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Práctica
Narraciones de
situaciones
problemáticas
Comisión: 2
Índice
INTRODUCCIÓN 3
TRABAJO PRÁCTICO N° 1
Conformación de la identidad docente............................................................................. 4
SITUACION PROBLEMÁTICA CLASE N°3
…y de repente me encontré solo… ................................................................................... 8
REFLEXIÓN CLASE N°3 ..................................................................................... 10
SITUACION PROBLEMÁTICA CLASE N°4
La unión hace la fuerza.................................................................................................... 12
REFLEXIÓN CLASE N°4 ...................................................................................... 14
SITUACION PROBLEMÁTICA CLASES N°5
Mis inicios en la docencia................................................................................................ 15
REFLEXIÓN CLASE N°5 ...................................................................................... 18
SITUACION PROBLEMÁTICA CLASES N° 6
Muchas caras conocidas.................................................................................................. 20
REFLEXIÓN CLASE N°6 ...................................................................................... 22
SITUACION PROBLEMÁTICA CLASES N° 7
Retroceder nunca, rendirse jamás!!! .............................................................................. 25
REFLEXIÓN CLASE N°7 ...................................................................................... 27
SITUACION PROBLEMÁTICA CLASES N° 9
¿Cómo aprender sin un profesor al frente? .................................................................... 29
REFLEXION CLASE N°9 ...................................................................................... 31
SITUACION PROBLEMÁTICA CLASES N° 10
¿Y si nos sentamos a tomar un café? .............................................................................. 33
REFLEXIÓN CLASE N°10 .................................................................................... 34
SITUACION PROBLEMÁTICA CLASES N°11
Aplicando lo aprendido ................................................................................................... 36
REFLEXIÓN CLASE N°11 .................................................................................... 38
INTRODUCCIÓN
TRABAJO PRÁCTICO N° 1
Propósito
Reflexionar acerca de la elección de su formación en la docencia.
Personalmente creo que es cierto que hay que tener ciertas capacidades,
una de ellas es la vocación de ser docente. He escuchado a colegas o ex-colegas
decir “esto no es para mí” y renunciar a sus cargos. También es importante
mencionar en que franja etaria se está ejerciendo, ya que no es lo mismo trabajar
con alumnos de primer año o de quinto o sexto año. Por estas razones podría decir
que aparte de las capacidades relacionadas al área en cuestión donde uno ejerce
podríamos sumar la tolerancia, mente abierta, capacidad de reflexión entre otras.
Desde el primer día que asumí mi rol en este trabajo, lo realicé con la mayor
profesionalidad posible. Tuve en aquellos momentos (y hasta hoy) muchísimas
falencias que las fui puliendo con el transcurso de sumar experiencia y
capacitaciones. Hoy, en los encuentros y jornadas se habla de importante que es la
profesionalización del docente. Actualmente y en gran medida por el cursado del
profesorado que estoy cursando, me estoy formando y capacitando para mejorar
como docente.
Resumen:
El texto habla sobre la construcción de la identidad como un proceso de
aprendizaje o diálogo continuo entre el proceso individual y la cultura, esto es, la
interacción de lo público, lo privado y lo individual y colectivo en el sujeto y el
medio en el que vive.
Se menciona que el profesor de secundaria quedó un tanto desprotegido
ante la urgencia y necesidad del cambio que se operó desde niveles jerárquicos
superiores en ocasión de la Reforma Educativa de 1994 y que dicha reforma no
tomó en cuenta la opinión y las reales condiciones del trabajo de los docentes para
implementarla.
Los docentes estudiados eligen el campo disciplinar por un gusto, una
preferencia hacia una disciplina científica en particular y también, por tener
capacidad para comprender el saber. Señalan la capacidad de comunicar y explicar
ese saber como una característica propia del ser docente. Todos los profesores
manifiestan que la formación inicial y el ejercicio profesional brindan aportes para
aprender a ser docentes.
