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EN LOS CONFINES

DE LA
PARAPSICOLOGIA

por J. Roca Muncañola


Libro digitalizado por Pedro. Más información y libros en:
www.survivalafterdeath.blogstop.com

Portada: M. García

Depósito legal: B. 7.874 - 1975

ISBN 84-203-0319-4

Impreso en España Printed in Spain


Gráficas Zeus-Travesera de Las Corts, 273-Barcelona
EN LOS CONFINES

PARAPSICOLOGIA

Las Psicofonías
El Aura
La Cámara de Kirlian
La Cirugía Psíquica

por J. ROCA MUNTAÑOLA

1L1,1dJúnq4 4Fas
Valencia, 234 - Apartado 707 - Barcelona - 7
PRÓLOGO
Cuando mi buen amigo don Julio Roca Muntañola me pidió
unas líneas de introducción para este libro me quedé un tanto sor-
prendido. ¿Qué presentación puede necesitar quien es de sobra
conocido en el campo de la parapsicología, a través de sus nume-
rosas publicaciones, de su total dedicación durante años divulgando
lo que en el transcurso de un siglo se ha venido investigando por
primerísimas figuras de la ciencia positiva, entre las que se encuen-
tran varios premios Nobel, e informando de trabajos realizados
personalmente?
Son dos las razones que suelen mover a la solicitud de un pró-
logo: el reconocimiento del texto en función de una autoridad, o el
actuar como padrino en las primeras salidas al público. En ninguno
de estos dos casos está justificada dicha solicitud. Queda, pues,
por exclusión, el simple deseo del amigo que comparte con uno
iguales anhelos, iguales esperanzas, igual vocación; el deseo del
amigo de que el nombre de uno aparezca al lado de su nombre;
y es esta una de las más profundas expresiones de amistad que yo
agradezco en todo lo que vale al señor Roca Muntañola.
Él y yo tenemos en común, fundamentalmente, el reconocimien-
to de la insuficiencia de los conceptos materialistas en orden a la
interpretación de los fenómenos parapsicológicos. Si bien es cierto
que nos movemos a nivel de hipótesis, no es menos patente que
esta nueva y fascinante ciencia se aleja cada vez más de un meca-
nismo ya superado; superado incluso en el ámbito específico de
la investigación empírico-positiva.
Yo no puedo olvidar en él, la valiente toma de posición en las
horas difíciles, hace unos dos años, cuando investigando en las
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teleplastias de Bélmez de la Moraleda me quedé prácticamente


solo frente a una opinión pública desorientada por el sensacionalis-
mo de ciertos medios informativos y por algunas motivaciones
—resulta lamentable tener que decirlo— extracientíficas. El señor
Roca Muntañola siguió paso a paso mis trabajos y desde su sólida
preparación supo ver pronto la debilidad de los contrarios, su-
mándose así a cuantas ilustres personalidades científicas del ex-
tranjero afirmaron la autenticidad de las citadas formaciones.
También después de dar yo a conocer aquí el fenómeno psico-
fónico, que desde hace años vengo investigando en colaboración
con los principales parapsicólogos que lo estudian, el señor Roca
Muntañola captó con clara intuición la importancia del mismo, reali-
zando experiencias personales de indudable interés; experiencias
que patentizaron una vez más la importancia de estas grabaciones
paranormales en cintas magnetofónicas con las que se descartaban
absurdas hipótesis —como la de que estas voces son producidas
por emisiones inconscientes de la laringe— hipótesis que sólo
pueden esgrimir quienes ni de lejos conocen el fenómeno, ignorando
cuanto sobre él se ha venido investigando.
La psicocirugía también ha sido objeto de atención por su parte,
siguiendo muy de cerca los estudios que sobre la misma se efec-
túan, sin olvidar mi aportación después de un viaje que realicé a
Filipinas para observar por mí mismo tales intervenciones paranor-
males.
La Parapsicología española tiene una deuda de gratitud con don
Julio Roca Muntañola. En esto puede resumirse la meritoria labor
de muchos años de desvelos y dedicación tenaz y altruista.

GERMÁN DE ARGUMOSA

(Presidente de la Asociación Española de Investi-


gaciones Parapsicológicas. Miembro de la Sociedad
Internacional de Parapsicología Imago Mundi, de
Austria. Miembro del Comité Consultivo de Ex-
tranjeros de la Asociación Italiana Científica de
Metapsíquica. Miembro del Instituto Internacional
de Investigaciones Psicológicas y Religiosas de To-
kio.)
PREFACIO
Al amigo, consejero y mente inquisitiva.
Swii DAWA-SAMDUP (ex-Lama).

Ante todo, dentro de la temática parapsicológica, dedico estas


historias y recopilación de hechos fenomenológicos históricos a los
autodidactas, que es como decir a una gran mayoría de todos noso-
tros, pero en particular a unos buenos amigos dedicados desde
hace años a la investigación de lo que parece imposible, pero existe,
a pesar de todo, aunque inexplicablemente. A veces me he pregun-
tado si en alguna de estas historias traté de «algo» que todavía no
estamos capacitados para definir, y menos juzgar, ya que descono-
cemos más cosas de las que podríamos saber aunque el ser humano
pudiera vivir quinientos años.
De todas formas creemos que la situación en que se encuentra
la parapsicología es de las más incómodas. El objeto de sus inves-
tigaciones se centra sobre dos campos a la vez: el de la materia y el
del espíritu. Sus descubrimientos parecen ofensas a la razón, y a
nuestro concepto del mundo, y el hecho de que en telepatía la dis-
tancia y el tiempo «no cuenten» (un mensaje telepático, dada nues-
tra concepción del tiempo, puede llegar «antes» de que haya sido
enviado), para algunos científicos es realmente una verdadera burla
al sentido común y a la lógica.
Realmente, la mayoría de los parapsicólogos parecen adaptar-
se a tales incomodidades. Saben que su ciencia pertenece a un
mundo completamente desconocido en su profundo mecanismo. Al
igual que los ocultistas, se niegan a constituir un cuerpo doctrinal
más avanzado, más puesto al día, y parece que prefieran progresar
a tientas, con sus desfasados métodos, y una mentalidad que, en
algunos, es cada vez más retrógrada, pues cuando realmente intu-
yen algo incomprensible, les asusta y lo consideran ficción, o má-
14 J. ROCA MTJNTAÑOLA

xime, fantasía metafísica. Bien decía Sócrates que «una existencia


sin inquietudes no merecía vivirse»; pero no todos pueden com-
prenderlo, lo que realmente es una lástima.
Pero la realidad es que la parapsicología ha cambiado en pocos
años el status científico vigente, exigiendo en muchas ocasiones
una revisión del enfoque de algunos aspectos del Universo. La pa-
rapsicología no se ha atascado en callejones sin salida, como cre-
yeron algunos científicos, porque fuera incapaz en algunas ocasio-
nes de repetir una experiencia; al contrario; la parapsicología
ha conseguido influir sobre la moral, la religión y, sobre todo, en
la develación del enigma del Hombre, lo que por sí solo ya mere-
cería el reconocimiento nuestro, pues realmente ha ensanchado los
horizontes de nuestro Yo, revelándonos el verdadero alcance y
las energías desconocidas de nuestro subconsciente, esta descono-
cida «inteligencia» del hombre, «recordándonos» la relatividad de
todo aquello que nosotros propendemos a considerar como verda-
des inmutables desde la más remota Antigüedad.
Pero la parapsicología pertenece realmente a un mundo com-
pletamente desconocido en su profundo mecanismo. En el fondo
nos familiariza con algo prodigioso que no debe confundirse con
lo sobrenatural, un estado maravilloso, a veces domesticado, domi-
nado; nos une a nuestros semejantes gracias a unas hipótesis sobre
un «todo» mental, del cual se «nutrirían las raíces del espíritu
de todos los hombres, vivos o muertos», como decía Riverain.
En realidad, se quiera o no reconocer, el hombre tiene desarro-
lladas extrañas facultades en las zonas más arcaicas de su cerebro,
las cuales permanecen adormecidas. Pero su evolución desde hace
algunos años ha sido en muchos conceptos radical; cada adquisi-
ción personal desarrollaba más sus órganos, y cada órgano desa-
rrollado creaba cada vez más facultades. Bien estudiada, y anali-
zada en todas sus facetas y vertientes, la mutación es de vértigo
en algunas personas, como en el fantástico caso del joven judío
Uri Geller, que, con la mente, posee la extraña facultad de separar
y fundir diversos metales. Ese rincón misterioso de la mente, esa
deliciosa vaguedad tan rica en esperadas sorpresas que nuevamen-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGIA 15
te ha surgido en Bolonia asombrando a los más expertos científi-
cos europeos. Si las noticias de Prensa son exactas, es el caso más
asombroso de la historia de la Parapsicología en todos los tiempos;
veamos:
«Puso en marcha, tras mirarlos fijamente, varios relojes que
llevaban muchos años parados; soldó varias llaves rotas de diversos
tamaños, fundió los dientes de un tenedor, y paró el péndulo de
un reloj monumental de la Alcaldía boloñesa.» Uri Geller, nacido
en Tel-Aviv, de padre israelí y madre austríaca —pariente de
Freud—, venía dedicándose al ilusionismo hasta que un parapsi-
cólogo norteamericano que viajaba por Israel lo descubrió en
1969, después de asistir a una de sus sesiones teatrales.
Si no se halló hasta ahora la fuente productora de fenómenos
como ése, y al mismo tiempo una explicación convincente, ¿no
sería porque se buscaban estos poderes por caminos equivocados?
Dicho de otro modo: poderes así, hace tan sólo cincuenta años,
¿cómo los hubiera considerado la Iglesia? Asusta la respuesta.
Cuarenta y cinco años de experimentos de Rhine y muchos
otros parecían haber dado una prubea irrefutable —prueba de
laboratorio, principalmente —sobre la existencia de un factor
inmaterial en la mente del hombre. ¿Por qué se habría de recha-
zar a priori esta premisa? Si los físicos admiten que la materia
puede alcanzar grados increíbles de sutilidad, resulta al menos
lógico suponer que la psiquis pueda alcanzarlos también, y aún en
mayor grado.
J. B. Rhine, considerado el «padre» de la Parapsicología cien-
tífica, afirmaba hace años al respecto: «Se han realizado experi-
mentos de psicocinesis a distancia... Apenas puede quedar al-
guna duda acerca de la naturaleza no física de la PK... No es
meramente producto de fuerzas ciegas y sin una finalidad. Aunque
débil e inconstante, la PK reacciona con el objeto físico de acuerdo
con una dirección o intención totalmente inteligente.»
Juan Musso (1), interpretando los resultados del famoso labo-
(1) Juan R. Musso, profesor, Argentina. El grueso de la actividad de investi-
gación se encuentra concentrada en el Instituto Argentino de Parapsicología (IAP)
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ratono de la Universidad de Duke, en Duham, Carolina del Norte,


dice: «Rhine afirma, totalmente convencido ante las pruebas, la
naturaleza no física de los procesos PSI, basándose en la imposi-
bilidad de concebir en términos de procesos físicos —radiaciones,
ondas, corpúsculos, etcétera— la peculiar interacción entre la
mente y la materia que se revela en dichos procesos. Y como la
interacción existe, y ella refuta el dualismo, sostiene la necesidad
de admitir un modo de realidad no específicamente física, ni tam-
poco psíquica; una especie de monismo neutro, a cuyo nivel ope-
raría PSI.»
Planteado de este modo el problema, y cuando la corriente de
opinión parece ser cada vez más favorable a este hecho, uno se
pregunta: ¿cómo enjuiciar, definitivamente, los fenómenos para-
normales? ¿Y el caso actual de Uri Geller, el ex sargento israelita?
Para muchos investigadores de la tendencia llamada idealista-
espiritualista, el problema se centra en un dilema de conceptos:
el «cerebro céntrico» —que atribuye toda la personalidad humana
al funcionamiento del cerebro, considerando el psiquismo como
un mero epifenómeno, un subproducto de aquel funcionamiento
mecánico— y el «psicocéntrico», que estima que la personalidad
se halla centrada en la mente humana. Para éstos, el concepto «ce-
rebro-céntrico» es un total error que ha originado todos los demás.
De cualquier modo, su posición es positivista, no implicando en el
término «factor no-físico» ninguna idea sobrenatural, religiosa ni
mística (2).
Para el padre Teilhard de Chardin (El Fenómeno Humano)
la solución parecía ser ecléctica: <'Los espiritualistas tienen razón
desde 1956 hasta la fecha. Con anterioridad, en 1948, se había creado la Asociación
Médica de Metapsíquica, que se amplió con otros grupos para dar origen al actual
Instituto, presidido desde su fundación por el profesor Juan R. Musso. Musso
tiene el mérito de haber logrado hacer obligatoria en Psicología una cátedra de
su especialidad, la Parapsicología, y de haber aplicado a sus experiencias los mé-
todos científicos de Rhine, lo que le ha conferido un lugar avanzado en la inves-
tigación parapsicológica latinoamericana. La política universitaria argentina pri-
vó, en 1969, al profesor Juan R. Musso de sus cátedras.
lin.) (2) Doctor Schrenk-Notzing. (De la Deutsche Okkulttistiche Geseflschafr, Ber-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 17
—dice--- cuando defienden tan ásperamente una cierta trascen-
dencia del Hombre sobre el resto de la Naturaleza. Los materialis-
tas no se equivocan cuando sostienen que el Hombre no es otra
cosa que un término más en la serie de formas animales.»
Para los investigadores de la escuela mecanicista-materialista,
encabezada por los científicos soviéticos (no todos, afortunada-
mente), nos dicen: «Los seres vivientes, y en particular el hombre,
han elaborado en el proceso de su evolución dispositivos orgánicos
para percibir e influir a distancia, comparables a los modernos
inventos de la radiotécnica y la electrónica. Así, la telepatía hace
pensar en, la telegrafía sin hilos o la misma radio; la telestesia
se asemeja a la comunicación televisada; la telecinesis es compa-
rable con la telemecánica, o sea, el manejo a distancia de diferentes
aparatos y procesos por dispositivos electrónicos modernos» (L. L.
Vasiliev, en Los misteriosos fenómenos de la psiquis humana).
Está claro y hay que decirlo todo: desde que Vasiliev publicó
el indicado trabajo, las cosas han variado muchísimo en el campo
de la más rigurosa experimentación de laboratorio en la Unión So-
viética. Los que realmente se encargaron de una total modifica-
ción de principios, fueron precisamente los profesores Kirlian
—matrimonio—, pues las investigaciones empezaron con un grupo
de científicos ubicados cerca del centro espacial de Kazakastán,
en Alma-Ata, hace de ello unos doce años, fabricando una cámara
de alta frecuencia que sobrepasando la barrera de la materia densa,
lograron mostrar la contraparte inmaterial de los seres vivos. Con
equipos ópticos, combinados con la cámara de los Kirlian, los cien-
tíficos tuvieron, un día, una visión maravillosa que hasta entonces
estaba reservada con exclusividad a los videntes: «el cuerpo espi-
ritual de un ser vivo'>.
Algunas veces —y perdonadme por el inciso— me he pregunta-
do: ¿Cómo aquellos científicos podrían definir la realidad que de
pronto tenían ante sí? El informe original dice así: «Una especie de
constelación elemental, semejante al plasma, compuesta de electro-
nes ionizados y excitados, de protones y, posiblemente, de otras
varias partículas...'> Y proseguían de manera «muy significativa»:
2. - EN LOS CONFINES
18 J. ROCA MUNTAÑOLA

«Pero, al mismo tiempo, ese cuerpo de energía no es sólo partícu-


las. No es un sistema caótico. Es un organismo totalmente unifi-
cado en sí mismo. Actúa como una unidad, y el cuerpo energético
produce su propio campo electromagnético y constituye la base
de los campos biológicos».
Para mí, que soy espiritualmente de la escuela, o postulado idea-
lista, como Rhine, Pratt, Magré, Tocquet, Fonck, Tenhaeff, De Argu-
mosa. Motoyama, Récart, etc., etc., tal texto fue sensacional, pues
había que tener en cuenta que provenía de las rígidas murallas
de un materialismo que se ha traducido en explicaciones prácticas
en todos los campos de la actividad humana. ¿Estaban cambiando
las mentalidades? Quizás. ¿Está la ciencia moderna interesada en
el problema? Pues, sí. Francamente, sí. En algunos sectores, el
cuerpo sútil es apenas sospechado, pero en otros hasta es una
necesidad filosófica para explicar ciertos fenómenos.
«Toda mi vida —dice Eileen Garret, presidente de la "Parap-
sychology Foundation", de Nueva York— he tenido conciencia del
hecho de que todos poseemos un segundo cuerpo, un duplo. Ese
duplo, es un hecho nítido en las enseñanzas orientales y teosóficas,
y como tal es considerado como un cuerpo magnético, ligado al
cuerpo físico humano, un campo en el cual las fuerzas inmateria-
les del cosmos, del sistema solar, del planeta y del medio ambiente
más inmediato, son normalmente convertidas en la vida y en la
creencia del individuo.» Y según la señora Garret, ese cuerpo espi-
ritual, es el instrumento de las proyecciones telepáticas y clarivi-
dentes, que tanto han molestado —científicamente— a algunos
parapsicólogos españoles, especialmente de la rama médica (neuro-
psiquiátrica).
La señora Garret supone la existencia de un cuerpo espiritual.
Otros necesitan de él para explicar lo que de otra manera no
tendría sentido. El doctor Wilder Penfield, de la McGill University,
de Montreal, Canadá, después de realizar numerosas operaciones,
mediante las cuales removió porciones considerables del cerebro
humano, verificó que la mente humana continuaba funcionando.
Este fenómeno es conocido desde hace años. Numerosas autopsias
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 19
han revelado cerebros prácticamente destruidos, que no podían
servir de soporte al pensamiento, y que, no obstante, continuaban
en su función como si todo fuese normal. Hay sobre esto una na-
rración dramática y punzante, escrita con mucha emoción, por uno
de los grandes escritores de nuestro tiempo, John Gunther; des-
cribe la larga agonía de un hijo genial con el cerebro atacado por
un cáncer. A cada avance de la terrible enfermedad, una porción
de la masa encefálica era eliminada, y a despecho de quedar redu-
cida a una fracción de lo que era, el pequeño continuaba razonando
lúcidamente hasta que, al final, sobrevino la inevitable muerte. No
extraña, pues, que el gran escritor e investigador metapsíquico haya
buscado en Pablo el Apóstol la inspiración para el título de su
libro, en la inmortal pregunta del hombre de Tarso: «Muerte, ¿dón-
de está tu victoria?»
Y es que, en realidad, aunque no podamos demostrarlo científi-
camente, la mente no opera directamente sobre el cerebro; hay un
cuerpo etérico que liga la mente a las células del cerebro. Partícu-
las mucho más diminutas de lo que los científicos puedan sospe-
char se dislocan a lo largo de las líneas del cuerpo etérico, o duplo,
en dirección a ciertas regiones del cuerpo, del cerebro. Podrían
ser llamadas «unidades de vida». Ese cuerpo invisible —es una
opinión tan sólo, por lo cual lo podríamos considerar como duplo
o cuerpo unificador— es el único medio a través del cual la mente
y la vida se pueden comunicar con la forma física.
Así es cómo descubrió en el principio del proceso efluviográ-
fico de Kirlian, que, efectivamente, había un cuerpo semimaterial
en el hombre, que sirve como elemento de ligazón entre el espíritu
inmaterial y su cuerpo físico.
Y por extraño que nos parezca, han sido los soviéticos precisa-
mente los que científicamente han empezado a decir «algo». Sea
cual sea su última palabra, debemos reconocer noblemente que
durante los últimos diez años han profundizado con seriedad en
la investigación sobre la fenomenología del espíritu humano. Claro
que la terminología era otra, y llena de connotaciones materialistas,
pero, ello no obstante, son sorprendentemente lúcidas las obser-
20 J. ROCA MUNTAÑOLA

vaciones, cuando consideramos el contexto ideológico en que se han


venido moviendo estos investigadores.

Al margen de ésta y de otras polémicas sobre la naturaleza


esencial de los principales fenómenos paranormales —hasta hoy re-
lativamente infecunda—, centenares de científicos de todo el mundo
investigan desde los laboratorios de muchas Universidades este
escondido secreto de la psiquis. Nunca como hoy, mayor número de
investigadores había rastreado tan apasionadamente la verdad re-
lampagueante y efímera de los hechos parapsicológicos. Los resul-
tados que se obtengan, quizá sean asombrosos. Una nueva e ines-
perada imagen del hombre podría aguardar al final del camino y la
polémica. (Las psicofonías, las operaciones de psicohigiene de Fili-
pinas y Brasil, la...) Pero no es sólo la escuela filosófica, o la espi-
ritualista, la que investiga y obtiene éxitos. La escuela mecanicista
también investiga algunos misterios, especialmente determinados
factores que, como los interoceptores y los exteroceptores, serían
microscópicos «sentidos» de tipo totalmente desconocido, situados
los primeros en algunos órganos y vísceras, y a flor de piel los se-
gundos —doctor Murthy, de París (1970), en su tratado Nos pou-
voirs occultes—, capaces de explicar por sí solos algunos fenóme-
nos tan extraños como la autoscopia, la «visión» a través de la punta
de los dedos (se han dado varios casos en Europa últimamente),
y también la percepción de colores al contacto con la epidermis, y
otros.
Pero nosotros los sustentadores de la doctrina idealista, por
nuestra parte buscamos las pruebas de una eventual supervivencia
totalmente científica, irrefutable. A la pregunta incómoda, de si
algo de la personalidad humana puede sobrevivir después de la
muerte, y si ello es susceptible de ser descubierto, respondemos
que la posibilidad existe, y que el problema es tan importante que
su investigación debe quedar abierta al método científico, sin cor-
tapisas, sin tabús ni prohibiciones de clase alguna. Así, la posibili-
dad de supervivencia es estudiada desde hace unos años bajo el
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 21
nombre eufemístico de «memoria extracerebral». Han sido nota-
bles al respecto, los trabajos de los doctores Jan Stevenson, de
Estados Unidos, y H. N. Banerjee, de la Universidad de Jaipur,
India.
Otra vertiente muy importante es el estudio científico de las
psicofonías. Precisamente no hace mucho el Papa Pablo VI con-
decoró a Jürgenson, el técnico que consiguió por vez primera gra-
bar unas voces del Más Allá. Según una información publicada en
la Prensa, el ingeniero brasileño Henrique Rodrigues, nos decía
que el Vaticano ayuda financieramente esas investigaciones de Jür-
genson.
Quizá, como afirma Gaither Pratt la parapsicología sea, si no
la más nueva, la más revolucionaria de las ciencias. Y eso porque
ha logrado trastocar muchos conceptos que parecían inamovibles,
y ha obligado a los científicos a enfocar de una manera diferente
ciertos aspectos del Universo.
Recapacitemos en lo dicho anteriormente. Como se sabe, en la
naturaleza la energía no se destruye jamás, sólo se transforma.
En la Unión Soviética y en los Estados Unidos se han llevado a cabo
experimentos fantásticos que no han sido publicados, porque pri-
mero hay que mentalizar a las gentes: en Rusia se ha podido «foto-
grafiar vivo'> a un cadáver en las veinticuatro primeras horas des-
pués de producirse el fallecimiento por muerte accidental, y pudo
«comprobarse» cómo salía, pasado este tiempo, algo así como un
fluido que abandonaba aquel vestido, aquella «cáscara», como diría
un Lama, aquel despojo de cuerpo, como evaporándose...
El resultado ha sido —quizá por otros motivos— que los sovié-
ticos han detenido actualmente todos estos estudios del cuerpo
«bioplasmático» descubierto por los esposos Kirlian. Cabe pensar
que posiblemente llegaron a sospechar que el hombre, al morir,
no desaparecía del todo (la metapsíquica llegó mucho más lejos),
y ello, como es natural, estaba y está en contraposición con las
teorías marxistas. Tras cincuenta años de interpretación materia-
lista del paso del hombre por la Tierra, el Estado Soviético no
puede reconocer públicamente que se había equivocado, por lo
22 J. ROCA MUNTAÑOLA

cual dichos estudios, como saben todos los parapsicólogos, han


quedado frenados absolutamente. Tienen una espina clavada en el
cuello.
Pero también el Vaticano tiene otra espina clavada, y en su
sentido muy parecido, como bien dice don Henrique Rodrigues en
sus manifestaciones al periodista Ángel Gómez Escorial, y que
reproduzco íntegramente, porque en realidad son una gran verdad:
«El Papa Pablo VI, como hemos dicho, no solo condecoró a Jür-
genson, sino que financió ciertos estudios psicofónicos, cosa loable,
pues con ello contribuye a probar la permanencia del espíritu tras
la muerte; pero es que resulta que durante mucho tiempo la
Iglesia negó que se pudiera hablar con los muertos... » Quisiera
saber ahora cómo opinan algunos jesuitas que al mismo tiempo
sean parapsicólogos, y siguen paso a paso las investigaciones.
De todas formas debemos reconocer que el Vaticano ha sabido
actuar de forma muy discreta, y acorde con la época; ésta es mi
opinión.
Lo que falta es trabajar en todo momento científicamente, más
comprobaciones serias, mentalizar poco a poco a muchas personas
cargadas de fantasías o supersticiones, y de momento, hacer la
mínima publicidad de esta clase de trabajos, y no permitir que
personas sin escrúpulos se aprovechen de tan hermosas realidades,
como son la psicofonías, con fantasiosas o neuróticas historias del
Más Allá, para hacer su negocio personal, como ya está sucediendo
a la Parapsicología misma.
De los resultados positivos que se obtengan, dependerá en gran
parte un rechazo total, o una gran base científica para las grandes
religiones. Y también, sobre todas las cosas, sobre todos los estu-
dios que se hagan, tengamos presente en todo momento que la
Parapsicología resultará revolucionaria como una gran ayuda para
resolver de una vez el milenario enigma de «qué es, es realidad, el
Hombre».
Resulta que encontrándonos en los mismos umbrales de la
fantástica conquista del espacio, en vías de abrir la ruta hacia otros
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 23
mundos, de abandonar por fin su isla y de tener el Universo como
morada, el Hombre, sigue siendo «un Desconocido».
Y es que, en realidad, sabemos mucho más sobre cualquier
cosa que hayamos descubierto, que sobre nuestra mente. Hasta el
pensamiento mismo, ese «lenguaje» interior que un día empujó a la
estirpe humana hacia la cumbre, sigue siendo un arcano. No hay
siquiera una teoría que trate de explicarlo.
Pero, de todas formas, seamos optimistas. Hay fuerzas oscuras,
para algunos extrañas, que precisamente desean ayudar por encima
de todo al Hombre, a «ese Desconocido» de que hemos hablado
muchas veces. Hasta la misma técnica moderna, que tan alejada
parece de estas fuerzas oscuras, como las llamamos esotéricamente,
empieza a aprovecharse de algunas de ellas. He aquí —por ejem-
plo— que aquella «hipnosis» que l3abinski observara apenas hace
sesenta años, como un estado de «simulación histérica», ahora se
emplea frecuentemente en la odontología, en obstetricia, en la
medicina psicosomática, etc. Tampoco hoy, nadie que esté al día,
se atrevería a negar la radies tesia, considerada ya como ciencia,
sobre la cual únicamente podrían discutir, unos y otros, si se clasi-
fica definitivamente —como parece— como excelsa facultad psi-
gamma, o sea, percepción extransensorial (PES).
En resumen: Parapsicología es únicamente «especial sensibili-
dad a ciertas radiaciones por captación hiperestésica de ciertos
efluvios dimanantes de la misma naturaleza»... etc., etc., como
sostiene un renombrado radiestesista de la Asociación de Radieste-
sia de Barcelona, según rollo que soltó por las antenas de Radio
Barcelona.
A través de las páginas de este libro, sólo intento conducir al
lector a un campo bastante árido, pero muy grande, a cuyo final, a
lo lejos, donde no alcanza ya la vista, existen ahora caminos que
al parecer de muchos científicos, conducen a nuevos estadios, quizás
otros niveles, donde seriamente, pero con un gran amor, podrían
si Dios lo permitiera, informarnos de ese Más Allá del cual sólo
teníamos fantásticas hipótesis, hilvanadas generalmente con ex-
24 J. ROCA MUNTAÑOLA

trañas alucinaciones, motivadas principalmente por esa ignoran-


cia de siglos . . .y por intereses creados.
Y aquí está precisamente el gran valor de la parapsicología. Es
fruto del conjunto de muchas ciencias, pero fuente de una búsque-
da única: el encuentro del Hombre consigo mismo, con su propio
YO. El conocimiento del ser integral. El conocimiento de la gran
Verdad, y el hallazgo de su naturaleza última.
Si los procesos evolutivos dotaron realmente al ser humano de
dos mundos, tan solo la Verdad lo capacitará en el futuro para
vivir con plenitud en ambos.
Yo pediría al lector, sea cual fuese su forma de pensar, que
no tenga temor alguno y lea las páginas que empiezan ahora, una
a una. Quizás al llegar a las psicofonías y a nuestros estudios, algo,
alguna cosa, o lo que se explica, exalte por algún motivo su imagi-
nación, suscitando —no es mi intención— lo maravilloso, pues des-
cubrirá el lector que las mismas psicofonías conservan un morboso
hechizo.
Pero piense el lector que las psicofonías, la cámara de Kirlian,
el aura humana, son maravillosas realidades de nuestro tiempo.
Y hay muchas más...
Pero tampoco deben preocuparle las mentes cerradas, pues
ellos, desgraciadamente, ignoran todavía hoy que en el Hombre
hay poderes maravillosos, inconscientes, que son una auténtica
manifestación del Amor Divino.
Eso es lo que unos y otros debemos buscar en bien de todos.
CAPITULO PRIMERO
El mundo tangible, al que tanta im-
portancia concedemos, no es más que una
parte y el reflejo del verdadero mundo
viviente.

RO8ERT TOCQUET.

El conocimiento de la existencia del «aura» humana, detectada


por los sensitivos, o personas dotadas, se remonta posiblemente a
miles de años. Concretamente, y así fue publicado, se habló por
vez primera en Alemania por el médico escocés doctor W. Maxwell,
en el año 1679 acerca de las «radiaciones humanas». Cien años
después, el médico vienés F. Anton Mesmer continuó con los estu-
dios de Maxwell y denominó al fenómeno «magnetismo animal».
Mesmer explicó en varias ocasiones que este fluido magnético era
luminoso para los sensitivos.
A lo largo de los milenios, los hombres han discutido apasiona-
damente el problema del alma y especulando acerca de su natura-
leza, de su independencia (partículas materiales, como creía Lu-
crecio?), de si sigue o no existiendo después de la desaparición del
cuerpo, o si realmente, como creían Platón y Descartes, el alma
era totalmente inmaterial, por lo cual admitían su supervivencia,
mientras aquellos que sustentaban la materialidad de la misma la
negaban. No sin razón decía Aristóteles que el conocimiento preci-
so acerca del alma era una de las cosas más difíciles del mundo.
Y ni siquiera imaginaba el mar de palabras que los hombres usa-
rían en los siglos siguientes en todas las lenguas conocidas, vivas
o muertas, para exponer sus ideas sobre tan espinoso asunto.
Pero el alma y el aura van unidas. En 1930 escribió la notable
dotada Gerardine Cummings, inglesa —fantástica sensitiva, estudia-
da posteriormente por Rhine en la Universidad de Duke—, lo si-
guiente: «La mente no opera directamente sobre el cerebro. Hay
28 J. ROCA MUNTAÑOLA

un cuerpo "etérico" que liga la mente de las células del cerebro.


Partículas mucho más diminutas de lo que los científicos puedan
sospechar, dislócanse a lo largo de las líneas del cuerpo etérico, o
duplo, en dirección a ciertas regiones del cuerpo y del cerebro.
Podrían ser llamadas "unidades de vida". Ese cuerpo invisible
—duplo o cuerpo unificador— es el único medio a través del cual
la mente y la vida se pueden comunicar con la forma física. Si una
ligadura se deshace entre los dos, hay una falla inmediata en el
control. Cada animal tiene un cuerpo invisible, unificador, hecho
de éter imponderable. Debe ser posible crear, en el momento ade-
cuado, un instrumento por el cual ese cuerpo pueda ser percibido,
aceptado o detectado.»
Pocos años después lo conseguían los soviéticos. Hay, por lo
tanto, un cuerpo semimaterial en el hombre que sirve de elemento,
de ligazón entre el espíritu inmaterial y su cuerpo físico, corno se
ha podido demostrar en el «efecto Kirlian», con el impacto que
ha producido entre los científicos, especialmente aquellos que es-
tudian fenómenos parapsicológicos, después del último Congreso de
Moscú. Se oyeron allí las más extrañas comunicaciones de los
grandes parapsicólogos actuales: Adamenko, de la Universidad de
Moscú; Inijushin, de la Universidad de Kazakistán; Krippner y
Davidson, del célebre «Maimonides Medical Center», de Nueva York,
etc. Todos ellos coincidieron en afirmar que el fenómeno Kirlian
era puramente de orden físico, pero que también podía actuar como
revelador de estados particulares de la materia viva. Una de las
conclusiones rusas fue la siguiente: «Durante ci fenómeno Kirlian
hemos visto y comprobado que la materia viva vegetal o animal
reacciona de un modo muy especial. El halo luminoso, observado en
momentos y en estados diferentes, presenta innegables alteraciones.
La verdadera razón no la sabemos todavía. Algunos científicos afir-
man que en las plantas existe un sistema nervioso muy parecido
al del hombre. ¿Podremos llegar a decir que también tienen me-
moria? ¿Que también tienen inconsciente, ese otro "yo" que lleva-
mos dentro, y que unas veces parece un huésped, otras un prisio-
nero y Otras un enemigo? Hoy todavía no sabemos qué responder.»
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 29

Y es que en la actualidad estamos efectuando una investigación


efectiva a nivel mundial sobre la sensibilidad de las plantas, des-
pués de los grandes descubrimientos de Kirlian. Backter y algunos
otros no han empezado más que hace unos meses, y aún es dema-
siado pronto para obtener resultados. El científico no trabaja con-
tra reloj; afortunadamente. Por lo que se refiere a las reacciones
del organismo humano, no estamos mucho más avanzados. Los
«liedetectors» sugieren todavía algunas indicaciones. Pero no po-
demos considerarlas suficientes.
La realidad es que las investigaciones comenzaron hace unos
diez o doce años con un grupo de científicos ubicados cerca del
centro espacial soviético de Kazakistán, en Alma-Aata.
Se reunieron biólogos, bioquímicos y biofísicos para estudiar el
espectacular descubrimiento del matrimonio Kirlian. Se trataba de
una cámara de alta frecuencia que sobrepasando la barrera de la
materia densa, logró mostrar la contraparte inmaterial de los se-
res vivos. Con equipos ópticos combinados con la misma cámara
de los Kirlian, los científicos tuvieron un día la maravillosa visión
que hasta entonces estaba reservada con exclusividad a los vi-
dentes: «el cuerpo espiritual de un ser vivo...».
¿Cómo se podría definir la realidad tan fantástica que tenían
ante sí? «Una especie de constelación elemental semejante al plas-
ma —dijeron los científicos con una terminología llena de conno-
taciones materialistas— compuesta de electrones ionizados y ex-
citados, de protones y posiblemente de otras partículas.» Y prose-
guían de manera muy significativa: «Pero, al mismo tiempo, ese
cuerpo de energía, no es sólo partículas. No es un sistema caótico.
Es un organismo totalmente unificado en sí mismo. Actúa como
una unidad, y el cuerpo energético produce su propio cambio elec-
tromagnético y constituye la base de los campos biológicos.»
Para el espiritualista tal texto es sensacional, teniendo en cuen-
ta que proviene de las rígidas murallas de un materialismo que se
ha traducido en expresiones prácticas en todos los campos de la
actividad humana. En 1968 fue nombrada una comisión de «alto
nivel» para estudiar el fenómeno y emitir una opinión concluyente.
30 J. ROCA MUNTAÑOLA

El grupo se componía de los doctores Inyshin, Grischchenko, Bo-


robevv, Shouiski, Fedorova y Gibadulin. La conclusión (oficial) que
presentaron no podía haber sido más abierta y objetiva y... tam-
bién audaz: «Todos los seres vivos —plantas, animales y seres
humanos—, no sólo tienen un cuerpo físico, formado de átomos y
moléculas, sino también, como contraparte, un cuerpo de energía»,
al que dieron el nombre de «cuerpo de plasma biológico».
(Ahí está, de momento, el nuevo rótulo asignado al cuerpo espi-
ritual del Apóstol Pablo...)
Con el auxilio de la cámara de Kirlian nos consta que se están
realizando numerosas experiencias notables. Por ejemplo: fotogra-
fías sucesivas del proceso de la muerte, que revelan progresiva dis-
persión de puntos luminosos que se desprenden del llamado «cuer-
po bioplasmático» y se pierden (?) en el aire, hasta que no queda
ninguna luminiscencia en el hombre o en el animal muertos. Mien-
tras tanto, detectores biológicos continúan indicando campos de
fuerza, pulsando en presencia del cuerpo inanimado. ¿Provendrá
esa energía del cuerpo «bioplásmico» en proceso de desintegración?
Y nos dicen: «Tal vez con ayuda del proceso Kirlian de "fotografía"
y nuevos aparatos ideados sobre la marcha, pueda ser desvelado un
poco más el proceso de la muerte» (De la muerte, o del alma?).
La historia de todo el descubrimiento, o proceso Kirlian, resul-
tó como tantos otros descubrimientos, de una llamada casualidad.
Hay sobre ello dos versiones; pero lo que a nosotros nos interesa
dar a conocer como anticipo, es que esa energía descubierta que
anima esa bioluminiscencia, no es, según los científicos, ni eléctri-
ca, ni magnética, ni electromagnética. Es una «forma» de energía
totalmente desconocida que aún no ha sido debidamente clasificada,
medida, analizada, etc. (?), pero que proyecta, sin la menor duda,
amplias perspectivas hacia el futuro de la Humanidad, a lo que
yo llamo «insospechados paisajes». Ejemplos: dolencias que aún no
traspusieron la frontera hacia la materia, hacia el cuerpo físico, son
identificadas como anomalías ya existentes en la contraparte biolu-
miniscente del ser (planta o animal). Es fácil pensar en las tremen-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 31

das posibilidades que este descubrimiento ofrece al esclarecimiento


del problema del cáncer y otras enfermedades.
También hay un campo de estudio sobre aquellas tan discutidas
operaciones llamadas de psicohigiene (cirugía psíquica) realizadas
en los tejidos delicadísimos del cuerpo sútil, eliminando males
físicos, porque les extirpan el soporte patológico localizado allí.
Pero procedamos ahora a explicar los verdaderos orígenes de ese
maravilloso descubrimiento de los esposos Kirlian. Hemos de re-
troceder a 1845, a Reichenbach, como punto de partida.

