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Asignatura
Psicoterapia II
Contenidos de aprendizaje
Semana 4-5
Chiclayo, 2015
Guía temática de
aprendizajes para entorno Psicoterapia
virtuales II
Índice pág.
Referencias bibliográficas
Lecturas recomendadas
Conclusiones de la tercera semana
Metacognición
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Guía temática de
aprendizajes para entorno Psicoterapia
virtuales II
Semana 4
“Analicemos la terapia conductual y su aplicación”
Erasmo de Rotterdam
http://www.forocomunista.com/t201
del-conductismo-experiencias
68-principios-basicos-
Bienvenida
¡Bienvenidos! nuestra tercera semana de trabajo académico nos transporta a los tiempos en que el conductismo
estableció las bases de trabajo en psicología y fortaleció así mismo los contenidos terapéuticos y su aplicación
sobre todo en el área de las fobias, y que en todas las escuelas psicológicas, se ha ido ampliando y
enriqueciendo hasta combinarse con otros enfoques, pero ese es otro tema.
Procedamos a ingresar al mundo conductista, y enfoquemos nuestra atención en el dominio de las técnicas que
a continuación se desarrollan.
Ruta de aprendizaje
Durante esta cuarta semana realizaremos varias actividades significativas, para ello, te recomendamos seguir la
siguiente ruta de aprendizaje:
Tema 3
3
Guía temática de
aprendizajes para entorno Psicoterapia
virtuales II
htp://www.bienestar-natural.es/bienestar-fisico-y-emocional
http://psicedu-online19.blogspot.com/p/psicologia -educativa.html
Bienvenida
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Guía temática de
aprendizajes para entorno Psicoterapia
virtuales II
Juan, un joven vendedor viviendo el sueño californiano, había desarrolado un cuadro crónico de
claustrofobia que lo imposibilitaba en una variedad de situaciones. Cuando el tráfico lo atrapaba, él
sentía pánico; lo que lo estaba levando a evitar manejar cada vez que podía. Los ascensores eran
lugares aversivos que elicitaban ansiedad y evitación. El sólo hecho de sentarse en un avión leno
sin la posibilidad de salir rápidamente, se había convertido en una pesadila para Juan, por lo que volar
no estaba en su repertorio. Agreguen los restaurantes lenos, los teatros, las iglesias, y podrán ver
lo limitado que se había vuelto el sueño californiano de Juan.
Pero la amenaza mayor para Juan era ir al consultorio del médico para realizar un chequeo completo.
Una habitación con mucha gente era ya lo suficientemente malo, pero Juan sentía verdadero pánico de
realizarse una resonancia magnética. Él sabía que su historia familiar lo ponía en un serio riesgo de
sufrir problemas cardíacos y que debía tener un contacto muy cercano con su cardiólogo, pero la
ansiedad y la evitación de Juan no permitían que cumpliera con sus turnos.
Debido al momento de recesión económica, Juan decidió darle prioridad principal a su fobia a manejar.
No le permitía cumplir con sus clientes, y no podía darse el lujo de perder ningún negocio más.
Trabajando con una combinación de desensibilización sistemática y en vivo, Juan pudo gradualmente
extender su radio de manejo desde sólo diez milas, hasta la libertad de viajar por toda California.
Entonces, Juan tuvo la excelente idea de construir un aparato similar al resonador magnético (“tan
confinado como en un ataúd”, bromeaba). Enfrentando sus miedos al confinamiento y a la muerte,
Juan practicaba diariamente con su invención, utilizando la relajación muscular profunda que ya
había aprendido. Su mujer e hija a veces lo molestaban con que se retiraba a su oscuro calabozo,
pero también reforzaban los logros que veían en él, cuando comenzó a moverse libremente en
situaciones con mucha gente. “¿Por qué temerle a la multitud cuando uno pasa un tiempo en un
ataúd?", bromeaba Juan acerca de su creativa cura para la claustrofobia
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Guía temática de
aprendizajes para entorno Psicoterapia
virtuales II
1.1.
Introducción al tema
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Guía temática de
aprendizajes para entorno Psicoterapia
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Aprendizajes esperados
Capacidad
Investiga e Identifica las características de los fundamentos conductuales empleados en la psicoterapia.
Analiza las variaciones según formulaciones teóricas subyacentes al modelo conductual.
Actitud
Valora la importancia de incluir esquemas terapéuticos conductuales en los tratamientos planificados.
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Mapa Conceptual
Observa detenidamente el siguiente esquema, en el encontrarás de un “vistazo” de manera sintetizada los principales concepto de la temática que abordaremos.
¿Qué conceptos o categorías te llaman la atención?
htps://www.google.com.pe/search?q=frases+sobre+el+aprendizaje
(términos homologables) surgen hacia la mitad del
presente siglo. Aparece como una técnica
revolucionaria frente a los modelos explicativos y
procedimientos de intervención de aquella época. De
la misma manera como un movimiento científico con
respuestas más eficaces a las demandas sociales
existentes al respecto. (Ruiz y Cano, 1998).
Observamos que desde su aparición la terapia de
conducta se muestra como una alternativa
innovadora, válida y eficaz. No sólo para explicar los
problemas planteados, sino para aportar soluciones
terapéuticas eficaces a estos problemas.
En 1959, Eysenck hace uso del concepto de terapia de conducta para denominar a
aquella psicoterapia que usaba las leyes del aprendizaje : condicionamiento clásico y
operante, además de una metodología científica de tratamiento. Finalizando la década de
los sesenta se empieza a estudiar un tipo de aprendizaje humano relevante: el aprendizaje
por imitación o modelado. En la siguiente década, los años setenta comienzan a
cuestionarse la suficiencia de los modelos conductuales basados exclusivamente en
el condicionamiento y aparecen los llamados modelos cognitivos-conductuales como el
paradigma A-B-C (Acontecimiento- Cognición- Consecuencia) de Ellis(1962), los enfoques
cognitivos de la depresión de Beck(1966), los métodos de inoculación al estrés de
Meichenbaum (1977) y la teoría de las expectativas de autoeficacia de Bandura (1977)
dentro de su enfoque de aprendizaje social. (Ruiz y Cano, 1998). Observamos pues, que el
enfoque ortodoxo conductista pierde piso para dar paso a uno combinado con la teoría
cognitiva, dando paso a un nuevo paradigma y a una teoría repotenciada que ahora
considera al organismo (Ruiz y Cano, 1998).
De forma general, se genera así dos grandes corrientes en la terapia de conducta: aquellos
que rechazan los términos mentalistas y apoyan la suficiencia del condicionamiento para la
explicación y el tratamiento de los problemas psicológicos (abanderados por Wolpe y los
seguidores de Skinner) y aquellos otros, que aun reconociendo la importancia del
condicionamiento, lo ven insuficiente para abordar los problemas psíquicos (Eysenck y sus
seguidores destacan el papel de los factores biológicos; y los terapeutas cognitivos el papel
de los significados subjetivos como las creencias, atribuciones, metas e interpretaciones
personales). (Ruiz y Cano, 1998)
La terapia de conducta supone una visión totalmente diferente. Primero porque abandona
el concepto de “salud mental” (herencia del dualismo cartesiano), por el de “conducta
anormal”, entendiendo anormal en función de su adaptación al medio ambiente. No tiene
una visión negativista, en cuanto a que considere que las personas sean “anormales” (o
faltas de salud mental), sino que realizan alguna o algunas conductas anormales (en ese
sentido, no adaptativas). En consecuencia, el objetivo se centrará en promover el cambio
de las posibles conductas desadaptativas, ya sea reduciéndolas o eliminándolas, o bien,
desarrollando otras alternativas. Este cambio se trata de conseguir mediante técnicas de
intervención psicológicas, teniendo en cuenta las características del medio en el que las
personas deben llevar esas conductas, pues el objetivo final será que la persona aprenda a
adaptarse al medio, físico, social y cultural (Oblitas, 2004).
