Professional Documents
Culture Documents
La filosofía política busca el orden político adecuado para la sociedad; este orden político
necesariamente deberá de ser legítimo. Por ello, la filosofía política se pregunta cuando un
orden político tendrá legitimidad, y en caso de tenerla, si deberemos obedecerlo (dado que
todo orden político se basa en la obediencia de ciertas normas)
Los órdenes políticos han sido muy variados durante la historia, hoy en día, en el mundo
occidental, el criterio para determinar si un orden político es legítimo se basa en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, es decir, un orden político será legítimo
siempre y cuando se someta a dicho documento.
La Declaración de los Derechos Humanos está basada en unas corrientes de pensamiento que
son: liberalismo, republicanismo y socialismo y se estructura del siguiente modo:
Sin embargo, estos valores políticos pueden llegar a ser contradictorios, por ejemplo, una
defensa a ultranza de la propiedad privada (principio básico del liberalismo) choca con la idea
socialista de justicia social. Estas tensiones entre las corrientes de pensamiento se reflejaron
en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la que hubo varios
países de orientación socialista (soviéticos) que se abstuvieron de votar dado que no estaban
de acuerdo con el principio de soberanía nacional. Además, las potencias liberales tampoco
eran partidarias de algunos derechos y libertades individuales que consideraban excesivos.
- Así pues, situamos a Hobbes en un contexto histórico de guerra entre aquellos defensores
de la monarquía absoluta cristiana y los partidarios de una monarquía parlamentaria
protestante (sometida a las leyes) que se saldó con victoria de aquellos de orientación
parlamentaria y con la ejecución del rey Carlos I. Se inició un periodo en el que se instaura la
República de Cramer (1649), sin embargo, en 1660 se produce la Restauración de la
monarquía de Carlos II que intentó volver al catolicismo lo que produjo una rebelión contra la
corona en 1665 mediante la Gloriosa Rebelión que reinstauró el protestantismo y el
parlamentarismo. Es de este contexto histórico de guerras de donde Hobbes extrae ese
miedo en el que basa tu teoría política.
- En Leviatán, se hace una justificación laica de una régimen autoritario lo que no gustó a los
parlamentaristas (por ser absolutista) ni a los monárquicos absolutos (ya que no justificaba el
absolutismo por el poder divino) que criticaron su teoría (sobre todo la Iglesia) hasta su
muerte. Así pues, podemos considerar a Hobbes como el padre de las dictaduras actuales con
una defensa laica del totalitarismo.
- Sin embargo, nosotros nos centraremos en la teoría hobbesiana de la acción. Para Hobbes, la
acción humana consiste en:
- De esta primera parte de Leviatán destacaremos que para Hobbes la acción humana no se
diferencia del comportamiento animal, lo que supone la desaparición de la libertad (entendida
por Hobbes como ausencia de coacción externa al movimiento) que derivó en más críticas por
parte de la Iglesia. Además, junto con esta libertad católica desaparece la idea aristotélica de
causa final (finalidad inmanente de los seres, en el caso del hombre, la felicidad). Hablaremos,
pues, de una antropología determinista, que contradecía todos los principios antropológicos
de la época, y que considera que la finalidad de la vida humana es la supervivencia, de modo
que la felicidad humana se basa únicamente en la satisfacción de los deseos momentáneos y
que garanticen la supervivencia. Así, para Hobbes, la vida humana es una persecución
incesante de poder que nos permita satisfacer estos deseos y garantizar nuestra supervivencia.
- Todo esto produce un cambio en la concepción del bien y el mal, pues será bueno aquello
que nos produce agrado y malo aquello que nos desagrada (moral hedonista) y la acción
racional no seguirá ningún otro principio de actuación que no derive en la satisfacción de sus
deseos (Teoría de la Racionalidad Instrumental)
- Sin embargo, a partir de este surge una pregunta: ¿Qué relaciones llevarán acabo entre sí los
seres humanos? Hobbes definirá las relaciones personales con la premisa de escasez. De este
modo, dado que los hombres actúan como animales y que se encuentra en un medio de
escasez, las relaciones entre los hombres no serán pacíficas si no de competición. Hobbes,
para desarrollar su teoría política, define el estado de naturaleza que es la situación
hipotética en la que el hombre viviría si no hubiera Estado. En este estado de naturaleza, se
daría una guerra de todos contra todos por la lucha de unos recursos escasos, en el cual,
considerando una racionalidad instrumental, se considera racional cualquier acción para
satisfacer los deseos del individuo.
- Hobbes considera que todos los individuos son iguales (dada la capacidad de matarse los
unos a los otros, ya sea por el uso de la fuerza o por maquinaciones o asociaciones) y que
ninguno de ellos puede exigir privilegios ante otro por lo que, para evitar esta situación de
guerra entre todos, es necesario establecer un pacto social (contrato social) entre todos los
individuos delegando el poder a un Estado (absolutista) que impondrá orden y podrá
garantizar la seguridad (y, por tanto, permitirá a los individuos alcanzar sus fines).
- Hobbes cree que este contrato social debe basarse en unas normas de paz de las que
recuperamos las tres primeras:
- Según Hobbes, el único modo para garantizar que todos cumplen el pacto es someterse a
un poder político terrorífico que obligue a cumplir estos pactos y así evitar la guerra entre
todos. Este poder político debe de estar concentrado en una misma figura que Hobbes
denomina Leviatán.
- Así demostramos que el valor político de este sistema es la seguridad que permitirá a los
individuos satisfacer sus deseos evitando el conflicto contra el resto. Podemos observar como
Hobbes basa este estado autoritario en unos principios individualistas y contractualistas
(principios liberales) , lo que es bastante paradójico. Esta paradoja la observamos en varias
afirmaciones de Hobbes, una de ellas es su punto de vista sobre el establecimiento de esta
soberanía autocrática del Leviatán, Hobbes cree que puede adquirirse legítimamente por
institución, mediante el pacto social ya nombrado, ó por conquista, ya que cuando los
individuos optan por someterse al soberano, renunciando a revelarse, están aceptando la
soberanía del Leviatán. En el primer caso, los individuos aceptan la soberanía por miedo al
resto y, en el segundo, por miedo al que se impone. Así pues, Hobbes considera que la fuerza
otorga legitimidad, lo que chocaría con su contractualismo. Además, Hobbes considera que el
poder del Leviatán ha de ser incondicional, de modo que no puede obrar injustamente; y,
también, ilimitado, de modo que el soberano no esta sometido a la ley, a la división de poderes,
ni a ninguna institución parlamentaria. En consecuencia, el soberano decidirá también en el
plano religioso y en el plano moral, dado que de no ser así, se generarían conflictos que harían
volver a los individuos al "estado de naturaleza" lo cual es una de las principales causas de
desintegración del Estado. De este modo, el poder del Leviatán controla todos los ámbitos de
la vida social (en esto se basará el totalitarismo, corriente política que se desarrollará en el s.
XX).
- Hobbes considera que una vez se ha establecido el contrato social no puede rescindirse y
afirma que el soberano nunca podrá ser considerado injusto dado que al cederle el poder, los
individuos también le ceden su voluntad. Hobbes incluso considera que sería ilegítimo apelar a
una autoridad superior al soberano, es decir, a Dios; pues el Estado debe tener un control
absoluto sobre la sociedad para poder proporcionar la seguridad.
- Como conclusión, destacaremos que Hobbes acabará contradiciéndose entre sus premisas y
sus conclusiones: la constitución del Estado tomará un camino contractualista, pero una vez
creado, el Estado será una autocracia en la que los individuos perderán todos sus derechos. Sin
embargo, tras haber negado todo derecho del individuo, Hobbes defiende, sin darse cuenta, el
derecho a la vida.
- Sobre unas bases similares a las de Hobbes, Locke llega a otro tipo de organización política
como es un Estado liberal y democrático.
