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El sistema de división de
poderes en las constituciones
de Argentina, Chile,
Paraguay y Uruguay
' - - - - - - - - - - - - - - - - - - JORGE SILVERO SALGUEIRO*
SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN
Argentina+ 1983-1989 Raúl Alfonsín (Unión 1989-1995 Carlos Menem (Partido 1995-1999 Carlos Menem (Partido
Cívica Radical-UCR) Justicialista - Pero-nistas) Justicialista - Pero-
nistas)
Paraguay+ 1989-1993 Andrés Rodríguez (Par- 1993-1998 Juan Carlos Wasmosy (Par- 1998-2003 Raúl Cubas (Partido Co-
ti do Colorado - ANR) tido Colorado - ANR) lorado ANR)
Uruguay+ 1985-1990* Julio María Sanguinetti 1990-1995* Luis Alberto Lacalle (Parti- 1995-2000* Julio María Sanguinetti
(Partido Colorado) do Nacional- Blancos) (Partido Colorado)
* Las elecciones presidenciales se realizan el año anterior al inicio del período presidencial.
+ En 1999 tendrán lugar las próximas elecciones presidenciales en Argentina, Chile y Uruguay.
JORGE Sn..VERO: El sistema de división de poderes... 139
16
Al respecto, véase las ponencias del Primer Congreso Latinoamericano de Derecho
Constitucional publicadas en: Barquín Alvarez, Manuel et al, El predominio del
poder ejecutivo en Latinoamérica, UNAM, México, 1977. También «el valor
actual del principio de división de poderes en Iberoamérica» fue el tema del Tercer
Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional. Las respectivas ponencias
fueron publicadas en: Memoria del 111 Congreso Iberoamericano de Derecho
Constitucional, Tomo n, UNAM, México, 1987. Además, véase: Humberto
Quiroga Lavié, Derecho Constitucional Latinoamericano, UNAM, México,
1991.
JORGE SILVERO: El sistema de división de poderes ... 141
18
Al respecto, véase: Emilio Camacho, Constitución y Estado de Excepción,
Asunción, 1990.
19
Las características del sistema autoritario paraguayo fueron analizadas por juristas
paraguayos y extranjeros en un congreso internacional realizado en Montevideo
en 1987. Los trabajos se publicaron en: SIJAU, Paraguay: Un desafío a la
responsabilidad internacional, Montevideo, 1987.
20
Raúl Alfonsín «Núcleo de coincidencias básicas», Revista jurídica argentina «La
Ley», Tomo D, Buenos Aires, 1994, p. 830 y ss. En este documento están resumidas
las críticas al sistema presidencial argentino. Además, véase: Carlos Santiago Nino,
et al, op. cito (nota 4), p. 17.
142 Pensamiellto Constitucional Año VI N" 6
21
Fallos citados en Raúl Alfonsín, op. cit. (nota 20), p. 831.
22
Al respecto, véase: Jorge Silvero Salgueiro, «La Constitución de Paraguay de
1992», Revista jurídica paraguaya «La Ley», Asunción, 1997, N°2, p. 264.
Esta observación se encuentra en Humberto Nogueira Alcalá, La jurisdicción
constitucional en Chile, en: Domingo García Belaunde/Francisco Fernández
Segado, La Jurisdicción Constitucional en Iberoamérica, Madrid, 1997, p. 539.
Una observación similar se encuentra además en Brewer-Carias, Allan R., La
JUlisdicción Constitucional en América Latina, en: Domingo García Belaunde/
Francisco Fernández Segado. op. cit. en esta misma nota, p. 143 Y ss.
24
Eduardo Esteva GaIlicchio, «La Jurisdicción Constitucional en Uruguay». en
Domingo García Belaunde/Francisco Fernández Segado, op. cit. (nota 23), p. 910.
JORGE SILVERO: El sistema de división de poderes... 143
25
Art. 26° del Decreto-ley N°15.524, del 9 de enero de 1984. Este decreto fue
derogado parcialmente por el Art. 1° de la Ley N° 15.869 del 22 de junio de 1987,
pero dicha improcesabilidad se mantuvo. En esta legislación se diferencia entre
actos políticos y actos de gobierno declarando a los primeros procesables y a los
segundos no. La doctrina uruguaya ha señalado, sin embargo, que dicha diferencia
es inconstitucional, porque la misma no está contemplada en la Constitución. Por
otro lado, se ha señalado que no existe un criterio preciso de distinción entre
ambos actos. Al respecto, informa: Cristina Vázquez, «Actos políticos y de
gobierno», en: Estudios jurídicos en memoria de Alberto Ramón Real,
Universidad de la República, Montevideo, 1996, p. 560 y ss.
