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Cultura política y gobernabilidad

democrática-
Norberf Lechner"

B artículo presenta los fenómenos que determinan la dinámica de las democracias


contemporáneas, haciendo énfasis en la incidencia de las transformaciones de la política y en
el papel de la cultura política en la construcción de una gobernabilidad democrática. La
pérdida de centrelided de la política como instancia máxima de representación y conducción
de la sociedad y la informalización que experimenta la política coinciden con las dificultades
de la sociedad para concebir nuevos códigos interpretetivos mediante los cuales se pueda
estructurar y ordenar la compleja realidad social En el contexto de estos procesos, el artículo
destaca el papel de la cultura política en la formación de sociedades democráticas y
gobernables.

odo análisis de la cuestión de- to del Estado por el mercado como motor

T mocrática hoy en día ha de tener


en cuenta las grandes transforma-
ciones en curso. Recordemos en primer
del desarrollo social, dando lugar a una
verdadera sociedad de mercado en nues-
tros países. Por último, cabe destacar el
lugar el doble proceso en curso: de nuevo clima cultural, habitualmente resu-
globalización (económica, tecnológica, de mido bajo la etiqueta de posmodemo.
estilos de vida y de los circuitos de comu- Más allá de las condiciones específi-
nicación) y de la creciente segmentación cas del país, es en este contexto nuevo en
en el interior de cada sociedad. Un segun- el que enfrentamos el problema de la
do rasgo sobresaliente es eldesplazamien- democracia, Digo problema porque he-

* Conferencia publicada por el Instituto Federal Electoral, México, 1995

** Profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México

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mas de replantearnos la democracia al Uamo la atención sobre dos cam-
menos en dos sentidos: cqué significa la bios que, a mi entender, modifican
democracia como forma de autodeter- drásticamente el campo de la política
minación colectiva? y cqué capacidades institucionalizada. En primer lugar, es no-
tiene la democracia en tanto mecanismo toria la desaparición de la política. A raíz
de conducción política? La primera pre- de la creciente diferenciación funcional, la
gunta apunta a la construcción deliberada centralidad de la política como instancia
del orden social por parte de la misma máxima de representación y conducción
sociedad, o sea, el sentido de la democra- de la sociedad se diluye. La política deja
cia; la segunda a las capacidades de las de tener el control de mando de los proce-
instituciones y procedimientos democráti- sos económicos, del ordenamiento jurídi-
cos para conducir efectivamente los pro- co, etcétera. En la medida en que la
cesas sociales, es decir, a lagobernabilidad economía, el derecho y demás campos de
democrática. la vida social adquieren autonomía, orien-
tándose por racionalidades específicas, la
Para poder repensar la actualidad
política deviene un "subsisterna" más. En
de la democracia bajo las nuevas condi-
ciones hemos de considerar, sin embargo, segundo lugar, cabe destacar la
un elemento adicional: las transformacio- informalización de la política. Anterior-
nes de la propia política. 1 mente, existía una distinción relativamen-
te nítida entre la política, delimitada por el
Más allá de las transformaciones marco acotado del sistema político, y la no
políticas, cambia la política misma. Están política.
cambiando tanto las formas institu-
cionalizadas de hacer política como las Hoy en día, tal delimitación se ha
ideas e imágenes que nos formamos de la vuelto fluida. La política se despliega a
política. través de complejas redes, formales e in-
formales, entre actores políticos y sociales.
Por tratarse de transformaciones en Estas redes políticas son de geometría
marcha, todavía sabemos muy poco variable según las exigencias de la agenda
acerca de lo que implica el proceso de y desbordan el sistema político. La política
globalización, el nuevo protagonismo del se extralimita institucionalmente.
mercado o la llamada cultura posmoderna.
La rapidez de estos cambios se con-
No sorprende, pues, el retraso del tradice con la inercia de la cultura política.
pensamiento político en dar cuenta de las No interesa aquí definir ni describir la(s)
transformaciones del ámbito político. cultura(s) política (s) predominante{s).