- En cuanto al contexto histórico de Locke, vivió entre 1632 y 1704, durante su vida perteneció
al sector parlamentario inglés y fue desde 1667 consejero del Conde de Shaftestury, debido a
lo cual tubo que exiliarse 2 veces a Francia donde ayudó a preparar la Gloriosa Revolución de
1668, a partir de la que se fundaría en Inglaterra una Monarquía Constitucional. Tras esto,
volvió a Inglaterra donde publicó en 1690 los dos tratados sobre el gobierno civil. Locke tubo
gran importancia en el s.XVIII, influyendo en gran medida tanto al sector liberal americano
como al europeo. Pasaremos pues, al análisis de los tratados sobre el gobierno civil. En ambos,
defiende una legitimación democrática del Estado, lo que chocaba con las teorías de R. Filmer
y Hobbes:
- En el primer tratado, Locke se centra en la crítica a la teoría de Filmer (1590-1653) que había
escrito El Patriarca, obra en la que se defiende el derecho divino de los monarcas dado que
afirma la existencia de una línea dinástica desde Adán (al que Dios dio el poder político) hasta
los monarcas actuales. Por otro lado, Filmer defiende el poder patriarcal, de modo que el
monarca será el "padre" de sus súbditos.
Ante todo esto, Locke afirma que esta línea dinástica no es demostrable y añade que la
paternidad no funda poder absoluto con los hijos, pues considera que un padre solo tendrá
autoridad sobre sus hijos mientras estos no puedan valerse por sí mismos. Con todo esto,
Locke entiende que todos somos iguales, pues para él, todos estamos igualmente sometidos al
mandato de Dios.
- En el segundo tratado, Locke se opone a aquellos que piensan que el poder político puede
legitimarse por la violencia (tal y como Hobbes había escrito). Locke, al igual que Hobbes, parte
de unos principios individualistas, pues cree que el poder político solo será legítimo cuando
proteja ciertos derechos del individuo (derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad)y
contractualistas, pues considera que la legitimidad del Estado dependerá del consentimiento
de los individuos, sin embargo, este consentimiento deberá ser continuo y renovarse.
Locke, al igual que Hobbes, parte de un estado de naturaleza hipotético, sin embargo, Locke
considera que en dicho estado los individuos no viven aislados sino que viven en familia y
existe la propiedad. Además, Locke dice que los individuos estarían sometidos a las leyes
morales y que existirían relacciones de compromiso y colaboración entre ellos. Tampoco lo
considera un estado de escasez. Locke considera las monarquías absolutas como una variante
del estado de naturaleza, pues excluye todo tipo de sociedad civil. A pesar de esto, el Estado
será necesario para evitar las injusticias que se producen cuando los individuos son jueces y
parte de sus conflictos. Así, el Estado es una institución que media en estos conflictos
aplicando una serie de leyes. Estas leyes deberán proteger al los individuos de otros individuos,
pero también de un posible abuso por parte de los gobernantes.
De todo este planteamiento, Locke extrae dos condiciones de legitimidad que son las que
definen a un estado liberal y que son:
1. Imperio de la Ley, pues cree que un gobierno es legítimo cuando esta sometido a la ley
y no cuando esta sometido a la voluntad de un individuo.
2. Consentimiento democrático, Locke considera que las leyes son legítimas cuando
tienen el consentimiento de los individuos que componen el estado.
Además, Locke dice que el poder legislativo (aún siendo el poder absoluto) no podrá legislar a
placer, sino que debe respetar unos principios morales prepolíticos que se basan en el respeto
a los derechos naturales del individuo que son: derecho a la vida, a la libertad y a la
propiedad. Locke también añade otros principios interesantes como son:
Esta defensa de los derechos naturales lleva a Locke a considerar que derecho de la propiedad
tiene igual importancia que el derecho a la vida o a la libertad y, por tanto, lo llega a considerar
necesario para formar parte de la sociedad político, así, la propiedad será necesaria para la
condición de ciudadano. Hay dos posibles teorías ante esta idea:
a. Se debe distribuir la propiedad entre todos de modo que todos los individuos sean
ciudadanos.
b. Una concepción del Estado como un "estado de propietarios" en el que solo serán
ciudadanos los propietarios y en el que el proletariado tendrá que vender su fuerza de
trabajo para subsistir y no será considerado ciudadano ni tendrá derecho de
participación política.
Locke escoge la segunda opción, por tanto, será necesario analizar la idea de propiedad como
derecho natural para poder entender a Locke.
- Consideramos a Locke como un filósofo cristiano y naturalista que cree en que hay que
limitar el derecho de propiedad para no arriesgar el derecho a la vida de los demás. Además,
Locke se erigirá como el filósofo de una burguesía incipiente capitalista, de modo que tendrá
que justificar el crecimiento de la riqueza propia.
Ante estas contradicciones, Locke busca una alternativa respondiendo a la pregunta de cómo
se puede legitimar la propiedad privada si Dios se la entregó a todos por igual. Así pues, Locke
considera que todos los individuos tienen derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad de sí
mismos (de su fuerza de trabajo), lo que significa que un individuo tiene derecho al producto
de su fuerza de trabajo. Sin embargo, Locke impone unas restricciones sobre esto:
1. Existe derecho al producto del trabajo siempre que haya suficiente para el resto.
2. Aquello fruto del trabajo ha de aprovecharse para la vida y no debe de echarse a
perder.
3. Nunca se tendrá propiedad sobre el fruto del trabajo de otro.
Sin embargo, Locke encuentra algo de lo que es posible apropiarse y ante lo cual desaparecen
todas las restricciones anteriores: el dinero. Dado que el dinero puede acumularse sin echarse
a perder. La falta de riqueza puede compensarse mediante salarios, es decir, intercambiar este
bien no perecedero (el dinero) por un bien perecedero fruto de la fuerza del trabajo del otro. Y,
por último, dado que todo hombre es propietario de su fuerza de trabajo, cuando un hombre
mediante un salario, "compra" la fuerza de trabajo del otro, el producto derivado de esa
fuerza de trabajo es también cedido. También considera que se cede la voluntad, por lo que
los no-propietarios carecerán de derechos políticos
- Así, Locke, a pesar de su planteamiento individualista, sentará dos pilares básicos del
capitalismo: acumulación de propiedad y la explotación de la fuerza de trabajo. Aparece así,
una contradicción debida a que la defensa a ultranza del derecho de propiedad puede poner
en peligro los derechos democráticos.
Sin embargo, en el siglo XIX aparece otra interpretación de la democracia compatible con las
diferencias de clases: la democracia liberal, que aparece a raiz de las revoluciones del s XVIII,
con las que se instauró de lleno la igualdad de derechos individuales.
- En cuanto a James Mill, al igual que Bentham, parte de una antropología hobbesiana
y considera que el mejor modelo para defenderse del abuso del resto es la
democracia (y el derecho de participación política). Sin embargo, hay individuos que
no pueden usar bien su voto y estos no deberían votar. Estos individuos serán aquellos
cuyos intereses esten vinculados a los de otros (mujeres, menores de 40 años, gente
con pocas propiedades o ninguna)
- Así, en esta corriente, la democracia sirve para defender a la clase burguesa del
absolutismo, pero se olvida de proteger a las clases bajas de la burguesía
- En cuanto a John Stuart Mill (1806 - 1873), escribió su teoría tras una serie de
cambios sociales: la clase trabajadora estaba organizada pero vivía en condiciones de
miseria, lo que acaba con el supuesto paternalismo de Bentham que suponía que los
intereses de los trabajadores debían de vincularse al de los patronos.
- J.S. Mill, entiende que la función del estado no es solo proteger a la sociedad sino
que también debe de fomentar que los individuos desarrollen sus mejores habilidades.
Esto significa una concepción distinta del hombre que no se limita a la concepción
antropológica de Hobbes, sino que en ella también se observan influencias
aristotélicas (desarrollo de las capacidades). Así, la sociedad se considera una
comunidad y no solo un mercado.
