Professional Documents
Culture Documents
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).
humano en nuestras relaciones con los otros. Nos llama a seguirle a él en su
modo radical, teniendo siempre como nuestro modelo el amor
misericordioso de Dios.
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).
Ofrendas: Hermanos: con sencillez y alegría llevamos al altar los dones de pan y
vino para renovar el sacrificio redentor de Jesús.
Las actitudes y reacciones que Jesús propone frente a los enemigos no pueden provenir del
“hombre terrenal” sino de quienes se revisten del “hombre celestial” (2a.lectura). Pero la
idea de “celestial” no quiere decir “en el cielo” como sinónimo de “ingenuo” o “imposible
de realizar en esta historia, sino como de quien ya quiere imitar al “Altísimo, Padre
misericordioso” (Evangelio), “cariñoso, bondadoso, compasivo y lento para enojarse”
(Salmo).
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).
“¿Los enemigos pueden ser amados en cuánto son enemigos? No, porque sería perverso y
repugnante a la caridad, porque es amar el mal que está en el otro. Por eso aborrecemos que
sean nuestros enemigos, pero no son nuestros adversarios en cuanto son hombres con
capacidad de salvación eterna” (Santo Tomas de Aquino).
La gracia de Dios en nuestras vidas capacita para la regla de oro: Hacer por los demás lo
que queremos que hagan por nosotros. Pero consultando siempre, porque se pueden tener
gustos o necesidades distintas.
BIENVENIDA
Somos el Pueblo de Dios que refleja el amplio abrazo de su Padre sobre justos e injustos,
amigos y adversarios.
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).
La Palabra de Dios nos muestra el camino del amor para llegar a ser hijos e hijas del
Altísimo.
ORACIÓN UNIVERSAL
-Por las personas que sufren por causa de nuestros adversidades y desencuentros.
Oremos…
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).
Los dones del pan y del vino son fruto del trabajo del hombre, pero sobre todo de la
generosidad del Dios del Universo, que es bueno hasta con los desagradecidos y los malos.
COMUNIÓN
Cantamos...
ENVÍO
Nos despedimos recordando la regla de oro que nos dejó Jesús: “Hagan por los demás lo
que quieren que los hombres hagan por ustedes”.
1. ACOGIDA
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).
Hermanos y hermanas: Nos reunimos en este domingo para celebrar a
eucaristía, que es dar gracias a Dios por el amor que nos tiene, porque que
es misericordioso y compasivo con nosotros. Este amor de Dios implica que
nos amemos unos, superando el odio y el rechazo, sabiendo perdonar
siempre, incluso a los que nos hacen mal. Vamos a ser sinceros cuando
rezamos “perdónanos porque nosotros hemos perdonado”.
(Salimos con el cartel de Fano de este domingo o el de las frases evangélicas).
En el nombre del Padre... El Dios de la paz, que nos llama a vivir a perdonar
y a hacer el bien, esté con vosotros
.
2.PERDÓN
Con frecuencia no buscamos lo que nos da la verdadera felicidad, por eso
pedimos perdón.
-Tú, Jesús, que eres misericordioso y compasivo con todos y perdonas
nuestras debilidades. Señor, ten piedad.
-Tú, Jesús, que ves que nos cuesta perdonar y nuestros deseos de
vengarnos de los que nos hacen mal. Cristo, ten piedad.
-Tú, Jesús, que sabes de nuestros odios y rencores, que juzgamos y
condenamos, que damos para que nos den. Señor, ten piedad.
Dios, Padre de misericordia, tenga piedad de nosotros y nos lleve a la vida
eterna. Amén.
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).
3.MONICIÓN A LAS LECTURAS
La Palabra de Dios en este domingo tienen un mensaje muy claro: Dios es
amor y misericordia y, por ello nosotros tenemos que tener también
entrañas de misericordia y de perdón. Así es David, en la primera lectura,
que perdona de corazón al rey Saúl, su enemigo y perseguidor. Esto es
también lo que nos manda Jesús en el evangelio: “Amad a vuestros
enemigos, haced el bien a los que os odian”…
4.PETICIONES
Presentemos nuestras súplicas al Señor diciendo: -Que hagamos siempre el
bien.
