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Cuando éstos parten en dirección poniente, donde se ubica su

común país de origen, la diosa los reúne a través de sus


pensamientos :
“Aquí, ella deja a sus hijos, los dioses, a través de sus pensamientos.
Los pensamientos de nuestra madre dejan a los dioses allí [los dioses
como objetos].”

6 En el mismo sentido, también las enfermedades se llaman “los


pensamiento de los dioses”. Los dioses los producen en los confines
del universo y de ahí es de donde los traen los vientos :
Allá parados, los sacerdotes piensan sus pensamientos y los dejan allá
en el norte.
Allá los cubren los pensadores [o sea, los sacerdotes].
Ellos cubren los pensamientos de los dioses del norte [o sea, las
enfermedades producidas por los dioses del norte].
Ellos terminan bien con sus palabras, terminan bien con sus
pensamientos, con sus varas emplumadas, con sus nubes.
Allá cubren las palabras de los dioses del poniente y todos sus
pensamientos [p. 89].

7 De manera similar también se objetivan los pensamientos de la


chicharra. En la primavera los pensamientos de este insecto se
convierten en las flores de los árboles frutales que ella misma trae
desde el cielo. Ella dice : “Aquí les daré mis pensamientos”, pero se
refiere a los frutos (pp. 66 y 69). En la página 92, los “pensamientos
de nuestros viejos” (o sea, los pensamientos de los muertos
deificados) son las estrellas y las flores.
8 No menos importante es el pensamiento de la gente que realiza
ceremonias y actos mágicos. Así, no extraña tanto que los dirigentes
de los rituales se llamaran “pensadores” (timuakas). Así dice en la
página 88 :
Piensan los pensadores, los que están en su mundo...
¿Cómo le vamos a hacer con nuestros pensamientos ?
Allá estuvieron pensando. Entonces se acerca el águila
[personificación del cielo luminoso].
Ellos le dijeron : “Ponte a pensar un rato, junto con nosotros. ¿Cómo
sucede con lo que sale al aire ? Eso es lo que estamos meditando : Lo
que está saliendo al aire, causando el mal, ¿cómo lo vamos a cubrir ?”