Los trabajos de Reichenbach

Después de Maxwell, que en aquella época no fue ni podía ser


comprendido, tenían que pasar años hasta que el ya nombrado
Reichenbach, de cuyos trabajos se vuelve a hablar, realizara las
primeras investigaciones científicas. E. R. Dalmor explica, en su
célebre diccionario Quién fue y quién es en ocultismo, lo siguiente
sobre el conocido científico:
«Reichenbach, barón Karl Louis von (1788-1869), fue un célebre
químico alemán. En 1845 publicó en Brunswick una serie de Me-
morias reunidas y traducidas luego bajo el título de Les Phéno-
mnes Odiques (E. Flammarion, París, 1907), en la cual sustentaba
la tesis de que el cuerpo emite una emanación, denominada por él
y su círculo de estudios "Rayos Od", o sea, la misma que los sovié-
ticos llaman, 125 años más tarde, "radiación bioplasmática" o cuer-
po bioplásmico, que es lo mismo que los alemanes y casi toda la es-
cuela europea llamaban "Od", "luz ódica", o bien "fluido ódico", que
muchos encontrarán en libros de metapsíquica y en ciertos trata-
dos de aquella época, llamados de "filosofía metafísica", especial-
mente franceses. En la actualidad consta en algunos buenos trata-
dos de parapsicología moderna.»
Estos rayos Od, o bioplasmáticos, es la misma aura que para
las personas sensitivas es visible, pero al mismo tiempo se ha com-
probado, ya que se trata de una energía que ciertas personas pue-
32 J. ROCA MUNTAÑOLA

den transferir a otras personas (caso de los curanderos o sanado-


res). Esta energía (fuerza) es muy posible se extienda por todo el
Universo y se pueda manifestar por contacto y a distancia. «Reichen-
bach realizó experiencias en hospitales de Viena, y al restaurar indi-
rectamente el magnetismo, nutrió el pensamiento metapsiquista
de aquella época» (sic) (De Les Phénomnes Odiques, indicado ante-
riormente.)
Reichenbach estudió en Tubingen y se doctoró en Ciencias Na-
turales. En su célebre castillo de Cobenzi, en la periferia de Viena,
realizó durante 20 años gran cantidad de experimentos con qui-
nientos sensitivos. Los resultados constan en varios libros, pero
especialmente en su obra Der Sensitive Mensch (El Hombre Sen-
sitivo), publicado en 1854, de 1.580 páginas, auténtico diccionario
de consulta.
Reichenbach encontró en toda la materia, especialmente en los
organismos vivientes, tanto en el ser humano como en los animales
que también estudió, así como en las plantas y los mismos metales,
en los polos de los imanes, en los cristales, etc., un fluido suave-
mente luminoso que también se encuentra en la luz del sol y de la
luna, y que solamente pueden ver los sensitivos. (Od, Fluido ódico
o Luz ódica, o sea, el aura de todos los cuerpos, aunque se debe
tener presente una cosa: el aura o halo luminoso de un cristal u
otro objeto no es lo mismo. El aura está en el cuerpo vivo, o que
todavía mantiene esta energía, pero no así en un cuerpo inerte,
en el que solamente encontramos un halo plasmado, fijo, como
sucede con una medalla, una hoja muerta, una madera, cristal,
piedra, etc. La madera viva tiene una actividad de irradiación cons-
tante y propia; un materialista diría muy bien un «electricismo».)
En su libro Die Aura des Menschen (El Aura del Hombre), Karl
Spiessebeberger describe algunos de los experimentos de Reichen-
bach:
«Una de las salas en la cual el barón Von Reichenbach realizó
la mayoría de sus experimentos, carecía de ventanas, de manera
que no podía entrar luz alguna. En la oscuridad absoluta, los sen-
sitivos observaban, después de una hora o más, fenómenos lumino-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 33
sos, que no podían explicar. Al comienzo se formaba alrededor de
las manos de los presentes una especie de humo gris. Luego, las
manos parecían "una silueta sobre un fondo de suave luminosidad".
Después, cada dedo presentaba una prolongación luminosa, a ve-
ces tan larga como el propio cuerpo, desde la cabeza hasta los pies
de la siguiente manera: "El lado derecho del cuerpo, incluido brazo
y mano, en una luminosidad celeste-azul, y el lado izquierdo del
cuerpo, rojizo o amarillo-rojo. Las radiaciones de los ojos eran
más brillantes que las de los dedos. De los orificios nasales sur-
gían rayos luminosos; hasta el aliento tenía luminosidad" (sic).»
Cuando Reichenbach levantaba el brazo, sus sensitivos veían
que la luminosidad de ese brazo disminuía, y cuando lo bajaba, el
aura aumentaba en su luminosidad. De esto el científico consta-
taba lo siguiente: «La luz ódica (el aura) cambia en relación a la
cantidad de sangre contenida en las venas del cuerpo físico.»
Además, constataba que el estado de salud dependía del grado
de actividad, de viveza, de la misma aura. (Esto precisamente es lo
que la ciencia médica soviética está estudiando en la actualidad.)
Reichenbach observó también, con su grupo de sensitivos, infi-
nidad de animales como gatos, pájaros, mariposas, etc. También,
como se ha dicho antes, con ocres y minerales —cristales de turma-
lina, diamantes y cristales de roca, etc.—, sus experiencias fueron
continuas. Por cierto, y consta en todos sus estudios, que los ór-
ganos de reproducción de las flores son extremadamente lumiso-
sos. Asimismo lo inorgánico mostraba la típica coloración polar,
especialmente los imanes y los cristales. Cómo, por ejemplo, se
desprendía de una varilla metálica fuertemente imantada «una llama
chisporroteante», azul en el polo norte de la varilla, y amarillo-rojiza
en su polo sur. Levantada ésta verticalmente, la llama «Od» se
elevaba y formaba en el techo de la sala un fino círculo luminoso
de hasta 75 cm. de diámetro.
«Los cristales producen sobre los sensitivos el mismo efecto
que la radiación ódica del hombre, siendo en los cristales la "fuerza
modeladora". El "Od", que para él es portador de la fuerza vital, da
forma y vida a los cuerpos» (Doctor Reichenbach).
3. - EN LOS CONFINES
34 J. ROCA MUNTAÑOLA

Todos estos estudios, ya lejanos, es curioso que hayan sido


considerados actualmente como algo digno de atención y respeto.
Pocos serán los que discutan la realidad del aura humana y sus to-
nalidades, pues se conoce la gran importancia que puede tener
para infinidad de estudios, tanto en medicina como en otras va-
rias ramas de la ciencia, hasta en criminología, donde algún día
podrá tener gran importancia.
Hoy sabemos, mejor dicho, conocemos por el estudio que se
ha realizado con los sensitivos, sujetos, metagnomos, mediums,
etcétera, que generalmente sólo se distinguen tres colores fun-
damentales en el aura humana, que representan: el cuerpo físico,
el psíquico y el espiritual, pero con infinidad de tonalidades cam-
biantes en los dos primeros, donde «lee» el sensitivo...
Las oscilaciones emocionales, como la avidez, los sentimientos,
el deseo sexual, los afectos, las contrariedades (de este orden, no
espirituales), se expresan en el aura astral tanto en la forma,
como en el color (y sus variantes), cosa que ve perfectamente el sen-
sitivo. Por lo tanto —y es muy importante tenerlo en cuenta—, los
colores del aura no son fijos, sino simplemente cambiantes según
sea la salud, las emociones, los deseos o pasiones, hasta el estado
de nuestra «consciencia». Fijos, son únicamente aquellos fundamen-
tales que demuestran al sensitivo la verdadera espiritualidad, las
condiciones constantes de carácter (lo invariable en el ser humano),
el talento, como también lo son a veces los vicios funestos muy
arraigados, que son parte ya de la persona.
Ahora bien; algunos «privilegiados» sensitivos dicen que dis-
tinguen hasta «cinco» auras en el cuerpo humano, lo que realmente
no es así. Entre la mayoría de los sensitivos tratados, lo ha
sido una famosa vidente de la provincia de Tarragona (1), de
gran estimación por algunos, que igualmente incursiona en el pa-
sado que en el futuro con la mayor facilidad; se trata de persona
de inmejorable condición económica y que jamás aceptó remune-
(1) En realidad sólo es una, pero con tres colores básicos, correspondientes a
los estados o cuerpos: físico, psíquico y espiritual de la persona, aunque los colo-
res son cambiantes algunas veces y por diversas circunstancias. (Experiencias y
estudio personal con la sensitiva doña C. S. de M., 1973 y 1974.)
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 35
ración alguna por el bien que hace. Nos consta asimismo que cons-
tantemente medita sobre la ética de todo lo que estima, y de ello
extrae su propia moral.
Pues bien; dicha señora distingue tres auras, por decirlo de for-
ma gráfica, para que el lector lo entienda; lo que sucede, es que
son tres colores básicos del aura: el espiritual, el psíquico y el fí-
sico, pudiendo saber en todo momento el estado físico actual de la
persona que tiene delante, así como la enfermedad que algunas
veces sólo está en el estado astral; o sea, que puede prever, adelan-
tarse y atajar la enfermedad, antes de que la misma penetre en el
soma. Por otra parte, afirma esta sensitiva, que efectúa diariamente
el viaje astral, lo que le facilita su trabajo, el cual realiza única-
mente por amor a sus semejantes, pues realmente en ocasiones
parece que tenga un radar en el cerebro, aparte de que posee otros
poderes, que parapsicológicamente, a decir verdad, no hemos teni-
do oportunidad de estudiar.
Para finalizar el «retrato» de esta sensitiva, muy conocida en
Barcelona y Gerona, a la que por cierto me une buena amistad, me
resta decir únicamente que tiene cincuenta y siete años, es viuda, y
nos consta que podría vivir recreada dadas sus rentas, pero pre-
fiere dedicarse por entero a sus amistades y sus enfermos, y a todo
aquel que de verdad precisa de esta gracia, de este don que tienen
algunas personas, y que ella posee desde los seis años de edad,
aunque estoy convencido que realmente es un don que ella no com-
prende y que algunas veces le perjudica físicamente.
Volviendo a lo indicado sobre las auras, creo interesante ha-
cer un paréntesis y exponer unos conceptos de acuerdo con las
hipótesis que ocultistas y teósofos formulan, y que en realidad son
bastante complejas, pero aclaran algunos puntos oscuros para el
lector.
Según teósofos y ocultistas, en el Universo existen verdadera-
mente siete zonas o planos que se penetran mutuamente. En dicho
caso, por orden de densidad decreciente, tendríamos:
Primero: El plano físico, que es nuestro mundo habitual.
Segundo: El plano astral (o emocional), ques es aquel al que nos
36 J. ROCA MUNTAÑOLA

trasladamos cada noche durante el sueño y también al que nos


trasladaremos después de lo que llamamos «la muerte» (aunque
la muerte sea el nacimiento en otra realidad).
Tercero: El plano mental, que es el del pensamiento, o sea, de
la mente.
Cuarto: Hay otros cuatro planos (o estadios, zonas, etc.), en-
tre ellos el que llaman búdico y el nirvánico, pero que a nosotros,
ahora, no nos interesan, ya que hablaríamos de planos muy supe-
riores.
Según esta hipótesis, pues, el hombre posee diversos cuerpos o
vehículos correspondientes a esos diferentes planos. Veamos:
Primero: El cuerpo físico, denso y visible, pero dotado de un
doble etérico llamado también «doble etéreo», que absorbe la vita-
lidad solar y una infinidad de radiaciones cósmicas protectoras,
pero necesarias para la vida en nuestro planeta.
Segundo: El cuerpo astral o emocional, que es el instrumento
de las emociones, deseos y pasiones de toda clase; del odio y del
amor, y también el que elabora la sensación que el cuerpo físico
siente a continuación.
Tercero: El cuerpo mental que produce el pensamiento expre-
sado a través del cerebro (para nosotros el cerebro sólo codifica, o
mejor diríamos que el cerebro es una perfectísima computadora.
Nota del autor).
Cuarto: El cuerpo causal (o individualidad), llamado también
alma, o ego.
«Siempre según esta hipótesis, mientras que el cuerpo físico
es mortal, y los astral y mental igualmente perecederos y no duran
más que una encarnación, el cuerpo causal (individualidad) es in-
mortal y persiste a través de todas las encarnaciones, transmitien-
do a las personalidades sucesivas todas las capacidades y cualida-
des adquiridas en las encarnaciones precedentes. Por lo que respecta
a los demás atributos del hombre en nuestra fase evolutiva actual,
sólo existen en estado de gérmenes» (sic). (De Inventario de lo so-
brenatural, de Robert Tocquet, Enciclopedia Horizonte, Plaza & Ja-
nés, S. A., página 179.)
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 37

El aura del cuerpo etéreo (doble etéreo o doble etérico), como


muy bien se expresaba el obispo C. W. Leadbeater, «es verdadera-
mente el molde a que ha de ajustarse el cuerpo físico denso del in-
dividuo». En el hombre sano, los rayos que forman el aura (valga
el símil) están agrupados en forma paralela, porque el «Od» o aura
sobrante, irradia del cuerpo con gran potencia.
Es verdaderamente fantástico que estas irradiaciones también
rechazan los gérmenes de enfermedades. En la persona enferma las
irradiaciones de vida son doblegadas hacia abajo, desorganizadas,
y se cruzan especialmente sobre las partes del cuerpo donde radica
la enfermedad. Con la cámara de Kirlian, en la actualidad está to-
talmente comprobado.
Es por ello que científicamente tienen mucha importancia las
efluviografías obtenidas en campos eléctricos de alta frecuencia
producidos por un aparato generador de tipo a centella, o tipo os-
cilante a válvula, o transistor. Además, el matrimonio Kirlian adap-
tó y patentó sistemas ópticos capaces de convertir la efluviografía
directa, como la que se obtiene de cámaras convencionales.
Últimamente también se emplea el microscopio electrónico.

Un inciso que creo interesante intercalar aquí sobre el efecto


Kirlian o «límite luminoso» que tenemos todas las personas, como
bien dice y analiza el ingeniero Henrique Rodrigues, de Brasil. Dice:
«Al fotografiar con ayuda de emisiones radioeléctricas de alta fre-
cuencia cualquier ser vivo, aparece alrededor de él una aureola,
naturalmente luminosa, como ya saben, y que marca el contorno
de sus formas. Pero lo más interesante de este fenómeno es que
la coloración de dicha aureola cambia según el momento, o el esta-
do de ánimo. Es muy significativo ver cómo varían los colores de
la aureola al fotografiar una mano al despuntar el día, cuando el
individuo acaba de levantarse, y también al final de una agotadora
jornada de trabajo. También en otros casos dichas tonalidades
38 J. ROCA MUNTAÑOLA

pueden indicarnos la existencia del miedo, de la alegría, del cansan-


cio) e incluso, pueden servir para detectar enfermedades menta-
les'> (sic).

Cómo se opera con la llamada «cámara de Kirlian»

Según el doctor Inyushin, de los Laboratorios de Alma-Aata, de


Kazakistán, su método de trabajo es el siguiente: en esta clase de
fotografías no se utiliza cámara ni lente alguna. En lugar de ello
se coloca el objeto que se desea fotografiar sobre un trozo de pelícu-
la sensible de 21 DIN, y ésta, pasando por la llamada cámara, reci-
be una descarga eléctrica vibratoria entre 75.000 y 200.000 perío-
dos de segundo que pasa a través del objeto en cuestión.
Se han efectuado también profundos estudios experimentales
en su laboratorio sobre biocomunicación, habiendo conseguido ob-
tener fotografías del cuerpo humano con dicho sistema. Dicho doc-
tor comunicaba en uno de los últimos Congresos de Parapsicología,
que existe realmente «un sistema de partículas ionizadas que circu-
lan y se entremeten por el cuerpo humano»; este cuerpo bioplasmá-
tico explicaría así la posibilidad de descubrir la existencia de en-
fermedades que aún no están en el acto, y sería al mismo tiempo
la. base de ciertos fenómenos bien conocidos por las personas que
pueden ver el aura.
Actualmente dicho doctor está al frente de un modernísimo
laboratorio en la Universidad soviética de Kazán, en cuyo centro
recibió hace ya algún tiempo a los célebres doctores Thelma Moss,
psicólogo, y Marshall Barshay, especialista del riñón, ambos radi-
cados en Los Ángeles, los cuales estaban muy interesados en dicho
adelanto científico. Fueron acompañados de una nutrida represen-
tación de especialistas del Instituto de neuropsiquiatría de la Uni-
versidad de California, de Los Ángeles también.
Pero lo que realmente interesaba a los representantes de dicho
instituto era una serie de fotografías que habían tomado los ayudan-
tes del doctor V. i. Inyushin, de unas coronas (o halos) que pare-
cían fluir, y refluir, alrededor de las yemas de los dedos de los
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 39
curanderos. Se trataba de un nuevo tipo de energía que hasta en-
tonces no había sido posible detectar, y menos fotografiar, tanto
en las curas como en las operaciones llamadas de «psicohigiene».
Precisamente, interesaba a organismos oficiales, que ciertos cien-
tíficos pudieran comprobar cómo actúa la misma en las operaciones
psíquicas, un tipo de cirugía que no necesita del escalpelo ni de
anestesia, y no deja cicatrices, preguntándose dichos doctores, si
tal vez no sería simple charlatanería, y lo mejor fuera investigarlo
personalmente, ya que está sucediendo en todo el mundo que gran
número de personas, algunas de ellas científicas, empiezan a creer
en esta clase de operaciones, especialmente en Inglaterra, y a pu-
blicar sus impresiones de lo visto y fotografíado —entre éstos ha-
gamos mención del doctor Motoyama, científico y renombrado pa-
rapsicólogo— en Filipinas, Brasil, Venezuela e Inglaterra, en donde
se han filmado docenas de operaciones «psíquicas», que científica-
mente son totalmente imposibles.
Según la opinión de la doctora Moss, que al mismo tiempo es
una autoridad en el campo de los fenómenos parapsicológicos,
el método de estos curanderos es «devolver la salud cuando el
equilibrio de las fuerzas que actúan en el paciente es restaurado
mediante el concurso de la reserva de energía eléctrica existente
en el organismo del curandero (o sanador), según un proceso muy
similar al de cargar una batería». Pero en lo referente a las opera-
ciones psíquicas de envergadura, dijo que no podía opinar de
momento, ya que lo que había visto, aunque poco, era realmente
increíble, pero deseaba seguir investigándolo y que en su día
emitiría un informe.
En cuanto a las otras fotografías, y en las que estaban muy in-
teresados ambos doctores (doctora Moss y doctor Barshay), dijo
que las fotografías así obtenidas resultaban realmentes sorpren-
dentes.
Con nuestro pequeño grupo de estudio hemos efectuado recien-
temente infinidad de pruebas con una cámara Kirlian adquirida
en Génova, aunque posiblemente, al publicarse estas líneas, se ven-
dan ya en España y Andorra. Sintetizando las muchas horas de
40 J. ROCA MUNTAÑOLA

trabajo, puedo informar que efectuamos una serie de tres fotogra-


fías cada vez, que mostraban una hoja de geranio recién cortada;
esa misma hoja, después de haberle practicado un agujero, o bien
una herida; y por último, la misma unos minutos después de que
un curandero, o sólo un sensitivo que practicaba el psicomagnetis-
mo, pasara su mano por el agujero (hoja perforada); o bien sobre
la hoja con heridas, restaurando prácticamente las heridas que ha-
bíamos efectuado nosotros expresamente (1).
Asimismo, en la segunda foto de la serie nos mostraba clara-
mente un agujero negro de contornos precisos, pero, en la foto, esta
hoja parecía haber experimentado ciertos cambios muy impor-
tantes a raíz de la fugaz intervención del curandero.
También hemos intentado comprobar algunas de las experi-
mentaciones efectuadas en la Unión Soviética: fotografiar los de-
dos de los curanderos o sensitivos. Y es muy cierto que las fotos
de las yemas de los dedos de la mayoría de personas tomadas me-
diante el método Kirlian, revelan la existencia de una corona alre-
dedor de la del dedo fotografiado. Pues bien, hemos comprobado
que después de una intervención como curandero, o sensitivo que
había dado parte de su propio psicomagnetismo, las coronas corres-
pondientes a los dedos de algunos de ellos eran notablemente más
estrechas, más pequeñas, en tanto que las correspondientes a las
yemas de los dedos del paciente aumentaban considerablemente
de diámetro, lo que confirma lo publicado en revistas especiali-
zadas.
Las demostraciones más espectaculares giran en torno a los
experimentos efectuados posteriormente por los esposos Kirlian y
su grupo de estudio. Han constatado que el halo luminoso varía
en intensidad, en forma y en color, según el estado de salud y la
(1) Restauración natural bioplásniica (bioplasmática), pero muy sensible. Pos-
teriormente la comprobación se ha efectuado con muchas hojas heridas, pero no
cortadas, y la intervención del sanador o curandero ha sido eficaz en un 75%.
Como es lógico, no bastan unas intervenciones esporádicas; conviene proseguir
por dicho camino con otros geranios, en otras épocas, con otras temperaturas, y
también con otras plantas, así como cambiando de curanderos. Esta clase de
experiencias, según me consta, se están efectuando ya en Madrid y Valencia, por el
cuerpo médico, y desde luego nos felicitamos de ello. (Nota del autor.)
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 41

vitalidad de los sujetos «fotografiados». En una crisis de nerviosis-


mo o de angustia, parece que el halo alrededor de la mano cambia
de color, hasta desvanecerse. También dicen que al fotografiar una
hoja recientemente cortada en dos partes, se consiguió el halo de
la hoja entera, como si existiera un modelado energético, o por dé-
cirio a mi manera, un auténtico modelo espiritual de la hoja.
Según publicaba la Prensa, en junio de 1970, los parapsicólo-
gos soviéticos sometieron al «efecto Kirlian» a un célebre curan-
dero de Tbilissi, Alexei Krivotorof, militar retirado. En el instante
que el indicado curandero imponía sus manos a un paciente, la
grabación fotográfica mostró una oleada de energía que, con pre-
ferencia, brotaba de su pulgar. Dicha energía tenía forma y color
totalmente diferentes a los del resto de las manos de otras perso-
nas no sensitivas o curanderas.
Se han hecho también experimentaciones con personas sensiti-
vas después de una fuerte absorción de alcohol, lo que provoca una
descarga de la corona, y el color pasa de azul lavanda a rosa pá-
lido. Los médiums en trance profundo también producen cambios
muy notables, y precisamente se está estudiando con cámaras espe-
ciales ciertas luminosidades que científicamente no tienen expli-
cación.
Y por último, se afirma que en 1972/73 los científicos soviéticos
han dado un nuevo salto hacia delante. Se ha conseguido filmar en
color el campo magnético (?) que rodea a todo el cuerpo humano,
aparte del aura, que se les mostró en tres fases de color, precisa-
mente sobre la cabeza y hombros de las personas experimentadas.
La medicina, según dicen, se interesa muchísimo en estos estudios,
pues podría utilizar esta clase de películas para diagnosticar ciertas
enfermedades, especialmente los tumores antes de su aparición fisio-
lógica, o sea, cuando la enfermedad —y especialmente el cáncer---
está todavía en el doble elérico (doble etéreo) y no ha llegado al
físico.
Hoy tenemos ya hipótesis de trabajo muy convincentes y se
ha dado un gran paso hacia delante. Una de estas hipótesis es la
«transferencia de una energía todavía desconocida» que nos per-
42 J. ROCA MUNTAÑOLA

mitirá explicar algún día, no muy lejano, el porqué de la curación


espiritual, así como tener evidencia de ciertos fenómenos de autén-
ticas curaciones milagrosas que con tanta frecuencia se producen
en lugares como Lourdes o Fátima, para nombrar los más cono-
cidos...
Muchos grandes hombres de la ciencia internacional, como an-
tes lo hiciera Einstein, ponen en tela de juicio los orgullosos dog-
mas del materialismo mundial.
Materia, energía, luz, calor.., y pensamiento... ¿No son, aca-
so, formas diversas de una misma fuerza, que unos llaman el Espí-
ritu Universal, y otros Dios?
CAPITULO SEGUNDO
Varios de los más importantes resul-
tados de la experimentación a veces lla-
mada equivocadamente psíquica, el día
que sean confirmados (caso de que lo
sean) y se llamen oficialmente verdades,
vendrán a atacar la ciencia positiva en sus
mismas fronteras.

JULES R0MAINs.

En busca de la fácil visión del aura

Las investigaciones proxémicas —vocablo formado por una


raíz latina que significa «cercano», y una raíz griega, que viene a
significar «huésped», extraño, extranjero, alienígena, etc.— nos
muestran en síntesis que los límites de una persona o de un animal
no comienzan ni terminan en su piel. Los seres humanos y también
los animales estamos rodeados por un ambiente inmaterial, aná-
logo al espacio o límite territorial perfectamente delimitado que
establecen entre sí ciertos mamíferos y también algunas aves. Este
modo de actuar de las aves fue establecido hace ya algunos años
por dos famosos ornitólogos, uno de ellos norteamericano, E. Tho-
mas Gilliard, y el otro, inglés, H. E. Howard, famoso en toda Ingla-
terra, pues es autor y editor al mismo tiempo de sus obras y tra-
bajos exhaustivos de investigación de ciertas aves. Como fácil
detalle de identificación diremos que en 1920 publicó una estupenda
obra titulada Territorio de las aves (título original: Territory in
bird uf e), que ha sido traducida en muchos países, y muy estimada
de los ornitólogos de todo el mundo, pues se trata de una verdadera
obra maestra.
También el famoso especialista en fisiología animal, doctor
U. Hediger, de Zurich (Suiza), muy conocido en España por sus
trabajos y periódicas visitas a los medios científicos, defendió la
tesis siguiente: estableció que los animales y los seres humanos
podían considerarse como rodeados por varias burbujas inmate-
46 J. ROCA MUNTAÑOLA

riales, protectoras, de forma irregular, pero superpuestas y concén-


tricas (de vuelo, crítica, personal y social), y fue muy interesante
que el doctor Eduardo T. Hall, profesor de Antropología de Illinois,
aceptara recientemente este criterio en su famoso libro The Hilden
Dimension (La dimensión recóndita), estableciendo para el ser hu-
mano, después de infinidad de estudios, una gradación de cuatro
distintas zonas, a saber: zona íntima, que comprende hasta unos
45 cm. del cuerpo; zona personal (que es la del espacio reservado
en la conversación privada), que abarca hasta un metro y veinte
centímetros como máximo; zona social (espacio de las reuniones
sociales, o de trabajo diario), la cual llega hasta una distancia de
3,5 metros; y por último, lo que llaman zona pública, la que se
extiende a más de 3,5 metros.
Para Kilner, físico y médico británico (1912), el aura es una
realidad. Después de haber exaltado por medio de la dycianina la
sensibilidad retiniana de sus sujetos, escogidos al azar, les permi-
tía que vieran el aura de una persona colocada en la penumbra,
sobre un fondo negro. Se trataba de una luminosidad de forma
ovalada, compuesta de tres zonas distintas: un borde sombrío, el
doble erérico; el aura interior, estriada perpendicularmente al cuer-
po; y el aura exterior, sin contornos definidos. Bajo la influencia de
la voluntad, pueden aparecer unas manchas o unos «rayos tempo-
rales'> en las tres zonas. Sin embargo, contrariamente a Rochas y a
Reichenbach (y otros), Kilner no distinguió ninguna polaridad.
Sin embargo, entrando ya en terrenos totalmente científicos
y desde luego muy áridos para el lector medio, tendríamos que de-
cir que Haschek, cuyas experiencias fueron reanudadas y confirma-
das totalmente por Hofman, niega la existencia del «Od», luz ódica,
emanación psicofísica, el «cuerpo bioplasmático» de los científicos
rusos, atribuyendo dicha fosforescencia observada '<a la lenta oxida-
ción de los productos de excreción corporal», e intolerante afirma-
ba: «Basta un lavado con jabón para que desaparezca». Al final,
convencido, tuvo que rectificar a regañadientes, pues téngase pre-
sente que llegó a afirmar que había hecho ver un aura alrededor
de Un busto de yeso, y que todo era cuestión de... imaginación.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 47
Haschek no quería reconocer que hindúes, chinos y japoneses
ya conocían el aura humana desde milenios, y la literatura esoté-
rica habla desde hace siglos de ella. Y ¿qué tenemos que decir, y
cuánto se puede probar, si nos remontamos a épocas pretéritas,
rebuscando pacientemente en pergaminos tibetanos o egipcios?
¿O bien, mayas?
Reconozcamos que el deseo de todas las épocas, como ya vere-
mos en el estudio del alma, ha sido siempre hacer visible el aura
humana, aura que sabían existía, y que sólo podían ver unos seres
privilegiados conocidos por sacerdotes, magos, y en época más
moderna, médiums y sensitivos, como se les llama hoy.
Es curioso que el célebre físico francés, natural de Nancy, doc-
tor Bondiot, que desconocía totalmente las publicaciones y traba-
jos de Reichenbach, redescubrió el «Od» al que llamó «Rayos N»
(N. por Nancy), e inventó la «pantalla de Bondiot», llamada tam-
bién, según los apuntes que estoy consultando, pantalla fosfores-
cente de Bondiot, o mejor diríamos, «pantalla de sulfuro de calcio».
Efectivamente, la pantalla de sulfuro de calcio fue presentada a la
Academia de Ciencias de París en julio de 1904 (no se indica el día).
Su construcción realmente era muy sencilla: confeccionada en
cartón negro, e impregnada con sulfuro de calcio, colocada en una
habitación totalmente oscura, y acercando a la misma las manos,
especialmente las puntas de los dedos, se hacía aparecer sobre
dicha pantalla unos puntos luminosos tan fuertes que era posible
leer en su luz las cifras sobre la esfera de un reloj de aquella época,
o sea un grueso reloj —un «Roscoff»— de bolsillo.
También otro dispositivo posible de confeccionarse para po-
der hacer visible el aura, podría muy bien ser la antigua pantalla de
Kilner, que fue inventada en 1911 por el médico londinense doctor
W. Kilner, célebre por su carácter violento, pero al mismo tiempo
Por sus reconocidas aficiones al estudio de cierta fenomenología
metapsíquica «objetiva». Dicha pantalla consistía en dos placas de
vidrio (o cristal) unidas entre sí a una distancia de pocos milíme-
tros. El espacio vacío entre ambos vidrios era rellenado con una
mezcla de Dieyanin y Karmin, a partes iguales. Mirando a través
48 J. ROCA MUNTAÑOLA

de este dispositivo, personas con poca sensitividad podían ver el


aura de las personas. Según ensayos realizados por el médico vie-
nés doctor Feerhow, algo más del 50 % de personas normales no
dotadas, podían ver el aura a través de la pantalla de Kilner (1).
Cuando estoy escribiendo estas cuartillas, un lector amigo me
remite un recorte de un periódico francés, en el cual se comenta
el último Congreso Internacional de Parapsicología, celebrado en
Moscú, y en el que se indica que los soviéticos poseen una panta-
lla en la que proyectaaon unas fotografías especiales en las que se
ven luces «misteriosas» que se encienden y apagan a nuestro alre-
dedor cuando estamos atectados por una gran emoción, y con la
particularidad de que estas luces son cambiantes, con modificación
casi continua de tonalidad, según sea el estado psíquico de la per-
sona. Para los soviéticos hay que reconocer que la mítica aura ya no
es una vulgar leyenda, y se convierte ahora en auténtica experien-
cia de laboratorio.
Es curioso recordar ahora que hace sólo diecisiete años, los
rusos negaban todo el valor al estudio de los fenómenos paranor-
males. En 1955 la Enciclopedia Soviética definía a la Parapsicología
como idealismo contrario a la ciencia. En 1970, la misma Enciclo-
pedia —estatal— ante el mismo vocablo, afirma: La Parapsicolo-
gía es un conjunto de investigaciones psíquicas y biopsíquicas sobre
las posibilidades de percepción y sobre las fuentes de energía toda-
vía ocultas en la materia viva. La Parapsicología se interesa por las
formas más nuevas de sensibilidad, por sus resultados y por las po-
sibilidades límite del organismo humano (sic) (Giuseppe Grazzini,
Blanco y Negro, 11-XI-72, noticias sobre la cumbre ruso-norteame-
ricana de Parapsicología en Moscú).
Realmente semejante cambio de actitud causó asombro en
la mayoría de medios científicos; en los americanos, sobre todo.
Stanley Krippner, director del «Maimonides Medical Center», de
(1) El Dieyanin y el Karmin se han buscado en el mercado y por dichos
nombres no se encuentran. Sin embargo nos consta que algunas personas los han
buscado en Inglaterra. De todas formas tengamos presente que se trata de produc-
tos de 1911, y actualmente pueden fabricarse o conocerse con otra denominación
comercial, y ser el mismo producto que usó Kilner.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 49
Nueva York, dijo al respecto: «No pierden el tiempo en discutir,
como se hace en Occidente, acerca de la existencia y de la viabili-
dad de los fenómenos paranormales, o de cosas y hechos que desde
el primer instante no encajan con nuestra forma de ser. Los sovié-
ticos tratan únicamente de descubrir todas las posible "formas de
aprovechamiento" de estos fenómenos en el terreno práctico. Ade-
más, por otra parte, creo que saben más cosas que nosotros... »
Ya he dicho anteriormente el gran impacto que ha producido
entre la mayoría de científicos el «efecto Kirlian», dadas las noti-
cias que se reciben y a través de todos los medios informativos, y
también entre los científicos que estudian fenómenos parapsicoló-
gicos, pues ya da una idea la cantidad de libros y artículos apare-
cidos en revistas científicas, tanto europeas como americanas. Lo
que las fotografías de los científicos soviéticos Simeon Davidovich
y Valentina Kirlian registraron, ha sido ubicado como manifesta-
ciones de ESP (percepción extrasensorial), pero aquí el sujeto que
las registra es un «objeto», o sea, una cámara (1).
Pero el fenómeno, para mi forma de ver, no es ni paranormal
ni metafísico: es totalmente normal. La máquina, científica, ha
revalidado al sensitivo. Eso es lo realmente importante. La virtud
de la cámara consiste en la obtención únicamente del espectro de
determinada estructura no eléctrica de un objeto, mediante la exci-
tación provocada por un campo eléctrico de alta frecuencia. El cam-
po eléctrico desplazará iones o cargas eléctricas a través de aquella
estructura, proyectándolos sobre una placa, o película sensible,
donde se formará la imagen espectral típica del objeto a investigar,
como puede ser una hoja, una flor, un pequeño animal, un mineral,
un metal, etc.
(2) En el año 1939 en la ciudad de Krasnodar, capital de Kuban, próxima al
mar Negro, fueron obtenidas las primeras fotografías por el matrimonio de cien-
tíficos soviéticos Semyon Davidovich y Valentina Kirlian, usándose como se ha
dicho un procedimiento efluviográfico sobre una película fotosensible en campo
eléctrico de alta frecuencia, producidas por un generador de tipo centella; las
frecuencias oscilaron entre las 75 y 200 o más (posteriormente) Kiloherts. Los cien-
tíficos que más han estudiado en América el «efecto Kirlian» son el ingeniero Her-
nani Guimaraes Andrade, director del Departamento de Investigaciones del Instituto
Brasileño de Pesquisas Psicobiofísicas de Sáo Paulo (Brasil), y también el ingeniero
Sigurd von Wurmb, del mismo Instituto.
4. - EN LOS CONPINBS
50 J. ROCA MUNTAÑOLA

La distribución de las cargas sobre dicha placa fotográfica


dependerá en parte de las características fisioquímicas de los obje-
tos. En circunstancias particulares, el espectro podrá indicar en
forma muy eficiente las alteraciones sufridas por el objeto en vir-
tud de factores endógenos o exógenos.
Las emisiones resultantes de los «campos bioplásmicos» de
que tenemos referencia tienen por lo visto particularidades que
hacen suponer la existencia de un modelo energético de naturaleza
aún mal definida, cuyas propiedades parecen diferir de aquellas
exclusivamente fisioquímicas que podrían originar tal espectro de
autoemisión. Por eso, el referido modelo energético recibe el nom-
bre de «cuerpo bioplásmico».
El proceso de investigación a través del efecto Kirlian —nos
indican los principales Institutos de Investigación— no consiste sólo
en obtener la fotografía de los efluvios de autoemisión provocados
por el campo eléctrico de alta frecuencia; su ausencia reside preci-
samente en la interpretación de las variaciones observables en la
imagen efluviográfica o efluvioscópica. Tales variaciones pueden
ocurrir de una manera muy peculiar, en razón de varios factores.
Así, por ejemplo, se notarán modificaciones importantes en el as-
pecto bioplásmico provocado por alteraciones psicológicas de un
determinado paciente. Y en el caso de los vegetales, es posible de-
tectar con gran anticipación estados iniciales mórbidos en las plan-
tas mediante análisis de las efluviografías Kirlian obtenidas de
hojas recién cosechadas de las especies observadas.

