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LESIONES DE NERVIOS PERIFÉRICOS
Higinio Ayala Gutiérrez. Residente 4º año. Hospital Virgen del Camino (Pamplona) - Carlos Colás Sanjuán. Médico Adjunto. Hospital Virgen del Camino (Pamplona) - Juan Ignacio Palacios. Residente 3º año. Hospital Virgen del
Camino (Pamplona) - Juan Castro Morrondo. Jefe de servicio de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética. - Hospital Virgen del Camino (Pamplona) - Agradecimientos: Al Dr. Ayala Palacios por la iconografía, las orientaciones y
los consejos recibidos.
INTRODUCCIÓN
En este capítulo centraremos nuestra atención en el tratamiento diferido de las lesiones de los nervios periféricos. Es
un apartado demasiado extenso y complejo para ser tratado en profundidad, por lo que expondremos de manera
sucinta las lesiones y las indicaciones terapéuticas sin entrar a explicar con detalle las intervenciones. En caso de que
el lector prefiera profundizar en el tema aconsejamos revisar la bibliografía propuesta al final del capítulo.
Generalidades
La función de los nervios periféricos es dirigir los estímulos nerviosos eferentes desde el cerebro a los músculos
voluntarios, y conducir los estímulos sensitivos en dirección ascendente hacia la médula espinal y el cerebro. La lesión
de un nervio tiene como consecuencia lógica la parálisis de la musculatura que recibe sus impulsos y/o la pérdida de
sensibilidad en la zona de referencia. La comprensión de los problemas derivados de la lesión de un nervio periférico y
la valoración de las posibilidades de reparación del mismo precisan del conocimiento anatómico y fisiológico del
sistema nervioso periférico.
Los nervios periféricos se pueden lesionar por distintas causas. Las de origen traumático (mecánicas, térmicas, por
arma de fuego, postinyección) son las que se producen con más frecuencia, aunque también pueden ser de origen
inflamatorio, isquémico o tumoral (neurofibroma, schwannoma o neurofibrosarcoma), pudiendo presentar en el curso
de su evolución trastornos de la movilidad, sensibilidad y/o de las funciones autónomas.
Diagnóstico
La sección de un nervio motor condiciona la pérdida del tono muscular así como la imposibilidad para la contracción
voluntaria por debajo del nivel lesional. En la práctica clínica se acepta el método descrito por Daniels y cols. para
valorar la potencia muscular en el que diferencian 6 grados de potencia muscular (tabla 1). Hay que tener en cuenta la
posible aparición de movimientos falsos producidos por la utilización de músculos auxiliares, además de las posibles
anomalías de inervación y la asociación a lesiones de estructuras tendinosas, musculares u óseas, que alteran el
patrón normal de movimiento.
0 - Parálisis total
1- Contracción sin desplazamiento
2- Movilidad activa (sin la influencia de la gravedad)
3- Movilidad activa y en contra de la gravedad
4- Movilidad activa en contra de la gravedad y ligera resistencia
5- Fuerza muscular normal
Interrupción de la Degeneración
conducción walleriana del axón
AXONOTMESIS Fibrilación en Atrofia muscular
Total Total Total reposo progresiva
No actividad
voluntaria
Interrupción de la Desmielinización
3º GRADO conducción Interrupción del
DE Total Total Total Fibrilación en axón
reposo Degeneración
SUNDERLAND
No actividad walleriana del axón
voluntaria Fibrosis
intrafascicular.
Desmielinización
Interrupción de la Interrupción del
4º GRADO conducción axón
Total Total Total Fibrilación en Degeneración
DE
reposo walleriana del axón
SUNDERLAND No actividad Rotura del
voluntaria perineuro
Fibrosis intra y
perineural
Evolución Tratamiento
Tabla 4: Clasificación anatomoclínica de las lesiones de los nervios periféricos (Seddon y Sunderland)
Nervios Monofasciculares Independientemente del tipo de la lesión Sutura epineural Sutura epineural
en heridas recientes
incisas y limpias lesión asociada Alineación fascicular Aproximación epineural
Nervios
con pérdida de sustancia Aproximación epineural Aproximación epineural
Polifasciculares
en heridas tardías o
contusas o sin pérdida de sustancia Aproximación epineural Aproximación epineural
contaminadas
Tabla 5: Indicaciones de cirugía primaria y secundaria (Olieté y cols.). La aproximación epineural se realiza en el primer tiempo quirúrgico
como preparación para la reconstrucción secundaria.
