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El alma nunca piensa sin imagen. Sólo los ojos son capaces aún de dar un grito.
La dimensión espacial está acompañada de una dimensión cosal que condena cualquier retrato,
cualquier paisaje al estatus de naturaleza muerta en tiempos de guerra. Por ello el ABC de la
Guerra concluye con un catálogo absurdo de objetos: paraguas, muletas, rueda gastada, etc.
Cualquier objeto puede tema de poesía. En nuestros tiempos, las inhibiciones morales ahogan la
poesía de los objetos.
Épica
La forma épico – epigramática – actúa como principio heurístico y modo de observación histórica,
es una heurística del montaje. No se trata de seguir los acontecimientos de la guerra en forma
cronológica, sino de mostrar la red de relaciones que se esconde tras ellos. En la forma dramática
los acontecimientos se suceden linealmente, el montaje épico revela las discontinuidades que
operan dentro de todo acontecimiento histórico. El teatro épico no reproduce estados de cosas
sino que los descubre por interrupción de los desarrollos. La acción no avanza, sino que es
retrasada, interrumpida, encuadrada, suspendida. Si avanza lo hace a golpes, su forma es la del
choque (Benjamin).
La forma épica también toma posición en la historia porque articula una tradición antigua con las
recientes técnicas de montaje cinematográfico, radiofónico y teatral.
Tomar posición en la heurística brechtiana equivale a tomar consciencia. El montaje épico creo un
montaje de historicidad inmanente, cuyos elementos sacados de lo real, inducen por su puesta
formal un efecto de conocimiento nuevo que no se halla ni en la intemporal ficción ni en la
factualidad cronológica de los hechos de la realidad. Muestra el carácter no ideal de la historia, su
impureza innata, su incompletud, su carácter contradictorio, lacunario, conflictual.
La unidad del personaje nace de la manera en que sus diferentes rasgos entran en contradicción.
Distanciamiento
Extrañeza
Ser extranjero: los grandes textos de Brecht sobre el distanciamiento datan de los años de exilio. El
extranjero y la extrañeza tiene por efecto arrojar una duda sobre toda realidad familiar, trata de
recomponer la imaginación de otras relaciones posibles en esta misma realidad. Distanciar es
también esto, hacer que cualquier cosa aparezca como extraña, extranjera, y luego sacar de ello
un campo de posibilidades inauditas.
El distanciamiento se encuentra en el principio del formalismo ruso. En tanto materialista, esta
teoría atacaba toda la literatura simbolista rusa, y le oponía una disposición de las cosas más
concreta. Se trataba de atacar cualquier tradición que hiciera del arte una imagen eterna del
mundo, una manera de asumir una posición histórica ante las cosas. El trabajo del poeta moderno
consiste más en la disposición de las imágenes que en la creación.
Según a la nueva disposición del montaje se propone una imagen crítica en la que todo se
dispersa, se rompe, se quiebra para que pueda aparecer el espacio entre las cosas, su fondo
común, la relación inadvertida que las adjunta, aunque sea esa relación de distancia, de crueldad,
de sinsentido. Ejemplo de fotomontaje en el que se ve al papa, al mariscal y a un osario nazi en
Rusia, en éste el efecto de dispersión debe pensarse bajo la perspectiva de una coincidencia cruel,
estos tres acontecimientos separados en el espacio son contemporáneos en el tiempo. No se
puede decir que estas imágenes no tienen nada que ver, en el seno de esta dispersión los gestos
humanos se miran, se confrontan o se contestan mutuamente.
El detalle: es revelado en las fotografías y es el lugar mismo del significado, en cada detalle se
pueden admirar las rupturas de continuidad.
Brecht, Einsenstein y Diderot: tienen en común el valor significativo y propedéutico del cuadro
clásico. Reinaría la obsesión por el instante perfecto, concreto, abstracto, lo que Lessing denomina
el instante apremiante en los que se puede leer toda una situación social. Según Barthes, se
vuelven antimodernos al ser un arte militante que no puede ser más que representativo,
significativo y legible.
Pero, el distanciamiento brechtiano es un proceso fundamental para dividir el sujeto y romper la
unidad de representación, que es una característica del modernismo. Contra la estetización de la
política y la identificación teatral fascista Brecht politiza el arte por medio del distanciamiento.
No se puede establecer una clara división de cualidades entre el montaje Brechtiano y el
Einsensteniano, ya que hay montajes patéticos en Brecht y efectos de distanciamiento en
Einsenstein.