Para el verdadero estudio de las ciencias ocultas, el descubri-


miento de los esposos Kirlian ha sido un paso de singular impor-
tancia. Mas para quienes sólo les interesa el auténtico avance cien-
tífico dentro del campo de estudio de la parapsicología, el efecto
Kirlian es de gran importancia, mucho más de lo que nos figura-
mos. Lo que se conoce hasta hoy —y hay más— es un auténtico
registro de hechos, una acumulación de pruebas que dicen: esto
ocurre..., no es producto de la imaginación de personas paranoi-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 51

cas..., no es mera superchería..., son hechos que ocurren fuera de


los límites de lo que la ciencia académica acepta... Este archivar
datos es un registro de efectos; aún no se ha iniciado el estudio de
las causas que los producen. La prudencia se ha detenido ante
ellas. El «efecto Kirlian» está mostrando algo que existe dentro,
fuera, alrededor, y en un todo de los organismos vivos, animales y
vegetales, como radiaciones vivas —aura---- (y sus colores) que el
sensitivo nos diría por los mismos, que son: aura del cuerpo espiri-
tual, astral y físico (como mínimo), pero la fotografía sólo nos
muestra colores, y potencia de radiaciones, así como posibles «ro-
turas» a veces, cuando existe enfermedad, bien psíquica como somá-
tica, o en formación, como ya indicaba anteriormente.
Aquí sí que podría detenerme en hacer comprender que los
colores del aura no son fijos, lo que hay que tener presente siem-
pre. Fijos son solamente los fundamentales, que demuestran al sen-
sitivo, y mañana al científico, la espiritualidad de la persona que
tenemos ante nosotros, las condiciones psíquicas en general, y el
aura del doble etérico «molde al que se ajusta el cuerpo físico den-
so del individuo», como decía C. W. Leadbeater. En el hombre sano,
los rayos que forman el aura están agrupados en forma paralela,
porque el «Od» o aura sobrante, irradia del cuerpo con gran po-
tencia, al contrario de la persona enferma, efectiva ya, o en gesta-
ción tan sólo. Y no se olviden que estas irradiaciones, esos rayos
sobrantes que ve el sensitivo rechazan siempre los gérmenes de
enfermedades. En las personas enfermas las irradiaciones de vida
son dobladas hacia abajo, desorganizadas, y se cruzan especialmen-
te sobre las partes enfermas del cuerpo. Esto y todo el estudio es
lo que interesa a la medicina soviética. Lo que realmente significan
los colores del aura en general, así como la clara explicación de
los diferentes «cuerpos» es muy extenso y requiere tratar de ello
muy extensamente, porque hay hipótesis muy complejas formuladas
por célebres científicos de ayer que tendremos que reconsiderar en
estos estudios de hoy.
He tratado anteriormente, pero de forma muy ligera, sobre unas
pantallas. Pero empecemos por la de Bondiot. Por si alguno quisiera
52 J. ROCA MUNTAÑOLA

confeccionarse una, veamos lo que se sabe sobre ella. La pantalla


llamada «de Bondiot» es una vulgar pantalla fosforescente. Copia-
ré lo que publicó en junio de 1908 el médico moscovita, Naum
Kotik lo que él llamaba «sus grandes experimentos con la panta-
lla de sulfuro de calcio» en su libro Emanation der Psychophysische
Ene rgie (Emanaciones de la energía psicofísica) y que en aquel
entonces prácticamente no llegaron a interesar, o quizá no intere-
saba su conocimiento, pues el libro «desapareció» de las librerías
misteriosamente. Decía (casi textualmente): «Para mis experimen-
tos me había confeccionado una pantalla redonda de cartón fuerte,
con un diámetro de unos 22 cm. Mezclé sulfuro de calcio en par-
tes iguales con laca de Damara y lo apliqué en una capa fina
(1/2 mm. de espesor) sobre el disco. Al secar la laca, fija firmemente
el sulfuro de calcio sobre el cartón (pantalla). Exponiendo la pan-
talla así preparada durante uno o dos segundos al sol, se ve lumi-
nosa en la oscuridad, durante unos 8 ó 10 minutos. Guardé la pan-
talla así preparada en un lugar oscuro y seco. Luego la puse en la
cabeza de una persona con la que experimento a menudo (no indica
si se trataba de una sensitiva, metágnoma, médium, etc.). Le pido
que repita en su pensamiento una frase dada, o que haga cálculos
matemáticos, etc. Inmediatamente el borde del disco va tomando
cierta luminosidad (cuarto oscuro). Repetí el ensayo con otras per-
sonas y obtuve siempre el mismo resultado: aparición de lumino-
sidad, que desaparece al terminar el pensamiento. Al aplicar la
plantalla sobre las manos de la persona con la que experimentaba,
la luminosidad era aún más fuerte que cuando se la colocaba sobre
la cabeza, durante el acto de pensamiento.»
En estos libros pienso tratar someramente, como ahora con el
efecto Kirlian, algunos temas de vanguardia en el mundo, como
son las operaciones psíquicas, la fotografía paranormal, la foto-
grafía del pensamiento, y el viaje astral o proyección astral autén-
tica (no solamente el desdoblamiento), o la conocida «clarividen-
cia viajera», ya conocidas. Mas pido a los que sean parapsicólogos,
sean de la escuela o postulado que sean, y sean cuales sean sus
creencias religiosas, no se olviden que en el mundo, la ciencia, en
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 53

plena crisis explosiva, comunica a la ciencia paranormal una nue-


va audacia, siempre en aumento, situando poco a poco muchas de
las realidades desconocidas en la perspectiva de una nueva hiper-
biología o de una hiper física, que de momento es muy difícil com-
prender...

La ciencia del espíritu, motor de nuestro cuerpo

El aura que fotografía la auténtica cámara de Kirlian qui-


zá sea la energía electromagnética que nos rodea y envuelve, y que
forma parte de la poderosa energía cósmica que todavía descono-
cemos. Lo que para nosotros es invisible, como el cuerpo etérico
—el doble etérico en el astral— existe lo mismo que el cuerpo físi-
co en el cual habitamos. Antes de caer enfermos somáticamente, es
seguro que existía ya la enfermedad de forma inevitable —para
nosotros—, pues la enfermedad estaba ya en el cuerpo energético,
por lo cual debemos empezar a pensar en curar primero el cuerpo
energético, el doble etérico, el cuerpo astral y el mental, si quere-
mos sanar rápidamente, como muy bien dice el doctor alemán
Alfred Stelter en un famoso libro (1).
Mirándolo desde otra vertiente, quizá más comprobada, pode-
mos y debemos hacer hincapié en la bondad efectiva de la medici-
na psicosomática, y el gran valor que puede llegar a alcanzar en
un próximo futuro. Las dos medicinas, la occidental y la oriental,
como la acupuntura, y la de los curanderos, médiums, o medicina
psíquica de Filipinas, Brasil, Venezuela, y también en gran parte
de Europa, principalmente Inglaterra, donde más de 4.000 curan-
deros están autorizados a visitar a los enfermos en 1.500 hospitales
nacionales, sabemos y nos consta que actúan, directa y exclusiva-
mente, sobre el cuerpo astral. De la eficacia de lo astral sobre lo
somático, es evidencia totalmente comprobada hoy, quiera o no
aceptarlo la ciencia clásica «oficial»; pero hoy conocemos ya su
(1) Doctor Alfred Stelter, Psi-Heilung (Curaciones Psi), Berna, 1973.
54 J. ROCA MUNTAÑOLA

fenomenología, estudiada precisamente por auténticos científicos,


de la ciencia clásica.
Sería también muy conveniente que los parapsicólogos de la
escuela materialista-mecanicista leyeran a Alexis Carrel, que dedicó
todo un grueso libro a las fantásticas curaciones espirituales de
Lourdes.
Con la fuerza mental, con la fuerza del espíritu, se puede cor-
tar como si fuera un láser; con la fuerza mental y con la fuerza
del espíritu se puede curar y pueden hacerse grandes cosas. Por
conocimiento casi directo, pero sobre todo por la gran cantidad
de material y hasta comunicaciones sobre maravillosas operaciones
psíquicas en diferentes partes, será ésta la única temática de mi
próximo libro. Hay hechos verdaderamente impresionantes, algu-
nos con la certificación de los mismos doctores, entre ellos Naegeli
y también Motoyama, así como estudios y análisis por las mismas
Universidades, inglesas y americanas. Es, pues, natural que estos
hechos se den a conocer en todas partes.
Pero todavía hay mentes cerradas. Personas que no aceptan
los hechos y en parte se repite la historia: a finales del siglo XIX los
materialistas proclamaban orgullosos que faltaba muy poco para
que se conocieran los últimos secretos del Universo, y se jactaban
al mismo tiempo de no haber encontrado el alma con el escalpelo.
Y fue entonces cuando floreció el espiritismo, auténtica pseudo-
religión que se desgastó y desacreditó, dadas las supercherías de
los muchos vividores e «iluminados», aparte de embaucadores pro-
fesionales. También peligraban los grandes intereses...
Y nos decían: Fe, sí. Conocimiento, ¡ no!
Ahora, cincuenta años después, los fenómenos del Más Allá, la
creencia en un mundo extraño —el antiuniverso, los antimundos-
al otro lado de la muerte, está cobrando nuevo impulso en una
generación que carece precisamente de la verdadera fe. Pero afor-
tunadamente hay otra mentalidad, otro conocimiento. Lo que qui-
zás entonces fue pura extravagancia, y muchas veces puro fraude,
hoy debe situarse en otra realidad de una ciencia que mañana
asombrará por sus conocimientos. El hombre de hoy está ya infor-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 55
mado, y se pregunta ante ciertos hechos bien comprobados, si
la energía universal que nos rodea por todas partes es más concen-
trada o tiene en relación con el tiempo y el espacio, otro tipo de
«contacto'> cuando opera, sea en Filipinas o en Inglaterra...
Se me dice, y lo afirman convencidos —o quieren estarlo— que
únicamente se trata de autosugestión provocada por verdadero fa-
natismo religioso. Bien, ¿por qué no? Pero, ¿cómo se explican en-
tonces los científicos fanatizados por «su'> ciencia clásica, las ver-
daderas curaciones de los mismos ateos o personas indiferentes,
hasta curiosas, sea en Filipinas, Brasil, o en Lourdes, o aquí, en
Barcelona?
Nosotros a todo queremos colgarle una etiqueta, y medirlo,
clasificarlo, analizarlo, pesarlo y, i al archivo! Pero hay cosas, hay
hechos, como la misma eficacia de lo astral sobre lo somático, que
son evidentes, y lo hemos comprobado, pero no hay todavía una
explicación convincente para los escépticos.
Muchas de las incipientes investigaciones científicas de fenó-
menos parapsicológicos carecen todavía de una explicación racio-
nal, pero no por ello deben rechazarse los hechos.

Publicaba Vintila Horia en «Tribuna Médica» del 11 de octu-


bre de 1974, en la página 18, en Fenómeno PSI, lo siguiente:
«El mismo doctor Motoyama sometió un día al curandero
Agpaoa a una serie de experimentos de «laboratorio». Uno de ellos
consistía, y así se lo pidió, que concentrara toda su fuerza, toda su
energía, sobre unos aparatos, los cuales, todos quedaron fuera de
uso, ya que dicha fuerza los desarregló en el mismo momento que
Agpaoa empezaba a concentrarse. Y dijo entonces al doctor Moto-
yama, sonriéndole: "Lo siento mucho, doctor, pues compruebo que
todos sus aparatos han quedado destrozados. En cambio, los míos
siguen funcionando..." Y enseñó, sonriendo, sus manos.»
Esto sucedió en Tokio, en enero de 1966.
56 J. ROCA MUNTAÑOLA

BIBLIOGRAFIAS MÁS INTERESANTES DE LOS CAPITULOS ¡ y 11

Ostrander, Sheila, Schordeder, Lynn: Psychic Discoveries behind the ¡ron Curtein,
Englewood Cliffs.
N. J. Prentices. Hall, Inc., 1970
Naum Kotik. Emanation der Psychophysische Energie. París, 1908. Edic. especial
Reichenbach, Karl L. von: Les phénomnes odiques, E. Flammarion. Alcan., Pa-
rís, 1907.
Karl Spiessberger: Die Aura des Menschen, Berlín, 1916.
Leonidov, 1.: Señales, ¿de qué? Unión Soviética, n.° 145, 1962, págs. 44-45.
Ostrainder, Sheila, Schoroeder: Psychic Dicoveries behind the ¡ron Curtain, II, 1972.
Psychic: Special Issue, julio, 1972, 50-54.
Psychic: Special Issue, mayo-junio, 1971.
«Conocimiento de la Nueva Era» (Argentina), 1972 y 1973 (varias). Revista editada
en Buenos Aires. Textos de Hernani Guimaraes Andrade y S. von Wurmb.
CAPÍTULO TERCERO
Solamente una vez abre el hombre los
ojos: en el momento de morir, y aun en-
tonces, se apresuran a cerrárselos.

H. BORDEAUX.

Psicofonías: ¿Nos llama alguien desde el Más Allá?

«Desde algún lugar, en el Espacio y en el Tiempo, entes miste-


riosos transmiten mensajes a los terrestres, y los entes se expresan
en las lenguas habladas en la Tierra.» Así rezaban textualmente los
principios de un fenomenal reportaje de Giuseppte Grazzini (1).
Efectivamente, día y noche misteriosos mensajes de origen des-
conocido vienen siendo grabados en cintas magnéticas. Los técnicos
de comunicaciones que estudian el fenómeno excluyen el hecho de
que se trate de emisiones terrestres.
Resulta curioso y llama la atención que las actuales experi-
mentaciones psicofónicas ya las predijeran los premios Nobel, Oh-
ver Lodge, Marconi y anteriormente el mismo Edison cuando in-
ventó el fonógrafo. Fue precisamente Edison en aquel entonces
quien tuvo una gran decepción, pues lo que realmente había esta-
do buscando —como Marconi en otro campo de experimentación—
era la consecución de un dispositivo que pudiera captar y retener
al mismo tiempo las voces y los mismos pensamientos de los seres
queridos que nos habían precedido en la vida. También Marconi
—premio Nobel en 1909— estaba convencido, y así lo publicó, de
haber estado en contacto telepático con seres que no eran precisa-
mente de nuestro planeta, creyendo convencido haber encontrado
al fin el aparato idóneo para conseguir dicho propósito (aparato
del cual no se volvió a hablar), pues tenía la seguridad que entes
de otra dimensión radiaban periódicamente mensajes a la Tierra
(1) Alguien nos llama desde el Más Allá, por Giuseppe Grazzini.
60 J. ROCA MUNTAÑOLA

que los humanos no podíamos interpretar, y menos retener para un


posterior estudio.
En un documentadísimo trabajo publicado en la revista Futu-
ro-Presente, número 13, noviembre de 1972, decía don Germán de
Argumosa, uno de los investigadores que más han trabajado en
ello, que el catedrático de Física de St. Gellen (Suiza), Alex Schnei-
der, señalaba que el doctor New, que había estudiado electrónica,
le informó sobre unas voces «que incluso le contestaban mientras
experimentaba con sus aparatos amplificadores al aire libre estan-
do trabajando con toda clase de insectos, pero muy especialmente
con abejas». En 1956-57, dos años antes que Jürgenson, los investi-
gadores Bayless y Sealay daban cuenta de casos parecidos experi-
mentados por ellos, y en 1964, Hyntzmann, tuvo experiencias pare-
cidas, pero al no poderlas comprender o como mínimo tratar con
alguien que estuviera realmente interesado en ello, se apartó del
asunto hasta que, en 1969, movido por la lectura del célebre libro
Lo inaudito se hace oír (Unkóbares Wira Hórbar), del doctor Kons-
tantin Raudive, se interesó nuevamente por ello.
Desde luego las psicofonías han planteado y plantean todavía
grandes incógnitas, pero si pasamos el fenómeno de las mismas
por la criba más severa, su realidad no parece dudosa. Nada per-
mite decir que no sea una realidad en un mundo que escapa a nues-
tros alcances, por lo cual no es científico negar a priori las psico-
fonías porque todavía sean inexplicables para las ciencias, ya que
estamos ante un hecho trascendental importantísimo para el ser
humano. Así debieron entenderlo en la Universidad de Cambridge
cuando concedieron al físico David Ellis una fuerte subvención
para que investigara científicamente el ángulo de ataque electrónico
de las grabaciones psicofónicas, pero hasta la fecha, sus investiga-
ciones han resultado totalmente negativas.
En función de los hechos observados, estudiados y analizados
hasta la saciedad por grupos de trabajo estoicos, imperturbables,
fríos, y con el criterio subconsciente de que realmente estábamos
haciendo ciencia-ficción, no auténtica investigación científica, con-
seguimos en muchas ocasiones lo inverosímil y aparentemente impo-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 61
sible, hasta lo insólito angustiante, lo que nos determinó a prose-
guir con las voces de origen desconocido. Pero estarnos todavía, a
pesar de cuanto sabemos, en el comienzo del estudio de estos fenó-
menos inexplicables. Es como si hubiéramos logrado descorrer un
poco la espesa cortina que nos separa de un mundo maravilloso,
de una dimensión distinta, o de un plano que nuestros sentidos no
captan, pero nos llega a través de nuestro inconsciente.
El fenómeno de las voces de origen desconocido nos lleva de la
imagen del mundo tridimensional a una imagen de cuatro o más
dimensiones. La conclusión a que nos ha llevado el trabajo perso-
nal de experimentación es que sabemos que estas dimensiones exis-
ten, y que en todo momento estamos ante presencias invisibles, pues
hemos efectuado grabaciones a cualquier hora, de día o de noche;
y lugar, alta o baja montaña, en el llano o en el fondo de una sima
profunda, y la realidad ha sido siempre positiva. Pero, ¿hemos co-
municado con el antiuniverso?
Y es que, si quisiéramos reconocerlo, el mundo visible y tan-
gible al que tanta importancia concedemos, no es más que un re-
flejo muy debilitado del verdadero mundo viviente, en el que una
energía todopoderosa, unida a una inteligencia inmensa, reside pre-
cisamente en lo invisible, fuente primordial de la Vida y el Pensa-
miento.

¿De dónde vienen las voces que todos hemos oído grabadas en
centenares de cintas magnéticas? Pero ¿cómo pueden quedar gra-
badas en las cintas, si tanto las palabras como la música, o las cam-
panadas, no han sido oídas? Al principio, nadie se lo creía, y ex-
plicaciones o estudios eran acogidos con una burla general. Pero
la noticia procedía de científicos extranjeros, no aficionados; había
al mismo tiempo certificaciones científicas, y la noticia se aceptó
como «posible», aunque seguramente se trataría de un fenómeno
físico, posiblemente vulgar, sin la menor importancia. Quizá tam-
bién un truco más... Pero el científico desconfiaba.
«La Parapsicología —dijeron algunos científicos— está haciendo
62 J. ROCA MUNTAÑOLA

un esfuerzo gigantesco para llevar a un plano científico algunos


fenómenos que una ignorancia secular ha visto únicamente a la luz
de la brujería; pero tienen que ser fenómenos serios, y éstos no lo
son aun cuando, verdaderamente, reconocemos que no se trata de
un truco vulgar.»
Al principio el asunto parecía cerrado, hasta que intervino un
buen psicólogo y filósofo, que había estudiado en París y Madrid, y
que ya se le reconocía en toda Europa como un buen parapsicólogo,
el doctor Konstantin Raudive, persona que entonces (hablamos ya
de doce o trece años atrás) había pertenecido a las mejores Uni-
versidades de París, Uppsala y Edimburgo; tenía escasamente cua-
renta años, hombre muy estudioso, no dogmático en ningún con-
cepto, afincado desde su más tierna edad en Suecia, con ciudadanía
sueca, pero natural de Riga, e hijo de un alto oficial del zar, resul-
taba que desde el principio no compartía el escepticismo de los
otros parapsicólogos.
Y fue entonces cuando este auténtico científico hizo algo muy
natural al mismo tiempo: tomar conocimiento personalmente de
los hechos a través de la más rígida experimentación.
Fue realmente entonces cuando se abrió por vez primera en la
historia del hombre la posibilidad de una comprobación práctica,
pues se encontraban todos los científicos ante una manifestación
de energía, energía que él no pretendía definir de momento, sino
comprobar, con estudio, su existencia. Había constancia de esta
energía, pues estaba en situación de grabar en un momento dado
una cinta magnetofónica. Pero dicha energía, ¿de dónde procedía?
¿De qué tipo era? Aquéllas ya eran otras preguntas a las que de
momento, científicamente, era imposible responder, y a decir ver-
dad, poco es lo que se sabe hoy, pero con la gran diferencia que se
trabaja actualmente con modernísimos aparatos en los grandes la-
boratorios de experimentación montados a tal fin, estando experi-
mentando de firme muchos técnicos. La labor es enorme, fasci-
nante, y en parte muy comprometida, una vez se ha comprobado
que no hay posibilidad de errores «técnicos», o sea, que no pue-
den ser emisiones de radio o televisión, no siendo posible con los
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 63

magnetófonos modernos actuar en un momento dado como vul-


gares estaciones receptoras de radio.
Es muy posible que también influyera en la mente de los estu-
diosos desde el momento que científicamente se pudo establecer un
contacto comprensible, haciendo determinadas preguntas, y reci-
biendo respuestas concretas, y a veces muy científicas, y de otro
orden superior sobre las mismas preguntas, y que negaban la po-
sibilidad de una telergia de las mismas personas que actuara incons-
cientemente.
Y aquello hizo pensar a otros muchos, como también a Raudive
y Jürgenson, que «había una mente» independiente de la materia, y
del Tiempo, presente, actual, que podía ser el quid de la cuestión,
pero en otra dimensión. La suposición, desde luego, era audaz.
Pero antes de entrar de lleno en el estudio de las psicofonías,
hagamos un pequeño inciso.
Decía José L. Recart, parapsicólogo chileno, vicepresidente del
Instituto Chileno de Parapsicología, que la Parapsicología está
cambiando el status científico vigente, exigiendo una revisión del
enfoque de algunos aspectos del Universo, influyendo sobre la mo-
ral, la religión y, sobre todo, en la develación del enigma del hom-
bre.
A muchos les cuesta aceptar esto, especialmente en nuestra
patria. Ignoran también que en la fenomenología que investigamos,
hay hechos, hay relatos, que si los publicáramos, los presuntuosos
que orgullosamente afirman convencidos conocer todo lo que es
y no es posible en la Tierra, probablemente dirían entonces que,
o bien hemos perdido la razón, o hemos sido víctimas de una alu-
cinación, si no de un engaño refinado. Personalmente creo que
merecen respeto los escépticos honrados, como la de un famoso
doctor psiquiatra barcelonés que formuló un día, totalmente con-
vencido, la hipótesis de que las palabras grabadas en las cintas
procedían siempre del mismo experimentador que las pronunciaba
involuntariamente, subconscientemente. Pero lo único que demostró
es que realmente ignoraba lo que era una psicofonía, ya que jamás
64 J. ROCA MUNTAÑOLA

había experimentado en este campo, como tuvo que reconocer pos-


teriormente.
Pero existe otra clase de escépticos, maliciosamente empeder-
nidos, tercos, que no quieren convencerse —dicen— hasta que no
efectúen un día su propia grabación; entonces creerán lo que vean.
Bueno!, quiero decir, según lo que vean. Pero lo curiosísimo del
caso, y lo hemos vivido, es que a esas personas no les gusta en ab-
soluto ver, comprobar, lo que subconscientemente no quieren creer,
por lo cual es perder lastimosamente el tiempo con ellos.
Lo que realmente sucede es que la capacidad de comprensión
del ser humano se detiene algunas veces, como asustada, frente a
ciertos fenómenos objetivos. Saben que algunos no pueden ser
explicados todavía por medio de la razón y de la más pura lógica,
y por ello en la mayoría de los casos prefieren negarlos, lo que
sin duda resulta mucho más cómodo.
Un proceder así no ha sido ni será nunca científico; la negación
a la posible verdad, es como querer seguir estancados en la igno-
rancia y también, indirectamente, en la desfachatada superstición,
bagaje y lastre todavía de gran parte de la Humanidad.
Téngase presente que cuando el investigador, en el aspecto
científico, va penetrando poco a poco, pero profundamente, en las
facultades subconscientes del ser humano, aparece en seguida la
duda y los prejuicios de algunos, y la misma palabra ¡imposible! es
la que, a veces, se empieza a oír por doquier. Pero digámoslo de
una vez: ¿cuántas cosas se han tenido ya por ((imposibles» en el
transcurso del tiempo? Veamos sólo algunas: Se dijo que la Tierra
gira alrededor del Sol... ¡Imposible! Que fotografiaríamos, con
ayuda de los rayos X, el esqueleto de una persona en vida... ¡ Im-
posible! ¿Fotografiar de noche y sin luz...? ¡Tonterías! ¿Fijar en
una superficie la voz y el mismo movimiento humano...? ¡ Imposi-
ble también! ¿El viaje a la Luna...? Vamos, hombre; hasta aquí
podíamos llegar! Y así una serie de etcéteras y etcéteras, lo cual
nos viene a decir que en cada época, según la mentalidad rei-
nante, la ciencia se ve obligada a aceptar nuevas realidades. Lo
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGíA 65
inverosímil es, con frecuencia, lo verdadero. Lo imposible de hoy es
la verdad y hasta la misma ciencia de mañana.
No nos extraña, pues, que en un futuro más o menos lejano el
teléfono devenga en algo anticuado, y el ser humano no requiera
de máquina alguna para ir de un punto a otro, merced a un adecua-
do entrenamiento y utilización de poderes hasta ahora ignorados,
¡ pero... existentes! Ahora bien: la mayoría de estos fenómenos
no significa que entren en el terreno de lo sobrenatural, sino que
científicamente aún no se ha encontrado una respuesta adecuada,
como sucede con las psicofonías, que sólo pueden ser descritas,
pero no explicadas; como en ciertos casos de metafonismo (hilo-
clastia), consistente, entre otros aspectos, en el movimiento de per-
sonas u objetos presuntamente a través de otros planos de la reali-
dad, espacio normal = cuarta dimensión, espacio-tiempo, etc. (En-
tre éstos destacan con preferencia los fenómenos de desmateriali-
zación de objetos que luego vuelven a reintegrarse al lugar de ori-
gen; el transporte de objetos a través del espacio hasta grandes
distancias; los célebres «aportes» tan discutidos, sea dicho de
paso, etc., etc.)
En este orden de estudio tenemos también, y no lo pueden
negar los escépticos, pues hay pruebas materiales, una infinidad de
fenómenos que entran dentro de la clasificación de Metafisiología.
A veces se registran acciones de la psiquis sobre estados o funcio-
nes vitales del organismo, como tenemos, por ejemplo, y así lo
veremos en otros capítulos, las fantásticas operaciones psíquicas,
sin instrumental, en Filipinas, y también, aunque no se hable tan-
to de ellas, en Brasil, muchas son avaladas por el mismo doctor
Motoyama. (Dr. Hiroshi Motoyama, del «Institute of Religious Psy-
chology» de Tokio; también por el doctor Ramos, de Manila, indi-
cando solamente estas dos celebridades, aunque en Europa son
pocos los parapsicólogos que no han visitado personalmente Fili-
pinas para estudiar in situ [como se verá] esta clase de fenomeno-
logía, que no me atrevo a llamar «paranormal»...)
También los casos de ideoplastias y teleplastias, cuando por un
fenómeno paranormal de la mente logran plasmarse determinadas
5. - EN LOS CONFINES
66 J. ROCA MUNTAÑOLA

sustancias siguiendo una idea inconsciente del sujeto, generalmente


en trance, (psicobulia); las experiencias extracorporales del doctor
Charles T. Tart, de la Universidad Davis, de California; los estu-
dios de los variados casos de reencarnación, que desde hace doce
años viene estudiando, entre otras personalidades, el doctor lan
Stevenson, que fue rector del Departamento de Neurología y Psi-
quiatría —y actual director— de la Universidad de Virginia, etc., en
colaboración con la Universidad de Jaipur.
La Parapsicología es, pues, una ciencia en las mismas fronteras
de la mente que trata precisamente de fenómenos no explicables por
principios físicos, lo que algunos parapsicólogos llaman «fenóme-
nos aberrantes», título, a veces, muy bien aplicado.
«Cuanto más se investiga en la fenomenología de los hechos
paranormales menos base tienen las interpretaciones de la ciencia
físico-natural —decía el profesor don Germán de Argumosa en un
extenso trabajo a raíz del Primer Congreso Nacional de Parapsico-
logía de Barcelona—. La ciencia empírica termina su tarea allí
donde la empezó, es decir, en la verificación de la realidad de los
fenómenos.»
Lo que realmente sucede es que a veces algunos científicos
«inconscientemente» se ponen frente a la creencia, o al revés, y ello
no debería suceder así, porque de sobra saben todos que hay fe-
nómenos de una naturaleza desconocida, que van más allá de nues-
tros conocimientos; hasta son hechos ilógicos, «aberrantes»... (Hay
a veces unas concomitancias muy significativas.) Pero ante hechos
insólitos son convenientes hipótesis de trabajo más atrevidas, de-
cía Carlos Richet en su célebre tratado de Metapsíquica. Pero lo
primordial para poder penetrar de verdad en el campo de la autén-
tica investigación fenomenológica es hacerlo, ante todo, con amor
y mucha humildad, olvidándonos de términos y métodos arcaicos
y, desde luego, trasnochados.
El parapsicólogo ha de actuar con una nueva mentalidad, y
hasta diría que con cierta barbarie, o sea, despojándonos por com-
pleto de las actitudes mentales adquiridas dentro del conflicto en-
tre materialismo y espiritualismo. Sólo nos deben interesar los
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGfA 67
análisis críticos, despojándonos por completo de falsas actitudes
mentales, de ciertos tabús, que nos reprimen, nos cohiben, pues
con los años los fuimos condicionando subconscientemente por
culpa del conflicto de siempre, entre ese materialismo y espiritua-
lismo constantemente en pugna, freno para el auténtico progreso.
Y es que la verdad, sea la que sea, guste o no, tiene que estar por
encima de todas las conveniencias.
Sin miedos y sin temores, lo único que nos debería interesar
es conocer la causa de muchos hechos aberrantes, dadas algunas
muy significativas concomitancias, que desvelarían muchos enig-
mas, aunque hoy en día a muchos de estos fenómenos les colga-
mos una etiqueta «científica» y archivamos el fenómeno, sin saber
de verdad nada de él. Es decir, parece que asuste saber la autén-
tica verdad, aunque al principio nos pueda ser hasta incomprensi-
ble. Por otra parte, el científico evita comprometerse; sabe y calla
porque tiene miedo. Así resulta que mucha fenomenología ha sido
totalmente ignorada por el público, y sólo conocida por los ocul-
tistas.
Pero el ser humano evoluciona a pesar de todo. El intento de
tratar sistemáticamente estos hechos aberrantes y estudiarlos de
verdad, nos conduce a una segunda y prometedora concepción del
hombre, que empezó con la mayoría de los prohombres de la me-
tapsíquica, algunos de ellos premios Nobel: Richet, Crookes, Lodge,
Wallace, Myers, Lombroso, Flammarión, Ochorowicz, Jung, Char-
cot, Flournoy, Schiaparell, Gurney..., etc., que entonces ya se dieron
cuenta que el hombre debía ser considerado como una especie evo-
lutiva constante, prometedora, como seguramente lo había sido
anteriormente en otra Humanidad que desapareció misteriosamen-
te de la faz de la Tierra, pero quedaron como plasmados en otra
dimensión, deseos de mostrarnos caminos nuevos, en un futuro,
lleno de amor y de una luz maravillosa.
Y se vino abajo la doctrina de Leibniz, que tenía al hombre
por una mónada sin ventanas, como un ser sin alma, o ente mecá-
nico que se arrastraba por la superficie de la Tierra como máquina
que era. ¿No es lo que defienden algunos, con más o menos disfraz,
68 J. ROCA MUNTAÑOLA

quizá porque lo creen, o quizá porque así conviene que lo creamos


a los grandes intereses? Pero por razones no muy claras, hasta
diría extrañas, esta concepción del hombre no conserva hoy aque-
lla amplia vigencia a pesar de nuestra era, tan científica y magní-
ficamente tecnológica, pero que sigue siendo agnóstica y materia-
lista. Y sucede que cuanto más avanzamos, mayor es la legión de
los que instintivamente se dan cuenta que se está gestando un
gran anhelo, especialmente entre parte de la juventud, sana de
cuerpo y espíritu. Saben que el hombre es considerado una espe-
cie evolutiva, y que existe una vaga promesa en esta concepción,
que presenta al hombre elevándose finalmente sobre el entramado
material de su existencia, y alcanzando una espiritualidad de acuer-
do con un destino apenas vislumbrado, mas del que no cabe du-
dar. En el ser humano consciente, hoy más que nunca, se despier-
ta en su espíritu algo desconocido hasta hace muy poco. Y este
espíritu nuevo no va a ciegas, ya que busca nuevas dimensiones,
que poco a poco se van poniendo a su alcance, para que un día
pueda hacer uso de ellas.
Las capacidades insólitas descubiertas en el hombre son juz-
gadas, no como parte integrante de su funcionamiento en la vida
cotidiana —desde el punto de vista de la adaptación, ni más ni
menos vitales que otras dimensiones, de sus funciones y de su com-
portamiento—, sino como destellos aislados de alguna potencia
misteriosa, maravillosa, precursores virtuales, y sin propósito fijo,
de un estado de existencia venidero. Todo ello asociado, aunque
vagamente, al triunfo final del bien sobre el mal, de la parte espi-
ritual del hombre, sobre su parte material, oscura, siniestra, se-
xual y agresiva.
«Es una vergüenza científica —decíaDu Prel— que exista toda-
vía un desconocimiento tan profundo de la cuestión más impor-
tante para la Humanidad: la inmortalidad.»
En realidad, el hombre debe evolucionar hacia una auténtica
espiritualidad, y no quedar estancado en mera investigación psíqui-
ca o fisiológica de laboratorio. Afortunadamente en algunas Uni-
versidades extranjeras empieza a considerarse al hombre como una
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 69
criatura de capacidades y potencias aún inexploradas, inmerso en
un mundo que no es del todo igual al mundo que le revelan sus
sentidos e inventos. Se están convenciendo que la mente humana,
que pertenece al alma, no es el cerebro, es mucho más vasta y
poderosa de lo que se cree y se sabe, y que posee poderes y facul-
tades que rebasan el marco de las capacidades orgánicas y senso-
riales habituales, y, por consiguiente, presenta cierta independen-
cia respecto a la materia, y quizá también a la vida. ¿Será porque
se han dado cuenta que el alma es libre y no está sujeta a la muer-
te, porque realmente no tiene nacimiento?
También hay que decirlo claramente: Si la ciencia no conti-
nuara negándose a admitir ciertos hechos sólo porque le parezcan
desacostumbrados, o porque no tengan interpretación a base de las
concepciones existentes, acaso hubiera avanzado nuestro conoci-
miento sobre algunos fenómenos ultrasensoriales todavía incom-
prensibles: fenómenos de una naturaleza desconocida, pero exis-
tentes.
La fantástica realidad de las psicofonías ha planteado, y está
planteando a muchos hombres de ciencia, grandes incógnitas, es-
pecialmente a los materialistas, a la hora de avanzar en sus inda-
gaciones por el sinuoso camino de la causalidad de dichos fen&
menos.
Al exponer en estos capítulos qué son, cómo son, qué demues-
tran, y a qué -conducen las investigaciones conseguidas, expondré
sin un ápice de fantasía toda la verdad de cuanto se sabe, especial-
mente por experimentación propia, después de veinte meses de
estudio, aunque sin modificar convicciones y esquemas; debo aña-
dir que las psicofonías todavía hoy, sólo pueden ser descritas, pero
no explicadas. Toda proposición que mantenga un razonamiento
científico, o precientífico tan sólo, es aventurado. ¡Desgraciada-
mente!

