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No solo dulces

Algunos comen sólo dulces y postres y eso no está nada bien. Hay que comer de todo.

Comiendo sólo dulces, se te estropearán los dientes y, además, abusar del azúcar no es bueno ni para tu
estómago ni para tu salud en general. ¡Por si fuera poco, puedes engordar!

Debemos seguir una alimentación variada, porque, de lo contrario nuestro crecimiento puede verse perjudicado.
Nuestro cuerpo necesita diferentes sustancias nutrientes y estas se hallan repartidas entre las diferentes clases
de alimentos.

Cada tipo de alimento nos aporta algo que nuestro cuerpo necesita. Por eso debemos comer de todo.

No comer algún tipo de alimentos puede producirnos problemas de salud, puesto que nuestro cuerpo puede
estar falto de defensas o vitaminas.

Una mala alimentación puede producirnos enfermedades, problemas de obesidad o de falta de peso y un mal
desarrollo.

En definitiva, no hay ninguna duda: ¡no podemos permitirnos renunciar a ningún tipo de alimento!

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Hagamos ahora el análisis de forma más esquemática:


1.- Tesis: No podemos permitirnos renunciar a ningún tipo de alimento. Debemos seguir una dieta variada.

2.- Argumentos: A) Comer solo dulces no está nada bien.


B) Comiendo solo dulces, se te estropearán los dientes.
C) Abusar del azúcar no es bueno ni para tu estómago ni para tu salud en general.
D) Puedes engordar.
E) De lo contrario nuestro crecimiento puede verse perjudicado.
F) No comer algún tipo de alimentos puede producirnos problemas de salud, puesto que nuestro cuerpo puede
estar falto defensas o de vitaminas.
G) Una mala alimentación puede producirnos enfermedades, problemas de obesidad o de falta de peso y un
mal desarrollo.

3.- Contraargumentos: en este caso, no hay.

4.- Tipos de argumento: A y C) Inspirados en principios morales (comer dulces exclusivamente es malo; el
exceso de azúcar se entiende también como algo perjudicial o malo).
B, D, E, F y G) Basados en datos o ejemplos.

En cuanto al lenguaje propio de las argumentaciones, no olvidéis que nuestro punto de vista se manifiesta
por medio de:

1.- Adjetivos de valoración positiva o negativa: entretenido, buena, friki, mala...


2.- Expresiones valorativas: eso no es bueno.
3.- Conectores: pero, puesto que, por eso...
4.- Presencia del yo emisor: verbos, determinantes y pronombres en primera persona, como hablamos,
veamos, nuestro, debemos, producirnos...
¿NOS PONEMOS TONTOS CUANDO ESTAMOS ENAMORADOS?

¿Qué hace que estemos como embobados cuando estamos frente al amor? Los especialistas sostienen que
entramos en un estado de alteración de la conciencia parecido a un trance.
Verónica Kenigstein

