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Presentación
Introducción
“He recibido su carta tan amable. Preferiría que la entrevista fuera por
teléfono”.
J.D.N: Si, claro que tengo una impresión. Primero que nada ante todo quiero
decirle que me gusta esta experiencia, estoy muy contento de hacer esta
experiencia, de una llamada telefónica, a través de tantos kilómetros de
distancia para poder intervenir y contribuir a la Revista Re-cortes
Psicoanalíticos de Chile.
1
Nasio, J.D. (2001). Un psicoanalista en el diván. Buenos Aires: Paidós.
M.R: Muchas Gracias.
M.R: Sí, Matte Blanco hace estrechas relaciones entre el psicoanálisis y la bi-
lógica.
J.D.N: Claro, Matte Blanco, lo he seguido de cerca. Y ante todo, para hablarlo
en general, ha intentado formalizar la noción de inconsciente y en la teoría
psicoanalítica los principales términos como el deseo, el inconsciente la
representación, etc. Así que Uds. tienen dos hijos, chilenos, que son figuras del
psicoanálisis mundial. Además le puedo decir que yo mismo me he inspirado
de ellos en diferentes oportunidades. Por supuesto Otto Kemberg es uno de los
grandes psicoanalistas con su teoría sobre el narcisismo, las personalidades
narcicisticas y muchos otros temas importantes, los estados límites, la noción
de psicosis, etc. Así que conozco muy bien la escuela chilena. Además, los
últimos años ha habido un empuje grande en las universidades de Santiago y
Valparaíso, donde varios universitarios me llamaron para pedirme e invitarme a
dar conferencias, lamentablemente no he podido ir, pero es indiscutible el
interés que hay en Chile sobre el psicoanálisis.
M.R: En ese mismo sentido, una consulta que es muy importante para nosotros
y a propósito que en Chile ha habido un gran empuje del psicoanálisis,
específicamente en el mundo universitario, ¿Cómo piensa Ud. la formación del
psicoanalista? ¿Es posible desde la universidad?
M.R: Muy bien. También ¿Cómo piensa Ud. el estatus, la posibilidad que tiene
el psicoanálisis en la actualidad? ¿La considera como una práctica muy actual?
J.D.N: Yo considero que el psicoanálisis primero hay que medirlo en cada país
diferente. Las cosas que han modificado. No se olviden, que los lectores de Re-
cortes Psicoanalíticos no lo olviden, el psicoanálisis comenzó en Viena. Pero
los años 30, el año 1930, el psicoanálisis era mucho más importante en Berlín
que en Viena. La escuela de Berlín era una escuela extraordinaria, los mejores
psicoanalistas en ese momento, de formación de freudianos, todos estaban allí,
antes de la guerra, Berlín era el centro mundial del psicoanálisis. Luego el
centro del psicoanálisis se desplazó a New York, Estados Unidos. Donde
muchos psicoanalistas alemanes y europeos tuvieron que emigrar a causa de
los problemas, había muchos psicoanalistas judíos, tuvieron que emigrar,
judíos y no judíos, por supuesto, y fueron a Estados Unidos y allá llevaron con
ellos el entusiasmo y fue New York la que se convirtió el centro del
psicoanálisis mundial. Y luego, poco a poco eso fue cambiando, recordemos la
importancia de Londres, de París, como lugares muy importantes en la
formación del psicoanálisis, en la elaboración de teorías nuevas, de
contribuciones. Y llegamos al punto de hoy donde podemos decir que el
psicoanálisis está muy desarrollado en Buenos Aires, en Argentina, en
Latinoamérica, en Chile también, no es tanto como en Brasil o como en
Argentina, pero tiene su desarrollo. Está desarrollado actualmente en Francia,
sobretodo en París, pero en Francia toda globalmente, en todas las ciudades
de Francia hay muchos psicoanalistas, muchísimos. Y luego tenemos Londres,
menos, actualmente en Londres no hay un gran desarrollo en el sentido de la
multiplicación de número de psicoanalistas, pero hay un gran desarrollo en
cuanto al interés en Londres entre el psicoanálisis y las neurociencias, que es
muy interesante lo que está pasando en Inglaterra. Y luego tenemos un centro
importante en España, Madrid, Barcelona; luego tenemos, para terminar, en
otros países, que no tienen un gran desarrollo, pero tienen una presencia,
como por ejemplo, en Dinamarca, en Bélgica, inclusive en Rusia. Yo he estado
hace poco en Moscú y bueno, allá hay un interés que está cada vez creciendo.
En una palabra, la situación del psicoanálisis hoy, es una situación que se está
modificando. Es decir, la carta geográfica, se cambia, se modifica, pero mi
impresión es una impresión positiva, ¿qué quiere decir positiva? Quiere decir
que siempre hay gente joven que quiere aprender psicoanálisis, siempre hay
pacientes que piden y que vienen a los psicoanalistas porque sufren y siempre
hay coloquios y libros. Que son para mí los cuatros signos que manifiestan el
desarrollo de una disciplina.