9 Para obtener los pensamientos correctos, por lo general, se necesita


una meditación de cinco días, guardando ayuno y absteniéndose del
sueño. Así sucede en el mito de la creación del sol (p. 143) y también
cuando la iguana, el sembrador divino que prepara el coamil,
regresa al cielo llevándose el fuego que es el calor del verano.
Entonces, la gente no sabe dónde habrá quedado el fuego y “todos sé
reunieron y platicaron : déjennos pensar sobre el fuego... (p. 178).
10 Sobre todo es la gente de los tiempos más remotos, los dioses, la que
sabe pensar de esta manera, provocando acciones exitosas. Hoy día,
el pensamiento humano generalmente está demasiado débil para
lograr sus propósitos. Por eso, los seres humanos necesitan ayuda
divina. Así, en uno de los pasajes citados la gente pide la ayuda del
águila, pero la Estrella de la Mañana es el dios que más apoya y más
inspira el pensamiento de los coras. En el mito del origen de los
mitotes queda claro que los seres humanos, sin la ayuda de este
lucero, ni siquiera serían capaces de construir un simple altar de
cuatro postes, a pesar de todos sus esfuerzos y toda su concentración
en el pensamiento. Los sacerdotes de los mitotes coras no reciben su
inspiración de una manera permanente ; según el texto de la página
82, después de cada ceremonia los especialistas religiosos depositan
sus pensamientos sobre el altar, al igual que las varas ceremoniales
con plumas mágicas siempre se clavan en el piso enfrente del altar :
“Aquí dejan todos sus pensamientos y sus varas emplumadas, abajo
en el oriente” (p. 7).
11 De Nāsisa, la diosa lunar, se dice lo siguiente  : “Nosotros hablamos
con ella y con sus pensamientos.”
12 Por supuesto, aparte del pensar existen otras acciones mágicas,
como son, por ejemplo, el cantar, el danzar y el fumar tabaco. En los
cantos siempre se mencionan estas actividades rituales y, de hecho,
estas mismas son la ceremonias más importantes de las fiestas.
Además, existen los objetos mágicos y simbólicos, como las varas
emplumadas y todas las cosas que se encuentran en el altar y en el
patio del mitote. Mientras que todas estas actividades rituales y los
objetos ceremoniales solamente desarrollan su eficacia en ocasiones
muy específicas, el pensamiento es la base para cualquier acto
mágico. Además del pensamiento, sólo la palabra tiene una
universalidad similar. No solamente los seres humanos hablan,
también los sonidos de los instrumentos musicales son “palabras”,
los animales cantan, hablan y lloran ; flores y animales gritan (p. 98).
La eficacia de algunos instrumentos ceremoniales se manifiesta en
el hecho de que “hablan” : “El lucero hablará con sus palabras, con
sus plumas, con su humo de tabaco” (p. 216). “También ellos [los
dioses de la lluvia] hablan a través de sus varas emplumadas” (p.
229).
13 Sin embargo, quiero insistir en que en todos estos casos “palabras”
debe entenderse en el sentido figurado, ya que se refiere a una
expresión de la práctica mágica. Así, el hablar no debe ponerse en el
mismo plano que el pensamiento.
14 La singular importancia que tiene el pensamiento entre los coras
puede considerarse algo tardío, algo que fue adquirido durante el
desarrollo de la religión, pero también es posible que se trate de algo
antiguo y original. En el primer caso, uno tendría que partir de la
religión en su sentido más estricto, del sentimiento de dependencia
que tienen los seres humanos respecto de sus dioses. Todas las
ceremonias mágicas tendrían que subordinarse al servicio de la
deidad, todos los ritos y cantos serían de origen divino. Según este
planteamiento, el pensamiento solamente sería un elemento más
que inspira el misticismo necesario para realizar las ceremonias
según la voluntad divina. Tal situación del ser humano frente a la
divinidad se expresa claramente en el pasaje siguiente. La deidad
mencionada es el sol :
Aquí están presentes sus palabras, las palabras que él nos obsequiará,
Para que vivamos en ellas, para que perduremos en el mundo.
Ya están presentes todas sus palabras, las que él ha destinado, las que
él ha dejado.
Para sus hijos, aquí les dejó sus pensamientos” [p. 2].

