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eso que no creí necesario inslistir sobre los oríg
Es po r , enes
d l nazismo y de su arte, y pro ongar as1 la lista. ·1rn ale-
.
manes e . b .os qu e de mu est ran po r qu é fue ••lPres·10
nante de los na aJ . h b'
"en Al -
n otro 1ugar ,, do nd e el naz ism o a 1a surgido 1..1 • ª ern an· 1
y no e " , .
l r la co nn nu. ida d" del fen omeno nazi respecto .d.L1. l
ac:1end0
va e , . .
aleman, o au n el Sonderweg (camino singular) que habr' pasad0
e
.
do Alemani.a en la historia de las naciones europeas ""Stta torna-
, ' '-
erroneas aun qu e pocas, refuerzan pes~ a tod o los asert as tesi d
s
,
'deo log1, ue ellas pre ten de n combati. os e la
1 aq · .. , r. . .
Des d e el mo me nto de su ap an cto n, no se ha cesado d b
. . . .
yar 1a e Sc asa ori gin ali dad de las ideas del nazismo y de u- e su ra-
1 1.1 tl
er
par·r·c1
ular-,
un a pa rte im po rta nte
,
de los trabajos que le h .en
consagrados ha n mo str ad o cu an to, an sido
po r el con tra rio se ,
la multiplicidad de sus fuentes teo, . , enra1z.a
. . nc as en un pasado
co mú n. Pero de mo do s1g . europeo
n1ficat1vo, mu y ocasionalmente s h
q uerido inferir de esa falta de ori gin ali da d un punto
,. ci e da
pe nsa mi en to cu ltu ral y po hn co de tod a Europa. De moego do
el
a través del interés mi sm o del cu
. , al el nacional-socialism _que
o sigu
ece en el corazón de nuestre
siendo el obJeto, un tab u pe rm an
sistema "dem oc r~n ' ·co" qu e se co mp lace en ver 0
en el nazismo
su jefe l~ en car na ció n de l ma l fel
izmente derrotado. Parece\::
un a pa rte de ese tab ú reside en
los lazos po r los cuales perma-
ne cem os, lo qu err am os o no , ata
do s a lo qu e fue el corazón del
mi to nacional-socialista: la asi mi
lac ión de l trabajo a la actividad
artística, reu nid os en el co nc ep
to de un '\ra ba jo creador)) del
cu al el na zis mo esp era ba los me jor
es "resultados" (Leistungen)* 1
-u n len gu aje ex tra ña me nte fam ilia
r en la actualidad.
Pa ra int en tar co mp ren de r la co
he ren cia y la homogeneidad
de su sis tem a au tor ref ere nc ial ,
su po de r de atracción también,
es me ne ste r esb oz ar un rel ato
an alí tic o del mito tomando en
ser io su pr op ia ref ere nc ia co ns
tan te a do s grandes modelos: el
art e y el cri sti an ism o. En ton ce
s de ve nía secundaria la cuesti6n
de sab er si los na zis cre ían o no
en su pro pio mito; lo importan-
te era pr im ero qu e ell os est uv ier
an co nv en cid os de su eficacia Y
l Los . os
astensc rem.iten al Glosano
. d , .
e termmos nai1.s al final de este libro (p. 387).
10
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que actu aran en fun ción de esta creencia en la
perf orm ativ idad
del mit o.
"Idee und Gestalt' era la expresión genérica inclúso en
el tÍtu lo
o en el sub títu lo de un núm ero incalculable de folle
tos o de libros·
de los ideólogos nazis. A lo que apu ntab a en efec
to el nacional-
socialismo en cada uno de los dos modelos del
arte y del cristia-
nismo, era el proceso capaz de conducir de la Idea
a la forma. Y
era ese proceso, con duc ido bajo la dirección de
un Füh rer que se
presentaba a la vez com o el Cristo alemán y com
o el artista de
Alemania, lo que designaba la expresión de "tra
bajo creador".
Dir igid o por un artista, ese trabajo estaba animado
por el con-
cepto clásico del arte: la idea debía realizarse en
la forma y la in-
tenc ión ser c<?nservada en su pureza máxima hast
a la etapa de la
realización final. La Idea misma era allí compren
dida como sueño
o com o· visión de felicidad, y es por eso que el proc
eso de su rea-
lización era garantía de felicidad futura. El trabajo
creador, como
proceso de pro duc ción o de realización de la Idea
, debía ser la
alegre mar cha de la "Co mun idad de trabajo" haci
a ella misma.
Dir igid a por el Cris to alemán, a la cabeza de la
Com uni dad
mís tica de un pue blo puesto a trabajar, la realizac
ión de la Idea
en la form a era el proceso por el cual el Espíritu
del pue blo debía
form ar su pro pio cue rpo y encarnarse en él en toda
su pureza. El
nazismo fusi ona ba esos dos modelos del arte y
del cristianismo
por su perf orm ativ idad ejemplar.
Pero el mis mo mit o nazi era, se sabe, el de una
raza "aria' que
sería natu ralm ente superior al resto de la humanid
ad. Todavía fal-
taba dar consistencia a ese mito del pueblo elegido
por la naturale-
za o por la Providencia, pero debilitado por la mez
cla de razas. Por
ello Hit ler decía que "no se puede deducir de la
raza la capacidad
sino de la capacidad la raza' .3 Por consiguiente
fueron el trabajo
creador y sus Leistungen (resultados, realizacione
s) los que dará n al.
mit o su consistencia, dibujando los contornos de
la raza, separán-
dola de su fond o parásito para que aparezca al fin
sin mezcla.
Más el éxito parecía respaldar la verdad del mito
, y más se
desarrollaba la fe en ese mit o y en su poder. Pero
esta fe solo po-
día apoyarse en una doble operación sobre el tiem
po histórico: la
11
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la anticipación de l , .
rememoración de los éxitos pasados y
del tiempo en un os l~X~tos
futuros. Re un ir las tres dimensiones l
d l u lta d o "an.o" : tal fue a apuesta de e a re rg1ón
del éxito y e res ste arte de
4
la eternidad.
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e
I
ARTIST A Y DICTAD OR
13
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La auto rida d fund ada sob re el arte
14
........
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Di
15
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E
legi.nm1
. ·d d bre su huma nidad sino _sobre la naturaleza divi
a so . . na
c. •,
de su runc10n, la única . exent a de pasio nes. Lms XIV le hab'
delfín " . . 1a
recordad o a l la tarea de los sober anos: Ejerc iendo aq ,
. . u1
.
abªJº una e.unci
r1
ón integ ralme nte divma, debem os parecer in
. ,, .
paces de agitaciones q~~ pudie ran revocarla . Si el corazón ca- no
podía desm entir la debil idad de su naturaleza huma na, agregaba
el monarca, que al meno s la razón ocult e esas "vulgares emo-
ciones [ ... ] tan pront o como ellas perju dique n al bien público
para el que sólo nosotros hemos naci·d~s,, . 11 ,
16
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Dcr Anbruch ciner neuen Ze-it, Ein6 vieltouui ndkOpfigc Mengc singt cm 2. Avgust 191-4 auf dem
Odcomplotx in Münchcn ,,Oj t: Woc.ht am Rhelo". Mllten im Volk slcht cin~r. den kcincr kcnnt,
ch:iucn Nomen abcr zohn Johro sp<!ter gan.z: Dcutsdllond kenn<!n lernfi:!: Adolf Hitler. ,,So, wiu
wohl iilr jeden Deulsch~n, bcoann nun ouch H.ir 1ních d io Lln\'ergeíllichite und gróBtc Zeit meine 1
irdischc 11 l~beos", schreibt der Führc-r in seinem bcrühmlen Bckenntniibuch .,Meil'\ Kompf'". Da,-
Sc.hi-cksul hómm.ertc in ,eínem Hcncn. Am ntl.dntcn Tc,go meldcte skh Hitler oh: Freiwilligcr zu
ie-inf!n,. boycríschcn Rcgi ment. Donn i.09 cr.. in den grofier- Krieg¿ den er bis z.u scíncm bitteren
Eod ~ o t~ einer un ter >1Íe1 cinhol b il.il\ioncn durchkOmp hc
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2. Garvens·. "El escultor de Al ema ma ,.
· " ,Jugend, 1933.
j
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"Escultor de Alemania,,: destrozando con un violento puñetazo
la obra de un escultor judío que representaba una masa de hom-
bres presa de la discordia, Hitler, usando una bata de artista sobre
su uniforme de militar, remodelaba la tierra para hacer surgir la
espléndida figura de un único coloso. Ahora que era el amo, vol-
vía a darle a la masa la unanimidad y la dignidad de pueblo que
había perdido desde 1918.
Más aun que la metáfora de Mussolini, esos dibujos ilustra-
ban exactament e el propósito que Goebbels había muy recienté-
mente expresado en una carta abierta a Furtwangler: "Nosotros,
que damos forma a la política alemana moderna, nos sentimos
como artistas a los cuales ha sido confiada la alta responsabi-
lidad de formar, a partir de la masa bruta, la imagen sólida y
plena del pueblo,,. 12 Pero antes de ser la simple ilustración de un
enunciado ya promovido al rango de doctrina oficial, antes tam-
bién de ser la puesta en imagen del principio de unidad al cual
se somecía el nuevo régimen {"Ein reich, ein volk, ein Führer''),
esos dibujos afirmaban primero que la violencia del artista había
devenido en la virtud del hombre de Estado. Sin embargo, en
ese registro de la ficción, la violencia del Führer artista no se
ejercía sobre la persona del escultor judío sino sobre su obra:
una multitud luchando contra sí misma, símbolo del "caos,, del
parlamentar ismo que caracterizaba a los ojos del nazismo una
República de Weimar dominada por los judíos. El "combafe por,
el arte" del nacional-socialismo parecía entonces no tocar aquí
más que la "figura" del pueblo o su representación, y dejar in-
demne al mismo pueblo. (Sin embargo, desde el tercer dibujo
de la serie, la obra destruida y su autor desaparecen al mismo
tiempo del campo de la imagen. Así estaba anticipada la suerte
que ~n efecto el· nazismo les reservaba.) Pero lo esencial de la
demostració n estaba claro: Hitler había logrado trasponer a la
esfera política su convicción de .artista de que "el arte es una
13
misión sublime que obliga al fanatismo'' . ·
Sin duda Valéry había reconocido la parte del artista en el
dictador: la propensión a violentar a su material humano para
moldearlo según sus deseos. Pero le era más difícil reconocer lo .
19
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que hay del . - .,._
en un . dictador : ::,
. t1enipo d en el art'
el interc b· onde ''el . tsta. Pues .
ani io de l intercainb. tndus .
te acelerado» 14 o real contr. , Io de Íos o si sabía
' qu , -a lOS SUeñ qu
que los juegos d Ieria creer en la sueños [se hall o~ contr• t,,e ~¡~a
embargo, esta v·e espíritu no se ª~:onotníadet a] ÍUrio/•1¡
material c iolencia ejerc·d dmgían tnás ªesfe,ade¡ lllen.
. 1 0.tno resp 1 a por el . que al , arte
vio encia, trad. . ecto a las regl artista, tant espiritu s·Y
1c1onal as establ o res · 111
sable de su ,, . mente con ·¿ ecidas d Pecto a
" genio" si erad e su su
e1 arte" tendí , transgredía m, 1a cotno el ind· ~rte, es1;¡
Desde el sigl aXVra confundirse con las os límites del ic10 itrecu.
o II 1 a tran . arte p
con frecuencia el ,.e pensamiento eur:gres1ón de todo l~rque
suerte que d genio artístico con 1 ~eo había ideo ·tte.
ca a nueva v· 1 . e genio de 1 l'b t1 cado
pronto como 10 enc1a ejercid a I ertad 15 d
, una nueva e . a por el ar . , e
romanticos liberales h b' onquma de la libertad Ettsra ªJlatecía
plemento necesari da 11an hecho de la libertad dln Francia, los
o e a liben d . d e arte "el
guerra a las reglas" 16 "E 1 a in ividual» y d 1 b com-
H · s a ley El ec ara an "I
ugo en su prefacio L .. . . poeta es libre,, hab' . a
phe Thiers hubiera pr;cl os oridentales (1829) luego,de q:~dntlo
d l ama o que el d b, o-
e modo más ilimitado" 17 M, darte e ia ser libre, "y libre
· as tar e dur .
uno d e 1os padres del nat 1· ~ ' ante e1mismo siglo,
, ura ismo anrmab "l . d
un 1Imite"' ese movim· " . a que eJos e trazar
lento supnme las barreras,,· "N . l
e tem d l • o vio ema
l ¡- J'eramento e os pintores, lo libera. No encadena la per-
sona _1 ad del pintor, le da alas. Le dice al artista: ·sed 1
libret.1ª
Esta 1ny~cc1on · ' parad ºJª · l de 1·1bertad 1ltm1tada
. . . hace que el artista
se constituya como el modelo secreto del individualismo liberal
a partir de la "muerte de Dios". "¡Sed libre!", era la doble coac-
ción implacable que fundaba ese orden liberal e individualista.
El nazismo -se lo verá- debía resolverlo a su manera instaurando
al único Führer artista, asumiendo él solo esta libertad dificil, Y
"liberando" así a la Comunidad del pueblo artista de lo que lel
" d l l'b d" Es0 era también o
mismo Hitler llamaba el peso e a 1 erra •
que decían los dibujos satíricos de]ugend.. . to mo derno -que
Pero fue primero en el seno de1movimten
. 1 ·¡ do-queª1 exiaen· ºd
d
ázismo iba a encargarse de re ucir a st en l "dicta . d0r' en
1
el n
cia de libertad se conjugó fuertemente con e
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artista. Aquí como en otros lugares, la Gran Guerra, acelerando
un proceso en gestación desde mucho tiempo atrás, constituye
el mome nto decisivo que debía llevar a la encarnación de la me-
táfora del jefe de Estado artista.
En vísperas de la primer a guerra mundial, los ardientes pro-
motores del cubism o que fueron Gleizes y Metzinger glorifica-
ban su arte nuevo porque substituía "una libertad infinita'' a las
"libertades parciales" conquistadas por sus grandes predecesores:
Courbe t, Manee, Cézanne. Oponí an a la multitu d, siempre ata-
da a las convenciones, el genio del pintor que considera a "todo
conoci miento objetivo [... ] como quimérico". No reconocían
al pintor "otras leyes que las que rigen las formas .coloreadas".
Y porque sabían que "el fin último de la pintura [era] tocar la
multitu d" concluían brutalmente: "La nuestra no es más que
una verdad cuando la imponemos a todos". 19 Con un tono a
menud o más nietzscheano,. los futuristas se enorgullecían de po-
ner en liberta d las formas y colores como su maestro Marinetti
había puesto las palabras "absolutamente en libertad". Pero era
para impon erse mejor a un público al cual ellos negaban toda
"libertad de comprehensión", y al cual exigían que "olvide com-
pletamente su cultura intelectual no para adueñarse de la obra
de arte sino para entregarse locamente a ella". Lo esencial se
20
juega aquí sobre los lugares más comunes, que son también lu-
gares de fractura. El nuevo lenguaje formal que se expandía por
Europa reactualizaba la vieja oposición romántica del artista y
el burgués. A la vez enemigo a combatir y público a conquistar,
o mejor, ·a constituir, esta "multitud" era tanto más odiada por
el artista por cuanto este había salido de ella y de ella contin ua-
ba dependiendo. Público conquistado o multitu d a combatir.
La salida de la opción estaba en función de la disposición del
público a "entregarse locamente'' a la obra o a rechazar su in-
comprensible lenguaje. "No es en la lengua de la multitu d que
la pintura debe dirigirse a la multitud, sino en su propia lengua
a fin de emocionar, dominar, dirigir, no para ser comprendido.
Como las religiones". 21 Así, en efecto, se constituían lo que la
crítica llamaba desde el fin del siglo precedente "capillas", esas
21
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Pequeña s eclesiae cada una, encabez d
adas por un .
artista
cuerpo místico se compon 1a e sus fieles admi'rad Y cuy0
. , . ores "L
redral, hab1a escrito Hugo, escapa al sacerdote y · a ca.-
del artista." 22 Desde la muerte de Dios, la religió~ ~ en Poder
los románt icos, nuevos sacerdo tes y videntes hab' el arte de
la comun idad de los artistas esta herenci a que' no ia confi d
, ª0a
iglesia cristian a: la tarea de reunir a los hombre s pa asurn1a rn, 1
as a
de la vida de abajo y el ofrecim iento, en cambio de¡ . rae 1 rep d'
u 10
. . ' a irnagen d
un mundo meJor en el futuro, de la imagen capaz de lle e
"1 e . , e, .
hombres a a penecc1 on 11s1ca y mora . Lo mismo 1" var a los
V:
que- al'
llamaba el interca mbio de los sueños contra lo real d l ery
,. . O
e orea[
contra los suenos.
