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Pontificia Universidad
JAVERIANA
---------------- Bogotá------------------
DIRECTOR
Rector:
Vicerrector académico:
Nota de aceptación
Jurado
Jurado
DEDICATORIA
A Dios, por demostrarme su amor en cada proyecto que me ha permitido comenzar y terminar.
A mi amado esposo Silvestre Samuel Castilla Lobelo, que por amor, hace suyos mis sueños y me
ayuda a que se hagan realidad.
A mis hermosas Princesas Silvia e Isabela, quienes son en mi vida, fuente de amor, de
motivación, de inspiración.
A mis Padres Noel y Mery, por todo lo que desde siempre hacen por mí.
A mis hermanas Luz Alba, Fanny, Martha, Delmis y Deyla, por animarme a perseguir mis metas,
por tanto amor que traspasa tiempo y distancias.
A mis sobrinos, Leonardo, Nicolás, Daniel Felipe, Natalia, José David, Samuel, Alejandro y
Gabriel, con amor y gratitud por llenar mi vida de risas y de paz.
EL AUTOR
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Agradecimientos
A mi esposo y mis hijas, por permitirme repartir mi tiempo entre ellos y mi proyecto, por su
paciencia, por escucharme, opinar, corregir y sobre todo por animarme cada día a continuar.
Al Padre Luis Bernardo Mur Malagón, Decano de la Facultad de Derecho Canónico, profesor y
quien generosamente apoyo este proyecto como segundo lector.
A todos los profesores durante mi etapa de estudios, con sus orientaciones y su testimonio de
vida, edificaron, intelectual y espiritualmente, la mía.
Al Padre Leonardo Cárdenas Téllez, por aceptar ser mi director en esta investigación, dedicarle
tiempo y poner toda su disposición para su realización.
A Martha Martínez, apoyo incondicional de todos los que hacemos parte de la facultad de
derecho canónico.
A la Doctora Luz Marina y Padre Ángel Palma, con quienes en un comienzo nos unió una
meta, un proyecto, hoy nos une una hermosa amistad que traspaso las aulas de clase, siendo los
dos una bendición en mi vida.
A mis compañeros y a todas las personas que de alguna manera estuvieron vinculados a mi vida,
en los estudios y en la realización de este trabajo de investigación.
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Tabla de Contenido
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Siglas y abreviaturas 11
Introducción 12
1.3 Síntesis 41
2.4 Síntesis 88
3.1 Criterios 90
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3.2 Muestreo 97
Conclusiones 107
Bibliografía 110
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Lista de Figuras
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Lista de Tablas
Pág.
legislaciones. 49
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Siglas y abreviaturas
Art: Artículo
Can. Canon
CIC: CIC
Mand: Mandamiento
Hom: Homilía
Pbro: Presbítero
Lv: Levítico
Esd: Esdras
Mc: Marcos
Mt: Mateo
Jn: Juan
Cr: Crónicas
Rom: Romanos
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Introducción
Es muy común y frecuente en nuestro círculo social, parroquial y pastoral, oír expresiones
como estas: “yo me confieso directamente con Dios”; “no confieso mis pecados a otra persona
más pecadora que yo”; “para que me confieso si vuelvo a cometer las mismas faltas”; nada más
alejado de la realidad y sobre todo, de la intención de la Iglesia, cuando sabiamente decidió darle
nombre a ese maravilloso gesto de Dios, tan divino pero tan humano, tan indescriptible pero tan
Es en el amor y desde el amor que se puede entender el actuar de Dios en la vida de cada ser
humano que habita el mundo, todo lo bueno viene de Él, lo hace por ti, por mí, por nosotros;
infinitas cosas buenas nos da, infinitas bendiciones recibimos a diario; entre tantas que no
podríamos nunca terminar de enumerar, está, nuestra Santa Madre Iglesia Católica, cuya misión de
la salvación de las almas, cumple desde aquel momento en que le fue encomendada esta tarea.
Si bien es cierto hoy tenemos una Iglesia triunfante y victoriosa, no podemos desconocer que
muchos son los obstáculos y dificultades que a través del tiempo ha tenido que vencer, muchos
han sido los esfuerzos y que aún hoy hace para mantenerse fiel y firme a los mandatos de su
fundador.
La presente investigación, tiene mucho que ver con su actuar, con su misión, con su
parece un tema de común interés, todos en algún momento nos hemos hincado de rodillas ante un
ministro, buscando la misericordia de Dios, buscando consolar el alma y necesitando oír que Dios
nos ama, sin importar que le hayamos fallado; ahí, en ese instante, en ese mismo lugar, sin saberlo,
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o tal vez sabiéndolo, pero sin percatarse, estamos dando vida a unas letras, que en algún momento
Más allá, de esa imagen tierna, conmovedora, del penitente refugiado a los pies de su pastor,
que lo es; hay un arduo trabajo, un extenso, muy extenso recorrido a través del tiempo, para hoy
reconciliación.
Es esta la finalidad de esta investigación, conocer, analizar la situación del penitente en la vida
actual de la Iglesia, desde siempre; haciendo un recorrido por la historia desde la Sagrada
Escritura, la Iglesia primitiva, los concilios, documentos , la doctrina, hasta llegar a la legislación
actual en el CIC.
como en el Nuevo Testamento; es ahí donde tiene su institución, su origen; también se plantea en
este capítulo, todo lo relacionado con la práctica Eclesial, abarcando las épocas más
representativas de la historia de la Iglesia, pero en este caso concreto, destacando lo más relevante
de la figura del penitente, dentro del sacramento de la penitencia. Y terminamos este capítulo con
una reseña doctrinal acerca del tema en cuestión, no sin reseñar lo que en la Liturgia Celebrativa
El Capítulo II, es meramente jurídico, en el que se plantea la regulación actual del sacramento
de la reconciliación, del penitente y los antecedentes a esta actual regulación; este capítulo es el
tronco de la investigación y es en él donde se detallan y analizan los actos del penitente; donde nos
familiarizamos con la figura del penitente, conoceremos los derechos que tiene, los deberes que le
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El capítulo III, lo denominamos Hacia una adecuada practica del penitente, siendo este el
momento de conocer la realidad de lo que sucede en la cotidianidad del penitente; bajo ciertos
El desarrollo de esta etapa práctica, se realiza mediante un trabajo de campo, abarcando cuatro
esta investigación.
De esta manera, lograremos concluir una investigación, que satisfaga las inquietudes que nos
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La palabra penitente se deriva del latín paenitens, y a su vez esta se deriva del verbo paenitere,
que traduce arrepentirse (Diccionario latín-español, unas, pag.220); esta traducción nos conduce a
la certeza de que hay una acción realizada, ejecutada, que según el criterio de quien la realizó ,
estuvo mal, causo malestar, incomodidad; no nos referimos entonces, a una acción judicial
abarca cualquier acción del ser humano que posteriormente ante ese hecho siente que no debió
cometerlo o hacerlo, ya sea porque con ello se lastimo a sí mismo, causo dolor o hirió a otros.
cometido. Esta capacidad de reconocer que una acción o una omisión no está conforme a lo que
considera verdadero o justo, solo puede ser comprendida por la razón, lo que inevitablemente nos
conduce a plantear que solo el ser humano puede tener y desarrollar este tipo de análisis y
comprensión.
Antes de empezar hacer una reseña sobre la persona del penitente, consideramos de relevante
importancia, enfocar ciertos aspectos del comportamiento del ser humano que nos permitan
vislumbrar la razón de ser de unas y otras conductas tendientes a configurar el bien o el mal según
sea el caso.
del penitente, esto necesariamente nos proporciona una relativa ubicación del ser humano en sus
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de igual manera la persona humana también está constituida corporalmente, por lo tanto también
la concepción del ser humano, se reflejan en todo su comportamiento; estas influencias, de gran
injerencia, hacen que el hombre sea frágil por constitución, lo hace vulnerable, y susceptible a la
equivocación, “el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”, esta afirmación de Rousseau,
Toda esta estructura humana tan compleja y finita es lo que conlleva a experimentar infinidad
de conflictos internos, que claramente trascienden a los demás, por el principio de que “somos
seres sociables por naturaleza” (Aristóteles). Así, pues el ser humano se cuestiona y aborda
existencialmente la razón de ser de su esencia humana, su yo interno que lucha por ser y hacer lo
correcto, lo que considera es bueno y rechaza lo que considera no lo es, una lucha incomprensible
y casi imposible, y es entonces cuando trasciende a una concepción sobrenatural que le permita
resolver esta dualidad en su ser interior; y ante esta incertidumbre solo puede haber un ser
superior, que rija el bien y otro de igual poder que rige el mal, la lucha no termina; tener
consciencia que existe la posibilidad de que hacer el bien es lo correcto y que para conseguirlo
Dios está al pendiente de este fin es alentador y, bastante motivador como esperanzador también.
Según la tesis Montesina la creación está regida por una ley natural que determina el
comportamiento de cada cuerpo o ser natural, esto es, que todos los seres de la naturaleza se
inclinan a realizar ciertas conductas ordenadas por su misma naturaleza, así, por ejemplo, el
cuidado de la propia vida, la procreación, el cuidado de los hijos, son conductas comunes a otros
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seres naturales, en cambio hay otras que únicamente le son posibles a los seres humanos. (Santo
Todas las conductas que el ser humano está en capacidad de desarrollar, como la inclinación a
Ahora bien, las conductas que permiten la realización de las inclinaciones naturales son buenas
y las que sean antinaturales malas; Aquino interpreta la ley natural como la ley moral y la
identifica con la razón humana que ordena hacer el bien y prohíbe hacer el mal, al respecto dijo:
“La ley natural no es otra cosa que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios, por ella
conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar”. Contiene los preceptos
fundamentales que rigen la vida moral, el primero de los cuales es “debe hacerse el bien y evitarse
Muchos son los autores que se han referido a este tema, mucho se ha escrito al respecto, sin
embargo nadie tiene la última palabra, concretamos con dos autores que nos aportan sus
identificados con ella o al contrario tener las propias, que sin duda alguna, podrán también diferir
de los mismos.
Para san Agustín, “el mal no es un principio activo, sino una ausencia de virtud. Así como el
frio es ausencia del calor y la oscuridad ausencia de Luz, el mal es una insuficiencia de bien.”
Freud considera que “las malas inclinaciones” son inherentes al hombre y que solo por la
educación y el medio cultural, pueden serle desarraigadas y sustituidas por inclinaciones a hacer el
bien.
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Escritura rige la vida de la Iglesia, desde ahí y hacia ella se circunscribe la razón de ser de la
comunidad eclesial, ella misma es Dios, y como siempre Dios donándose para nosotros , por su
amor infinito mostrándose a través de ella, con el único y firme propósito de mantenernos unidos a
su plan salvífico.