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Psicoterapia
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Pero, a pesar de que todas las conductas están regidas por las mismas leyes, las
condiciones del sujeto que las emite o del medio en que se emiten (físico o social), hacen
que ciertas conductas resulten menos adaptativas que otras, aunque no por ello escapan a
las leyes generales que determinan las conductas. Así, todas las conductas se aprenden,
se mantienen y se modifican según los mismos principios o leyes generales. Esto implica
que cualquier categorización estanca (esquizofrénico, autista) es incorrecta, dado que
supone diferencias “cualitativas” y no “cuantitativas” en las conductas de las personas
(Oblitas, 2004).
Como hemos podido ver estimados alumnos, la terapia conductual desde su aparición fue
una propuesta de cambio radical con respecto a la visión de la conducta anormal, desde su
creación hasta la actualidad aun con todos los cambios sufridos. El objetivo de de esta
terapia también incluye pensamientos, emociones y respuestas cognitiva. Toda conducta
aprendida puede ser desaprendida, lo que nos lleva a encaminar el tratamiento a la
extinción de las conductas desadaptativas.
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• La intervención puede dirigirse no sólo a modificar de forma directa las conductas del
sujeto, sino el medio físico o social de éste como forma de cambiar sus conductas.
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a. TÉCNICAS GENERALES
b. TÉCNICAS ESPECÍFICAS
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La psicología debe tomar la posición de peso que debe poseer, ésta labor recae en los
profesionales que la ejercen, practican y estudian. La formación de psicólogos debe
incluir un especial énfasis en las características deseables de este profesional como
producto final. Estas características son: altruismo, solidaridad, empatía, conciencia de
grupo, constancia y perseverancia.
En la mayor parte de las ocasiones, como bien lo decía Juan Godoy, a los psicólogos nos
remunera una sonrisa o un abrazo, construir esta situación es el menester diario que nos
atañe en la práctica y estudio de nuestra ciencia, tanto en los ámbitos laborales, clínicos,
médicos, familiares, experimentales, etc. El conocimiento, el esfuerzo, la dedicación son las
herramientas fundamentales para alcanzar estas metas. . (Guerra, 2006)
Según Montgomery (2002), define la ingeniería del comportamiento como una “aplicación
práctica y precisa de conocimientos científicos para la elaboración, el perfeccionamiento y
el manejo de técnicas de establecimiento, mantenimiento o eliminación de conductas
humanas” , apuntando a que, en este sentido, tanto lo que se denomina “modificación de
conducta” o “análisis conductual aplicado”, como la “terapia de la conducta” y la “terapia
conductual-cognitiva”, e inclusive las terapias constructivistas de reciente cuño, son formas
diversas de tecnología comportamental (véanse Pantoja, 1986; Labrador, Cruzado y Muñoz,
1997; Martín y Pear, 1996/1999; Santacreu y Frojan, 2002).
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La relación entre estas formas se halla inserto en las clásicas tecnologías de control por el
estímulo (estímulo-organismo-respuesta) y de administración de contingencias (respuesta-
contingencia-consecuencia), así como en las combinaciones de ambas (Homme, D’Baca,
Cottingham y Homme, 1968/1977), abarcando amplios repertorios lingüístico-cognoscitivos,
emotivo-motivacionales y sensorial-motores. En obras anteriores (Montgomery,
2002,
2005b) se ha hecho una clasificación tentativa de todas esas
técnicas:
- Técnicas de exposición en vivo, que exponen al individuo a una situación estimular vívida
frente la cual se inducen conexiones de adquisición, mantenimiento o reducción de
conductas respondientes u operantes.
- Técnicas de exposición en fantasía, que plantean algo similar, pero utilizan el recurso de
la evocación imaginativa como sustitución de las estimulaciones reales.
- Otros procedimientos globales y auxiliares, que conllevan el uso de todas las tecnologías
mencionadas al amparo de enfoques teóricos y evaluativos muy completos y específicos, o
sólo servir de apoyo para la realización de tareas.
Por eso estimado estudiante, es necesario saber diferenciar que pertenece o no, directa o
indirectamente al enfoque conductual, pues una de las errores del entorno profesional no
conductista (o semi-conductista) es tomar o fragmentar los cuantiosos productos de dicho
quehacer teórico-empírico, para replantearlas y explicarlas como si fueran fruto de una
lógica puramente cognitiva.
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en la psiquiatría y en la psicología clínica y la adherencia a la teoría del aprendizaje,
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Frente al objetivo más común de dirigir las intervenciones a personas con problemas o
con riesgo de desarrollarlos, con el propósito de que la persona vuelva a las condiciones
anteriores a la aparición de éste, lo que a veces se ha llamado “intervención restaurativa”,
se consideran nuevos objetivos como el de mejorar la calidad o las condiciones de vida.
Una persona no sólo puede volver a su estado de salud anterior, sino que, aunque fuera
aceptable o incluso buena, puede mejorarla. En esta dirección, se han desarrollado
múltiples programas de intervención dirigidos al desarrollo de nuevas habilidades para
afrontar los retos cotidianos o, simplemente, mejorar la propia calidad de vida. (Oblitas,
2004)
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La base teórica en la que se sustentan los diferentes enfoques del modelo conductual, se
remontan a los estudios pioneros (a principios s.XX) de la escuela rusa a través de autores
tan relevantes como Paulov (Condicionamiento Clásico), Sechenov o Betcherev (Reflejos) o
de psicólogos experimentales como Watson o Thorndike. Sus trabajos comprendían
rigurosos estudios de experimentación animal con los que intentaban llegar a encontrar las
bases científicas para poder explicar la conducta humana.
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SEMANA 5
5. Modificar las contingencias existentes, lo que implica especificar las condiciones bajo las
cuales el refuerzo va a ser dado o no va a ser dado, cuál va a ser el refuerzo, y quién lo va a
administrar.
Control institucional. Este tipo de manejo de contingencias indica que la administración de las
instituciones es más efectivamente capaz de cambiar las contingencias apropiadas. En el
pasado, los hospitales para pacientes psiquiátricos crónicos, las escuelas de entrenamiento
que trabajaban con delincuentes, las escuelas para personas con impedimentos en el
desarrolo, y otras instituciones similares, frecuentemente proveían demasiado pocos
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refuerzos. Cuando entregaban los refuerzos, a menudo lo hacían no-contingentemente. Así,
las comidas, mirar televisión, el tiempo de recreación, y los viajes al campo, se daban
independientemente del comportamiento diario de los residentes. Algunos refuerzos, tales
como atención especial del staff, a menudo eran dados por respuestas desadaptativas,
tales como comportamientos auto - abusivos o agresivos. Había pocos incentivos para que
los residentes mejoraran sus condiciones de vida, sus hábitos de higiene, o sus conductas
sociales, porque la mayoría de los refuerzos se daban independientemente de cualquier
esfuerzo que el cliente hiciera.
A medida que los principios operantes comenzaron a ser aplicados a las conductas
desadaptativas, los clínicos a cargo de las guardias en instituciones, comenzaron a dar
refuerzos contingentes a conductas particulares, a través del uso de la economía de fichas.
Las fichas son refuerzos simbólicos (fichas, puntos en una lista, etc,), que pueden ser
cambiados por ítems que constituyen formas más directa de refuerzo (salidas, actividades
recreativas, o ítems personales). La economía constituye un sistema de intercambio que
determina exactamente cuánta cantidad de fichas son necesarias para obtener qué cosa. La
economía también especifica las conductas objetivo que hacen ganar fichas y el grado de
respuesta que se requiere para ganar un determinado número de elas. Por ejemplo, hacerse
la cama implica una ficha, y dos fichas pueden ser cambiadas por una película en el cine.
Aunque pueda sonar simple establecer una economía de fichas, es realmente complicado.
Aylon y Azrin (1968) han articulado la multitud de reglas que deben seguirse para que una
economía efectiva funcione. Algunas de las consideraciones más importantes incluyen la
cooperación y coordinación del staff, porque el staff debe ser más observador y sistemático
en sus respuestas a los clientes, que en un sistema no contingente; adecuado control sobre
los refuerzos, porque una economía se vuelve ineficiente si el residente tiene acceso a otros
refuerzos, como dinero de su casa, o excepciones hechas por un miembro del staff “buen
tipo”; definición clara de las conductas a cambiar, porque cualquier falta de especificidad
provocará conflictos acerca de qué es lo que constituye el criterio (¡cómo sabe cualquier padre
acerca del “hacerse la cama” de los niños!); y proveer alternativas positivas a los problemas
conductuales, porque es crítico que se les muestre a los residentes qué acciones pueden levar
a cabo para ayudarse a sí mismos, más que reparar en las conductas negativas a eliminar.