M.R: Profesor, una reflexión sobre, cómo Ud. mismo lo señala, su traslado
desde Buenos Aires a París, y como Ud. es un psicoanalista consolidado y
conocido a nivel mundial, hay una pregunta que se nos hace inevitable
planteársela. Ud. se acerco y recibió gran influencia a partir de Lacan, de su
trabajo. Nos gustaría que nos contara, nosotros que estamos tan lejos desde
acá, desde Chile, la distancia es grande, ¿Cómo era Lacan, su personalidad, la
influencia en su mismo trabajo?
J.D.N: Si, como no. Debo decirle que tuve esa suerte de venir a Francia cuando
era muy jovencito, con mi señora, éramos dos. Es muy importante que esas
cosas se hagan en pareja, porque le da fuerza a la pareja. Y bueno, vinimos
acá, fue una idea mía venir acá a Francia, no por razones políticas, en aquella
época había mucha convulsión en Argentina, sino porque yo quería aprender
psicoanálisis, ir más allá, había conocida ya en Buenos Aires algunos textos de
Lacan y de los alumnos de Lacan. Y aunque no conocía bien el francés me
había interesado, había leído esos libros en francés con un amigo que sabía
leer en francés y poco a poco, me vino la idea de venir a formarme acá, pero
por poco tiempo. En aquella época los desplazamientos eran menos frecuente
que ahora y, bueno, así fue como llegamos hasta acá, llegué con una beca del
gobierno francés que se daba a algunos jóvenes y bueno, tuve la suerte de
tener esa beca y poder dedicarme a estudiar mucho, era y soy muy estudioso,
me gusta leer, me gusta escribir. Considero que es como un entrenamiento
atlético, para mi estudiar y escribir lo hago con placer, pero hago como un
atleta que ama su deporte, pero lo practica en permanencia. Yo creo que hay
que practicarlo en permanencia, en permanencia estudio, en permanencia
escribo, en permanencia, no paro, porque se que hay que estar como un actor
de cine que tiene que estar siempre con un cuerpo esbelto para (risas) poder
hacer películas. Y bueno, yo estoy con una mente que trato de tenerla la más
abierta posible y practico en permanencia esas dos actividades que son el
estudio y la escritura. Y ya venía con ese hábito desde joven y así fue que lo fui
a ver a Lacan, y llegue, me acuerdo aquél día, esperé un poco al llegar acá,
habré llegado el 1 de septiembre, llegué le 1 de septiembre de 1969, esperé
hasta diciembre, porque no sabía bien el francés, para ir a ver a Lacan debía
saber algo de francés. Entonces lo fui a ver a Lacan, me acuerdo, en
diciembre, al principio de diciembre del 69, me recibió muy bien en su
consultorio y me dice ¿Ud. quien es? Mire yo soy médico, psiquiatra, argentino,
vengo porque obtuve una beca gracias al gobierno francés para estudiar con
Ud. Y eso le encantó a Lacan, porque Lacan era un hombre que le gustaba
todo lo que era reconocimiento oficial. Entonces saber que el gobierno francés
había dado una beca, para que yo estudie con él, quiere decir que el gobierno
francés sabía quién era él.
M.R: Justamente....
J.D.N: Y eso a él le daba muchísimo placer. Así que ya eso lo puso de muy
buen humor conmigo (risas). Eso me ayudó, eso me ayudó mucho. Y le dije
que conocía su obra, que no había leído todo, pero que estaba leyendo, que
estaba estudiando. Entonces me fui estudiar, a seguir estudiando su obra, pero
salvo que la trataba leer en francés ahora, empecé a leerla en francés y en
pocos meses después Lacan me llama por teléfono. Meses no, un año
después. Yo lo iba a escuchar de manera muy prudente, muy humilde lo iba a
escuchar, como un jovencito latinoamericano, que iba y me sentaba entre las
ochocientas personas que lo iban a escuchar a su seminario. Y bueno, un día,
al año más o menos me llama por teléfono a mi casa, como si el presidente de
la república me llama a mi casa (risas), una cosa de locos. Y yo digo: ¡no
puede ser!, ¡yo debo estar soñando!
Llama a mi casa y dice:
“¡Nasio!
Digo: ¿Quién es?
Dice: soy Lacan.
Digo: si señor.
Por favor venga, quiero verlo.
Bueno, ya llego, ya llego y me fui corriendo (risas)”.
“Mire, yo no leí todo, pero pienso que debe haber más o menos entre cinco y
diez errores de traducción por página,
Bueno me dice ¿Ud. puede rehacerlo todo?
Digo ¿Cómo rehacer todo?
¿Puede leer todo el libro?
Digo, pero son casi los Escritos, son mil páginas.
Dice sí, pero ¡¿lo puede hacer sí o no?!
Y yo dije: Sí, sí, por supuesto”.
