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¿Civilización Vs Barbarie??
La descalificación presente en amplios sectores urbanos de la sociedad venezolana
sobre la práctica del conuco, obedece a las subjetividades construidas e instaladas
en el imaginario colectivo por el aparato cultural hegemónico de un modelo
civilizatorio, que hábilmente introduce en la sociedad actual los dilemas sobre
Civilización Vs Barbarie / Atraso Vs Modernidad, / Productividad y Eficiencia
como los paradigmas que resolverán los problemas que aquejan a la humanidad.
El desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo industrial y comercial, así
como el crecimiento de la industria petrolera en nuestro país, obligó a la élite
política de la derecha pro imperialista venezolana, a implementar políticas
destinadas a cercar y asfixiar la actividad productiva independiente de nuestro
pueblo, garantizando la mano de obra necesaria para el crecimiento del modelo
económico rentista que trajo como consecuencia el éxodo campesino y con ello el
desarraigo cultural y el crecimiento anárquico de las ciudades costeras
venezolanas.
El modelo positivista del funcionalismo estructural educativo implementado en
América Latina y en especial en nuestro país, le impuso a la sociedad rural, a
través de una escuela altamente ideologizada, las normas, valores, lenguaje y símbolos
de la ideología burguesa venezolana que descalificó en el imaginario colectivo, los
legados culturales de la resistencia de nuestro pueblo oprimido, fortaleciendo el
discurso de una modernidad diseñada en los grandes centros de poder mundial.
Esta esta concepción inoculó deliberadamente la vergüenza étnica, como un
factor presente en el aparato cultural imperial, euro-centrista y neo-colonizador,
destinado a debilitar todos los factores identitarios que vertebran la voluntad de los
pueblos para sus tareas liberadoras.
Esta profunda descalificación proviene de la negación y desconocimiento del
Conuco como modelo de vida independiente, endógena, auto sustentable y
soberana. Esta práctica productiva involucra diversas dimensiones que impactan la
vida individual y colectiva de la comunidad donde se desarrolla, el conuco como
sistema biodiverso de producción agrícola de “pequeña escala”, es una práctica
contra-cultural de resistencia a la tendencia hegemónica capitalista de desvincular
al individuo y a su núcleo familiar, del proceso productivo propio, para garantizar
así su inserción en el mundo laboral enajenante e incorporarlo a la sociedad de
consumo.
Este legado cultural indígena es contentivo de una rica dimensión material que se
expresa en la vinculación del individuo con su entorno natural, y que a partir de
allí se ha constituido el conuco en la cuna protectora para la preservación de la
semilla criolla, la producción de rubros alimenticios, la botánica curativa y la
culinaria como valor agregado que impacta la vida económica, social, cultural y
garantiza la salud de la vida familiar y comunitaria.
En torno a esta extraordinaria dimensión material se desarrolla todo un contenido
espiritual que ratifica y enriquecerse un sustrato cultural expresado en el
fortalecimiento de la visión cosmogónica de la sociedad rural y que se traduce en
expresiones culturales y artísticas, que en el devenir histórico social se han
convertido en celebraciones religiosas, tradiciones, expectativas compartidas de
vida social, así como interpretaciones comunes sobre el pasado, el presente y el
futuro, factores determinantes de nuestra identidad cultural.
Estos componentes hacen del conuco un espacio cultural comunitario, una
escuela de transmisión de conocimientos que produce mundo simbólico, es un
quehacer que unifica a la familia campesina, indígena y afro-descendiente en
torno a los valores de la solidaridad, la igualdad, el respeto a la naturaleza y el
valor del trabajo productivo como factor determinante para la construcción de una
sociedad humanística basada en el respeto, la justicia y la dignificación del ser.
El reconocimiento del Conuco como un patrimonio cultural y la convocatoria del
Min-Cultura a la organización de una poderosa red de conuqueros, es, en este
momento histórico de la Revolución Bolivariana, “la nueva forma de lucha, de
organización y de militancia que está solicitando el Presidente Maduro en el
Congreso de la Patria para derrotar la guerra económica y garantizar la
soberanía agroalimentaria” (definición formulada por el Conuquero Galeronista
de Paria, Ignacio Nuñez “Nacho”)
Siendo el manejo conspirativo de los alimentos el arma fundamental utilizado por
el capitalismo internacional y sus aliados internos para torcerle el brazo y
arrodillar al pueblo de Bolívar, es el alimento también, un factor movilizador y
moralizador de la conciencia y la esperanza colectiva nacional.
El producción es una tarea, que a la par de las políticas revolucionarias del
gobierno nacional y de importantes sectores productivos del país, exige la
incorporación de los poderes creadores del pueblo conuquero, que a la luz de las
luchas populares de hoy, se nos revelan como los héroes portadores patrimoniales
de saberes conceptuales, procedimentales y actitudinales, cotentivos de valores
éticos y morales que contribuirán a la victoria en los nuevos retos del proyecto
histórico de Bolívar del Comandante Eterno ,Hugo Chávez Frías.
Una política cultural basada en estas premisas y asistida por un intenso despliegue
comunicacional, le permitirá a nuestro Ministerio, contribuir decisivamente en la
construcción de una nueva hegemonía cultural que convoque a amplios sectores de
la población venezolana a concretar la gran premisa usada por el Presidente
Maduro al impulsar los 7 vértices. “Solo el pueblo salva al pueblo”.
En estos escenarios hemos iniciado, con los respectivos Gabinetes y con la Misión
Cultura Corazón Adentro,este ensayo socio cultural que contempla los siguientes
componentes:
Necesidades urgentes:
Carlos Tovar
Director General de la Oficina de Coordinación Territorial
Resolución N°. 003 publicada en Gaceta Oficial N°. 40.833 de fecha 21 de enero de 2016