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EL ARTE EN LA CIUDAD… NO SIRVE PARA NADA

Oscar García1

“Cantemos y bailemos

Desde lo que sabemos

Busquemos las formas

De vernos y que nos vean

En esa gran ciudad…

Ciudad de otros”

La trompeta2

Quiero iniciar este ensayo pensando y sintiendo las prácticas de arte que se dan en
la ciudad, en sus rincones, en sus paredes, en las esquinas, parques, en los barrios-
comunas; las cuales están y han estado siendo cuestionadas por varios lugares y
gentes que no comprenden la manera como se manifiesta un apunte artístico que
desfavorece la construcción de escenarios de arte local3

El arte debe permitir el conocimiento de los diversos objetos culturales, el manejo


de los códigos necesarios para acceder a ellos, el derecho a disfrutarlos, y también
a producirlos, lo que hace que cada día se le pueda apuntar a todo tipo de proyecto
artístico que lleve la provocación al jolgorio, la rima, la lirica, la pintada, la fuga, el
coqueteo, los diálogos y otras maneras de expresar lo que hay allí.

Cabe entonces preguntarnos cuál es el lugar que le cabe a la ciudad en la


generación de posibilidades que favorezcan, el conocimiento, el disfrute y la
producción de arte en sus diversos lenguajes, y sobre todo, en la creación de
conciencia acerca del derecho que a todos nos asiste de entrar en contacto con el
arte, y aún de producirlo.

1
Pedagogo Reeducador, especialista en gerencia de servicios sociales, Gestor cultural proyecto Pan y Danza
en FIDU-fundación para la investigación y el desarrollo urbano, Docente IPC, Docente I.E Santa Cecilia
2
Personaje típico del barrio el diamante 2005
3
Entiéndase por arte local todo lo construido artísticamente por una comunidad barrial, comunal, vecinal o
veredal, a través de sus prácticas cotidianas y practicas otras que llegan de lugares otros para ser
visibilizadas y entrecruzadas en toda su expresión.
Esto se coloca en tensión por que lo que se determina es cómo el desarrollo del arte
en la ciudad se ve de dos maneras, la primera, un arte centrado en un mundo
hegemónico, un mundo de poder, es decir el mundo de las elites, donde no se
cabe, sus caminos son estrechos, solo pasan los delgados con sus uniformes que
los identifica como los anfitriones de esta ciudad arte; lo segundo es como el arte
no llega a las periferias como un proyecto artístico de ciudad, se queda y cuando
hace presencia, la hace como intencionalidad reeducativa, entonces así el arte en
la ciudad no sirve para nada. Definiendo el arte como la habilidad, destreza y
disposición o aptitud para hacer algo. Es la práctica, su referencia a la realización
de acciones. Entonces el arte es una actividad donde se aprende, puesto, que las
gentes se ven representadas en lo que observan y en lo que hacen dentro de un
contexto, es allí donde entre todos y todas se le da sentido; ese contexto hace parte
de la ciudad : Aristóteles afirmaba que "la ciudad ha sido creada en primer lugar
para hacer a los hombres verdaderamente hombres, y la ciudad existe para hacerlos
felices. El hombre, que inicia su período de desarrollo en la familia, encuentra sólo
en la ciudad su madurez: el hombre es por tanto un animal político" (Primer libro de
la Política). Cicerón razonaba de la misma manera: "los hombres dejaron poco a
poco la barbarie, descubrieron el arte de la vida comunitaria y crearon las primeras
ciudades en donde aprendieron la civilización y cultivaron las artes liberales;
encuentra el hombre en la civitas o ciudad un verdadero sentido de grandeza". Tanto
para los griegos como para los romanos la idea de ciudad los llevaba a una
conciencia colectiva de unidad, en la que los intereses particulares quedaban
supeditados por los comunitarios; era entonces una empresa común donde existe
un pacto de ayuda mutua. La ciudad en su noble ideal se concibe hoy en día como
un símbolo, una representación colectiva, donde es tan importante el centro como
también su periferia, es un espacio de todos y todas, entonces… ¿el arte para
quien?. A continuación presento un relato acerca del tema:

“mira los muchachos y las niñas que viven por mi barrio, en el distrito de
Aguablanca no tienen posibilidades de acceder a una formación integral, donde
se practiquen actividades artísticas, lúdicas y recreativas que les permitan
explorar sus aptitudes y mejorar las representaciones Culturales. En líneas
generales podríamos decir que salvo experiencias puntuales en nuestras
comunidades donde lo artístico se realiza por nosotros mismos, traemos en
nuestra sangre el folclor, la música nuestra y bailamos en fiestas, sacamos
nuestros tambores y a cantar se dijo, eso nadie nos lo enseña eso se aprende,
los niños lo ven a uno y siguen entre ellos aprendiendo, pero el estado no nos
tiene en cuenta, es prácticamente inexistente su presencia. Nuestros niños
que son formados en la escuela pública egresan sin haber tenido la oportunidad
de acceder a la experiencia del disfrute y la producción del arte en sus variadas
formas solo lo hacen en proyectos rápidos para ganar plata, eso para que así, si
uno lo que quiere es un verdadero proyecto que los muchachos puedan acceder
al arte de la ciudad “ relato tomado el día 14 de Septiembre de 2009 2: 05 Pm a
cantante de rap distrito de Aguablanca comuna 15
En propuestas culturales llamadas de excelencia, dirigidas a niños, niñas y jóvenes
pertenecientes a estratos sociales medio y medios- altos, de nuestra sociedad, el
arte no está ausente. El arte es desde esta mirada un lujo, que la sociedad reserva
sólo para determinados individuos.

