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Argumento de la Evolución
por Bert Thompson, Ph.D.
INTRODUCCIÓN
EL ARGUMENTO DE LA “SUBOPTIMALIDAD”
Como resultado de toda esta atención al asunto del diseño versus el no-
diseño, un nuevo término ha sido creado para expresar el argumento
evolutivo. Éste es conocido como el argumento de la suboptimalidad.
Esto quiere decir que, si todo diseño debería ser considerado perfecto,
todo sería óptimo. Sin embargo, ya que existen asuntos en la
existencia que (presuntamente) son imperfectos, existe suboptimalidad
en la naturaleza. [NOTA: El argumento algunas veces es conocido como
el argumento de la disteleología]. Es mi opinión que el argumento es
defectuoso por varias razones.
Con esta historia simple, el Dr. Davis ha planteado dos puntos muy
importantes. Primero, nosotros podemos no saber actualmente por
qué un organismo está diseñado de la manera que lo está. Para
nosotros, el diseño no es todavía reconocible, o no bien entendido.
Segundo, es posible que con investigación adicional, el diseño hasta el
momento irreconocible finalmente pueda ser descubierto. Y, en el caso
que sigue, esto es exactamente lo que pasó.
En su libro The Panda’s Thumb (El Pulgar del Panda), el Dr. Gould (uno
de los mayores partidarios orales de la suboptimalidad) presentó lo que
creía ser tal vez el ejemplo más excelente de no-diseño alguna vez
encontrado en la naturaleza—el pulgar del panda. Después de proveer
una explicación exhaustiva de cómo el panda tiene otros 5 dedos en
cada una de sus “manos” (que funcionan muy bien en la vida diaria del
panda), Gould entonces proveyó una explicación igualmente exhaustiva
del “pulgar” del panda. Este es, él dijo, una añadidura “un tanto torpe,
pero bastante explotable” que “no gana ningún premio en una
competencia de ingeniería”. Su composición completa estuvo
intencionada a describir esto como buena evidencia de
suboptimalidad—no-diseño en la naturaleza. De hecho, a fin de que el
lector no pierda su punto, Gould observó que los “arreglos extraños y
soluciones raras son la prueba de la evolución—caminos por los cuales
un Dios sensato no caminaría, pero que un proceso natural, constreñido
por la historia, sigue ineludiblemente” (pp. 20-21).
Interesantemente, mientras que Gould estaba escribiendo acerca del
no-diseño que él sentía que fue tan evidente en la naturaleza, la
investigación (la misma clase de investigación que el Dr. Davis dijo que
sería necesitada para dilucidar el propósito del diseño en ciertas
estructuras) estaba en curso concerniente al pulgar del panda. Y ¿qué
mostró la investigación? Ahora se descubría que el pulgar del panda
exhibe diseño para funciones muy especiales, como la siguiente
información atestigua.
Primero, el Giant Panda Zoobook (Libro de Zoología del Panda Gigante)
del Zoológico de San Diego declara: “De hecho, el panda gigante es uno
de los pocos animales grandes que puede asir cosas tan apretadamente
como lo hacen los humanos” (s.d., p. 6). Segundo, en 1985 George B.
Schaller y colegas escribieron The Giant Pandas of Wolong (Los Pandas
Gigantes de Wolong), en el cual escribieron: “El panda puede manipular
tallos de bambú con gran precisión al sostenerlos como si fuera con
fórceps en la ranura sin pelo que conecta la almohadilla del primer
dedo y el seudo pulgar” (p. 4, énfasis añadido).
¿Parecen que estas clases de enunciados describen el pulgar del panda
como un recurso de “casualidad”? ¿El ser capaz de asir algo
apretadamente “con gran precisión”, usando un “seudo pulgar” que es
comparado a fórceps de cirugía, expresa no-diseño? Tales enunciados
sirven como recordatorios de que un objeto puede tener diseño
planeado, pero que ese diseño puede no siempre ser evidente para un
observador. El Dr. Gould no pudo ver (por alguna razón) el diseño en el
pulgar del panda. Sin embargo, tal diseño está presente.
