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FACTORES BIOLÓGICOS, COGNITIVOS Y AFECTIVOS

Factores que interactúan de manera conjunta en el comportamiento humano

Cuando nos referimos a los factores determinantes del comportamiento humano,


podemos hablar de aquellos patrones que influyen en su desarrollo, en su personalidad; y es
posible entender el comportamiento dependiendo de la perspectiva desde la que este se
estudie. Es por esto que desde la lectura de tres documentos pretendo mostrar la interacción
del factor biológico, cognitivo y afectivo para comprender el comportamiento humano.
En primer lugar, al referirnos al factor biológico retomo los planteamientos de Ochando
(2002) quien desde el estudio genético presenta aspectos importantes del comportamiento
humano. Inicialmente destaco dentro de la línea evolutiva el predominio de dos
características fundamentales: la Variabilidad y la Versatilidad, Ochando (2002, p 38).
La Variabilidad es la llave para comprender la genética del comportamiento. Todo esto
permite entender que el comportamiento humano es el resultado de la influencia de un
genoma único, el cual se ve influenciado por una historia individual única. Es así como
aunque el individuo no se pueda desvincular de la biología, tampoco queda encadenado a
esta. De esta manera, el comportamiento social y la cultura, en su sentido más amplio, se
pueda explicar cómo proceso extra genético, que de alguna forma está influenciado tanto por
el ambiente y la genética.
Desde este paradigma genético se explica como el comportamiento forma parte del
fenotipo de un organismo biológico, en este caso el ser humano, que contiene una base
genética que no determina el resultado final pero sí influye a que las personas tiendan a
determinados comportamientos.
Aquí, se define al comportamiento como un “programa abierto” que dispone de distintos
elementos o variables para su evolución y modificación de estructuras que le permitan
aprender y sobrevivir en los contextos en que se desenvuelve. El hombre después de
adaptarse por selección natural, con el uso de su inteligencia ha sido capaz de girar las
circunstancias para que el ambiente se adapte a él, generando las posibilidades o alternativas
que resuelvan las dificultades que el contexto les presente. (Moreno, 1995)

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Así mismo, se ha podido determinar que el sexo según Ochando (2002) “se caracteriza
fundamentalmente por la combinación y recombinación genética en cada generación. Y esto
es lo que le ha permitido ser, desde el punto de vista evolutivo, altamente ventajoso: la
generación de variabilidad genética permite mayor flexibilidad adaptativa a la especie,
evolución más rápida, y claras ventajas a largo plazo frente a otras formas reproductivas
asexuales”. Con respecto a lo anterior, podemos decir que el sexo en la especie humana, ha
arrojado algunos resultados con respecto al comportamiento, entonces, dependiendo del
sexo al que se pertenece se ha encontrado que el individuo tiene cierto comportamiento, por
ejemplo, se ha determinado que la mayoría de los varones muestra interés por el fútbol, lo
que no quiere decir que algunas mujeres no se sientan atraídas por este deporte y que a
algún porcentaje de varones no muestren ningún interés en verlo jugar. Con base a lo anterior
no podemos afirmar que el sexo es determinante de manera radical en cierto
comportamiento, sino que más bien está determinado por el estímulo que se dé, el cual va a
estipular una respuesta o comportamiento.
Plantea también la autora que “existen variantes que poseen bases genéticas como
monogénicos, cromosómicos, cuantitativos, de huella genética” Ochando (1983). Estas
variantes en los genes determinan ciertos comportamientos en el individuo y es normal que
ante esta variabilidad se generen enfermedades, desordenes o anomalías. Comportamientos
que son “aceptables”, entendiendo que si no hay una “normalidad” en el gen, el
comportamiento del individuo estará caracterizado por unas tipologías que a juicio de los
expertos en el comportamiento humano pueden entenderse como respuestas (conducta) que
requieren ser tratadas. Sin embargo, pese a que la genética influye parcialmente en el
comportamiento humano, no puede desconocerse la posibilidad de moldear a una persona,
o cómo la sociedad y el ambiente pueden influir.
Entonces, en un primer acercamiento la genética no podemos decir que ésta determina
las decisiones que el hombre toma para actuar de cierto modo, no podemos responsabilizar
del todo al factor genético, como único determinante del comportamiento humano.
En segundo lugar están las bases cognitivas y motivacionales de la capacidad humana,
presentadas por Gámez & Marrero (2005), es entonces a partir de sus planteamientos que
busco presentar al factor cognitivo, que se encuentra presente en cualquier proceso del
desarrollo humano, pues es donde se relaciona la información percibida con las experiencias