- Sin embargo, el enfoque de J.S. Mill al abordar la pobreza y las desigualdades sociales,
estropean todo este desarrollo igualitario. Mill considera que estas desigualdades en la
propiedad no son problema del liberalismo, sino que son fruto de las guerras
anteriores; y, en cuanto a la igualdad de derechos políticos, cree que no debe llevarse
a cabo, pues lo intereses de clase (de la clase obrera) se superpondrían a los generales.
Así, J.S. Mill defiende la democracia pero da piruetas teóricas para evitar otorgar el
voto a los más desfavorecidos y acabará reproduciendo los argumentos de la tradición
liberal: las clases bajas no tienen juicio político.
- La oposición a toda esta tradición liberal vino de la mano del movimiento cartista, que
defendía la extensión de los derechos políticos a las clases bajas. Ambas posturas tenían claro
que esta extensión de los derechos democráticos conllevaría una redistribución de la
propiedad.
1.3) Neoliberalismo:
- El término esta acuñado en Alemania tras la 1º Guerra Mundial por parte de los liberales
alemanes. Será reutilizado en los años 70 y se asentará en los 90.
Un mercado globalizado.
Un Estado mínimo.
La eliminación de la regulación de la economía por parte de instituciones estatales
(una desregulación). Esta idea adquiere carácter internacionalista.
- Tras la revolución francesa en el siglo XIX, el liberalismo clásico se impuso en occidente tanto
en el punto de vista económico como en el político. Así, se impuso en Europa un orden social
que se caracteriza por 4 principios:
Este sistema aguanta bien durante el siglo XIX, sin embargo, a principios del siglo XX (con el
crack del 29) se demuestra que el mercado no se regula óptimamente y que provoca crisis muy
destructivas.
- A raíz de esto, surge otro modelo, ideado por J.M. Keynes, denominado social-democracia o
estado de bienestar. El Keynesianismo se caracteriza por la intervención estatal en la vida
económica de modo que el Estado tiene empresas propias y públicas para generar empleo y
reducir el paro (lo que generará inflación). Además, el Estado debe llevar acabo políticas de
redistribución de la riqueza con el pago de impuestos, que se traducirá en sanidad pública,
pensiones... Este modelo busca mejorar, también, la situación de proletariado.
Este modelo tubo éxito sobre todo entre 1945 y 1970, pero sucumbió ante la crisis del
petróleo de 1973.
- Llego así, la hora de los neoliberales. En esta época, aún eran un grupo muy limitado, pero
los teóricos sostenían que la crisis del 73 fue producto del intervencionismo estatal y de
enorme gasto público. Esto se aceptó en gran medida y fueron ganando fuerza hasta alzarse
con la hegemonía ideológica en economía. Los teóricos más importantes son: Hayek,
Friedman y Nozick.
A) Friedrich Hayek
- Hayek no es tan radical como otros. Llega a reconocer que es necesaria cierta intervención
del estado en sectores como la sanidad, la educación, las comunicaciones..., que son ámbitos
de interés común.
- En cuanto al socialismo, considera que surge como reacción a las revoluciones burguesas y
afirma que el socialismo siempre ha tenido una visión en contra de la libertad individual
aunque promueva otra "nueva libertad", entendida como la liberación de la pobreza. Para él,
esta idea de libertad frente a la pobreza no tiene nada que ver con la libertad, sino más bien
con la justicia. Además, considera que ambas clases de libertad no pueden combinarse.
- Dice que el mercado es ciego, al igual que la justicia, para no diferenciar entre individuos.
- Dice que las diferencias de oportunidades entre pobres y ricos son obvias, pero al menos,
los pobres siguen siendo libres (más que en modelos socialistas o fascistas), de modo que
Hayek llega a afirmar que la libertad esta ligada a la propiedad y es la propiedad privada lo que
permite la libertad.
Por último, Hayek cree que hay que elegir entre dos tipos de sociedades: la que asegure la
subsistencia o la que asegure la libertad.
En cuanto al 1º objetivo, Nozick argumenta contra los anarquistas pues cree necesario un
estado. Él parte de un estado de naturaleza que se asemeja a una sociedad capitalista sin
Estado. Cree que las razones para querer formar un Estado son garantizar la seguridad y la
propiedad; dichas funciones podrían ser llevadas a cabo por empresas privadas, sin embargo,
aquellos que no gozaran de sus servicios no se verían afectados por estas restricciones, por
tanto, es más inteligente someter a toda la población a un Estado que imponga unas leyes
generales para garantiza la seguridad y la propiedad. Todos estos pasos que llevarían a la
formación del Estado han de ser consentidos (observamos influencias contractualistas).
Además, Nozick no cree en los intereses sociales o generales, considera que solo existen los
intereses individuales y son estos los que el Estado debe garantizar.
Todo esto, sólo será posible en una sociedad capitalista libre, pues, para el pensamiento
neoliberal, una sociedad de libre mercado no requiere otro tipo de redistribución de la
propiedad. Así, Nozick, criticando la teoría marxista ("De cada uno según su capacidad, a cada
uno según su necesidad), formula un principio de distribución de la propiedad, bajo su punto
de vista, justa: "De cada quien como escoja, a cada quien como es escogido". De este modo,
en una sociedad de mercado, cada uno tiene aquello que los demás están dispuestos a pagar
por lo que uno ofrece.
Finalmente, Nozick formula la tesis típica liberal: El libre mercado es la única forma legítima y
eficaz de distribución de la riqueza.
Para él, otras formas propuestas, como el Estado soviético, Nozick considera que es
disfuncional, pues esta evitando continuamente la aparición del mercado. En cuanto al modela
keynesiano, Nozick afirma que los impuestos paran financiar servicios públicos es totalmente
ilegítimo, dado que no son voluntarios y que, al cobrarlos, se atentaría contra los derechos
fundamentales del ser humano (contra el derecho de propiedad). Así, el cobro de impuestos
atentaría contra la transmisión voluntaria de la riqueza. Nozick llegará a comparar los
impuestos con el trabajo forzado, pues se sustrae dinero de un trabajo propio.
Frente a este planteamiento neoliberal surgen varias objeciones a las que Nozick responderá:
Rawls afirma que con las religiones antiguas, esto no ocurría. Estas religiones no
prometían la salvación individual (no eran soteriológicas), ni existía una clase
sacerdotal, tampoco tenían un credo fijo; eran de carácter cívico. Sin embargo, el
cristianismo no es así, desde su origen es una religión autoritaria y jerarquizada (figura
del Papa), es soteriológica (promete la salvación y la vida eterna a sus fieles), es
mucho más doctrinal (tiene un credo fijo) y proselitista.
A raíz de la escisión del cristianismo en dos religiones como ella (autoritarias y
proselitistas) se generan los primeros conflictos religiosos. Por tanto, ¿Cuál es la
respuesta clásica del liberalismo a este problema? Veremos diferentes puntos de vista:
Rawls observa que la posición más generalizada cree que hay que excluirla de
la esfera pública fuerte, sin embargo, nadie tiene derecho a excluirla de la
esfera pública débil. Además, en aquellos ámbitos de relación entre ambas
esferas públicas, la religión tampoco debería estar presente. Para esto, será
necesario cierta des-seculación de la esfera pública débil para que sea posible
una esfera pública fuerte desligada de estos argumentos teológicos.
Partiendo de que solo el poder legítimo merece obediencia, ¿qué clase de resistencia
al gobierno es legítima, cuando este también lo es? Veremos diferentes puntos de
vista:
Una posible respuesta a este problema es que siempre que una ley sea injusta
se debe desobedecerla. Sin embargo, esto es algo demasiado radical en una
democracia, pues normalmente, hay que obedecer las decisiones mayoritarias.