La figura del penitente como tal no aparece a lo largo de la Escritura, pero indiscutiblemente es
testimonios en muchos textos bíblicos, constituyen la razón de ser del sacramento de la penitencia
Las Escrituras son la raíz fundante de las estructuras penitenciales existentes, la disciplina
penitencial del nuevo testamento tiene sus raíces y antecedentes en la disciplina y praxis
En los libros del antiguo y del nuevo testamento, es relevante el encuentro de Dios con la
Amor de Dios trasciende en el tiempo, desde siempre ha sido así; en las Sagradas Escrituras se
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voluntario del cual se tiene plena consciencia, son perdonados por medio de la confesión de los
mismos: “EL que resulte culpable en cualquiera de estos casos, deberá confesar el pecado que
cometió...” (Lv. 5,5); puede también hacer una confesión ante otro: “David admitió ante Natán: he
Otra forma de expiar estos pecados era en una liturgia penitencial, confesando en común:
Mientras Esdras oraba y hacia esta confesión llorando y de rodillas ante el templo de Dios,
Elam, tomo la palabra y dijo a Esdras: nosotros no hemos sido fieles a nuestro Dios, porque
nos hemos casado con mujeres extranjeras, de naciones paganas, sin embargo, todavía hay
extranjeras y a sus hijos, y que se cumpla la ley, tal como tú y quienes respetan el
mandamiento del señor nos aconsejan. Levántate, porque esto es algo que a ti te toca hacer;
nosotros te apoyaremos, anímate, y manos a la obra. Entones Esdras se puso de pie, e hizo
prometer solemnemente a los jefes de los sacerdotes y de los levitas, y a todos los israelitas,
que cumplieran su compromiso; y ellos lo prometieron. Luego Esdras se retiró del templo de
Dios para ir al cuarto de Johanán, hijo de Eliasib, donde paso la noche sin comer ni beber
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nada, porque estaba muy triste por la infidelidad de los que habían vuelto del destierro
(Esd.10. 1-6).
Otra forma de expiar este tipo de pecados en el Antiguo Testamento era por medio de las obras
externas de penitencia como el ayuno, la oración, los signos externos de vestiduras, saco y ceniza,
el gemido y el llanto.
Para los pecados de mano alzada que no son otros que suponen contumacia, rebelión, y lesión
seria de la voluntad de Dios y de la ley de Israel, el Antiguo Testamento nos relata otras formas
expiatorias como son los holocaustos, la ofrenda, la comunión, la expiación, el sacrificio solemne,
Cuando Aarón haya terminado de purificar el santuario, la tienda del encuentro y el altar,
mandara traer el chivo que aun, este vivo y, poniendo sus manos sobre la cabeza del animal,
confesara sobre él todas las maldades rebeliones y pecados de los israelitas de esta manera
pondrá los pecados sobre la cabeza del chivo, y una persona se encargara de llevarlo y
soltarlo en el desierto, , así al perderse el chivo en el desierto, se llevara todas las maldades
de ellos a tierras deshabitadas. Luego entrara Aron en la tienda del encuentro y se quitara la
ropa de lino que se puso para entrar en el santuario y la dejara allí, Allí mismo en el santuario
se lava con agua y, después de vestirse, saldrá para presentar su propio holocausto y el que
deben ofrecer por el pueblo, y así obtendrá el perdón por sus pecados y los del pueblo. La
grasa del sacrificio por el pecado la quemara en el altar. Y el que haya llevado el chivo, para
soltarlo a hazazel, se lavara la ropa y se lavara a si mismo con agua, y después todos entren
sangre fue llevada a santuario para obtener el perdón de los pecados, será llevados fuera del
campamento y su piel, carme y desechos serán quemados, la persona que los queme deberá
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lavarse la ropa y lavarse a sí misma con agua y después pondrá entran en el campamento.
Esta será una ley permanente para ustedes, el día diez del mes séptimo deberán ustedes
dedicarlos al ayuno y suspender todas labores, lo mismo los israelitas que los extranjeros que
vivan entre ustedes, pues en ese día se obtendrá el perdón de los pecados de ustedes delante
de Dios, su compasión por el pueblo pecador, que muy fácil se olvida de su Dios, pero que
epidemia, una sequía, una guerra perdida, cualquier calamidad era ocasión para que se realizara
bendición le anunciaba al pueblo que la reconciliación se había llevado a cabo, que Yahvé
115).
Muchos son los pasajes del antiguo testamento donde el sacramento de la penitencia tiene sus
raíces fuertes, donde se reconoce el penitente; él tiene identidad propia, desde siempre la ha tenido
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conversión y a la misericordia.
“ Convertios y creed en el Evangelio" (Mc 1, 15; cf. Mt 4, 17), con este llamado Jesús inicia
su ministerio y anuncia la llegada del reino. Jesús no solo predica, Jesús mismo es testimonio de lo
que dice, con El comienza el reino, lo hace visible y real. Su ministerio se concentra en el perdón
sin desconocer las liturgias penitenciales del antiguo testamento, no hace referencia a ellas para
pecadores con Dios se ha realizado por el nombre de Jesús, en Jesucristo, por medio de Él, así lo
samaritana, (Jn 4 6-42); el paralitico (Lc 5 17-26); la mujer pecadora (Lc 7 36-50); la mujer
sorprendida en adulterio (Jn.8 1-11); Zaqueo (Lc 19 1-10); el buen ladrón (lc 29 39-43); Pedro (Lc
22 54-62); Judas (Mt 26 21-25). En estos pasajes del nuevo Testamento, se muestra ya el
En la parábola del hijo prodigo (Lc 15,11-32), se encuentran todos los elementos propios del
proceso del sacramento de la penitencia, en donde la figura del penitente recae en el hijo prodigo;
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comprender y aceptar que su comportamiento ha estado mal, que ha ofendido a Dios; un tercer
momento que se da cuando se reconcilia y pide perdón; este momento trae consigo la alegría y el
En los relatos de Jesús, en las tan conocidas parábolas, su mensaje central siempre es la
acogida al pecador, aun sabiendo que esto causaba gran desconcierto y malestar entre las clases
con Dios, es así como lo percibimos en las parábolas de la oveja perdida (Lc, 15,3-7) la parábola
En el nuevo testamento es donde aparece más identificada la figura del penitente; la relación
más personal de Jesús con el pueblo, permite una mejor observación de este proceso de
testamento que se recoge todo el plan salvífico de Dios, que nace en el antiguo testamento y que
continua pero con unos matices más individuales, reales y prácticos, más cotidianos y vivenciales.
testamento, su objetivo fue y ha sido siempre darle sentido a esas estructuras, donde lo importante
Es importante resaltar en la vida de Jesús, que siendo El, el enviado, el que proclama la buena
nueva, el que anuncia el reino de Dios, el que muestra al padre ofreciendo misericordia y perdón
de los pecados a todo aquel que se arrepienta; Jesús mismo es el que se presenta perdonando:
Algunos días después, Jesús volvió a entrar en Cafarnaúm, En cuanto se supo que estaba en
casa, se juntó tanta gente que ni siquiera cabían frente a la puerta; y él les anunciaba el
mensaje. Entonces, entre cuatro, le llevaron un paralitico, Pero como había mucha gente y no
podían acercarlo hasta Jesús, quitaron parte del techo de la casa donde Él estaba, y por la
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abertura bajaron al enfermo en la camilla en que estaba acostado. Cuando Jesús vio la fe que
tenían, le dijo al enfermo: Hijo mío, tus pecados quedan perdonados. (Mc 2,1-5).
Y como si todo esto fuera poco Jesús mismo es la justificación por el perdón de los pecados:
“En primer lugar les he enseñado la misma tradición que yo recibí, a saber, que Cristo murió por
nuestros pecados, según las Escrituras que lo sepultaron y que resucito al tercer día, también según
Esto es, que el nuevo testamento constituye el fundamento bíblico, histórico, jurídico, pastoral,
nada puede desvirtúalo y como siempre la Iglesia en obediencia al mandato divino, así lo ha
La Iglesia desde siempre, desde todos los tiempos, no ha dejado de hacer un permanente
llamado a sus hijos a acercarse al sacramento de la penitencia. Fiel al plan salvífico de Dios,
contenido en la Sagrada Escritura; fiel al llamado de los profetas, ha mantenido su legado a través
del tiempo y de las distintas circunstancias por las que ha tenido necesidad de pasar, de sortear y
salir victoriosa y como si esto fuera poco, fiel a la metanoia de Jesús, su fundador y guía, vivo y
presente.
El llamado a que todo hombre debe arrepentirse, reconciliarse con Dios, es una exhortación,
una propuesta totalmente realista, pero que conlleva ciertas actitudes de la persona que acoge esta
invitación y que está dispuesto a realizarla con voluntad propia, y decisión firme, solo así puede
lograr experimentar la gracia y la misericordia de Dios, que no es otra cosa que la paz interior que
se ubica desde el corazón y que trasciende a la Iglesia que lo acoge y al mundo donde pertenece.
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podría ser de otra manera, somos seres cambiantes, evolutivos, en movimiento constante; sin
embargo esta renovación no le ha hecho perder el fundamento divino ni mucho menos su esencia,
ni su razón de ser, la forma ha variado por las razones expuestas, pero no significa esto que
la persona del penitente, no se puede desconocer que la razón de ser del sacramento de la
participación del misterio penitencial eclesial, por este acto, la persona se configuraba en
penitente pero de una manera espiritual, y lo hacía ante Dios y ante la Iglesia. “El bautismo inserta
Según Hermas, la praxis eclesial admite a la penitencia tan solo una primera vez después del
Pero yo te digo “después de aquella grande y santa llamada, si alguno es tentado por el diablo y
peca, tiene una penitencia. Si peca continuamente y se arrepiente, es cosa inútil para tal hombre.
En general en la Iglesia primitiva regia el principio de que “todos los pecados graves sin
Penitencia).
“En la Iglesia patrística hay una notable restricción en admitir la disciplina penitencial para los
pecados capitales: apostasía, homicidio y lujuria, con el fin de frenar un posible laxismo en las
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costumbres cristianas, es decir, por razones pastorales” (Funk,Rauchen, Amann). Esto trae consigo
la restricción de la absolución eclesial en determinados delitos, y de los que tiene que conocer la
disciplina eclesiástica, “no pueden ser perdonados en la iglesia” de forma total (Hermas, Mand,
los grados de exclusión de la comunidad eclesial, con su duración y con la readmisión solo parcial,
La iglesia de los primeros siglos toma consciencia de la necesidad de regular la vida cristiana
Las cargas penitenciales como las mencionadas anteriormente causaron gran disgusto en la
comunidad penitente, dado que la ley canónica difícilmente se adecuaba a las preocupaciones
Arles, semo 282,2; Avito de Vienne, Ep.18; III concilio de Orleans 538.c24).
interior va creando una relación más individual entre el confesor y el penitente, que le permite una
importancia, ya en la época postridentina se hizo necesario poner límites a los confesores y les
“El Vaticano II, ha intentado orientar la penitencia armonizando mejor sus aspectos personales
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Es así como a partir del siglo XII-XIII termina el proceso histórico de la forma antigua de
privada que se mantiene hasta hoy, es el resultado de una larga practica de distintas formas como
penitencia arancelaria, que además se practicaba con otras formas penitenciales a saber: la
peregrinación penitencial, las absoluciones generales y una forma de confesión genérica de los
sido el objetivo de estos cambios formales, tanto pastorales como jurídicos en el transcurrir de la
historia de la Iglesia y por su puesto en la praxis eclesial de la misma. Nunca sin abandonar el
origen y la constitución divina de este sacramento, alimento y esperanza del que por distintas
El análisis del fundamento histórico del penitente, nos remite automáticamente al fundamento
Luego Jesús les dijo: la paz con vosotros. Como el padre me envió, también yo os envío.
