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¿Por qué Nasio?

Entrevista a Juan David Nasio


Realizada el día 4 de Septiembre de 2005.

“Pienso que un analista se forma antes todo, en el


diván. Es decir, la primera lesión, la más grande
enseñanza es estar hablando de él mismo a través
de la experiencia personal, íntima, del diván. En
segundo lugar, el segundo elemento, la segunda vía
que lleva, culmina, con un psicoanalista es la lectura,
el estudio de textos fundamentales. Es una lectura
continua, lenta, progresiva y permanente. La tercera
vía, es la pertenencia a la comunidad psicoanalítica,
[…]”
(parte disponible en audio)

Por Ps. Mariano Ruperthuz H.


Psicólogo, Universidad de Santiago de Chile.
Miembro del Grupo de Estudio Psicoanálisis
"Re-cortes Psicoanalíticos" de la Escuela de
Psicología de la Universidad de Santiago.
Alumno del Magíster en Psicología Clínica,
mención Psicoanálisis UAI-ICHPA.
mruperthuz@recortespsicoanaliticos.cl

Presentación

Después de un par de meses circulando, la Revista Re-cortes


Psicoanalíticos tiene el agrado de presentar la entrevista a uno de los
psicoanalistas más importantes de los últimos años: Juan David Nasio.
Tuvimos el placer y el privilegio de conversar con él y que nos relatara sus
impresiones sobre el psicoanálisis en Chile, su idea acerca de la formación del
analista, de la actualidad del propio psicoanálisis en el mundo moderno y de su
relación con Lacan a partir de su llegada desde Buenos Aires a París.

¿Quién es Juan David Nasio?

Juan David Nasio es psicoanalista y psiquiatra argentino. Director de los


Seminarios Psicoanalíticos de París y ha publicado numerosos escritos sobre
psicoanálisis, entre los que se encuentran: El magnífico niño del psicoanálisis,
El dolor de la histeria, El placer de leer de Freud, Como trabaja un
psicoanalista, Los ojos de Laura, Un psicoanalista en el diván.
Nasio se traslada desde Argentina a Francia a finales de los años
sesenta y a pedido de Lacan, asume una nueva traducción al español de los
Escritos. Además tiene el honor de dictar una clase en el Seminario de Lacan
en el año 1979 titulada El sujeto del inconsciente.
Trabaja junto a Francoise Dolto y profundiza en análisis de niños y junto
con ella se publica el libro El niño del espejo.
En el año 1986 funda los Seminarios Psicoanalíticos de París
(www.seminaires-psy.com) que actualmente preside. Y el 22 de octubre de
1999 fue condecorado, por el Gobierno Francés, con la distinción de Caballero
de la Legión de Honor, por su contribución al desarrollo del psicoanálisis en
Francia. En esa ocasión Nasio señaló:

“[...] el homenaje de la República resuena en mi como una exigencia:


que el psicoanálisis se renueve para enfrentar mejor los nuevos malestares de
nuestra civilización, sin perder por ellos su esencia, su identidad, aquello que lo
define desde su origen, este es, ser una práctica terapéutica destinada a
reducir el sufrimiento gracias a la escucha del inconsciente” (Nasio, 2001, Pág.
151)1

Introducción

La distancia entre Santiago y París se hace sentir. Pero, a pesar de eso,


hemos tenido placer de poder contactar al señor Juan David Nasio para tener
una cálida entrevista con él.
¿Por qué Nasio? La respuesta a esa pregunta puede tener varias
respuestas, pero creemos que la más acertada es que Nasio es tan
latinoamericano como nosotros y que él, después de ya casi treinta y cinco
años en París, sigue tan atento de ser, como lo señala, siempre un estudiante y
no un maestro.
Comenzamos esta aventura enviándole una carta a su dirección
particular pidiéndole la posibilidad a que contestara, por escrito, un par de
preguntas que era de nuestro interés que él respondiera. Sorpresa nuestra que
a vuelta de correo, casi un mes después, tuvimos no sólo una respuesta con su
puño y letra sino que también una notable invitación que decía:

“He recibido su carta tan amable. Preferiría que la entrevista fuera por
teléfono”.

