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Resumen

El uso excesivo de antibióticos y la aparición de cepas bacterianas resistentes a los


antibióticos es una preocupación mundial. Esta preocupación también es importante en
términos de la microbiota oral y el uso de antibióticos para tratar las infecciones orales y
dentales. El objetivo de este trabajo fue revisar la literatura actual sobre las indicaciones y
el uso de antibióticos y hacer recomendaciones para su prescripción en pacientes con
endodoncia. Las infecciones odontogénicas, incluidas las infecciones endodónticas, son
polimicrobianas y, en la mayoría de los casos, la prescripción de antibióticos es empírica.
Esto ha conducido a un uso cada vez mayor de antibióticos de amplio espectro incluso en
casos en que no están indicados, como pulpitis sintomática irreversible, pulpas necróticas
y abscesos apicales agudos localizados. En caso de hinchazón discreta y localizada, el
objetivo principal es lograr el drenaje sin antibióticos adicionales.

El tratamiento antibiótico adyuvante puede ser necesario en la prevención de la


propagación de la infección, en los abscesos apicales agudos con afectación sistémica y en
las infecciones progresivas y persistentes. Los pacientes médicamente comprometidos son
más susceptibles a las complicaciones derivadas de infecciones odontogénicas y los
antimicrobianos tienen un papel más específico en su tratamiento. Por lo tanto, los
antibióticos deben considerarse en pacientes con enfermedades sistémicas con
inmunidad comprometida o en pacientes con capacidad de defensa alterada congénita
localizada o adquirida, como pacientes con endocarditis infecciosa, válvulas cardíacas
protésicas o reemplazo reciente de prótesis de articulaciones. La penicilina VK,
posiblemente combinada con metronidazol para cubrir las cepas anaeróbicas, sigue
siendo efectiva en la mayoría de los casos. Sin embargo, se recomienda la amoxicilina
(sola o junto con el ácido clavulánico) debido a su mejor absorción y menor riesgo de
efectos secundarios. En caso de alergia a la penicilina confirmada, las lincosamidas como
la clindamicina son el fármaco de elección.

Introducción
Existe una preocupación internacional sobre el uso excesivo de antibióticos y la aparición
de cepas bacterianas resistentes a los antibióticos (Pallasch 2000). Como los dentistas
recetan aproximadamente el 10% de los antibióticos dispensados en la atención primaria,
es importante no subestimar la posible contribución de la profesión dental al desarrollo de
bacterias resistentes a los antibióticos (Cope et al. 2014). Por ejemplo, en el Reino Unido,
se ha informado que el 40% de los dentistas prescribieron antibióticos al menos tres veces
por semana y el 15% prescribió antibióticos a diario (Lewis 2008).

Los antibióticos no reducen el dolor o la hinchazón que surgen de los dientes con patosis
apical sintomática en ausencia de evidencia de afectación sistémica (Fouad et al.1996,
Henry et al. 2001, Keenan et al. 2006, Cope et al. 2014). Además, una revisión sistemática
Cochrane no encontró pruebas que respalden el uso de antibióticos para el alivio del dolor
en la pulpitis irreversible (Agnihotry et al. 2016). Por lo tanto, dos revisiones sistemáticas
(Matthews et al. 2003, Aminoshariae y Kulild 2016) concluyeron que la infección debe ser
sistemática o que el paciente debe ser febril o inmunocomprometido para justificar la
necesidad de antibióticos (Mohammadi 2009). Por estas razones, la prescripción de
antibióticos por parte de los dentistas debería ser limitada (Rodríguez-Nu? N ~ ez et al.
2009).
Las infecciones odontogénicas, incluidas las infecciones endodónticas, son polimicrobianas
que implican una combinación de anaerobios facultativos grampositivos, gramnegativos y
bacterias anaerobias estrictas (Siqueira y Ro "cas 2014). Cuando las bacterias se vuelven
resistentes a los antibióticos, también adquieren la capacidad. para intercambiar esta
resistencia (Jungermann et al. 2001).
La sensibilidad a los antibióticos de las bacterias que se encuentran dentro de la cavidad
oral está disminuyendo gradualmente, y se está detectando un número creciente de cepas
resistentes, en particular Porphyromonas spp. y Prevotella spp. (Bresco-Salinas et al.
2006). Sin embargo, también se ha informado sobre el fenómeno de los estreptococos
hemolíticos alfa ("Streptococcus viridans") y de fármacos como los macroides, la penicilina
y la clindamicina (Aracil et al. 2001, Groppo et al. 2004).
El uso inadecuado de antibióticos no solo impulsa la resistencia a los antibióticos y hace
un mal uso de los recursos, sino que también aumenta el riesgo de reacciones
anafilácticas potencialmente fatales y expone a las personas a efectos secundarios
innecesarios (Gonzales et al. 2001, Costelloe et al. 2010, Cope et al. 2014). Además, la
prescripción de antibióticos para problemas médicos comunes aumenta las expectativas
de antibióticos de los pacientes, lo que lleva a un círculo vicioso de aumento de la
prescripción para cumplir con las expectativas (Cope et al. 2014).

En odontología, la prescripción de antibióticos es empírica porque el dentista no sabe qué


