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De esta manera, los estilos de vida de los jóvenes se van estructurando con los aportes de los
diferentes contextos sociales en los que desarrolla su vida cotidiana como son la familia, la
escuela, los amigos, los medios de comunicación, la iglesia, entre otros. Como resultado, estos
factores influyen en las decisiones que los jóvenes toman sobre sus vidas. (Calatrava, 2010;
Corcuera, Irala, Osorio y Rivera, 2010; De Irala et al., 2008).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1986), los estilos de vida se definen como una
forma general de vida que tiene como fundamento la influencia mutua de factores personales,
sociales y culturales.
Estudios similares anteriores han permitido entender que estos factores tienen un impacto en
la formación del estilo de vida de los jóvenes. Por ejemplo en España, Perú y Salvador se
estudiaron estos factores en aspectos del estilo de vida como inicio de actividad sexual,
consumo de sustancias tóxicas, uso del tiempo libre y relaciones interpersonales (Calatrava,
2010; De Irala et al., 2008; Corcuera, De Irala, Osorio y Rivera, 2010).
Roth (1990) presenta una definición similar, incluye además los factores riesgo, la historia
interpersonal del individuo y la manera como los diferentes factores que se interrelacionan en
los contextos configuran el estilo de vida.
Por otra parte, Arrivillaga, Salazar y Correa (2003) definen los estilos de vida en relación con
la salud y exponen que “los estilos de vida saludables incluyen conductas de salud, patrones de
conducta, creencias, conocimientos, hábitos y acciones de las personas para mantener,
restablecer o mejorar su salud” (p.186).
Una conceptualización similar de los estilos de vida expone el Fondo de Población de las
Naciones Unidas (2002), al mencionar que hacen referencia a la manera de vivir, rutinas
cotidianas y hábitos, ideas de comportamiento individual, patrones de conducta y aspectos que
se asocian y dependen de los sistemas psicosociales y socioculturales. Incluyen características
de alimentación, horas de sueño, consumo de sustancias tóxicas, actividad física y vida sexual.
Estos estilos pueden ser saludables o nocivos para la salud y se asocian con los hábitos y la
forma de vida de la persona y su colectividad.
A. EL DEPORTE.
La actividad física y la práctica deportiva son elementos básicos de los estilos de vida
saludables. Recientemente esta impresión ha sido reforzada por nuevas evidencias
científicas que vinculan dichas actividades con un amplio conjunto de beneficios de
salud físicos y mentales.Resulta pues, evidente, ante estas consideraciones, que tanto
los sistemas de salud como otras instituciones (educativas, sociales, etc.), deben
alentar estrategias eficaces que promuevan la adopción de estilos de vida físicamente
activos.
Beneficios:
Reduce el riesgo de muerte prematura por enfermedad o ACV.
Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer
Contribuye a prevenir y reducir hipertensión y osteoporosis
Brinda bienestar psicológico
Ayuda a controlar el peso y desarrollar articulaciones, huesos y músculos
sanos.
B. ALIMENTACIÓN:
Beneficios:
o Brinda la energía necesaria para realizar las actividades diarias.
o Al mantener una dieta equilibrada disminuye la prevalencia enfermedades,
brindándole al organismo nutrientes que ayuden a fortalecer las defensas del
cuerpo.
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Rodríguez y Agulló (1999) exponen que el ocio dentro del tiempo libre se establece
como aquel tiempo que cumple tres condiciones. La primera, se compone de
actividades y prácticas que son libremente elegidas y las cuales se relacionan con las
preferencias y gustos de cada persona; la segunda implica un tiempo que se caracteriza
por la libre elección y ejecución de actividades que satisfacen las necesidades
personales; la tercera y última conlleva un tiempo en el que el objetivo es el descanso,
la diversión, la creación o el desarrollo de la persona.