Así lo hicimos y pudimos lograr una cálida conversación con Nasio y


vernos favorecidos de esa misma amabilidad y lucidez que en sus libros nos
transmite. Sabemos, que el paso del habla a la letra escrita, mata algo de la
viva circulación de las palabras. Sin embrago, sabemos que la lectura de estas
líneas será un gran aporte para nosotros y nuestros lectores.

M.R: Quiero agradecerle mucho la posibilidad de darse unos minutos para


hablar con nosotros. Lo primero que queríamos saber es si ¿Ud. tiene alguna
idea sobre el psicoanálisis en Chile y cuál es su impresión?

J.D.N: Si, claro que tengo una impresión. Primero que nada ante todo quiero
decirle que me gusta esta experiencia, estoy muy contento de hacer esta
experiencia, de una llamada telefónica, a través de tantos kilómetros de
distancia para poder intervenir y contribuir a la Revista Re-cortes
Psicoanalíticos de Chile.
1
Nasio, J.D. (2001). Un psicoanalista en el diván. Buenos Aires: Paidós.
M.R: Muchas Gracias.

J.D.N: En segundo lugar quiero decirles que Chile, la escuela psicoanalítica de


Chile es una escuela que tengo muy en nota y que recuerdo y que conozco la
importancia que ha tenido en el psicoanálisis latinoamericano. La escuela
psicoanalítica de Chile es una escuela que tiene tradición y no sólo tradición
sino que también tiene representantes de altísimo nivel como los dos grandes
psicoanalistas chilenos que son Otto Kemberg y el psicoanalista que ha muerto
ya, fallecido en Italia, que se llamaba Ignacio Matte Blanco. Ha escrito libros
muy importantes en Italia sobre la teoría del inconsciente y la formalización
matemática de esa teoría. Este hombre es chileno, ya fallecido en Italia, es un
psicoanalista que ha emigrado en ese país y es muy reconocido en Europa.

M.R: Sí, Matte Blanco hace estrechas relaciones entre el psicoanálisis y la bi-
lógica.

J.D.N: Claro, Matte Blanco, lo he seguido de cerca. Y ante todo, para hablarlo
en general, ha intentado formalizar la noción de inconsciente y en la teoría
psicoanalítica los principales términos como el deseo, el inconsciente la
representación, etc. Así que Uds. tienen dos hijos, chilenos, que son figuras del
psicoanálisis mundial. Además le puedo decir que yo mismo me he inspirado
de ellos en diferentes oportunidades. Por supuesto Otto Kemberg es uno de los
grandes psicoanalistas con su teoría sobre el narcisismo, las personalidades
narcicisticas y muchos otros temas importantes, los estados límites, la noción
de psicosis, etc. Así que conozco muy bien la escuela chilena. Además, los
últimos años ha habido un empuje grande en las universidades de Santiago y
Valparaíso, donde varios universitarios me llamaron para pedirme e invitarme a
dar conferencias, lamentablemente no he podido ir, pero es indiscutible el
interés que hay en Chile sobre el psicoanálisis.
M.R: En ese mismo sentido, una consulta que es muy importante para nosotros
y a propósito que en Chile ha habido un gran empuje del psicoanálisis,
específicamente en el mundo universitario, ¿Cómo piensa Ud. la formación del
psicoanalista? ¿Es posible desde la universidad?

