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Los inválidos
Diamante: caballo de acarreo de la mina
Los obreros viejos e inútiles para la mina, volcadores de carretillas, se aprestan a
ver la extracción del caballo de la mina después de 10 años, el que consideran su
amigo.
Diamante les recordaba esos tiempos de mejores días, que ahora era desechado
por su incurable cojera y destinado a la estéril llanura, desolada y arenosa.
Las grandes poleas de la cabina comenzaron a girar y elevaron del pozo una jaula
con una red colgando, enredada en ella con las patas abiertas, el caballo negro.
Los empleados se alzaron para ayudar a liberarlo de la red en la plataforma. Era un
caballo de pequeña alzada, ideal para la mina. Cubierto de heridas y llagas en los
sitios de arreos de tiro.
Ventrudo, cuello largo, huesudas ancas y casi sin crines en la cola. Inmóvil, cegado
por la luz del día, se acerca el más viejo de los volcadores con expresión de
gravedad, el cual era considerado el mas culto. Mira al caballo y a los obreros y
comienza un discurso : ¡Pobre viejo¡ ¡La mina te arroja porque ya no
sirves¡ ¡Camaradas este bruto es la imagen de nuestras vidas y destino ¡, si todos
marcháramos contra nuestros opresores los dispersaríamos con el 1º golpe como
paja al viento. Los obreros miraban desconfiados al anciano que se aventuraba en
una senda desconocida, un desequilibrado que osaba rebelarse a las leyes de su
destino.
Se acerca el capataz y todos toman su carretilla, el viejo toma la cabeza de
Diamante y le dice: -Adiós amigo, nada tienes que envidiarnos.
El caballo cegado por la luz del día camina hacia adelante, chocando,
retrocediendo y devolviéndose con cada obstáculo, no entendía que ya no estaba
en un rincón de la mina.
Un caballerizo lo ató por el cuello y lo arrastro a la carretera, sus heridas y cojera
eran terribles, el sol dañaba sus heridas y las moscas no lo dejaban de atacar.
Se detuvo en una depresión del terreno y lo golpeo en las ancas para que
continuara su camino, mientras él se retiraba.
Hondonada desierta, con yerba reseca y diminutas charcas de agua cenagosa. Un
zumbido y un relincho de dolor lo encabrito, eran tábanos de las arenas. Corrió y
cayo en una ancha grieta y quedo incrustado. Los tábanos se retiraron ya saciada
su hambre, los buitres comenzaron a llegar y sombras a rodearlo. Al atardecer,
termina la jornada en la mina y se retiran los obreros , cansados y en fila.
La compuerta 12
Pablo: niño
Pablo se aferra a las piernas de su padre mientras el piso se hundía en el pozo
camino a la mina a toda velocidad. Luego se detuvo en la entrada de una galería,
caminaron por ella a 40 mts del pique, se detienen en una gruta excavada y se
dirigen donde un hombre pequeño y viejo que hacia anotaciones en un registro
enorme.
-Señor , aquí traigo a mi hijo- dijo el padre.
El hombre conmovido por su inocencia responde: ¡Hombre, este muchacho es muy
débil para el trabajo! ¿Es hijo tuyo?.
-Si señor.
-Pues deberías tener lastima, envíalo a la escuela.
-Ya tiene 8 años , debe ganarse el pan que come- dice el padre.
El capataz toco un silbato y apareció Juan.
-Leva al chico a la compuerta 12 , que reemplace al hijo de José aplastado ayer por
la corrida.
El capataz se dirige al hombre: no has llegado a los 5 cajones diarios, si sigues así
te daremos de baja.
Los 3 caminan por el túnel de rieles y el hombre preocupado por la advertencia se
angustia aun más.
Todos se han dado cuenta de su decadencia, pero la lucha en la mina convertía en
viejos a los jóvenes.
Caminando por el corredor se detienen delante de la compuerta 12, el goteo
grueso y el martilleo sobre sus cabezas, cosas que Pablo no entiende, son en
realidad producto del choque de las olas en las rompientes de la costa.
