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Preguntas para entender un Expediente judicial

Ernesto E. Domenech
Índice

Propósitos

Las preguntas y las respuestas (por ahora)

¿Qué es un expediente penal?


¿Cómo se lee un expediente penal?
¿Para qué se hace un expediente penal?
¿Cómo se puede analizar un expediente penal?
¿Quiénes están involucrados en un expediente penal?
¿Qué relatos contiene un expediente penal?
¿Qué reglas se encuentran detrás de un expediente penal?

1. Propósitos

Este trabajo pretende a través de un sencillo juego de preguntas y


respuestas ayudar a enfrentar un expediente judicial, esos artefactos que para los
juristas encuadran el mundo posible porque “lo que no está en el expediente no
está en el mundo” según dicen al defender una especie de ontología de papel (¿se
entiende acaso esta afirmación estimado lector?)
He aquí entonces las preguntas que no aspiran a ser un catálogo acabado,
sino apenas un puente para dialogar sobre los expedientes, principalmente para
quienes, alumnos iniciales de derecho no los han visto jamás.
¿Qué es un expediente penal?
¿Cómo se lee un expediente penal?
¿Para qué se hace un expediente penal?
¿Cómo se puede analizar un expediente penal?
¿Quiénes están involucrados en un expediente penal?
¿Qué relatos contiene un expediente penal?
¿Qué reglas se encuentran detrás de un expediente penal?
¿Qué otras preguntas podrían realizarse? Es un buen interrogante para
evidenciar los límites de este trabajo. Cuantas más preguntas existan, más podrá
crecer. Preguntas que nazcan de la sapiencia o de la más absoluta ignorancia,
porque lo importante son las preguntas no la fuente que las inspira. Muchas veces
el saber opera como un obstáculo, una valla para el preguntar. Otras la ignorancia
es un estímulo para atravesarlas sin demasiadas culpas ni miramientos.

2. Las preguntas y las respuestas (por ahora)

¿Qué es un expediente penal?


Esta pregunta admite muchas formas distintas de ser contestada, muchas
veces inspiradas en los intereses de quien se acerca a un expediente.
Imaginemos dos caminos distintos para responderla: el primero mirando un
expediente penal. Ud. ha recibido un expediente. De este modo le ha sido dicho
“esto es un expediente”, una curiosa definición que se llama ostensiva, porque se
limita a exhibirlo. De esta exhibición, de una mirada apurada ¿Qué diría Ud. que
es un expediente?
Tal vez sólo alcance a decir que un conjunto de papeles cosidos con hilo,
con una cartulina de color pálido delante, que se suele llamar carátula.
Si Ud. respondiera que el expediente es un conjunto de papeles, entonces
habrá coincidido con uno de los significados que a la palabra le da el Diccionario
de la Real Academia Española en que se lee
Expediente:
3. m. Conjunto de todos los papeles correspondientes a un asunto o negocio. U.s
eñaladamente hablando de la serie ordenada de actuaciones administrativas, yta
mbién de las judiciales en los actos de jurisdicción voluntaria.

