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Derechos y desmercantilización.
Al transformarse los mercados en universales y hegemónicos, es cuando el bienestar de los individuos viene a depender
enteramente del circuito monetario. El despojar a la sociedad de las capas institucionales que garantizaban la
reproducción social fuera del contrato laboral, significó la conversión de los individuos en mercancías, su
mercantilización. La introducción de los modernos derechos sociales implica una pérdida del status de mera mercancía.
La desmercantilización se produce cuando se presta un servicio como un asunto de derecho y cuando una persona
puede ganarse la vida sin depender del mercado.
La presencia de la asistencia o seguridad social puede que no produzca una desmercantilización si éstas no liberan a las
personas de su dependencia del mercado. Si los subsidios son bajos y están asociados a un estigma social, el sistema de
ayuda empujará a participar en el mercado a todos menos a los más desesperados.
La desmercantilización ha sido un asunto en el desarrollo del Estado de Bienestar. Cuando los trabajadores dependen
por completo del mercado, es difícil que se movilicen para acciones solidarias. Sus recursos reflejan las desigualdades
del mercado; aparecen las divisiones entre los que están dentro y los que están fuera. La desmercantilización refuerza al
obrero y debilita la autoridad absoluta de los empresarios.
Los derechos de desmercantilización se han desarrollado de diferentes formas. En los Estados de bienestar en donde
predomina la asistencia social, los derechos no están tan vinculados al comportamiento laboral como a una necesidad
manifiesta. La comprobación de las necesidades y los subsidios escasos sirven para reducir el efecto desmercantilizador.
En los países donde éste es el modelo, el resultado es realmente el fortalecimiento del mercado, ya que todos excepto
aquellos que fracasan en el mercado serán animados a contratar planes privados de protección social.
Un segundo modelo defiende la seguridad social estatal obligatoria con derechos reconocidos. Pero puede que no
asegure una desmercantilización puesto que depende de las normas que regulan los subsidios y los que tienen derecho
a ellos. (ej, Alemania). No es la mera presencia de un derecho social, sino las reglas correspondientes y las
precondiciones, las que dictan hasta qué punto los programas del bienestar social ofrecen alternativas a la dependencia
del mercado.
El tercer modelo dominante de bienestar social, es el de subsidio a los ciudadanos, puede aparecer como el más
desmercantilizador. Ofrece un subsidio básico e igual para todos, independientemente de sus actividades, aportaciones
y rendimiento previo. Puede ser un sistema más solidario pero no necesariamente desmercantilizador. Dado que rara
ves el subsidio presento una alternativa real al trabajo.
Los Estados del bienestar desmercantilizadores son muy recientes. Una definición debe implicar que los ciudadanos
pueden decidir libremente y sin una potencial pérdida del empleo, de los ingresos o de la seguridad social, dejar de
trabajar cuando lo consideren necesario.
En casi todos los países, a finales de la década de los años 60 y principio delos 70, los subsidios se elevaron hasta igualar
casi los salarios normales.
Los Estados del bienestar escandinavos tienden a ser los más desmercantilizadores y los anglosajones los menos.
Conclusión.
Las fuerzas históricas que hay detrás de las diferencias de régimen son interactivas. En primer lugar, implican el modelo
de la formación política de la clase obrera, y en segundo lugar, la formación de una coalición política en la transición de
una economía rural a una sociedad de clases medias. En tercer lugar, las reformas han contribuido a la
institucionalización de las preferencias de clase y del comportamiento político. En los regímenes corporativistas, la
seguridad social jerarquizada según las diferencias de status reforzaba la lealtad de las clases medias a un tipo peculiar
de Estado del bienestar. En los regímenes liberales, las clases medias llegaron a estar institucionalmente unidas al
mercado. La socialdemocracia estuvo ligada al establecimiento de un Estado del bienestar de clases medias que
beneficia tanto a su clientela tradicional de clase obrera como a los nuevos estratos de empleados.
Los sentimientos en contra del Estado del bienestar han sido más débiles donde los gastos de ayuda social eran más
grandes.
Los riesgos de retroceso del Estado del bienestar no dependen de los gastos, sino del carácter de clase del Estado del
bienestar.
Las coaliciones de clase en las que se basaban los tres tipos de régimen de Estado del bienestar explican no sólo su
evolución pasada, sino también sus perspectivas futuras.