1.- 1.- Por la Iglesia, para que todos encontremos en ella acogida, perdón y
apoyo. Oremos.
2.- Por los miembros de nuestra comunidad (parroquia) para que nos
distingamos como cristianos por el perdón y el amor. Oremos.
3.- Por los que tienen su corazón lleno de rencor, odio o venganza para que
aprendan a perdonar. Oremos.
4.- Por los que solo piensan en lo suyo o pasan por encima de los más
débiles. Oremos.
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).
5.- Por los niños que nos enseñan que perdonar es fácil y que todo tiene
arreglo. Oremos.
6.- Por los que nos enseñan el poder de la mirada limpia y de la sonrisa para
solucionar los problemas. Oremos.
7.- Por nuestros hermanos y hermanas difuntos, por los que nos caen mal.
Oremos.
Dios, Padre compasivo y misericordioso, escucha nuestra oración. Por JNS.
5. OFRENDAS
ALGODÓN: El amor y el trato delicado a los demás, lo queremos
representar en esta misa con este algodón. Que busquemos siempre
motivos y razones para querer y ayudar a cuantos nos necesitan.
CARTEL CON LA PALABRA “DIOS”: Ser como Jesús quiere, sin su fuerza, es
imposible. Por eso mismo queremos traer hasta el altar el secreto para
conseguirlo: DIOS.
PAN Y EL VINO: Finalmente, sin nuestra presencia en la Eucaristía, se nos
olvidaría muchas veces lo que somos: hermanos. Que el pan y el vino que
ofrecemos a Jesús, sea nuestra promesa de vivir como El vivió y de tener
las mismas actitudes que él tuvo.
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).
6. VIDEOS 7º ORDINARIO-C
-Lc. 6,27-38, narración: https://www.youtube.com/watch?v=Gl4_vJQ8fHE
-Lucas 6,27-38, El amor hacia los enemigos, película:
https://www.youtube.com/watch?v=d8aoGz9hPp0
-Amar a nuestros enemigos: https://www.youtube.com/watch?v=QsHE9C4gIZA
7. SUGERENCIAS:
-Pedidle a Jesús que os ayude a ser diferentes, a romper el círculo del mal.
-Cuando te cueste perdonar dile: “Por ti, Jesús, lo haré”.
-Intentamos esta semana rezar conscientemente “perdónanos porque
nosotros hemos perdonado”, siendo sinceros y coherentes con lo que
decimos. Lo que quiere decir que si no perdonamos, Dios no nos
perdonará.
-Se podría hacer un cartel de cartulina sobre un corcho titulado “Mi
prójimo”. Cada uno clava una chincheta en la cartulina y luego se le da la
vuelta a la cartulina para ver los agujeros. Se les hace ver que las
chinchetas son cada vez que nos metemos con otra persona… Al pedir
perdón es como si las quitáramos, pero el agujero ya está realizado.
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigos y amigas! Sean bienvenidos a esta
celebración del Séptimo Domingo Ordinario. Muchas veces
escuchamos que “Dios es amor”. Y, precisamente, hoy vamos a
conocer la grandeza del amor incondicional que Dios siente por
nosotros y que todos los cristianos debemos aprender a sentir por
nuestro prójimo; no sólo por nuestros hermanos, papás y amigos, sino,
también, por el que sufre, por ese amigo con el que nos hemos
peleado o por ese otro que no nos ha tratado demasiado bien… Amor
hacia todas las personas sin distinción.
Y nada tan grande como aprender a amar incluso a quien no nos
ama; más aún, amar a quien quiere destruirnos…¿Por qué? Porque
ser hijos de Dios implica también darnos a los demás con todo el
corazón y con todo nuestro ser.
PENITENCIAL
1. Porque a nuestro amor lo vence hasta un malentendido. ¡Señor, ten
piedad! (Niño portando un corazón pequeño, lo cambia por uno grande que
tiene, además, una Cruz)
2. Por olvidar que Dios no pone condiciones para amar. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño con cartel: “Mi amor tiene precio” que tapa con otro: “Ahora mi
amor es gratuito”).