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ISSN: 1405-7778
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Escuela Nacional de Antropología e Historia
México
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ADAM SMITH,
THE POLITICAL LANDSCAPE. CONSTELLATIONS
OF AUTHORITY IN EARLY COMPLEX POLITIES,
CALIFORNIA, UNIVERSITY OF CALIFORNIA PRESS,
2003
Stephen Castillo Bernal
Escuela Nacional de Antropología e Historia
GENERALIDADES DE LA OBRA
El trabajo de Smith sobre el paisaje político, más que constituirse como un nuevo
recetario conceptual sobre los estadios evolutivos de las sociedades concretas, se
convierte en una crítica al absolutismo espacial y al reduccionismo explicatorio
de cómo se conforman y mantienen las entidades políticas complejas. De hecho,
uno de los puntos medulares del análisis del referido autor es la cuestión de que
las construcciones teóricas-hipotéticas derivadas de los pensamientos evolucio-
nistas clásicos y neoevolucionistas, apuestan a la linealidad evolutiva, acusando
un determinismo monocausal, y buscan abarcar a todas las manifestaciones de
lo social en estadios generales de evolución.
Sin embargo, si partimos del supuesto evolucionista de que todas las sociedades
humanas transitan por similares mecanismos de evolución (desde sociedades tri-
bales, jefaturas y estados), estaríamos, de manera implícita, negando la diversidad
cultural y la variabilidad regional, como lo señala puntualmente Smith. Por tal
motivo, el autor de la obra aquí reseñada, hace la aclaración de que antes de que
cada investigador abrace construcciones generales para “encasillar” a las diferentes
formaciones sociales, es necesario entender la génesis particular de dicho desarrollo
social. En pocas palabras, es menester de la praxis arqueológica estudiar la singula-
ridad de cada sociedad concreta. Vale la pena señalar que Smith parece no rechazar
tajantemente las propuestas teóricas generales, ya que sus conceptos sobre la ma-
nifestación fenomenológica del paisaje político se aplican de una u otra manera en
diferentes sociedades humanas. Claro está que, al igual que nosotros, concibe que
para obtener un conocimiento fidedigno o interpretación de una formación social
acaecida en el tiempo, es indispensable entender parte de sus calidades singulares
1
Bajo la semántica conceptual de Kosik [1966].
2
Los componentes del paisaje político, según Smith, son la experiencia espacial, la percepción
espacial y el espacio imaginado. Estas construcciones se encuentran íntimamente vinculadas
con la política y se constituyen como una totalidad que moldea los rumbos de las diferentes
políticas sociales.
3
Aunque dichas actividades no son abordadas fuertemente en la obra del autor aquí aludido.
THE POLITICAL LANDSCAPE 251
4
A pesar de que Service [1975] utilizó parámetros políticos para explicar el desarrollo de las
sociedades a través del tiempo, su construcción hipotética es sumamente unilineal, ya que
no concibe los saltos cualitativos, sino más bien que toda sociedad, para alcanzar el Estado,
debe transitar forzosamente por el cacicazgo.
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5
Véase el trabajo de Lakatos [1983] para una explicitación más amplia del término.
THE POLITICAL LANDSCAPE 253
Por ejemplo, las nociones de experiencia entre los pobladores del reino de
Urartu en torno de la construcción de los centros urbanos fueron devastadoras.
Grandes poblaciones de los antiguos regímenes fueron trasladadas a otras regiones
o arrasadas violentamente, además de que hasta los cimientos de construcciones
previas al reino de Urartu fueron removidos para que posteriormente volvieran
a cimentar los nuevos dueños del espacio político y construyeran unidades ar-
quitectónicas. Todo esto provocó un halo de respeto y experiencia en los pobla-
dores, trayendo como consecuencia que los mismos integrantes de esta sociedad
concreta supusieran que “desde un inicio” la tierra sobre la que el centro urbano
está asentado había sido destinada a la población de Urartu. Y qué decir de las
representaciones en estelas del gobernante de esta misma sociedad, donde se
refuerza la imagen del rey como gran constructor y edificador de la sociedad
urbana, manteniendo el refuerzo de la jerarquía social. En este caso tenemos un
ejemplo de cómo un gobernante construye un paisaje político, donde se denota
la majestuosidad del soberano y al cual se le debe pleitesía.
La ideología también se puede manifestar en representaciones arquitectónicas
(además de las estelas), como es el caso de la percepción de dominación y sojuz-
gación entre los mayas del Clásico,6 donde se perciben emplazamientos de menor
jerarquía que otros, mientras que los más potentes tienen la posibilidad de configurar
monumentales edificios arquitectónicos que refuerzan su posición social geopolítica.