El guía enseña a Pablo al abrir y cerrar de la compuerta, y el padre esta mas
tranquilo después de ver que tiene la fuerza para mover la palanca. Es la corrida,
veamos como lo haces – dice el padre- y Pablo mueve la palanca justo cuando
pasa un caballo al trote arrastrando el carro con minerales.
El padre mas confiado le dice que lo dejara solo pero que vendrá a verlo de vez en
cuando. Pablo ahora entiende que no es un paseo y se aferra a la pierna del padre
suplicándole que lo saque de allí. El viejo se congoja y recuerda sus 40 años en la
mina, pero también recuerda su hogar con hambre y piensa que Pablo había
nacido para la mina. Se alejan después de arrancárselo violentamente de las
piernas, el niño grita como salvaje , y se escucha a lo lejos: ¡Madre! ¡Madre!
El hombre se echa a correr y agarra el pico que empuña bravamente contra el
mineral, los pedazos de piedra le hieren la cara y el pecho desnudo, hilos de
sangre se mezclan con su sudor, con la esperanza de terminar pronto una dura
jornada.
El Grisú
Míster Davis: Ingeniero en jefe.
Viento negro: joven de muy mal carácter.
El capataz espera frente al ascensor, de improviso aparece en la puerta el
ingeniero, ambos penetran en la jaula, la que se detiene frente a la galería
principal, se produce un silencio, seguido de un cuchicheo. Míster Davis, obeso que
inspiraba temor y respeto por su rudeza con los mineros. Inspeccionaba de tarde
en tarde la mina lo que lo ponía de pésimo humos, que descargaba con castigos y
multas a los obreros. Se dirige con el capataz por unos tortuosos corredores
sentado en la parte plana de una vagoneta, la que es empujada por dos jóvenes.
Se detienen y el ingeniero revisa unas bigas, furioso ordena al capataz cambiarlas,
pero en la pendiente el joven que acarrea la vagoneta no pudo arrastrar mas y se
desmaya. Ms Davis lo golpea , pero al ver su resistencia a continuar, sigue su
inspección a pie. El capataz después de reparar la viga se reúne con el ingeniero
en una plazoleta.
-Da la orden a la familia del muchacho que salgan de la habitación, ¡no quiero holgazanes
aquí!- dice el ingeniero.
El capataz envía una nota al mayordomo al mismo tiempo que se imagina a esa pobre
gente en la calle.
-Son los barreteros de la Media Hoja que vienen a tratar la cuestión de los rebajes, ayer
quedaron citados aquí-informa el capataz, mientras el ceño del ingeniero se frunce cada
vez mas.
“Como la nueva veta solo alcanza un grueso de 60 cm, tenemos que excavar 10 decimos
mas para dar cabida a la vagoneta, trabajo que es muy duro pues la tosca es muy solida y
con la presencia del grisú no podemos usar explosivos, debemos picar con piquetas. El
alza del cajón de 30 centavos no es suficiente, ya que difícilmente trabajando todo el día
se pueden hacer apenas 3 cajones.”
- Seños, lo justo seria que nos pagase por cada metro el precio de 4 carretillas de
carbón, porque….
-Señor, apiádese de nosotros, que se nos cumpla lo prometido, lo hemos ganado con
nuestra sangre – mostrándole una profunda herida en el brazo- nuestras familias tienen
hambre, se lo pedimos de rodillas.
En el nuevo túnel un obrero y un muchacho al que todos llamaban Viento Negro tratan de
colocar una viga en posición vertical, sin embargo no encajaba pues estaba muy larga.
-Tengan cuidado en golpear arriba – dijo el que aserraba- coloca tu mano, ese viento
caliente que sale por la rendija es grisú.
- ¡Diablos! – dijo- hay grisú para hacer saltar la mina entera. Estamos dentro del cañón de
una escopeta y con cualquier chispa se dispara.
Pero Viento Negro no se movió irritado hasta la exasperación por la multa. El capataz lo
tomo del cuello y lo empujo contra la pared de una patada, Viento Negro se devolvió y con
un cabezazo en el pecho golpeó al capataz tirándolo al duro suelo.
-Ante todo vas a colocar ese soporte en su sitio- orden el capataz tratando de demostrar
autoridad.