Morduchowicz, (2008) plantea por su parte, que las redes sociales se constituyen en
uno de los espacios que permiten conectarse con sus amigos, compañeros de escuela e
incluso hacer nuevos amigos en comunidades que suelen agruparse según sus afinidades
en los que juegan, realizan intercambios de información y establecen relaciones de
amistad “Los jóvenes, cuyas identidades se trazan en la intersección del texto escrito,
la imagen electrónica y la cultura popular, viven una experiencia cultural distinta, que
incluye nuevas maneras de percibir, de sentir de escuchar y de ver” (p. 25).
Para Morduchowicz (2008) los dispositivos tecnológicos son parte de la cotidianidad de
los jóvenes, para ellos resultan simples y entretenidos. Naval et al. (2012) en este
mismo sentido, indican que los dispositivos móviles, los videojuegos y la internet,
constituyen nuevas formas de juego, relación y de sustancias tóxicas para el desarrollo
de actividades de esparcimiento y comunicación atractivos para todas las personas y
en particular para los jóvenes.
Otros autores exploraron la relación entre ocio y uso de tiempo libre con aspectos de
la actividad sexual de los jóvenes. Calatrava (2010) y Corcuera et al. (2010) ilustran
que los jóvenes que con frecuencia asisten a discotecas y/o centros comerciales
semanalmente, refieren más frecuente- mente haber tenido relaciones sexuales.
Igualmente, Godeau et al. (2008) relacionó también la actividad nocturna en mujeres
jóvenes con la actividad sexual precoz.
La relevancia del estudio del consumo de sustancias tóxicas se explica en los efectos
que estas conllevan para el funcionamiento humano como resultado de los cambios
químicos en el cerebro y a su vez en las alteraciones en el estilo de vida de las personas
y el impacto que genera el consumo en quienes los rodean (Salazar & Arrivillaga,
2004).Los estudios respecto del consumo de sustancias tóxicas evidencian que las
personas lo conciben como mecanismo para reducir los trastornos emocionales, la
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tensión, el estrés y afrontar los cambios o presiones del entorno. Como resultado, la
falta de habilidades emocionales que permiten a la persona resolver conflictos
interpersonales de manera positiva, el autoconocimiento, la expresión y regulación de
sentimientos, el control de impulsos, el manejo del estrés y la ansiedad, se configuran
como factores de riesgo frente al consumo de sustancias tóxicas (Varela, Salazar,
Cáceres & Tovar, 2007).Estudios similares realizados en Perú y el Salvador relacionan
el consumo de sustancias tóxicas con otras variables, evidenciando una fuerte
influencia de los medios de comunicación, en especial de la televisión, para desarrollar
estilos de vida no saludables. Por ejemplo, el 61,4% de los jóvenes refirió que los medios
de comunicación les transmiten mensajes que los alientan a asistir a fiestas nocturnas
y consumir bebidas alcohólicas (Corcuera et al., 2010; De Irala et al., 2008).Finalmente,
Corcuera et al. (2010) concluyeron que es muy importante la implementación de
medidas restrictivas del consumo de sustancias tóxicas, con el fin de generar factores
de protección en los jóvenes respecto de las influencias externas que les animan a
introducirse en dicho consumo. El objetivo principal de estas medidas es la protección
contra la dependencia y la pérdida de autocontrol, que se relacionan con el incremento
del riesgo de decisiones equivocadas que pueden ser vitales para los jóvenes.
Investigaciones similares en otros países han indagado acerca del inicio de la actividad
sexual en los jóvenes, encontrando un inicio precoz de la misma. Particularmente en
el estudio de Perú (Corcuera et al., 2010), los resultados ilustran que la frecuencia de
los jóvenes que ya han iniciado su actividad sexual va incrementándose de 6,1% entre
los jóvenes de 13 años a un 41,2% entre los de 18 años.
Estos resultados ilustran lo que expone Carmona (2011) al afirmar que los significados
que reportan las mujeres acerca de la sexualidad están especialmente relacionados con
el amor y la afectividad, es decir que para la mayoría de las mujeres existe un vínculo
fuerte entre el amor, la afectividad y la sexualidad. Por el contrario, los hombres
asocian el significado de la sexualidad con una relación física entre dos sexos y no se
evidencia una relación directa con el amor o la afectividad.