microorganismos son responsables de la infección, ya que las muestras del canal radicular
o la región periapical no se toman y analizan con frecuencia. Por lo tanto, según los datos
clínicos y epidemiológicos epidemiológicos, solo se pueden sospechar los
microorganismos responsables de las infecciones, y el tratamiento se decide sobre una
base presuntiva, ya menudo se prescriben antibióticos de amplio espectro (Poveda Roda
eLa prescripción de antibióticos en endodoncia en Europa
Desde la década de 1970, la prescripción de antibióticos en odontología y,
específicamente, en endodoncia, se ha analizado principalmente mediante estudios
observacionales de corte transversal realizados mediante encuestas. El instrumento de
encuesta históricamente ha tenido éxito en obtener información continua sobre la
práctica de la endodoncia. Las preguntas están diseñadas para recopilar una variedad de
datos sobre los tipos de antibióticos utilizados y los hábitos de prescripción de los
dentistas / endodoncistas según su edad, sexo, grado académico, área del país y
porcentaje de tiempo asignado a la endodoncia en su práctica dental general . En estas
encuestas, la tasa de respuesta general osciló entre el 30% y el 45% (Rodriguez-Nu? N ~ ez
et al. 2009, Segura-Egea et al. 2010).
En Europa, varias encuestas han estudiado el patrón de prescripción de antibióticos en el
tratamiento de enfermedades endodónticas (Tabla 1). La amoxicilina fue el antibiótico de
primera elección recetado en la infección endodóntica en la mayoría de las encuestas
(Palmer et al. 2000, Dailey & Martin 2001, Tulip & Palmer 2008, Mainjot et al. 2009,
Rodriguez-Nu? Nzez et al. 2009 , Segura-Egea et al. 2010, Skucaite_ et al. 2010, Kaptan et
al. 2013, Peric et al. 2015). Solo en Turquía se informó que la ampicilina era el antibiótico
de primera elección para las infecciones de endodoncia (Kandemir y Ergu € 1000).
Pacientes alérgicos, clindamicina (Rodriguez-Nu? Nzez et al. 2009, Segura-Egea et al. 2010,
Kaptan et al. 2013, Peric et al. 2015) y eritromicina (Mainjot et al. 2009, Dailey & Martin
2001) fueron los antibióticos preferidos.
Las condiciones pulpares y periapicales en las que se recetaron antibióticos variaron entre
los estudios. Mainjot et al. (2009) analizaron la prescripción de antibióticos en la práctica
dental en Bélgica, encontrando que los antibióticos a menudo se recetaban en ausencia
de fiebre (92,2%) y sin ningún tratamiento dental local (54,2%). Se prescribieron
antibióticos al 63,3% de los pacientes con un absceso periapical y al 4,3% de los pacientes
con pulpitis. Skucaite_ et al. (2010) analizaron el patrón de prescripción de antibióticos
para el tratamiento de la patosis endodóntica entre los dentistas lituanos. La mayoría de
los encuestados (84%) informaron que la periodontitis apical sintomática con periostitis
(inflamación del periostio) era una clara indicación de la prescripción de antibióticos, pero
casi el 2% de los encuestados reportaron prescribir antibióticos en casos de pulpitis
sintomática . Rodriguez-Nu? N ~ ez et al. (2009) estudiaron los hábitos de prescripción de
antibióticos de los miembros activos de la Sociedad Española de Endodoncia (AEDE). Para
los casos de pulpitis irreversible, el 40% de los encuestados prescribió antibióticos. Para el
escenario de pulpa necrótica, periodontitis apical aguda y ausencia de hinchazón, el 53%
prescribió antibióticos. Segura-Egea et al. (2010) analizaron el uso de antibióticos en el
tratamiento de infecciones endodónticas entre los miembros de la Sociedad Española de
Cirugía Oral (SECIB). Para los casos de pulpitis irreversible, el 86% de los encuestados
prescribió antibióticos. Para el escenario de pulpa necrótica, periodontitis apical aguda y
ausencia de hinchazón, el 71% prescribió antibióticos. Por lo tanto, muchos dentistas
europeos están recetando antibióticos de manera inapropiada para tratar infecciones
menores.t al. 2007).

Uso sistémico de antibióticos en infecciones endodónticas.

Además de los procedimientos endodónticos normales, es posible que se necesiten


estrategias complementarias en los casos en que haya formación de abscesos. El objetivo
principal debe ser lograr el drenaje (Abbott 2000, Baumgartner & Smith 2009,
Mohammadi 2009). Donde hay una hinchazón discreta y localizada, el drenaje por sí solo
se considera suficiente sin la necesidad de medicación adicional (Matthews et al. 2003).
Los antibióticos son innecesarios en pulpitis irreversible, pulpas necróticas y abscesos
apicales agudos localizados (Fouad et al. 1996, Nagle et al. 2000, Agnihotry et al. 2016). La
falta de circulación sanguínea en el conducto radicular en estos escenarios impide que los
antibióticos lleguen a la zona; es decir, son ineficaces para eliminar los microorganismos.
Cope et al. (2014) evaluaron los efectos de los antibióticos sistémicos administrados con o
sin intervención quirúrgica, con o sin analgésicos, para la periodontitis apical sintomática o
el absceso apical agudo en adultos en una revisión reciente de Cochrane. Llegaron a la
conclusión de que había evidencia de muy baja calidad, que era insuficiente para
determinar los efectos de los antibióticos sistémicos en adultos con periodontitis apical
sintomática o absceso apical agudo.
Por otro lado, los antibióticos son complementos útiles en casos específicos, ya que
ayudan a prevenir la propagación de la infección (Zeitoun y Dhanarajani 1995).
Claramente, el médico debe identificar estos casos específicos correctamente y se debe
tener precaución durante la prescripción de antibióticos específicos y la duración de la
administración. La Tabla 2 resume los casos en los que se indica el tratamiento con
antibióticos complementarios durante el tratamiento endodóntico, así como los casos en
que no se indican los antibióticos.

El médico debe tener cuidado con el desarrollo de la celulitis en los casos de absceso
apical agudo en los que el transudado y el exudado se diseminan a través de los espacios
intersticiales y tisulares. En tales casos, la incisión para el drenaje es de suma importancia,
ya que aumentará la difusión del antibiótico en el área afectada. Por lo tanto, las ventajas
del drenaje son dobles: tanto para el alivio del paciente mediante la eliminación de
productos tóxicos como para que el antibiótico penetre en el espacio infectado con mayor
facilidad (Baumgartner y Smith, 2009). En caso de un drenaje exitoso, los antibióticos
ofrecen poca ayuda, y su uso debe reservarse para pacientes con AP agudo y síntomas
sistémicos o para pacientes con discapacidades médicas o inmunocomprometidos (Mateo,
et al. 2003).
La selección de un antibiótico específico se basa generalmente en criterios empíricos y en
los tipos de bacterias aisladas más frecuentemente de lesiones periapicales, que a
menudo son de naturaleza facultativa o anaeróbica.
(Khemaaleelakul et al. 2002, Hargreaves & Cohen 2011). Se recomienda el cultivo para la
identificación y las pruebas de susceptibilidad a los antibióticos, especialmente para
pacientes inmunocomprometidos y comprometidos médicamente. Incluso entonces, se
debe iniciar la administración empírica, ya que las pruebas de identificación y
susceptibilidad pueden tardar un tiempo en informar, y van desde unos pocos días hasta
varias semanas. El muestreo debe ser realizado meticulosamente para prevenir la
contaminación. Tanto la recolección como la transferencia de muestras al laboratorio
deben realizarse bajo medidas estrictas para evitar resultados engañosos (Nagle et al.
20Uso sistémico de antibióticos en infecciones endodónticas.

