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Libro: Vol.

V : Niñez y juventud (Construcción cultural de


actores emergentes)
cap 1: Niñez y juventud en el siglo XIX: huachos y caballeritos
la historia no contempla la niñez como sujeto histórico por contener como
protagonistas a adultos el poder del pensamiento adultocentrico es lo que ha
estado definiendo a lo largo de la historia la importancia de la infancia, sin
dejarlos ser sujeto de su misma historia.
Hay que estudiar la historia desde la perspectiva de los niños y algunas
características de tal mirada histórica, es:
1. Hay muchas infancias y juventudes, no una.
2. La masa juvenil no es homogénea sino que diversa
3. La categoría dada para infancia y juventud esta normada por la
heterogeneidad socioeconómica y la desigualdad cultural (división entre
caballeritos y cabros de la calle)
4. El genero también diferencia la experiencia histórica de las juventudes e
infancias: “Como si el “poder” tuviera dos brazos distintos para domesticar dos “naturalezas”
(11)
5. La juventud chilena es capaz y lo ha hecho, de irrumpir en la historia, por si mismos, lo
cual se explica que el devenir histórico endemico por el que chile ha pasado, ha
traspasado por las sensibilidades de la juventud
6. La juventud se asocia, se une, busca sus grupos como forma de construir las
identidades que el sistema no les entrega o lo hace, pero a medias, generando con
aquella motivación un tejido social y cultural nuevo