Viento Negro toma el martillo golpea con todas sus fuerzas la viga que roza en el techo
produciendo chispazos, el grisú se prende y los 6 hombres quedan envueltos en llamas
para luego ser proyectados con espantosa violencia a lo largo del corredor.
Al sordo estallido los habitantes en su mayoría mujeres y niños se agolpan al pique, todos
corrían, el capataz a cargo trato de organizar y calamar a la gente y montando una polea
con una cuerda baja con 2 hombres al pozo.
Todo estaba despejado, la fuerza del gas había arrastrado todo, de repente se levanta un
compacto numero de trabajadores que habían huido a la entrada.
El capataz dio la orden de no avanzar pues los pasillos están llenos de viento negro. Un
hombre alto dice: yo iré, no podemos dejarlos solos , es cobardía, debemos salvarlos.
Todos aceptan sin escuchar al capataz y se eligen a 3 hombres para ponerse en marcha.
Al avanzar por la galería se encontraron con el 1º hombre muerto, destrozado, mas allá
pedazos de otro, el del capataz , que reconocieron por sus zapatos. Todos estaban menos
el ingeniero, lo buscaron por debajo de una montaña de piedras pero no apareció. De
pronto gritaron - ¡Aquí esta!- era un bulto suspendido , atravesado en el vientre por una
barra doblada que salía por sus hombros.
El pago
Pedro María con las piernas encogidas y acostado de lado trabaja haciendo la circa
(incisión profunda en la parte baja). Al terminar comienza velozmente a extraer el mineral,
no descansa, pues la circa lo a atrasado mucho. Fatigado y estrecho, trabaja lo más rápido
que dan sus brazos, cada golpe aumenta un goteo de agua negra que le hace arder los
ojos, el polvo que se desprende de la vena se introduce en su garganta produciéndole
accesos de tos.
Llega al cuarto donde lo espera ropa seca y el brasero encendido, su mujer reclama que
no hay cena y que el café que queda es para mañana.
Pedro María despertó más animado como todos, pues era día de pago, se refregó la piel
para sacar el tizne, luego con su mujer calcularon el pago y vieron que les alcanzaba para
recuperar lo vendido. Se escucha la campana de la oficina pagadora y se dirigen con los
niños, corrían para evitar la lluvia que caía copiosamente.
La ventanilla se abrió y pagaba llamando por secciones, no era permitido reclamar, para
eso debían esperar que terminara el pago de todos.
-¡Barreteros de la doble¡- sección de Pedro que espero ansioso pero que finalmente no fue
llamado. Una vecina le pregunta- ¿no lo han llamado todavía? Tampoco a este- señalando
a un niño.
Pedro María saca la cuenta como muchos otros pero no considera la multa, la disminución
de salario o el alza de los pecios del despacho.
-No
-¿Nombre?
-Pedro María, tiene 10 pesos de multa por 5 días faltos y se le han descontado 12
carretillas que tenían tosca. Debe 3 pesos al despacho. ¡Otro!
Pedro María taciturno ve alejarse a su mujer y sus hijos flacos por el hambre, pero no
quiso seguirlos y llegar al cuarto frio con los chicos pidiendo pan.
Soñó que estaba en la mina y el mineral era como gelatina y que se daba cuenta que
aquello era sangre , sudor y lagrimas de generaciones de mineros. También soñó con
mujeres, diamantes con sangre y esqueletos que se destruían por partes de un edificio.
-Quédense ustedes
-Si
-Siento decirles que quedan sin trabajo. Tengo orden de disminuir el personal de
esta veta.
-Sea usted franco, don Pedro y díganos que quiere obligarnos a ir al Chiflón del
Diablo.
-Aquí no se obliga a nadie, pero para ayudarlos a salir del paso, les cuento que
tenemos dos vacantes en el Chiflo nuevo o del Diablo como ustedes le dicen.
Los mineros ya conocían esta táctica, el Chiflón del Diablo era muy peligroso pues
era muy poroso e inconsistente, la compañía empezó los trabajos como se
requería , pero después se vio que se necesitaba mucha madera, lo que encarecía
los costos de extracción. La compañía aumento los pagos, pero los mineros aun así
no querían entrar al Chiflón, por esto se optaba por “obligarlos” a bajar.