Claro que un expediente no es un talonario ni una resma de papel,


aunque también son papeles. Y en la actualidad existen expedientes “virtuales”,
es decir expedientes que no son de papel, escrituras que no se escriben sobre
papel, sino sobre otros soportes. Los papeles del expediente están escritos,
firmados, sellados, subrayados, foliados y fechados. Son papeles escritos, son
escrituras. Escrituras que muchas veces se llaman “actas”, otras veces las
escrituras se llaman “despachos”, “oficios”, “resoluciones”, “informes” o
simplemente “escritos”. ¿Sabe Ud. que significa la palabra “foliado”?
Los expedientes en este sentido se asemejan a los libros, porque sus
hojas, que se suelen llamar fojas, son algo así como páginas que tiene un
número que las ordena. Es una numeración por orden de aparición de las fojas,
a medida que se van agregando y cosiendo. De modo que muchas veces la
página 2 nada tiene que ver, o muy poco con la página 1. Para saber cuándo
una hoja llega al expediente hay que distinguir aquellas hojas que “llegan” a la
oficina del expediente de las que se producen en la misma. A las que llegan a la
oficina se les coloca un sello que se llama cargo de ingreso, y siempre deben
consignar la fecha, hora y firma de la persona que los recibió. La hora es
importante para determinar el cumplimiento de los plazos, cuando se otorgan
horas de gracia, como así también para determinar el orden de ingreso al
expediente de escrituras del mismos día. Las fojas que se producen en la oficina
se encuentran fechadas en el papel mismo.
Que los expedientes son “papeles” hasta las personas acusadas lo
saben sin querer, pues muchas veces dicen que han sido “empapelados”, para
referirse a que están siendo enjuiciados. Y en esto también los enjuiciados
coinciden con el diccionario de la real academia cuando informar que la palabra
empapelar significa:

Formar causa criminal a alguien.


4. tr. coloq. Abrir expediente a alguien.

Si nos detenemos en este recorrido y lo miramos en perspectiva


podemos inferir:

a. Que no hay una única definición de expediente penal.


b. Que puede ser visto como un conjunto de papeles
cosidos.
c. Que también puede ser mirada como una serie de
escrituras.
d. Que se ordenan en fojas como un libro.
e. Que se folian en un orden de “llegada” y de escritura.
f. Que alude a causas penales o criminales.
g. Y que por tanto de alguna manera el expediente se
comporta como un vestigio de esos juicios.

¿Qué más podríamos hacer para aproximarnos a este conjunto de


papeles cosidos, de escrituras atadas?
Un inventario de estos papeles podría ser útil como una primera
aproximación. De este modo veríamos que hay:

Denuncias, testimonios, informes médicos, pericias de distinto tipo, decisiones


de policías, fiscales y jueces, pedidos de víctimas, victimarios y sus abogados,
comunicaciones de diversa índole, de policías a fiscales, de fiscales a
personas, de jueces a personas -las comunicaciones se llaman
“notificaciones”-. Actas de registro, inspecciones, dibujos y fotografías de
lugares y de personas; capturas de pantalla, planimetrías, reconocimientos de
vista, “visus” de armas. Allanamientos, secuestros, reconocimientos en rueda
de personas o de objetos. Cartas, filmaciones, transcripciones de
comunicaciones telefónicas, y de actos policiales, desde persecuciones hasta
aprehensiones. En ocasiones los papeles soportan CDs., también registran la
existencia de objetos que se reservan en Secretaría de Efectos hasta ser
necesaria la exhibición de los mismos. Con valiosa información Informes del
Registro Nacional de Reincidencia. Informes del Renar y del Repar, Informes de
ambiente. Informes criminológicos, partidas de nacimiento y defunción en fin…
el inventario de extenso.

