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Licenciatura en Gestión Universitaria

Gobierno Universitario

Prof. María Catalina Nosiglia

Docente: Brian Fuksman

Fecha de entrega: 23 de octubre del 2018

Alumna: Mirta Leone


1) Cursando el año 2018, y cumpliendo los 100 de la Reforma Universitaria, sin dudas
nos encontramos en condiciones de coincidir con algunos de los conceptos de esta nota y
sin embargo disentir en otras. Por un lado, es indudable celebrar lo que ha significado la
autonomía universitaria para nuestro país, marco un cambio paradigmático en lo que, hasta
ese tiempo, eran los lineamientos de las universidades, los que dependían pura y
exclusivamente, tal como lo expresa Rabossi en su nota, de caprichos políticos y otros
actores ajenos a la vida universitaria que interferían sobre la plena realización de sus tres
esenciales funciones la de crear conocimiento, trasmitirlo a través de la docencia y
acercarse a la sociedad a través de actividades de extensión.

Rabossi, se pregunta “si la autonomía ejercida hasta sus extremos no llevaría a la


universidad a convertirse en una entidad ajena a su entorno, sujeta a los caprichos de
elementos internos que imponen sus ideas por sobre los deseos colectivos”. Navae
manifiesta, la autonomía universitaria no tiene una definición unívoca, sino que ha sido
resinificada y delimitada política y contextualmente (Navae, 2001). Otro autor, Vanossi, la
define como una concepción relativa: “Una forma valiosa y necesaria, que no debe excluir
la adecuada inserción de las funciones y fines universitarios con los demás fines nacionales
y sociales, o sea que concibe a la autonomía como un medio, pero no como un fin en sí
mismo: la autonomía es un instrumento de protección de la actividad universitaria, pero no
una vía de segregación o apartamiento del resto de la comunidad, o un pretexto para
abrazar fines contrarios o diversos de los establecidos por la sociedad políticamente
organizada”, como una concepción absoluta entendida como: “La máxima extensión
posible de la descentralización con respecto a los órganos de poder político central,
llegando en algunos casos – por vías de ciertas exageraciones en la aplicación- a un avance
más allá de lo que conceptualmente significa la noción de autonomía para acercarse a una
figura de soberanía universitaria, es decir algo así como un Estado dentro de otro Estado; y
una negatoria, que rechaza la mínima posibilidad de independencia de la universidad
respecto del poder central”. (Vanossi, 1989:147)

En otra parte de su nota pone en cuestión los alcances y la utilización del término
“autonomía”, situando el foco en el exceso que se le da a dicho termino al llevarlo a sus
extremos que a veces hace que estos se desdibujen y cometamos el error de salirnos de los
limites generando complicaciones, que, en el caso de la universidades, llevaría a esta a
convertirse en una entidad ajena a su entorno, sujeta a los caprichos de elementos internos
que imponen sus ideas por sobre los deseos colectivos para satisfacer sus propias
preferencias, tal como sucede actualmente con las tomas de facultades por parte de
pequeños grupos fuertemente politizados. Esta situación, al tratarse la universidad de una
organización social, los procesos micro-sociales y las formas de intercambio político, como
la distribución del poder y el liderazgo entre los actores y analiza cómo se organiza la
distribución del poder, las formas que adquiere el liderazgo y la participación de los
distintos actores que componen a las organizaciones en los procesos de tomas de
decisiones. (Baldrige et al., 1977; March y Oslen, 1993), vemos claramente como grupos
minoritarios intentan satisfacer sus objetivos (tomando la universidad por ejemplo), para
ganar visibilidad en los medios, siendo estos minoritarios dentro del esquema de la
universidad.

En otro párrafo de su nota de opinión Rabossi, expresa que, esa conducta, amparada bajo el
concepto de autonomía sustantiva (hago lo que quiero y de la manera que yo determino),
genera una relación asimétrica entre universidad, sociedad y Estado, en la que este último
queda indefenso y sin herramientas para planificar una política que vaya más allá de los
intereses de algunos grupos que se arrogan la propiedad de la universidad pública.

Bajo este esquema, un sistema de educación superior presentaría una baja capacidad de
articulación entre los distintos elementos que lo componen (sistema terciario y
universitario, sector público y privado) así como una reducida probabilidad de satisfacer las
necesidades sociales de la población, las científicas y las del sistema productivo. Sobre este
tema diversos autores hacen mención a esto, Ginés Mora, establece que la autonomía es la
capacidad que tienen las instituciones universitarias para auto organizarse
independientemente de los poderes públicos y que la autonomía sustantiva es la
independencia de las instituciones en cuestiones meramente académicas. La autonomía no
es absoluta, sino que está en relación con un orden superior heterónomo. Marienhoff,
desde el derecho administrativo, plantea la jerarquización de atribuciones de soberanía y
autonomía. La voluntad de generar leyes de gobierno propias encuentra limite en el ente
soberano sobre la institución, es decir, el Estado (Marienhoff, 1965); Finocchiaro
concuerda en que la atribución de autonomía dada a un ente o institución se subsume a un
ente superior, en general el Estado o al marco legal dado por dicho ente superior
(Finocchiaro, 2004).