Dicho esto soplo sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los
pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. Y a Pedro
dijo “a ti te daré las llaves del Reino de los Cielos, y lo que ates en la tierra quedara atado en
los cielos, y lo que desates en la tierra quedara desatado en los cielos”, a los apóstoles dijo:
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“yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedara atado en el cielo, y todo lo que de
Tal cual lo hemos venido analizando, el sacramento de la penitencia desde su institución divina
en las Sagradas Escrituras ha tenido en su forma distintas variaciones importantes hasta llegar a lo
que hoy conocemos, para tener una mejor claridad a este respecto, vamos a situarnos por épocas,
para llevar un orden cronológico que nos proporcione una visión histórica de la praxis del
los documentos que se rescatan de esa época, de donde se concluye que los actos de penitente son
una prolongación de lo que nos relata el Nuevo Testamento: el ayuno, la oración, la limosna, la
corrección fraterna, actos estos que realizaba el penitente de manera personal no sacramental:
“buscaras cada día el rostro de los santos para descansar en sus palabras. No fomentaras la
escisión, sino que pondrás en paz a los que se combaten, juzgaras justamente, sin acepción de
De gran importancia en esta época son los momentos cultuales del penitente frente a la
Eucaristía:
Reunidos cada día del Señor, romped el pan y dad gracias, después de haber confesado
vuestros pecados, a fin de que vuestro sacrificio sea puro. Todo aquel, empero, que tenga
contienda con su compañero, no se junte con vosotros hasta tanto no se hayan reconciliado, a
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Es este un periodo en que la confesión general ante la comunidad y la corrección fraterna que
nos muestra el Nuevo Testamento en las primeras comunidades son de gran importancia, también
Te acordaras de noche y de día, del día del juicio, y buscaras cada día las personas de los
ya ocupado en el oficio, matinal, trabajaras para rescate de tus pecados (Ep. Bernabé XIX,
10).
La segunda época que abarca el siglo III, es un periodo importante en la Iglesia porque es
época que son Tertuliano y Cipriano, del primero en su etapa católica manifiesta:
boca la disciplina de la penitencia, pero en tanto en cuanto les conviene y no para pecar, con
otras palabras, que después (del bautismo), no tengan que conocer la penitencia ni pedirla,
Me repugna mencionar aquí la segunda, o mejor decir, en este caso la última penitencia.
Temo que, al hablar de un remedio de penitencia que se tiene en reserva, parece sugerir que
En su etapa montanista, Tertuliano niega que la Iglesia pueda perdonar todos los pecados, a no
San Cipriano por su parte adopta una poCICión netamente pastoral, y aun sin desconocer que
para el penitente que incurra en pecados graves de apostasía, adulterio u homicidio debe haber
una pena dura, no duda de que la Iglesia tenga poder perdonar, si se demuestra un verdadero
arrepentimiento.
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Os exhorto, hermanos carísimos, a que cada uno confiese su pecado, mientras el que ha
pecado vive todavía en este mundo, o sea, mientras su confesión puede ser aceptada,
mientras la satisfacción y el perdón otorgado por los sacerdotes son aun agradables a Dios
Tercera época, que abarca los siglos IV-VII, en este periodo es adoptada la penitencia
obispo, quien le impondrá una acción penitencial; dos acciones importantes se desprenden de este
acto, que es condición necesaria: pedir la penitencia, dar la penitencia (Concilio de Agdes can. 15).
Este primer acto le permite al fiel entrar al grupo de los penitentes y da inicio al cumplimiento
de la penitencia impuesta por su obispo, dependiendo de la gravedad del pecado depende el tiempo
Las penitencias que el penitente debe cumplir son de distinta categoría, una personal, como
ayunos, abstinencias, privaciones, mortificaciones; otras tienen que ver más con el aspecto
comunitario , como por ejemplo, privarlo de una relación normal con los miembros de una
Eucarística, y por último unas penitencias de carácter social, como prohibición de ir a la milicia,
ejercer cargos públicos, iniciar procesos judiciales, prohibición a recibir órdenes sagradas , y /o
penitencia. Las características de esta penitencia son la unicidad por cuanto se celebra una sola vez
en la vida, la rigurosidad, y la excepcionalidad, pues es aplicada solo para pecados muy graves al
penitente.
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Una clasificación importante del penitente se da en esta época a saber: losflentes, quienes eran
los penitentes que estaban fuera de las puertas de las iglesias, vestidos de cilicio y cubiertos de
ceniza y entre lágrimas y gemidos pedían que rezasen por ellos; los audientes, estos penitentes se
hacían a la entrada de la iglesia, se les permitía escuchar la palabra de Dios pero en el momento de
la celebración Eucarística eran expulsados del lugar; los substrati, se les permitía asistir a la
celebración Eucarística pero tenían que hacerlo de rodillas o postrados en tierra; por último están
los consistentes quienes asistían a la celebración Eucarística de pie y no participan del ofertorio ni
La regla general era que cada pecador debía pasar por todas las etapas, pero también se podían
La cuarta época la comprenden los siglos VII -XIII, y es la época de la penitencia tarifada, esto
es la tasación exacta de la penitencias que el penitente debe cumplir , según sea su pecado
cometido, esta tarifa la impone el sacerdote, ya no es solo el obispo, y otra innovación en cuanto a
la penitencia canónica es que el proceso puede ser repetido por el penitente, siempre que considere
que cae en pecado; otro aspecto importante es que ya no es un proceso público sino privado,
La tarifa arancelaria estaba consignada en los libros penitenciales, en donde se disponían las
tablas especiales para las conmutaciones, compensaciones o redenciones de las penas largas
La tarifa para cada pecado consistía en mortificaciones corporales, vigilias prolongadas, rezos
de oraciones, ayunos de diversas formas, abstención de carne, cerveza, comer alimentos secos,
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Quinta época, comprendida entre el siglo XIII al Concilio de Trento, significativos cambios en
el sacramento de la penitencia se suscitan en esta época, respecto del penitente la gran novedad
esto conlleva a convertir la misma confesión en satisfacción, y por ende las penitencias no son ya
de trascendental importancia.
Se definen claramente los actos del penitente como son contrición, confesión, satisfacción.
Otra innovación en este aspecto del penitente radica en que se estableció la confesión de laicos
y las absoluciones colectivas, con ciertas limitaciones como por ejemplo si los pecados eran graves
Aparece la peregrinación penitencial y la penitencia pública, esto para los pecados graves
públicos y escandalosos el penitente debe acudir al obispo quien es el único autorizado para
escandalosos por ejemplo el homicidio sacrilegio, incesto cometidos por laicos no por clérigos y
que en continuidad con la penitencia canónica solo se puede celebrar una vez y se extiende a todo
Dos conclusiones importantes se deducen de esta época a saber: encuentro individual del
penitente con el confesor y las obras penitenciales antes tan importantes ya no lo son ahora, cuenta
realmente es la confesión detallada del penitente y la absolución por parte del ministro.
Sexta época, que ubicamos desde el siglo IX-XVI, la confesión del penitente en este periodo es
consecuencias negativas por cuanto había una exageración de pecados, así mismo desencadeno en
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una ansiedad y angustia al penitente por el temor al juicio final y a la condenación eterna, también
Es en esta época en que a raíz de los aspectos negativos de esta forma de confesión, se suscitan
muchas críticas entre las que se encuentran sobre todo las de Lutero, quien niega aspectos
fundamentales de una doctrina y una práctica ya consolidada y vigente en la Iglesia de esa época.
En el periodo comprendido desde Trento al Concilio Vaticano II, cabe resaltar lo más
sobresaliente respecto al penitente: confesión anual por pascua por parte del penitente, la confesión
frecuente, confesión por conversión, confesión Eucarística y la confesión por dirección espiritual.
A partir del Concilio Vaticano II, los muchos documentos penitenciales de la Iglesia entre otros
penitencia renovada, enfocada más al perdón de Dios, en una fórmula con contenido divino,
perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia,
a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a conversión con su amor, su ejemplo y
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cierto que estar abierto a la gracias de Dios, proporciona al fiel arrepentido la alegría y el gozo del
perdón, no es menos cierto que esta apertura, según la doctrina de la Iglesia necesita ciertos
compromisos y acciones por parte de quien por voluntad propia, desea obtener el perdón de los
pecados:
otra cosa que hacer memoria, recordar, reconocer que ha faltado a los mandamientos de la ley de
Dios y de la Iglesia, este ejercicio ha de hacerse con total sinceridad y diligente inquiCICión, para
que sean presentadas a Dios todas las faltas en que se ha incurrido. La Iglesia proporciona ayudas
al penitente para que este examen de consciencia sea en lo posible bien hecho, entre tantas
Un segundo momento es tener una firme convicción de cambio, un propósito real de enmienda,
esto se da cuando existe gran dolor por haber cometido el pecado, por haber ofendido a Dios, este
sacramental
Entre los actos del penitente, la contrición Es "un dolor del alma y una detestación del pecado
En un tercer momento, la doctrina de la Iglesia nos presenta el propósito de enmienda, esta paso
convicción de que hará lo posible para no caer nuevamente, de ayudarse mediante la oración y
demás instrumentos espirituales para mantenerse firme en su propósito, si bien no hay una garantía
cierta de que no vuelva a pasar, por lo menos la intención de que querer evitarlo, de querer vencer
la tentación, ya es una obra valerosa que sin duda Dios aprecia y sostiene.
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El cuarto paso hace referencia a confesar los pecados. El catecismo de la Iglesia en su numeral,
1450, dice "La penitencia mueve al pecador a soportarlo todo con el ánimo bien dispuesto; en su
Cuando los fieles de Cristo se esfuerzan por confesar todos los pecados que recuerdan, no se
puede dudar que están presentando ante la misericordia divina para su perdón todos los pecados
Quienes actúan de otro modo y callan conscientemente algunos pecados, no están presentando
ante la bondad divina nada que pueda ser perdonado por mediación del sacerdote. Porque si el
ignora (Concilio de Trento: DS 1680; cf. San Jerónimo, Commentarius in Ecclesiasten 10, 11).
Es de gran valor el sacrificio que hace el penitente al confesar con su boca su pecado, la
obtener, independientemente del acto jurídico que se está configurando al ejercer este derecho, lo
que el penitente tiene en su corazón es un gran deseo de obtener la paz interior, a través del perdón
“La absolución quita el pecado, pero no remedia todos los desórdenes que el pecado causó”
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El ritual de la penitencia de la Iglesia católica, contiene las etapas o los pasos que debe seguirse
para la celebración del sacramento, camino este que no termina con dicha celebración sino que
Tan importante como la celebración del sacramento, están también las celebraciones
“son reuniones del pueblo de Dios para oír la palabra de Dios, por la cual se invita a la
“Confesaos mutuamente los pecados y rezad unos por otros para que os curéis” (Sant. 5,16).
en la relación con el penitente; El Catecismo de la Iglesia Católica resume muy bien todas estas
Pastor que busca la oveja perdida, el del Buen Samaritano que cura las heridas, del Padre que
espera al hijo pródigo y lo acoge a su vuelta, del justo Juez que no hace acepción de personas
humano del amor de Dios, que penetra en el corazón del penitente, lo llena de esperanza y le
devuelve la dignidad de hijo de Dios, toda la celebración del sacramento, las formulas, los gestos
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rituales, son una manifestación viva del amor infinito de Dios, el reconocimiento de la fimtud
humana que se abre a la acción del Espíritu Santo para recibir la sanación y purificación del alma.
