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NECESIDADES HUMANAS Y DISEÑO (*)

(*) Artículo extraído del Ensayo Pedagógico, “Orientaciones para la formación integral del Diseñador”
Gerardo Andía- María Berta Quiroga, Norma Cívico. 1979 – 1982.
MENDOZA 1984.

En los proyectos académicos de diseño se hace referencia


permanentemente a la satisfacción de necesidades humanas
pero ¿Sabe el estudiante cuando las satisface con sus
productos, cuándo las violenta, cuándo las inhibe? Esta
ignorancia afecta negativamente la formación integral del
diseñador, dado que, satisfacer necesidades humanas con
productos de Diseño, es el valor de más alta jerarquía de la
profesión de diseñador industrial, al que se subordina la forma
como valor integrador de todas las necesidades de diseño que
se pretende superar en el rediseño o diseño. Apreciación válida
tanto para la carrera de productos como para la carrera gráfica.
La literatura de la disciplina Diseño, atribuye a las
necesidades humanas que pretende satisfacer con sus
productos, significaciones confusas. Utiliza con cierta
arbitrariedad los conceptos de necesidad básica, innata, social,
humana, ficticia, secundaria, etc.
Nos proponemos clarificar dichos conceptos y definir lo que
significa NECESIDAD HUMANA.
La confusión proviene de que, en unos casos, la refieren a
lo innato y prescinden de la dimensión cultural, en otros, solo
se tiene presente la presión cultural, en otros, solo se interesa
por la manipulación de necesidades.
Toda creación humana, desde los utensilios de las tribus
ágrafas, la artesanía, las ciencias, las artes, las tecnologías,
las filosofías, es respuesta cultural a necesidades humanas de
grupos sociales.
El hombre humaniza el escenario natural (hábitat)
mediante sus creaciones, cuando ‚estas satisfacen
necesidades del hombre. El hombre también deshumaniza el
ambiente cuando sus creaciones se vuelven contra sus
necesidades. Es el problema actual de la cultura. Es la
satisfacción de necesidades humanas, lo que legitima toda
creación, lo que legitima la cultura.

DIMENSION CULTURAL DE LAS NECESIDADES.