Entonces, me acuerdo que en esa época, era más o menos, debía ser
noviembre del año 71 y bueno, así me fui todo el verano, no todo el verano,
pero por lo menos todo el mes de diciembre y enero a corregir los Escritos de
Lacan. Eso sí yo le había dicho:
M.R: Claro...
J.D.N: Y poder discutir y aprender directamente con él. Era una chance del
destino que no podía perder.
Y bueno, trató de hacer para que el editor me pagara, lo que hoy sería unos
cien dólares nada más. Pero para mí, la verdad, que la plata no contaba nada,
lo que contaba era esta experiencia única de poder trabajar en conjunto con él
y poder y efectivamente así fue que en la vida trabajé muchas veces con él. Y
cenamos juntos muchas veces. Y yo venía cada cena, me acuerdo, lo venía a
buscar al consultorio y después nos íbamos a un restorán de ahí cerca del
barrio. Y yo llevaba mis papeles y mis preguntas y mis dudas. A veces dudas
reales de traducción y a veces dudas mentirosas, lo debo reconoces (risas)
para hacerle explicar cosas difíciles (risas). Y aprovechaba. Por ejemplo, me
acuerdo el concepto de Sujeto Supuesto Saber (S.S.S), entonces el traductor
había traducido, el Sujeto que se Supone que Sabe, y yo le dije:
[Silencio]
J.D.N: Sí...
M.R: Sí, es una experiencia muy hermosa la que Ud. ha podido lograr.
[Silencio]
M.R: Sí, profesor, lo que Ud. ha logrado nos da ánimo y esperanza sobre el
alcance que nuestro propio trabajo puede llegar a tener.
J.D.N: Claro y esto es lo más importante yo he recibido y yo transmito. Cada
uno de nosotros, lo mejor que puede pasar es que seamos una correa de
transmisión...
[Silencio]
Entonces, no, la emoción viene también por lo que pasó después. Eso fue en el
año, 71 por ahí y que me va a ocurrir que ocho años después, en 1979, va a
ocurrir que otro acontecimiento que no olvido nunca. Que yo en esa época
supervisaba con Lacan y bueno, una mañana yo llego con mi caso clínico,
entro a mi consultorio y empiezo a leer el caso, me para y me dice:
M.R: Ese trabajo suyo está en “El magnifico niño del psicoanálisis”.
J.D.N: Exacto. Es “El sujeto del inconsciente” y a eso fue una gran experiencia,
porque ser invitado por Lacan a dar su conferencia en el Seminario era el más
altísimo honor que se podía tener en ese momento. Y para un joven
latinoamericano como yo....
[Silencio]
J.D.N: Inigualable, inigualable. Era un hombre muy trabajador, muy vivo, muy
viviente, muy colérico también, se enojaba fácil. Muy exigente, era también muy
orgulloso de él, en el sentido que era por momentos, me daba la impresión, de
alguien que tenía cierta arrogancia. No se sentía la humildad, se sentía la
arrogancia, se sentía la ironía, irónico, Uds. lo deben ver en los Seminarios
también. Bueno este era este personaje que para mi ha sido uno de mis
maestros, de mis grandes maestros. He tenido la suerte de que no sea sólo él
mi maestro, hay otros, Madame Dolto, un maestro para mí también. Y después
he tenido la suerte de tener maestros latinoamericanos, de gran calidad como
Pichon Riviere, como Goldemberg, que es un gran psiquiatra, que todavía
sigue vivo, está muy viejito y vive en Estados Unidos y él me ha enseñado
mucho la clínica. Y he tenido la suerte de tener maestros y yo digo a los
lectores de Re-cortes Psicoanalíticos, a los jóvenes, por favor búsquense
maestros. No es fácil encontrar, no es fácil, hay que buscar. Hay que hacer
como la época del Renacimiento donde se pagaba para ir a la Atelier y tener un
maestro de pintura. Y hay que encontrarse su maestro, si no hay buscarlo. Y
hay que hacerse chiquito, humilde y ser un buen soldado, no querer ser
inteligente, original, no, no, no, no, no, ser primero que nada ser un muy buen
estudiante. Yo trato, siempre que trato un tema nuevo, empiezo diciéndome:
“Voy a hacer como un estudiante, voy estudiarlo como estudiante” y poco a
poco, sin darse cuenta, si la chance está conmigo, puede ocurrir que innove y
que haga, sin quererlo, proposiciones originales. Pero no hay que buscar la
originalidad, no hay que buscar la autonomía, no hay que buscar la
independencia. Hay que ser humilde y buscar la dependencia.
Bueno Mariano Ruperthuz....
J.D.N: Le digo hasta pronto entonces. Quiero anunciarle también que va a salir
un libro nuevo mío que se llama el Edipo, va a salir ahora dentro de un mes. Si,
y otros dos libros pequeños, uno que se llama El fantasma y otro que se llama
El dolor de amar, que es una retoma corregida del libro Del dolor y del Placer.
M.R: Bueno, muchas gracias otra vez, por esta magnífica oportunidad.