La génesis de las psicofonfas, la auténtica verdad, empezó en


realidad en la pequeña localidad de Milnbo, población cercana a
70 J. ROCA MUNTAÑOLA

la ciudad de Estocolmo, el día 12 de junio de 1959, a primeras ho-


ras de la tarde de un espléndido y caluroso día primaveral, impro-
pio en aquellas latitudes. El pintor y productor de cine, estonio de
nacionalidad, pero residente en Suecia desde hacía años, Friedrich
Jürgenson, había adquirido en aquellas fechas un buen magnetó-
fono que por su trabajo, hacía tiempo que venía necesitando, en
aquella tarde inolvidable, fue a probarlo a un campo cercano a su
residencia habitual, con el exclusivo objeto de grabar el canto de
los pájaros, pero especialmente el gorjeo del pinzón, para incluirlo
en la banda de una película que estaba rodando en aquellas fechas,
y con la que, por cierto, obtuvo un premio.
En el transcurso de aquella grabación, al rebobinar la cinta,
aparecieron misteriosamente murmullos humanos, algunas palabras
sueltas sin sentido aparente, pero en ellas le pareció que escuchaba
una voz que en la distancia se daba a conocer. Era apenas un cu-
chicheo, en el que se nombraba a una persona muy querida en su
juventud, lo que le impresionó grandemente. Se dice que repitió la
grabación otras veces aquella misma tarde, y siempre sucedía
algo nuevo; en una de ellas, oyó nítidamente, sin la menor posibi-
lidad de error, como un acorde de instrumentos de cuerda de
inefable belleza y que su oído no había percibido tampoco. Picado
por la curiosidad, molesto en parte, pero muy interesado y, como
dice él mismo, muy intrigado, durante el curso de los meses de
verano, y en diferentes lugares, Jürgenson grabó kilómetros de
cinta, consiguiendo poco a poco descifrar algunas palabras graba-
das en diferentes idiomas.
Afirmaba que, en cierta ocasión, creyó oír la voz inconfundible
de su madre, fallecida hacía pocos años, que repetía su nombre con
insistencia, y que contestó a unas preguntas mentales que Jürger-
son le había efectuado.
Aquellas voces de origen desconocido, bastante claras y con-
cisas, era realmente un hecho insólito, angustiante de verdad, pues
comprendía que posiblemente se encontraba ante presencias invi-
sibles. Aquel hecho le costó una grave enfermedad psicosomática,
la cual se ha silenciado por infinitas razones. Gracias que su fuerte
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 71

naturaleza pudo vencerla, y poco tiempo después informó detalla-


damer1te a la misma Sociedad de Parapsicología de Estocolmo, aun-
que en aquellas fechas, como ya se ha dicho, nadie dio crédito a su
relato, pues lo primero que creyeron todos es que realmente se
podía tratar de un vulgar truco, o bien de cintas grabadas anterior-
mente, y que por alguna razón, no habían sido borradas por com-
pleto. (Ello es factible, por lo cual sólo se deben usar cintas o
cassetes nuevos, y conviene sean de la mejor calidad y precinta-
dos.)
Pero también podía tratarse —en aquel entonces era posible—
de palabras radiofónicas que el magnetófono había captado. La
experiencia psicofónica, según explica el mismo Jürgenson, quedó
cerrada de momento, hasta que el doctor Konstantin Raudive, que
como hemos dicho no compartía el escepticismo de los Otros cien-
tíficos mecanicistas, tomó conocimiento de los hechos personal-
mente, como asunto particular de investigación, en compañía pre-
cisamente de Jürgenson.
Así nació el 19 de octubre de 1959, la auténtica experimentación
sin ideas preconcebidas, del estudio totalmente científico de las
psicofonías. Unos años más tarde el mismo Pablo VI condecoraba a
Jürgenson por su estudio y constancia. Según se ha publicado pos-
teriormente, el mismo Vaticano ayuda financieramente estas in-
vestigaciones.
Y es que, en realidad, de un experto, pero solo aficionado al
sonido, se ha pasado a un tecnicismo total, utilizándose cada vez
técnicas más perfectas, por lo cual resulta evidente el hecho. En la
actualidad un departamento de una importante compañía electró-
nica internacional trabaja para perfeccionar aún más esos equipos
instalados en Holanda, Alemania, Suecia, etc. Dicen que se ha lo-
grado incluso dialogar con personajes históricos...
¿De dónde vienen las voces registradas en las cintas? ¿Cómo
estas voces pueden quedar grabadas sobre la cinta magnética, mu-
chas veces sin micrófono? Era natural que entonces, quince años
atrás, las cintas-documento como los muy «documentados» traba-
jos sobre la posibilidad de unas energías inteligentes condensadas
72 J. ROCA MUNTAÑOLA

en alguna parte, fueran acogidas con una burla general: nadie


llegó a creerlo. Pero Jürgenson y Raudive permanecieron cerca de
tres semanas juntos. Al principio sin conseguir nada —decía Rau-
dive—; cada día, a determinadas horas, conectaban los micró-
fonos y permanecían a la espera. Cuando volvían a rebobinar la
cinta oían solamente, y de vez en cuando, leves rumores y lejanos
cuchicheos, lo cual era muy poco convincente.
Pero al comienzo de la tercera semana, Jürgenson quiso hacer
una prueba que pensó podía ser decisiva. Su madre hacía poco
había muerto, y aunque «aquello» le desagradaba recordándole las
famosas «séances» de antaño, cuando estaba de moda el espiritis-
mo, la invocó en voz alta. Pero he ahí que Raudive, en aquellos ins-
tantes, se decidió también a concentrarse, y pensar en Margharete,
una dulce muchacha que durante muchos años había sido la secre-
taria de su esposa, también fallecida recientemente.
Y aquello fue como un doble ruego; necesitaban una con-
firmación, pues no podían seguir por más tiempo en aquel mar de
dudas. Y aquella tarde, después de seis horas de espera, oyeron níti-
damente la voz de Margharete que les dijo, especialmente dirigida
a Raudive:
—Kemmt Ihr Margharete, Konstantin? (¿Reconoces a Mar-
gharete, Konstantin?)
Y después una voz en alemán, potente y clarísima, dijo:
—Nosotros estamos muy lejos...
Y aquellos fueron los principios de un ejercitarse continuamen-
te; también fue el camino de la paciencia y de las desilusiones,
llegándose a conclusiones absolutas de que realmente no se trata
de una transmisión humana... que es lo que hoy afirmamos noso-
tros.
Y es que la duda ha calado muy adentro y ha dejado una
huella indeleble, con maravillosas pruebas...
CAPITULO CUARTO
La terminación del conocimiento es el
comienzo de la sabiduría.
KRISHNAMURTI

Sé filósofo para librarte de ser científi-


co. Un tonel de ciencia no vale lo que una
gota de sabiduría.
PITÁGORAS

¡Nada muere! Una rosa que ha flore-


cido una vez, florece para siempre.
J. W. DUNNE

Me atrevería afirmar que a partir de entonces fue cuando las


psicofonías tratadas por Raudive empezaron a plantear a los cien-
tíficos europeos grandes incógnitas. Raudive era un científico. Como
se verá en el transcurso de este capítulo, y a pesar de lo que digan
los detractores, sean o no científicos, si hoy, con los medios esta-
blecidos, pasamos el fenómeno de las mismas por la criba más
severa, veremos que su realidad no parece dudosa. Nada permite
decir que no sea una realidad en un mundo que escapa a nuestros
alcances, por lo cual no sería científico negar a priori las psicofo-
nías, después de doce años de constantes estudios electrónicos,
sólo porque todavía sean inexplicables, pues estamos ante un hecho
trascendental, quizás el más importante de todos los sucesos, y
de toda la fenomenología que estudia y analiza la parapsicología
del mundo entero.
Todo aquel que trabaja en este campo de experimentación,
está investigando verdaderamente en los mismos límites de la fron-
tera más comprometida y avanzada de la Parapsicología. Se sigue
en la brecha después de catorce años de estudios con todos los
medios más poderosos de la electrónica, porque se debe estudiar
el hecho que es auténticamente real, sin la menor duda, y porque se
trata de un hecho físico al mismo tiempo, el más importante; pero
igualmente debemos reconocer que todavía son infinitas las posi-
76 J. ROCA MUNTAÑOLA

bilidades de error y que desgraciadamente todavía en algunas per-


sonas inducen a la superstición.
Por cierto, que es curioso que exista una variada y muy ex-
presiva reacción en ciertas personas al tratar este tema. Desde la
negación más absoluta de «no querer creer» en ellas, hasta aquellos
otros que ingenuamente dicen que si no consiguen ellos «su gra-
bación» no les interesan las psicofonías.
Es por ello que resulta interesante, por su misma lógica, la
opinión de De Argumosa cuando nos advierte que «la opinión par-
ticular no nos debe interesar, aunque ésta sea muy respetable. Lo
que verdaderamente importa es el juicio de aquellos científicos,
de los profesionales, que pueden aportar luz a la amplia proble-
mática de estas grabaciones. Todo lo demás entorpece la investiga-
ción auténticamente científica con actitudes histéricas y creencias
supersticiosas».
En parte estamos de acuerdo con el profesor De Argumosa.
Pero sigue la gran incógnita para todos, pues realmente se
ignora la procedencia de los mensajes. Según unos, éstos proceden
de algún lugar en el Espacio y en el Tiempo, designándoles fami-
liarmente como «entes misteriosos» o «seres autónomos en el éter»,
o bien, y parece sensato, la de «seres-voces» en contacto con nuestro
mundo; los técnicos de comunicaciones, los mismos científicos
que continúan estudiando el fenómeno, excluyen el hecho de que
sé trate de posibles emisiones terrestres. Hace unos años, no mu-
chos, por diferentes causas técnicas podía haber sido así, según
manifestaron tanto en Suiza, como en Holanda y Alemania, al
consultar esta posibilidad. Hoy es totalmente imposible.
Estas seres-voces se expresan en toda clase de idiomas o dia-
lectos conocidos, pero hay voces que ciertos investigadores creen
tienen cierta semejanza con algún dialecto primitivo, en cuyos con-
textos hay modismos muy extraños, que realmente no figuran en
ningún diccionario, lo cual ya descarta la muy remota posibilidad
de «ondas de radio)); ni se trata de ondas de baja energía, ni de
neutrinos modulados, como afirmó un día Pierre Duval (parapsicó-
logo), y menos todavía, si cabe, de «ondas hiperfrecuentes y fuerzas
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGfA 77
néuricas radiantes», o bien de una «fuerza» óiiico magnética (teoría
rusa), o bien las nuevas teorías de «reflejo fonético inconsciente»
de un célebre psiquíatra barcelonés..., etc.
Como hipótesis de trabajo, el grupo que formábamos el equi-
po de investigación —cuatro personas permanentes en dicho estu-
dio: un ingeniero electrónico, un médico (neuropsiquíatra argen-
tino), un religioso y el que escribe, dirigidos por un investigador
parapsicólogo del centro «Tercer Milenio», de Córdoba (Argentina),
que patrocinó todos los estudios—, sacamos una sola consecuencia:
nos encontrábamos ante una energía totalmente espiritual, pero
que necesitaba de nosotros, seres vivos; y como la telepatía, clari-
videncia, y la misma precognición, tiene la facultad de atravesar
cualquier cuerpo opaco habiendo grabado dentro de la misma jaula
de Faraday, demostrando prescindir de lo que conocemos por es-
pacio-tiempo, tan humano.
Está sobradamente demostrado que es en todo momento un
fenómeno espontáneo, eminentemente incontrolable, excepto —a
veces— si se está espiritualmente elevado, pues entonces se consi-
guen muy buenas comunicaciones, hasta precogniciones o avisos
para terceras personas desconocidas nuestras, y algunas comuni-
caciones son muy difíciles de asimilar, de comprender incluso
—quizá nuestra inteligencia no puede asimilarlo—, pues son au-
ténticas manifestaciones de una mente cósmica que todavía no po-
demos comprender. Y al hablar así me refiero a ciertas comunica-
ciones que hemos conseguido en dos años de estudio.
Pero ante todo, y por encima de todo, me atrevería a decir que
no nos olvidemos que la persona humana tiene una fantástica fa-
cultad extrasensorial de conocimiento, unas veces subjetivo, y otras
objetivo. Tiene asimismo una facultad espiritual de conocimiento
en muchos períodos de su vida, a los cuales desgraciadamente no
damos importancia, unas veces por ignorancia y otras por temor
supersticioso. Decir esto no creo sea apriorismo, pues es auténtica
experiencia conseguida al tratar durante años con sensitivos, me-
tágnomos, médiums... Apriorista es aquel que, sin querer investi-
gar, lo niega todo sea por lo que sea. La ciencia es la ciencia, pero la
78 J. ROCA MUNTAÑOLA

verdad es siempre la verdad en todas partes; a veces no gusta, a


veces molesta o bien duele a ciertas personas. Creo que ya es hora
de hablar claro y de empezar a poner los puntos sobre las íes.
Quedan también descartadas totalmente las televisiones y los
mismos aparatos «secretos» de los satélites rusos y americanos.
De todas formas nosotros operamos siempre a partir de la hora en
que las televisiones han dejado de funcionar, y repetimos las graba-
ciones durante horas, o sea, durante el curso de gran parte de la
noche y madrugada. Trabajamos simultáneamente con varios apa-
ratos, y generalmente hemos conseguido grabaciones totalmente
diferentes unas de otras, estando los aparatos funcionando al mis-
mo tiempo.
Pero me consta que muchos neófitos captan palabras, frases
o modismos que, al parecer, carecen de sentido en aquellos momen-
tos, o bien se ha dado el caso de quedar grabadas palabras que
parecen tener un aspecto de nueva creación. Al neófito recomen-
damos que no desmaye, pues a veces le quedará plasmado, en el
«cassette» o en la cinta, todo un pasado más o menos reciente,
como gritos, blasfemias, palabras malsonantes, hasta soeces, pe-
leas, tiros, luchas cuerpo a cuerpo, gritos de dolor... Más tarde
averiguamos que «allí» en aquella montaña, precisamente en aque-
llos lugares, fue auténtico campo de batalla, o cota tomada al
asalto por la que se luchó denodadamente por ambas partes —y
me estoy refiriendo a nuestra bárbara guerra civil—, como sucedió
en cierto lugar del Ebro, en la Sierra de Pándois; después, en otra
cinta, nos salió algo atroz en un lugar de la Sierra de Prades, lugar
de mando de un batallón republicano.
También hemos conseguido grabaciones sin sentido; grabacio-
nes en una lengua que es la antítesis de la humana, que parece no
ser terrestre. ¿Bromas...? Tal vez induzca a pensar en ello por lo
que nos sucedió en cierto lugar de los Monegros (cerca de Mone-
grillo, donde hay un convento de monjes...), y lo mismo, al princi-
pio, nos sucedió en la «Conca» de Tivissa, de la provincia de Tarra-
gona. Ahora bien, por lo general, a través de los miles de graba-
ciones existentes en todo el mundo, se ha llegado a una conclusión
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 79
interesante: contestan casi siempre en el idioma del experimenta-
dor. Pero también hay una novedad: a veces se burlan de nosotros.
Algunos investigadores están convencidos, y así se ha publi-
cado en varias revistas españolas, que han encontrado la entrada
a otro mundo, al mundo de los muertos, a una dimensión que de-
beríamos llamar extra tridimensional. Pero nadie, absolutamente
nadie, está debidamente capacitado para afirmar o negar. Todavía,
que sepamos, no hay una evidencia.
Extractaremos ahora, después de dos años de experimentación,
los conceptos más significativos y dados a conocer al público:

Primero. Algunos científicos afirman que el fenómeno de las


voces desconocidas nos abren una brecha hacia lo sobrenatural.
Segundo. Es posible que la Humanidad esté en el umbral de
una nueva era del pensamiento.
Tercero. Se afirma que las voces «aparecieron» algunas veces
en magnetófonos conectados a la red eléctrica y puestos en marcha
por control remoto, cuando no había nadie en la casa. (No está
comprobado.)
Cuarto. Todas las voces, en todas partes, y en todos los idio-
mas, muestran un tono inconfundible y un peculiar ritmo rápido.
Quinto. Se ha comprobado muchas veces que hay voces que
intentan impedir una grabación, o bien se contradicen; a veces,
hasta amenazan a otras voces. (Se suponen restos anímicos.)
Sexto. Lo más sorprendente es que las voces, la música, las
campanadas, todos los ruidos, se oigan sólo después de la graba-
ción, en la cinta, y no en el momento de la grabación, pues como se
sabe el micrófono de cualquier aparato magnetofónico normal no
puede captar ningún ruido que no sea escuchado también por el
oído humano. En fin, que físicamente el fenómeno no está aclarado,
y se le sigue considerando totalmente paranormal.

Veamos ahora, hasta por curiosidad, unas frases muy signifi-


cativas y publicadas en diferentes revistas españolas. Dice el reve-
rendo padre Leo Schmid, párroco de Oeschgen, del cantón suizo
80 J. ROCA MUNTAÑOLA

de Argau: «Muchas cosas hablan en favor de que seres autónomos


se nos anuncian por el éter. Pero sucede que se presentan a veces
con voces tan parecidas que podrían engañarnos, hasta diríamos
convencidos que son miembros de nuestra familia, o bien íntimos
amigos los que nos citan y dan sus nombres, como información de
su vida anterior en la Tierra. En algunas ocasiones debemos reco-
nocer que las frases que quedan grabadas son alucinantes.» ¡ Cuán-
ta razón tiene el párroco! La realidad, y lo estoy comprobando
cada día, es que cada investigador ha abierto, según su manera o
forma de ser, un campo propio del fenómeno que tenemos en
estudio.
Pero, hoy por hoy, las psicofonías sólo tenemos derecho a
describirlas, a informar, pero no podemos explicarlas. Sólo tene-
mos unos y otros, hipótesis de trabajo. Sabemos el efecto, pero des-
conocemos la causa y cómo se motiva el fenómeno. Sabemos poco,
creemos intuir mucho, pero reconocemos noblemente que segui-
mos ignorando lo principal, y que no tenemos derecho alguno a
formular alegremente, sin la menor base científica, auténticas tesis,,
sea quien sea quien las haga. Y a buen entendedor...
En las cintas magnetofónicas tened presente, aunque al pri-
mer momento no lo parezca, suelen haber más voces, a veces
muchas más, de las que el oído humano puede captar. Una cinta
debe oírse muchísimas veces, y sobre todo sin la menor distracción,
aprovechando un amplificador y cascos auriculares, de venta en
cualquier comercio del ramo. Su escucha, como dice un científico,
es un verdadero arte. Dicen los técnicos extranjeros que vienen tra-
bajando en ellas que, dadas las dificultades inherentes a su escu-
cha, sería muy conveniente escuchar las cintas grabadas con un
espectrógrafo de sonido, o impresor de voces, para poder captar
todo el contenido de la cinta.
Los principales investigadores europeos que han estado (y al-
gunos están todavía) trabajando en las mismas son los siguientes:
Doctor Konstantin Raudive, Suecia, actualmente en Alemania;
es un científico muy tenaz, que logró fijar la atención del mundo
científico a través de una constante, rigurosa e inteligente investi-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGfA 81
gación durante estos últimos diez años; así mismo es autor de va-
rios libros sobre el tema. (Véase nota al final de este capítulo.)
Doctor Alex Schneider, catedrático de Física de Saint Gallen (Suiza).
Ingeniero Theodor Rudolph, especialista alemán en «altas frecuen-
cias», de la Compañía Telefunken, de Ulm; construye instrumentos
especiales. Franz Seidi, vienés, ingeniero electrónico muy espe-
cializado en la construcción de aparatos especiales, todavía secre-
tos. Reverendo párroco de Oeschgen, en el cantón suizo de Ar-
gau, Leo Schmid. Doctor Giuseppe Grazzini, de Roma, doctor en
Física Nuclear, Bernard Anderson, de Kiping (Suecia). Doctor
Theo Locher, de la Asociación de Parapsicología de Biel (Suiza);
Friedich Jürgenson, ingeniero (Suecia). W. A. H. Rushton, director
de estudios médicos en el Trinity College, de Cambridge; profesor
de Fisiología, en Cambridge, etc. F. J. M. Stratton, D. S. O., presi-
dente de la Royal Astronomical Association y profesor de Astrofísica
de la Universidad de Cambridge etc. La lista se haría interminable.
La mayoría de los parapsicólogos que han intervenido, o que
intervienen todavía, en el estudio de las psicofonías, creen que es
necesario seguir estudiando y trabajar con tesón en el perfeccio-
namiento de aparatos de registro y control. «Algún día, ciertamen-
te, conseguiremos hablar con este Otro inundo con la misma faci-
lidad con la que hoy podemos telefonear de una ciudad a otra»,
decía G. Grazzini.
El otro mundo... La perspectiva del vértigo. Al principio de
la investigación se tenía como un súbito deseo de levantarse, salir, y
abandonarlo todo. Al principio se aceptaba como la cosa más nor-
mal que muchas personas se hubieran negado a continuar, y desde
luego conscientemente les dábamos la razón. Y, sin embargo, para
nosotros, proceder así no era posible. Teníamos que continuar una
y mil veces. La duda, las muchas dudas, se habían colado muy
adentro y habían dejado su huella. Pero a veces la conciencia, do-
blegada e inquieta, se vuelve hacia esa huella, porque queremos
saber, queremos ir hacia delante, y comprender. Ir más allá del
miedo...

6. - EN LOS CONFINES
82 J. ROCA MUNTAÑOLA

En realidad, han sido, y son muy muchas todavía, las cuestio-


nes importantes a debatir científicamente, entre ellas la discusión
entablada con la hipótesis animista. Pero en la actualidad las
dificultades parecen insuperables si no adoptamos de una vez por
siempre una nueva dimensión de estudio unos nuevos parámetros
de conocimiento, que no nos encierren de nuevo en un callejón
sin salida. Es necesario encontrar la razón de una hipótesis de
trabajo operante y objetivable en todo momento y lugar. «Quizás
ahora estemos en el momento más significativo —como se expre-
saba el doctor Alfred Stelter— de conocer una gran verdad, que
tanto teme la escuela o postulado materialista, por lo visto.»
Veamos ahora las hipótesis:
1.0 Hay quienes opinan que se está manipulando con una
energía «viva» inteligente, que ignorábamos de su existencia por
falta de un medio físico para que pudiera manifestarse fehaciente-
mente, y que ahora permite un auténtico estudio.
10 La realidad que nos hace pensar en una energía inteligente,
es que realmente hay «voces» que intentan a veces impedir una
grabación, o bien que contradicen a otras voces, demostrando en
todo momento ser autónomas e inteligentes.
30
Que las voces usan una tonalidad inconfundible, como
metálica, pues son otra clase de voz, y que, por lo general su ritmo
es de una rapidez muy peculiar. Por último, estas voces masculinas
o femeninas a veces se muestran broncas y desagradables, pero en
otras se comprueban tonalidades un tanto musicales, difíciles de
olvidar, evidenciando en todo instante que no puede tratarse nunca
de ondas parasitarias, ni captadas de emisiones radiofónicas.
Mas a pesar del tiempo transcurrido, realmente estamos en
los comienzos del estudio de un fenómeno de momento inexplica-
ble. Algunos científicos afirman que lo sorprendente de él, es que nos
abre una brecha hacia lo sobrenatural que ningún parapsicólogo
se atreve a negar —incluso entre quienes más les molesta lo sobre-
natural—, y que posiblemente estemos en el umbral de una nueva
era del pensamiento.
Parece existir realmente una voluntad ajena, sumamente inte-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 83
ligente, que toma parte activa en estas grabaciones. Es tal el nú-
mero de fenómenos inexplicables, que induce a creer que nos ha-
llamos ante alguna forma de voluntad desconocida que, por medio
del magnetófono, se pone en contacto con algunas personas que
tienen la facultad de recibir auténticas comunicaciones inteligentes,
no palabras o frases sueltas, sin más valor que el hecho puramente
anecdótico y fenomenológico.
Todo esto les podrá parecer a algunas personas que son úni-
camente lucubraciones metafísicas, y realmente, silo meditamos de-
sapasionadamente, se verá que no lo son. La realidad es que se está
empezando a resolver una de las varias incógnitas del hombre, del
fenómeno humano, como decía Teilhard de Chardin, que realmente
le separan de un mundo, o de una dimensión totalmente distintos,
hasta de un plano que nuestros sentidos no captan pero que nos
llega a través de nuestra intuición de siempre, por meditación, y
nuestra eterna e inconmovible fe de un Más Allá. En resumen: el
fenómeno de las voces, lo sorprendente de todo ello, es que, sin bus-
carlo, nos lleva de la imagen del mundo tridimensional a una ima-
gen de otras varias dimensiones por lo cual ese prodigio todavía no
puede ser explicado por la ciencia, y esto precisamente es lo que
más enfada, y molesta, a ciertas personas en una era tan científica
y tecnológica como la actual.
Para las personas que ignoraban qué son realmente las psico-
fonías es conveniente conozcan ahora algunas cosas que suceden,
o que han sucedido, fuera de nuestras fronteras con relación a las
mismas. En el Aula Magna de la Universidad de Berna, la Asociación
Suiza de Parapsicología distribuyó, el 24 de febrero de 1973, los
cuatro primeros premios correspondientes al año 1972. Pues bien,
el segundo premio le correspondió al padre Leo Schmid, católico,
del cantón de Argau, párroco de Oeschgen, en reconocimiento a sus
investigaciones, de fundamental importancia, acerca del fenómeno
de «las voces» registradas en cintas magnetofónicas. Precisamente
por la seriedad y completo control con que dicha sociedad ha lle-
vado a cabo las investigaciones, la «Parapsychology Foudation», de
Nueva York, ha querido financiar generosamente los trabajos de
84 J. ROCA MUNTAÑOLA

investigación del año 1973 efectuados por dicha Asociación Suiza


de Parapsicología.
En el IV Congreso Internacional de Parapsicología de Cam-
pione (Italia), en marzo de 1972, fueron presentadas sendas ponen-
cias que merecieron especial atención de la Asamblea sobre «comu-
nicaciones de origen desconocido registradas en cintas magnetofó-
nicas».
El doctor G. Crosa (1), vicepresidente de la A.I.S.M., presentó
a la consideración de los más renombrados científicos europeos,
reunidos en el Instituto de Metapsíquica de París, un voluminoso
trabajo acerca de sus experiencias personales sobre psicofonías
que llamaron poderosamente la atención, algunas de cuyas hipóte-
sis presentadas entonces están actualmente en estudio.
El 28 de agosto de 1972, el Papa Pablo VI confirió la Gran Cruz
de «Comendador de San Gregorio Magno» a Friedich Jürgenson,
como ya se ha indicado anteriormente, por sus trabajos y estudios
efectuados en la captación de voces y músicas de origen descono-
cido.
Asimismo en el 1 Congreso Nacional de Parapsicología, cele-
brado en Barcelona, en junio de 1973, fue presentada, entre otras
varias, una ponencia de trabajo la cual trataba de una hipótesis
que mereció el beneplácito de la sala y de la Comisión de Estudios,
sobre «Posible emisión de energía del mismo operador en las gra-
baciones psicofónicas, según experimentación», que presenté a la
consideración de todos como verá el lector cuando paso a tratar
cómo se debe trabajar con el magnetófono al efectuar grabaciones
psicofónicas.
Podríamos seguir enumerando noticias y más noticias que ha-
rían interminable este capítulo, pero creo que es de suma impor-
tancia publicar nuevamente cuanto se ha dicho anteriormente, es-
(1) Doctor Giuseppe Crosa, psiquíatra y parapsicólogo famoso en toda Europa,
traductor al italiano del método de Schultz, autor de varios e importantes libros
técnicos sobre Parapsicología Científica; después de una breve intervención en el
ultimo Congreso de Parapsicología, en Génova (Italia), celebrado en el mes de
junio de 1974 (VI Congreso Internacional de Parapsicología), fallecía el doctor
Crosa víctima de un infarto. Toda intervención facultativa, desgraciadamente, fue
inútil.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 85
pecialmente lo que se dijo en la revista Telepatía, de Madrid, en su
número 1. Copio íntegramente (1):

«No es posible dejar de considerar la hipótesis espiritista en


relación con este fenómeno. En síntesis comparativa, tenemos:
»Primero. Cabe señalar, como diferencia fundamental, que el
«médium» deja de ser exclusivamente una persona interviniendo en
un proceso técnico, por lo que por vez primera la suposición de una
comunicación del Más Allá, una vez descartada la hipótesis animis-
ta, se presenta como un hecho físico que permite científicamente
su estudio.
»Segundo. Las voces psicofónicas no están encuadradas en
religión alguna.
Tercero. El contenido teológico de las mismas, con distintos
investigadores y el propio de mis, experiencias, no puede adscri-
birse a la dogmática espiritista.
»Cuarto. Que se está en relación con el Más Allá no es algo
que por principio sea patrimonio de la religión espiritista. Tam-
bién la Iglesia católica patentiza esa presencia en múltiples hagio-
grafías.
»Qunto. La tipología de los médiums difiere de la de los in-
vestigadores. Aquéllos se caracterizan, generalmente, por inestabili-
dad nerviosa y muy mediocre inteligencia, salvo algunas excep-
ciones.
»Sexto. El operador psicofónico nunca se encuentra en estado
de trance.
»Séptimo. En principio, toda persona puede hacer experien-
cias. En el espiritismo, el médium no puede ser uno cualquiera.
En esta breve exposición comparativa no he hecho sino señalar
ciertas diferencias, sin que ello implique juicio explícito alguno
sobre el espiritismo (sic).»

(1) Tesis del profesor don Germán de Argumosa.


86 J. ROCA MUNTAÑOLA

Doctor Konstantin Raudive

Falleció el dos de septiembre de 1974 en su casa de Roemmer-


weg (camino de los romanos), en Bad-Krotzingen (Alemania). Fue
uno de los pioneros en el estudio de las voces del Más Allá. Según
Raudive, la antimateria o antiuniverso de los físicos no sería más
que este Más allá, en el que ninguna de las leyes físicas conocidas
tendría vigencia. Fue el que afirmó, después de 80.000 grabaciones,
que siempre hay una voz «guía» intermediaria, que permite o re-
chaza según qué grabaciones. Esta afirmación, que al principio pare-
cía dudosa, se ha podido constatar en muchos investigadores cons-
picuos.
El rival positivista de Raudive fue el profesor Hans Bender,
de la Universidad de Friburgo, que afirmaba en sus libros y artícu-
los que los fenómenos de las voces y algunos otros, como el de las
piedras u objetos que atraviesan un tejado y no dejan huellas (los
célebres «aportes», tan discutidos desde la metapsíquica de Richet,
Crookes, etc.), no son más que manifestaciones del inconsciente
personal. En realidad, así lo manifestó Bender al principio de estu-
diar las psicofonías. Según dicha hipótesis, quien contestaba a
Raudive, era el mismo Raudive, inconscientemente, desde luego.
Pero hasta la fecha, nadie ha podido explicar cómo «sucede» el
fenómeno, y menos todavía aportar «pruebas». ¿Cómo se explica,
en efecto, desde el punto de vista físico, el hecho de que mi propio
inconsciente pueda tener voz y ésta grabarse en una cinta, sin que
uno mismo lo sepa, sin que otros asistentes la oigan, y todo esto
por encima, o en contra, de la propia voluntad de uno, burlando
todas las leyes conocidas? Desde luego, bastante ilógico.
La pasada primavera hicimos en la «Asociación Española de
Investigaciones Parapsicológicas» de nuestra ciudad, unas psico-
fonías. Dirigió la grabación un reconocido y famoso doctor, conven-
cido totalmente de la tesis anterior. En una de las pruebas, el
indicado doctor hace la siguiente pregunta: «Indicadme: ¿qué debo
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 87
hacer?... » La prueba duró escasamente ocho minutos. Pues bien,
a los pocos minutos de funcionamiento quedaba ya el siguiente
mensaje: «Sé franco...», y unos segundos más tarde: « Vete...! »
Jamás podré creer que su propio «inconsciente» le contestara
«i vete! »; lo normal hubiera sido, «i vámonos! », ¿no creen? Por
otra parte, la voz grabada era de mujer... (Confrontación del hecho:
ocho personas.)
Resulta, pues, mucho más lógico pensar, y más fácil de creer,
que estas voces proceden de seres que en vida fueron personas como
nosotros, y que ahora pertenecen a otro estadio, y son como restos
anímicos constituyendo un paso más en la evolución del ser huma-
no hacia el conocimiento de lo que solemos llamar el Más Allá,
que deformar la estructura misma de la materia en un extraño afán
de explicar lo que, humanamente, es inexplicable.
Sí, como decía Raudive: hay que seguir a la escucha del an-
tiuniverso y comprobaremos que realmente existen antimundos sin
tiempo, la «antimateria y antiuniverso» de los físicos, donde la
ciencia de mañana nos dará, quizá, la justa respuesta a este gran
misterio.
A Konstantin Raudive, uno de los primeros, por no decir el
primero, de los investigadores de esta fantástica verdad, deseamos
fervientemente haya encontrado ya su bien ganada parcela de eter-
nidad, como muy bien decía Vintila Horia, para que pueda seguir
ayudándonos desde la otra orilla a descubrir un día la realidad de
unos conocimientos que ahora sólo intuimos..., inmenso continente
sin explorar, donde habremos de llegar y cuyas fronteras y conte-
nido nos están prohibidos, por lo cual todavía nos son descono-
cidos.

«Konstantin Raudive ha muerto.'> Artículo escrito por don


Germán de Argumosa, de Madrid, y publicado en la revista Ecos
de Parapsicología, n.° 3, correspondiente a noviembre de 1974, que
reproducimos íntegramente por creerlo de interés para el lector:
88 J. ROCA MUNTAÑOLA

«El 2 de septiembre fallecía en Bad-Krozingen (Alemania Fe-


deral) el doctor Konstantin Raudive. La noticia de su muerte me
llegaba cuando aún vibraba dolorosamente en mí la imagen de
otro amigo muerto: el doctor Giuseppe Crosa.
»Konstantin Raudive (Constantino, como a él le gustaba que
yo le llamase castellanizando su nombre), fue un enamorado de
nuestra patria. Emocionaba oírle hablar de España, cuya cultura y
costumbres conocía profundamente. Había traducido al letón las
obras completas de Cervantes. También vertió a su lengua natal a
Valle Inclán y a García Lorca, entre otros.
«Cuando en 1936 recibió de Ortega y Gasset su doctorado en
Filosofía, éste le dijo: "Por su tesis, Raudive, yo le concedería dos
doctorados." Siempre que contaba esto, sonreía después con un
gesto de vergüenza por lo que pudiera tener de vanidad. Yo creo
que esa estimación de nuestro filósofo fue lo que más le había
halagado en su vida. Era además, doctor en Filosofía y Psicología
por las Universidades de París, Uppsala y Edimburgo. Hablaba,
aparte de letón y castellano, ruso, alemán, inglés, francés, sueco e
italiano. Habían publicado varios libros sobre Parapsicología, Filo-
sofía e Historia.
»En el campo de -la Parapsicología, sus investigaciones psico-
fónicas, iniciadas en 1960, le dieron merecido renombre universal.
Con Raudive se ha abierto un nuevo capítulo en la fenomenología
paranormal. A él se debe la atención que en el mundo entero se
está prestando a estas inquietantes voces de origen desconocido
que se graban en cinta magnética y que llegan incluso a responder
a nuestras preguntas.
«Conocí personalmente al doctor Raudive con motivo de estas
investigaciones, y periódicamente le visitaba en su casa de Bad-Kro-
zingen, colaborando con él tan estrechamente que quiso incluir un
trabajo mío en su último libro, Überleben wir den Tod?, en el que
también se hace referencia a otras investigaciones realizadas con-
juntamente sobre voces paranormales registradas en un periquito,
en Hamburgo. Desgraciadamente, por encontrarme en América, no
pude asistir a la última sesión de estudio, con otros parapsicólogos
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 89
invitados, en agosto último. Había estado con él no hacía mucho
y su salud se encontraba muy quebrantada. Nos hicieron varias
fotografías en su estudio y paseando por el campo. Cuando quiso
salir en una de ellas dándome un abrazo, tuve la impresión de que
no volvería a verle más. Entonces, como si hubiera percibido mi
intuición, dijo algo que me afectó vivamente: "Nos volveremos a
encontrar." Yo, como si no hubiese captado el sentido, le respondí:
"Claro que sí, Constantino. Tú aún has de vivir muchos años."
Sonrió agradecido, pero escéptico.
»Tengo cerca de mí, en mi despacho, un cuchillo de monte. Me
lo regaló hace unos dos años. Todos los muchachos letones reciben
uno igual al llegar a determinada edad, y este cuchillo sólo se inter-
cambia con el del mejor amigo, con el amigo que ha demostrado
verdadera fidelidad. Se trata de una costumbre muy antigua.
»Cuando Raudive me hizo entrega del mismo afirmó, visible-
mente emocionado: "Hace veinte años que lo tengo conmigo. Fue
de mi último amigo. Ahora quiero que sea tuyo." Al rememorar
aquellos momentos me llega la imagen de su bondadosa sonrisa,
de su mirada aguda, inteligente, de su andar ya cansado, de su
abrazo en la última fotografía..., y pienso en su esposa, la ilustre
escritora Zenta Maurina, mujer también excepcional.
»Yo espero que, algún día, Constantino, algún día, ya sin horas
ni minutos, te pueda devolver tu cuchillo de monte, el que te diera
tu último amigo. Porque como tú me dijiste ayer, "nos volveremos
a encontrar".. . »
CAPITULO QUINTO
Todo es pensamiento, y nada hay fuera
del pensamiento; las cosas son lo que son
los pensamientos; las cosas subjetivas
del conocimiento son también formas ob-
jetivas de la realidad.
HEGEL