Cabeza de Cobre llego grave a se casa, apenas hablaba, casi no respondía a las
preguntas de su madre. Ella se llamaba María de los Ángeles, alta y delgada, con
las lagrimas siempre apunto de brotar.
-¿Cómo esta el enfermo? Pregunta María mientras le entrega una olla con un poco
de sopa y un pan.
-El médico dice que el hueso de la pierna no a soldado todavía, muchas gracias
vecina, la virgen se lo pagará.
-Pobre Juana- dirigiéndose al joven- hace un mes que sacaron a su marido por su
pierna, era barretero del Chiflón del Diablo ¡Dicen que los que trabajan allí tienen
la vida vendida!
-No tanto madre
María de los Ángeles gritaba desesperada, para luego quedar inmóvil con los
brazos colgando.
Quedose mirando un punto de luz y se acerco a él. Se lanzo por aquella rendija
donde vio a 3 mineros, y se consoló por que vio en ellos a su hijo, pero los mineros
solo reconocieron un chasquido seco y desapareció la visión. La mujer fue detenida
por los cables pero su desesperación la expulso al vacio desde donde brotaron
vapores: aliento del monstruo en el fondo de la mina.
El pozo
Rosa : Joven hermosa de 16 años , ojos verdes y blanca dentadura.
Rosa se dirige a la huerta, enrejada en ramas con un tarro lleno de agua sobre la
cabeza, mientras ella riega las hortalizas , el joven Remigio se acerca
sigilosamente por atrás, de repente Rosa se voltea sorprendiéndose y
disgustándole, pues no le era de su agrado la presencia del joven.
Pero a Rosa no le importaban las amenazas pues vio a su salvador que a lo lejos le
enviaba un beso.
* * *
Un día el padre de Rosa tuvo la idea de hacer un pozo cerca de la huerta para no
tener que ir tan lejos a buscar el agua , se decidió empezar el domingo y los más
entusiastas fueron los dos jóvenes. Al medio día ya habían cavado 2 metros
extrayendo la arena con un balde atado a una cuerda que subían con una polea. Al
caer la tarde el pozo tenia 4 metros de profundidad y los obreros se retiraron
para armar la moldura de madera que evitaría el derrumbe del pozo.
Remigio se quedo un instante en el para arreglar la polea pero al ver que la joven
se acercaba se lanzo al agujero para esperarla, la joven se asomo al pozo para ver
el agua y Remigio la sorprendió, pero ella solo miro en tono de broma y subió el
balde hasta la polea y recogió la cuerda. Cuando se alejaba Remigio escuchaba la
voz de la joven y de Valentín que la cortejaba. Remigio se puso pálido de furia y
trato de salir del pozo pero escuchando los besos de la pareja mas se enfurecía.
Luego sintió a alguien acercarse era Valentín que con una sonrisa le lanza la
cuerda, Remigio no salió inmediatamente, cuando empezó a sentir un estrepito en
el suelo, era un caballo perseguido por un perro, soltando unos trozos de las
paredes del pozo, asustado salió inmediatamente. Sentía susto y pena lo que luego
se transformo en sed de venganza.
Años atrás cuando las máquinas lanzaban sus volutas de vapor , un hombre subía
por el camino con un saco en la espalda ayudado por un bastón que era su guía.
Llego a la plataforma para hablar con el capataz.
Fariña fue designado como vigilante nocturno, erase día de fiesta y Fariña recorría
las galerías solo, arriba dos hombres se encargaban de extraer el agua que se
filtraba con baldes bajos las jaulas.
Fariña solo , se dirige rápido a la oficina del capataz y saca cierto numero de
paquetes pequeños ,un saquete de pólvora y algunos rollos de guía. Se dirigió
silenciosamente al sector que estaba ubicado exactamente bajo el mar, con
muchas filtraciones , gruesas vigas y revestimientos para evitar los derrumbes que
siempre se habían temido.