Siendo las artes un sector valorado dentro de algunos sectores de la cultura, no


existirían razones para que éstas se encuentren ausentes de la población menos
favorecida, que es la que se educa en nuestras comunidades. A no ser que, claro
está, la razón de esa exclusión sea la preservación de dicha experiencia para los
sectores privilegiados de la sociedad, en desmedro de su acceso a todos los
sectores.
El sistema cultural desde la administración publica, funciona de esta manera
produciendo o legitimando jerarquías sociales y discriminaciones en el acceso a los
bienes materiales y simbólicos”. José Luis Grosso se dirige al tema de la siguiente
manera:
“Entre el tacto y la imagen, como dos polos del conocimiento y dos elementos de
experiencia donde tiene lugar el proceso así llamado de “ideación”, se abre la
experiencia corporal de los olores, los sabores, los contactos, los colores, las
formas, los sonidos, las maneras... una semiología de lo diverso, una semiopraxis
de las diferencias. La ciudad ha comenzado ya allí, dándonos un sentido de
orientación, contenido y abierto, una manera de actuar, de movernos, de hablar, de
andar entre los otros. Pero, ciertamente, esa orientación está signada por
preferencias, afinidades y repulsiones, no es sólo de encuentros y acogidas: a
través de ella nos abrimos y nos cerramos a los reconocimientos y
desconocimientos, aprecios y descalificaciones, escucha y silenciamientos;
proximidades, distanciamientos, acuerdos y conflictos… Andamos entre “muros
invisibles” 4

Esto plantea un profundo desafío, que implica cambios sustanciales desde la


intencionalidad de la organización local en la mirada hacia las prácticas artísticas, a
la vez que una sólida formación disciplinar a las diferentes poblaciones comunitarias
de los contextos que la requieran para su fortalecimiento como seres culturales.

El arte en nuestras comunidades, debe adecuarse a estas profundas


transformaciones, que cada uno desde su experiencia pueda mostrar (se) lo que
practica en su quehacer cotidiano y así empezar a reclamar lo suyo, lo de los otros,
con la marca del derecho a la cultura, al arte, a expresarse, consentirse desde el
disfrute; pero eso no se da solo se requiere del reconocimiento del estado, el cual
debe mirar para todos lados, sin perder de vista las comunidades periféricas.

4
GROSSO, José Luis. Interculturalidad y ciudadanía: Esa Rara Modernidad en la Semiopraxis Popular.
Universidad del Valle, Cali-Colombia 2008
Parafraseando Grosso es estar en la intemperie, en la piel de la ciudad; recorrer con
la mirada alrededor, tocar en la intemperie la piel de la ciudad, mirar, sentir el
entorno, reconocer el territorio. Estamos en contacto cotidiano con la piel densa de
la ciudad: sus voces, sus ruidos, sus olores y sabores, sus colores, luces y sombras,
sus recorridos, sus imágenes... Mirar-nos, mirar alrededor: ahí están los conocidos,
los apenas conocidos, los desconocidos. Lo público es una construcción en la
experiencia urbana de estar entre desconocidos y extraños; no es un mero
anonimato indiferenciado: notamos las diferencias, el aspecto, las maneras, el habla
de los otros; indagamos, cuando hay demora y conversación, por las opiniones y
sensibilidades de los otros, el lugar de la ciudad donde viven, a qué se dedican…Los
otros son sus historias. Mirar, sentir, oler, caminar, querer, cuidar, apartarse,
soñar… Desde que somos cuerpos, nuestra vida tiene una esencial dimensión local,
y la gestión (política) de esa vida comienza por la casa, la cuadra, el barrio, la
ciudad, la región: ese horizonte, esa atmósfera, invisibles… Álbum y postales
imaginarios guardados en la memoria; sensualidades dormidas de la infancia;
historias de ciudad... La ciudad de la puerta de la casa, de la cuadra (o del
condominio, que no es lo mismo), de los vecinos, de la calle, de la esquina, de la
tienda5. Una ciudad de contextos diferentes, próximos, que llevan en sus memorias
muchos recuerdo, llegan con sus modos de vida, maneras otras de de vivir; solo es
reconocer sus mundos artísticos y llenarlos de colorido para que el arte en la ciudad
sirva para algo.

Bibliografía

5
íded
ARCUDI, Luigi. Otros. Comprensiones Sobre Ciudadanía. Editorial Magisterio.
Bogota 2005

GROSSO, José Luis. Interculturalidad y ciudadanía: Esa Rara Modernidad en la Semiopraxis


Popular. Universidad del Valle, Cali-Colombia 2008

MUÑOS, Paloma. El Arte en la educación no Sirve para Nada. Departamento de


Educación y Pedagogía Universidad del Cauca. Enero-junio de 2005

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