Cómo se efectúan las psicofonías

La forma de trabajar viene a realizarse en todas partes de la


misma manera. Se efectúan las grabaciones a altas horas de la no-
che, cuando no funciona la televisión y el silencio es prácticamente
total. Los sitios ideales para grabar son pueblos de alta montaña,
casas de campo o chalets, mansiones todas ellas más o menos apar-
tadas de núcleos habitados.
La persona que realiza, o dirige el experimento, se concentra
—generalmente se trata de grupos de cuatro o cinco personas—
ante el magnetófono, que se pone en marcha como si se tratara de
grabar una conferencia. No hay técnicas especiales ni misteriosas.
El micrófono, apartado al máximo del magnetófono (motor) y
colocado sobre un pequeño almohadón, ropa, etc., a fin de evitar
posibles vibraciones, abierto, a toda su potencia de grabación, y
dejando que gire la cinta normalmente. Si hay más de uno, que
estén apartados los magnetófonos, y téngase bien presente: gra-
bar al máximo de potencialidad de cada aparato.
Antes de empezar una grabación se recomienda desconectar
cualquier aparato eléctrico de la casa, parar los relojes de pared,
sobremesa, frigorífico, teléfono, timbres, etc., en un radio de vein-
ticinco metros como mínimo. Mientras dure la grabación nadie
debe hablar evitando asimismo el menor ruido, por ligero que sea.
El silencio debe ser total. Después de un tiempo, que puede fijarse
entre cinco y ocho minutos como máximo, el investigador que din-
94 J. ROCA MUNTAÑOLA

ge la grabación debe dar por terminada la prueba —en voz alta— y


la grabación. Al empezar debe indicarse también en voz alta la
prueba que se va a efectuar, fecha, hora, lugar y nombre de las
personas asistentes. También recomiendo tomar nota de la tempe-
ratura, al empezar y al terminar, estado del tiempo (seco, húmedo),
y cuántos detalles se crea pueden ser, en cualquier otro orden de
estudio, de alguna utilidad, o como mínimo curiosidad (1).
Siempre es conveniente —particularmente lo creo indispensa-
ble— tener un programa bien definido antes de empezar la graba-
ción, o grabaciones. Al finalizar la, o las, pruebas, indicarlo tam-
bién, así como tiempo invertido en cada una de ellas.
Efectuada la primera prueba, supongamos de cinco minutos,
se procede a rebobinar la cinta y se pasa a la escucha (la escucha
es un verdadero arte), lo que al mismo tiempo debe efectuarse
desde diferentes ángulos de la habitación o lugar donde se ha
estado grabando, cosa que la práctica les demostrará en más de
una ocasión que es muy conveniente, pues así se pueden escuchar,
desde diferentes ángulos, las palabras o ruidosos dudosos, y cada
cual debe anotar en un papel lo que oye, sin decir nada en voz alta,
a fin y efecto de no influir en las otras mentes.
Como se ha dicho, se trabaja al máximo de potencialidad del
aparato, tanto en la grabación como en la escucha de la cinta.
(1) Instálense dos o tres buenos termómetros. A veces, en fracción de minutos,
la temperatura sufre un descenso notable, como en experimentación espiritista en
las célebres séances, que tuvieron la virtud de reunir en un mismo plano de in-
vestigación científica al astrónomo Comas y Solá, a los doctores Sánchez Herrero,
Otero Acevedo y Melchor Farré. (Todos ellos, hay que decirlo, terminaron por
rechazar el espiritismo como dogma y como práctica, pero sí realizaron fantásticos
experimentos sobre las causas que, a su entender, provocaban los fenómenos, y
entre ellos, los descensos de temperatura.)
Parte del equipo utilizado por los investigadores modernos de los fenómenos
psíquicos son los siguientes objetos: un convertidor de imágenes a rayos infrarro-
jos, que el investigador utiliza para observar cualquier «objeto» que esté empla-
zado más allá del alcance visible de la luz. Un termómetro especial para detectar
cualquier descenso de la temperatura. Ello sucede con cierta frecuencia cuando
se presentan ciertas «apariciones». Un transformador, a fin de poder utilizar
cualquier voltaje de energía eléctrica, y una serie de aparatos como un oscilador
de frecuencia, auriculares, trompeta, antena con capacidad de detección de cambio,
etc. (Para detectar cualquier agitación en la atmósfera, al ser enfocada por la
«trompeta», es recogida por las antenas. El investigador, con auriculares, oye una
alteración en el latido regular que emite el oscilador de frecuencia.) Etc., etc.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 95
Cualquier aparato es bueno, pero en algunas marcas su motor es
más silencioso que en otras, y esta clase de aparatos precisamente
deben ser los preferidos para estas experiencias. A pilas o a corrien-
te, es lo mismo; pero si se trata de a pilas, es conveniente que sean
nuevas, y las cintas de la mejor calidad, comprobadas y precintadas.
Una vez rebobinada la cinta se pasa a la escucha, como se ha
indicado; pero la práctica de los años aconseja el uso de cascos
auriculares que por una parte amplifican lo grabado, y por otra
aislan de posibles ruidos exteriores. También son convenientes
ciertos filtros y otros aparatos anexos que no indico, para no hacer
propaganda de los mismos, pero que encontrarán en cualquier co-
mercio, especialmente si graban con magnetófonos de cuatro o más
pistas, que son los indicados en plan de auténtico estudio (1).
En algunos casos, especialmente al principio, la cinta queda en
blanco (técnicamente llamado rumor blanco). Repetir la operación,
pero no debe aprovecharse jamás el pedazo de cinta anterior, aun-
que nada haya quedado grabado. Si otra vez la experiencia es ne-
gativa, dejarlo: otro día será. Hay que tener mucha paciencia.
Cuando Raudive tuvo las primeras experiencias con Jürgenson,
había transcurrido diecisiete días de pruebas sin ningún resultado
convincente, excepto murmullos y algún que otro disílabo. Pero
según contaba Giuseppe Grazzini en Blanco y Negro (diciembre de
1970), un día se le ocurrió invocar mentalmente a la que había
sido la secretaria de su mujer y que había muerto recientemente.
«Aquello fue un auténtico ruego, pues tenía necesidad —dice Rau-
dive —de una confirmación o total fracaso, pues no podía seguir
por más tiempo en aquel mar de dudas.»
Por vez primera aquello no era fruto de una casualidad, y por
otra se trataba de un fenómeno objetivo, pues habían quedado unas
voces grabadas que nadie había oído pronunciar allí. Si pudo o no
influir la invocación de Raudive después de dos semanas de cons-
(1) En plan de auténtico estudio, los aparatos deben ser de óptima calidad, de
cuatro o más pistas, y cinta magnética especial (Chromdioxid —cr02--14iFi), de
Badjsche Anilin & Soda Fabrik AG. Convienen también amplificadores, filtros espe-
ciales, altavoces, auriculares de casco especiales, etc. A ser posible, es conveniente
la asistencia de un técnico electrónico.
96 J. ROCA MUNTAÑOLA

tante trabajo y fracasos, ésta era una cuestión de vital importancia


en el futuro de la experimentación.
Es fácil comprender la reacción y la forma de pensar en aque-
llas personas, científicas la mayoría de ellas, y en tales circunstan-
cias, porque lo que se estaba debatiendo era muy serio. Y se pre-
guntó Raudive: ¿Era todo aquello motivado por el suconsciente
de ellos mismos en tales circunstancias? ¿Se trataría de una energía
totalmente ignorada hasta entonces, pero humana, somática —o
psicosomática más bien— la que realmente, por un procedimiento
electromagnético ignorado había grabado?
¡ Pero había quedado grabado lo imprevisible! «Nosotros esta-
mos muy lejos»..., dando a entender que entes de otra dimensión
habían querido demostrar en aquella ocasión que eran realmente
una fuerza viva e independiente que podía grabar a su antojo, y en
cualquier ocasión, demostrando «físicamente» lo que tanto ha ve-
nido preocupando desde tiempo inmemorial a gran parte de la
Humanidad.
La fría realidad es que el aparato graba palabras, y posterior-
mente hay quien ha conseguido auténticos mensajes, que ninguno
de los presentes ha pronunciado ni oído. ste es el hecho alucinante
para algunas personas. A veces estas palabras grabadas contestan
a pensamientos de personas que asisten a la reunión como vulgares
curiosos, hasta incrédulos, como sucedió en una grabación que
efectuamos esta primavera en Montserrat, y a una persona de nues-
tro grupo le indicaron la conveniencia de una inmediata confesión.
Casos así emocionan, y verdaderamente inducen a pensar en la
importancia de estos fenómenos.
Pero en otras ocasiones lo que queda grabado es totalmente
incoherente, o máximo la plasmación de unos hechos pasados,
como se ha indicado anteriormente; también en otras quedan gra-
bados conciertos musicales desconocidos, o bien repique de cam-
panas de variada tonalidad que no existen en el lugar, y que nadie
ha oído antes. Por cierto que fui testigo de un hecho muy curioso,
junto con otras personas que formaban nuestro grupo de trabajo.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGfA 97
Cierta noche, mientras estábamos grabando, nos llamó la atención
una campanilla de sobremesa, antiquísima, que estaba encerrada
en una vitrina cercana, junto con otros muchos objetos de gran
valor, la mayoría de factura oriental.
Particularmente me llamaba la atención lo primoroso de su
trabajo de cincelado, su antigüedad, así como la procedencia, que
al parecer era ignorada. Dicha vitrina estaba bien cerrada con llave,
llave que no estaba en la estancia, sino muy bien guardada en la
caja fuerte.
Pues bien, al rebobinar la cinta, en una parte de la misma,
casi al final, dos minutos antes de finalizar, quedó grabada la
siguiente frase: «Siglo XIV, Japón», y al mismo tiempo, durante
siete segundos, de forma clarísima, se oyó un dulce campanillear
que fue en aumento durante algunos segundos, tintineo que más
tarde, cuando al fin se pudo abrir la vitrina, comprobamos que era
el mismo de la campanilla que entonces teníamos en las manos,
examinándola y admirándola.
Hechos parecidos, pero en otro orden de experimentación, se
han repetido muchísimas veces cuando la metapsíquica, y en la
época de los grandes médiums. Hay hechos parecidos descritos en
obras de Richet, Flammarión, Ehrenwalld, Crookes, Aksakof, Boz-
zano, etc., y especialmente los muchos casos que se cuenta provoca-
ba el médium Daniel Douglas Home (1833-1886) en sus variados
experimentos personales, que fueron descritos y avalados por ver-
daderos científicos, algunos de los cuales constan con toda clase
de detalles en el célebre Manifiesto de los Treinta y Cuatro cientí-
ficos, efectuado en el Instituto Metapsiquico Internacional de París,
reseñados por Guzik (de noviembre de 1922 a mayo de 1923), pues
se hicieron demostraciones con instrumentos de música, hasta pia-
nos, encerrados bajo llave, y a cuyas demostraciones asistieron pro-
fesores de Medicina y Derecho, miembros de las Academias de
Ciencias y de la Academia Francesa, psiquíatras, psicólogos y escri-
tores, algunos de gran fama, ingenieros y técnicos de la Policía,
etc., los cuales expresaron su opinión en nombre de todos los asis-
tentes, en un informe prudente y mesurado, pero muy positivo,
7 EN LOS CONV1ES
98 J. ROCA MTJNTAÑOLA

que fue llamado, y así es conocido en el mundo entero, como el


Manifiesto de los Treinta y Cuatro Científicos (1).
Hay un acto que se repite muchas veces y llama la atención
de los técnicos. Hay declaraciones cortas, que a veces se interrum-
pen en medio de una frase como si se acabara la energía antes de
tiempo... Hay también partes oscuras y consejos incomprensibles,
(1) El manifiesto de los Treinta y Cuatro Científicos. - He aquí los términos
esenciales del mismo:
1.0 Control del médium. «El médium era desnudado en presencia por lo menos
de dos de nosotros, antes de entrar en la sala de sesiones, y revestido de un pijama
sin bolsillos. Durante las sesiones estaba cogido por las dos manos, con el meñique
de cada una de éstas enlazado al meñique de la mano ccrrespondiente de cada uno
de los dos controles. Además, una cinta muy corta (longitud: justa, la indispensa-
ble), doblemente precintada (marchamo de plomo aplastado por una tenaza con las
iniciales del I.M.I.), unía la muñeca derecha y la muñeca izquierda del médium
a las muñecas izquierda y derecha de los controles. Esta ligadura era inviolable
(no había más remedio que cortar la cinta para liberar las manos del médium)
y hacía imposible el uso de sus manos, aunque no hubiesen éstas estado sujetas.
Los controles aseguraban el contacto perfecto y permanente de su cuerpo, espe-
cialmente del pie y la pierna, con el cuerpo, las piernas y los pies del médium.
»Comprobamos todos que durante todo el tiempo que duraban las sesiones, el
médium permanecía absolutamente pasivo. Cuando se producía un fenómeno im-
portante, su cuerpo y sus manos tiritaban; pero jamás iniciaba el más mínimo mo-
vimiento. Por excepción, se le ocurría de vez en cuando llevar hacia atrás, todo lo
más lejos de sí que podía, la mano de uno u otro de los controles para permitir a
éste comprobar ciertos fenómenos descritos más adelante.
»2.1 Control de los experimentadores. Todos los experimentadores estaban
cogidos de las manos y unidos, muñeca con muñeca, por cadenas o por candados,
tan cortos como fuese posible.
»3.» Control de sala. Las puertas de las salas donde tenían lugar las sesiones
eran cerradas con llave desde dentro y precintadas por medio de tiras pegadas y
firmadas por alguno de nosotros. La placa metálica protectora de la chimenena es-
taba igualmente, etc., etc.»
He querido dar una somera idea de cómo empieza El Manifiesto de los Treinta
y Cuatro Científicos. Dicho manifiesto, firmado por treinta y cuatro científicos,
entre ellos, y como botón de muestra, el doctor Stéphen Chauvet, laureado con
la medalla de oro de los hospitales de París; doctor Cunéo, profesor de la Facultad
de Medicina; doctor Gustave Geley, ex interno de los Hospitales de Lyon, laureado
por la Facultad de Medicina; A. de Gramont, doctor en Ciencias, miembro del
Instituto de Francia; comandante Kelier, del Estado Mayor del mariscal Fayolle;
Sir Oliver Lodge, miembro de la Sociedad Real de Inglaterra; doctor Osty; doctor
Richet; Marcel Prévost, miembro de la Academia Francesa y del Instituto de Fran-
cia, conjuntamente con Richet; profesor Santoliquido, representante de las Ligas
de la Cruz Roja ante la Sociedad de Naciones, etc., etc.
Se recomienda su lectura, que íntegra la encontrarán en Inventario de lo sobre-
natural, de Robert Tocquet. (Enciclopedia Horizonte, Plaza & Janés.) Comproba-
rán que ya entonces se tomaban «toda clase de precauciones», existiendo y com-
probando fenómenos que no tenían explicación científica alguna, como sucede
actualmente a pesar del tiempo transcurrido y de los medios científico-tecnológicos
actuales.
EN LOS CONFINES DE LA PABAPSICOLOGLA 99

así como promesas de ayuda que dirigen a una persona determina-


da, y que generalmente no es la autora o dirigente de la experimen-
tación: «Fulano, cuídate.» «No fumes tanto»; o bien: «No puedo
contestar, no me autorizan.» Se hacían ciertas preguntas muy con-
cisas y determinantes, o bien contestaban tajantes: «No preguntes,
ten humildad...» También frases como «En Dios está nuestra forta-
leza», etc. A veces, las contestaciones eran en idiomas que nadie
de los allí presentes conocía; como es el caso de una cinta en
vasco, otra en árabe... También existen grabaciones en que se pre-
dicen acontecimientos que sucederán, y que posteriormente, total-
mente maravillados, hemos podido comprobar. En otras dicen co-
sas que en aquellos instantes están sucediendo a muchos kilóme-
tros de distancia (1). Por último, hay casos, no frecuentes, que lo
que dicen dichas voces no tiene la menor lógica lo que realmente
desconcierta, y también hemos podido comprobar que en algunas
ocasiones tienen cierto humor...
Que estos hechos ocurren sin el menor truco, o mala fe, es
(1) Existe una grabación en la que se oyen gritos de socorro, el ulular de las
sirenas de los coches de ambulancias, bomberos y de la Policía. Se trataba de un
serio accidente que horas más tarde nos informaron hacia sucedido en Benicarló
(Castellón). Fue el 23 de febrero de 1973, entre las 11,30 y las 12 de la noche. Al
parecer por explosión de la caldera de una fábrica, que costó la vida a cuatro
personas.
La grabación se había efectuado aproximadamente en aquel mismo tiempo, pero
en Vendreli, en casa de doña Candelaria Simón, viuda de Marqués. En la psico-
fonfa, que existe y no se ha borrado, lo que sucede a veces a los pocos meses de
una grabación paranormal, se oyen perfectamente gritos de dolor y órdenes de
mando, o sea voz humana. Desde cualquier ángulo en que se enfoque su estudio,
es un caso que físicamente es totalmente imposible; desde Vendreli no se puede
grabar lo que está sucediendo en una población tan distante como Benicarló.
Físicamente, pues, imposible; pero ¿entonces...? Una vez más tenemos una
prueba fehaciente de una grabación paranormal indiscutible, y la finalidad de la
misma no es cuestión de tratarla ahora. Para nosotros ya estaba totalmente descar-
tada, por nuestra propia experimentación, aquella remota posibilidad del «incons-
ciente excitado» por hechos telepáticos indirectos (hipotéticos) que formuló un
día, muy alegremente, cierto neuropsiquíatra de nuestra ciudad, pero que no había
efectuado jamás una psicofonía, como tuvo que reconocer más tarde.
El aspecto total del problema de las psicofonías —hay varios aspectos—, como
se comprenderá, es mucho más complejo y difícil de lo que algunos se imaginan.
Ante todo, hay que aceptar el hecho. El hecho sucede así, lo comprendamos o
no, y sean o no falsas nuestras perspectivas de enfoque del problema, pues la casi
totalidad de estos fenómenos paranormales no se hallan en el plano ontológico de
los efectos, ya que su causación es desconocida, pues trasciende nuestro espacio
tridimensional.
100 3. ROCA MUNTAÑOIA

cosa fácil de comprobar siempre. Desde hace cerca de tres años


vengo asistiendo a muchísimas experiencias de colegas en las con-
diciones de trabajo más diversas en todos conceptos, hasta con
personas de muy diversa condición social. También creencias reli-
giosas varias, edad, estado, e incluso motivaciones de trabajo dife-
rentes: desde la vulgar curiosidad, al propósito científico o místico
más severo. Los resultados casi siempre fueron positivos. Pero el
mayor porcentaje de éxito fue en reuniones donde asistían perso-
nas de auténtica espiritualidad, deseosas de que dichas experiencias
fueran positivas, detalle éste que tiene mucha importancia.
Las voces masculinas o femeninas varían desde la emisión agu-
da, casi silbante, hasta la sumamente bronca. Antes de toda graba-
ción se advierte previamente que se va a producir la misma, pues
hay un preaviso, como un crip! y otros ruidos característicos re-
gistrados en casi todas las cintas. Estos i crips! son observados por
los más experimentados investigadores de toda Europa, cosa que
hemos podido constatar centenares de veces. Entonces el aparato
da la sensación de que vibra, como si en aquellos momentos entrara
una energía desacostumbrada y que es la que seguramente graba
por un procedimiento que todavía ignoramos.
Y puede suceder entonces que las palabras grabadas parecen
muy antiguas; otras veces a lenguas desconocidas; la construcción
de las frases transmitidas en las lenguas corrientes presenta a ve-
ces singulares alteraciones gramaticales; el ritmo de estas voces
es completamente diferente del ritmo de la normal comunicación
humana, y se puede decir también que casi siempre es muy rápido,
pero no es sólo esta velocidad lo que más impresiona a quien escu-
cha los mensajes.
En las psicofonías hay una realidad de la que uno debe conven-
cerse, por más escéptico que sea; el oído humano nunca ha podido
percibir las voces en el momento de su grabación, por más atento
que se esté, y sin embargo, las recoge el micrófono para que puedan
quedar grabadas en la cinta, aunque posiblemente el micrófono no
sea indispensable, pues sin él también se han conseguido.
Hemos dicho que hay una gran rapidez en la emisión de los
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 101
fonemas, especialmente al principio, pero con el tiempo las cosas
mejoran muchísimo. Hay también como un ritmo ondulante, anor-
mal, a veces melódico en algunas grabaciones. También hay un
hecho a tener en cuenta: cuando hay varios aparatos grabando, no
siempre quedan las mismas voces y los mismos mensajes grabados,
pues se han dado casos de una gran variedad de ellos en un mismo
grupo de personas. No tienen tampoco prejuicios en la sintáxis
usual, y los mismos disílabos suelen aparecer partidos, pronuncia-
dos en dos tiempos.
En una de las primeras psicofonías que hicimos en el pueblo
de Santa Oliva (Tarragona), dentro de una cueva particular, la pa-
labra «tumba» nos quedó grabada así: «Tum-ba», y así otras varias
que nos desconcertaban. Se observan también distorsiones inexpli-
cables al principio, y algunas veces hay rectificaciones posteriores,
efectuadas por otra voz más potente, y las deficiencias del principio
son rectificadas consiguiendo una modulación casi perfecta.
Hay investigadores que al tratar estos casos y matizando sobre
estos estudios han llegado a la conclusión, después de infinidad de
pruebas, que si bien al principio sólo se trataba de frases sin senti-
do, llega un momento en que aparecen auténticos mensajes, con-
testando a preguntas, y llamándonos por nuestro nombre con mani-
fiesta simpatía. Es entonces cuando realmente se obtienen respues-
tas a preguntas que sólo fueron pensadas antes de efectuar la
grabación.
El especialista alemán Theodor Rudolph, que ha alcanzado
gran renombre en el campo de la alta frecuencia, decía al respecto:
«La verdad es que cuando se ha empezado a trabajar en estos casos,
cuando se han escuchado miles de grabaciones, ya no es posible
detenerse.» (Rudolph tenía, en 1972, cerca de 90.000 grabaciones.)
Ahora bien; en algunos casos nos consta que se han podido
constatar extrañas reacciones de las voces amigas en contestar a
ciertas preguntas, quizá por la índole de las mismas, o bien por-
que está presente alguna persona a la que demuestran marcada
antipatía, llegando hasta negarse a contestar. Si a requerimientos
nuestros nos lo decían, e insistíamos nuevamente en grabar, la
102 J. ROCA MIJNTAÑOLA

mayoría de las veces sucedía que toda la cinta quedaba en blanco,


y nos costaba muchos días el conseguir una nueva grabación.
Jamás pudimos saber el «porqué» de aquella antipatía, pero
sí recuerdo que una vez, ante mi insistencia, quedó grabado lo
siguiente: «No preguntes.» Fue una buena lección.
En las pruebas psicofónicas recomendamos que no asistan
niños ni personas muy sugestionables, y menos enfermas. «Es
fácil advertir la peligrosidad del fenómeno en casos parecidos. Apar-
te de otros riesgos presumibles, tengamos en cuenta los efectos
psicológicos que pueden producir en algunos cierta obsesión poste-
rior, y también el temor es posible que alcance niveles patológicos,
incluso en hombres que hayan demostrado valor en muchas cir-
cunstancias de la vida», decía don Germán de Argumosa. Como sea
que personalmente he sido testigo últimamente de dos casos pa-
recidos, creo que el consejo dado no debe ser olvidado en ninguna
circunstancia.
Las psicofonías, ni son un pasatiempo ni un vulgar juego.

El profesor Schneider, catedrático de Física de St. Gallen (Sui-


za), expuso la teoría de que en la grabación el micrófono había
experimentado estar accionado directamente, desde una gran pro-
ximidad. La señal parecía inducida de manera directa, electromag-
néticamente, en la conducción del micrófono. «De todas formas
—terminaba el citado profesor—, no considero en la actualidad
que estos estudios sean un problema operativo importante, sino
una cuestión básica de comunidad de ideas con el otro mundo.»
Asimismo se ha comprobado ya infinidad de veces, tanto en
España como en el extranjero, que las cintas quedan impresionadas
igualmente estando el aparato encerrado dentro de una caja O
jaula de Faraday, excluyendo así el proceso electromagnético que
tanto ha preocupado a los científicos. Asimismo se han conseguido
grabaciones sin micrófono en presencia de destacados técnicos en
electrónica, y fueron confirmados nuevamente los resultados obte-
nidos con anterioridad en Alemania y Suiza.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGíA 103
Hay una teoría muy curiosa que deseo hacer constar aquí,
emitida por el doctor en Física Nuclear, Bernard Anderson, de Kó-
ping (Suecia), y que es la siguiente: «Creo que hay un mundo para-
lelo que se cruza de contiguo con nuestro mundo vital más íntimo.
Esta posibilidad ha sido considerada hace décadas por la ciencia.
Sin embargo, no se pensaba entonces de modo directo, como ahora,
en el Más Allá, y que atraviesa nuestra esfera íntima, sin que duran-
te mucho tiempo estuviéramos en condiciones de comprenderlo.
Ahora, casi parece un hecho cierto.»
Por cierto que uno de sus métodos de trabajo ha dado muy
buenos resultados, y lo recomiendo a los estudiosos que hayan
logrado buenas grabaciones. El sistema es el siguiente: se efectúa
primeramente una pregunta concisa en voz alta y se deja durante
unos tres minutos, o sea un buen espacio de cinta, para que «las
voces desconocidas)> puedan efectuar la contestación. Esto se puede
repetir tantas veces como preguntas se quieran hacer. Al reproducir
la cinta grabada, en las pausas, entre pregunta y pregunta, se es-
cuchan generalmente las respuestas, o la negación a contestarlas,
y algunas veces hasta los motivos que tienen.
Según sea la rapidez conseguida en contestar, se podrá aprove-
char más la cinta, o sea, que en lugar de un espacio de tres minutos
en algunas personas les bastará escasamente un minuto. Todo
depende de la ley de afinidades, que también existe con las voces...
y nosotros mismos. Un inciso: no hagan nunca preguntas sobre
el futuro. Generalmente no las contestan, y es muy natural. Pero...
Se puede afirmar sin la más mínima exageración que la ciencia
ha comparado la existencia real del fenómeno de las psicofonías
tratadas científicamente en cuanto a importancia real, con la misma
física atómica. El hecho es hoy aceptado totalmente por la mayo-
ría de investigadores que han trabajado en ello sin recelos, pues
hasta el mismo ingeniero electrónico vienés, Franz Seidl, después
de haber examinado muy detenidamente los principales sistemas
de recepción, presentó su invento, el «Psychofon», aparato desti-
nado a eliminar las interferencias que estorban la escucha, por un
lado, y a dar más «fuerza» a la «energía» desconocida que graba
104 J. ROCA MUNTAÑOLA

los mensajes. Y desde luego, con dicho aparato parece que se nota,
según me informan, una gran mejoría en la recepción de mensajes.
(Uno de estos aparatos está aquí, en Barcelona.)
Por primera vez en la historia del hombre, se está buscando
la posibilidad de comprobación práctica y totalmente científica
de algo maravilloso que siempre se había buscado, pero muchas
veces por caminos equivocados y poco científicos.
Nos encontramos ante una manifestación de energía, energía
que no pretendo definir, pues no soy científico, pero que evidente-
mente existe y está en situación de grabar. De dónde viene, y de
qué tipo es, son preguntas todavía imposibles de contestar, aunque
se está trabajando incansablemente en todo el mundo, pero silen-
ciosamente, sin publicidad. También es grato saber que estos estu-
dios científicamente tratados —para la ciencia no hay fronteras—
son gratos a la misma Santa Sede como dijo el padre Leo Schmid.
Es obvio que la Iglesia católica tiene motivos para ser mucho más
cautelosa que nadie, pero el problema es demasiado candente para
que pueda ignorarlo, pues son incalculables las grabaciones exis-
tentes en todo el mundo.

Ahora al terminar este capítulo, permitidme que me dirija


preferentemente a los parapsicólogos científicos, especialmente a
los físicos. Reconozcamos, unos y otros, y creo que estaremos de
acuerdo, que en la mayoría de los casos, los fenómenos parapsicólo-
gicos se mueven dentro del terreno de las hipótesis. Dentro, pues, de
este enorme campo, hay aun entre los científicos ortodoxos, varias
tendencias. No obstante, la mayor parte opinan, cada vez con ma-
yor firmeza, que la causación de los fenómenos paranormales, o
considerados como tales, no se halla en el plano ontológico de los
efectos; es decir, trasciende realmente nuestro espacio tridimen-
sional. Por lo tanto, toda afirmación, sea la que sea, es gratuita.
La respuesta a este misterio nos la dará la misma evolución hu-
mana, o sea, la ciencia del mañana, pues la mente humana com-
prenderá lo que hoy inconscientemente niega.
CAPITULO SEXTO
La credulidad es el atributo de los ig-
norantes; la decidida incredulidad, el de
los sabios a medias; pero la duda metódi-
ca es de los hombres instruidos.
CAMUS.

Síntesis de todo un conjunto de experiencias personales.

Las voces muestran siempre un tono que se hace inconfundible


y al mismo tiempo su rápido ritmo lo hace peculiar. A veces hay
voces que intentan impedir una grabación y contradicen a otras
voces irresponsables. A veces estas voces se muestran broncas y
desagradables; en otras rezuman una fina ironía, pero también se
muestran desenfadadas y gastan bromas. Las voces llegan desde el
espacio, contestan nuestras preguntas, nos dan consejos, pero con
las que no podemos tener contacto sino a través de la cinta de un
magnetófono. Son voces como llegadas de otro mundo, poco cla-
ras, de resonancia extraña, expresándose en pocas palabras, y en
muchos idiomas a la vez, y que dan cuenta a veces, del mundo del
Más Allá. Pero realmente ello sucede pocas veces. Hay frecuentes
alteraciones gramaticales y sintácticas que llaman la atención, y
muchas de ellas tienen su propia construcción, y su especial lógica,
que parece indicar un estado de cosas totalmente desconocido. Mu-
chas veces quedan grabadas palabras caídas en desuso; palabras
antiguas, de formas arcaicas Su ritmo, por lo general, es diferente
del ritmo de la normal comunicación humana. El timbre de voz que
queda grabado, es senzimetálico siempre.
Se han notado algunas veces acordes de instrumentos que pare-
cen de cuerda, y que pasan sólo en pocos segundos. En otras quedan
grabadas músicas de una composición y belleza únicas. Aquí sí que
podría preguntar al mundillo de la ciencia oficial que no admite lo
de las voces, y si lo admite hoy, lo considera como un fenómeno
directamente relacionado con nuestro inconsciente: ¿Qué explica-
108 J. ROCA MUNTAÑOLA

ción, «científica», podrían darme, cuando en la cinta nos queda


grabada una música de composición y belleza incomparables se-
gún los entendidos? Y añado: con la particularidad de que ninguno
de nosotros sabía música; y para agravar más el caso: en cuatro
generaciones nadie de nosotros había tenido un músico en su fami-
lia. ¿Descartados los genes...?
Por otra parte llaman mucho la atención los casos sucedidos en
cintas grabadas a dos mil metros de altitud: oír el ruido de las
olas del mar en un día de temporal; pero es que cuando se efectuó
la grabación era un día primaveral, a pleno sol, sin el menor viento
y, desde luego, con un tiempo seco (36 %). También en otra cinta,
grabada en Tivissa (Tarragona), en una montaña cercana al pueblo,
a 450 metros de altitud, nos quedó grabado el ruido de una cata-
rata. También en otra efectuada en la montaña de Montserrat que-
dó grabado el canto de un ruiseñor, que era una verdadera delicia
oírlo; pero lo extraño e inaudito, sucedía a las 11 de la noche. Por
último, a veces nombres famosos de personajes, como Napoleón o
Hitler, pongamos por caso, los mezclan con nombres de santos o
de místicos famosos, haciendo comparaciones que desde luego mor-
tifican. Pero también hay cintas dignas de tener en cuenta, en las que
nos dicen que tenemos un concepto equivocado de la vida, y más
equivocado todavía sobre el alma humana.
Lo suficiente como para desorientar a cualquiera. Suerte que
este estado de cosas sucede pocas veces. Parece como si en ellas
«nos quisieran poner a prueba». Desde luego, el investigador que
empieza a trabajar de firme en las psicoforiías, tiene que tener ner-
vios de acero.
Antes de entrar a tratar de una hipótesis de trabajo que ha
merecido la atención de algunos científicos, quiero hacer constar
algo curioso, y es un hecho constatado por todos quienes se han
ocupado del asunto. Al poco tiempo de trabajar en ello aparece un
personaje-guía, una voz intermediaria. Raudive tuvo desde sus prin-
cipios a una «voz-guía» que se dio a conocer bajo el nombre de
Spidora, de fonética letona, que según consta en sus artículos y li-
bros, le dio muchas respuestas, y ayudó siempre al investigador en
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 109

su trabajo. Lo que creyó sacar en limpio, después de muchísimas


noches a la escucha del antiuniverso, es que realmente existen los
antimundos y que en ellos no existe el tiempo. (Lo contrario sería
ilógico.)
Algunos científicos, como Oppenheimer, afirmaban que la anti-
materia o antiuniverso de los físicos, de la física quántica, no sería
más que este Más Allá, en el que no tienen vigencia alguna las
leyes físicas conocidas. Y parece, aunque ello resulte extraño,
que también allí existen fronteras (aduana» las llamaba Raudive),
donde las almas pasan de un sistema —estadio— a otro, y en don-
de existen controles y también jerarquías.
Alex Schneider, catedrático de Física de St. Gallen (Suiza),
persona profundamente reflexiva, ya que sus juicios responden
siempre a conclusiones de un proceso mental rigurosamente elabo-
rado, según afirmó en cierta ocasión el profesor don Germán de
Argumosa, expuso hace seis años la siguiente teoría, que hemos te-
nido especial interés en poderla comprobar infinidad de veces:
«Se ha observado que en la grabación psicofónica, el micrófono pa-
rece de pronto accionado directamente o desde una gran proximi-
dad.» Pues bien, en ciertas grabaciones «parece que la voz amiga
en ocasiones tenga que consultar a otras jerarquías, o a sus supe-
riores, y según qué mensajes pasan antes por un severo control».
Esto parece un hecho real y nos consta que también lo han
observado otras muchas personas. Es desde luego un hecho aluci-
nante si lo meditamos fríamente. ¿Controles? ¿Ordenes?
Según algunos modernos esotéricos —teósofos y antropósofos,
siguiendo el pensamiento filosófico de las escuelas de los célebres
Blavatski y Besant, y posteriormente a C. W. Leadbeater, Krishna-
murti, el sabio Steiner, Nietzsche, Spengler, Powell, y podríamos
añadir, entre otros al gran Schopenhauer—, las voces registradas
en los magnetófonos son, según ellos, falsos mensajes, comunica-
ciones incompletas, que no nos vienen de los espíritus, sino de
restos anímicos que vagabundean cerca de nosotros en nuestro pla-
no, invisibles, pero a veces incluso para algunas personas sensitivas,
110 J. ROCA MUNTAÑOLA

visibles bajo forma más o menos fantasmal, pero que nada tienen
que ver con la verdadera vida en el Más Allá.
Según la teosofía, las comunicaciones son de entidades que no
tienen ninguna relación con la Verdad, con los espíritus, porque
no representan más que retazos de una memoria muerta, fragmen-
tos de lo que pudo ser un ser viviente, con su energía que es muy
natural que tarde en desintegrarse, y al decir desintegrarse, más
bien quiere decir que pasa a reintegrarse en el Todo, y que lleva
como un último aliento de vida algo de la personalidad que ha
formado junto con el espíritu, el cual, sin embargo ya no está ahí
para dar testimonio de nada. Este aspecto del problema, los mis-
mos teósofos consultados nos vienen a decir, es mucho más com-
plejo y difícil de exponer, explicar y hasta comprender.
Según otros, los magnetófonos están brindando un nuevo ar-
gumento a la tesis espiritista; las voces, nos dicen, vienen del mun-
do en que han emigrado, como una materia más sutil, el alma y
el periespíritu, inmortales de nuestra personalidad, han encontra-
do gracias a nuestra telergia, nuestra energía vital, el medio de
comunicarse con los vivos.
Aquí sí que podríamos recordar al célebre físico Jeans, cuan-
do afirmaba convencido, que el Universo se le parecía cada vez
más a un gran pensamiento y no a una gran máquina. Efectivamen-
te: más bien a un fantástico pensamiento. Tanto en el cosmos
einsteniano como en el microcosmos subatómico dominan los as-
pectos no-sustanciales. Y la materia del Universo es únicamente
materia mental, como decía Eddington. Las apariencias, ¿son to-
das falsas...? ¿Todas nuestras formas, hasta nuestros moldes de
pensamiento, son realmente falsos...? La apariencia sólida y tan-
gible de las cosas, sólo existe en nuestro mundo de medianía, al
que están sintonizados nuestros sentidos. Tanto en la escala cós-
mica, como en la subatómica, esta relación íntima y tangible se
convierte en pura ilusión.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 111

Hipótesis de trabajo presentada en junio de 1973 a la consideración


del Congreso de Parapsicología de Barcelona.
Nos consta, y se ha aceptado científicamente, la existencia de
vibraciones de energía, de sonido y de luz que se encuentran más
allá de nuestros sentidos. El caso que se está debatiendo con el
estudio científico de las psicofonías en todo el mundo; podríamos
decir con conocimiento de causa que hasta hoy, la auténtica fuente
de la radiaciones es todavía un misterio, y nos preguntamos qué
clase de fenómeno electromagnético, o energía Psi —u otra— pro-
duce entonces estas verídicas y bien controladas grabaciones para-
normales.
Por experimentación exhaustiva, particularmente he llegado al
convencimiento, equivocado o no, que es muy posible que voces de
entes de otra dimensión, seres autónomos, son grabadas en las
cintas de los magnetófonos, gracias a nosotros mismos, en parte
gracias a nuestro inconsciente, pues ellos precisan de nuestra ener-
gía psicosomática, seguramente telérgica, cuya auténtica potencia-
lidad nos es todavía desconocida.
Infinidad de veces y en el transcurso de estos últimos tres
años, he podido constatar que no estando presentes, o sea, en
casos de efectuar grabaciones por control remoto (cosa que no se
hacía antes), ellos, los seres voces, las voces amigas como decimos
generalmente, no pueden grabar sin nuestra tele rgia. Las pruebas
efectuadas durante meses, y en las formas y condiciones que indi-
caré, me han convencido de ello totalmente, aunque reconozco que
no bastan unos meses de experimentación únicamente; quizá ten-
gan que pasar todavía muchos años de trabajo. Sin la menor duda
sabemos por estudio y conocemos por experimentación práctica,
que existen extrañas fuerzas en el ser humano. En el estudio de
muchísimos fenómenos catalogados como de fenomenología psikap-
pa (PK) nos causan a veces preocupaciones metafísicas, incluso
espiritualistas, porque se presentan hechos concomitantes de tal
importancia, que por pura lógica parecen dispares, pero que una
112 J. ROCA MUNTAÑOLA

vez bien aislados, y analizados, sin prejuicios preestablecidos, no


lo son.
Pues bien, en el caso concreto de las psicofonías, podría existir
una maravillosa concomitancia, entre energía psíquica —digamos
telergia— y otra, desconocida, pero totalmente espiritual, refun-
diéndose, por decirlo de alguna manera, en una sola, por lo cual nos
encontraríamos una vez más ante una clase de hechos paranorma-
les en los que hay que sospechar realmente del poder del incons-
ciente, de su obra, como en los infinitos casos de poltergeist de
los que hay extensa literatura y que ha sido siempre el centro de
las investigaciones metapsíquicas y parapsicológicas, a lo que lla-
maría dualidad de energías a tener en cuenta. (Energía psíquica
y otra aún desconocida que llamamos espiritual.)
Para que pudiera ser comprendida en parte la idea, debería
detenerme y hacer antes un detenido estudio, partiendo de aquellos
célebres 10 Artículos firmados por personas que no tenían nada de
ingenuas, como fueron Henri Bengson, Pierre y Marie Curie, Arse-
ne D'Arsonval, Edouard Branly y Charles Richet, y las ampliaciones
a los mismos, efectuadas en la actualidad sobre experiencias re-
cientes, por los doctores Assailly y Martiny, del Instituto Metapsí-
quico Internacional de París, que las expusieron en un coloquio de
Parapsicología que, en 1956, tuvo efecto ante una docta asamblea
de científicos, en la abadía de Royaumont, centrando principalmente
la charla sobre la extraordinaria potencialidad todavía desconocida
del inconsciente, debido a los variados fenómenos sucedidos hasta
aquella fecha, del extraño poltergeist, especialmente cuando en di-
chos casos intervenían «personas maduras en convivencia con per-
sonas jóvenes», más o menos sensitivas, y en ciertos estados de
tensión afectiva, en la pubertad y los posibles cambios fisiológicos.
Es muy posible que ello, dicho estudio, nos haría comprender
que hasta la fecha, a pesar de los años transcurridos desde 1956, el
campo de acción de la misma telergia es todavía ignorado, y mu-
chas veces, incomprendido; pero ello haría que estos capítulos so-
bre psicofonías, serían infinitamente largos, cosa totalmente impo-
sible.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGfA 113
Efectuado este inciso, prosigo con la exposición de la idea-base
sobre la potencialidad de las psicofonías.
Ante todo tengamos presente que la misma telergia es una
energía biótica, que partiendo del cuerpo del dotado forma a su
alrededor como un campo electromagnético de una potencialidad
hasta la fecha totalmente desconocida, como también sucede con
las operaciones psíquicas (psicohigiene) que están maravillando a
la misma ciencia ortodoxa. Nosotros llamamos telergia a una autén-
tica fuerza física (o psicofísica, puesto que es dirigida por la «men-
te inconsciente» del metágnomo o sensitivo, médium, etc.). Real-
mente esta telergia, cuando es visible, o sea, cuando se hace visible
y tangible, puede llegar a constituir lo que científicamente denomi-
namos ectoplasma, de muy variada clase y formación, que no es
más que una materialización de dicha energía, pues es una materia
más o menos densa, amorfa o polimorfa, pero siempre material.
El ectoplasma, pues, debe ser tenido como un fenómeno de conden-
sación de la telergia en el más amplio sentido en que lo considere-
mos, y que siempre se acomoda a los deseos del inconsciente (psico-
bulia).
Recordemos asimismo que el propio doctor Vassiliev, enton-
ces director de la Universidad de Leningrado, definió esta energía
desconocida como auténtica energía psíquica humana, pues la llegó
a detectar físicamente cuando estaba en su cenit la experimentación
telepática a corta distancia, por sugestión hipnótica, llamada en-
tonces por Vassiliev «radio-mental».
Pero el resumen de sus variadas experiencias personales fue-
ron que dicha energía tenía tal potencia de penetración y alcance
que era capaz de atravesar capas de plomo opacas a las más poten-
tes radiaciones cósmicas... Entonces, cabía preguntarse, y lo hace-
mos todavía hoy: ¿no podría ser que la misma energía psíquica
sea la misma telergia, u otra que todavía desconocemos, pero que
puede en un momento dado convertirse y refundirse con la misma
energía espiritual, tan discutida por la escuela mecanicista-materia-
lista imperante científicamente?
Quedaría entonces explicado, quizá, el porqué puede grabarse
8. - EN LOS CONFINES
114 J. ROCA MUNTAÑOLA

en aparatos colocados dentro de una caja de Faraday. A esta clase


de energía no la afectaría ningún campo; a su poder, ilimitado,
quizá lo único que pudiera afectarle fuese la distancia del ser hu-
mano, telérgico, con el mismo magnetófono.
Cualquiera que haya profundizado en este campo, sabrá que
está sobradamente comprobado que existe una clase de energía que
«provoca» el ser humano en ciertas circunstancias (1), capaz de
las más variadas modalidades de acción, y que puede efectuar has-
ta fantásticas acrobacias, como la misma desmaterialización de ob-
jetos, y viceversa.
Fenomenológicamente se conoce desde la metapsíquica que su
poder puede ser incalculable, aunque algunos científicos, de gran
relieve muchos de ellos, sigan considerando que el hablar de estos
temas (cámara Kirlian y aura humana; operaciones psíquicas de
Filipinas, Brasil, etc.; las psicofonías, las experiencias extracorpo-
rales, y no digamos del célebre proyecto Theta de los Estados Uni-
dos sobre memoria extracerebral, reencarnación), son temáticas
aberrantes, propias de historietas de ciencia-ficción. Pero la culpa
muchas veces la tiene la Prensa, pues el periodista escribe y opina
sobre temas que muchas veces ignora —no todos, por suerte—,
pero también resulta, y lo he comprobado en más de una ocasión,
que los científicos leyeron lo que escribió un vividor sin escrúpulos,
uno de los muchos que ya tiene la Parapsicología (como ayer la me-
tapsíquica), y que publicó en un célebre libro lo que transcribo
a continuación, el cual se convirtió casi en un best seller, y de cuyo
título (en alemán) prefiero no acordarme; pero el título para más
señas consta en catálogos y revistas argentinas. Esto es lo que

(1) Telergia. Desde la metapsíquica, ya decía Myers que la telergia se trata-


ba de una fuerza material puesta en juego en muchos actos de diferentes clases.
Término que también fue propuesto por René Sudre para designar «la objetiva-
ción de fuerzas»; los fenómenos por los cuales el «fluido psíquico» —fuerza— rea-
liza más o menos visiblemente un trabajo exterior sobre la materia común (sea
la que sea, y en cualquier circunstancia).
Es un fenómeno real, posible, aunque poco frecuente, pero espontáneo y gene-
ralmente incontrolable. En momentos de gran misticismo algunas personas han
conseguido levantarse en el aire (levitación) porque desprenden una potente ener-
gía orgánica detectable únicamente por infrarrojos.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 115
verdaderamente hace daño a la auténtica investigación parapsico-
lógica. El texto (parte) es el siguiente, y ustedes juzguen:
«._ y un día notó con gran sorpresa que se oían también voces
humanas que habían quedado grabadas en el magnetófono. Para
completar su complejidad, los "dueños" de tales voces se identifi-
caron: "Somos entes espirituales que ya vivimos en la Tierra y
estamos desprovistos ahora de la envoltura carnal. Estamos intere-
sados en entrar en contacto con los encarnados. Hasta tenemos
una organización que se llama Central Investigation Station" (sic
en inglés). La onda que estamos investigando, y utilizando, aunque
también investigamos otras, es hertziana, y el proceso es la "meta-
morfosis" del sonido (?)...», etc., etc.
Como muestra, basta un botón. De todo «esto» surgió en Ale-
mania un bes t-seller, uno más, sobre un tema tan serio como son las
psicofonías. Por mi parte, sin más comentarios. ¿Para qué?