Dentro de los pasos que se indican para la celebración del sacramento de la Penitencia la Iglesia
sacerdote: “El sacerdote acoge con bondad al penitente y le saluda con palabras de afecto”. A
imitación del Padre que describe el evangelio de Lucas, en la parábola del Hijo Prodigo; que el
penitente vea en el sacerdote el rostro de Jesús, compasivo y misericordioso; El inicio del Ritual
de la Penitencia nos ayuda a comprender que Dios Padre celebra un “Jubileo” cada vez que un
pecador viene a este sacramento: “Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un
solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”
CRUZ diciendo: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (RP 84). Este signo de
tan especial importancia para los cristianos nos recuerda el bautismo, que nos ha adentrado a la
experiencia de la vida divina, este signo ritual tan familiar, unido a las palabras, da inicio a la
Las palabras que el confesor pronuncia acto seguido, deben inspirar en el penitente plena
Además de las antes mencionada, el Ritual de la Penitencia, en los parágrafos 85-86, nos
presenta otras fórmulas alternativas para dar inicio al Rito de la celebración del sacramento de la
Penitencia.
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por las expresiones que revelan la misericordia de Dios, e invitan a la conversión, “Les daré un
corazón íntegro e infundiré en ellos un espíritu nuevo; les arrancaré el corazón de piedra y les daré
un corazón de carne...”. (Ezequiel 11, 19-20); “Está cerca el Reino de Dios: Convertios y creed la
satisfacción, esta parte constituye un momento muy especial en la celebración del Sacramento, así
pues, el penitente es llamado a confesar sus pecados, dados los pasos anteriores el penitente se
llevarlo a una verdadera reconciliación con Dios y con la Iglesia. Es vital la relación del sacerdote
con el penitente en esta etapa del proceso: “El sacerdote ayuda al penitente a hacer una confesión
íntegra, le da los consejos oportunos” (RP 94), este es el momento en que la presencia de Cristo a
través del sacerdote puede percibirse en un encuentro sobrenatural y sanador con el penitente: “ Lo
exhorta [el sacerdote al penitente] a la contrición de sus culpas, recordándole que el cristiano por
La Iglesia, pues, observando fielmente la praxis plurisecular del Sacramento de la Penitencia -la
satisfacción- defiende el derecho particular del alma. Es el derecho a un encuentro del hombre más
personal con Cristo crucificado que perdona, con Cristo que dice, por medio del ministro del
sacramento de la Reconciliación: “tus pecados te son perdonados”; “vete y no peques más” (Juan
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que El mismo haga en relación con los pecados que le han sido confiados.
este espacio el confesor invita al penitente “a que manifieste su contrición” con una oración (RP
95).
El Ritual propone varias oraciones, todas de gran contenido teológico-pastoral, una de las más
frecuentes se encuentra en el No. 101 conocida como “Acto de dolor”, y que a través del tiempo,
se ha mantenido: “Per meritapassionis Salvatoris nostri Iesu Christi, Domine, miserere ” (La
eternas...” (RP 96); “Lava del todo mi delito, Señor...” (RP 97); “Padre, he pecado contra ti, ya
no merezco llamarme hijo tuyo. Ten compasión de este pecador” (RP 98). «Padre lleno de
y el cambio de postura para extender sus manos sobre la cabeza del penitente, manifiestan la
arrepentido.
Las palabras pronunciadas por el sacerdote, son también de gran valor teológico y expresan el
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Dios Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y resurrección de su
Hijo, y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio
“El penitente proclama la misericordia de Dios y le da gracias con una breve aclamación tomada
de la Sagrada Escritura; después el sacerdote lo despide en la paz del Señor” (RP 20). “El Señor ha
perdonado tus pecados. Vete en paz”, o “Vete en paz y anuncia a los hombres las maravillas de
individual; el procedimientos es similar al rito individual, sino identifico, por tanto es necesario
que se preparen con la celebración de la palabra de Dios; acto seguido confiesan sus pecados
individualmente, reciben la absolución, después todos alaban a Dios por las maravillas que en
general. Este tipo de celebración es llevada a cabo en casos especiales, como por ejemplo un
peligro de muerte en el que el sacerdote o los sacerdotes no tengan tiempo de oír la confesión de
cada penitente como es debido; también en el caso que de que exista una grave necesidad , como
cuando hay un gran cantidad de penitentes y no hayan suficientes confesores, lo que podría causar
peregrinaciones.
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relación al penitente, este debe comprometerse a realizar una confesión individual tan pronto le sea
posible, de todos los pecados graves que por las circunstancias evidentes no ha podido confesar.
los fieles que desean ser beneficiarios de este derecho, se dispongan como es debido,
el escándalo o los daños que con su pecado hubiese causado, y también se proponga confesarse
individualmente los pecados graves, de igual manera se debe proponer una satisfacción que todos
Los penitentes que deseen recibir la absolución manifiestan con un signo externo que están en
Acto seguido el sacerdote recita la invocación al Espíritu Santo para el perdón de los pecados,
así mismo se proclama la victoria sobre el pecado por la muerte y resurrección de Cristo, y se da la
1 .3 S ín te s is
La figura del penitente, siempre ha estado presente desde la misma creación de la humanidad;
nace con la persona misma, se desarrolla y crece con la persona misma, porque es la persona
observamos, desde la concepción canónica que hoy tiene la Iglesia, sin duda Adán y Eva han sido
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La categoría de Hijos de Dios, misericordia y perdón y reconciliación, son los constantes que a
desde las primeras comunidades y en todas las épocas de la Iglesia, lo que puede apreciarse es una
intensa labor para darle vida y mantener en el pueblo, en la Iglesia, la gracia sobrenatural de la
reconciliación y la conversión.
Es así como desde los años 60-160, ya aparecen los pasajes de la Didaje, documentos escritos
por cristianos que son un testimonio de la Iglesia Primitiva, y que aportan aspectos fundamentales
El pastor Herman a mediados del siglo II, hace un aporte bastante importante en este periodo,
en relación a la penitencia por única vez postbautismal y es así que a partir del siglo III, la
En el primer tercio del siglo IV es predominante las penitencias de tres a cinco años y en
ocasiones graves hasta toda la vida, a cargo del penitente, siendo el tiempo de cuaresma el tiempo
A partir del siglo V la penitencia entra en un estado de crisis debido a las cargas tan duras que
esta soportaba, en el VI, es relevante la penitencia privada, tomada de las practicas penitenciales
Tras los inconvenientes que trajo esta tipo de penitencia se hizo necesario regular a este
reconocida trayectoria como San Cipriano, San Agustín, Santo Tomas, entre otros, que aportaron
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Y por último, el Concilio Vaticano II, se constituye en una importante fuente canónica de lo
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penitente, que nos adentremos un poco, de una manera muy general, en la potestad que tiene la
iglesia para regular en el orden jurídico, esto con el fin de que entendamos la legitimidad de lo
establecido en el orden legal acerca del sacramento de la penitencia y por ende el penitente.
La Iglesia católica como sociedad perfecta posee, la plenitud jurídica en el ejercicio de todos
sus poderes (Aguilar, 1947, pag.161), facultad esta que obtiene por tener la calidad de persona
jurídica (can. 113 CIC) y que la legítima para legislar en materias relacionadas con su misión.
Desde su fundación, la Iglesia católica está dotada de una organización propia, ha tenido su
propio ordenamiento jurídico, y es lo que conocemos como derecho canónico con sus fuentes
La ley en la vida de la Iglesia es algo muy sano, no es una forma vacía, ni un arma para tener
en un puño las conciencias, sino una razonable y sobrenatural ordenación, según la justicia, no es
un simple instrumento para mandar, sino una luz para el servicio de la Iglesia entera, para iluminar
a todos la senda del cumplimiento del gran mandamiento del Amor (San José María Escrivá).
El hecho de que la Iglesia, tenga la potestad de legislar sobre todos los temas que le competen
dentro de su estructura evangélica y misional, no pierde por esta causa el origen divino de ese
mismo mandato, dada por Jesucristo; dos potestades que le son propias y que son de necesario
jurídicamente perfecta. Jesucristo al fundar su Iglesia ha puesto un fin supremo, el fin espiritual,
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superior por naturaleza al fin temporal que lleva en si la idea de caducidad (Santo Tomas. summa
theologica, 1, 2, q ad tertium).
anteriormente ha sido lograr un equilibrio pastoral y jurídico en todos los ámbitos de su potestad;
muy tediosa ha sido esta tarea, muchas dificultades ha tenido, y por supuesto también muchas
equivocaciones, pero de ellas ha aprendido y el resultado ha sido de gran valor, tanto para los que
hacemos parte de la Iglesia, como para quienes no lo son; para la sociedad en general, las normas,
la regulación jurídica, solo redundan en beneficio de quienes hacemos parte de ella, solo así se
En el tema particular que nos ocupa este capítulo, referente a la regulación del penitente, no
cumplimiento de esa autoridad no puede extralimitarse y desconocer el fin primordial por el que
Cristo la instituyó; no le es permitido que por cumplir una misión descuide la otra, o lo que es
peor y más delicado, cambie su loable fin y se extralimite en sus facultades y poderes.
A este respecto; la regulación actual es bastante clara y concisa, ya lo establece el can. 837, en
su parágrafo 1°.:
celebrada en la visibilidad de la comunión eclesial, no puede ser nunca una acción privada,
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En este orden de ideas hay situaciones, hechos, mandatos, que la iglesia no podrá modificar por
aspectos y elementos que le son permitidos modificar, dada las circunstancias de tiempo y lugar y
consecuencia, sus normas, respetando efectivamente el derecho divino, han de dejar un margen
suficiente para las necesarias adaptaciones (3er.principio rector de la reforma del CIC).
En relación a los sacramentos la legislación de la Iglesia Católica en su can. 840, nos da, sino
Los sacramentos del Nuevo Testamento, instituidos por Cristo nuestro Señor y
encomendados a la Iglesia, en cuanto que son acciones de Cristo y de la Iglesia, son signos y
medios con los que se expresa y fortalece la fe, se rinde culto a Dios y se realiza la
santificación de los hombres, y por tanto contribuyen en gran medida a crear, corroborar y
El CIC, es la máxima regulación jurídica que tiene la Iglesia Católica en el momento actual, es
desde ahí que concentraremos el estudio de este capítulo en relación a la figura del penitente, nos
apoyaremos en la legislación anterior, y los documentos que sean necesarios para darle una mayor
fuerza interpretativa, pero siempre respetando lo que consagra la ley en el presente; así lo quiso el
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perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con la iglesia a
la que ofendieron con sus pecados. Ella-la Iglesia-los mueve a conversión con su amor, su
“movimiento litúrgico”. Esto es, un nuevo sentido comunitario de la penitencia que se enfoca en
unos criterios de renovación con mayor riqueza y claridad en el rito; también es relevante su
Las exigencias del Concilio Vaticano II, se ven plasmadas en el año 1973 en El Ritual de
la Penitencia, que fuera aprobado por el beato Pablo VI y posteriormente en el año 1984 en
“Sacramento de la Reconciliación”.
