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INTRODUCCIÓN

La educación representa hoy y desde siempre un factor fundamental para el desarrollo


humano. El presente trabajo resalta la importancia que tiene actualmente la educación
para enfrentar un mundo cada vez más globalizado y competitivo, y los esfuerzos que
los sistemas educativos hacen para implementar modelos e infraestructuras orientadas
a dotar a los estudiantes de las capacidades para desarrollar aprendizajes
significativos.

Haciendo énfasis que nuestro currículo esta basado en valores, el maestro como ente
debe demostrar al estudiante, que la educación recibida es la que los ha formado como
profesionales de la enseñanza éticos, capaces y con el único fin de formar buenos
hombres para el futuro de nuestro país.
CÓDIGO DE ÉTICA DE EDUCACIÓN MENCIÓN CIENCIAS SOCIALES

Visto de otra manera, es la tensión entre lo social, que se intenta evaluar a través de
indicadores cuantificables, y la socialidad, ese estar con él o los otros sin un objetivo
funcional, con una cierta indolencia respecto de los fines y no adoptando una forma
medible sencilla, sino a través de la apreciación subjetiva de la propia forma y calidad
de vida.

La ética de la investigación incluye el respeto por la cultura y el reconocimiento de


las formas básicas de la organización social. Esto, asociado ya no tanto ahora con la
estructura social, con la metodología llamada dura, sino con la mirada blanda,
asociada con la socialidad. Y, en este caso, el respeto ético debe centrarse mucho más
en la formulación de un problema de investigación con sentido cultural, que debiera
ser resuelto con la participación de los actores, mucho más conscientes y vigilantes.

El impresionante aumento de la esperanza de vida, veinte años en los últimos


cincuenta años, asociado con la actual baja fecundidad, ha traído consigo un creciente
envejecimiento en la estructura demográfica. Así como antes hacíamos mención a los
cambios culturales sobre el género, aquí también existen transformaciones relativas a
la consideración cultural de la edad biológica.

El sexo es al concepto de género como la edad al concepto de cronocultura. Ahora


bien, vale la pena reflexionar acerca de cómo los cambios en este concepto también
afectan y pueden ser afectados por la investigación social. ¿Cómo la investigación
blanda y dura deben aliarse para mejor enfrentar estos cambios que están produciendo,
a su vez, transformaciones en las formas de relacionarse y en los roles familiares, la
diversidad del consumo y la educación permanente, entre otros?

La ética trata de las costumbres y modos de ser, con las obligaciones respectivas, del
ser humano. Se entiende que éste pone en funcionamiento su ética en el contexto de
su cultura y en la relación con otras personas. La investigación en ciencias sociales
pretende comprender la forma en que los hombres y los grupos humanos se relacionan
y, sobre esa base, dar ideas y propuestas concretas para mejorar la calidad relacional
y material en la vida de las personas.

La ética surge de la cultura y, luego, la moldea. La cultura nos dice sobre el


inconsciente colectivo de un pueblo. La ética es la expresión consciente de aquella
manifestación cultural. La investigación debe dar cuenta, desde los puntos de vista
técnico y ético, de las formas apropiadas y validadas de aprehender la realidad. He
aquí la evidencia más estrecha de la trilogía: cultura/ética/investigación.

Se está pasando de la cultura paternalista hacia la cultura de la autonomía, o de la


participación, que incluye, asimismo, la responsabilización de los sujetos.

La ética del docente

Como a cualquier otro, al profesional de la docencia le corresponde poseer ciertos


principios éticos que adornen su quehacer de modo tal que haga de su acción docente
una virtud, es decir, la mejora del propio carácter y el de sus alumnos a través del
hábito bueno.

Regularmente exigimos que toda actuación profesional esté amparada en unos valores
y deberes que surgen de dos fuentes básicas: lo que exige la sociedad y lo que se exige
el propio individuo en su poder de decisión. Desde la sociedad emanan los valores
morales y desde el individuo, en su capacidad reflexiva racional, los principios éticos.
Ética y moral se diferencian, pero no se excluyen; sino que se complementan en un
diálogo fructífero para el cuerpo social y para el individuo.

Desde un punto de vista laico, la profesión docente no es una vocación de servicio,


sino un bien que ofrece un profesional acreditado para ello y por el cual devenga un
salario que es, en principio, su medio de sustento. El docente es un profesional como
cualquier otro y como tal está llamado a hacer bien el servicio que ofrece a la sociedad.
Por esta razón, en el profesional docente deben conjugarse las normas dadas
socialmente a toda profesión y los principios éticos que brotan de la reflexión de la
acción docente.