Similar a lo anterior es la conformación política del reino de Urartu a partir de la
percepción del paisaje y la edificación de fortalezas en sitios elevados.
Otro caso donde se aplican los elementos del paisaje político es Mesopota-
mia, donde a partir del mecanismo de imaginación se exploran algunos relieves
donde se muestran gobernantes vinculados directamente con dioses, reforzando
la ideología de dominación y de mantenimiento de jerarquías y clases sociales.
Por otro lado, en el mismo caso concreto, se revisan otros relieves que muestran
la preponderancia y coherencia de las ciudades, ya que en los relieves de algu-
nos palacios se representan gobernantes y ciudades tributarias. Todo lo anterior
refleja ideológicamente relaciones sociopolíticas y la legalidad de los regímenes.
De esta manera, siguiendo con otro de los estudios de caso del libro de Smith, la
iconografía y textos de Mesopotamia produjeron el paisaje urbano de la región,
justificando la coherencia, política y jerarquía de las ciudades en cuestión.
6
Otro ejemplo ideológico del espacio imaginado apuntado por Smith, es para el caso de la
estela de Seibal, donde se asocia al gobernante maya con los dioses patrones y creadores del
mundo, cuando en realidad las representaciones ideológicas de legitimidad no concuerdan
muchas veces con la realidad, aunque sirven como mecanismos muy fuertes de coerción social
y de aceptación del orden del paisaje político.
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Finalmente, Smith aborda el caso de las instituciones políticas, las mismas que
pueden ser asociadas por los arqueólogos con las construcciones arquitectónicas,
como templo y palacio. No obstante, en ocasiones dichas asociaciones pueden ser
ajenas a la realidad pretérita, aunque las funciones teóricamente definidas pue-
den ser los indicadores de diferentes instituciones políticas, por ejemplo, accesos
arquitectónicos restringidos (actividad que puede remitir a burocracia). Una vez
más, los documentos escritos vuelven a ser parte fundamental en su análisis de
paisaje político.
OBSERVACIONES FINALES
Creemos que la principal contribución de Smith al estudio de las formaciones sociales
complejas es que no debemos reducir el campo de explicación del desarrollo social.
Quizá en este sentido el referido autor termina utilizando el término entidad política
compleja para referirse a diferentes sociedades con estratificación y, desde nuestro punto
de vista, aunque dicho término no distinguiría teóricamente entre un cacicazgo y un
estado, la caracterización socioevolutiva no depende de un concepto abstracto y rígido,
sino del estudio de la mayor parte de una totalidad social. No basta etiquetar a las
sociedades, sino explicar su funcionamiento interno. En este sentido la propuesta
de paisaje político cobra relevancia, ya que abre un campo de explicación de las
singularidades políticas construidas en una sociedad pretérita. Asimismo, los es-
tudios regionales de superficie, como los modelos de polígonos o del vecino más
cercano, no cobrarán relevancia ni ofrecerán elementos para sustentar inferencias
si no toman en cuenta el espacio en que se desenvolvió cada entidad política. El
ejemplo expuesto en las erróneas construcciones de redes de interacción entre los
mayas del Clásico ilustra esta crítica, donde se asignan arbitrariamente los límites
de cada “ciudad-estado”, así como la esfera directa de interacción entre cada una de
ellas. Por otro lado, una crítica final a este planteamiento radica en que los estudios
regionales de esta naturaleza no son capaces de denotar la jerarquía política entre
diferentes emplazamientos mayas, además de que conciben al espacio como una
entidad estática, inamovible y homeostática.
Una de las posibles objeciones sería que la totalidad de sus estudios de caso
poseen una marcada ventaja: cuentan con documentos escritos. Claro está que no
negamos la capacidad de elaborar hipótesis plausibles de emplazamientos antiguos
que carezcan de documentos escritos (o sin descifrar aún), pero concebimos que el
análisis hubiera sido mucho más rico si el autor hubiera incluido en su tesis un caso
de esta naturaleza. No obstante, disponer de documentos escritos permite acceder
de manera más directa (aunque sabemos que los documentos escritos tergiversan
la realidad de acuerdo con el autor y contexto social desde el cual éste la redacte) a
las singularidades de la política y el espacio de acción de la misma.
THE POLITICAL LANDSCAPE 255
BIBLIOGRAFÍA
Kosik, Karel
1966 Dialéctica de lo concreto, México, Grijalbo.
Lakatos, Imre
1983 La metodología de los programas de investigación científica, Madrid, Alianza Editorial.
Service, Elman
1975 Origins of State and Civilization, Nueva York, Norton.