J.D.N: Pienso que un analista se forma antes todo, en el diván. Es decir, la


primera lesión, la más grande enseñanza es estar hablando de él mismo a
través de la experiencia personal, íntima, del diván. En segundo lugar, el
segundo elemento, la segunda vía que lleva, culmina, con un psicoanalista es
la lectura, el estudio de textos fundamentales. Es una lectura continua, lenta,
progresiva y permanente. La tercera vía, es la pertenencia a la comunidad
psicoanalítica, es decir, aunque sea estudiante, joven, aunque esté dando sus
primeros pasos, tiene que conocer a otras personas que estén estudiando
como él. Tiene que sentirse que está integrando poco a poco una comunidad,
el elemento social, comunitario, es muy importante en la formación del
psicoanalista. ¿Por qué? Porque el elemento comunitario es nuestra primera
forma de súper-yo. Es nuestra primera forma de conocer aquellas leyes
implícitas, no dichas, que nos hacen bien, que nos protegen y al mismo tiempo
que nos orientan, ideales, son ideales más que leyes y esos ideales forman
parte de la comunidad. Y comenzar a estudiar psicoanálisis en grupos, en un
pequeño grupo o con otras personas, permite que de poco a poco adquirir esos
ideales comunitarios. La tercera vía es la comunidad. La cuarta vía de
formación de un psicoanalista es la vía de la práctica de supervisión. Es decir,
el psicoanalista joven tiene que tratar de trabajar en una institución hospitalaria
si es posible, que sea psicólogo, médico o nada, pero que en todo caso trabaje
en pacientes enfermos, si es posible con pacientes psicóticos y que ese trabajo
cínico, de pasantía, de observación de pacientes eso lo pueda supervisar y
controlar con algún otro colega que esté formado, esta es la cuarta vía, la de la
observación de la práctica y de la clínica. La quinta vía que lleva a eso, ahí Ud.
me pregunta por la universidad, allí yo ubicaría, la universidad en dos planos,
en el plano del estudio, que lo dije en segundo lugar y lo ubicaría en el plano
del reconocimiento social para poder practicar, creo que es bueno, es mejor,
para practicar como psicoanalista cualquier lugar en el mundo, que sea en
Santiago, en Valparaíso, New York, en Buenos Aires o en París, que lo mejor
es que tenga un diploma que lo reconozca y si es posible que sea un diploma
universitario. Entonces en ese sentido pienso que es importante. Entonces para
sintetizar: el diván, el estudio, el estudio universitario o no, pero el estudio; en
tercer lugar, la pertenencia progresiva a una comunidad y la asimilación de sus
ideales; en cuarto lugar, la actividad clínica, una pasantía clínica y finalmente
entonces que en lo global de todo ello lo va a llevar a practicar y ha sentirse
como psicoanalista.

M.R: Muy bien. También ¿Cómo piensa Ud. el estatus, la posibilidad que tiene
el psicoanálisis en la actualidad? ¿La considera como una práctica muy actual?

J.D.N: Yo considero que el psicoanálisis primero hay que medirlo en cada país
diferente. Las cosas que han modificado. No se olviden, que los lectores de Re-
cortes Psicoanalíticos no lo olviden, el psicoanálisis comenzó en Viena. Pero
los años 30, el año 1930, el psicoanálisis era mucho más importante en Berlín
que en Viena. La escuela de Berlín era una escuela extraordinaria, los mejores
psicoanalistas en ese momento, de formación de freudianos, todos estaban allí,
antes de la guerra, Berlín era el centro mundial del psicoanálisis. Luego el
centro del psicoanálisis se desplazó a New York, Estados Unidos. Donde
muchos psicoanalistas alemanes y europeos tuvieron que emigrar a causa de
los problemas, había muchos psicoanalistas judíos, tuvieron que emigrar,
judíos y no judíos, por supuesto, y fueron a Estados Unidos y allá llevaron con
ellos el entusiasmo y fue New York la que se convirtió el centro del
psicoanálisis mundial. Y luego, poco a poco eso fue cambiando, recordemos la
importancia de Londres, de París, como lugares muy importantes en la
formación del psicoanálisis, en la elaboración de teorías nuevas, de
contribuciones. Y llegamos al punto de hoy donde podemos decir que el
psicoanálisis está muy desarrollado en Buenos Aires, en Argentina, en
Latinoamérica, en Chile también, no es tanto como en Brasil o como en
Argentina, pero tiene su desarrollo. Está desarrollado actualmente en Francia,
sobretodo en París, pero en Francia toda globalmente, en todas las ciudades
de Francia hay muchos psicoanalistas, muchísimos. Y luego tenemos Londres,
menos, actualmente en Londres no hay un gran desarrollo en el sentido de la
multiplicación de número de psicoanalistas, pero hay un gran desarrollo en
cuanto al interés en Londres entre el psicoanálisis y las neurociencias, que es
muy interesante lo que está pasando en Inglaterra. Y luego tenemos un centro
importante en España, Madrid, Barcelona; luego tenemos, para terminar, en
otros países, que no tienen un gran desarrollo, pero tienen una presencia,
como por ejemplo, en Dinamarca, en Bélgica, inclusive en Rusia. Yo he estado
hace poco en Moscú y bueno, allá hay un interés que está cada vez creciendo.
En una palabra, la situación del psicoanálisis hoy, es una situación que se está
modificando. Es decir, la carta geográfica, se cambia, se modifica, pero mi
impresión es una impresión positiva, ¿qué quiere decir positiva? Quiere decir
que siempre hay gente joven que quiere aprender psicoanálisis, siempre hay
pacientes que piden y que vienen a los psicoanalistas porque sufren y siempre
hay coloquios y libros. Que son para mí los cuatros signos que manifiestan el
desarrollo de una disciplina.