Estas variaciones significativas, son el resultado a las exigencias de los cambios culturales
lectura que hace el Concilio Vaticano II, para que fiel a los principios de Jesús, la tradición
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de los apóstoles, a los padres de la Iglesia así como a las distintos documentos y concilios,
sabiamente haya adaptado la celebración del rito a las necesidades de una Iglesia activa y
pujante.
Teniendo ya una referencia tan importante como lo es el Concilio Vaticano II, nos
del anterior CIC, el de 1917, y al que el citado Concilio le estructuro varios elementos
penitente.
jurídico que hoy no se encuentra regulado en el nuevo CIC (De Diego Lora, 1983).
Consideramos que hacer un paralelo entre el CIC de 1917 y 1983, sobre el sacramento de
la penitencia, nos permite analizar los cánones que se mantuvieron en las mismas
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condiciones y aquellos que fueron objeto de cambios, así como los que fueron derogados y
Tabla 1. Cambios en el sacramento de la penitencia y de la figura del penitente en las dos legislaciones.
CIC 1983
CIC 1917
por medio de la absolución judicial dada por penitencia, los fieles que confiesen sus
pecados cometidos después del bautismo. obtienen de Dios el perdón de los pecados
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peregrinación.
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un acto de contrición.
justa.
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penitencia Penitencia
Can. 871 Solo el sacerdote es ministro de Can. 965 Solo el sacerdote es ministro
Can. 872 Para absolver válidamente de Can. 966 §1. Para absolver válidamente
c.969
Can. 873 §1. Además del Romano Can. 967 §1. Además del Romano
Pontífice, los cardenales de la santa iglesia Pontífice, los Cardenales tienen ipso iure la
romana tienen jurisdicción ordinarían para facultad de oír confesiones de los fieles en
oír confesiones en toda la iglesia; el todo el mundo; y asimismo los Obispos que
ordinario del lugar, el párroco y el que hace la ejercitan también lícitamente en cualquier
las veces de este la tienen cada uno de ellos sitio, a no ser que el Obispo diocesano se
también el canónigo penitenciario, incluso oír confesiones tanto por razón del oficio
el de la iglesia colegiata, a tener del can. como por concesión del Ordinario del lugar
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401 §1, y los superiores religiosos exento de incardinación o del lugar en que tienen su
con relación a sus súbditos, conforme a las domicilio, pueden ejercer la misma facultad
Esta jurisdicción cesa con la pérdida del de algún lugar se oponga en un caso
oficio, a tenor del can. 183, y, después de la concreto, quedando en pie lo que prescribe
Can. 874 §1. Para oír confesiones de Can. 968 §1. Dentro del ámbito de su
cuales quieras sean seculares o religiosos jurisdicción, por razón el oficio gozan de la
confiere jurisdicción delegada tanto a los facultad de confesar el ordinario del lugar,
religiosos, aunque sean exentos, el ordinario aquellos que ocupan su lugar; el canónigo
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no deben, sin embargo usar de ella los §2. El virtud del oficio tienen la facultad
sacerdotes religiosos sin licencia, al menos de oír confesiones de sus súbditos o aquellos
presunta, de sus superior, quedando en vigor que moran día y noche en la casa, aquellos
conceder habitualmente jurisdicción para oír derecho pontificio que según las
Can. 875 §1. Si se trata de religión Can. 969 §1. Solo el ordinario del lugar
clerical exenta, para oír las confesiones de es competente para otorgar la facultad de oír
los profesos, de los novicios y de los demás confesiones de cuales quiera fieles a
de quienes se hace referencia en el can. 514. cualquier presbítero; pero los presbíteros
así mismo concederlo a sacerdotes del clero §2. El superior de un instituto religioso o
§2. Si se trata de religión laical exenta, el refiere el can. 968 §2 es competente para
recibir la jurisdicción del ordinario del lugar facultad de oír confesiones de sus súbditos y
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Can. 876 §1. Para oír valida y lícitamente Can. 970 La facultad de oír confesiones
las confesiones de cuales quiera religiosas y solo debe concederse a los presbíteros que
novicias, necesitan jurisdicción especial los hayan sido considerados aptos mediante un
sacerdotes, tanto seculares como religiosas, examen, o cuya idoneidad conste de otro
522 y 523.
Can. 877 §1. Ni los ordinarios locales Can. 971 El ordinario del lugar no debe
que hayan sido hallados idóneos mediante ámbito de su jurisdicción, sin haber oído
cuya doctrina teológica le sea conocida por medida que sea posible.
otro medio.
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penitenciario.
la licencia para oír confesiones pueden darse indicado en el can. 969, puede conceder la
§2. Eviten, sin embargo los ordinarios tiempo indeterminado como determinado.
Can. 879 §1. Para oír válidamente Can. 973 La facultad del oír habitualmente
palabra.
concesión de jurisdicción.
Can. 880 §1. El ordinario local o el Can. 974 §1. El ordinario del lugar y el
suspender, a no ser por causa grave la cusa grave la facultad de oír habitualmente
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§2. Pero si hay causas graves, puede el revocada por el Ordinario del lugar que la
§3. Mas, tratándose de una casa formada, solo en el territorio del que la revoca.
no puede lícitamente el obispo, sin consultar §3. Todo ordinario del lugar que revoca a
justamente y a la vez a todos los confesores debe comunicarlo a l ordinario propio del
este.
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todo el mundo.
Can. 882 En peligro de muerte todos los Can. 976 Todo sacerdote, aun
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diversos ordinarios.
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Can. 884 Fuera de peligro de muerte es Can. 977 Fuera de peligro de muerte, es
pecado torpe, y aun en peligro de muerte, pecado contra el sexto mandamiento del
cura de almas.
Can. 886 Si el confesor no puede dudar Can. 980 No debe negarse ni retrasarse la
la absolución no puede aquel negársela ni buena disposición del penitente y este pide
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personalmente.
Can. 888 §1. Acuérdese el sacerdote de Can. 978 § 1.Al oír confesiones, tenga
que, al oír confesiones, desempeña presente el sacerdote que hace las veces de
de que ha sido constituido por Dios ministro por Dios ministro de justicia y a la vez de
su misericordia, para que procure el honor honor de Dios y a la salud de las almas.
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entretener a alguien con cuestiones inútiles Magisterio y a las normas dictadas por la
ignoran
Can. 889 §1. El sigilo sacramental es Can. 983 §1. El sigilo sacramental es
inviolable; guárdese, pues, muy bien el inviolable; por lo cual está terminantemente
pecador ni de palabra, ni por algún signo, ni de palabra o de cualquier otro modo, y por
§2. Están asimismo obligados a guardar §2. También están obligados a guardar
confesión.
Can. 890 §1. Le está prohibido en Can. 984 §1. Está terminantemente
absoluto al confesor hacer uso, con prohibido al confesor hacer uso, con
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§2. Ni los que son Superiores a la sazón no puede en modo alguno hacer uso, para el
nombrados superiores pueden en manera pecados que haya adquirido por confesión
sacramentales de los alumnos que vivan con confesiones sacramentales de sus alumnos
ellos en la misma cas, a no ser que los residentes en la misma casa, a no ser que los
particulares.
Can. 892 §1. Los párrocos y todos Can. 986 §1. Todos los que, por su oficio
aquellos que por razón de su cargo tienen tienen encomendada la cura de almas, están
justicia de ori por si mismos o por medio de confesión a los fieles que les tan confiados y
otro las confesiones de los fieles que les que lo pidan razonablemente: y a que se les
§2. En caso de necesidad urgente, todos determinadas que les resulten asequibles.
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los confesores tienen por caridad obligación §2. Si urge la necesidad todo confesor
de oír a los fieles en confesión; y en peligro está obligado a oír las confesiones de los
sacerdote.
de caos.
crimen de solicitación.
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absolver de reservados.
urgencia.
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completo
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penitencia
.Can. 901 El que después del bautismo a Can. 987 Para recibir el saludable remedio
le han sido perdonados directamente por las estar de tal manera dispuesto, que
Can. 902 Son materia suficiente, pero no Can. 988 §1. El fiel está obligado a
los pecados cometidos después del los pecados graves cometidos después del
directamente por la potestad de las llaves por la potestad de las llaves de la iglesia ni
examen diligente.
Can. 903 A los que no pueden confesarse Can. 990 No se prohíbe a nadie la
de otra manera, no les está prohibido que se confesión mediante interprete con tal de que
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confiesen por medio de interprete, si quieren se eviten abusos y escándalos, sin prejuicios
hacerlo así, con tal que se eviten los abusos de lo que prescribe el can. 983, §2.
Can. 905 Todo fiel debe confesar sus Can. 991 Todo fiel tiene derecho a
otro rito.
Can. 906 Todo fiel de uno u otro sexo, Can. 989 Todo fiel que ha llegado al uso
una vez que ha llegado a la edad de la de razón, está obligado a confesar todos sus
discreción, esto es, al uso de razón, tiene pecados graves al menos una vez al año.
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público o semipúblico.
destinado a mujeres.
el penitente y el confesor.
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son evidentes varios cambios, de la misma manera que muchas supresiones y adiciones,
en sí, que se refieren al penitente que si tienen cambios bastante notarios; es por esta razón
manera se tiene una visión general del sacramento en las dos legislaciones, para una mejor
Es así como el capítulo IV que se refiere al lugar para oír confesiones y que abarcaba los
cánones, 908, 909 y 910 fueron suprimidos; estos cánones aparecen formulados de manera
muy distinta en el nuevo código de 1983, el can. 964 §1. El lugar propio para oír confesiones
normas, asegurando en todo caso que existan siempre en lugar patente confesionarios
provistos de rejillas entre el penitente y el confesor que puedan utilizar libremente los fieles
§3.No se pueden oír confesiones fuera del confesionario, si no es por justa causa.
relación a las mujeres sino a todos en general, y conserva el resguardo del penitente ante el
confesor, y exige también la norma varios confesionarios, con la intención de facilitar a los
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Otra novedad en el nuevo código con respecto al anterior se encuentra en el can. 872, que
orden, goce de la facultad de ejercerla en relación con los fieles a quienes imparte la
absolución”.