Fariña perforó 6 pilares y coloco en cada uno una larga mecha que se unían para
formar un solo haz, vertió encima del nudo parte del saquete de pólvora y formo
un camino de varios metros de longitud. Encendió un fosforo y un chisporroteo
recorrió el suelo, Fariña recorrió varios metros y se detuvo para escuchar la gran
explosión.
Afuera los maquinistas creyeron escuchar una ruido pero lo ignoraron, sin embargo
, horas después le llamo la atención que el nivel del agua en la mina no bajara, que
era lo lógico, hasta que un balde subió con un pez revoloteando, recién
comprendieron que el mar había entrado a la mina.
El nombre Fariña estaba en boca de todos y nadie dudaba que el fuera el autor.
* * *
Todos los años en la noche de aniversario del accidente los pescadores dicen ver
cuando suena la 1ª campanada un pequeño remolino hirviente y espumoso ,
surgiendo de él la figura del ciego mirando la mina para luego desvanecerse.
Caza mayor
Palomo: viejecito pequeño y seco
El Palomo con el fusil en sus manos sigue los pasos de las aves en la arena. La
caza satisface apenas sus más premiosas necesidades, ya estaba agotado y aun
no hacia el 1º disparo, de repente 3 dedos marcados en la arena, rodeó
cuidadosamente los matorrales, allí estaba una magnífica perdiz, apunta y la
primera caza llena el morral.
De repente el silbido de otra perdiz que alza el vuelo, para posarse en una
depresión del terreno, cuando esta a buena distancia suelta el tiro, pero cuando
aun no se disipaba el humo…
-¡Quita allá Napoleón!
Y la presa desapareció.
Las perdices eran el plato predilecto de la fiera y escuchar el primer tiro era salir
disparado , como llamada a comer.
El viejo triste sigue su camino pero el perro le trata de arrancar la perdiz del
morral, enfurecido cae al suelo y se queda un buen rato acostado pero el perro
no se aleja esperando se presa. Decide simular el termino de la caza pero el perro
lo seguía de cerca, luego se aleja y por fin el perro lo deja libre.
Para tratar de recuperar lo perdido sigue cazando cuando encuentra una perdiz
distraída, carga el rifle , dispara, pero el perro se lanza y zangulle el ave.
El Palomo triste realiza la última carga que le queda, y se dirige al camino, cuando
siente el tirón en su morral , era Napoleón que le arrebataba la perdiz. Hirviendo
en cólera el Palomo descarga su fusil sobre el perro, “jamás su pulso había sido tan
firme ni su ojo tan certero” .
El registro
La mañana es fría, una fina llovizna empapa a la abuela que camina a toda prisa
por aquel camino a su cuarto, esta sudorosa y jadeante, lleva bajo el pañol un
paquete, el temor se hace mas visible cada vez, cruza la llanura arenosa para
luego pasar su delgado cuerpo por entre una reja de alambre que limitaba los
establecimientos y en línea recta llega a los cuartos. Todos la miran y comentan,
ella entra en su cuarto , calienta agua en la tetera para el mate. En la cama, ya
mas tranquila abre el paquete como si fuera un gran tesoro, es mate fino y un
poco de azúcar. Hacia tanto tiempo que su paladar le pedía de manera obsesiva
la hierba. La hierba del despacho era de muy mal sabor, pera la del pueblo era fina
y aromática a 40 centavos pero con dinero constante y sonante, la del despacho
costaba el doble pero lo cancelaban con fichas además estaba prohibido comprar
fuera del despacho. Paso varios meses ahorrando centavo tras centavo, ahorrando
de lo que le daba su único nieto.
Ya con el dinero en la mano venia lo difícil, debía llegar al pueblo sin ser vista por
los celadores. A veces dudaba , quedarían sin trabajo y cuarto.
Escogió un día de lluvia, la vigilancia era menor de lo habitual, salto la reja y
camino por el sendero una gran distancia sin sentir fatiga, pero la vuelta fue
distinta, tuvo que detenerse para tomar aliento mas de una vez.
Ya por fin en el cuarto, el miedo cambia a alegría infantil, por fin se daría un gusto.
Cuando la tetera estaba a punto de hervir golpearon la puerta, era el jefe del
despacho y su dependiente.
