La ley 489 de 1998 regula el ejercicio de la función administrativa, determina la
estructura y define los principios y reglas básicas de la organización y funcionamiento de la Administración Pública.
La administración pública es el conjunto de órganos administrativos que
desarrollan una actividad para el logro de un fin, a través de los servicios públicos regulado en su estructura y funcionamiento normada por el derecho administrativo.
La administración pública, como ciencia estudia la actividad gubernamental, así
mismo a la sociedad en su desarrollo, de esta manera la administración pública contribuye a proponer modelos para administrar, proteger y distribuir los bienes y los asuntos públicos.
Conceptualmente podríamos decir que administraciones públicas son las
organizaciones que se encuadran dentro del poder ejecutivo del Estado, más las estructuras orgánicas que sirven de soporte al poder legislativo y al poder judicial.
El Derecho administrativo
La Ley 1437 de 2011, Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo, consagró en el artículo 3º los principios bajo los cuales todas las autoridades deberán interpretar y aplicar las disposiciones que regulan las actuaciones y procedimientos administrativos, de conformidad con lo señalado en la Constitución Política. Es el Derecho público común y general, el verdadero Derecho público de cuya concepción tradicional, en puridad, habría que excluir aquellas ramas del Derecho que están por encima del Derecho público y del privado. Derecho Disciplinario
A partir del reconocimiento que hizo la Constitución a la Procuraduría como ente
Autónomo, se entendió que requería de la expedición de normas específicas, que regularan la materia. Es por esto que el artículo 279 de la Constitución señala que será la ley la encargada de determinar la estructura y el funcionamiento de la Procuraduría General de la Nación, siendo la ley 734 de 2002 una de aquellas leyes. En efecto, esta ley promulgó el Código Disciplinario Único, que consagra el núcleo del derecho disciplinario, toda vez que contiene las conductas que atentan contra la función pública y el procedimiento de control de las actividades de los funcionarios públicos.
Al considerar que el derecho disciplinario tiene una naturaleza jurídica
administrativa se sostiene que la potestad disciplinaria se deriva de las concepciones de legalidad, jerarquía, competencia, disciplina, entre otras, que se extraen de la ciencia de la administración. Así entonces, de la jerarquía se deriva el poder de mando y la correlativa subordinación, entendida como deber de obediencia. De la disciplina se deriva la exigencia del Estado para con quienes desempeñan funciones públicas de cumplir sus deberes de acuerdo a los mandatos constitucionales, legales y reglamentarios. Adicionalmente, se ve que el objeto del derecho disciplinario es proteger el servicio público de todas las lesiones que puedan causarle como consecuencia del incumplimiento de los deberes funcionales. Así entonces, se pone en evidencia que su objeto es, por mucho, diferente de aquel que rige al derecho penal.
La función administrativa del Estado busca la satisfacción de las necesidades
generales de todos los habitantes, de conformidad con los principios, finalidades y cometidos consagrados en la Constitución Política. Los organismos, entidades y personas encargadas, de manera permanente o transitoria, del ejercicio de funciones administrativas deben ejercerlas consultando el interés general.