En el capítulo anterior, y parte de éste, comento como de pa-


sada que las grabaciones paranormales generalmente son débiles,
hasta el punto de borrarse a los pocos meses de efectuadas. Toda
grabación «psi» es débil, y en algunas, o en alguna parte de las
mismas, se nota a veces como una pérdida o falta de energía a
mitad de una frase. Encontramos como distancia ideal para que
las grabaciones se efectúen en buenas condiciones estar situados
a unos dos metros aproximadamente de los aparatos, y hasta una
distancia de 6-7 metros la grabación ha sido siempre normal. Pa-
sando a mayor distancia, nos ha parecido en algunas ocasiones que
«algo» empezaba a faltar, ya que las grabaciones fueron, o muy
débiles, o nulas la mayoría de las veces.
Esto nos ha sucedido en experimentación propia, de grupo,
pero hasta cabe fuera diferente con otras personas. Más tarde com-
probamos que en otros grupos les sucedía lo mismo, por lo cual
nos preguntamos todavía hoy si lo que falla realmente es nuestra
energía psíquica, bien sea la telergia, bien otra desconocida, aunque
creemos que lo que falla, y de esto estamos de acuerdo con los cien-
116 J. ROCA MUNTAÑOLA

tíficos extranjeros, es nuestra telergia —ini lucncia-fuerza-psicoci-


nética—, pues ignoramos cual es su alcaúcc real, variable según
las personas (más o menos sensitivas), pues en realidad siempre
hemos estado trabajando con un número determinado de personas,
siempre las mismas, aunque en otra seiie de experimentaciones es
muy posible lo hagamos de otra forma.
Se ha observado en muchas grabaciones que el micrófono pare-
ce de pronto accionado directamente, o desde una gran proximidad.
Este hecho también lo han observado otrs personas que han
efectuado psicofonías en plan de curiosidad. Acostumbra ser enton-
ces cuando realmente se produce ese extraño anuncio que casi
siempre precede a la grabación: se trata de un ¡ críp! metálico,
indiscernible y generalmente fuerte, que viene a representar —es
un símil— como la señal de entrada de una energía anexa, vibrante,
viva, produciéndose entonces la grabación paranormal. (Ese ¡ crip!
sólo queda grabado en la cinta, y jamás ha sido oído directamente).
Pero cuando nosotros faltábamos, esto fallaba, o sea, que no se
notaba nada absolutamente, pues la cinta quedaba en blanco y nada
anormal aparecía en la misma al pasarla. También se ha recomen-
dado siempre que mientras se esté grabando, se vigile constante-
mente la aguja indicadora que lleva la mayoría de magnet5fonos,
pues indica visiblemente las oscilaciones en la grabación. La aguja
es una permanente constatación de la intensidad de sonido que re-
cibe el magnetófono a través del micrófono.
Hemos comprobado en muchas ocasiones que cualquier ruido,
por muy tenue que sea, la aguja lo ucusa, con mayor o menor
intensidad según sea el aparato, pero nunca lo manifestará en una
grabación de tipo paranormal, o sea, una psicofonía. Esta compro-
bación viene efectuándose desde hace años en todas partes.
En lo que atañe a la entrada, auténticamente misteriosa, de
una energía que, con o sin micrófono graba, liemos comprobado
en que hay momentos en que parece que el magnetófono está vi-
brando, tal es la potencia de entrada de esta misteriosa energía.
Aunque se trate de una posible sugestión, subjetiva, es curioso
que ha sido observado muchas veces por personas que eran total-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 117
mente escépticas a las mismas psicofonías, hasta «negativas» a la
investigación.
En todas nuestras experimentaciones hemos intervenido casi
siempre las misrras personas, en un total de doce, por turnos de
cuatro cada vez. Se han efectuado asimismo toda clase de pruebas
y anotaciones físicas, como temperatura ambiente, interior y ex-
terior, humedad, presión atmosférica, etc. Tampoco se produjo
nunca ninguna otra clase de fenómeno paranormal durante las
grabaciones. Hemos usado también inmejorables brújulas de dife-
rentes tipos y usos, así corno infinidac de aparatos electrónicos que,
a decir verdad, no nos sirvieron para gran cosa. Asimismo efectua-
mos incalculables fotografías con cámaras de muy buena calidad
y películas sensible apropiadas, infrarrojos inclusive, y jamás que-
dó nada verdaderamente paranormal en ellas, escepto en Santa
Oliva, lo cual, a decir verdad, científicamente todavía está en es-
tudio.
Por otra parte, las brújulas colocadas —idea de unos metapsí-
quicos argentiros— tampoco acusaron la más pequeña variación
magnética, a pesar de las barbaridades que se han escrito en revis-
tas y Prensa sensacionalista, aunque sabernos y estans de acuerdo
con lo manifestado por el profesor alemán Hans Bender, de la
Universidad de Friburgo, cuando su visita a Belinez de la Moraleda
en compañía de don Germán de Argumosa, el cual manifestó que:
«Muchos casos llamados paranormales, deberíamos tener en cuen-
ta que realmente pertenecen a una naturaleza ampliada a otra rea-
lidad que posiblemente sobrepase la misma realidad tridimensio-
nal que nos comunican nuestros sentidos» (sic).

Primeras experimentaciones en plan científico.

Cuando por vez primera colocamos un magnetófono en una


pequeña cueva, en parte cegada, y restos de un pasadizo subterrá-
neo en una antigua pero magnífica casa solariega en Santa Oliva,
con anterioridad, o sea cuando conocí la finca, me había preguntado
más de una vez, perc realmente sin saber el porqué, si allí podía
118 J. ROCA MUNTAÑOLA

existir verdaderamente alguna clase de enterramiento antiguo, dada


su cercanía con el castillo, una de cuyas torres está perfectamente
conservada, y que según una antigua leyenda, aquella finca había
pertenecido precisamente a los auténticos propietarios del mismo.
La realidad del «por qué» de aquel pensamiento, lo ignoro to-
davía, pues creo ser persona reflexiva, a veces con exceso, lo cual
hasta me perjudica, pues cuando trabajo en plan científico mis
juicios suelen responder siempre a un proceso mental elaborado ri-
gurosamente, a veces en contra de mis propias convicciones de
siempre. Pues bien, reconozco que jamás tuve el menor motivo para
pensar así, y lo afirmo honradamente; nada, pues, inducía a una
suposición tan gratuita y fantástica.
Mi pensamiento en aquellas fechas fue de lo más ilógico, quizás
hasta anormal; incluso llegué a soñar varias veces en ello, lo que
achaqué a una perturbación emocional que me hacía sentir o ac-
tuar en forma que no estaba relacionada con las verdaderas cir-
cunstancias de un hecho real, lo que podía ser hasta un principio
neurótico. Y aquello me preocupó.
Pues bien; lo realmente pasmoso fue la primera grabación, a
la cual asistió la misma propietaria de la casa, conjuntamente con
algunos familiares. (Uno de los cuales fallecía a los pocos meses.)
Al rebobinar la cinta escuchamos asombrados el siguiente mensaje
grabado:
«Cavar tumba... tumba... tumba... ¡ gracis! »
Posteriormente cuantas veces hemos grabado, y han sido bas-
tantes, una de ellas en compañía de Germán de Argumosa —introduc-
tor de las psicofonías en España, e íntimo amigo de Raudive y
otros científicos, que están todavía estudiando el problema desde
hace muchos años—, y las efectuadas por personas ajenas a noso-
tros, como las hechas con el cuerpo de redacción de la «Revista
Karma-7», en abril de 1973, ha venido a suceder lo mismo y siem-
pre con cierta insistencia, pero lo más destacado en psicofonías en
aquella gran casa fue siempre: Tumba! cavar.., cavar.., abrir...
Por muy particulares circunstancias —y fue una desgracia—
han quedado incontestadas muchas preguntas. En aquellas fechas
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 119
hicimos experiencias hasta por telerradiestesia, y por conducto de
persona muy sensitiva que ignoraba lo de las psicofonías en la fin-
ca. Estas pruebas las efectuamos de forma muy discreta en el mismo
local de la «Asociación de Radiestesistas de Barcelona» (la única
oficial que hay en España).
Por telerradiestesia, sin mi presencia, e ignorando día y hora,
un radiestesista localizó la cueva y el lugar intuido por nosotros
como un posible enterramiento. Posteriormente lo efectuamos in
situ con radiestesistas directamente en la misma finca, sobre el
terreno, y el resultado fue el mismo, pero indicando uno de los ra-
diestesistas que posiblemente allí estaba bajo tierra «algo más»
que un cadáver...
Realmente fue muy curioso que tuviéramos unos y otros des-
de el primer momento clara idea de lo que veían, con o sin péndu-
lo; de todo aquello, «allí», precisamente en aquella casa y en finca
tan enorme y hermosa como aquella. Jamás tuve el más pequeño
motivo, ni existían historias extrañas, leyendas de guerra o críme-
nes, como sucede a veces, por lo cual creí, y desde luego es una
hipótesis más, que seguramente el propio pensamiento influyó en
las primeras psicofonías efectuadas, hasta el punto de plasmar en
el lugar ideas fijas, creando inconscientemente lo que llamaríamos
«un hecho fantasmal» de nuestra mente (es un símil) que personas
sensitivas, como son los radiestesistas, captaron directamente al
visitar el lugar.
Pero realmente había algo que no encajaba con mis métodos
de trabajo. A distancia, por telerradiestesia, y sin mi presencia
física: ¿era posible captar lo mismo? Difícil de aceptar. Pero de
todas formas, a partir de entonces y precisamente desde aquella
experimentación, fui más cauto, más desconfiado, pues hasta lle-
gué a creer que mi propio pensamiento, inconscientemente, era el
verdadero culpable de las grabaciones psi, y culpable que por tele-
rradiestesia pasara lo mismo, pues se llegó a detectar el mismo lu-
gar, con escasa variación.
Fue entonces cuando otra pregunta empezó a mortificarme. Si
realmente queríamos trabajar en plan totalmente «científico», ¿en
120 J. ROCA MUNTAÑOLA

motivos «de qué y por qué» sabía inconscientemente que en aque-


lla cueva, o en aquel pasadizo, existía un, o unos, enterramientos,
quizá de siglos? Y sucedió lo más ilógico: se obtuvieron fotografías
paranormales. ¿Era lógico pensar también que mi «inconsciente»
sabía el lugar, las palabras, así corno la fecha de dichos enterramien-
tos? Muy hipotético. Y lo agravaba más el hecho fotográfico de
unos rostros horripilantes. Quisimos fotografiar la cueva, y salieron
los rostros. Fueros sólo tres las fotografías, pero convincentes y
también asombrosas; y grabadas en la cinta las fechas...
¿Casualidad? ¡No, y mil veces no! ¿El «inconsciente»...? Utó-
pico.

Haré un inciso para aclarar lo que realmente es una fotografía


llamada paranormal y que son las famosas y discutidas «psicofoto-
grafías» de siempre, de ayer y de hoy, cuando las analizó en su día
la estudiosa metapsíquica. Generalmente las llamamos así, pues se
trata únicamente de fotografía «mental». Al fotografiar el rostro de
una persona desde una distancia de 50 centímetros, lo normal es
que esa persona quede retratada en un primer plano (close up),
pero en el caso de un célebre sensitivo, o médium, norteamericano,
Ted Serios, al tomarle una fotografía, caben otras cuatro posibili-
dades: que aparezca en forma borrosa su rostro preocupado; que
se obtenga una fotografía totalmente negra, como si el obturador
y el flash no hubiesen funcionado; que se logre una foto totalmente
blanca, como si por fracciones de segundo la escena hubiera es-
tado iluminada por miles de voltios, o, finalmente, que la película
registre algo increíble: «el pensamiento de ese extraño individuo».
Desde luego, todos sabemos que la historia de la efluviografía
está llena de fraudes, pero hemos de partir del caso que Ted Serios
ha sido estudiado por una Universidad, y de ello se encargó muy
seriamente el doctor Jule Eisenbud, de la Universidad de Den-
ver. En el caso tratado, y sobre el cual se han publicado varios
libros, quedó totalmente excluida la posibilidad de truco.
No es, pues, necesario ahora hablar de un caso que empezó a
EN LOS CONFINES DE LA PAAPSIC0L0GÍA 121
estudiarse en diciembre de 1962. Fue realmente un caso asom-
broso para los científicos de todo el mundo. El examen sistemático
y el posterior reconocimiento del mundo «interior» de Serios, lle-
varon al profesor Eisenbud a conclusiones tajantes: se encontraba
por, vez primera en presencia de un «ejemplar tipo)> de comporta-
miento totalmente anómalo e imprevisible, debido a su especial
capacidad de producir fenómenos paranormales. Posteriormente
la ciencia ha descubierto otros varios, y el último —no en fotogra-
fía paranormal, pero sí en algo todavía más difícil— es el ex sar-
gento de las fuerzas israelíes, Uri Geller, de 25 años de edad, que
dobla objetos metálicos —entre otras cosas— por la fuerza de la
voluntad, de lo cual ha hablado muchísimo la Prensa y la misma
Televisión de todo el mundo.
Y Uri Geller, con la fuerza del pensamiento «funde» cualquier
película y hace cosas todavía más asombrosas. Los experimentos
parecen fruto de la magia, pero se han estado cumpliendo desde
hace dos años, respetando una rigurosa metodología y en presencia
de testigos por una parte libres de toda sospecii.., y por otra autén-
ticos científicos, que han avalado las experiencias realizadas hasta
la fecha.
Hace unas décadas un ingeniero inglés apellidado MacCarthy
realizó unas sorprendentes experiencias de fotografía supranormal,
o paranormal, bajo la dirección y severo control de una comisión
que incluía a algunos parapsicólogos, un fotógrafo profesional y
un diplomado de la Universidad de Cambridge. MacCarthy aceptó
sin objeción alguna las condiciones que le fueron impuestas: la
comisión escogió el local en que tendría efecto la experiencia, ad-
quirió la cámara fotográfica y las películas, se le prohibió en forma
terminante tocar la cámara y el material sensible antes, durante,
y después de la prueba.
El ingeniero fue minuciosamente registrado y se le situó en
un rincón de la habitación, con las muñecas atadas. La cámara fue
operada por los miembros de la comisión, pero a pesar de todo,
MacCarthy impresionó las películas, y en ellas aparecieron dos
«extras» tal como antes había dicho, y que fueron reconocidos
122 J. ROCA MUNTAÑOLA

como la madre y un pariente ya fallecidos de dos de los asisten-


tes... Como si fuera poco, la comisión todavía le pidió que inscri-
biera en una placa un versículo de la Biblia escrito en chino, y
así ocurrió.
El caso, como se comprenderá, rompía muchos moldes, y pos-
teriormente se quiso revelar que aquellos prodigios no tenían nada
de paranormal, y que había usado de algún truco especial, no pre-
visto, o sea una auténtica prestidigitación. Hace unas décadas, no
interesaba que hechos así transcendieran; era preferible insinuar
extrañas manipulaciones y trucos... porque la efluviografía nunca
ha podido ser aceptada por la ciencia clásica, ya que, como las
operaciones psíquicas, y las mismas psicofonías, no se pueden ex-
plicar: no hay explicación técnica ni científica que valga; o se acep-
ta, o se rechaza. Y las discrepancias seguirán entre los mismos
parapsicólogos, según sea su postulado o escuela.
Las fotografías que nosotros habíamos hecho en aquella casa,
eran fotografías totalmente paranormales. ¿Explicación? Confirmar,
apoyar las mismas grabaciones. Aquellos rostros, posiblemente,
eran de los seres que en otra época fueron enterrados allí. Esta es
la única explicación, por asombrosa e ilógica que parezca a simple
vista, fenómeno complejo, y que reconozco noblemente, está en
contradicción con todas las leyes científicas, y creo que por ello
aumenta cada día más la curiosidad por estos estudios.
La duda ha seguido mortificándonos desde entonces por cuanto
una cosa no la pudimos hacer nunca: el cavar. Si bien entonces, al
principio, encontramos muchas pegas —las razones son obvias y
fáciles de comprender—, posteriormente, para agravar el hecho,
inopinadamente, sin aviso casi, la mansión fue vendida, ya que en
aquel entonces había fallecido el esposo de la propietaria de la
finca.
Estoy de acuerdo totalmente con el célebre profesor, investiga-
dor y estudioso de las psicofonías, Giuseppe Crosa cuando dice:
«Lo que me interesa no es saber lo que "es" esto; lo que me inte-
resa es saber que esto "es", que se trata de un fenómeno real, autén-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 123
tico e independiente de mi personalidad consciente, de mi patrimo-
nio individual, cognoscitivo... » (1).
En el futuro quizá logremos unos y otros comprender el fenó-
meno. De momento se trata de conocerlo bien y clasificarlo; de
presentarlo al mundo en clave científica, de identificarlo correcta-
mente. La verdadera respuesta vendrá algún día, si es que llega...
Yo estoy totalmente convencido; no sé lo que es, pero existe.

(1) Conversaciones con Constantino Raudive, por Vintila Horia, «Tribuna Mé-
dica», página 19, 7 de junio de 1974.
CAPITULO SÉPTIMO
La facultad de descubrir lo paranormal,
hasta lo que vulgarmente diríamos «so-
brenatural» es especialmente fuerte en
los perros. Gracias a ellos «sé» cuando
una cinta magnetofónica va a quedar gra-
bada por las voces de los entes de «otra»
dimensión, o no. Siempre he sabido, gra-
cias a mi buen perro, cuándo las psico-
fonías eran positivas, o cuándo perdía el
tiempo en ello. Efectivamente, hoy sabe-
mos que la facultad de descubrir lo so-
brenatural es casi una realidad en los pe-
rros, entre otros animales...

CHA1uis McCREERY.

(Director de la Unidad Psicofísica de Es-


tudios de la Universidad de Oxford.

Experimentaciones en grupo (Primera Serie)

Hemos notado que sin nuestra presencia física los seres-voces,


o como quiera llamárseles, no graban. Hemos efectuado muchas
pruebas muy rigurosas. Durante quince días alternos, en diferentes
épocas, o sea en verano e invierno (parte) de 1972 y primavera de
1973, hemos colocado varios magnetófonos de diferentes marcas y
calidades, nacionales y extranjeros, en casas semiabandonadas y
en parajes solitarios, cerca de los pueblos de Ginestá (en una casa
de labradores), en Pratdip y Tivissa.
Los aparatos fueron por primera vez puestos en marcha por
control remoto, abandonando antes las casas o lugares, y apartán-
donos unos 300 metros aproximadamente de los magnetófonos. En
todos los casos la grabación, siempre nocturna, fue nula en todos
128 J. ROCA MUNTAÑOIÁ

los aparatos (sólo rumor blanco), excepto algún crujido de los


mismos muebles, o de las vigas —casas muy viejas—, el rumor
del viento, el grito de algún ave nocturna, chillido de ratas u otros
animales, etc. Lo normal.
Ahora bien; esta misma operación la efectuamos por tres veces
consecutivas en una cueva bastante grande cerca del pueblo de
Tivissa y otras dos en una sima en sus cercanías. Las experimen-
taciones resultaron también nulas. Volvimos a repetirlas en Santa
Oliva, en la anteriormente citada cueva, meses después (una de
ellas fue precisamente con los componentes del cuerpo de redac-
ción de la revista «Karma-7», pues algunos, entre ellos el antiguo
propietario, eran escépticos a las mismas). Pues bien, y como decía
en el capítulo anterior: en los dos magnetófonos colocados en la
indicada cueva tampoco quedó nada grabado, como nos había
sucedido anteriormente, porque en la cueva no había nadie mien-
tras se efectuaba la psicofonía, aunque la distancia en metros entre
los aparatos y nosotros eran inferior a la usada en los pueblos
indicados anteriormente, o sea escasamente veinte o treinta metros.
El total de pruebas efectuadas, solamente en el pueblo de
Tivissa, sobrepasaron las 80 grabaciones con un total de treinta y
cinco horas. Entre los pueblos, maravillosos, de Pratdip y Ginestá,
especialmente en el primero, fueron más de dieciséis horas de tra-
bajo en total, en esta primera serie, y siempre en la forma que se
ha indicado al principio, o sea, sin nuestra presencia física.

Segunda experimentación en grupo

Se efectuaron doce experiencias más en cada uno de los pue-


blos indicados, en los mismos parajes, en los mismos días y en la
misma época del año. Se hicieron dos experiencias diarias de unos
quince a veinte minutos cada una y las condiciones ambientales
fueron casi siempre las mismas, o sea: igual temperatura, grado
de humedad ambiente, presión atmosférica, etcétera, estando pre-
sentes durante la grabación las mismas personas del grupo de tra-
bajo, cuatro en total cada vez.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGfA 129

Las grabaciones fueron todas positivas, siendo las mismas de


tipo mixto, o sea: unas veces contestaron con más o menos clari-
dad a preguntas efectuadas en voz alta; otras mitad por mitad, a
preguntas mentales únicamente, pero escritas en un cuaderno co-
lectivo, y con la firma de todos, a fin y efecto de tener constancia
de las preguntas, turnos, y evitar posibles errores de interpretación
posterior al rebobinar la cinta, corno les sucede a muchos.
En todas las grabaciones las contestaciones fueron bastante
positivas, algunas muy convincentes, pero el nivel intelectual de las
mismas no fue a veces muy edificante, pues según las preguntas
hasta gastaban bromas... Debo hacer constar al mismo tiempo
que tuvimos dos preciosas precogniciones que se cumplieron, y
queda todavía una, que guardamos celosamente, relacionada con la
situación de constante tirantez entre Israel y sus vecinos geográ-
ficos. (Psicofonía efectuada el 12 de agosto de 1972.)
Por cierto que nos sucedió un caso muy curioso. Efectuába-
mos una psicofonía con una pregunta base; algunas fueron con-
testadas, otras no, pero al final de la cinta oímos perfectamente un
grito y la palabra: «Kippur... kippur... kippur!» repetida tres
veces. Confundiendo dicha palabra por muerte, roto, destruido,
etc. (creo que en alemán se pronuncia «kaput»), al hacer una nueva
grabación, casi al empezar, quedó grabada una voz de mujer que
nos dijo: «Expiación! Yom Kippur... ¡muerte, no...! Mehdal
Mehdal... »
Entre nosotros no había ningún israelita, y desde luego, aquel
verano no nos preocupaba la política internacional.

Tercera serie de experimentaciones

Antes de empezar debo decir que la palabra «Mehdal», según


pudimos averiguar casi un año más tarde, se trata de una palabra
hebrea, y significa «fallo en el cumplimiento de un acto que debía
haberse realizado», y por lo visto guardaba para los israelitas un
significado muy especial, casi inolvidable; verdadero recordatorio
de la falta de preparación y descuido, ante el ataque desencadenado
9. - EX' LOS CONFINES
130 J. ROCA MUNTAÑOLA

por los árabes en el «Yom Kippur» del 6 de octubre de 1973. Pero


lo realmente fantástico es que dicha psicofonía la hicimos el 26 de
agosto de 1972, casi catorce meses antes... ¿Entonces?
Estos apuntes han tenido la oportunidad de leerlos unos eso-
téricos amigos nuestros. Según ellos, lo que estamos haciendo con
las psicofonías es brindar un nuevo argumento a los espiritistas, y
acusan a la Parapsicología de fraude bajo el aspecto metafísico y
metapsíquico. Según ellos —y también lo he consultado con her-
metistas, teósofos, rosacruces, y antropósofos argentinos (segui-
dores del filósofo Rudolf Steiner)—, según ellos, repito, recibimos
falsos mensajes siempre, o bien quedan grabadas comunicaciones
incompletas que no nos vienen de los espíritus, sino de restos aní-
micos que todavía están cerca de nosotros, o que precisamente
vagabundean en nuestro plano, y nada tienen que ver con los espí-
ritus, o sea, con la verdadera vida en el Más Allá.
Según los teósofos, concretamente, las comunicaciones son de
entidades que no tienen ninguna relación con la Verdad, con los
espíritus, porque realmente no representan más que partes parcia-
les, retazos de una memoria muerta, fragmentos de lo que pudo
ser un ser viviente, con su energía que tarda en desintegrarse,
y que lleva, como un último aliento de vida, algo de la personalidad
que ha formado junto con el espíritu, el cual, sin embargo, ya no
está en nuestro plano para dar testimonio de lo que sucede. Este
aspecto del problema, bien estudiado, tiene su miga, y desde luego
es muy complejo, difícil de exponer, explicar, y más todavía com-
prenderlo, pues afirman convencidos que estos «restos anímicos»
que están ahí, pueden ser captados, e incluso utilizados, para el
bien de nuestros hermanos, como saben hacerlo los rosacruces,
según los centros iniciáticos de San José de California, y otros de
Europa central.
Según la teosofía, el espíritu se va hacia una dimensión o
espacio, estadio (cielo), con el que los vivientes no podemos tener
ningún contacto así como así —no es imposible de todas formas—,
integrándose a un universo esencialmente distinto del nuestro,
algo así como el antiuniverso (o co-Universo). El doble etérico
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 131
(cuerpo etéreo), el astral y mental, terminan por desintegrarse, y el
Ego (causal), con su inteligencia, se reintegra al espíritu (Alma-Es-
píritu).
Así, estos restos parciales, ese aliento de vida, sólo son cons-
cientes y activos en los subplanos inferiores del astral. La Con-
ciencia de un hombre en este nivel está concentrada en la parte
inferior de su cuerpo astral y su vida será gobernada sobre todo por
las sensaciones relacionadas únicamente con el plano físico.
Para la teosofía, el alma del hombre no tiene sólo un cuerpo,
sino muchos. Y cuando aquél se halla suficientemente evoluciona-
do puede manifestarse en los diversos planos de la naturaleza. Es
que el hombre posee apropiados vehículos, compuestos de materia
de cada uno de aquellos planos, y a través de estos variados vehícu-
los es capaz de recibir las impresiones procedentes de los mundos
a los cuales pertenece...
Desde luego, la enseñanza «esotérica» es muy antigua; agnósti-
cos, neoplatónicos, hermetistas, alquimistas, astrólogos, etcétera;
y por otra, los mismos templarios y posteriormente los rosacruces
afirmaron siempre, a veces con asombrosa documentación gráfica,
que todas las religiones del mundo poseen una base común, y todas
enseñan la misma verdad, pero bajo distintos aspectos, lenguajes
y ciertos rituales; pero su fondo, su verdad, su auténtica esencia,
son idénticos.
El estudio y la comparación filosófica de todas las religiones
es una labor apasionante. Veamos algunos pensamientos...
Hay una verdad —una gran verdad— que no cambia a lo largo
de milenios y la encontramos en todas las religiones: es la voz, la
palabra, o los escritos, y también lo han afirmado los profetas,
principalmente Jesucristo, Hijo de Dios. Son dos verdades funda-
mentales: Dios, como creador del mundo, y la eternidad del Alma
(o Espíritu); y ambas verdades son el gran consuelo de los morta-
les, ya que pueden crearse desde el pedestal efímero de la vida mate-
rial, la propia eternidad con sólo cumplir los mandamientos esta-
blecidos, purificando el alma, puliendo sus aristas, amando y
honrando siempre a su Creador. La comunicación también entre el
132 J. ROCA MUNTAÑOLA

alma y su origen y hogar eternos, etc. Todos los libros sagrados,


desde el principio nos plantean las mismas verdades, pero teniendo
en cuenta el ser histórico, racial y también geográfico de cada pue-
blo.
Sin embargo, dichas verdades no están realmente al alcance
de todos, Por otra parte existe hoy una auténtica falta de fe, pero el
hombre busca, necesita creer, y sigue inconscientemente buscando
a Dios, hoy más que nunca; y la necesidad de las psicofonías, lo
demuestra. Es curioso que en una época tan materialista como la
actual, este tema sea precisamente el predominante. La misma
«BBC» de Londres efectuó recientemente una pregunta a diez per-
sonalidades religiosas, o agnósticas, de diversos continentes. Entre
los interrogados estaba el cardenal Suenens, cuya respuesta ha
aparecido también en la revista «Pastoralia» de su diócesis. La
pregunta era la siguiente:
—Qué espera usted personalmente después de la muerte?
El cardenal Suenens, después de narrar brevemente la historia de
su propia vocación, consagrando su vida a enseñar el Evangelio
a los demás, como secreto y camino para conseguir la eternidad,
afirmaba que la vida perdería para él todo su sentido si no esperase
algo después de la,muerte.
—Morir —continuó diciendo— es ver con ojos nuevos la glo-
ria de Dios y descubrir con admiración y sorpresa cómo Dios estaba
siempre presente en mi vida diaria, tanto en la alegría como en el
sufrimiento. Nuestra vida nueva será una acción de gracias de
inmensa amplitud.
»La muerte —concluye el cardenal Suenens— es un comienzo
y no un fin. Pasamos del Tiempo a la Eternidad, de la muerte a la
vida. Nos desprendemos de los sufrimientos pasajeros para entrar
en una alegría sin fin. Bendito sea este mundo venidero, y bendito
sea el nombre del Señor».
Hace tan sólo unas semanas le hice la misma pregunta a un
ex lama que habita en nuestra ciudad, y a quien yo he dedicado
este libro; su contestación fue la siguiente:
—Ante todo, amigo mío, piense y mentalice que la muerte no
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 133

es tal muerte. La muerte en la Tierra significa nacimiento a la Vida


Superior, la verdadera vida. No hay muerte, porque éste es el
mundo de la ilusión y la vida auténtica es la venidera, cuando un
día abandonemos este escenario de pesadilla en que nos movemos,
mundo que es como una gran escuela adonde hemos venido a
aprender nuestras lecciones. ¿La muerte...? No existe: es sólo un
traspaso. Dejaremos la cáscara, el vestido viejo que es nuestra
materia: nada más. Aquí venimos a cumplir una tarea, pues somos
como alumnos de una gran escuela, y tenemos que esforzarnos para
lograr que un día nos aprueben en los exámenes finales.
»La muerte? ¡ Por Dios, no temas! Nada hay en ella que
pueda causarnos espanto. No temas el paso de esta vida a la verda-
dera Vida Superior. Pero sí debes temer tu propio juicio, porque la
realidad que el hombre no quiere comprender es que será él mismo
quien se juzgará; y debes saber, que no habrá juez más duro que
él mismo. El hombre reconoce, y condena con toda severidad, sus
propias debilidades cuando pasa de este mundo al Más Allá. Enton-
ces las escamas de los falsos valores se le caerán de los ojos, y
podrá ver cara a cara la Verdad... Pero todavía, en un espacio de
tiempo sin medida, se le dará una última oportunidad para arre-
pentirse, ya que nadie es destruido, porque Dios es un Dios de
bondad y no de castigo. No, no hay Muerte. Lo que hoy no com-
prendes por ceguera, mañana será auténtico renacimiento a la
verdadera Vida en el Más Allá».
Podría seguir por este terreno, pero creo que el lector mismo
reconocerá que no hay necesidad. Este largo inciso ha sido preciso
para que el mismo lector comprenda si debe seguir o no por este
terreno de la investigación psicofónica, entre otras, pero sin falsos
misticismos ni extremados «cientificismos» que a nada conducen!
¡ Y nada de curiosidad! A través de los años, a través de la metpsí-
quica y posteriormente de la Parapsicología, he comprendido mu-
chas de las Reglas de la Vida, como dicen los lamas. No hay necesi-
dad alguna de cultos místicos, ni pseudoreligiones. «No hagas a los
demás lo que no quieres que te hagan a ti», y creo que saldrás ga-
134 J. ROCA MUNTAÑOLA

nando si de verdad, como dice nuestra religión, hay un Juicio


Final. Si no lo hay, también saldrás ganando, qué duda cabe.
Algunos dicen que la auténtica Inteligencia, y la verdadera
Iniciación, las podemos conseguir si nos unimos a tal o cual culto,
y también rezando y cumpliendo como buenos cristianos. Sigue
con las eternas Leyes de la Vida, que sólo nos dicen: «Busca y
encontrarás.» «Bondad y Amor...»
El verdadero conocimiento de los antepasados está escrito en
lo más profundo de tu propio inconsciente: ¡Busca y lo encontra-
rás!

Existen muchas publicaciones que tratan el tema del verdadero


ocultismo y del Más Allá; algunos poseen cierta profundidad, pero
otros son aterradores, con sugerencias inagotables. El problema
del Más Allá ha preocupado siempre a los hombres que han tratado
de penetrar en los arcanos de la muerte. Pero hay como un miste-
rioso pensamiento registrado en el inconsciente colectivo de la
Humanidad desde el principio de los siglos. El Kha o Ja de los
egipcios, el aliento de las osamentas en la cábala hebrera, el regreso
a la animalidad de Pitágoras y Platón, el cuerpo esférico de Oríge-
nes, las religiones brahmánicas, el cristianismo y la redención, las
ciencias llamadas ocultas, etc., han originado suficiente material
para escribir infinidad de libros; algunos como el inolvidable Libro
de los Muertos, del Tibet, son fantásticos, escritos por mano maes-
tra, auténticos «conductores'> de la Humanidad.
Me gusta la investigación, y no temo al misterio. Pero si el
lector investiga en el campo de la psicofonía, sea cual sea su posi-
ción ante lo tratado hasta aquí respecto al misterio, le confesaré
que rechazo con horror el vértigo de atracción que sienten algunos
por sumergirse en ciertos arcanos. Cuidado! Pero si el lector se
atreve a seguir por este camino, percibirá poco a poco un profundo
amor a la vida tácita, a través precisamente de ese amor por la
muerte, y experimentará además hondo entendimiento por la natu-
raleza que le develará parte de sus misterios, si de verdad no teme
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 135
mirar cara a cara la Verdad. Pero antes debe meditar muy profun-
damente: hay verdades incomprensibles...