Esto conlleva a una importante conclusión, pues ya no son dos potestades: la de orden y la
Otra novedad importante tal como lo señala J. Manzanares: es que se: “reafirma el sistema
acertado, el sistema que regula su concesión. Así mismo, hace desaparecer el capítulo de las
Así, pues, confiado en la ayuda de la gracia divina, apoyado en la autoridad de los santos
Apóstoles Pedro y Pablo, bien consciente de lo que realizo, acogiendo las suplicas de los
obispos de todo el mundo que han colaborado conmigo con espíritu colegial, con la suprema
autoridad de que estoy revestido, por medio de esta Constitución que tendrá siempre
vigencia en el futuro, promulgo el presente código tal como ha sido ordenado y revisado, y
ordeno que en adelante tenga fuerza de ley para toda la Iglesia latina, y encomiendo su
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todos puedan informarse más fácilmente y conocer a fondo estas disposiciones antes de su
aplicación, declaro y dispongo que tengan valor de ley a partir del primer día de adviento de
este año 1983, esto sin que obsten disposiciones, constituciones, privilegios incluso dignos
Exhorto pues, a todos los queridos hijos a que observen las normas propuestas con
espíritu sincero y buena voluntad; tengo así la esperanza de que vuelva a florecer en la
Iglesia una sabia disciplina y, en consecuencia, se promueva cada vez más la salvación de las
Con estas palabras y otras más promulgo, San Juan Pablo II, el nuevo CIC y al que nos
Penitencia.
Para una mayor comprensión del tema consideramos necesario hacer una localización de
los cánones en la estructura del CIC, lo que nos remite a la siguiente ubicación:
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Así pues, la figura del penitente está contemplada en los cánones 987 al 991 de la actual
legislación canoníca, sin embargo, a lo largo de todo el título, están consagrados aspectos
importantes acerca del penitente, pues como ya lo hemos reseñado, es este parte fundamental
que se tipifican cuestiones que consideramos necesarias para la comprensión del tema.
Es así, que el can. 959, establece jurídicamente dos de las condiciones requeridas para que
los pecados cometidos después del bautismo, mediante la absolución dada por el mismo
ministro, y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que hirieron al pecar (c.959
CIC).
Este can. Estaba contemplado en la anterior regulación en el can. 870: “por medio de la
absolución judicial dada por el ministro legítimo, se perdonan al fiel que este
los actos del penitente, (la confesión de los pecados, el arrepentimiento, el propósito de
Iglesia con respecto a la absolución que ofrece el ministro, y el manifiesto perdón de Dios y
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Otra distinción, de estos dos cánones, tiene que ver con el carácter judicial del acto de la
absolución impartida por el sacerdote, que en el actual código no se califica como judicial
dicho acto:
precisamente el deseo de evitar que ese carácter judicial se restringiera solo a la acción
absolutoria, siendo así que es todo el signo sacramental el que esta penetrado de esa
Este mismo can. exige que este acto sea realizado ante la autoridad competente, y de este
requisito se ocupa el capítulo II de este mismo Libro: Del ministro del sacramento de la
Cabe resaltar, en este can. 959, también, el carácter marcadamente individual con su
proyección eclesial: Se comprende entonces porqué la acusación de los pecados debe ser
personal. Pero al mismo tiempo esta acusación arranca en cierto modo el pecado del secreto
del corazón y, por tanto, del ámbito de la pura individualidad, poniendo de relieve también
dañada por el pecado, la que acoge de nuevo al pecador arrepentido y perdonado. (RP 31).
Los dos actos del penitente, que este canon consagra son la contrición y la confesión, el
tercero, la satisfacción, se ocupa el can. 981. “La contrición es el dolor del alma y
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Varios son los comportamientos humanos que requiere la norma, sean ejecutados por el
sujeto que desea acceder al sacramento de la penitencia, son estos comportamientos, los que
Por lo tanto, no es suficiente la simple aceptación, sino que su conducta debe plasmarse
en una actitud exterior que demuestre que tiene verdadera intención de no volver a fallar, es
disposición, la fe, todos juntos o en forma individual, mueven a la persona a sentir y a buscar
la tranquilidad y la paz del alma, a través de la gracia santificante, que ofrece el sacramento
de la reconciliación.
Concordante a este can. está el can. 987, que consagra: “para recibir el saludable remedio
del sacramento de la penitencia, el fiel ha de estar de tal manera dispuesto, que rechazando
Un aspectos jurídico importante se desprende de este can. citado, este es que no toda
persona puede recibir el mencionado sacramento, la ley estipula que debe ser el fiel, es decir
que ya debe haber cumplido un primer requisito, como es el exigido por el can. 204 §1: Son
Dios, y hechos participes a su modo por esta razón de la función sacerdotal, profética y real
de Cristo, cada uno según su propia condición, son llamados a desempeñar la misión que
De tal manera que cumplida esta exigencia, debe el fiel, estar completamente dispuesto a
recibir el sacramento, es pues, esta condición que la ley canónica le exige a quien desee
77
Facultad de Derecho Canónico
divino), no se encuentren afectadas por factores externos, que impidan hacer una verdadera
faltarle más a Dios, por el contrario reconciliarse con El y evitar a toda costa, caer
nuevamente en pecado.
catecismo de la Iglesia las define: 1452: Cuando brota del amor de Dios amado sobre todas
contrición perdona las faltas veniales; contiene también el perdón de los pecados mortales si
comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental.
impulso del Espíritu Santo. Nace de la consideración de la fealdad del pecado o del
temor de la condenación eterna y de las demás penas con que es amenazado el pecador.
Tal conmoción de la conciencia puede ser el comienzo de una evolución interior que
1453).
debilidad y las heridas del corazón a quien ha recibido de Cristo el poder de curarlas en su
78
Facultad de Derecho Canónico
tiene de comunión con Cristo y de sumisión a la Iglesia. (Félix María Arocena, Penitencia y
La confesión tiene una correlación directa con la contrición, una conlleva a la otra, la
Con lo establecido en el can. 959, cumplen a cabalidad con las condiciones necesarias
En plena concordancia con este can., respecto a la condición de confesión, esta el 988,
que en relación al anterior Código, estaba contemplado en el 901, y la más notable variación
consecuencia de que en el can. 961, contempla la absolución general, sin la previa confesión
individual.
Can. 988: §1. El fiel está obligado a confesar según su especie y numero todos los
pecados graves cometidos después del bautismo y aun no perdonados directamente por la
potestad de las llaves de la Iglesia ni acusados en confesión individual, de los cuales tenga
§2. Se recomienda a los fieles que confiesen también los pecados veniales.
Se plasma en este can. uno de los deberes del penitente, dentro del desarrollo del proceso
de la penitencia, este acto esencial, debe cumplirlo mediante una confesión individual y
detallada de todos sus pecados, tanto graves como leves, de ahí también la exigencia del can.
987 de que este bien dispuesto, pues solo en esta disposición podrá realizar un buen examen
de consciencia.
79
Facultad de Derecho Canónico
Esta manifestación tiene como finalidad un reconocimiento ante Dios y ante la Iglesia los
responsabilidad y, por ello, se abre de nuevo a Dios y a la comunión de la Iglesia con el fin
a.- Confesión: no basta que los pecados sean reconocidos y que el penitente se adolezca de
Acusar los pecados propios es exigido ante todo por la necesidad de que el pecador sea
conocido por aquel que en el sacramento ejerce el papel de juez, el cual deba valorar tanto la
gravedad de los pecados, como el arrepentimiento del penitente, y a la vez hace el papel de
médico, que debe conocer el estado del enfermo para ayudarlo y curarlo. Pero la confesión
individual tiene también el favor de signo, signo de encuentro del pecador con la mediación
eclesial en la persona del ministro, signo del propio reconocerse ante Dios y ante la Iglesia
como pecador, del comprenderse a sí mismo bajo la mirada de Dios. La acusación de los
sobrio en la grandeza de su significado. Es el gesto del hijo prodigo que vuelve al padre yes
acogido por el con el beso de la paz, gesto de lealtad y de valentía, gesto de entrega de su
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Facultad de Derecho Canónico
mismo, por encima del pecado, a la misericordia de Dios que perdona. (Juan Pablo II. RP, 31
III).
los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que tienen conciencia tras
haberse examinado seriamente, incluso si estos pecados son muy secretos y si han sido
cometidos solamente contra los dos últimos mandamientos del Decálogo, pues, a veces, estos
pecados hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los que ha sido cometidos
c. - De los que es consciente: solo puede existir obligación en lo que es posible, por lo que el
fiel está obligado a confesar solamente aquellos pecados de los que tiene conciencia en ese
momento. Es la ya mencionada integridad formal, que si bien a través del diligente examen
absolución.
d. - Aun no perdonados directamente por la potestad de las llaves de la Iglesia: los términos
precisos del can. abarcan: los pecados todavía no confesados ni perdonados, aquellos cuyo
aquellos pecados graves que, por haberse involuntariamente olvidado en confesión valida,
fueron indirectamente perdonados, pero que no han sido todavía sometidos de modo directo
a la potestas claium.
e. -Ni acusados en confesión individual: es esta la única variación relevante respecto al can.
91 del CIC del 1917, que se explica por la posibilidad de la absolución colectiva sin previa
confesión individual del can. 961. Cuando se da este supuesto excepcional, el penitente
81
Facultad de Derecho Canónico
importancia para la vida cristiana: la confesión llamada “de devoción”, de los pecados
veniales.
almas. En este sentido, la confesión bien llevada es ya, por si misma, una forma altísima de
reconciliación no puede reducirse a la sola hipótesis del pecado grave, aparte las
Con relación a la frecuencia de la confesión, el can. 989 reza: “Todo fiel que haya llegado
al uso de razón, está obligado a confesar fielmente sus pecados graves al menos una vez al
año”.
Por tanto, el penitente, de la misma manera que tiene derechos, también debe cumplir con
ciertas obligaciones que la ley le impone, en pro de su propia santidad, el can. 989,
graves, hace también una observación que se hace necesaria analizar, y nos referimos al uso
de la razón, “El menor, antes de cumplir siete años, se llama infante, y se le considera sin
uso de razón; cumplidos los siete años, se presume que tien e uso de razón”(can. 97 §2 CIC).
82
Facultad de Derecho Canónico
Es claro el canon en señalar que para confesar los pecados graves y recibir el sacramento
por lo menos una vez al año, la Iglesia urge a los fieles la necesidad de sacramento, como
medio ordinario para el perdón de los pecados, así como los demás mandamientos de la
Iglesia “todo fiel, después de la primera comunión, está obligado a comulgar por lo menos
No hay ninguna falta por grave que sea que la Iglesia no pueda perdonar, “No hay nadie,
tan perverso y tan culpable, que no deba esperar con confianza su perdón siempre que su
arrepentimiento sea sincero” (Catech R.1, 11,5). Cristo, que ha muerto por todos los
hombres, quiere que, en su Iglesia, estén siempre abiertas las puertas del perdón a cualquiera
personas que presentan algún tipo de dificultad como en el caso de quienes no tienen el
mismo idioma del confesor: “No se prohíbe a nadie la confesión mediante interprete, con tal
de que se eviten abusos y escándalos, sin perjuicio de lo que prescribe el can. 983 §2.
ninguna manera ha puesto obstáculo para que un fiel reciba este santo sacramento, al
contrario pone todas las herramientas posibles para que se pueda tener acceso a este
Otro derecho del penitente lo prescribe el can. 991: “Todo fiel tiene derecho a confesarse
con el confesor legítimamente aprobado que prefiera, aunque sea de otro rito”.