Más allá de todas sus diferencias, futuristas, cubistas y ex r _
. . s, co1nc1
s1on1sta . 'd'1an en 1a condena de1mundo visible ident'fiPe
1 ca-
do al orden establecido, lo mismo que en la lucha generalmente
pensada como la del espíritu contra el "materialismo'' y contra
el régimen que le pertene cía: la democracia parlamentaria. Kan-
dinsky oponía así la visión perspicaz de algunos elegidos, situados
en la cima de un "Triáng ulo espiritual", a la ceguera de las partes
más bajas de ese triángu lo. Allí se estancaban las masas de los que,
ateos y socialistas, se persuad ían de que "el 'cielo' está vaciado
[y que] 'Dios ha muerto "': "Polític amente son partidarios de la
represe ntación del pueblo o republicanos" .23 En Italia, Marinetti
se pronun ciaba contra el parlame ntarism o con la violencia y la
ironía reaccio naria a la cual estaba acostumbrado: se consideraba
"dichos o de abando nar[lo] a las garras detestables de las mujeres",
cuyo acceso al derecho al voto iba a suponer la "animalización
total de la política ''. 24 En Francia, abunda ban los que, incluso
"ateos", no experim entaban más que desconfianza respecto de
la democr acia parlame ntaria. Fernan d Léger no dudaba en e~~-,
denar el gusto de las "gruesas mayorías" en la revista Monqote.
que pretend 1a , "dar una d'1recc1on . , a 1a e'l'1te,, . y hacia el fin de la
'd
Gran Guerra, Apollin aire (que confesaba por entonces con G1 al'
e,
Proust o Rodin una real admirac ión a la muy cato'l'ica, ~acion ista,
Charles
antisem ita y antidem ocrática Action Franraise del reah5ca , ¡
is . . b . d
Maurras 1ron1za a no sin esprec10: "Oh t1em . r'
. pode aura l · n1a
22
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Democrática / Hermoso tiempo en que será preciso amarnos los
unos a los otros / Y no ser amado por nadie / No dejar nada
detrás / Y preparar el placer de todo el mundo / ·Ni demasiado
sublime ni demasiado ínfimo". 26
La Europa todavía en guerra, físicamente devastada; moral-
mente desolada, se comprometía ya en la vía de la reconstruc-
ción. En Alemania, como en casi todos lados, eran muchos los
artistas que habían deseado ardientemente la guerra, de la cual
esperaban que pusiera fin al viejo mundo burgués y a sus falsos
valores. Ahora afirmaban con fuerza su deseo de formar paire de
la tarea de reconstrucción, con la convicción de que su tiempo
había llegado. Las diversas corrientes del expresionismo podían
reconocerse en la formulación concisa que Kasimir Edschmid
daba, desde la primavera de 1918, a esa íntima convicción: ((Na-
die pone en duda que lo que aparecía como realidad exterior no
habría sido lo auténtico. Es necesario que la realidad exterior
sea creada por nosotros [.. .]". 27 Así, el verdadero artista era re-
volucionario por necesidad: el ejercicio mismo de su libertad
de artista implicaba una forma de negación del mundo real que
se daba a leer en sus obras. Pero era no menos necesariamente
conservador por su función tradicional de guardián de los va-
lores y del poder del espíritu, frente a los repetidos asaltos de
un real percibido como mentiroso. Sobre ese pl,ano estrictamente
funcional poco importaba que ese espíritu fuera primero el del
mismo artista, como lo pensaba la mayor parte de los expresio-
nistas en la afirmación de su yo, o bien que fuera pensado como
el Espíritu del pueblo o de la nación, tal como lo formulaban
no sólo los nacionalistas sino también la opinión corriente. Pues
la historia del arte había, desde hacía mucho tiempo, clasifica-
do las "escuelas" artísticas según su pertenencia nacional, a tal
punto que el genio propio de cada artista debía naturalmente
ubicarse en el seno de una escuela donde dominaba un espí-
ritu o genio nacional. Así, el arte tenía por función, en todos
los casos, asegurar la continuidad de un ((sujeto" cualesquiera
que fuese, es decir, fabricarlo y garantizar la identidad consi-
go mismo. Incluso el deseo de participar en el poder político
23
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..,
~ era en muchos artistas más que el de la extensión de es
n
función del arte a la escala del Estado con el fin de gar . ta
. d 1 ,. d ant1zar
mejor la superviven cia e esp1ntu amenaza o por los v l
'{
,.. L
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de la tradición alemana. Wagner volvía así contemporáneos los
dos momentos de revolución y conservación.
Revolucionario y conservador: esos términos, en su unión,
caracterizaban en Alemania ese laboratorio ideológico del na-
zismo que, bajo la república de Weimar, fue el movimiento de
·, d - 30 pero esos dos términos caracteri-
la Revo 1uc10n conserva ora.
zaban de hecho todos los movimientos fascistas europeos que
pretendían hacer triunfar por la fuerza una Idea nacional. En
ese contexto, la dualidad de esta determinación podía sin dema-
siada dificultad superponerse a la doble naturaleza, humana y
divina a la vez, que el Occidente cristiano había atribuido tanto
al soberano 31 como al artista. Porque uno y otro ¿no debían si
fuese necesario mostrarse "revolucionarios", ser violentos con
sus contemporáneos para cumplir mejor la función de asegurar
la continuidad temporal de la Idea trascendente de la cual eran
portadores?
Ernst Kantorowicz ha señalado cómo el pensamiento de una
"equivalencia'' entre el poeta y el príncipe, primero enunciada
por Dante, se había concretado bien pronto hacia 1341 durante
la coronación de Petrarca en el Capitolio. Simbólicamente reves-
tido en dicha ocasión de la púrpura real prestada por Roberto de
Nápoles, Petrarca estimaba que la corona de laureles era mereci-
da "tanto por la guerra como por el ingenium", tanto por el prín-
cipe como por el poeta. Desde que Federico II de Hohenstaufen
se había investido tomando el modelo del derecho romano, la
soberanía era reconocida a los reyes y emperadores en virtud de
la inspiración divina que se adjudicaba a su función. Al situar a
la pintura, la escultura y la arquitectura en el rango de las artes
liberales, el Renacimiento reconoció pronto la misma soberanía
a todos los artistas debido a la similar inspiración divina de la
que testimoniaba su ingenium. Es al final de una lucha larga y
difícil que los artistas, elevándose al nivel del poeta, habían de-
venido a su turno los iguales del príncipe -al menos de derecho.
Y si el príncipe había tomado hasta entonces como modelo al
papa, de quien se apropiaba de su estatuto de vicario de Dios,
podía ahora tomar también como modelo al artista, su igual,
25
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1
{
. r·ei·vindicaba, ·ant es que el ingenium, el
talento creador
d e qui en . 32
insp irad o por D ws. ., .
Por otra par te, la com par.ac1 0n del arti sta con el Dios
. d esd e e1 s1g. 1o XVI ant crea-
·no' una fór mu1a. or d 1na na , es que
d or de·v1 . . .
Gra n Arquitecto
rec ípro cam ent e Dio s mis mo fue ra 1nst1tu1do
sta la que empezab~
Má s aun que su obr a, era la per son a del arti
dadero culto corno
a valorarse, a veces has ta cons~grársele un ver
que constituía la au-
el del cual fue obj eto Mi gue l An gel . Pues lo
pro duc to de la crea-
tori dad del arti sta era que este no imi tab a el
eso residía, como lo
ció n sino el acto mis mo de pro duc ció n: en
nio" del artista con
form ula rá Shaftesbury, la pro xim ida d del "ge
orid ad del artista y
el "genio" del mu ndo . Pero par a que la aut
del príncipe, eran
no más la de Dio s pud iera fun dar la soberanía
voluntad divina se
necesarias al me nos dos condiciones: que la
del pueblo y que la
identificara jurí dic am ent e con la vol unt ad
blo le fuera retirada.
soberanía que hab ía sido rec ono cid a al pue
era condición; el
El pen sam ien to de las Luces com ple ta la prim
la segunda. Privado
reto rno al cristianismo de los rom ánt ico s,
ción indetermina-
de su soberanía, el pue blo devenía una abstrac
pueblo sin su mo-
da, una sub jeti vid ad sin ind ivid ual ida d. "El
el, 33 contestando
narca [~ .. ] es una masa info rme ", escribía Heg
obra de arte. Para
a Schelling par a qui en el Est ado deb ía ser una
no artista.se había ya
Novalis, sin em bar go, la per son a del sobera
eza de la Comuni-
presentado ·com o la figura ideal, com o la cab
convertido comple-
dad orgánica del pue blo , per o de un pue blo
devenir arte.
tam ent e en artista, y par a el cual todo pod ía
ad del siglo XX
Co n otros térm ino_s, si dur ant e la prim era mit
jefe de estado, ello
el artista pareció dig no de ejercer el pod er del
iniciado largo tiem-
fue en razón de su progresivo investimiento,
memoria nacional
po atrás, del rol de gua rdiá n y gar ant e de una
pod er divino Y sobe-
que el siglo XIX hab ía elevado al ran go de e , la
ad que le comena
rano. Llegado al poder, agregaba a la aut orid
íritu del pueblo la
protección de esta me mo ria identificada al Esp
o arcístico".
libertad ilimitada que él her eda ba "de derech
portamiento del
Lo que dab a la apariencia de par ado ja al com d d 5u au,
· dor arti.sta, y de Hit ler en particular, es que, fun an
dteta °
26
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coridad sobre·el Espíritu del pueblo,· era en 'alguna medida sobre
el cuerpo de ese mismo pueblo que ejercía su libertad ilimitada.
Pues era sobre esta «masa bruta', de la cual hablaba Goebbels que
Hitler · hacía verdaderamente obra de· artista, mientras que las
bellas artes tradicionales, la pintura, la escultura y la arquitectura
debían, por el contrario, mantener a todo precio su carácter con-
servador -él prefería decir "eterno"-, que fundaba su autoridad
y legitimaba su poder. El primer rasgo de la legitimidad política,
había escrito Guizot, es siempre "negar la fuerza como fuente del
poder y sujetarse a una idea moral" .34 Hitler no escapaba á esta
regla al buscar su legitimidad en el arte clásico y alemán; pero el
arte y la fuerza jamás han sido opuestos entre sí.
Acaso Garvens, el dibujante de jugend, ¿se había mostra-
do más prudente que crítico respecto del Führer al asociar la
fuerza brutal al arte? ¿Tal vez se había limitado a amoldar los
puntos de vista? Habría, en suma, dos interpretaciones posibles
pero opuestas de sus dibujos. La primera consistiría en com~
prenderlos como demostraciones de la propaganda: mentirosos,
ellos ocultarían la realidad ya que Hitler, lejos de erigir un pue-
blo fuerte y sano, lo había, en cambio,, mutilado, desfigurado
y deformado al punto de volverlo irreconocible. Tal sería una
interpretación conforme al rol generalmente atribuido a la pro-
paganda por la mayor parte de la historiografía del nazismo. La
otra interpretación, sin ninguna duda la ·más justa, consistiría
en pensar que el dibujante de Jugend adhería al pensamiento
de Hitler a tal punto que expresaba el sueño realizado. Entre
las manos del Führer artista, el pueblo había, en fin, tomado
la única forma que pudo legitimar su propio poder: una forma
parecida muy aproximadamente al "clasicismo griego", del cual
pensaba que el Espíritu del pueblo alemán era el único heredero.
Cual un auténtico artista, Hitler se encontraba justificado por
y en su obra. Su misma violencia le est~ba retrospectivamente
legitimada, puesto que no había tenido por objetivo más que la
restauración y la conservaéión de los valores de ese mismo Espí-
ritu -y ese objetivo se había alcanzado en ese pueblo devenido
obra de arte según el Espíritu.
27
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Al escribir Mein Kampf (Mi lucha .
tres fundamentos de la aut 'd d ), Hitler hab'1 .
tradición. Si la popularidad
on a · la p l ª d1s ·
." , opu aridad l t1ngu¡do
. const1tu1a el • ' e Pod
miento, ella no podía por sí l prunero y n er yla
, so a garantiza l ecesari0 .
se d e b ta a que el segundo fu d r a segurid d c1.
fu ., n amento residí a . Es
erza. La un1on poco duradera d l a en el Pod to
, e ª popularid d er Yla
po d ta engendrar, sobre bases más so'l'd ª Y de la fuerza
d ad : la autoridad de la tradición «5·1 as aun u
, '. na nueva aut .
. ., • 1, por ultimo or1.
fu erza y trad1c1on se unen la autorid d ' popularidad
'd d '
cons1 era a como inquebrantabl ª que se deriva puede ser'
e" S ,
• egun su punro d 1st .
1a revolución de 1918 la que había quebrado ~v ª, era
.. , d esa autondad d1
trad1c1on, esgarrándola no solamente por l
a supres1on de la e ª
. . , .
ttgua forma del Estado sino también por "el an · . . an-
l • . tqm1amiento de
~s anttguos signos de la soberanía y de los símbolos del Reich'' 35
S1 se recuerda que Hitler había ligado de manera indisoluble, ~n
Mein Kampf, "el hundimiento político" al "hundimiento cultu-
ral" que lo había precedido y anunciado, que asociaba no me-
nos íntimamente los "años de lucha" del nacional-socialismo al
renacimiento de un arte auténticamente alemán, no cabe duda
alguna de que la autoridad de la tradición residía para él en las
formas del arte del pasado. Así pensaba realizar el programa que
se había fijado en Mein Kampf al empeñarse en hacer renacer
esas formas de la autoridad por todos los medios que le confe-
rían ahora el poder y la fuerza. En esta línea, Wagner continua~a
siendo su mejor guía desde que el destino de Alemania le p3:ecia
que no dependía más de ella misma, sino de las naciones victo·
riosas de la Gran Guerra:
28
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Eso, os lo digo, es porqu e
honráis a vuestros maestros alemanes·
'
¡de ese modo mantendréis los espíritus protectores!
Si sostenéis su acción,
el Santo Imperio romano puede quedar pulverizado;
siempre subsistirá
el arte noble y sano, el arte alemán! 1136
ta-
11 En Soujfrance et Grandeur de Richard Wtgner (1933), Thomas Mann protes
a las declaraciones
ba: "No se tiene absolu tamen te derecho de prestar a los gestos,
tendrían hoy. Eso
nacionalistas de Wagner, su sentido actual -el sentido que
tica. En esa épo-
implicaría falsearlas, escatimadas, mancillar su pureza román
desprovisto de
ca, la idea nacional [ ... ) era poesía y espiritualidad, era un valor
p. 120). Thomas
futuro .[ . .. ]". (Th. Mann , Wtgner et notre temps, París, 1982,
nia,__ recha~ b~
Mann , que se había pensado a sí mismo como precep~or de Alema
en Europ a -y en
reconocer el gran movim iento de realización de la Idea forjada
· ,.
la Alemania nazi en particular.
29
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...
o del pu eb lo ,
se so bre eso s símbolos de l cu erp que el nii
,, " tom ando 1o e
rm as del pas ad S srno hab'
eri gi do co n art e , o. egur ia
. .
hre r: verse leg1t11nad ªtne nte J
im ag en rea liz ab a el su eñ o del Fü 0
'a
nos de su soberan'1 corn o cJ
qu e, al mi sm o tie mp o qu e los sig
y la ha cía "in qu ebr ant abl ,, ªfu'rest auraba
la au tor ida d del Re ich . e, nd, d
. tra dic ión art ística. an °1a
so bre la au ton da d su pre ma de la
onocido co
El art e de l pa sad o -el único qu e fue rec
rda de ro- ten ía pa ra el nac ion al-socialismo una fun ci: o ane
ve
le ba al tér mi no religión e1sen n ~ro.
pia me nte rel igi osa , si se da tido
Ha nn ah Arendt, en fa Rom a d
qu e ten ía, así co mo lo rec ord ab a
cir literalmente re-!iu,/1 ..a• e
Ci cer ón : ''.Aquí religión qu erí a de óu" , estar
30
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3. Fritz Erler: Retrato del Führer, c. 1939.