C) La odisea identitaria de los jóvenes plebeyos


Para los jóvenes plebeyos, a diferencia de los jóvenes oligarcas, el protagonismo
histórico comenzaba desde muy temprana edad por la falta de un sistema
protector y por la necesidad de escapar del avasallador sistema oligarca.
Contexto: siglo XIX, el 80% de los infantes era huacho, creciendo en un
ambiente social depresivo y sin protección económica, por lo que obligados a
ganarse la vida, adoptaron practicas adultas: trabajar usando su fuerza física para
alimentarse.
 El protagonismo histórico de los niños huachos y peones gañanes
consistió en la búsqueda perpetua de una vida e identidad basada en la
supervivencia y construcción de lazos imaginarios familiares, era una
búsqueda de estabilidad incansable, es decir, un viaje doble: un viaje a la
rutina y el otro viaje, hacia lo desconocido.
 La historicidad de la infancia plebeya, mas que un destino, era una cuestión
de vida o muerte, pues al ser vida, era compulsión a la sobrevivencia, por
tanto no había reglas en su misión de sobrevivir y si sabían que existían, no
tenían por definición fáctica que obedecerlas.
 La tensión y guerra no declarada entre las clases plebeyas y oligarcas que
había en chile durante el siglo XIX, era una cuestión intermedia: entre una
lucha de clases (no lo era en sí, porque los gañanes no eran proletariados) y
una guerra racial (esta clase no pertenecía a una etnia, eran mestizos). Tal
guerra intermedia se delimita por los autores como una cuestión de guerra
sucia, el enemigo interno (gente sin Dios ni Ley, cuyos derechos,
humanos y divinos, pueden ser violados con impunidad), por tanto tal
guerra desde el plano oligarca, era abordado con reglas anómalas de la
guerra sucia: tratar a la plebe sin la protección de Dios ni la ley.
 Los niños plebe, para la realización de su vida, refiriéndome a la resolución
de lo divino y lo humano, debian resolverlos ellos mismos, por ser
abandonados por la ley y por la religión al ser el antagonismo de la guerra
sucia que llevaban a cabo los oligarcas, por lo cual sus relaciones con el
sistema social debian ser tácticas y transitorias: de sometimiento, rebelión y
transgresión, pues en sus manos estaba buscar su destino, su lugar en el
mundo, a como de lugar. Esta situación de protagonismo histórico de la
juventudes e infancia plebeya, se pudo entrever solo hasta fines del siglo
XIX, pues en los albores del 1900 ya se entreveía el mounstro del
capitalismo, en donde todo estaba cercado, con propiedad, regularizado,
por tanto solo quedaba en la táctica de guerra sucia, continuar con el
siguiente movimiento de la revolución proletaria.
 A inicios del 1800, primeras dos décadas, la población juvenil (infante y
joven) alcanzó a ser la mitad de la población en chile, pero hacia mitad de
tal siglo, la población infantil desendió por la gran mortalidad que había,
liderando en aquel entonces la muerte infantil, pero de todos modos la
población plebe infantil y juvenil, durante todo el siglo XIX lidero en
numero a la cantidad de población y fue cuando la juventud desaparecio
cuando la exclusión y miseria de la infancia plebe se noto aun más.
 Desde mediados del siglo XIX hasta las primeras dos décadas del XX, la
población infantil del bajo pueblo era el doble que de la oligarquía,
aumentando por lo tanto la cantidad de niños huachos en las casas de
acogidas como en la calle. (el autor recalca que eran las madres de aquellos
infantes los que los abandonaban generalmente al hallarse solas y pobres)
 Era común también ver la venta y regalo de niños y niñas por aquellas
madres de niños huachos. También se afirma desde la casa de expositos,
ver restos de niños en los ríos, pues al nacer en una familia pobre, sus
padres los asesinaban, sirviendo sus cuerpos cómo alimento para cerdos.
*el proceso de despatriación (botar, vender, regalar y deshacerse de la prole) que
vivian alguna gran parte de los niños huachos al no estar el padre y tener una
madre con mucha pobreza, se sumó al fenómeno de los traficantes de niños (en
la frontera con el pueblo mapuche, la acción de la iglesia católica y acción
´policial represiva de los jueces locales que potenciaban y abalaban la
confiscación legal de los niños huachos), lo cual implicó para el protagonismo
histórico de tal población infantil huacha, vivir a la fuerza una vida de
servidumbre en hogares o establecimiento distintos a los que habían nacido o
estaban acostumbrados.
*otros niños huachos vivian en los ranchos con sus madres mientras ellas
trabajaban por techo y comida.
“Los niños huachos, por tanto, se bifurcaron en dos ramajes: uno que crecía por dentro
de las casas señoriales (“chinitos y chinitas” de Arauco y niños confiscados en “casas de
honor”) y otro que, por fuera de ellas, crecía en los rancheríos suburbanos. Los niños del
primer ramal, se suponía, estaban “civilizándose” (en privado). Los del segundo, en cambio,
se acumulaban en las calles y plazas como un problema de higiene y moralidad públicas;” (54) entender
y considerar esto desde la idea del aumento de los niños huachos desde la segunda
mitad del siglo XIX en adelante.
POLITICAS PUBLICAS PARA LA SITUACION DEL NIÑO HUACHO
Por aquella lógica de guerra sucia y un aumento considerable de la infancia
huacha en chile, los niños huachos fueron objetos de especificas ordenandas de
represión (se les prohibia jugar (castigo con cárcel de dos o un día y fianza), si se
les veía solos el juez los entregaba a familias para trabajos, se prohibían juntas de
niños huachos por bautizos o defunciones, las sanciones eran monetarias
 CASAS DE ACOGIDA:
Las casas de expositos y huérfanos solo contenían una pequeña cantidad de niños
huachos, mientras que los que eran mayores eran amparados por congregaciones
de monjas para ocuparse como sirvientes en casa de respeto.
En 1830, el estado chileno funda escuelas filantrópicas (para educar con principios
pedagógicos básicos -leer, escribir y contar- al infante), destinados esencialmente
para introducirles principios morales. Aquellas escuelas eran gratis y los
profesores eran los mismo niños huachos que habían sido educados
gratuitamente, es decir, era un sistema educacional que mantenía a los niños
pobres, pero educados parcialmente.
Las características físicas de tal escuela, eran netamente casas peonajes, pequeños
ranchos, dirigidos por una peona en donde el frio y todas las incomodidades
ambientales acompañaban a los alumnos.
La docencia: es por tales condiciones que la docencia era mal pagada, era similar
y aun mas bajo según sectores que el saldo del campesino rural.
Abusos: los abusos a los infantes de aquellas escuelas no cesaban por parte de
los visitadores de la escuela filantrópica y/o de otras autoridades que según el
sueldo, abusaban de su condición para/con los niños, prestandose para
situaciones de prostitución, delincuencia, venta de mercado negro, etc.
A lo que apuntaban los personajes políticos con aquella escuela filantrópica era
amordazar la compulsión del bajo pueblo a las acciones y comportamientos
inmorales, sin base cristiana, por lo que la educación católica era lo moralmente
descrito por aquellos políticos, es decir, “ la necesidad oligárquica de apuntalar su
raquitismo capitalista con una putativa moral servil para el bajo pueblo” (57)

LA CUESTION DE LA MASACRE PEONAL


Con el acontecer de la primera y raquítica proletarización del sistema económico
implantado por los pelucones, las masacres acontecidas a lo largo del siglo XIX y
XX, (ausencia de la figura paterna en las familias plebeyas), la situación de los
niños y niñas huachas en chile empeoró.
Con la cuestión social acarreada con la industrialización de las capitales en chile,
la aparición de conventillos llegó como factor detonante para la pauperización de
la situación infantil plebeya, pues si antes los niños vagabundeaban en las quintas,
ahora estaban confinados a los patios pequeños y antisalubres de los conventillos.
Con aquella situación aumentó la delincuencia infantil en pequeños de 10 años en
adelante se comenzaron a formar pandillas tanto para la venta como para la
delincuencia infantil, núcleos de niños que habían sido de una u otra forma
expulsados de hogares por malos comportamientos. “lo que para las autoridades
era crimen, para los niños era trabajo.”

LA LOGICA DEL CAPITALISMO CHILENO.


