Valencia Cuahonte Laura Vanessa

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Ciencias falsas e investigaciones mediocres

La situación con las ciencias sociales, hoy en día, es que parecen un tanto inútiles o más
bien, de poco provecho. En específico áreas como la Antropología, Historia, Sociología, e
incluso llegando a las áreas de las humanidades como Artes o Filosofía. Con poco
provechosas, me refiero a que hoy en día el ser humano se centra en problemas que
considera más “grandes” y limita el espacio de estudio para las ciencias sociales. Es
“preferible” dedicarse a estudiar áreas de ciencias “duras” porque se consideran más
viables para un mejor estilo de vida: el descubrimiento de la cura de alguna patología, el
uso de las ciencias ambientales para mejorar la calidad del medio en el que vivimos, la
creación de nuevos sistemas de transporte a base de energía solar, entre otros ejemplos.

Por lo tanto, y con toda la innovación que puede traer a futuro el área de las ciencias
“reales”, ¿Qué necesidad tiene el ser humano de estudiar algo que ya paso? ¿Por qué
dedicar tiempo e invertir dinero en estudiar a personas que piensan que comer peyote los
hace más sabios y los ayuda a tener una conexión con una deidad? ¿Qué ventaja trae a
futuro saber pintar? ¿Esto realmente ayuda a las sociedades modernas? Estas preguntas se
formulan; y se cuestiona la verdad utilidad de las ciencias sociales (que muchos ni siquiera
consideran como una ciencia). Pero ¿Qué podemos considerar como una “verdadera”
ciencia? Diversos autores dan una propuesta acerca de lo que significa la ciencia.

“Es un conjunto de conocimientos ciertos, ordenados y probables que obtenidos de

manera metódica y verificados en su contrastación con la realidad se sistematizan
orgánicamente haciendo referencia a objetos de una misma naturaleza cuyos contenidos son
susceptibles de ser transmitidos”1

“Es un sistema de conceptos acerca de los fenómenos y leyes del mundo externo o de
la actividad espiritual de los individuos, que permite prever y transformar la realidad en
beneficio de la sociedad; una forma de actividad humana históricamente. Estableciendo
una producción espiritual cuyo contenido y resultado es la reunión de los hechos orientados
en un determinado sentido, de hipótesis y teoría elaboradas y de las leyes que constituyen
su fundamento, así como de procedimientos y métodos de investigación.”2

Dadas ambas definiciones, podemos comprobar si las ciencias sociales, son realmente una
“Ciencia”. Podemos decir que la Historia y la Antropología (que son en las que vamos a
centrar nuestra atención) entran “a medias” en las definiciones. Sabemos que ambas
pueden transformar la realidad para beneficio de la sociedad, al igual que ambas son
susceptibles a ser transmitidas de generación en generación; pero ¿Qué pasa con la

1
Ander, Ezequiel. Técnicas de investigación social. (1965) Edit. Humanistas. Buenos Aires.
2
Hiernaux, Jean. Recientes descubrimientos sobre el origen del ser humano (1970) Edit. Ayuso
teorización? ¿Un antropólogo o un historiador pueden generar leyes? Como tal, no. Si un
antropólogo o un historiador fuera capaz de generar leyes, probablemente no existiría la
cultura, sino una condición. Esto se daría debido a que todo seguiría ciertas pautas, no
existirán diversas culturas debido a que todas se desarrollarían de la misma manera. No
existirá diversidad, todas las naciones seguirían el mismo proceso de desarrollo (tal vez
unas antes que otras) pero llegaríamos al mismo punto.