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·11 , del Reich,
4. Amo Breker: El Ejército (bronce). Paso de hono r de la canc ena
1
Berlín, 1938 .
\ '
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193~; puedo tambié n yo_mismo como Führer del Reich y d.e Ja
~a~1on aporta r a esta m1 ª);Ida y mis consejos, pero los prín-
cip10s deben encont rar la via hacia lo eterno de lo individual.
¡Vendrán y morirá n otros Führer, pero Alemania debe vivir! y
sólo est~ afirma ción de continu idad conducirá a Alemania a esta
·¿ "4º No era sm . motivo. s que Hitler, muy temprano, se había
v1 a.
" 41 •
autopr oc1amado "Füh· rer papa , imitando así el ejemplo ilustre
del empera dor Federico II, del cual algunos pretendían que era
la reencarnación. Pero él se imaginaba que si podía pretend er la
sobera nía espiritual, era en su cualidad de artista inspirado por la
Volkgeist. * Cumpl ía así el deseo formulado cuarenta años antes
por Julius Langbe hn, que pedía la llegada de un Salvador que no
fuese un empera dor papa sino "un César y un artista a la vez", lo
42
que él llamab a un "emperador del espíritu" (Geisteskaiser).
La Volkgeist alemana era, en efecto, para Hitler el espíritu del
arte mismo, pues era el espíritu creador que animaba al ario, lo dis-
tinguía de todas las otras razas y lo hacía el único creador de cultura
(Kulturbegründer). Entre las obligaciones que incumbían al Führer
artista respecto de su pueblo artista, la primera era la de no forzar
jamás los dones de este: "¿No sabéis, esperaba Hitler a Rauschning,
cómo trabaja un artista? Pues bien, el hombre de Estado debe dejar
madurar, como el artista, sus propios pensamientos, y más aun las
fuerzas creadoras de la nación. [... ] No puede crear la vida por
coerción. [... ] Es necesario mantener despierta y viva esta inquie-
tud creadora que siempre tiene en vilo al verdadero artista. He alli
• d· d · " 43 III
la única cosa que es necesano no epr que ecaiga .
33
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Es to s la zo s de in te, rd ep
en de nc ia en tr e el Füh rer y su
'
, b.1en co m o an a'1 ogos a los de u PUeb¡ 0
él los pe rc i b1a ta m d n rn aest ro y sus'
c. fj~
a 1a, to m a a po r Heinr
ic h 1-I
di sc íp ul os . U na ro to gr
32 en un a co le cc ió n de gran difusi ,ºff.tnann y
pu bl ic ad a en 19 a los hom~n, Presen.
ct o" H it le r m os tr an do
ta ba a "el A rq ui te las
in gi a el an ti gu o m on as te ri o de Paulinzell res de
S.A. de T ur qu e se en cu e ª /fit• 51.
is ab a la le ye nd a,
"E s en Pa ul in ze lla , pr ec " 1 ap
ntra 1a casª
b
ri ng ia . E ge st o m ed ia nt e el cu al
un ta a un
de los S.A. de Tu
nv e ,
to el ev ad o de l ed ifi ci o, pu nt o ha ci a el que co rg1an las
P un . . . .
id en te m en te qu e Hitler era ca az d
b1 en ev
m ir ad as , s1gn1ficab~ d . · 1 · 'd a d" , en un mo Pdestoe
"l eg en an a s1 m p 1c1
tr an src.or m ar se , co n su
co m pa rt ie nd o be né vo la m en te sus conocimientos
gu ía tu rí st ic o
pu eb lo . Pe ro al m is m o tiempo, ese gesto tes-
co n la él ite de su ero "guía", el educador
en te qu e er a el ve rd ad
tim on ia ba ig ua lm os al descubrimiento de
lle va r a su s di sc íp ul
(Erzieher) ca pa z de as qu e ellos aun desco-
pi rit ua le s y ar tís tic
sus pr op ia s fu en te s es er ca pa z de despertar en
e él er a el Fü hr
no cí an ; en síntesis, qu M ás tarde, las autopistas
do ra " de la ra za .
ellos "la in qu ie tu d crea ión
as "r ut as A do lf H it le r" - te nd rá n la misma func
del R ei ch -l lviendo a llevar aJ.pueblo a
al "p ai sa je al em án ", vo
de in ic ia ci ón lo
ve ni da vi si bl e de su se r. Así, el Führer y su pueb
la esencia de
r m ej or ju nt os en el gr an taller del Reich.
po dr ía n ob ra
o, la ta re a qu e le s es pe raba .e n ese taller no con-
Si n em ba rg ra
te en la cr ea ci ón de l R ei ch co m o una bella ob
sistía so la m en sus
s ru ta s y su s pu en te s, su s campiñas radiantes,
de arte, co n su
da s y pa ci fic ad as . Ta m po co se trataba de cum-
ciudades pu ri fi ca ta do co m o obra de arte.
el pr og ra m a de un Es
pl ir so la m en te significaba que su tarea
ón vó 'lk isc h * de l Es ta do
Pues la co nc ep ci s en potencia", es decir,
br ir la ru ta a la s fu er za
era antes bien "a más qu e un "medio para
itl er , el E st ad o no er a
ª la raza. Para H
"colectividad" co mo Gesell
scht1ft el
ico de la "so cie da d" o
al carácter racional e his tór op on er a la sociedad de clases
la unidad
mi no p ara
c.hrveJ·S"z.
est e tér
nacional-socialismo usa
11111
ing , ¼ m /Ib sta mm tmgsna
de "C
" una om um da d la
· de destino". Ver C. Bern E. Ba
d Nt1ttO·
rrs 1•
, y H. Ka mm er/
chtw " T r.k b aes Nati.onalsoz ialismus
J
nZu . ~r t · vo a u r it des Ge wa ltherrschaf t 19 33-1 945, Re
inbek cerca
au s de r Ze
a/.sozzaltsmus. Begriffe
de Ha mb ur go , 19 92
34
Scanned by CamScanner
ella en
a los S.A. un viejo claustro a Paulinz
5. "Hitler, el Arq uite cto , mu estr a
Turingia" (Foto de H. Ho ffm ann ).
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llegar a una meta", y esa meta era "mantener y favorecer el desa-
rrollo de una comu nidad de seres que, en lo físico y moral, son
de la misma especie (Arr) . Lo mismo decía en 1934, ante los
44
37
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Stewan Ch
dijo, "el más ínt im o amigo" de Ho ust on
mani· arnberlain
principal vulgarizador de Go bin eau en Ale ª ] ,ºr de los'
Y aut
n des 19 ]ah rhu nde rts
mu y populares Grundlage
dedica. su e;~a ªPenas
veinticinco años cua ndo Charnberlain le 1
46 no com par tien do las con cep . ro sobre
Kant. Sin embargo, cton es racjst
. L su " pri• me r maestro" , Keyserling se ale· as
d e qui en rue Ja progr ·
Chamberlaí esi_va.
me nte de él hasta la rup tur a, después que
el yerno de Richard Wagner, hacién dose entonces el vnhdevino
.1sta de las teonas' racista. s del compositorey·eme. n·
te pro pag an d . IaJero
P , d
. e . 61 e, res1.d e a me nu d o ·en ans onde frecuent
1n1at1ga , a pro1on-
stav e Le Bon cuy o .
gad am ent e el salan del doc tor Gu ' rac1srno
Chamberlaín. rora n II'
tenía sin embargo poco ' que env.idiar al de I
y la princesa B'b
pasaban Bergson, y Valery, Ma ne Bonaparre 1 es-
odore Roosevelt.47 Se
ca, pero tam bié n Raymond Poincaré o The
a filosofía vitalista del
vincula particularmente con Bergson, cuy
es epistolares con él
devenir lo seducía, luego mantiene relacion
ce, Rathenau, Max
como con Bertrand Russell, Benedetto Cro
servador, ideológica-
y Alfred Weber, Gustave Le Bon. Este con
atamente después de
me nte próximo de Thomas Ma nn inmedi
ar" Alemania, pero a
la Gra n Guerra, quería como él "despolitiz
pueblo) en virtud
favor de un verdadero Volksstaat (Estado del
ría los destinos de la
del cual sería "la cultura [la que] presidi
48 s más tarde, luego
actividad económica y política". Diez año
blos en uno de sus
de hab er practicado la psicología de los pue
artículos críticos en
ensayos más famosos, publica muchos
49
Alemania, es aquel
relación al racismo nacional-socialista: "En
que sobre el Espíritu
que pon e el acento sobre la sangre antes
término, extranjeroª
qui en es, en el más profundo sentido del
as corre una sangre
la raza (Arifremd), y no aquel en cuyas ven
50 Ese mis mo me s de abr il de 193 2, haci end º la
no nórdica''. 1 ea la obra
l'fi
del siglo XX de Alf red Ros en b erg, ca ..
reseña de Mito . las v1eps
a reammar, e ha
de un absoluto sinsentido que servía par
erg, decia, ~ ma
ideas de Chamberlain. "El libro de Rosenb . 1·1smo, en su .rorc.e de
finalmente clarificado que el nac ion a 1-soc ia , . ,, E1JCIC
Esp zritt t. ·smo,
actual, es fundamentalmente un enemigo del del nazi
dena
orquesta Furtwangler, deplorando esta con
38
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intenta hacer observar a Keyserling que el "nuevo movimiento"
merecía méÍS simpatÍa: ·su idea de una humanidad de las cua-
lidades raciales superiores no hacía a fin de cuentas más que
sustituir la vieja idea de nobleza. A lo que Keyserling respondía
que por más aceptable que fuese esta explicación del acto de fe
nazi en la raza, cualquiera que creyera en la superioridad del
espíritu debía tomar posición contra toda importancia excesiva
concedida a la sangre. 51
Cuando el nazismo llega al poder, Keyserling sufrió diversas
humillaciones, desde los obstáculos puestos a los desplazamien-
tos en España, donde debía dar conferencias, hasta el retiro de
la ciudadanía alemana a sus dos hijos y a él mismo -un retiro
hecho legalmente posible por los alemanes que la habían obtenido
mediante naturalización. Desde entonces, prefiere comprender la
''revolución alemana'' como una expresión específica de cela actual
revolución mundial, de la cual el primer acto [era] una revuelta
·de las fuerzas telúricas desde largo tiempo reprimidas". De.la bru-
talidad homicida de sus jefes y de sus tropas, no quería ver más
que un momento necesario al verdadero renacimiento espiritual
de Alemania, y en su mismo furor, la promesa de una nueva élite
del pensamiento y de la acción. Después de haber recobrado la
nacionalidad alemana por la intervención del ministro del Inte-
rior de Prusia, escribió en francés, durante los últimos meses del
año 1933, La Revolución mundial y la Responsabilidad del Espí-
ritu.• Precedido de una carta prefacio de Paul Valé1y, la obra se
manifestaba como ((la primera explicación de la crisis mundial,
y especialmente del fenómeno fascista y ·hitleriano, y la primera
visión del camino que lleva de la revuelta de los bajos fondos a la
revolución del Espíritu". Afirmaba que el nacional-socialismo era
((pacífico", que constituía ccel primer movimiento no imperialista
de la historia moderna''.52 Más aun, Keyserling llega a pensar que
la historia lo había engañado: ni la verdad absoluta, ni la literatura
-obrarían sobre la vida real como él había creído. ((Para obrar sobre
la vida, es necesario dirigirse ad hominem." Es lo que había hecho
Gobineau en su Ensayo sobre la desigualdad de las razas, que, em-
·pero, no era "ciertamente una obra maestra literaria'', y ·Le Bon
39
Scanned by CamScanner
eri. su Psicología de· las multitudes; leído por "
hecho o hacen la revolución mundial" T: 6. ;ºdos los que h
" ., l · am 1en se h b,1 an
cad o cuan d o sonno a escuchar a Chamberlain . de ª. a equ·ivo.
1923, ,a Adolf Hitler como el profeta y el•Jere e d
e la Alsignar, desde
vendna. No es la verdad de las ideas la que cu ernania que
. h' ' . " " enta desde 1
d e vista . 1stonco , tampoco la perfección l't . [que] e.PUnto
1 eraria ,
pensamiento sobre un plano distinto al de la v1•¿a real oSltua .. un
Lo que contaba era "la creencia de que la raza en V!Vidt
" ~00~~
un va1or . Poco importaba que esta creencia fuera verdad es
, . , . " eraofa!
sa, parecia
. cierto que sena necesario contar en los uces1vo • con ¡-
creencia en la raza como con uno de los factores de la h' . ª
,., " 53 E · • . IStona de
manana . se mismo renunc1am1ento « a sus propias eonv1cc1o-
..
nes, en nombre de la fuerza del hecho consumado,, de la creen-
cia devenida "verdad histórica'', se daba a leer en 1935 también
en "La vida es un arte", uno de los textos escritos en francés de la
recopilación Sobre el arte de la vida que publicó el año siguiente.
Consecuente consigo mismo, buscaba reconciliar la "verdad
histórica" de la vida no -con la literatura, que no roca la "vida
real", sino con las artes visuales, que se dirigen ''ad hominem''.
•Así, la pin tura y la escultura le pro po rci onaban las metáforas ne-
cesarias•para establecer que "la vida no puede ser hecha buena,
bella y dichosa más que sobre el plano del arte". Pues allí residía
en adelante para él la verdad de la ficción artística. .
El imperativo del amor fati de los Antiguos, ~~phcaba Key-
serling no podía dar al hombre esa felicidad espmmal_ a la cu~
' "l obediencia a ese imperan-
él aspiraba siempre, ,pueS º . qued ª
t
· ' de1Desnn · o'' · Pero
vo no contiene ningun monvo e superacion 1 d t s inmedia-
' 'bl d de que os a o
esta "superación" deven1a post .d ed es" mo materia . primera en
tos de la vida estaban cons1, era 1oss una co materia . Prima paf.! d
l mismo sentido que e1 marmo e "una act1C. ud creativa,¿es
e ,, Era entonces solamente por
1 es Cultor • 1 amente la liberta ,Y
l
1 decir artista" que podían manifestarse ~ elan ·da era la única v1a
A ,. ' arte ue vi • que
la soberanía del hombre. ,.,1,' estelas fuerzas eoncradictor1as , • ceo.
capaz de conferir la armon1a a ente al esp1r1t0, ·or
obran en el hombre al volver a traer nuevarn I espíritu- La r!le)
¡,i e no pertenece a
tro vital del hom b re, 10
qu
40
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ilustración de ese hecho de que "sólo el arte puede perfeccionar
la vida humana'', era el Estado y su personificación en el gran
hombre de Estado que la otorgaba. También sería necesario dis-
tinguir en él entre el hombre de Estado y el "político", tan poco
parecidos uno a otro "como el pintor al químico o al droguero".
Como se acordaba de la distinción introducida por Hitler en
Mein Kampf entre el "teórico'' (Programmatiker) y el "hombre
político", dos seres que se asemejan a veces en el excepcional
hombre de Estado genial, 54 Keyserling asignaba a este la tarea de
"usar todos los medios existentes para conseguir sus fines".
41
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.--··
f
/1
11
'I
11
pia filosofía ,:vitalista _ y en al Ust. on ,
·I Fiel a su cepro I N·
•
e es el "mas grande est'imulante d I tetz e, ª sch
pa ra q u1en e , arr .
de arte que es en e, a vida"-,
agrega b a po r ult im o que la obra
s1 un Estado
exa1ta las .fu erz as de sus ciudadanos".' porque "en su fu
. .
tido de Ia comuni.dadero inter-
no , tod o 1nd. duo que tiene el sen
1v1
. I qu e es un artista a un ideal'tsta que no 10 "
prefiere
1nc uso un nra no .cr . aporta r ma,s exphct , . es .