26
Al respecto, véase: Dieter Nohlen/Mario Fernández, (Ed.), El presidencialismo
versus Parlamentarismo, Caracas, 1991; Dieter Nohlen/Mario Fernández(Ed.),
El presidencialismo renovado. Instituciones y cambio político en América
Latina, Caracas 1998; Thibaut, Bernhard, Prasidentialismus und Demokratie in
Lateinamerika, Opladen, 1996.
144 Pensamiento Constitucional Año VI N" 6
CUADRON°2:
ESTRUCTURA ORGÁNICA DEL ESTADO EN ARGENTINA,
CHILE, PARAGUAY Y URUGUAY: PODERES DEL ESTADO
+ En Argentina, Chile y Paraguay sólo el Presidente ejerce el Poder Ejecutivo. En Uruguay, dicho
poder es compartido con el Consejo de Ministros.
++ La Vicepresidencia no es una institución permanente. Se nombra un vicepresidente sólo en caso
de necesidad.
+++ En Chile existe un Tribunal Constitucional que no integra el Poder Judicial (ver Cuadro N°3).
27
Sobre el sistema electoral véase: Dieter Nohlen (Ed.), Enciclopedia Electoral
Latinoamericana y del Caribe, I1DH, San José, 1993.
28
Sobre el sistema de nominación de los jueces, véase: Anuario Iberoamericano
de Justicia Constitucional, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1997.
JORGE Sn..VERO: El sistema de división de poderes... 145
29 Por ser parte del Congreso, ambas cámaras tienen asimismo categoría de poder
constitucional.
JO Dicha denominación no está consignada en la Constitución, sino que es parte de
la costumbre constitucional. Al respecto, véase: Néstor Pedro Sagüés, Elementos
de derecho constitucional, T. 1, 2da. Ed., Buenos Aires, 1997, p. 372.
31 Roberto Dromi/Eduardo Menem, op.cit. (nota 6), p. 209. Dicha Comisión, sin
embargo, hasta el presente (fines de 1998) no se integró porque no fue dictada la
respectiva ley reglamentaria. Al respecto, véase: Germán J. Bidart Campos, «Los
decretos de necesidad y urgencia y el control constitucional», Revista Jurídica
argentina «La Ley», Tomo B, 1998, p. 288.
J2 Los artículos 28° y 29° de la Constitución Política de Chile establecen un orden
de precedencia legal relativo a las personas que ocuparan la presidencia chilena
con el título de vicepresidente en caso de impedimento del Presidente de asumir o
ejercer su cargo.
146 Pensamiento Constitucional Año VI No 6
33
Germán J. Bidart Campos, Tratado elemental de Derecho constitucional
argentino, T. n, Buenos Aires, 1988, p. 13.
34
Sobre sus atribuciones, véase más adelante el punto IV.
JORGE SILVERO: El sistema de división de poderes... 147
35
Con respecto a los puntos de intersección funcional, véase más adelante el punto
IV.
36
Germán 1. Bidart Campos, «El sistema constitucional argentino», en: Domingo
García Belaunde, et al, op. cito (nota 13), p. 69.
148 Pensamiento Constitucional Año VI N" 6
b1ea Legislativa con derecho a voz .y voto (Arts. 940 y 1500 CU). En
cambio, en Paraguay el Vicepresidente no forma parte del Congreso,
pero tiene la función de coordinar las relaciones entre el Poder Ejecuti-
vo y el Poder Legislativo (Art. 2390 inc.3 CP). En Chile, la intersección
orgánica se da a través de la designación de dos senadores, dispuesta
por el Presidente de la República (Art. 45 0 inc. e y f).