Todos los profesores revelan que la profesión docente conlleva el
compromiso con la tarea que implica una exigencia de ellos consigo mismos, con el
saber que enseñan y en relación con los demás: alumnos, colegas y directivos.
Lo notorio en estos casos es que, durante la formación, la práctica tiene un
impacto decisorio en la conformación del rol en tanto posibilita a cada uno de
ellos, asumir rasgos de una identidad profesional docente.
La posibilidad de “poner en práctica” lo aprendido de los contenidos de
enseñanza y el manejo del grupo de clase son dos cuestiones centrales al
momento de confirmar que “si” pueden ser docentes. Es decir que, esas
características que definen al docente y la seguridad que le brinda el tener
Análisis y comparación:
El informe “Características de la conformación de la identidad del profesor
de nivel medio desde una perspectiva biográfica. Proceso de adquisición de la
profesión y rasgos de su identidad en el trayecto de formación y los inicios
laborales” de Ojeda, Mariana C. contempla los resultados de un análisis a un grupo
de docentes de nivel medio del Chaco. Podemos rescatar que este informe se
refirió a la labor de la formación del docente, de forjar su identidad en función de
su entorno y de sus experiencias vividas.
En cuanto a las capacidades personales, cada uno encuentra aquellas que
favorecen al momento ejercer la profesión y que fueron descubriendo con el
tiempo, en la práctica y la experiencia.
También se manifiesta en el informe que los profesores encuestados
transitaron por una carrera docente, se formaron para ello, algunos inclusive no
sabían siquiera si trabajarían de ello o sería una alternativa más de trabajo.
Creo que es importante decir que la docencia no es para cualquiera, podría
decir que uno se da cuenta si es o no para uno esta profesión. También me
gustaría diferenciar entre los docentes de aula y o docentes específicos de los
docentes de talleres. Creo que son muy distintos estos roles si bien comparten
muchas cuestiones en común. Hoy podría decir que me siento capacitado y a
gusto trabajando como docente MEP en el taller siempre capacitándome y con la
mente abierta a nuevas estrategias y metodologías de aprendizaje.
Para ello nos tomamos (como máximo) las tres primeras clases de cada rotación para
desarrollar específicamente estos contenidos y así pasar a la proponiendo que apliquen
los conocimientos adquiridos.
Ahora sí, puestos en contexto, les puedo contar lo que me sucedió como profesor
de herrería un día de aquellos cuando todavía no contaba con suficiente experiencia ni
herramientas para desenvolverme adecuadamente.
Esto sucedió en el ciclo lectivo 2016 aproximadamente a mitad del mismo en un
cambio de rotación.
La primera clase de la nueva rotación transcurrió con normalidad, como siempre
yo actuaba como asistente y dimos todo el contenido planificado para esa jornada.
En la segunda clase fue cuando se presentó un inconveniente. Ese mismo día
alrededor de las seis de la mañana, mi colega me llama y me informa que tuvo un
inconveniente con un familiar y no asistiría a la clase. También me comento que no era
nada grave pero que se dedicaría a ello por lo que reafirmó que no podría ir.
Yo tomé esta situación con total normalidad ya que si bien no estaba
acostumbrado a dirigir la clase de herrería no veía inconveniente alguno en hacerlo, o al
menos eso yo lo pensaba.
Llegué al establecimiento y fui directo a mi lugar de trabajo como de costumbre,
esperé que tocase el timbre y entraran los alumnos. Procedí a tomar asistencia y explique
a los alumnos que el otro profesor no vendría debido a tubo un inconveniente.
Al momento de comenzar la clase me encontraba frente a un grupo que conocía
poco, solo habíamos tenido una clase hace dos días atrás.
Sabía lo que tenía que hacer, sabía del tema, sabía que sabía pero las palabras no
me salían. Fue así como los nervios me jugaron en contra. ¡Pero como puede ser!
Pensaba, si lo escuche decir esto un montón de veces.
Me di cuenta de inmediato que no es lo mismo estar presente en un discurso que
ser el que expone este discurso.