R , 1 , . tl para Keyserling
esu I ta b a d 1nc ta
en Ale m . d rnenre
su,., sosten a reg, 1men que reinaba arna esde hac1' d
1a empezado a aplicar la luch a contra los . d'10
ª os
ano s, . qu e hab
. . JU s
1nscn pta en su.. programa y que ' tras la "puesta en cintura" 1
. ntes de la s.A ., preparabaYlase
asesinato. de Ro hm y de los dirige
dad que su 1·usti'fi~0•,0~
Ieyes. raciales de Nuremberg. Es ver d
ase sin ato
. en no mb re del gran arte del Estado tenía un prece ente
.
me d1 ato en est as pa~ab~ as e~, vir tud de las cuales Hindenburg
1n
los jefes de la S.A. el 30 de
acababa de evocar la liq1:11dac10n de
la historia debe también po-
jun io de 1934: "Q uie n quiere hacer
55 Pero el interés histórico de las pala-
de r ha cer co rre r la sangre ".
en ese modo de legitimación,
bras de Keyserling reside primero
de la tiranía del hombre de
co mp art ido co n los ideólogos pazis,
espiritual de felicidad quema-
Es tad o artista; el deseo totalmente
trar satisfacción más que sobre
nifiesta un pu eb lo no podía encon
cción necesaria, de la selección
el pla no del arte, qu e es el de la ele
les a la unidad de la obra.
y del sacrificio de partes perjudicia
la masa amorfa el pueblo
Cu an do el lenguaje nazi oponía a
ía el pueblo, "jamás represe~-
pu est o en forma, Keyserling opon
puede serlo. En esoraeh , p~recia
tativo del Espíritu", a la nación, que · de Dis que,
l cepc10nes l' · la noc1.,0n
erm an ece r bastante .cercano a as con
P aba como no Pº 1t1ca bl 5
en el siglo precedente, rec. haz , d h' . natu · ral Un pue oe
_e 1sr ona . , En
de pu eb lo: "Es un a expres.10n d' . ·1· d tiarma una nac ton ,
un 1d a c1v1 iza a 0 bra
del
un a especie; un a com una
b de arte Y
nu est ra época, un ad' . , nac
·'
10n es un
e
° un
ra
pue blo
nación,
devengarilo espi.-
" 56 L "
tie mp o . a co n 1c10n para qu d lcanzar un es ,
az be ad ,, de 1a cua I dep end 1a
añ ad ía Keyserling, es qu e fiuera cap
rit ua l personal", es decir, la "forma aca a a .ca l'unices; implica
. " d f¡ ma impli ll de lo que en
su existencia. Ahora •b1en , to ª or ª
0
, d l n rra en e
e
la exclusion vo lun tar ia e o que no
42
Scanned by CamScanner
ella no logra subordinarse": Así, Keyserling acababa por contra-
decirse a sí mismo. Pues lo que había llamado la parte del polí-
tico en el gran hombre de Estado, esa parte oscura que no debía
"tener en cuenta los postulados de la cultura y de la libertad" -sa-
ber practicar la violencia y el asesinato, el encarcelamiento y el
exilio-, la reconocía ahora como la parte fundadora de su arte.
Joseph Goebbels la había adelantado cuando, identificando
dos años antes la política con el arte, precisó su tarea común:
"La misión del arte y del-artista no es solamente unir, va mucho
más lejos. Su deber es crear, dar forma, eliminar lo que está en-
fermo y abrir la vía a lo que está sano" .57 En cuanto a Hitler, des-
de 1923 había traspuesto su "experiencia de artista'' a la esfera
política: "Hay dos cosas que pueden unir a los hombres: ideales
comunes y crímenes comunes". 58
Reuniendo finalmente, como lo habían hecho antes que él,
Carlyle y Baudelaire, las figuras del santo, del héroe, del artista,
Keyserling podía acabar ahora su trabajo de unificación teórica
del pueblo bajo la égida del arte, entendido como el "reino del
Espíritu". Porque los Estados y las naciones tenían "su 'lugar' so-
bre el plano del arte", ellos eran capaces de espiritualizar la mate-
ria prima del pueblo. Sería necesario dar la razón a Dostoievski:
la nación era para cada uno el camino que lo llevaba a Dios, y era
así porque todos los dioses eran primero dioses nacionales. "Si,
concluía Keyserling, la Nación y la Cultura pertenecían al plano
del arte, y si ocurre lo mismo con la vida heroica y la vida santa,
entonces la Religión también es, técnicamente hablando, un arte,
[... ] el arte de coordinar la vida humana con la Vida divina''. ,
Así llega a justificar, en nombre del arte y del espíritu, la to-
talidad de la empresa nacional-socialista, sosteniendo, en un úl-
timo e irrisorio gesto de fidelidad a sí mismo, que "no es la raza
en cuanto tal que encarna un valor, sino la raza en .tanto que
vehículo postulado por un cierto espíritu" .59 Pero los nazis ¿de-
cían en verdad otra cosa?
Eran sin duda numerosos los que habían terminado por creer
en la ficcióri de la raza al punto de hacerla eficiente en los planos
jurídico, político, económico, artístico y de matar en su nombre.
43
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......
44
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"homosexuales" fueron encerrados y exterminados por las mis-
mas razones que lo fueron los opositores propiament e políticos
al nazismo: por lo que podían decir todos esos judíos «por el
espíritu" y que le eran unheimlich (familiarmente inquietantes).
La visión del mundo (Wéltanschauungi nazi no era evidente-
mente una filosofía contemplativa. Era una "visión" activa, que
debía transfigurar continuame nte la totalidad del mundo para
hacérselo familiar y eliminar lo que permanecía extraño. Como
lo había escrito Wagner, uno de los únicos precursores en el que
Hitler quería reconocerse, el pl.J.eblo
45
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11
por Hitler,
Exactamente dos días antes de la toma del pod er
nte, denunciaba
Die tric h Bonhoeffer, un joven teólogo protesta
onal-socialismo
en un discurso por la radio la rivalidad del naci
con el cristianismo:
iderado com o
A part ir del mom ento en que el Volksgeist es cons
rna ese Geist
una enti dad divi na metafísica, el Führer que enca
al del término:
asum e una func ión religiosa en el sentido liter
plirse la úlcima
es el mesías y con su aparición comienza a cum
necesariamente
esperanza de cada uno , y el reino que apor ta
1
con él se halla próximo del reino eterno.
lo esencial de
Esta sola frase concentra del modo más notable
ente a todos lo~
la estr uctu ra religiosa del mito nazi. Contrariam
o más que un_
que jamás quisieron ver en el nacional-socialism
no quería pon er.
sucedáneo de la religión, Dietrich Bonhoeffer
asumía Hitler
en dud a el carácter literal de la función religiosa que
de la realización
en ese mito. Si estigmatizaba la identificación
n del Führer,
del Reich milenario en el mom ento de la aparició
blo, es por que
encarnación visible del Espíritu divino del pue
tianismo más
com pren día que el nazismo no se opo nía al cris
universalismo
que por ocu par su lugar inst itud on~ , y llevar su
47
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1'
.¡
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Esa es la razón por la cual los lazos de amor que se tejieron
entre Hitler y su pueblo subsistirán tan largo tiempo, pues el
Führer supo volver a dar a los alemanes motivos para quererse
a sí mismos. Ese fue el tiempo propio del Tercer Reich, el tiem-
po del "Reich eterno": un tiempo purificado de toda deuda, sin
culpabilidad.
Si ese Reich no quedó como el reino exclusivo del Espíritu y
de lo imaginario, sin duda sería necesario buscar en él la razón
en la misma profundidad de la herida narcisista, que exigía para
su curación que se corporice el fantasma de la completud reen-
contrada. Lo que Hitler percibía era que la tarea que consistía en
volver a dar al pueblo alemán el sentimiento de su existencia se
confundía con la necesidad de una producción visible y tangible
del imaginario de ese pueblo que él llamaba Volksgeist, y que él
identificaba al igual que la mayoría de sus contemporáneos con
el "mundo de la cultura".
En ese sorprendente autoanálisis que constituyó para Thomas
Mann la escritura, durante la Gran Guerra, de las Consideraciones
de un apolítico, su "pesimismo cultural" le hacía decir que "si Ale-
mania condescendía a adoptar el democratismo occidental, ha-
bría perdido la guerra en el plano espiritual". Pero Thomas Mann
-próximo entonces de la resignación de Spengler a que toda Kul-
tur se disuelve en la "civilización"- afirmaba al mismo tiempo que
"jamás Alemania tendrá por misión y por tarea realizar ideas bajo
una forma política". 4 ·A la inversa, si bien pertenecía a la misma
constelación pesimista, Moeller van den Bruck concluía en 1923
su libro Das dritte Reich llamando a que en resumidas cuentas
ese Tercer Reich espiritual se encarne políticamente: "Pensamos
en la Alemania de codas las épocas, en la Alemania del pasado
dos veces milenaria, en la Alemania eternamente presente, que
vive en lo Espiritual pero que quiere asegurar su seguridad en la
realidad positiva y sólo puede hacerlo políticamente" .5 Es preci-
samente esta compulsión de Hitler y de sus allegados a realizar lo
que él llamaba "Reich ideal" (ideales Reich) en la ciudad, es decir,
de modo políticamente tangible, que encontraba la aprobación
de un número creciente de alemanes.
49
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D es de el siglo XIX,
el tiempo y e1espaci.o de 1
r 1 h ab ía n sido a m en ud 'd .ficada Kuftur y del
A te a emanes o i ent1
. de una Alemania nueva po 1· ll egar d sdal tiern Po
0
1
y a espac1,0 . a y guiado po r un F"h . ' on e tod o el
bl ar ti st u re r ar tis ta D te rn
pu e o se na d , . a •, d · e es o.
. . o, to av1a sensible en la af irm
cion e K ey s 1·
v1m1ent er Ing de qu e
"1 d a sólo pu ed e ser hecha buena y 11ermosa y d' h
a vi
qu e ha bí a pu bl i· d J iu . icLosa en el
pl an o del arte", el lib
ro ca o ul s angbehn
R em br an dt al s E rz ie her (Rembra nd t ed ucado )
en 1891, r era el
, d oso s1, ntoma. 6 Hacer de lo bello a "promesa d n
mas po er 1 h , dh al no
un . e e-
. .d d" ab 1a di ch o St en co ns tit uy e en ,
11c1 a , como o ,
ca R h si e1
, . encia po lít ic a e id eo ló gi del
1nd1ce de , un1a perten . ero 1acer h
1 an a pr om es a de una felicidad alemana , como o abía
ar te a em M aestros Canto.,es . , devino • el
en el lib ro de lo s
escrito Wagner todos los nacionalistas de
l
al se in co rp or ar on
sa nt o y seña al cu no po dí a si no recibir su adhe-
eich. H itl er
Segundo y Tercer R C uá nt os se dan cuenta de que
n K am pf "¿
sión al escribir en Mei en ec er a un pueblo privilegiado
ra l de pe rt
su orgullo m uy natu finito de lazos, a todo lo
que
r un nú m er o in
se relaciona, po en todos los dominios
de la
pa tr ia ta n gr an de
ha hecho de su 7 m as M an n se lanzaba contra el
r el lo T ho
Ku!tur y del arte?". Po ch cu an do, habiendo roro con
l T er ce r R ei
uso nazi de la idea de er va dora, se dirigía en 1932
a
vo lu ci ón co ns
1a ideología de la re
: "El arre fue siempre y
será en
cial is ta s de V ie na
los obreros so rf ec to , so ña do por grandes espí-
r R ei ch pe
todo tiempo el Terce pl ea hoy de un modo tan
yo no m br e se em
ritus humanistas y cu isamente la razón por
la cual
8 Pero también era prec
erróneo". como un hombre "sali~o
d_el
ta ba no so la m en te
H it le r se presen e ha bí a he cho "la expenencia
so ld ad o qu
pueblo" y como un m bi én y sobre todo como u,n
is ), sino ta
del frente" (Fronterlebn a co ns tituía la mejor ga"Traerc ntia
en ci a ar tís tic er
ho m br e cuya experi . para hacer e1
ediatizar el Vo!ksgeist
de su capacidad de m
Reich perfecto".
50
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El gobierno de los artistas
51
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, Alfred R nber ,v,
seph Goebbels, Baldur von Schirach ose
rt Sp eer . Lo qu e lo ,g, walter
Funck, Julius Streicherl o Al.be . , n cul rural y artt' .s Un ta era pr1•
I .sma re e
en a m1 s10 -
mero a mi st1ca del
¡
e esta misió n deb ' PUe b¡
alemán, y la misma certeza de qu
0
1 nec~a-
mbate. y cada ª
1 riamente tomar la forma de un co , de ellos
asumía una parte activa en el combate por la resta un~
1 , ,, e sen ,a, d ec1,a H'1tler en 1933 "l ura,c1ond e un
ru te a eman
"A - qu
' ª mas orgullosa
defensa del pueblo alemán".
viera, Dietrich E k
Hijo de un consejero del rey de Ba
Hitler y puede se; an, _que
fue en Munich "el mejor amigo de 12 había sido prim conside-
rado como su padre espiritual", ero poeta
tur go . Su tra du cc ión de Pe er Gy nt, concluida en 1914 Y
drama ' le
bía va lido gra nd es éx ito s, crí tic os y económicos , en las escenas
ha
a con mayor frecuencia du-
alemanes. Fue la pieza representad
te los añ os de la gu err a -si n du da porque el drama de Ibse
ran
una búsqueda de la identi~
había cambiado bajo su pluma en
este miembro de la Sociedad
dad alemana. En marzo de 1920,
(viilkisch) Aug gut Deutsche,
de Thulé, director del diario racista
a a Be rlín co n Hi tle r co n la esp eranza de participar en el
volab
tsc h de Ka pp . El 9 de no vie mb re de 1923, esta vez con los
pu
rada admirativa de Frau Wi-
putschistas de M un ich y bajo la mi
ard Wagner, juntos cantaban
nifred Wagner, la nuera de Rich
ia, despierta!"). Esa canción
"Deutschland erwache!" ("¡Aleman
emania hasta 1945. El mes
compuesta po r Eckart invadirá Al
Munich, moría alcohólico Y
siguiente al putsch fracasado de
morfinómano. Se lo enterrará en
el pueblo de Berchtesgaden
5
a Hi tle r. Do s año s má s tard e, e re
que él había hecho descubrir v mp1J evocando la
· 1\.a
~,.,ezn
· b o d e 1v1
'1
u timo acaba a el seg un do tom tar asu
. " ho mb re que consagro, su v1.da a desper
me mo na de este ' l nsamie nro, y
la poes1a Y e pe d uerra
pueblo, nuestro pueblo, mediante
corazón de la Seg~:\/ g
finalmente po r la acción". En el
13
. I l nc .
ion a ba como su "escreHa polar •d Eckarr
mu n d1a , au n o me . a Munich don unh e .
ton ia 'erSI'
Alfire d Rosenberg, venido de Es . l do de 1as
era arq uit ec to, d 1p om a Hbros que
le presenta a Hi tle r, d los tresestaba e.n 5u
d ades de Riga y de Moscú. El segun
d ° e
193 O'
bli ca do en
integraban su Mito del siglo XX, pu
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totalidad dedicado a "La esencia del arte alemán,,. Después de
Eckart fue el redactor en jefe del Volkischer Beoba;hter, luego de
los Nationalsozialistische Monatshefte (Cuadernos mensuales na- ·
cional-socialistas), el órgano "político y cultural" del N.S .D.A.P.,
antes de ser nombrado, en 1941, ministro de los Territorios del
Este donde pudo "finalmente" ejecutar la política racial que
siempre defendió.
Baldur von Schirach compartía con Hitler la más absoluta
de las pasiones por la ópera wagneriana. A través de su padre,
intendente del teatro de la corte de Weimar, encuentra a Hitler
a los dieciséis años y adhiere al partido nazi dos años más tarde,
en 1925. Hermano de una cantante reputada, era como Hitler
un asiduo de Bayreuth. Se encontraban en la villa Wahnfried,
en lo de su común amiga Winifred Wagner, quien había pro-
porcionado el papel necesario para la redacción de Mein Kampf
en prisión. Poeta, Schirach componía canciones que a posteriori
entonarán ocho millones de Jóvenes Hitlerianos, uniformados
y marchando mientras enarbolaban banderas y estandartes en
una Alemania transformada en una gigantesca escena de ópera
militar. En 1933, escribió la más célebre de las canciones para el
filme El joven hitleriano Quex (Der Hitlerjunge Quex): retumba-
rá durante doce años en las calles y los campos.
Joseph Goebbels, jefe de la propaganda y gran rival de Ro-
senberg en materia de hegemonía cultural, obtuvo en 1921 un
doctorado en letras y filosofía en la Universidad de Heidelberg.