Quizá más importante, las fichas deben ser gradualmente retiradas a medida que el problema
conductual se reduce y la respuesta adaptativa se establece, porque los clientes deben
estar preparados para crear una transición a la sociedad amplia. Utilizar bastantes refuerzos
sociales junto con las fichas, ayuda a preparar al cliente para esto. Así, el comportamiento
positivo puede ser mantenido por aprecio o reconocimiento, más que por fichas. También,
alentar a los pacientes a reforzarse a sí mismos, tal como aprender a sentirse orguloso por
su apariencia, es un paso importante para dejar de lado las fichas. Todos estos y otros
procedimientos promueven la generalización de las conductas adaptativas hacia situaciones
distintas a aquelas en las que la conducta se aprendió, y el mantenimiento de la conducta en
el futuro.
Auto-control. En el extremo opuesto del control institucional está el auto-control. Para servir
como sus propios terapeutas, los clientes deben aprender los fundamentos del análisis
experimental de la conducta. Necesitan darse cuenta que los problemas de auto-control no se
deben a alguna falta mística de voluntad o de carácter moral, sino que implica una apreciación
inadecuada acerca de cómo la manipulación sistemática de los antecedentes y
consecuencias puede cambiar la conducta. Los clientes deben apreciar el A-B-C del análisis
conductual, incluyendo la regla cardinal: las consecuencias inmediatas permiten un mayor
control sobre la conducta, que las consecuencias retardadas. Obesidad, abuso de alcohol,
fumar, vida sedentaria, incluyen conductas que tienen consecuencias positivas inmediatas,
pero consecuencias a largo plazo negativas.
Siguiendo un adecuado periodo de línea base, que incluya establecer los antecedentes que
sientan la ocasión para las respuestas desadaptativas, los clientes pueden comenzar a
rediseñar sus ambientes. Los pacientes obesos, por ejemplo, son entrenados en técnicas de
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auto -control de la conducta de comer, lo que incluye separar las situaciones estimulares de
comer, de mirar la TV, leer el diario y estar con amigos, para pasar a comer solo en la mesa
con la TV apagada. Los clientes son informados también de los halazgos empíricos de
Schachter (1971), que ha demostrado que para las personas obesas la presencia de comida,
más que el hambre, es el estímulo más importante para comer. Los clientes pueden
entonces restringir la disponibilidad de comida de altas calorías en su contexto.
Los clientes, además, pueden trabajar para incrementar las conductas que son
incompatibles con la de comer: correr, andar en bicicleta, hacer el amor. Mientras más de estas
actividades realicen, menos comerán. Para aumentar estas actividades pueden, además,
procurarse refuerzos tales como, hacer la TV contingente con el salir a correr. Los clientes
deben también reforzarse por evitar comidas de altas calorías, por ejemplo sólo entonces
permitiéndose salir con sus amigos. También deben comunicar a sus amigos y familiares de
los cambios en su conducta alimenticia, para que estos puedan proveer refuerzo social por
evitar la sobre - alimentación.
Apreciando la importancia de los principios del moldeado, los clientes deben ser cuidadosos y
proveer refuerzos sobre pequeñas mejoras, tal como estudiar por 10 minutos, en vez de
guardar el refuerzo hasta conseguir su conducta ideal. Además, el refuerzo debe ser provisto
inmediatamente. Los clientes también son instruidos a intervenir temprano en la cadena
conductual que culmina en la respuesta problema. Por ejemplo, que intervengan en el
momento en que están comenzando a acercarse a la heladera, más que tratar de parar de
comer luego de haber ingerido la primer papa frita. Más que testear su poder de voluntad
viendo si pueden ganar la apuesta de comer sólo una papa, los clientes deben saber que él
así lamado “poder de la voluntad”, usualmente significa intervenir temprano, más que tarde, en
la cadena de eventos que leva a problemas.
Control mutuo. Esta forma de manejo de contingencias está indicada cuando dos o más
personas en una relación, comparten control sobre las consecuencias que cada uno desea.
Las parejas, por ejemplo, comparten el control sobre muchas de las consecuencias
interpersonales que cada uno querría de la relación. La forma más común del control mut uo
de las contingencias, es lo que se lama contratación. Para realizar un contrato, cada persona
en la relación debe especificar las consecuencias que querría que se incrementen (O’Banion
& Whaley). Así, cada uno puede comenzar a negociar lo que le gustaría, a cambio de dar
consecuencias que el compañero desea. Stuart (1969) trabajó con cuatro parejas
matrimoniales que se encontraban en la corte para divorciarse. Las parejas compartían la
queja bastante común de que la esposa quería conversaciones más íntimas, mientras que el
marido quería más relaciones sexuales. Entonces las parejas trabajaron en sus contratos, en
donde el esposo ganaría una ficha de póquer por cada cuarto de hora de conversación activa
en la que se involucrara con su esposa. Una vez que hubiera ganado ocho fichas las podría
intercambiar por un encuentro sexual.
Control del terapeuta. En la psicoterapia ambulatoria, los terapeutas tienen poco control
directo sobre las contingencias ambientales cotidianas de sus clientes. Los terapeutas
pueden, sin embargo, controlar refuerzos sociales, tales como atención, reconocimiento, y
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aprecio, dentro del tratamiento. Los terapeutas pueden cuidar de hacer sus refuerzos
sociales, contingentes a las mejoras en las conductas de los clientes. Greenspoon (1955) fue
uno de los primeros en demostrar que los refuerzos verbales pueden influir en los tipos de
respuestas emitidas por los clientes, tal como incrementar el uso de mensajes personales, en
función del refuerzo verbal de parte del terapeuta. Los terapeutas efectivos se preocupan en
el manejo de sus refuerzos verbales y no verbales, para asegurarse que están alentando
conductas adaptativas. Demasiado a menudo, los terapeutas dan demasiado atención sólo
a las respuestas desadaptativas, tal como mostrarse disponibles y escuchar con atención
sólo cuando los clientes expresan su malestar.
Los terapeutas pueden ganar control sobre las contingencias, realizando contratos con los
clientes. Se puede decir, por ejemplo, al cliente, que deposite $100, y que ganará de vuelta el
dinero realizando respuestas apropiadas, tal como perder peso cada semana. Un contrato de
contingencias en el que el cliente gana 50 centavos o $1 por cada kilo que pierde, beneficia la
efectividad del “paquete” de auto-control. El contrato terapéutico puede, además, incluir
elementos de costo de respuesta, tal como que él pague $2 por cada kilo que aumente. Aún
mejor, los $2 pueden donarse a la organización menos atractiva para el cliente, como por
ejemplo, la fiesta anual de Supremacía Blanca44.
Por supuesto, los terapeutas conductuales no están confinados a sus oficinas. Como ya
vimos, los terapeutas valoran la observación directa y las intervenciones en los ambientes
naturales del cliente. Dentro del ambiente natural, el terapeuta puede ayudar al cliente a
reestructurar los estímulos y consecuencias que están controlando sus respuestas
problemáticas. Trabajar en el ambiente natural tiene, decididamente, la ventaja de no tener
que preocuparse por la generalización desde la oficina hacia el hogar del cliente. Es decir, no
hay que preocuparse por la transferencia del entrenamiento, porque el entrenamiento se
realiza justo en el ambiente problemático. Trabajando con niños, por ejemplo, el terapeuta
puede ir a la casa y entrenar a los padres para que funcionen como terapeutas sustitutos.
Los padres pue den ser entrenados para manejar contingencias más efectivamente mediante
la economía de fichas, la contratación con sus chicos, o a través de un uso más sutil de
refuerzos sociales contingentes a las respuestas positivas de los chicos, mientras se evita el
refuerzo de conductas negativas.
