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No obstante, más adelante, señaló que el motivo principal de rechazo del Partido
Conservador era la fecha del 13 de marzo. En las elecciones de mitaca, esta
colectividad solía hacer un buen papel. Pastrana creía que la idea del gobierno
perturbaba un escenario electoral que le era tradicionalmente propicio. Por eso,
mientras se endurecía en su posición de cambiar de fecha, abría la puerta del
diálogo en relación con el referendo.
Es claro que hubo una sana continuidad entre Barco y Gaviria quien, como
ministro suyo en dos carteras diferentes (Gobierno y Hacienda), ya venía
involucrado en el espíritu y el cuerpo del proceso reformista.
Temas relacionados
Virgilio Barco
Constitución de 1991
Revista semana
El senador Alberto Santotimio ha vuelto estos días al centro de la polémica, a raíz de los
debates sobre la Reforma Constitucional. SEMANA lo entrevisto sobre este asunto
SEMANA: Los periódicos la semana pasada afirmaron que usted se oponía a que se
crearan inhabilidades para las personas vinculadas con el narcotráfico. ¿Es correcta la
afirmación?
ALBERTO SANTOFIMIO: Por proposición aprobada unánimemente en el seno de la
comisión primera del Senado, se rechazó esa versión, totalmente ajena a la verdad de
mis afirmaciones. He dicho que todo ciudadano que haya sido condenado por la comisión
de cualquier delito de los que están tipificados en nuestro estatuto penal, debe quedar
inhabilitado no sólo para ser elegido congresista, o miembro de otra corporación pública,
sino que he pedido que esa inhabilidad se extienda para poder ser elegido alcalde de
cualquier municipio de Colombia y para ocupar cualquier posición en la administración
pública. Obviamente que esa inhabilidad debe contemplar el delito de narcotráfico como el
terrorismo, el asesinato las defraudaciones en el sector financiero, porque no puede haber
delitos de buena o mala familia. A lo que me opongo es a utilizar el rumor, la conseja, el
decir o la falsa aseveración, para sustituir la seriedad de una investigación y de una
sentencia judicial.
S.: Usted se ha especializado en poner los "peros". ¿En dónde queda entonces la
disciplina de partido, que se supone está comprometido con la aprobación de la reforma?
A.S.: En una intervención inicial de más de dos horas y en otras posteriores, he precisado
mis objeciones centrales a la reforma. Los congresos ideológicos y las convenciones del
liberalismo, y el presidente Virgilio Barco en su condición de candidato, ofrecieron al país
una alternativa de cambio democrático que consistía en pasar del Estado individualista a
un Estado de perfiles sociales. De una sociedad cerrada a una sociedad abierta. Como
está la reforma, nada de esto va a ocurrir en el fondo.
5.: ¿Esta usted sugiriendo que el presidente Barco esta traicionando sus promesas
electorales?
A.S.: No las traicionó. No se las dejaron cumplir los ex presidentes de su partido, la
prensa de su partido y algunos congresistas de su partido, que se atravesaron en el
camino de la reforma audaz y de la convocatoria plebiscitaria, y lo obligaron al acuerdo
bipartidista y a la transacción y el compromiso.
5.: En síntesis, ¿cuáles son las objeciones de fondo que le hace a la reforma?
A.S.: Desde luego que un texto de más de 100 artículos obliga a una apretada síntesis de
mis reparos a la propuesta bipartidista. En primer lugar, en lo que hace a la organización
del Congreso, he sido y soy partidario de reducir el número de miembros del Parlamento,
de eliminar el régimen bicameral que no tiene en nosotros ningun tipo de justificación.
Propuse cambiar de origen y de periodo a una de las dos cámaras, eliminar los auxilios
parlamentarios y los viajes. Propuse establecer un verdadero control político y un voto de
censura sobre los funcionarios del ejecutivo. En cuanto a la organización de la justicia,
soy partidario de eliminar la cooptación y la paridad en los altos tribunales de justicia. La
paridad es vergonzosa en una organización institucional moderna, porque es exigir para
llegar a la Corte y al Consejo de Estado, no idoneidad intelectual o moral, sino carné de
liberal o conservador. Esto no sólo es una abominable politización de la justicia, sino la
exclusión de los talentos independientes no comprometidos con los partidos tradicionales.
En cuanto a la cooptación, es un procedimiento de estirpe monárquica para elegirse entre
los mismos y garantizar sus propias sucesiones a través de los amigos.
La elección popular de gobernadores, la vicepresidencia, el avance hacia la democracia
participativa y directa con el plebiscito, el referéndum y la iniciativa popular, son todos
compromisos del liberalismo que no están tampoco en el proyecto. Se deja, pero de
exclusiva iniciativa del ejecutivo, la posibilidad de presentar una ley de referéndum. Lo
lógico seria que esta iniciativa la tuviera también el Congreso con una votación calificada.