Fueron momentos eternos que los lleve como podía, se me perdieron los
conceptos, no podía mantener una secuencia de lo que hablaba. Sentía que iba de un lado
para el otro y peor aún, sentía que los alumnos estaban aturdidos y confundidos con mi
clase.
REFLEXIÓN
Si todas nuestras vivencias solo son comentadas entre pasillos muy pronto se
olvidarán, se encajonaran en nuestras memorias y no serán compartidas con colegas
quienes quizá puedan armar un manual propio para su proceder en función de nuestras
vivencias.
Creo que es muy importante compartir estas experiencias, quizá si hubiera leído
una anécdota similar a la mía no hubiese caído en aquella nefasta actuación.
Pero también puedo decir hoy que no todo fue malo aquel día. Fue el día en que
aprendí a no confiarme, no subestimar la presión que es estar frente a un aula, que
aunque sepa del contenido, transmitirlo es otra cuestión mucho más profunda.
Esto me lleva a pensar en el rol del buen docente, y el profesionalismo del mismo.
Es erróneo creer seremos mejores docentes si hacemos un montón de cursos y
capacitaciones y nos olvidamos porque estamos frente a un aula. Actuar en consecuencia
y valernos de nuestros errores para mejorar como profesores en la formación de nuestros
alumnos.
movimiento muy intenso por toda la escuela y sobre todo en el taller relacionado a la
organización y culminación de sus trabajos y stand.
Es ahí donde, por lo menos en mi caso, ayudo muchísimo a los alumnos sin
importar de que sección, año u orientación sean. Además de administrar los recursos y las
máquinas y herramientas de la sección estoy dispuesto a colaborar ayudándolos en lo que
necesiten.
Puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que los alumnos tienen muchísimos
inconvenientes cuando desarrollan algún tipo de dispositivo o maquinaria, dependiendo
de la complejidad de los mismos. Generalmente se los ve con cara de decepción y
frustración cuando los prueban y no tienen los resultados esperados y o no funcionan.
Es en esos momentos donde trabajo con ellos y resolvemos o pulimos detalles,
generalmente funcionales. Al estar involucrado con los estudiantes directamente en su
proyecto de manera personalizada, realmente observo el aprendizaje que ocurre en ellos.
Creo que es un momento muy fuerte donde se forman vínculos alumno – profesor.
En un párrafo anterior escribí,…“por lo menos en mi caso” ayudo muchísimo a los
alumnos…
Menciono esto porque realmente se observa que esto no sucede con todos mis
compañeros colegas. Aunque la mayoría si está dispuesto al igual que yo, otros no se
involucran, pareciera que no les interesa o quizá están cansados, no lo sé, es muy
subjetivo y personal de cada uno, aunque si queda en evidencia el desinterés ya que los
alumnos migran de otras secciones para buscar asistencia.
También puedo decir que se observa mezquindad en cuanto al solo hecho de
compartir o prestar algún tipo de herramienta o insumo que no se disponen en otras
secciones, por lo que se hace dificultoso realizar algunas tareas sin el equipamiento
adecuado.
REFLEXIÓN
En esta ocasión quiero contarles cómo fueron mis inicios en la docencia y sobre
todos los inconvenientes que vicisitudes que transité en aquellos tiempos.
Eran fines de Marzo del año 2012 cuando por esas circunstancias de la vida me
puse a hablar por medio de una red social con un buen compañero de la facultad y que
hace tiempo no veía. Tengo que aclarar que no soy un aficionado en el tema de redes
sociales, nunca me sentí atraído por esa moda de compartir todo con todo el mundo, por
lo que mi diálogo con este amigo también podría decir que fue de casualidad.
Comenzamos a hablar de experiencias vividas y cosas de la “facu”. En el transcurso
de nuestra conversación le comente que estaba un poco deprimido por la escasez de
trabajo que transitaba por aquellos días.
Fue entonces cuando él me pregunto si me animaría a dar clases en la EPET donde
me había recibido. Con un tanto de ingenuidad le pregunté si podría dar clases sin ser
“profesor”. De inmediato me contestó que sí podría hacerlo, me comentó que él fue
profesor antes de haber conseguido otro trabajo en una importante papelera de la zona y
que lo obligo a cesar esta tarea.