Por lo tanto las ciencias sociales no generan leyes, el ambiente social tiene cambios
constantes y de gran velocidad. Entonces, ¿Cuál es la verdadera utilidad de las ciencias
sociales? Si la Antropología y la Historia no pueden generar leyes ¿Por qué es importante
estudiarlas si están en constante cambio? Afortunadamente o desafortunadamente, la
sociedad está en constante movimiento, existen muchas ideologías y creencias, por lo tanto
es de total importancia el área de las ciencia sociales. Pongamos un ejemplo:

Tenemos conciencia de que todos somos diferentes (tanto psicológicamente como

físicamente) y que sí enfermamos, un medicamente puede causarnos diferente reacción,
porque no todos los cuerpos recienten los medicamentos de la misma manera. Sabemos que
si uno no nos funciona, hay una variedad de medicamentos comprobados por su
efectividad, gracias a que se han realizado una serie de estudios y pruebas que demuestran
que dichos medicamentos pueden controlar una dolencia. También se atribuye la eficacia
de un medicamento debido a que fisiológicamente tenemos las mismas funciones (aunque
hay casos excepcionales).

En cambio, en un grupo de personas de la misma edad, no todas van a temer el mismo

grado de educación (debido al contexto en el que crecieron). No podemos aplicar una
enseñanza comprensible para todos debido a que tenemos distinta cultura (idioma,
ideología, religión, etc.) no se puede dar una única solución para todos los casos y no en
todos se puede mostrar su efectividad. Por ello se realizan estudios culturales e históricos
para dar solución a ciertas situaciones y conflictos.

Por lo tanto las ciencias sociales se encargan de aquello que las ciencias naturales no, la
sociedad (como su nombre lo dice) y el comportamiento humano. Esto nos concierne a
todos, puesto que formamos parte de una sociedad, tenemos una cultura y actuamos de
acuerdo a la misma. Gracias a la Historia, podemos comprender mejor el presente y actuar
teniendo referencias.

El campo de las ciencias sociales es demasiado extenso, esto significa que el

investigador no puede mantenerse estudiando únicamente un aspecto, puesto que todo se
conecta en sí y si se quiere investigar de un tema determinado, se tienen que tener
referencias de otros temas que conecten con este. Tantos movimientos sociales, cambios
políticos, culturas, etc. Hacen que el investigador no se pueda sentir enajenado, y que a su
vez, este pueda hacer una conexión con hechos pasados y presentes para poder “predecir”
un futuro. El investigador puede transformarse en alguien subordinado y manipulable por
los sistemas de opresión; esto se puede dar si el investigador solo se mantiene en
observación y si se aleja de las luchas sociales, también es necesario indagar aún más
cuando se trata de una lucha social, no solo quedarse con lo que puede proporcionar un
medio. El investigador tiene que conocer “ambos lados de la moneda” puesto que no debe
permanecer fiel a una única fuente de información; de hecho, en algunos casos se considera
a los científicos sociales como herramientas para la represión.

Del mismo modo, se relaciona a los científicos sociales con el estudio del oprimido
y las herramientas opresoras puesto que se dedican a analizar las carencias y la opresión a
la que son sometidos. En el caso concreto de la Antropología, se llega a considerar que
estudia al “no civilizado, indio o campesino”; se le considera de esta manera puesto que
vivimos en una sociedad con un pensamiento euro-centrista, donde pensamos que el blanco,
solo por el hecho de ser blanco, siempre va a ser superior al negro. Incluso muchas
personas afirman tener familiares europeos, puesto que eso los hace sentir inferiores al resto
y sobre todo a aquellos que tiene familiares de grupos originarios (como mayas o nahuas).
A pesar de que hoy en día se hable de la inclusión de grupos, aun se preserva la idea de
superioridad en gran parte de la sociedad. De tal manera que al antropólogo se le considera
como un investigador que estudia a las minorías y se ve a sí mismo como alguien con
autoridad y basto conocimiento.

A pesar del conocimiento que se tienen de distintas culturas, y la representación

simbólica que tiene cada una, aún se considera como “raro” o “sin sentido” a la realización
de algunas actividades ( danzas a la lluvia, el peyote como parte de su alimentación, etc.).
El hecho de que ciertas comunidades realicen cierto tipo de actividades, hace que los
“otros”, aquellos que viven en la urbanidad, vean a estos grupos como poco civilizados, lo
que provoca que quieren intervenir en las mismas comunidades para hacer una especie de
colonización. El antropólogo no es el único que “intenta ser la autoridad” sino que también
muchos otros grupos sociales hacen intervención en estas comunidades.