A su vez, en el texto de Rovelli, las reformas del sector público y sus instituciones
surgieron los principios de Nueva Gestión/Gerencia Publica, en el ámbito universitario se
trató de un nuevo formato de administración sustentado en el desempeño institucional que
constituyo en una variación de los dispositivos de gobierno y de gestión. (Brunner, 2006).
Junto con las evaluaciones externas e internas proliferaron mecanismos versátiles de
administración institucional que procuraron hacer visible y controlable el desempeño de los
actores. Esos fenómenos encarnaron en nuevas estrategias y técnicas de gobierno fundadas
en los principios de la auditoría financiera. Desde los planteos más favorables, la rendición
de cuentas persiguió limitar las injusticias e ilegalidades del ejercicio del poder
fortaleciendo la legitimidad de aquellas instituciones que cumplen en informar cómo
marchan sus actividades (Trow, 1998). Como cualquier método de verificación, desplazo
las relaciones informales de confianza en favor de sistemas de rendición de cuentas
formalizados, visibles y sujetos a validación independiente (Power, 1997). De esta manera,
las universidades se sumaron a este modelo de gestión altamente profesionalizada
eximiendo la importancia de una gestión "ampliada" para lograr contrarrestar cualquier
manejo personalista de los recursos o distanciamiento de las autoridades de la base
departamental y disciplinar.

La sanción de la LES, es la que marca cómo está nuestro sistema universitario y cómo
son las “reglas de juego” establecidas actualmente, si prestamos atención a algunos
artículos de la LES podemos evidenciar que muchos de estos afectan a la autonomía
universitaria en su conjunto. De esta manera, las universidades se sumaron a este modelo
de gestión altamente profesionalizada eximiendo la importancia de una gestión "ampliada"
para lograr contrarrestar cualquier manejo personalista de los recursos o distanciamiento de
las autoridades de la base departamental y disciplinar. Las universidades son evaluadas por
el Estado en cuanto a la rendición de los fondos que este les otorga y también por la
sociedad en cuanto a la pertinencia y a la relevancia que debe tener la producción de
conocimiento, en qué se gastan los fondos, como así también ver qué carreras resultan más
beneficiosas para la sociedad en su conjunto.
Por otro lado Rabossi, expresa que sería irresponsable y poco creíble explicar los malos
manejos universitarios, su bajo “aggiornamiento” o sus crisis recurrentes producto de su
condición autónoma, Sin intentar justificar estas cuestiones, muchas de las cuales
reconozco como ciertas, no es posible considerarlas sin tener en cuenta que las instituciones
universitarias son organizaciones con estructuras complejas y débilmente acopladas por la
cantidad y variedad de sus objetivos; por tener como principal recurso al conocimiento, que
es intangible; y porque en su interior coexisten diversas culturas marcadas por las distintas
disciplinas y una dinámica proveniente de la interacción de sus múltiples actores,
atravesada por diferentes lógicas de articulación y distribución del poder, que intervienen
en los procesos decisorios (Claverie, 2013; Nosiglia, 2011).

1) ¿Considera que la Ley 24.521 de Educación Superior puede ser concebida como la
expresión normativa de un cambio de gobernanza de la educación superior en Argentina?
Fundamente su respuesta y cite los artículos que correspondan para ejemplificar.

Ley 24.521 de Educación Superior puede ser concebida como la expresión normativa de
un cambio de gobernanza de la educación superior en Argentina, se crea como resultado de
las constantes reformas educativas bajo una nueva orientación ideológica neoliberal, con el
fin de mostrar cuál iba a ser instrumentación, en las que debían realizarse las acciones y
cómo debían tomarse las decisiones importantes, y la instalación de un nuevo modelo
universitario. La noción de buen gobierno en los diagnósticos y recomendaciones de
organismos internacionales como el Banco Mundial, se vinculaba a un conjunto de
condiciones que tienden a facilitar el desarrollo económico, cooperación técnica, financiera
multilateral; y un marco jurídico que permitiera prever riesgos en la actividades
económicas, responsabilidad política y burocrática de los funcionarios públicos por sus
acciones, (accountability); (Casaburi y Tussie, 2000; Nosiglia 2004).

La educación que paso a ser concebida ya no como un derecho social, sino como un
bien, una mercancía que debía ser competitiva y que permitía la conformación de un quasi
mercado con distintos prestadores. (Ruiz y Scioscioli, 2010). La nueva propuesta de
modernización de la administración pública impulsó un nuevo rol del Estado. En el campo
de la educación superior supuso una transformación del Estado benevolente al Estado
evaluador o auditor. El proceso de regulación a través de intervenciones destinadas a
optimizar, racionalizar y hacer más eficiente el gasto público universitario. El sector
universitario quedo conformado un sistema competitivo y estratificado, en el cual se limita
la autonomía -tal como fuera consagrada en la reforma constitucional de 1994-, en varios
aspectos (Nosiglia, 2004; Ruiz y Scioscioli, 2010; Rovelli, 2012).