Este inventario, presentado de este modo, es caótico. Un verdadero


rompecabezas. Y esta no sería una mala caracterización de lo que un
expediente es, o de lo que un caso es. Un rompecabezas. Algo más que
suficiente para encontrarse perdido. Aunque los rompecabezas son a su modo
un desafío, un juego, muchas veces en contra de uno mismo, sin un adversario
a la vista. Y ¿qué es lo que caracteriza un rompecabezas? Una de sus
principales características es que está formado por muchas piezas o partes,
que se suponen son complementarias y deben ser “ensambladas”, algo así
ocurre con los expedientes, aunque no del todo, pues no contamos con un
dibujo que nos marque contornos o formas para ensamblar, ni tampoco una
única forma de resolución, ni mucho menos una verdad previamente dada.
Sin embargo muchos de los papeles de un expediente son fragmentos
que requieren ensambles que deben ser descubiertos y cuestionados. Son
parte de un todo a construir, aunque algunos de ellos finalmente no se tomen
en cuenta, o no sirvan para gran cosa. Son también un problema o un acertijo
de difícil solución.1
Cuando los papeles de un expediente son muchos se dividen, cuando
llegan a acumular 200 fojas, y a cada tomo de esos expedientes se los llama
“cuerpos”. De este modo un expediente puede tener muchos cuerpos que se
numeran como los tomos de un tratado de derecho.
Los expedientes suelen también tener pequeños cuerpos –se les suele
decir legajos- que reúnen papeles referidos a un tema especial, por ejemplo,
controlar como es la situación de una persona detenida y tienen un comienzo y
un final independiente al de la causa principal. A esos expedientes minúsculos se
los denomina “incidentes”, que se atan de otro modo, con hilos más largos que
se unen al cuerpo “principal” “por cuerda floja”.
Muchas veces un mismo hecho da lugar a diversos expedientes que se
ventilan en distintos fueros, como ocurre con en los casos penales de familia
con actuaciones en los tribunales de familia. Muchas veces un hecho en un
mismo fuero da lugar a distintas actuaciones, los que se fabrican en la Fiscalía,
y los que se hacen en los juzgados de garantías, tribunales en lo Criminal o,
Correccional o Juzgados de ejecución, o en las Cámaras de apelación, todos
con propósitos distintos.
¿Cómo se lee un expediente penal?
La lectura de un expediente penal presenta para quien no los conoce una
serie de dificultades que, posiblemente hagan que quede extraviado, sin saber
bien qué está leyendo, o para qué está leyendo. En este sentido leer por primera

1
Según el Diccionario de la Real Academia Española Rompecabezas significa
1. m. Juego que consiste en componer determinada figura combinando ciertonúmero de pedazos de madera
o cartón, en cada uno de los cuales hay una parte de la figura.
2. m. coloq. Problema o acertijo de difícil solución.
3. m. Arma ofensiva compuesta de dos bolas de hierro o plomo sujetas a losextremos de un mango corto y fle
xible.
vez un expediente es algo similar a encontrarse en un laberinto del que no se sabe
bien por dónde salir.
Es algo similar a lo que ocurre con una primera leída de una materia. Uno
queda extraviado hasta que, al cabo de muchas idas y vueltas pueda comprender
mejor de qué se trata.
La sucesión de las fojas no lo ayudará demasiado porque no se trata de un
libro en el que la página 1, adelanta de alguna manera lo que tendrá la página
siguiente. No existe una “lógica” en esa sucesión que ayude la lectura.
Por otra parte muchas palabras le resultarán extrañas, poco frecuentes.
De manera que hay que tolerar el estar “perdido” en el expediente por un
tiempo hasta que, finalmente, se adquieran las habilidades para entenderlo,
encontrar los modos como se produce, “sacarle jugo”, y percibir todo lo que dice y
todo lo que oculta.
Más allá de estos problemas el expediente puede ser leído de muy diversas
maneras. Se puede leer de adelante hacia atrás. De atrás hacia adelante, o de un
modo errático, a los saltos. Estos diferentes modos de lectura se corresponden
con los diversos intereses de los lectores. Estas lecturas en ocasiones dejan
marcas en los papeles: subrayados de distintos colores, flechas, palabras escritas,
anotaciones de distinta índole, papelitos de colores pegados en las hojas del
expediente y pliegues en ciertas hojas que la destacan, permiten encontrarlas con
facilidad. Reparar en estas marcas de lectura es poder imaginarse a quien las
hizo, y a sus intereses, a los motivos que pudo haber tenido para hacerlas.
Conviene explorar un poco posibles modos de leer un expediente.