M.R: Y la actualidad de la misma.

J.D.N: Si, claro.

M.R: Profesor, una reflexión sobre, cómo Ud. mismo lo señala, su traslado
desde Buenos Aires a París, y como Ud. es un psicoanalista consolidado y
conocido a nivel mundial, hay una pregunta que se nos hace inevitable
planteársela. Ud. se acerco y recibió gran influencia a partir de Lacan, de su
trabajo. Nos gustaría que nos contara, nosotros que estamos tan lejos desde
acá, desde Chile, la distancia es grande, ¿Cómo era Lacan, su personalidad, la
influencia en su mismo trabajo?

J.D.N: Si, como no. Debo decirle que tuve esa suerte de venir a Francia cuando
era muy jovencito, con mi señora, éramos dos. Es muy importante que esas
cosas se hagan en pareja, porque le da fuerza a la pareja. Y bueno, vinimos
acá, fue una idea mía venir acá a Francia, no por razones políticas, en aquella
época había mucha convulsión en Argentina, sino porque yo quería aprender
psicoanálisis, ir más allá, había conocida ya en Buenos Aires algunos textos de
Lacan y de los alumnos de Lacan. Y aunque no conocía bien el francés me
había interesado, había leído esos libros en francés con un amigo que sabía
leer en francés y poco a poco, me vino la idea de venir a formarme acá, pero
por poco tiempo. En aquella época los desplazamientos eran menos frecuente
que ahora y, bueno, así fue como llegamos hasta acá, llegué con una beca del
gobierno francés que se daba a algunos jóvenes y bueno, tuve la suerte de
tener esa beca y poder dedicarme a estudiar mucho, era y soy muy estudioso,
me gusta leer, me gusta escribir. Considero que es como un entrenamiento
atlético, para mi estudiar y escribir lo hago con placer, pero hago como un
atleta que ama su deporte, pero lo practica en permanencia. Yo creo que hay
que practicarlo en permanencia, en permanencia estudio, en permanencia
escribo, en permanencia, no paro, porque se que hay que estar como un actor
de cine que tiene que estar siempre con un cuerpo esbelto para (risas) poder
hacer películas. Y bueno, yo estoy con una mente que trato de tenerla la más
abierta posible y practico en permanencia esas dos actividades que son el
estudio y la escritura. Y ya venía con ese hábito desde joven y así fue que lo fui
a ver a Lacan, y llegue, me acuerdo aquél día, esperé un poco al llegar acá,
habré llegado el 1 de septiembre, llegué le 1 de septiembre de 1969, esperé
hasta diciembre, porque no sabía bien el francés, para ir a ver a Lacan debía
saber algo de francés. Entonces lo fui a ver a Lacan, me acuerdo, en
diciembre, al principio de diciembre del 69, me recibió muy bien en su
consultorio y me dice ¿Ud. quien es? Mire yo soy médico, psiquiatra, argentino,
vengo porque obtuve una beca gracias al gobierno francés para estudiar con
Ud. Y eso le encantó a Lacan, porque Lacan era un hombre que le gustaba
todo lo que era reconocimiento oficial. Entonces saber que el gobierno francés
había dado una beca, para que yo estudie con él, quiere decir que el gobierno
francés sabía quién era él.