Además de los procedimientos endodónticos normales, es posible que se necesiten


estrategias complementarias en los casos en que haya formación de abscesos. El objetivo
principal debe ser lograr el drenaje (Abbott 2000, Baumgartner & Smith 2009,
Mohammadi 2009). Donde hay una hinchazón discreta y localizada, el drenaje por sí solo
se considera suficiente sin la necesidad de medicación adicional (Matthews et al. 2003).
Los antibióticos son innecesarios en pulpitis irreversible, pulpas necróticas y abscesos
apicales agudos localizados (Fouad et al. 1996, Nagle et al. 2000, Agnihotry et al. 2016). La
falta de circulación sanguínea en el conducto radicular en estos escenarios impide que los
antibióticos lleguen a la zona; es decir, son ineficaces para eliminar los microorganismos.
Cope et al. (2014) evaluaron los efectos de los antibióticos sistémicos administrados con o
sin intervención quirúrgica, con o sin analgésicos, para la periodontitis apical sintomática o
el absceso apical agudo en adultos en una revisión reciente de Cochrane. Llegaron a la
conclusión de que había evidencia de muy baja calidad, que era insuficiente para
determinar los efectos de los antibióticos sistémicos en adultos con periodontitis apical
sintomática o absceso apical agudo.
Por otro lado, los antibióticos son complementos útiles en casos específicos, ya que
ayudan a prevenir la propagación de la infección (Zeitoun y Dhanarajani 1995).
Claramente, el médico debe identificar estos casos específicos correctamente y se debe
tener precaución durante la prescripción de antibióticos específicos y la duración de la
administración. La Tabla 2 resume los casos en los que se indica el tratamiento con
antibióticos complementarios durante el tratamiento endodóntico, así como los casos en
que no se indican los antibióticos.

El médico debe tener cuidado con el desarrollo de la celulitis en los casos de absceso
apical agudo en los que el transudado y el exudado se diseminan a través de los espacios
intersticiales y tisulares. En tales casos, la incisión para el drenaje es de suma importancia,
ya que aumentará la difusión del antibiótico en el área afectada. Por lo tanto, las ventajas
del drenaje son dobles: tanto para el alivio del paciente mediante la eliminación de
productos tóxicos como para que el antibiótico penetre en el espacio infectado con mayor
facilidad (Baumgartner y Smith, 2009). En caso de un drenaje exitoso, los antibióticos
ofrecen poca ayuda, y su uso debe reservarse para pacientes con AP agudo y síntomas
sistémicos o para pacientes con discapacidades médicas o inmunocomprometidos (Mateo,
et al. 2003).
La selección de un antibiótico específico se basa generalmente en criterios empíricos y en
los tipos de bacterias aisladas más frecuentemente de lesiones periapicales, que a
menudo son de naturaleza facultativa o anaeróbica.
(Khemaaleelakul et al. 2002, Hargreaves & Cohen 2011). Se recomienda el cultivo para la
identificación y las pruebas de susceptibilidad a los antibióticos, especialmente para
pacientes inmunocomprometidos y comprometidos médicamente. Incluso entonces, se
debe iniciar la administración empírica, ya que las pruebas de identificación y
susceptibilidad pueden tardar un tiempo en informar, y van desde unos pocos días hasta
varias semanas. El muestreo debe ser realizado meticulosamente para prevenir la
contaminación. Tanto la recolección como la transferencia de muestras al laboratorio
deben realizarse bajo medidas estrictas para evitar resultados engañosos (Nagle et al.
2000, Baumgartner & Smith 2009).00, Baumgartner & Smith 2009).

Uso sistémico de antibióticos en el tratamiento de lesiones traumáticas de los dientes.


Las lesiones dentales son comunes, especialmente entre los individuos más jóvenes. En
estos casos, la prevención de la contaminación bacteriana es muy preocupante, ya que el
pronóstico puede verse drásticamente afectado, especialmente cuando las bacterias
pueden acceder al sitio de la lesión y comprometer la curación. La reabsorción
inflamatoria de la raíz es una de las complicaciones más indeseables asociadas con las
lesiones traumáticas. Por lo tanto, la exclusión o limitación de la carga bacteriana durante
la fase de curación es un enfoque lógico para obtener los mejores resultados en el
tratamiento de lesiones traumáticas (Andreasen et al. 2006). A partir de los conocimientos
actuales y de acuerdo con las directrices de la Asociación Internacional de Traumatología
Dental (IADT) (Andersson et al. 2012), se pueden hacer las siguientes recomendaciones en
términos de administración de antibióticos después de lesiones dentales traumáticas
(Tabla 3).

Lesiones por luxación de la dentición permanente.


Las guías de IADT (http://dentaltraumaguide.org/) no recomiendan el uso de antibióticos
sistémicos en el tratamiento de lesiones por luxación o en dientes con fracturas de raíz.
Por otro lado, la administración de antibióticos puede estar indicada a discreción del
médico cuando la lesión está acompañada por un traumatismo de tejidos blandos que
requiere intervención. En algunos casos, el estado médico del paciente también puede
requerir la administración de antibióticos (Diangelis et al. 2012).

Replantación de dientes avulsionados.


Las pautas actuales recomiendan la terapia antibiótica sistémica para pacientes con
avulsión de un diente permanente, que se replantan (Hinckfuss y Messer 2009). Las
pautas de IADT establecen que aunque la importancia de la administración sistémica de
antibióticos aún no se ha demostrado en estudios clínicos, se han demostrado efectos
positivos en la curación periodontal y pulpar en estudios experimentales, específicamente
mediante la aplicación tópica (Andersson et al. 2012).
En conclusión, la administración sistémica de antibióticos, de acuerdo con la edad y el
peso del paciente, puede ser un complemento útil para los dientes permanentes
avulsionados. Por otro lado, en lesiones traumáticas distintas a la avulsión, como las
lesiones por fractura o luxación, la administración de antibióticos no parece ofrecer
ninguna ventaja adicional a menos que el estado médico del paciente o el grado de lesión
de los teAntibiótico tópico en endodoncia.
El uso de antibióticos tópicos ha sido propuesto para varios tratamientos de endodoncia.

Tapado de pulpa
Los procedimientos de tapado de la pulpa dental incluyen la aplicación de un agente
protector a una pulpa expuesta (tapado directo) o retener una capa delgada de dentina
sobre una pulpa casi expuesta (tapado indirecto) para permitir que la pulpa se recupere y
mantenga su estado normal y función (Miyashita et al. 2007). Aunque varios clínicos e
investigadores han usado antibióticos tópicos para tapar la pulpa (Cowan 1966, Mjo € r &
Ostby 1966, Clarke 1971, Lakshmanan 1972, McWalter et al. 1973, Soldati 1974, Abbott et
al. 1989, Yoshiba et al. 1995, Cannon et al. 2008), no hay evidencia científica que respalde
el uso de antibióticos en los procedimientos de tapado de pulpa. Por el contrario, se debe
usar MTA u otros materiales a base de silicato de calcio una vez que se haya abordado la
causa de la enfermedad (por ejemplo, las caries) (Farsi et al. 2006, Bogen et al. 2008, Li et
al. 2015 ).
Tratamiento de conducto
El riesgo de efectos adversos después de la aplicación sistémica y la ineficacia de los
antibióticos sistémicos en algunas afecciones pulpares y periapicales ha llevado al uso de
antibióticos aplicados localmente en el tratamiento del conducto radicular, es decir,
dentro del sistema de canales (Mohammadi y Abbott 2009). . El primer producto
antibiótico usado localmente fue una pasta poliantibiótica que contenía penicilina,
bacitracina, estreptomicina y caprilato sódico (Grossman 1951).