37
En la literatura jurídica uruguaya se habla de «un ejercicio predominante»: «Las
Constituciones uruguayas, desde 1830 hasta el presente, han recogido el clásico
principio de la separación de poderes, es decir, que cada uno de los Poderes de
CUADRON°3:
ESTRUCTURA ORGÁNICA DEL ESTADO EN ARGENTINA, CHILE, PARAGUAY Y URUGUAY: OTROS
ÓRGANOS DE RANGO CONSTITUCIONAL
Tribunales Constitucio- Justicia Electoral Otros órganos vinculados a Organos de Bancos y Consejos Ombudsman Otros
nales y Administrativos la Administración de Justicia Control Económicos órganos
Chile Tribunal Constitucional Tribunal Calificador Ministerio Público (Art. 80° Contraloría General Banco Central Consejo de Se-
(Art. 81°) de Elecciones (Art. A). de la República (Art.97°) guridad Nacio-
84°) (Art.87°). nal (Art. 95°).
Tribunales electorales
regionales (Art. 85°)
Paraguay Tribunal de Cuentas Tribunal Superior de Consejo de la Magistratura Contraloría General Banco Central Defensor del Procuradoría
(Art.265°) Justicia Electoral (Art. 262°). de la República del Estado Pueblo General de la
(Art. 274°) (Art. 281°). (Art.285°) (Art. 276°). República
Banco Central de (Art. 244°).
Tribunales,juzgados y Jurado de Enjuiciamiento de la República (Art.
fiscalías electorales Magistrados (Art. 253°). 196°).
(Art. 274°). Ministerio Público (Art.
266°). Banco de Pre-vi- Universidad de
Uruguay Tribunal de Cuentas Corte Electoral sión Social (Art. la República
(Art. 208°). (Art. 322°). 195°). (Art. 202°).
dición de que si en caso de que una función sea ejercitada por otro
órgano, el mismo esté facultado por la Constitución. Normalmente,
dicha facultad está establecida en el orden de competencias y se
encuentra regulada por la segunda forma de la asignación funcional
del poder, es decir, a través del ejercicio. Pero, antes de pasar a
analizar dicha forma se debe completar el cuadro de la titularidad.
En efecto, el esquema horizontal de la titularidad de una función se
completa con el otorgamiento al Presidente de la titularidad de la
función normativa 38 • Los Presidentes en los sistemas constitucio-
nales analizados son no solamente Jefes de Estado, sino también
Jefes de Gobiern0 39 (Art. 2380 inc. 1 CP; Art. 990 inc. 1 CA; Art.
240 CC; Art. 1590 CU). Sólo en Uruguay, la condición de Jefe de
Gobierno es compartida con el Consejo de Ministros. Así, la Cons-
titución uruguaya entiende que el Presidente y el Consejo de Minis-
tros tienen competencia «en todos los actos de gobierno» (Arts. 1600
y 1680 CU). Pero, debido a que el Presidente es electo en forma
popular directa ya que ejerce la Presidencia del Consejo (Art. 161 0
CU), éste desempeña políticamente la Jefatura de Gobiern040 • Por
otro lado, esta composición pluripersonal del Ejecutivo requiere de
un consentimiento parlamentario, pues los ministros uruguayos ne-
cesitan para su nombramiento de un «apoyo parlamentario» capaz
de asegurar la permanencia de los mismos en sus cargos (Art. 1740
CU).
41
La reforma no crea un órgano llamado Gabinete con funciones específicas, sino
sólo un cargo personalizado.
42
Roberto DromilEduardo Menem, op. cito (nota 6), p. 352.
43
Sobre la distinción entre titularidad y ejercicio de la función administrativa, véase:
Néstor Pedro Sagüés, op. cit (nota 30), p. 476.
152 Pensamiento Constitucional Año VI N" 6
44
Dicho decreto reglamenta el Art. 1000 de la Constitución argentina. En su Art. 10
dice: «el Presidente de la Nación será asistido por el Jefe de Gabinete de
ministros ... »
45
En este sentido ver, Liliana De RizlDaniel Sabsay, «El Jefe de Gabinete en el
sistema presidencial argentino», en: Dieter NohlenlMario Fernández, (Ed.), op.
cit. (nota 7), p. 227. Este artículo presenta un estudio detallado y muy acertado
acerca de la naturaleza jurídica del Jefe de Gabinete.
46
En el pasado le correspondió de hecho al Secretario General de la Presidencia
actuar de coordinador de gabinete y de nexo con el Poder Legislativo. Al respecto,
véase: Liliana De RizlDaniel Sabsay, op. cit. (nota 45), p. 227.