Grupos religiosos, campañas políticas, grupos radicales, anarquistas, entre otros más,
son aquellos que quieren imperar y dar a conocer sus ideales a los pueblos originarios.
Estos no lo hacen de manera en que el pueblo/comunidad pueda tener libre elección de
aceptar o no, esto se realiza casi de manera forzada. Los grupos misioneros cristianos (en
su mayoría) o católicos ingresan a las comunidades con la intención de evangelizar,
aseguran el castigo a quien no crea en su deidad3; campañas políticas queriendo ganar y
forzar los votos hacia cierto partido político, regalando celulares o computadoras a
comunidades a las cuales ni siquiera se les respetan sus derechos humanos, dando platicas
prometiendo mejor vida para ellos cuando siempre terminan siendo los primeros en salir
perjudicados, mejores empleos, urbanización de la zona, etc. Grupos de feministas radicales

3
Gamucio, Parker Cristián. La religión y el despertar de los pueblos indígenas en América Latina (2006)
que quieren imponer su modo de pensar a mujeres que viven e incluso disfrutan de su
manera de vida. Y finalmente grupos anarquistas que piensan que las comunidades no son
parte del capitalismo y quieren crear ejércitos con campesinos y personas que solo quieren
prevalecer sus creencias.

El problema como tal no es la ideología de estos grupos, puesto que la mayor parte
de la población pertenece a una cierta ideología, sino que el problema es tanto la manera en
que se interfiere a las comunidades así como la forzosa aceptación de la ideología. Muchos
creen saber que es lo mejor para ciertas comunidades, desatinan dinero a las comunidades
para realizar actividades las cuales no presentan algún interés para los integrantes de las
comunidades originarias. El problema es no preguntar, así de sencillo. La opinión de las
personas queda fuera de contexto para aquellos que intentar realizar sus grandes obras para
la gente incivilizada.

La idea que se tiene de que la gente, que perteneciente a grupos originarios no tiene
suficiente conocimiento de todos los beneficios que puede traer la urbanización, hace que
se piense y se tomen decisiones por ellos. Se les trata como si fueran niños a los cuales hay
que educar para que sean igual de buenos que su padre que maneja borracho. Esta tan
latente la idea de querer sumar o integrar a los grupos indígenas a la vida urbanizada, que la
opresión y explotación parecen buena idea para muchos. Integrar a los grupos atrasados a
las máximas instituciones de represión es la visión del siglo XXI. Algunos partidos
políticos o incluso instituciones gubernamentales buscan brindarles “ayuda” por medio de
la interferencia bruta.

Es aquí donde entra el verdadero labro del antropólogo, este se encarga del estudio
(en este caso) de las comunidades, su forma de vida, sus carencias, sus ideales políticos y
demás; este promueve la preservación de las tradiciones y trata de preservar la lengua (que
es un problema que se presenta en los últimos años). El antropólogo puede llegar a ser ese
puente de comunicación entre las comunidades y las instituciones gubernamentales de cada
país, sin embargo el antropólogo no da soluciones concretas a problemas en las
comunidades, su labor es el estudio de las mismas. Así, el desarrollo de la antropología
hace más comprensible el saber de una comunidad.