Control aversivo. Hay algunas raras veces en que el control de estímulos discriminados y el
manejo apropiado de refuerzos falan para cambiar la conducta problema. En estas ocasiones
el terapeuta conductual considerará cuidadosamente el uso de control aversivo. Conductas
desadaptativas, tradicionalmente rotuladas de problemas de control de impulsos, como
desviaciones sexuales, alcoholismo, fumar, y auto-abuso repetitivo, por ejemplo, pueden
responder a controles aversivos cuando técnicas más positivas han falado. Este es un punto
importante: cualquier buen terapeuta de conducta sólo intentará el condicionamiento aversivo
luego de múltiples esfuerzos falidos con alternativas positivas. Cuando se aplica control
aversivo dentro del paradigma de manejo de contingencias, el énfasis generalmente se
coloca en el uso contingente del castigo.
El castigo, en el que una consecuencia aversiva sigue a una respuesta particular, ha sido
minimizado como manera útil de modificar la conducta desde que Estes (1944) reportó sus
estudios sobre el castigo. Sus estudios indicaron que el castigo leva a la supresión de la
aparición de la conducta, pero no a su desaprendizaje. Su conclusión fue que una respuesta
no podía ser eliminada sólo por castigo. Veinte años después Solomon (1964) revisó dicho
trabajo de laboratorio y concluyó que el castigo por sí solo, por cierto que podía levar a un
nuevo aprendizaje. Los organismos pueden aprender a evitar el castigo por condicionamiento
activo o pasivo. En el aprendizaje activo el organismo aprende a hacer algo, a generar alguna
respuesta alternativa que leva a la evitación del castigo, como cuando un niño aprende a
detenerse y mirar antes de cruzar una cale, para evitar el castigo de un padre. De igual modo,
el organismo aprende a evitar simplemente en forma pasiva, mediante la no emisión de la
respuesta que conduce al castigo.
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Psicoterapia
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Abundante investigación ha delineado las condiciones en que el castigo puede ser más efectivo
para producir efectos más poderosos y más duraderos sobre la conducta. Las guías para el
uso del castigo son las siguientes: El castigo debe ser inmediato, porque la demora confunde
las contingencias o incrementa la ansiedad de las personas. Debe ser intenso, porque
mientras más aversivo el castigo, más efectivo es. Debe ser significativo para la persona,
dentro de las mismas direcciones en las cuales el refuerzo está individualmente definido. El
castigo debe ser administrado temprano en la cadena conductual, para actuar sobre el
problema pronto antes de que se intensifique. Debe ser administrado en una secuencia o
agenda continua, lo que es más
efectivo que una secuencia o agenda intermitente, porque la intermitencia hace que la
respuesta se vuelva más resistente a la extinción. Debe s er provisto a través de todas las
situaciones estimulares, de ésta manera la persona aprende a evitar la respuesta en
situaciones de castigo, pero no en situaciones de no-castigo. Debe ser suministrado de una
manera calma, para que la ira o el enojo de la persona que castiga, esté separada del castigo
de la conducta. Finalmente, debe ser acompañado por demostraciones y refuerzos de
conductas alternativas adaptativas, tal como enseñar a un niño a utilizar habilidades asertivas
para poner límites, en vez de golpear un hermano menor.
Revisamos las grabaciones escolares de Susan para saber qué técnicas habían utilizado otros
psicólogos para tratarla. Desgraciadamente, muchas de nuestras ideas habían sido intentadas
y habían fallado, como el refuerzo de conductas incompatibles, tal como tocar el piano o tratar
de extinguir sus golpes no prestándoles atención, mientras se le prestaba considerable
atención a sus conductas constructivas. También nos sentimos limitados por el hecho de que
las grabaciones de línea base indicaban que la cantidad de golpes de Susan, permanecían
bastante estables a través de diferentes tipos de situaciones, incluyendo una habitación de
aislamiento en donde ela no sabía que era observada a través de un espejo de visión
unidireccional.
Sabiendo que un paradigma de castigo de condicionamiento aversivo sólo puede ser efectivo
si se brinda mediante una agenda o secuencia continua, decidimos conseguir un aparato de
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Psicoterapia
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shock por control remoto que nos permitiera dar un shock a Susan, en cualquier momento del
día en cualquier lugar, sin que ela pudiera discriminar dónde, cuándo o por quién estaba
recibiendo el shock. En el primer día de condicionamiento remoto, Susan se golpeó a sí misma
45 veces, comparado con las 3000 veces usuales. El día siguiente sólo lo hizo 17 veces, y al
otro sólo 6 veces. Entonces se nos rompió el aparato y comenzó a dar shocks no
contingentes. Después de repararlo, tomó sólo 2 días y un total de 12 shocks bajar los golpes
de Susan a cero. Durante meses no se volvió a golpear. Decidimos retirar el aparato de su
brazo, y para nuest ra sorpresa ela nos pidió tener de nuevo con ela el aparato. Pero igual no
se lo volvimos a poner, y ella estuvo meses sin volverse a golpear. De hecho, durante los
siguientes cinco años se golpeó a sí misma aproximadamente 250 veces, comparadas con
los 5 milones de golpes que podría haberse propinado sin el condicionamiento aversivo.
La logística del condicionamiento aversivo y las guías para el castigo efectivo, revelan porque el
paradigma del castigo puede volverse prácticamente impracticable. Por ejemplo, con un
exhibicionista de 27 años sería logísticamente imposible, tener un terapeuta disponible cada
vez que el cliente va a pasar por una parada de colectivos escolares. En el caso de Susan,
fue posible que alguien estuviera disponible en todas las situaciones, pero obviamente se
hubiera vuelto un tratamiento de un costo elevadísimo, si sus padres hubieran sido los que
tuvieran que haber pagado por que alguien con un control remoto la siguiera en todo
momento. Una alternativa con algunos pacientes es entrenarlos para que se brinden su
propio shock inmediatamente seguido a una respuesta desadaptativa.
El uso de castigos dolorosos también trae a colación cuestiones éticas y legales. En el caso de
Susan, pasamos 2 meses convenciendo al Departamento de Retardo Mental de que un
shock contingente era la mejor alternativa disponible para el tratamiento del auto-abuso de
Susan. En muchos caso, tal como con prisioneros, el uso de paradigmas aversivos ha sido
declarado ilegal y por lo tanto no es un tratamiento disponible. Por lo que, aunque ahora
sabemos que la aplicación contingente de estímulos aversivos puede ser un modificador
poderoso de la conducta, hay mucho que necesita ser resuelto en lo que hace a la práctica,
ética y legalidad implicadas en su uso.
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auto- control sobre una cadena impulsiva de respuestas. Imaginar el alejarse de un estímulo
deseado pero desadaptativo, es una nueva respuesta encubierta-operante que es reforzada.
Con práctica, el castigo de una respuesta encubierta-operante desadaptativa, y el refuerzo
de pensamientos e imágenes más adaptativos puede romper la cadena automática de
respuestas, que eventualmente lleva al individuo a situaciones problema. Dado que la
sensibilización encubierta trabaja con pensamientos e imágenes, podría ser ajustadamente
categorizada dentro de las terapias cognitivo-conductuales consideradas ahora.
TEORÍA DE LA PSICOPATOLOGÍA
Carentes de una teoría cognitiva consensuada de la sicopatología, que sea única para los
terapeutas conductuales, adoptaremos un modelo cognitivo de conducta desadaptativa, que
establece un paralelo con el modelo de contingencias de la conducta desadaptativa. Por lo
que, hay conductas desadaptativas que reflejan un déficit en la actividad cognitiva. Trastornos
del Sistema Nervioso Autónomo, tales como hipertensión esencial, dolores de cabeza por la
tensión y ansiedad crónica, han sido asumidos generalmente como fuera del control cognitivo
porque hay una inherente deficiencia en la información psicológica disponible para el
individuo que trata de controlar respuestas automáticas. Con poco, o sin feedback disponible,
los individuos son incapaces de utilizar los procesos cognitivos para ganar control voluntario
sobre respuestas autonómicas disruptivas.
Quizá el problema más común sea el uso de respuestas cognitivas inapropiadas o inefectivas.