La aproximación epineural sería la técnica elegida como paso previo a la realización de una reparación secundaria del
nervio lesionado. Si hay que buscar algunas ventajas a la reparación nerviosa secundaria éstas son: la presencia de
un epineuro y perineuro engrosados que facilitan la sutura entre los extremos y mejoran la resistencia de la misma, la
disminución de la inflamación y edema concomitantes, la delimitación de los tejidos desvitalizados, la reabsorción de
hematomas adyacentes, la valoración clínica precisa de la lesión nerviosa; aunque también tiene desventajas, como
encontrar un tejido cicatrizal que impida una disección cómoda.
Es la lesión de patología no establecida la que presenta los mayores problemas de diagnóstico. Si se ha sobrepasado
el plazo previsible para la recuperación espontánea (periodo latente) el nervio debe explorarse quirúrgicamente sin
demora. Para calcular el periodo latente es necesario conocer la distancia hasta el primer músculo inervado por
debajo de la lesión y la velocidad de regeneración (1 a 3 mm/día). Los retrasos prolongados se asocian con más
frecuencia a lesiones altas y se deben a lesiones de mayor gravedad y con alteración neuronal medular retrógrada. A
la vista de los estudios clínicos, el resultado final de la reparación nerviosa es significativamente peor si se realiza
pasados seis o más meses desde la lesión inicial.
Tipos anatomopatológicos de lesión nerviosa
Una vez que se explora el nervio podemos encontrarnos con distintas situaciones ante las que debemos responder:
una lesión en continuidad, una lesión parcial o una sección completa del nervio.
Lesiones en continuidad: El problema sobre qué hacer con el nervio expuesto cuando mantiene su continuidad
siempre es difícil cuando dicho nervio no conserva una apariencia y consistencia normales, de forma que no es
posible predecir el desenlace en caso de que el nervio no se intervenga. Es de la mayor importancia evitar la
resección y sutura en los casos en que se puede esperar una recuperación espontánea si no se interviene. El primer
paso es liberarlo del tejido cicatrizal practicando una neurolisis externa. La resección del segmento lesionado y su
reparación mediante sutura están justificadas sólo cuando se ha sobrepasado el tiempo en que cabría esperar una
recuperación espontánea, el aspecto y consistencia son desfavorables para la regeneración y no existe respuesta
motora a la estimulación. La existencia de un neuroma no justifica en sí mismo la resección y sutura.
Teoría de TO II - Lesiones de Nervios Periféricos.
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Lesiones parciales: Los pacientes con lesiones parciales pueden mostrar en el examen una pérdida de función
completa o parcial en el territorio de los nervios lesionados. El tratamiento quirúrgico de la lesión parcial depende de la
forma clínica que adopte. Las lesiones que en la exploración quirúrgica aparecen como una sección parcial presentan
un problema particularmente difícil. A menos que el nervio esté casi por completo seccionado, realizando resección
completa y sutura, existen dos posibilidades, preservar las fibras supervivientes, practicando una endoneurolisis, y
reparar el defecto mediante sutura o un injerto fascicular (gráfico 1), o bien, pueden sacrificarse las fibras
supervivientes mediante resección y sutura términoterminal. La sección parcial se soluciona de forma mucho más fácil
mediante reparación primaria que mediante reparación secundaria.
Sección completa: La sutura términoterminal es el método de elección para reparar el nervio, con tal que la unión
pueda efectuarse en condiciones que aseguren una adecuada irrigación sanguínea de la línea de sutura, un lecho
satisfactorio y la ausencia de una tensión desfavorable en esa línea. Si no es posible realizar la sutura términoterminal
existen otros métodos alternativos que comentaremos a continuación.
Técnicas quirúrgicas
Las diferentes técnicas quirúrgicas que podemos emplear en relación con la lesión que presenta el nervio son las
siguientes:
Liberación
Transposición
Neurolisis: exoneurolisis y endoneurolisis
Sutura nerviosa: sutura epineural, aproximación epineural, sutura fascicular
Injertos nerviosos
Tubulizaciones
Anastomosis cruzadas
La liberación, transposición y neurolisis son técnicas que se aplican sobre un nervio lesionado sin solución de
continuidad. Estas técnicas pueden aplicarse solas o asociadas. A veces la neurolisis es una fase previa para decidir
una actuación más radical como veremos más adelante.