Montaje
El montaje muestra y expone disponiendo no las cosas mismas sino sus diferencias, sus choques,
sus conflictos. Primero se desorganiza el orden de aparición de las cosas (dysponer), el arte
moderno descompone el orden de las cosas, se muestra por dislocación. Luego por recomposición
del todo. El montaje hace surgir y adjunta formas heterogéneas ignorando todo orden de
grandeza, toda jerarquía, proyectando esas formas en el mismo plano de proximidad. Se trata de
un trabajo arqueológico destinado a levantar ese inconsciente de la vista (idea tomada de Bloch
para hablar del dadaísmo y surrealismo). El montaje de heterogeneidades existe con una
INTERPRETACIÓN de las relaciones subyacentes. Ya no se sitúa al espectador en ese lugar
confortable en medio de los acontecimientos y se le priva de ese personaje individual con el que
podía identificarse.
Dialéctica
Dysponer las cosas sería una manera de comprenderlas dialécticamente. Dialéctica, en el antiguo
griego, significa controvertir, introducir una diferencia en el discurso. La dialéctica es la única
oportunidad para orientarse en el pensamiento confrontando diferentes puntos de vista sobre una
misma cuestión. Brecht pensó la filosofía como teatro, como teatro dialéctico, de donde de toda
confrontación se eleva una verdad. El artista, más que inventar hermosas formas, debe combatir
conceptos y sustituirlos con otros. Louis Althuser concluyó que Brecht transforma el teatro como
Marx la filosofía, es decir, introduciendo la política en el pensamiento del arte como Marx lo había
hecho en el pensamiento histórico. La dialéctica desempeña es el instrumento fundamental. El
tiempo teatral brechtiano es CRÓNICO más que dramático, es un tiempo que no disocia nuca el
principio de su fin, los procesos nunca están acabados.
La dialéctica no es sólo una cuestión de método: hace falta valor para escribir la verdad,
inteligencia para considerar las situaciones más fecundas, discernimiento para saber a quién
confiar la verdad, astucia para difundirla y finalmente arte de hacerla manejable como un arma. Se
puede mostrar que el destino del hombre viene preparado por otros hombres.
Althuser observó que en el teatro de Brecht el devenir existía no existía sin el contra-motivo de un
perpetuo suspense ya a nivel del drama o a nivel de la crónica. Las interrupciones, los contrastes,
los anacronismos del proceso como evolución de un motivo hacia su “verdad”. Ahí donde el
filósofo neo-hegeliano construye argumentos para plantear la verdad, el artista del montaje
fabrica heterogeneidades para dys-poner la verdad en un orden que no es el de las razones sino el
de las correspondencias (Baudelaire), de los desgarros o de las atracciones. Se trata de exponer la
verdad desorganizando y no explicando las cosas.
Desorden
Lyotard: No se puede aprender de Brecht algo que se parezca a un saber constituido, a un conjunto de
reglas que formen un sistema. La verdad es concreta, es decir, singular, parcial, incompleta,
Saber
pasajera como una estrella fugaz. Una sensación de desorden sería el paso obligado de toda
local
dialéctica de montaje. Esto obliga a detectar el conflicto en todos los procesos, instituciones y
conceptos. El desorden es introducido como dialéctica, como violencia dialéctica, violencia contra
las reglas establecidas para erigir la verdad donde no se la esperaba. El desorden es transgresor.
Descompone lo previsible por la razón. Desmonta el orden espacial y temporal de las cosas. Surge
una verdad fuera del tiempo lineal en el desmontaje-remontaje que asocia las imágenes a partir
de un alejamiento geográfico y también fuera del tiempo de su cronología de acontecimientos.
La mejor escuela dialéctica es la emigración, los dialécticos más agudos son los refugiados, ellos
calculan cuanto ha costado la victoria (el humor rizado con la dialéctica).
Sobredeterminación el montaje de gestos:
-documental, los gestos se han encontrado en la realidad.
-está reencuadrado.
-está desplazado, rompe con su interrupción la acción y la cronología.
-es suspensivo, retardado.
En Hegel el desarrollo del tiempo no es la madre de la dialéctica, sino su médium en el que ésta se
presenta. En el teatro épico el desarrollo contradictorio de las declaraciones o de los
comportamientos no es la madre de la dialéctica, es el gesto mismo el que lo es. El estado de las
cosas que descubre el teatro épico es la dialéctica detenida.
Los libros de historia y las obras de teatro señalan pocos motivos para las acciones de los
personajes. Hay que descubrir haces de motivos, no un único motivo, en los que se presentan
contradicciones de las que depende el carácter transformable del mundo.