También existen otros defectos fatales con el argumento de la
suboptimalidad. Uno de los más serios es este: Aquellos que claman
que algo es “subóptimo” deben, por definición, establecerse a sí
mismos como el único jurado de lo que es, y de lo que no es
“óptimo”. En otras palabras, aquellos que clamarían el no-diseño en la
naturaleza de algún modo deben saber dos cosas: (1) ellos deben saber
que el asunto en discusión positivamente no manifiesta ningún diseño; y
(2) ellos deben saber cuál es el estándar absoluto en primer lugar (i.e.,
“lo óptimo”) para poder clamar que algo ha llegado a ser “subóptimo”.
Estos puntos no han escapado a la atención de los evolucionistas. Por
ejemplo, S.R. Scadding de la Universidad de Guelph en Canadá ha
comentado que el argumento de la suboptimalidad “es un argumento
teológico en vez de científico, ya que está basado sobre la supuesta
naturaleza del Creador” (1981, p. 174, énfasis añadido). Es decir, el
evolucionista se establece a sí mismo como el Creador, presupone
conocer la mente del Creador, y entonces presume decir lo que el
Creador sí hizo o no. Observe como un evolucionista ha hecho
exactamente eso:
El Dr. Futuyma admitió que los creacionistas han tratado de hacerle ver
que existe “un principio básico de desintegración en función ahora en la
naturaleza”. Luego él preguntó: “Pero ¿por qué debería un Creador
haber establecido tal principio? ¿No le gustó la perfección de Su creación
original?”. Ésta es la razón por la cual decimos que el problema está
arraigado en la teología, no en la ciencia. Futuyma cuestionó por qué el
Creador promulgó un “principio de degeneración”, luego clarificó que él
no tenía la intención en absoluto de aceptar la respuesta provista por el
mismo Creador a quién él cuestiona. Sí, al Creador le gustó Su creación
inicial—tanto que Él la declaró “muy buena” (Gen_1:31).
No fue la culpa de Dios que el principio de degeneración llegara a ser
una realidad. Fue la culpa del hombre ya que el primer hombre quiso,
como los evolucionistas hoy en día, ser el Creador. ¿Existe un “principio
de degeneración” en funcionamiento? Efectivamente existe. ¿Puede esto
causar que algunos organismos o estructuras disminuyan, o pierdan del
todo su mensaje original (i.e., diseño)? Efectivamente. Pero ¿significa
esto que nunca existió algún diseño? O ¿refleja pobremente al
Diseñador, “probando” de alguna manera que Él no existe? A los ojos de
los evolucionistas, la única respuesta posible a estas preguntas es un
rotundo “sí”. Como Scadding sugirió:
Así que, Dios es culpado por los errores de los hombres. Y, los
evolucionistas consiguen otro argumento para su arsenal. Aquí, en
pocas palabras, está ese argumento, como declarado por el
evolucionista británico Jeremy Cherfas:
REFERENCIAS
Cherfas, Jeremy (1984), “The Difficulties of Darwinism,” New Scientist,
102:28-30, May 17.
Davis, Percival, and Dean H. Kenyon (1989), Of Pandas and People
(Dallas, TX: Haughton Publishing).
Dawkins, Richard (1986), The Blind Watchmaker (New York: W.W.
Norton).
Frair, Wayne A. and Percival Davis (1983), A Case for Creation (Chicago,
IL: Moody).
Futuyma, Douglas (1983), Science on Trial (New York: Pantheon).
Giant Panda Zoobook (sine data), (San Diego, CA: San Diego Zoo).
Gould, Stephen Jay (1980), The Panda’s Thumb (New York: W.W.
Norton).
Jackson, Wayne (1989), “Some Atheistic Arguments Answered,” Reason
& Revelation, 9:1-3, January.
Morris, Henry M. (1985), Creation and the Modern Christian (El Cajon,
CA: Master Books).
Ricci, Paul (1986), Fundamentals of Critical Thinking (Lexington, MA:
Ginn Press).
Scadding, S.R. (1981), Evolutionary Theory, May.
Schaller, George B., Hu Jinchu, Pan Wenshi, and Zhu Jing (1985), The
Giant Pandas of Wolong (Chicago, IL: University of Chicago Press).
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