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Para empezar considero importante resaltar que Edward H Carr no era historiador
profesional y que fue cuestionado y polemizado por sus ideas marxistas; los argumentos y
posturas en los textos que escribió (La revolución rusa: de Lennin a Stalin en 1979,
International Relations Between The Two World War en 1947, La Crisis de los Veinte Años
en 1939, entre otros), lo calificaron y posesionaron dentro del grupo de historiadores
importantes del siglo XX. Hacia 1961 Carr recopila una serie de conferencias publicadas
como libro, bajo el título: ¿Qué es historia?, en el cual se evidencia la profundidad y
trascendentalidad que acompaña sus presupuestos ideológicos. Aunque, en un principio y
desde una mirada inmediata, se espera que la pregunta sea respondida casi que al instante;
la verdad, es que dicha pregunta encierra un sin número de cuestionamientos derivados de
la misma.
1
M. Bloch. La historia, los hombres y el tiempo. Editorial P. 42
Al reflexionar sobre la analogía anterior, considero que para escribir realmente un informe
verídico de lo sucedido, no bastaría solamente con tener en cuenta la mirada de los
tenientes o del feje del ejército; sería preciso revisar también la versión de los enemigos.
Sólo así, existiría una versión – a mi modo de ver, más fidedigna a los hechos. Ningún
especialista en guerras napoleónicas ha oído el cañón del Austerlitz o ha vistos a Ramsés,
por lo tanto, no podemos hablar de las épocas que nos han precedido sino recurriendo a
los testimonios.
E. H Carr expone en su texto que aquel que escribe la historia es necesariamente selectivo,
puesto que tiene la tarea de seleccionar y ordenar los hechos adecuados, (Carr, 1957 P. 15)
pero ¿Quién o bajo que parámetros se decide qué hechos son los adecuados y que hechos
no lo son? En el ejemplo que sitúa el autor dentro del primer capítulo del libro sobre
Stresemann – político alemán, concluye: “los documentos no nos dicen qué ocurrió, sino
tan solo lo que Stresemann creyó que había ocurrido, o lo que deseaba que los demás
pensaran, o acaso lo que él mismo quería creer que había ocurrido”2. De este modo,
comienza a argumentar que no hay verdad histórica objetiva y hace que me cuestione sobre
qué acciones y hechos históricos importantes se desconocen, por la mirada subjetiva del
historiador y el narrador.
En segundo lugar, considero pertinente abordar otro tema importante dentro del texto de
Carr: la relación pasado y presente. “La función del historiador no es ni amar el pasado, ni
emanciparse de él, sino dominarlo y comprenderlo, como clave para la comprensión del
presente.”3 Con esta cita se evidencia que el autor busca evidenciar que el historiador, debe
mirar las fuerzas más amplias de la historia, y que para comprender dichas fuerzas, este
necesita de teorías desarrolladas en el presente. Dicho de otro modo, el estudio de la
historia supone comprender el presente y moldear el futuro; el pasado solo interesa en la
medida que contribuye a esta tarea. Para Carr, los historiadores pertenecen a su propio
tiempo, lo cual implica que sean conscientes de sus propias tendencias y preconcepciones,
de modo que puedan elevarse sobre ellas.
Para concluir, todas estos planteamientos sobre hechos, historiadores, selección de sucesos
y hechos; me llevan a pensar que quizás en la historia de la música ha sucedido lo mismo,
¿Las notas de una partitura, son realmente las que el compositor puso en la obra?, ¿Es de
vital importancia la documentación y la recolección de manuscritos y todo tipo de material
artístico para que desde el presente, se pueda contribuir a la construcción del futuro?, ¿De
qué manera puede la tecnología del presente ayudar en que la recolección y clasificación
de los hechos sean cada vez más verídicos?, ¿Es posible que de este modo, se pueda llegar
a crear una “única” versión de la historia?
2
H. E Carr, ¿Qué es historia? Editorial Ariel. 1961
3
H. E Carr, ¿Qué es historia? Editorial Ariel. 1961
Bibliografía