El hombre nace con un complejo de necesidades que


suelen llamarse innatas, básicas o primarias.
Todo ser humano nace en una cultura. En cada cultura se
aprende a satisfacer las necesidades innatas de particulares
maneras.
Todos los seres vivos tienen la necesidad innata de
alimentarse. Las plantas se alimentan fundamentalmente con
agua y otras sustancias que contiene el agua y la tierra,
necesitan aire y luz. Los animales se alimentan con agua y
según las especies con otros animales y/o vegetales, necesitan
aire y luz. ¿Con qué se alimentaban las tribus ágrafas? Con
agua, vegetales y animales que recolectaban y cazaban en el
escenario natural, también necesitan aire y luz.
¿Con qué se alimentaban las tribus ágrafas después de
varios siglos de existencia? Los vegetales y animales
seleccionados por los grupos ágrafos de la zona ártica, de las
zonas templadas, de la zona ecuatorial, eran ya evidentemente
distintos. Seguramente un grupo ágrafo de la zona ártica no
podría satisfacer su necesidad de alimentarse con los animales
y las plantas seleccionados por grupos ágrafos de la zona
ecuatorial y viceversa.
• La selección de alimentos para satisfacer la necesidad de
alimentarse es cultural.
• La manera de prepararlos, es cultural.
• La manera de comerlos, es cultural.
Todos los aspectos culturales, en alguna medida,
modifican la necesidad innata de alimentarse. Ya entre los
grupos ágrafos, después de algunos siglos de existencia, los
hombres no tenían necesidades innatas puras.
Los particulares modos de satisfacer necesidades innatas
nos permiten sostener que en todo sujeto social sus
necesidades innatas han sido modificadas por su cultura y que
hoy solo podemos conocer por observación directa, la
manifestación concreta de satisfacer originarias necesidades
innatas.
• Las necesidades humanas, sociales o secundarias son la
manifestación concreta y actual de necesidades innatas,
básicas o primarias.
Los particulares modos de satisfacer las necesidades
innatas son normados por las diversos culturas. La cultura
selecciona objetos y modos particulares de satisfacer las
necesidades innatas, o sea, normas. Las normas que se crean
pretenden canalizar de modo humano la satisfacción de
necesidades innatas comunes con otras especies de la escala
zoológica. Ese aspecto normativo de la satisfacción de
necesidades innatas se llama en Sociología: usos y
costumbres.
Los usos y costumbres son producto de la dinámica social,
son lo sustantivo de cada cultura. Los usos y costumbres
canalizan las necesidades innatas. Las necesidades innatas se
satisfacen culturalmente a través de los usos y costumbres. La
necesidad innata es entonces una dimensión de la necesidad
humana, social o secundaria. Los usos y costumbres
humanizan las necesidades innatas. La cultura humaniza las
necesidades innatas.
La diferencia entre usos y costumbres está dada por el
grado punitivo de la sanción con que la sociedad castiga el
incumplimiento de la norma. Sanciones que la sociedad impone
a quien no se ajusta:
• a los usos: crítica, ridículo, burla, etc. (sanción social).
• a las costumbres: rechazo social, aislamiento, etc. (sanción
moral).
En toda necesidad humana distinguimos, por análisis, una
dimensión innata y una dimensión cultural. Todo sujeto social
vive y se desarrolla en una cultura. la cultura orienta la
conducta, orienta y legitima los modos y los objetos de
satisfacción de las necesidades innatas.
• Las necesidades humanas, sociales o secundarias son
formas culturales de satisfacer necesidades innatas; están
determinadas, en su configuración concreta, por el aprendizaje
y por la experiencia personal; son biopsicosociales.
DINAMICA DE LA REALIDAD SOCIOCULTURAL.

En cierta literatura de Diseño, aparece el sistema


normativo caracterizado como sistema de opresión de las
necesidades humanas.
Toda sociedad está regulada por un sistema de normas y
valores (usos, costumbres y leyes, institucionalizadas según
jerarquía social de valores).
Las normas son, por definición, un control externo de la
conducta, implican presión social. Pero cuando normas y
valores se internalizan, pasan a ser un elemento de nosotros
mismos, pasan a integrar la personalidad y se manifiestan en la
conducta como control interno.
Son las normas y los valores internalizados, los que guían
y determinan nuestros juicios sobre los otros y nuestros juicios
sobre nosotros mismos. En este comportamiento el sujeto
social no siente opresión, la conducta es espontánea, libre, las
normas internalizadas son más personales que el hábito, más
profundos que conscientes.
No todas las normas y valores de una cultura se
internalizan; ni se internalizan las mismas normas en todos los
miembros de un grupo social; hay normas que no se
internalizan, pero se obedecen, permanecen como control
externo e influyen en la conducta ; hay todavía normas que no
se obedecen. De estas alternativas depende la conformidad o
desvío de las conductas individuales a una determinada
cultura. Pero la cultura se vuelve opresiva cuando las normas
violan necesidades humanas.
¿Y cómo se establecen las normas? Los usos, son las
normas más flexibles, surgen para satisfacer particulares
necesidades humanas. Lavarse los dientes diariamente, es un
uso creado en nuestro siglo. Surge después de haber
descubierto la existencia de microorganismos en el área bucal,
lo aconsejan profesionales para preservar la salud y la higiene
bucal, los sujetos sociales comprenden y lo practican. Cuando
el uso se internaliza, no se siente la presión de la norma, se la
practica libremente. El no lavarse los dientes significa ser sucio,
sanción con que la sociedad castiga al que no se somete al
uso.