Teniendo en cuenta que las infecciones endodónticas son polimicrobianas, las tetraciclinas
(tetraciclina HCl, minociclina, demeclociclina, doxiciclina), un grupo de antibióticos de
amplio espectro que son efectivos contra una amplia gama de microorganismos, se han
propuesto como antibióticos tópicos intracanal. Sato et al. (1996) demostraron la
penetración a través de la dentina y la eficacia antibacteriana de una mezcla de
minociclina, una tetraciclina, con ciprofloxacina y metronidazol, colocada en conductos
radiculares previamente irrigados por ultrasonidos. Molander et al. (1990) demostraron
que la clindamicina intracanal no ofrece ninguna ventaja sobre el apósito de conducto
radicular con hidróxido de calcio convencional. BioPure MTAD (Dentsply Sirona, Salzburgo,
Austria), una mezcla de doxiciclina, ácido cítrico y un detergente (Tween 80), se ha
propuesto como irrigante final debido a sus numerosas propiedades: actividad
antimicrobiana, capa de frotis y capacidad de disolver la pulpa. , efecto sobre la dentina y
la adhesión, y biocompatibilidad (Torabinejad et al. 2003). Sin embargo, los
microorganismos aislados de los conductos radiculares tienen resistencia frente a este
grupo de antibióticos (Jungermann et al. 2001, Skucaite et al. 2010, Al-Ahmad et al. 2014),
y las tetraciclinas pueden promover el crecimiento de hongos (MacNeill et al. 1997).
Abbott et al. (1990) demostraron que cuando se colocaron en el conducto radicular, la
concentración y la efectividad del 3,2% de demeclociclina (Ledermix, Lederle
Pharmaceuticals, Wolfratshausen, Alemania) se redujeron significativamente en la dentina
periférica y en el tercio apical a lo largo del tiempo. Además de la actividad antimicrobiana
limitada (Abbott et al. 1990), las tetraciclinas causan la decoloración de los dientes cuando
se usan como medicamento en los conductos radiculares (Chen et al. 2012). Septomixine
forte (Septodont, Saint-Maur-des-Fossée, Francia) es otro producto comercial para uso
intracanal. Contiene dos antibióticos, neomicina y sulfato de polimixina B, pero el efecto
contra la flora endodóntica no es mejor que con el hidróxido de calcio (Tang et al. 2004,
Chu et al. 2006).
El uso de antibióticos tópicos en el tratamiento del conducto radicular también se ha
propuesto para prevenir o reducir los síntomas postoperatorios. Sin embargo, los
antibióticos no reducen el dolor o la hinchazón que surgen de los dientes con patosis
apical sintomática (Keenan et al. 2006, Cope et al. 2014).
En resumen, el uso de antibióticos tópicos durante el tratamiento del conducto radicular
no está respaldado por la evidencia.
Procedimientos endodónticos regenerativos.
Murray et al. (2007) definieron los procedimientos endodónticos regenerativos (REP)
como procedimientos de base biológica diseñados para reemplazar las estructuras
dañadas, incluidas las estructuras de dentina y raíz, así como las células del complejo
pulpa-dentina. En dientes inmaduros con pulpas necrópicas y ápices abiertos, los REP
promueven el desarrollo de la raíz y el cierre apical. La mayoría de los REP incluyen
desbridamiento mecánico mínimo o nulo (Diogenes et al. 2013), basándose en el
desbridamiento químico y en el uso de medicamentos intracanal para lograr la
desinfección. Por lo tanto, los medicamentos intracanal se han utilizado en casi todos los
informes de casos publicados (Kontakiotis et al. 2015).

Antibióticos utilizados en procedimientos endodónticos regenerativos.


La mezcla de antibióticos compuesta de ciprofloxacina, metronidazol y minociclina (100 lg
mL? 1 de cada antibiótico, 300 lg mL? 1 de mezcla) conocida como triple pasta antibiótica
(TAP) o "3mix" ha sido hasta la fecha el medicamento intracanal más utilizado en REP
(Diogenes et al. 2013).

El metronidazol, compuesto de nitroimidazol, es conocido por su amplio espectro y fuerte


actividad antibacteriana contra los cocos anaeróbicos, así como por los bacilos
gramnegativos y grampositivos. El metronidazol permea las membranas celulares
bacterianas, llega a los núcleos y se une al ADN, interrumpiendo su estructura helicoidal,
causando la muerte celular. El metronidazol tiene una excelente actividad contra los
anaerobios aislados de los abscesos odontogénicos (Roche y Yoshimori 1997). Además, se
ha recomendado el uso de metronidazol debido a su baja inducción de resistencia
bacteriana (Slots 2002).
La minociclina es un antimicrobiano bacteriostático y de amplio espectro. Es efectivo
contra microorganismos grampositivos y gramnegativos, incluyendo la mayoría de las
espiroquetas y muchas bacterias anaeróbicas y facultativas. La minociclina se ha utilizado
en terapia periodontal, estando disponible en muchas formas tópicas (Angaji et al. 2010).
La fluoroquinolona sintética ciprofloxacina tiene una actividad muy potente contra
patógenos gramnegativos, pero su actividad está limitada contra bacterias grampositivas,
y la mayoría de las bacterias anaeróbicas son resistentes a la ciprofloxacina. En
consecuencia, la ciprofloxacina a menudo se combina con metronidazol en el tratamiento
de infecciones mixtas.

Efectos secundarios de los antibióticos utilizados en procedimientos endodónticos


regenerativos.
El uso de antibióticos como apósitos intracanales en REP puede promover varios efectos
secundarios. Un problema que a menudo acompaña al uso intracoronal de TOC que
contiene minociclina es la decoloración de la dentina (Hoshino et al. 1996, Sato et al.
1996, Kim et al. 2010, Miller et al. 2012, Rodríguez? Benéz? Itez et al. 2015). Thibodeau y
Trope (2007) sugirieron sustituir la minociclina por cefaclor en la fórmula de tri-antibiótico
para evitar la decoloración de la dentina, y Miller et al. (2012) confirmaron que la
incorporación de cefaclor en TAP, en lugar de minociclina, evitaba la decoloración. La
revisión reciente y la declaración de posición de ESE sobre los procedimientos de
revitalización abogan por el uso de hidróxido de calcio en lugar de antibióticos para evitar
la decoloración (ESE 2016, Galler 2016).