1 Una introd ucción al tema la ofrecí en mi artículo "Os navas perfis da política". En: M. Baquero
(editor). Cultura política e democracia. Porto Alegre, UFRGS, 1994.

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Basta poner de relieve las dificultades política recurrimos a los mapas. Dado que
para reproducir bajo las nuevas condicio- la política no tiene un objetivo fijado de
nes los valores y símbolos, las percepcio- antemano, requerimos de mapas para
nes, preferencias y actitudes que nos eran estructurar el panorama político, diagnos-
familiares. Un mundo se ha venido abajo ticar el lugar propio, visualizar las alterna-
y, por ende, nuestras estructuras menta- tivas, fijar líneas divisorias y, así, elaborar
les. Las imágenes habituales de la política perspectivas de acción.
ya no logran dar cuenta de la política
Un rasgo crucial de nuestra época es
"realmente existente". Dicho en términos
la erosión de los mapas. Los códigos men-
más generales: faltan códigos interpreta-
tales en uso ya no son adecuados al nuevo
tivos mediante los cuales podamos
contexto. A continuación me refiero bre-
estructurar y ordenar la nueva realidad
vemente al fenómeno más visible de crisis
social. Este desfase es, a mi juicio, el
de los mapas ideológicos para abordar
problema de fondo de nuestras culturas
posteriormente la descomposición de los
políticas.
mapas coqnitivos.' Las megatendencias
Abordaré esta situación recurriendo antes señaladas modifican las coordena-
a la vieja metáfora del mapa." El mapa es das de espacio y tiempo, y ello altera el
una construcción simbólica que mediante lugar y las funciones de la política. Segui-
determinadas coordenadas delimita y es- mos haciendo política, por cierto, pero no
tructura un campo "como si" fuese la sabemos lo que hacemos. Hoy por hoy, la
realidad. Tal representación simbólica de política se asemeja a un viaje sin brújula.
la realidad tiene una finalidad práctica: el Esta falta de perspectiva provoca, en gran
mapa nos sirve de guía de orientación. medida, los problemas de gobernabilidad
Reduciendo la complejidad de una reali- democrática. A ello me referiré en la parte
dad que nos desborda, el mapa ayuda a final.
acotar el espacio, establecer jerarquías y
prioridades, estructurar límites y distan- 1. La erosión de los códigos
cias, fijar metas y diseñar estrategias. En
interpretativos
fin, hace accesible determinado recorte de
la realidad social a la intervención delibe- La crisis de los mapas ideológicos es
rada. Como cualquier viajero, también en evidente por doquier. Después de la

2 Para la aplicación de la metáfora al derecho véase: Boaventura de So usa Santos. "Una cartografía
simbólica de las representaciones sociales". Nueva Sociedad. No. 116. Caracas, noviembre-
diciembre de 1991.