Para algunos clientes esto incluye un rotulado inapropiado, como por ejemplo, el cliente que
rotula al sexo como sucio, y luego responde a un encuentro sexual con desagrado. Otros
clientes desarrolan expectativas erróneas, como por ejemplo, un estudiante que espera que
todas las figuras de autoridad sean frías y condenadoras, y así tiene extremas dificultades para
manejarse con profesores y supervisores en prácticamente cualquier tema. Desde una
perspectiva cognitiva, éstos clientes están teniendo problemas porque no están respondiendo
a los estímulos y consecuencias actuales que ocurren en el ambiente. Por el contrario, éstos
clientes están respondiendo principalmente a los rótulos y expectativas utilizadas para
procesar los eventos ambientales. Si sus rótulos y expectativas son suficientemente
inadecuados, entonces es probable que sus conductas sean desadaptativas.
En un nivel más complejo, algunos clientes han desarrolado estrategias inefectivas para
resolver problemas. En una sociedad rápidamente cambiante, puede ser extremadamente
importante ser concientes de los métodos más efectivos para enfrentarse a problemas
comunes, como lidiar con un jefe malhumorado, con el propio presupuesto monetario, resolver
conflictos maritales, y vivir con las ansiedades de los adolescentes que se enfrentan a un futuro
incierto. Si las personas aprenden estrategias inefectivas para enfrentarse a problemas
conductuales de rutina, probablemente cometan errores serios que los leven a frustración,
27
Psicoterapia
II
depresión, y otras alteraciones emocionales. Los clientes, por ejemplo, que adoptan la
estrategia de tratar de no pensar acerca de los problemas, con la esperanza de que éstos
desaparezcan, frecuentemente esperan hasta que el problema esté fuera de control para
actuar. Otros clientes, rotulados a menudo de abiertamente dependientes, pueden haber
adoptado una estrategia que incluya recurrir rápidamente a una figura de autoridad, para la
mejor solución. Estos clientes pueden ser incapaces para enfrentarse a cuestiones aún
menores como qué tipo de ropa usar, qué cursos tomar cada semestre, o cómo estudiar
para un examen. Estos pacientes pueden andar bien cuando los terapeutas les dan directivas
específicas sobre cómo resolver cuestiones particulares, pero así estarían siendo reforzados
a corto plazo, por depender de un psicoterapeuta. Lo que este tipo de pacientes de hecho
necesitan, a largo plazo, es información más detalada respecto de los principios básicos de la
solución efectiva de problemas.
Las técnicas cognitivas para reducir la frecuencia de cogniciones particulares son variadas, pero
quizá la más desarrollada sea la detención del pensamiento. Esta técnica comienza con el
cliente verbalizando en un volumen alto sus pensamientos repetitivos. Al comienzo de la
cadena de pensamientos el terapeuta grita “¡Basta!”, quebrando la cadena. Posteriormente el
cliente no verbaliza sus pensamientos, sino que hace una señal con sus manos cuando están
comenzando a pensar en sus pensamientos problemáticos. Nuevamente el terapeuta grita
“¡Basta!”. Una vez que el cliente alcanza los objetivos básicos de la técnica, entonces se grita a
sí mismo “¡Basta!” cuando comienza a repetir su cadena de pensamientos problemáticos. Una
vez que la detención “abierta” es efectiva en la cadena repetida de pensamientos, el cliente
comienza a practicar decirse ¡Basta! para sí cuando sea que sus pensamientos excesivos
comiencen.
La detención del pensamiento ha probado ser más efectiva combinada con la aserción
encubierta (Rimm & Masters, 1974). Con la aserción encubierta, al cliente le son enseñados
algunos pensamientos auto-asertivos que directamente desafían a los pensamientos
obsesivos. Un hombre de 22 años que estaba obsesionado con el pensamiento de que se
estaba volviendo loco, fue instruido a que inmediatamente luego de que detuviera sus
pensamientos problemáticos, tuviera el siguiente pensamiento auto-asertivo “Al carajo, soy
perfectamente normal”. Al principio, el cliente grita su asersión con una considerable emoción;
luego se lo alienta a que sea auto-asertivo mediante pensamientos constructivos que desafían
sus ideas repetitivas.
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Psicoterapia
II
Al adoptar las técnicas básicas de Ellis, algunos conductuales han realizado cambios
importantes. Goldfried y Davison (1994), por ejemplo, describen la reestructuración racional
sistemática. Constituye un paralelo de la desensibilización sistemática. En este abordaje, se
construye una jerarquía de situaciones crecientemente dificultosas con las que el cliente tiene
problemas de enfrentamiento. El cliente imagina las situaciones y manifiesta cómo
normalmente se enfrenta con la situación que lo altera. Luego se le pide que revalúe
racionalmente sus respuestas, en orden de describir una respuesta cognitiva más efectiva a la
situación. Luego de enfrentarse exitosamente con una situación imaginada en un nivel, el
cliente avanza hacia situaciones más arriba en la jerarquía. La reestructuración racional
sistemática le da al cliente una práctica considerable en desafiar sus propios rótulos y
expectativas problemáticas, antes que tener que enfrentar un stress más duro, resultante del
manejo de las situaciones en vivo. Goldfried y Davison además reportan que con algunos
clientes es crítico, que el terapeuta no trate de desafiar la cognición del cliente, porque hay
estudios que indican que algunas personas resistirán activamente los intentos de otros de que
cambie. Recomiendan a los clínicos que alienten al cliente a ser lo más activo que sea
posible en el desafiar sus propios pensamientos disruptivos, más que seguir el modelo de Ellis
del terapeuta como un confrontador activo.
Para ayudar a los chicos impulsivos a que desarrollen métodos adaptativos de control
cognitivo, Meichenbaum toma elementos de investigadores rusos, particularmente Luria (1961)
y Vigotsky (1962). Luria postuló tres estadios en los que los niños desarrolan control voluntario
sobre sus conductas. En el estadio 1, el control es ejercido por las conductas verbales de los
demás (típicamente los padres y otros cuidadores). En el estadio 2 el niño repite los
patrones discursivos abiertos de los padres, para controlar sus propias conductas. Finalmente,
en el estadio 3, la conducta del chico va quedando progresivamente bajo el control de auto
-diálogos encubiertos. Así, como puntualiza Meichenbaum (1977), las auto-afirmaciones ejercen
29
Psicoterapia
II
control sobre la conducta del individuo de un modo muy similar a las declaraciones
provenientes de otras personas.
Bueno, ¿qué es lo que tengo que hacer? Quieres que copie la imagen con las diferentes líneas.
Tengo que hacerlo despacio y con cuidado. Bueno, dibuja la línea de abajo, abajo, bien; ahora
a la derecha, eso es, ahora abajo un poco más y a la izquierda. Bien, lo estoy haciendo
bastante bien. Recuerda, ve despacio. Ahora arriba nuevamente. No, debía ser para abajo.
Así esta bien. Sólo dibuja la línea con cuidado... bien. Incluso si cometo un error puedo
continuar despacio y con cuidado, tengo que ir abajo ahora. Terminé. ¡Lo hice!
Con chicos y adultos, las tres fases de la modificación cognitivo-conductual han sido
comúnmente más aplicadas con éxito en la terapia de inoculación de estrés. Este tratamiento
es análogo a la inoculación en medicina, donde un pequeño monto de virus activo, es
introducido en el cuerpo con el objeto de movilizar una respuesta saludable del Sistema
Inmunológico. En lugar de sólo aprender a controlar la ansiedad en situaciones estresantes, el
individuo puede desarrolar habilidades de afrontamiento cognitivas encubiertas y habilidades
conductuales abiertas que pueden inocularlo contra futuros estresores. Eventos que
previamente provocaban ansiedad, como evaluaciones en el trabajo o la escuela, en discursos
públicos, etc.; pueden ser reevaluados como desafíos y oportunidades de aprendizaje. Tales
desafíos pueden ser manejados a través de una combinación flexible de habilidades
racionales y conductuales, en vez de ser construidos automáticamente como amenazas que
deben ser evitadas.
