Professional Documents
Culture Documents
EL SIGNIFICADO DE LA MUERTE∗
∗
[Las características del manuscrito y la ausencia de notas indican que este ensayo, compuesto a
finales de la década de 1930 o en 1940, era originalmente una conferencia o una carta formal escrita
para su publicación.—ED.]
457
feb-00
A. K. COOMARASWAMY, EL SIGNIFICADO DE LA MUERTE
458
feb-00
A. K. COOMARASWAMY, EL SIGNIFICADO DE LA MUERTE
rio», y que puede haber sido un engaño más bien pueril haber asumido que las
dramatis personae eran las «personas verdaderas» de los actores mismos. Desde el
punto de vista de nuestra tradición, el cogito ergo sum cartesiano es un non sequitur
absoluto y un argumento circular. Pues yo no puedo decir cogito verdaderamente, si-
no solo cogitatur. «Yo» ni pienso ni veo, sino que hay Otro que es el solo en ver, oír
y pensar en mí y en actuar a través de mí; una Esencia, Fuego, Espíritu o Vida que
no es más ni menos «mío» que «vuestro», pero que él mismo jamás deviene alguien;
un principio que informa y vivifica un cuerpo tras otro, y que aparte del cual no hay
ningún otro que transmigre de un cuerpo a otro, un principio que jamás nace y jamás
muere, aunque preside en cada nacimiento y cada muerte («ni un gorrión cae al sue-
lo…»). Esta es una Vida que se vive dove s appunta ogni ubi de ogni quando, un lu-
gar sin dimensiones y un ahora sin duración, cuya experiencia empírica es imposible
y que solo puede conocerse in-mediatamente. Esta Vida es el «Espíritu» que noso-
tros «entregamos» cuando este hombre muere y el espíritu retorna a su fuente y el
polvo al polvo.
Toda nuestra tradición afirma por todas partes que «hay dos en nosotros»; las
«almas» mortal e inmortal platónicas, los nefesh (nafs) y ruaœ(ruœ) hebreos e islámi-
cos, el «alma» y el «Alma del alma» de Filón, el Faraón y su Ka egipcios, los Sabios
Exterior e Interior chinos, los Hombres Exterior e Interior, la Psique y el Pneuma
cristianos, y el «sí mismo» ( tman) y el «Sí mismo Inmortal del sí mismo» (asya
am¤ta tman, antaœpuru•a) vedánticos —uno el alma, el sí mismo o la vida que
Cristo nos pide que «odiemos» y «neguemos», si queremos seguirle, y el otro el alma
o el sí mismo que puede salvarse. Por una parte se nos manda, «Conoce tu sí mis-
mo», y por la otra se nos dice, «Eso (el Sí mismo inmortal del sí mismo) eres tú».
Entonces surge la pregunta, ¿En quién, cuando yo parta de aquí, estaré yo partiendo?
¿En mi sí mismo, o en el Sí mismo Inmortal de mi sí mismo?
De la respuesta a esta pregunta depende la respuesta a la pregunta, ¿Qué acontece
al hombre después de la muerte? Sin embargo, por lo que se ha dicho, es evidente
que esta es una pregunta ambigua. ¿Con referencia a quién se pregunta, a este hom-
bre o al Hombre? En el caso de este hombre, nosotros solo podemos responder pre-
guntando, ¿Qué hay de él que pueda sobrevivir de otro modo que como una herencia
en sus descendientes? y en el caso del Inmortal, solo preguntando, ¿Qué hay de él
que muera? Si en esta vida —y «una vez fuera del tiempo, vuestra oportunidad ha
pasado»— nosotros hemos recordado nuestro Sí mismo, entonces «Eso eres tú», pe-
ro si no, entonces «grande es la destrucción».
459
feb-00
A. K. COOMARASWAMY, EL SIGNIFICADO DE LA MUERTE
Si nosotros hemos conocido a ese Hombre, nosotros podemos decir con S. Pablo,
«Vivo, pero no yo, sino Cristo en mí». Quienquiera que puede decir eso, o su equi-
valente en cualquier otro dialecto der einen Geistessprache, es lo que se llama en la
India un j·van-mukta, un «hombre liberado aquí y ahora». Este hombre, Pablo, anun-
ciaba así su propia muerte; las palabras «Contemplad a un hombre muerto andando»
podrían haberse dicho de él. ¿Qué quedó de él sobreviviendo cuando el cuerpo cesó
de respirar, sino Cristo? —ese Cristo que dijo, «¡Ningún hombre ha ascendido al
cielo salvo el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre, que está en el cielo!»
«El reino de Dios no es para nadie sino el completamente muerto» (Maestro
Eckhart, ed. Evans, I, 419). Así pues, en las mismas palabras del Maestro Eckhart,
«el alma debe entregarse a la muerte». ¿Pues qué más significa «odiarnos» y «negar-
nos» a nosotros mismos? ¿No es cierto que «toda la Escritura clama por la liberación
de sí mismo»?
¿Come l uomo s eterna? La respuesta tradicional puede darse en las palabras de
Yalålu-d-D¥n RËm¥ y Angelus Silesius: «Morid antes de que muráis». Solamente los
muertos pueden saber lo que significa estar muerto.
460
feb-00