Es en el clima del expresionismo a punto de concluir que re-
dacta su autobiografía novelada: Michael. Diario de un destino
alemán. Rechazada por diversos editores, entre ellos Ullstein y
Mosse, recién fue publicada en 1929 por Franz Eher, el editor
muniqués del partido nazi. Goebbels, entonces diputado en el
Reichstag, la dedica a su amigo Richard Flisges, que le había
hecho descubrir a Doscoievski, pero también a Marx, Engels y
Rathenau. Entre tanto, había propuesto, pero sin éxito, su cola-
boración literaria a muchos diarios, y compuesto en verso obras
de teatro que jamás fueron publicadas. Hacia la mitad de los
años veinte, un productor renano recibió en su despacho a un
53
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pequeño hombre rengo y de "mirada centelleante',
querer "muy vivamente ser, director de teatro O p qule declara
or 0
trabajar en el montaje de una obra; me llamo Goebb I ~~nos
no tengo ninguna experiencia en el teatro,,. 15 Dev :ds, dtJo, y
en1 0 rn·1 .
ero del Reich para la Educación del pueblo y de la p n1s-
ropaga d
Goebbels fue como se sabe uno de los principales ideó} n a,
la actividad política concebida como "el Arte más emi ogos de
, . ,, nen te y el
mas vasto que existe .
También estuvo Walter Funk, que Hitler eligió como . .
tro de Finanzas y presidente del Reichsbank, pero a quie:tnis-
, d , ,., , d . se lo
ve1a a menu o mas en compama e artistas que de homb res de
negocios y de banqueros. Amaba recordar que su más ardien
ambición había sido la de abrazar una carrera de músico te I
· de artista
que su destino · d
· h ab'1a s1·do « contrana pero
o por su vocación
de economista. ",16 como H'1t1er se comp1ac1a ' en decir que "sin la
guerra, él habría ciertamente devenido arquitecto, quizás -inclu-
so verosímilmente- uno de los más grandes sino el primer arqui-
tecto de Alemania'' .17 Incluso estuvo Julius Streicher, el aturdido
pornógrafo cuya brutalidad espantaba hasta a sus colaboradores
del Stürmer, el diario violentamente antisemita que había funda-
do en Nuremberg. Tenía en común con Hitler, de quien fue pri-
mero rival pero al que se une con motivo del putsch de 1923, un
talento de acuarelista que lo llenaba de orgullo. Estuvo además
Rudolf Hess, estudiante en la universidad de Munich, él tam-
bién miembro de la Sociedad de Thulé, donde había encontrado
a Eckart antes de consagrarse totalmente a Hitler. Escribía poe-
mas románticos que llega a hacer editar antes de 1933. Esruvo
Joachim von Ribbentrop, que fue ministro de Relaciones exte-
riores del Reich: mucho antes de adherir al partido nazi en 1932
, en 1os anos
,., veinte,
. 1
escn.b.10, una o bra de teatro que ti ruló.. Por ele
camino del Führer. Estuvo_el antiguo guerrillero Ern~t Roh; :
34
jefe de las S.A. que Hitler hizo asesinar el 30 de junw de ~eXá-
como Eckart y Baldur von Schirach, redactaba poemas enl
c. • mp ar.
metros que enviaba al Führer, cuya gratitud no rue eJe itec-
. c. 'l' de arqu
Finalmente, Albert Speer, salido de una 1ami ia . técnica
tos, él mismo diplomado en arquitectura de la Academia
54
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de Berlín en 1927, adhiere al partido en 1931. Goebbels hizo
de él pronto el gran director teatral de las fiestas y reuniones del
nacional-s~cialismo an~es de que Hitler lo elija como el prin-
cipal arqmtecto del Re1ch. Convertido rápidamente en uno de
los más íntimos confidentes del Führer, fue promovido como
ministro del Armamento en 1942 y organizó la planificación de
la economía de guerra. Es con él, que pasó casi sin interrupción
de la arquitectura del Reich a la producción de armas del Reich,
que el "combate por el arte alemán" se identificó plenamente
con la guerra.
Hace bastante tiempo que apareció la idea en virtud de la cual
esta "bohemia'' no se hubiera armado si hubiera encontrado al-
gún éxito en su actividad artística. Así, desde 1933, Heinrich
Mann escribía de Hitler: ''Artista como los otros, no se contentó
con ser pintor de edificios, hizo cuadros y los envió a los con-
cursos, que los rechazaron. Algunos miembros de los jurados se
arrepintieron amargamente, ahora que Hitler ha triunfado en
un plano distinto. Solo hubiera dependido de ellos que en lugar de
dictador hubiera sido un simple fracasado". 18 Igualmente, el editor
RudolfUllstein declaró un día "a modo de broma" que él se ha-
bía equivocado al rechazar el manuscrito de Michael: "Hubiera
quizás llevado [así] a Goebbels hacia otras actividades distintas
de la política''. 19 Tales bromas, que aún hoy circulan, se fundan
seguramente sobre la hipótesis muy a menudo admitida desde
Freud de la sublimación y de la Kulturversagung;. los componen-
tes narcisísticos, eróticos y agresivos del individuo encontrarían
su satisfacción y sus límites en la obra de arte, que devendría así,
al lado del trabajo y más allá de toda religión, en uno de los más
seguros garantes del desarrollo de la cultura.
Pero bromear así es olvidar que a la hipótesis aristotélica del
valor catártico de la obra de arte, en la cual se agotarían las pa-
siones del artista y del público, se opone de antemano, como es
sabido, la afirmación platónica del peligro de esta misma obra
de arte en razón de su poder contagioso. Paralelamente a la de la
catarsis,· otra tradición no ha cesado jamás de recorrer la historia
de Europa: el arte, ya haya sido condenado o bien, al contrario,
55
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glorificado (Nietzsche), no está pensad
l
.
1
as pas10nes encuentran su fin sino máso corno el lugar do
como "el gran 'estimu . 1ante, de la vida" 20como Al "d su tneJor
.
relc:ttdc
s1,,, de l artista
. en 1a o bra, esta otra tradición . . espoja tn1cnt
. vo, d, ..
d d ,, A l ºPone su ,,vo lUntad
0 e
1 e po er . a catarsis del espectador, ella
fc
e es con en'da «de e¡ercer . , la glona. que
O
también y moro pone
propia . d.1v1n1 . "dad'' .21 E s ev1'dente1nente a esta trentaneatncnt
d' . , e [su]
laciona el nacional-socialismo. Y es porque toda a 1c1on
"b quesere.
l h
e aspecto que u biera tenido el mundo si Adolf Hitler roma''h sob. re
· de v·1ena suprime al misrn .Ubtera
· "do a 1a A cad em1a
s1"do a d m1t1
la apuesta mo derna de1arte y 1a de1nacional-socialismo.o ttcrnpo
Considerada con toda razón la mejor biografla de Hiil l
de Joachim Fest hacía notar que en las acuarelas y las pintur~ er, a
{fig. 6-7} que aquel realiza en Munich, donde entonces se de.
sarrollaba el expresionismo, "sigue siendo [como en Viena] el
modesto copista de cartas postales que tenía sus visiones, sus pe-
sadillas y sus angustias, pero era incapaz de transportarlas sobre
22
el p !ano del arte". Si la observación sorpre~~e es porque Hi;ler
estaba bien lejos de asignar al arte la func10n de ~presar _Iai
pesad 1.11as y las angustias" del artista. Por el contrario, el artista
debía según él dominar sus angustias, que perten~cen a la sub-
. . . dad y a la contingencia, para no mostrar mas que la bella
¡et1v1 mantiene como un clásico, secretamente
forma eterna. En es~ se lo había rechazado. Parece por último
ligado a la Academia que . 1 . .dad artística de Hitler
tanto más difícil de denunciar a incalpaci_ 1 de de hecho, pero
. lqE
para trasladar sus angustias ue este
d " aspurificando
tras a su «maten··a1
1 1 d 1 "arte de sta o '
sobre e Pano e , . d las asiones.
humano" con la mas v10lenta ~d p el lugar excepcional que
s· da uno resultó sorprend1 o por I ltura y al arte, mu·
I ca , . acordaba de entrada a a cu ediante el solo
el nuevo reg1men . ibir el fenómeno m liado~
chos creyeron po der circunscr
1 . mo habría enton ces avasael texto
nda. e nazis der que
término de propaga l' : Esto es no compren desarrollo de1
arte para sus fines po meas. . , un sorprendente sí rnisrno:
. d M . Kamp/consntuia blo corno a
mismo e ~tn Hitler aplicaba a su pue
método Coue que
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l
- . -~ ~--- -
, . ~ . ! .
- _ f l ..... ,' ! • ·. '
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Nuestro pueblo alemán, hoy quebrado y postrado, entregado
sin defensa a los puntapiés del resto del mundo, tiene justa-
mente necesidad de esta fuerza de sugestión que reside en la·
, ·
con fi anza en s1 mismo.
23
59
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y naturales de una nación son deseo noc1.das re .
plemente puestas en duda ' más im porta dar' aprunidas
e
O •
s1in.
el carácter de un derecho supenor. sas exigenc·
.s
naturale por 1 tas
dones visibles de los más altos valores d as dernostra.
e un pueblo [... ).26
60
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del azar, no es un desvío de su genio político sino la condición
primera de su idea creadora de la totalidad.
Si examinamos la Historia como la elaboración creadora de
fuerzas espirituales, entonces nos es indispensable comprobar
que el fenómeno de un hombre de Estado tal como Hitler
sólo podía emerger de sus fundamentos artísticos, cuyos ele-
mentos esenciales son la construcción y la visión· imaginativa
que perfecciona.
El nacional-socialismo no es un principio intelectualmente
construido, no es un programa racional como el marxismo,
sino que es un movimiento espiritual nacido de las potencias
originarias del alma del pueblo, una Weltanschauung que surgió
de una concepción espiritual total.
61
guen p or regla
tr os m ae st ro s de escuela no distin
Si nu es
lo ju zg an sin \-'.al b general un
ra ri o, o r- ast
fu tu ro ge ni o sino,
al cont .-.
ch quien ' rechazadª0
Pensar
en Bismarck, en W
ag ne r, en Fe ur ba
' P0 r la
..
i
y co ro na do di ez _
, fue celebrad o anos desp ,
Academia de Viena sí o
mism en gen10 . ues-
pued e tran sfor m ar se a _31
es qu e sólo un genio
62
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y la sala, los actores·y los espectadores son uno solo, y donde él
mismo es·a· la vez el poeta, el director y el-héroe de la obra. 35
Sugestión e incorporación
63
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Ante todo, es necesario desembarazarse de l .
-,
.
concepciones 1.deo log1cas
' . po drían sati·sc a idea de que 1
1acer a la as
conocimiento es para la masa una base t b multitud. El '
am aleant L
es estable es el sentimiento, el odio [ ] L e. o qu
· .. · 0 que l e
experimentar es el triunfo de su propio vi (" .. ª rnasa debe
gor utarke).
64
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esperada tanto por el Führer como por su pueblo: experiencia
de lo auténtico, del hic et nunc, de la unidad reencontrada del
Vo_lksgeist con su Volkskóºrper. Era la experiencia constitutiva del
pueblo como sujeto, excluyendo en su despliegue toda alteridad
y activando el autoerotismo de esas relaciones hasta instaurarlas
como las de lo mismo con lo mismo:
V Topos devenido clásico sobre todo desde Le Bon y del cual se puede leer esta
variante en Mein Kampf. "En su gran mayoría, el pueblo se encuentra en una
disposición y en un estado de espíritu a tal punto femeninos que sus opiniones
y sus actos son determinados mucho más por la impresión producida sobre sus
sentidos que por la pura reflexión" (F 184, D 201).
65
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•
66
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cuerpo. Se reali~;ba así primero en el mund<;> del ojo ese "deseo
de los alemanes que Rosen_berg, en El mito del siglo XX, había
creído leer en la fórmula del Maestro Eckart: "Ser uno consigo
mismo". 48 El desvío de sentido era aquí temible:· lo ·q ue antes era
la unión mística del individuo singular con un Dios·invisible de-
venía la unión mística de la Comunidad con su Führer visible;
Propaganda y anticipación
67
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Ale ma nia de ent onc es, descansando como
br
su normalidad apolítica y marchando a paso avo
ciudadan
1
. , eloeo.
d E "desdoblamiento dcaden cioso
d
de vo1untad e po er. ,, ste
. . d.1st1. ntos , tolerado y favorecidoe 1a e.l(1stencia>tro.
dos dom1n1os en
., , 'l l d . , de esos film, esse en c~ntraba
6
tam ten, segu~ ~ , en a pr~ ~cc~on
6an todo del reg1men: sus 1ns1gn1as, sus unif;orines s
que tgn0 1
ra.
52
men t ' Us salud o
y sus pompas. Pero como otros diverri os apar s
enter nent
neutros, esos filmes eran en verdad parte integrante d e
Para sostener el esfuerzo que Roben Ley dernand
b e~ Inito.
6 · " ªr- ª. cotid
. ·1ana.
mente a sus "soIdad os e tra ªJº , era necesario rac11Itar
d
de reposo, capaces de mantener y reproducir las erzas p d
fu ZOnas
. . I ro Uc-
ttvas de la Volksgemeznschaft. EI error viene de que a toleran .
"61 . de tod cia
era no so1amente post e sino necesaria respecto
"pueblo~ l~ q_ue
podía acrecentar el sentimiento de felicidad del
mas' firenar 1a fabnca · c10 · ' n de1 mtt· o, "la realización de 1 sin Ja,,·
, 1 . 1 , . men ten , neces1.dad de esos div .a Idea ·
ia
Por u timo, e reg1 ert1menros
un "e•nst1a. n . _ 1
por las mismas razones que tenía nec esid ad de
15
mo positivo" (24° punto del Programa del part ido)
. • omo 10
e
sos juz ados
decía un partidario de la mesura, contra los exce
1
tenía nece:idad
como inútiles de Rosenberg, "el Tercer Reich 1
nada que poner
del cristianismo y de las iglesias porque no tenía
53 Habiendo sido
en lugar de la religión y de la moral cristiana".
nada de lo que
esta línea de conducta casi siempre dominante,
que e1 mito no
no perjudicaba al mito era suprimido, de suerte
tamente como
fue separado de la realidad. La impregnaba exac
as: "como un
Goebbels decía que la Idea se expandía en las mas
54
gas que penetra los objetos más sólidos".
En el curso que consagra durante el invierno de
1945-1946
Jaspers era más
a la cuestión de la culpabilidad alemana, Karl
vida bajo la
penetrante en cuanto a ese "desdoblamiento": "La
evivir- en-
máscara -inevitable para cualquiera que quería sobr
constituía una
trañaba una culpabilidad moral. [... ] El disfraz
. Ella pesaba
de las características fundamentales de nuestra vida ante so·
• • l" 55 S 1 ' mas' adel
so bre nuestra conc1enc1a mora . e vo"d"vera c. " d bía asegu.,rar.
bre la funció n des cul pab ilizant e que ese 1s1r az e
1 sugesuon,
Es necesario recordar primero que, fun da da so b re ª
68
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la propaganda nazi· distinguía entre dispo · ·, • .
. s1c1on mtenor (Stim-
mung) y comportamiento visible (Haltun:g) E . l
, · ra a1 imponer e
aspecto d e una mascara, al imponer una Halt d . d
ung etermma a,
que buscaba obtener una Stimmung favorabl 1
, . . . e entre os que per-
manecian interiormente msumisos Ella confi b · d d
. , . · a a sm u a que,
baJO la mascara, la vida terminaría por concorm 1 ,
1
1
arse a a masca-
ra. Per~ la or,todoxia_le importaba finalmente menos que la or-
topraxza, segun la feliz expresión mediante la cual Jacques Ellul
cara~teri~a~a toda p~opaganda moderna. 56 Así, el clivaje que
podia existir entre el Juego del comediante y la naturaleza de su
convicción íntima queda en un segundo plano. Lo que era de-
terminante era la cualidad del juego, la eficacia que demostraba
el comediante en el cumplimiento de su tarea -su performance
(Leistung). Lo que contaba era ese "talento" mensurable en cada
uno en función del lugar y del rol que le habían sido asigna-
dos en el espectáculo. Ese fue el verdadero criterio de Goebbels
hasta el final, como lo testimoniaba la incitación dirigida, en los
últimos días del regimen, a sus colaboradores: "Señores, en cien
años se rodará un hermoso film en colores sobre las terribles jor-
nadas que vivimos. ¿No deseáis representar un papel en ese film?