JORGE SILVERO: El sistema de división de poderes... 153
47
Se exceptúan de la iniciativa legal del Presidente argentino las materias de
competencia exclusiva de la Cámara de Diputados, como la iniciativa en materia
de contribuciones y de reclutamiento de tropas (arts. 52° y 77° CA), Ylos proyectos
de leyes que afecten el orden federal (Art. 75° inc. 2 y inc. 19 CA).
154 Pensamiento Constitucional Año VI N" 6
dentes (Art. 70° CC; Art. 238° inc. 3 CP; Art. 168° inc. 6 CU), pudiendo
el argentino incluso promulgar en forma parcial la parte no vetada de
una ley objetada y devuelta al Congreso (arts. 80° y 83° CA).
En esta descripción del proceso de legislar se pone de manifiesto,
por tanto, la intersección funcional entre dos Poderes del Estado esta-
blecida por la asignación del ejercicio, la cual compensa en cierta forma
la separación orgánica estricta. Pero, más allá de pretender una dinami-
zación de la estructura constitucional, se puede observar también en los
ejemplos citados que esta forma de asignación funcional del poder es
utilizada para aumentar las competencias del Poder Ejecutivo y reducir
el ejercicio de la titularidad del Poder Legislativo, tal como lo demues-
tran los casos de iniciativa legal dadas al Presidente en Uruguay y Chile.
Casos extremos de la asignación del ejercicio están representados,
por otro lado, por las competencias legislativas de los Presidentes ar-
gentino y chileno, quienes además del proceso normal de formación de
leyes pueden dictar decretos con fuerza legal. El Presidente chileno dic-
ta, previa delegación de facultades del Congreso, decretos con fuerza de
ley (Art. 32° inc. 3 CC) sobre «materias que la Constitución autoriza y
que no pueden recaer en materias de leyes orgánicas constitucionales o
de quórum calificado; y en materias de nacionalidad y ciudadanía; elec-
ciones y plebiscito; derecho y garantías constitucionales; organización,
atribuciones y régimen de los funcionarios del Poder Judicial, del Con-
greso Nacional, del Tribunal Constitucional y de la Contraloría General
de la República. A la Contraloría General corresponde tomar razón de
estos decretos con fuerza de ley, debiendo devolverlos al Presidente de
la República cuando ellos excedan o contravengan la ley legislativa, o
sean inconstitucionales. Si el Presidente de la República no se conforma
con dicha representación, puede requerir el pronunciamiento del Tribu-
nal Constitucional, dentro del plazo de diez días, a fin de que resuelva la
controversia» 48 .
El Presidente argentino, si bien desde hace más de un siglo puede
dictar decretos de necesidad y urgencia, lo cual es considerado como
una «excepción especialísima al principio de división de poderes»49,
recién con la reforma constitucional de 1994 cuenta con esta facultad en
48
Humberto Nogueira Alcalá, op. cito (nota 13), p. 299.
49
Roberto DromilEduardo Menem, op. cito (nota 6), p. 339.
156 Pensamiellfo Constitucional Año VI NQ 6
50
«El número de decretos de necesidad y urgencia (más de 300) dictados por el
Presidente Menem durante los primeros cuatro años de su gestión comporta una
clara y sistemática violación del principio de división de poderes que, por su magnitud,
no tiene precedentes en la historia de los gobiernos constitucionales». Liliana De
Riz, Daniel Sabsay, op. cit. (nota 45), p. 216. Véase, además: Delia Ferreira y Mateo
Goretti, «Gobierno por decreto en Argentina (1989-1993)>>, El Derecho, Tomo 158,
1994, p. 853. Nidia Karina Cicero, «Dos años de decretos de necesidad y urgencia»,
Revista jurídica argentina «La Ley», Tomo B, 1997, p. 388.
51
Nestor Pedro Sagüés, op. cit. (nota 30), p. 502.
JORGE SILVERO: El sistetlUl de división de poderes... 157
tercer lugar, se delimitan los actos jurídicos que serán objeto del con-
trol. Esta estructura pasa a ser desarrollada por cada Constitución y ad-
quiere luego perfiles diversos.
a) Organos de control: Paraguay y Uruguay se caracterizan por contar
con el denominado método concentrado de control constitucionaP4 .
