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SUPERIOR
Los componentes son todos los elementos que constituyen el sistema. Por ejemplo: en el
proceso docente-educativo, los componentes "no personales" son el objetivo, el contenido, el
método, el medio, la forma y la evaluación de la enseñanza.
La estructura comprende las relaciones que se establecen entre los elementos del sistema.
Está basada en un algoritmo de selección, es decir, en un ordenamiento lógico de los
elementos.
Las funciones son las acciones que puede desempeñar el sistema, tanto de subordinación
vertical, como de coordinación horizontal.
Sistema de conocimientos
Sistema de habilidades
Las habilidades generales (lógicas y docentes) deben desarrollarse en la enseñanza general. Sin
embargo, los estudiantes que ingresan en la enseñanza superior presentan diferencias en el
dominio de estas habilidades; por lo tanto, es necesario continuar trabajando sobre ellas. Para
el desarrollo de estas habilidades se realizo un manual de tecnicas de estudio, el cual es
organizado al inicio del curso.
Las habilidades específicas o propias de cada asignatura están orientadas hacia el modo de
actuación profesional específico de cada disciplina o ciencia correspondiente y comprenden los
métodos, procedimientos y técnicas que se utilizan en ella y que deben dominar los
estudiantes, sin olvidar que el egresado que se desea formar en las carreras de Ciencias
Médicas es un especialista general básico.
· Se privilegia una formación para lograr adaptarse al medio, más que para aprender a
transformar ese medio, a desarrollarse en el, a aprender a convivir y a crecer.
La innovación docente, se refiere, en primer lugar, la necesidad de establecer con claridad los
diversos significados que se dan al término y su relación con conceptos como el de cambio y el
de mejora que, en muchas ocasiones se utilizan como sinónimos, pero que no son tales,
aunque su significado pueda estar estrechamente vinculado con la innovación. Si se establece
que la innovación significa la introducción de algo nuevo que produce mejora, el hecho de
pasar de lo que se tenía antes, a un estado de mejoría, supone la presencia de un cambio. Sin
embargo, no puede afirmarse que todo cambio sea una innovación, una innovación para ser
considerada como tal, necesita ser duradera, tener un alto índice de utilización y estar
relacionada con mejoras sustanciales de la práctica profesional
Muchas veces al hablar de innovación puede también hablarse de reforma puesto que
etimológicamente no existe una diferencia bien marcada entre ambas palabras, sin embargo
es posible establecer que la innovación está más vinculada a la práctica profesional de lo que
lo está la reforma y por lo tanto la interpela con mayor fuerza. Por otra parte la reforma
implica un cambio del sistema en su conjunto; un cambio estructural que impacta lo curricular
y las condiciones en que se ofrece un servicio.
El proceso de resolución de problemas tiene como centro al usuario de la innovación. Parte del
supuesto de que éste tiene una necesidad definida y de que la innovación va a satisfacerla. En
consecuencia, el proceso va desde el problema al diagnóstico, luego a una prueba y finalmente
a la adopción. Con frecuencia es necesaria la intervención de un agente externo de cambio que
aconseje a los individuos sobre posibles soluciones y sobre estrategias de puesta en vigor, pero
lo que se considera principal es la colaboración centrada en el usuario de la innovación y no en
la manipulación desde fuera
Los principales elementos del cambio o pilares fundamentales para el cambio educativo, son:
la educación como proceso holístico, la comunicación participativa y la motivación.
“El hombre es un animal racional y comparte con los demás animales irracionales la facultad
de la sensación y el apetito sensitivo, mientras que tiene de común con los ángeles el intelecto
y la voluntad, que son facultades superiores. Por el entendimiento el hombre conoce la verdad
y por la voluntad desea o ama aquellos objetos que el entendimiento declara buenos. La
voluntad es una facultad libre, cuya acción depende de nosotros mismos, de tal manera que
ningún objeto creado puede obligarla a actuar”3.
La comunicación efectiva.
Esta comunicación lineal difícilmente afecta todos los elementos constitutivos del hombre:
mente, espíritu y cuerpo, y, por consiguiente, las reacciones que se producen en quien recibe
el mensaje provienen, a su vez, solamente del elemento afectado, y cuando logra afectar más
de uno, no permite el fluir de la comunicación en un sentido bi o multidireccional.