Soy partidario del Tribunal o Corte de Cuentas; porque considero que esta institución
despolitizaría el control fiscal y lo. haría más técnico y eficiente. Soy partidario de que la
Procuraduría esté en manos de un partido distinto al que gobierna, siempre y cuando ese
partido esté en la oposición. No se le puede escriturar la Procuraduría al partido que le
sigue en votos al del presidente, porque entonces la fiscalización que se busca podría no
operar con limpieza, porque ese partido tendría el derecho constitucional a la
Procuraduria y la alternativa política de estar también en el gobierno. Soy partidario desde
hace muchos años, de la abolición del famoso parágrafo del artículo 120, y de la reforma
a fondo del 121. Para el 121 tengo una fórmula distinta de la del acuerdo, con más
injerencia del Congreso en los estados de excepción.
TURBAY
VIRGILIO BARCO
Entre las nuevas figuras que surgieron durante la administración Barco sobresalió su
sucesor, César Gaviria Trujillo, quien completó su obra en dos temas concretos: la apertura
económica y la Asamblea Nacional Constituyente.
Del grupo de nuevas figuras surgidas en este período se cuentan Rafael Pardo Rueda, quien
se desempeñó como consejero en el proceso de paz y director del Plan de Rehabilitación y
quien luego sería, en la administración Gaviria, el primer ministro de Defensa Civil;
Ricardo Santamaría, quien fue asesor de la Consejería de Paz; María Mercedes Cuéllar de
Martínez, el rostro de la apertura en el gobierno Barco y Manuel José Cepeda, asesor
constitucional y, posteriormente, con Gaviria, consejero en la Asamblea Constituyente.
Otras figuras que se consolidaron en este período fueron Juan Martín Caicedo, quien fue
ministro de Trabajo de Barco y luego, alcalde de Bogotá; Enrique Peñalosa Londoño,
secretario económico durante su gobierno y hoy precandidato a la alcaldía de la capital;
Gabriel Silva, quien actuó como consejero internacional; José Noé Ríos, entonces
viceministro de Gobierno, y Eduardo Diaz, ministro de salud; Horacio Serpa, primer
Procurador General de la Nación y Alfonso Gómez Méndez, nombrado jefe del Ministerio
Público.
El alcalde que le cambió la cara a Bogotá En noviembre 1966, el ingeniero Virgilio Barco
Vargas fue designado como alcalde mayor de Bogotá por el presidente Carlos Lleras
Restrepo.
Durante los dos años que estuvo al frente de la administración capitalina, adelantó algunas
de las obras que orientarían su futuro desarrollo para los siguientes 20 años.
La llegada del Papa Pablo VI a Colombia durante su período como alcalde obligó a la
administración de la capital a construir numerosas obras.
Lleras lo escogió por la necesidad de contar con un rápido ejecutor de obras, como lo era
Barco. El más indicado porque como ministro de Obras Públicas en 1954 había construido
en 18 meses 300 kilómetros del ferrocarril del Atlántico.
Durante los meses previos a la llegada del Papa, los potreros del occidente de la capital,
correspondientes a la hacienda El Salitre, fueron adecuados como grandes parques de
recreación y nuevos barrios populares.
Para facilitar el acceso se construyó la Avenida 68 y la Calle 100, vías que enmarcaron la
ciudad y permitieron recorrerla de norte a sur sin necesidad de atravesar el centro.
Con el eje de las nuevas vías surgieron nuevos polos de desarrollo de la ciudad.
Acuerdos de paz con el M-19 El gobierno del presidente Barco pasará a la historia como el
que logró el hasta ahora proceso de paz más exitoso con un grupo guerrillero: el
Movimiento M-19 de Abril, surgido en 1970.
Este proceso se remonta a abril de 1988, cuando esta organización secuestró a Alvaro
Gómez. El septiembre de ese año, Barco lanzó su iniciativa para la paz , que fue acogida
por el comandante de esta organización, Carlos Pizarro.
Bajo el lema de pulso firme y mano tendida , Barco logró que el M-19 firmara el 10 de
enero de 1989 la primera declaración conjunta, que posteriormente se convirtió en un
acuerdo de tregua. Rafael Pardo Rueda adelantó la negoción con Carlos Pizarro en las
montañas del Cauca.
Sin embargo, nunca quiso figurar como su impulsor y permitió que el protagonismo se lo
llevaran otros, como los jóvenes de la primera papeleta.
Soy su coequipero , les dijo Barco en alguna ocasión, según recordaron algunos de ellos,
como Pedro Viveros y Oscar Ortiz.
El camino hacia la apertura económica Los primeros pasos de la apertura económica fueron
dados durante el Gobierno de Virgilio Barco.
A finales de 1989, y a pesar de la crisis en que se debatía el país por culpa de la guerra
contra el narcoterrorismo y las amenazas de Los Extraditables , Barco inició su política de
internacionalización de la economía, que sería desarrollada a plenitud por su sucesor, César
Gaviria Trujillo.
Dos años atrás, el Fondo Monetario Internacional, entre otras instituciones, había
recomendado un cambio en el modelo económico porque comenzaban a surgir señales se
estancamiento en el crecimiento.
Durante dos años, la actual codirectora del Banco de la República, María Mercedes Cuéllar,
fue la encargada de diseñar el nuevo modelo, primero como directora de Planeación y
luego, como ministra de Desarrollo.
A finales de 1989, Barco firmó el decreto de liberación de los primeros dos mil productos,
medida en su momento criticada por los productores nacionales que no estaban preparados
para asimilar la competencia.