Antibióticos y células madre de pulpa dental.


La preservación de las células residuales del huésped es esencial para obtener resultados
REP favorables. Las células madre deben sobrevivir para contribuir a la regeneración de
los tejidos (Diogenes et al. 2013). La mezcla de ciprofloxacina, metronidazol y minociclina
ha demostrado ser bien tolerada por los tejidos vitales de la pulpa (Ayukawa 1994, Paryani
y Kimi 2013). Además, se ha evaluado el efecto de la TAP en el tejido subcutáneo de ratas
en diferentes períodos de tiempo, concluyendo que es biocompatible (Gomes-Filho et al.
2012, Wigler et al. 2013). La concentración de TAP utilizada en los procedimientos de
endodoncia regenerativa (100 lg mL? 1 cada antibiótico) es altamente efectiva contra las
bacterias endodónticas y no es tóxica para las células madre de la papila apical (SCAP)
(TakuAvulsion de los dientes
La aplicación de antibióticos tópicos en un diente para ser replantado después de la
avulsión también se recomienda para mejorar la curación. Además, se ha informado que
el uso de antibióticos tópicos es más beneficioso en comparación con los antibióticos
sistémicos en casos de avulsión (Hinckfuss y Messer 2009). Este enfoque fue apoyado por
un estudio que usó dientes de mono replantados donde la reabsorción radicular
inflamatoria se detuvo significativamente mediante el uso de doxiciclina tópica (Cvek et al.
1990).
Existe evidencia de que los antibióticos pueden ser importantes para controlar la infección
y reducir el riesgo de reabsorción inflamatoria (Hammarström et al. 1986, Lee et al. 2001).
Dado que la reabsorción inflamatoria de la raíz es uno de los principales desafíos a los que
se enfrentan los médicos durante el tratamiento de un diente replantado, la
administración de antibióticos tópicos podría servir como un medio útil para eliminar esta
complicación no deseada (Andersson et al. 2012). Las pautas de IADT indican que la
aplicación tópica de tetraciclinas (minociclina o doxiciclina, 1 mg por 20 ml de solución
salina durante 5 minutos) en la superficie de la raíz antes de la reimplantación parece
tener un efecto beneficioso, lo que aumenta la posibilidad de revascularización del
espacio pulpar y curación periodontal en dientes inmaduros avulsionados con ápices
abiertos (Andersson et al. 2012).

Tipos de antibióticos y dosis recomendadas en endodoncia.


Como se ha comentado anteriormente, la amoxicilina, sola o en combinación con el ácido
clavulánico, es el antibiótico prescrito preferido en las infecciones endodónticas con
efectos sistémicos en todas las encuestas realizadas en Europa (Tulip & Palmer 2008,
Mainjot et al. 2009, Rodríguez-Nu? N? Ez et al. 2009, Segura-Egea et al. 2010, Skucaite et
al. 2010, Kaptan et al. 2013) (Tabla 1).
La amoxicilina es un antibiótico bacterióltico de b-lactama de espectro moderado que
representa una mejora sintética sobre la molécula de penicilina original. Es un buen
medicamento para las infecciones orofaciales porque se absorbe fácilmente (es mejor que
la penicilina) y se puede tomar con alimentos. Es más capaz de resistir el daño causado
por el ácido estomacal, por lo que se pierde menos de una dosis oral; también tiene un
espectro mucho más amplio contra la pared celular gramnegativa que la penicilina, y los
niveles adecuados en la sangre se retienen por un tiempo un poco más prolongado (Slots
2002). Sin embargo, la amoxicilina es susceptible a la degradación por las bacterias
productoras de b-lactamasa, y con frecuencia se administra con ácido clavulánico para
aumentar su espectro contra el Staphylococcus aureus. El co-amoxiclav (amoxicilina /
ácido clavulánico) es uno de los antibióticos recomendados para el tratamiento de
infecciones odontogénicas debido a su amplio espectro, mayor efectividad antibacteriana
que la penicilina VK, baja incidencia de resistencia, perfil farmacocinético, tolerancia y
dosis (Kuriyama). et al. 2007, Stein et al. 2007) y baja resistencia de bacterias cultivadas a
partir de muestras de conductos radiculares (Gomes et al. 2011). Sin embargo, las guías
basadas en la evidencia recomiendan que debido a su mayor potencial para la aparición
de cepas bacterianas resistentes a los antibióticos y su asociación con un mayor riesgo de
infección por Clostridium difficile, debe reservarse para pacientes inmunocomprometidos
o aquellas infecciones que no hayan respondido primero. Tratamiento antimicrobiano en
línea cuando se administra junto con tratamiento quirúrgico (Gordon 2010).