Ella tomo el paquete, lo escondió bajo el banco , abrió la puerta y se sentó en él.
El jefe entro seguido de dos celadores, la abuela paralizada miraba con la boca
abierta mientras el dependiente comienza el registro, dieron todo vuelta pero no
encontraban nada.
-Si usted no fuera una pobre vieja, ahora mismo la echaría del cuarto, ya que usted
sabe que esto es un robo para la compañía, por ser la primera vez la dejo pasar
,pero será la ultima.
La abuela sola desbordaba de gratitud por la bondad del patrón. Sin levantarse se
volvió a la chimenea e inclino la cabeza pesadamente.
La barrena
El abuelo cuenta su historia a un auditorio de jóvenes. “En esos tiempos existían
solo 2 piques: Chambuque y Alberto, muy ricos en carbón. Los de la Playa Negra
quisieron quitarnos la explotación del mar que estábamos realizando, quisieron
atajarnos corriendo una galería que iba desde el bajo de Playa Blanca en
derechura a Santa María cortándonos así el carbón que quedaba al norte bajo el
mar, tenían ya armada la cabina del pique en la orilla del mar.
Nuestros jefes nos ordenaron llevar a Alto de Lotilla los mejores de cada sección,
yo lleve a 10 barreteros. El ingeniero nos reunió y nos pidió nuestro apoyo.
Debíamos abrir un pique y continuar una galería paralela a la playa para cortar en
cruz lo que traían los de Playa Negra, pero debíamos llegar antes que ellos al
cruce. Todos estuvimos de acuerdo. Se organizaron turnos día y noche, se
trabajaba a toda máquina. Luego de dos semanas los ingenieros bajaron y
midieron con sus instrumentos para indicar donde debíamos abrir la galería.
Seguíamos trabajando, estábamos agotados pero debíamos llegar a la meta antes
que los de Playa Negra. Al mes volvieron los ingenieros y ordenaron parar hasta
nuevo aviso. Estábamos tan curiosos que decidimos parar la oreja en la pared,
oímos unos golpes , era la barrena que venia, los ingenieros se pegaron también al
muro y confirmaron nuestros sospechas, marcaron con una cruz el muro y bajaron
los carpinteros quienes cerraron una pieza de 10 metros en la galería, colocaron
una puerta y esperamos varias horas hasta que bajan un brasero. Cuando por fin
la barrena de los de Playa Negra atravesó nuestra galería el capataz se lanzo y
doblo como escuadra la barrena que quedo atascada en el orificio del muro. Nos
ordenaron salir rápidamente de la habitación y colocaron sobre el brasero un saco
de ají cerrando la puerta , corrimos inmediatamente al ascensor, la picazón era
insoportable. A los 10 minutos sonó la campana de alarma del enemigo, todos los
que salían no podían hablar por la terrible tos que les produjo el ají.
Pasaron los día , semanas, meses pero les fue imposible continuar los trabajos,
además el techo de las galerías sin apuntalar se vinieron abajo entrando el mar.
Seis meses después la famosa mina de Playa Negra era solo un pozo”.
Era el solo…
Gabriel: niño huérfano de 12 años
Gabriel siempre piensa en sus 2 hermanas, en huir de la casa para reunirse con
ellas, pero pensar que no tiene dinero ni libertad, le llena de tristeza el alma. Al ver
pasar la murga recuerda lo feliz que eran y se recuesta en el suelo a sollozar.
-Mira tú ¡ya es hora de almorzar y no esta lista la mesa! ¿Qué haces botado en el
suelo?
-Para eso tengo un santo remedio- sacando de entre sus ropas un pesado chicote
que alzo sobre la cabeza, pero se detuvo al escuchar la puerta
-¡Ya me la pagaras!
* * *
-Yo casi me quedo con una de las niñas, es que creo que sus padres los mal
criaron, creo que nunca les pegaron.
Doña Benigna cuenta las tragedias que ha debido soportar por su compromiso de
criar al niño.
Aquello fue como un rayo de luz. Era una mezcla de goce, vergüenza, al
encontrarla en la calle se sonrojaba y avergonzaba de sus pies descalzos y sus
ropas sucias.
Vio en ella una compañera que también sufría sus mismos males, no era él solo.