3 En estos puntos reproduzco mi artículo inédito "La reestructuración de los mapas políticos".

L
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polarización e inflación ideológica de los Clan; la acumulación de datos sólo
años sesenta y setenta, saludamos el decli- incrementa el peso de lo desconocido.:
ve de las ideologías como un signo de Mientras más información tenemos, más
realismo; en lugar de someter la realidad a cruciales devienen los códigos interpreta-
un esquema prefabricado se asume la tivos. Su reconstrucción implica repensar
complejidad social. Mas esa complejidad las dimensiones de espacio y tiempo en
resulta ininteligible en ausencia de claves que se inserta la política.
interpretativas. Descubrimos ahora la
relevancia de las ideologías como mapas 11. El redimensionamiento
que reducen la complejidad de la realidad
del espacio
social. Es verdad que el antagonismo
capitalismo-socialismo ha dado lugar a La reestructuración del espacio mo-
interpretaciones ramplonas y dicotomías difica el ámbito de la política de distintas
nefastas, pero operó como un esquema maneras. Cabe mencionar, en primer lu-
efectivo para estructurar las posiciones y gar, el redimensionamientode las escalas.
los conflictos políticos a lo largo del siglo. Los procesos de globalización y fragmenta-
Con la caída del muro de Berlín (para ción, así como el avance de la sociedad
señalar una fecha emblemática) no sólo se de mercado, alteran las medidas y las
colapsa este esquema, sino que se desva- proporciones, desdibujando el lugar de
nece un conjunto de ejes clasificatorios y la política.
de c1ivajes que hacían la trama del pano- La antigua congruencia de los espa-
rama político. En ausencia de los habitua- cios de la política, la economía y la cultura,
les puntos de referencia, la política se delimitados por una misma frontera na-
percibe como un des-orden. cional, se diluye; ocurre una integración
Ello nos remite a un cambio cultural supranacional de los procesos económi-
más profundo. Tras la mencionada crisis cos, culturales y administrativos en tanto
de los mapas ideológicos hay un que la integración ciudadana apenas abar-
reordenamiento de las claves interpreta- ca el marco nacional.
tivas mediante las cuales hacemos Todos sabemos cómo la interna-
inteligibles los procesos sociales. Se apre- cionalización redefine a los actores, la
cia una erosión de los mapas cognoscitivos; agenda e incluso el marco institucional
los esquemas familiares con sus distincio- de la política. Los recientes tratados de
nes entre política y economía, Estado y libre comercio (Mercosur, Tratado de Ubre
sociedad civil, público y privado, etcétera, Comercio -TLC-) limitan el campo de
pierden valor informativo. Mas cabe ad- maniobra y las opciones políticas en los
vertir desde ya que la nueva opacidad no países involucrados. Ello tiene efectos
se resuelve a través de mayor informa- estabilizadores, aunque también adver-

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soso El ámbito de la soberanía popular amenaza y agresión. Lo anterior actualiza
y, por ende, de la ciudadanía, deviene el miedo al conflicto y suscita un fuerte
impreciso. deseo de estabilidad.
La reestructuración afecta, asimis- En esta situación de límites difusos y
mo, la articulación de los espacios. La en constante mutación, la política presen-
sociedad moderna implica la diferencia- ta dificultades evidentes para ofrecer un
ción de campos -economía, derecho, cien- ordenamiento capaz de expresar y rela-
cia, arte, religión- relativamente acotados cionar las diferencias.
y autónomos, volviendo problemática la
A la desestructuración del espacio
"unidad" de la sociedad. Por largo tiem-
político también contribuye la alteración
po, la articulación de los diversos campos
de las distancias. Por una parte, la exten-
y, por ende, la cohesión del orden social
sión de los circuitos transnacionalizados a
estuvo a cargo de la política. Hoy en día las
los más diversos ámbitos acorta distan-
"lógicas" específicas de cada campo han
cias. Aun cuando los mecanismos de inte-
adquirido tal grado de autonomía que ya
gración política sean más débiles que en
no podemos tomar al ámbito político por
otras esferas y muchas veces inoperantes,
elvértice jerárquico de un orden piramidal.
la articulación internacional de los siste-
Diluida la centralidad de la política, queda
mas políticos ha aumentado considerable-
pendiente la pregunta en torno de la rela-
mente en los últimos años. Basta recordar
ción entre los diversos campos o
el nuevo papel de la Organización de las
"subsistemas" .
Naciones Unidas -ONU-, de la Organiza-
ción de Estados Americanos -OEA- o del
Un tercer aspecto consiste en la rees-
Grupo de Río. Existe una mayor interacción
tructuración de los límites. Por un lado,
y también mayores ataduras que, para
éstos se vuelven más tenues y porosos.
Los fuertes flujos de migración, la rápida bien y para mal, restringen el campo de
acción política y generan continuidad.
circulación de los climas culturales, la uni-
formidad relativa de modas y estilos de Por otra parte, empero, la interna-
consumo; todo ello rompe viejas barreras. cionalización conlleva procesos de
Esta convivencia, ampliada casi de mane- segmentación que incrementan las distan-
ra compulsiva, no comparte un hábitat cias en el interior de cada sociedad. Apar-
cultural. En consecuencia, los límites te de las crecientes desigualdades
devienen más rígidos y controvertidos. socioeconómicas, aumentan las distan-
Dado que las identidades colectivas siem- cias políticas, aunque de manera diferente
pre se apoyan en la diferenciación del a las anteriores polarizaciones ideológi-
Otro, hoy en día las diferencias suelen ser cas. Las iniciativas de descentralización
fijadas y percibidas más fácilmente como debilitan los vínculos entre élites naciona-

