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1466, tres años antes de que su padre, Axayácatl, fuera elegido sexto emperador
o tlatoani azteca. Su educación no se diferenció en nada de la que correspondía a
cualquiera de los hijos de la pipiltin o nobleza azteca, con los que compartió
el calmecac. En esta escuela para muchachos de la aristocracia se imponía una
rígida disciplina, se castigaba duramente y las materias de estudio eran amplias y
variadas, desde artes bélicas hasta historia, filosofía y tradiciones, además de
proporcionar una intensa instrucción religiosa y una severa formación moral.
Moctezuma II
El retorno de Quetzalcóatl
De acuerdo con la mitología azteca, el dios Quetzalcóatl o serpiente de
plumas, enemigo de los sacrificios humanos, se había alejado de los dioses y
de los hombres y había anunciado su retorno glorioso en el cíclico año 1
Caña del calendario azteca, que coincidía con el año 1519. En ese momento
Moctezuma, con su profunda religiosidad, se sentía abrumado por múltiples y
siniestros presagios: había muerto y resucitado una de sus hermanas, aparecieron
cometas en el cielo, un rayo destruyó el templo de Huitzilopochtli, el lago de
Tenochtitlán creció… Moctezuma se preparaba para huir de la capital, pero fue
descubierto por sus nobles y tuvo que permanecer en su puesto, cada vez más
ensimismado y dedicado a interpretar los augurios. Pronto llegó a palacio un
correo procedente de la costa del Precioso Jade, o costa del golfo de México,
para informar al tlatoani de que habían aparecido en el mar casas flotantes
que transportaban a hombres blancos cubiertos de hierro, los cuales
dominaban a voluntad el rayo y el trueno y montaban unos aterradores animales
semejantes a los ciervos. Los presagios se cumplían: era el año 1 Caña y
Quetzalcóatl, o sus emisarios, regresaba a México por el oeste, como estaba
anunciado. Era preciso ganar tiempo para conocer sus intenciones y en cualquier
caso había que estar preparados para recibirlo.
Hernán Cortes y Moctezuma II
Muerte de Moctezuma
En el mes de mayo llegó la fiesta del toxcatl y los aztecas se congregaron por
millares para celebrarla. Cortés se había ausentado de Tenochtitlán y la
fuerza española estaba al mando de Pedro de Alvarado, quien ante el temor
de que la multitud protagonizara una rebelión decidió dar un escarmiento.
A la provocación y la matanza respondieron los aztecas con sus armas y
lograron sitiar a los españoles. Cortés, que entretanto había regresado a
Tenochtitlán, tomó el mando de la situación y liberó a Cuitláhuac, hermano de
Moctezuma, para que convocara a los caudillos y restableciera la paz. Sin
embargo, con la liberación de Cuitláhuac, Cortés dio a los aztecas un nuevo jefe,
que relató a sus hombres las penalidades del cautiverio de la familia del tlatoani y
la actitud del propio Moctezuma. El consejo decidió elegir a Cuitláhuac como
emperador provisional, y éste se preparó para la guerra.
Cortés, perdida su primera baza, obligó a Moctezuma a hablar a su pueblo
para que depusiera las armas. El tlatoani apenas tuvo tiempo de pronunciar
unas pocas palabras, porque una lluvia de piedras cayó sobre él. Pocos días
después, el 30 de junio de 1520, moría a consecuencia de las heridas
recibidas, según las crónicas españolas, o apuñalado por sus carceleros,
según las crónicas aztecas.
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