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EL ESPACIO GEOGRÁFICO.

Una reflexión desde la interdisciplinariedad.

La gente relaciona a la geografía con una larga lista de ríos, ciudades, etc. Pero la geografía se aleja
de una ciencia ya definida, ésta va en continuo progreso debido a discusiones epistemológicas, de
rupturas y cambios paradigmáticos. (Capel, 1988). No ha sido inmune, desde luego a cambios de la
filosofía de la ciencia, la influencia de las ideologías o a las permutas de las ciencias sociales.

Desde lo más primitivo como ser un mero centro de explicaciones y descripciones, ha pasado a ser
analítica y dedicada a la búsqueda de soluciones para el ámbito social, económico, social y cultural.

La geografía intenta explicar las distribuciones reales, las relaciones espaciales de los fenómenos
sobre la superficie terrestre y las relaciones hombre-medio en una dimensión espacio-temporal.
Los fenómenos son varios y presentes en el espacio de forma visible o no. Los geógrafos plantean
problemas relaciones a la distribución, interacción, difusión y el cambio de los fenómenos en el
espacio.

Sin embargo, con todo ese olor a disciplina, algunos plantean que hay una progresiva pérdida de
identidad en paralelo a su consolidación debido a la invasión de otras ciencias sociales. La pérdida
de identidad, en conjunto a la intromisión disciplinaria y el desconocimiento de la geografía en la
sociedad son factores que Justifican una idea de estado de crisis en la disciplina y explican el
desconocimiento a fondo del quehacer geográfico. Es por esto que la geografía se analiza desde
otras perspectivas, tales como la historia que es la más común y algunas veces no hay un
discernimiento claro entre ambas disciplinas.

Pero, son dos los conceptos que ponen en conexión a ambas disciplinas: El Espacio y El Tiempo. Sea
como fuera, estos dos conceptos están necesariamente entretejidos y van de la mano, explican
temáticas contemporáneas que a veces se acompaña de un justo reclamo ético. También en su
relación (trabazón) explican temáticas pasadas para comprender el futuro. No en vano hacer
geografía de un espacio es documentar éste en un momento concreto que, si bien es
contemporáneo lo es por un instante, ya que de inmediato pasará. La variable del tiempo siempre
está presente en el análisis del espacio geográfico, ese tempus fugit lo convierte en un posible
objeto de análisis histórico.

La construcción del concepto. El espacio geográfico.

Palabras tales como espacio, territorio, lugar son lo tradicional si hablamos de geografía, pero en la
actualidad, las mismas no tienen un sentido único como lo era del gusto de los geógrafos del siglo
XIX.

En la década de los 50’ se da una revolución cuantitativista, calcada por su visión neopositvista
introdujo dos nuevos aspectos. El primero rompe con el paradigma de la excepcionalidad de la
disciplina, que servía para no establecer leyes de la propia geografía. La segunda tiene que ver
con que el espacio es fruto de análisis estadístico-matemático y es dividido en unidades. Se
desarrollan dos nociones para entenderlo y analizarlo: planicie isotrópica y la representación
matricial.
A principio de los setenta, el marxismo toma un papel ponderante en la concepción de la geografía,
el desgaste de la teoría cuantitativista y la crisis del capitalismo la hicieron elevarse como un avión
y esta visión plantea que el espacio es un producto social donde se dan contradicciones del
modelo capitalista y que, por tanto, debe ser tenida en cuenta en los análisis de las relaciones de
producción, pues éstas se dan también en un ámbito espacial. Debido a esto, aparece la Geografía
Radical, es una geografía eminentemente social, en la medida que la organización espacial será vista
como producto de los procesos sociales y específicamente, del modo capitalista. Para comprender
esta organización social se requerirá poner en la mirada los procesos sociales, pues el espacio es el
resultado de los mismos. Nuevos temas serán privilegiados, como por ejemplo la pobreza y
subdesarrollo, la marginación de minorías, entre otros. De esa relación entre la teoría marxista, la
acción crítica y el papel del espacio surgirán las visiones específicas de Milton Santos. En diversos
estudios abordará el papel de las formas e interacciones espaciales, los flujos, las relaciones de
dominación y el espacio, las metamorfosis urbanas, etcétera. De forma paralela, en Francia surgirá
una corriente radical cercana al marxismo que verá la posibilidad de retomar la trayectoria que no
las formas, de la geografía regional tradicional (La Geografía regional es la disciplina o rama de la
Geografía encargada del estudio sintético de complejos geográficos (regiones, territorios, paisajes),
siendo una parte de la Geografía en condición de igualdad con otras ramas o disciplinas que
conforman la ciencia geográfica, las cuales estudian analíticamente diversos fenómenos en sus
características y distribución (relieve, clima, vegetación, población, organización económica,
organización política, comercio, transportes, etc). Resurge con su denominación actual a fines del
siglo XIX, gracias a filosofías anti positivistas como el neoidealismo, neokantismo o criticismo, el
historicismo y el espiritualismo.) Se hace una crítica a la geografía regional su memorística e
irrelevancia dentro del espectro cultural, enajenándola de sus verdaderas capacidades, aun así,
estos avances eran valorados, pero, los grupos de poder coartaban el conocimiento geográfico
volviéndolo una simple acción memorística. Debido a este debate se genera un paulatino
redescubrimiento del espacio en las ciencias sociales. De igual forma sirvió para derogar los miedos
de aquello que Edward Soja llamó fetichismo espacial, en referencia a los excesos geometrizantes y
formalizaradores de la corriente cuantitativista que había excluido a la teoría social durante años.
Éste se trata de un redescubrimiento largamente gestado que se ha ido reforzando hasta nuestros
días con una destacada toma de conciencia del valor del espacio temporal en el mundo globalizado.
Debido a esto, la geografía se ha posicionado como una figura eminente dentro del espectro
cultural, contraria a los que auguraban una desterritorialización y deslocación debido a la
globalización.

