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CONSECUENCIAS DE LA MINERÍA EN EL PERÚ

Los ecosistemas son espacios estructurados por componentes físicos, químicos y biológicos

que interactúan entre sí y funcionan en equilibrio, y que proporcionan servicios imprescindibles

para el hombre. Muchos de los servicios ecosistémicos constituyen la base de las cadenas de

valores más importantes que sustentan la economía del Perú, pero, sin embargo, sufren presiones

que ponen en peligro su funcionamiento y sustentabilidad. En las últimas décadas, el aumento de

los casos de impactos ambientales producidos por la actividad minera a lo largo del Perú, se ha

traducido en una preocupación creciente sobre la manera como se desarrolla y controla esta

actividad. Los daños a la integridad y funcionamiento de los ecosistemas y a la salud de las

personas, causados por una deficiente planificación y evaluación previa, por condiciones técnicas

inadecuadas de las operaciones y del tratamiento de los productos minerales y desechos, y por el

mal manejo de los pasivos ambientales de origen minero y la falta de cumplimiento de los planes

de cierre, ha permitido identificar una serie de vacíos y debilidades legales en la regulación de la

actividad minera, que en muchos casos, permiten una larga estela de destrucción y deterioro

irreparable de ecosistemas.

A lo largo de nuestra historia, la minería ha sido uno de los principales motores de la

economía, y uno de los argumentos más poderosos de la riqueza del Perú. De acuerdo con el

Ministerio de Energía y Minas (MINEM), a nivel mundial y latinoamericano, el Perú se ubica

entre los primeros productores de oro, plata, cobre, plomo, zinc, hierro, estaño, molibdeno, entre

otros, que tienen gran demanda en el mercado de Estados Unidos, China, Suiza, Japón, Canadá y

la Unión Europea. A nivel macroeconómico, esto representa una cifra significativa en las

exportaciones, tributos y en la generación de empleo en el Perú. De acuerdo con el Banco

Central de Reserva, las exportaciones mineras alcanzaron los US$ 20 545 millones en 2014, lo
que representó el 51.9% del total de exportaciones anuales. Dicho porcentaje se incrementa si se

consideran los minerales no metálicos y otros productos, llegando a US$ 22 789 millones,

equivalentes al 57.95%. A pesar de estas cifras prometedoras, la actividad minera es también el

origen de muchos desencuentros e inequidades sociales, que han cobrado fuerza en las últimas

décadas, y de daños significativos al ambiente.

El numeral 22 del artículo 2° de la Constitución Política del Perú reconoce el derecho

fundamental de todo ciudadano a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo

de su vida. Para el ejercicio idóneo de este derecho, el Estado ejecuta políticas públicas que

expresan acciones de prevención y conservación de los recursos naturales, la diversidad

biológica y las áreas naturales protegidas; de planificación y ordenación territorial; de gestión

ambiental de los recursos naturales y las áreas naturales protegidas; de evaluación del impacto

ambiental de las actividades económicas; de fiscalización de las obligaciones ambientales de las

empresas; y de remediación de los impactos ambientales negativos.

Las obligaciones expresadas líneas arriba implican que las empresas que están involucradas

en la explotación minera, deben asumir la responsabilidad de los costos de los potenciales

impactos en el ambiente. Sin embargo, estas empresas suelen “externalizar” sus costos

ambientales, lo que significa que, sin una fiscalización apropiada o incentivos tributarios

atractivos, no invertirán en el tratamiento y eliminación adecuada de sus residuos. Por el

contrario, los liberarán tal cual, al ambiente, ahorrándose el gasto que supone tratarlos o

limpiarlos, el cual trasladarán a la sociedad. Bajo este esquema, una externalidad negativa

aparece cuando el responsable no asume los costos del daño ambiental ocasionado por la

contaminación de la operación minera.


Principales Consecuencias de la Minería en el Perú:

 El polvo emitido tiene su origen en las propias actividades extractivas, durante la

voladura y arranque de material, o durante los procesos de carga y transporte, o en

relación a procesos metalúrgicos. Además, puede haber una importante emoción

eólica de material fino en escombreras y balsas abandonadas.

 La formación de aerosoles tóxicos se produce durante la explotación, y, sobre todo,

durante procesos de hidrometalurgia, que implican el riego por aspersión de pilas de

mineral con compuestos a menudo de alta toxicidad (sulfúrico para la extracción de

algunos elementos, como el cobre; cianuro de sodio para la extracción del oro).

 Desertización: deforestación, erosión, pérdida de suelo fértil.

 Modificación del relieve, impacto visual, alteración de la dinámica de los procesos de

ladera.

 Desestabilización de laderas por sobrecargas y/o excavaciones y alteraciones en el

nivel freático.

 Subsidencia por huecos. Subsidencia por depresión en el nivel freático.

 Acidificación de los suelos por acumulación y oxidación de sulfuros y drenaje ácido.

 Adición de sales al suelo (sulfatos).

 Variación del perfil y trazado de la corriente fluvial, variaciones en el nivel de base

local, alteración en la dinámica (variaciones en las tasas de erosión/sedimentación) en

el perfil (aguas abajo y aguas arriba) por excavaciones, diques y represas. Aumento de

la peligrosidad de inundación.

 Incorporación de partículas sólidas en la corriente, aumento de la carga de

 fondo y en suspensión, incremento en las tasas de sedimentación aguas abajo.

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