Artículos de la Ley 24.521 donde se puede observar, la regulación de la Educación


Superior Argentina:

Gobierno

Artículo 52°: introduce la división de funciones en legislativas y ejecutivas, según sean


órganos colegiados o unipersonales, fortaleciendo a los unipersonales.

Artículo.53°: fija cómo debe constituirse la estructura colegiada de gobierno. Incorpora


representación Nodocente dando en dichos cuerpos con el alcance que determine cada
institución y establece criterios de la representación de estudiantes, graduados y docentes.
Art. 8°, 9° y 10°: establecen criterios de articulación del sistema otorgándole atribuciones
al CFCYE, a nivel interjurisdiccional, y a los CPRES, a nivel regional.

Art. 39°, Art. 43° inciso b), Art. 46° inciso b); establecen mecanismos de acreditación de
las carreras de grado y posgrado, a cargo de la CONEAU –Comisión cuya creación,
características, funciones e integración se especifican en los Art. 46° y 47°-.

Artículos 71°, 72° y 73°: establecen la creación y transformación de los organismos de


coordinación y consulta: Consejo de Universidades, el Consejo Interuniversitario Nacional,
el Consejo de Rectores de Universidades Privadas y los Consejos Regionales de
Planificación de la Educación Superior habilitando la participación de miembros del Poder
Ejecutivo Nacional, y de organismos públicos y privados, además de los tradicionales
representantes de las universidades, y definiendo una nueva distribución de competencias y
responsabilidades; se introducen niveles intermedios de decisión y nuevos interlocutores.

Reglamentación financiera

Artículo 59° incisos b), descentralización salarial.

Artículo 59° inciso c), posibilidad de arancelamiento –esto quedó nulo con la sanción de la
Ley 27.204 que consagra la gratuidad del grado.
Art. 59° inciso d) crear carreras de grado y de posgrado. (Posgrados arancelados)

Política institucional:

Artículo 51°: Establece criterios en cuanto al ingreso a la carrera académica universitaria y


fija que se hará mediante concurso público y abierto de antecedentes y oposición.

Mecanismos de evaluación de la calidad de las instituciones: a través de la CONEAU


(Sección 3 – Evaluación y acreditación).

Artículo 44°: implementa las evaluaciones internas y externas (apelando a la


autorregulación institucional por un lado, y a sistemas de rendición de cuentas ante la
autoridad pública por el otro, transparencia, responsabilidad social)
Referencias Bibliográficas

CANTINI, J. L. (1997). La autonomía y la autarquía de las universidades nacionales.


Buenos Aires: Academia Nacional de Educación. (selección).

CLAVERIE, J. (2013). La universidad como organización: Tres enfoques para el análisis


de sus problemas de gestión. Gestión y Gerencia, 7(1), 4-27.

MIGNONE, E. F. (1998) Política y universidad: el estado legislador. Buenos Aires, Ideas.

NEAVE, G. (2001). Educación superior: historia y política. Estudios comparativos sobre la


universidad contemporánea. Barcelona: Gedisa.

NOSIGLIA, M. C. (2004). Las transformaciones en el gobierno de la educación superior en


Argentina: los organismos de coordinación interinstitucional y su impacto en la autonomía
institucional, Revista Fundamentos de Humanidades, Año V, N° 1 (9), Buenos Aires.

NOSIGLIA, M. C. (2011). “Poder y autoridad: el impacto de la Ley de Educación Superior


en el gobierno de la universidad argentina”. En: AAVV, Entre la tradición y el cambio.
Perspectivas sobre el gobierno de la Universidad. (p.p. 135-163). Colección de Educación
Superior, Universidad de Palermo, Buenos Aires.

ROVELLI, L. (2012). “Dimensiones, actores y dilemas de gobierno del sistema y de las


universidades públicas en la argentina”. En CHIROLEAU, A. et al (2012). Política
universitaria en la Argentina: revisando nuevos legados en busca de nuevos horizontes.
Capítulo 4 (p.p. (69-86). IEC, CONADU, Bs. As.

RUIZ, G. y SCIOSCIOLI, S. (2010). El restablecimiento normativo de la autonomía


universitaria. En Ruiz y Cardinaux (2010). La autonomía universitaria. Definiciones
normativas y jurisprudencia en clave histórica y actual. Capítulo 5 (p.p. (105-132). Buenos
Aires, La Ley.

VANOSSI, J. (1989). Universidad y Facultad de Derecho: sus problemas, Buenos Aires:


Eudeba.

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