Así en los último 30 años, con la geografía humanista como estandarte y defensora de la existencia
de distintos espacios, personal, grupal, entre otras es puesto en relación con el simbolismo y los
sentimientos como constructores de espacialidades. De esa misma corriente derivan
conceptualidades en torno al espacio vivo y entendido como campo de representaciones simbólicas.
Esas incursiones provenientes generalmente desde una visión humanista, de la geografía cultural y
del papel de la globalización de los procesos geográficos darán paso, hoy en día, a una variedad de
análisis donde se caracteriza y adjetiva de distintas formas al espacio: Abstracto, subjetivo, social y
local globalizado. Esto desemboca en una polisemia dentro de la geografía, esto combina con las
demás CCSS creó y recreó nuevos conceptos de espacialidad, territorialidad, entre los más
destacados.
El “redescubrimiento” del espacio en las ciencias sociales.

El espacio se ha ido integrando en la teoría social a través de los trabajos de Edward Soja, quien
quiso construir una especia de ontología del espacio, y por Anthony Giddens, en su conocida obra
La constitución de la sociedad, donde destacaba el papel de la que él llama tiempo-espacial(tiempo-
geografía). Sin embargo, hay que alertar acerca de que el traspaso conceptual no ha sido ni está
siendo ni claro ni fácil y se ha prestado a no pocas incomprensiones. A causa de esto, en la década
de los 90 varios geógrafos se quejaban por la carencia de un entendimiento claro y analítico de las
otras ciencias sociales, pero, ¿A qué se debe esto? La falta de entendimiento tenía mucho que ver
con el desconocimiento de algunos recursos conceptuales usados por la geografía, como la
localización, dinámica espacial, escalas, org. Del espacio o las relaciones-interacciones espaciales.
Otra cuestión tenía que ver con una supuesta indiferencia con respecto al espacio frente a los
contenidos analizados por las CCSS. El espacio era visto como una mesa sobre la que se asentaban
los cubiertos (espacio abstracto). Esa percepción le restaba un valor ideológico y político, pero
Lefebvre nos dice que esa afirmación es falsa. En su obra, Espacio y Política, nos señala que el
espacio desempeñaba un papel y una función decisiva en la estructuración de una totalidad, de una
lógica y de un sistema, para él, el espacio es un punto de reunión de los objetos producidos; para
este autor, el espacio es el lugar de reproducción de las relaciones sociales de producción.

De la indiferencia hacia el espacio a la geohistoria. Propuestas desde la historia.