Lectura lineal:
La lectura de adelante hacia atrás es la que habitualmente hace un lector
de libros de literatura. Es la usual. Permite recorrer el expediente del modo como
se ha hecho o, al menos cómo se han “agregado” las fojas. Permite conocer la
“biografía” o la historia de la producción de estos papeles. Las fechas en que
fueron hechos, los lugares donde empezaron, siguieron y volvieron. A veces una
dependencia policial, luego una fiscalía, después alguna otra oficina policial o
judicial, más adelante, tal vez un juzgado.
Esta secuencia de papeles es útil para responder preguntas cómo.
¿Cuántas fojas produjo la policía? ¿Cuántas una fiscalía? ¿Las actuaciones
policiales fueron revisadas o reproducidas en la fiscalía? Los fiscales ¿dieron
indicaciones a los policías? ¿Cuándo lo hicieron? ¿Se cumplieron? ¿Las partes
fueron notificadas antes de la realización de determinados actos? ¿El Juez
resolvió fundadamente ordenar ciertos actos que luego realizó la policía? ¿Cómo
se hicieron esa “notificaciones”? ¿Dónde? ¿En qué lenguaje?
También permiten analizar la proximidad de los papeles que se fabricaron
con el hecho que los motivó. Esta proximidad no es para nada irrelevante porque
los criminalistas y los detectives suelen decir: “el tiempo que pasa es la verdad
que huye”.
Tener en claro la fecha de un hecho, además, tiene mucha importancia,
entre otras razones para poder determinar qué ley es la que debe ser aplicada.
Este tipo de lectura también es útil para ver dónde y cómo se investigó un
hecho. Lo que se hizo, lo que se omitió, lo que se hizo tardíamente.

Una lectura de atrás hacia adelante:


La lectura de atrás hacia adelante suele ser una lectura frecuente en las
oficinas judiciales. Son útiles para saber cuál fue el último paso dado y en
consecuencia cuál es próximo que deba darse. El riesgo de estas lecturas radica
en que se reiteren pasos inútiles. Se hagan crecer el volumen de papeles pero no
la calidad de una investigación, aunque aparentemente la causa no se detenga,
esté siempre activa. Es así algo parecido a las cintas de caminar y correr o las
bicicletas fijas de un gimnasio.

Una lectura a los saltos:


Otro modo de leer las causas es a los saltos. Explorando relaciones entre
papeles que figuran en distintos lados de un expediente. Lecturas que van de una
denuncia a un informe médico, o un testimonio, o una pericia. Son las lecturas
más útiles para establecer relaciones entre la prueba que se ha reunido, para
advertir si algunas de ellas son válidas, es decir si se han producido
correctamente. En este sentido los expedientes se comportan como libros, pues
los libros son algo así como redes, entramados, links.
Decir que dos testimonios coinciden, por ejemplo, implica leer uno y otro
“saltar” de uno a otro, compararlos. Decir que un testimonio coincide con un
informe médico requiere una lectura similar. Ciertos índices (ya lo veremos)
facilitan esta lectura a los saltos.
¿Para qué se hace un expediente penal?
Las cuestiones de un expediente.
En general los expedientes de primera instancia se hacen para:
. Saber si un hecho ha existido.
. Determinar quién o quienes han intervenido en el mismo.
. Verificar si existen razones para no aplicar una pena.
. Determinar qué motivos podrían atenuar la pena aplicable.
. Examinar cuáles la agravarían.
Y por último:
. Decidir qué tipo de delito es.
. Cuáles son las consecuencias jurídicas que deben aplicarse en el caso.
Claro que todas estas cuestiones reciben nombres curiosos en el los
Código y las teorías con que los alumnos estudian la materia. En este cuadro los
presentaremos

Nombres y
Denominación Nombres en la artículos en el
Cuestión
Procesal Teoría Penal
Código Penal

Hecho Materialidad ilícita Acción punible Hecho/delito

Autoría
Coautoría
Participación
Autores o Autoría necesaria
Autoría
participantes Participación
secundaria
Instigación
Faz negativa del
delito (causas de
justificación,
Eximentes de pena Eximentes inculpabilidad, 34

inimputabilidad)
Excusas
absolutorias

Individualización
Atenuantes Atenuantes judicial de la pena 40-41
Atenuantes
Individualización
Agravantes Agravantes judicial de la pena 40-41
Agravantes
¿Qué tipo de delito
41 bis-..42-45-46-47
es el hecho? Y quéCalificación Libro II
Tipicidad Legislación
tipo de actuación lelegal
complementaria
cupo al imputado?
¿Cuáles son las Medidas de
Pena seguridad CP 52
consecuencias
Penas Ley 22278
jurídicas? Otras

¿Cómo se puede analizar un expediente penal?