Continuando con lo dicho anteriormente, sea cual sea nuestra


religión, encontraremos que la psique, el alma, el ego o como se le
quiera llamar, no desaparece después de la muerte física, y ello
constituye el verdadero interés, estudio y busca de comunicación,
por parte de todos, inclusive de los mismos teósofos o aquella mi-
noría de adeptos a la antroposofía, secta de religiosos privilegiados,
fecundados por el cristianismo y la idea del Cristo Cósmico, del
célebre filósofo Rudolf Steiner. El alma, nos vienen a decir todos,
realmente emigra a otro sitio, quizás al antiuniverso, a otro plano,
estadio, etcétera. ¡Bien! Pero a través de un médium, o a través
de un magnetófono, se puede poner en contacto con nosotros, si
Dios lo permite. Quizá las psicofonías sean realmente un «espiri-
tismo tecniflcado» a tenor con nuestra actual civilización materia-
lista, agnóstica y pragmática, pero sobre todo, tecnificada y suma-
mente científica.
Pero hay unas sorprendentes revelaciones de hombres cientí-
ficos, bien considerados, que desde hace unos años han estado
estudiando muy detenidamente el problema, y nos consta que
jamás fueron unos grandes creyentes, y menos místicos: entre
ellos Konstantin Raudive, y el doctor Giuseppe Crosa (por cierto
ambos fallecidos; en septiembre y junio de 1974, por este orden);
sus revelaciones estaban basadas en la conclusión de que las «vo-
ces» llamadas «del espacio», no son más que algo así como verda-
deras masas-medios del Más Allá, que tratan desesperadamente
de decirnos algo, de darnos cuenta —quizá— de su verdadera
existencia, y de ayudarnos dentro de lo permitido, comunicándonos
cuanto pueden decir o explicar sobre un mundo —su mundo—
donde van a parar, o viven, una vez desprendidos de su envoltura
carnal.
Pero también es verdad que otros, como Hans Bender, de la
Universidad de Friburgo, y en nuestra patria, los doctores Ricardo
136 J. ROCA MUNTAÑOLA

Puncernau —neurólogo y psiquíatra, presidente al mismo tiempo


de la «Asociación Española de Investigaciones Parapsicológicas»—,
doctor Linares de Muja, etc., etc. (un largo etcétera), sostienen un
punto de vista totalmente mecanicista materialista, indicando que
dichas voces son la expresión incontrolada de nuestro propio in-
consciente. Y así, más o menos, toda la escuela o postulado meca-
nicista, lo que demuestra que el aspecto del problema sigue en pie,
complejo y difícil. Veamos el «Addendum» demostrativo que acabo
de recibir (1):

1.0 No se dan nunca psicofonías si no hay un ser humano


vivo cerca del magnetófono. No confundir con otro fenómeno dife-
rente que lo simule y con explicación física poco conocida.
2.° Las palabras o frases que se oyen en las psicofonías se
corresponden con la categoría intelectual de algunos de los presen-
tes.
3.0 ¿Por qué contestar siempre con monosílabos o frases muy
cortas? ¿Por qué? ¿Qué ley lo rige? ¿Lo ordena algún «espíritu»?
4.0 ¿Cómo es que si se abandona el magnetófono en marcha
no se graba ninguna voz, ni ruido significativo? Me he pasado noche
tras noche invocando y llamando inútilmente, lo que demuestra
que no son un fenómeno del Más Allá, sino subconsciente, de modo
que la misma persona es la que actúa como agente inductor.
5.0 La tensión emotiva favorece la producción de psicofonías.
Asimismo los estados de relax.
6.0 Con frecuencia la voz no se parece, puede simular incluso
voces de niño, ruidos diversos, músicas, etc., pero si se estudian
los trenes de ondas, no del timbre o del tono, sino de la modulación
de la voz, se puede encontrar la persona inductora subconsciente.
(1) Al terminar de escribir este libro, el doctor Ricardo Puncernau, por en-
fermedad, no es Presidente de la Asociación Española de Investigaciones Parapsi-
cológicas, por lo cual se podría considerar su célebre «Addendum» como una opi-
nión muy particular, pues realmente el doctor Puncernau no ha efectuado psico-
fonías hasta hace muy poco. De todas formas deseamos fervorosamente un pron-
to restablecimiento del célebre neuropsiquíatra, ex director de Neurología de la
Clínica Universitaria de Patología General, y vicepresidente —entre otros cargos—
de la Sociedad Española de Sofrología y Medicina Psicosomática.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 137
Para su estudio comparativo es necesario que sea voz grabada
conscientemente con el mismo magnetófono de la psicofonía, mis-
ma velocidad, igual intensidad, etc.
7.0 A ser posible, se deben usar auriculares amplificadores.
8.0 Se debe evitar toda interpretación sugestiva sobre lo que
dice la voz. Se tiene tendencia, en casos que la voz es confusa, a
oír aquello que le han dicho «que decía'>, y luego hay una fijación
que lo hace oír siempre así.
9.° En algún caso, se pueden captar voces lejanas, actuando
entonces el subconsciente del inductor como estación repetidora o
de enlace, semejante a las de la Televisión.
10.0 Alguna rara vez se pueden grabar psicofonías en lenguas
desconocidas por el consciente de los asistentes, pero memorizadas
por su subconsciente.
11.0 Las psicofonías pueden, raras veces, fundamentarse en
captaciones telegnósicas del inductor, que afloran y se emiten en
aquel momento.
12.0 Algunos de estos hechos han hecho pensar a algunos en
la existencia de espíritus del aire o en seres del Más Allá.
13.0 Las psicofonías son fenómenos de aquí, no del Más Allá.
No sirve forzar la concentración consciente, más que como prepa-
ración al estado hipnoidal o de relax, y fluidificación de las imáge-
nes emotivas del subconsciente (sic).

Por mi parte, sin comentarios. Cada uno es libre de opinar


como mejor le parezca.
Pero reconozcamos, unos y otros, que la mayoría de casos y de
fenómenos parapsicológicos se mueven dentro del terreno de las
hipótesis. Dentro, pues, de este enorme campo, lógicamente tienen
que existir varias tendencias. No obstante, la mayor parte de los
parapsicólogos opinan, cada vez con mayor firmeza, que la causa-
ción de los fenómenos paranormales no se halla en el plano ontoló-
gico de los efectos; es decir, trasciende nuestro espacio tridimen-
cional.
138 J. ROCA MUNTAÑOLA

Última serie de experimentaciones

Puestos los magnetófonos a una distancia de diez-doce metros


de los investigadores, cuatro en total, de doce grabaciones psico-
fónicas sólo cuatro fueron realmente positivas, aunque bastante
débiles, pudiéndolas entender gracias a usar auriculares amplifica-
dores.
Las restantes psicofonías prácticamente fueron negativas; al-
guna voz solitaria, rumores lejanos, música extraña, algo todo ello
anormal.
De toda esta tercera serie, una vez bien estudiadas hasta por
personas ajenas a nuestra organización, sacamos una consecuencia
que expongo siempre como una hipótesis de trabajo a tener en
cuenta, nada más. Parece realmente que sin nuestra presencia
física, no queda nada grabado; cuanto más cerca estamos —y
entonces lo confirmó la experiencia de meses— de los aparatos,
mejor es la grabación. Otros grupos de nuestra ciudad han obser-
vado idéntica circunstancia.
Ahora bien; a finales de enero próximo, efectuaremos nueva-
mente una serie de ochenta horas de grabación, repitiendo todo
el ciclo, y una vez conseguido realizaremos una nueva experimen-
tación con un grupo de parapsicólogos catalanes, que en síntesis
consistirá en lo siguiente:
Se colocarán magnetófonos en cierto lugar solitario, a 450
metros de altitud, apartado de todo núcleo habitado. Por control
remoto, a una hora determinada, se pondrán en marcha los apara-
tos, y el grupo de trabajo deseará telepáticamente, con toda inten-
sidad, que la grabación paranormal se efectúe. Cuatro de las per-
sonas de nuestro grupo son personas muy sensitivas, habiendo
establecido con anterioridad que dichas personas poseen cierto gra-
do perenne de percepción extrasensorial comprobado. Se ha ofre-
cido para dicha experimentación un famoso clarividente argentino,
que tiene la facultad de incursionar en el pasado y el futuro con la
mayor facilidad. Fantástico «paragnosta» al que se le reconocen
IN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 139

en el extranjero otros varios poderes; los experimentos que desea-


mos efectuar son totalmente secretos de momento, ya que son
pocas las oportunidades de encontrar en el estudio de la parapsico-
logía a dotados que se presten a colaborar ampliamente con la
ciencia y gratuitamente.
Es que, con cierta verdad, esos dotados auténticos, temen per-
der sus poderes si se someten a procedimientos que en algo les
perturben. También ocurre que, en la mayoría de los casos, esos
poderes se dan en sujetos con mentalidad «mágica» o con creencias
religiosas muy acusadas, que no son lo más apto para una labor de
tipo científico. Es para nosotros una gran suerte tener a estas perso-
nas en nuestro grupo de estudio.
Las preguntas se harán desde una distancia de un kilómetro
y medio, o sea, desde una casa del pueblo (afueras), controlando
el tiempo y la clase de preguntas que quedarán grabadas al mismo
tiempo en magnetófonos colocados en el laboratorio provisional
de experimentación.
Se efectuarán asimismo pruebas de sugestión telepática por
hipnosis, y de clarividencia viajera por una sensitiva muy conocida
en toda la provincia de Barcelona.
A nosotros, que nos consta, pues estamos totalmente conven-
cidos, que la telepatía, así como la sugestión telepática (telebulia)
es un hecho científicamente comprobado desde Rhine (Joseph
B. Rhine, de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del
Norte, consignó millares de casos registrados por él y su esposa
Louise), nos hacemos hoy la siguiente pregunta: ¿se puede conse-
guir, por el poder de nuestra voluntad, por el poder de la mente
conscientemente, enviar nuestra energía «psi» a los aparatos? La
experimentación afianzará o destruirá una hipótesis.
Posiblemente las opiniones estén divididas, hasta entre noso-
tros mismos, pero las experimentaciones, aunque parezcan ilógicas,
creo que siempre son convenientes, ya que el campo de estudio
que se nos presenta es enorme, y afirmo convencido que es muy
prometedor, de resultados verdaderamente insospechados. ¿No
140 J. ROCA MUNTAÑOLA

hizo Mitxell experimentos telepáticos desde el espacio exterior y


desde la misma Luna, nuestro querido satélite?
Para algunos científicos, la experimentación suponía una ver-
dadera tontería, un juego tonto; pero no opinó así Von Braun, ni
tampoco los cerebros de la NASA
Cualquier parapsicólogo recordará que el mismo profesor Vasi-
liev declaró, después de duros años de trabajo y experimentaciones
de toda clase, que la sugestión a distancia podría adquirir una
enorme importancia, totalmente insospechada hasta el presente
para la misma ciencia y la vida, si el enlace telepático se realizara,
como lo creemos algunos, gracias precisamente a la experimenta-
ción constante, y también a una forma, de energía, o un factor
desconocido, inherente únicamente a la forma superior de la mate-
ria. La comprobación de la existencia de este factor —como muy
bien decía Vasiliev— o de otra forma de energía (el caso de la
cámara de los esposos Kirlian), podría tener una importancia igual
al descubrimiento más fantástico que haya soñado el hombre.
Y desde luego, no se equivocó Vasiliev.

Experimentación a efectuar con animales

El motivo de querer efectuar la ya indicada experimentación


tiene sus antecedentes en el campo de estudio parapsicológico.
En el Congreso Internacional de Friburgo, Alemania (septiembre
de 1968), con asistencia de celebridades mundiales, se dieron a
conocer sorprendentes investigaciones con animales. En otros con-
gresos posteriores se ha tratado la misma temática, pero como en
Friburgo, en 1968, ninguno.
Los doctores André Rechsteiner y Jean Arcady Meyer, colabo-
radores del famoso profesor Rén-iy Chauvin, informaron en este
congreso sobre trabajos realizados con ingeniosos y complicados
dispositivos electrónicos, merced a los cuales comprobaron la
existencia de precognición —conocimiento del futuro— en ratas
de laboratorio. Estas experiencias se hicieron en el Laboratorio de
Psicofisiología Experimental de la Universidad de Estrasburgo,
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGíA 141
Francia, bajo la dirección de Chauvin, experto en psicología animal,
considerado la mayor autoridad mundial en este campo. Karl Osis,
experimentador e investigador nato, perteneciente a la Universi-
dad de Duke, se ha especializado a su vez en la observación de fenó-
menos paranormales en animales (perros, gatos, ratas y aves),
logrando demostrar que las facultades parapsicológicas no SOfl
privativas del hombre, lo cual ya se demostró con anterioridad en
el estudio de los delfines, por la escuela norteamericana.
En el mismo congreso, y en el terreno de la antropología cul-
tural, el célebre doctor Erhart Brockhaus demostró infinidad de
casos de auténtica percepción extrasensorial con los animales de la
Costa de Marfil (África) que asombraron a los científicos dedicados
a esta clase de experimentación (animal y vegetal). Como nota
curiosa, también informó a la sala de un fenómeno extraño que
había podido comprobar muchas veces, y que científicamente no
tenía explicación: cuando un sacerdote-hechicero pronunciaba cier-
tas palabras misteriosas sobre algunas gallinas, aquellas morían
súbitamente, sin causa física aparente alguna.
Hay infinidad de hipótesis, pero desde luego, ninguna es con-
vincente, como muy bien dijo el doctor Brockhaus.
En lo que se refiere a la experimentación que tenemos proyec-
tada para esta próxima primavera, será efectuar la grabación, sin
personas, pero con perros y gatos. Si está ya demostrado que el
animal tiene una energía «X», parecida a la «telergia» humana,
de potencialidad todavía desconocida, pero capaz de interesar a
científicos como Rechsteiner, Meyer, Chauvin y Brockhaus, entre
otros muchos, creemos puede ser interesante operar con ellos.
Como decía anteriormente, en el Primer Congreso de Parapsi-
cología, celebrado en Barcelona los días 17 y 18 de junio de 1973,
presenté una hipótesis de trabajo que en síntesis era la siguiente:
Los «seres-voces», las «voces desconocidas», los «entes de otra
dimensión», «el espíritu de los muertos'> (o como decía Germán
de Argumosa: lo que realmente sea), opinaba y sigo opinando,
mientras los científicos no me demuestren lo contrario —o nuestra
propia experimentación no me lo demuestre fehacientemente— que
142 J. ROCA MUNTAÑOLA

hasta la fecha, sin nuestra presencia física no hemos podido obte-


ner una grabación «paranormal». Según nuestra opinión, parece
que no pueden grabar sin nuestra energía « ¿ telergia?» humana, o
debemos pensar, que sin nuestra presencia, quizá no les interese
grabar, lo cual también podría ser factible, si se acepta la tesis de
seres de otra dimensión, sean sólo restos anímicos, sean realmente
espíritus, como afirman algunos científicos extranjeros.
Ahora bien; después de ochenta horas de experimentaciones
en lo que no estamos conformes, y no aceptamos así como así, es
la hipótesis —que algunos presentan como tesis— de la escuela
mecanicista-materialista, de que sea únicamente nuestro propio
inconsciente. Hasta la fecha no hay una comprobación fehaciente
en ninguna parte.
Es totalmente ilógico, y hay que decir las cosas como son,
gusten o no, y no puedo creer que mi propio inconsciente sea el
autor de una grabación efectuada en Tivissa, el pasado verano de
1973, en un lugar totalmente solitario, sin un ser viviente en un
radio de varios kilómetros, quedando grabada una cinta en idioma
alemán, cuando realmente jamás he estudiado este idioma, no
tengo parientes ni ascendientes alemanes, y tampoco amistades
alemanas. Entonces, ¿dónde y por qué del inconsciente...? En la
cinta quedaron unas frases de aliento, y un precioso pensamiento
de un célebre filósofo vienés que siempre admiré: Rudolf Steiner,
fallecido en 1923.

De todas formas seguiremos investigando, seguiremos estu-


diando sin prisas, y con toda humildad, pues creemos, respetando
todas las opiniones, que posiblemente estemos en los albores de
algo muy importante, pues el fenómeno de las voces podría llevar-
nos de la imagen del mundo tridimensional a otra de cuatro di-
mensiones, o quizá mejor diríamos, multidimensional, que no pue-
de explicarse por los procedimientos técnicos de hoy.
Pero si las psicofonías fueran sólo un fenómeno más, reconoz-
camos que el mismo es magnífico en sí, y lo viene demostrando el
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 143
interés despertado en el mundo entero desde 1959. Pero creemos
que hay algo más profundo, algo que debemos y tenemos que
intentar comprender, sin falsos prejuicios que por su culpa entor-
pezcan las investigaciones.
¿Acaso no se reconoce científicamente que con nosotros, a
nuestro alrededor, y en todas partes, hay auténticas vibraciones de
energía, de sonido y de luz que todavía no aceptamos, porque real-
mente entre otras razones están más allá de nuestra comprensión?
Al llegar aquí me consta que he dejado algunas lagunas, pe-
queñas o grandes cosas por matizar, y otras muchas olvidadas
expresamente, como son ciertos pensamientos grabados, ciertas
cintas, o sea, ciertas psicofonías <(que no debo comunicar todavía»,
y sigo creyendo que «por algo» que se me comunicó, pero que si lo
publicara armaría mucho revuelo, lo cual no me interesa en
absoluto.
Como habrá visto el lector, muchas grabaciones tienen su
propia construcción, y su lógica especial, que parecen indicar un
estado de cosas desconocido que no podemos comprender, dicho
sea de paso. Que las voces siempre muestran un tono inconfundi-
ble y un ritmo rápido peculiar en todas las cintas. (Será, acaso, «un
incosciente colectivo»?...) Desde luego hay un hecho a tener en
cuenta; los investigadores que desde hace años vienen estudiando
el fenómeno, cada uno ha abierto a su manera un campo propio
de estudio. Lo interesante, el día de mañana, será poder intercam-
biar nuestras propias experiencias en busca de un auténtico conoci-
miento, sin afán de notoriedad, como ha sucedido casi siempre, por
desgracia.
Físicamente el fenómeno no está aclarado: lo podemos des-
cribir pero no puede ser explicado. El problema básico estriba en
poder explicar cuál es la fuente de la radiación. Se trata de una
radiación electromagnética de la que conocemos aún muy poco,
parte de un fantástico complejo que nos es totalmente desconocido,
pero que el hombre intuye, y del cual a veces la misma física
quántica nos habla apasionadamente.
Cuando los materialistas proclamaban a finales del siglo xix
144 J. ROCA MUNTAÑOLA

que verdaderamente faltaba muy poco para que se conocieran los


últimos secretos del Universo, y se jactaban de no haber encontrado
al alma con el escalpelo, florecía en toda su pujanza el espiritismo,
auténtica pseudorreligión sin sacerdocio, que lamentablemente se
desgastó al paso de los años por culpa de las supercherías y los
shows de los vividores.
Ahora, cuando el mundo es todavía más materialista, más
agnóstico y pragmático que nunca lo fuera, los fenómenos del Más
Allá, la creencia en un mundo extraño al otro lado de la muerte
—el antiuniverso de la física quántica— cobra un nuevo impulso
en una generación que carece de fe, y se caracteriza por una morbo-
sa credibilidad en la ciencia pura, y a veces, en una extraña contra-
partida o pirueta, en ciertas ciencias ocultas, mitos terribles, mun-
do irreal de hechicería con profundas raíces en extraños ritos
primitivos como son las misas negras, el vudú candomble, la ma-
cumba... Pero frente a estos hechos, y otros muchos que no quiero
mencionar, pero que están en la mente de todos, se sitúan real-
mente como una verdadera esperanza las incipientes investiga-
ciones científicas de fenómenos para los que todavía se carece de
una explicación verdaderamente racional.
En este marco cabe situar a las psicofonías, corno también
a las operaciones psíquicas, a los hechos comprobados de reen-
carnación. (Proyecto Theta, de USA, Universidad de Virginia, y del
Indian Institute of Parapsychology, de Jaipur, India); temas de hoy,
que si bien a veces se mueven entre el fraude y la extravagancia,
por otro lado podemos situarlos ante la realidad de una ciencia
psicofísica que promete para un futuro no muy lejano asombrosos
descubrimientos.

Lo que verdaderamente me interesa recalcar al llegar al final


del estudio de las psicofonías, es que la antigua división entre
materia y espíritu, valedera desde Descartes, en parte se está esfu-
mando, predominando cada vez más la progresión espiritualista.
Para mí, sólo había una manera de enfocar el problema que nos
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 145
plantea la realidad psicofónica: la dimensión espiritual; pero debo
reconocer que también hay otra, sustancial y rotundamente opues-
ta: la materialista. Son dos técnicas distintas, por decirlo de al-
guna forma, dos formas de situarse en una realidad que merece
un análisis desprovisto ante todo de ideas preconcebidas. Para mí,
como lo fue para Raudive y Crosa, y como lo sigue siendo para
el reverendo Leo Schmid, Theodor Rudolph, Gertrud Flum, Giusep-
pe Grazzini, Friedrich Jürgerson, etc., etc., las voces que recoge-
mos en los magnetófonos son comunicaciones con el antimundo,
con el mundo de los muertos, ese Más Allá donde nuestros seres
queridos viven la verdadera vida en su estado perfecto: el espiritual.
Los materialistas opinan que las voces grabadas, no son más que
una manifestación energética de nuestro fantástico inconsciente, una
manifestación del poder que cada uno de nosotros lleva en su
interior.
Y así, toda la inmensa pléyade de investigadores que se dedican
al estudio objetivo de la fenomenología parapsicológica, en plan
científico, se dan cuenta que es una ciencia que interesa cada vez
más a los mismos hombres de ciencia. La Parapsicología está
invadiendo de una u otra forma nuestras íntimas relaciones con la
vida, y tal vez con el misterio del Más Allá, pero también porque
entre sus enigmas están los misteriosos medios de curación psíquica
y espiritual, la «otra medicina», de la que hablaremos en el próximo
capítulo.
Me consta que algunos me tachan de total desprecio por todo
lo dogmáticamente científico, pues afirman que aliento el esote-
rismo, el cual vive un nuevo ciclo de austero renacimiento. Pero,
¿es posible que no se den cuenta que el hombre de nuestra genera-
ción está cansado, y desea situarse en una órbita lo menos material
posible, y empezar a conocer algo de esa inquietante promesa de
vida en el Más Allá de todas las religiones del Universo...? ¿Acaso
b sociedad de consumo en la cual estamos inmersos puede ver-
daderamente satisfacer...?
Dcía Raudive, poco antes de fallecer, que de todo su trabajo
de investigación creyó sacar en limpio, después de muchas noches
10. - N LOS CONFINES
J. ROCA MUNTAÑOLA

a la escucha del antiuniverso, que realmente los «antimundos»


existen, estadios sin tiempo donde conviven las almas...
La antimateria, o co-Universo de los físicos, quizá sea aquel
Más Allá en donde sabemos que las leyes físicas carecen de vigencia.
CAPITULO OCTAVO
En la escala de lo cósmico, sólo lo
fantástico tiene probabilidades de ser ver-
dadero.
TEILHARD DE CHARDIN

La «Otra Medicina» (la cirugía del es-


píritu).

Pocas oportunidades existen para encontrar explicaciones cien-


tíficas a hechos que la propia ciencia tradicionalmente negó. Un
ejemplo de las escasas oportunidades en que un científico se aboca a
explicar fenómenos que están más allá de los poderes normales del
hombre, lo tiene nuestra patria, en que gran parte del cuerpo
médico todavía ignora que la Parapsicología acredita científi-
camente la existencia de personas que tienen poderes extraordina-
rios, a veces sin saberlo ellas mismas, y casos que, reconocidos
por la población inculta, han sido muchas veces mirados con des-
precio por quienes cuentan con una formación a nivel universitario.
Pero en nuestra patria hemos de reconocer que hasta la fecha
pocas oportunidades ha encontrado la Parapsicología para poder
estudiar sistemáticamente estos fenómenos en personas dotadas,
pues generalmente no quieren colaborar ampliamente con la misma
ciencia. (Casos que hamos estudiado han sido las experiencias
extracorporales de laboratorio, pues les disgusta, y perturba en
gran manera, el electroencefalógrafo y el electrocardiograma, in-
dispensables; también, y es comprensible, la frialdad, la parte
científica de las pruebas.)
También ocurre que en la mayoría de los casos, esos poderes
se dan en sujetos con mentalidad mágica, o con creencias religio-
sas acentuadas al máximo. Una gran parte de culpa la tienen las
mismas Iglesias, pues son demasiado doctrinarias y dogmáticas
—la religión, en las Universidades, se ha transformado en una
ciencia más, enseñada por los teólogos, con sus dogmas, imposibles
150 J. ROCA MUNTAÑOLA

ya de cambiar— que realmente no son lo más apto para algunas


tareas de experimentación de tipo científico.
Dentro mismo de la Iglesia católica, existen dos casos de per-
sonas vivas que tienen manifestaciones de excepción, y que hoy,
gracias a la misma Parapsicología científica, comienzan a ser des-
cartadas como verdaderos milagros. Uno de estos ejemplos es el
de la célebre monja alemana Teresa Newman, que reproduce en
su cuerpo las heridas y los mismos sufrimientos que Jesucristo tuvo
en su crucifixión. (Aquí me permito recordar que el padre Oscar
González Quevedo, S. J., dijo en uno de los cursillos dados en Bar-
celona sobre Parapsicología, que el indicado fenómeno debía ser
considerado parapsicológico únicamente, aun cuando la hermana
Teresa —según se dice— vive sin otra alimentación que la comu-
nión diaria—. «Ni siquiera es una señal de virtud —expresó el
sacerdote— porque las señales que Dios envía suelen ser menos
espectaculares. »
El segundo caso, muy difundido, es el del padre Pío de Pie-
tralcina, un fraile capuchino italiano que tiene en sus manos y en
sus pies la reproducción de los estigmas —heridas— que Cristo
había tenido como consecuencia de los clavos que lo fijaron a la
cruz. Tampoco es considerado un milagro y, en el mejor de los
casos, se tiene como una manifestación providencial querida por
Dios.
Ésta es la opinión que sostienen también parapsicólogos teóri-
cos y eclesiásticos de hoy. Subjetivamente tienen razón, aunque
particularmente en los dos casos citados anteriormente ni puedo,
ni debo opinar, pues carezco de documentación fehaciente sobre el
particular.
Realmente fuera de la misma Iglesia católica los fenómenos
paranormales están más generalizados aún, y el destacado religioso-
parapsicólogo que he citado anteriormente, señaló casos asombrosos
que tuvo oportunidad de observar y estudiar personalmente. Su
país de adopción, Brasil, es precisamente el lugar de la Tierra donde
más casos de dotados son reconocidos por la población, y según
algunos testimonios que posteriormente han sido comprobados,
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 151
donde más hombres con facultades paranormales ejercen sus ex-
traordinarios poderes.
Entre muchas de las experiencias citadas por el padre González
Quevedo se cuenta el caso de un hombre a quien cortaron las dos
piernas sin causarle dolor alguno, sin efusión de sangre, sin usar
anestesia, ni tampoco sofrología u otra clase de técnica hipnótica,
como dijo cierta Prensa, que incluso afirmó que había sido tratado
antes con acupuntura. Todo fue comprobado, y no se había usado
anestesia alguna.
Y es que un dotado brasileño, como un dotado filipino, pon-
gamos por caso, es capaz de hacer extracciones de apéndice a dis-
tancia, y sin tocar el enfermo para nada. Y hay uno que incluso
toma estricnina, y como única reacción fisiológica le produce un
aumento del nivel de azúcar en la sangre.
¿Explicación científica? Ninguna!
En otro orden de fenomenología, tenemos que aquí mismo, en
nuestra patria y en la provincia de Soria, en el pueblo de San
Pedro Manrique, sucede un hecho que ha sido comprobado cientí-
ficamente por el doctor Miguel V. B., de Barcelona, según certifica-
ción que obra en mi poder, de fecha agosto de 1974. Dice la carta,
textualmente: «... en la noche víspera de San Juan, he presenciado
un fenómeno, debidamente comprobado, que a mi entender se pue-
de clasificar, junto con otros ya descritos por la misma Parapsico-
logía, como de incombustibilidad. Presencié lo siguiente.: Frente
a la ermita de dicho pueblo los mozos encienden una gran hoguera
con madera de roble, que mantienen encendida durante unas dos
horas, pasadas las cuales se extiende, convirtiendo la hoguera en
una alfombra de fuego al rojo vivo de 4 metros de longitud y un
grosor de 30 a 40 centímetros, por encima de la cual, y sin mostrar
dolor físico alguno, se pasean completamente descalzas varias
personas, de diversas edades. Comprobadas las plantas de los pies
antes y después del paseo, puedo certificar conjuntamente con mis
asistentes, que el hecho no tiene explicación científica, pues termi-
nado el paseo las plantas de los pies no tienen la menor señal. Un
detalle a destacar es que se pasean por el fuego personas de todas
152 J. ROCA MUNTAÑOLA

las edades, desde niños de 14 ó 15 años hasta personas mayores de


60, incluso hubo una de ellas, ya mayor, que se paseó llevando en
hombros a otra persona mayor, y recreándose en el paseo. Adjunto
le mando la ubicación exacta del pueblo..., etc., etc.».
Desde luego, en todo ello son muchos los interrogantes que nos
planteamos, la mayoría sin respuesta. En los casos de operaciones
psíquicas, bien sean en el mismo terreno donde reside el sanador,
curandero o «logurgo», o bien por mediación de los «médicos invi-
sibles» que operan a distancia, se ha comprobado que, efectiva-
mente, a pesar de la «magia» (que es indispensable), hay fantásticas
operaciones psíquicas totalmente comprobadas, como lo expuso
claramente el doctor Lauro Neiva, psiquíatra brasileño muy reacio
a las entrevistas (bien por convicción íntima, o por sugerencia de
las entidades espirituales), durante las jornadas del 28 de mayo
al 3 de junio de 1973, en la ciudad de San Remo, Italia, en el 1 Con-
greso de la Otra Medicina, y posteriormente los días 9 y 10 de
Junio del mismo año en Génova, en el «y Congreso Internacional
de Parapsicología», donde uno de nuestros enviados pudo hablar
detenidamente con dicho científico.
Posiblemente haya una respuesta oculta, que sólo laboriosa-
mente podrá ser desvelada. Las respuestas, hoy insospechadas,
quizás abran grandes compuertas hasta ahora desconocidas a las
capacidades humanas.

Sobre este tema me decían los doctores Antonio Brualla, Ciru-


jano, y José Pedragosa, dermatólogo, que acompañaron a don
Germán de Argumosa a Filipinas, que realmente no tienen explica-
ción el fenómeno de las operaciones psíquicas. Nuestro grupo ha
visto dos de las películas en color, rodadas por el doctor Naegeli, o
bien hechas bajo su control y dirección, que son impresionantes,
y tampoco encuentran explicación. Desde el punto de vista cientí-
fico, lo visto no tiene justificación, y desde el punto de vista de
formación racionalista de un médico, tampoco, aunque se com-
prendan y acepten ciertas teorías ocultistas, espiritistas, cristianas,
N LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 153
teosóficas, o rosacrucianas, pero que a un científico, la verdad le
cuesta creer lo que está viendo y tocando...
En las islas Filipinas existen más de 40 curanderos en dife-
rentes regiones o municipios, algunos en el interior del Pangasinán,
casi en plena selva; otros en la misma Manila o poblaciones rela-
tivamente cercanas, a veces a 200 kilómetros, como Baraugobauh,
en el célebre valle del Camiling.
El procedimiento que vienen usando generalmente es el si-
guiente: el paciente se desnuda, se echa sobre una mesa o cama,
según la casa, que tiene, o no, habitaciones destinadas a «consul-
torio» de los mismos curanderos, y por lo regular bastante senci-
has y humildes.
Una vez sobre la mesa, i,' después de un estudio previo por el
mismo curandero, o sus ayudantes, el paciente indica la parte
que será intervenida, y después de unos breves rezos, y en espe-
ciales circunstancias el mismo curandero, en un estado de semi-
trance, coloca la Biblia en el mismo cabezal de la cama. Entonces
el curandero pasa los dedos extendidos por encima de la parte afec-
tada como si realmente tuviera en ellos un bisturí, aunque a veces
sus dedos están a una distancia de 15 6 más centímetros; la piel y
luego la misma carne se abren bajo la acción de un bisturí astral
en unas manos también astrales... (Hay una fantástica experiencia
filmada que obtuvieron en septiembre ce 1974 unos médicos ar-
gentinós.)
Cuando uno ha estado allí, y ha visto actuar a Virgilio o Jose-
fina, dos de los varios curanderos; cuando uno ha visto varias
películas filmadas en privado, sin afán de lucro, cabe decir que
realmente no hay truco, aunque aquello no tenga explicación cien-
tífica. Aquí sí que cabría decir que si todo aquello es un gran truco
(como afirmaron unos psiquíatras que no se habían movido de
España), nuestros ojos y nuestras fumadoras vieron lo que no
existía, pues entre estas máquinas estaban las de la CBS italiana,
y las de la BBC de Londres, hay que reconocer que tanto operado-
res corno otros técnicos y periodistas estaban bien condicionados
para ser escépticos, pragmáticos, y totalmente agnósticos.
154 J. ROCA MUNTAÑOLA

Algunas de las películas que durante estos años se han mos-


trado en la Televisión europea han demostrado bien a las claras
que el truco era perfecto, pero el caso es que las películas fueron
filmadas por el mismo doctor Naegeli y en presencia de otros médi-
cos. Uno de ellos, el alemán Alfred Stelter, que según decía Vintila
Horia en un artículo, ha publicado un libro muy detallado sobre
dichas operaciones.
No hay explicación al fenómeno según los datos de la ciencia
ortodoxa. Pero como dice Naegeli, hay que tener en cuenta los
datos que brinda la Parapsicología, como son, por ejemplo: las
materializaciones y las desmaterializaciones, los aportes, la acción
directa del espíritu sobre la materia, a distancia incluso, por tele-
cinesia (1), y otras extraordinarias manifestaciones de poderes
superiores. Y dice Naegeli (copio textualmente): «No se trata, pues,
de cirugía, ni mucho menos, sino de "logurgia", es decir, de una
intervención del logos, o del espíritu, que provoca este fenómeno.»
Igual opinión era la del doctor Hiram P. Ramos cuando fue
entrevistado por los doctores Brualla y Pedragosa conjuntamente
con el profesor Argumosa en enero de 1974, en Manila, y que
gracias al apoyo personal del doctor Ramos les fue posible investi-
gar en óptimas condiciones a dos de los varios «psicociruj anos '>:
Virgilio y Josefina. El informe detallado, con las observaciones e
investigaciones realizadas personalmente, queda reservado única-
mente a dichos investigadores profesionales. No obstante, se pueden
adelantar algunas de las conclusiones publicadas ya por don Ger-
mán de Argumosa, y que son las siguientes:
Primero. El fenómeno de la incisión paranormal e inmediata
posterior regeneración es netamente parapsicológico, siendo mé-
dico sólo y exclusivamente en cuanto a los efectos terapéuticos.
Segundo. Las incisiones que se practican difieren de las efec-
tuadas con bisturí, en las que ésta la herida forma labios sangran-
tes y aristas en la epidermis, en tanto que las paranormales se

(1) Manifestaciones publicadas en «Tribuna Médica», de fecha 4 de octubre


de 1974, página 17, por don Vintila Horia. (Fenómeno PSI, sobre el alma y la ciru-
gía del espíritu. Conversaciones con el doctor Naegeli, de Zurich.
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 155
asemejan a la forma que adoptaría una masa de pan profundizando
en ella con los dedos extendidos. Habría, pues, que hablar, más
que de un corte en vertical del tejido, de una distensión del mismo,
aunque a veces se produzcan pequeñas hemorragias.
Tercero. En torno al fenómeno principal hay otros elementos
netamente paranormales, como aportes, materializaciones... (1).
En el pasado IT Congreso Nacional de Parapsicología, cele-
brado en Barcelona los días 12 y 13 de octubre de 1974, ya expuso
el indicado profesor durante el curso de su interesante ponencia,
que los únicos investigadores que se habían acercado al fenómeno
desde hacía tiempo, y dispuestos a conocer toda la verdad, habían
sido los doctores Hans Naegeli-Osjord, de Zurich; Motoyama, de
Tokio; Hiram P. Ramos, de Manila; Stelter y Werner Schiebeler,
de Alemania, y Nager, de Suiza, entre algunos otros de renombre
internacional, que siguen estudiando con dedicación y valentía la
psicocirugía de Filipinas. Gracias también al doctor Antonio Brua-
ha, de Barcelona, que ha venido estudiando toda la fenomenología
paranormal en lo que atañe a la psicocirugía, debemos felicitarnos
que científicamente nuestra patria se interese por las asombrosas
maravillas de la (<Otra Medicina».
Pero hace más de diez mil años que el hombre filipino, y otros
en otras partes del mundo, sanan a sus semejantes con la misma
técnica aprendida de los conductores en el interior de las selvas
vírgenes. (¿Acaso no sucede igual en el Brasil, Perú y Venezuela?)
Del hombre de la Edad de Piedra, a Tony Agpaoa, pongamos
por ejemplo (Agpaoa es el príncipe de los curanderos modernos
de Filipinas), no parece existir relación de continuidad, aun cuando
Agpaoa ha transformado la clásica cabaña de bambú y piedra que
tenía en sus principios, por una moderna casa-torre, lujosa, con
salas de operar, enfermeras, asistentes —hasta alumnos llegados
de una Universidad americana— con capilla donde se retira a
meditar dos veces al día, y unas salas especiales para la iniciación.
(Y todavía hoy, a pesar de que dicen que ha perdido facultades, sus
(1) Publicado en la revista «Ecos de Parapsicología», n.» 3, cuarto trimestre
de 1974, por el profesor Germán de Argumosa.
156 J. ROCA MUNTAÑOLA

pacientes siguen llegando en modernos «jets», en viajes organizados


por compañías que ofrecen en tarifa «todo comprendido» viaje,
comida, alojamiento, meditación y operación, todo ello —si no han
aumentado ya las tarifas— por unas 500.000 liras. (El viaje está
programado desde Roma.)
Pero antes de proseguir creo que seria hasta curioso conocer
la historia de un libro que posiblemente, según dicen en Filipinas,
fue la causa del nacimiento de los curanderos.
Sucedió en el año 1895, va terminada la estación de los mon-
zones; un padre jesuita de Barcelona. monseñor Alfonso González,
se embarcó con nimbo a Manila. En su eouipaie llevaba, auizás
entre otros, pero éste parecía su preferido durante las largas sin-
gladuras, un libro entonces muy conocido: El Libro de los Espíri-
tus, de Allán Kardec.
Durante el trayecto Manila-Isla de Cebú, al misionero le roba-
ron todo su equipaje. Según la historia obtenida, el libro pasó de
mano en mano, suscitando interés entre los filipinos, reimprimiendo
dicho libro y traduciéndolo al tagalo. Así nacieron los primeros
centros secretos de espiritismo de Filipinas, registrados oficial-
mente en el año 1905 en la oficina del Tribunal de Manila.
El auténtico libro del misionero monseñor González todavía
existe, y es venerado. La cubierta está firrada por el sacerdote,
y hay infinidad de anotaciones de su puño y letra en los márgenes
de las páginas. También el sello en seco de los jesuitas en el co-
mienzo de cada capítulo. Cuentan que cierta persona encontró un
día, encima del alféizar de la ventana de su cuarto el indicado libro.
Un ser inmaterial, un «espíritu», se lo había depositado, hecho má-
gico de los «aportes». A partir de entonces nació la Sociedad Espi-
ritista Cristiana de Filipinas. Ésta es la historia. Pero procedamos
ahora a una explicación clara de algunos hechos. El colonialismo
español en Filipinas no fue siempre acertado y humanitario, y las
quejas de los naturales contra el régimen fiscal español, y contra
su administración, no siempre acertada, provocaron la gran rebe-
lión de 1896, y aunque el orden se restableció a los pocos meses, los
separatistas filipinos, aconsejados por los Estados Unidos, reanu-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 157
daron las hostilidades, obligando al fin a capitular y a ceder el
archipiélago filipino a los americanos quienes, a pesar de la resis-
tencia que en un principio les opuso el cabecilla Aguinaldo, logra-
ron dominar completamente al país.
Esta situación duró más o menos hasta 1898, o sea la fecha
que España pierde la guerra con los Estados Unidos, y las 7.000
islas del archipiélago pasaron al gobierno de USA, que inició, teó-
ricamente, una reforma del país en sentido democrático, prometien-
do la independencia, la que fue concedida posiblemente a cambio
de contribuir el pueblo filipino con su sangre en la guerra contra
el Japón.
En los últimos años de la dominación española, durante los
cuales proliferaron las agitaciones y revueltas, salió favorecida una
sociedad secreta llamada Karipunárn, que reunió en torno a ella a
gran número de indígenas tagalos y mestizos, sociedad que al mis-
mo tiempo estaba favorecida por los agentes secretos de los Estados
Unidos.
El jefe del movimiento independiente y héroe nacional filipino
era el médico José P. Rizal, que pertenecía desde el primer momento
a la «Katipunám» —y vean ahí la relación—, uno de los primeros
espiritistas y partidarios de la «Christian Science», el movimiento
espiritista que nació en América, precisamente, con Mary Baker
Eddy.
Desde el principio, una parte de los filipinos habían rechazado
el catolicismo, por ser una religión impuesta por los conquistadores
españoles. Para combatir a los opresores nacieron, pues, infinidad
de sociedades secretas, en la base de las cuales se mezclaban nacio-
nalismos de buena fe, y revolucionarios de dudosa filiación, pero
infiltrándose con unos y otros las doctrinas espiritistas de la «Chris-
tian Science», de inspiración protestante. Estos elementos político-
religiosos eran más eficaces que las creencias animistas de los abo-
rígenes, celosos custodios todavía hoy de los ritos y tabús descono-
cidos para los blancos, o la mayoría de los blancos, pero que toda-
vía existen.
Hay, pues, en todo ello un tejido de ritos animísticos, doctrina
158 J. ROCA MUNTAÑOLA

espiritista, un rechazo total del catolicismo, y una reposición de


los más arcaicos mitos bíblicos, todo ello, y algo más que existe,
pero se ignora qué es, necesitó reunirse o fundarse en una sociedad
de socorro mutuo para hacer frente a la violencia de los conquista-
dores y también de los Gobiernos de tipo autoritario (la Asociación
de Espiritistas Cristianos, Inc.).
Los curanderos-médiums eran entonces la expresión de la más
profunda rebelión de un pueblo que no había encontrado la ver-
dadera conciencia nacional, y una defensa contra la misma violen-
cia y el mal gobierno. Actualmente en la región Pangasinán viven
y operan la mayor parte de los curanderos. Se habla de 40 ó 50
faith-healers indígenes.
En las montañas que dominan el Pangasinán ciertas personas
muy escogidas pudieron hablar con algunos jefes de una extraña
tribu del interior. El viaje tuvo que hac'rse forzosamente en heli-
cóptero; y gracias a que el piloto era buen conocedor del terreno.
Allí se encontraron trazas del pasado de éstos y otros curanderos,
al lado de los primitivos de las tribus donde tuvieron que convivir
largas temporadas. El hecho estaba totalmente confirmado, pero,
¿qué «otros» contactos tuvieron allí... y con quiénes? Misterio.
En realidad, algo hay, pues les molesta terriblemente la pregunta,
pero nadie habla, ni nadie hablará, de lo cual estaban convencidas
las dos personas que pudieron llegar hasta allí, como personas
«escogidas»...
Sobre esta excepcional información, algunos han hilvanado una
hipótesis que puede ser verosímil. Los curanderos del Pangasinán
han pasado un período de iniciación y de prácticas al principio de
sus conocimientos entre las tribus del interior, profundizando en la
«magia» terapéutica y desarrollando unas técnicas —digamos más
bien, poderes— que sólo los primitivos (?) conocen y guardan celo-
samente, desde Agpaoa a Sarmiento. Y si uno les pregunta, sólo
se conseguirá saber que realmente han tenido un reencuentro entre
las enseñanzas de la Sagrada Biblia, y lo más fantástico de los
poderes que están más allá de nuestra normal comprensión, mas
para su adquisición entre otros factores, se ha tenido que pasar
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 159
por un adiestramiento físico, y espiritual muy severo, con pruebas
duras y de mucho valor, pero también de gran obediencia y humil-
dad.
Cuando uno ha estado en contacto con ellos y su forma de ac-
tuar, se pregunta muchas veces qué son realmente estos sujetos.
¿Místicos dotados de excepcionales poderes que trascienden el
orden natural, y que nosotros no podemos explicar, si no es recu-
rriendo a la intervención divina, o a la misma magia blanca? Cabe
también que estén en manos de fantásticas sociedades secretas
(será acaso la sociedad secreta el sistema perfecto de gobierno
de la Humanidad futura?). Pensar en ello ya nos hace sentir un
estúpido desprecio por el progreso, por la técnica, y por la misma
ciencia..., pero cabe también que ellos sean los últimos depositarios
de fantásticos poderes paranormales de los cuales estaban dotados
comúnmente los componentes de algunas tribus primitivas del
Perú.
Pero también es posible algo más simple, pero más fantástico,
y tendríamos que dar entonces la razón a Jacques Bergier cuando
afirma que existen puertas abiertas sobre «universos paralelos».
Y, ¿por qué no...?
Fuera lo que fuese, como decía un periodista de la revista ita-
liana Tempo, en las declaraciones que hizo a la Prensa cierto alto
funcionario de una embajada extranjera, en conversación privada
con científicos y periodistas, ya especificó claramente que estos
ejercicios de los llamados faith-healers, que afirman son poderes
que han adquirido en las selvas filipinas, son, en pleno siglo xx,
exactamente lo mismo que se ha descubierto existía hace ya qui-
nientos años.
Quizás el descubrimiento de una nueva dimensión del fenómeno
de los curanderos, sea mañana interesante para efectuar al mismo
tiempo un detenido estudio por expertos etnólogos, antropólogos
y teólogos, pero sin prejuicios de ninguna clase.
160 J. ROCA MUNTAÑOLA