Otra cuestión, donde la indiferencia espacial también había jugado un papel destacado, era la
relación entre el espacio y el tiempo. El espacio era atemporal, así por lo menos se ve desde la
historia, pero, esa concepción cambiará debido a la Escuela de los Annales. En un primer momento
se debe destacar “La Terre et l’Évolution Humaine. Introduction géographique á l’histoire.”
Posteriormente, en 1949, Ferdinand Braudel con magnífica monografía “El mediterráneo y el mundo
mediterráneo en la época de Felipe II” se convierte no solo en continuista de la propuesta de Febvre
sino que también será libro de referencia. Braudel nos muestra un mar, complejo de mares, como
documento y personaje histórico, y con ello se abre a la historia una perspectiva original que ejercita
la multidisciplina de las ciencias sociales. Braudel ideó una estructura de explicación a manera de
un “motor de tres tiempos” caracterizada por sus distintos ritmos de evolución. En su base se
situarían la geohistoria y la relación del hombre con el medio que le rodea.

Para Pierre George, el objeto de la geografía es el análisis y la explicación de situaciones que son
tensiones de fuerzas entre el papel del hombre, organizado en familias, sociedades o estados y el
medio. Las formas de estas relaciones son varias, en unas, el medio está casi intacto; en otras, se
compone de campos explotados desde hace milenios. Al tomar posesión del medio, y precisamente
por tomarla, el hombre se transforma al establecer una unidad cualitativa entre el medio y el
hombre que lo ocupa. Wallerstein retomaría la idea braudeliana de la teoría del motor de tres
tiempos: un tiempo muy largo, largo y lento, y uno corto para plantear la categorización de cinco
formas de interpretar el binomio Tiempo-Espacio y su papel en la comprensión del mundo,
desarrollando el complejo teórico de “sistema-mundo” al que dotaba de una capacidad vital: nacer,
crecer, reproducirse y morir, y así podía explicar el devenir histórico.

Un resultado de estos planteamientos es la aparición del concepto de geohistoria. Tiene como


objeto de estudio los fenómenos sociales en su dimensión temporal-espacial. La historia contribuye
a descubrir cómo se produce el fenómeno, mientras que la geografía demuestra cómo la sociedad
actúa sobre su medio; por tanto, constituye el análisis y la síntesis de la organización y la estructura
del espacio. Hay que añadir que la geohistoria viene a sumar en un primer momento los métodos
de razonamiento, las metodologías de las dos ciencias: la geografía y la historia. En un segundo
momento, la geohistoria buscará modelos de actuación mixtos, fruto de una observación espacio-
temporal. Un análisis geohistórico exigiría la combinación de los resultados que en un momento
dado devienen de las opciones humanas y las determinaciones reales de la naturaleza; es detectar
que en cada época histórica existe un juego peculiar de opciones humanas y de determinismo
naturales.

Ruptura de la dualidad tiempo-espacio. Propuestas desde la geografía

Por ser parte de la historia, el tiempo y el espacio se han considerado tradicionalmente como
objetos teóricos separados, al menos en su análisis. Esto provocaba que la historia y la geografía
estuviesen separadas casi de forma irreflexiva. Fueron Braudel, Lefebvre y otros que vieron el
espacio como un producto histórico social y que ambos objetos no caminan por separados.

Para romper esta dualidad de plantearon algunas soluciones. Por un lado, el geógrafo Milton Santos
desarrolló un método de análisis del espacio concebido como un favor de la evolución social, pues
consideraba que la esencia del espacio es social. Así se concebía el espacio como objetos
geográficos, naturales o artificiales, más la sociedad. Santos argumentaba que como la sociedad
está en permanente cambio y solo se entiende desde una perspectiva histórico no queda más
remedio que pensar geográficamente la historia y asumir el binomio espacio-tiempo como una
unidad dialéctica.

Otro concepto es el de la “tetra-dimensionalidad del espacio” señalada por la geógrada inglesa


Doreen Massey: “Espacio y tiempo están necesariamente entretejido. No podemos hacer ninguna
distinción entre ellos, sino que la distinción que hacemos, necesitar mantener a los dos en un
desequilibrio, y hacerlo dentro de un concepto fuerte de tetra-dimensionalidad”. Esa
tetradimensionalidad respondí a añadir a la verticalidad, la horizontalidad, la profundidad propia
del análisis espacial o geográfico y la dimensión temporal que define el espacio como realidad
histórica. Cabe destacar que Massey recuperó apuntes del geógrafo sueco Hagerstrand.