Los jóvenes que inician a edades tempranas su actividad sexual reportan con mayor
frecuencia tener una enfermedad de transmisión sexual y al mismo tiempo otras
conductas sexuales de riesgo para la salud sexual como la multiplicidad de parejas
sexuales, menor uso del preservativo y parejas sexuales de alto riesgo, como son los
consumidores de sustancias tóxicas y personas con VIH positivo.
Campo-Arias et al. (2004) establecen que postergar el inicio de relaciones sexuales
conlleva importantes implicaciones en la salud pública, ya que se reducen los
embarazos no deseados, las muertes por abortos intencionados, el consumo de
sustancias tóxicas y las enfermedades de transmisión sexual, incluido el SIDA.
A pesar de existir evidencia consistente acerca de los factores de riesgo descritos, solo
una minoría de los jóvenes es consciente de que estas conductas aumentan el riesgo de
adquirir una enfermedad de transmisión sexual, por lo que este desconocimiento
generalizado de las conductas sexuales de riesgo de enfermedades de transmisión
sexual y específicamente de los riesgos del inicio precoz de la actividad sexual, puede
configurarse como un obstáculo para que los jóvenes puedan evitar las enfermedades
de transmisión sexual de manera eficaz (Calatrava, 2010).
Ahora bien, la Organización Mundial de la Salud (OMS/WHO) define la salud sexual como
“la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del
ser sexual por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la
personalidad, la comunicación y el amor¨ (WHO,1975). Por tanto, la sexualidad se
establece como un aspecto importante del bienestar integral de la persona, que
incluye las diferentes dimensiones del ser humano y que no puede reducirse de forma
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SEXUAIDAD RESPONSABLE.
Según el programa e- beniestar (2012) alude que para hablar de sexualidad responsable
es imprescindible referirse en primer término, a una Educación Sexual adecuada y
efectiva.
BENEFICIOS:
Todas las decisiones sexuales tienen consecuencias.
Iniciar las relaciones sexuales a mayor edad.
Reducción de parejas sexuales.
Menor número de embarazos no deseables.
Menor prevalencia de infecciones de transmisión sexual incluyendo el
VIH/SIDA.
Desarrollar sus propios valores sobre la sexualidad para volverse adultos.
Aclaran el tipo de pareja que buscan.
Las mujeres mejoran la comunicación sobre el cuerpo y las decisiones
sexuales.
Los hombres toman consciencia sobre el cuidado de su cuerpo y la
responsabilidad en la vida sexual.
Mejoran la autoestima y el respeto al propio cuerpo.
CONSECUENCIAS:
Embarazo no planificado: Aproximadamente el 90% de los embarazos en
menores de 20 años no están planificados.
Aborto.
Enfermedades de transmisión sexual.
Violencia sexual.
Impacto emocional: Cada vez que una persona tiene relaciones sexuales, deja
una marca imborrable en su interior y experimenta un impacto emocional que
puede ser positivo o negativo.
Baja autoestima
F. RELACIONES INTERPERSONALES.
Uno de los motivos más importantes de la atracción interpersonal que forma las
relaciones de amistad es la similitud. La relación entre similitud y amistad en
adolescentes ha sido fundamentada por diferentes autores (Kandel, 1978; Ku- persmidt,
DeRosier & Patterson, 1995; Tolson & Urberg, 1993).
Para Grube y Morgan (1990), la adolescencia representa una etapa donde los pares
juegan un rol significativo en la vida de los jóvenes en el ámbito social. Los estudios de
relaciones entre pares encuentran niveles de homogeneidad altos en factores como
sexo, edad y etnicidad. En el caso de adolescentes, Kandel (1978) observó similitud de
pares en rendimiento académico y en actividades de tiem- po libre dentro y fuera del
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