La Constitución uruguaya le otorga en forma exclusiva a la Supre-
ma Corte de Justicia la facultad para declarar la inconstitucionalidad
de las leyes (Arts. 2560 y 2570 CU). En Paraguay, esta potestad la
posee también la Corte Suprema, pero ésta -a diferencia de la uru-
guaya- funciona en Pleno y en Salas y tanto el Pleno como la Sala
Constitucional pueden ejercer dicha facultad (Arts. 2590 inc. 5 y
2600 inc. 1 CP). En Argentina, en cambio, rige el método difuso de
control constitucional, en virtud del cual, tanto la Corte como los
Tribunales inferiores pueden declarar la inconstitucionalidad de las
leyes (Art. 1160 CA). Por su parte, Chile cuenta con un sistema
mixto de control de constitucionalidad. Por un lado está el Tribunal
Constitucional, que es un órgano constitucional separado del Poder
Judicial, que por sobre todo realiza un control abstracto y preventi-
vo de constitucionalidad de las leyes antes de su entrada en vigen-
cia (Art. 820 CC), y por el otro, la Corte Suprema, que ejerce un
control a posteriori y en concreto estando facultada a declarar inapli-
cable todo precepto legal contrario a la Constitución (Art. 800 CC).
b) Norma de control: en los cuatro países rige el principio de suprema-
cía constitucional, pero el mismo se ve limitado por otras normas
constitucionales, como las que delimitan el objeto del controlo los
efectos jurídicos del control constitucional, como se verá en el pun-
to siguiente. En efecto, debido a estas normas, el principio de su-
premacía no adquiere una eficacia total, quedando por sobre todo
algunos actos jurídicos ejercidos por el Poder Ejecutivo fuera de
dicho control.
c) Objeto del control: la Constitución uruguaya dispone en un primer
momento que a la Suprema Corte le corresponde «juzgar a todos
los infractores de la Constitución, sin excepción alguna» (Art. 2390
inc. 1 CU), pero luego determina concretamente los actos jurídicos
54
Sobre el método concentrado y difuso de control constitucional en América Latina,
véase: Allan E. Brewer-Carias, op. cito (nota 23), p. 121.
JORGE SILVERO: El sistema de división de poderes ... 159
pasibles del control: ellos son las leyes (Art. 2560 CU), asi como
«los decretos de los Gobiernos Departamentales que tengan fuerza
de ley en su jurisdicción ... » (Art. 2600 CU). Están excluídos del
control los decretos del Poder Ejecutivo, reglamentos que expidan
diversos órganos del Estado o de las demás personas jurídicas esta-
tales llamadas Gobiernos Departamentales, entes autónomos y ser-
vicios descentralizados, así como los llamados «actos de contenido
político» que de acuerdo con un informe de la Comisión de Cons-
titución y Legislación de la Cámara de Senadores del año 1962,
frecuentemente citado en Uruguay, serían leyes sobre la declara-
ción de guerra, organización del Ministerio, lugar donde deben re-
sidir las autoridades, etc. 55 .
En Chile, si bien todas las normas, es decir, leyes, decretos del Pre-
sidente, etc., están sometidas a un control constitucional, el sistema de
control creado con el Tribunal Constitucional en realidad «limita a la
actividad legisladora del Congreso, fortaleciendo, como contrapartida,
las facultades legislativas del Presidente»56.
En Argentina y en Paraguay tanto las leyes, como los decretos pre-
sidenciales y las sentencias judiciales son pasibles del control constitu-
cional, pero debido a la auto limitación de la Corte, en el caso argentino,
y al efecto jurídico que desarrollan las sentencias de la Corte paraguaya
dicho control tiene una eficacia disminuida.
En efecto, en el caso «Rodríguez»57 la Corte Suprema argentina «in-
tervino para decir... que el contralor de los decretos de necesidad y urgen-
cia es privativo del Congreso»58 con lo cual, la justiciabilidad de actos
jurídicos dictados por el Presidente quedó reducido enormemente59 .
ss Al respecto, informa: Eduardo Esteva Gallicchio, op. cit (nota 24), p. 910.
Gastón Gómez Bernales, «La justicia constitucional en Chile». Anuario
Iberoamericano de Justicia Constitucional, Centro de Estudios Constitucionales,
Madrid, 1997. p. 137.
57
Publicado en extenso en: Revista jurídica argentina «La Ley», Tomo F, Buenos
Aires, 1997, p. 884.
58
Getmán J. Bidart Campos. «Los decretos de necesidad y urgencia y el control
constitucional», en La Ley, Tomo B. 1998, p. 287.