Hay muchas maneras de analizar un expediente de acuerdo a los intereses


que se tengan para hacerlo. Los historiadores, los psicólogos y psiquiatras, y los
peritos lo hacen con propósitos muy diversos. La manera como se analice un
expediente variará según los propósitos, interese y metodología de quien lo haga.
Si lo miramos como un conjunto de variados papeles, imaginar índices
posibles es un buen modo de agruparlos
Pero ¿A qué llamamos índices?
Las dos primeras voces del diccionario de la RAE pueden darnos pistas
interesantes. Índice
Del lat. index, -ĭcis.
1. m. Indicio o señal de algo.
2. m. En un libro u otra publicación, lista ordenada de los capítulos, artíc
ulos, materias, voces, etc., en él contenidos, con indicación del lugar donde ap
arecen.
Según la 2da. acepción el índice es una lista ordenada, de distintos tipos.
Así por ejemplo hay índices del Código Penal que muestran el orden de sus libros
capítulos y títulos. Y en los Manuales de Derecho, también existen estos índices
de alguna manera construidos por los hacedores de manuales o libros.
Pero como en los expedientes no hay únicos hacedores, sino muchas
personas “haciendo” sus fojas, sencillamente no tienen índices, lo cual no implica
que no puedan tenerlos. Sólo que hay que construirlos. Y es una tarea interesante
a realizar.

Los libros y manuales tienen otros índices que no dan cuenta de los
contenidos según el orden en que se suceden, sino de temas, o autores citados, o
artículos de un Código o una Constitución mencionados en ellos.
Tanto los primeros índices, como los segundos se convierten en verdaderos
indicios. ¿Indicios de qué? De los modos de organizar contenidos por parte de un
autor, de los intereses y relaciones que una persona está interesado en encontrar
en ese libro. Sea que se trata temas, nombres o tópicos. Pues la selección de
estos temas nombres o tópicos depende del constructor del índice, y servirán para
atravesar las páginas del libro para destacar por dónde aparecen, con qué se
relacionan. Son índices que permiten entrever relaciones, que exhiben que los
libros se comportan como redes entramadas,
La construcción de índices facilita la lectura y análisis de un expediente. Y
hay tantos como intereses puedan haber:
. Índice de actos y etapas relevantes en un expediente.
. Índice de los distintos tipos de prueba: testimonios, pericias,
instrumentos, documentos, informes.
. Índice de personas citadas.
. Índice de todo tipo de papel.
. Índice de actuaciones del defensor.
. Índice de actuaciones de la víctima.
. Índice de actuaciones de la Fiscalía.
. Índice de resoluciones del Juez.
.Índice de pruebas vinculadas a los distintos tópicos de un
expediente.

¿Quiénes están involucrados en un expediente penal?