Debido a su vida media más larga y sus niveles séricos más sostenidos, la amoxicilina se
toma tres veces al día y cuesta solo un poco más que la penicilina. La dosis oral
recomendada de amoxicilina con o sin ácido clavulánico es de 1000 mg de dosis de carga
seguida de 500 mg cada 8 h (Tabla 4). Se ha argumentado que la amoxicilina tiene un
espectro más amplio que el requerido para las necesidades endodónticas y, por lo tanto,
su uso en un individuo sano podría contribuir al problema global de resistencia a los
antibióticos (American Association of Endodontists 1999). Sin embargo, este argumento es
antiguo y no está justificado. No hay duda de que el uso de antibióticos en general debe
restringirse a aquellos casos en que exista una indicación clara para ellos; Sin embargo, si
la selección de un tipo sobre otro con un espectro ligeramente más amplio puede
contribuir al problema de resistencia global no está bien razonada. Aún más importante
que un espectro antimicrobiano ligeramente mejor, la amoxicilina se absorbe mejor y, por
lo tanto, se puede usar en una dosis más baja y, por lo tanto, puede reducir los efectos
secundarios gastrointestinales. Por otro lado, la diarrea inducida por penicilina puede
reducir aún más la absorción de antibióticos, disminuyendo los niveles de antibióticos en
la circulación y en el área infectada.
La penicilina V es un antibiótico de espectro estrecho para las infecciones causadas por
cocos aerobios gramnegativos, microorganismos faciales y anaeróbicos (EE. UU. NLM
2006). Tiene una toxicidad selectiva y ejerce su efecto antibacteriano por la inhibición de
la producción de la pared celular en las bacterias. Sin embargo, la penicilina no se absorbe
bien en el tracto intestinal, lo que significa que se desperdicia al menos el 70% de la dosis
oral, y la diarrea es un efecto secundario frecuente. La penicilina también es un
medicamento de acción corta, con la mitad de la cantidad en circulación que se extrae del
cuerpo cada media hora (EE. UU. NLM 2006).
Se ha documentado que la mayoría de los microorganismos tienen susceptibilidad a la
penicilina; por lo tanto, puede ser una buena primera opción para el tratamiento
complementario para lesiones de origen endodóntico. Sin embargo, la amoxicilina tiene
un amplio espectro contra los patógenos endodónticos. Al evaluar la susceptibilidad a los
antibióticos en un panel de bacterias aisladas de infecciones endodónticas, los porcentajes
de susceptibilidad para las 98 especies analizadas fueron 85% para penicilina V, 91% para
amoxicilina, 100% para amoxicilina / ácido clavulánico, 96% para clindamicina y 45% para
metronidazol (Baumgartner y Xia 2003).
En un estudio clínico con 94 pacientes con abscesos (Warnke et al. 2008), el 98% eran
polimicrobianos. La penicilina trató con éxito los patógenos derivados del absceso
odontogénico de manera suficiente, cuando se proporcionó el tratamiento quirúrgico
adecuado. Los pacientes con buena salud general, pequeños abscesos y sin síntomas
sistémicos fueron tratados con éxito solo con incisión y drenaje. Sin embargo, este estudio
se realizó en un hospital y el régimen estándar para pacientes adultos fue de 5 millones de
unidades de penicilina G por vía intravenosa cada 8 h durante 5 días. Teniendo en cuenta
que la penicilina G IV no sufre de mala absorción, esto puede haber afectado el resultado
del estudio.
Una dosis de carga de 1000 mg de penicilina V debe administrarse por vía oral seguida de
500 mg cada 4 a 6 h para alcanzar un nivel sérico estable (Pallasch 2000) (Tabla 4). Tras el
desbridamiento del sistema de conductos radiculares y el drenaje, debe observarse una
mejora significativa dentro de las 48 a 72 h. Sin embargo, si la terapia con penicilina V es
inefectiva, debe seleccionarse otro antibiótico, idealmente después del cultivo y la prueba
de sensibilidad. La clindamicina es una buena alternativa (Khemaaleelakul et al. 2002). En
caso de que no se produzca respuesta, será necesaria la consulta con un especialista.

Aunque la penicilina es generalmente el antibiótico de elección en infecciones de origen


endodóntico, una desventaja asociada con su uso es la posibilidad de reacciones alérgicas.
Aproximadamente el 8% de la población tiene antecedentes de alergia a la penicilina, pero
menos de uno de cada 20 ha sido confirmado clínicamente mediante la prueba estándar
de oro para la alergia a la penicilina mediada por IgE (Macy y Ngor 2013). La alergia a la
penicilina no verificada se reconoce cada vez más como un problema importante de salud
pública (Macy 2014, 2015). En pacientes con un historial confirmado de alergia a la
penicilina, el médico puede cambiar a otros agentes antimicrobianos como la clinicicina, el
metronidazol y la claritromicina o la azitromicina (Baumgartner & Smith 2009, Skucaite_
et al. 2010). Sin embargo, los dentistas no deben abusar de los antibióticos no beta-
lactámicos en pacientes con antecedentes de alergia a la penicilina, sin una evaluación
adecuada. Como mínimo, el médico debe preguntar sobre los síntomas de alergia del
paciente. Debe recordarse que algunos pacientes pueden presentar síntomas de
intolerancia, como diarrea o malestar estomacal, como alergia.

La clindamicina pertenece a la clase de antibióticos de la lincosamida. Mata a los


microorganismos bloqueando sus ribosomas. Es eficaz contra la mayoría de los aerobios
grampositivos y contra bacterias y anaerobios facultativos grampositivos y gramnegativos.
La distribución de este antibiótico en la mayoría de los tejidos corporales es efectiva y
tiene una concentración ósea que se aproxima a la del plasma (Baumgartner y Smith
2009). La dosis oral para adultos es de 600 mg dosis de carga seguida de 300 mg cada 6 h
(Tabla 4, Drugs.com 2016).

El metronidazol es un nitroimidazol que se usa como agente antiprotozoario o antibiótico


contra las bacterias anaeróbicas, y se ha sugerido como un medicamento complementario
para la amoxicilina debido a su excelente actividad contra los anaerobios (Asociación
Americana de Endodoncias (AAE) 1999) . Debido a que hay muchas bacterias resistentes al
metronidazol y no es eficaz contra las bacterias aeróbicas y facultativas (Khe-maaleelakul
et al. 2002, Baumgartner y Xia 2003), generalmente se usa en combinación con penicilina
o clindamicina. El metronidazol utilizado en combinación con penicilina V o amoxicilina
aumentó la susceptibilidad al 93% y al 99% de las bacterias, respectivamente
(Baumgartner y Xia 2003). La dosis oral para adultos es de 1000 mg dosis de carga seguida
de 500 mg cada 6 h (Tabla 4).
La claritromicina y la azitromicina pertenecen al grupo macrólido de los antibióticos. Son
eficaces contra una variedad de bacterias aerobias y anaerobias grampositivas y
gramnegativas con farmacocinética mejorada (Moore 1999). Si bien la dosis oral habitual
de claritromicina es una dosis de carga de 500 mg seguida de 250 mg cada 12 h, la dosis
de azitromicina es una dosis de carga de 500 mg seguida de 250 mg una vez al día (Tabla
4; Drugs.com 2016).