30
Psicoterapia
II
y fueron puestos en situaciones diseñadas para evocar emociones particulares, tal como un
observador modelando enojo hacia el experimento. Los sujetos que podían atribuirle su
activación a la droga demostraron menos respuestas emocionales que aquelos que no
conocían el efecto de la droga.
Las atribuciones erróneas pueden tener efectos psicológicas devastadores. Una pareja se
presentó en la terapia quejándose de que el marido había sido impotente los primeros tres años
del matrimonio. El problema comenzó en la noche de bodas, con las tensiones y los conflictos
usuales. En la fiesta, los amigos insistieron en que tomaran mucho. Para el momento en que la
pareja legó al hotel, estaban cansados y tensos, y él estaba un poco más que borracho.
Cuando estaban en la cama y el no pudo tener una erección, la mujer exclamó, “¡Dios mío, me
casé con un gay!” La atribución de e la de homosexualidad ante la disfunción eréctil, por sólo
una noche poco representativa, devastó su relación sexual. Si elos hubieran podido atribuir el
problema de él al stress situacional y al agudo efecto del alcohol, podrían haber evitado un
comienzo muy problemático para su matrimonio. Es suficiente decir que la manera en que los
individuos perciben las causas de sus trastornos influirá significativamente en sus estados
psicológicos y sus expectativas acerca del futuro del trastorno.
Trabajando desde la teoría atribucional; Goldfried y Davison (1976, 1994) han sugerido varias
formas en que puede ayudarse a los clientes a establecer atribuciones más precisas y
benignas. Las evaluaciones clínicas, por ejemplo, son atribuciones hechas por los clínicos, y la
evaluación puede variar en el malestar emocional que evoca. Un cliente que atribuye su
disfunción eréctil a conflictos inconscientes acerca de posibles impulsos homosexuales, puede
ser liberado de una ansiedad considerable si aprende que la tensión situacional combinada con
el alcohol puede producir el problema observado. Los clientes con síntomas físicos, como un
hombre con jaqueca crónica que está muy ansioso porque atribuye su jaqueca a un tumor
cerebral, puede aliviarse inmensamente si aprende que la atribución correcta es que se debe
a la ansiedad por su salud. Las expectativas que los clientes tienen para futuros eventos,
pueden cambiarse dramáticamente si sus atribuciones sobre eventos pasados o presentes
son alterada s significativamente.
Martin Seligman y asociados (Abramson, Seligman, & Teasdale, 1978; Seligman, Abramson,
Semmel & vonBaeyer, 1979) han desarrolado más aún las medidas psicométricas y el
tratamiento clínico de atribuciones desadaptativas. Han identificado consistentemente tres
estilos atribucionales de estabilidad, internalización, y globalidad. Un desempeño óptimo y una
buena salud mental están asociados a un estilo atribucional estable, interno y global hacia
eventos buenos o positivos; es decir, cuando ocurre un evento positivo, asignarle cualidad de
permanente, personal y amplio o extenso. La situación se revierte con eventos malos o
negativos: un desempeño óptimo y una buena salud mental están asociados con un estilo
atribucional temporal, externo y específico; es decir, cuando ocurre el evento negativo,
deberíamos pensarlo cómo temporal, atípico y causado por fuerzas externas. La terapia
cognitivo-conductual resultante, ayuda a los pacientes a modificar sus atribuciones pesimistas
y a adoptar un “optimismo aprendido” (Seligman, 1990).
Aunque hay una variación considerable en el modo en que los individuos resuelven problemas,
D’Zurila y Goldfried (1971) han reportado un grado considerable de acuerdo respecto de las
operaciones involucradas en la resolución efectiva de problemas. Las cinco etapas de la
terapia de resolución de problemas (Goldfried & Davison, 1976)) pueden enseñarse a los
clientes que necesitan estrategias más efectivas para enfrentarse a los problemas. Primero
educan a los clientes en una filosofía que aliente la resolución de problemas en forma
independiente. Esta etapa de orientación general incluye enseñar a los clientes que los
problemas son una parte normal de la vida, y que pueden enfrentarlos. Además, se alienta a
los clientes a que aprendan a identificar rápidamente los problemas y a inhibir la tendencia a
responder al problema con el primer impulso. El malestar emocional, por ejemplo, puede
identificarse no como un signo de patología, sino como un indicador para dirigir la atención
hacia la situación problemática que ésta produciendo el malestar.
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Psicoterapia
II
RELACIÓN TERAPÉUTICA
Y los terapeutas conductuales pueden ciertamente ser reforzadores sociales, llevando a los
clientes a percibirlos como empáticos y cálidos. La naturaleza educacional y educativa de la
relación terapéutica leva al paciente a evaluar la empatía, comprensión, y calidez del
terapeuta en forma generalmente comparable a otras psicoterapias orientadas a la relación
(Glass & Arnkoff, 1992). Un caso en cuestión es la muy citada comparación de Sloane y cols.
(1975), ente terapia conductual y psicoanalítica. Mediante las grabaciones de audio, los
terapeutas psicoanalíticos y los conductuales fueron encontrados sin diferencias en el grado de
calidez o consideración positiva. Había significativas diferencia, de cualquier modo, en el ajuste
de la empatía, genuinidad y profundidad del contacto interpersonal. Los terapeutas
conductuales puntuaron más alto en estas variables.
Si existe algún valor general para la relación, ciertamente no es en los términos del criterio
propuesto por Rogers. El terapeuta conductual sería injusto con sus clientes si simula ser
incondicional en su consideración positiva, porque los refuerzos sociales, incluyendo la
consideración positiva, son en realidad contingentes. El terapeuta conductual está menos
preocupado por el ajuste de la empatía que por el ajuste de la observación, que es crítica en la
determinación tanto de la medida de la respuesta como de la efectividad del tratamiento.
Tampoco está particularmente preocupado por ser genuino, lo que los clie ntes necesitan es un
terapeuta competente, no uno que esté preocupado por ser auténtico.
Los efectos del modelado probablemente ocurran con la mayoría de las otras formas de
psicoterapia conductual y también de modificación cognitivo-conductual. Un desensibilizador,
por ejemplo, modela un abordaje sin temor hacia un estímulo fóbico, enseñando a los clientes
que dicho estímulo puede ser dominado si se aborda de una forma gradual y relajada. ¡No
podemos imaginarnos un terapeuta fóbico a las serpientes asistiendo satisfactoriamente a un
paciente fóbico al mismo animal! El contratador de contingencias modela un abordaje positivo
hacia la resolución de problemas y enseña a los clientes que los conflictos pueden ser mejor
resueltos a través de compromiso y el refuerzo positivo, en vez de a través del criticismo y
otras formas de castigo.
El punto esencial es éste: considerable investigación muestra lo beneficioso que puede ser el
modelamiento y también cómo éste puede ser más efectivo. Si los terapeutas conductuales
hacen de la relación terapéutica una parte del proceso de cambio, entonces deben atender
cuidadosamente a lo que están modelando y que tan efectivos como modelos están siendo.
Los terapeutas conductuales muestran una variación considerable en los aspectos prácticos
de su trabajo. Los terapeutas que utilizan técnicas de contra-condicionamiento y cognitivo-
conductuales es más probable que trabajen en un ámbito tradicional de consultorio. El
tratamiento es normalmente conducido en un formato individual o, cada vez más, de pareja.
Muchas de las técnicas conductuales y cognitivo-conductuales, incluyendo entrenamiento en
asertividad, en relajación y resolución de problemas, son aplicados en formatos grupales, por
una cuestión de costo-eficiencia y de procesos grupales, incluyendo modelado, ensayo de
conducta y reforzamiento grupal.
Algunos analistas conductuales son críticos de los terapeutas que permanecen en sus
consultorios; elos sugieren que las intervenciones desarroladas en el ámbito natural no están
minadas por la generalización o los problemas de transferencia de entrenamiento, como
aquelos desarrolados en el consultorio. Ciertamente cuando los terapeutas conductuales
están manejando contingencias en amplia escala, como en la economía de fichas, trabajan
justo en el ámbito de los clientes. Desafortunadamente, debido a los exagerados temores, la
modificac ión conductual ha sido restringida a algunos ámbitos, siendo los más conocidos los
de prisioneros bajo la influencia del gobierno federal.