M.R: Justamente....

J.D.N: Y eso a él le daba muchísimo placer. Así que ya eso lo puso de muy
buen humor conmigo (risas). Eso me ayudó, eso me ayudó mucho. Y le dije
que conocía su obra, que no había leído todo, pero que estaba leyendo, que
estaba estudiando. Entonces me fui estudiar, a seguir estudiando su obra, pero
salvo que la trataba leer en francés ahora, empecé a leerla en francés y en
pocos meses después Lacan me llama por teléfono. Meses no, un año
después. Yo lo iba a escuchar de manera muy prudente, muy humilde lo iba a
escuchar, como un jovencito latinoamericano, que iba y me sentaba entre las
ochocientas personas que lo iban a escuchar a su seminario. Y bueno, un día,
al año más o menos me llama por teléfono a mi casa, como si el presidente de
la república me llama a mi casa (risas), una cosa de locos. Y yo digo: ¡no
puede ser!, ¡yo debo estar soñando!
Llama a mi casa y dice:

“¡Nasio!
Digo: ¿Quién es?
Dice: soy Lacan.
Digo: si señor.
Por favor venga, quiero verlo.
Bueno, ya llego, ya llego y me fui corriendo (risas)”.

Pero la verdad me fui corriendo como un jovencito, ¡qué se yo como me habré


ido!, no tenía plata para tomarme taxi, pero me fui corriendo. Escúcheme, es
como si a Ud. lo llamara el presidente de la república y le diga venga a mi casa,
entonces Ud. se va corriendo y no entiendo por qué tamaño personaje me
llama. Entonces llegué y me dice:

“Bueno, ¿conoce esto Ud.?,


Me muestra un libro y el libro era “La lectura estructuralista de Freud”, en
español, que yo no conocía, y me dice:
Mire el título que le han puesto”.

“Digo: No conozco esto señor.


Y me dice: Estos son los Escritos míos, los han traducido con este título “La
lectura estructuralista de Freud””.

Entonces estaba muy enojado por esa traducción, y me dice

“¿Es Ud. capaz de mirar eso?


Digo: ¿Mirar qué?
Página por página, ¿puede mirar página por página?
Pero discúlpeme, no entiendo bien qué me pide.
Le pido que mire si hay adentro errores de traducción.
Le digo: señor, ahí yo no le decía profesor, señor esto va a tomar mucho
tiempo.
No, haga una experiencia, lea eso y me dice mañana o pasado si Ud. le parece
si hay muchos errores”.

Entonces agarré el libro en español, me fui a mi casa, le dije a mi señora:


¡Bueno, mirá, tenemos que leer juntos esto! Y entonces ella leía en español e
iba mirando los Escritos en francés, que yo ahí ya conocía, porque ya estaba
hace un año. Entonces descubrí que había, por lo menos, diez errores de
traducción en cada página. Diez errores ¿por qué? Porque el traductor, que es
un muy buen traductor, que falleció hoy en día, un mexicano, era un poeta y el
había traducido a Lacan como si fuera poesía. Y entonces así fue que le llevé a
Lacan, a los dos días llegué y le dije:

“Mire, yo no leí todo, pero pienso que debe haber más o menos entre cinco y
diez errores de traducción por página,
Bueno me dice ¿Ud. puede rehacerlo todo?
Digo ¿Cómo rehacer todo?
¿Puede leer todo el libro?
Digo, pero son casi los Escritos, son mil páginas.
Dice sí, pero ¡¿lo puede hacer sí o no?!
Y yo dije: Sí, sí, por supuesto”.

Entonces, me acuerdo que en esa época, era más o menos, debía ser
noviembre del año 71 y bueno, así me fui todo el verano, no todo el verano,
pero por lo menos todo el mes de diciembre y enero a corregir los Escritos de
Lacan. Eso sí yo le había dicho:

“Mire, yo acepto señor si me permite tres pedidos que quiero hacerle.


Dígame, dígame, ¿qué quiere?
Primero me gustaría que Ud. corrija mis correcciones,
¿Cómo?
Digo sí, yo quisiera, corregirlo pero que yo lo consulte con todas las dudas”

Por supuesto se imagina que mi idea era poder verlo (risas).