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les y locales y, en general, se encuentran po presente. Por un lado, la memoria
en pleno reacomodo las antiguas tramas histórica se volatiliza. El pasado retrocede
clientelares. Ganan preeminencia losnue- a visiones míticas y evocaciones emocio-
vos mecanismos de mediación -televisión- nales que siguen teniendo efectos de ac-
que generan una cohesión rápida, pero tualidad, qué duda cabe, pero ya no son
volátil. una experiencia práctica de la cual pueda
disponer la política para elaborar las ex-
En resumen, la reestructuración del
pectativas de futuro. Por otro lado, el
espacio difumina loscontornos del ámbito
futuro mismo se desvanece. Simple pro-
político. Resulta difícilprecisar el lugar que
yección del estado de cosas, el devenir
ocupa la política, loslímitesque distinguen
pierde relieve y profundidad; es un acon-
la esfera política de la no política, elcampo
tecer plano. Cuando la noción misma de
de competencia propio del quehacer polí-
futuro se vuelve insignificante, la política
tico, en fin, el sentido de hacer política. Tal
pierde la tensión entre duración e innova-
indeterminación afecta por igual a los
ción. Los esfuerzos de la política tanto por
políticos, cada día más inseguros acerca
de su papel y función, como a losciudada- generar continuidad como por crear cam-
bios son cada vez más precarios y tienden
nos que ya no saben dónde y cómo ejercer
a ser reemplazados por un dispositivo
sus derechos. En tales condiciones, no
único: la repetición.
sorprende que la gente tenga dudas acer-
ca del valor de la política. La cultura de la imagen, tan caracte-
rística de nuestra época, ilustra muy bien
el desvanecimiento de todo lo sólido en
111.La descomposición
instantáneas, sucedáneos y simulacros.
de la temporalidad Cuando el tiempo es consumido en una
Nuestra época se caracteriza por un voraz repetición de imágenes fugaces al
dramático cambio en la noción de tempo- estilo de un videoclip, la realidad se eva-
ralidad. La conciencia del tiempo ya no pora y, a la vez, se vuelve avasalladora.
descansa sobre la tradición, que conserva La erosión de la dimensión histórica
el legado de los antecesores, ni sobre la del tiempo refleja un fenómeno decisivo
revolución del estado de cosas existente. de nuestros días: la aceleración del tiem-
Se retrotrae a un presente permanente po. Un ritmo más y más rápido devora
que congela la historia. La relación del todo "al instante". Ello tiene un doble
pasado, presente y futuro mediante lacual efecto sobre la política. Por un lado, el
estructuramos el acontecer como un pro- tiempo deviene un recurso cada vez más
ceso histórico se debilita ante la irrupción escaso. La política ya no dispone de plazos
avasalladora de un presente omnipresente. medianos y largos de aprendizaje y madu-
No parece haber otro tiempo que el tiem- ración; se agota en el aquí y el ahora. En