La facultad que el derecho le concede al fiel para que escoja el confesor que sea de su
agrado, es un manifestación más, de lo que analizamos en el anterior can., que nada frustre al
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Facultad de Derecho Canónico
no pueden negar los sacramentos a quienes los piden de modo oportuno, estén bien
dispuestos y no les sea prohibido por derecho a recibirlo” (can. 843, §1).
Otra cuestión relevante nos describe este can., y es con respecto a que el confesor debe
estar legítimamente aprobado para recibir el sacramento de la confesión, sea del rito
Es conocido que para que el sacramento de la penitencia sea válido se requiere que el
ministro no solo este válidamente ordenado, sino que además hace falta que tenga facultades
efectivamente la confesión es un juicio. Y para que el juicio sea válido, hace falta que el juez
tenga jurisdicción sobre la causa. De modo que en el juicio de la confesión el Juez, que es el
confesor, debe tener las debidas facultades para esa confesión, Si no las tiene, la confesión
es nula, del mismo modo que ocurre con cualquier juicio (Pedro María Reyes Vizcaíno, El
sacramento de la penitencia).
La tercera y última condición, es la satisfacción, aceptada por parte del penitente y que
consagra el can. 981: Según la gravedad y el número de los pecados, pero teniendo en cuenta
para expiar las “penas temporales” debidas por los pecados, penas que quedan después de
haberse perdonado tanto la culpa del pecado, como la pena como su castigo eterno. Para el
penitente, pues, la celebración del sacramento no termina con la acusación de sus pecados
84
Facultad de Derecho Canónico
La pasión de Cristo es en sí misma suficiente para destruir todo reato de pena no solo
pasión de Cristo, así participara también en la absolución del débito de la pena. Ahora bien,
través del agua y del espíritu, muere al pecado con Cristo y es regenerado en el a una nueva
vida. En el Bautismo, por tanto, el hombre consigue la remisión del débito de la pena. Pero
actos, que son la materia de la Penitencia, como el agua lo es del Bautismo. Y, por eso, no
queda remitido el débito de toda la pena en el instante mismo del primer acto de Penitencia,
por el que queda remitida la culpa, sino después de haber realizado todos los actos de la
que le anteceda una mala obra, una mala acción, un pecado; el fin de la penitencia es ser
reparadora; es la medicina que sana; “La satisfacción debe enderezar el pasado y dar garantía
al futuro. Sera ocasión de acrisolar la detestación del pecado por medio de aquellos actos que
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Facultad de Derecho Canónico
perdón y la remisión de los pecados graves cometidos después del Bautismo (RP, 31)
-La función del sacramento de la penitencia para quien acude a él, este es, según la
concepción tradicional más antigua, una especie de acto judicial; pero dicho acto se
-Las realidades o partes que componen el signo sacramental, y entre los actos del
y primer acto esencial por parte del penitente; el acto de la contrición, rechazo claro y
decidido del pecado cometido, junto con el propósito de no volver a cometerlo, por el amor
que se tiene a Dios; la acusación de los pecados, que tiene valor de signo del encuentro del
pecador con la medición eclesial en la persona del ministro confesor, a quien compete; a
imagen de Dios Padre que acoge y perdona, conceder la absolución; y la satisfacción que es
-El papa contrasta el aspecto individual-la soledad- del pecador en su culpa con la
dos aspectos complementarios del sacramento, que la reforma progresiva del rito de la
penitencia especialmente la del Ordo Paenitentiae promulgada por Pablo VI, ha tratado de
86
Facultad de Derecho Canónico
-Un elogio al fruto más preciso del perdón obtenido en el sacramento de la penitencia,
El papa dirige una consideración a todos los sacerdotes como ministros del sacramento.
“la vida espiritual y pastoral del Sacerdote, como la de sus hermanos lacos y religiosos
depende, para su calidad y fervor de la asidua y consciente practica personal del Sacramento
...hablar del derecho del penitente a la confesión sacramental y del correlativo deber de
-El penitente rectamente dispuesto tiene derecho a ser absuelto, si bien, el juicio sobre si
-Todo fiel tiene derecho a ser penitente, es decir, a ser oído en confesión y a recibir la
penitencia.
-El don de la salvación y del perdón son una acción graciosa de la misericordia divina, por
lo que, obviamente, el derecho del fiel no es concebible como una exigencia de la gracia
sobrenatural del sacramento, habida cuenta de que no puede exigirse en justicia algo que se
-El que Cristo haya entregado ese don salvífico a la Iglesia, convirtiéndola en
dispensadora del mismo, por medio de sus ministros fundamenta el derecho del fiel a recibir
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Facultad de Derecho Canónico
accesible el ejercicio de ese derecho, que es sobre todo necesidad del alma.
Al ser el sacramento de la penitencia el único medio instituido por Cristo para perdonar
los pecados mortales cometidos después del bautismo, el alcance del derecho aquí
contemplado se mide en primer lugar por la necesidad que el alma tenga de reconciliarse con
Dios y con la Iglesia, Pero el sacramento confiere, además, una gracia especifica que ayuda
abundantemente esa gracia, aun cuando no tuviere conciencia de pecado mortal (T, Rincón
Pérez, pp542).
“muy frecuentemente he insistido no solo sobre el deber de la absolución person al, sino
también sobre el derecho que tiene cada uno de los pecadores a ser cogido y llegar a él en su
pecados, lo cual constituye para ellos no solo un deber, sino también un derecho inviolable e
2 .4 S ín te s is
La regulación jurídica de cualquier tema, en cualquier área es tan necesaria como fundamental,
así se regula el orden y la justicia en pro de la igualdad y la armonía de todos los que hacemos
88
Facultad de Derecho Canónico
Así lo considera la Iglesia también, como cualquier persona jurídica, tubo la necesidad de
Son 25 cánones que tienen su fuente más cercana, en el anterior código de 1917, y en el
Concilio Vaticano y junto con el Catecismo de la Iglesia y el Ordo Paenitentiae, tiene el fiel un
apoyo de gran importancia y magnitud, para que de manera legal ejerza en la Iglesia su derecho al
sacramento de la Penitencia, pues a pesar de que no desconocemos, que este sacramento como
todos, son una gracia y que su fundación es de origen divino, el que se organice de manera
89
Facultad de Derecho Canónico
3.1 Criterios
El proceso penitencial, es más que la realización de un acto, como le hemos venido analizando
a través de este trabajo, con lleva cierta acciones de carácter jurídico, pastoral, ético, moral, social,
y por supuesto algunas formalidades tanto procedimentales exigidas por el derecho, como de
índole personal e individual que deben ser desarrolladas por el penitente; estas acciones por parte
del penitente, realizadas tanto de modo interno como externo, son las que el derecho en la iglesia
En cuanto se refiere a la parte interna del proceso penitencial, se tiene un “haberse a sí mismo”
como vivencia de subjetividad espiritual, que lo lleva a verse tal cual es, con la consiguiente
aceptación de sí mismo ante Dios en su miseria espiritual, unida a la intención sincera de cambio y
existencial de su ser pecador llamado a la más alta espiritualidad y unión con Dios.
Muchas son las herramientas que Dios a través de la Iglesia proporciona para que este examen
de conciencia sea un verdadero ejercicio introspectivo, que nos lleve a una verdadera conversión y
la luz de la palabra de Dios. Los textos más aptos a este respecto se encuentran en el Decálogo y
en catequesis moral de los Evangelios y de las Cartas de los apósteles: Sermón de las montañas y
90
Facultad de Derecho Canónico
Enseñanzas apostólicas (Cf.12-15; 1Co 12-13: Ga 5; Ef. 4-6) (1454 Catecismo de la Iglesia
Católica).
Dios que, es sentir dolor ante lo hecho, es dolor del alma, tal cual lo expresa el Concilio de Trento
y reseñado anteriormente, detestación del pecado cometido y esto conlleva a no querer cometerlo
nuevamente; cuando este dolor nace del amor de Dios, de haberle lastimado, ofendido, se llama
“contrición perfecta” (1452 Catecismo Iglesia Católica), esta clase de contrición, perdona las faltas
veniales y también los pecados mortales, si lleva consigo la firme resolución de acudir pronto
fealdad del pecado y demás penas con que es atemorizado el pecador, se llama “contrición
Realizados los dos pasos anteriores, viene el “propósito de la enmienda” es un acto interno de
intencionalidad, con plena voluntad de conversión, un deseo de volver al Padre, de establecer una
relación de comunidad con Dios, en la que se concretizara la plenitud del amor y, por tanto, el
a Dios, a sus mandamientos. El arrepentimiento ha sido definido por el Concilio de Trento como
91
Facultad de Derecho Canónico
un acto interno de la persona en virtud del cual se hace un acto libre de reconocimiento de la culpa
Ahora bien, en lo que se refiere a la parte externa, como actos del penitente, están la
reconocidas como tales, de las cuales se ha arrepentido previamente y tiene la intención de corregir
y reparar.
“.. .A quienes perdonareis los pecados, les serán perdonados, a quienes se los retuviereis, les
los pecados del penitente, y esto solo se logra a través de la confesión de boca y la escucha atenta
del confesor, si este no los declara, no se puede emitir un juicio acertado de perdonar o retener.
que para la remisión de los pecados en el sacramento de la penitencia no es necesario por derecho
divino confesar todos y cada uno de los pecados mortales, sea anatema” (Dz.917).
Para lograr que la confesión sea sincera, ya desde el momento mismo de su preparación a través
del examen, ha de tenerse en cuenta que la acusación de los pecados debe ser natural, sencilla,
-Natural: conviene emplear pocas palabras, las justas, a fin de decir con humildad lo que
- Completa: abarcando todos y cada uno de los pecados mortales cometidos desde la última
Además de sincera, debe tener en cuenta el penitente que además ha de ser integra, como se ha
expresado durante este trabajo, el sacramento de la penitencia tiene la estructura de un juicio, por
lo tanto el juez, que no es otro que el confesor, debe saber, tener pleno conocimiento de todos los
pecados mortales no confesados desde la última confesión, en su número, así como todas las
circunstancias que los modifican en su especie (Sada y Monroy, 1989, Curso de Teología Moral,
5.1.2).
La confesión de los pecados hecha al sacerdote constituye una parte esencial del sacramento de
la penitencia: “En la confesión, los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que
tienen consciencia tras haberse examinado seriamente, incluso si estos pecados son muy secretos y
si han sido cometidos contra los dos últimos mandamientos del Decálogo (Cf.Ex20,17;Mt 5,28).
Pues a veces, estos pecados hieren más grave el alma y son más religiosos que los que han sido
claridad, es decir, no basta acusarse de modo genérico de un pecado contra alguna virtud, por
ejemplo, contra la justicia, o contra la caridad, pues contra la justicia como es bien sabido puede
pecarse de muchas maneras, así pues, está la calumnia, el hurto, como lo estarían el escándalo, la
envidia, el odio, contra la caridad, es indispensable, entonces ser muy detallado en el tipo de
93
Facultad de Derecho Canónico
pecado en el que el penitente considera que ha incurrido y de esta forma confesarlo ante el
sacerdote.