En este afán de diálogo entre las normas sociales y los principios personales hay
cuatro postulados para la ética del docente que comparto: primero, “que la acción
educativa esté bien hecha y que constituya un bien para los alumnos”; segundo, “que
la acción educativa respete y estimule la diversidad en los aprendizajes”; tercero, “que
la acción educativa ofrezca las posibilidades de aprendizaje y de mejora a los alumnos
según sus capacidades”; cuarto, “que la acción educativa no represente obstáculo
alguno para el desarrollo de las capacidades de los alumnos”.

Estos cuatro postulados emanan de una armonía entre los principios de toda profesión
y el fin de la acción educativa que es la mejora de las capacidades y aprendizajes de
los alumnos. Pero estos postulados no tienen sentido si no hay un trasfondo que sirve
de tamiz entre las normas morales y los deberes éticos: la autorreflexión como cuidado
de sí.

El cuidado de sí es conocimiento de sí mismo; no del yo, que no existe. Sólo llegamos


a nosotros mismos por mediación del lenguaje y los otros; por tanto, el docente debe
narrarse en su acción educativa para cobrarle sentido al quehacer propio. Narrarse a
sí mismo significa ver su identidad como constituida por el lenguaje y por la acción
propia. Significa también inscribir su acción educativa en la totalidad de una vida, de
donde cobra sentido y da sentido.

La vida no es una serie de episodios experimentados de modo inconexos, sino la


significación que le damos a esta serie de acontecimientos en el marco de una totalidad
significante. Sócrates decía que una vida no reflexionada es una vida no vivida. En
este tenor, vivir y contar no parecen tan lejanos como solemos pensarlo. Contar la
propia vida no sólo trae ventajas insospechadas en el descubrimiento de quiénes
somos, sino que nos permite mejorar el curso diario de nuestras acciones. De este
modo, vivir, contar y reflexionar constituyen una unidad elemental antropológica y
psicológica. En la medida en que reflexionamos sobre nosotros mismos y damos una
unidad significativa a los sucesos cotidianos que nos ocurren, a las acciones cotidianas
que realizamos, es que podemos hablar de una vida vivida.

Si la ética docente es la reflexión sistemática y racional sobre la acción educativa, el


modo de comprenderse del docente es narrando su propia actividad pedagógica.
Narrar aquí no se reduce solo a contar una historia, sino a comprender en una totalidad
significante el curso temporal de una serie de acontecimientos constituidos por la
acción pedagógica. En la medida en que comprendo la acción educativa y su
intencionalidad en el marco de una totalidad más vasta, más abarcadora, es decir, en
el desarrollo plural de una vida, me comprendo mejor a mí mismo. En este sentido,
un docente ético será aquel que se reconoce y comprende a sí mismo haciendo un bien
a otros bien hecho.
CONCLUSIÓN

Finalmente, solo expreso lo siguiente la labor de los docentes no se debe entender


como un hecho aislado. Mejorar su calidad docente a través de sus relaciones con los
alumnos tiene un efecto positivo en el total de la población. El profesorado, que realiza
prácticas docentes buenas, también es un ciudadano ético, puesto que contribuye a
generar capital social en la comunidad civil a la que pertenece.

Invertir en construir relaciones, en desarrollar un entendimiento ético del mundo, y en


mejorar las percepciones morales de los alumnos supone un salto cualitativo para el
docente, que no solo afectará a sus alumnos a corto plazo, sino que tendrá
consecuencias de raíz para nuestra sociedad en años venideros.
BIBLIOGRAFÍA

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-
569X2004000100008

https://acento.com.do/2016/opinion/8375363-la-etica-del-docente/

https://www.monografias.com/trabajos94/etica-docente/etica-docente.shtml
https://www.monografias.com/trabajos69/docente-enseanza-formacion-
etica/docente-enseanza-formacion-etica.shtml
http://www.ub.edu/obipd/etica-del-docente/
http://www.ministeriodeeducacion.gob.do/transparencia/media/base-legal-de-la-
institucion/decretos/decreto-sobre-reglamento-del-estatuto-del-docente-no-639-03-
go-no-10225-del-26-de-junio-de-2003pdf.pdf

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