Resistid ahora para que los espectadores [... ] no griten y no
silben cuando ustedes aparezcan sobre la pantalla. 57 Asimismo,
Hitler, durante las semanas que precedieron al hundimiento,
expresa muchas veces su temor de ser "exhibido en el zoológico
de Moscú", o bien de ser "forzado de aparecer en un espectáculo
puesto en escena por los judíos" .58 Pues si él era el primero en
pensar, como lo decía Keyserling, que la vida no podía ser "bella
y buena y dichosa más que sobre el plano del arre"~ tampoco
podía concebir no ser él mismo "a la vez el poeta, el director y el
héroe de la obra" (Novalis). .
Largo tiempo se ha creído que las fotograf~as _del orador
Hitler exponiendo sus gesticulaciones posexpres10mstas, perte-
necían' a los archivos secretos d e1p··u h rer o de su amigo el fotó-
rafo Heinrich Hoffmann; que ellas no habrían sido más que
g b . · , n al orador controlar
simples pruebas de tra ªJº que permina h
los efectos de su gestual1'dad en estud'10. Hoy se sabe que no ay
69
Scanned by CamScanner
-
nada de eso, puesto que ellas. fueron pubI·teadas
.
oportunidades, desde el comie. nzo del año 1928 en dife rent
trierter Beobachter, luego vendidas seis de ell as bªJ.' Por el ,1/l! rz es
O1
una serie de cartas postales de gran tirada {fi a for 111 s.
sido largamente difundidas hasta el .fin de lo;- ~}. Que haª de
(Chaplin las utiliza para trabajar el rol del D.zctador
1 . d
bastante que, e1os e ser ut1les
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de trabaJ·o
d
anos 30 tod:~n 11
reservad
)
llluestr
os al Us
V1a
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Privado, ellas apuntaban, por el contrario ' e .tnodo o
al más ampli o públic o. Rudol f. Herz ·a qui· calculad
59
' en se le d o
redescubrimiento, advierte que no se observan sin . ebe este
b
esos gestos en los documentos filmados de los d' etn arg0
H' 1 , bl' S . tscursos Pro.
nunci.ad os por 1t er en pu 1co. e trataría manifi st
ccpuras poses de cartas postales, de auténticos do curnen e ªtnenre de
to d
auto-p uesta en escena exalta da de Hitler " que u . s ela
' n period'1st
los años 30 había ya comparado a fotogramas en lo a de
' su 1·¡ um1na · ' propia
· c10n ·. s que cada
uno tenia
· El inmenso éxito de estas cartas postales permite comprende
mejor que las masas espera ban de Hitler, en los mitines, 1a proezar
,
del comediante que sabna arrancarlos a ellos mismos , transpor
tarlos, durante el tiempo del espectáculo al .menos , a un mund-0
donde la luz y la sombra serían más marcadas ' donde las elecc10- .
nes parecían más simples. Si, de su lado, Hitler había decidido
publicar esas fotografías y difundirlas bajo forma de cartas posta-
les con epígrafes, era muy ciertamente para suscitar esta espera de
la cual descontaba percibir los beneficios durante los mitines. El
código gestual parecía deliberadamente anticuado; estaba final-
mente más cerca de imágenes que se podían encontrar en los ma-
nuales de orador del siglo XlX que del juego expresionista tardío.
"Si la propaganda, escribía Hitler, renuncia a una cierta ingenui-
dad de expresión, no acierta el camino hacia la sensibilidad de las
grandes masas." 6°Con sus acentos populares y solemnes a la vr2,
esta gestualidad podía intrigar a los que aún no habían asistidoª
uno de sus espectáculos y proporcionar a los otros un sentimien-
to inhabitual hecho de proximidad y distancia.
En esta espera recíproca del Führer y de las masas, se for-
. , debía volver
maba una image n comp artida a la cua 1 1 a ocas1o n
70
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::..~;.~ -~::::t.:t~'.i.:~:ti.·~7;,./··--.:..
Scanned by CamScanner
con reta. E.l éxito no dependía evidentemente de la sinceridad
de los integrantes sino de su creencia en esta imagen común, a la
vc'l. condicilm )' objeto del cspcct;kulo.
En 19:34, analizando los caracteres religiosos y m~ígicos que
se vinculan a la monc.:cla en las "culturas primitivas", Marcel
NI.auss subrnyaba "la importancia ele la noci6n de espera, de
confiar en el futuro, que es precisamente una de las formas del
·
pensamiento co lect1vo
. ,, . "E~st:amos entre nosotros, continua ba,
en sociedad, para esperar entre nosotros tal y cual resultado; esa
es la fonna esencial de la Comunidad." Notablemente sensible
a las perturbaciones de su época, Mauss sefialaba entonces con
estos términos uno ele los hitos de su investigación:
73
- Scanned by CamScanner
a" residía la satísca .
E n es ta "p ue st a en fo rm r; ce , 6n d l
pr es tig io . Se sabe e a espcr
ta ba su que el,,rnark a
do nd e el or ad or aumen h d ' s té cn ic as d .
,, hace ot ra cosa oy 1a: su e inves . ,c.
ti ng no d
le ct iv as no cr ea n na da ; ellas tienen por obtrg· ació 0 e
las esperas co
en de un de se o m om entáneamente corn1eto .haecr
surgir la imag . er no habrí _Partido y
ad de c1 r qu e H itl
darle cuerpo. Es ve rd
. b a po".dido haIIar
, . ". 1d , ,,
.0n que re1na a en A le m an i
e1 ex1to sin a. epres1 , 1 'mercado' electoa, ls,n las Con.
d1c. .1ones extenores que exponian e ra a la opc1o .,n
1 d . pe rm ·
,· •» 63 n a ta escnpción no
po11t1ca nazi . re ro un rre corn nder
ci a de l pr oc es o. Pu es si la persona de itler pre H
la in m an en es en ci al era qu taenan carnaba
a de la cr isi s, lo e es t'Ici.pa-
la resolución próxim
se gu id a co m pr en di da , en la Er!ebn de 1a concen i?
ción fuera en ., e •• ·
. ,on d e masas, como l a reso1uc1on misma de la ns1s.
trac1 uían, a la vez ue un lla-
s ca rt as po st al es co ns tit
A su m od o, la . , d . es al anticipar ellasq b·,
. 1n
n e os m 1 1t
m ad o, un a preparac1o nd a de la primera de tamasd era Ien
cr is is . La le ye to
la resolución de la " be r superior en re1aci.on ,
. ¿C um pl es tu de
pa rt ic ul ar m en te clara:
? Si lo ha ce s, eres nu estro hermano Si no e'"es nues- 1'
a tu pueblo
• ,
75
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j .
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76
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9. Hermann Hoyer: Al principio era el Verbo (óleo sobre tela), c. 1937.
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11. En la casa parda de Munich. "¡Cómo brillan sus ojos cuando el Führer
está cerca de ellos!" c. 1932 (Foto de H. Hoffmann).
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Ningún enemigo aparecía en estas imágenes. Casi nunca la
imaginería nazi presenta~a juntos el "cuerpo racialmente sano
del pueblo" y el del enemigo. Era en efecto esencial a la aparición
de la Idea Volkisch en toda su pureza que ninguna parte "débil y
carcomida', del pueblo viniera a mancillar la imagen. Al excluir
roda figura enemiga, esos propagandistas de la nueva fe mostra-
ban sobre todo que la decisión del Führer había tomado el lugar
de su propia decisión de artista: cada uno había anticipado, in-
cluso antes de la fabricación de la imagen, la Weltanschauung del
Führer y su gesto separando el buen grano de la cizaña.
En 1935, el ministro de Educación, Rust, publicaba un de-
creto estipulando que tódo docente debía "responder al deseo
del Führer" persuadiendo a todos los escolares "de la importan-
cia y de la necesidad de una sangre pura,. VI
Algún tiempo antes, un dignatario nazi ya había afirmado
que cada uno, en el Tercer Reich, tenía el deber de buscar tra-
bajar en el sentido del Führer.70 Educadores del pueblo alemán
en nombre del cual y por el cual ellos trabajaban, los artistas del
pueblo tenían más aun que muchos otros el deber de ((trabajar en
el sentido del Führer" y de responder a su deseo. Eso significaba el
renunciamiento a esa elección, a esta arbitrariedad que confería
al artista su estatuto desde que en el Renacimiento Alberti había
comparado al pintor con ccotro dios,,. La transgresión de normas
del oficio y de la moral corriente había además devenido, con el
romanticismo, inseparable de esta ((libertad ilimitada,, de la cual
gozaban los artistas en su propio dominio. Al anticipar la decisión
79
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del Führer, estos obreros del Reich eterno ja ,
el contrario, los límites ni del oficio ni de larnas excedfan p
rnoral , or
a la Volksgemeinscha ft su conto rno. Recon ocien d que daban
. . se convertían en sus • o len J.lltLl• 1
. . a del 1mpe
artist no, er el
pnme r s1mp es .
tes, dando ellos mismos cuerpo al sueño de Noval' 'l"'1alllb', ejecutan.
, 1 . d1 h is. 1en se
convernan en a matena e Fü rer, cuyo cincel
·
. 1er ed uca ba, u b'1caba e mstru ' a estos artistas·era'Isu ,decist·,on.
H1t 1a
' so o el '
obra en su totalidad y desde el buen punto de vi· sta, porqVeia la
·él solamente estaba perfectamente presente la gra Idea ue en
debía ser ejecutada por el conjunto armonioso y co nverge que ahora
nte d
las fuerzas y de los pensa mient os representativ os. Desde e
1934
un artículo anónimo del Viilkischer Beobachter afirmaba en nom.,
. l ,,
6re de los "artistas a emanes :
80
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--
sano, el enemigo estaba unas veces desfigurado por la caricatura,
y otras tenía el rostro del arte "degenerado" que él mismo pro-
ducía. Tomando prestado a este arte "degenerado" o al estilo de
la cari~atura, la imagen del enemigo no daba solamente a ver
de antemano la suerte reservada a la parte "débil y carcomida"
de la Comunidad; ella la provocaba y la justificaba a la vez que
producía los signos de una diferencia de otro modo invisible.
La movilización de todos esos fabricantes producían también
el sentimiento de una intensa y permanente actividad anónima:
'"Es war immer was los'(Algo siempre ocurría), he aquí lo que
se escucha decir hoy en Alemania por las gentes que intentan
hacer comprender la atmósfera del Tercer Reich a los que no lo
conocieron" .72 Lo que ocurría era la transformación "heroica'
de un pueblo dividido en una Comunidad de artistas soldados
trabajadores, forjando la realización de la Idea nacional-socialis-
ta para hacerla visible. Era una "actividad creadora' que hacía
aparecer esta Idea como Gestalt, es decir, desprendiéndola del
fondo parásito para afirmar mejor, en la pureza de su forma, la
"ley del contorno" -la que el poeta Gottfried Benn llamaba la
"ley para los únicos héroes" .73 Pues era también eso que decía
la palabra los, que la hacía pertenecer al léxico de la Entschei-
dung-. algo se desprendía y se desataba, algo se desencadenaba
y se liberaba al mismo tiempo. La ambivalencia de la palabra
hacía eco a la ambivalencia activa de esta creación continua de
una autonomía colectiva, a la vez cultural y racial, económica y
política, religiosa y militar, que no podía efectuarse más que en
un movimiento de repliegue narcisístico inseparable de la agre-
sividad hacia lo heterónomo. El plebiscito del 12 de noviembre
de 1933, que aprobó el retiro de Alemania de la Sociedad de las
Naciones, y el del 19 de agosto de 1934, que dio a Hitler los
plenos poderes, fueron la repetición, a la escala de todo el país,
de este consentimiento a la decisión que debía hacer advenir más
rápido aun el momento redentor.
Prolongar en el espacio y en el tiempo el placer compartido
en la reunión de masa, mantener la tensión amorosa que hacía
existir la Volksgemeinschaft como tal: en eso consistía toda la vida
81
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~,
1 •
,•
Repeticiones wagnerianas
82
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siempre a él'\ le confiaba también a Rauschning. 7~ August Ku-
bizek, el compañero de sus años vieneses, ha contado las horas y
las noches pasadas en esbozar inmensos decorados para las óperas
ue él pensaba montar un día. Mucho más tarde, a Robert Ley,
que intentaba hacerle cambiar la música que inauguraba cada
~no de los congresos del partido, Hitler explicaba que su elección
de la obertura de Rienzi se fundaba tanto sobre el libreto como
0 sobre
la música: «Este hijo de pequeño cabaretero obtuvo, a
los veinticuatro años, evocando el prestigioso pasado del imperio
romano, que el pueblo de Roma expulse a su senado corrupto. Y
yo, de joven, escuchando esta música genial en el teatro de Linz,
mve la visión de un Reich alemán al que lograría darle la gran-
deza y la unidad". 77 Una vez conquistada la cancillería del Reich,
solía también a menudo dibujar decorados de óperas wagneria-
nas [fig. 12}, como ocurrió para Tristán e !solda o para el ciclo
completo de los Nibelungos, sobre las maquetas del cual afirmó
un día haber trabajado de noche durante tres semanas.
"La grandeza y la unidad del Reich" exigían a sus ojos la máxi-
ma precisión en la puesta en escena de la nueva Alemania. .De
igual modo~jamás dejaba nada al azar en la planificación tem-
poral de las ceremonias o de las campañas, .calculando la hora
propicia para la espectacular llegada en avión del Salvador que
él era, el momento justo de sus usos de la palabra y el tempo de
sus discursos, vigilaba el menor detalle visual de todas las mani-
festaciones de las cuales era el autor, el espectador o el, h~roe, y
a menudo los tres a la vez. Establecía él mismo, escribe Joachim
Fest, -"cada entrada en escena, la marcha de cada grupo como
los detalles de d~coración compuestos de flores y de banderas e
incluso el lugar preciso donde debían sentarse los invitados de
honor". Ahor~ que tenía el po4er, podía satisfacer libremente las
ambiciones de su juventud. En 1934, después que la puesta en
escena de Parsifal en Bayreuth hubo escandalizado a la prensa
nazi, Hitler dictó pronto una ordenanza de Estado por la cual to-
dos los decorados y vestuarios del Festival de Bayreuth serían en
adelante sometidos a su aprobación. 78 Pero su energía. creadora
se i:n9straba más inagotable también cuando era to~o el pueblo
83
>
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l
i· l
', 1
1
el que se ponía en escena. La pasión . que ,
. ,. 1 dº e •
re d 1senar os 1rerentes vestuanos e sus Juv d pon1a en d'tseñ
. entudes h· ar
los trajes de etiqueta de los oficiales de la ssl
. ., os ca -
1tleriah 0
tanques o las "construcciónes del Führel ' fue b . nones del•1as'
. .
mida por H1mmler en uno de sus discursos se astante b·ten res"os
. . , . "El .. lt•
siempre tiene razon, ya se trate de un vestidocretas: d fi Puhrer
bunke r o de una autopista del Reich".79 st
e e ª, de un
Fue entonces muy naturalmente través del filf
. rea1·izo, e1programa de N
a
no que ovalis: montand lro wagn er1a- .
del príncipe como una pasión de Cristo. «Es sobre p _ctaculo o e espe ,
ed1•fi co m1. re 1·1g1on.
. , El serv1c10
. . d
e Dios (Gottesd,; )ars1fal b . que
forma solemne ... sin afectación de modestia ... No ~enst ª)º
se d una
.
vu a o·10s mas , que. en 1a vesttm
. enta de 1
os héroes"ªº s· pue eser-
, . . I reconocía
en Wagner a su verdadero umco precursor era porque b
, . ' pensa a
con el que el poder umficador y formador del arte debi'a
de una vez el relevo del cristianismo y la política: tomar
Más y mejor que una vieja religión, negada por el espíritu público,
más efectiva mente _y de una manera más asombrosa que una
sabiduría de Estado que desde largo tiempo duda de ella misma,
el Arte, eternam ente joven, pudiend o encontrar en sí mismo y
en lo que el espíritu de la época tiene de más noble una frescura
nueva, el Arte puede dar al curso de las pasiones sociales que de-
riva fácilme nte sobre arrecifes salvajes o sobre los bajos fondos,
una meta alta y hermos a, la meta de una humanidad noble. 81
. . ¡ . 't , 84
' '
'' ¡ :
'
-~ .