Manuel Elizalde, Jr., funcionario del «Instituto Nacional Fili-


pino», creado para ayudar a las minorías étnicas, organizó recien-
temente, con el «National Geographic Magazine» y la '<Columbia
Broadcasting System», una expedición al interior de la isla de
Mindanao, donde recientemente se habían descubierto las últimas
tribus que todavía viven en la Edad de Piedra y que nunca habían
tenido contacto con el mundo civilizado. Decía Manuel Elizalde:
«De los estudios efectuados resulta al parecer que se ha en-
contrado entre las selvas del Hagaonon curanderos no muy diferen-
tes de los actuales de Manila o pueblos limítrofes, o los mismos
del Pangasinán. Es muy natural que en sus «operaciones» no usen
algodón, ni posean luz eléctrica, radio, etc., porque todo esto no lo
conocen, pero con hojas maceradas en un extraño líquido de raíces
y plantas, desinfectan el cuerpo del paciente y practican la misma
forma de operar que nuestros "magos" de Luzón.»
Y añadía en su informe y posterior explicación en una rueda
dé Prensa: «Extraen "cosas" de las heridas sangrantes; hacen salir
del cuerpo humano grumos de sangre mala y trozos de hueso;
extirpan amígdalas, pólipos, tumores, hemorroides..., pero todo
con las manos solamente, sin utensilios de ninguna clase, ya que
por otra parte, no conocen el uso del metal o el hierro. Y cierran
la herida con perfecta simplicidad.
«Y nos volvemos a encontrar con el mismo problema: apa-
rentemente todo es verdad, la sangre parece sangre, los órganos ex-
traídos parecen órganos, así como captábamos en una operación
el mal olor del pus, que el curandero sacaba con una especie de
cuchara de madera, elemental y primitiva; pero se trataba de
pus, sin la menor duda. Si todo era truco, nuestros ojos y nuestras
máquinas de filmar, o fotografiar, no han logrado recogerlo.»
Hace miles de años que en las selvas se cura con la misma téc-
nica. La sangre, al operar, en y después de la operación, es sangre;
la recogemos para analizar, y mañana, aquella sangre, es algo
amorfo, inorgánico; o sea, que la sangre no es sangre, y las «pie-
zas» anatómicas frecuentemente no resultan humanas, ni animales.
¿Entonces...? Podemos afirmar: Es magia, y no tiene explicación,
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 161

por lo menos desde el punto de vista de nuestra formación racio-


nalista. Los médicos han comprobado infinidad de veces que lo
extraído por el «sanador» o curandero, no es ni siquiera materia
orgánica, sino una mezcla caótica de materia sin núcleos, o sea,
según dice la medicina, células desprovistas de núcleos, lo que no
se puede definir, y menos todavía comprender.
Pero hay una cosa que he podido experimentar aquí, y que es
real, y también es magia si bien en otro sentido. Igual las plantas
que los seres humanos, después de los estudios y experimentos
efectuados, sabemos, nos consta, que podemos curarnos con el pen-
samiento, con el amor, con la voluntad, con la intención, directa-
mente con la palabra. De ello se deduce —y está totalmente com-
probado— que el ser humano posee una cantidad de energía vital
que se puede transmitir a otro ser viviente que esté necesitado de
ella. Entonces hombres primitivos como los médiums filipinos,
que intuyen lo que hoy los aparatos registran, han creado proba-
blemente todo un ritual mágico para abrir la psique del paciente,
y poder darle así parte de su propia energía vital.
En algunas ocasiones —y más unos que otros— los médiums-
curanderos, después de varias «intervenciones» extraordinarias, han
perdido el sentido (1) o han tenido que retirarse durante una
hora o más para reponer fuerzas. Esto también les sucede a las
sensitivas o médiums espiritistas, y en menor escala a los mismos
radiestesistas, que al fin y al cabo no dejan de ser unas personas
muy sensitivas.
Hemos dicho anteriormente cómo se efectúan estas interven-
ciones en Filipinas, entre otros lugares. Hoy sabemos, aunque no
podamos explicarlo, que la fuerza mental, unida a la fuerza del
espíritu, puede cortar como si fuera un láser, ya que la fuerza de

(1) ',En algunas ocasiones he visto a Virgilio descargarse como una pila —me
decía el doctor Atchuteguy, S. J., de la Universidad de Loyola, que ha estudiado
como religioso a dichos curanderos—, pues a medida que pasaban los enfermos
y transcurría la mañana iba perdiendo sus fuerzas. Pero es que a veces, en una
sola mañana, recibe hasta ciento cincuenta personas de toda condición social,
credo religioso y nacionalidad. Ahora bien; cuando percibe que su poder merma,
no repara en decir a los enfermos: "Señores, vuelvan ustedes mañana".'> (De Memo-
rías de Filipinas. Los Curanderos. Periódico «La Razón'>, Buenos Aires, 1972.)
+11. - EN LOS CONFINES
162 J. ROCA MUNTAÑOLA

lo que diríamos «astral» sobre lo somático es evidente, se quiera o


no aceptar por la ciencia «oficial». La ciencia del espíritu es verda-
deramente el motor de nuestro cuerpo (1).
Los curanderos más famosos hasta la fecha son Agpaoa (2),
Virgilio y Josefina. No cobran, sólo aceptan lo que se les quiera dar
de buena voluntad, rasgo que no es uno de los más pequeños atrac-
tivos de estas operaciones espectaculares. Virgilio, por ejemplo,
trabaja en familia. Su padre, antiguo funcionario de Hacienda,
carece de poderes particulares, pero su madre es una médium que
ayuda a su hijo mentalmente, o quizá diríamos mejor, espiritual-
mente. Entre dos vistazos al arroz cotidiano, que se hace en la
cocina vecina, trata a sus propios enfermos. Sus dos hermanas
menores, Joby y Mary, se encargan de dirigir las veladas espiri-
tistas.
Las veladas se componen de auténticos ejercicios de concen-
tración y exaltaciones de fe, que normalmente preceden a las ope-
raciones.
Y resulta curioso y conmovedor al mismo tiempo, asistir a uno

(1) Véase el libro Psi-Heilung (Curaciones Psi), publicado en Berna, 1973, por
el doctor Alfred Stelter. Libro muy polémico.
(2) Agpaoa-Tony. Es realmente el más célebre de los sanadores o curanderos
de las islas, cuya fortuna —dicen-- la ha conseguido rápida y ostentosamente,
por lo cual parece que ha sido excluido de la Asociación de Curanderos.
Pero por otra parte también dicen que la doctora Sentemann se ocupa de
visitar los pacientes europeos que quieren ir a ver a Tony Agpaoa, y tener así una
ficha médica de cada caso. Pero es que la doctora Sentemann reside en Alemania...
También que Tony Agpaoa había perdido sus facultades... (?)
La verdad es que no hay que tomar muy en serio las habladurías, que son para
todos los gustos, allí, aquí y en todas partes.

Nota adicional aclaratoria (Manejo del fuego). También por medio de «esen-
cia elemental etérea'> es posible manejar indemnemente el fuego, aunque
también hay otros medios de producir este fenómeno. «Una sensihilí-
sima capa de materia etérea puede manipularse de suerte que no le
afecte el calor y cuando la mano del médium o de la persona en trance,
o de un circunstante, esté recubierta de dicha película como por un
guante, puede agarrar un ascua de carbón o un hierro al rojo blanco
con toda seguridad de no abrasarse.» (C. W. Leadbeater.) Algunas per-
sonas comprenderán por qué he aclarado algo el manejo del fuego.
(Igual son las manos que los pies.)
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 163
de estos rezos en colectividad, efectuados en toda clase de idiomas,
pero con un auditorio cuyo recogimiento y cuya fe me atrevo afir-
mar que haría las delicias de muchos párrocos de pueblo, en época
como la actual.
Ahora bien; si la curación por la fe no es más que una vulgar
socarronería, a lo que Ja reducen los más escépticos, o hasta los más
fanáticos adversarios, ¿por qué hace tanto ruido en el mundo, y
desplaza cada vez más a médicos y parapsicólogos? Reducirla a
simple fraude y a ilusión, es hacer caso omiso de las operaciones
curativas comprobadas, o en todo caso, de las mejoras sensibles
conseguidas por los curanderos.
En 1972 visitaron el Estado de Sao Paulo, Brasil, cinco hom-
bres de ciencia norteamericanos, miembros de la «Life Energies
Research» (Sociedad para la Investigación de las Energías de la
Vida). Esta sociedad está investigando las técnicas usadas en las
curaciones paranormales en cualquier parte del mundo que ocu-
rran, pues sus integrantes creen que la Humanidad se enfrenta con
muchos problemas que la ciencia, la educación y lo que llamamos
las «religiones organizadas» no están en condiciones de resolver.
Durante quince años, un largo período, la función de la «Life
Energies Research» fue reuniendo personas de alta ubicación en el
Gobierno, la industria y el sector de la educación para discutir, en
conferencias y reuniones, los problemas que afligen a los hombres,
especialmente en el campo de la Medicina. En estas reuniones se
llegó a la firme conclusión de que el campo conocido como de
«fenómenos psíquicos» contiene un potencial impar en cualquier
otra área conocida por el hombre, para beneficio de la Humanidad.
Ahora bien; siendo el Brasil, como Filipinas, un verdadero se-
millero de lo expuesto, fueron al Brasil con la finalidad mencionada,
como antes ya habían estado en Filipinas.
Entre los varios lugares que visitaron se destacó la Federación
Espiritista del Estado de Sao Paulo, y su Casa Transitoria, donde
presenciaron, no sólo el trabajo de asistencia material brindado a
los menos favorecidos, sino, sobre todo, la asistencia espiritual dada
a todos cuantos la necesitaban.
11. - EN LOS CONFINES
164 J. ROCA MUNTAÑOLA

En el campo de la investigación, el psicólogo doctor Larry Le


Shan está analizando las técnicas empleadas en las curaciones para-
normales, tanto las usadas por la «Christian Science» como por el
Budismo Zen, o el espiritismo, habiendo publicado al respecto una
monografía titulada Estudio para una mejor comprensión de lo
paranormal (hasta ahora no traducida al castellano). Mediante el
estudio y la observación consiguió desarrollar un sistema propio,
donde emplea sus facultades espirituales para efectuar curaciones.
Nos consta que la «Life Energies Research» consiguió intere-
sar a tres hospitales de Nueva York y emplear este método en ca-
sos considerados como perdidos. Cierto número de médicos de
estos hospitales conservan registros de lo que acontecerá durante
un año, a fin de que quede científicamente comprobado si la técnica
es válida o no.
Sería muy conveniente, ahora, conocer los resultados del pri-
mer registro precisamente en nuestra patria.

Los curanderos-médiums, y las curaciones.

A propósito de curas por vía mediúmnica, o en estado de semi-


trance, aún caben muchas observaciones. Es natural que el ser
humano, necesitando curación, recurra a todos los medios. Lo de-
bemos intentar siempre.
Pero existe una ley que regula el mérito. Es un problema ínti-
mo, vinculado, muchas veces, a otras existencias. Ni todos merecen,
ni están en el momento exacto de recibir el beneficio, pero la lla-
mada a los medios espirituales es justa y casi instintiva.
Muchas personas, por ejemplo, van en búsqueda de ciertos cu-
randeros o ciertos médiums, súbitamente famosos, esperando lle-
gar y salir curadas inmediatamente. De hecho, existen personas
que van y vuelven satisfechas, realmente «maravilladas», y otras
no... Y ¿por qué? ¿Será un fallo del médium o curandero?
Deben considerarse diversos aspectos. Los mismos profesiona-
les de la Medicina están también sujetos a tales situaciones: acier-
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 165
tan con determinados enfermos, y no aciertan con otros. Los cu-
randeros y médiums son instrumentos de las entidades espiritua-
les, pero tienen sus fallos porque son seres humanos, pudiendo ser
influenciados por el ambiente y las circunstancias del momento. Es
difícil explicar estas cosas a quien está desesperado, apelando a
todos los recursos, pero el principio moral del mérito es una rea-
lidad, confirmada en los propios Evangelios.
Los médiums-curanderos, los psicocirujanos, sean de la Unión
Cristiana Espiritista de Filipinas, del Brasil, Venezuela o de Ingla-
terra, no pueden alterar la ley de justicia. Sabemos que existen fa-
llos, exageraciones, tropiezos decepcionantes, pero sabemos también
que, en muchos casos, la dificultad no está precisamente en el mé-
dium-curandero, sino en la propia persona, que ignora este hecho.
(Doctora Kristina Nolfi, Humlebaek, Dinamarca.)
CAPITULO NOVENO
Si de verdad hay médicos tramposos,
también es justo que existan curanderos
tramposos.
JOAQUÍN CUNANAN.
(Presidente de la Asociación de Curande-
ros de Filipinas.)

«Una de las cosas que he visto hacer limpiamente, y que para


mí es lo más espectacular y fascinante de cómo trabaja Josefina, es
que toma un pedazo de algodón, lo humedece con aceite de coco,
lo enrolla, y lo hace desaparecer lentamente, como enhebrándolo,
dentro de las mismas carnes del paciente; o bien lo introduce en
una oreja, y lo saca por la otra oreja..., y todos nosotros estábamos
observando fascinados cómo trabajaba, y en todo momento nos
mostró las manos limpias; hasta yo mismo la ayudé en una ocasión
a extraer un algodón de la misma carne.., apartando sus dedos.
Mire: no sé cómo explicar todo esto, pero lo cierto es que los ojos
ven, y no perciben truco alguno, ésta es la verdad.»
Así se expresaban los dos médicos barceloneses (uno de ellos
cirujano) que fueron a Filipinas acompañando a don Germán de
Argumosa, a su regreso del periplo.
Sobre la psicocirugía, hablando de trampas y de posible pres-
tidigitación, no hace mucho tuve la oportunidad de hablar con don
Antonio R. A. L., argentino, doctor en ingeniería electrónica, de
paso por nuestra ciudad, que me dijo: «Asistí el pasado octubre a
una serie de difíciles operaciones que efectuó Josefina, a la que
asistió un famoso cirujano norteamericano de gran fama, cuyo nom-
bre debo silenciar. Terminadas las mismas, todos nosotros, hasta
los mismos operadores y cámaras de la TV americana, fuimos a la
planta que hay encima de la capilla para poder hablar con Josefina.
Nuestro intento era poder comprender y entender algo de todo
aquello que habíamos visto y que la razón se negaba aceptar, y
170 J. ROCA MUNTAÑOLA

teníamos la esperanza de conseguir una explicación clara. Enfras-


cados en la conversación, queríamos hacerle admitir a Josefina que
hasta psicológicamente, los médiums como ella recurrían a la magia
y a la prestidigitación, pero Josefina adivinando posiblemente mi
pensamiento me atajó rápida: —No me hace falta para nada la ma-
gia ni la prestidigitación, que por otra parte desconozco. En algu-
nos casos habrán visto ustedes que sacaba pedazos de cordel, gru-
mos, hojas, hasta trocitos de metal, y tantas otras cosas extrañas de
dentro del cuerpo de un enfermo. Pues bien, sepa usted que proce-
den directamente del exterior y que en un momento dado están en
el interior del cuerpo enfermo, y esto sí que es "magia", pero no
nuestra... También en algunos casos me basta pensar en algo, e
instantáneamente me lo encuentro entre los dedos al operar. Noso-
tros a eso le llamamos "Vudú", o sea, mal provocado, maldad hu-
mana. Pero todas estas cosas, aunque pudiera explicárselas de al-
guna forma, tengo la seguridad de que no me creerían, pues no pue-
den comprenderlo. ¿Verdad que no me equivoco...?
»Más tarde tuve ocasión de hablar a solas con su marido, el
cual era policía, cristiano, pero no espiritista. Hablando con él re-
sultó que en algunas cosas no estaba de acuerdo con su mujer. De
todas maneras, y después de una larga y muy provechosa conver-
sación, resultó estar totalmente convencido —y no mentía— de que
su esposa era incapaz de hacer la menor trampa. Pero, curioso!,
él tampoco comprendía todo aquello...
»La comisión que estuvimos estudiando estos hechos, y obser-
vando detenidamente este matrimonio, entre otros curanderos, vi.
rnos qué en la misma casa comen, duermen y operan a los enfer-
mos. Muchos de ellos viven de esta sola actividad (por término me-
dio hay curandero que opera de 90 a 120 personas en una mañana)
y éstos aceptan únicamente la voluntad del paciente; a veces sólo
cobran unas pocas pesetas, y los nativos suelen pagar en especies.
»Por otra parte, de la "Asociación" sólo percibe el curandero el
dinero suficiente para su manutención y para la compra de aceite
de coco, alcohol, algodón, etc., y quizás algo más, pero no mucho.
Por cierto que en dos ocasiones vimos a Josefina no querer cobrar
EN LOS CONFINES DL LA PARAPSICOLOGÍA 171

nada de un paciente que era muy pobre. Encima ella le dio cierta
cantidad de dinero que no pudimos calcular, pero era muy supe-
rior a lo que voluntariamente venían pagando algunos extranjeros.»

Algunos, o mejor digamos todos los faith healers filipinos, cu-


ran, o como mínimo alivian ciertas enfermedades que a veces ellos
saben que no podrán curar, 'v lo saben desde el primer momento
que ven al enfermo. Estos curanderos o sanadores como yo les
llamo, tienen un concepto de la muerte y de la vida futura que des-
graciadamente no es la nuestra. Cuando a un enfermo le ha llegado
«su hora», sólo pueden evitarle el dolor, y psicológicamente enga-
ñarlo. También hay casos en que ellos, para sí mismos, no pueden
hacer nada.
Se afirma que lo que curan generalmente son casos de artri-
tis, hipertensión, diabetes, dolores de cabeza persistentes, ciertas
formas de parálisis, algunos tumores, y muchas de las enfermeda-
des cuyo origen es casi siempre psicosomático. Gracias a los dones
que poseen —y algunos son psicólogos innatos—, he visto curacio-
nes «instantáneas'> fantásticas, gracias a una gran dosis de suges-
tión que, unido a una gran fe y deseo de curarse, han hecho mara-
villas. También algunas curaciones son causadas por un tratamien-
to psicoterapéutico que algunos curanderos practican de manera
instintiva, o bien poseen facultades que adquirieron en alguna parte.
Los curanderos allí y en cualquier parte, si son honrados, de-
bemos reconocer que cumplen una función menospreciada por él
cuerpó médico dada la actual forma de «mal» vivir de nuestra
sociedad de consumo, y creo que esta realidad, hoy, no es ignorada
por nadie, sea cual sea su estamento social. Que entre los curande-
ros los hay tramposos, falsos y que engañan, lo sabemos todos,
pero reconozcamos que los hay honrados, con facultades que no
comprendemos, pero son, y no las podemos discutir así como así,
excepto comprobar realidades, nos guste o no, ya que saben apor-
tar casi siempre una atención especial al enfermo, digamos un con-
suelo, y una gran esperanza que, aparte de no desdeñar su impor-
172 J. ROCA MUNTAÑOLA

tancia psicológica, crean una gran fe y deseos de curación que


también hemos visto en Lourdes o en Fátima.
Por otra parte reconozcamos que es innegable que existe como
una corriente anticientífica que va acentuándose cada vez más. El
público, la masa, está como cansada de tanto materialismo, de
tanta frialdad, y muchas veces —creo que sucede en todas partes—
del inútil papeleo, burocracia, pérdida de tiempo e indiferencia to-
tal al enfermo, que empieza a ser sólo un número desde el primer
momento.
Y en muchas ocasiones la pérdida de tiempo origina la de di-
nero.
También esta «masa-media» empieza a hartarse de tanta «cien-
cia'> que no entiende, ni comprende su finalidad, como sucede con
la exploración del espacio exterior, cuando en nuestro planeta, cada
tres segundos, muere un niño por falta de lo más indispensable.
Y el hombre no entiende, ni está en condiciones de comprender
tampoco una medicina cada vez más deshumanizada, y que falta
poco para que convierta al médico en un robot, en una especie de
cerebro electrónico, pero sin corazón ni sentimientos. ¡ Y el médi-
co no tiene ninguna culpa! Es... la sociedad, es la vida actual; es
nuestra forma de «mal» vivir, que entre otras cosas produce una
angustia vital que a la larga puede ser muy peligrosa.
Ante todo tengamos presente que hay como un cansancio de
la vida. Hay un agotamiento físico de la gente muy esclavizada por
la necesidad de «vivir», y este otro cansancio generado por la sen-
sación de vacío, la falta de ilusión para vivir, ya que la vida para
algunos hombres jóvenes parece que no tiene sentido. Y como de-
cía el doctor Rof Carballo: «Unas veces porque piensan que no se
lo han sabido dar los mayores; otras, porque los mayores no les
permiten desplegar la vida que ellos quisieran vivir, es decir, no les
dejan hacerse a sí mismos como ellos quisieran...»
Pero en todo ello, ¿no les parece que en el fondo de todas
estas cuestiones hay como necesidad de un resurgimiento del autén-
tico espíritu cristiano primitivo? La clave de muchas cosas no está
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGÍA 173

precisamente en la ciencia, pues posiblemente estemos en los um-


brales de una nueva época.
Los que ya tenernos cierta edad recordarnos que hace unos
años, no muchos por cierto, el médico era al mismo tiempo el ami-
go más estimado de la familia en muchísimos casos el confidente,
y todos confiaban en él ciegamente. Había amor, había entrega a
una ciencia maravillosa como es la medicina. Dicen algunos que el
público de hoy es exigente, y que sólo quiere lo maravilloso, que
desea lo desconocido, o el milagro de la droga; que sueña con fan-
tásticos injertos y pide operaciones mágicas, de las que ha oído
hablar o ha visto en películas, o por la Televisión.
Por poco que lo meditemos veremos que ello no es verdad, y no
debemos hacer caso de periodistas con imaginación desbordada.
Lo que sí quiere el público, lo que queremos todos, es más com-
prensión, más entrega y que se escuche al enfermo. El enfermo
necesita tener fe en su médico —no en la medicina—, y por poco
que sea posible prestarle un poco de atención, un poco de amor, que
muchas veces es el mejor tratamiento.
No nos extrañe, pues, que un vulgar curandero (en cualquier
parte), con amor y comprensión, pueda hacer a veces mucho más
que el más afamado doctor en muchas de las enfermedades que
tiene una base psicosomática.
Pese a los progresos de las ciencias médicas quedan aún mu-
chos enigmas; el cáncer, por supuesto la jaqueca, la parálisis, las
enfermedades degenerativas... No me negarán que la misma cien-
cia médica reconoce objetivamente su impotencia en algunos do-
minios. Entonces es cuando empieza ti reinado de los que científi-
camente diremos «charlatanes, magos, curanderos»; pero a pesar
de los pesares, ellos también curan.
Y para algunos hasta hacen milagros...
Esta opinión, o dicho en plural; estas opiniones, no son única-
mente mías. De forma muy parecida escribía también el doctor
Rentchnik, en la introducción de un largo relato que tiene por títu-
lo: Mi visita a un charlatán. El doctor Rentchnik, suizo, compro-
baba lo indicado por lo que vio, y quería demostrar su disgusto.
174 J. ROCA MUNTAÑOLA

Aunque quizás equivocado en algunas cosas, afirmaba muy conven-


cido, de la misma Parapsicología, «que sólo había pertenecido al
dominio de artistas y soñadores» y que nunca la había considerado
una ciencia, reconocía en cambio que países como Rusia y Nortea-
mérica, y casi en el mundo entero, estaban considerándola en la ac-
tualidad como una ciencia rigurosa, y que posiblemente gracias a la
Parapsicología —directa o indirectamente— se conseguiría que la
medicina experimentara un cambio muy notable en los próximos
veinte años que podría hasta ser asombroso, pues unos y otros nos
estarnos dando cuenta que muchas enfermedades tienen su origen
únicamente en causas anímicas.
Y desde luego ya se está empezando a cambiar, pese a la fan-
tástica tecnología, pese a la gran prisa por vivir contra natura, y la
consecuencia de todo ello: la angustia o fatiga, cansancio de la mis-
ma vida, especialmente en personas que han dedicado una gran par-
te de ella a una ideología política o religiosa, y de pronto las nor-
mas se rompen; también aquellas otras personas que desarro-
llan un trabajo monótono y mecánico, fallando, «aquellas» metas
inalcanzables.., de una manera de vivir fatigosa e irritante que su-
cede a la gran mayoría. Pues bien, estoy convencido, y hay mu-
chos médicos que piensan como yo, que debemos encauzar toda
nuestra atención en las fuerzas curativas de la misma vida, y en
las fuerzas insospechadas como curativas dé nuestro propio espí-
ritu, ya que son muy superiores a la tecnología, la ciencia y la mis-
ma química.
Para saberlas encauzar, sólo falta más relación comunitaria,
o dicho llanamente: más amor entre unos y otros, más humildad,
más serenidad y mucho coraje para poder luchar contra el mate-
rialismo imperante.

Llegamos al final. Quisiera recordar ahora lo que decía el doc-


tor Naegeli, de Zurich, al distinguido escritor y reconocido parap-
sicólogo Vintila Horia, publicado en «Tribuna Médica» el pasado
4 de octubre, después de su última visita a la Fraumünsterstrasse,
EN LOS CONFINES DE LA PARAPSICOLOGIA 175

de Zurich. Copio textualmente: «En cuanto a lo de Filipinas, no


hay explicación del fenómeno según los datos de la ciencia natural.
Ante todo hay que reconocer, hay que tener en cuenta, todos los
datos que nos brinda la Parapsicología, por ejemplo, la materiali-
zación, los aportes, la acción directa del espíritu sobre la materia,
a distancia incluso, por telecinesia.
»No se trata, pues, de cirugía, ni mucho menos, sino de "logur-
gia", es decir, de una intervención del logos o del espíritu que pro-
voca este fenómeno. Tomemos un ejemplo concreto para compren-
derlo mejor: he visto a un curandero operando de riñón a un pa-
ciente con unos dedos completamente deformados por la artritis.
Segundos después nos enseñaba una pequeña piedra, una chinita
que, según él, había extraído del riñón del operado, o sea un cálcu-
lo renal.
»Pero al examinarla me di cuenta de que se trataba de un
pedrusco cualquiera, venido directamente de la misma calle. ¿Qué
es lo que había pasado? Esta piedrecita era realmente venida des-
de fuera, y no desde el interior del cuerpo, lo que constituía un
"aporte", como se llama a esta clase de fenómenos en la Parapsico-
logía.
»Entonces, la conclusión no es la de ciertos periodistas que
claman en seguida al cielo, proclamando el engaño más burdo. No.
Se trata, en efecto, de un "aporte", pero el fenómeno en sí es to-
davía mucho más complicado.
»El "logurgo" no opera, a pesar de todas las apariencias, en el
cuerpo físico y visible del paciente, sino en su cuerpo astral, y en el
momento en que éste queda limpio y sano, el cuerpo físico no tie-
ne más remedio que curar también.» (Sic.)
Ésta, en parte, también es nuestra opinión. No es fácil com-
prender y poder explicar de una forma clara lo que es realmente la
psicocirugía, o la «logurgia», de la que tanto se viene hablando en
todas partes, más en el extranjero que aquí, y que, en determinadas
circunstancias, es la única esperanza. A Filipinas llegan desde Es-
tados Unidos, Alemania, Canadá, Suiza, Australia, o de nuestra mis-
ma patria, enfermos graves, enfermos desahuciados y también en-
176 J. ROCA MUNTAÑOLA

fermos imaginarios —que también los hay y cada día abundan más,
en busca de una esperanza: en busca de los «curanderos de la fe».
Y resulta que operados en Manila, o en las provincias, en el Pan-
gasinán, en Quezón, o en Baguio, y en sus mismas casas, un por-
centaje bastante elevado cura.
Ésta es la única verdad. Y si ésta es la verdad, todo lo demás,
sobra.
Saber esto, llegar a esto, ha sido pesado y a veces deprimente.
Preguntar, averiguar cómo seguían las personas «operadas» allí, in-
dagar pormenores, que la mayoría de ellas quieren guardar celo-
samente..., averiguar si había engaño en alguna de estas historias,
historias que por otra parte no se pueden contar. Y al final llegué
a una conclusión egoísta, y añado lo mismo que dijo el doctor Cro-
sa cuando hablaba de las psicofonías: «Lo que me interesa no es
saber lo que es esto; lo que me interesa es saber que esto es, que
se trata de algo real, auténtico...», aunque a veces, unos y otros,
hagan trampas y mientan.
El cómo, el cuándo y el porqué quizá lo sepamos algún día. Lo
recorrido son sólo algunos escalones en el camino. Algún día...
INDICE

PRÓLOGO . 7

CAPITULO PRIMERO .............. 25


Conocimiento del aura.
trabajos de Reichenbach.
-- El alma. - El efecto Kirlian.
Los 7 planos (estadios). - - Los
Los cuer-
pos, astral, mental, causal, etc. - El bioplasma.

CAPITULO SEGUNDO .............. 43


Las investigaciones proxémicas. - La pantalla de Kilner. - La
luz Ódica, Od, etc. - El cuerpo bioplasmático según los soviéticos.
-cámara
La pantalla fosforescente de Bondiot. - Los sensitivos y la
de Kirlian. - Los colores del aura no son fijos. - La
ciencia del Espíritu, motor.

CAPITULO TERCERO .............. 57


Psicofonías: ¿Nos llama alguien desde el Más Allá?
dentes históricos. - - - Antece-
La importancia de conocer toda la fenome-
nología parapsicológica. Las concomitancias significativas.
¿El «inconsciente únicamente» o posible comunicación con el an-
-
tiuniverso?

CAPITULO CUARTO .............. 73


Las grandes incógnitas.
Mensajes-procedencias.
riencias. - --y
Las técnicas las grandes dudas. - - -
Cómo se expresan los «seres-voces».
¿Reflejo fonético inconsciente? Expe-
Fallecimiento de
y
los doctores Raudive Crosa.
CAPITULO QUINTO . 91
Cómo se efectúan las grabaciones y su difícil escucha. - Lo impre-
visible. - Nuestras experiencias. - Lo ilógico. - Las experiencias
de Santa Oliva. - La opinión de los grandes científicos. - Schnei-
der, catedrático de Física. - El «psichofón» del ingeniero Seidi,
de Viena. - Una recomendación.

CAPITULO SEXTO ...............105


Síntesis de todo un conjunto de experiencias. -. Cintas grabadas
en alta montaña y bajo tierra. ¿Una voz guía? - Los controles,
las órdenes, etc. - ¿Restos anímicos? - Hipótesis de trabajo
presentada al 1 Congreso Nacional de Parapsicología, en junio
de 1973, por el autor. - Primeras experimentaciones en plan cien-
tífico. -- Fotografías paranormales.

CAPITULO SÉPTIMO ..............125


Experimentaciones en grupo. - Experiencias por control remoto.
- Experiencias en Tivissa, Pratdip, etc. - Segunda experiencia en
grupo. - 35 horas de grabación. - Tercera serie de experiencias
e infinidad de grabaciones positivas. - Los esotéricos. - Lo que
opinan los teósofos. - Las verdades son amargas. - El «Ad-
dendum» de los mecanicistas. - Última serie de experimentaciones
en 1973. -- Experimentos a efectuar con animales y plantas. - La
antimateria o co-Universo de los físicos.

CAPITULO OCTAVO . . . . . . . . . . . . . . 147


La otra cirugía (La cirugía del espíritu). - Los célebres curanderos
de Filipinas y Brasil. - Quiénes son los curanderos y quiénes los
médiums que operan a distancia. - Explicación vivida de una
visita a Filipinas. - Operaciones en lo astral, pero también en lo
somático, pues se complementan. - Las opiniones de dos médicos
españoles que estuvieron con don Germán de Argumosa en Fili-
pinas. - Qué es la Unión Cristiana Espiritista de Filipinas. -
Historia de un libro.

CAPÍTULO NOVENO ..............i67


La materialización y desmaterialización de los algodones, etc. -
Consideraciones finales

BIBLIOGRAFÍA . ...............177
BIBLIOGRAFIA

TART, C.: A second psychophysiological study of out-of-the-body experiences


in a gifted subject inter. «J. Parapsychol.», 1967, 9-251.
HOMERO PALMA, N.: Estudio antropológico de la medicina popular de la puna
argentina. Editorial Kier, Argentina.
MAGRÉ, MAURICIO: La muerte y la vida futura. Edit. Dédalo, Buenos Aires.
GROSSMANN, R.: La Estructura de la Mente. Edit. Labor, S. A., Barcelona.
ROCA MUNTAÑOLA, 1.: Viaje al antiuniverso (Viaje Astral). Edit. Alas» Barcelona.
-: Introducción a la Parapsicología. Edit. Alas, Barcelona.
-: Fenomenología Parapsicológica. Revista «Algo», Barcelona.
HANS HERLIN: El Mundo de lo Ultrasensorial. Edit. Plaza y Janés, Barcelona,
OSTRANDER, SHEILA, SCHORDEDER, LYnr'L: Psychic Discoveries behind the ¡ron
Curtein. Englewood Cliffs. N. J. Prentice, Hall, Inc., 1970.
NAUM Korix: Emanations der Psychophysische Energie. Ed. Especial, Pa-
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REICHENSACH, KARL L. von ALCAN: Les Phenomenes Odiques. E. Flammarion,
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SPIESSBERGER, KARL: Die Aura des Mensclzen. Berlín, 1916.
LE0NIDOV, 1.: Señales, ¿de qué? «Unión Soviética», a.° 145, 1962.
Psychic: «Especial Issue», 50/54, julio, 1972.
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Etc., etc.

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