Duración de la terapia con antibióticos


La duración del uso de antibióticos en las infecciones endodónticas no se ha definido con
precisión. Aunque algunos profesionales de la odontología consideran que las infecciones
bacterianas requieren "un tratamiento completo" de terapia con antibióticos (Palmasch
1993), existe una tendencia general a administrar un antibiótico durante 3 a 7 días
(Fazakerley et al. 1993) (Tabla 1) . Como el uso prolongado de antibióticos destruye la
flora comensal en la cavidad oral y otros sitios del cuerpo y termina la resistencia a la
colonización (Longman y Martin 1991), el uso y la duración de la terapia antibiótica
sistémica deben ser razonables. Existe la idea errónea de que la administración
prolongada de antibióticos es necesaria incluso después de la remisión clínica de la
infección para evitar la infección de rebote. Las infecciones endodónticas no rebotan
cuando la fuente de infección periapical se erradica adecuadamente, que es el
desbridamiento completo, la irrigación y la desinfección de un conducto radicular
infectado. Debido a que estos tipos de infecciones persisten durante varios días, los
pacientes que reciben antibióticos deben ser observados diariamente. La única guía para
determinar la efectividad de la terapia con antibióticos y la intervención local de
endodoncia es la mejora clínica en los síntomas del paciente. Cuando existe amplia
evidencia clínica de que los síntomas se están resolviendo o resolviendo, la terapia con
antibióticos debe cesar (American Association of Endodonists 1999). Fazakerley et al.
(1993) y Martin et al. (1997) compararon tres antibióticos y la duración del uso (2, 3 y 10
días). Informaron que la mayoría de los pacientes estaban asintomáticos después de 2
días.
A pesar del hecho de que los antibióticos son herramientas muy útiles en los casos que
representan un riesgo para el paciente, siempre se debe tener en cuenta que no son
sustitutos del tratamiento endodóntico. La clave para obtener un resultado exitoso en una
infección endodóntica es la eliminación química del agente infeccioso del sistema del
conducto radicular, así como el drenaje de pus. Las indicaciones para la administración de
antibióticos deben considerarse con mucho cuidado y solo como un complemento del
tratamiento endodóntico, que es el procedimiento principal e indispensable para obtener
el resultado óptimo en las lesiones de origen endodóntico. Cuando el uso de antibióticos
se prescribe racionalmente y se limita solo a los casos indicados, es probable que se
obtengan resultados favorables para la erradicación completa de la infección.

Profilaxis antibiótica para pacientes médicamente comprometidos.


El objetivo de la profilaxis antibiótica es prevenir las infecciones postoperatorias locales y
prevenir la propagación metastásica de la infección en individuos susceptibles. La mayoría
de las personas no necesitan profilaxis con antibióticos en relación con la atención dental.
Los microorganismos se eliminan del torrente sanguíneo en cuestión de minutos hasta 1 h
sin causar complicaciones en individuos sanos.
A lo largo de los años, las recomendaciones clínicas para la profilaxis con antibióticos han
cambiado y hay una tendencia hacia una posición definitiva (Wilson et al. 2007, Richey et
al. 2008). El riesgo de reacciones adversas a los antibióticos y el aumento del desarrollo de
bacterias resistentes a los medicamentos superan los beneficios de la profilaxis para la
mayoría de los pacientes (Austin et al. 1999, Andersson y Hughes 2011). Los antibióticos
solo deben administrarse de manera profiláctica en los casos en que se haya demostrado
el beneficio o en que exista un consenso en cuanto a dicho uso.
La profilaxis antibiótica puede considerarse para ciertos grupos de pacientes con función
inmunológica alterada. El tratamiento de endodoncia quirúrgica en dientes con infección
persistente después del tratamiento ortogrado se considera una carga médica más alta
que el tratamiento de endodoncia convencional y los pacientes en riesgo pueden
beneficiarse de la profilaxis antibiótica en mayor medida.
Según la literatura, solo hay unas pocas condiciones de riesgo en las que se muestra que la
profilaxis con antibióticos puede ser beneficiosa para el paciente en combinación con los
procedimientos dentales (Lockhart et al. 2007). Sin embargo, puede haber otros grupos de
pacientes en los que la profilaxis antibiótica puede ser beneficiosa, pero los estudios de
casos y controles o los estudios doble ciego con placebo no se han realizado por razones
étPacientes inmunocomprometidos.
Las personas que están inmunocomprometidas son menos capaces de combatir
infecciones debido a una respuesta inmune que no funciona correctamente. Las causas de
la inmunodeficiencia se pueden adquirir (como leucemia o VIH / SIDA), enfermedades
crónicas (como enfermedad renal terminal y diálisis o diabetes no controlada),
medicamentos (como quimioterapia, radiación, esteroides o medicamentos
inmunosupresores después del trasplante) ) o genético (como los defectos genéticos
heredados). Para la mayoría de estas afecciones médicas, el tratamiento debe planificarse
en estrecha colaboración con los médicos.

Para algunas afecciones médicas, el tratamiento debe estar precedido por una muestra de
sangre. La gravedad de la neutropina se relaciona con el riesgo relativo de infección y se
clasifica como leve (1000–1500 lL? 1), moderada (500– 1000 lL? 1) y severa (<500 lL? 1).
Cuando los recuentos de neutrófilos caen a <500 lL? 1, la flora microbiana endógena (por
ejemplo, en la boca o el intestino) puede causar infecciones (Schwartzberg 2006).

Pacientes con locus minoris resistentiae


Locus minoris resistentiae se refiere a una región del cuerpo más vulnerable que otras,
como órganos internos o regiones externas del cuerpo con una capacidad de defensa
alterada congénita o adquirida (Lo Schiavo et al. 2014). La endocarditis infecciosa, una
infección bacteriana de las válvulas del corazón o el endotelio del corazón, es un caso
típico de locus minoris resistentiae. Las personas con ciertos defectos cardíacos
preexistentes se consideran en riesgo de desarrollar endocarditis cuando se produce una
bacteriemia. La profilaxis antibiótica ha sido considerada durante mucho tiempo como la
mejor práctica para todos los pacientes con cardiopatías congénitas complejas, válvula
cardíaca protésica o antecedentes de endocarditis infecciosa (Lacassin et al. 1995, Strom
et al. 1998, Wilson et al. 2007, Richey et al. 2008).
De acuerdo con las directrices de la American Heart Association, las personas que corren
el riesgo de desarrollar endocarditis infecciosa después de un procedimiento dental
invasivo todavía se benefician de la profilaxis con antibióticos, incluso si existen pocas
pruebas que respalden su efectividad (Nishimura et al. 2008). En contraste, las directrices
del Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica en el Reino Unido han
recomendado que el tratamiento con antibióticos profilácticos ya no debe prescribirse a
ningún paciente en riesgo (NICE 2008). Aunque un reciente estudio retrospectivo de
seguimiento ha indicado que la incidencia de endocarditis infecciosa ha aumentado en el
Reino Unido a medida que se introdujeron las recomendaciones más restrictivas (Dayer et
al. 2015), no se ha demostrado una relación causal entre IE y dental. procedimientos Por
lo tanto, la prescripción de rutina de profilaxis antibiótica antes del tratamiento
endodóntico de pacientes considerados con riesgo de endocarditis puede no estar
justificada. Sin embargo, recientemente, NICE ha realizado un cambio significativo a la
Guía clínica 64 (CG64), 'Profilaxis contra la endocarditis infecciosa: profilaxis
antimicrobiana contra la endocarditis infecciosa en adultos y niños que se someten a
procedimientos intervencionistas', agregando la palabra 'rutinariamente' a la
Recomendación 1.1.3, que ahora es como sigue: la profilaxis antibiótica contra la
endocarditis infecciosa no se recomienda habitualmente para las personas sometidas a
procedimientos dentales. La adición de la palabra "rutinariamente" deja claro que, en
casos individuales, la profilaxis antibiótica puede ser apropiada (Thornhill et al. 2016). Las
pautas de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) para el tratamiento de la endocarditis
infecciosa recomendaron la profilaxis antibiótica solo para procedimientos dentales que
requieran la manipulación de la región gingival o periapical de los dientes o la perforación
de la mucosa oral, incluidos procedimientos de descamación y del conducto radicular
(Sociedad Europea de Cardiología 2015).
La evidencia científica es insuficiente para indicar la administración de profilaxis
antibiótica antes del tratamiento dental para pacientes sanos después del reemplazo de
una prótesis articular (Seymour et al. 2003, Uckay et al. 2008, Olsen et al. 2010), pero esto
todavía se considera un dilema para el clinico Esto es en parte por motivos anecdóticos,
en parte histórico y en parte por cuestiones legales. Un estudio prospectivo de casos y
controles concluyó que los procedimientos dentales no eran factores de riesgo y que el
uso de profilaxis antibiótica antes de los procedimientos dentales no disminuía el riesgo
de una infección total posterior de cadera o rodilla (Berbari et al. 2010, Kao et al. 2016 ).
La guía conjunta de la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos y American
Dentalicas.

