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Mi mujer hilos de quimeras azules

a Erika V.

Te alzas al infinito, tácita, en filamentos ígneos, terrosos, lumínicos, acuáticos y airosos.


Filamentos elementales que trepan en la gran escalera planetaria. Los escalones imaginarios
que tu pie, sideral, toca ante mis ojos se materializan en tiempo trascurrido, en banda, en
electricidad, en mecanismo polveados que me acerca al… tus ojo, tu rostro porque en tu faz
iluminada existe el reposo. Me extravió en tus ojos de ángulos que no existen, en geometría
dodecaedrica que desaparece, en formas orbiculares porque órbita mí, ese mí de mi existencia,
tu pupila es curvilínea, porque en lo curvo nace la vida, y en tu pupila desaparezco, me ahogo
en un mar de fragmentación del todo, nada existe en fuera de tu extensa abertura de la diosa
Iris, de tu ovoide mirar, es blanco ahí fuera, blanco de no existencia, lechoso de enfermad
pero ahí dentro, en tu agujerito azabachado, en su, tu, vuestro reflejo existe lo conocido y lo
por conocer. Tu pupila es negra y en ese preámbulo del color existe el germen, el inicio y el
final de las cosas. Destruyes la realidad al pestañar y la recreas al mirarme, al mirarnos, al
fundirnos en el espacio que se haya entre nuestras presencias. En ese kilométrico, milimétrico,
en la constante nosotros como producto de las variables Tú y Yo. Nos fundimos en miradas y
en espacios deseados. Nos fundimos en un beso, en una caricia, en la palabra y en la acción.
Todo se resume a la fusión de dos cuerpos, positivo y negativo. La vida en un dos Y & X. Nos
enredados en un beso y en la gravedad del mismo nos disolvemos como agentes cromáticos
en el agua, como dos colores que danzan en la superficie con fondo y densidad, como la
serpiente en una vara de Asclepio. Danzamos y nos fundimos ¿Acaso la danza no es una
forma de unión, pre-consumación? Danzamos en el beso, danzamos en un rozar eterno de
nuestras palabras. El curioso beso que inicia y termina los hechos. El beso que nos enreda en
el infinito espacio para dos. La enredadera de vida es un no saber si mis pensamientos son los
de ella o sus pensamientos son los míos, es un solo pensamiento que fluye entre redes
permeadas de ensueños azules, los azules que se cohabitan y se oponen, mar, cielo amantes
tendidos que se aman en el horizonte, que se enredad en el confín, limite que a la vez somos
nosotros. Enredarse es estar al mismo tiempo en tu habitáculo y el mío, probando cada espesor
de tu saliva y la mía. Un repetido no saber sé si ella [de formas de segunda persona (Tú)] se
desvanecerá o él lo hará [en formas de primera persona (Yo)] y acabará fundiéndose en tu
cuerpo y viceversa. ¡Querer enredarse eternamente inmediatamente después del analizar con
un efímero recorrido del mirar desde el éter de tu profundo y crepitante andar hasta la
gravedad del péndulo quimérico que curva la luz de las estrellas, tu incipiente naturaleza, es
lo que los normales dirían el amar. Armar y Amar un juego de palabras que se entremezclan
porque la una no vive sin la otra. Tú amas porque armas y desarmas el desorden de tu amor,
tu armas y das forma al amor. El amor de muchas formas, nuestra forma:

Tu
polvorienta
y
nebular
presencia
siembra
el
espacio
de
estrellas
neonatas,
las
sujeta
en
el
manto
sin
color
de
la
noche.
Las
inserta
en
mi
pecho
constelado
de
tus
cabellos,
tus
estrellas
que
se
van
desbocando
en
un
hilar
de
sabores
y
existencias,
diferentes
existencias.

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