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previas y la manera en que el sujeto expresará lo aprendido.
Es aquí donde se logran observar todas las demás configuraciones de los factores
afectivos y biológicos, se requiere que todos ellos funcionen adecuadamente para generar
un aprendizaje significativo y por lo tanto una posible modificación en uno o varios aspectos
del comportamiento. Un ejemplo es cuando los órganos de los sentidos reciben cierta
información que es percibida a nivel neuronal, es relacionada y organizada a través de los
canales necesarios para su procesamiento de acuerdo al significado en la vida personal y
social para lograr una adaptación al medio o la consecución de metas específicas. Desde el
momento de la percepción de los estímulos, sea información, imagen, sabores, olores, entre
otros, la afectividad de la persona juega un papel circunstancial para generar la motivación
que impulse o limite la experiencia ante el estímulo, si en su contexto social ha tenido
experiencias previas positivas que han provocado un apego con alguna persona, emoción o
sensación, el individuo estará más dispuesto al aprendizaje pero, si por el contrario, existe
una relación negativa con elementos relacionados al estímulo, la motivación será mínima o
nula y la resistencia más evidente.
De esta forma, se puede afirmar, que se requiere de una adaptación a una vida social,
que requiere de una capacidad cognitiva que genera ciertos comportamientos en el individuo
y que le permite interactuar con su entorno gracias a la asimilación o aprendizaje. No es
posible mediar en un individuo sin que este haga uso de sus estructuras cognitivas,
posteriormente, a su vez, este aprendizaje provoca que el sujete adopte una conducta que
es el resultado de ciertos estímulos que han activado un comportamiento, pudiendo este al
mismo tiempo ser mediado a través de ciertas acciones que permitan que las respuestas
sean acertadas. Se requiere entonces de unos estímulos que activen las estructuras
cognitivas cerebrales, lo que conlleva a que el individuo evoluciones y de adapte a las nuevas
condiciones del entorno, asumiendo un nuevo comportamiento que le llevará a replantear las
respuestas (conducta) a dicho comportamientos y que le ha generado un aprendizaje.
Teniendo en cuenta los dos factores hasta ahora abordados, biológico y el cognitivo, se
puede establecer que se complementan y juntas pueden determinan un comportamiento
humano, además es importante recordar que el ser humano es modificable y que puede
aprender, en palabras de Gámez & Marrero (2005) «lo importante es la dialéctica entre el
sujeto con sus tendencias innatas y el entorno que permite o inhibe dicho desarrollo». Es