1. Actos colectivos
2. De dos tipos:
a. De desobediencia civil directa: en los que se infringe la ley que
se considera injusta.
b. De desobediencia civil indirecta: en los que se infringen otras
leyes para mostrar el rechazo hacia otra ley que se considera
injusta.
3. Actos políticos, apela a motivos políticos (distintos a los actos de
objeción de conciencia que apelan a motivos, por ejemplo, religiosos)
4. Actos públicos.
5. Tendrán un carácter no violento, simbólico.
6. Los desobedientes habrán de asumir las consecuencias legales de sus
actos.
Así, Rawls sostiene que este tipo de resistencia es legítima cuando la injusticia
es muy grave o ante decisiones que pueden tener consecuencias irreversibles.
Incluso, Rawls llega a considerarla un elemento importante para la estabilidad
del Estado.
Textos obligatorios
David Miller - Filosofía política: una breve introducción, ALIANZA, 2011
En cuanto a Hobbes; artículo referido a él de Fernando Ballestín - Historia de la teoría
política
En cuanto a Locke; artículo referido a él de G. Sabine - Historia de la teoría política
Para abordar este problema acudiremos a B. Constant que es un autor liberal que sostiene que
la democracia radical que se dio en el mundo antiguo es imposible aplicarla en la actualidad.
Constant en uno de su artículo Acerca de la libertad de los antiguos comparada a la de los
modernos, afirma que el único tipo de libertad posible actualmente es la que se aplica en una
democracia liberal representativa.
Así, Constant diferencia 2 tipos de libertades: la libertad de los modernos que son los
derechos del individuo frente al Estado (típica del liberalismo) y la libertad de los antiguos que
se caracteriza por la participación política (característica de la democracia radical). Este
segundo tipo de democracia lleva intrínseca la sumisión a la autoridad de la voluntad colectiva.
La libertad moderna nos otorga libertad privada y sujeción pública, por otro lado, la libertad
antigua nos otorgaría sujeción privada y libertad pública.
Constant dirá que la libertad antigua era posible por el número reducido de las poblaciones y
por la beligerancia típica del mundo antiguo. Además, la existencia de la esclavitud permitía
más tiempo libre para la participación y reflexión política. En la actualidad, sin embargo, dice
Constant que el número de las poblaciones es mucho mayor, lo que hace imposible la
democracia directa. Además, la abolición de la esclavitud y el cambio de un espíritu
beligerante por uno comercial, provocan que la libertad actual se base en el disfrute de la
libertad en la vida privada.
De este modo, Constant considera que el problema de la Revolución Francesa ha sido el
intento de aplicar la libertad antigua en la sociedad actual. Constant defenderá, como buen
liberal, la voluntad del individuo frente a la colectiva.
En El discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, al igual que Hobbes
y Locke, Rousseau parte de un estado de naturaleza en el origen efectivo de la
humanidad. Sin embargo, este tienes grandes diferencias con los de Hobbes y Locke:
- Rousseau cree que en el estado de naturaleza los individuos están aislados y son
autosuficientes (al contrario que Locke).
Rousseau expone su teoría política en su obra El contrato social que consta de 2 libros:
En el libro primero, en su primera parte (cap. I - V); Rousseau defiende una teoría
contractualista del poder político y diferencia el contractual ismo de cualquier
pretensión de totalitarismo. Aquí Rousseau se pregunta por las condiciones de
legitimidad del poder político adelantando su respuesta: rechaza el poder patriarcal de
Filmer, la distinción natural entre señores y esclavos de Aristóteles y el derecho del
más fuerte de Hobbes. Así, la única fuente de legitimidad es un contrato aceptado
libremente por los que se someterán. Sin embargo, Rousseau cree que, aunque la
fuente de legitimidad es un contrato, no todos los contratos son legítimos, por
ejemplo, no sería legítimo un contrato que estableciera un poder absoluto (contrato
Hobbesiano).
Hasta aquí, Rousseau se desmarca en gran medida de Hobbes pero, ¿qué diferencias
encontramos con J. Locke?
Este tipo de contrato social propuesto por Rousseau se basa en una sola premisa para
asegurar la libertad entendida por Rousseau y que es una enajenación universal e
incondicional. Así, el Estado será legítimo cuando todos los individuos cedan sus
derechos por igual al colectivo. Nadie se sitúa por encima de la colectividad y los
individuos no pueden conservar ningún derecho que los diferencie del resto ni
reclamar por nada.
Para que se cumpla este contrato, es necesario que todos los individuos formen parte
de esta colectividad soberana a la que ceden todos sus derechos renunciando a su
libertad individual. De otro modo, aparecerían conflictos de intereses y con ellos,
instituciones "superiores" a la colectividad para evitar esto, lo que es una forma de
despotismo. Por tanto, para poder asegurar la libertad de todos es necesario el
sometimiento absoluto del individuo.
Rousseau dice que las decisiones del soberano (la asamblea) siempre son correctas y
no han de tener límite, pues no pueden perjudicar a los individuos dado que la
asamblea es el conjunto de todos ellos. Sin embargo, Rousseau acepta que cada
individuo puede tener un interés diferente al de la asamblea, en tal caso, dice que a
quien se niegue a fundir sus intereses con los del colectivo habrá de ser obligado a ello,
en sus palabras: "obligado a ser libre".
Con todo esto Rousseau cree que se asegura la libertad pero, ¿qué tipo de libertad?
dado que Rousseau rechaza los derechos del individuo frente al colectivo habrá que
aclarar esta libertad asegurada: Rousseau dice que mediante la adhesión al colectivo
perdemos en libertad natural (o moderna) pero ganamos en libertad civil (o antigua).
Esta última consiste en poder participar en una asamblea, es decir, en tener
participación política directa.
En el capítulo III, Rousseau sostiene que la asamblea es infalible, y no puede errar por
definición. Y en él, define lo que entiende por voluntad general: Rousseau cree que
hay diferencia entre la voluntad de todos y la voluntad general, pues esta no es una
suma de todas las voluntades particulares, ni una negociación entre ellas, sino que
surge cuando se eliminan las diferencias extremas entre las voluntades particulares.
Así, la voluntad general aparece cuando todos los individuos reprimen su interés
privado y anteponen el interés general.
Además, para poder imponer la voluntad general, será necesario suprimir todas las
diferencias de la sociedad civil y aglutinar los intereses de todos los individuos frente a
un tercero. Además, Rousseau rechaza que la voluntad general sea el resultado de las
deliberaciones democráticas sino que, para él, la voluntad general existe previamente
de los intereses particulares y solo puede plasmarse cuando se reprimen los propios
intereses particulares.
Los jacobinos creían que, si llevamos la democracia hasta el final, será necesario la
eliminación de la dominación política y social. Sin embargo, no supieron llevar a cabo muchas
de sus medidas igualitarias; las que si consiguieron llevar a cabo fueron las medidas que
propiciaban el terror de esta democracia-radical, para lo cual hicieron algunas leyes como:
Pero toda esta violencia, ¿en qué se fundamenta? Hay 2 visiones sobre esto:
1. Hay un punto de vista que lo justifica por la situación de guerra que vivía Robespierre
(tanto en el interior como en el exterior).
2. La otra posición dice que es una medida producto de la transformación moral que
Rousseau creía necesaria.
Para entender todo este periodo, estudiaremos a su gran líder y teórico: Robespierre,
concretamente analizaremos 2 discursos suyos:
1. Sobre el gobierno representativo (10 Mayo 1793): en el que Robespierre defiende las
ideas políticas de Rousseau. El discurso no es nada dictatorial, defiende las libertades
de opinión, de publicidad; la conveniencia de indemniza a los que viven de su trabajo
para que puedan acudir a las asambleas, etc. En definitiva, defiende el modo de
libertad de los antiguos.