La asociación en 2012 (http://www.aaos.org/uploaded Files / PreProduction / Quality /


Guidelines_and_Reviews / PUDP_guideline.pdf) declara: 'El profesional podría considerar
interrumpir la práctica de prescribir rutinariamente antibióticos profilácticos para
pacientes con cadera y rodilla Implantes de prótesis articulares sometidos a
procedimientos dentales ', pero también reconocen que la evidencia es limitada, y el
profesional debe ejercer su juicio en la decisión. En general, el riesgo se considera elevado
durante los primeros 3 meses después de las operaciones conjuntas porque la
endotelialización no está completa y, en caso de que sean necesarios tratamientos
dentales invasivos, se recomienda la profilaxis antibiótica (Font-Vizcarra et al. 2011), ya
que así como en pacientes con defensa del huésped comprometida sometidos a
procedimientos dentales extensos (Waldman et al. 1997, LaPorte et al. 1999). En
pacientes con articulaciones artificiales, la infección reciente reciente de la articulación y
los casos con infecciones orales masivas se consideran factores de alto riesgo para
infecciones articulares protésicas y se debe prescribir profilaxis antibiótica (Berbari et al.
2010, Kao et al. 2016).
Las mandíbulas expuestas a altas dosis de radiación para el tratamiento del cáncer en la
cabeza y el cuello producen cambios de por vida en la microcirculación y, por lo tanto, son
más susceptibles a las complicaciones locales relacionadas con la infección (Tolentino Ede
et al. 2011). El tratamiento dental con riesgo de trasladar la infección al hueso en áreas
expuestas a dosis altas debe ser precedido por una profilaxis con antibióticos (NIDCR
2009).
La medicación con bifosfonatos cambia el recambio óseo y previene la pérdida de masa
ósea. Varios tipos de bifosfonatos tienen diferentes indicaciones y riesgos variables de
desarrollar osteonecrosis y cambios en el hueso que es más propenso a desarrollar
infecciones. El riesgo es sustancialmente mayor para los pacientes que reciben
bifosfonatos para el cáncer que para la osteoporosis. Otros factores de riesgo pueden
incluir el uso concomitante de glucocorticoides, la vejez (más de 65 años), la diabetes mal
controlada, la administración intravenosa y el uso prolongado de bifosfonatos (más de 3
años). Los procedimientos dentales invasivos del hueso alveolar modificados por
bifosfonatos, con una infección subsiguiente en el hueso, se han relacionado con el
desarrollo de la osteonecrosis (Dannemann et al. 2007). El tratamiento con bifosfonato
intravenoso como terapia de acompañamiento para enfermedades tumorales avanzadas
justifica la profilaxis antibiótica en procedimientos invasivos de huesos (Montefusco et al.
2008).
En todas las situaciones de tratamiento, una evaluación médica general debe basarse en
el caso individual y la consideración del riesgo de complicaciones relacionadas con la
infección, así como el riesgo de reacción adversa al medicamento. En ocasiones, la
profilaxis no se puede justificar de acuerdo con la condición médica relacionada con el
tratamiento dental, pero se puede justificar si se tienen en cuenta múltiples condiciones
médicas y la edad, o cuando varios factores de riesgo predisponen a los pacientes a las
infecciones (como mal controlada o diabetes mellitus no controlada, maltrato,
enfermedad inflamatoria crónica, enfermedad inmunosupresora o tratamiento con
medicación inmunosupresora).
En caso de duda sobre el manejo adecuado de los pacientes antes del tratamiento dental,
el estado y el control de la enfermedad del paciente deben discutirse con un médico. La
elección del fármaco debe reflejar su eficacia clínica, así como si es seguro y tiene un buen
espectro. El régimen de profilaxis sugerido se presenta en la Tabla 5 según lo
recomendado por la AHA (Nishimura et al. 2008)
Conclusiones
El uso de antibióticos sistémicos en endodoncia debe limitarse a casos específicos para
evitar su sobre-prescripción. Se pueden usar como un complemento en el tratamiento de
la periodontitis apical para prevenir la propagación de la infección solo en los abscesos
apicales agudos con afectación sistémica y en las infecciones progresivas y persistentes.
Los pacientes médicamente comprometidos son más susceptibles a las complicaciones
derivadas de las infecciones endodónticas. Por lo tanto, los antibióticos deben
considerarse en pacientes con enfermedades sistémicas con inmunidad comprometida y
en pacientes con capacidad de defensa alterada adquirida congénita o localizada, como
pacientes con endocarditis infecciosa, válvulas cardíacas protésicas o con reemplazo
reciente de prótesis articular. Aunque la penicilina VK, posiblemente combinada con
metronidazol para cubrir las cepas anaeróbicas, sigue siendo efectiva en la mayoría de los
casos, se recomienda la amoxicilina (sola o junto con ácido clavulánico) debido a su mejor
absorción y menor riesgo de efectos secundarios. En caso de alergia confirmada a la
penicilina, las lincosamidas, como la clindamicina, son el fármaco de elección.

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