15 El término timuakas (“pensadores”), que designa a los especialistas


ceremoniales, podría ser otro indicio en favor de un desarrollo
tardío de lo que es el modo mágico de pensar. Es posible que la
palabra en el pasado se refiriera únicamente a los sacerdotes, ya que
el término no ha sido aceptado del todo para nombrar la vasta
multitud de deidades y los Takwáte anónimos que, más que nada,
son dioses de la lluvia y cantadores muertos. Por lo general, son los
dioses del sur los que se llaman timuakas (pp. 68 y 72). En otras
ocasiones, la palabra se refiere al águila que personifica al cielo
luminoso (p. 80), o a los grillos que son animales de Hūrim’u, la
diosa del inframundo (p. 221). ¿Por qué será que el águila y sus
acompañantes se llaman “pensadores”  ? Será porque se identifican
con la fogata que arde en el centro del patio festivo. Los
“pensadores” son los viejos que se sientan alrededor del fuego y,
durante toda la noche, conversan con él. ¿Será por eso que se
establece la asociación ? El problema es que los otros términos que
existen para los viejos (vaursi) y chamanes (íkwawames) tampoco se
usan tan frecuentemente para referirse a los dioses de la categoría
Takwáte. De las demás deidades, únicamente los grillos se llaman
íkwamames timuakate (p. 221).
16 Así, los argumentos en favor de un desarrollo tardío del
pensamiento como inspiración mística y divina no son tan
contundentes. Además, hay una serie de argumentos que pesan en
contra de esta hipótesis. Primero, que sí es resultado de un
desarrollo tardío cuando se dice que los dioses piden y enseñan el
uso de los ritos e instrumentos mágicos (entre los cuales también
figura el pensamiento). Segundo, el pensamiento como instrumento
mágico funciona independientemente de los dioses, lo que significa
que es de naturaleza no divina. Lo usan los hombres de la época
mítica, al igual que las deidades, con la intención de obtener
verdaderos poderes sobrenaturales. Estas fuerzas los dioses las
ocupan también para iluminarse o para ejercer sus poderes.
Finalmente, lo más importante es que este extraño pensamiento
cora corresponde perfectamente a aquel concepto de un poder
místico universal que es el orenda de los iroqueses, el manito de los
algonquinos y el wakonda de las tribus siux.
17 La palabra mua, muate, no solamente quiere decir “pensar”
“meditar”, también significa “comprender”, “reconocer”, “ser sabio”
e “intentar, probar”. La forma duplicada, muamuate, conecta el
mero pensar con la acción misma. Por ejemplo, en la página 248 se
dice : makái hai humuamuate, “ellos [los dioses] no deben lastimar [a
mis hermanos menores, los seres humanos]”. La forma reflexiva
muamuate expresa una acción divina que se está iniciando  :
“pensamos hacer algo” o “nos preparamos para hacer algo”, pero la
misma palabra también significa “ser grande, ser poderoso, ser
celebrado, causar admiración”, cuando el contexto se refiere a los
dioses (p. 324 sub vocibus mua muamuate muate).
18 Todas estas expresiones se relacionan muy a menudo con
actividades divinas. Podríamos añadir otro ejemplo como muamue
(p. 324), pero ahora nos preguntamos  : ¿cómo se relacionan estas
expresiones con todo lo que hemos dicho sobre el papel del
pensamiento entre los coras  ? y ¿cómo explicamos esta relación
psicológicamente  ? Diferentes investigadores, entre ellos Hubert y
Mauss,2 constataron que lo que más importa en los actos mágicos no
necesariamente son las acciones rituales que se realizan, sino el
poder mágico que posee o no el individuo. Se trata de la misma
fuerza que también existe en los objetos de la naturaleza, ya que, en
lo que se refiere a las actividades y facultades mágicas, no
deberíamos establecer una diferenciación demasiado tajante entre
la naturaleza y los seres humanos. Al parecer, los coras tienen un
concepto bastante definido de lo que es esta fuerza mágica  : para
ellos lo más importante, lo verdaderamente mágico, es la
iluminación repentina y espontánea, la comprensión súbita de la
manera en que debe hacerse tal o cual cosa. La realización misma,
entonces, ya no importa tanto. Tal vez para nosotros será más fácil
comprender la realidad de estos pensamientos si los comparamos
con los sueños. Entre los pueblos primitivos a menudo existe la
tendencia a tomar la realidad onírica como un hecho. Así, los sueños
frecuentemente son el fundamento de sus acciones. Entre los coras
los sueños no tienen mucha relevancia, sin embargo, la comparación
podrá ayudarnos a entender cuál es, para ellos, la realidad de los
pensamientos y su importancia para la magia.
Notas
2. “Théorie générale de la magie”, L’Année Sociologique, 1902-1903, p. 106.

Notas finales
1 “Die magische Denkweise der Cora-Indianer”, XVIII International Congress of
Americanists, London, may 17 to june 1st, 1, 1912, Londres, 1913, pp. 129-134.
Traducción de Olivia Kindl y Johannes Neurath.

© Centro de estudios mexicanos y centroamericanos, 1998

Condiciones de uso: http://www.openedition.org/6540

Referencia electrónica del capítulo


18 El pensamiento mágico de los coras In: Fiesta, literatura y magia en el Nayarit:
Ensayos sobre coras, huicholes y mexicaneros de Konrad Theodor Preuss [en línea].
Mexico: Centro de estudios mexicanos y centroamericanos, 1998 (generado el 04
mars 2019). Disponible en Internet: <http://books.openedition.org/cemca/2246>.
ISBN: 9782821827714. DOI: 10.4000/books.cemca.2246.

Referencia electrónica del libro


JAUREGUI, Jesús (dir.) ; NEURATH, Johannes (dir.). Fiesta, literatura y magia en el
Nayarit: Ensayos sobre coras, huicholes y mexicaneros de Konrad Theodor Preuss.
Nueva edición [en línea]. Mexico: Centro de estudios mexicanos y
centroamericanos, 1998 (generado el 04 mars 2019). Disponible en Internet:
<http://books.openedition.org/cemca/2207>. ISBN: 9782821827714. DOI:
10.4000/books.cemca.2207.
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