M.R: Claro...
J.D.N: Y poder discutir y aprender directamente con él. Era una chance del
destino que no podía perder.

“Segundo le voy a pedir que mi nombre...


Dice: ¡Su nombre va a aparecer!
Digo: Sí, pero yo quisiera que mi nombre aparezca con el suyo.
¿Cómo con el mío?
Sí que Ud. ponga: “Corrección hecha por el Doctor Nasio en colaboración con
el Autor””.
Y ¿Por qué yo pedí eso? Porque yo tenía mucho miedo en esa época, porque
en esa época Lacan era como una biblia y traducirlo y corregirlo era tocar
cosas sagradas. Y yo sabía que iba haber gente que se iba a molestar de
verme. Entonces yo no quería ser criticado, yo quería darme la garantía que
todo mi trabajo, que mi trabajo figurara que había sido controlado por él.

M.R: En conjunto con él.

J.D.N: Claro. Y después como era becario y no tenía dinero. Le dije:

“Yo soy becario, ¿el editor puede pagarme algo?”

Y bueno, trató de hacer para que el editor me pagara, lo que hoy sería unos
cien dólares nada más. Pero para mí, la verdad, que la plata no contaba nada,
lo que contaba era esta experiencia única de poder trabajar en conjunto con él
y poder y efectivamente así fue que en la vida trabajé muchas veces con él. Y
cenamos juntos muchas veces. Y yo venía cada cena, me acuerdo, lo venía a
buscar al consultorio y después nos íbamos a un restorán de ahí cerca del
barrio. Y yo llevaba mis papeles y mis preguntas y mis dudas. A veces dudas
reales de traducción y a veces dudas mentirosas, lo debo reconoces (risas)
para hacerle explicar cosas difíciles (risas). Y aprovechaba. Por ejemplo, me
acuerdo el concepto de Sujeto Supuesto Saber (S.S.S), entonces el traductor
había traducido, el Sujeto que se Supone que Sabe, y yo le dije:

A mi me parece que esto no corresponde. Y digo: Lo que pasa profesor, es que


yo no tengo muy claro lo que es el concepto de Sujeto Supuesto Saber (S.S.S).

O sea él me explicaba y me hice lecciones particulares. En una palabra fue una


experiencia muy hermosa que no voy a olvidar nunca....

[Silencio]

Ve....me emociona un poco...

M.R: Le emociona recordar...

J.D.N: Sí...

M.R: Sí, es una experiencia muy hermosa la que Ud. ha podido lograr.

J.D.N: Sí, muy linda experiencia.....Va poner ahí en el texto, en la revista,


ponga entre paréntesis emoción. “El Doctor Nasio se emociona con el
recuerdo...”

[Silencio]

M.R: Sí, profesor, lo que Ud. ha logrado nos da ánimo y esperanza sobre el
alcance que nuestro propio trabajo puede llegar a tener.
J.D.N: Claro y esto es lo más importante yo he recibido y yo transmito. Cada
uno de nosotros, lo mejor que puede pasar es que seamos una correa de
transmisión...

[Silencio]

Entonces, no, la emoción viene también por lo que pasó después. Eso fue en el
año, 71 por ahí y que me va a ocurrir que ocho años después, en 1979, va a
ocurrir que otro acontecimiento que no olvido nunca. Que yo en esa época
supervisaba con Lacan y bueno, una mañana yo llego con mi caso clínico,
entro a mi consultorio y empiezo a leer el caso, me para y me dice:

“¡Nasio!, mañana Ud. hace mi Seminario”.


Y eso fue...como una bomba también. Así que imagínese al otro día lo que era
tener que ir a pararse delante de ochocientas personas a leer un trabajo en el
lugar del gran maestro que todo el mundo está esperando (risas).

M.R: Ese trabajo suyo está en “El magnifico niño del psicoanálisis”.

J.D.N: Exacto. Es “El sujeto del inconsciente” y a eso fue una gran experiencia,
porque ser invitado por Lacan a dar su conferencia en el Seminario era el más
altísimo honor que se podía tener en ese momento. Y para un joven
latinoamericano como yo....