Grandes empresas se aprovechan de estas comunidades para realizar “turismo”, en el

cual se hace notar que las tradiciones y el modo de vida de ciertas personas es un
entretenimiento, llegando al punto en donde tratan de imitar sus mismas costumbres a modo
de diversión, haciendo una burla de sus costumbres y modos de vivir. El verdadero
investigador sabe que el querer imitar al grupo al que va a estudiar siempre va a salir
contraproducente. Malinowski4 siempre se mantuvo tu “sencillez” ante los trobriandeses,

4
Bronisław Kasper Malinowski fue el fundador de la antropología social británica a partir de su renovación
metodológica basada en la experiencia personal del trabajo de campo y en la consideración funcional de la
cultura.
no trataba de imitarlos y tampoco de seguir su mismo estilo de vida. A pesar de que fue el
fundador de la observación participante, sabía muy bien cuál era su posición como
investigador y se limitaba cuando era necesario. Lo mejor de las investigaciones de
Malinowski, era la visión que tenia de que no solo las grandes elites y los grupos urbanos
(que se habían subordinado a la revolución industrial) eran los únicos que de podían
considerar como civilizados. Descubrió que estos grupos tienen todo un sistema y una
ideología en concreto, la diferencia de los sistemas de orden social no significaban
inferioridad ante los sistemas de orden político y social europeo.

Todo se controla y lleva un orden, en grandes y pequeñas comunidades. Las

diferencias no deben presentar inferioridad o superioridad (aunque un sistema se considere
más complicado que otro). Esto tiene que abarcar hasta las áreas más pequeñas: los tipos de
trabajo, la forma en se celebran ciertas festividades, etc. Todo aquello que se puede
considerar como “minoría” ya sean prácticas, ideologías o creencias, se les considera como
prácticas y opiniones que vienen desde “abajo”.

Con decir que vienen desde abajo, me refiero a que provienen tanto de minorías
como de sectores bajos. Un médico egresado de una universidad de alto prestigio en el país
puede llegar a considerar que un curandero no hace el verdadero labor de curar a las
personas, incluso puede llegarlo a considerar una burla, pues para prepararse como médico
se necesitan estudios y años de experiencia. No suene comprensible decir que una mujer
sanaba a su comunidad solo por el simple hecho de comerse unos hongos ¿Dónde quedo el
aspecto científico en este caso? Este es un aspecto más cultural, que estudian las ciencias
sociales. De esta manera, se puede adentrar en una cultura para saber de una situación
determinada y dar explicación a hechos que parecen ilógicos. Por ende, a las personas que
realizan su labro de curanderos, se les considera médicos desde abajo, por la marginación
que sufre.

Lo mismo ocurre con la política y lo que conocemos como cultura popular,

ideologías en contra del sistema, grupos y movimientos a favor de los derechos o en apoyo
a una forma de pensar se consideran como enajenados e insubordinados, los cuales solo
quieren causar desorden social y no traen ningún beneficio. La mayor parte de la población
trata de evitar estos grupos por la facilidad y la conformidad en la que se vive, e incluso
muchos se suman argumentando que las personas que conforman estos movimientos
deberían de hacer algo de provecho (como trabajar). Esto como dominancia de las grandes
elites.

Con todo lo ya mencionado, desde la utilidad de las ciencias sociales, hasta las
culturas “bajas”, podemos notar la gran importancia de las ciencias sociales hoy en día. No
debemos limitarnos a que únicamente se estudian las sociedades de manera de observación.
El investigador brinda información y da a conocer acontecimientos presentes y pasados,
para poder actuar en el momento y que esto se refleje a futuro. El científico social se enfoca
en investigar, mostrar su trabajo y finalmente dar conocer de manera en que se pueda
analizar y reflexionar dichas investigaciones.

Bibliografía:

Pereyra, C. (1980). Historia ¿para qué. Edi. México, siglo XXI Pp. 9-31.

Stavenbagen, R. (1971). Cómo descolonizar las ciencias sociales. Edit. Nuestro tiempo. Pp.
37-63

Halbwachs, M. (1950). Memoria colectiva y memoria histórica. Pp. 209 – 219

Godelier, M. (1984) Antropología social e historia local. Pp. 9-30

Gamucio, Parker C. (2006) La religión y el despertar de los pueblos indígenas en América

Latina. Consultado el 19 de febrero de 2019 en
https://www.redalyc.org/html/747/74703207/?fbclid=IwAR195iVMK2qXLS7jfQC0_I0IsE
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fQXG06HKEUtZEKkpjsaDRArOzx5U