• Cuando se acepta racionalmente una norma como


conveniente para sí mismo y para la sociedad, se internaliza
con facilidad y se actúa libremente.
• Si se comprende que la norma es conveniente para la
convivencia social pero inconveniente pera sí mismo, se la
respeta y practica, pero deja un sentimiento de presión
social al que se presta conformidad para el bien común.
• Si el sujeto social no la considera racionalmente
conveniente pera sí mismo, ni para la sociedad, la rechaza, la
combate.
La dinámica se complica a medida que ascendemos de los
usos a las costumbres y de las costumbres a las leyes, la
cultura, en general, es un control externo de la conducta
individual, pero este control no es opresión cultural.
Prescindiendo de los casos límites, de sociedades
sometidas al capricho de un dictador, en los que se violentan,
en función de intereses, las necesidades humanas, podemos
sostener que no hay oposición, no hay antagonismo
necesariamente entre individuo y la cultura de su sociedad. En
realidad no concebimos el uno sin la otra. Individuo y realidad
sociocultural son interdependientes, no son términos opuestos,
sino armónicos, solo en una realidad sociocultural se humaniza
el individuo. El individuo que crece fuera de una realidad
sociocultural, no tiene nada de humano.
Los seres humanos, desde las tribus ágrafas, los
encontramos siempre, en agregados plurales, en relación con
otros seres, en asociación con otros seres. la asociación en sí,
es un proceso, una sucesión de actividades, de acciones que
van y vienen, de interacciones, de reacciones y
contrarreacciones. Es un juego de fuerzas una trama de
influencias en acción recíproca.
El juego interactivo va pautando maneras de pensar, de
sentir, de actuar; emergen ideas, creencias, valores relativos a
todo lo conocido a través de la experiencia social.
En estos agregados plurales, la interacción, la
intercomunicación entre individuos, engendra fenómenos de los
cuales es causalmente responsable.
El proceso de asociación y la forma particular de
organizarse afecta directamente a los individuos, de tal modo
que podemos afirmar que los individuos asociados son distintos
de lo que serían, si no fuera por el hecho de la asociación. En
ese proceso se observa que cultura y sociedad son dos caras
de una misma moneda, son dos aspectos de una misma
realidad. En ese proceso permanente y sin fin de organización
sociocultural, se mueve la dinámica de la cultura, en ese
proceso el sujeto social a través de sus instituciones asume la
responsabilidad de que la cultura realmente canalice las
necesidades humanas, la responsabilidad de combatir lo que
oprime las necesidades humanas, lo que las inhibe y aliena,
para avanzar siempre hacia mejores formas de convivencia, a
nivel familiar, institucional, regional, nacional e internacional.
Esta conducta vigilante del sujeto social responsable, supone,
a su vez, el control de una concepción filosófica del hombre y
de la vida que señale como lo más caro, el respeto a la
dignidad ya las libertades humanas.

DIMENSION BIOPSIQUICA DE LAS NECESIDADES


HUMANAS.

Las necesidades innatas, básicas o primarias son parte de


la estructura orgánica: el hambre, la sed, la temperatura interna
que solo se mantiene entre determinados límites de
temperatura ambiente, la necesidad de actividad, de
satisfacción perceptual, de satisfacción emocional, etc.
Las necesidades innatas las clasifica la psicología en
especificas y generales, según la naturaleza del objetivo con
que interactúan.
Las necesidades innatas específicas interactúan con
objetivos específicos: el hambre con el alimento; la sed con los
líquidos; la temperatura interna con la temperatura externa, etc.
Las necesidades innatas generales interactúan con
objetivos generales. La necesidad de actividad se expresa en
todas las formas de actividad física y mental. Se satisface con
todos los objetivos posibles que puedan descargar la tensión.
la necesidad de satisfacción perceptual con los objetivos del
medio externo: naturales o culturales. La necesidad de
satisfacción emocional, desde la necesidad de afecto, de
éxito, de lo religioso, de idealización de la vida; hasta el miedo,
la cólera, la ansiedad, se relacionan con todos los objetivos que
descargan la tensión.
• La cultura canaliza la dimensión biopsíquica o innata de
las necesidades humanas en su interacción con objetivos.