Vista de esta manera, la comunicación, que denomino lineal, sirve para transmitir noticias,
exponer teorías, contar experiencias y muchas otras cosas más, pero siempre en forma
unidireccional, sin promover la acción de respuesta de uno o varios interlocutores; por
consiguiente, está lejos de ser el proceso interactuante en el cual el hombre establece un
circuito de dar y recibir, en el que los mensajes del uno estimulan las respuestas del otro, y se
genera un permanente fluir de ideas, posiciones y argumentos, que, como ya lo decía, son los
elementos que van a permitir que los interlocutores enriquezcan sus conocimientos,
fortalezcan y afiancen sus ideas, y se vayan formando sus propios criterios de acción y
compromiso, sin que esto implique, en un momento dado, la aceptación o el rechazo total de
las posiciones de su interlocutor.
La motivación.
Motivación es una palabra derivada del vocablo latino movere, que significa mover. La
motivación es la fuerza interna que permite iniciar, guiar y mantener un determinado
comportamiento, hasta que se alcance la meta deseada.
Las metas son importantes en cualquier actividad humana, ya que motivan, guían nuestros
actos y nos impulsan a dar un mejor rendimiento. De esta forma, las personas se
comprometen al máximo sin tener en cuenta el esfuerzo que ello les implique.
Las metas específicas motivan más que las de índole general; asimismo, las de naturaleza más
difícil motivan más que las que se logran fácilmente. Sin embargo, las metas deben plantearse
como algo alcanzable, pues aquellas para cuyo logro se requieren esfuerzos sobrehumanos
pueden disminuir la motivación, y si no se alcanzan, llevarán a una frustración.
Motivar, desde mi punto de vista y dentro del marco del aprendizaje, a cualquier nivel que
este se lleve a cabo, debería conjugarse más como un verbo reflexivo, que como una decisión
ejecutada desde afuera por alguien denominado maestro, quien en un empeño sobrehumano,
se propone hacer algo para que los estudiantes desarrollen un sentimiento de entusiasmo, de
gusto, de ilusión, que los conduzca a hacer o desarrollar acciones para el logro de sus objetivos
de aprendizaje, o lo que en el lenguaje común manejamos como lograr que aprendan.
Si nos detenemos en las implicaciones que tiene el utilizar uno u otro vocablo, motivar a versus
motivarse, podremos observar que:
1. Motivar al estudiante implica, académicamente hablando, que el profesor, quien sabe algo
sobre algo, haga esfuerzos a veces no muy específicos sino más bien generalizados, para que
en todos sus alumnos nazca, se desarrolle o se reavive un interés por conocer o profundizar
sobre un tema, que él como docente se ha comprometido a que manejen teórica o
prácticamente.
2. Si es el docente quien se propone “motivar”, es él quien debe hacer las acciones para que
los discentes logren aprender, en contraposición a si se concibe este ejercicio como la acción
que recae sobre el estudiante. A este, motivarse le implica hacer por sí mismo el esfuerzo de
buscar, en los entornos en donde se mueve, los elementos que llenen sus expectativas y que le
van a ayudar a iniciar y mantener el impulso, el gusto y el reto de aprender, para lograr sus
metas personales y profesionales.
4. Al contrario, motivarse implica, por una parte, que cada alumno, utilizando su propio
conocimiento en cuanto a sus cualidades, debilidades, intereses y metas, asuma la
responsabilidad de encontrar, en todo cuanto le brindan la institución y el profesor, los
elementos significativos para su aprendizaje, en términos de beneficios presentes y futuros, de
logro de metas, de satisfacciones personales, familiares, sociales, de elevación de su
autoestima, y, por otra parte, que el profesor centre sus esfuerzos ya no en procesos para
lograr que cada estudiante se motive, sino en la creación de ambientes adecuados y
posibilidades y opciones de elección, en la presentación de posibles caminos que hay que
seguir y en el señalamiento de diversidad de recursos que se han de utilizar, para que cada
estudiante pueda elegir aquello que lo impulse a aprender no solo lo previsto en los cursos,
sino todo lo que le sirva de complemento, de respuesta a sus inquietudes y de oportunidades
de incursionar en nuevos terrenos, que posiblemente no tenía previstos al inicio de su proceso
de aprendizaje.
Cuando el profesor logra proveer entornos enriquecidos, los estudiantes no miden ni tasan los
esfuerzos que deben realizar, y dedican a su aprendizaje todo el tiempo que este les exija. En
este proceso de motivarse, el estudiante por lo general va más allá de las cortas metas
impuestas en un curso determinado; logra ejercitar simultáneamente sus potencialidades
cognitivas, físicas y sociales, de modo que alcanza su desarrollo integral