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lugar de formular y decidir las metas socia- preocupación prioritaria la gobemabilidad,
les, la actividad política corre tras los he- o sea, las condiciones de posibilidad de
chos y apenas logra reaccionar frente a los gobernar en el marco de las instituciones
desafíos externos. Cuando el tiempo y procedimientos democráticos. La
deviene escaso, la rapidez de la reacción gobernabilidad democrática es problemá-
constituye el éxito. Entonces la reflexión tica no tanto por un supuesto exceso de
acerca del futuro deseado suele ser susti- demandas sociales (como suponían los
tuida por el cálculo de las oportunidades críticos neoconservadores) como por la
dadas. Pero si no hay otro horizonte que la mencionada transformación de la política.
coyuntura, tal cálculo se reduce a plazos En la medida en que la política: 1) deja de
cada vez más cortos y no logra anticipar ser la instancia máxima de coordinación y
los resultados de una decisión. Por el otro regulación social y, por otra parte, 2)
lado, la aceleración del ritmo de vida hace desborda la institucionalidad del sistema
más difícil generar tiempo. político a través de múltiples redes, la
acción de gobierno pierde su marco
El presente omnipresente ahoga las
acostumbrado. A ello cabe agregar: 3) la
capacidades del sistema político tanto para
mencionada erosión de los códigos
elaborar políticas duraderas como para
interpretativos en que se apoya la comu-
diseñar nuevos horizontes. Las promesas
nicación política. Dada la obsolescencia
de un futuro mejor se reducen a mejoras
sectoriales, que pueden aportar importan- de los esquemas anteriores y la ausencia
de nuevas claves de interpretación, la
tes beneficios a determinados grupos so-
cultura política no ofrece estructuras
ciales, pero sin referencia a un desarrollo
colectivo que trascienda la inmediatez. la comunicativas a la acción política.
política ya no logra compensar las Alenfocar los problemas actuales de
fragmentaciones de hoy por referencias a la gobernabilidad democrática conviene
objetivos comunes mañana. Esta dificul- tener presente el trasfondo histórico. El
tad de crear y transmitir una perspectiva o tema de la gobernabilidad surge junto con
marco de referencia compartido socava la la constitución de la modernidad: el paso
gobernabilidad democrática. de un orden recibido a uno producido. En
la medida en que la sociedad ha de produ-
IV. La pérdida de conducción cir por sí misma el ordenamiento de la vida
social, la política emerge como la instancia
política
privilegiada de tal producción del orden.
No es lo mismo tener democracia Como tal se encuentra expuesta a dos
que gobernar democráticamente. Una vez exigencias fundamentales: por un lado, la
conquistado un "nivel mínimo" de demo- legitimación del orden y, por otro, la con-
cracia de cara al autoritarismo, deviene ducción de los procesos sociales en fun-

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ción de dicho orden. Por estos criterios se En los años ochenta parecía agotada
mide también la polítíca democrática. La determinada relación entre política y so-
democracia es no sólo un principio de ciedad, e independientemente de los éxi-
legitimidad; además ha de asegurar una tos y las carencias del "desarrollisrno",
conducción eficaz. Veamos, pues, las ca- hemos de elaborar nuevas formas de con-
pacidades de conducción que tiene la ducción política.
política.
En éste como en otros campos, la
En América Latina, la forma más resolución de la crisis depende mucho de
avanzada de conducción política ha sido la forma en que ésta es tematizada. Du-
el Estado desarrollista, una versión del rante la crisis de gobernabilidad de los
"Estado de Bienestar" keynesiano. Como ochenta prevaleció la interpretación
lo indica su nombre, existe un compromi- neoliberal que propugnaba una ruptura
so explícito del Estado desarrollista con el radical: el reemplazo del orden producido
desarrollo socioeconómico del país: el por el orden autorregulado. Al concebir el
Estado deviene el motor económico del orden social ya no como producto delibe-
desarrollo. Sin embargo, no debiera redu- rado, sino como el equilibrio espontáneo
cirse la capacidad conductora del de la acción humana, el principio constitu-
desarrollismo a las diversas formas de tivo de la organización social se hace
intervencionismo estatal en la economía radicar en el mercado. Los equilibrios
(creación de empresas públicas, por ejem- espontáneos del mercado ocuparían el
plo), ni siq uiera a la ejec ución de reformas lugar de la conducción política que, en un
sociales (vivienda social, educación masi- orden autorregulado, aparece como una
va y reforma agraria, entre otras). No interferencia arbitraria. De cara a las
menos relevante es el papel del Estado polarizaciones conflictivas de los años se-
desarrollista en crear instituciones -dedi- tenta se vuelve a confiar en la fuerza
cadas a encauzar las iniciativas económi- racionalizadora del mercado; acorde con
cas- y generar una perspectiva de desarro- el viejo sueño liberal se pretende sustituir
llo, capaz de aglutinar a los diferentes las violentas pasiones políticas por los
sectores sociales. La conducción política racionales intereses económicos. La reali-
aborda, pues, diferentes aspectos que dad, empero, es menos idílica.
pueden ser contradictorios entre sf. De En el fondo, el llamado "modelo
hecho, en los años setenta el Estado neo liberal" sólo saca las conclusiones de
desarrollista se encuentra tensionado en- la creciente autonomía de la economía
tre la lógica económica y la dinámica y, en particular, de los flujos financieros.
polltica, contradicción que conduce a la A raíz de la transnacionalización de los
crisis del "desarrollismo" y, en definitiva, procesos productivos y financieros ya no
a la de la matriz "estadocéntrica". existe una "economía nacional" como