Hagerstrand hacía hincapié en la continuidad y en los vínculos de secuencias de eventos que se


desarrollan en situaciones enmarcadas en el espacio y el tiempo. Creó un modelo de anotación
gráfica de redes sociales en el espacio y el tiempo. Este modelo asume que el espacio y el tiempo
funcionan como recursos de proyectos individuales que son afectados por la existencia de
obstáculos. Sin embargo, no se limitan las interrelaciones de espacio-tiempo a una geometría
inflexible de las interacciones basadas en la rutina de actores sociales dentro de un marco conocido
de lugares y caminos posibles de espacio tiempo. Lo importante es la condición fluida y dinámica de
la relación y las distintas formas en que el espacio y el tiempo están inscritos en la conducta de la
vida social.

Las diversas formas de entender el espacio desde la geografía.

La teorización de Massey nos lleva a otra cuestión que puede explicar el porqué ha sido complejo
desde la historia entender el papel del espacio. La propia geografía no ha contemplado el espacio
de la misma forma a lo largo de su historia, las distintas corrientes dentro de la geografía han
imposibilitado esto. El resultado fue una variabilidad de términos y numerosas perspectivas. Se
habla, así de lugares, paisajes, regiones, configuraciones espaciales, espacio social, etc. Se trata de
diferencias terminológicas que no son casuales e indiferentes. Entonces, ¿Quién puede pensar que
otros científicos sociales, entre ellos historiadores, no caigan en similares consideraciones? Todo
ello nos hace retornar a la consideración de que el espacio es un término de amplio uso,
matemáticas, lingüística, etc. Todos esos campos le confieren acepciones que no son equiparables
entre disciplinas, pero que en el fondo responden al papel que el espacio tiene como trasfondo
común a la propia experiencia humana. Esta experiencia nos lleva a plantearnos diversas nociones
de carácter espacial, de las que dan fe nuestras lenguas. Nuestras experiencias con el entorno van
asociadas a los objetos que lo constituyen; la diferenciación que entre ellos establecemos o la
ubicación de éstos es lo que permite distinguir entre distintas entidades. Así el espacio tiene una
doble dimensión, es a la vez material y representación mental. Parece pues que la espacialidad es
inherente al ser humano y eso hace que forme parte inseparable de la práctica social. Solo a modo
de ejemplo, la RAE recoge quince acepciones de la palabra espacio.

Una cotidianidad espacial no significa que estemos tratando de geografía ni de nociones o lenguajes
geográficos en específico. EL ESPACIO ES UNA DIMENSIÓN SOCIAL QUE TIENE ESTRECHA RELACIÓN
CON LA GEOGRAFÍA. El espacio de los geógrafos; el espacio geográfico, representa una construcción
específica de esa dimensión social; es el objeto teórico de la geografía. Desde esa consideración, el
espacio no es tan tangible, comprende a los objetos, pero no lo sustituye y en esa aprehensión los
convierte en objetos especiales. Es un concepto epistemológico que responde a una necesidad
teórica de construir una herramienta intelectual. Sirve, por tanto, para localizar objetos con
independencia de su naturaleza. Se debe argumentar que el espacio geográfico como marco teórico
tiene dos soportes; de un lado, las corrientes materialistas más centradas en el papel de las
estructuras sociales y económicas emanadas del posibilismo y del materialismo histórico. La otra
está centrada en la relación del sujeto con el espacio.

El espacio como producto social y la espacialidad.

Ambas corrientes consideran que el espacio objeto actual de las ciencias sociales es, ante todo, un
producto. No es un objeto dado, sino un objeto producido socialmente e históricamente en diversas
escalas. Pasa a ser el objeto sobre el cual indagar y explicar en un marco cuyos referentes
metodológicos han de ser de ciencias sociales. Así, el espacio como objeto social es un objeto
complejo y polifacético. El espacio se nos ofrece a través de un discurso socialmente construido que
mediatiza al tiempo que vehicula nuestra representación y nuestras prácticas sociales. Es un
producto social porque solo existe a través de la existencia y la reproducción de la sociedad. Pero
¿Qué es la espacialidad? Ésta podría definirse como el conjunto de condiciones y prácticas de la vida
individual y social ligadas a la posición relativa de los individuos y los grupos.

Los elementos del espacio geográfico.

 La localización-distancia: Si atendemos su definición, es la acción, y el efecto de localizar.


Sin embargo, en no pocos casos, en comunidades indígenas o incluso en ámbitos urbanos,
los elementos de referencia para localizar pueden variar, demostrando que la aparente
matematización que se pretende sobre la localización es relativa. La noción de localización
relativa es más rica en cuanto define la posición de un lugar con respecto a la de otros
lugares de naturaleza semejante, y en y dentro de una red. Carácter
-La evaluación de una localización relativa moviliza un conjunto de medidas de distancia y
accesibilidad en los lugares elegidos como referencia.