Liberación: Este tipo de tratamiento quirúrgico puede aplicarse cuando un nervio queda comprimido en alguna zona de su
trayecto, que habitualmente suele coincidir con canales o desfiladeros anatómicos. Estos desfiladeros anatómicos a veces son un
problema de espacio para las estructuras nerviosas que los atraviesan bien por alteración de sus paredes (gangliones, hipertrofia
de estructuras óseas, acromegalias, artrosis...) o bien por que las estructuras que acompañan al nervio sufran un aumento de
volumen (tenosinovitis...). En una fase inicial de la compresión se produce un sufrimiento nervioso, sin alteración intrínseca de la
anatomía nerviosa. En estos casos la simple liberación mediante la apertura de estos desfiladeros es suficiente para que regrese la
sintomatología. Son clásicamente conocidos los problemas a nivel del plexo braquial en el desfiladero interescalénico o
costoclavicular, del nervio cubital a su paso por el canal epitrócleo-olecraneano en el codo y canal de Guyon de la muñeca, del
nervio mediano a su paso por el pronador redondo y en el túnel del carpo y el nervio radial en la arcada de Fröshe y en el
supinador corto. En la extremidad inferior el tronco del ciático común puede ser comprimido por el piramidal (síndrome de
Robinson), el ciático poplíteo externo a su paso por el cuello del peroné y el ciático poplíteo interno a nivel del canal del tarso.
Transposición: Si la tensión sobre el nervio en el canal persiste, a pesar de la liberación, será necesario cambiar su recorrido,
siendo el ejemplo típico la colocación del nervio cubital por delante de la epitróclea. En toda transposición debe respetarse al
máximo la vascularización del nervio evitando el acodamiento del mismo, que condicionaría a la larga una nueva patología
compresiva. En cirugía más compleja, si existe pérdida de sustancia nerviosa, puede utilizarse la transposición para aproximar los
extremos nerviosos.
Neurolisis: En ocasiones una lesión nerviosa menor puede convertirse en más grave, ya que el tejido cicatrizal circundante
constriñe el nervio y altera su irrigación sanguínea. Por lo tanto, será necesario liberar el nervio de la zona cicatrizal que le rodea y
que puede invadir el interior del mismo. La neurolisis externa consiste en liberar el tronco nervioso de su lecho, mientras que la
interna constituye la liberación de los distintos componentes fasciculares del tejido fibroso que los rodean. Conviene reseñar que la
realización de una endoneurolisis excesiva puede ser perjudicial, bien por producir una alteración vascular con isquemia o bien por
destruir estructuras nerviosas durante su realización. Para realizar endoneurolisis, una vez localizado y aislado el nervio, realizando
una exoneurolisis si es necesario, se procede a la apertura del epineuro longitudinalmente separando los bordes epineurales y
resecándolos. Posteriormente, se procede a la individualización de los fascículos extirpando el tejido fibroso interfascicular,
cuidando de no lesionar los fascículos ni sus interconexiones.
Sutura nerviosa: La sutura nerviosa o Neurorrafia consiste en restablecer la continuidad de un nervio seccionado. Este tipo de
técnica quirúrgica se ha venido empleando en aquellos casos en el que el nervio ha sufrido una neurotmesis.
Los distintos tipos de sutura que se pueden practicar en el nervio son la aproximación epineural, la sutura epineural, la alineación
fascicular y la sutura fascicular o perineural.
Aproximación epineural: Es una sutura epineural simplificada, que tiene como finalidad evitar la retracción de los extremos
nerviosos y mantener una orientación para la reparación posterior. La aproximación epineural debe emplearse en secciones de
nervios que asienten en heridas que no reúnan condiciones locales adecuadas. Se colocan simplemente unos puntos en el
epineuro hasta conseguir aproximar o coaptar los extremos nerviosos.
Sutura epineural: La sutura epineural consiste en restablecer el contacto de los extremos nerviosos mediante puntos de sutura
apoyados en el epineuro (gráficos 2 y 3). Para conseguir un alto nivel de éxito al realizar este tipo de sutura debemos conseguir
una tensión adecuada en la línea de sutura, preservar la irrigación sanguínea del nervio y mantener la alineación axial correcta de
los extremos. Una tensión indebida es una amenaza para la regeneración y afecta de forma negativa a la recuperación funcional,
pero una ligera tensión para aproximar los extremos del nervio no impide por sí misma una buena recuperación. El cirujano dispone
de varias técnicas que pueden ayudarle a cerrar el defecto. Entre ellas se encuentran la elongación, la movilización de los
extremos, la flexión articular, la creación de nuevos trayectos y en algunos casos especiales, como los reimplantes, el acortamiento
del hueso. El problema principal de este tipo de reparación radica fundamentalmente en que los fascículos próximales no suelen
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quedar perfectamente contactados con sus correspondientes fascículos distales, por lo que los axones regenerantes no
evolucionan por el túbulo endoneural correspondiente. Por otra parte la fibrosis que origina el propio epineuro (Millesi, Ayala) puede
interferir con la regeneración axonal. A esta fibrosis cicatrizal se sobreañade la reacción granulomatosa producida por el propio
material empleado.