DINAMICA DE LAS NECESIDADES HUMANAS.

La dimensión biopsíquica de las necesidades humanas (de


donde proviene la fuerza impulsiva ) y los objetos posibles que
las satisfacen (que se aprenden en el proceso de socialización
de cada cultura) son factores determinantes de su dinámica.
La dimensión biopsíquica es parte de la estructura
orgánica, los objetos (en sentido genérico) que se constituyen
como objetivos (si el individuo pretende alcanzarlos) o como
incentivos (si estimulan las necesidades) están en el ambiente.
Dimensión biopsíquica y objetivos e incentivos son polos
correlativos en permanente interacción.
Tanto los objetivos posibles como la manera de
alcanzados son culturales, lo que no significa que los sujetos
sociales de una misma cultura proceden de modo idéntico, solo
proceden de modo semejante.
Las tensiones internas que provocan las necesidades
innatas varían con el estado de necesidad. Para quien padece
hambre, el campo perceptivo (ambiente) se estructura de modo
distinto que para quien se alimenta adecuadamente, es el caso
del hambriento que roba para comer.
Las tensiones de origen externo que provocan los objetos
del campo perceptivo cuando se constituyen como objetivos,
varían en intensidad, no solo según el estado de necesidad del
individuo, sino también, según su capacidad potencial de
provocar la activación de necesidades, aún cuando están en
estado latente, en particulares situaciones.
Esta problemática la aborda la psicología, nos limitamos a
citar los puntos focales en nuestro tema.
Las necesidades innatas (o con mayor propiedad, todo lo
relativo a la estructura orgánica biopsíquica, modificado, en
todo sujeto social, por lo sociocultural internalizado en el
proceso de socialización) y los objetos que se constituyen
como objetivos, son fuentes de tensión que interactúan
permanentemente. La fuerza de la tensión es lo resultante de la
interacción necesidad - objetivo. El objetivo promete descargar
la tensión y proporcionar satisfacción (en este momento
concreto, lo biopsíquico, lo innato, que distinguimos por
análisis, es ya biopsicosocial y la necesidad es humana o
social o secundaria, lo que nos permite sostener que el sujeto
social no tiene necesidades innatas puras ).
Ahora bien, es importante consignar que la conducta,
jamás está movida por una necesidad independiente sino por
un complejo de necesidades y que la necesidad emocional
acompaña toda conducta.
La conducta es producto del efecto combinado de diversas
necesidades. Cada individuo tiene una jerarquía de
necesidades y en el mismo individuo el orden jerárquico varía
en situaciones diferentes. Por medio de la experiencia
organizamos las necesidades en relación con el medio natural
y sociocultural (ambiente).
Lo emocional ocupa un lugar preponderante en la
conducta. Frente a cualquier objeto percibido, el individuo
responde primariamente con un sentimiento emocional de
aceptación o rechazo de mayor o menor intensidad, se pone
en juego la necesidad emocional.
Este sentimiento emocional se expresa como alegría,
tristeza, amor, indiferencia, odio, simpatía, antipatía,
admiración, lástima, envidia, atracción, aversión, etc. La
respuesta emocional es tanto hacia personas como hacia
objetos. La emoción acompaña tanto la satisfacción como la
insatisfacción de necesidades humanas.
¿Y qué entendemos por motivación? La motivación es la
traducción (consciente) de una tensión en busca de un objetivo
que proporcionará satisfacción, la motivación selecciona,
sostiene y dirige la conducta. la motivación regula la relación
hombre ambiente.
La ciencia de la educación, como la ciencia de la
publicidad, utilizan los conocimientos que proporcionan las
teorías psicológicas y estudian cómo motivar la conducta para
alcanzar sus respectivos objetivos específicos, como convertir
objetos en incentivos de la conducta.
La maestra y el publicista tienen como misión ofrecer
estímulos, incentivos, para activar necesidades humanas y
desencadenar tensiones hacia el estímulo o incentivo a fin de
convertirlo en objetivo y de hecho motivar la conducta de