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esfera claramente delimitada, y la gestión autosuficiencia, mismas que el mercado
pública pierde capacidad conductora. La no posee. El mercado no tiene límites o
política renuncia a los instrumentos de restricciones intrínsecas; requiere de fac-
gestión económica (política industrial, tores externos -rnoral, derecho, política-
política monetaria), algunos de los cuales para delimitar y encauzar su campo de
son asumidos por entes autónomos (banco acción. Como ya lo señalara Polanyi, el
central, supervisión de bancos y bolsas mercado no genera ni asegura por sí solo
de valores) en arreglo a directivas transna- un orden social; está inserto en determina-
cionales (Fondo Monetario Internacional da sociabilidad. Su funcionamiento de-
-FMI-). Se trata de eliminar una de las pende de un conjunto de instituciones
funciones básicas de la política moderna: sociales (confianza, reciprocidad), jurídi-
la de fijar límites a la economía de mer- cas (contrato, sanciones a su no cumpli-
cado. Pero la conducción política se ve miento) y políticas. Es decir, mercado y
inhibida también en otros campos no eco- política responden a racionalidades dife-
nómicos. Es notoria, por ejemplo, la cre- rentes; la política no puede reemplazar al
ciente juriditicecion de los asuntos po- mercado ni ser sustituida por el mercado."
líticos y el consiguiente desplazamiento Por otro lado, la visión armónica del mer-
del sistema político por los tribunales de cado, propugnada por los liberales, poco
justicia. tiene que ver con la feroz competencia
que caracteriza a los mercados. Hoy en
Según la crítica neoliberal, el Estado día, la economía capitalista de mercado es
interventor ha de ser reemplazado por el economía mundial y se guía por criterios
Estado subsidiario. Mas esta modalidad transnacionales de productividad y
de Estado no opera. De hecho, la interpre- competitividad. Paradójicamente, esta úl-
tación neoliberal de la crisis se muestra tima resucita, a escala mundial, el marco
equivocada en dos puntos básicos. Por un nacional de la economía. No cuenta tanto
lado, el mercado no constituye un orden la competitividad de una u otra gran em-
autorregulado. La autorregulación supo- presa en el mercado mundial como la
ne capacidades de autolimitación y de com petitividad sistémica del país. Es tarea

4 Cabe recordar aquí la paradoja neoliberal: los casos exitosos de liberalización económica
descansan precisamente sobre la fuerte intervención de un Estado a la vez autónomo de presiones
clientelares y populistas e inserto en múltiples redes de interacción con los actores sociales. Véase:
Lourdes Sola. "The State, structural reform, and democratization in Brazil". En: Smith, Acuña y
Gamarra (Eds.). Democrecy. merkets and sfrucfural relorm in Lafin America. Miamí, North South
Center, 1994; y Peter Evans. "The State as a problem and solution". En: Haggard y Kaufrnan
(Eds.). The polifics of edjustment. Princeton University Press, 1992.