2. Sobre los principios del gobierno revolucionario(25 Diciembre 1793): contrasta en gran
medida con el primero, pues es una justificación del terror. Robespierre dice que el
terror no es un fin en sí mismo, sino un medio para construir una República bien
ordenada. Además, contrapone un gobierno revolucionario a un gobierno
constitucional, pues cree que el gobierno constitucional defiende al individuo del
poder público, mientras que el gobierno revolucionario debe defender el poder
público de individuos con malas intenciones. Además, el gobierno constitucional se
ocupa de asegurar la libertad civil y el revolucionario, la libertad pública. También
afirma que el gobierno revolucionario no está sujeto al imperio de la ley. Por último,
dirá que la Constitución no puede estar en rigor en situación bélica (cree que la
salvación del pueblo está por encima del imperio de la ley).
Observamos, ya en la parte final, una actitud paranoica en busca de enemigos
interiores al régimen. Esto es un rasgo característico de todos los regímenes
totalitarios pues, normalmente, aparece una política represiva muy fuerte. De este
modo, Robespierre considerará a los disidentes interiores enemigos en el mismo rango
que los enemigos exteriores.
Llegará incluso a dar la idea de que el terror es una emanación de la virtud: "El
gobierno de la Revolución es el despotismo de la libertad contra la tiranía".
Con todo esto, observamos que al igual que el liberalismo sin democracia resulta terrorífico, la
democracia sin liberalismo nos conduce a un tipo de Estado totalitario.
El concepto de nación, al contario que los derechos humanos (que tienen carácter
universalista), tiene como función política definir quién tiene derechos políticos en una
democracia y quien no, es decir tiene carácter restrictivo.
El concepto de nación permitía cumplir estas 2 tareas y fue tan eficaz que ya no desaparecerá
ni siquiera en la restauración de las monarquías absolutas que se producirá posteriormente.
A pesar de que nuestro concepto de nación se basa en la compartición de una cultura y una
lengua, ha habido otros conceptos sobre la misma: Andrés de Blas, en su obra Nacionalismo e
ideologías políticas contemporáneas, diferencia entre nacionalismo político y cultural:
En este texto, Sieyès da su concepto de nación que, para él, es únicamente el conjunto de
individuos que viven bajo una ley común y que tienen derechos de participación política. Así,
la nación (en sentido político) tiene que ver con las leyes y con las instituciones representativas.
Sieyès no hace referencia a rasgos culturales (idioma, etnia, religión, etc.). Sin embargo,
establece unos principios de exclusión: la nación se limita a la burguesía pues excluye a los que
no tienen propiedad cuya voluntad está en venta (mujeres, extranjeros, criados, proletarios,
vagabundos, etc.) y también excluye a la nobleza y al clero pues su voluntad está corrupta y
considera que su existencia está basada en los privilegios.
A pesar de todo esto, vemos una definición de nación completamente exenta de aspectos
culturales, lingüísticos o religiosos. Además, Sieyès cree que una nación libre es aquella que
"se ha liberado de los escombros del feudalismo" (idea común a los revolucionarios de la
Revolución Francesa). Por otro lado, a pesar de todos los rasgos democráticos de este
nacionalismo, tiene implicaciones imperialistas como el hecho de tratar de expandir la libertad
por la fuerza.
En el siglo XIX, este nacionalismo político se vio empujado por el nacionalismo cultural
incipiente de la época. Este nacionalismo cultural es opuesto y surge como movimiento
reaccionario al imperialismo del nacionalismo político.
El nacionalismo cultural tiene otra concepción de una nación libre: una nación libre es aquella
que ha conseguido liberarse de la dominación extranjera y define nación como el conjunto de
individuos que comparten unos rasgos culturales (lengua, etnia, religión...) y considera a la
nación un ente pre-político independiente de la organización política del Estado.
Entre los autores nacionalistas culturales cabe destacar a J.G. Fichte que escribe en el contexto
de la Guerra de Independencia de Alemania (frente a Francia) un discurso en pos de la
creación de una identidad nacional con carácter cultural. Fichte pertenece a una corriente
filosófica post-kantiana denominada idealismo alemán (Fichte, Schelling, Hegel). Fichte es
considerado como el padre del nacionalismo alemán.
A pesar de esto, el nacionalismo cultural alcanzará su mayor peso político en el siglo XX:
Para Hobsbawm, esta claro que el nacionalismo cultural es un modelo político triunfante lo
que se refleja en la actualidad: hoy en día, los Estados son la representación política de una
nación cultural.
Habermars sostiene que la pertenencia a un Estado no tiene por qué fundarse en rasgos
culturales sino que sería suficiente con el auto-reconocimiento de pertenecer a una
comunidad aceptando sus derechos y deberes (debería fundarse por el ejercicio de los
derechos políticos). Para esto, es necesario que se cumplan 2 condiciones:
Cree que esto es posible y que, además, es necesario, por varios motivos:
Sin embargo, a esta idea de Habermars, hay algunas objeciones por parte del nacionalismo
cultural a las que el responde:
A) Max Weber:
La teoría política de Weber se inscribe en su teoría sociológica. Una de las tesis más
importantes de su teoría sociológica es: el rasgo característico de la sociedad del siglo XX es la
burocratización (en todos los ámbitos). Comenzaremos estudiando el proceso de
burocratización en el ámbito económico: cuando Weber estudia al capitalismo, señala un rasgo
básico de él: el modo de producción capitalista se caracteriza por la separación de los
productores respecto de los medios de producción. (Modo de producción industrial)
Este rasgo también lo menciona Marx, pero se inclina por un problema jurídico respecto a él:
los medios de producción no son propiedad de los productores. Como respuesta, Weber dice
que lo mas importante no es este hecho, sino que lo relevante es que el productor no controla
el proceso productivo. Esta es, según él, la gran diferencia con la economía pre-capitalista y no
se trata de un problema jurídico sino de una mera cuestión técnica. De este modo, como los
productores no tienen control sobre el proceso productivo, forman parte de una gran máquina
productiva.
Esta separación entre productores y medios de producción, considerada como una cuestión
técnica, se asocia con otros rasgos del capitalismo:
Estos rasgos se extienden no sólo a las fábricas, sino también a todos los ámbitos de la
sociedad. Además, pueden resumirse con el término de burocratización, basada en la idea de
que la racionalización del sistema productivo lleva a una mayor eficacia productiva.
Weber, en su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo, define la situación del
individuo en la sociedad burocratizada como si estuviera atrapado en una jaula de hierro de la
que no puede escapar. Además, dice Weber que es el precio que hay que pagar para vivir en
una sociedad capitalista.
Todas estas ideas sobre la burocratización afectan en gran medida, a su teoría sobre la
democracia: Para Weber, la democracia se da en un Estado en el que los individuos son
formalmente iguales en cuanto a derechos políticos. Weber entiende que la democracia no es
incompatible con regímenes aristocráticos. Esto es posible, según él, aunque todos los
individuos tienen los mismos derechos políticos, aquellos que al ejercerlos tuvieran que
desatender su trabajo (del que dependen para vivir) no deberían hacerlo. Así, Weber
diferencia 2 tipos de participación en democracia:
1. Participación aristocrática: que consiste en otorgar los cargos públicos como cargos
honoríficos no remunerados. Serán ocupados por clases que no necesiten su trabajo
para vivir: la aristocracia.
2. Participación democrática (burocratizada): que consiste en otorgar cargos públicos a
funcionarios y una clase burocrática.
Weber cree que este segundo modelo es más funcional, sin embargo, sostiene que esta
invasión burocrática tiene también un carácter ideológico pues, si se trata de asegurar la
igualdad formal entre los individuos, una participación aristocrática no tiene sentido.
De este modo, la democracia no sólo no puede abolir la burocracia, sino que la favorece.