Muchas son las personas involucradas en un expediente penal. Sus
nombres, firmas y acaso sellos lo testimonian. ¿Cómo hacer y qué hacer con
ellas?
Tal vez algunas discriminaciones ayuden. De este modo podríamos
distinguir a:
Personas Involucradas en el hecho.
Personas Involucradas en el juzgamiento del hecho.
En la primer categoría encontramos a las personas autoras del hecho, las
personas punibles, que en la jerga burocrática y técnica se suelen llamar “sujetos
activos”, en la policial “cacos” o “malvivientes” y en alguna criminológica
delincuentes , pero también a los sujetos “pasivos”, los damnificados por el hecho,
las víctimas.
Las personas involucradas en el juzgamiento del hecho son: todas las
demás, con muy distintos roles, funciones, profesiones e instituciones a las que
pertenecen.
De la biografía de estas últimas se suele conocer poco o nada en los
expedientes, por fuera de los cargos que detentan que se manifiestan con sellos.
De los primeros, en cambio, suele haber mayor información, en especial de
las personas imputadas.
Sin embargo los datos biográficos de estas personas hay que saber
rastrearlos y paradojalmente no siempre coinciden. Pero son datos muy
importantes como lo demuestran los artículos 40 y 41 del Código Penal, el art. 26
entre otros. Lo curioso es que el Código prevé que el juez tome contacto personal
“de visu” con acusados y víctimas.
Son datos que encarnan el drama penal, que muestran que es algo que
ocurre entre personas.
¿Cómo reseñar estas biografías a partir de un expediente? He aquí algunas
pistas:
. Mirar los datos de las personas que se transcriben antes de que empiecen
a declarar suelen consignar sus nombres, nacionalidad, domicilios, antecedentes,
vínculos familiares, actividades ocupacionales, estudios...
. Detenerse en las pericias psiquiátricas y psicológicas que suelen
comenzar con la historia de vida de estas personas.
. Ver los informes de ambiente y medios de vida.
. Examinar los estudios antropológicos si existieran.
. Reparar en las informaciones carcelarias, criminológicas o no.
. Verificar los informes médicos que se han producido que miran los cuerpos
de víctimas y victimarios.

Esta lista en modo alguno es exhaustiva, pero permite hacer algunas


inferencias. Por ejemplo que la vida de víctimas y victimarios se registra sobre
todo por profesionales que no son abogados: trabajadores sociales, psicólogos,
psiquiatras, médicos, antropólogos, sociólogos…que los identifican por sus
nombres.
¿Cómo los llaman otros intervinientes en el expediente a las víctimas y a los
victimarios? Y ¿Qué significan estas formas de llamarlos?

¿Qué relatos contiene un expediente penal?


Veamos primero qué significa la palabra relato
Relato:
Del lat. relātus.
1. m. Conocimiento que se da, generalmente detallado, de un hecho.
2. m. Narración, cuento.

Con estas precisiones ¿qué papeles de un expediente dan cuenta del


conocimiento generalmente detallado de un hecho?
Pues bien algunos de ellos son las denuncias y los testimonios, aunque no
es infrecuente que cuenten aspectos o matices de un hecho. Los testigos relatan
lo que pudieron percibir. Los denunciantes no necesariamente.
También los peritos en sus pericias producen relatos. Biografías,
acontecimientos…
Estos relatos probatorios, ¿quién o quienes los escriben? Leyéndolos
aparecerán no pocas dificultades. Ciertas palabras pareciesen no ser empleadas
por los que figuran como dicentes de esos relatos. Son palabras más elegidas por
los escribientes de los mismos, que usan una lengua tan rara que a veces se la ha
llamado “antilengua”. Pero hay mucho más. Estos relatos son verdaderas
respuestas a preguntas que las más de las veces están silenciadas, y las
preguntas se presentan entonces como verdaderas instigadoras de los mismos.
Pero si las preguntas son tan importantes, ¿quién las formula? Además el que las
formula, ¿no es un verdadero co-productor del relato?
Por otra parte, no menos importante es determinar quién es el que
selecciona lo que se habrá de escribir, y lo que jamás será escrito. Difícilmente en
esos relatos se encuentren descriptas emociones del que los dice o del que los
escucha, y mucho menos se contará el lugar donde ocurre esta descripción, el
escenario de esta descripción, que como puede intuirse es una verdadera “entre
vista”.
Estos relatos son escritos o expuestos para ser leídos o escuchados por
otros que no son ni el dicente, ni el escribiente, ni el que formuló las preguntas.
Pero entonces, ¿quién será el que los lea?, ¿cómo lo hará?, ¿para qué los leerá?
Más todavía el que los escribió, ¿habrá pensado quién habría de leerlos al
escribirlos?
Estos relatos probatorios darán pie a otros relatos. Serán el fundamento de
relatos construidos a partir de ellos. Relatos como los que hacen los fiscales que
acusan o los jueces que sentencian. Es que también ciertos actos de decisión
encierran y fabrican nuevas narraciones. Con razón supo decirse que la Justicia
era una máquina de fabricar historias.
Estas narraciones, basadas en otras, deben ser fundadas. Así como los
testigos deben decir cómo es que han visto u oído algo, así como deben dar
“razón de sus dichos”, tanto como los peritos, los jueces y los fiscales deben
también hacerlo, con especial atención a las cuestiones que le han planteado las
partes.
Estas narraciones serán luego objeto de otras disquisiciones y decisiones.
Veamos algunos de estos segundos relatos,
El efectuado por un Fiscal al narrar la materialidad ilícita en un
requerimiento de elevación de la causa a juicio:
“Del estudio de las constancias reunidas en autos surge que siendo
aproximadamente las doce y treinta minutos del día diez de Julio de dos mil
dieciséis, en circunstancias en que Lucio Alfredo Rabassa se encontraba
ingresando al garage de su vivienda sita en calle 6 y esquina 505 de Gonnet, se
presentaron al menos dos sujetos de sexo masculino, uno de ellos munido de un
arma de fuego, mediante amenazas e intimidación lo desapoderaron
ilegítimamente de una bicicleta marca Scott de color blanca y negra tipo todo
terreno, el control de apertura del portón del garage y un celular marca Apple
modelo Iphone 6 , para luego darse a la fuga del lugar.”
¿Qué podríamos decir de ellos? Es posible pensarlos a partir de una
secuencia de preguntas ¿Se trata de un cuento rico en detalles o no? ¿Las
palabras utilizadas recogen alguna emoción o ninguna? ¿Qué palabras se
emplean? ¿De dónde han sido tomadas? ¿Qué implica el uso de estas
palabras?

