni un solo soldado alemán había
estaban en Viena desde la una. Toda la noche, Hitler había esperado hasta estar
completamente seguro que ninguna potencia extranjera haría nada. A las cinco
Anschluss.
de la anexión de Austria por el III Reich es muy elevada para un lector español.
En el texto quedan algunas digresiones entre corchetes que, de por sí, ya fueron
escritas para ir justificando ante el lector esta conclusión. Aun así, algunas cosas
salvo que se trate solamente de algún microestado tipo Andorra, o tal. En los
años treinta del siglo XX, todavía estaba, en buena parte, vigente el viejo e
siglo, había asumido que no tenía gran cosa que decir en ese teatro y desde
lujo, lujo que acabaría a la postre siendo una desgracia, de permanecer ajena a
los muchos desarrollos que supuso aquel armisticio, notablemente los tratados
poco y la mayoría de los políticos, menos. Eran los tiempos en los que entre los
que pudo levantar aquel famoso grito de «que inventen ellos». España
como José Ortega y Gasset, que, la verdad, tenían sobre política internacional
apenas ideas demasiado epidérmicas, que no podían competir con el
Castelar.
del calentón ideológico del nazismo alemán se encuentra el odio hacia los
hacían sus cosas por bastante menos dinero. Los chinos de la época,
pues.
Es obvio que los redactores de los acuerdos de la primera posguerra
excitase tan pronto y tan deprisa; esperaban que se fosilizase antes de que las
de Benito Mussolini y Adolf Hitler. El guión de Locarno contaba con una Europa
de Hitler al poder; pero ésta, de alguna manera, fue la guinda del pastel.
base de que los nuevos Estados creados con la cacharrería averiada del Imperio
desesperación de muchas de las cosas que se podían obtener de las minas, las
mismo y el comunismo soviético con el que sólo era cuestión de tiempo se diese
tambalease. Esa idea era la ilusión de que Francia podía ser el ente
ni daban tanto miedo como pensaban, ni eran tan resolutivos como otros,
las fotos del primero de mayo del 36 por ejemplo, en las que se pasea el
retrato de Josif Stalin. O sea, las cosas van a peor. En el mayor agujero
Hitler en el-avispero-antes-llamado-Imperio.
estaba firmando ese acuerdo. Al fin y al cabo, para qué. Y, sin embargo,
sí hay una razón: la simple y pura razón de que, para los Estados europeos,
aquel acuerdo fue mucho más importante que una asonada militar en España
que, de todas formas, en su inicio parecía que el gobierno legal iba a poder
Se puede hablar, escribir, opinar, sobre la guerra civil española sin decir
una palabra sobre la cuestión danubiana y los complicados apliques que generó
creer que los embajadores españoles, los Azcárate y compañía, eran recibidos
alemán sabía que Austria era una rana que tenía que hervir viva, razón por la
cual no le quedaba otra que echarla a la olla, a fuego muy bajo, y luego irlo
subiendo muy, muy lentamente, muy poco a poco. Juan Negrín habría
de 1937, cuando él llegó al poder; pero en las notas que preceden a estos
humano, soñaba con una Europa formada por tres poderes de parecido
que, si bien no tenía los testículos del mismo tamaño, podía actuar de
árbitro o bisagra, puesto que se entendía con los dos gallos del gallinero.
quede claro, cuando menos entre finales del 36 y Munich, era alimentar
agredida.
minimizar los problemas creados por las muchas fuerzas que, en el bando
por gentes como Álvarez del Vayo, contra cuyo prestigio trabajaba hasta
el presidente Azaña. España se convirtió en un país en el que sacaban a la gente
de sus casas y la fusilaban en cunetas (las historias ocurrían; pero salían por la
mucho Frente Popular que se llamase. Pero es que, además, Francia, al revés
que Inglaterra, no tenía intereses en la cuenca del Danubio: tenía una alianza
con Polonia, Francia los tenía con Checoslovaquia. No podía pensar en la ayuda
tropas más allá de sus fronteras porque sabía bien que la solidaridad inglesa se
refería únicamente a las agresiones que Francia pudiera sufrir dentro de sus
bordes. En esas circunstancias, Ybon Delbos intentó la coalición
la Europa de posguerra.
no de la batalla de Teruel. Italia jugó esa baza hasta bien entrado el 38;
ese papel.
España sin hacer nada, estaban mirando por su otra fachada, la fachada
era qué hacer en Austria y en Checoslovaquia. Uno puede pensar que eso
no es verdad, y que toda la inacción mostrada entre 1936 y 1938 por los