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del Estado organizar la competitividad de de conducción. De manera simultánea,
la nación y defenderla contra el poder sin embargo, se ha debilitado el principal
económico de otros países" Los conflictos recurso político: el mando jerárquico. A
interestatales de antaño resucitan bajo la raíz de la diferenciación social y funcional
forma de guerras comerciales, donde los de nuestras sociedades se encuentra en
bloques económicos (TLC, Mercosur, entredicho el papel de la política y del
Unión Europea) reemplazan las alianzas Estado como instancias privilegiadas de
militares. representación y coordinación social. Vale
decir, las demandas de gobernabilidad
El Estado nacional sobrevive, pues,
democrática aumentan a la vez que los
a la globalización económica, como que-
recursos disponibles disminuyen. De ahí
dó demostrado en la reciente crisis mexi-
que, hoy JX)rhoy, la conducción política
cana. De cara a las dinámicas imprevisi-
representa un tema prioritario.
bles y contagiosas -"efecto tequila"- de los
mercados financieros, los Estados han de Pues bien, csobre qué recursos pue-
defender (y organizar) a la sociedad na- de apoyarse la conducción política? En los
cional. En este sentido se justifica la invo- años recientes la comunicación ocupa un
cación de la soberanía nacional. Tal dere- lugar destacado. Dada su flexibilidad y
cho a organizar la economía doméstica, pluralidad, la estructura comunicativa se
sin embargo, sólo podrá ejercerse en la adapta bien a las mencionadas transfor-
medida en que la política tenga capacidad maciones de la política. En efecto, pode-
de dirigir el proceso económico. Por así mos entender la política como una com-
decirlo, la soberanía nacional supone la pleja red de comunicación mediante la
soberanía popular en tanto conducción cual los diferentes participantes se vincu-
política. En resumidas cuentas, el proble- lan recíprocamente. Tal vinculación recí-
ma de la gobernabilidad se torna aún más proca ocurre a través de acuerdos explíci-
apremiante pues afecta no sólo la situa- tos, que atan la decisión de cada actor a las
ción interna sino también el posiciona- decisiones de los demás, a través de seña-
miento externo del país. les que informan acerca de las conductas
Es hora de intentar algunas conclu- y expectativas recíprocas.
siones, JX)rpreliminares que sean. Hemos La politica así entendida se distingue
visto cómo la aceleración del tiempo y el tanto del corporativismo (pues renuncia a
entrecruzamiento de espacios globales, una concertación jerárquica de intereses
nacionales y locales incrementan la incer- contradictorios) como del mercado (por
tidumbre y, paralelamente, la demanda tratarse de un resultado deliberado). Se

;) Elmar A1tvater. "Operationsfeld Weltmarkt". Prok/a. No. 97. Berlín, diciembre de 1994.

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asemeja más bien a una "red de seguro vas temporales se sitúan en planos dife-
mutuo" que acota la incertidumbre, evi- rentes, la comunicación se verá distorsio-
tandoconflíctos por el "todo o nada" A la nada o interrumpida. No se trata de enga-
vez puede favorecer una gobernabilidad ño o mala fe, sino de un diálogo de sordos.
democrática en tanto conducción corres- Visualizamos entonces los efectos de la
ponsable por parte de todos los actores actual erosión de los mapas: los esfuerzos
lnvolucrados. Ello implica que la acción de conducción política se diluyen y, en
estratégica de los actores se oriente según definitiva, los procesos sociales se impo-
cálculos simílares. Aquí volvemos sobre el nen ciegamente a espaldas de los supues-
papel decisivo de la cultura política. tos actores.
En efecto, la gobernabilidad demo-
crática se apoya en estructuras comunica- Este aparente desvanecimiento de
tivas que involucran a todos los actores. toda alternativa al estado de cosas exis-
Tal comunicación funciona en la medida tente representa no sólo un problema de
en que existan marcos de referencia con- gobernabilidad, sino y sobre todo una
mensurables. Es decir. supone que los claudicación de la política. Ello puede
participantes comparten determinadas explicar el actual y creciente malestar no
coordenadas. Es éste precisamente el pa- con la democracia o las políticas guberna-
pel de losmapas: ellospermiten relacionar mentales. sino con la política tout court.
y comparar posiciones diferentes median-
Resulta pues crucial recomponer nuestros
te un marco compartido. Cuando las re- mapas políticospara que la política vuelva
presentaciones espaciales o las perspecti- a ser una forma de hacer el futuro.

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