34
Psicoterapia
II
mental, pero los psicólogos tienen dos o tres veces más posibilidades que los profesionales de
otras profesiones de la salud mental, de adherir al conductismo (Glass & Arnkoff, 1992).
Probablemente sea de esta manera porque es más probables que estén entrenados en
teorías del aprendizaje e investigación empírica. Especialmente notorio es el rol que los
psicólogos experimentales han jugado en el desarrollo de la terapia conductual, porque
tradicionalmente no han sido parte directa de ningún sistema de psicoterapia. La AABT recibe
profesionales de una variedad de contextos, aunque alienta la práctica independiente de la
terapia conductual sólo por individuos con grados avanzados y entrenamiento especial en
técnicas conductuales.
En 1994, van Balkom y cols. reevaluaron la literatura (86 estudios en total) y concluyeron que
los antidepresivos, la terapia conductual, y la combinación de ambos eran significativamente
más efectivos que el tratamiento placebo. En los auto-reportes de los pacientes, el meta-
análisis indicó que la terapia conductual era significativamente más efectiva que los
antidepresivos y que la combinación de ambos tendía a ser más efectiva que la medicación
antidepresiva sola. El halazgo más importante de ésta y otras revisiones es que la terapia
conductual, con o sin medicación adjunta, es un tratamiento de opción en TOC.
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Psicoterapia
II
Jaqueca y migraña. Holroyd y Penzien (1990) usaron meta-análisis para integrar los
resultados de 25 pruebas clínicas que evaluaban la efectividad del propanolol, y 35 pruebas
clínicas que evaluaban la efectividad del entrenamiento en relajación y biofeedback conjunto
(2445 pacientes en total). Los meta-análisis revelaron mejoras sustanciales, pero muy
similares, en las migrañas recurrentes tratadas con propanolol, y entrenamiento en
relajación- biofeedback. En ambos casos, estos tratamientos dieron como res ultado un 43%
de reducción de la migraña cuando fueron evaluados en registros cotidianos, y de 63% cuando
fueron evaluados con otras medidas. En contraste, la medicación placebo (14% de reducción)
y el no - tratamiento (prácticamente 0% de reducción) fueron inferiores tanto al propanolol,
como a la relajación-biofeedback, que tuvieron resultados muy similares.
Una revisión independiente de Johnson, Tsoh y Varnado (1996) tanto en bulimia como en
anorexia arribaron a las mismas conclusiones. Tanto la terapia conductual como la cognitivo-
conductual superaron al no-tratamiento y al tratamiento control. En el tratamiento de la
anorexia, la terapia conductual ha probado ser efectiva en la promoción de la ganancia de peso
durante la hospitalización, y las intervenciones cognitivas en dicho punto no parecen
aumentar la terapia conductual básica. En el tratamiento de la bulimia, las comparaciones
entre farmacoterapia y terapia cognitivo-conductual sugieren que la psicoterapia sola es más
efectiva que la medicación sola en reducir los síntomas bulímicos, y que los cambio
conductuales producidos por la psicoterapia permanecen en el seguimiento en contraste con
la medicación, cuyo índice de recaídas es alto. Los índices de abandono en la medicación son
de dos a tres veces más altos que aquelos de los tratamientos cognitivo-conductuales.
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Psicoterapia
II
Tabaco-dependencia. Han sido utilizados meta-análisis para acumular los resultados de 633
estudios en abandono del cigarrilo, involucrando más de 70.000 sujetos. Viswesvaran y
Schmidt (1992) halaron que el no-tratamiento daba como resultado un 6% de abandono del
cigarrilo y que los métodos de auto-cuidado producían un 15% de abandono en promedio.
Cada uno de estos fue mucho menos significativo que las intervenciones formales. Entre los
métodos más efectivos estuvieron la aversión a fumar (31% de abandono), otras técnicas
aversivas (27% de abndono), métodos instructivos en los lugares de trabajo (30% de
abandono), y la hipnosis (36% de abandono).
Insomnio. En un esfuerzo por identificar tratamientos psicológicos efectivos para el ins omnio,
Murtagh y Greenwood (1995) condujeron un meta-análisis sobre 66 estudios de resultados.
Generalmente, los tratamientos psicológicos produjeron un considerable aumento tanto en los
patrones de sueño como en las experiencias subjetivas acerca de dormir. Todos los
tratamientos activos, fundamentalmente conductuales en esencia, fueron superiores a las
terapias placebo. Específicamente, fueron halados los siguientes tamaños de efecto al post -
tratamiento: .81 para la relajación muscular progresiva, .93 para otras formas de relajación,
1.16 para el control de estímulos, y .73 para las intenciones paradójicas. Esos son efectos
importantes y convincentes, y los resultados demuestran el valor de los tratamientos
conductuales como alternativas tan efectivas como la medicación, que pueden tener efectos
negativos.
A los terapeutas conductuales les gustaría hacernos creer que existe una compilación de
datos que demuestran la superioridad consistente de la terapia conductual. ¿Pero dónde están
los datos? ¿Se supone que los hallemos en el estudio de Paul (1966) utilizando cinco sesiones
de terapia de insight para tratar la ansiedad de los estudiantes cuando se les requiere que
hablen en clase? Ciertamente el estudio clásico de Sloane y cols. (1975; revisado en el
capítulo II) provee un poco de alivio. Su comparación rigurosa entre terapia conductual integral
con terapia psicoanalítica breve no encontró diferencias significativas entre las terapias en
efectividad con pacientes ambulatorios. Incluso en terapia de tiempo limitado, el psicoanálisis
sostuvo lo suyo.
Examinemos el criterio de éxito en casi todos los estudios de la terapia conductual y será
evidente lo que falta. Sólo un puñado de estudios evaluó claramente los sentimientos de los
pacientes acerca de su felicidad y armonía general como un criterio para el tratamiento exitoso.
¿Y adivinen qué? El Shock eléctrico no ayudó a los homosexuales a encontrar la felicidad (Birk,
Huddleston, Milers & Cohler, 1971). Lo que le falta a la teoría y a la terapia conductual es un
sentido humanitario de valores que ayude a decidir lo que es un resultado significativo en
psicoterapia. La significación en la vida no está determinada por un puntaje de .05 de
probabilidad de cambiar un síntoma. En una era en la que mucha gente está sufriendo un
colapso en su percepción de sentido, la terapia conductual sólo está interesada con la remisión
sintomática.
Lo que la terapia conductual ofrece a la gente que busca felicidad y armonía en un mundo
alienante y deshumanizante, es un rejuntado de ejercicios y técnicas. ¿La gente que ha sido
manipulada toda su vida para creer que los cigarrilos pueden volverlos interesantes y
atractivos, necesita enfrentarse con soplidos calientes de humo en la cara? ¿La gente que
come demasiado necesita contar cada bocado de comida para caer en el aburrimiento o la
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Psicoterapia
II
depresión que puede corroerlos? ¿Puede la detención del pensamiento evitar que las
personas de mediana edad piensen que la vida se les va? ¿Necesitamos que la gente esté
desensibilizada de toda su ansiedad o necesitamos que la gente se ponga ansiosa ante
toda la insensibilidad que la rodea? ¿Necesitamos enseñarle a la gente a intercambiar fichas de
póquer para alentar el conversar, o debemos aprender cómo ayudar a la gente a encontrar
el significado intrínseco que proviene de compartir los sentimientos más básicos? Las ondas
Alpha no curan la alienación. Un ejercicio por día no mantendrá a nuestro médico alejado.
¿Quién define lo que es conducta adaptativa y desadaptativa? ¿Quién y qué tiene que
cambiar?
¿Las técnicas conductuales están siendo usadas para conformar los estándares normativos
del grupo social dominante? ¿Las normas culturales son apropiadas para estos clientes
particulares? En un intento por ser metodólogos explícitos libres de contenido, los
conductuales se arriesgan a ser evitadores de contenido (Kantrowitz & Balou, 1992). Los
terapeutas invariablemente deben tomar decisiones acerca de lo apropiado de las conductas
objetivo, las metas del tratamiento, y los criterios de resultados. Seguramente, los clientes
deberían tener la voz más importante en la toma de estas decisiones, pero los conductuales
no pueden simplemente lavar sus manos de la responsabilidad mutua y absolverse a sí mismo
insistiendo en que “Es la decisión del cliente”.