Después del primer intento fallido de la industrialización en chile, faltando capital
para importar maquinaria, los empresarios decidieron sacar a los niños de sus
ocupaciones peónales hacia un trabajo industrial (y también a las mujeres) con
menos gasto para el empleador por ser desprotegidos por la ley. Esto si bien
implicó un estancamiento del enriquecimiento de la indsutrializacion por falta de
maquinas, no afectó el enriquecimiento de la oligarquía.
*todo aquello resultó en que el infante, (en especial el hijo mayor) era designado
no para estudiar, sino para preveer de mantención a la familia. No se debe dejar
de entender que el salario por ser mujeres y niños era menor al del hombre,
haciendo el mismo trabajo y a veces con mas horas.
Hacia las primeras dos décadas del siglo XX, la mano de obra infantil y femenina
en las industrias manufactureras era la que -por mano de obra- daba mas
plusvalía a los mantenedores y dueños.
Hacia fines del siglo XIX y durante las primeras tres décadas del siglo XX, la
presencia de la infancia en las industrias era cada vez mayor y el estancamiento de
los sueldos, produjo un aumento desmesurado en la confección de obreros
infantiles, lo cual no hace extraño la participación de la infancia en las huelgas.-->
“el masificado rol laboral de la infancia respondia a la responsabilidad solidaria
que ellos fueron asumiendo a medida que la crisis apretaba el presupuesto de la
familia proletaria” (64).

EL FENOMENO DEL ADULTAMIENTO ACELERADO DE LA


INFANCIA PROLETARIZADA:
El autor alude que el aumento de las responsabilidades solidarias de los niños
pobres los convertía rápidamente en pseudo adultos, pues propio de adultos era
el trabajo que ellos realizaban
“La historia de los niños pobres de comienzos del siglo XX no fue una verdadera historia de
niños. Hasta 1930, los niños pobres de Chile todavía no podían ser, propiamente, “niños”.
Y en esto consistió, precisamente, la especificidad de su historia. Y su diferencia radical
con la historia propia de “los caballeritos”.” (65)

 “ser joven y gañan”

Los jóvenes que eran jóvenes gañanes o mocetones contenían en sus hombros la
carga de una deuda social tanto publica como en las entrañas de la familia (eran
niños que por ausencia del padre y por tener edad para trabajar, debían ser
peones para sustentar económicamente a la familia).
O a veces, tal carga no era soportada por los jóvenes, desentendiéndose
totalmente de los lazos sentimentales que los unian a las familias, robándoles,
asesinándolos, escapando de un futuro de explotación y vida acortada por crecer
acelerada y obligatoriamente. Preferían ser vagabundos que peones, des
territorializados, a palabras del autor “Si la vida familiar era un recuerdo que se
desvanecía en el pasado, el presente era una geografía abierta, llena de ríos, valles, cerros,
portezuelos, amén de una extensa red de casas, ranchos, amigos, parientes y desconocidos de su
misma condición social” (67).

Para estas distintas experiencias, la ocupación de peón-gañan era de corte escasa,


temporal, apatronada, mal pagada y de sometimiento, por lo que mejor que
optaban los jóvenes gañanes era el robo y venta del botín obtenido. Desde esto,
las características del peón-gañan eran crudas:
1- Al ser jóvenes sin familia, distaban y desobedecían de las normas
patriciadas de la oligarquía chilena: desobediencia a la ética y moral chilena.
2- Eran sospechosos, por no pertenecer a ningún lado, tener una libertad sin
restricciones. Eran victimas de la arbitraria detención de las policías y los
juicios por prejuicios de los jueces (trabajos forzados, golpizas y hasta la
muerte) -solo a veces-. SER ROTO Y ALZADO era jugar con la muerte.
Actitud que se conformó en un habito político por mas de un siglo por
parte de la política chilena

“La política “oficial” frente a la juventud peonal fue asumirla, en lo económico,


como mano de obra forzada u ocasional; en lo social, como extraños y sospechosos, y en lo
político y militar, como enemigo interno. Por tanto, no hubo para ellos más “política” que la
acción expoliadora, represiva, policial y bélica. Como si el patriciado se hubiera enredado
con esa juventud en una “segunda guerra de Arauco”. (68)

La juventud peonal del XIX heredó el “anti-derecho” que se promulgó contra


huachos y mestizos en el período colonial. En la Constitución Política de 1833,
por ejemplo, se negó la condición de ciudadano al conjunto de la masa peonal
por tanto, su definición seguía cayendo en la categoría de enemigo interno.

El autor se pregunta por el accionar colectivo e individual de los sujetos sociales


(como la juventud peonal-gañan) considerador por el sistema chileno como
enemigos internos, y el autor define tal situación cómo situación de vagabundaje
perpetuo, resistencia al sistema por asociación de sus pares, construyendo una
sociedad marginal de bajo fondo.
Pero esto, por que? Es una respuesta al abuso, los robos de los gañanes son una
respuesta a la manera de tratar de la sociedad a los jóvenes: esclavos, peones y
enemigos públicos, victimas de una guerra sucia.

CAPITULO II: cabros chicos y jóvenes rebeldes en el siglo XX


a) Introducción general
b) De granujas, pelusas y cabros chicos (1900-1964)

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