Las películas nos engañan haciéndonos pensar que lo que sentimos al principio de las relaciones amorosas - esa
pasión difícil de contener y las ganas ineludibles de estar con el ser amado todo el tiempo-, es lo más
importante de una relación y además, debe durar toda la vida. El cine nos embauca, justo cuando todo empieza
y comienza una de las etapas de la pareja, que indefectiblemente concluye con una crisis: o se termina, al caer
la máscara de la ilusión de lo que creíamos que era, o se transforma, convirtiendo el vínculo y esa pasión en
otra calidad del amor. Norma (37) se enamoró de su profesor de teatro. Era aparentemente todo lo que ella
buscaba
en un hombre. Él hablaba y a ella se le caían las medias. La admiración era extraordinaria. La pasión de sus
encuentros sexuales, increíble. A los 4 meses de noviazgo decidieron casarse. Pero las cosas no salieron como
esperaban. Y el velo de la ilusión se fue descorriendo con una rapidez inusitada. Durante los primeros meses de
cualquier relación de pareja basada en el enamoramiento se producen en el cuerpo reacciones químicas,
hormonales, cuyo objetivo evolutivo primario es la consolidación del vínculo con fundamentos reproductivos.
Las hormonas bullen, se excitan para que esta sensación de urgencia obligue al encuentro apasionado, a la
sexualidad, al erotismo. Esta es su función primaria. Pero luego la rutina, el acostumbramiento, las expectativas
frustradas hacen su tarea. En realidad, dice Gonzalo Eizmendi, psicólogo y director de la Red Charcas, “nos
enamoramos de nuestra propia imagen de lo que queremos como pareja. Cuando estamos enamorados,
apasionados, no vemos realmente a la persona a quien tenemos enfrente, sino a quien nos gustaría ver, como
complemento perfecto a nuestras propias necesidades. En verdad nos enamoramos del amor, de la idea de
estar enamorados, las hormonas son las que mandan y nos gobiernan. Una vez que pasa el efecto narcotizante
de la química del amor, de la pasión sexual, podemos ver a la persona real, con sus características verdaderas;
empiezan a caer las cáscaras y quizás esa realidad no coincida con la fantasía previa que teníamos de aquél o
aquella en quien depositamos nuestra pasión”. No es que nos pongamos intencional y maliciosamente una
máscara; de manera natural cuando empezamos una relación, mostramos nuestras mejores características.
Luego vamos despojándonos de las capas que nos van descubriendo tal como en realidad somos. El Dr. Adrián
Kertész, médico psiquiatra, terapeuta de parejas, miembro del staff clínico y docente del Instituto Privado de
Psicología Médica y creador de la Psicoterapia Epigenética dice: “las personas más familiarizados con el
contacto consigo mismas, más habituadas al amor, el enamoramiento no las descentra, las acerca más al
centro, a la autenticidad personal, porque no es una fachada. Cuando estamos enamorados mostramos lo
mejor de nosotros mismos y al estar centrados, esto es algo auténtico; si no, puede ser una coraza. Quienes no
están acostumbrados al amor se alejan mucho de su propio centro”. Kertész explica que el estado de
enamoramiento es similar al estado de la conciencia cuando se está en algún tipo de trance. A partir de un
efecto hormonal, se activa el sistema límbico, la parte del cerebro que controla las emociones y la percepción
cambia. Durante el enamoramiento, excepto el objeto del amor, todo lo demás desaparece. Cuando estamos
enamorados transitamos, en términos de Abraham Maslow, una experiencia cumbre, un estado de éxtasis. A
través del contacto con otra persona, uno se conecta con un estado interno como de misticismo:
atemporalidad, euforia, relajación, sensaciones extraordinarias, únicas, irremplazables. Se activan aspectos
relacionados con la parte más noble del centro emocional y reconocemos al objeto del enamoramiento como
“eso que uno quiere para su vida”. Es como la promesa de mantener este sentimiento de felicidad profunda
como motor de la vida. Cuando estamos enamorados pasa lo mismo que cuando tomamos vino: no se pierde la
lucidez, se deja de lado; es un estado no acostumbrado, como estar bajo el efecto de una droga. Hay una gran
liberación de endorfinas y eso produce que el enamoramiento sea el ansiolítico más poderoso: quita la
ansiedad, la experiencia displacentera del tiempo. Al estar con la persona amada, el tiempo desaparece, hay
una sensación de atemporalidad. Pero como cualquier droga, también puede producir efectos negativos: el
síndrome de abstinencia. Se produce nostalgia de estas sensaciones, el cuerpo lo pide. Incluso hay personas
con adicción al enamoramiento. Hay diferencias entre estar enamorado –que se siente en el pecho–, tener
deseo sexual con respecto a una persona específica –que se siente como mariposas en el estómago– y tener
ganas o necesidad de tener sexo –que es una sensación directa en los genitales–. En los dos primeros casos, la
sensación es individual, se produce con respecto a una sola persona. En el último caso, es una necesidad
biológica indiscriminada de eliminar el exceso de energía sexual. Puede haber enamoramiento y no atracción
sexual. Lo que se produce durante el primero es una expansión en el pecho. Cuando sentimos mariposas en el
estómago, esto indica que tenemos ganas de tener sexo con la otra persona, pero esto no es necesariamente
estar enamorado: se puede estar enamorado de un hijo, de un ideal, de una obra de arte, de un maestro
espiritual. Pero cuando amor y deseo suceden simultáneamente es maravilloso. “El problema - dice Kertész- es
que no estamos educados para reconocerlos. Se dice que cuando dos personas tienen biotipos compatibles,
tienen buen sexo, pero puede haber una pareja enamorada, que no tiene compatibilidad sexual (sino
emocional) y entonces tienen mala cama. La conexión sexual es muy fuerte. Tenía una paciente que cada vez
que recibía una llamada de su enamorado experimentaba síntomas tan fuertes que pensaba que tenía ataques
de pánico; en realidad, era un intenso deseo sexual”. En las parejas que ya han pasado esta etapa, la clave está
en acompañar la maduración propia y mutua, para evitar la rutina y el “achatamiento” y el paso del efecto
narcotizante: “lo que antes me gustaba de él o ella, ahora lo detesto”. Amamos los aspectos más nobles del
otro, encontramos significado en las cosas aparentemente banales. Si no son legítimas, luego de pasado el
efecto, quedan banales y el vínculo pierde su sentido. Por eso hay que estar muy atentos, para descubrir
cuánto hay de real y cuánto de imaginado en la belleza percibida del objeto de nuestro amor. Para no ponernos
tontos.

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