Cuando los valores del terapeuta no están a la vista, los estándares implícitos son utilizados
para determinar qué y quién necesita cambiar. Estas ideologías no concientes, es probable que
reflejen valores tradicionales, blancos, de clase media, heterosexuales, y masculinos. ¿Cuántos
adolescentes y menores “rebeldes”, homosexuales “confundidos”, esposas “que no les g usta
el sexo”, y chicos “maleducados” han sido modificados según los preceptos del “hombre de
la casa”, en nombre de la tecnología de valor neutral libre de contenido? La psicoterapia
indudablemente es una empresa dirigida por valores. ¿No saldrían y publicarían los suyos al
menos?
En contextos más amplios, ésta es precisamente la queja sistémica acerca de los terapeutas
conductuales: falan al no ver que la familia entera como un sistema, no el paciente
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Psicoterapia
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sintomático, es la unidad terapéutica para lograr el cambio. Irónicamente, el tan mentado
“contextualismo” del conductismo se detiene antes de legar a la familia y a la cultura. Un
tratamiento integral debe modificar los patrones tanto del individuo como del sistema.
¡Bienvenidos al club conductuales! La mayoría de la gente que está en este terreno reconoce
ampliamente que ninguna psicoterapia ni sistema teórico por sí mismo, es lo suficientemente
completo para dar cuenta de las complejidades de nuestros clientes. Ciertamente no hay una
teoría unificadora detrás de la que es lamada terapia conductual. Existe meramente una
serie de técnicas y un compromiso unificador de determinar que abordajes funcionan mejor con
qué tipos de problemas. Esto suena como el eclecticismo clásico más que como el
condicionamiento clásico. Aunque conductuales prominentes como Cyril Franks (1984) y Hans
Eysenck (1970) criticaron inicialmente a los eclécticos por contaminar las aguas terapéuticas, la
proliferac ión de técnicas conductuales nuevas sin una teoría integradora, ha añadido más a
nuestra complejidad que a nuestra claridad. Los eclécticos, de todas maneras, nunca hemos
tenido problema en convivir con la ambigüedad, incluso con la ambigüedad de un sistem a de
psicoterapia que está supuestamente unificado, aunque incluya métodos tan diverso como la
desensibilización, la sensibilización encubierta, el biofeedbak, la reestructuración racional
cognitiva, la economía de fichas, el auto-control y la resolución de problemas. Estas técnicas
son muy similares a la “valija de trucos” de un ecléctico. Por supuesto, esto no intenta ser
ninguna crítica. A nosotros no nos importaría ser llamados conductuales, si a ustedes no les
importa ser lamados eclécticos.
Preguntas de
análisis
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ejercicio recomendado para razonar e identificar nuestro esfuerzo intelectual, la finalidad es
regular nuestras acciones y procesos mentales:
Lectura de análisis N°
03
Existe el riesgo de que al buscar una etiqueta en la que encaje el trastorno actual
del paciente sesgue el análisis conductual dirigiéndole a la confirmación
de determinados datos y a la ignorancia de otros. No todas las categorías que se
utilizan en las clasificaciones tienen igual validez.
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Psicoterapia
II
https://www.youtube.com/watch?v=gC08FfxdGi0
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Referencias bibliográficas
Santacruz y Froján,
http://www.uam.es/personal_pdi/psicologia/victor/TECNICAS/
DOCUMENTOS/Desarrollo-historico.PDF
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Documento 1:
Breve descripción:
44
Psicoterapia
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Conclusiones de la semana
- Las conductas de las personas, lo mismo que las de cualquier otro organismo, se
llevan a cabo siguiendo determinadas leyes o reglas, no por azar.
- no puede haber diferencias “cualitativas” entre las conductas, pues todas están
regidas por la adaptación al medio, y el organismo que no realiza conductas que le
adapten al medio no sobrevivirá.
- Existen tanto técnicas generales como especializadas que se ajustan a cada tipo de
caso y que son seleccionadas por el terapeuta.
Meta cognición:
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Psicoterapia
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¡Muy bien! Hemos llegado al final de la tercera semana, ahora, para comprobar tus logros
y nivel de aprendizaje alcanzado en relación a la temática estudiada, responde a las
siguientes preguntas:
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14. técnica que consiste en reforzar en demasía una conducta con el afán de
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extinguirla:
Alternativas Retroalimentación ÚNICA
a Extinción Implica la presentación repetida de
b Tiempo fuera un estímulo muy reforzador para el
c Sobrecorrección paciente, en un lapso pequeño,
d Saciación hasta que el estímulo pierda su valor
e Costo de respuesta reforzante.
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Psicoterapia
II
SEMANA 4
ESTUDIO DE CASO
La Sra. C. está restringida por un rango amplio de respuestas desadaptativas, por lo que
necesitaría una buena cantidad de terapia conductual integral, si pretendiera volver a tener un
abordaje reforzante de la vida. Primero, ella sufre de evitación condicionada a la suciedad y las
enfermedades. Su modo particular de evitar es lavar excesivamente cada vez que siente que
ha estado en contacto con estímulos condicionados, tal como parásitos o suciedad. La
evitación de estos estímulos la ha llevado también a conductas desadaptativas, incluyendo la
evitación de cocinar y de cuidar de sus hijos. También evita las relaciones sexuales, lo que
puede estar relacionado en parte a su evitación de la suciedad y la enfermedad, pero
probablemente esté más relacionado con el modelamiento de su madre de evitación y
repugnancia hacia el sexo. La Sra. C. también tiene déficits conductuales en lo que hace a la
expresión directa de su enojo y a asegurarse experiencias reforzantes y placenteras.
Los problemas evocados por la suciedad y los parásitos pueden ser mejor tratados con
desensibilización sistemática y exposición, que en tándem son consideradas el tratamiento
conductual de opción para los trastornos obsesivo-compulsivos tales como el de la Sra. C. Al
entrenamiento en relajación profunda le seguiría la elaboración de una jerarquía de estímulos
relacionados con suciedad y parásitos. Parte de la jerarquía incluiría, por ejemplo, imaginarse
comprando ropa interior nueva envuelta en celofán, seguido de tocarla, luego acercarse a la
ropa interior recién lavada, y de ahí a llegar a poder recoger la ropa interior que está
básicamente limpia aunque usada. La Sra. C. podría realmente abordar estímulos como la ropa
interior sucia, sólo después de que la respuesta automática y no controlada de ansiedad no sea
más elicitada, por haber sido contra-condicionada por la desensibilización. Con el tiempo, la
Sra. C. podría ser expuesta a un rango más amplio de estímulos que eliciten ansiedad y
evitación, tales como ropa interior limpia, ropa interior sucia, pilas de ropa de lavandería,
cosas sucias en general, y máquinas de lavar. Durante dichas sesiones de exposición, se
evitaría que la Sra. C. tenga respuestas de evitación (por ejemplo, lavarse o bañarse).
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Los pensamientos obsesivos con los parásitos de la Sra. C. pueden ser superados de la mejor
forma utilizando detención del pensamiento y aserciones encubiertas para reducir la
frecuencia de dichos pensamientos. Los procedimientos de detención del pensamiento
pueden ser realizados como parte de un paquete de auto-control más alto que incluiría auto-
reforzadores por tener pensamientos más positivos (por ejemplo, pensamientos sensuales o
pensamientos de estar con su familia). Por ejemplo, cada vez que ela deje de pensar en
parásitos para planificar una fiesta, la Sra. C. se reforzaría a sí misma con una auto-afirmación
como “¡Es grandioso! Tendré fiesta en vez de parásitos cualquier día” o “¿No se siente muy
bien estar libre de parásitos?”. Después de años de terapia de insight, podríamos enseñarle
ahora a la Sra. C. a atribuir sus problemas a su historia de aprendizaje, en vez de a fuerzas
inconcientes que amenazan con abrumarla.
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