Indicaciones: La sutura epineural estará indicada en la sección de nervios monofasciculares (colaterales de los dedos, rama
cutánea radial, etc.) en los que las alteraciones rotacionales no influyen en los resultados y polifasciculares sin grupos definidos. La
sutura epineural es de utilidad en la sección limpia inmediata o en aquellos casos en los que las condiciones del enfermo pueden
no justificar realizar técnicas con una mayor complejidad. También está especialmente indicado en los niños, cuya capacidad de
regeneración nerviosa es considerable.
Técnica quirúrgica: Consiste en refrescar los extremos nerviosos, extirpando todo resto de fibrosis, hasta conseguir dos superficies
paralelas y una apariencia sana de los fascículos. Para realizar la correcta orientación de los fascículos en este tipo de sutura se
utilizan puntos epineurales de referencia, sirviéndonos como ayuda la estructura plana oval de la sección nerviosa, la disposición
de los vasos longitudinales de nervio y el tamaño de los fascículos, si no ha existido una pérdida de sustancia importante. Algunos
autores realizan estudios histológicos de los extremos nerviosos intraoperatoriamente para mejorar todavía más la orientación. Una
vez orientados correctamente los extremos nerviosos procedemos a su sutura con puntos sueltos que atraviesan solamente el
epineuro (foto 2). Hay que tener especial cuidado al aplicar la tensión de la sutura, ya que si se ejerce excesiva presión puede
producirse la dispersión de los fascículos dentro de la sutura. Una vez completada, se debe colocar en un lecho de tejido sano y
blando, en donde tenga asegurada una buena irrigación sanguínea y una posición protegida, y donde las posibilidades de afectarse
por adherencias y cicatrices sean mínimas.
Alineación fascicular: Esta técnica, denominada de alineación fascicular, fue descrita con pequeñas variantes por Smith y
Hakstian. Se realiza introduciendo unos puntos guía por el espacio interfascicular o por el perineuro que coaptan y orientan mejor
los fascículos, completando la reparación con puntos de sutura epineural. Está indicada en las lesiones de los nervios mixtos
polifasciculares sin patrón definido.
Sutura fascicular: La sutura fascicular o perineural consiste en la reparación de un nervio seccionado mediante la conexión
individual de sus fascículos o grupos de fascículos, previa extirpación del epineuro (gráficos 4 y 5). Esta técnica representa un
positivo esfuerzo para mejorar las posibilidades de restauración del patrón original de inervación durante el periodo de
regeneración. Fue propuesta ya en 1917 por Langley y Hashimoto y aconsejada también por Sunderland en 1945, siendo
actualizada en 1967 por Bora, Goto y Millesi. Dichos autores demostraron que la penetración de axones en los tubos endoneurales
relacionados funcionalmente puede facilitarse si se identifican sistemas fasciculares en los extremos y se suturan por separado.
Las ventajas de su utilización consisten en la extirpación total del epineuro en los extremos nerviosos a suturar, con lo cual
eliminamos el efecto fibrogénico de esta estructura y posibilitamos un mejor afrontamiento individual fascicular. Existen 3
desventajas asociadas a la técnica: el aumento del tiempo necesario para la intervención, la posibilidad de aumentar la reacción de
tejido conjuntivo en la línea de sutura y la lesión de vasos sanguíneos que podría interferir con la vascularización de los fascículos
aislados. La sutura fascicular individual, a diferencia de la de grupos de fascículos, resulta a veces impracticable, y no se aconseja
salvo en condiciones especiales.
Indicaciones: La principal indicación de este tipo de técnica quirúrgica se presenta cuando cada grupo fascicular está compuesto
por fibras nerviosas que representan una rama particular o una función determinada y ocupa una posición constante en el nervio, o
bien, es lo bastante grande para permitir una unión aislada. Esta cirugía es idónea en nervios oligofasciculares o polifasciculares
con grupos definidos, como los nervios mediano y cubital en la muñeca. Como norma no debe realizarse en cirugía de urgencia,
siendo de elección su aplicación en reparaciones secundarias o en secciones parciales del nervio.
Técnica quirúrgica: Se sacrifica aproximadamente entre 0,5 y 1 cm de epineuro, adoptando toda clase de precauciones para no
interferir la irrigación sanguínea de la región y evitar la lesión de los fascículos. Los fascículos y los grupos de fascículos se
anastomosan en función de su tamaño, posición y tipo de agrupamiento. Se puede reforzar la sutura con adhesivo de fibrina
preparado, que confiere una mayor consistencia a la misma.