Weber sostiene que, a medida que un Estado se democratiza, se burocratiza más y más. Sin
embargo, reconoce que el poder de la burocracia puede controlarse de dos modos:
Durante el II Reich, Weber era partidario de modernizar el sistema político alemán y de que se
formen grandes partidos políticos de masas y de que el parlamento elija al gobierno. Sin
embargo, tras la 1º Guerra Mundial, cambia su punto de vista y defiende una democracia
presidencialista. De este modo, entiende que la única función del electorado debe ser elegir al
presidente. Además, considera que la elección de líderes políticos obedece a las cualidades
personales de los candidatos: a su carisma.
De este modo, Max Weber distingue 3 modos de dominación legítima (cree que la dominación
es legítima cuando cuenta con la aceptación de los dominados):
Para Weber, la elección democrática del líder es de carácter carismático. Así, la dominación
democrática es un tipo de dominación carismática y no representa nada nuevo. Es una
variante de la dominación carismática.
B) Joseph Schumpeter:
A mediados del siglo XX, en 1942, el estudio de Weber es continuado por J. Schumpeter en su
obra Capitalismo, Socialismo y Democracia.
El bien común no existe, pues hay intereses privados distintos que confluyen y otros
enfrentados.
Aquello que sea mejor para el pueblo no siempre será el resultado de una deliberación
democrática. La decisión del pueblo no es infalible.
Es falso que los ciudadanos tengan una voluntad política bien formada y racional. Los
individuos tienden a reducir el uso de su inteligencia cuando se encuentran en un
grupo de masas. Además, la opinión pública esta mediatizada por la publicidad.
Schumpeter dice que los individuos tienen una voluntad bien formada respecto a los
aspectos que tienen cercanos. Sin embargo, en cuestiones como política nacional,
internacional o en economía, no hay una idea bien forjada. En estos ámbitos, los que
fabrican la voluntad política del ciudadano son los grupos de masas mediante
propaganda política.
A pesar de esto, Schumpeter afirma que en las democracias de masas hay libertad política,
pues cree que esta consiste simplemente en la elección de un líder. Además, tampoco puede
decirse que las élites políticas que se disputan el poder no se ocupen de las necesidades de los
ciudadanos. Sin embargo, esta no es su función primordial, pues su función principal solo
consiste en mantenerse en el poder, lo que les obliga, en cierto modo, a satisfacer las
necesidades de los votantes.
Con todo esto, la democracia se erige como el mejor sistema de elección de los líderes
políticos.
Habermars presenta una teoría de la democracia que, sin ser utópica, no es tan derrotista
como la teoría de Schumpeter.
Antes de exponer su teoría, cabe destacar algunos aspectos de su teoría antes de la caída de la
URSS: En los años 60 - 70, Habermars defendía un socialismo democrático como alternativa al
liberalismo (capitalismo) democrático. Tras la caída del muro de Berlín, Habermars se
convence de que los dos grandes subsistemas sociales (Estado y Mercado) no pueden
someterse a un control democrático pues el Estado sería disfuncional y la economía ruinosa
(como demostró la caída del modelo comunista.
Sin embargo, la renuncia a este control democrático, no es incompatible con una idea de
democracia radical, aunque sí con la idea de una democracia directa.
Por último, algunos conceptos que cabe destacar antes de estudiar la teoría de Habermars:
1. Sociedad civil: trama asociativa no estatal y no económica al margen del Estado y del
mercado.
2. Esfera pública: espacio informal en el que se discuten los asuntos de interés público.
Dos tipos: Débil (de la sociedad civil), Fuerte (de la administración: el Parlamento).
3. Opinión pública: el resultado de los procesos de deliberación en la esfera pública débil
y no son colectivamente vinculantes (los de la esfera pública fuerte sí lo son).
Habermars entiende que la sociedad civil no puede pensarse como una comunidad cultural
homogénea, ni reducirla, como hacen los liberales, al mercado (de modo que los individuos
solo persigan sus propios fines), sino que la sociedad civil es todo el conjunto de asociaciones
voluntarias, núcleos de opinión, etc. que, mediante la opinión pública, deliberan y tematizan
los problemas socialmente relevantes producidos por el mercado y el Estado.
Así, aunque quien decide son las instituciones, son los ciudadanos quien legitiman al Estado.
Sin embargo, la esfera pública solo puede optar a la formación de una opinión pública que
ejerza influencia, pero nunca poder. De este modo, debe controlar al estado pues, cuando la
opinión pública está bien fundada, puede obligar al Estado a actuar conforme a sus intereses y
exigencias.
Para esto, es necesario un cierto nivel de educación política en la sociedad civil lo que presenta
un problema, pues, en las democracias de masas se tiende a lo contrario. Por otro lado, son
necesarios unos medios de comunicación que cumplan su función de ilustración política, es
decir, a la formación de una opinión pública racional. Solo así es posible mantener una
democracia radical sacrificando la participación política directa.
Pero, ¿qué tiene este modelo de radical? Al final, será el propio Estado quien decidirá si
cumple las demandas de la sociedad civil, y el poder que ejercerá la misma con su esfera
pública se limita a una influencia sobre el poder político. Habermars replica que el Estado no
puede actuar a espaldas de la sociedad civil ni ajeno a la opinión pública, pues, al final, el
Estado debe rendir cuentas ante la sociedad civil razonando sus actos y teniendo el cuenta la
opinión pública. Además, si se infravalora la opinión pública ed forma continuada, es muy
posible que se produzca una crisis de legitimación que llevará a la movilización de las masas
(manifestaciones, desobediencia civil...)
Sin embargo, Habermars acepta la teoría de la circulación del poder de Nicolas Luhmann (1927
- 1998) en su obra Teoría política en el Estado de Bienestar, en la que hace una contraposición
de la circulación oficial del poder a la circulación real del poder en dicho Estados:
A pesar de ello, Habermars dice que, cuando el gobierno no justifica suficientemente sus
actos o decisiones frente a la opinión pública y/o la sociedad civil se niega a aceptarlas, el
proceso se revierte y se produce la circulación oficial. Así, Habermars sostiene que, mientas
esto sea posible, podremos hablar de democracia radical.
*Esta objeción es abierta, pues, aunque esto puede ser cierto, hay ejemplos de
lo contrario: Primavera Árabe, la caída del Muro de Berlín, revolución
islandesa, etc.
2. Objeciones izquierdistas (N. Fraser, A. Honnet)
Si la sociedad civil queda desgarrada por el capitalismo, queda incapaz de
generar una opinión pública que le permita llevar a cabo su función de control
político del Estado.
Textos obligatorios
Sobre Rousseau y la Revolución Francesa : I.Berlin, La tradición de la libertad, México,
FCE, 2004
A. De Blas, Nacionalismo e
ideologías políticas contemporáneas, Madrid, Espasa Calpe, 1984.
Se entiende que, sin justicia social, los derechos individuales y las libertades políticas se
quedan en nada. Sin embargo, priorizar este valor político puede llevarnos a un modelo
político autoritario.
Vivió entre 1770 y 1831. No se trata de un autor socialista en sí. Sin embargo, fue el primer
filósofo en observar que las relaciones de trabajo del capitalismo producen desgarramientos
en la sociedad y genera antagonismos entre personas. Hegel cree que el Estado debe tratar de
controlar este fenómeno.
Por tanto, Hegel es, ante todo, un pensador social y político, que tratará, principalmente, las
grandes transformaciones que sufrió la sociedad de su época (siglos XVIII y XIX). Diferenció tres:
Cabe destacar que Hegel reflexionará también sobre la Revolución Francesa. En cuanto a su
relación con dicha Revolución, se produjo cuando Hegel era un joven estudiante de geología y
la acogió con entusiasmo, pues asume que provocará una pérdida de poder de la religión y la
emancipación política de los individuos. Hacia 1794, durante el periodo jacobino, Hegel cambia
su concepción de la Revolución Francesa. Sin embargo, a diferencia de otros autores alemanes,
Hegel de no renegó de ella, pues entendía que el terror jacobino se trataba una mala
interpretación de la institucionalización de la libertad política.