-La localización relativa es una noción dinámica. Ésta debe definirse permanentemente teniendo en
cuenta, a la vez, las evoluciones, los otros lugares considerados como referencia, y las
accesibilidades, que son siempre medidas en una relación espacio-tiempo particular. La distancia
entre puntos se trata de un nuevo elemento donde el espacio juega un papel primordial pues se
trata del espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas o sucesos.

 Relaciones-interacciones espaciales: Este elemento emana de la localización y la posición


son las relaciones e interacciones espaciales. La localización, también llamada situación
geográfica determina totalmente, o en parte, la forma y la intensidad de las interacciones
sociales y define, de paso, cómo es el espacio donde se dan. La cuestión de las
interrelaciones tiene un carácter sistémico, donde existen dos grandes tipos de relaciones.
Éstas son:

-Las relaciones verticales que antaño se denominó como las relaciones del hombre con su medio.

- (Las relaciones horizontales o entre objetos donde las nociones de distancia y situación, la posición,
desempeñan un papel fundamental como en numerosos modelos “centro-periferia” ACLARACIÓN:
EN ESTA PARTE ESTABA MAL REDACTADO Y NO QUISE MODIFICARLO DEBIDO A QUE PODÍA
CAGARLA.)

La geografía contemporánea intenta articular dos relaciones, tanto sociológicas como psicológicas
y algunas ocasiones, las jurídicas. Los productos de aquellas relaciones se denominan “Territorios-
Sociedades” que derivan cinco actos fundamentales: apropiarse, explotar el espacio, habitar,
comunicar, intercambiar y administrar (Brunet 1990: 38-45). Estas cinco acciones hacen y deshacen
el espacio de forma permanente.

 La homogeneidad: El espacio se puede agrupar en unidades homogéneas, puesto que las


relaciones que se dan entre los diferentes elementos dotan a ese espacio de una
continuidad.

 El dinamismo espacial: Se trata de un concepto donde el tiempo juega un papel primordial.

El espacio geográfico está sometido a continuos cambios, estos cambios pueden tener una escala
temporal muy variable. El Espacio adopta una apariencia debido a los cambios que en él se realizan
y a esta apariencia se le denomina paisaje.

La geografía como ciencia espacial, describe y explica el espacio actual a través de su apariencia o
fisonomía, es decir, del paisaje. Este estudio debe comprender el pasado y su presente hasta
conformar el paisaje actual.

La organización del espacio. Proxemia y análisis espacial.

El espacio tal como es percibido, vivido o representado en la escala de los individuos comporta, más
allá de las fuertes variaciones subjetivas y culturales, una organización ciertamente sistemática.
En este sentido, el antropólogo Edward T. Hall, planteó que a través de lo que él denominó
Proxemia, una forma de especializar la relación del hombre con su entorno. Existen tres tipos de
espacios:

1. Uno fijo, marcado por estructuras inamovibles, como las barreras de los países.
2. Otro denominado semifijo, es el tipo de espacio que posee obstáculos posibles de mover o
que se mueven.
3. El espacio personal o informal, que es aquel que se determina alrededor del cuerpo. Éste
varía en función de las culturas, ya que cada cultura estructura su espacio físico.

Hall determinó que el modo en que el hombre utiliza el espacio influye en su capacidad de
relacionarse con otros, de sentirse cercanos o lejanos. Él subdividió esas necesidades en 4 zonas:

1. Zona íntima (15 a 45 cm)


2. Zona personal (46 cm a 1.22m)
3. Zona social (1.23 a 3.6m)
4. Zona pública (3.6m+)

De sus planteamientos se deriva todo un análisis del comportamiento espacial humano, consiste en
la conducta cuya característica es un tipo de identificación con un área determinada que indique la
propiedad y la defensa de ese territorio ante quienes puedan “invadirlo”.

En 1972, un trabajo pionero de disciplinas como la psicología ambiental y la teoría de comunicación,


ahí se apuntaba que en torno al hombre se desarrollaban lo que ellos denominaban, “caparazones
de la existencia”. Se trataba de una construcción teórica que quería explicar una acumulación de
entornos superpuestos a partir de un “punto aquí”, donde habría que situar a cada sujeto y cuyos
límites para cada entorno, algo así como una cebolla. *Para entender esta teoría revisar Shrek 1,
escena donde Shrek habla con burro mientras van al castillo*

El análisis espacial.