Injertos nerviosos: Si en una lesión nerviosa existe una pérdida de sustancia que imposibilita el afrontamiento de los extremos sin
tensión, o bien si a nivel de la lesión existe un componente de fibrosis que obliga a una extirpación amplia, la mejor es el injerto
nervioso. El principal objetivo es proporcionar un armazón para los axones regenerantes que no sólo los guíe hacia el muñón distal
sino que también lo haga de forma que restablezcan el patrón original de inervación del modo más idóneo. Arterias, venas,
músculo, y duramadre han sido empleados como tejidos de origen no neural con distintos resultados, aunque ninguno ha superado
al injerto de tejido neural, que puede proceder del mismo individuo (autoinjerto), de otro individuo de la misma especie
(homoinjerto) o de diferentes especies (aloinjerto). Estos injertos pueden utilizarse frescos, conservados o después de tratamiento
mediante predegeneración o irradiación. Las experiencias con injertos heterólogos y homólogos han dado resultados
desalentadores debido a la fibrosis o rechazo que experimentaban, llegándose a la conclusión de que en la actualidad los únicos
injertos viables son los autólogos. Por lo tanto, en este apartado centraremos nuestra atención en los injertos autólogos de tejido
neural. Existen tres tipos principales de autoinjertos: totales, en cable e interfasciculares. A estos grupos debe añadirse otro, el
injerto libre de nervio vascularizado, que es una forma especial de injerto total en el que la irrigación sanguínea del nervio se
transfiere al mismo tiempo que el nervio. Un injerto total se compone de un fragmento de nervio de un diámetro semejante al del
nervio receptor y que posee todas las estructuras nerviosas (tejido conjuntivo, linfáticos, vasa nervorum,...). Este tipo de injerto
tiene el inconveniente de su grosor, ya que si sobrepasan los 5 mm de diámetro, se puede llegar a producir una isquemia central y
fibrosis posterior. Bielschowsky y Ungher propusieron la utilización de pequeños nervios sensitivos para paliar el defecto de un
tronco nervioso, pero fueron Bunnell y Boyes quienes actualizaron el injerto en cable, que se compone por varios fragmentos de un
nervio monofascicular, tratando de reconstruir un tronco nervioso, con una disposición fascicular aleatoria. Los injertos
interfasciculares (Millesi), suponen la anastomosis planificada entre fascículos relacionados funcionalmente (gráfico 6). La elección
de un nervio para autoinjerto está limitada a los nervios cutáneos de los miembros, aunque Tarlov y cols. (1946) han sugerido que
los nervios intercostales podrían resultar también aconsejables. Sunderland y Ray (1947) llegaron a la conclusión de que los
nervios sural y radial superficial son superiores al resto de los cutáneos tanto en la forma, como en el grosor y la longitud
disponibles antes de su ramificación.
Técnica: Siempre se realiza una exploración del nervio con neurolisis e identificación de los fascículos próximales y distales en un
primer tiempo. Una vez identificados se seccionan por la zona sana con un corte perpendicular, y a distintos niveles, para evitar la
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superposición cicatrizal. Una vez obtenido el injerto nervioso se divide en tantos fragmentos como fascículos o grupos fasciculares
existan, procediéndose a continuación a la sutura, bastando únicamente 1 ó 2 puntos por cada fascículo para su orientación y
coaptación (foto 5). Los límites a la longitud del autoinjerto se han cifrado en unos 10-12 cm, aunque hay autores que han
conseguido con éxito injertos de una longitud mayor. Hay que tener en cuenta que la nueva irrigación sanguínea procede
inicialmente de los muñones proximal y distal y con cierta mayor lentitud de los tejidos del lecho nervioso. Por esta razón, el injerto
debe localizarse, siempre que sea posible, en tejido sano y vascularizado.
Situaciones especiales:
Injerto de nervio vascularizado: A fin de contrarrestar esta amenaza y asegurar la mejor irrigación sanguínea posible para un injerto
largo, Taylor y Ham (1976) han ideado una técnica en la que el nervio donante, junto con el principal sistema arteriovenoso que lo
vasculariza, se transfieren en su totalidad a la zona del injerto.
La técnica se ha desarrollado para asegurar la supervivencia del injerto en situaciones en que la necrosis central o segmentaria de
un injerto libre convencional puede ocurrir.
Injertos de incrustación o “inlay”: Seddon (1954) ha observado que esta técnica puede resultar particularmente útil en los casos de
lesión lateral extensa (mayor de 1 cm) pero parcial de un tronco nervioso. Consiste en un injerto fascicular, pero insertado en un
defecto parcial (gráfico 7), siendo, en estos casos, preferible a los intentos de sutura parcial del nervio.