Hegel considera que, a pesar del periodo jacobino, la Revolución Francesa es un hecho con
consecuencias irreversibles en la Historia Universal que, para Hegel, consiste en el progreso de
la conciencia de la libertad humana y en la realización institucional de esta conciencia.
1. Aparición de la Democracia Griega (La polis griega): debido a que en las instituciones
atenienses los ciudadanos eran libres. Sin embargo, este modelo no es perfecto, pues
la libertad no es universal, se trata de libertad política particularista.
2. Aparición del Cristianismo: Frente al mundo griego, el cristianismo afirmaba que todos
los hombres son libres debido a su igualdad ante Dios. Sin embargo, el cristianismo
tiene una importante traba: promete una liberación universal en el otro mundo, pero
no lo realiza en este mundo. Se trata de libertad universalista apolítica.
3. Revolución Francesa: según Hegel, la Ilustración y la Revolución Francesa realizan una
síntesis de ambas y superan sus trabas, pues con la Revolución Francesa, se
institucionaliza la libertad universal que, además, se plasma en la sociedad. Se trata de
libertad política y universal.
Así pues, en este sentido la Revolución Francesa es irreversible históricamente. A pesar de esto,
Hegel rechaza que el modo de institucionalizar la libertad sea mediante el asesinato de los
opresores por parte del pueblo, sino que, durante su vida, considera 2 caminos posibles:
Con esto, la defensa del orden político napoleónico que Hegel hace a principios del siglo XIX,
obedece al momento que Hegel comienza a estudiar a los economistas de su época (como
Adam Smith), de modo que comprende que es imposible recuperar los vínculos de solidaridad
en la sociedad moderna debido al capitalismo, que genera una sociedad desgarrada sobre la
cual no puede fundarse una República radical, pues el desgarramiento es contrario a una
sociedad solidaria.
1. Familia
2. Sociedad Civil: Para Hegel, la sociedad civil es un ámbito social atomizado e
individualista, en la que todos los vínculos son de naturaleza económica (relaciones
comerciales y dependencias económicas cada vez mayores, principalmente) y que
queda reducida a relaciones económicas o de mercado.
Hegel ve perfectamente (antes que Marx) que conforma la sociedad civil está mas
atomizada, es más individualista y sus vínculos son más económicos, cada vez está
más desgarrada y pierde, en mayor medida, los vínculos de solidaridad entre los
individuos.
Por otro lado, Hegel se da cuenta que en una sociedad civil sometida a vínculos
económicos produce un gran aumento de la productividad, sin embargo, a su vez
aparecen grandes desigualdades económicas en la sociedad que quedará dividida en
estamentos antagónicos. Además, debido al desarrollo de la industria que produce la
sociedad civil capitalista, se abre la posibilidad de acumulación de riqueza de ciertos
grupos sociales, este fenómeno genera la miseria de otro sector de la población: la
"plebe".
A partir de todo esto, Hegel defiende una Monarquía constitucional con una
representación política estamental y una serie de organismos que representen a
grandes terratenientes, artesanos, etc.
3. Estado: Dada la situación de la sociedad civil, Hegel entiende que el Estado debe
restablecer las relaciones de solidaridad entre los individuos que conocemos gracias a
la familia, devolviendo a la sociedad el espíritu solidario familiar. Observamos como
Hegel da un papel paternalista al monarca, que debe realizar dicha tarea a través de la
burocracia, a la que Hegel clasifica como el estamento universal que se ocupa de
asegurar el interés general frente a los intereses privados del capitalismo.
De este modo, el Estado debe garantizar ciertos servicios públicos (como iluminación,
educación, salud) y cierta justicia social (debe combatir la pobreza).
Observamos pues que Hegel abandona pronto las ideas republicanas radicales de la
Revolución Francesa, aceptando un modelo napoleónico, pero, a pesar de ello, considera que
el Estado debe garantizar unos mínimos de justicia social, por tanto, consideramos a Hegel
como primer precursor del socialismo.
Estos autores afirman que no es el Estado quien debe restaurar las relaciones de solidaridad,
pues consideran al Estado parte del problema (es un instrumento político de la burguesía). Así,
la alternativa que representan estos autores (sobre todo Marx), se basa en la abolición del
Estado y del capitalismo, pues son las fuentes de desgarramiento de la sociedad.
El principal problema del marxismo como teoría política está en que el propio Marx no
desarrollo mucho su teoría política. Debido a esta indeterminación, su modelo a sido utilizado
de diferentes modos, los dos más relevantes son: comunismo (totalitario) y socialismo
(libertad).
La razón de esta indeterminación es que, para Marx, toda forma de dominación política es una
forma de violencia y coacción. Podemos decir que la teoría política y del Estado de Marx es la
teoría de la extinción de la política y el Estado. La utopía política de Marx está en la
desaparición de la política.
Con esto, la dictadura del proletariado enunciada por Marx es la instrumentalización del
Estado como herramienta de represión frente a la burguesía por parte del proletariado, pero
que Marx considera también ilegítima y destinada a desaparecer (en favor de organizaciones
autónomas de trabajadores).
Sin embargo, es cierto que existe una deriva totalitaria del marxismo, esta es debida al
desprecio que tuvo Marx al Estado liberal burgués y a sus tradiciones políticas, lo que es
inquietante, pues Marx llega a despreciar los logros que la burguesía había conseguido frente
al feudalismo: los derechos individuales. Todo este desprecio podemos observarlo en un texto
de K. Marx llamado Sobre la cuestión judía (1844) que parte de dos premisas básicas:
necesidad de eliminar el Estado y el capitalismo.
Marx pretendía superar el pensamiento burgués, sin embargo, su posición de superación hacia
el Estado burgués puede ser de dos tipos:
2. Introducción a la crítica de filosofía del derecho de Hegel (1843), en este texto, Marx
defiende una revolución proletaria frente a la revolución burguesa, pues la primera es
capaz de eliminar todas las relaciones de dominación entre las personas (incluidas las
relaciones de dominación social-capitalistas). Marx considerará al proletariado como la
clase universal, cuyos intereses se funden con la voluntad general.
Así, mientras Hegel defendía una reforma del Estado, Marx propone su supresión; mientras
Hegel creía en la distinción entre Estado y Sociedad Civil, Marx propone la abolición de dicha
distinción; y, por último, mientras Hegel consideraba a la burocracia como la clase universal,
Marx considera al proletariado.
Es claro pues que la idea inicial de Marx no es estatalista (como sucederá con la URSS) sino
más bien todo lo contrario.
Con todo esto, el pensamiento político de Marx se considera una radicalización de la tradición
democrática (burguesa). Sin embargo, Marx considera que una interpretación seria de la teoría
rousseauniana de la democracia radical conduce, por sí sola, a una revolución comunista
(proletaria).
Sobre dicha comuna, Marx escribe La Guerra Civil en Francia (1871), en esta obra, Marx afirma
que la clase obrera no debe utilizar el poder contra otras clases, sino que debe aspirar a la
supresión del Estado. Además, Marx elogia algunas acciones de la comuna:
El propio Marx simpatizó con la Comuna por tratarse de una realización pacífica del
comunismo considerado irrealizable.
Es importante pues, recalcar la idea de que el comunismo de Marx en sus inicios, se aleja
mucho de la represión política del comunismo posterior y aspira a la abolición del Estado.
3.3) Comunismo y Socialdemocracia:
Sin embargo, antes de abordar el comunismo será necesario establecer sus diferencias con el
socialismo (no con la social-democracia). La diferencia entre ambas corrientes se sitúa en la
obra de Lorenz Von Stein, Socialismo y Comunismo en la Francia Actual (1842) en la que se
distancian:
1. Socialismo:
o Tiene origen en las obras de Owen y Saint-Simon
o Es una teoría política que se basa en una crítica moralista de la economía
capitalista
o Reformista y pacífico.
o Cree en la necesidad de intervención estatal en la economía de mercado.
o Se trata del socialismo utópico
o Saint-Simon (1760 - 1825), Robert Owen (1771 - 1858) y Fourier (1772 - 1837).