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111
12. Adolf Hitler: Esbozo para Tristán e !solda de Wagner (acto III), c. 1925-
1926, cuaderno de esbozos entregado por Hitler a Albert Speer.
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fundaba sobre la existencia visible de la naturaleza concreta, no
odía encontrar su "realización" adecuada más que en el orden
~isible de la gran obra de arte:
87
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Bormann oponía al de la iglesia. En el mismo te
11 ad, marca ba sin quere Xto
firmaba esta incompat1"bºl"d I l do nde¿¡
a . . . ' ro os l'1 .
del anticnsnan1smo que comparna con Rosenberg: tnites
Scanned by CamScanner
con este fin, no daba "de ninguna manera por sí mismo el senti-
miento de su existencia".
Así, el Gottesdienst (esta palabra designa el culto protestante)
que Wagner había llevado sobre la escena de Bayreuth con Par-
sifal, devino un Führerdienst sobre la escena de Alemania. En su
acepción más amplia, el servicio del Führer podía calificar todas
las tareas que iban "en el sentido del Führer", pero era especial-
mente empleado para designar el "matrimonio biológico" que
debía purificar la raza por el acomplamiento de sus mejores es-
pecímenes. 86 De modo que la Volksgemeinschaft completa debía
finalmente reunirse en un servicio del Führer que se confundía
con el servicio de la sangre. La Alemania nacional-socialista daba
así la representación continua de un Parsifal del cual ·Hitler de-
bía ser el héroe. El Parsifal de Wagner podía quizás pasar, como
lo decía Stravinsky, por una "caricatura inconsciente del rito sa-
grado"; la ceremonia del Graal donde era recogida la sangre de
Cristo, donde también se efectuaba el reparto del pan y del vino,
era, en efecto, una réplica de la misa y del sacrificio eucarístico.
Pero el nacional-socialismo se presentaba sin equívocos como
religión revelada por la sangre. Como lo decía el jurista Carl
Schmitt,87 era la "presencia real" del Führer Cristo y su esencial
Artgleichheit (similitud de especie o de raza) con su pueblo lo
que confería a la Comunidad sus lazos tanto espirituales como
físicos y podía mostrarle el camino de la salvación.
Muy temprano, la ideología nazi y sus ceremonias han sido
comprendidas por lo-que ellas eran de hecho y analizadas en
consecuencia: una réplica del cristianismo y sus ritos. "El maes-
tro de sangre reemplaza a Jesús, el Estado guerrero ocupa el
lugar de la Comunidad de fieles", escribía Ernst Bloch88 hacia
1930. Después de Dietrich Bonhoeffer, citado más arriba, el
cardenal Faulhaber condenaba a su turno la rivalidad: "No es
la sangre alemana quien nos ha redimido, sino la preciosa sangre
de Nuestro Señor sobre la cruz"; sin embargo, pensaba que "no
hay nada que objetar contra un estudio honesto de la raza ni
contra una política de salvaguarda de la raza''. 89 (En noviembre
de 1936, después de una entrevista de tres horas con Hitler,
89
- Scanned by CamScanner
....
f
Faulh aber señala ba en .un repor te confidencial hab er srd .
'd . •
mente impre siona do y conve nc1 o de la profun da ¡· .º viva.
'
de su. perso na: "El cancil ler del Reich vive sin ninre rgiosidad
en la fe de Dios. Recon oce en el cristianismo el fuguna duda
9
1
de la. cultu ra occid ental" . º) En 1933 también Erichn~rnento
subra yaba la con'ti nuida d con el cristianismo: la misma oegelin
ción de la iglesia como cuerp o místico de Cristo queseha concep.
b'
. 1 ., d ' , . d ,
perpe tuad o en a conce pc10n 1nas!1ca e las monarquras , 1a
, l Id . l eu
ropea s reaparec1a en a ea nac1o, na. -socialista enearnando , ·
' . s
en el Führe r Cnsto y su cuerp o m1st1c o, la Volksue me · h
znsc afi 91
e
o·
En 1938, el mism o año en el que Ed!}1ond Vermeil en Franc1a ·.
. b . , 1 " . l'fi . ,
estigm attza a con .pas1on a s1mp 1 cac1on teológica»n d
cual proce día el nazism o, Erich Voegelin. desarrollaba su prope 0~a•
. " l
sito de mostr ar al contr ano, con a mirada del sabio,,, toda¡
comp lejida d y su difere ncia con el fascismo italiano. Citaba t
siguie nte explic ación de un "teórico alemán" que tenía el mérit;
de la clarid ad: "El Führe r está penet rado por la Idea; ella obra
a través suyo. Pero es igualm ente él quien puede dar la forma
viva a esta Idea. Es en él que se realiza el Espíritu del pueblo y
se forma la volun tad del puebl o; es en él que el pueblo [... ] ad-
quiere su forma visible. Él es el representante del puebld'. Así,
come ntaba Voege lin, "el Führe r es el sitio donde la Volksgeist
penet ra en la realid ad histór ica; el Dios intramundano habla al
Führe r como el Dios supra mund ano hablaba a Abraham, y el
Führe r transf orma las palab ras divinas en orden a sus partida-
rios y al puebl o". Recor dando el parentesco de esta concepción
con la del Leviatán de Hobb es, donde la persona del soberano
era ya desig nada el "representan te" del Commonwealth, subraya-
ba lo que difere nciab a estos dos avatares del Leviatán que eran
el nazis mo y d fascismo: "La Volksgeist italiana es comprendida
de mane ra más espiri tual, mient ras que en la simbólica alemana
el Espír itu está ligado a la sangre y el Führe r deviene el portavoz
·d d
de la Volksgeist y el repres entan te del pueblo gracias a su um ª
de raza con el puebl o." 93 Y es verda d que la marca distintiva de la
doctr ina nazi residí a en la seried ad con la cual ella desarrollaba
la metáf ora cristia na del Corpus mysticum: hasta su extrema ma-
90
td
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11111
91
>
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no se prestaba a equívoco: "·Salud 1 .
,. 1 ' a artista al ,
en po11t1ca, e Führer, escribía no d ernan!'' ''b
d 1 bl . , es na a disti . en a
to e pue o devenido carne y sangre. ,,• El ge ·nto al Pensalll·ttey
anca1 do en ccel pensamiento de la asam blea orn10, creador
. aIelll'ien.
a su eterno adversario: "lo que de h ganica'', se an,
. 'd 1· s ace, 1o que d' ºPon·
d1v1 e y o que destruye". y aquí estaban 1 d isgrega, lo ia
., os rama que
que perm1t1an nombrar esos dos espíritu s Wagneria
s en su etern l nos
ª ucha:
En. .Siegfried,
. Parsifal Stolzinu,
º' Lohenurin
o·. ' reconocemos
ctpzo
.
de vzda eternamente alemán Ese P i . .
. ese prin.
. r nc1p10 se expone
Joven Alemama que, con la recta seguridad d ' en la
. . . . e sonambuio d
hombre. mgenuo ongmano, radiante y feliz , comb .
at1ente y venel
. despierta otra vez el mundo encade-·
ced or, siempre
. buscando,
nado e impotente y lo impulsa hacia adelante · A e'l se enirenta
r
el poder oscuro y negativo del hombre egoísta, separado de la
Comunidad: Alberich, Beckmesser, Hagen · Siembra la d'1scord'1a
disgrega, arroja al mundo en la impotencia y la decadencia.98 '
92
...
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13. L. Roppold: afiche popular, 1933.
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14. "Un azar deviene símbolo. Adolf Hit
ler, pretendidamente 'herético', saliendo
de la iglesia de Wilhelmhaven", c. 193
2 (Foto de H. Hoffmann).
1 '
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p
95
- Scanned by CamScanner
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cional-socialis
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la nueva Biblia alemana. El na 1 mo no vac1·¡ aba
·• . ''h , ,, fi d e qu e es fue ra ren did
f:abncarse eroes a n
piamente religioso {ftg. 18}. A veces, el espac·10 doe1une .cul.to pro.en
alm en te
•
mv est ido po r los sí b nst1 anisrn o
se encontraba tot m o1os .
führer Peter oss, tUe y¡ c. naz,s. As·
cuando en honor del Standarten ani
,,
ia.
la guarnición erana d lut org
do un servicio en la iglesia de
s estandartes con cre Berlín
{ftg. 19}: a un lado y otro del altar, do
ter mi na ba n po r ide nti fic ar el Gottesdienst l 1: .. re. Uced:s ga.
mada s a ruh r. zenst.
sas ed ific aro n tam bié n cccapi'll
Las grandes empre as cuyo
Hi tle r ub ica do ba;· l trarno
central conducía a un busto de 0 e embJ
·
del Frente del trabajo, flanque ado de personajes prole tan.oserna de
. ens10 . , n hero1ca . : eran verdaderos pequeños templos I .
d1m a dios
l 11 b . " io2 E Ias emprsas más e ~
. 1 . 1· d
nac10na -socia 1sta e rad 1" . , d 1 ªJº . n
p quenas
. f.l; 201'J7 11 ama o e rmcon e as banderas (d F '
un esp 0 IJ'K-
ac1 ah-
sto del Führer flanque ªdero esta
nenecke)" estaba res.ervado al bu '
te del trabajo.
vez de banderas nazis y del Fren
da 'un a de est as fot og raf ías ilustraba el proceso de 1·den-
Ca
ca ció n de Hi tle r co n el Cr ist o que estaba comprometido ya
tifi
ras. Goebbels, que había con-
desde largo tiempo por las palab
su no ve la Mi ch ae l su "co nv ers ión" al Führer, hablaba de
tado en
e en 19 26 co mo de un ser cap az de "cumplir un milagro de
est
tico y desesperado". En el seno
luz y de fe en un mundo escép
nvertía en "héroe de los nuevos
del partido, Gregor Strasser lo co
mb ati en tes de la lib ert ad ", y Rudolf Hess lo veía como "un
co
debe comunicar a sus oyentes
gran fundador de religión, que
esposa francesa del conde Re-
una fe apodíctica". Si bien la
103
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16. La "ceremonia del nombre" reemplaza al bautismo.
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" c., ) «J , z de Schl:t·
18. El culto de un héroe" nazi, c. 1934- 1935 (forogralla: .1. .,a cru
geter sobre la landa de Golzheim".
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19. Servicio religioso en la iglesia luterana de la guarnición de Berlín, en
honor del Standartenfüh rer Peter Voss.
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20. El "rincón de las banderas" con el busto de Hitler en una pequaíl ""f"'"
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undo congreso del N.S.D.A.P. en Nuremb erg: "¡Es de nues-
seg
~movimiento de donde vendrá la redención -he aquí . lo que
sienten hoy millones de hombres. ¡Casi ha devenido una nueva
fe religiosa!". 105 Diez años más tarde, un docente de Munich
dictaba el siguiente texto en una escuela comunal:
Así como Jesús liberó a los hombres del pecado y del infierno,
de igual manera Hitler salvó al pueblo alemán de la perdición.
Jesús y Hitler fueron perseguidos, pero mientras Jesús fue cru-
cificado, Hitler ha sido promovi do Canciller. Mientras que los
discípulos de Jesús renegaron de su maestro y lo abandon aron,
los 16 camaradas* han caído por su Führer. Son los apóstoles
que concluy eron la obra de su Señor. Esperamos que Hitler po-
drá llevar él mismo su obra hasta el final. Jesús construía para el
Cielo, Hitler [construye] para la Tierra·Alemana." 1º6 VII
VII
Los "dieciséis camaradas" de los cuales habla el dictado son los miembros del
N.S.D.A.P., caídos en Munich al lado de H itler durante el putsch fallido del 9 de
n~viembre de 1923. Ocupan una p~sición central en el mito nazi de la sangre;
Hitler les hizo construir dos "templos de Héroes" en una plaza de Munich por el
arquitecto Troost (ver "la Erlebnis en pintura".)
101
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iado" 109
del "Fü hre r Ad olf Hit ler que Dio s nos ha env st
ent e lo que esta ba ent re~ d E as fór.
mu las trad ucí an per fec tatn
en la nue va·A lem ani a: un cul to idó latr a que era sim l:ºPerarsc
u tanealh
mo vim
. to de auto-1"do1atn'a radi.cal. Al pun
. ien '"en.
te un
Iglesias t~ei9ue _en
jun io de 1936 la Dir ec~ ión pro viso ria de las
haced lleich
env ió dire cta me nte a Hit ler una car ta "para e conoce 1
costumb ta
inq uie tud de los pas tore s ant e la frecuente re seguid
por alg uno s fieles de tom ar al Füh rer,,,com o objeto de 'd . ª
.d 'lo a D'10s . !lo evoc10.
nes en una fcorm a d e b1 a so
de la fusió d
El ejem plo que sub sist ió com o el más famoso
· · l-soc ·
ia 1·
1sta con 1a 1·tturgia religiosa fuenPa-el
d
nue vo ram a nac 1on a
ía coros de más
sión alemana 193 3 de Ric har d Euringer, que reun
entes. Hildegard
de un mil lar de hom bre s, mujeres y adolesc
espectáculo con-
Bre nne r ha hec ho jus tam ent e observar que este
ción del pueblo
tan do la mu erte , los suf rim ien tos y la resurrec
de los ideólogos
ale má n resp ond ía per fec tam ent e a la expectativa
onizaban en efecto
del nue vo teat ro nacional-socialista. Estos prec
rpo germánico-ale-
"la enc arn aci ón del esp írit u cristiano en el cue
como "el primero
má n" y pre sen tab a "el sacrificio del Salvador" 1
Nuevo Parsifal,
y el últi mo mo del o del sacrificio del Héroe".'1
ado desconocido"
Hit ler Cri sto era des ign ado allí com o "el Sold
n Guerra y, tras un
que resu cita ba de ent re los mu erto s de la Gra
contra las fuerzas
larg o com bat e (la Pas ión pro pia me nte dicha)
mania, traía con
osc ura s del esp írit u ma lva do que dom ina ba Ale
dung, discípulo
él el "nu evo Rei ch" . Co mo lo not ará Klaus Von
rte como Cristo,
de Voegelin, el hér oe hab ía triu nfa do de la mue
la de un eterno
y la inm orta lida d del Füh rer se afirmaba como
112
sob rev ivie nte .
do poderosos
Rep res ent ado a me nud o al aire libre, emplean
ntes multitudes,
me dio s esc éni cos con mo vim ien tos de impone
de eco por altopar-
de vio len tas rup tura s de ritm os, de efectos mblemas
luc es col ore ada s, de mar eas de ban deras Ye
!an tes, de ' culo rue
L no de 1os
ecta u fi
11evadas por mas as en uni for me , este esp d . b el an rea-
. esigna ª os
p nm ero s del tea tro Thing. Est a pal abr a que
guos German r~
tro circular, el "an illo " al aire libr e de los anti
estros de nueSC
evo cab a tam bié n el cul to wag ner ian o: "Los anc
102
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pueblo tenían, en la época de l~s antiguos Germanos, el 'Ring,
0
el 'Thing' sobre el cual se reuntan alrededor de su Führer".113
En 1935, veinte de estos teatros Thing estaban ya construidos
y casi cuatrocientos estaban en proyecto a lo largo de toda Ale-
mania [ftg. 21). Situados en lugares "consagrados por la historia'',
a menudo concebidos para acoger más de diez mil espectadores,
estos anfiteatros, decía un ideólogo, permitían al pueblo inte-
riorizar a través de la parábola dramática la Comunida d recien-
temente reencontrada. Otro se felicitaba de que espectadores y
actores fueran juntos "subyugados por la idea de la fraternidad
de sangre, creadora de la Comunida d del pueblo". Otro también
admiraba cómo la experiencia vivida (Erlebnis) de una acción ar-
tística podía terminar con el individualismo y soldar a millares de
compatri~tas en una voluntad única. La función afirmada de la
forma coral de este teatro era "educar al hombre alemán en vista
de las reuniones de masa", "preparar la vía a lo que será la única
forma posible de un teatro popular [... ] : los batallones de la dis-
cíplina, del orden, de la obediencia, donde serán reclutados en lo
sucesivo tanto los poetas como los actores y los espectadores". 114
La declinación del teatro Thing a partir de 1935 coincide,
advierte Hildegard Brenner, con el momento en el que se hizo
casi imposible distinguirlo de las ceremonias y manifestaciones
de masa organizadas por el régimen en las calles y los estadios.