Al día siguiente preparé un par de currículos y lo llevé a la escuela. Fui
directamente al taller. Me alegró mucho ver tantas caras conocidas además de muchas
nuevas. Entable una conversación con el jefe de taller que había sido mi profesor años
atrás.
Me dijo que había una vacante pero que ya había (valga la redundancia) sido
tomada por otra persona. También me dijo que no me desanime, que le deje uno de los
currículos y el otro se lo lleve a la directora, quien era en realidad la encargada recibir las
ofertas de trabajo.
REFLEXIÓN
Ya son seis los años que estoy ejerciendo como docente en la misma institución
técnica. Al principio, no recuerdo bien, pero estimo que los dos primeros años (a lo mejor
un poco más) me dediqué exclusivamente a trabajar en los talleres y con alumnos de
primero.
Años después y tras una reorganización institucional de horarios y signaturas,
comencé a dictar clases a los alumnos de primer y segundo año, en días distintos por
tratarse de talleres compartidos en cuanto a espacio físico se refiere.
Como nuevo profesor de aula, o en este caso una sección, tuve las dificultades
habituales como las que mencioné en una narración anterior.
Una vez asimilado mi rol de docente frente a los alumnos de segundo año noté
casi de inmediato dos características a destacar.
Lo primero que noté o sentí, es que me resultaba más fácil con los alumnos de
segundo, se nota bastante lo que maduran de un año a otro en esa franja etaria. Note que
eran más tranquilos, ya no se correteaban ni empujaban como lo hacen los chicos de
primero. También observé a mi parecer un mayor compromiso por parte de ellos.
Lo otro que me llamó la atención y quizá por eso también es mas fácil tratar con
ellos, fue la cantidad de alumnos (o matricula como generalmente se menciona)
notablemente menor para los alumnos de segundo año.
Solo para poner a modo de ejemplo poder realizar una comparación, en promedio,
generalmente trabajo con 14, 15 o 16 alumnos por rotación hablando de primer año. En
ocasiones muy puntuales he trabajado con hasta 18 alumnos, donde en estos casos se
torna difícil trabajar en un taller.
En contraste con el grupo anterior, cuando hablo de segundo año, este número se
reduce y suelo trabajar en promedio, con 12, 13 o 14 alumnos. También en algunas
ocasiones o divisiones esta diferencia no se nota, o bien es extremadamente notoria como
por decir que llegue a trabajar con 7 u 8 alumnos de segundo año, prácticamente la mitad
de los alumnos de primero.
Al trabajar por rotaciones, todos los profesores vemos y trabajamos con todos los
alumnos de cada año.
También me di cuenta que muchas caras conocidas se repetían en primer año
debido al alto índice de repitencia que actualmente existe y que se nota bastante por lo
menos en los primeros años.
Aquí es donde se suelen generar problemáticas a la hora de dictar las clases.
Cuanto en una división en particular, el número de repitente es considerable, la
tarea en el taller se torna un tanto más dificultosa. En los talleres lo que los profesores
pretendemos es que los alumnos desarrollen capacidades y habilidades necesarias para
realizar un trabajo o proyecto tecnológico, estas por lo general son diferentes para cada
sección, algunas se complementan y otras se repiten. Todas tienen la misma finalidad
destinada a la formación técnica hablando de aspectos referidos a la manipulación de
máquinas y herramientas y habilidades prácticas.
En la mayoría de los casos por no decir la totalidad de ellos, los alumnos repiten
por acumulación de materias (obviamente) de la parte áulica y no de talleres.
Es entonces que nos encontramos con alumnos que ya adquirieron estas
capacidades, ya hicieron el trabajo que con los demás alumnos estamos por desarrollar.