¿Qué reglas se encuentran detrás de un expediente penal?


No es nada sencillo responder esta pregunta por la enorme cantidad de
reglas que existen detrás de un expediente. Tantas que quizás la mayoría de las
personas que los hacen las ignoran. Tal vez llame la atención. Pero no es
estrictamente necesario conocer una regla para cumplirla. Los usos y las
costumbres son muchas veces reglas no enunciadas, pero que se conocen e
infieren porque se cumplen. Del mismo modo que no es necesario saber anatomía
o fisiología para caminar.
Sin embargo conocer algunas de estas reglas puede ser de utilidad, sobre
todo cuando incumplirlas puede acarrear que todo el esfuerzo hecho en la
construcción de un expediente no sirva de nada.
Hay reglas que determinan el tamaño de las hojas, de los márgenes, de las
letras, y la tipografías. Hay otras que regulan el tamaño de los cuerpos y como se
los debe separar. Qué sellos son necesarios y dónde se colocan. Suelen formar
parte de Acordadas de las Cortes.
En cambio si se quiere saber qué reglas ordenan los procesos y los actos,
las comunicaciones que deben realizarse, y la validez de lo que se realiza, estarán
dadas por los Códigos de Procedimiento, son aquellos los sitios donde buscar
respuestas. Del mismo modo que si desea saber qué preguntas debe responder
una sentencia, y cómo se debe fundar la prueba.
En cambio si se desea analizar cómo interpretar el llamado derecho de
fondo, por ejemplo el Código Penal, habrá que salir a buscarlas por otra parte. La
Constitución y las Convenciones con jerarquía constitucional, eventualmente el
Código Civil y hasta el Código Procesal que prescribe, por ejemplo que en caso de
duda hay que estar a lo más favorable al reo.
La complejidad entramada de todas estas reglas no es sencilla de aprender,
más aun cuando sus usos están interrelacionados, y es necesario atravesar los
códigos, leyes, y acordadas citados para comprenderlas sus relaciones. No es un
recorrido recto, sino sinuoso, lleno de idas y vueltas, poblado de elecciones entre
diversas opciones, como los cuentos en los que rige la máxima “elige tu propia
historia”.

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