59
El fallo de la Corte argentina produjo una airada reacción y fue entendido como
un retroceso jurídico en el ámbito del control constitucional por la doctrina
argentina. Al respecto, véase: Miguel Padilla, Los poderes implícitos del Poder
160 Pellsamiellto COllstituciollal Año VI N" 6
VI. CONCLUSIÓN
El predominio de derecho del Poder Ejecutivo en el sistema norma-
tivo constitucional y el abuso de hecho de dichas facultades, ha llevado
a los juristas latinoamericanos a plantear reformas a sus Constituciones
como forma de encauzar la acción del gobierno dentro de un marco
jurídico-institucional aceptable. Dichas reformas, en general, no pre-
tendieron cambiar el sistema de gobierno, sino más bien consistieron en
hacer ajustes estructurales al sistema presidencial. Efectivamente, esto
ocurrió dentro de los procesos democráticos donde los sistemas consti-
tucionales fueron reformados sustancialmente. Sin embargo, se podría
decir que en estas reformas no se descartó la idea de un predominio del
Ejecutivo sino sobre todo se tuvo en cuenta una idea frecuentemente
citada en América latina «Dad al Poder Ejecutivo el poder posible, pero
dadlo por medio de una ConstÍtución»61 . En efecto, se puede notar un
discurso mayoritario, que desde décadas se viene repitiendo en diversos
foros jurídicos, que está en contra de un predominio arbitrario del Poder
Ejecutivo, de la prepotencia presidencial y de un desprecio de los dere-
chos humanos, pero está a favor de reconocer la necesidad de «un ejecu-
tivo fuerte, que planifique, oriente, impulse y administre, es decir, go-
bierne, en función de estos requerimientos ... », « ... pero debe ser un pre-
dominio regulado y controlado por el sistema constitucional, adecua-
damente equilibrado por los otros poderes de otros centros de actividad·
gubernamental, basado en una amplia participación popular, coexisten-
te con un régimen de elecciones libres y de reconocimiento, garantía y
ejercicio efectivo de los derechos esenciales de la persona humana»62.
Es indudable que estas ideas-fuerza impregnan hasta la actualidad
la estructura constitucional y determinan un sistema de división de po-
deres que refleja en cierta medida dichos ideales.
En efecto, en las Constituciones de Argentina, Chile, Paraguay y
Uruguay el principio de división de poderes, que se revela como un
principio fundamental de la organización del Estado, presenta una es-
tructura de separación orgánica estricta y un esquema rígido de asigna-
ción funcional de la titularidad, las cuales favorecen un equilibrio pre-
ciso entre los poderes dentro de la fase estática del sistema. En cambio,
en la fase dinámica del sistema, se cuenta con un esquema de asigna-
ción funcional del ejercicio que tiene un carácter vinculatorio entre po-
deres y que privilegia el predominio del Poder Ejecutivo en procesos de
decisión estatal. Acá se pone de manifiesto la idea de que el Presidente
debe tener la iniciativa y encauzar la política de gobierno y por eso
debe contar con las herramientas necesarias que favorezcan sus preten-
siones. Este predominio del Ejecutivo se da en menor medida en las
Constituciones de Paraguay63 y Uruguay, mientras que en la de Argen-
tina y Chile está bastante más acentuado. El control constitucional esta-
blecido en las Constituciones tampoco está en condiciones de neutrali-
zar dicho predominio. Más aún, se plantea la cuestión de si realmente el
Poder Judicial está en condiciones de garantizar una vigencia constitu-
cional total.
62
Héctor Gros Espiell, «El predominio del Poder Ejecutivo en América Latina», en:
Barquín Alvarez, Manuel et al, op.cit. (nota 16), p.19.
63
Algunos autores paraguayos critican incluso la pérdida de facultades por el Poder
Ejecutivo, ocurrida durante la última reforma constitucional de 1992, y señalan
que «el debilitamiento del Poder Ejecutivo y su sometimiento al Poder Legislativo
va de contramano a las corrientes más actuales del derecho constitucional
moderno». Al respecto, véase: Juan Carlos Mendonca Bonet, «El equilibrio de
poder en la Constitución de 1992», en: Camacho, EmiliolLezcano Claude, Luis
(Comp.), Comentario a la Constitución, Asunción, 1997, p. 31.