aprendizaje en un caso y la conducta de compra en el otro.
La maestra apela a la observación y reflexión, a la
dimensión racional, afectiva, emocional de las necesidades
humanas.
El publicista sabe que la conducta de compra, el
comportamiento económico, no es totalmente racional y
consciente, apela entonces sutilmente, a lo emocional y a la
sugestión.
• Conducta sugestiva es el con junto de reacciones
psíquicas de adaptación de un individuo en situación, es
inconsciente e irreflexiva (Llamamos reacciones psíquicas a
las relacionadas con la suma total de las actividades de un
individuo, por medio de las cuales éste responde como un
sistema dinámico e integrado, a las fuerzas externas,
generalmente en alguna relación con su propio pasado y futuro,
o sea, la reacción del hombre como un todo).
• Conducta racional es la que persigue consciente y
deliberadamente objetivos, para satisfacer necesidades.
Estas definiciones implican que aceptamos la existencia de
necesidades conscientes e inconscientes. Sean cuales
fueren las limitaciones de las teorías de Freud, el hecho
universalmente aceptado por la ciencia es el de la existencia
del inconsciente y del subconsciente sea, que se registran
conductas impulsadas por necesidades inconscientes que se
satisfacen de modo simbólico.
La publicidad apela en gran medida a esta psicología, trata
de identificar necesidades inconscientes, que engendren
tensiones desagradables, las vincula del modo menos evidente
posible, al producto que motivará la conducta de compra, el
que ofrece la posibilidad de descargar la tensión y de ser
fuente de satisfacción.
Cuando el publicista apela a estos recursos se dice que
crea necesidades artificiales, necesidades ficticias.
Ciertamente, lo ficticio y engañoso que crea, no es la
necesidad, sino la relación entre necesidad y el objetivo
que la satisface.
El arte del publicista consiste en lograr la sugestión,
indicando al posible comprador unas satisfacciones simbólicas
inconscientes y proporcionando también unas justificaciones
racionales de la compra. Las investigaciones sobre el
particular, verifican que este artificio es el que, en proporción
significativa, impulsa violentamente la aparente decisión
racional de la conducta de compra. Por definición, tomar
decisiones significa:
• Informarse;
• apreciar conscientemente la información;
• decidir.
Este proceso previo a la toma de decisiones, lo inhibe la
ficción creada, e impulsa la compra. Estos hechos violentan
necesidades humanas mediante incentivos que sólo satisfacen
simbólicamente.
Son recursos del (publicista) los significados simbólicos, la
personalidad ficticia, las atractivos anexos al producto. lo
racional, lo objetivo pasa al lugar de justificación racional que
necesita el cliente.
Este enfoque de la publicidad, es muy criticado. Se lo juzga
como manipulación, como violación de la dignidad humana,
como tentativa de alienación. Se estima que, el intensificar en
el consumidor, la frecuencia de conductas fuertemente
impulsivas, lo habitúa a decidir impulsivamente y a que utilice la
razón solo para justificar la compra ante sí mismo, hecho que
en psicología se llama racionalización.
Ahora bien, ¿El diseñador tiene posibilidad de crear las
llamadas necesidades ficticias?, ¿De crear una falsa relación
entre la satisfacción de necesidades humanas y el producto
que diseña?
Evidentemente, sí. Se lo propone cuando hace suyos los
objetivos del publicista. Cuando las innovaciones de los
diseños no son respuesta a necesidades humanas sino
variaciones engañosas de lo mismo para impulsar la compra de
productos aparentemente nuevos o anexándole atractivos que
prometen satisfacciones simbólicas. Sin proponérselo, puede
también colaborar con ingenuidad, en la creación de las
llamadas necesidades ficticias, cuando en la proyectación, no
crea, no innova para satisfacer necesidades humanas
previamente identificadas como necesidades de diseño.
Cuando no tiene sensibilidad social, cuando no se propone
metas sociales, cuando no ha internalizado la ideología de la
profesión de Diseñador Industrial.

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