Tubulizaciones: En este caso, los extremos del nervio se mantienen yuxtapuestos y la zona de unión queda protegida por un tubo
envolvente en forma de manguito por algún material no biológico (Millipore, silicona, ácido poliglicólico, ...). El material de la
cobertura ideal debería ser inerte para evitar la reacción tisular, reabsorbible para evitar la compresión del nervio y permeable para
permitir la difusión de nutrientes. Hasta le fecha no se ha encontrado ningún material que cubra estas necesidades. Las
tubulizaciones con Millipore® han sido abandonadas hace años debido a los malos resultados derivados de la reacción tisular
provocada. La silicona (Silastic®) aporta la ventaja de ser un material inerte, aunque tiene el inconveniente de tener que ser
retirado en un segundo tiempo debido a la posible estrangulación del tejido nervioso neoformado, además sólo está indicado si la
distancia entre los extremos no sobrepasa los 2-3 cm. Por otro lado, presenta la dificultad de orientación de los extremos del nervio,
entorpeciendo la regeneración fascicular; por lo cual, sólo se aconseja la utilización en casos de nervios monofasciculares, como
los colaterales digitales. Los tubos de ácido poliglicólico (Neurotube®) poseen las mismas indicaciones que la silicona pero con la
ventaja de poderse introducir en su interior factores de crecimiento nervioso. Han aparecido nuevos materiales, como el
politetrafluoroetileno (Gore-Tex), que ofrece nuevas perspectivas en esta técnica, aunque aún está en periodo de experimentación.
Anastomosis cruzadas: Existen métodos alternativos a los autoinjertos libres que han sido ideados por distintos autores con
resultados dispares. Entre ellos se encuentran el injerto pediculado, la sutura terminolateral y las transferencias nerviosas o
neurotizaciones. Son técnicas que han sido utilizadas anteriormente con resultados dispares, aunque en la actualidad están siendo
redescubiertas abriendo un amplio horizonte en el campo de la reconstrucción nerviosa. El injerto pediculado ha sido abandonado
debido a sus resultados mediocres y formación de neuromas. Una mención especial merece la neurotización, ya que es una
técnica que posee unos resultados aceptables si se indica correctamente.
Neurotización: En este método, un nervio donante normal se sacrifica de manera completa o parcial y se utiliza para reinervar el
segmento distal del nervio seccionado (gráfico 8). El restablecimiento de la función de un nervio seccionado sólo se obtendrá si el
nervio donante posee una composición en fibras nerviosas semejante al receptor, ya que no tiene sentido la unión de un nervio
sensitivo a otro predominantemente motor y viceversa. La reinervación precisa de adaptaciones a nivel cortical para compensar la
alteración de los patrones de inervación. No obstante, las posibilidades de reeducación central varían enormemente, por lo que la
recuperación es imperfecta. Este método está especialmente indicado en las lesiones del plexo braquial con avulsión radicular
teniendo que completar dicha técnica con cirugía paliativa para conseguir resultados aceptables. Para ello se emplean los nervios
intercostales, el plexo cervical, la porción de la musculatura extrínseca del cubital, el asa de los pectorales y el espinal accesorio,
aunque el uso de este último provoca la pérdida parcial de la función del trapecio. Esta técnica ha resultado útil en la corrección de
algunas lesiones irreparables del nervio facial, seleccionándose el muñón proximal del donante a partir del hipogloso, el hipogloso
descendente y el espinal accesorio. De todas ellas, sólo la unión cruzada faciohipoglosa ha permanecido en la práctica clínica.
Sutura terminolateral: El muñón distal del nervio seccionado se inserta a través de un defecto longitudinal realizada en el epineuro
de un nervio normal adyacente (gráfico 9). El objetivo es conducir axones desde el nervio sano al lesionado. Esta técnica está en la
actualidad en fase de experimentación, existiendo pocos casos clínicos que contrasten su eficacia.
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Teoría de TO II - Lesiones de Nervios Periféricos.
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REHABILITACIÓN DE LAS PARÁLISIS PERIFÉRICAS
Autor: T.O. Cangini Gladys.
Trabajo Presentado en el XX CURSO ANUAL DE JUNIO del Capitulo Argentino de Terapistas de Mano.
Las lesiones de los Nervios Periféricos en la extremidad superior, pueden producirse en cualquier porción de su trayecto,
siendo más frecuente en las regiones donde por sus relaciones anatómicas, está más expuesto. A causa de heridas
cortantes, compresivas, tracción etc.
La pérdida total de función puede deberse a:
Sección completa del nervio.
Sección parcial del nervio con perspectiva de recuperación espontánea en fibras cuya continuidad no se ha
perdido.
Lesión en continuidad que se recupera en forma espontánea.
¿Qué pasa cuando un nervio se secciona? Encontramos:
Parálisis de los músculos por él inervados.
Anestesia en el territorio cutáneo correspondiente.
Trastornos Vasomotores.