En este mismo lineamiento el penitente debe señalar el tipo de conducta cometido, mas no está
en la obligación de describirla, a menos que para la comisión del pecado haya añadido una
consideración moral, es decir, si para robar empleó violencia, esto añade una gravedad que el
En cuanto a la confesión numérica de los pecados que nos exige el catecismo de la Iglesia, así
como la especificación de los mismos, constituye un medio practico insustituible, para que la
consciencia del penitente mejore progresivamente, evitar los escrúpulos al momento de confesar
sus pecados, y referir sin vergüenza lo que le atormenta, ya el confesor tiene la plena capacidad
moral, espiritual y jurídica de determinar lo que es pecado y lo que no es y en esta medida conoce
lo que debe hacer en relación a las orientaciones, consejos que requiera el penitente.
Las exigencias o todo derecho lleva consigo una excepción, en este caso particular, la
que el penitente esta privado de los sentidos, como la mudez, se encuentre en peligro de muerte o
confesor que hable la misma lengua (can. 990 CIC), la misma disculpa puede tener el penitente
que se encuentre gravemente enfermo y no pueda confesarse íntegramente sin daño para su salud.
El que confiesa sus pecados actúa ya con Dios, Dios acusa tus pecados, si tú también te acusas,
te unes a Dios. El hombre y el pecador, son por así decirlo, dos realidades: cuando oyes hablar del
hombre, es Dios quien lo ha hecho; cuando oyes hablar del pecador, es el hombre mismo quien lo
ha hecho. Destruye lo que tú has hecho para que Dios salve lo que Él ha hecho.. .Cuando
94
Facultad de Derecho Canónico
comienzas a detestar lo que has hecho, entonces tus obras buenas comienzan por que reconoces tus
obras malas. El comienzo de las obras buenas es la confesión de las obras malas. Haces la verdad y
Nos compete ahora, referimos a otra acción externa en el proceso del penitente durante el
sacramento de la confesión: cumplir la penitencia, con humildad y amor, es una acción indicada
por el sacerdote, en proporción a las faltas cometidas y llevada a cabo por el penitente como
“Muchos pecados causan daño al prójimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo, (por
ejemplo, restituir las cosas robadas, restablecer la reputación del que ha sido calumniado,
compensar las heridas). La simple justicia exige esto, Pero además el pecado hiere y debilita al
pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo. La absolución quita el
pecado, pero no remedia todos los desórdenes que el pecado causó (Cf CC. De Trento: DS 1712).
Liberado del pecado, el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe
haber algo más para reparar sus pecados: debe “Satisfacer de manera apropiado o “expiar “sus
pecados. Esta satisfacción se llama también “penitencia” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1459).
propiamente dichas de reparación del mal cometido, del daño a otros y de la ofensa a Dios.
La penitencia que el confesor impone debe tener en cuenta la situación personal del penitente y
todos los pecados cometidos. Puede consistir en una oración, en ofrendas, en obras de
95
Facultad de Derecho Canónico
paciente de la cruz que debemos llevar. Tales penitencias ayudan a configuramos con Cristo que,
Dentro de una adecuada práctica penitencial está el llamado Coloquio Penitencial que consiste
confesión breve (lista de pecados y absolución por parte del sacerdote). Se empieza con la lectura
de una página bíblica, seguida de un triple momento denominado confessio laudis, confessio vitae
y confessio fidei.
La confessio laudis (confesión de alabanza) se reconoce, desde la última confesión, cuáles son
las cosas por las que se debe agradecer a Dios, cuáles aquellas con las que se ha sentido más
agradecimiento y alabanza.
La confessio vitae se trata de responder, desde la última confesión, qué es lo que delante de
Dios no se quisiera que hubiera sucedido, qué es lo que más pesa; se trata de ver las situaciones
que se han hemos vivido, que se quisiera no hubieran pasado y que por eso se ponen delante de
como se es ahora. Es la expresión de confianza en El, de entrega en sus manos. Es tratar de vivir
la experiencia de salvación como experiencia de confianza, de alegría, del momento en que Dios
96
Facultad de Derecho Canónico
Otra práctica externa del proceso penitencial radica en el hecho de que “Todo fiel llegado a la
edad del uso de razón debe confesar, al menos una vez al año, los pecados graves de los que tiene
buscarse por lo que representa, la gracia sobrenatural de Dios, el amor misericordioso y tierno que
ofrece el Padre para restaurar y liberar, conseguir tal como lo indica el Catecismo “Los efectos
-La remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado.;
reconciliación de manera frecuente, pero lo más importante, buscar por todos los medios de no
caer en pecado, de no trasgredir la ley de Dios y mantenerse en perfecta comunión con El.
3.2 Muestreo
distinta edad, sexo y nivel socio-cultural, con el fin de determinar aspectos concernientes a las
97
Facultad de Derecho Canónico
reconciliación.
No se pretende indagar conocimientos técnicos, pero si hacer un sondeo de si los sabe o no; y
las preguntas están enfocadas a que sean cualesquiera que sean las respuestas, se pueda deducir
Este tipo de trabajo investigativo, tiene el riesgo de que las personas no estén dispuestas a
colaborar por el sentido tan personal y delicado del tema en cuestión, por tal razón, el número de
Otra situación que se ha tenido en cuenta es el espacio en el que se ejecuta la práctica, a pesar
interesante que si se realizara en un escenario distinto, como un taller, actividad parroquial, u otra
actividad similar, por cuanto la espontaneidad y la sinceridad solo se consigue, cuando es incierta
la intención.
98
Facultad de Derecho Canónico
NOMBRE_______________________________EDAD______________
PARROQUIA______________________________GRADO
ESCOLARIDAD_________________
7. Cuando se confiesa
a. Siente alegría
b. siente en paz
c. No nota ningún cambio
d. OTRA RESPUESTA_________________________
a. SI____________ NO_____________
b. OTRA RESPUESTA______________________________
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calle 48 cerca a la cárcel la Picota en Bogotá, de estrato 2; en la Parroquia San Juan María Vianey,
ubicada en el barrio Verbenal al norte de la ciudad de Bogotá, estrato 3; la Parroquia San Isidoro
de Sevilla, Ubicada en la calle 165 con novena al Norte de Bogotá, estrato 4 y la Parroquia Santa
Beatriz de Silva, Ubicada en el sector de Unicentro calle 122 con 15 al Norte de Bogotá, estrato 5.
Para la encuesta en cada sector se hizo con doce personas, de distinto sexo y en edades que
Según la gráfica realizada de acuerdo a las respuestas obtenidas se puede concluir lo siguiente:
- el mayor número de personas acuden al sacramento de la confesión, unas con menos frecuencia
que otras, pero en todos los estratos se puede observar que lo han hecho más de una vez al año en
su mayoría.
104
Facultad de Derecho Canónico
oración para su preparación, siendo el estrato 2 el que más lo hace, y obvia completamente la
lectura de la sagrada Escritura, y es notable la total abstinencia para hacerlo con el Catecismo de la
Es bastante alentador saber que la mayoría de los encuestados conocen los pasos para hacer una
buena confesión, sin embargo al preguntarles por los derechos y deberes del penitente la mayoría
También puede establecerse con certeza, que acuden al sacramento de la confesión motivados
Es de relevante importancia anotar que la mayoría de los encuestados que manifiestan dificultad
para confesarse, todos concuerdan en que la razón de esta dificultad obedece a la ausencia de
En cuanto a la pregunta del conocimiento que tienen sobre lo regulado por el Derecho
Canónico en relación con el sacramento, solo cinco personas de 48 encuestadas conocen el tema,
lo que nos da una explicación de porqué tan pocas personas han oído de los derechos y deberes del
penitente.
La experiencia del trabajo de campo fue bastante enriquecedora, dispendiosa pero gratificante,
y sin duda muchos temas, preguntas y respuestas no se pueden abarcar completamente, pues la
intención no es hacer un estudio exhaustivo, sino un pequeño muestreo de lo que el fiel conoce de
105
Facultad de Derecho Canónico
su condición como penitente, conocer las razones por las que se obtienen tales respuestas bien
106
Facultad de Derecho Canónico
Conclusiones
de cada contexto histórico, abarcado desde los orígenes en la sagrada escritura y a lo largo de toda
el desarrollo de la presente investigación que todos los cambios que se suscitaron a propósito del
parte del penitente; se hizo referencia a las distintas etapas por la que atravesó el sacramento, y en
cada una de ellas se referencio lo más relevante que afecto la persona del penitente.
Dentro de estas referencias, fueron notorias los avances que se lograron en cuanto a la práctica
del sacramento, es así como cambio la primera concepción de que solo el bautismo era el único
medio para perdonar los pecados, esto le dio la oportunidad al penitente de que pudiera tener
acceso al sacramento cuando lo considerada necesario dado que como ser humano está siempre
expuesto al pecado.
Las cargas penitenciales que le fueron impuestas al penitente, si bien mortificaron de gran
manera su integridad física, psíquica y espiritual, lograron que toda la estructura eclesial se
107
Facultad de Derecho Canónico
moviera de forma absoluta, que las persona influyentes de la época, tomaran parte en los cambios
y la renovación del sacramento y que se consolidara una Iglesia, firme, viva y eficaz.
Desde una óptica jurídica, se plantaron, los actos del penitente; analizados desde la regulación
actual del derecho canónico: La contrición, la confesión y la satisfacción; los dos primeros como
actos individuales, ejecutados por el penitente y el tercero con intervención de la Iglesia a través
De estos tres elementos, se desprenden aspectos generales, que también fueron objeto de
análisis en esta investigación, y que se estudiaron, partiendo del can. correspondiente, y paralelo a
ello en base también a la antigua regulación que sobre el mismo tema y materia se consagro a este
respecto.
Finalmente y como conclusión final de toda la investigación se hizo la practica con el penitente
en un trabajo de campo que arrojo información valiosa, referente al tema que durante toda el
desarrollo de la investigación fuera abordada; como primer punto concluido pudimos confirmar
que el católico acude al sacramento de la confesión, motivado por distintos móviles, en alguna
Se pudo concluir como segundo punto que es a través de la oración que el penitente se prepara
para este sacramento y considera que no hay suficientes sacerdotes disponibles para atender a los
fieles que quieren confesarse. Y como tercer punto se comprobó que el penitente desconoce sus
derechos y deberes, que no conoce la regulación canónica en este sentido y por lo tanto del
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Por lo expuesto anteriormente, podemos concluir diciendo, que lo consagrado por la Iglesia en
su legislación canónica, y en los documentos que la apoyan, tienen para el penitente todas las
garantías jurídicas necesarias para que sus actos, gocen de total legitimidad, y que la intención
del legislador, en su función de plasmar en ley, el mandato divino del perdón y la reconciliación,
constituye en penitente por el hecho de cumplir los requisitos exigidos por el derecho, su
deberes, de lo que se concluye que aun cuando acude al sacramento no lo hace en torno al mandato
legal sino a su propia esencia como ser espiritual y necesidad de reconciliación con Dios.
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Bibliografía
Arocena, F., M. (2014). Penitencia y Unción de los enfermos. España: S.A. EUNSA.
EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA
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