Le gustaba mirarla a través de los cristales pero al fijar sus pupilas azules en su
dirección se escondía.
Entre las tablas Gabriel observa a la niña de 14 años vestida en cachemira como
una princesa, sin señal de melancolía en el rostro, de improviso aparece un
muchacho rubio y la toma de la cintura, ambos ríen alegremente y juegan... de
súbito cesan en sus juegos y dice a su hermano en tono de alarma:
* * *
Benigna llega a la casa, sorprendida y furiosa observa que el fuego no esta hecho,
su cuarto desordenado, desesperada busca a Gabriel con el chicote en la mano. Lo
encuentra sentado en la habitación del tío, entra veloz y le envía lluvia de
chicotazos.
La mano pegada
Paico: vagabundo con la mano pegada
Ese viejo preso es un mendigo que recorre las tierras rogando caridad, famoso por
la historia de su mano pegada que cuentan no puede desprender de su cuerpo
porque salta sangre.
Respondí cegado por el juego de la rayuela con mis amigos. Cuando estaba a
punto de lanzar sentí un golpe en las costillas, inmediatamente reaccione lanzando
un zurdazo, al mirar el suelo observe a mi madre con la cara sangrando.
Todos se sorprendían
Aquel día don Simón en su ronda por la hacienda observa al viejo que atraviesa un
potrero mirando como un ladrón, espueleó el caballo y le cerró el paso, hace
tiempo que quería tomarlo prisionero como juez del distrito ya que la forma en que
el viejo se procuraba el sustento lo indignaba. La intención de don Simón era
eliminar aquellos malos rumores sobre la forma en que se hizo de fortuna, así
daría la imagen de amante de la justicia.
-Ya ven ustedes que aquí no hay tal pegadura ni cosa que se le parezca.
Ordeno clavar 2 estacas en el suelo y atar sus manos a cada una en cruz como
Cristo, se convocaron a los inquilinos para que vieran con sus ojos al farsante, pero
para ellos aquello era un castigo acarreado por la maldición materna , a sus ojos
era un mártir, y la despegadura un milagro.
Y empinándose en los estribos levanto la funda para dar una lluvia de rebencazos
al viejo quien brama de dolor para terminar echo un ovillo de lana , de cara contra
la tierra.
Don Simón pregunta a su capataz si el comprador se había dado cuenta que los
animales eran de menor calidad y este dijo que no ( así don Simón obtuvo una
ganancia mayor).
Cañuela y Petaca
Cañuela: niño de 9 años, espigado y debilucho, rubio , ojos claros.
Un día Petaca llegó con un paquete de pólvora que robo de la cantera donde su
padre es capataz, y acuerdan salir el día domingo a cazar. Debían esconder la
pólvora en un lugar seco y seguro, luego de mucho pensar la enterraron bajo las
cenizas del fogón para que estuviera seca. Petaca se retira y promete traer los
perdigones y fulminantes antes de la cita.
Por fin llega el domingo y los abuelos se retiran al mercado, y teniendo todo lo
necesario Cañuela y Petaca toman el fusil y se adentran en las lomas.
Petaca con el fusil en las manos decide seguir a través de los rastrojos donde
abundan las loicas y perdices, cuando divisan una loica macho, la siguen hasta
tenerla a buena distancia, pero cuando Petaca estaba a punto de disparar Cañuela
le avisa que el arma no esta cargada y el ave se escapa. Después de descansar
deciden cargar el fusil, pero no tienen idea. Petaca decide echar 1º los perdigones,
luego una respetable cantidad de pólvora, un manojo de pasto seco como taco y
los fulminantes. Al dispararle a un chincol lo único que se escucho fue un
chasquido seco y agudo. Petaca al no ver el ave en el árbol lo busca seguro de
haberle disparado, pero Cañuela no quiso decir que él vio el ave volar.
Alegres por su primer disparo vuelven a cargar después de cada disparo hasta que
Cañuela dice alarmado:
-¡ Se acabo la escopeta¡
Por la boca del cañón se asoma el último taco y no había forma de sacar ni un
gramo de pólvora ella.
BY AndresSolis
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