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necesaria entonces la interacción entre los individuos, que permite un desarrollo cognitivo,
pues al interactuar con otras personas aprendemos de ellas y ellas de nosotros, de tal manera
que a este factor se le atribuye una gran importancia ya que cuando las interacciones nos
presentan conductas adecuadas, terminamos asumiendo comportamientos que generarán
igualmente respuestas adecuadas en nosotros, lo cual son necesidades propias del ser
humano, como lo plantean los autores “necesidades de autonomía, competencia y
vinculación, que impliquen todo este abanico de capacidades cognitivas y biológicas” Gámez
& Marrero (2005, p 257).
En tercer lugar, para tratar el factor afectivo se retoma a Ciompi (2007) quien propone el
término de lógica afectiva y afirma que los centros emocionales y cognoscitivos están
íntimamente relacionados, tanto que cuando una emoción es percibida, el cuerpo la
manifiesta modificando su estado como el sudor, aumento de ritmo cardiaco, dolor de
estómago, ira, etc., esto sucede en una fase básica pues con el paso del tiempo la cultura y
el ambiente en el que se encuentra inmersa la persona regula el modo en que expresará las
emociones o afectos en tanto esté permitidos o no, por ejemplo “los hombres no lloran” es
una expresión que limita la manifestación de la tristeza, el dolor y todos aquellos sentimientos
que le hagan ver débil. Desde esta lógica afectiva la adaptación autorreguladora de la
atención, la memoria, el pensamiento y el comportamiento son manejados desde el estado
afectivo, permite la selección de información, el razonamiento, el interés y la curiosidad.
Por lo tanto, al ser este factor inherente al ser humano es seguro que influye en el
comportamiento humano y es necesario desarrollar cierta inteligencia emocional que ayude
a identificar las emociones y a canalizarlas de la mejor manera posible para lograr la
adaptación de la persona al ambiente; así mismo, provoca un comportamiento de acuerdo a
la situación afectiva del individuo, de tal manera que si los sentimientos son negativos, de
igual forma el comportamiento en un altísimo porcentaje también lo va a ser. El ser humano
en su necesidad de relacionarse con los demás, establece distintos vínculos afectivos, que
tienden a organizarse de forma compleja, estas formas son las emociones y los sentimientos,
estos a su vez están cargados de tensión y de energía, que terminan movilizando los
comportamientos (que pueden ser positivos o negativos ) del individuo y generando una
conducta, vistos desde el aprendizaje, se busca que esos comportamientos sean positivos
para que generen un desarrollo cognitivo en los sujetos que orientamos, en palabras de

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Ciompi (2007, p 425) “resulta muy sorprendente que las emociones jueguen un papel tan
importante en cualquier acontecimiento psíquico o social”. Siempre serán las emociones y
los sentimientos las que determinarán un estado de ánimo en el individuo que provocará en
él un comportamiento para llevar a cabo o no una actividad determinada. Así, para el autor
“los afectos son los motores y organizadores esenciales de toda evolución psíquica y social”.
En el caso del aprendizaje, si el estudiante controla sus sentimientos y emociones y estos a
su vez son estimulados positivamente o de no estarlos, el docente mediador ejecuta algunos
estímulos que permiten la modificabilidad en el individuo, se estará haciendo muy bien la
tarea como pedagogo.
Finalmente, y de acuerdo al análisis realizado, podría decir que ninguno de los factores
es más importante que otro, pero tampoco pueden funcionar por separado, los factores
biológicos, cognitivos y afectivos se encuentran interactuando de manera conjunta en el
comportamiento humano; es así como un sujeto recibe de sus padres una herencia que le
permitirá tener ciertas características en su desarrollo biológico y cognitivo, pero además
recibe en su interacción con el entorno un cúmulo de elementos que enriquecerán sus
conocimientos y que junto con sus sentimientos y las emociones que posea le permitirán
adaptarse al medio y formarse integralmente. Puede entenderse entonces que no se trata de
sobrevalorar, ni devaluar algún aspecto, sino que se comprenda esta relación como un todo
influyente y responsable del comportamiento humano.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ciompi, Luc (2007): “Sentimientos, afectos y lógica afectiva. Su lugar en nuestra


comprensión del otro y del mundo”. Revista de la Asociación española de
neuropsiquiatría, XXVII (100), 425-444).

Gámez, E. y Marrero, H. (2005). Bases cognitivas y motivacionales de la capacidad


humana para las relaciones interpersonales. Anuario de Psicología, 36, 239-260

Ochando, G., María Dolores, (2002). Genes y comportamiento de género: azar o


necesidad?. E-Prints Complutense. Recuperada en Junio 22, 2017, del sitio Web temoa:
Portal de Recursos Educativos Abiertos (REA) en http://www.temoa.info/es/node/639420

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