[Silencio]

Ve...no pensaba que me iba a emocionar...

Ud. me pide que le hable de Lacan, en realidad le hablé como yo le conocí.


Lacan era un hombre muy elegante, muy bien peinado, siempre con el pelo
hablando, para atrás, impecable. Camisa Mao, sacos y pantalones, sobretodo
el saco, de colores, color violeta, lila, con algunas rayitas amarillas o bordes
rosadas. En fin en aquella época era un dandy, era un real dandy este hombre.
Le gustaban las mujeres, era muy cortés con las mujeres, muy correcto, muy
seductor también. Yo siempre me acuerdo que tenía rabia con mis colegas
mujeres porque, digo: “Ellas tienen más suerte yo (risas), como son mujeres y
sobretodo si son lindas, les va a dar más bolilla que a nosotros”. Y luego, era
un hombre muy trabajador, muy trabajador. Yo soy muy trabajador, pero Lacan
era tan trabajador como yo, sino más trabajador. Era un hombre que no tomaba
vacaciones, no le gustaban las vacaciones como a mí, no me gustan las
vacaciones. Porque si uno está bien con lo que hace no necesita vacaciones.
Entonces trabajaba mucho, ha dado seminarios durante treinta años, sin parar,
todas las semanas, es una proeza intelectual excepcional.

M.R: Una fuerza vital inigualable.

J.D.N: Inigualable, inigualable. Era un hombre muy trabajador, muy vivo, muy
viviente, muy colérico también, se enojaba fácil. Muy exigente, era también muy
orgulloso de él, en el sentido que era por momentos, me daba la impresión, de
alguien que tenía cierta arrogancia. No se sentía la humildad, se sentía la
arrogancia, se sentía la ironía, irónico, Uds. lo deben ver en los Seminarios
también. Bueno este era este personaje que para mi ha sido uno de mis
maestros, de mis grandes maestros. He tenido la suerte de que no sea sólo él
mi maestro, hay otros, Madame Dolto, un maestro para mí también. Y después
he tenido la suerte de tener maestros latinoamericanos, de gran calidad como
Pichon Riviere, como Goldemberg, que es un gran psiquiatra, que todavía
sigue vivo, está muy viejito y vive en Estados Unidos y él me ha enseñado
mucho la clínica. Y he tenido la suerte de tener maestros y yo digo a los
lectores de Re-cortes Psicoanalíticos, a los jóvenes, por favor búsquense
maestros. No es fácil encontrar, no es fácil, hay que buscar. Hay que hacer
como la época del Renacimiento donde se pagaba para ir a la Atelier y tener un
maestro de pintura. Y hay que encontrarse su maestro, si no hay buscarlo. Y
hay que hacerse chiquito, humilde y ser un buen soldado, no querer ser
inteligente, original, no, no, no, no, no, ser primero que nada ser un muy buen
estudiante. Yo trato, siempre que trato un tema nuevo, empiezo diciéndome:
“Voy a hacer como un estudiante, voy estudiarlo como estudiante” y poco a
poco, sin darse cuenta, si la chance está conmigo, puede ocurrir que innove y
que haga, sin quererlo, proposiciones originales. Pero no hay que buscar la
originalidad, no hay que buscar la autonomía, no hay que buscar la
independencia. Hay que ser humilde y buscar la dependencia.
Bueno Mariano Ruperthuz....

M.R: Bueno profesor, quiero agradecerle la oportunidad que nos dio de


conversar con Ud. Y de contestar la carta que le enviamos. Gracias por esta
cálida conversación y espero que no sea la última.

J.D.N: Le digo hasta pronto entonces. Quiero anunciarle también que va a salir
un libro nuevo mío que se llama el Edipo, va a salir ahora dentro de un mes. Si,
y otros dos libros pequeños, uno que se llama El fantasma y otro que se llama
El dolor de amar, que es una retoma corregida del libro Del dolor y del Placer.

M.R: Bueno, muchas gracias otra vez, por esta magnífica oportunidad.

J.D.N: Bueno hasta pronto.

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