Se torna un ambiente repetitivo para ellos y muchas veces caen en aburrimiento y
comienzan a molestar a los demás. Por supuesto que no puedo poner a todos los
repitentes en “la misma bolsa”, alguno de ellos realmente se portan muy bien e inclusive
mejor que en el año anterior.
La problemática radica en estos alumnos que ya hicieron todo, rehacen el trabajo
mucho más rápido que sus compañeros principiantes.
En mi planificación, dispongo de trabajos alternativos que puedo destinar a
trabajar con estos alumnos. Muchas veces ellos mismos me preguntan qué otra cosa
pueden hacer (aunque no es en todos los casos). Mientras la escuela disponga de recursos
y tiempo para desarrollar algún otro proyecto tecnológico, trato de hacerlo con ese grupo
de alumnos. Si bien el hacer esto resuelve el tiempo ocioso que pueden tener estos
alumnos, también genera interés en los otros compañeros. También “los otros” quieren
hacer los mismos trabajos. Como generalmente no cuentan con tiempo suficiente para
encarar dos o tres proyectos, lo hacen de manera apurada con tal de terminar y poder
trabajar en otra cosa. Como ejemplo puedo decir que sucede algo parecido a un chico que
está jugando con un juguete, cuando viene un compañerito con otro juguete distinto al
que tiene, le parece más interesante y entretenido el juguete del otro.
Por esas cuestiones digo que se torna un tanto complicado, muchas veces decido
que todos realicen el mismo proyecto o trabajo para evitar estas circunstancias y resuelvo
lo del tiempo ocioso de los alumnos más avanzados permitiendo que ayuden (no que les
hagan) con el trabajo a los compañeros que están atrasados o presentan alguna dificultad
en la elaboración de su trabajo o proyecto tecnológico.
REFLEXIÓN
El texto “Argentina 2030 – Jornada Educación y trabajo” utilizado para este trabajo,
propone a la educación como una herramienta fundamental para integrarse a la sociedad.
Además, la educación es tal vez el principal instrumento para generar movilidad social
ascendente que iguale oportunidades más allá del origen socioeconómico de sus
ciudadanos.
Un buen sistema educativo debería garantizar una amplia cobertura en todos sus
niveles, calidad de enseñanza y equidad de acceso tanto entre regiones como entre
estratos sociales, condiciones que lamentablemente hoy no ocurren en nuestro país.
La escuela secundaria, por caso, tiene entre sus objetivos asignados: formar
ciudadanos, para el trabajo y para continuar estudiando y es aquí donde se encuentra la
principal falencia, en la formación para el trabajo.
Para saber cómo está hoy en día la situación educativa en nuestros días
deberíamos respondernos a una serie de preguntas como:
Contra este tipo de respuestas no puedo hacer nada más que persuadirlos a pensar
de otra manera, que analicen las ventajas que tendrán en el futuro como técnicos frente a
otro tipo de formación, y ni hablar si su decisión es no terminar sus estudio.
Debemos evitar a toda costa que abandonen los estudios, hacerles entender que
un año perdido no es nada, y que aunque se repita, siempre se aprende algo nuevo.
Creo que es muy importante que incentivemos a estos alumnos a continuar, a no
tirar la toalla, que se suban a este tren y lleguen a destino, que se respalden en sus
compañeros, familiares y por supuesto en nosotros los profesores que, seguramente
estaremos dispuestos a ayudarlo en cualquier situación o problema por más mínimo que
sea.
Faltó solo una clase más para que terminara de manera muy satisfactoria su
panera, e inclusive se puso a ayudar a los demás compañeros.
Recuerdo haberle puesto muy buena nota por su trabajo presentado. En esa
ocasión nos pusimos a conversar, me conto que su padre tenía un taller mecánico y que él
lo ayudaba cuando tenían mucho trabajo por hacer. Me explicó de esa manera el porqué
de sus faltas y también de que prefería trabajar con su papa antes de continuar
estudiando.
Quedé muy conmovido por esa situación, le creí de inmediato, me dio a entender
que no quería seguir estudiando.