Con respecto a los distintos tipos de lesiones que pueden producirse, en un nervio periférico, debemos recordar la
clasificación que Seddon en 1943 hizo en tres grupos; tomando la lesión de la fibra nerviosa en relación con el epineuro,
perineuro y endoneuro. A ésta se suma la clasificación de Sunderland, que establece cinco grados de lesión, de severidad
creciente, que afectan sucesiva y progresivamente al tronco nervioso. Se basa en el efecto de la lesión y no en su causa.
LESIONES GRADO 1: El déficit sensitivo cutáneo suele ser transitorio, recuperándose la sensibilidad mucho
antes que las funciones motoras y sensitivas ( propioceptivas). Las contracciones voluntarias vuelven a la normalidad
casi al mismo tiempo en todos los músculos afectados. Mejoría completa en el término de 4 a 6 meses. No queda
secuela.
LESIONES GRADO 2: Hay pérdida completa de funciones motoras, sensitivas y simpáticas en zona
correspondiente al nervio lesionado. La recuperación es más lenta, los músculos se recuperan en orden seriado en el
que son inervados. Proceso más lento.
LESIONES GRADO 3: Aquí el orden seriado de reinervación puede alterarse y la recuperación nunca es
completa.
LESIONES GRADO 4: Puede haber cierto grado de recuperación espontánea, pero al igual que las lesiones grado
5 requerirán de una reparación quirúrgica sea en forma de Neurorrafia o Injerto Nervioso.
EVALUACIÓN.
La valoración dependerá, en cada caso en particular del estado general del paciente, de la existencia de otras lesiones
relacionadas no nerviosas, como heridas, fracturas, luxaciones, subluxaciones que pueden requerir de tratamientos previos,
como cirugías que pueden llevar a una inmovilidad prolongada del miembro superior, por lo tanto en éstos casos el terapeuta
realizará una valoración global del paciente referente a postura y movimientos posibles.
Muy diferente es la valoración del paciente que concurre al consultorio con una lesión única o combinada de 1 o más Nervios
Periféricos.
La evaluación comprende las Funciones Motora, Sensitiva y Simpática.
FUNCIÓN MOTORA.
ACTITUD POSTURAL en que se encuentra el miembro superior, y cada uno de sus segmentos.
DEFORMIDADES: éstas aparecen cuando las partes afectadas adoptan una posición dada la redistribución de:
parálisis de algunos músculos
acción sin oposición de otros músculos
acción constante de la gravedad
AMPLITUD ARTICULAR: Si los arcos articulares están libres, con rigidez o anquilosadas.
GRADO DE TROFISMO MUSCULAR: Comparativo con miembro sano.
Valoración de la MOVILIDAD ACTIVA de los músculos involucrados, teniendo en cuenta sobre todo la musculatura de la
mano, de los mecanismos de sustitución, o bien debido a la musculatura doblemente inervada y/o a la variación en la
inervación.
FUNCIÓN SENSITIVA.
Incluye la sensibilidad cutánea, presión profunda, propiocepción y sensibilidad discriminativa. Para una correcta valoración
sensitiva debemos contar con la colaboración del paciente, muchas veces esto no se consigue de entrada.
FUNCIÓN SIMPÁTICA.
El estado de los tejidos denervados dependerá del tiempo durante el cual lo han estado y de los cuidados que se dieron
durante ese tiempo.
Se debe registrar la:
Naturaleza y distribución de trastornos tróficos.
Color y temperatura de la piel.
Sudoración.
TRATAMIENTO MÉDICO.
El tratamiento inmediato se dirige en primer lugar a restablecer el estado general del paciente, en segundo lugar a tratar la herida y cualquier
lesión asociada de tipo arterial, ósea y/o articular y en tercer lugar tratar la lesión del nervio.
El tratamiento de una lesión nerviosa puede ser: no quirúrgico o quirúrgico
Teoría de TO II - Lesiones de Nervios Periféricos.
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El no-quirúrgico (Conservador): en las lesiones de grado 1 y 2. Evitar desarrollo complicaciones en la periferia debidas a la
denervación que amenazan de manera grave el restablecimiento de la función de estructuras que serán reinervadas. Tratamiento
conservador.
El quirúrgico; dependerá del diagnóstico preciso tanto del nervio en particular, como a la localización, naturaleza y gravedad de la
lesión, a partir de aquí se decide si se trata de inmediato con técnicas quirúrgicas o debe retrasarse la intervención y dejar cierto
tiempo con tratamiento conservador; de igual modo la reparación del nervio requiere de tratamiento conservador después de la
cirugía hasta que la regeneración ha cesado. Se suma la reeducación motora después de la reinervación.
Estas cirugías incluyen: neurorrafías, exploración del nervio, liberación del nervio, injertos; cuando la regeneración es incompleta y
deja una incapacidad residual puede requerir de otras técnicas cómo transferencias o injertos tendinosos.