2. Comunismo
o Tiene origen en las obras de F.N. Babeuf (1760 - 1796), que fue el primero en
interpretar en la obra de Rousseau el comunismo. Para Babeuf, la supresión
del interés privado requiere la supresión de la propiedad privada.
o Es autoritario: dictadura al estilo jacobino.
o Defienden una revolución.
o L.A. Bianqui (1805 - 1881), en esta línea se inscribe Karl Marx.
Con todo esto, la pregunta que realmente nos atañe es: ¿Es el comunismo soviético
una aplicación de la teoría de Marx o solo se trata de una desviación terrorífica de
dicha teoría?
Así, para comprender como se llegó esta situación será importante estudiar el
pensamiento político de Lenin que fue el principal líder de la revolución comunista;
destacan dos textos:
Lenin se dio cuenta de este error tras tomar el poder, y se vio obligado a
restaurar la burocracia y a fortalecerla. Además, al rechazar los principios
básicos del liberalismo, fue imposible limitar el poder de la burocracia.
2. Las tareas inmediatas del poder soviético (1918), escrito tras la toma de poder.
En este texto, Lenin justifica sus actos de refuerzo de la burocracia que se
basaron en:
a. Reintroducir la burocracia muy bien remunerada.
b. Introducir medidas de organización racional del trabajo propias del
capitalismo a fin de aumentar la productividad.
c. Introducir una dictadura férrea y unipersonal.
A pesar de esta deriva totalitaria, la intención inicial de las ideas de Marx era eliminar
el Estado y el capitalismo. Sin embargo, su teoría tiene dos grandes debilidades que
explican la deriva totalitaria del comunismo de la URSS:
1. Debilidad filosófica:
Observamos pues que en el comunismo ruso, parece que las ideas iniciales de Marx no
se realizaron siguiendo sus directrices, sino más bien al revés: en vez de eliminar la
distinción entre Estado y Sociedad Civil suprimiendo el Estado, se asimiló por
secuestro de la Sociedad Civil por parte del Estado.
En cuanto a la social-democracia, cabe destacar a F. Lasalle (1825 - 1864), quien fue la otra
figura del socialismo alemán en época de Marx. Ambas corrientes dentro del movimiento
obrero, sin embargo, tuvieron sus conflictos, pues el pensamiento político de Lasalle va más en
la línea de Hegel.
Cabe destacar, que el partido lasalliano (fundado en 1873, bajo el nombre de Asociación
General de Trabajadores Alemanes) tuvo gran expansión y seguimiento y fue esta la corriente
del socialismo más extendida en Alemania a pesar de que el socialismo marxista también
había formado un partido socialista (marxista) llamado Partido Social-Demócrata Obrero.
En 1890, fruto de la unión de estos dos partidos nace el SPD, sin embargo, las ideas de Lasalle
siguieron predominando entre el movimiento obrero alemán. A esta corriente del
pensamiento socialista llegará a unir el propio Engels quien, en el prólogo de la obra póstuma
de Marx La Guerra Civil en Francia (1895), afirmará que debe abandonarse la idea de una
revolución violenta debido a la evolución del armamento en los últimos años (el Estado
aplastaría al proletariado) y a que las instituciones burguesas también habían mejorado la
situación de las clases trabajadoras.
Para entender esta visión pacifista y reformista, es importante conocer la política del canciller
Bismark hacia el socialismo en esos años:
Quizás fue esto lo que acabó convenciendo a la social-democracia de inclinarse hacia una vía
pacífica.
Bernstein será el primer teórico socialista que pondrá en duda algunas tesis básicas de Marx,
rechazando, por ejemplo, el pronóstico marxista de la autodestrucción del capitalismo debido
a la gran polarización social y económico que este produce.
Frente a esto, Bernstein observa que en los últimos años se ha producido un progreso
económico general y cree que lo que debe hacer el proletariado es aprovecharse de esto y
promulgar medidas de redistribución de la riqueza, lo que implica una consideración positiva
del Estado en la línea de Hegel.
En su obra titulada ¿Qué es el socialismo? (1918), Bernstein comienza con un repaso histórico
del socialismo. En este repaso histórico, nombra, entre otros, a Marx y Engels como teóricos
socialistas. Sin embargo, no les otorga el rango de representantes del verdadero socialismo,
como así se consideraban ellos a sí-mismos. Además, Bernstein critíca el total rechazo de Marx
y Engels hacia toda tradición liberal y afirma que el socialismo no puede rechazar algunos
logros de la tradición burguesa como los derechos humanos o las libertades individuales. Así
pues, observamos como, frente al desprecio de Marx a toda tradición política liberal, Bernstein
reivindica algunos elementos del pensamiento político burgués. Por último, frente al desprecio
de Marx, Bernstein definirá al Estado como "el legítimo guardián del interés general" y
considera que es la mejor herramienta para el control democrático de los medio de
producción y para la redistribución justa de la riqueza.
En una segunda obra titulada (??????), Bernstein define el socialismo como el movimiento
ideológico que, a través del Estado, introduce reformas para mejorar la situación social y
económica del proletariado. Además, en esta obra rechaza que el ejemplo de socialismo en
Rusia se verdadero socialismo, llegando a afirmar que quizás no sería necesario abolir la
propiedad privada de los medios de producción.
Esta dura crítica hacía el socialismo marxista se debe a que, para Bernstein, los medios y los
fines del movimiento obrero han cambiado. Para él, el nuevo fin del movimiento obrero se
limita a tratar de mejorar la situación del proletariado.
Así como el movimiento obrero en el siglo XIX esta escindido en anarquismo y comunismo, en
el siglo XX está escindido en social-democracia y comunismo.
Antes de comentar la situación del socialismo en el siglo XX, cabe diferenciar los conceptos de
Estado Social y Estado de Bienestar.
Estado Social: se trata de una forma embrionaria del Estado de Bienestar. Surge con el
canciller Bismark, alrededor de 1880.
Estado de Bienestar: el Estado proporciona una seguridad social mínima. Sin embargo,
su característica más importante es el reconocimiento de derecho al trabajo. El
Estado debe garantizar el trabajo y, en su defecto, un modo de subsistencia que
permita llevar una vida digna. Características:
1. Aspira, como ya se ha dicho, al pleno empleo (tasa de desempleo inferior al 3%)
2. Promueve una redistribución de la riqueza por medio de servicios públicos
(como sanidad, educación...) que se financian a través de la recaudación de
impuestos.
3. Se caracteriza por una economía mixta: empresas públicas y privadas.
Este tipo de estado se da, principalmente, durante dos periodos a lo largo del siglo XX:
durante el periodo de entreguerras y tras la II Guerra Mundial.
La primera Guerra Mundial fue un momento importante en el paso del Estado Social al
Estado de Bienestar, pues propició la extensión del sufragio y de las libertades políticas,
y la incursión de la mujer al mundo laboral. La primera aplicación del Estado de
Bienestar se dio en la República de Weimar cuando su Constitución de 1919 estableció
los principios del Estado de Bienestar. Nuevamente volvería a establecerse en la gran
parte de Europa tras la II Guerra Mundial, con el keynesianismo. Los resultados
empíricos de dicha aplicación son muy diferentes, el país que más desarrolló el Estado
de Bienestar fue Suecia.
Cabe destacar que con el declive en los años 70 y 80 del Estado de Bienestar
(debido a la crisis del petróleo) y con el hundimiento de la URSS, el socialismo
se vio obligado a revisar su ideología social-demócrata. Esta revisión significó
el abandono del keynesianismo (sobretodo a partir de los años 90) y la
aceptación del capitalismo como único modelo económico
Textos obligatorios
Sobre Hegel: C. Paredes, Política y Religión en Hegel