Mi respuesta a esa situación fue tratar de él notara que tenía un futuro por
delante, le hice ver que tenía muy buenas habilidades en cuanto al manejo de
herramientas. Hablamos sobre la ventaja de tener un título técnico y sobre todo que tenía
a su disposición la posibilidad de capacitarse y formarse como un técnico en automotores.
Hablamos un rato más hasta que toco el timbre de salida, jamás lo volví a ver.
REFLEXIÓN
Esta fue una de la situaciones más movilizadoras que tuve como profesor. Me
pasaron muchas cosas por la cabeza, desde creer que este alumno era un vago que no le
importaba nada, hasta creer que realmente yo podía hacer algo por él.
En los textos leídos de las páginas del informe “Argentina 2030 – Jornada
Educación y trabajo” se dejaron expuestos los altos niveles de deserción escolar y de
repitencia.
Creo que mi alumno estaba en la cornisa, a punto de caer, buscando solo una
excusa para renunciar y abandonar la escuela.
Siento que pude haberlo ayudado si hubiésemos entrado en confianza un tiempo
antes. Creo que hice lo correcto, tratar de hacerle ver las ventajas terminar la escuela
secundaria técnica.
En esta narración pretendo demostrar que sobre las enormes situaciones que
podríamos llegar a encontrar en cuanto a situaciones o problemáticas que tenemos que
transitar prácticamente día a día, podemos sumar aquellas situaciones que vienen más de
allá y perjudican enormemente el desarrollo del aprendizaje de los alumnos.
La institución educativa ha evolucionado mucho desde mis tiempos como
estudiante, nuevas formas y nuevas metodologías se implementaron con el fin de mejorar
la educación, algunas de aquellos tiempo persisten y otras no. Todos estos cambios o
evoluciones acompañan un mismo objetivo, mejorar la educación.
Me ha tocado vivir muy de cerca en mi carrera como docente, una experiencia que
a mí entender, fue poco común.
Siempre se oyen en los discursos de nuestros representantes y dirigentes, por lo
menos en la provincia de Misiones, de los 180 y tantos días de clases que se tienen que
dictar para cumplir con el calendario escolar. De antemano si a estos días le restamos los
días donde hay eventos, paros, jornadas y cualquier otra circunstancia que provoque la
postergación de día normal de clases, este número inicial presenta una reducción de
entrada. Eso sin mencionar la faltas que los docentes tenemos durante el año y lo pagan
los alumnos.
Ahora bien, ¿cómo aprenderán los alumnos si no hay un docente frente al aula?
Esta es la situación que se me presento de una manera muy de cercana a la actividad que
desarrollo.
Es sabido que por ley los docentes como así también cualquier otro empleado
público, tienen derecho a solicitar distintos tipos de licencias. Según sea el caso y la
extensión de la misma, es obligación del estado designar un docente suplente que cubra
esa vacante.
REFLEXION
Como dice en los comienzos de esta narración, esta situación fue un tanto extraña
y que provocó notoriamente una interrupción o pausa en el aprendizaje de un grupo de
estudiantes.
En este caso la problemática está situada entre la institución y el alumno, dejando
de lado al docente.
También mencione que esta situación me toco muy de cerca, ya que el docente en
cuestión que solicito la licencia fue mi pareja pedagógica.
El texto relacionado “El cuidado del otro” de Carlos Skliar y colaboración de
Ricardo Fosterhabla trata sobre (y valga la redundancia) el cuidado del otro, si lo ponemos
en términos de educación sería hacer que la educación sea lo que creemos que es, lo que
creemos que debería ser, lo que nos parece que deberíamos ser, nosotros mismos, en la
educación.
Por lo tanto si partimos de esta manera, vamos en picada a un suelo pedregoso de
puntas afiladas.
Tenemos que pensar en la herencia educativa que queremos dejar y sus
argumentos, pero no para cambiarlos por otros ni para transformarlos, porque ya existe el
desierto en los argumentos educativos, donde nada crece, donde hay ausencia, limitación
y debe poder transformarse en una invitación a poblar, a habitar ese desierto.