Pero hoy es difícil determinar cuáles fueron las representaciones
que sirvieron de modelos a las otras: las del Thing tenían, como
las ceremonias del partido, la misión de "llegar al lazo absoluto y
sin distinción del pueblo espectador y del pueblo actor". 115 Pues
todos tenían por una parte en sí mismos su propio fin - la Erleb-
nis (la experiencia vivida) de la Comunida d, borrando todos los
conflictos de clases y de generaciones que antes la dividían:
103
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• • y es o no es· un slo ga n?
•J . 116
Schneiaer. -e! 1
un a Erlebnts.
N o ·es
, ,
Au gu st: -
nc ia er a la de l m i~ ~ vi vi do en tanto realizado
Es ta ex pe rie
ge r, el au to r de Pa sz on alem_ana 1933, había for~
R ic ha rd Eu rin
ia s te sis so br e el te at ro Tiu~g: los elementos del
m ul ad o su s pr op ua , el aire, y 1a tierra, piedra,
bí an se r "e l fu eg o, el ag,,
, cu lo de , .
es pe ct a
la or b1 ta de l so l . N o se ria necesario "hacer
el ci el o es tre lla do y
ye nd a" , si no "h ac er de la vi da co tid ia na una leyenda"·
vi vi r la le
" m ar 1 a m ·
ito 1og '
1a co m o tema", sino "que I '
no se ría ne ce sa rio to í:
ia na de ve ng a m ito ". El an on im at o de los actores deb
vi da co tid
pu es to qu e se tra ta ba de l pueblo, y de su sacrificio.
se r la regla,
l Th in g es el cu lto de lo s m ue rto s. Los muertos por
"E l ob je to de
nt an , y de la s pi ed ra s el Es pí rit u eleva su grito. Es
la pa tr ia se le va de l Th in g" . 117
·q ue es ob je to
el cu lto , pe ro no el 'ar te ',
9 de no vi em br e: la Er le
bn is en pi nt ur a
>
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22. Paul LudwigTroost: Templos
de los héroes (Ehrentempe~, Munic 1935
h,
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res sangrantes" (Blutzeugen), el nacional-socialismo victorioso
daba, de modo retrospectivo, su propio sentido a las víctimas de
la guerra. Hitler .se apropiaba así de esos millones de muertos
a los cuales parecía decirles: "Und 1hr habt doch gesiegtt' ("¡Y a
pesar de to do h abe1s,. venc1'do.l") .
De todas las fiestas nacional-socialistas que ritmaban el tiem-
po de la nueva Alemania, la del 9 de noviembre era aquella cuya
sacralidad estaba más afianzada. Honrando los muertos sobre
el lugar mismo de su "sacrificio" (la Feldherrnhalle de Munich,
donde Hitler hizo erigir en 1933 una gran placa de bronce con
los nombres de los muertos), era nada menos que la fundación
de la Volksgemeinschfat lo que se conmemoraba. Era a esos "már-
tires del Movimiento" que Hitler había dedicado el primer vo-
lumen de Mein Kampf, cuyas primeras ediciones reproducían
sus retratos. Del acontecimiento de ese "sacrificio" provenía su
resolución de adueñarse del poder por la vía legal. La conme-
moración del acceso al poder el 30 de enero de 1933 no podía
ser entonces más que la de la resurrección de Alemania, como
lo clamaban, por otra parte, todos los discursos y todos los can-
tos. El entre-dos-Reich, ese Zwischenreich por el cual los nazis
designaban el período de Weimar, era entonces el tiempo de
la Pasión, el tiempo del combate (Kampzeit) contra el espíritu
del mal. Pero la ceremonia del 9 de noviembre conmerp.oraba
a la vez la muerte y la resurrección. Hans Jochen Gamm la ha
comparado muy justamente a un Juego de la Pasión, 119 donde
la. procesión del ritual cristiano era reemplazado por la marcha
solemne de los "viejos combatientes" del Movimiento, desde la
Bürgerbraukeller hasta la Feldherrnhalle. Más tarde, Klaus Von-
dung debía mostrar toda la complejidad del ritual y cómo a la
Pasión venía a añadirse la Resurrección. 120
Dedicando Mein Kampf a esos muertos, Hitler había escrito
que ellos habían caído "en la fiel creencia en la resurrección de su
pueblo" .121 Era esta resurrección que la ceremonia del 9 de no-
viembre debía significar, para atestiguar que la "fiel creencia" no
había sido en vano, que el sueño había devenido realidad. El ritual
que Hitler inauguró en 1935 y que permaneció inmutable hasta
107
h
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la guerra había sido posible debido al hecho de I fi
sobre
ª¡ naJ· 1
r,,- •• zaci 011 d
los dos templo s de los Héroes (Ehrent empeb
, b'd a l\.01.11gsp¡a e
edificios que él mismo h ab1a conce 1 o con el arq .
« l " d'fi d U1tecto l l'l,
Troost. Estos dos temp os , e i. ca os en honor de los ''d· t1dw·ig
1
mártires" estaban en efecto destmados' a recibir cada uno o ecls¿,is
'
sus sárcofagos de bronce {fig. 22}. As1 reestructurad I cho de
. o, a It0 .
platz podía transformarse en una gigantesca escena 111gs.
· bo1·izaban el pue61o resucitadopara los lnl.
llares de extras que sim y redi111 I·d
A la Bürgerbraukeller, como d urante cada discurso pr o,
' ante Ios «anciano
. I anunciad
s" , H'It er recuerda la h' . o
en esta ocasion istor1a h
. .
roica del partido: esta histona era ahora devenida "leyend 11 e-
era una leyenda que ellos habían "vivido" juntos. ª 'Pero
Los dieciséis mártires debían en el presente entr «
inmortalidad alemana": puesto que ellos habían solamearn~~~ en la
/ ,
sentido el Reich, pero no habian podido verlo, era necesa no .
que
hoy fuese el Reich quien los vea. Hitler, que se había indi' d
. . gna 0
en Mein Kampfporque el gobierno nac10nal hubiera rechazad 0
una sepultura comun ' de esos "h'eroes", hizo · exhumar y exponer
sus cuerpos en la Feldherrnhalle el 8 de noviembre. Tarde en la
noche, acudió allí en un auto descapotable, pasando lentamen-
te por la puerta de la Victoria, atravesando las antorchas, las
banderas y la multitud reunida. Hitler subió, solo, los pelda-
ños tapizados de rojo que separaban a esta multitud del recinto
sagrado. Se recogió largamente ante cada uno de los féretros
alineados sobre un fondo tendido de tejido pardo. Los pilones
hinchados en lo alto de los dieciséis catafalcos, así como las teas
de las unidades S.A. y S.S. y el humo que se escapaba, se agrega-
ban también a la evidente solemnidad del momento y del lugar.
Dos de los autores entre los más productivos que Goebbels te-
nía a su servicio estaban encargados de dar su sentido a la litur-
gia. Uno y otro identificaban los escalones de la Feldherrnhalle
a un altar sagrado que, por la sangre de los muertos, abría la
vía a la eternidad. La gloria que irradiaban dispensaba su luz al
pueblo reunido. Herberr Bohme había escrito una Cantata del
9 de noviembre:
108
◄
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Por vuestra muerte la tierra llegaba a su fin,
Con vuestra gloria comienza nuestra vida.
[... ]
Führer, haz un paso ahora fuera del hall de la gloria,
que se separen de ti las sombras de la noche,
donde tú sostenías la antorcha en los escalones de la muerte:
Lleva al encuentro con nosotros la fe luminosa,
para que las piedras tiemblen ante el poder de tu paso.VIII
VIII "Die Erde war mit eurem Tod zu Ende,/ mit eurem Ruhm fangt unser Leben anl
[... }Führer, schreite nun der Helle des Ruhmsl losten sich von dir die Schatten der
Nacht,/ da du die Fackel hielst an den Stufen des Todes;I Trage den Glauben tms zum
Lichte varan,/ dass die Steine erzittern von der Gewalt deines Schrittes" (Gesange un-
ter der Fahne. Vier Kantaten, Munich, 1935, p. 44 y 48, citado por K. Vondung,
Magie und Manipulation, p. 156 y 161)".
109
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que esta primera resurrección fue se~u~d~ de una se~unda, dolld
la piedra esta vez debía guardar la eteimdad del Re1ch. e
'· despue,s d"l 9 de ,,noviembre, la "proc. esión tradi· , 11al''
El d1c1 e . . .. , c10
de los "viejos combatientes , ataviados con sus atuen dos de 19 2
igti· I ) 3
(una t1en· d a especia • gado de hacerlos ·1 es , v0¡_
· l se 11abía• enc·1r
II
. , ··co,, de la cervecería hasta
, al "lugar. l11stot1
v1a I la Feldherrnl1a e
. , l · gtiido en 1923,. 1asta el lt1gar. donde'
recornendo as1 e cammo se , . . .
, ca1'do las vi'cti'mas · All1 d1ec1sé1s canonazos retuinb aron•
h ab1an
• . "11 ado de los nombres,,.' Hitler· eIepositó .,
luego de un pnmer am,
Con los at·au.,
una corona al pl
·e de la gran placa conm . emorativa.
des , el corre1·0 se puso en marcha hacia el templ ,. o de los Héroes.
1;,º
Hitler caminaba a la cabeza con un peque grupo de fieles /fig.
la "bandera de la sangre (Blutfahne) recogida
23¡, precedido por
durante ese día sangriento de 1923. (Desde el segundo congreso
del partido, en 1926, esta reliquia tenía, decía, la virtud de trans-
mitir fuerzas nuevas por simple cont_acto. Pero ella no se había
mostrado públicamente cada año sino sólo en dos ocasiones.)
Luecro venía la orden de la Sangre que reunía a los sobrevivientes
b
del pursch fallido, seguido por último de la masa de miembros
del partido. El recorrido estaba jalonado de doscientos cuarenta
altos pilones envueltos en paño rojo, coronados de vasos donde
ardía la llama del recuerdo. Los nomb res de los muertos y heri-
dos del Movimiento eran recitados a medida que progresaba el
lento avance, mientras que los altop arlantes difundían los cantos
del partido y el canto nacional. Llegado a la Konigsplatz, el cor-
tejo depositó los ataúdes ante los dos templos. Goebbels proce-
dió a hacer un "último llamado" que había tomado del ritual de
los fascistas italianos: los nombres de cada uno de los "dieciséis
mártires" fueron proferidos uno tras otro, seguidos cada uno de
un: "¡Presente!" lanzado por el coro de las Juventudes hitlerianas.
Luego los ataúdes bajados al corazón de los templos, expuestos
a cielo abierto como lo quería Hitler {fig. 24}. "Para nosotros,
decía, ellos no están muertos. Estos templos no son sepulturas,
sino una Guardia eterna (eine Ewige Wach e). Ellos están allí para
Alemania Y velan (wachen) por nuestro pueblo. Reposan aq1,il
como los verdaderos mártires de nuestro movimiento.,, Si habta
110
◄
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23. La "procesión tradicional" sobre la Marienplatz de Munich, 9 de no-
viembre de 1936 (foto de H. Hoffmann).
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24. Paul Ludwig Troost: "En /,os temp/,os de /,os Héroes nórdicos de la Guardia etema';
Munich, 1935.
25P ·chl~
· aul Ludwig Troosc: La "Guardia eterna" (Die "Ewíge Wache"), Muru '
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p
i13
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d .. ,
que lleva hasta ht victoria al combate de la' ec1s1011 e0
.
iento. La grandeza' espi.ritua ntra la
disgregación y el hundim. ' l e . ,
. ¡. tern1z.1.
da en la piedra expand1ra de nuevo , en el tná, S eJano O
al espíritu heroico de su creador sobre todo
el Pue bl _pt2Grvenir,
0
v 1 c.
En 1938, \Xlerner Rittich subrayaba de nue 0 a r1un ·, d
· mplan'd ad , apropi·a d a para d'b · r eI futuro de 1 cion e
1 UJa
e.1e
Cº~unJ.
con el d: 1
dad; pero el cuerpo del mártir, identificado
arnarse ª piedra,
lla1naba casi explícitamente al pueblo a enc ' a su ve
zen
la piedra:
movimiento
Así se afirmaba la circularidad perfecta de este
la aucoformación (die
de formación, pensado en efecto como
etua resurrección
Selbstgestaltung) del pueblo alemán por su perp
uno para la salvación
en la piedra, gracias al sacrificio de cada
te provenía de la pie-
de todos. La vida de la Co mu nid ad presen
unidad futura. La
dra; ella retornaba allí para que viva la Com
rol simétrico al de la
figura del Füh rer tenía en ese círculo un
como el Salvador de
arquitectura, eterno sobreviviente, emergía
pueblo a salvarse a sí
las "sombras de la noche" para educar a su
como lo decía sin ro-
mismo. Era a la vez el mediador y el fin,
entud hitleriana: "¡Mi
deos el último verso de un canto de la Juv
Führer, tú solo eres el camino y la meta!"
128
Parsifal, que Wag_ner
, nunca estaba lejos:
había acabado con estas palabras del coro
ser!' ("¡Milagro de
"Hiichsten Heiles Wunder/1 Erlósung dem Erlo
r!").
la salvación suprema!/ ¡Redención al Redento
del mo~~dn·
A fin de que nadie pudiera escapar .a la bErlebnis nsrn1c1 a
. re era retra . de
to sagrado, la ceremoma del 9 de nov1em
públicos de radJO
en directo por el conjunto de los puestos
114
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Alemania. Pero era necesario a continuación prolongar la Er-
lebnis -seguramente una de las palabras maestras del régimen-
en el tiempo y en el espacio, extender su in1perio a todos: los
noticiosos cinematográficos y las fotografías de prensa desem-
peñaban aquí su rol, mientras que los cantos y poemas de la
ceremonia eran difundidas por innu1nerables folletos antes de
aparecer en los libros escolares.
Sin embargo, una vez pasado el tiempo de la difusión de las
imágenes filmadas, sólo permanecían las fotografías cuyo valor
. de actualidad, tan esencial a la Erlebnis, se borraba rápido. «Toda
fotografía es un certificado de presencia", escribía Roland Bar-
thes, pero "ella no tiene futuro" y finalmente "produce la muerte
queriendo conservar la vidl' . 129 En el aparato nazi de produc-
ción de imágenes, era más la pintura la que ocupaba ese rol de
conservar la vida. Mentras que el valor de la imagen fotográfi-
ca permanecía ligado a la actualidad de la Erlebnis, agregándole
sólo una débil extensión temporal, la pintura, por el contrario,
tenía el encargo de reaccualizar constantemente la Erlebnis, y de
conferirle el valor de eternidad del cual era portadora.
En 1942, Paul Herrmann pintaba dos obras que debían fi-
gurar en la Gran Exposición de arte alemán de Munich. Titu-
ladas Und 1hr habt doch gesiegt (fig. 26} y Die Fahne, cada una
reproducía una célebre fotografía de la ceremonia tomada por
Henrich Hoffmann, el fotógrafo y amigo de Hitler. Era con
Hoffmann que Hitler había seleccionado las obras que figura-
ban en la primera Gran Exposición de 1937; luego Hoffmann
solo hizo la selección. Si él tenía la confianza más absoluta del
Führer, es porque era simultáneamente el ojo y el espejo, que
estaba totalmente adherido a la Weltanschauung. La fotografía
en la cual se inspiraba Die Fahne permanecía tanto mejor ins-
cripta en las memorias cuanto que había sido la cobertura del
Illus_trierter Beobachter del 11 de noviembre de 1937 [fig. 27}.
La pintura había modificado pocos elementos .de su modelo:
en el campo superior, un _pendón y los cables aéreos del tranvía
estaban eliminados. Los rieles estaban no suprimidos sino vuel-
tos a hacer, dibujando así una perspectiva axial más imponente
115
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26. Paul Herrmann: Y a pesar de todo habéis vencido {Und 1hr habt doch gesiegt)
(óleo sobre tela), 1942.
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. •ble en las obras de arte[ ... ]. Dando una determinación ima-
v1s1
ginada a la voluntad indeterminada [del pueblo], el artista crea
los valores de Erlebnis y los contenidos de representación que
labran al pueblo en una Comunidad de visiones ( Gemeinschaft
der Anschauungen), puesto que ellas son creadas a partir de las
132
fuerzas y de los deseos del pueblo.
119
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