TRATAMIENTO POST-QUIRURGICO.
FASE 1: Inmovilización
FASE 2: Comienzo de movilización activa
FASE 3: Fortalecimiento. Destreza.
FASE 1: La inmovilización será de aproximadamente 5 a 6 semanas, esta inmovilización permite que la transferencia
cicatrice en la posición deseada, con un mínimo de tensión en la zona de la sutura. Aquí realizaremos control de
edema y movilización de articulaciones no afectadas en el yeso.
FASE 2: Ejercitación activa, el reentrenamiento de la transferencia, se inicia a partir que se retira la inmovilización, se
confecciona una férula protectora de uso continuo la primer semana retirándola solo en las sesiones de ejercicios, el
programa de tratamiento debe reducir al mínimo la formación de cicatriz hipertrófica, se indica los movimientos
activos suaves, para facilitar el deslizamiento de los tendones sin poner demasiado estrés en el área de suturas. Se
inician contracciones lentas, controladas, de 4 a 5 series diarias de no más de 10 minutos, evitando cualquier
movimiento pasivo que pueda estirar la transferencia. De a poco se van incorporando actividades funcionales sin
resistencia. El objetivo de este reentrenamiento de las transferencias es alcanzar la mejor calidad de movimiento
posible.
FASE 3: En esta etapa se retira la férula de protección; se incluyen actividades que requieren progresivamente
velocidad, coordinación y fuerza. Alrededor de los 3 meses, se estaría en condiciones de recuperar el rango completo
de la transferencia tendinosa y al 4to mes, de soportar un trabajo resistido.
1- Nervio Circunflejo:
Deltoides (Flex, Abducción y Flex Horizontal del Hombro)
Redondo Menor (Rot. Externa de Hombro)
2- Nervio Radial:
Tríceps (Extensión de Codo)
Anconeo( Extensión y estabilización del codo)
Supinador Largo(Flexor del Codo y Supinador)
Supinador Corto(Supinación)
Radial Corto y Largo (Extensión y Abducción de la muñeca)
Teoría de TO II - Lesiones de Nervios Periféricos.
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Extensor Común de los dedos (Extensor de la primer falange y la muñeca)
Extensor propio del Meñique ( Extensor de la 1º falange del meñique y la muñeca)
Cubital Posterior (Extensor y Aductor de la muñeca)
Abductor Largo del Pulgar (Abduce el Pulgar)
Extensor Corto del Pulgar (Extensor de la 1º falange del pulgar)
Extensor Largo del Pulgar (Extensor de la falange distal del Pulgar)
Extensor Propio del dedo Indice (Extensor y Aductor del dedo índice)
3- Nervio Musculocutaneo:
Coracobraquial (Flexión horizontal del Hombro)
Bíceps (Flexión del codo)
Braquial Anterior (Flexión del Codo)
4- Nervio Mediano:
Pronador Redondo (Prona el antebrazo)
Palmar Mayor (Flexiona y Abduce la muñeca)
Palmar Menor (Flexión de la muñeca)
Flexor Superficial de los dedos (Flex. La 1º y 2º falange de los dedos, Flexor accesorio de la muñeca)
Flexor Profundo de los dedos (Flex. Todas las falanges de los dedos, flex. La muñeca)
Flexor Largo del Pulgar (Flex. La 2º falange del pulgar)
Flexor Corto del Pulgar (Flex la 1º falange del Pulgar)
Pronador Cuadrado (Prona el antebrazo)
Abductor Corto del Pulgar (Abducción y rotación medial del Metacarpiano del Pulgar)
Oponente del Pulgar (Oposición del Pulgar)
1º y 2º Lumbricales (Flex débiles de las MCF durante la extensión IF y Extensor secundario de las IFs)
5. Nervio Cubital:
Cubital Anterior (Flexión y Aducción de la muñeca)
Flexor Profundo de los dedos (Haces III y IV) (Flex las falanges y muñeca)
Palmar Menor (Accesorio en la Flexión de la muñeca)
Abductor del Meñique (Abduce el meñique y ayuda en la flex de la 1º falange)
Oponente del meñique (Ligera flexión y rotación del 5º Metacarpiano)
Flexor corto del meñique (Flex la 1º falange del meñique)
Interoseos Palmares (Aducen la 1º falange de los dedos índice, anular y meñique)
Interoseos Dorsales (1º y 2º Abduce el 2º y 3º dedo; 3º y 4º Abduce el 4º y 5º dedo)
3º y 4º Lumbricales (Idem 1º y 2º Lumbricales)
Aductor del Pulgar (Aducción e Hiperflexión del 1º Metacarpiano)