En el plano educativo, siempre hay otro cuya misión única y definitiva es darle lo
que le falta. Así, se sostiene y perdura la idea que todo acto educativo debe ser un acto de
completud.
En la realidad, incompletud se revela como potencialidad y no como defecto o
equivocación; se nos muestra como algo, alguien profundamente vinculado a lo humano,
como lo que hace humano a lo humano y no como algo, alguien objeto de corrección y/o
normalización.
Rescatando un fragmento de la lectura que no podría tratar de explicar de mejor
manera:
ocasiones limitan las posibilidades de realizar algún otro trabajo o proyecto por falta de
tiempo.
REFLEXIÓN
Muchas veces por no decir casi siempre, los docentes caemos en la tarea rutinaria
de dictar nuestras clases de manera sistemática una y otra vez. Solo miramos hacia el
frente, dejamos de mirar hacia los costados y mucho menos hacia atrás para ver las
huellas que vamos dejando.
Es más fácil decir que en ciertas ocasiones los alumnos deberían conocer o saber
de un cierto tema, saber hacer algo en particular. Preferimos como docentes volver a dar
esos temas en vez de sentarnos con nuestros amigos y colegas a tratar de resolver esa
cuestión.
Como dice en el texto “Los sentidos implicados en el estar-juntos de la educación”
de Carlos Skliar:
“no es raro se diga repetidamente que hay crisis
de convivencia, que cuesta la convivencia, que duele la
convivencia, que hay mal de convivencia”
aprender un tema fundamental que puede ser utilizado en otro lado. ¿Dirán lo mismo de
mí?
La armonía, no es fácil de producir, pues primero tenemos que tener la capacidad
de ser otro o distintos (alteridad), de cambiar la perspectiva por la del otro, teniendo en
cuenta el punto de vista de quien opina, es la resiliencia en la que se producen
encuentros y desencuentros, que desestabiliza, que perturba, es el desequilibrio, la
desestructuración, para volver a formarnos.
Por último tenemos que comprender que si le va bien al de al lado, también nos ira
bien y ambos seremos favorecidos.
Aplicando lo aprendido
En esta ocasión y mediante estas líneas quiero compartir con todos los lectores un
aporte importante que realizamos junto a un colega amigo con el cual compartimos los
momentos de las clases.
Para contextualizar rápidamente, ambos somos profesores MEP en una institución
Técnica. Trabajamos en conjunto bajo la modalidad de pareja pedagógica. A fines
administrativos cada uno lleva consigo una lista con la mitad de los alumnos de la división.
Tanto en primero como segundo año, informamos a los alumnos cuales son los
requisitos que tienen que cumplir para aprobar la sección. Además les informamos como
serán evaluados. Por costumbre, al momento de recibir la pieza en cuestión que
desarrollan o fabrican en la sección para ser evaluada, solíamos hacer preguntas al azar
del proceso de fabricación.
Notábamos de esa manera y se nos hacía evidente detectar y diferenciar los
trabajos que fueron realizados por ellos mismos de los trabajos que fueron ayudados o
hasta en ocasiones realizados completamente por un compañero. Estas preguntas
siempre tuvieron un carácter volátil, más de poner en evidencia a quien de alguna manera
nos “chicaneaba” que de lograr un aprendizaje.
Desde los inicios de trabajo en conjunto, acordamos no tomar las tradicionales
evaluaciones orales o escritas. Teníamos la convicción y aún la tenemos, de que en el
taller se tienen que desarrollar capacidades de trabajo, mas acción por así decirlo.
Si bien los alumnos contaban con una carpeta, que no era otra cosa que una
fotocopia del cuadernillo de la sección, teníamos la sensación que faltaba algo para cerrar
el ciclo o la materia dada en la sección.
Fue en los inicios del ciclo lectivo 2017 cuando mi compañero propuso hacer una
ficha de proceso que se completaría al finalizar el trabajo práctico. Al principio,
trabajamos sobre la misma de manera que podían asentar los recursos utilizados, la
REFLEXIÓN