Consiste en proponer una explicación parcial y posibilidades de previsión con respecto al estado y a
la evolución probable de los objetos/unidades geográficas, a partir del conocimiento de su situación
en relación con los otros objetos geográficos.

Las teorías intentan explicar la localización y la distribución de las actividades humanas con base en
el papel que desempeña la distancia que hace variar el valor de los lugares en función de su situación
geográfica relativa. Las distancias-tiempo o las distancias-costo son las que tienden a regular las
interacciones entre los elementos geográficos localizados. La teoría centro-periferia derivada de la
teoría de los lugares centrales es un ejemplo de ello. La primera teoría es la de diferenciación entre
centro y periferia, que fundamente la teoría de los lugares centrales, y fue desarrollada por el
geógrafo alemán Walter Christaller. Esta teoría intenta explicar, la distribución y la jerarquización
de los espacios urbanos que prestan determinados servicios a la población de un área circundante
en un espacio isótropo. Para ello establece el concepto de “lugares centrales” a los puntos donde
se prestan determinados servicios para la población de un área circundante. Éstos adquieren un
valor social, simbólico y económico que hace de ellos aglutinadores hacia los cuales convergen flujos
de personas, energía, materiales, información, salidos de la periferia hacia el centro. Esta
convergencia de llama polarización, la propiedad que tienen los centros de ofrecer a su periferia un
cierto número de servicios se denomina centralidad. El funcionamiento de la centralidad supone
que el centro mantiene en el transcurso del tiempo una buena accesibilidad para su periferia. Lo
más común es que el centro ejerza también en diversas formas su dominación – que puede ser
política, militar, religiosa, comercial o administrativa – sobre su periferia, lo cual se traduce en un
intercambio desigual a favor del centro. Este proceso tiende a reforzar la acumulación de la oferta
en el centro, lo que aumenta el grado de complejidad de sus actividades. Una difusión de las
atenciones, de las funciones centrales o de las innovaciones en curso puede operarse hacia la
periferia, pero ésta no alcanza casi nunca a reducir totalmente las desigualdades entre el centro y
la periferia. La dimensión de la periferia polarizada por un centro depende del alcance de las
actividades de éste, ligado a su grado de complejidad, y de las modalidades de circulación entre la
periferia y el centro, que históricamente acrecientan la velocidad de los desplazamientos y, en
consecuencia, los alcances de los centros. Las interacciones entre centro y periferia, que obedecen
el modelo gravitatorio, permiten definir a ésta como una zona contigua alrededor del centro, o
como una red de lugares accesibles en conectividad.

Los centros entran en competencia para la captación de recursos de su periferia y desarrollan


innovaciones en el transcurso de su proceso interactivo. El desarrollo de las innovaciones depende
de la acción de los actores localizados en el centro. Ésta consiste, o bien, en una creación, anticipo
y tentativa de explotar allí un beneficio, o bien, en una limitación de una innovación ya lograda en
otra parte; ambas actitudes constituyen una estrategia de adaptación. Las innovaciones impuestas
o imitadas de este modo se difunden entre los centros, por proximidad o por difusión jerárquica.
Un centro solo adquiere un nivel de centralidad superior por acumulación o por aumento de la
complejidad de sus actividades si logra competir con otros centros captando la ventaja inicial de un
número suficiente de innovaciones.

A manera de conclusión. El espacio geográfico es un espacio social.

Hoy en día, el consenso en considerar el espacio geográfico como un espacio social, es amplio. Esto
es producto de la acción humana, no es un objeto dado ni preexistente a la misma. Se produce
socialmente y como tal también históricamente. Ortega nos da una concisa definición:
El espacio como un producto social es un objeto complejo y polifacético: es lo que materialmente la sociedad crea y recrea,
con una entidad física definida; es una representación social y es un proyecto, en el que operan individuos, grupos sociales,
instituciones, relaciones sociales, con sus propias representaciones y proyectos. El espacio se nos ofrece, además, a través de
un discurso socialmente construido, que mediatiza al tiempo que vehicula nuestra representación y nuestras prácticas sociales.
Es un producto social porque solo existe a través de la existencia y reproducción de la sociedad. Este espacio tiene una doble
dimensión: es a la vez material y representación mental, objeto físico y objeto mental. Es lo que se denomina espacio
geográfico.

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